Taller deuda

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LA DEUDA EXTERNA EN AMERICA LATINA Qué entendemos por deuda? Muchas personas adquieren préstamos para comprar bienes de consumo o de equipo, o una vivienda. Los países también lo hacen. Toman dinero prestado en los mercados de capitales o lo piden a instituciones financieras internacionales para pagar infraestructuras: carreteras, servicios públicos y centros de salud. Al igual que las personas, los países tienen que devolver el principal y los intereses de los préstamos que reciben. No obstante, hay diferencias importantes. Si una persona contrae un préstamo, recibe el dinero directamente y cuando lo devuelve lo hace conforme a las condiciones de ese préstamo. Pero si es un país el que adquiere el préstamo, a los ciudadanos no se les informa acerca del uso del mismo ni de las condiciones de su devolución. En la práctica, muchos Gobiernos han utilizado préstamos para proyectos que no cumplen los requisitos mínimos de viabilidad social, ecológica o económica. Una segunda diferencia es que, cuando una empresa o persona no puede hacer frente a sus obligaciones financieras va a la quiebra. Entonces se nombra un tribunal encargado de evaluar la situación del deudor al que los bancos reconocen la incapacidad de pagar la totalidad de su deuda. Sin embargo, los países no pueden pedir que se les declare en quiebra: no existen procedimientos ni árbitros a tal efecto. En el ámbito internacional son los acreedores y no un tribunal, quienes deciden si pedirán o no al país deudor que pague su deuda. La crisis de la deuda y su impacto en el Sur. La crisis como tal se pone de manifiesto en 1982, cuando México anuncia que no puede pagar su deuda externa, suscitando en la comunidad financiera internacional el temor a que otros países siguieran el mismo camino. No obstante, el antecedente más directo de esta crisis data de 1973, cuando los miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) cuadruplicaron el precio del petróleo e invirtieron su excedente de dinero en bancos comerciales. Los bancos, en su búsqueda de inversiones para sus nuevos fondos, hicieron préstamos a países en desarrollo, sin valorar debidamente las peticiones a tal efecto o sin vigilar el modo en que se utilizaban los préstamos. De hecho, debido a la irresponsabilidad, tanto de los acreedores como de los deudores, la mayor parte del dinero prestado se gastó en programas que no beneficiaban a los pobres: compra de armamento, proyectos de desarrollo a gran escala y/o proyectos privados que enriquecían a funcionarios públicos y a un reducido grupo de privilegiados. El impacto de la crisis de la deuda en el Sur no se hace esperar y sus costes son tanto sociales como financieros. Los países pobres altamente endeudados presentan tasas de mortalidad infantil, enfermedad, analfabetismo y malnutrición más altas que otros países en desarrollo, según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Para seis de cada siete países pobres altamente endeudados de África, el pago del servicio de la deuda - se entiende, el principal más los interesesrepresenta más de la suma total de dinero necesario para aliviar esta situación. Si invirtieran ese dinero en desarrollo humano, tres millones de niños podrían superar los cinco años de edad y se evitarían un millón de casos de malnutrición (Informe sobre el desarrollo humano, 1997). En 1996, los países del Sur le debían al Norte más de dos billones de dólares, casi el doble que diez años antes. Por orden de importancia, las deudas están contraídas con Estados, bancos comerciales e instituciones financieras multilaterales. Cerca del 50% de los pagos anuales que efectúan los países del Sur se corresponden con intereses de la deuda. Desde el punto de vista financiero, el fuerte endeudamiento implica un alto riesgo para la comunidad internacional a la hora de invertir en un país. De esta forma, los países pobres están prácticamente excluidos de los mercados financieros internacionales. El PNUD estima que en la década de 1980 los tipos de interés para los países pobres fueron cuatro veces más altos que para los países ricos, debido a su menor grado de solvencia y a las previsiones de una depreciación de la moneda nacional. Los países muy endeudados sufren enormes presiones para obtener divisas destinadas a pagar el servicio de su deuda y comprar productos esenciales de importación. Las Instituciones Financieras Internacionales ofrecen a menudo asistencia financiera a países que se encuentran en esta situación y utilizan su influencia para obligarlos a aceptar políticas de ajuste estructural y de estabilización. Aunque su fin es el de estabilizar las economías en crisis e impulsar su crecimiento, haciéndolas más competitivas, la auténtica realidad es que las políticas de ajuste provocan en su aplicación efectos muy negativos para la población de los países más endeudados: Recorte de los gastos sociales (salud, educación, bienestar, etc.) ya que se pretende reducir el déficit público. Cierre de numerosas empresas locales que no pueden competir con las multinacionales extranjeras. Reducción de las plantillas de las empresas públicas. Muchos de los trabajadores son despedidos como consecuencia del recorte presupuestario. Las inversiones llegan con cuentagotas de manera que el crecimiento del empleo se produce de manera más lenta de lo anunciado. También se ve perjudicado el medio ambiente ya que estas políticas llevan aparejada la necesidad de aumentar las exportaciones que en muchos países dependen de la explotación indiscriminada de recursos naturales como la madera, los minerales o un único producto agrícola. La deuda externa es la manifestación más dramática de la situación de subordinación en la que viven las economías de los países del Sur dentro de la estructura económica internacional. Mientras el crecimiento macroeconómico de los países más ricos y de algunas naciones emergentes alcanza cotas muy elevadas, una buena parte del mundo en vías de desarrollo pasa por una situación humana catastrófica. Las injusticias que genera el sistema económico mundial, que maximiza el beneficio de los que más


tienen, abren una gran brecha entre éstos y los que quedan excluidos de los procesos de crecimiento, las mejoras en el nivel de vida y el incremento de los ingresos. El sistema financiero internacional excluye de la inversión privada a decenas de países y millones de personas. La justificación reside en que no reúnen las condiciones idóneas que demandan los inversores. Las desigualdades también están creciendo al interior de los propios países empobrecidos. Quebrar esta tendencia depende, no sólo de la voluntad política de los máximos organismos de poder, sino también de la determinación de la ciudadanía para convertirse en protagonista del cambio. Derechos humanos contra deuda externa Eric Toussaint I. Algunas tesis: Tesis 1- A nivel de la definición de la crisis y de su significado: la crisis de endeudamiento del tercer mundo fue gestionada por los gobiernos del norte con la complicidad de la mayoría de los gobiernos del sur y por las instituciones internacionales financieras multilaterales como el FMI, Banco Mundial, BID, etc., y grandes instituciones financieras privadas, de manera que entraran en un ciclo de dependencia agudizada aquellos países del tercer mundo y de Europa Oriental que habían adquirido una verdadera fortaleza industrial o que aumentara la subordinación, casi completa de los países más periféricos. Tesis 2- El reembolso de la deuda externa e interna es un formidable mecanismo de bombeo de las riquezas creadas o de una parte de ellas (el sobreproducto) por los asalariados y los pequeños productores de los países de la periferia hacia los poseedores de capitales, tanto del sur como del norte, sabiendo que los del norte son los principales beneficiarios. Pero claro a este nivel -insisto- también los del Sur. Una parte importante de los bonos Brady de Ecuador son poseídos por grandes inversionistas ecuatorianos, así como la gran parte de la deuda externa pública de México, que también es de propiedad de capitalistas mexicanos, quienes evadieron sus capitales e invierten a partir de los mercados financieros en títulos de la deuda pública de su país. Tesis 3- Los acreedores no quieren el reembolso del capital prestado, porque esto significaría el fin de un excelente negocio. Ellos quieren que se siga pagando el alquiler del dinero y eso es en realidad lo que está ocurriendo. Entre 1982 y 1998, América Latina, como el tercer mundo en su conjunto, reembolsó casi 4 veces lo que debía al inicio de la crisis (1982) y se encuentra 3 veces más endeudada. Tesis 4- El sistema de endeudamiento actual, impide cualquier tipo de desarrollo humano. Por eso, mantener el sistema de condicionalidad para reducir la deuda, incluyendo el pretexto de reducir la pobreza absoluta, no cambia nada, porque la condicionalidad principal impide un verdadero desarrollo soberano. Tesis 5- En las últimas crisis de la deuda se reproduce un proceso de rescate de la banca privada nacional, socializando el costo, pasando a veces por una fase de estatización de la banca. Eso está ocurriendo en Ecuador, ocurrió en México, fue aplicado en Corea del Sur, en Tailandia, en Indonesia, es decir que no es una mala solución nacional "a la ecuatoriana", sino un mecanismo fundamental elegido por el Banco Mundial y el FMI, con la complicidad de los gobiernos nacionales del sur para rescatar a la banca privada nacional y a los acreedores internacionales. Tesis 6- Cualquier solución real al problema de la deuda implica poner en práctica medidas para encontrar fuentes alternativas de financiamiento del desarrollo. Los gobiernos que siguen obligando la nacion a reembolsar la deuda dicen : " Aunque el reembolso es injusto, tenemos que seguir pagando para que sigan llegando los flujos capitales hacia nuestras economias ". Hay que encontrar una respuesta a ese argumento. Más pagan, más deben Al finalizar 2004, América Latina había pagado siete veces el monto de la deuda externa que tenía hace dos décadas. Si España, por ejemplo, decidiese prescindir de esos ingresos, tan sólo renunciaría a 30 kilómetros al año de autovías. La campaña “¿Quién debe a quién?”, llevada a cabo por más de 30 ONG españolas, vuelve a poner sobre la mesa la discusión sobre la condonación de la deuda externa de los países del Sur. Si España, por ejemplo, decidiese prescindir de esos ingresos, los españoles tan sólo renunciarían a 30 kilómetros al año de autovías. A cambio, millones de personas que conseguirían tener una vida digna.


La deuda externa lejos de irse reduciendo con el pago de los plazos, ha aumentado hasta tener consecuencias desastrosas para las poblaciones. Para entender este proceso hay que retroceder a los años 60-70, cuando los bancos privados otorgaron préstamos con intereses muy bajos. El 60% de los créditos que se concedieron fueron para países empobrecidos. “Las deudas externas aumentaban pero gracias al flujo comercial se pensó que no habría problemas en el reembolso” explica Éric Toussaint, presidente del Comité para la Anulación de la Deuda del Tercer Mundo (CADTM). Sin embargo, todo cambia en los años 80. Los intereses aumentan y el comercio mundial cae en picado. Los países del Sur se entrampan con nuevos créditos que les permitan pagar los intereses de los anteriores. En la década de los 80, estos países pagaron más de un billón de dólares en concepto de deuda externa. Hoy, los países empobrecidos del Sur tienen que pagar cuatro veces más que en 1980. La paradoja está en que los países “deudores” han pagado ocho veces lo que se debía en los 80. Al finalizar 2004, por ejemplo, América Latina ha pagado siete veces el monto de la deuda externa que tenía hace dos décadas. Los Estados para poder hacer sus pagos, transfieren una gran parte de las riquezas de su pueblo. La deuda externa está ahogando el desarrollo y el crecimiento de estos países. La Comisión Económica para América Latina (Cepal) indicaba hace unos días que en 2004 más de 75 mil millones de dólares han ido destinados al pago de la deuda exterior, el doble de los recursos económicos que entraron por inversión extranjera. Los gobiernos de los países endeudados dejan de invertir recursos en la mejora de la calidad de vida de sus poblaciones: educación, sanidad e infraestructuras. Intermon Oxfam denuncia que países como Níger destinan más de una cuarta parte de sus ingresos al pago de la deuda, mientras que un 86% de su población es analfabeta y una quinta parte de los niños menores de cinco años muere. Grupos y organizaciones de todo el mundo comienzan a decir que la deuda ya está pagada no una, sino varias veces. Los países del Sur sienten como unas reglas de juego injustas están robándoles sus vidas e hipotecando su futuro. Aurora Donoso, representante de Acción Ecológica de Ecuador, explica “no somos pueblos deudores, sino acreedores de una enorme deuda que lleva más de 500 años incrementándose”. Los países del Norte han saqueado, y saquean, los recursos naturales, están destruyendo el medio ambiente y violan los derechos humanos más fundamentales para conseguir más ganancias. Baste como ejemplo los beneficios de la petrolera española Repsol en la región de Arauca (Colombia) a costa de desplazar a los indígenas y acabar con el ecosistema de la zona. Para Éric Toussaint, la solución de la deuda externa pasa por una gran revolución, “que los países endeudados se nieguen a pagar la deuda”. El intelectual norteamericano Noam Chomsky también se encuentra en esta línea de pensamiento, ya que no son los países los que se endeudan, sino los dirigentes, en muchos casos corruptos y con fortunas que podrían pagar la deuda de sus países. Así, los ciudadanos estarían legitimados para presionar a sus gobiernos para que dejaran de pagar. Uno de los casos más sonados fue el ocurrido en Argentina. Este país ha dejado de pagar una deuda que asciende a 100.000 millones y, en la actualidad, ha logrado volver a un tasa de crecimiento que supera el 8%. Condonar la deuda externa de los países empobrecidos para que inviertan en la calidad de vida de sus poblaciones, crear unas nuevas reglas de juego en el comercio internacional y llevar a cabo políticas activas que no deterioren el medio ambiente deberían ser las exigencias de la opinión pública internacional para llegar a un desarrollo sostenible y vivir en un mundo más justo y solidario. La deuda Odiosa El concepto "deuda odiosa" tiene una larga historia y se origina cuando los Estados Unidos arrebataron Cuba a España en 1898. España demandó a los Estados Unidos que pagara la deuda de Cuba y éste se rehusó basándose en que la deuda "había sido impuesta al pueblo de Cuba sin su consentimiento y por la fuerza". Más aún, argumentó que, en tales circunstancias, "los acreedores, desde el inicio, asumieron los riesgos de la inversión." El concepto de "deuda odiosa" fue formalizado y pasó a formar parte del derecho internacional con el dictamen del Juez Taft en el caso de Gran Bretaña contra Costa Rica. En Abril de 1997, el arzobispo de Ciudad del Cabo, Njongonkulu Ndungane, en una alocución en la catedral de Southwark planteó los argumentos para cancelar la deuda detestable de la era del apartheid. Dijo "Sudáfrica es el mejor ejemplo de un país que ha tenido gobiernos que sistemáticamente oprimieron a la mayoría de su pueblo. En 1973, la ONU empezó a calificar el apartheid como un crimen contra la humanidad. A pesar de ello, la comunidad financiera internacional, persuadida y con el apoyo del gobierno del Partido Nacionalista, continuó concediendo préstamos a Pretoria, especialmente en los años más críticos en la década de los ochenta y ahora nuevo el gobierno es responsable de esa deuda. Es claro que esos préstamos no beneficiaron a la mayoría del pueblo sudafricano." Ndungane concluyó, "nos acercamos al nuevo milenio, ha llegado el momento de invocar la Doctrina de la Deuda Detestable. En el caso de Sudáfrica, su deuda interna y externa fue contraida en general por el régimen del apartheid y debe... ser declarada detestable y cancelada."


El concepto de "deuda odiosa" fue aceptado por el Comité sobre Desarrollo Internacional de la Cámara de los Comunes en su informe de Mayo de 1998 sobre el alivio de la deuda (párrafos 11 y 57). Señala que "el grueso de la deuda externa de Ruanda lo contrajo el régimen genocida que precedió a la administración actual... algunos sostienen que los préstamos fueron utilizados por el régimen genocida para comprar armas y que la administración actual y, en última instancia, el pueblo de Ruanda no debe pagar esa deuda 'detestable'... Recomendamos al gobierno [británico] instar a todos los acreedores bilaterales, en especial Francia, a cancelar la deuda contraída por el régimen anterior."

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¿Qué es la deuda? ¿Con quienes se contra la deuda? ¿Quiénes son los responsables de que nuestros países se encuentren endeudados y porque? ¿Cuál es el motivo de que los acreedores quieran que se siga pagando la deuda por parte de los países deudores? Explica porque el sistema de endeudamiento actual, impide cualquier tipo de desarrollo humano dentro de los países deudores ¿Porqué perjudica la deuda externa a los pueblos? ¿Cuál es la solución más apropiada y beneficiosa para los pueblos para resolver el problema de la deuda en América Latina? ¿En qué consiste el concepto de deuda odiosa? De acuerdo al concepto de deuda odiosa explica para el caso de América Latina y Colombia porque debería aplicarse


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