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PSICOLOGÍA DEPORTIVA
Por Elena Ferrer Aranda · Psicóloga especializada en psicología deportiva Golf y Psicología
Psicología deportiva y golf, ¿qué puede aportar?
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La psicología deportiva busca maximizar el rendimiento deportivo integrando el entrenamiento mental dentro del entrenamiento global del deportista. Este trabajo debe adaptarse a las características personales, al deporte en el que se encuentre, a la situación actual en la que se esté inmerso…
Pero ¿qué aspectos se pueden entrenar desde la psicología deportiva? El trabajo de variables psicológicas como la autoconfianza o la motivación; el entrenamiento de diferentes estrategias para una buena gestión de emociones y/o pensamientos; la prevención de lesiones; potenciar aspectos como la cohesión, el liderazgo, la comunicación… En el caso de un deporte individual como es el golf, desde el ámbito de la psicología deportiva se pueden trabajar aspectos como los que se describen a continuación:
1. Atención
El golf es un deporte en el que se debe de ir cambiando el foco atencional dependiendo de la situación en la que se encuentre el deportista. Por ejemplo, en el momento del golpeo la atención debe ser muy focalizada hacia elementos muy concretos que tengan gran relevancia en el rendimiento. Sin embargo, entre hoyo y hoyo esa atención puede ampliarse para observar elementos externos o atender a sensaciones internas.
Además, el golfista debe conocer cuáles son los elementos importantes a los que debe atender en cada momento para tomar buenas decisiones, así como contar con estrategias que ayuden a redirigir la atención en el caso en el que ésta se haya perdido.
2. Nivel de activación
El nivel de activación óptimo se caracteriza por un estado de fluidez física y psicológica que permite rendir al máximo posible sin aparente esfuerzo. Establecer el nivel de activación óptimo dependerá de las situaciones que ocurran alrededor del deportista y cómo éste es capaz de afrontarlas y hacerles frente.
3. Autoevaluación
El golf es un deporte donde las competiciones tienen una duración larga, con momentos entre hoyo y hoyo en los que hay tiempo para realizar un ejercicio de evaluación, es decir, ¿qué he hecho?; ¿cómo lo he hecho?, ¿qué tengo que hacer ahora? Este tipo de preguntas permitirán al deportista establecer planes de actuación adaptados a las necesidades de la competición. Es importante utilizar en estos espacios estrategias que centren la atención en aquello que es importante en el momento de competición.
4. Gestión de pensamientos y gestión emocional
Durante la competición existen muchos momentos de pausa en los que pueden aparecer pensamientos y/o emociones que pueden interferir en el rendimiento en competición. Es decir, es posible que, tras un mal golpe, nos quedemos enganchados en la imagen del error o en frases que nos repitan una y otra vez lo que se ha hecho mal. Por esta razón, es importante contar con recursos que ayuden a salir de este bucle centrando la atención y los esfuerzos en lo que verdaderamente importa en ese momento.
5. Confianza
La confianza es la percepción real que tiene una persona sobre los recursos con los que cuenta para afrontar una determinada situación.
En muchas ocasiones esta confianza depende de las situaciones que se vayan viviendo, por lo tanto, si se tiene un nivel de confianza bajo y se comete un fallo, es muy fácil que, su impacto sea muy negativo en el rendimiento. En este punto es importante resaltar la transcendencia de establecer objetivos y de realizar una evaluación objetiva que marque la trayectoria que hay que ir llevando a cabo. Por lo tanto, el objetivo de la psicología deportiva es aumentar el rendimiento deportivo teniendo presente el bienestar psicológico del deportista, pero sin olvidar la importancia que tienen los resultados en su trayectoria, a partir del trabajo de aquellas variables psicológicas más influyentes.