Apoderarse de lo propio, ponerse a la altura de los tiempos y obedecer la vocación Columna publicada en El Puclítico, 28 de Mayo de 2012 Ni la pirámide en la entrada del Campus San Joaquín, desteñida y a mal traer luego de ser rayada pertinente e impertinentemente, ni las bromas al proyecto “faraónico” de FEUC nos pueden hacer perder de vista el avance campante del proceso de Reforma Interna. Desde la vereda contraria, debo reconocer la perseverancia demostrada por el NAU durante estos años, y la pregunta pública que hago (puesto el secretismo en los movimientos no sirve más que para envenenarlos): ¿ha habido perseverancia en el MGUC? Pues sí, y he sido testigo y protagonista del esfuerzo que muchos dirigentes gremialistas realizan para contabilizar este rol con la vida académica, y no solo durante elecciones, aunque ha sido en ellas cuando he visto como muchos “zorrones” sacrifican de sí mismos más de lo que varios de aquellos que los estigmatizan estarían dispuestos a dar por causa alguna. Tanto más he visto el esfuerzo de aquellos gremialistas a los que nadie les espetaría dicha etiqueta. Sin embargo, me atrevo a pronunciar este temerario juicio: ha sido insuficiente y, aun más, no ha estado a la altura de las circunstancias. Hay esfuerzos que no conducen a la victoria por estar mal enfocados. Se confirman mis dichos toda vez que un amigo me señala que nuestro discurso es reaccionario, en lugar de comprender que antes que ser la encarnación del inmovilismo, representamos un modelo de Universidad que garantiza su rol científico y crítico con una debida representación estudiantil que nos libra de dejarla a merced de camarillas internas y externas, así como de la agitación polarizadora que conduce a la nulidad académica de una Casa de Estudios. No hemos estado a la altura de las circunstancias aquellos gremialistas que a fines de 2011 abogamos ante nuestros dirigentes por la necesidad de enfatizar nuestros postulados en su acción y transmisión; en fomentar el fortalecimiento de grupos autónomos locales; en generar instancias de participación activa dentro de la organización interna: y en superar todo tipo de práctica ajena a los principios que semejaran discriminación o significaran una gratuita malinterpretación de nuestra causa. La necesidad urgente de todas estas modernizaciones, para ser una alternativa real a nuestros compañeros frente a la Reforma Interna fue desatendida por nosotros mismos. No hemos estado a la altura. Nuestra dirigencia tampoco ha estado a la altura. Fructífera en gestión y ejecución de obras materiales, ha carecido de don de mando, al fiarse en la
espontaneidad y buenas intenciones antes que en la planificación y estrategia; al actuar con esa parsimonia que lamentablemente viene haciéndose característica nuestra frente a temas de esta magnitud, sumado a ser acreedora de numerosos errores comunicacionales. Tanto peor cuando todo avance modernizador es contrarrestado por actitudes conservadoras de tendencias ya inservibles como la férrea verticalidad institucional o la enajenación por medio de actividades siempre positivas, pero jamás anteriores a nuestra vocación de defender la Universidad con nuestros principios y representar a nuestros compañeros. No hemos estado a la altura. Esta columna es un urgente llamado a todos los gremialistas. Sería un autoflagelante espectáculo si no creyera que este Movimiento posee la potencia para dar un giro de timón. Quisiera ser solo uno de los varios vigías que han advertido estas necesidades, pero esta vez no es susurrada. Es tiempo que nos detengamos un momento a reflexionar si nuestra actividad es el diapasón que interpreta la voz de nuestros compañeros y si nuestro Movimiento es el espejo de nuestros principios. El avanzado desafío de la Reforma Interna es un molino que no se embiste únicamente luciendo en el blasón 45 años. No bastan ni la elocuencia ni la bondad si estas no se traducen en acción efectiva y presente cada día, aunque podamos dedicarle un mínimo de tiempo. No atender este llamado es estar en vísperas de llorar sobre la leche derramada. Ante la constatación de nuestras pobrezas, evidencia explícita de ser “servidores imperfectos”, pero también de nuestras posibilidades de superación, realizo una vigorosa convocatoria a los integrantes y simpatizantes del Movimiento Gremial de la Universidad Católica a apoderarse de lo que les es propio: nuestros principios, nuestras virtudes y defectos a superar, de nuestras carreras. En nombre de la autonomía de los cuerpos intermedios, y de la organización de nuestro Movimiento, por medio de la conquista de una efectiva participación y decisión junto a nuestros dirigentes, al ser ellos la vanguardia de los servidores de una causa que no es abstracta, pues encarna en las personas y en el proyecto universitario del que participan. Llamo a responsabilizarse con deberes y derechos; cito a fortalecer la alicaída formación, a perseverar en nuestros proyectos de voluntariado; convoco a organizarse para emprender este camino y misión; emplazo a la grandeza de superar la mediocridad que hay en cada uno de nosotros y a superarla por medio del sacrificio personal y conjunto que estemos dispuestos a hacer. Este manifiesto se resume en un grito pleno de sentido: ¡Apoderarse de lo propio, ponerse a la altura de los tiempos y obedecer a la vocación!
Alejandro Tello Licenciado en Historia Columnista El PuclĂtico Â