Valorar las artes

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Valorar las artes Apuntes acerca de cómo participo en un evento artístico o cultural Miguel Ángel Izquierdo Sánchez Con fotografías de: Maricela Figueroa Zamilpa Devora Rodríguez Hernán Osorio Efrén Galván Millán Luis Valdés Martínez (Grabaluz)u ©Enrique TorresAgatón Julio Mora Guillermo Reza Citlali Castañeda Cázares Diseño de: Ricardo Ariza Transporte a formato digital: Ulises José Revisión de: Valentina Quaresma y Ricardo Ariza Cuernavaca, Morelos. México. 2015 Esta es una edición del autor, quien cuenta con todos los derechos reservados. El escritor agradece especialmente a fotógrafas y fotógrafos que accedieron a participar ilustrando este ensayo, así como a los correctores y al diseñador. También a colegas artistas, ejecutantes y creadores, promotores y patrocinadores que han contribuido a su formación y a generar esta perspectiva. Se reciben comentarios y críticas en: izquier1953@gmail.com


Valorar las artes Apuntes acerca de cĂłmo participo en un evento artĂ­stico o cultural


Índice Pág. 8​ Introducción Pág. 10 ​ Primera intención Pág. 14 Segunda intención Pág. 17 Tercera intención Pág. 21 ​Cuarta intención Pág. 26 ​ Quinta intención Pág. 30 ​Sexta intención Pág. 34 ​Séptima intención Pág. 37 Octava Intención Pág. 41 ​Novena intención Pág. 48 Anexo conceptual Pág. 51​​ Colectivos en acción y consolidados Pág. 54​​ Actores y mercado laboral de las artes Pág. 57 ​Formación y Educación artística Pág. 58​ Padrinazgos y apoyos varios Pág. 61​​ Posiciones ocupadas por los actores del campo Pág. 63​​ Oposiciones y disputas en el campo Pág. 65 ​ Habitus en el campo de las artes​ Índice de galerías Pág. 68 Maricela Figueroa Zampila Pág. 76 ​ Devora Lilliana Pág. 84 Hernán Osorio Pág. 90​​ Efrén Galván Millán Pag. 100 Luis Valdés Martínez (Grabaluz) Pág. 108 ©Enrique Torres Agatón Pág. 125 ​ Julio Mora Pág. 125 Guillermo Reza Díaz Pág. 133 Citlalli Castañeda Cázares


Introducción A este ensayo lo anima el deseo de conversar y discutir con ustedes sobre cómo concibo participar en cualquier evento artístico o cultural, qué puede hacer un espectador(a) en aras de beneficiarse intensamente de su asistencia, y cómo prepararnos para magnificar esas experiencias vitales. Pero antes de sugerir a otros la manera de participar en una actividad artístico-cultural, quiero comentar la forma en que me estoy educando para hacerlo, en tanto consumidor. En esta reflexión y acción, es muy dinámico el concepto de espectador que se dirige más bien a participante: Una persona que tiene rol activo en cualquier actividad artística. Esto me ha llevado necesariamente a hacer un balance de mis capacidades, posibilidades, fortalezas y deficiencias perceptivas, a reconocer las necesidades planteadas por creadores y productores de las artes en sus diferentes géneros y a valorar mis propias expectativas acartonadas, de lo que solía entender por “asistir a un evento” o ser “espectador”. El no ser experto en apreciación de bienes culturales, obliga –me obliga- a sincerarme con los lectores(as) y a presentar esto como meras aproximaciones en formación, y como todo, discutibles. ¿Quiero más calidad, frecuencia, variedad, profesionalismo, vitalidad, en las obras artísticas que se me presenten? Entonces algo me toca hacer: mi intervención como participante en este campo artístico, también debe ser trastocada, modificada. En la parte final, como anexo, presento elementos para analizar el campo de producción, circulación y consumo de las artes en Morelos. Con él pretendo dimensionar a escala social lo incluido en el ensayo previo y dar margen para comprender a los actores individuales y colectivos de este campo, sus posiciones, estrategias y habitus, desde la perspectiva de P. Bourdieu.


Primera Intención: educar mis sentidos abriéndolos Si voy a un evento lo hago para transformarme, no sólo voy dispuesto, sino convencido de que habré de transformarme durante el proceso de recepción del concierto, obra de teatro, danza, performance o exposición artística. Esa convicción actúa proactivamente a nivel corporal, alertando todos mis sentidos, “abriéndolos más”, llamándolos a participar activamente, invitándolos a combinarse entre ellos. Me explico: Solemos por ejemplo pensar que percibimos la música con los oídos. Sin embargo también lo hacemos con todo el cuerpo que recibe ondas sonoras, a través de los sistemas muscular, óseo, articulatorio. Es por eso que cuando pasamos junto a una bocina en alto volumen, sentimos literalmente que allá en el fondo, retumban nuestros pulmones. Hablo de combinar mis sentidos también para compensar sus respectivas debilidades, en especial las auditivas y visuales, de ahí que trate de ubicarme, llegando al evento, en algún lugar adecuado a mis insuficiencias, queriendo intensificar “mi transformación”, dando su oportunidad a cada uno de los sentidos (ocultos y abandonados algunos de ellos). Entonces cada uno de mis sentidos deberá aportar lo suyo para potenciar en conjunto, como sistema, mi percepción del mensaje que se presenta ante ellos. Por eso, lo preferente es que el escenario esté a mis pies, como en las funciones escénicas del Centro Morelense de las Artes, con los grupos y artistas ahí a la mano, en su plataforma del patio principal. La vista se llena con la cercanía de bailarinas y bailarines. Ante tal proximidad es posible no sólo ver sus evoluciones, sino los detalles de su lenguaje gestual, expresados en el movimiento de sus músculos y tendones, e incluso en la manera que sudan. Sus cuerpos entonces nos “hablan” de otra forma, en comparación con una vista lejana, digamos desde las gradas del Foro del Jardín Borda, mediada por el Lago, desde donde se puede apreciar más el conjunto que los gestos singulares de los ejecutantes. Desde cerca advertimos los detalles de sus sonrisas y asombros, sus terrores, sus gozos. Procuro también que el tacto despierte. Debo provocar que participe, acercándome al escenario, o buscando aquéllos que propicien la cercanía del público. Es el caso de “ La Carpa” del Submarino Morado en la colonia San Cristóbal, en un ambiente circense. En meses pasados, con el grupo de danza afrofolk Dos Raíces –que es acompañado por La Huesuda Folk Band–, pude sentir en mi piel el flujo del aire movilizado por las faldas de sus alegres bailarinas en las cumbias que interpretaron. Otro tanto sucedió cuando activé mi piel, a través de las manos, al apoyarlas brevemente en el tablado del Centro Cultural Universitario (UAEM), mientras ejecutaba danza folklórica el grupo infantil del maestro Miguel Ángel Núñez y poco después, mientras se presentaba una comedia musical el grupo La Troupe dirigido por Francisco Abarca, en el Día de la Danza del 2013. Una palmada en el hombro de Víctor Castillo, al término de su intervención en el concierto de Alfonso Maya, me hizo sentir huellas húmedas de la intensidad de sus percusiones, hasta llegar a mi mano, a mi epidermis. Las obras mismas interactúan con nosotros si nos atrevemos a “tocarlas” y nos lo permiten sus autores, como en el caso de las esculturas cinéticas de Jo Koser, estimulando nuestras expectativas y corrigiéndolas, dando paso a sorpresas, a aventuras sensibles y a nuevas sensaciones. La disponibilidad para ser trasformado puede requerir de adecuaciones a nuestro olfato y gusto. Eso


me demandó el asistir a la presentación de danzas del sur de la India, interpretadas por Shaktala, compañía dirigida por Geo Legorreta. No suelo ser afecto a ciertos aromas, y algunos francamente los evito. Pero el contexto sagrado al que me invitaron desde la introducción del programa me hizo bajar la guardia y darle la bienvenida a los olores que venían desde su incensario, con sus veladoras, que me llevaron así, poco a poco, a una “empatía olfativa”. De hecho me dije: Toma prestados sus pulmones, disfruta como ellos, aspirando a fondo e intimando en sus narraciones, con sus miradas de reojo. Al tiempo iba abriendo desmesuradamente, como ellos, mis párpados, estirando lateralmente el cuello. Lo logré, los aromas sagrados eran el contexto necesario para participar en aquellas danzas espirituales que nos ligaban con sus dioses. Para aquellos destacados neurólogos y pedagogos que consideran importante incorporar al gusto como al olfato y de plano a todos los sentidos en el aprendizaje como en las experiencias estéticas, tenemos en nuestras ciudades varios restoranes, centros culturales que los añaden intencionalmente en sus conciertos y puestas escénicas, con especial cuidado. No soy de cenar, pero me atrevo a romper mis propias reglas para saber, sentir por esa vía del gusto, las presentaciones artísticas. Ahí están La Fête de la Musique en Cuautla, El Mango en Tepoztlán, Siet7eocho de Carlos Kubli, en algunas temporadas, L´arrosoir d´Arthur, o con el mismo Lalo “El Tigre”, por dar unos ejemplos. De hecho, sea en bares, cafés o restoranes con actividades artísticas, tenemos un rango de elección para asociar el gusto, lo que ingerimos y comemos, con aquél programa al que asistimos, y de ahí que la variedad de la oferta, como de lo que demandamos, pueda dar nuevos cauces a la apreciación de las obras. Con ello, damos al cerebro una amplia variedad de posibilidades de evocar más adelante lo vivido, lo percibido, incluso por asociación. En resumen, al participar en eventos bajo estas circunstancias doy por hecho que estoy aprendiendo, a la par de conocimientos, olores y sabores, sensaciones corporales que se transforman en complejos registros ligados entre sí en el cerebro, con la potencialidad de convertirse, en su momento, en actitudes y en sistemas disposicionales para actuar en el mundo con otras personas.


Segunda intención: curiosear sobre los procesos artísticos, interactuar con artistas, preguntar, comentar, interpretar, expresar lo sentido y lo vivido Me he hecho ese propósito para aprender a valorar, espero mejor, y para desarrollar un criterio más informado sobre lo que observo y siento. Para atenderlo sé que debo quitarme la vergüenza de preguntar, así sea lo obvio, directamente a los artistas, personal de apoyo y colaboradores en los eventos. Como he partido de no conocer a las y a los artistas, lo que me pareció inmediato para interactuar fue acercármeles y a veces, devolverles algo de lo mucho que nos dan en cada actuación, mediante fotos. Comencé por felicitarles, por decirles cómo me sentí, lo que sentí, exactamente al término de sus programas. Ahí puede pasar de todo, me ha pasado de todo. Algunas jovencitas han dudado de las intenciones de un viejo o por lo menos muy mayor, al acercarse y hablar con ellas. Más si eso se repite en un programa detrás de otro y solitario. La verdad hasta algunas madres me han preguntado directo por qué voy seguido a los programas de sus hijas. Ha sido divertido reconocer lo legítimo de sus preguntas sobre mi acercamiento. Y más aún tratar de convencerlas de que las y los artistas me transforman, me tocan, y debo agradecerles. Creo haber convencido ya a varias, y nos hemos hecho amigos. Antes he convenido a mi esposa de lo que crezco asistiendo a sus programas y por supuesto me acompaña seguido, compartimos ese gozo. Me ha impactado especialmente acercarme a los procesos sociales del gremio artístico ante los accidentes de sus miembros. En las crisis se conoce mejor a las personas, agrupaciones e individuos. En esos casos continuos, unos más graves que otros, pero sistemáticamente problemáticos, he aprendido más sobre los riesgos, sabores y sinsabores de hacer arte, producirlo, acompañarlo. He escrito antes sobre dos casos, una Dany y un Daniel. En otros días vivimos la solidaridad hacia Rocato, cuando se movilizaron decenas de colegas de varios gremios para dar de sí ante la adversidad del compañero. Otro tanto ha sucedido tras el encierro arbitrario de Arturo Torres “El Churro”, legendario actor y cantor. Más recientemente nos ha dolido y unido el profundo dolor por la pérdida de Arturo Leyva “El Chino”, tras un par de mortales corajes por falta de pago. Apreciar el arte pasa por apreciar a sus productores y sus procesos de creación, individuales y colectivos. Para ello pregunto sobre el sufrimiento de los pies de bailarinas y bailarines, la frecuencia de sus fracturas y su prevención, las uñas de guitarristas, las yemas de los dedos de violinistas, el arreglo tardado y costoso de los instrumentos de los acordeonistas (Jaime en Cuautla) y armoniqueros (Philippe), la afinación de los pianos. Entiendo mejor su situación si sé que no tienen seguro social, prestaciones o pago oportuno. Si sé que sus contratos son leoninos o les restan derechos inalienables. Ponerme en sus zapatos y mallas me permite valorar mejor lo que me dan en sus presentaciones, gratuitas o con mínimo costo. Como son parte de nosotros, de nuestro presente y futuro (sin arte no lo hay), me siento comprometido a vivir con ellas y ellos sus circunstancias y a apoyarles en lo que pueda, para darle sentido también a mi vida. Descubrimos una veta rica en experiencias de resultados inesperados, por lo visto para artistas como para espectadores conversantes, cuando comentamos nuestras interpretaciones o sentires tras la función. Me ha tocado que algunos confiesan no haber siquiera pensado en mi interpretación de lo


actuado pero les parece curioso, o válido o novedoso. Algunas veces hemos llegado a coincidir y ha habido quien agradece la interpretación y me ha dicho que pensará en ella. Es mutuamente estimulante conversar, interactuar con ellas, con ellos, de preferencia inmediatamente terminada la función. Como mi memoria es débil, a veces tomo notas de lo visto y oído. A veces dibujo o tomo fotos, para ayudarme a recordar, en lo que se pueda, en el programa de mano, en servilletas. Luego conjugo con escribir mis sensaciones, mis interpretaciones de lo experimentado, recreando las obras ya en casa. Es otra forma de interactuar. Lo hago no como crítico, sino como persona que siente y quiere compartir su sentir, sentipensar (como insiste Margarita Hurtado que debo decir), directamente con las y los artistas, y agradecerles sus pasiones compartidas. Ciertamente, por incompatibles o intraducibles que sean los lenguajes de las artes con las lenguas, el conversar sobre artistas y sus obras permite avanzar en su apreciación, da cauce a que otras generaciones se acerquen a este campo de significaciones que ninguna de nuestras lenguas vehicula, salvo la literatura.


Tercera intención: retroalimentar y demandar de creadoras, creadores y de promotores, la transformación de sus producciones y eventos. Comunicar las propias necesidades Mencioné con especial énfasis la apertura a mi transformación al participar en una actividad artística. Lo inverso también puede y es deseable que ocurra: la transformación de quienes crean, producto de la retroalimentación de quienes juegan el rol de receptores de sus mensajes, de sus obras. La apertura debe venir de ambas partes, espectador(a) y creador(a). Para ello, unos y otros deberíamos procurar formas, tiempos, instancias para el diálogo, tanto al término de una obra como con posterioridad. Me toca una responsabilidad: buscar al artista al término de su acto para entablar contacto, platicar, expresar mi sentipensar. Él o ella pueden o no estar disponibles. Es mi opción esperarles, a veces les toma tiempo cambiarse, bañarse, levantar sus equipos y vestimenta. Puede algunas veces ser inoportuno el momento y entonces la alternativa es buscarles en otra ocasión, sea por teléfono, por las redes sociales, por correo. El punto es atreverse a dar el paso, tender el puente y plantear lo que me nace decirles, comentarles, y a veces, aportarles. ¿Por qué no? Finalmente cada uno tenemos cierta perspectiva, que potencialmente puede dar pie a que ellos se replanteen su quehacer y pasión con nuevos ojos. Pero ocurre también, en especial en conciertos y obras de teatro en que la actuación posee un tiempo de espera, que la interacción puede darse durante el acto. Me ha sucedido cuando una bocina no se escucha, determinado instrumento no se oye o se escucha muy bajo en relación a los otros, me atrevo a enviarles una seña en medio del concierto y del público, a ellos o a los responsables del sonido o de la iluminación. Entonces, hasta los músicos te agradecen informarles lo que percibes o dejas de percibir o consideras que no va con sus pretensiones de ser escuchados. Reservarse el dato les perjudica, el riesgo es que pasen por descuidados en su trabajo, sin ser totalmente responsables. Ahí nosotros, escuchas, podemos ayudarles de manera inmediata y especial. Nuestra retroalimentación hacia las y los artistas puede tener varias vías y vehículos, no sólo la verbal: podemos documentar sus espectáculos de manera gráfica mediante fotos o videos o reseñarlos por escrito. Me he dado cuenta de que cada vez más personas documentan gráficamente los eventos a los que asisten, pero no los socializan, dejan ir la oportunidad de interactuar con los creadores, de rolar hacia ellos un recurso que puede dar lugar a transformaciones en los artistas. ¿Es esto muy pretencioso? No lo es. Algunas bailarinas y bailarines han notado a partir de las fotos de sus fans –nosotros-, movimientos suyos incompletos que pueden y deben mejorar, gestos que desean evitar. También con ello pueden conseguir testimonios de su trabajo, de sus pasiones, de sus logros. Incluso testimonios útiles para sus carpetas de presentación que no conseguirían por falta de documentalistas dedicados a ellas y a ellos. Otras veces podemos y debemos ser más demandantes. Como cuando los recintos no tienen adecuada acústica, o las sillas para los espectadores están colocadas para taparnos la vista unos a otros. O cuando esos auditorios no cuentan con baños dignos para artistas y para asistentes. Ahí nos toca usar


la voz, el escrito, el comunicado, para solicitar civilizada y firmemente a organizadores, productores, instituciones en su caso, mejor atención al público. En la conformación de los foros y espacios para las artes escénicas considero que hay grandes oportunidades, sencillas, de innovar: las sillas o butacas rigidizan nuestra participación, en especial en conciertos que se prestan para ser bailados. A veces sobran las butacas, los mismos intérpretes invitan a bailar, pero la estructura de nuestros recintos suele impedirlo. Al crearse nuevos centros culturales vale sopesar esta posibilidad de dejar espacio para el movimiento corporal de los espectadores. Quizás los impulsores del recién inaugurado Centro Cultural Olympia, con la Compañía Teatro Súbito a la cabeza, entre otros, puedan considerarlo. En tanto eso ocurre hay disciplinas que requieren nuestra especial atención. Es el caso del llamado del colectivo de jazzistas Macaco 251, con el liderazgo de Andrés Uribe Carbajal, a escuchar sus conciertos en el Teatro Talabot. Su convocatoria para que les acompañemos es justa y necesaria: así como ellos arduamente se preparan para darnos sus conciertos, así solicitan amablemente ser escuchados. Tiene eso profundo sentido: si platicamos mientras tocan, si nos distraemos, si ponemos atención en otros asuntos, nos perdemos y contribuimos a que su comunicación, el eje medular de sus conciertos, se pierda. La escucha es sagrada, la están propiciando con mucha intención, por eso han buscado ese espacio, y la merecen. Tienen claro que en foros o cafés en que suena la licuadora mientras ellos están en un “solo”, se deforma su comunicación, su mensaje/sentimiento. Nos toca, y eso esperan de nosotros, escuchar y en su momento, participar.


Cuarta intención: compartir el gozo con otros, contribuir a la formación de audiencias Con frecuencia he sentido que aunque personalmente disfrute un espectáculo, si hay poca audiencia, aquello merma sus logros y potencialidades. El hecho lastima, me deja una sensación personal de pendiente, algo me falta por hacer para que asistan más personas, independientemente del género artístico del espectáculo o arte que se presente. Por eso nos hemos propuesto con otros jóvenes invitar de mil maneras a todo público para que asista a cuanto evento artístico se presente en Morelos, espacio razonablemente abarcable según los tiempos de que disponemos con apoyo de las nuevas tecnologías. Así creamos el grupo en Facebook denominado Artes por todas partes en Morelos https://www.facebook.com/groups/artesenmorelos que a dos años de creado, cuenta ya con más de 7,800 miembros. Sin tener los méritos en diseño con que contaba Contingencia Cuernavaca, cartelera creada años atrás por el querido Hernán Osorio, es un espacio incluyente de todas y de todos los practicantes de cuanto género artístico exista, dando lugar a que suban las versiones digitales de sus posters y presentaciones. Todas ellas, sin exclusión (salvo ventas… y tomadas de pelo). Por supuesto que aquí como en Artes, sigo recomendando la cartelera de la Secretaría de Cultura del Estado de Morelos en sus versiones en papel y digital. No existe una cartelera que cubra todos los eventos que en la entidad se presentan. Las existentes son complementarias unas de las otras. La referencia mutua entre ellas es útil y necesaria para orientar al público, debemos hacerlo, guiar a los potenciales espectadores al uso de unas y otras carteleras, si nuestra pretensión de hacer públicos para las artes es sincera. Publicamos un listado de esas carteleras digitales, para su conocimiento amplio, hace casi un año en el libro CRONIZARTE 1, de Ediciones y punto, en ánimo de reconocer los esfuerzos de varios grupos e individuos, como de ligar dichos esfuerzos referenciándolos. En Morelos he contabilizado no menos de 85 grupos o páginas web en Facebook que incluyen cartelera artística municipal o estatal. Qué bien que las haya, ojalá hubiera más. Ojalá hubiera otras especializadas por género y por segmento de público al que se dirijan. Por eso, con varios colegas 2, creamos en octubre de 2014 una nueva cartelera, con sus “carteleras hermanas”. Se trata de www.carteleramorelos.org.mx en la plataforma wordpress, organizada con categorías y calendario en el que cada productor(a) serio puede solicitar subir su evento, para conocimiento y disfrute de todo público. Eso queremos para todos, público local, fuereño y artistas. Lo hacemos, asumiendo con otros 35 colaboradores de por lo menos ocho municipios, el compromiso de informar, de dar espacio para que sin costo alguno, las y los artistas den a conocer sus próximos eventos, pues queremos que cada uno de ellos se llenen, que se formen nuevos públicos, infantiles, juveniles y de adultos. Se trata de que haya noticia de las producciones de gran variedad de artistas y géneros artísticos, eventos, públicos, y que éstos se presenten en recintos activos, adecuados y distribuidos por todo el territorio estatal. 1Contiene más de 200 fotografías de 20 destacadas y destacados fotógrafos sobre eventos locales. 2Crispín Mendoza, Maurice Edgar Aguilar, Luis Eduardo Flores de la Torre, Eréndira Izquierdo,


Lynda Balderas, Ismael Álvarez León, Jazmín Trujillo, Isadora Escobedo, Sofía Caccia, Fabiola Valdés, Stefanny García, Sil Mohedano y el autor, somos coadministradores de esa página web de la que derivan las otras. Por eso también creamos en febrero de 2015, dentro de Facebook, la Cartelera Morelos (fan page), ubicada en la siguiente dirección: https://www.facebook.com/cartelerademorelos que está más controlada que Artes por todas partes, pues en ésta última se cuelan algunos informantes que no están dispuestos a seguir reglas de publicación. Cartelera Morelos cuenta con más de 1,900 “me gusta”. Pretendemos llegar este mismo año del 2015 a 10,000 y algún día, a 50,000. Tenemos esa meta ambiciosa, y algún día llegar a todo público en Morelos con internet. Lo merecen tanto las y los artistas, como el público en general. Esperamos que quienes lean esto se integren al esfuerzo difundiéndola. Valiosos aportes en esa dirección hacen locutoras y locutores de radio y tv con cartelera cultural, así como periodistas en prensa escrita y virtual. Ahí están Paty Godínez en UFM; Carlos Félix (El ojo de la mosca), Antulio García y Verónica Elton (Tinta y bits) en el IMRTV; Keren Rangel, Jorge Sifuentes y Hernán Osorio ( La Jornada Morelos); Davo Valdés ( Tijeras y papel en La Piedra); Paco López ( Homo Sampler), Hugo Tenorio; Laura Grisel y el equipo de Cámara Cero ( www.radioytv.jiutepec.gob.mx ), David Espinoza en Unidos por amor al arte ( www.lucaradio.mx), y La Wacha Revoluciona. Extrañamos semanarios artísticos y culturales en la prensa escrita con la calidad de Artetipos, a cargo de Ricardo Ariza, que publicaba años atrás en La Opinión de Morelos. Los hemos invitado, como a todas y a todos con programas o columnas de difusión y promoción artística, a enviarnos periódicamente un post como anuncio de su programación, para complementarnos, y que los públicos sepan que tienen varias opciones de apoyo e información oportuna de eventos y actividades artísticas para sus hijos y familias. O vamos juntos o no llegamos a las grandes audiencias, necesitamos apoyarnos y lo estamos haciendo. De ahí que también apoyemos con difusión los programas de eventos de cuanto festival artístico se organiza -oficiales e independientes- aunque nos falte un catálogo de todos ellos, entre los que figuran: El encuentro de escritores en Lenguas Indígenas, la Feria de libros en Lenguas Indígenas (ambos en Xoxocotla); La Fête de la musique (Cuautla); El mes de la danza (varias sedes); Jazzimientos en vivo, festival que organiza anualmente Juan González; Festival de música (Chiconcuac); Festival Grotesco (Cuernavaca); Festival de Jazz (Cuernavaca, organizado fundamentalmente por alumnos del CEMA, entre ellos Emiliano Quaresma y Paris Delgado); Festival Independiente de Otoño; Festival de bandas de rock (Cuernavaca); el Encuentro Nacional de Teatro El Moretón (varias sedes), Xpofest (Mauricio Sánchez Garay); Arena Rock, entre otros. Lunámbulas poesíacróbata es un colectivo fundado en el año 2008 por mujeres poetas, teatreras, fotógrafas, escenógrafas y cantantes invitadas. Cada año, desde 2010, realizan la procesión poética y de canto El Azar de la Memoria, tomando las calles principales de Cuernavaca para dicho performance. Un análisis de los festivales realizados en Cuernavaca desde la década de los ochenta lo aporta Zaira Espíritu en un capítulo dentro de libro México nunca más que coordina Héctor Rosales, publicado por el CRIM (2015). Es parte de los estudios que aportan al conocimiento y acción social en el campo artístico local.


Quinta intención: alentar, estimular y volver a animar a los noveles, a quienes están en proceso de descubrir si lo suyo es el arte Hace más de un año, me platicó un primo cantante y trovador que llegó a su ciudad un famoso director de coros y ópera formado en Rusia, y que un coro de por lo menos 50 buenas voces con diversos niveles de formación se le acercó para tomar clases con él. El tipo humillaba a cada una, a cada uno, frente a todos, con la menor excusa y sin ella. Se fueron saliendo mujeres y hombres, al no resistir tantas ofensas. Quedaban muy pocos. Mi primo mereció hasta entonces la atención del director y alerta a lo que venía, le advirtió: “A mí no se le ocurra ofenderme, porque yo sí le contesto, me puede corregir pero tiene que respetarme”. El tipo, sabiendo que le restaban unos cuantos alumnos, tuvo que moderar sus “enseñanzas”, su forma de conducir y tratar al coro. La anécdota me sirve para presentar lo que opino respecto a lo que el público, nosotros, podemos hacer por infantes y jóvenes en formación: alentarles, estimularles a probar sus habilidades y a ensayar sus pasiones con actividades artísticas (como deportivas), animarles a la apreciación del arte, tratándoles de una manera respetuosa, lúdica, de manera que lo hagan por gusto, no obligados y menos castigados. Cualquiera como público puede dejar huella honda y cicatriz en infantes y jóvenes, hasta en adultos, que estén probándose en el arte si les maltratamos, si no cuidamos nuestra valoración de su quehacer. Es el caso de la Compañía de teatro 50 y 20 de adultos mayores, en formación, dirigida por Carlos Arce. La receta si es que cabe, me atrevo a decirlo, es tratarles como a nuestros hijos que están aprendiendo a hablar (finalmente las expresiones artísticas son tipos de lenguajes). Deben hasta divertirnos sus errores, pero mostrárselos o “marcárselos” requiere de tacto, cuidado amoroso para que no desistan en sus intentos. La crítica demoledora no debería tener lugar en el trato a noveles y principiantes. Ni aún en intermedios o avanzados. Creo firmemente que en estos tiempos de excesiva violencia física y simbólica, familiar y comunitaria, hasta institucional y social, deberíamos cuidar especialmente la forma de tratar a los aprendices. ¿Queremos que se vayan a la calle por falta de opciones artísticas y deportivas en sus tardes o que vivan la rica experiencia artística y/o deportiva que les hace crecer como seres humanos? Está en nosotros orientar sus decisiones, con el estímulo que les damos para introducirse y conservarse en las artes. Estimo muy necesaria la crítica, tanto para el desarrollo de las ciencias como de las artes, pero debiera reservarse para aquellos que han abrazado esta profesión. Aún en esos casos vale cuestionar la pedagogía de las artes, y como consumidores, tomar lo que nos toca de ella. En diálogo con ejecutantes y creadores podemos cortésmente, amablemente, entablar discusiones sobre lo que no comprendemos, no entendemos, sobre lo que diferimos. Podemos intentar compartir nuestras interpretaciones y valoraciones diversas, en búsqueda del conocimiento y la recreación por las artes. La conciencia de los ruidos que no permiten el flujo adecuado de sus comunicaciones, puede ser paso para abrir puentes entre productores y consumidores que retroalimenten a ambos. Espero se comprenda mejor esta sugerencia de suspender la crítica destinada a novatas y neófitos, si


añado que sobran estímulos sociales, familiares, culturales, para estudiar todo lo que no sean artes y deportes. Penosamente, somos herederos de culturas mancas y cojas que privilegian las ciencias duras y desestiman el resto en la formación de sus infantes y jóvenes. Mismas culturas que ignoran el valor humano, social y hasta económico de las actividades artísticas y deportivas en el desarrollo social. ¿No les suena la trillada y equivocada frase de que lo importante es estudiar “matemáticas y español”, “computación e inglés”? En nosotros está contribuir a cambiar la escala de valores tan sesgados como dominantes que mutilan el presente y futuro de la niñez y la juventud, cerrándoles las puertas con expresiones rudas sobre su desempeño en artes y deportes que requieren años de pacientes ensayos y ajustes. En eso las familias y la sociedad civil tienen mucho que aportar y lo han hecho, en tanto gran parte de las instituciones educativas son impermeables a la perspectiva señalada atrás. Lo hace el equipo que colabora en Espacios de participación (grupo de Facebook), con María Morfín Stoopen entre sus líderes. Se trata de alentar la exploración de niños y jóvenes en las diversas artes, de encomiar el juego con sus posibilidades expresivas, de conocerlas y cultivarlas, incluso sin pretensión de convertirse en artistas. Se trata de facilitarles la apreciación estética, de valor inigualable para su formación humana. Ese cometido tiene también la compañía teatral Espiral Rehilete, como lo relata Guadalupe Corona Candelaria en un capítulo dentro del libro México nunca más, coordinado por Héctor Rosales, recién publicado por el CRIM.


Sexta intención: llevar hasta casa y los teléfonos móviles eventos y obras artísticas para prolongar el goce estético y agrandar las audiencias Creo que hay abuso de crítica sobre el uso de la telefonía móvil por los jóvenes y últimamente por los adultos. Millones de usuarios lo hacen para “estar” o trasladarse a donde no pudieron estar, para reflexionar sobre experiencias vividas por otros, entre ellas las artísticas y culturales, gracias a quienes las documentan a través de fotografías y videos, o grabaciones. Hay que reconocer que esos instrumentos hacen potencialmente asequibles eventos a bajísimo costo a quienes por falta de recursos, o tiempo, o lejanía, no tienen otra manera de participar en ellos. Quienes tenemos el privilegio y circunstancias para estar en ellos, podemos contribuir en ese cometido, rompiendo los límites señalados, más los propios del aforo de los recintos disponibles. Más aún, un mínimo análisis de los comentarios compartidos en redes sociales como Facebook sobre actividades artísticas y culturales, exposiciones y conciertos, muestra el intenso flujo de valoraciones, aprendizajes y enseñanzas posibles entre iguales y desiguales en habilidades artísticas, entre expertos y neófitos, nos hace ver el rompimiento de las limitaciones señaladas y la creciente posibilidad de democratización de las experiencias estéticas. Sí es debatible esa afirmación, pero en Morelos, se sabe que ya desde el 2013, arriba de un 60% de estudiantes en el grupo de edad de 12 a 17 años usaban teléfono móvil (INEGI), y que en el grupo de 15 a 19 años, según otra encuesta, hacían uso de las redes sociales un 90% de ellos (vía internet casero, móvil, o internet escolar). Además se sabía desde el 2013 que están conectados a internet un 32% de los hogares. Estamos hablando de centenas de miles de jóvenes y niños, aparte de los adultos, a quienes podemos llegar cuando compartimos videos y fotografías de los eventos a los que asistimos. Una razón poderosa para difundir experiencias estéticas en fotografías y video, como grabaciones, es el turnar “el control del evento” al consumidor o espectadora, para que escoja su tiempo y condiciones de disfrute, que al momento de asistir al evento está gobernado por los artistas y por el productor del evento, sobre los que no tiene influencia. En su móvil, en su computadora, el espectador determina cuándo reproduce lo grabado, lo fotografiado, tantas veces como quiera. Lo dado en el espectáculo está ahora a su disposición para compartir, analizar, aumentar y disminuir de tamaño y volumen. Puede aplicarle filtros, transformaciones de sonido y forma, de color, puede en el fondo hacer suya la obra y recrearla, pues ahora tiene un control relativo sobre la misma. La experiencia estética original, está ahora aderezada por las decisiones y habilidades del espectador/recreador virtual y por sus habilidades digitales. Puede alargar esta experiencia casi de manera infinita en el tiempo y combinarla con otras haciendo uso de diversos recursos de edición fotográficos, auditivos y videográficos. Este poder se lo han dado quienes registraron el evento al que pudo no haber asistido: “Prolongaron sus sentidos”, lo “trasladaron” en el espacio y el tiempo, lo “empoderaron”. Pero hay otra razón de peso que atrae a niños y jóvenes a esta observación de fotografías y videos, que bien ubican psicólogos del desarrollo. Se trata de los procesos identitarios en marcha. Están permanentemente tratando de responderse ¿quién soy?, ¿qué sentido tiene mi vida?, ¿qué puedo hacer y ser? En ello ayudan y pueden potenciar su efecto fotografías y videos de artistas y sus ejecuciones, en tanto “modelos de acción”, posibilidades de ser, de expresarse, de desarrollar sus habilidades y


gustos, y ¿por qué no?, de ser reconocidos. Por otro lado, la fugacidad de la vida y de los eventos artísticos, su velocidad e inmediatez, su escurrimiento al realizarse, no nos deja oportunidad para “congelarlos”, para analizarlos en sus componentes. Tenemos que esperar a su término para repasar las fotografías y grabaciones tomadas y aprehender esos rostros cargados de expresiones únicas, giros y movimientos, saltos y sus cúspides que por ocurrir en décimas de segundos pasan ante nuestra vista inadvertidos. La sorpresa, el encanto, ocurre precisamente cuando una fotógrafa(o) sale con una imagen desde un ángulo que se nos escapó y que al observarla detenidamente nos dice toda una historia. ¿Cómo es posible que estando ahí no percibiéramos ese gesto, esa posición, ese efecto visual/sonoro? Cada uno de nuestros ojos accede a un ángulo de vista distinto que el otro: No “ven” lo mismo, una cierta cara de la realidad ante ellos se les escapa. Esto implica que si el fotógrafo(a) más experto se encuentra en acción en un evento, está en determinado momento, en uno sólo del infinito de puntos de observación posibles (y no estará en los otros), por lo que hay espacio sobrado para los “no expertos” y para que puedan reportarnos ese ángulo inaccesible al experto. Cada fotógrafo(a) nos aporta a los no asistentes un punto de observación único, insustituible en cada momento, por eso digo que jamás sobrarán documentalistas. Cada uno reporta algo indispensable para capturar el evento. Una de las fotografías que más aprecio fue lograda, precisamente, enfocando a “bailarinas de segunda y tercera fila”, a muchos metros de la escena principal de la trama. Desde ahí, hacían su gran papel secundario y las luces se filtraban a través de ellas de manera extraordinaria. Nadie más tomó esa foto ya compartida que, creo, dice algo importante: la integración comprometida de cada criatura y joven al conjunto de participantes en La Cenicienta, interpretada por alumnos del Centro Morelense de las Artes y la Escuela Superior de Danza de Morelos.


Séptima intención: tomar la calle para experiencias artísticas y estéticas Por décadas, los expertos de teatro callejero y popular como el grupo Mascarones, el Grupo Zero (Eduardo López, Arturo Torres, Bertha Macías), La Trompada (Ileana Carreño, Fernando y Arturo Leyva), Teatro Súbito (Patricia y Rafael DeGar) y más recientemente Tercer Teatro, por mencionar algunos grupos, con la voluntad de crear y ampliar audiencias con acciones callejeras, han insistido en la insuficiencia de los recintos formales para las actividades artísticas y en la necesidad de democratizarlas. Su discurso ha tenido fundamento político y artístico, invitando a la participación social ciudadana. Otro tanto han tenido performanceros(as) de todo género que se apropian continuamente de espacios públicos y los convierten en “sus espacios”. Tal sucedió en el zócalo de Cuernavaca, con los poetas el 28 de marzo de 2012 y días subsiguientes, en los días que estaba naciendo el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad. Eso ha hecho Ricardo Modi en su serie de fotos “La ciencia del vuelo”, Davo Valdés y Dos Raíces con un reportaje y serie de fotos en el zócalo de Cuernavaca. Maricela Figueroa e Israel García Tapia, con fotos de jóvenes “voladores” sobre calles del centro histórico, han hecho auténticas obras de arte colectivo en que la ciudad toma parte de la obra, sirviendo de escenario para juegos y tomas casuales. Estas son producciones que nos ejemplifican los nuevos usos de estos espacios públicos para el goce social, que son distribuidas en las redes sociales como su principal escaparate, antes de ir a galerías. Esto al margen de los calendarios tradicionales de fiestas patronales que habían sido por décadas, el foco de documentalistas, como los espacios urbanos o rurales en el Catálogo del Patrimonio Arquitectónico, en tanto centro de atracción de los paseantes y turistas. El vuelo de la imaginación caracteriza estas producciones, al generar algo efímero que se vuelve permanente, al distribuirse fotografiado para todo el que quiera observar estos prodigios de imágenes. Dichas acciones, concertadas o casuales, muestran la vitalidad de las y los creadores que circulan por nuestras ciudades y que renuevan el repertorio de “eventos” artísticos y culturales, sin necesidad de recintos “apropiados” para sus eventos y programas. Esa actitud puede ser adecuada por los consumidores culturales, esto es, disponerse a abrirse al todo, a la amplia gama de experiencias estéticas, fuera de los cánones de todo género artístico. A eso invito también, a apropiarse esa actitud. ¿Qué participación podemos tener en ello como público? ¡Una enorme! Darnos tiempo para estar ahí con grupos y performanceros/as, cooperar económicamente al pasarnos el sombrero. Seguido lo hacen algunos grupos artísticos cuando ahorran para viajar, para probar otras plazas, para participar en eventos nacionales e internacionales, y necesitan nuestro apoyo. También puedo, podemos participar con ellos en la calle, opinando, riendo y gozando, de ser el caso. Sus obras también dan para analizar con su perspectiva lo que pasa en la ciudad, el estado, el país. Le dan aire y respiro a este mundo, a nuestro mundo, con su animación socio-cultural.


Octava intención: contribuir a clarificar lo que algunos padres me dicen de las artes y de los artistas en los eventos Me gusta dialogar con los padres y asistentes, mientras esperamos que inicie la función o en los intermedios. Por ellos me he enterado de sus graves dilemas y tabúes, que me siento comprometido a clarificar, en la medida que puedo y me lo permiten. Ellos suelen preguntarse: ¿Deben impulsar o no a la hija/o para que continúe una carrera artística? Suelen apoyar en especial a pequeños y pequeñas a participar en actividades cocurriculares y extraescolares durante su educación básica, pero cuando llega la hora de inscribirles en el bachillerato, muchos cambian de parecer. Su preocupación principal es que más adelante, en la vida, “tengan para comer”. Dudan seriamente que vayan a conseguir empleo. Van unos datos que tanto a ellos como a quienes dudan de abrazar una carrera artística, les pueden servir. a) En el caso de España, con datos del 2013, se sabe que según el Anuario de Estadísticas Culturales del 2013, las cifras oficiales “ponen de manifiesto que la aportación del sector cultural al Producto Interior Bruto en 2011 se ha situado en el 2,7%, alcanzando el 3,5% se si considera el conjunto de actividades económicas vinculadas a la propiedad intelectual. Todos estos resultados resaltan el significativo peso de las actividades culturales dentro de la economía española. Puede destacarse en este sentido que tienen un peso superior en el conjunto de la economía al generado por los sectores de Agricultura, Ganadería y Pesca (2,5%), la industria química (1,1%) o las telecomunicaciones (1,8%) ese mismo año". Los datos los he tomado del diario El Imparcial, del 28/11/2013. b) En el caso de México, el trabajo producto de las actividades económicas asociadas con las prácticas culturales, según datos del INEGI para el año 2011, aportaba el 2.7% del total del PIB nacional, que podemos comparar con otros sectores: Turismo, el 8.4%, Salud, el 5.1%, y la minería, sin contar el petróleo, el 2.0%. El total de puestos remunerados de trabajo para ese mismo año fueron 778, 958, de un total de 41 millones 83618, en el país, esto es, un 1.9% del total. Los datos han sido tomados de El Economista, del 21/1/2014. c) Una caracterización más detallada de los empleos derivados del sector cultural presentan la lámina adjunta que está tomada de El Economista, en la misma fecha. d) En un estudio de la UNESCO sobre el tema, se sostiene que estas industrias culturales y creativas “contribuyen en torno al 3,4% del PIB mundial, y entre el 2% al 6% del PIB de numerosas economías nacionales: 2,6% del PIB de la Unión Europea, con cinco millones de empleados en el sector; 4,5% del PIB en los países del MERCOSUR (promedio)”. El dato está tomado del libro Políticas para la creatividad, UNESCO. 2010. Como se muestra arriba, es de importancia este sector cultural en la economía de nuestros países, y unas entidades más que otras, invierten en él de acuerdo a su propio potencial y los recursos con que cuentan. Como veremos en el anexo, Morelos posee suficientes e importantes recursos como para aspirar a un crecimiento en este sector, situación que espero comprendan tanto los padres con esos dilemas, como sus hijas e hijos que tienen dudas al respecto. Otros tabúes.


Entre los más difundidos soterradamente entre las familias, es que “la danza no es para los niños”, y como en la película Billy Elliot, son los padres quienes especialmente se oponen al acercamiento de sus hijos al ballet y a la danza, bajo la excusa de que “no es para hombres”, “se hacen jotos”, o al momento de la pregunta infantil, de si les dejan ir a clases de danza, dudan sobre la hombría de sus hijos. Deben saber las familias y los padres que ese es un tabú que daña a sus hijos, que es falsa tal apreciación (hay diversidad de orientaciones sexuales en todas las artes, en todas las profesiones, en todas las poblaciones), y que la sensibilidad de los artistas tiene manifestaciones que las formas de dominación masculina adscriben únicamente a “lo femenino”, cercenando las propias posibilidades expresivas y sensibles de los hombres y de su progenie. Tales tabúes machistas dañan al conjunto de la sociedad. Hay otro tabú muy difundido contra los artistas y en especial contra los músicos: se espera de ellos que hagan presentaciones gratuitas “para darse a conocer”. El nombre del grupo en Facebook “Soy músico de verdad y valoro mi trabajo” lo dice en parte y extensamente: toda actividad artística se debe pagar, las y los artistas son seres humanos que como cualquier otro comen, visten, adquieren y transportan sus instrumentos, tienen necesidades y pagan para solventarlas. Por lo mismo, en tanto público y espectadores, debemos aportar nuestra parte para sus producciones y presentaciones. Necesitamos que reproduzcan sus condiciones de vida y de sus nuevas creaciones para ser, para vivir, para darles sentido a nuestras vidas.


Novena intención: para solicitar estímulos y premios (estatus y prestigio) en el campo Hasta ahora he presentado las formas en que me aproximo a las artes. Como entre los lectores espero estén artistas, quiero compartir también cómo me aproximo a la participación en programas de estímulos en el campo universitario, creo que esto puede abreviarles caminos o evitarles mayores decepciones y conflictos innecesarios, al procesar sus solicitudes de estímulos a la creación o formación artística. Sus familiares y amigos pueden también colaborar con ellos para que no se frustren cuando reciben los resultados de sus postulaciones, apoyados en la valoración que les presento ahora, si les convence. Después de que el Sistema Nacional de Investigadores estableció estímulos económicos para la producción científica, y la SEP los estímulos al desempeño académico (1994), los productores artísticos no tardaron en demandar los correspondientes para este campo. Abunda literatura crítica sobre el carácter de estos estímulos y sus efectos entre las comunidades académicas 3. Recomiendo a quienes se introducen en esta dinámica competitiva la lectura de algunas de esas obras, para que con amplio conocimiento dimensionen las luchas y oposiciones que en el propio campo de las artes se dan. Mi apuesta es a sensibilizar a quienes postulan, en tres sentidos, a partir de mi propia experiencia como académico postulante, evaluador y dictaminador en comisiones académicas de estímulos al desempeño en varias universidades. Haré una extrapolación al campo de las artes, si bien, hay estudios específicos en las artes, que apuntan en la dirección que ahora explico 4. 3 Eduardo Ibarra Colado et al (1998), La Universidad ante el espejo de la excelencia (UAM-X); Angel Díaz Barriga y Teresa Pacheco (coords., 1997): Universitarios, institucionalización académica y evaluación, CESU/UNAM y Miguel A. Izquierdo (2000): Sobrevivir a los estímulos, académicos, estrategias y conflictos, UAEM/UPN. 4 Una de las críticas sobre el papel jugado por los variados estímulos para el campo de las artes en el país es de Antonio Garduño, para la revista Letras Libres, en: http://www.letraslibres.com/revista/reportaje/fonca-mecenas-rico-de-pueblo-pobre?page=full (consultado el 10/04/2015). Primer sentido: El no conseguir un estímulo o premio no equivale a un dictamen de incapacidad o minusvalía como creador(a), ejecutante o productor(a) en las artes. Me explico: Son tantas las disciplinas y tan pocos o inexistentes los evaluadores para dictaminar sobre todas ellas, que sus dictámenes sólo pueden tomarse como coyunturales, limitados a sus propias disciplinas y áreas de cultivo, incluso a sus preferencias. No hay comité dictaminador que válidamente se pueda abrogar la capacidad o imparcialidad para dictaminar sobre cualquier propuesta que se le presente. Segundo sentido: Como campo de oposición y lucha entre actores, la dictaminación sobre valía en las artes y los artistas desde el centro no escapa a sesgos propios del centralismo, del prestigio de unas disciplinas y tendencias frente a otras, de la notoriedad de algunos artistas y no de otros. Pugnas internas al campo pueden y suelen expresarse abierta o silenciosamente en la dictaminación de estímulos y premios. Las luchas por la legitimidad de algunas disciplinas son permanentes, de cara a otras que han conseguido un estatus, un lugar y reconocimiento de “clásicas”. Ganarse ese reconocimiento es parte del juego, y éste tarda en llegar en órganos dominados por adherentes al


clasicismo o a las tendencias dominantes en el campo. Tercer sentido: Sería grave si los criterios de evaluación en las artes logran lo que en el campo científico y en algunas instituciones de educación superior han conseguido los respectivos programas de estímulos, al menos en alguna medida: que productores, actores y ejecutantes dirijan sus esfuerzos a obras menores, “bien aceptadas”, fugaces, sin sentido social, carentes de propuesta, conformistas y sin asumir riesgos. Nuevamente les refiero los estudios publicados sobre varias perversiones producto de los sistemas de estímulo, en el país y en otros con similares esquemas. Ante ese panorama, les insisto, su valor como artistas y el de sus obras no está relacionado, necesariamente, con los resultados de esos programas de estímulos, con sus dictámenes. Su trabajo colectivo es un gran valor a cuidar y preservar, de profundas consecuencias sociales, no sólo en su gremio. Nos falta saber cómo logran permanecer y trascender como colectivos de académicos, por décadas, a pesar de mareas en contra. Otro es la confianza recíproca que cultivan día a día. Junto con ello, sus formas de aprendizaje y enseñanza, que entusiasman y comprometen a quienes les siguen. Si los sistemas de estímulo en general minan esos grandes valores, mucho habrá perdido no sólo el campo de las artes, sino la sociedad en su conjunto. De ahí que considere que la participación en ellos debiera ser con precaución, sin sobredimensionarlos, sin esperar que sean el canon para regir sus pautas de acción, creatividad y producción, que deberían tener origen interno a las artes y a sus creadores.


Para concluir Quiero terminar este pequeño ensayo poniendo énfasis en la necesidad de actualizar la relación entre nosotros, espectadores/consumidores y los creadores(as), artistas. A la manera de Ivan Ilich, justo es promover, vivir la convivencia, sin protagonismos, en colectivo, atentos a nuestra complementariedad. Nos necesitamos mutuamente: con menos actores y espectadores participantes no podríamos disfrutar lo que ya está disponible, tampoco lo que puede darse si no apoyamos a los jóvenes talentos. Para precisar lo que valoro como relación entre nosotros comento lo que está vigente en fotos y videos de la clase magistral dada por Wynton Marsalis a jóvenes jazzistas del CEMAEM, en el Teatro Ocampo de Cuernavaca hace unas semanas. Resumo sus enseñanzas, para que quien no estuvo ahí pueda atestiguar tanto cuidado por los jóvenes en formación. Marsalis primero dio amor a sus alumnos que no conocía; los abrazó estrechamente, no de lejos, no a distancia, estrechamente, reclinó ostensiblemente su cabeza sobre ellos. Luego les escuchó con atención. No sólo los oyó, no volteó para otro lado ni estuvo revisando su celular. Se dispuso junto con sus colegas, con todo su ser, a escucharlos, muy, muy de cerca. Enseguida habló de amor, amorosamente: El jazz es amor. Su charla fue apoyada con preguntas a sus alumnos, que estaban físicamente distantes… por eso los atrajo, “vengan pa´ca”, casi les dijo, los quería cercanos. Luego dijo: “El jazz es comunicación”. Ese fue su siguiente concepto, el encuentro de dos, acercamiento de dos opuestos, la búsqueda del balance entre ellos. Para comunicarse, hay que escucharse. Les preguntó y pidió que contestaran con sinceridad si se estaban escuchando al tocar. Tomo y retrasmito su pregunta para nosotros, actores en el campo artístico y cultural: ¿Nos estamos escuchando, percibiendo, considerando, al interaccionar en los eventos, en las actividades artísticas, en la formulación de políticas para el campo, entre creadoras(es), diseñadores de políticas, promotoras(es) y espectadores? ¡Es un gran maestro Marsalis! Tanto su riqueza vivencial como conceptual sobre el jazz y la música llevan a cualquiera, con voluntad receptiva, a tomar lo mucho que derrama y a extrapolarlo al campo de las artes. En relación a las artes tomo su mensaje y lo interpreto: Hay que desnudarse de adefesios, sincerarse, hablar con la verdad para comunicarse, sin máscaras ni pretensiones, para crear y producir artes, para participar en su ejecución y presentación. Eso sólo se logra comunicándose entre sí, artistas, funcionarios y público, atendiéndose mutuamente. Eso sugiero, en convivencia, para trascender (entre otras acciones) tanta violencia y horrores. De ahí el nombre de un destacado grupo musical: “Neoplén, música contra el miedo”, de ahí el de otro: “Los amos del recreo”. Se trata de recrearnos y crecer en libertad, también por las artes, haciendo artes. Nuestros infantes y jóvenes lo merecen, contribuyamos a que exploren estas opciones que nos humanizan. Estas experiencias de intenso fluir sanguíneo, de producción favorable de serotonina e histamina, de ricas reacciones internas que les hacen y nos hacen felices al crear, al imaginar, al inventar con otras y otros, humanizándonos.


Anexo contextual. El campo de producción y circulación de bienes artísticos en Morelos: Actores, posiciones, estrategias y habitus Este anexo tiene como propósito contextualizar lo presentado al inicio, a saber, esa perspectiva de disfrute en tanto consumidor individual en un contexto social, interesado en interaccionar con los productores artísticos. Soy consciente de que las posibilidades de transformar nuestra relación productores/consumidores, van mucho más allá de acciones individuales aisladas. Por eso es que ahora describo muy brevemente algunas características estructurales del llamado campo artístico en Morelos, reconociendo que las tendencias que en él se presentan, no sólo modulan las acciones individuales y colectivas. Las aporto como meras anotaciones que merecen un rico análisis que ojalá los expertos en las ciencias sociales profundicen. Se trata de conocer y entender lo que en este campo artístico sucede, como parte del campo cultural más amplio, desde la perspectiva de Pierre Bourdieu. Mencionaré algunas de sus tendencias, con el objetivo también dar elementos para comprender el margen de acción con que contamos quienes en él operamos, invertimos tiempo, recursos y esfuerzos de varios tipos. Las acciones y creencias individuales y colectivas pueden estar condenadas al fracaso si no entendemos esas grandes tendencias, y las posibilidades de transformación con nuestras acciones en ese campo. Los conceptos de análisis han sido tomados de Pierre Bourdieu 5, cuya lectura directa mucho recomendamos, entre otras de sus obras. 5 He acudido a sus siguientes obras: Las reglas del arte (Barcelona, Anagrama, 1995); Sociología de la cultura (México, Grijalbo, 1990), Noblesse D´Etat, Paris (Les editions du Minuit, 1989) y Homo Academicus (California University Press, 1988). Es evidente que entre los principales actores del subcampo artístico (parte del campo cultural) se ubican individuos, compañías, grupos y asociaciones civiles, junto con funcionarios y órganos gubernamentales a nivel federal, estatal y municipal, además de operadores de la industria turística y de servicios (universidades, escuelas, cafés, bares y hoteles). Destacan por supuesto unos cuantos de esos actores por el volumen e impacto de sus eventos o actividades económicas. La impresión que tengo (discutible, dado que deberíamos comparar datos duros) es que el volumen global comparado de actividades artísticas (eventos artísticos dirigidos al público, no escolares) producidos por individuos y agrupaciones civiles es similar y quizás mayor al volumen producido por órganos gubernamentales (de los tres niveles) en el estado. Sabemos de algunos eventos de producción conjunta, sociedad civil/gobierno. Tengo mis dudas de si el volumen de asistentes a esos eventos es mayor en los producidos por la sociedad civil que en los producidos por órganos gubernamentales (de los tres niveles), dado que éstos últimos cuentan en general con recintos de mayor aforo. En todo caso merece ser enfatizado el gran esfuerzo de la sociedad civil (artistas, sus familiares, mecenas y amistades), que invierte lo que tiene, en aras de ser, de producirse como artistas y creadores de bienes culturales, algunos con esporádico apoyo gubernamental. Otra característica que estimo como tendencia es que la mayoría de tales eventos ocurren en Cuernavaca, con porcentaje menor en Cuautla y Tepoztlán, así como en otras ciudades y poblaciones


del estado. Menciono ambos fenómenos en su expresión cuantitativa, no cualitativa, lo que merecería más argumentación. Sin embargo es ostensible que en varias disciplinas artísticas hay una amplia distribución de la calidad en géneros y regiones en que ocurren. Esos actores de la cultura en conjunto cuentan con capitales diferenciados: Económicos, culturales (incluido el escolar), artísticos, materiales, simbólicos, políticos (entre otros). De entre ellos, en general, quienes cuentan con más capital económico o político y recintos, suelen contratar al resto de los actores, dictando las condiciones de contratación de los ejecutantes y creadores, sobre todo en las artes escénicas, pues en las artes plásticas son más los galeristas del Distrito Federal o del extranjero quienes tienen tal rol.


Colectivos en formación y consolidados, compañías, grupos locales y otros con influencia en la formulación de políticas públicas En este campo cultural, el trabajo y estudio sostenido han estado también en los hombros de compañías y grupos de profesionales, de aficionados y adherentes, quienes se asocian para potenciar sus esfuerzos y conseguir sus metas. Algunos han formalizado su “status”, como la Asociación de Amigos de la Música, S. C., fundada hace 25 años, y responsable de la temporada de transmisiones de ópera en el IMTA, así como de la organización de conciertos con orquestas y varios eventos de música clásica durante el año. También La Comparsa Falfán Colectivo Artístico, y la Scuola di Musica Serenissima Tepozteca, en Tepoztlán. En teatro menciono algunas de las varias: Compañía Teatro Súbito, La Morada, Conejo Blanco, Colectivo Cuicacalli. En danza, como compañías establecidas, cabe apuntar a Malitzi Arte Escénico de Cuautla y a Fóramen Ballet MX, GLM Folk, y Colectivo Beznei. Otros ya los hemos registrado antes en su participación en escuelas de artes o con actividades. En el subcampo literario hay también riqueza de agrupaciones independientes, además de las pocas institucionales (UAEM y Secretaría de Cultura, principalmente). Algunas cuantas han resistido la precariedad y la escasa venta de libros que se ha consignado en el país y han formalizado su quehacer en editoriales y revistas con presencia en ferias de libros locales y en otras ciudades. Recientemente conjuntaron sus esfuerzos para hacer presencia en la Feria del Palacio de Minería, nueve editoriales (no institucionales). Lo interesante de todas ellas es que están promoviendo a autoras y autores locales, con sus propios recursos, que atraen a colaboradores de otras disciplinas artísticas en sus producciones (v. gr. fotógrafos, diseñadores, dibujantes y pintores), algunos de los cuales ya han conseguido recientemente importantes premios en sus respectivos géneros. Con ellas colaboran otros grupos que tienen presencia comunitaria como Tsilinkalli Sonora de Xoxocotla y Nahuales Cultura de Coatlán del Río. Aunque hasta ahora no existe un registro que se acerque a un censo de artistas y grupos artísticos, podemos afirmar que entre quienes más huella dejan -al menos en las redes sociales- están los músicos, tanto por la variedad de géneros que cultivan, como por la creciente cantidad de cafés y bares en que se están presentando. Agrupados o laborando de manera individual, están presentes en eventos familiares, sociales, conciertos, la industria hotelera y de servicios. Se han perfilado en varias ciudades, espacios en los que predomina uno de los géneros o se toca música de un género exclusivo (The Pitt/Rock). En lo que compete a producción y creación cinematográfica, grupos y equipos de productores están formando escuela y tradición. Citemos por lo menos a Francesco Taboada, con Fernanda Robinson, con varias obras de presencia internacional. Otro tanto vale decir de Pimienta Films, a cargo de Nicolás y Sebastián Celis, con participación en el festival de Cannes y otros festivales muy reconocidos. César García del Colectivo Movimiento lleva también una trayectoria que contribuye al posicionamiento del cine morelense en el contexto nacional. Junto a ellos se preparan estudios y talleres de iluminación y sonido que en conjunto crean condiciones más firmes y estables para producciones estatales, regionales y nacionales.


Actores y mercado laboral de las artes en Morelos En términos del mercado laboral local propio del campo encontramos ejecutantes, creadores y documentalistas que se contratan libremente (freelancers), contratistas (desde las industrias mencionadas o gobierno), representantes y promotores de grupos y compañías (a comisión). Existen algunos grupos musicales con presencia en el mercado laboral internacional (v. gr. La Bolonchona, Tembembe, Banda de Viento de Tlayacapan). No hay registros conocidos pero se sabe de una cantidad importante de artistas plásticos con venta de obra en galerías de otros países y de la Ciudad de México, con mínima actividad económica en la entidad. Es menor la cantidad de individuos, grupos y asociaciones registradas como Unidades Económicas por el INEGI, comparada con la cantidad que opera cotidianamente en el campo. Ello indica un alto nivel de informalidad en este mercado laboral. De hecho, según datos del DENUE/INEGI, actualizados al 2014, había en Morelos 166 Unidades Económicas de los siguientes tipos: • 89, entre compañías y grupos de espectáculos artísticos y culturales, promotores de espectáculos artísticos y culturales, agentes o representantes de artistas, artistas, escritores y técnicos independientes. • 77 escuelas dedicadas a la enseñanza de las artes, 67 de ellas privadas y 10 públicas. Entre ellas, 27 en Cuernavaca, 15 en Cuautla, 5 en Jiutepec, 4 en Jojutla, 3 tanto en Yautepec como Puente de Ixtla, 2 en cada uno de los siguientes municipios: Tepoztlán, Temixco, Zapata, Tlaltizapán y una tanto en Axochiapan como en Tepalcingo. Mediante una colaboración entre usuarios de los grupos de Facebook denominados Artes por todas partes en Morelos, Consejo para el Desarrollo de las Artes Escénicas, Músicos de Morelos, Red Morelense de Danza, entre otros, estamos actualmente elaborando breves catálogos por disciplina y género de las artes, en un esfuerzo de contar con un registro mínimo de actores (individuales y grupales) en este campo de las artes en Morelos. Quien se interese en conocerlos y usarlos, puede localizarlos en la sección Archivos del primer grupo mencionado.


Formación y Educación artística Como se aprecia en los datos anteriores, entre los mayores empleadores del campo están las escuelas de arte, en su mayoría de iniciación artística para infantes y jóvenes que estudian en paralelo la educación básica. No existe ningún bachillerato en Artes y sí hay tres instituciones de educación superior dedicadas a la enseñanza (una más por surgir en las artes circenses). Se sabe que en la encrucijada de estudiar bachillerato o de seguir en estas disciplinas, muchos estudiantes con talento artístico, aconsejados por sus padres, dejan el camino andado para optar por carreras no artísticas. Pocos resisten la presión y logran quedarse o tienen que combinar entre ambos caminos (gracias Mtro. Luis P. Lavat por el dato). En lo que toca a instituciones de educación superior en artes se están consolidando y afortunadamente crecen en matrícula, tanto el Centro Morelense de las Artes, la Facultad de Artes de la UAEM, la Escuela de teatro, danza y música de la UAEM, como el Instituto Botticelli S. C.


Padrinazgos y apoyos varios: intercambios, trueques, solidaridad Hay tantas tendencias en contra del desarrollo artístico de individuos y grupos en nuestras sociedades, que uno se pregunta cómo es que no se acaban los esfuerzos de reproducción y producción en las artes con los artistas. Una explicación que tiene sustento se basa en ubicar y estudiar a las redes de apoyo mutuo, como a las de ayudas de padrinos, mecenas, que contribuyen calladamente al desarrollo de artistas y de las artes. Desde su infancia, familiares y amigas/os les empujan y estimulan. Entre ellos hacen trueques, hacen “coperachas” para viajar, sacrifican otros gastos para completar viáticos y pasajes en sus giras, para fabricar sus vestimentas y tenerlas presentables. Buscan donadores de instrumentos y de equipos de sonido/video, se los prestan entre sí, los adquieren tras intensos esfuerzos. Hay esfuerzos continuados producidos conjuntamente entre grupos artísticos y autoridades gubernamentales, como es el caso del “ Encuentro Nacional de Teatro El Moretón”, en su edición séptima, en la que participaron el Ayuntamiento de Jojutla y la Ayudantía de Tehuixtla, el Hotel La Ribiera de esa ciudad, los vecinos de Tehuixtla y por lo menos 21 grupos de teatro de cinco entidades. Su organización requiere conocimientos, voluntad, como capacidad de convocatoria y compromiso social, con efectos sociales y culturales, como en las economías locales. Otro ejemplo reciente fue el Festival de Jazz, armado entre estudiantes del CEMAEM y con apoyo de la Secretaría de Cultura, en un tiempo muy apretado y con recintos llenos. Eventos así serían imposibles sin la participación gratuita de decenas de jóvenes colaboradoras y colaboradores. La solidaridad y apoyo mutuo es evidente en compañías y grupos, no sólo al interior de una disciplina o género, sino entre artistas que cultivan diferentes disciplinas y con distintos niveles de logro o experiencia. Profesoras y profesores de escuelas y académicas continuamente dan un “plus”, fuera de paga, para preparar los eventos de sus estudiantes. Pongo a manera de ejemplo el caso de la Maestra Mayra Prado, con sus eventos de “ Lírica Mexicana”, entre otros, con colaboración del dueño del restorán Vivaldi en Cuernavaca. Se puede hablar de una comunidad latente de artistas, que se alojan mutuamente en sus casas cuando viajan, comprensivos de que ahí está el mayor costo, y también por dar espacio a la convivencia cercana, productora de nuevas experiencias estéticas. Son célebres los encuentros en casa de Maricela Figueroa Zamilpa, quien generosamente recibe a connotados cantautores y artistas plásticos del país (entre ellos Patraka, Kristos, Poncho Maya, Baltazar Castrejón, David Aguilar, Mauricio Díaz “El hueso”, Víctor Kramski, entre otros). En su casa se han gestado canciones y obras plásticas de visitantes. El estudio de Enrique TorresAgatón ha sido espacio de crecimiento de estudiantes y artistas que colaboran entre sí. Los estudios de grabación de Josué Madera, Víctor Castillo y Sofía Caccia, Nazario Meshoulam, son puntos de encuentro, trueque y solidaridad para la difusión y creación artística. La escuela de iluminación de Carlos Arce contribuye también a desarrollar recursos de apoyo mutuo entre artistas. La gratuidad de los servicios que se prestan entre sí y en favor de la niñez y juventud se expresa muy claramente como ejemplo, en los propósitos de la Scuola di Musica Serenissima Tepozteca. Padrinos y promotores del país y del extranjero han hecho suya esa causa que mueve a familias y a comunidades.


Posiciones ocupadas por los actores del campo Después de haber descrito someramente algunos de los actores individuales y colectivos de este campo en Morelos, pasemos al análisis de algunas de sus relaciones, en función de la posición de poder que ocupan en el campo. Algunos detentan el poder político, en especial los funcionaros que dirigen los organismos públicos y privados del campo. Por jerarquías propias de esos organismos, son identificables otros niveles de poder político con funciones y grados. Otros cuentan con poder económico (que puede combinarse con poder político) y hacen uso de él: contratan o no, pagan o no, financian o no proyectos según sus propios criterios y disposiciones. Algunos destacan por su posición social: lazos, conexiones, relaciones que les aportan oportunidades para sí y para que otros se reposicionen en el campo. Otros más tienen poder en el sentido de autoridad artística, lo que implica conocimientos, experiencias, cualidades para enseñar y dirigir, técnicas y metodologías de producción, creación, distribución, promoción, que ponen en juego y que los hacen líderes en sus disciplinas, con cierto reconocimiento. Suelen fundar grupos, asociaciones y compañías, que llegan a ganar prestigio y dominar o codominar disciplinas. En cualquier caso estamos hablando de agentes en cuyas disciplinas y/o instituciones tienen poder de decisión sobre la distribución de los capitales en juego, la entrada de otros al campo (selección), su permanencia, su promoción en caso de adecuarse a las normas establecidas, y la manera en que esto los hace propensos a refrendar las reglas del juego para el ejercicio del poder en la disciplina respectiva y en el campo. Otros son desposeídos, no tienen lugar en la esfera del poder y tienen que ir ganando terreno para posicionarse en el campo, para poder producir, crear, ejercer una disciplina. Lo sepan o no, están en un espacio jerárquico, que abre y cierra posibilidades de desarrollo de los neófitos y redistribuye el poder periódicamente entre los que ya lo ocupan. Junto con esa redistribución está la de los demás capitales en juego: recursos, financiamiento, oportunidades, estímulos, uso de espacios, presentaciones y eventos, formación de coaliciones, organizaciones y escuelas.


Oposiciones y disputas en el campo y estrategias de sus actores El análisis de este campo con base en la obra de P. Bourdieu, que ha partido de una mínima descripción de sus actores y de sus logros, cobra sentido cuando se les ve en acción, colaborando o disputando entre sí, individual o colectivamente, para conseguir los capitales que ofrece ese campo. Dichos capitales están en fuentes públicas, entre ellas las federales, estatales y municipales (presupuesto, apoyos materiales y estímulos, premios, entre otros). Las disputas pueden ser abiertas o soterradas, permanentes o coyunturales. Pueden además estar dirigidas a regular el campo, en tanto luchas por la legalidad y por el establecimiento de políticas públicas y lineamientos (v. gr. la Ley de Cultura), en que llegan a participar funcionarios, legisladores y sus partidos, además de agrupaciones de artistas. Por supuesto también hay luchas por ocupar los espacios de poder en el campo, sean públicos o privados. Otras están dirigidas a conseguir y conservar los espacios de comunicación y difusión de las artes y la cultura, prensa escrita y virtual, radio y televisión. No menores son los enfrentamientos por los capitales simbólicos, de prestigio, como el logro de estímulos y premios, que abordé antes en un apartado del ensayo. Bourdieu lanza el concepto de estrategias de los actores del campo (como las de los juegos), para entender su dinámica en el tiempo, en el espacio y en el logro o conservación de los capitales en juego. Son acciones planeadas o no, colectivas (en coalición) o individuales, en que los actores ponen en juego sus capacidades, habilidades, conocimientos, saberes, actitudes, recursos (tiempo, organización, espacios, entre otros), sus habitus, y los dirigen a lo que consideran su mejor “apuesta”, en las interacciones entre ellos. Se trata de conseguir, conservar, aumentar, defender los capitales en juego. La propia actividad artística de estos actores es una estrategia de reproducción de sus condiciones de existencia. Pero se puede complementar con otras: Incidir en la formulación de políticas para el campo (estrategias legales), asociarse con otros actores para el uso de espacios o para producir eventos (estrategias de coproducción), intervenir en política durante las campañas electorales o cabildear en órganos de gobierno por espacios y recursos para sus actividades artísticas y culturales (estrategias políticas y económicas, como algunas del CODAEM), postular por recursos para hacerse de recintos y medios de producción de obras (estrategias patrimoniales).


Habitus en el campo de las artes En Bourdieu una de las acepciones dadas al habitus refiere a aquellos “esquemas de percepción, concepción y de acción”, que interiorizan las reglas sociales e institucionales vigentes o en curso de cambio. Todos los agentes tenemos los nuestros. Percibimos nuestras obras y las de colegas, con base en sistemas de disposiciones que nos hacen proclives a darles cierto valor. Esos habitus los hemos ido incorporando durante nuestra trayectoria y pueden pasar inadvertidos, pueden parecernos “naturales”. Así calificamos y preferimos de cierta manera (dependiendo de nuestros habitus) la música clásica o el ska, la danza folklórica o el ballet, la fotografía digital o la mecánica; los largometrajes o el cine documental, el arte abstracto o el arte figurativo. Preferimos, valoramos, cultivamos, promovemos y educamos en paradigmas de producción, circulación y aprendizaje de las artes que revelan aspectos de nuestro habitus, en tanto actores con intereses en el campo, sabedores de que para hacernos de los capitales en juego ciertas estrategias son las más adecuadas, precisamente aquellas que encajan más con nuestros habitus. Es mi parecer que los recursos conceptuales y teóricos provistos por Bourdieu ayudan a comprender la dinámica del campo artístico y cultural en nuestro país y por supuesto en Morelos. Intervenir en ese campo para transformarlo, para ocupar una posición en él, individual o colectivamente, resulta más factible si se le conoce en sus características estructurales, en sus componentes y en la forma en que se relacionan sus actores, con oposiciones y disputas incluidas, reconociendo sus habitus y estrategias.



Maricela Figueroa Zampila

"Hago fotografías para engañar el miedo a la muerte, al olvido, la fotografía es el mundo donde soy, donde me extravío y me encuentro a mi misma y a los otros. la chapucera vida me dio una cámara pero no me avisó que la fotografía metería las manos en mi corazón, me enseñó el camino para guardar con imágenes las risas y los desamores. En la foto pongo mis labios sobre sombras y luces y a veces, como un detalle de generosidad, ella desnuda quimeras y me invita de nuevo a jugar" 1: Adolfo Mexiac, Alberto Hijar y Óscar Menéndez en la Casona 2: Danzantes en el Borda 3: Fóramen M. Ballet 4: Rafael Mendoza 5: Voladoras 6: Flor Molina 7: Kristos 8: Alfonso Maya









Devora Lilliana

Licenciada en Ciencias de la comunicación, en búsqueda de aprender cada día en el área de la cultura. Del 2005 al 2008 participó como asistente de dirección y relaciones públicas en la compañía independiente de teatro Contagio Producciones. De 2010 a 2012 como encargada del área de producción y diseño en Integrarte Publicidad. Actualmente en el área de Gestión y producción de la compañía Fóramen M. Ballet. Fotógrafa por convicción Fotografías de la serie: Danza y movimiento









Hernán Osorio

Orgulloso morelense en tierras zapatistas, de educación pública, con algunos semestres en Sociología y la carrera en Historia en la U.A.E.M, fotógrafo autodidacta, corrector de estilo y diseñador (formador) en La Jornada Morelos y actualmente con la jefatura de información en la Secretaría de Cultura del Estado de Morelos. 1: Wynton Marsallis en el Teatro Ocampo2: Zindu Cano, integrante de "Ampersan" 3: Fusión coral 4: Max Potenza, baterista 5: Baltazar Juárez, arpista 6: Banda Sinfónica Juvenil del Estado de Morelos 7: Zal Idrissa Sissokho 8: Boris Kozlov de la banda neoyorquina de jazz "Helen Sung Quartet"









Efrén Galván Millán

"La fotografía nos ha permitido la gran oportunidad de expresar y con esto compartir la forma en que leemos e interpretamos el mundo, esta infinita, misteriosa, sorprendente y mágica realidad personalizada" 1: Víctor 2: Dany 3: Ciprianodonte 4: Rocato 5: Leonel & Co. 6: Odiseo 7: Lalo 8: Eduardo









Luis Valdés Martínez (Grabaluz)

"La posibilidad de regresar y descubrir en la fotografía algo que no vi en su momento me tiene detrás del visor desde hace tiempo, tratando de descubrir lo desconocido... ya en el juego, la vida me hace guiños y posa, se deja ver, que es el mayor regalo que pueda tener quien busca con la cámara, generadora de metáforas y realidades. Todo está por verse aún... en este mundo de infinitas posibilidades. 1: Bailarinas de hawaiano 2: Bailarina 3: CMAEM 4: presencias 5: También los 43 6: Taller de pintura para niños 7 Lectura literaria 8: Maestría en Artes UAEM









©Enrique Torres Agatón

Danza entre máscaras... (fragmento) "Escudriñar por los ojos hasta corroer la respiración. Ojos e idea que son instrumentos de Enrique para localizar la sombra de la sombra y la luz en la mudez del tiempo. Un cúmulo de espacios intocados por la agresión literal que despoja al cuerpo de su forma, al rostro de su facción primera, rescatando la justa clave: huella temprana de la redondez. Así el retrato..." Andrea Miranda 1: Fake Fémina 2: Tembembe Ensamble Continuo 3:Ricardo Vinós, fotógrafo 4: Marcos Miranda, músico 5 Gabriela Videla, escritora y pintora 6 Arturo Marquez, compositor 7: Intelectuales de Morelos 8: José Agustín, escritor









Julio Mora Cuernavaca, Morelos, enero de 1963. "Pepsicóloco y aprendiz de fotógrafo de un tiempo acá. Cotidianamente educador y sobreviviente de tempestades. Aprender a escribir y a tallar la luz con pixeles se me ha vuelto una pasión que se complementa perfectamente con mi naturaleza vouyerista. Entre el encuadre, el aliento, la edición , el maldito balancee de blancos y el disparo, s neuronas casi inevitablemente me dirigen al color y a los rostros. El detalle y la cotidianidad se me prestan como pinceles por un rato para disipar filias y enamoramientos constantes de la realidad, mi realidad y mi forma de mirarla in importar ópticas ni marcas"

1: Los bajos y el acordeón 2: Pecado Capital 3: Callejera 4: En Cuernavaca fue 5: Amor del mas acá 6: Los Migueles 7: Popular entre la tropa 8: Por una furtiva nota









Guillermo Reza Díaz

Nacido en el Distrito Federal en 1966, inicié en la fotografía desde los 12 años en los negocios de fotografía de mi padre. He participado en exposiciones fotográficas y en libros como la Guía turística Chiapas 2011-2012, Los Sentimientos de la Nación. Realizo documentación fotográfica de artistas en interpretaciones recientes. 1: Danza en Sillas 2: Capoeira 3: Cover 4: Danza del Fuego 5: Tahitiano 6: Danza en sillas 2 7: Danza 1 8: Cover









Citlalli Castañeda Cázares

Originaria de Cuernavaca, Morelos; nace el 2 marzo 1991. A temprana edad muestra interés por las artes y humanidades. Hija de familia de artistas, comienza aprendiendo auto didácticamente y multi disciplinariamente y posteriormente comienza sus estudios institucionales en donde fueron sus primeras exposiciones colectivas en la activa de fotografía. Para Citlalli una de las principales problemáticas en la foto es captar la naturaleza de la situación, individuo, objeto, ser viviente, para ella la fotografía debe hacerse sin pensarla mucho en el caso de lo espontáneo o premeditada, auto explorativa, retro alimentaria, es una parte esencial para la memoria del universo, pues en ella se encuentran múltiples respuestas de lo que acontece en el mundo y los humanos. A veces no tenemos más que lo que hay alrededor; lo que esta alrededor es infinito, hay mucho que fotografiar.


1: Can-can de la Excéntrica teatro 2: Cirquero. 3: La espera. a 4: La espera. 5: Vieja payasa.6: Forrado. 7: Graffiti y arte callejero 8: Expresión corporal y el ula.









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