Los sindicatos autónomos en la Argentina de los años ’70: El caso de los Astilleros ASTARSA
Las luchas internas del peronismo y el pacto social La heterogeneidad del peronismo dio lugar a un cuadro complejo de actores. Por un lado, el núcleo más cercano al Gral. Juan D. Perón se conformaba en gran medida por miembros de la ultra derecha. Por otro, el sector constituido por el sindicalismo y los políticos más tradicionales del peronismo -sector bastante heterogéneo que abarcaba desde matones y burócratas sindicales hasta figuras que, recuperando las banderas clásicas del peronismo, buscaban recrear las de 1945- se presentaba, en principio, "leal" al General y a sus designios. Finalmente, y ocupando un lugar clave por su dinamismo y capacidad de movilización, se encontraba la izquierda peronista -representada por Montoneros, que en términos concretos comenzaba a hegemonizar la Tendencia-, que pugnaba por un mayor protagonismo en las posiciones y lineamientos generales del movimiento y del gobierno. Hacia qué sector se inclinaría Perón era algo que en 1973 sólo pocos podían prever. Lo más probable es que él -y muchos otros- hayan confiado en su capacidad de conducción para mantener unido al peronismo bajo su autoridad, contener la puja distributiva de los distintos sectores sociales de modo de garantizar, mediante un Pacto Social, el crecimiento económico. Con el tiempo, todas estas expectativas se vieron frustradas. Las razones más profundas de los conflictos internos del peronismo expresados en principio en una lucha entre los distintos sectores que lo integraban y más tarde en un enfrentamiento entre la derecha y la izquierda del movimiento- no resultan fáciles de dilucidar. Existen varias lecturas posibles. Por un lado, podría decirse que detrás de estas disputas existían proyectos político-económicos o modelos de país distintos. Estas diferencias podían verse en las "peleas de consignas" que protagonizaron los diferentes sectores peronistas en manifestaciones, pintadas callejeras y volantes: Perón, Evita la Patria Socialista (esgrimida por Montoneros y la Juventud Peronista) vs. Perón Evita, la Patria Peronista (esgrimida por gran parte del sindicalismo y los grupos más tradicionales del movimiento). Otra lectura advierte que, en realidad, esta lucha de consignas podría tratarse de una disputa por la impronta ideológica del movimiento, en tanto los proyectos político-económicos a los que distintos sectores del peronismo adscribían no eran tan dispares. En principio, ambos sectores parecían estar de acuerdo en un modelo impulsado por un Estado interventor y distribucionista, poseedor y/o rector de las principales llaves de las finanzas y el comercio exterior, adverso al capital extranjero e impulsor de la industria nacional, que garantizara el crecimiento del mercado interno. Es probable también que la diferencia de origen y tradición ideológica de quienes engrosaban las filas de la izquierda peronista, principalmente de Montoneros, diera lugar a la convivencia de proyectos distintos y malentendidos entre sus mismas filas.
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