Contenido Portada, ilustración de Jorge González Ortega 3, La aventura 4, Relato: Lo veo en su mirada, por Minatufe. Ilustraciones de Ricardo Jurado 10, Ilustración “Chica” de Rocío Limón 11, Ilustración “Frase” de Lünática 12, Relato: No hay lugar donde esconderse, por Erath Júarez Hernández. Ilustración de Jorge González Ortega 14, Ilustración Don Lugosi de Nuria S. a.k.a. Lady Rat 15, Biografía: Béla Lugosi, fuente Wikipedia 18, Colaboradores
El pretor Octavius estableció en el 79 a. C. en el derecho romano la acción «metus causa» (por causa del miedo) como eximente de responsabilidad.
Número
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Abril 2013
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La aventura… La aventura del primer número comenzó hace diez meses. Surgió de la idea de hacer llegar a la gente un relato corto, unas ilustraciones y una biografía que de otra forma nunca leerían. La experiencia nos ha gustado y hemos querido repetirla. Empezamos a distribuirlos en Madrid capital por el metro y los autobuses. Se dejaban dentro de ejemplares de Qué y de 20 Minutos. Se comenzó a dejarlos en las mesas que sitúan en la calle algunos bares para los fumadores. Por último se han dejado en el interior de libros de tiendas (El Corte Inglés, fnac) y en expositores de panfletos. Además de en papel, se puede conseguir en iBookStore de Apple en iTunes y bajar gratis en distintos formatos desde el blog: ePub (para iPhone, iPad, iPod, Android, eBook), mobi (para Kindle) y PDF. Estamos intentando ponerlo en Google Play. En este número contamos con la participación de más colaboradores con excepcionales ilustraciones y dos relatos más. Muchas gracias a todos. 3
Lo veo en su mirada Por Minatufe Ilustraciones de Ricardo Jurado
Lo que han hecho lo veo en su mirada. Los ojos son el espejo del alma. Los ojos de una persona cuentan mucho. Aunque sus palabras digan sí, su mirada puede decir no. Los gestos podrían indicar vete y sus ojos te ruegan quédate. Siempre se debe mirar a los ojos de quien te habla. En los ojos de una persona puedo ver si es culpable o inocente. Lo descubrí el día que dejaron libre al hombre que mató a mi hermano. Se dio a la fuga tras atropellarle en un paso de peatones una noche cuando salía del trabajo. Los médicos aseguraron que habría podido sobrevivir de haber sido atendido inmediatamente. Pero la falta de oxígeno le produjo daños irreversibles y, tras dos años en coma, la muerte. Al día siguiente del atropello se entregó a la policía confesando haber sido él. Sin embargo, en el juicio, y por consejo de su abogado, lo negó todo. Quedó libre. Le seguí durante días hasta sorprenderle a solas en su propia casa. Le até y le conté todo lo sucedido tal y como él confesó la primera vez. No dejaba de inventar excusas ni de intentar justificarse. Menospreció el dolor que sufría mi 5
familia y anteponía el suyo propio. Se comportaba como si fuera la víctima y cuando rompió a llorar fue por miedo y no por arrepentimiento. Me irritó tanto su comportamiento que sin pensarlo le agarré por el cuello con las dos manos. Apreté tan fuerte como me obligaba la ira viendo como cambiaba el color de su piel. Sus ojos se clavaron en los míos. En ellos pude ver miedo, desesperanza y arrepentimiento. Murió mirándome. Ahora estamos seguros. Lo reconocí en su mirada. Era culpable. Durante días me sentí confuso, pero satisfecho. Sabía que no me creerían. Dirían que sólo ví lo que quise ver. Pero pude confirmar mi don con el caso "andamio". La falta de medios de seguridad y el uso de materiales de baja calidad en una obra, hizo que se rompiera un andamio en el que trabajaban cuatro obreros. El capataz, en lugar de llamar a los servicios de urgencia, les mandó a sus casas. Dos resultaron con magulladuras, al tercero le acabaron amputando un brazo y el último murió al día siguiente por las heridas en la cabeza. En el juicio, el capataz quedó libre. Consiguió convencer a todos de que los trabajadores no tomaron medidas de seguridad por iniciativa propia. A mí no me convenció. Le seguí hasta su casa. Esperé a que terminasen de celebrarlo y se quedara solo. Le até y amordacé. Le enseñé fotos de los obreros. Le hablé de la familia de cada uno. Seguidamente le ahogué mirando sus ojos. En ellos vi 7
miedo, desesperanza y arrepentimiento. Murió mirándome. Ahora estamos seguros. Lo reconocí en su mirada. Era culpable. Medité mucho y decidí que la gente nunca aprobaría mis métodos. No son, como ellos llaman, políticamente correctos. Pero mi sistema es infalible. Lo he comprobado muchas veces. La más reciente fue con el caso del entrenador. Secuestró a una mujer durante días. La humilló, torturó y violó en repetidas ocasiones. Cuando se cansó, la mató y se deshizo de ella tirándola a un contenedor de basura. Quedó en libertad por culpa de una irregularidad en su detención. Un tecnicismo legal que invalidó el proceso. Pero cuando llegó a su casa, ya estaba esperándole. Le até y amordacé. Le mostré fotos de la mujer. Le narré toda la historia tal y como se reconstruyó en la investigación. Me daba tanto asco tenerle tan cerca que le golpeé. Le di varias patadas. Finalmente le ahogué mirándole a los ojos. En ellos vi miedo, desesperanza y arrepentimiento. Murió mirándome. Ahora estamos seguros. Lo reconocí en su mirada. Era inocente.
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No hay lugar donde esconderse Por Erath Júarez Hernández Ilustración de Jorge González Ortega
Cristóbal puso más leña al fuego y volvió a acomodarse en la silla frente a la chimenea. No creyó que haría tanto frío, pero prefería mil veces soportar eso a volver ¿Lo estaría esperando? Se imaginó a eso, escondido detrás del árbol frente a su casa, acechándolo como león a las cebras. No, no está esperándote, te sigue, lo sabes. Extendió las manos y se las frotó hasta que sintió que le quemaban, ¿estaban temblando? Ni siquiera ahí se sentía seguro. Se engañaba así mismo pensando que en la montaña, en medio de la nada, jamás lo encontrarían. Afuera el viento soplaba con fuerza, la tormenta llevaba dos días y parecía que no tendría fin. Eso le daba tranquilidad a medias. Lo que fuera lo que lo seguía, podía volar, caminar sobre el agua, lo había visto. Volteó la silla para poder mirar hacia la puerta. Los pocos muebles de la cabaña estaban apilados bloqueándola por completo ¿Resistirá? La cabeza de un reno disecado parecía burlarse de él. El calor en la espalda lo apaciguó por un rato. Recordó que en alguna parte había visto una botella de whisky a medio
terminar. Si, un trago te hará bien. Encontró la botella dentro del cajón de un ropero, casi hasta arriba de la montaña de madera que había formado en la única entrada y salida de ahí. La abrió y bebió como si fuera la última gota de agua en el desierto. El whisky se deslizó por la garganta y aunque le quemaba, sentía un gran alivio. Todo está bien, jamás te encontrará aquí. Siguió bebiendo mientras miraba su sombra danzar en las paredes de madera. Hasta que sintió que los párpados le pesaban cada vez más. Antes de quedarse dormido echó unos troncos más al fuego y luego se puso una cobija sobre las piernas, intentaría conciliar el sueño. No pasaron más de dos minutos cuando sus ronquidos inundaron el lugar. Un terrible frío le azotó de la cabeza a los pies ¿cuánto tiempo dormí, se apagó el fuego? Volteó y la chimenea seguía ardiendo, pero algo no estaba bien. La puerta se encontraba abierta de par en par, el viento se había ido, el silencio no era natural. Intentó ponerse de pie, pero no pudo. No estaba atado, pero era como si estuviera clavado al piso. Sintió como si el estómago se le encogiera al tamaño de una ciruela pasa cuando la vio, justo en la entrada y se acercaba hacia él. ¡Oh por Dios! Desnuda y descalza, una niña lo miraba con esos ojos sin vida que llenaban todas sus pesadillas. Su piel era tan blanca que podían verse sus vasos sanguíneos. Sonreía y 13
dejaba ver los pocos dientes que le quedaban. Su risa infantil le taladró los oídos, quiso tapárselos, pero sus brazos tampoco le respondían ¿Todo este tiempo, huyendo de ti? —¿Así que este es el fin?—le gritó. —Pues no me arrepiento de haberte matado ¿sabes? Lo volvería hacer mil veces y todas las veces sentiría el mismo placer.
Más risitas. Ahora estaban cara a cara. Sintió el olor a miles de muertos en su aliento. —¡Mátame, ya! —No tan rápido, he invitado a mis amigos a que juguemos contigo.
La cabaña de pronto se lleno de niños que lo rodearon. Todos quisieron jugar con él, se peleaban por ver quién arrancaba más trozos de piel, de uñas, de pelo. Las risas de ellos ahogaron sus gritos. Jugaron hasta el amanecer.
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Béla Lugosi
fue el nombre artístico del actor Béla Ferenc Dezső Blaskó (20 de octubre de 1882 - 16 de agosto de 1956).. Nació en Lugoj, Transilvania, región del antiguo Reino de Hungría que pasó a ser anexada a Rumania luego de la derrota húngara en la Primera Guerra Mundial, siendo el más pequeño de los cuatro hijos de un empleado bancario. Lugosi comenzó su carrera como actor en Europa, trabajando en distintas obras de Shakespeare. Durante la Primera Guerra Mundial participó como teniente de infantería y tras la contienda formó parte activa en la izquierda de su país y fundó el sindicato de actores. En 1917 contrajo matrimonio con Ilona Szmik de quien se separaría en 1920. Tuvo que exiliarse debido a su actividad política primero a Alemania en 1919 y posteriormente abandonó Europa y se marchó a los Estados Unidos. Allí recibió el papel de su vida, el del Conde Drácula, que interpretó primero en los teatros de Broadway en la obra Drácula (1927) y en diversas giras y que posteriormente llevó a la pantalla de la mano de Tod Browning en Drácula de 1931. Éxito cinematográfico La película fue un éxito, pero Lugosi se encasilló en papeles de terror con películas como White Zombie (en España, La legión de los hombres sin alma) y Scared to Death. Rechazó interpretar al monstruo en Frankenstein pero realizó un buen trabajo interpretando al trastornado Ygor 17
en dos secuelas, Son of Frankenstein y Ghost of Frankenstein antes de aceptar interpretar finalmente al monstruo en Frankenstein Meets the Wolf Man. Tuvo también un pequeño papel en la comedia clásica Ninotchka junto a Greta Garbo. Muchos films, como The Black Cat y el anteriormente mencionado Son of Frankenstein equipararon a Lugosi con su mayor rival en el mundo del cine de terror, Boris Karloff. La actitud de Lugosi ante Karloff es tema de muchas y muy variadas opiniones entre los expertos e historiadores de cine. Muchos de ellos nos hablan de un Lugosi resentido por el éxito y la habilidad de Karloff de conseguir mejores papeles dentro de la escena del cine de terror, mientras que otras historias comentan que entre ambos actores -al menos durante un tiempo- existió una muy buena amistad. Años más tarde, los papeles dejaron de llegarle y se volvió un adicto a la morfina, sustancia que comenzó a utilizar durante su estancia en el frente de guerra para apaciguar el dolor por la herida sufrida en su pierna. Recreó por última vez el papel de Drácula en la película Bud Abbott and Lou Costello Meet Frankenstein en 1948. Decadencia y muerte Ya casi al final de su vida, volvió a aparecer en películas, aunque fuesen de pésima calidad. El histórico director Ed Wood fue desde siempre un fan de Lugosi. Wood consigue convencer a un anciano Lugosi para que participara en un pequeño papel en su película Glen o Glenda. Posteriormente, Lugosi volvería a interpretar a un científico loco en otra película de Wood, La novia del monstruo. La película biográfica de Wood (Ed Wood, 1994), dirigida por Tim Burton refleja, entre otros aspectos, las relaciones del director con Lugosi, interpretado por Martin Landau, papel por el cual ganó el Oscar de la Academia como mejor actor secundario.
Como consecuencia de sus apariciones en películas de serie B, especialmente en su film Bride of the Monster, apareció en algunos episodios de la serie de televisión Mystery Science Theater 3000. Uno de los papeles más famosos de Lugosi fue el que interpretó en una película ya clásica que sería estrenada después de su muerte. Plan 9 from Outer Space de Ed Wood contenía metraje de Lugosi intercalado con escenas de un doble suyo que no se parecía para nada a él. Wood había tenido enormes dificultades para financiar el proyecto, y sólo fue capaz de filmar escenas cortas y mudas que planeaba incorporar en el montaje final una vez hubiese encontrado el resto de su financiación. Sin embargo, Lugosi falleció tres años antes de que llegase la financiación total del proyecto. Al contrario de lo que podemos ver en el Ed Wood de Tim Burton, Lugosi no recibió un trato de estrella en Plan 9. Sin embargo sí se le nombró como estrella invitada, debajo de Tor Johnson, Vampira y Kenne Duncan. Falleció de un ataque al corazón a la edad de 73 años en Los Ángeles, California, mientras se encontraba sentado en una silla un 16 de agosto de 1956. La leyenda del terror nos abandonaba interpretando también en la muerte a su personaje más querido y que más satisfacciones le dio en vida, el Conde Drácula. Lugosi, como bien indicaba su testamento, fue incinerado llevando puesto su disfraz de vampiro, en el Holy Cross Cemetery de Culver City, California. Se le considera como uno de los grandes actores clásicos del cine de terror, junto a Lon Chaney Jr. (como el Hombre Lobo) y Boris Karloff (como El Monstruo de Frankenstein y La Momia).
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Colaboradores Erath Juárez Hernández Blog: http://erathjuarez.blogspot.com Twitter: @theonlyerath
Jorge González Ortega Blog: http://www.banthastudio.com
Lünática Portafolio: http://www.vektorama.es
Minatufe Twitter: @minatufe
Nuria S. a.k.a. Lady Rat https://www.facebook.com/ladyratartworks http://rattyart.blogspot.com.es/
Ricardo Jurado Natural de Barcelona, nació en 1973. Estudió ilustración y ha publicado para prensa.
Rocío Limón Soy Rocío Limón, ilustradora y diseñadora gráfica nacida en Madrid. Al terminar mis estudios de diseño gráfico en 2008, comencé participando en diferentes proyectos relacionados con el mundo del espectáculo (realizando cuadros para largometrajes, carteles para teatro, etc). Posteriormente me centré en el mundo editorial, trabajando para una empresa como ilustradora durante 2 años, mientras simultáneamente publicaba también en revistas, fanzines… Mis últimos trabajos consistieron en ilustrar íntegramente un libro de poemas (Dichosa Tarde en Escala de Grises) y un libro de cuentos (De Adanes y Animales) que se publicará en el año 2014, y en estos momentos estoy preparando mi propia novela gráfica.
Portafolio: http://rociolimon.daportfolio.com/