Suman Cero

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Miguel Ángel Godínez Gutiérrez

Suman cero

Miguel Ángel Godínez Gutiérrez


© Miguel Ángel Godínez Gutiérrez, 1980. © De esta edición, México, 2020. www.migueloncito.com

Para Amalia y Daniel.

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Cocina económica/Comida corrida Para Hilda. Todos los días y más días iguales suman cero. Gabriel Celaya. Arturo llega y busca una mesa desocupada. Mira a la rubia con atención. Se alisa el pelo con la mano cuando una señora le gana un asiento. Después de un rato, la rubia recoge su bolsa y su “Buenhogar”, y lo mira de frente. Arturo la despide: “buen provecho”. Toma su lugar. Lee sin entender: RESTAURANT LA VANESA Comida corrida $ 35.00 Sopa Juliana Crema Conde o Consomé --------------Arroz o Espaguetti a la napolitana ....................... Carne de Cerdo Pollo en mole Milanesa empanizada o Carne asada ....................... Postre y café Arroz con huevo 3 pesos más

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Para cuando llega la mesera (falda negra y blusa blanca), él todavía no sabe qué quiere. “¿Qué es la crema Conde?”. Pregunta. La chava le contesta que es una sopa de frijol molido con sabor a tocino: “también lleva galletitas”. “Entonces, me trae sopa Juliana, espagueti y... antes de que termine, la mesera le retira el menú para entregarlo a otro cliente y se va a la cocina. Arturo le mienta la madre en silencio y abre el periódico: México irá a Bulgaria buscando un lugar en las Olimpiadas de Moscú 80. Hasta el momento hay seis equipos más ya asegurados en este deporte: Estados Unidos, la Unión Soviética, Yugoslavia, Rumania, La República Federal Alemana y Hungría. Faltan cinco equipos para completar los doce finalistas olímpicos y ellos saldrán de la competencia en Sofía. El entrenador nacional señaló que se está tramitando una gira de quince días en Europa antes de EL SUEÑO POSIBLE. Los automóviles V A M son el sueño posible. Véalos con su concesionario. Llegó la sopa de verduras. Arturo limpió la cuchara con la servilleta y comió lentamente. Nunca estuve deprimido: el tenis nos enseña, antes que nada, a perder para evaluar los triunfos en toda su grandeza, señaló Emilio Montaño al recordar su derrota en la serie de Copa Davis que eliminó a México el año pasado. Montaño fue un atleta voluntarioso, que no pudo encontrar la victoria te digo que ese pendejo de Martínez vendió menos que yo el año pasado. Chance y conque venda unos dos equipos o más, lo alcance también en éste. Los de la mesa de junto lo sacaron de onda. “Martínez no es un vendedor nato y yo sí. Él es licenciado o no sé qué, y como nunca la hizo en su carrera, se metió a las ventas. Para poder vender es necesario amar la profesión, él no tiene 4


agresividad ni carácter” . Arturo se desesperó con la mesera. “Señorita: le dije que quería espagueti, no arroz con huevo”. Ernesto Cisneros, técnico azulgrana, coincidió con La Volpe al señalar: “perdimos el partido. “Nada de lo que habíamos planeado lo pusimos en práctica”. Todavía leyó un poco más y por fin se comió el arroz, hasta que escuchó claramente que le decían: “De qué guisado va a ser?” “Me trae por favor una milanesa; digo, si no es mucha molestia”. La mesera se alejó y volvió rapidísimo con la milanesa de Arturo. Una vez más el equipo mexicano dominó, creando numerosas ocasiones para concretar su superioridad, y una vez más los mexicanos no consiguieron marcar ese gol que les habría dado la victoria frente a Italia. Menotti rindió homenaje al futbol europeo que planifica sus actividades con doce meses de anticipación. Arturo meneó la cabeza al tiempo que terminaba con la ensalada y escupía el arroz con leche en el suelo. “Pinches porquerías; y además te cobran el IVA, verdad?” El vendedor estrella de baterías Ecko se solidarizó con Arturo. “El café no está tan mal”, Terció el otro vendedor; de jodida es un nescafecito bien cargado”. Arturo ya no pudo probarlo porque se levantó, dejando cinco pesos de propina: “yo también fui jodido”. Pagó en la caja y regresó a la oficina.

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Rutinas La tinta azul marino con que transcribo asientos contables no es navegable. Arturo. 1. Digo yo Cuando empecé a trabajar Traté de hacer Muy bien Una cosa que ahora me vale: Trabajar. 2. el agua cae tic tac tic tac el jabón resbala tic tac tic tac noticias en el radio: singularmente fue ocupada la ciudad Equir que había sido desocupada por los que actualmente la tienen ocupada ayermente el reloj el jabón en los ojos y en la mente mentemente: cambio de poder pero no de obligación las noticias cacareadamente cómico cacareadamente el agua tic tac tic tac tic tac tic tac tic tac tic tac tic tac 3. La gente siguió entrando más y más hasta que estuvo apretado contra ella. Él cerró los ojos y bajó la cabeza tímidamente, mientras sentía una 6


presión contra su cuerpo. El metro avanzaba a una velocidad promedio de 70 km/h. Levantó la vista y la miró por un momento, hasta ver claramente como ella abría la boca y le ofrecía la lengua, mientras sentía su aliento en la cara y ponía los ojos en blanco. 4. Era la más admirada de la compañía. Aunque trabajaba en una empresa grande, Julieta se distinguía por ser la más bonita, la más atractiva de todas las secretarias. Un día no fue a trabajar: todo transcurrió normalmente. Así pasaron el segundo, el tercero y el cuarto día y la primera y la segunda semana de inasistencia. En el departamento de contabilidad, donde ella trabajaba, nadie se atrevió a mover nada de su escritorio; todo estaba intacto, tal como ella lo dejara. Al portero le extrañó no verla pasar más por la entrada, elevarse en la punta de los pies para tomar su tarjeta, introducirla en la ranura oscura del reloj checador y voltear con su sonrisa, su sonrisa única, a verlo. Todos temieron lo peor. Nadie se atrevió a telefonear a su casa para conocer las causas, tal vez las peores, por las cuales no iba a trabajar. 5. Solo, conmigo. Sólo conmigo solo. En el mismo lugar. Todos los días; estar ⎯no ser⎯ estar, solo. Enroque. Mi cuerpo y mi voluntad de trabajo: aquí. Mi vida allá arriba: en una nube. 7


Dentro de mi oficina, mirándome a través de un domo en el techo. Nube, ¿a quien miras? 6. Cómo ver atrás/delante de todo y caminar junto con las cosas que suceden a diario estando dentro de ellas, viéndolas desde fuera sin quedarnos solos? Pienso y digo: me pasa y me pasaría que te sucediera hoy/mañana/ayer conmigo y con todos juntos dentro y fuera caminando por detrás de todo y de todos. No es muerte, es un stopalto en la esfera gigante de la Lotería Nacional, con calma; y saltar siendo una bolita con premio y sin gritón que nos delate, con una bomba o un poema en la mano, saltando alegres y locos sin: “!Premio número uno!” para uno, sino para todos. Dentro de los madrazos y fuera, unidos: ¡ viven! 7. Dolorosamente luxado. Ni modo. Acude al doctor del ISSSTE, que levanta las cejas y dictamina. Va por la calle, enyesado. Oh, me duele mucho. Alegría súbita: Incapacidad: vacaciones. 8. A la mañana siguiente, como todos los días, Arturo ⎯fijándose en que su pie derecho fuera el primero en entrar en contacto con el suelo⎯ bajó de la cama. 8


Se vistió, peinó y lavó (todo en orden inverso). Tomó sus cosas y salió a la calle. Su cuerpo reaccionaba ante el frío del mismo modo en que sus ojos buscaban el sol hasta dentro de sus bolsillos. El camión estaba repleto Y Arturo se coló sin pagar, como siempre. Ahí conoció a los demás pasajeros sin saludarlos, como todos los días. Llegó a la oficina y checó su tarjeta en el reloj. “Tarde como todos los días”, le dijo su jefe, asomando los ojillos por encima de los lentes. Llegada la hora, salió a comer y ,después del acostumbrado cigarrillo, que siempre le gorrea a Escutia, regresó al trabajo, adormilado como todas las tardes. Mientras simulaba trabajar, recordó el domingo anterior: había salido con Julieta, como todos los domingos. ¡Qué música! Y ¡qué vino, eh! Casi sonreía, pero lo interrumpió la señora Lichita, guardando todo en su bolsa para irse a casa. Arturo tomó el camión de regreso y, ya en su departamento, siguió empeñado en resolver el crucigrama: “El mismo de ayer, carajo”. Después de varios intentos frustrados, se fue a dormir como toda la vida.

9. Sólo quería quiero eso escapar no droga ni alcohol como escapar de todo reloj y noticias dejar atrás cosas como volante y espera a que se caliente porque se pone fuera de tiempo escapar corbata saco magnifica méndiga presentación escapar hijos de su chingada madre estoy harto 9


escape de todo sin droga ni alcohol escape de tiempo y lugar de todo y estar con ella y con música desnudas las dos despiertas escapar para y con ellas dejas dejar atrás las cosas vacías escapar análisis financieros escapar de tu pinche madre dejar atrás las varias cosas inútiles y su chingada madre vestida de luces como un torero monumental llena de arrugas vieja pero no cansada escapar de su chingada madre escondida en el cajón del escritorio escape pero no físico sino de otra forma del tiempo y lugar de relojinoticias y de su chingada madre escapar/

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Juegos europeos A chingarse la vida en un hidalgo. A. 1. Tómense 3 o 4 personas que usted no conozca y que sean de un país cuyo idioma ignore. Escúchelas conversar acerca de cualquier tema. Escoja una idea o palabra que no tenga ninguna relación con lo que supone que ellos están diciendo. Ubique a las personas en la idea o palabra escogida, hágalas hablar y escúchelas (todo en su mente). Obtendrá curiosos resultados.

2. Beba el equivalente a una caguama, o tres kölsh, o cuatro laguers. Introdúzcase en cualquier Museo que no haya visitado antes.

3. Recorrer largas distancias solitariamente puede traer aburrimiento. Concéntrese en lo que huele, después en el gusto de su boca. Juegue con el paladar y la lengua y la nariz. Abra la boca de manera imperceptible, jale aire. Cierre los ojos. Disfrute de sus sentidos. 11


4. Aprenda a gozar con las crudas. Esas maĂąanas , despuĂŠs de una noche placentera, no son tan terribles como parecen. Los acontecimientos se pueden ver de otra manera.: los asuntos urgentes pierden importancia y la vida entera se relativiza.

No. 5 Simule, sin cerrar los ojos: el vagĂłn del Metro en el que viaja corre en sentido contrario.

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Homenajes Quisiera ser como el pedo, que nace para joder al mundo: lo consigue, y luego se desvanece en el aire. Arturo.

Diccionario

Árbol m. Dícese de aquel animal domestico e irracional que, al mismo tiempo de levantar una raíz al aire, acostumbra orinarse en los perros. // fig. Apodo afrentoso. //Arbol caliente (voz inglesa). m. Panecillo con salchicha caliente.

Las enseñanzas Subiendo por allá, te dijo Don Juan y emprendiste la marcha alegremente, llevando siempre a cuestas tu equipo. Dirección Tacuba.

París Él era pintor “expresionista” metido de boxeador, peso gallo. Seguía tomando mientras llevaba el ritmo con la cabeza. Le decían “Campeón”. Sonreía pedamente. 13


Annie Hall La miras que ve en tus ojos las miradas que Woody Allen te enseñó a hacer y sonríes. Mamolo Fábregas El papel del papel. El rol del rol El actor actuando que actúa. Telón

Eje Central Una viejita de modos y ropas muy humildes subió por fin al trole atiborrado de gente. Y antes de que alguien pudiera evitarlo, se desnudó, ahí, delante de todos.

El velador Mira su reloj. Suena el silbato. Silencio. Apenas sombras tenues de bicicleta y velador. Al doblar una esquina, conviértese en mariposa y a volar; mientras la bicicleta, el reloj y la gorrita quedan tirados en el suelo. La luna. 14


Oso Mi hermano y yo solíamos platicar mucho cuando jóvenes. Él me hablaba del amor de Dios que vivía en el seminario y yo del que compartía con mi novia. Ahora soy sacerdote y él es feliz padre de tres robustos niños.

Mis primeros 15 abriles/Noche en el Tívoli Primeros compases de “Nereidas”. Luces rojas y amarillas convierten en un ascua el escenario. Aparece en escena Mitzuko, la sensacional vedette mexicano-japonesa, cubierta con una gran capa roja destellante que parece desplazarse sola sobre las tablas. Sobre una espesa nube de hielo seco, y avanza pausadamente. Se inicia la “Marcha Triunfal de Aida”, la quinceañera aparece sobre una espesa nube de hielo seco y avanza lentamente, sonrojada, con los ojos entornados. Mitzuko inicia su acto y canta “Tonto”, canción de moda. Mientras sus labios dejan escapar la letra de la canción, extiende sensualmente un brazo y señala a alguien en el anonimato del público. Mario, el chambelán principal, se encuentra en el otro extremo de la pista: gallardo, con su juventud a flor de piel, recibe a la quinceañera y voltea nervioso, mira entrar a sus compañeros con una de las damas de honor cada uno. Con la última sílaba de “Tonto” se desgranan los primeros aplausos y aumentan los gritos indecorosos del respetable, lo que contribuye a caldear un poco más el ambiente. Mitzuko agradece inclinándose hacia delante y ríe. Empieza a escucharse 15


música de streap y la sensual geisha inicia su acto cumbre despojándose de la capa roja. Ya está todo listo para iniciar el vals. Teresita, la feliz quinceañera, contempla la oscuridad en que se encuentra el salón; detrás de ella se encuentran sus familiares y amigos. Se enciende un reflector y puede distinguir, aún con las pupilas dilatadas, a su emocionado padre. El público sigue con ansiedad los movimientos de Mitzuko, que ahora desabrocha uno, dos tres, todos los botones de su blusa entallada y casi transparente. La gente corea cada movimiento con un ¡ah! de alivio reprimido, hasta ver volar como llamarada la blusa bordada con motivos orientales.. Es para mi un honor el presentar en Sociedad a Teresita, mi hija , en esta fiesta de celebración de sus primeros quince años. Deseo que ustedes la miren y traten como al botón de una tierna rosa al contacto del rocío y de los primeros rayos del sol matinal. Mitzuko provoca gritos de júbilo al arrojar con fuerza, pero delicadamente, su diminuta falda de seda, que cae fuera de las tablas. Luego, como clímax del show, acaricia con increíble dulzura su salvajemente bien torneado cuerpo. Y a ti, hijita linda, mi Teresita querida, sólo quiero darte un consejo: la vida es un camino lleno de abrojos, trata de sobrellevarla con paciencia y pureza, porque todos tenemos que llevar nuestra cruz y lo importante es llevarla con dignidad y la frente en alto. Tal como se te ha enseñado hasta ahora. Voz ahogada: perdónenme, pero no puedo continuar... Se inicia un suave vals. Aplausos. Gritos. Silbidos. Mitzuko sale de escena.

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Frank Zappa En alguna parte (y en nombre de “Los Barbajanes”) tenía que escribir algo para él.

Amalia Flores acuáticas y peces nos rodean. Sucede. Sucede todo en el momento que nos encontramos. Barcos de madera barnizada y clara navegan dentro del mar, llenos de musgo y algas. El olor marino está dentro de mí. Entra por mi nariz, llena mi boca y engorda mi lengua. Mi paladar se llena de saliva salada. Mis oídos, de sonidos submarinos. Mis ojos sólo pueden mirarte a los ojos. Mi cuerpo todo está en ti. Vuelve a suceder.

Malaquitas, Titi, Rubio, Canario y Mejicanito ¿Cómo te fue en el día? Conseguí unos duros para unas cañas de rojo. Se trata de vencer al día. Todo el día caminando: uno, dos, uno, dos. Andando los caminos. Lo bueno es que hay sol. Todo está en ganarle al día. El sol está majo, tío, ¿Vale? Caminar. El sol. ¿Me ayuda con unos duros? Estoy parado. ¿Me puede dar algo? El sol. Vencer el día. Así es la vida, es verdad: si eres malo, te aplauden; y si eres bueno, abusan. El sol. Caminar. Estoy parado, pero a Barcelona no vuelvo: ¿para qué? El sol de España. Caminar. Vencer al día. La Legión, ¿valei? Yo era raso, ¿te 17


acuerdas del cabo Comba? ¡Qué hijo de puta! Caminar y las primeras copas. Vencer. Dormir. ¿Me da un bocadillo? Estoy parado. No vuelvo. Ese sargento sí que era cojonudo. Estás en la logia? Pues yo sí. Tal vez me ayuden. Caminar. Vencer el día. Vencer. Otra cañita de lo mismo. ¡Si, yo soy currante, tío! ¡Estoy parado, sin currelo! Caminar. Vencer. Caminar. El sol. Vencer al sol . ¡Qué va! ¡Si somos lo mejor de Europa, hijos de super-perra! ¡Qué va, qué va! El sol. Caminar. Cháritas. El sol ¡Qué va, tío! Currelo... no vuelvo. El sol. Caminar. Uno, dos, uno, dos. Vencer. Va oscureciendo. ¡Más vino! Vencer. ¿Qué día es? Ya termina. El sol. El albergue de Cháritas. Currelo. Vencer el día. ¡Qué va! No vuelvo. El albergue. La cama. Vencer. Vencer. Vencer. (Madrid, 1978)

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Sueños (vuelo) Emerges lo obscuro emparentado con las flores y asciendes buscando un cielo que te ha olvidado en medio de sus mundiales preocupaciones. Abres los ojos y contemplas tu ciudad ruidosa, humeante, escandalosamente hermosa y extiendes los brazos metiendo segunda entre las nubes. Ya en el principio todo era tan difícil como ahora. Solo tratar de cambiarlo lo hacía fácil; pero no, y nunca pudiste levantarte en medio de todos como ahora. Como ahora que abres el puño cuasi-garra y descubres un grano de mostaza tan pequeño y tan grande, tan grandioso y tan humilde como tu propio vuelo. (la gorda) “¡Con un carajo!”, me dijo al incorporarse de un solo brinco. Entonces escuché aquello. Era algo parecido a un murmullo dulce, pero perverso. La gorda no quiso mirarme a los ojos. Alcancé a percibir que un suspiro se le hinchó en el tórax. Ella sabía de lo que se trataba. De hecho, la había acompañado desde su niñez. Pasaron algunos segundos densos y pesados, lentos y sonrientes. La oscuridad escondía el sitio de donde venía el murmullo, pero no lo 19


disfrazaba: era el mejor traje que podía tener. La gorda temblaba. Casi sollozó por un instante. De pronto, y en medio de la oscuridad, alcancé a ver que el temor de la gorda era provocado por esta mano derecha que al verse descubierta, guardó la pluma, no sin antes poner el PUNTO FINAL. (espejo) SÓLO TIENES OJOS para tu espejo. Arturo. Parece que estuvieras encerrado en un cuarto con un cuaderno, tu pluma, cigarrillos y un espejo. ¿Cómo quieres que te lo explique? Avanzas con preguntas, lenta pero seguramente, preguntando. ¿Hasta cuándo? El camino es un laberinto, juego de adolescente construido con preguntas sin respuesta. Caminas hacia adentro. ¿Dónde es adentro? ¿Cómo? Te deslizas sin hacerte notar en el espejo, pero estás solo. Recuérdalo. Y tú solo no puedes verlo. Miras hacia atrás y hay espuma blanca, sólo espuma. Ni siquiera intentas tocarla. ¿Qué es lo que haces? En lugar de maldecir, insultar, cagarte en el gran excusado, solamente puedes hacerte preguntas infantiles. ¿A dónde vas? Miras las cosas con aire de suficiencia y casi de alivio, pero la verdad es que preferirías estar furioso. ¿Quién viene? ¿Puedo verlo? ¿Cómo es? Te equivocas, nadie te sigue. No intentes huir, estás solo. Solo y tu alma. La lluvia te moja, las sombras húmedas son puro espejismo. El agua resbala por tu cara, se entretiene jugando en tus labios, moja el espejo. Tal vez ya hayas muerto. Dudas, pero la respuesta está al alcance de tus manos, no 20


de tus ojos o tu cerebro. ¿Qué esperas para apretar el gatillo, Arturo? ¿Qué nueva pregunta esperas? (globo rojo) Como atraido extrañamente, te ignoras y volteas para no verte sobre el aura fría de su cara. Quieres levantar el índice, pero te rehusas por no tener ni saber qué decir. Sin embargo, tocas delicadamente ⎯apenas rozando⎯ tu muslo derecho y lo sientes tan duro como su mirada. Entreabres la boca y dejas que el plástico de tu lengua se inunde de saliva gris. Saliva que quiere hablar y que quiere decir que tu paladar está mojado como el pelo de Julieta. Cierras los ojos y, mientras ella te mira, meditas sentado en un cojín esponjoso, con los dedos de tu única mano muy juntos, engarruñados, significantes. Notas que el aire frío te toca en la cara, es el aliento de Julieta, despedido por su nariz y boca abiertos de par en par y sientes más frío y juntas los brazos a tu pecho, con los codos apoyados en las rodillas. Abres los ojos y te ves en los de Julieta, azules y fríos. Hoy todo es frío. Tú sin ojos y sin boca, sólo aliento. El silencio será roto por un leve suspiro apagado. Con olor a madera asciendes poco a poco hasta el techo y lo sientes de vidrio y con luz que hace que tus ojos cerrados se conviertan en dos carbones al rojo vivo, pero sin calor. Ahora eres tú el que escapa de Julieta, que te mira azorada como quien mira volar un globo rojo en el cielo. Ahora ¿en dónde están tus ojos? Julieta era tu dirección y tu consuelo, y ahora ella te persigue. Has escapado por un gran ventanal. Es ella la que ahora te sigue. Tu rumbo es el de ella. Y corre y corre por la calle , pero tú eres más veloz 21


que ella. No hay nada que te detenga. Subes. Tal vez algún día regreses envuelto en una nube o en el mismo aire que golpea su cara: ese mismo aire con el que ella te infló. (el vino) “Seriedad”, se dijo con otro bostezo, mientras se abstenía de cantar a grito abierto por primera vez en esa noche. “Calma, calma”, seguía diciéndose, contemplando a sus amigos con la mirada extraviada y los colores encendidos. Pensaba que ya era demasiado. Se le iba la cabeza de lado, junto con la sonrisa borracha y cínica, oliendo a tinaja de vino. Sin embargo, seguía bailando el valsesito que sus amigos cantaban. Bailaba de abajo a arriba, y con cada salto se le metían los ojos en la boca. “Estoy pedísimo”. Extendía el pie derecho y luego el izquierdo, abrazando a Julieta. “Seriedad”, y luego se le fueron las imágenes. Hasta que se reconoció reflejado en una taza de baño: miró su rostro y se soltó. Vomitó y vomitó, hasta sentir el estómago en el paladar. Vomitó rojo Liquido bendito. “El vino“, se dijo. Luego vinieron la calma y la almohada. La calma y el sueño. El silencio. (confusión) Caminas para acá y te volteas de repente. Escuchas con atención. Respiras pesadamente. Corres para atrás. Atacas por la izquierda. Te detienes y abres bien los ojos. La oscuridad te invade. El silencio te 22


escucha. El exceso de palabras te hace perder la voz. Vuelves a correr. ¿A dónde? ¿Adónde vas? (la bota) SIN PIEDAD puso los ojos en Arturo, luego los pies. Arturo, tenso, todo su cuerpo gato erizado. Caminó hacia la cara. Arturo no podía decir nada y lo decía todo. La bota se apoyó en sus dientes: el tacón en la garganta. Arturo quería seguir cantando. Trató de moverse: no pudo. La bota rompió los dientes y pisoteó la nariz como quien apaga un cigarro. La sangre brotó y le inundó la boca. Los ojos se escondieron tras una gelatina roja; pero seguían abiertos. Uno se oscureció de pronto, después de ver una bota: una gran bota roja con dientes encajados en la suela. La bota. Los dientes. La sangre. Y por fin gritó: o más bien se quejó profunda, roncamente. Le brotó el sonido desde las yemas de los dedos, corrió por los brazos y se detuvo en el pecho. Desde el pecho se oyó aquello. La bota. Los dientes. La sangre. La garganta. El grito. El quejido. El despertar. La mañana. La oficina. La mierda. (déjä vu) Claro que es un sueño ⎯te dijiste⎯, y seguías pellizcándote confiadamente el brazo. Al fin y al cabo no ibas a ser el primer sonámbulo que cayera de un décimo piso. 23


(comité de presupuestos) Tomas tus libros contables. Los pones bajo el brazo y te diriges al lugar de la junta. Discutes apasionadamente: Gritas, Manoteas, Insultas al director general. Sales del baño oliendo a jabón, limpiecito, tan tranquilo.

(...) AYER soñó que iba a la guerra. Hoy despertó con un tiro en la frente, muerto y amén. (punto final) Es solamente el cuerpo de Arturo. Tendido en la cama, sus ojos tienen la fijeza de los que están muertos. No más preguntas, la casa gana. Sus manos encima de la sábana, acostadas y durmientes. La ventana de su infancia lo mira y permite que la rama más alta del rosal del patio se asome y lo contemple, teniendo siempre el sol en la nuca. ¡Esa ventana! Los vidrios que están en la ventana nunca vieron, temieron su infancia; conocieron al Arturo madurito, que les picaba el culo a las sirvientas, que entraba y salía de la casa con sus cuadernos y libros. Estos vidrios 24


no vivieron su época de niño, donde había que temer al mal tino y sólo apretar los dientes y cerrar los ojos al ver venir el “cañonazo” en forma de balón de gajos. Arturo está ahí y ninguna de sus cosas ha huido. ¿Arturito muerto? preguntan las fotografías de su abuela y padre muertos alguna vez, en un día como este, de sol, de pocas nubes. ¿Arturito sin vida?, se dicen al oído los mosaicos amarillos del piso, los mismos que sintieron el peso de su cuerpo y distinguieron la forma de sus pies que nunca más estarán húmedos. Los pies que lo acompañaron toda su vida. ¿Arturo muerto? ¿Arturito? ¿Muerto? ¿Muerto? ¿Muerto?

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Epitafios

¡Ese cochino de Arturo! Se come las uñas y no las escupe. Julieta. *20-XI-1949 +23-11-1974 Te la pasabas platicando con él sobre la Revolución Naciente. Andabas de grillo y le hacías política a tus malos maestros. Sacrificabas ir a ver a tu novia para llegar a tiempo a tus reuniones de célula. Te vestías de mezclilla a pesar de tener ropa fina. Hacías muchas cosas por influencia de tu amigo, sin que se lo dijeras. Y ahora qué... Te acaban de avisar que lo asesinaron en un enfrentamiento con el ejército, ayer. Y ahora qué. ¿Y ahora qué vas a hacer? 2-IV-1946 + 13-IX-1976 Hoy es miércoles y él no sabe que alguien lo espera en su casa, bien dormidito. Arturo acude a su trabajo en la mañana; trabaja, suda se cansa; manda, dirige, ordena, esclaviza. Ya. Toma su saco, su sombrero y su maletín; 26


camina hacia su coche. Se dirige a su casa, totalmente cansado. Ha trabajado demasiado este día, que ya es noche. Se restriega los ojos al llegar a su casa. Suspenso. Abre la puerta lentamente. Prende la luz y la tele. Todo normal e igual que siempre. Claro, él es viudo. Se quita el saco y lo arroja sobre el sillón. Saca una cerveza del refri. Se sienta. Tose. De atrás le sale el otro, por sorpresa (nadie lo había invitado). Gritos y mucha emoción. Arturito ha sacado la mejor parte. ¿Quién sería ese que tanto lo odia? Todo puede ser posible. En una ciudad con 14 millones de habitantes, ¿no puede ser posible todo? Explota en ese mismo momento una bomba-reloj-despertador que el malo ha colocado debajo de la tele. Se apaga la luz. Cortocircuito.

* 12-IX-1953 + 11-IX-1952 Casimiro camina distraído por la calle y atisba a Juvenal y a Ramiro que lo están esperando en la esquina con dos machetotes así de grandes (esto lo piensa, aunque no sepa el nombre de Ramiro ni el de Juvenal ). Al ver que se acerca Casimiro, Juvenal codea a Ramiro para que voltee. Alerta. Casimiro camina ahora lentamente, y chifla (sí, chifla) nerviosamente, y voltea para otro lado. No quiere problemas. Ramiro y Juvenal esperan calmadamente parados en la “parada” del camión. Juvenal aspira el aire y dice: ¡oh!, qué denso está el smog. 27


Ramiro lo mira, aspira lentamente, y asienta con la cabeza. (Note el lector que se están haciendo güeyes). Casimiro se acerca más y más y mira a Juvenal afilar su machetote en un aparatito para afilar machetotes del tamaño de un cortaúñas. Casimiro no sabe que hacer. Voltea, no puede regresar, aunque lo intente. Es inútil. Sigue caminando pasmosamente, nerviosamente, mente. Llega. Juvenal se aproxima a Ramiro y de un codazo lo pone en alerta. Alerta. Juvenal se acerca a Casimiro. ¿Tiene un cerillo, por favor? A Casimiro casi se le brotan las lágrimas, busca: ¡NO TRAE CERILLOS! Extiende una mano y le da su encendedor guinda. Casimiro mira y el camión no viene. ( ¡NO VIENE!) Juvenal no se mueve, ni le regresa el encendedor, intenta platicar. Ramiro también se acerca (el muy hipócrita hace como que se lima las uñas con su machetote). Por fin se acerca el camión. Casimiro le hace la parada, cierra los ojos. Ramiro y Juvenal suben al camión; lo hacen de palomita, como dicen por ahí. Ramiro tira su machetote (se le cayó, parece). Casimiro queda solo, parado en la parada del delfín, a las doce de la noche, en una calle oscura. Llora (llórale, hijo, ahora que puedes) Presa de un abatimiento nervioso. Casimiro recoge el machetote de Ramiro y se lo lleva al estómago. Entonces se da cuenta de que no es un machetote sino un cortauñas. Cree hacerse el hara-kiri, pero solamente 28


consigue cortarse algunos pelos del ombligo. Cae hincado en medio de la banqueta. Sangra profusamente. No ha pasado el camión desde la mañana, dice el policía. Como que no ha pasado ⎯Dice Juvenal, quien aspira el humo de su cigarro mientras Ramiro huele el aire nerviosamente. A lo lejos se ve la silueta de un hombre que avanza lentamente, nerviosamente, mente, mente, mente… 12-XII-1934 + 13-VI-1970 En su estúpida obstinación, dijo: “He venido porque quiero ser inmortal. Sé que ustedes dos han perfeccionado sus métodos y creo tener lo necesario para poder probarlos” Y arrojando varios fajos de billetes, chequeras y joyas sobre la mesita, cruzó los brazos en tal forma que nos hizo recordar a Benito Mussolini. Los doctores Franco y Rosas (sus seguros servidores) se miraron detenidamente a los ojos, estupefactos, y con un gesto asintieron. Desde ese mismo día comenzaron las pruebas y tratamientos. Eran tan pesados que el paciente se desplomaba, agotado, sobre su cama por las noches, cuando todo terminaba por un rato. Pasaron los meses, lentos, como goteando por un vidrio. Hasta que llegó el día señalado: el gran día.

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Eran como las ocho de la mañana. El paciente ingresó en la sala de operaciones. Le fue aplicada la mascarilla de anestesia. El doctor Rosas fue el encargado de hundirle el bisturí en el corazón. Murió en el acto. * 18-IX-1953 + 22-IX-1979 Estás solo. Lo que tanto recordaste en esa mañana silenciosa se tradujo por fin en llanto. Unos momentos antes (No) habías juntado las manos en tu cara; las habías cosido con hilos invisibles (puedo) de abandono. Un poco antes también quedaba todo lo que le diste (continuar) en el suelo de madera, todo desviado de su objetivo primero: cubrirle el cuerpo con besos calientes (contigo). Todos sus besos se habían quedado en el suelo, diseminados (Te amo). Horas antes rompías una pequeña nota (Me voy) y arrojabas la escopeta en la cama (Julieta).

*31-I-1954 +14-II-1976 Pensar que fui capaz de arrojarme a tiempo y empujarte fuera del alcance del camión materialista. Pensar que fui capaz de morir atropellado. Pensar que fue en ese momento cuando supe que te amaba. 30


* 20-X-1942 +28-X-1978 José Gutiérrez despierta en el Metro. Estación Taxqueña. Voltea para atrás, ve el primer carro del tren, donde va el maquinista. Suena la chicharra. Con los ojos entreabiertos, chinguiñosos, corre hacia la puerta derecha. Cae. Muere achicharrado. *11-IV-1451 +12- X-1492 ¡Claro que el mundo no es plano!, les dijiste, en medio de acalorada discusión teológica, justo un mes antes de caer toda la tripulación en el abismo sideral. *14- V-1917 +28-VIII-1947 Sangre y arena: grava y mármol en el monumento fúnebre del torero.

*15-VII-1937 +6- V -1975 El policía bancario sonrió triunfalmente. Se dijo: estos estúpidos creen que van a engañarme. Y con un rápido movimiento de manos se arrojó 31


contra el hombre que tenía el arma; pero no alcanzó a tocarlo. El impacto de la bala lo hizo caer violentamente contra el suelo. Y con el último hilito de vida y los ojos muy abiertos, alcanzó todavía a ver aquella pistola que se parecía tanto a las de juguete que se parecen mucho a las de verdad. +24- VI-1906 + 8 III -1976 La vio aparecer por detrás del monumento. La mujer de negro, con pelo blanco. Caminaba sin hacer ruido. Ya pronto. Ojos vacíos. Con todas las miradas gastadas. Sólo recordaba, veía su inminente futuro. No había medida de tiempo para ella. Sólo caminar por el cementerio, las manos juntas y caídas, las arrugas en las arrugas. Sólo recordando. La viejita.

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Índice. Cocina económica/Comida corrida Rutinas 6 Juegos europeos 11 Homenajes 13 Sueños 19 Epitafios 26

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Miguel Ángel Godínez Gutiérrez nació una madrugada de 1953 en el barrio de Tacuba de la Ciudad de México. También una parte de su ombligo se encuentra enterrado en San Cristóbal de Las Casas, Chiapas. Es Doctor en Ciencias de la Administración y profesor en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México. Ha trabajado como contador, subdirector, encargado, mesero, cleaner, analista, jardinero, editor, agricultor, secretario, presidente, corrector de estilo, vendedor de puerta en puerta, consultor, saltimbanqui, productor, gerente, así como en proyectos artísticos y pataOísicos y otras actividades lícitas y ediOicantes. Melómano de toda la vida y bajista de blues y rock a últimas fechas. Ha publicado cuento, poesía, crónica, reseña y ensayo breve en diarios, libros colectivos, revistas literarias y espacios digitales. Sus libros son Suman cero (1980), Historias imposibles (1989), De la vida ordenada (seis ediciones entre 1991 y 2009), Aire, otra vez (2003) y Nefelibata (2017).

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