Revista

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Editorial: ¿Para qué una Revista del CEHUM? ¿Hay alguna tarea humana más fundamental que la de la comunicación? Sí, y diría que sólo una: la de la expresión. En el caso de ésta revista, la expresión de un pensamiento revolucionario, en el sentido más originario del término: Transformar la experiencia (social, histórica, política, cultural) que tenemos del lugar dónde nos formamos diariamente y participamos como sujetos activos; la universidad. Este espacio tiene como fin propulsar ésa experiencia, ya que sin ella, no hay realmente qué comunicar. No es nuestro fin hacer un material de carácter informativo-institucional, sino instituyente, crítico y colectivo. Entre algunas funciones de esta revista, se encuentran: 1

1. Crear un vínculo extraacadémico entre los estudiantes que a la vez aporte

herramientas para la vida académica (entrevistas a graduados y docentes, difusión de jornadas, congresos y grupos de estudio, reseñas, publicación de reseñas y artículos, etc.)

2.

Dar a conocer y amplificar la lucha por las tareas que el Centro de Estudiantes, recientemente reactivado, se propone llevar a cabo. (informe mensual sobre el estado de nuestras reivindicaciones, análisis de la situación política de la universidad y en particular la de nuestra escuela, contextualización de las luchas populares en su conjunto -obreras, docentes y estudiantiles- y nuestro posicionamiento al respecto: comunicados, resoluciones, adhesiones, convocatorias etc.)

3. Crear un espacio de difusión y expresión estudiantil (de actividades artísticas,

reseñas de películas/espectáculos/libros, etc., fiestas, cartas, crónicas, etc.)

Pero: ¿Para qué un Centro de Estudiantes y para qué su revista? El centro de estudiantes es nuestra herramienta de organización gremial, no un organismo meramente representacional, como lo es hoy el consejo de escuela –que se reúne escasamente, y cuando lo hace, no lo hace público- y el consejo superior –donde nuestro nivel de intervención es casi nulo, debido, entre otras cosas, al reducido número de representación estudiantil que poseemos y a la falta de compromiso de ésos pocos consejeros.


Todos participamos activamente del Centro en asambleas y reuniones de secretaría, dado que son abiertas. De ahí que todavía esté pendiente, en primer lugar, construir la identidad de nuestro Centro de Estudiantes, qué presencia cotidiana, qué lugar de referencia, se forja dentro de la vida universitaria. Esta revista, creemos, contribuirá a ello. En segundo lugar esta revista tiene el propósito, casi la misión, de quebrar la lógica discrecional con la que se maneja las comunicaciones institucionales en UNSAM. Las actividades –sobre todo las de carácter político- se avisan con pocos días de anticipación y por lo general se realizan a puerta cerrada (recuérdese la “visita” de la CONEAU, y el debate de candidatos de Octubre); no se publican todas las resoluciones de consejo superior ni es posible acceder a los proyectos que presentan los consejeros estudiantiles, ya que hasta ahora, jamás los han dado a conocer, más que a las autoridades. Una parte importante de 2 esta revista, estará, en cambio, destinada a difundir y caracterizar las decisiones que se toman en nuestros órganos de “representación” estudiantil y en la denuncia de prácticas discrecionales y antidemocráticas como las que hemos mencionado. Por otro lado, como hemos dicho más arriba, la experiencia revolucionaria que queremos promover con esta revista, no es sólo política, sino también cultural y social ya que ataña a todos los ámbitos donde es posible “hacer otra experiencia” de la universidad. De ahí que se invite a los estudiantes a difundir sus propios artículos y notas de opinión, teniendo también el espacio de difundir sus propias actividades artísticas, estudiantiles, comunitarias, o de la índole que fuera. Pero si queremos dar un debate profundo sobre la defensa de la educación pública, la orientación de nuestros planes de estudio, la crisis presupuestaria de las universidades, la precarización del trabajo docente –realidades ineludibles de nuestra agenda de problemas-, es preciso comprenderlas en su engranaje político. Leyes como la Ley de Educación Superior, o entidades como la CONEAU, no surgieron de la pura nada. Son la consecuencia de una política oficial y una orientación social determinada, en términos muy generales: capitalista. ¿Qué hacer con éstas políticas que perjudican nuestras carreras, devalúan nuestros títulos y esquilman la labor docente si son las mismas autoridades universitarias las que les dan vía libre? Construyendo una nueva. Independiente, pero no aislada. Atenta e inquisidora de lo que sucede a nivel institucional, pero de organización de base. Democrática y participativa, pero con un objetivo inamovible: hacer oír la voz de los estudiantes.


La “caja negra” de la UNSAM y los ladrones de guante blanco. En materia educativa, cualquier implicancia que nos pueda afectar a los estudiantes o cualquier información que no sea transparente invita a abrir el debate sobre qué sucede en las direcciones de una universidad. Vamos a empezar por un caso conocido, pero que quizás pocos conocen: En el caso de Universidad Nacional de Quilmes (UNQ) en una nota del diario Página 12, 2004 se menciona que la Sindicatura General de la Nación (SIGEN) encontró irregularidades en dicha universidad, en la que existiría la malversación de fondos de $3.8millones. Sucede 3 a través de un convenio con Proyacht Quilmes SA, una empresa privada de producción que y venta de embarcaciones en un astillero, la UNQ brindaba mediante la carrera de Arquitectura Naval estudiantes pasantes a la empresa y que luego obtenían puestos fijos en la misma. De por sí, la UNQ ya poseía un astillero ubicado en instalaciones que pertenecieron a YPF en Florencio Varela, con el objetivo de diseñar, construir y comercializar veleros deportivos y cruceros. Pero al ser halladas estas irregularidades en el año 2003, lo que se resolvió fue suspender la producción y venta de esas embarcaciones y desde entonces, el astillero se usa “con fines académicos”. Se podría concluir que es un error y una injusticia que una universidad sirva como caja negra de un negocio y también lo es que sus responsables sigan ejerciendo sus cargos. Por tanto, los estudiantes deberían contar con los balances abiertos de los convenios universitarios para poder comprender cómo puede existir la capacidad de implementar hectáreas, construir edificios para las demás escuelas, y que ninguna de estas medidas nos beneficie como estudiantes de Humanidades. Lo cual se refleja en la falta de aulas y oferta horaria. Ahora bien, quiénes están implicados en este caso, fueron exonerados de sus cargos el 6 de Diciembre de 2006 por los dos tercios del Cuerpo Colegiado de la UNQ . Ellos son el rector Julio Villar, los vicerrectores Mario Greco y Julián Echave, el secretario administrativo Carlos Greco y el director adminsitrativo Marcelo Martinez.1 ¿Qué tienen que ver con la UNSAM? Mario Greco y Carlos Greco son hermanos, actualmente trabajan en la Universidad Nacional de San Martin. El primero, es secretario administrativo de la UNSAM y consejero docente titular. El segundo, es titular de cátedra de “Estado y Sociedad Argentina” (dictadas en las tecnicaturas de Tecnología Ferroviaria y de Administración y Gestión Ferroviaria de la EEYN-UNSAM). Es además profesor de Economía en la carrera de Ciencias de la Educación y director de Lectura Mundi 1 Consultar

Expediente 827 – 0585/03 de la Auditoria General de la Nación para más información)


(organismo cuyo análisis que merece una nota entera al respecto, ya que es uno de los programas más exitosos y de mayor recaudación de la UNSAM, con sus propios empleados y proyectos de investigación –muy bien pagos-. Este organismo es autónomo, no está bajo el control de ninguna unidad académica. Sin embargo, recibe dinero de la universidad y tiene bajo su dependencia la biblioteca central Unsam2) Impulsar una denuncia y explicación a las autoridades para evitar o frenar cualquier falta grave en perjuicio de la Administración Pública. Y repensar qué deben hacer los estudiantes ante esto, es el primer paso para defender la educación pública.

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2 Fuente:

http://www.unsam.edu.ar/lecturamundi/sitio/


Ciclo de entrevistas a graduados La idea de este espacio es establecer un vínculo entre estudiantes y graduados, transmitiendo su experiencia personal y académica. Por Melina Alexia Varnavoglou

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Maximiliano Cladakis es licenciado en Filosofía y becario CONICET. Le gusta el heavy metal, los comics y el animé. Dice que Batman es su superhéroe favorito. Odia levantarse temprano por la mañana, pues como Hegel dijo: “el búho de Minerva levanta vuelo al atardecer”.

Yanina Benitez nació en Tilcara. Es profesora de Filosofía y hace dos meses, también, Licenciada: Al grito de “Sin la CONEAU sí se puede”, desfiló por los pasillos de la universidad bañada en harina y huevos. En la UNSAM también es conocida por su bicicleta “La Rocinante”. No saben lo bien que baila la chacarera.

¿Qué está haciendo cada uno hoy? ¿Dirían que se dio una continuación o más bien una ruptura con la manera con la que ya venían trabajando antes de recibirse? M.: En mi caso fue una continuación. Me recibo en agosto de 2009. Hago la defensa de tesis. Me presento para la beca CONICET el mismo año. En diciembre me sale, por lo tanto comencé un doctorado, y fue una continuación del o que estaba haciendo: continué trabajando los mismos autores que son Sartre y Merleau-Ponty, profundizando en cuestiones que quizás aparecían de manera lateral en mi tesis de licenciatura, cursé los seminarios que tenía que cursar acá en UNSAM, estuve trabajando en la tesis, participando de congresos, jornadas y publicando artículos para algunas revistas extranjeras. Seguí trabajando siempre en la misma línea con Graciela Ralón, el primer cuatrimestre en “Filosofía de la Cultura” y el segundo cuatrimestre en el seminario de Fenomenología. Y.: En mi caso se generó una continuidad. Yo hace cinco años que participo en proyectos de Investigación, en la cátedra de Griego, con Ángel Castello. Entonces desde ese momento tuve la posibilidad de ampliar mis perspectivas con respecto a lo que quería trabajar y con respecto a lo significativo que significaba para mí el abordaje filosófico, no sólo desde lo


personal, sino del compromiso social que yo llevo a cabo y lo que implica el conocimiento en ese sentido. Lo que me permitieron estos proyectos de investigación fue la oportunidad de participar de muchísimos congresos, ampliarme hacia otros lugares, el hecho de empezar a trabajar con otro rigor dentro de lo que es la investigación. He participado de 15 momentos desde ese momento hasta ahora. También publique artículos en una revista de los compañeros de la universidad de General Sarmiento. Pero terminé hace poco, con lo cual, frente a un sistema que, en términos de investigación tiene sus restricciones realmente económicas, es muy difícil la perspectiva hoy para un estudiante que se está recibiendo, porque es realmente muy complicado el ingreso a determinadas áreas de investigación. Por diversas cuestiones –influyen muchos factores-. Eso compromete el desarrollo de la carrera. No obstante, este año comencé a trabajar también en terciarios, sigo teniendo en mente proyectos para presentar en jornadas o en congresos para el año que viene. Comencé este 6 cuatrimestre un seminario doctoral, que si bien todavía no estoy inscripta, se me reconocería. ¿Cómo se insertaron en la vida académica? ¿Cómo fue empezar a dar clases? ¿Cómo se generan los vínculos con otros ámbitos académicos? La vida académica, empieza cuando empieza en la academia. Sin embargo, en el área de investigación yo vengo trabajando desde el año 2005 con Graciela Ralón en un proyecto de investigación sobre fenomenología. De ahí surge mi proyecto de tesis de licenciatura y también mi primera ayudantía para la materia “Filosofía de la cultura”, en la cual sigo desempeñándome hoy. A partir de esa elección por una de las ramas de la filosofía, en este caso la fenomenología, más específicamente la fenomenología francesa, se abrieron posibilidades para participar de congresos, de publicar en revistas, y para establecer vínculos con otras universidades, con la UBA, por ejemplo. Quizás la cuestión más importante fue elegir un tema. En los primeros años quizás no lo tenía tan claro, pero citando a Simone de Bevoir “la fuerza de las cosas me fue llevando hacia la fenomenología francesa”, en algún momento igualmente quizás estaba más compenetrado con Heidegger, después llego Sartre. Eso hizo que me fuera construyendo hacia un lugar de la filosofía, casi de manera natural. En cuanto a la docencia, la primer clase que di fue como ayudante de segunda, antes de estar recibido, en un seminario sobre Merleau Ponty a partir del cual, justamente, comienzo a definir la tesis. Yo ya venía trabajando con ella en un proyecto de investigación, tratando de armar un proyecto de tesis que en principio abarcaba Heidegger, Sarte y Merleau-Ponty, del cual termino trabajando solo Sartre y Merleau Ponty, solamente. Y ese seminario, que fue mi primera experiencia, también fue una articulación de lo que trabajo, es decir del abordaje desde lo filosófico, lo histórico y lo político. Y.: En mi caso yo hice un profesorado antes de iniciar la licenciatura. Por lo tanto cuando ingresé a la universidad ya venía con un trabajo hecho con adolescentes, con niños, dando clases de apoyo en zonas marginales. Y los primeros trabajos que conseguí, también, fueron en zonas empobrecidas y con muchas carencias, por lo que creo que esas experiencias que


venia viviendo junto con la búsqueda personal, por sobre todo, de definición y de afirmación ideológica, estaban marcando la necesidad de establecer un lazo positivo respecto a mis compromisos, asi como también respecto a la docencia y con lo que quería seguir estudiando. Para mí fue clave, en la universidad, cursar con Néstor Cordero. Se dio algo muy interesante entre Cordero y Bauzá, respecto de algunas temáticas de la tragedia que trabajé con Victoria Juliá. Junto a otras personas que también marcaron mi carrera, como Silvia Magnavacca. Digo que “marcaron mi carrera” no solo por lo que hace al hecho del conocimiento y la producción de la filosofía, sino por perspectivas humanistas que llevan adelante, teniendo en cuenta lo difícil lo que es. Mi perspectiva fue la de buscar las claves que nos permitan seguir pensando hechos y fenómenos contemporáneos. Hice todo lo que pude para conciliarlas pero también respecto de 7 la actividad estudiantil, independientemente de todas las diferencias ideológicas que existen – y que, de hecho, que creo tienen que empezar a darse-, pero sí, siempre mi perspectiva fue la de la vincular esas posiciones o de abrir el diálogo al respecto. Como estudiantes ¿qué cosas le parecerían que habría que modificar en los planes de estudios o qué autores habría que incluir en los programas? Recuerdo por ejemplo que Maxi fue el primero en incluir a Marx en una cursada (la de Filosofía de la Cultura) ¿Cómo los estudiantes podemos empezar plantear la discusión sobre qué queremos estudiar? M.: Mi experiencia como estudiantes no fue muy sobresaltada. Pude hacer la carrera en un plazo razonable, incluso desde un ámbito laboral recibo una beca durante los 3 años, cuando estoy cursando la ultima parte de la carrera estoy trabajando en la biblioteca de la universidad. Con respecto al tema de los autores, es cierto que hay autores que no se ven, pero habría que ver si es un problema local o es un problema a nivel global. Yo trabajo Sartre y no se lo suele ver en ningún lado. Existen las modas filosóficas. También ¿dónde se ve Marx? Creo que es algo que excede lo ideológico. En Sociales sí se da Marx, estuve presentando dos ponencias en las jornadas del Gino Germani. Pero en la carrera de Filosofia de la UBA no se lo da, por ejemplo. Y si se lo da hay que ver desde dónde. Una cosa es ver a Marx desde posiciones hegemónicas, y no en el mal sentido de la palabra, como pudo ser en algún momento la de Althusser, y otra es verlo desde la perspectiva de Luckács, por ejemplo. Y eso es quizás difícil de articular respecto de las ofertas académicas, con respecto no solo a autores sino a corrientes filosóficas, que obviamente tienen como correspondencia la disciplina del cuerpo de profesores junto con la demanda de los alumnos. Después a nivel global acontece que hay modas. Si hay un autor olvidado es Sartre. Y.: Yo creo que son varios los factores que confluyen. Si bien vi siempre que hay cosas por mejorar, nunca me pareció un programa que fuera débil en algún punto el de UNSAM. De ahí que también sentara mis críticas respecto de un cambio de plan de estudios inconsulto.


Pero creo, también, que en hechos que se pueden tomar como critica en lo que hace al desarrollo académico en filosofía y en general también, eso tiene que ver con factores que exceden a la propia universidad. Y me refiero a lógicas mercantilistas del conocimiento de la producción del conocimiento, de las restricciones económicas que tienen muchos investigadores. A mí me ha pasado estar con becas pero en el momento en que la beca se acaba y no hay cupo para renovarla, porque siempre es un vaivén el hecho de que haya o no caja para becas o las posibilidades disminuyen o se acrecientan y dependés del momento que te toca. También el estar con una beca y que ese dinero se caiga, y después ver como uno resuelve su problema económico que implica los tiempos laborales, los cuales no son bondadosos con los tiempos de estudio, más si uno ya se está dedicando a la investigación, y encima tratar de conciliarlos con os tiempos de la vida personal, dificultan la situación. Muchos investigadores se sienten agentes burocráticos llenando papeles o porque pierden 8 muchísimo tiempo en tramites o el problema de que se le caigan las becas y quedarse sin ingreso, creo que son problemas que ingresan también en la universidad y empiezan a generar lógicas como la competencia descarnada, las obsecuencias, con hacer concesiones todo el tiempo. Esto modifica de un modo u otro la producción académica y asimismo el conocimiento que se imparte en las clases. En filosofía uno quizás tiene la chance de gambetear un poco esta situación, pero en áreas como ciencia y tecnología, es claro lo que va ocurriendo respecto a los convenios y demás, y después es cierto esto que dice Maxi: Hay modas filosóficas, te das cuenta que hay autores que son nucleares no se dan en la carrera, ni si quiera por encima. Es el caso de Sartre y por supuesto de Marx. Parece trivial pero no lo es, pero la producción la serie de algunos filósofos contemporáneos queda no en el olvido, pero quedan en un territorio que el estudiante tiene que ir a buscar por fuera de la vida académica. M.: hay un problema que tiene la filosofía y es que son 2500 años de historia, y cuyo desarrollo a nivel cronológico histórico es exponencial. Hay mas filósofos contemporáneos quizás que antiguos Por eso siempre algo va a quedar afuera. Entonces es inevitable hacer un recorte, sino, sería casi infinita, dado que ya es una de las carreras más largas. Y.: pero el problema ahí es con qué herramientas cuenta el estudiante para poder advertir las diferentes líneas. Porque es cierto que es inevitable hacer un recorte pero si bien son menos los autores que hay en la antigüedad, sigue quedando parte de la filosofía antigua afuera porque no se puede dar todo un cuatrimestre, o incluso, temas centrales de Aristóteles. Ni hablar de las demás escuelas, no fueron autores menores para la historia de la filosofía. La problemática es esta: si vos tenés una formación cultural en líneas generales que te permiten abordar textos y te permiten una apertura al conocimiento, quizás sí podes hacerte de herramientas para abrirte otras líneas, comprarlas o tomar posición respecto de estas. Pero, en universidades que están descentralizadas, donde la población ingresa con otras herramientas de conocimiento y de abordaje, es dificultoso para el estudiante poder


hacerse de ellas para ampliar la visión de las diferentes líneas y si pienso mucho, a veces creo que las selecciones son tendenciosas. M.: Esto se ve incluso en cómo pensar dónde empieza la filosofía contemporánea, que es a la filosofía que me dedico. ¿Empieza con Hegel? Y de ahí oponiendo la generación de “las tres H”, según Ricoeur: “Hegel, Husserl, Heidegger”, frente a los maestros de la sospecha “Nietzsche, Freud, Marx”. ¿Dónde se coloca el inicio de la Filosofía Contemporánea? Ahí siempre hay algo arbitrario. ¿Qué diría yo? Empieza con Hegel, otro diría que empieza con Marx. Otros que empieza con Foucault, luego de la década del 60 con los post existencialistas. Y ahí tenemos 3 inicios de la filosofía contemporánea, que implican diferentes programas. Y.: Sí, pero una cosa es la decisión que uno toma a partir de bases teóricas donde es 9 inevitable empezar por algún lugar y suele coincidir con la perspectiva personal. Estas problematices son las que resultan muy difíciles de conciliar con la problemática de los factores sociales que atraviesan la realidad estudiantil. Hay que dar la discusión pero es muy difícil hacia qué lugar tenderla porque hay muchas cosas por evaluar ahí. Con respecto a la especialización, es otro problema. Porque si, hay que especializarse, dedicarse a un área, a un autor especifico, etc. Pero eso, dentro de la circunstancias de la investigación, por lo menos acá, intentar equilibrarlo con una apertura hacia otras aéreas o vincularlos a problemáticas sociales o de aéreas de las ciencias sociales es un problema: Uno se termina encontrando con jóvenes investigadores que técnicamente son perfectos, pero que no tienen profundidad o que no pueden hacer la vinculación con otra área del conocimiento. Entonces la especialización pone límites en la formación y a la vez esos límites quedan a la amplitud y las decisiones que tome cada persona respecto de su lectura del mundo y de las diferentes situaciones sociales políticas económicas, etc. Yo creo que UNSAM tiene un cuerpo de profesores idóneos y en mi caso algunas herramientas tienen que ve con el contacto directo con esas personas. Juliá, Castello, Bieda. Reitero: yo creo que si hay cosas que modificar pero me parece que no es para nada despreciable el plan de estudios que tiene. Ahora esta problemática de seminarios, que directamente aborden el tema de la especialización que sean por área, yo no soy partidaria de esta línea que considera que los seminarios tienen qe estar directamente encarados para la especialización. Creo que producen este quiebre de la ultra especialización y la apertura a otras aéreas. M. : Yo considero que es un problema que no se cómo se sale, porque no responde a una lógica interna de la universidad sino que es una exigencia a nivel internacional y hay que ver qué grado tiene con la producción del conocimiento: Cómo está ligada la ultra especialización con la mercantilización del saber. Considero que es un problema pero no tengo la respuesta.


Y.: sea cual sea la posición ideológica que uno tenga respecto a lo institucional, uno no puede olvidarse que las aéreas que están por fuera de determinados sectores, si uno no tiene la universidad pública uno no va para ningún lado, es lo que permite la apertura. ahí empezas a encontrar los problemas. Como peleamos por la ultra especialización mientras uwqe ala vez hay que insertarse en estos ámbitos académicos, para tener otras posibilidades, no solo labroales, sino de vida, de la propia realización, etc. M.: Respecto a esto a mi me parece fundamental la cuestión de tener una carrera de filosofía en el conurbano, cosa que desde ciertas lógicas elitistas siempre fue visto como algo menor. La creación de universidades en el conurbano abre la posibilidad de que determinados sujetos sociales, del cual formo parte, tengan acceso al conocimiento, y se termina generando, de hecho, un sujeto social nuevo, que difiere del hecho de la centralización del conocimiento que pueden tener lugar en los grandes centros urbanos al a 10 cual muchos de nosotros no hubiésemos podido acceder. Y.: Si, nosotros no hubiésemos podido acceder a la enseñanza universitaria si no fuera por la creación de esta universidad. ¿Cómo ven la escuela de humanidades, en relación al desarrollo de las demás escuelas? ¿Esta creciendo o esta relegado en el mismo lugar hace años? ¿se integraron estudiantes en las cátedras? Y.: Hay una realidad que no es la realidad de UNSAM sino que es un problema nacional: las humanidades no son rentables. Entonces siempre terminan siendo el lugar en donde menos se invierte. Yo creo que se amplió pero que quedan cosas por trabajar. Los proyectos de investigación no son pagaos, en mi caso las ayudantías no me las pagaron, ni me las reconcomieron hasta que no peleara por ellas. Hay problemas con el pago a docentes, también. Acá, entonces, intervienen varios factores generales junto con los que son inherentes a UNSAM: la relación con las demás unidades académicas, la capacidad para generar o no convenios; la necesidad de generarlos que tiene que ver con cuestiones que son para hablarlas en otro lugar, porque tienen que ver con los problemas que genera la LES y la CONEAU. Que humanidades creció, creció; se trabaja de manera idónea y hay muy buen nivel. Eso hay que reconocerlo. Pero hay que mejorar cosa que tienen que ver con las posibilidades de continuidad de aquellos que se están formando y aquéllos que son idóneos para trabajar en el lugar. Pero si no hay chances de una producción en investigación rentable, si la inserción es insegura, esto dificulta todo. Y ahí entramos en una trama que excede lo académico.


M.: yo creo que el tema de las humanidades es una cuestión problemática en el pensamiento posmoderno. ¿Cómo pensar las humanidades desde un posthumanismo? Yo no soy alguien del post humanismo ni de los “post-”. Pero el lugar que ocupan las humanidades cambia luego de la década del 60 donde se las critica y se critica el concepto mismo de humano. Hay una cuestión de un dominio de lo científico tecnológico, por sobre aquello que hace referencia al hombre. Ahora, también, en la disciplina que hace referencia al hombre hay una crítica a lo humano, lo cual implica una crítica a las humanidades. Y.: Bueno, claro, por un lado está el problema teórico y por otro lado los problemas de financiamiento y el lugar donde quedan relegadas las humanidades en esa lógica. Y problemas que ya son coyunturales. Es un problema no cerrado, pero que creo, no se termina de poner en discusión en la vida académica. 11

Como espacio donde dar esta discusión ¿pensaron en formar la figura del claustro de graduados para luchar por cambiar estas relaciones sociales y modificar estos factores? Y.: Si, de hecho tenia pensando juntarme con Maxi para esto. Hay que dar paso a la diversidad de ideologías en la universidad, y creo que en perspectiva a modificar la realidad de la investigación, hay que buscar esos espacios para discutir, pero hay otro tema y es que uno termina la carrera a una edad en la que no dispone tiempo para comprometerse, por más que quisiera. Ahora, que una tarea que en inicio va a ser sacrificada pero que creo que merece la pena, la hay. Hay que pensar como generar una actividad que esté ligada a la producción del conocimiento académico y también por fuera de la academia, pero ya en la instancia de aquellas personas que tienen un nivel de formación y que van encontrando espacios que le permiten desarrollar otras tareas. Muchas gracias a los dos.


DEMOCRATIZACIÓN DE LA UNIVERSIDAD Por Florencia Paubletti El gobierno y la administración de la Universidad son ejercidas por la Asamblea Universitaria, el Consejo Superior, el Rector, los Directores de Escuela, los Consejos de Escuela y las autoridades de Institutos, Departamentos y Centros de Estudios. Es 12jurisdicción del Consejo Superior, implementar la creación de nuevas áreas y carreras, entre otras funciones, también tienen la potestad de aprobar el pase a planta del personal no docente y la homologación de planes de estudio propuestos por los Directores de Escuela. Es jurisdicción del Consejo de Escuela otorgarles a los estudiantes orientaciones y materias optativas y además suscribir convenios. Si nos ponemos a analizar, las decisiones tomadas quedan e mano de una gran mayoría docente frente a una gran diferencia en cantidad de estudiantes y no docentes. De por sí las sesiones ordinarias y el proceso electoral del gobierno universitario no se hace con una amplia difusión y sumado al hecho de la escasa participación estudiantil, es bastante difícil que quede expresado resoluciones que respondan a los intereses de los estudiantes, que son quienes en definitiva transitan una nueva puesta en escena para la sociedad. Percibir el gobierno a este sector reducido de personas es lo que dio pie a la injerencia y permanencia de empresas privadas que vaciaron al país, que condicionan a las personas a estar sujeto a puestos de trabajo precarizados y que además perciben el subsidio por parte del Estado. Haciendo así de la educación pública una colonización del capital financiero La gestión universitaria es un asunto esencialmente político y su resolución debe estar asociada a la confrontación de intereses sociales definidos. Los trabajadores son el “accionista principal” de la universidad pública. Por eso, el rol positivo que pueden jugar el movimiento estudiantil, por un lado, y el conjunto de los miles de docentes, por el otro, está condicionado a su capacidad de interpretar y canalizar la tendencia de los trabajadores frente a la crisis nacional. Históricamente el movimiento estudiantil ha estado en contra del manejo de la universidad por camarillas burocráticas y siempre levantó la bandera de que el demos de la universidad son los estudiantes. En la actualidad, no solo esta lucha sigue expresa en las movilizaciones que se dieron en la Universidad Nacional de La Rioja que convocaron 30mil personas. O en los constantes debates que se llevan a cabo hacia el interior de la Universidad de Buenos Aires por las


diversas organizaciones estudiantiles. También se ve expresada en nuestra propia universidad y en cada situación que afecte a la comunidad estudiantil, cabe mencionar, reforma de plan de estudio sin aviso, ni debate como se prestó en Psicopedagogía, materias correlativas que afectan la cursada, falta de cátedras y aulas que dificultan la graduación de universitarios. En el 2014 finaliza el período de funcionamiento del Consejo Superior y aún quedan pendientes muchos cuestionamientos por desarrollar para el próximo ciclo. Por eso llamamos a Jornadas de Debate, Reuniones de Comisiones por Carrera y un Foro para la Reforma de Plan de Estudios. Con la finalidad de que se convoque a Asamblea Universitaria y así cambiar el Estatuto universitario. Para democratizar el gobierno de la universidad haciéndonos participe de las decisiones, para evitar convenios con empresas 13 privadas, para decidir sobre los fondos de autofinanciación con la que cuenta la universidad y para rechazar la evaluación externar y la acreditación a la CoNEAU (Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria). De ningún modo es hacer “estudiantilismo”, es llamar a luchar por insuflar en el estudiantado una formación socialista.


“El idiota del pueblo” Paradigmas y contradicciones de la relación y la producción del conocimiento. Por Yanina Benitez “Virtuoso no es haber ido a París, sino haber adquirido en ella un conocimiento virtuoso.” (Chartularium Universitatis Parisiensis). “La vida sin examen es indigna del hombre” (37a), expresa Sócrates en el texto platónico Apología. Actualmente, esta idea pareciera subvertida a la premisa: “la vida sin éxito es indigna del hombre”. El conocimiento de sí 14 mismo, en el sentido socrático, constituye la condición para el mejoramiento del individuo y de su relación con el cuerpo social, en este caso la polis, condiciones que hacen a la sabiduría. El éxito, por el contrario, en el sentido habilitado en nuestros días, opera un marcado reduccionismo de lo humano a lo racional y a lo instrumental, fragmentando sus posibilidades afirmativas de vida y validando sus actos solamente en función del reconocimiento ajeno, generalmente asociado al posicionamiento en determinados espacios de trabajo. Esta tensión hacia el prestigio está completamente vaciada de sentido, por lo cual no responde al mérito de una tarea realizada, sino a la consecución de aquel, es decir, al hecho del prestigio sin más. Dicha situación, en estas altas casas de estudio, puede hallársela en consonancia a la pérdida de sentido universitario. Por ello, nos parece oportuno volver sobre la figura del “idiota del pueblo” como disparador de algunas reflexiones de suma importancia para el aprendizaje, la enseñanza y la investigación filosófica. La figura del idiota del pueblo, desde su aparición y reinterpretación por varios autores, ha suscitado una serie variada de reflexiones al impostarse como paradigma ético dentro de determinados círculos de discusión. Dicha figura, subsidiaria de problemáticas antiquísimas, concentra algunas cuestiones que merecen, si no reclaman, nuestra atención: la relación que establecemos con el conocimiento y la utilización que hacemos de él. Sobre estos particulares podemos contar una importante tematización a lo largo de toda la historia de la filosofía. Sin embargo, en la actualidad, estas cuestiones rara vez son tratadas oficialmente como temas en sí mismos, bajo la pericia de una análisis que aborde en términos críticos y propositivos las circunstancias de la producción del conocimiento y el sentido de lo humano subyacente; y cuando sí -en general- se lo hace a título personal -como una digresión o una nota al margen de los programas de estudios-, como un apéndice en el tratamiento de un autor o por iniciativa de alguna agrupación o partido político. Autores como Foucault y los propios de la Escuela de Frankfurt suelen tener receptividad, pero puede ocurrir que caigan ante un tratamiento reduccionista -lamentablemente con frecuencia, aunque no siempre ocurre así-, donde la posibilidad de un abordaje dialógico y problematizador -condiciones para la apertura intelectual- se ve sesgada por una obturación del pensamiento, que siendo reduccionista absolutiza los términos de su propia reducción. Lo cierto es que la reflexión tratada instrumentalmente impide el progreso de la filosofía y quiebra sus lazos con la realidad, a esto se refiere Magnavacca cuando dice que la filosofía


es un modo indirecto de ejercer influencia sobre la realidad: las mentes se abren cuando se problematiza, no cuando se induce a respuestas cerradas (en ciclo de conferencias “¿Qué es la Filosofía?”, Dto. de Filosofía, UBA, 22 de mayo de 2013). Sea de esto lo que fuere, esta omisión –la de la discusión acerca del conocimiento como un tema y problema en sí mismo- no es novedosa ni goza de ingenuidad, incluso debe reconocerse que en buena medida está garantizada por el concurso de sus propios detractores, como se verá. El idiota del pueblo es figura de la humildad sobre el dominio del conocimiento, no porque domine cantidades inconmensurables y por ello dignas de todo elogio, sino porque mantiene una relación genuina -por ende, profunda- con ellos, lo que le permite una relación íntegra consigo mismo -en la medida en que ello es posible-. ¿Por qué idiota, entonces? Porque la satisfacción de su capacidad le otorga una afirmación positiva de su personalidad y lo despoja de la necesidad de cualquier sentimiento de superioridad. En sociedades donde la afirmación del individuo se establece mediante el poder y la fuerza, que conforman una tensión al dominio, el terreno de la competencia es preferido por sobre 15 el de la cooperación, ya que el individuo debe demostrar constantemente su condición elevada por sobre los demás. Y por ello el idiota es el verdadero genio, porque conserva un “diálogo personal” consigo sin desconocer la realidad del mundo. Éste no precisa instrumentalizar el conocimiento para conseguir la atención de los demás, y por ello pasa por idiota. Muy por el contrario, la extroversión o exaltación permanente que el individuo se siente incitado a recrear actualmente -en límites muy sutiles con la enajenación-, llega al punto que su personalidad no se siente afirmada si no es exclusivamente por el reconocimiento ajeno de sus condiciones. Aquel que establece una relación significativa con sus conocimientos y habilidades -desde el placer hasta la consonancia con la vida en general y en particular-, se satisface en esa relación, sin necesidad de reconocimiento de ningún tipo, ni mucho menos de presumir y enrostrar a los demás sus habilidades. Esta figura, como crítica, puede ayudarnos a visualizar el tratamiento enciclopedista y elitista imperante en nuestros centros educativos aún, así como comprender desde otro vértice la necesidad de romper con ellos y con sus concomitantes lógicas de individualismo y competencia. Tomemos como referencia algunas críticas ya clásicas sobre la problemática del conocimiento: en los ámbitos universitarios e investigativos, la adquisición y la producción del conocimiento se encuentra atravesada por factores mercantilistas, es decir, obedientes a las demandas del mercado y a las lógicas de producción y de consumo propias del sistema capitalista. Esto equivale a decir que la producción universitaria, que debiera estar puesta al servicio del desarrollo del conocimiento y las necesidades humanas, nutriendo el patrimonio teórico y cultural e interviniendo en los diversos hechos, fenómenos y problemáticas humanas y sociales, no hace sino en gran medida estar al servicio de intereses ajenos a la población, coadyuvando al sostenimiento del statu quo. Esto significa que el conocimiento se ha convertido en una mercancía -con todas sus propiedades-, y por extensión también su producción. Por estas razones, un investigador suele sentirse mucho más un agente burocrático que un estudioso sobre tal o cual materia; hecho que es advertido y denunciado por muchos de ellos. Aquí deseamos resaltar que este es un problema sistémico -pues no todos los agentes que intervienen se aglutinan bajo esta metodología-, pero de tal modo que requiere de la participación en diversos grados de cierta cuota de los agentes que intervienen en los procesos educativos, que sin detentar el poder sobre la producción del conocimiento, con mucha frecuencia, en modos más o menos conscientes,


contribuyen con su mercantilización -por cierto, estos modos pueden ser a veces totalmente inconscientes, o de tal forma que se es incapaz de articular la conciencia de ellos con un juicio moral y una acción práctica al respecto (Hannah Arendt: 1964). El esquema que nos propone el sistema educativo -a nivel internacional- en sus niveles superiores reproduce en gran medida las más deplorables lógicas empresariales: la competencia descarnada, que legitima cualquier actitud, gesto o hecho siempre y cuando nos eleve por encima de nuestros adversarios, es, como en toda empresa, la regla de oro. Estar por encima de los compañeros/ colegas apareja no solo la necesidad de crear constantemente estrategias para tal cometido, sino que deja a los estudiosos librados a riñas de todo tipo por la ocupación de un puesto. Lo notable de este asunto es que aquello que afirma a un individuo está siempre volcándolo hacia su exterioridad y muy poco en el reconocimiento personal de sus capacidades, de allí que dicha afirmación se de más por la demostración de superioridad frente al otro (estas ideas pueden hallarse en consonancia con las exposiciones de Arendt, sobre el hombre superfluo, y Marcuse, sobre el hombre 16 unidimensional). Ahora bien, lo superior o lo inferior son definidos por la producción e intervención en determinados espacios; de modo que obliga a crear constantemente “estrategias de marketing”: aquel que se “vende” bien tiene buenas posibilidades de triunfar -éxito-. Claro que eso supone que desde los primeros pasos el estudiante viva mucho más preocupado por la imagen que proyecta de sí, sobre todo frente a los profesores, que por la satisfacción de un aprendizaje o por compartir inquietudes con sus compañeros -este hecho se manifiesta en grados diversos-. Consecuentemente, el individualismo, que -penosamente debemos aclarar- no se presenta como una substracción física del conjunto, consiste en la reproducción de lógicas de superioridad, donde se opera un doble movimiento que a la vez que resta sentido a la realidad humana, la exalta desde la superficialidad. Ciertamente , cabe aclarar, estas lógicas y actitudes están atravesadas por muchos factores, lo cual impide discriminar de una forma tan definida los procesos ocurridos en cada individuo. Tal estado de hechos, obliga a una ruptura en nuestra relación con el conocimiento, pues en lugar de simplemente relacionarnos con él, estamos obligados a demostrar no solo que podemos dominarlo, sino que podemos hacerlo mejor que “fulano”. Todos estos esfuerzos están destinados al éxito en la carrera, como en una empresa todos los esfuerzos se destinan a la posibilidad de un ascenso. El problema, claramente, no es aspirar a tal puesto, sino lo que puede llegar a hacerse para conseguirlo y el lugar en el que se deposita a la realidad humana para tal concurso: el de la mera instrumentalización -cuando restamos sentido a la realidad humana, habilitamos las condiciones para la reducción o cosificación de lo humano-. A niveles internacionales la investigación se ha desplazado hacia la producción técnica y la ultraespecialización, exigiendo el cumplimiento de pautas netamente burocráticas y marcadamente restrictivas con respecto a las posibilidades de ingreso y de ampliación de los estudios -con medidas que incluso tienden a la privatización-. En la producción de las humanidades o bien no se discute acerca de la realidad humana en sus términos más profundos o bien su consideración se encuentra difuminada por las reflexiones sociológicas y políticas, bajo presunciones de superación. Así pues, la filosofía puede ser tratada ideológicamente, instrumentalizándola al servicio de intereses definidos. Este escollo burocrático e institucional constituye una trampa tendida por el sistema, que desplaza la carga de responsabilidad de sus problemáticas consecuencias hacia la actuación de los individuos, quienes se disputan entre sí un espacio en el ordenamiento de un sistema que


constantemente amenaza con expulsarlos, en lugar de objetar la deshumanización de éste -aquí podríamos reponer un ejemplo de Simone Weil: Supongamos que el diablo está efectuando la negociación de compra-venta del alma de un desventurado, y que alguien, sintiendo pena por el infeliz, interviene en el debate y le dice al diablo: “Es una vergüenza de su parte no ofrecer por encima de tal precio; el objeto vale por lo menos el doble”-. En nuestro país el 50% de los adolescentes abandona la escuela entre las edades de los 12 a los 16, de los que culminan solo el 20 % ingresa en una universidad, de ellos es menor la proporción de los que logran terminar una carrera; la brecha educativa es cada vez más amplia, los jóvenes ingresan prácticamente desprovistos de herramientas analíticas para el abordaje de textos. Los estudiantes, en gran medida, realizan grandísimos esfuerzos por continuar sus estudios. Las oportunidades de insertarse en el ámbito de la investigación son realmente muy pocas, por un simple hecho de “cupos” y de “edades” -la restricción en la edad para el ingreso a la investigación es un claro ejemplo de la mercantilización del conocimiento-. Muchos quedarán afuera inevitablemente, más allá de la idoneidad para el 17 trabajo. Estos hechos, sumados a las presiones de éxito del sistema, el miedo al fracaso, las restricciones económicas que afrontan los estudiantes e investigadores, y los componentes de vida de cada individuo, empujan al terreno de la competencia descarnada incluso a las más buenas personas, que, en este escenario, no advierten que se está jugando con sus necesidades. Pero si bien el problema del exitismo, aún con todos sus matices, es propio de nuestras sociedades, no por ello nos exime de responsabilidad en nuestros actos. De toda esta exposición deseamos hacer notar dos cuestiones: 1. el enciclopedismo, por definición, no se caracteriza tanto por la cantidad en sí misma de conocimientos que podamos tener, sino por la relación que establecemos con ellos, es decir: el conocimiento, que se definiría por contenidos estrictamente racionales, cuya acumulación -amontonamiento de datos, lo cual constituye un modo de relación- garantizaría la elevación humana. Sin embargo, esta relación no es exclusivamente fundamental para el autoconocimiento, la relación con el mundo y los otros, porque una relación tal solo puede surtir efecto bajo un esquema que concentre una visión fragmentaria y superficial de la realidad humana. 2. lógicas como estas adquieren un sentido decisivo en esquemas elitistas -institucionales y sociales-, dividiendo a los individuos entre “superiores” e “inferiores” sobre una base marcadamente racionalista y generando la farsa de que los actos comprensivos -humanos- no deben salir de la esfera de lo personal. Rechazar el enciclopedismo y la mercantilización aún existente en las universidades y centros de investigación, no significa, pues, achatar los niveles de conocimiento, como suele confundirse corrientemente, en tanto lo que estamos cuestionando es la relación establecida con ellos. Este es el error -o no- cometido por quienes afirman absurdamente que ante una población estudiantil con déficit en el nivel educativo, relacionados a sus condiciones socio-económicas, el tratamiento que debería afrontarse implicaría la reducción de los programas o el nivel de rendimiento intelectual. Asumir esta posición es desconocer, por la razón que sea, la realidad social de las clases más desfavorecidas y asumir, además, un tratamiento elitista al respecto; como quien cree que la manera más efectiva de ayudar a alguien en graves problemas se realiza bajo el típico tratamiento que pone al individuo en el lugar del “pobrecito”, antes que en rescatar su valía recreando estrategias de comunicación y enseñanza-aprendizaje que tiendan a su elevación personal. La clave, pues, se concentra en la relación que establecemos con todo aquello que contribuye a la vida personal y social, terrenos propios del conocimiento en sus diversas dimensiones; esta es una premisa que


desde la antigüedad griega ha merecido el interés de muchísimos autores. Y de aquí que concluyamos que a instancias de las prerrogativas sociales de éxito, muchos individuos, aún siendo detractores de la competencia y del individualismo, los promuevan, aceptando las lógicas del sistema no ya por irreflexión, sino por haber restado sentido a una idea de lo humano que puede ser lo diversa que se quiera, pero nunca se restringe exclusivamente al exitismo -esa ruptura entre la conciencia, el juicio moral y la acción es la que apunta Hannah Arendt-. Por esa misma restricción se banaliza nuestra relación con el conocimiento, pasando a ser un trámite a cumplir -en términos de la producción por la producción misma-. En el fondo, lo que se pone en juego en estas sociedades es la necesidad de autoafirmarse en la satisfacción de un sentimiento de superioridad -que, dicho sea de paso, toda vez que ha sido ideologizado, ha conducido a los peores episodios de nuestra historia-. Las prerrogativas sociales mencionadas, al sedimentar en la conciencia general, parecieran tender a la normalización y a ser vividas de tal manera. Por ello podemos esperar 18 objeciones comunes como la que reza que la competencia existe desde hace tanto como la pobreza, sin embargo, eso no las legitima. También se han conocido “mentes brillantes” con muy mal carácter, cabría preguntarnos si esas “mentes” los hacen en la totalidad de sus personas superiores a los demás, que pareciera ser aún la impronta del sistema educativo -no necesariamente de sus agentes-, es decir, la ponderación de lo humano en clave exclusivamente intelectualista, incluso en centros donde la diversidad de herramientas reflexivas para afrontar la realidad tendría que poder permitir dar un debate sobre modos humanos o humanísticos para la educación. Por otro lado, no se trata de proyectar idílicamente la eliminación de las confrontaciones filosóficas, que siempre han existido, este terreno de confrontación es el que precisamente defendemos aquí; pero una confrontación en términos filosóficos se da cuando se enfrentan dos proyectos diferentes, no cuando se enfrentan dos o más individuos merced a la desesperación por el éxito (Magnavacca: 2013). Quizá quepa preguntarnos qué tan conscientes somos de estos “empujes sociales/ sistémicos”, o qué tanto calan en nuestras vidas. Pues, reivindicar determinadas luchas sociales y luego sucumbir ante estas prerrogativas, aún con las mejores intenciones, nos coloca en un lugar paradigmático, cuando menos. Y es por esta razón que comenzamos con la figura del idiota del pueblo, pues no solo representa nuestra relación con el conocimiento sino elecciones éticas frente a él. Así pues una clase social desfavorecida como lo es la que debiera cada vez en mayor medida ingresar en estas universidades, debe adquirir herramientas teóricas con el fin de reflexionar y transformar su situación social, no para reproducir las mismas lógicas que restringen su acceso a la educación. Otra cuestión será discutir sobre la diversidad de líneas ideológicas al respecto. Aquí consideramos que si bien no podemos substraernos de este sistema, sí podemos substraernos a las lógicas de relacionabilidad que en él se establecen frente al conocimiento y los otros, interrogándonos a la vez por la realidad humana en sus términos más profundos. Son algunas de estas cuestiones las que nos impelen a reflexionar también sobre el sentido universitario y la incidencia que desde su creación ha tenido en el devenir de la historia de los pueblos. “Si hoy cabe conocer la universitas, esa brillante, inspiradora creación de la Cristiandad medieval, es justamente porque se vuelve imperioso innovar nuestra Universidad, manteniendo su esencia viva, es decir, prescindiendo de esa memoria estática


que es propia de los malos museos. Y esto solo se hará recuperando, más allá o más acá de su inevitable entramado burocrático, la excelencia, la pasión, la vocación de servicio.”3

Reseñas

Este espacio tiene la función de invitar a los alumnos a hacer sus propias reseñas de libros y/o de eventos, conferencias, jornadas, etc. para ponerlas en común y abrirlas a la discusión.

19 “¿Qué es el capitalismo?” de Rolando Astarita

Por Diego Piedrabuena

Es extraño realizar una reseña de un libro que se explica desde su título, y que para colmo, en la bajada explicita una línea, su origen, con una tendencia clara del rumbo al que quiere expandir la problemática. Ahora bien, ¿es realmente tan clara? Intentaremos remarcar aquí algunas características y particularidades que nos parecen importantes al momento de encarar la lectura del texto. Tiene un prólogo donde los editores y compiladores, Javier Riggio y Mariano Repossi, hacen explícito sus propósitos de una manera clara y concisa: la producción de otras relaciones sociales que no solo se opongan, si no que instituyan nuevas formas del vivir, del hacer, del estar. Desmarcándose de toda identidad relacionada a la apologética de lo establecido, y caracterizando a rasgos generales como estas tratan el rol del estado, ponen el eje en la construcción colectiva de la riqueza social, y como solo en los escritos de Marx y en la conceptualizaciones teóricas que de él derivan se hace base en la crítica radical de este orden –remarcamos: solo en este orden, el de la producción de la riqueza social y material-, por lo menos en este momento histórico y con estas relaciones sociales. La gran tarea de la emancipación será obra de sus protagonistas, los propios productores de esa riqueza social, y esto es indeclinable: es la única manera de romper la separación entre planificadores y ejecutantes, rol que se da incluso en supuestas organizaciones revolucionarias, que reproducen esa lógica enajenante. Ahora bien, la forma de quebrar esto es la autoformación, sin perder la vista que es solo el primer paso, y que de nada sirve si 3 Cf.

Magnavacca, S., La universidad medieval, UNSAM EDITA, Bs. As., 2008, p. 38


“no pasamos de las armas de la crítica a la crítica de las armas”, entendido como la acción práctica y cotidiana. Y, a lo básico, ¿Por donde va el libro de Rolando Astarita? Recuperando escritos de su sitio web http://rolandoastarita.wordpress.com/, desarrolla de manera sintética las herramientas conceptuales generales para luego ir analizando aspectos particulares, finalizando en el análisis contemporáneo de la situación económica argentina. Comienza por hablar de las generalidades del sistema, y de forma concisa pero con un buen manejo explicativo de los conceptos, nos sumerge en los principales usos y formas de entender las relaciones sociales de producción capitalistas tal como las enunció Marx. Astarita es claramente marxiano, diferenciándose de lo que tradicionalmente se conoce como marxistas, esto es que se trata de saltar, pero sin desconocerlas, por todas las capas de 20 lectura que años tras año va quedando por acción de la enorme tropa de comentaristas existentes, especialmente de los popes como Lenin y/o Trotski- al que luego nos referiremos en especial-, con un gran trabajo de lectura directa de la obra de Marx, específicamente la que se refiere a asuntos directamente económico-sociales, como Das Kapital o los llamados Grundrisse. Una vez que el autor se esfuerza por transmitir claridad en conceptos que no son los de los discursos imperantes, y que se oponen incluso a las lógicas progresistas repetidas hoy en día, comienza por analizar la realidad mundial, sus crisis económicas y los diferentes aspectos y lecturas de estas; luego el continente, con sus distintas variaciones, el crecimiento de la última década, el desarrollo y el trabajo crítico de ciertas lecturas del marxismo para culminar en el análisis de la realidad argentina, con un trabajo que descolla por lo sólido, desmontando con datos empíricos –incluso con cifras oficiales, advirtiendo que ya de por si estos números son sospechosos- las supuestas bondades de la década ganada y el exitoso modelo industrialista, que solo existe en las afiebradas mentes de los defensores del gobierno burgués de turno . Su acometida en este punto es certera, y en general no va a despertar mayor polémica dentro del campo al que está destinado y pensado el texto. Ahora bien, lo que nos parece más provocativo de esta edición de escritos de Rolando Astarita es la parte central del texto, donde se ocupa de discutir posturas teóricas, posiciones políticas -y los procederes que de ellas derivan-, de ciertas lecturas bastantes extendidas en círculos marxistas, específicamente en ciertas corrientes trotskistas argentinas, de las que el autor formó parte durante varios años, estando incluso preso por su militancia política durante la última dictadura militar (1976-1983). Cierto es que estos escritos no son inéditos –ya citamos su página web, o el apartado más extenso del libro, “Crítica al programa de transición”, publicado en la revista Debate marxista-, pero nunca fueron editados de forma conjunta. Sería imposible abordar en una reseña, o siquiera hacer un resumen de todas estas críticas. Pero si nombraremos un eje que a nuestro entender es


fundamental, y es la no aceptación de las lecturas que transforman a los grupos en meros comentadores de textos o aplicadores de las enseñanzas de los padres fundadores, asemejándose a los comentadores de la patrística, para abocarse a trabajar los conceptos en su origen –o como Marx los construye- y como estos fueron desarrollándose en sus puentes con la realidad a lo largo del tiempo. Por esto hace un relectura de los textos de Marx para pensar los conceptos dinámicamente. Así, por ejemplo, describe dinámicas fosilizadas que parecen chocar con la realidad las más de las veces, o por lo mismo, se festejan avances coyunturales como pasos hacia una idea de revolución que tiene más que ver con la llegada a la tierra prometida que a la construcción de una sociedad autónoma, donde cada uno sea un sujeto lo más conciente posible y que nadie se apropie de su trabajo. En esta misma línea, analiza el PT (programa de transición), escrito por León Trotski para la21IV internacional, desmenuzando sus bases teóricas, sus contradicciones empíricas e importantes simplificaciones; pero la principal conclusión, a nuestro entender, es dejar de santificar autores y conceptos para contrastar estos con los datos circundantes, y que esta operación es independiente de la acción última que los movió. En definitiva, que más allá de la motivación de, por ejemplo, Trotski –del que no se duda su compromiso vital, hasta su asesinato, con la causa de los explotados-, este puede estar equivocado, la realidad puede haber cambiado, o se lo puede leer mal. Simplemente, los autores son tan importantes como cada sujeto que lucha. El libro está subido y se puede descargar de este sitio https://docs.google.com/document/d/121WbU5J2lWjeI5PF6peiuP2w3KPc8zgzMUZZtLA Hvcg/edit?hl=es&pli=1 Hay editadas algunas copias en papel, que se pueden adquirir si se comunican con los editores. Como mencioné, es un trabajo militante, así que se invita a la descarga y circulación del texto. Astarita concluye esta compilación de sus artículos con uno cuyo título hacemos propio, e invitamos a todo lector que procede de la misma manera, primeramente para discutir al texto, e incluso esta breve reseña que ha leído si llegó hasta aquí: atrévete a pensar.


Carta al lector Por Gastón Salandro

Tuya, mía, nuestra. La revista del CEHum es de todos nosotros y para todos. Porque es un derecho mantenerse informado, se ha propuesto este nuevo espacio de comunicación. No bastaba con cruzarnos en los pasillos o hablar por Facebook, faltaba algo que lograra dar una mayor identidad a 22 todos nosotros. Y ese será uno de los objetivos que se buscará realizar, con el esfuerzo de todos los que participemos en ella, tanto sea aportando líneas de tinta a sus hojas, como también dejándole un tiempo para poder leerla y, si lo desean, criticarla constructivamente. No confundamos esta vía con algo meramente político. Si bien noticias y demás acontecimientos del Centro puedan aparecer, también es un espacio abierto a toda nuestra no tan pequeña comunidad. Temas como arte, literatura, filosofía, psicología, entre otros, serán propuestos y publicados por todos aquellos que deseen colocar un ladrillo más en este proyecto. La idea es compartir intereses, poder articular una relación más abierta con nuestros compañeros y mantenernos de alguna manera en un contacto más directo con aquellos que no compartimos cátedras, carreras u horarios. Si te interesa la idea, sumate. Esta es mi opinión, como la que vos podés publicar en la próxima edición, si es que así lo deseás. Si querés exponer un pensamiento, una historia, una crítica, un dibujo o lo que sea que fluya por tu mente y puedas plasmarlo en papel, o en la pantalla de tu computadora, animate a acercarte y hacer de ésta una revista más heterogénea, con más voces, más temas y opiniones. En definitiva, con más vida.


Los alumnos de humanidades somos la oveja negra de la universidad, nos faltan aulas, oferta horaria, financiaciĂłn de becas y proyectos, no se les paga a los ayudantes y algunos docentes no estĂĄn en planta, nos falta de todo pero... METEMOS FIESTA! VengansĂŠ a apoyar esta lucha y a divertirse.

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