Ser, transitar, estar entre.

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PROYECTO EN COOPERACIÓN (CLUSTER) EDUCACIÓN POPULAR/POPULAR EDUCATION DESHACER INSTIRUCIONES/UNDOING INSTITUTIONS

Documento de trabajo Miguel A. Vega 2017 Ser, transitar, estar-entre Experiencia e institucionalidad en la Escuela de artes plásticas de la Universidad Nacional

Introducción Lo que presento a continuación, es una reflexión que realizo acerca de la escuela de artes plásticas de la Universidad de Colombia, en específico, de algunos tránsitos recientes del discurso cotidiano e institucional al interior de ella relacionado con la profesionalización del arte como disciplina universitaria, las estructuras del programa curricular y la autoevaluación de las dinámicas cotidianas al interior de la escuela. Como referente de análisis me valgo del documento en borrador “Proyecto Educativo del Programa de Artes Plásticas” (PEPAP) de la Universidad Nacional. Mi relación con la escuela de artes plásticas es la siguiente: Me formé en el pregrado desde el 2009 hasta el 2015, luego siendo egresado participé en la jornada de autoevaluación del programa, en la que participaron estudiantes, profesores y administrativos. Al mismo tiempo, tuve la oportunidad ese mismo año de hacer una corta práctica docente en la asignatura de dibujo 2 e introducción a la gráfica. La reflexión transita entonces desde una mirada múltiple: Como estudiante, egresado y docente practicante de la escuela de artes plásticas de la Universidad Nacional. En este texto, más o menos puedo nombrar mi interés de esta manera: ¿Qué se dice institucionalmente de la escuela de artes plásticas y qué podemos decir desde nuestra experiencia cotidiana allí? Para intentar abordar esta pregunta, en primer lugar, tendré en cuenta el documento borrador (casualmente hasta el 2016 no había uno oficial) del proyecto educativo del programa de artes plásticas (PEPAP), algunas percepciones recogidas en la autoevaluación que se hizo del programa en el 2015, y finalmente, algunas reflexiones de mi propia


experiencia en dicho lugar. El ánimo es partir del relato localizado para luego lanzar preguntas que conecten con otras prácticas locales vinculadas al arte, la educación artística, y su institucionalidad. 1. Escuela de artes plásticas de la Universidad Nacional de Colombia La escuela de artes plásticas al haber alcanzado el estatus de disciplina académica de una universidad pública, se ha visto afectada desde entonces por las dinámicas propias que legislan la educación superior en Colombia. Desde la reforma académica que tuvo entre el año 1989-1993, la formación de artistas debería estar respaldada por la investigación – esencia de las universidades-. El desafío a cada uno de los programas de la facultad de artes fue inmediato: Cómo investigar en artes plásticas, música, diseño industrial, diseño gráfico, diseño industrial. [1] Como respuesta, se crean por ejemplo el instituto taller de Creación, la línea de historia y teoría del arte y la maestría en artes plásticas, esto con el ánimo de responder a las demandas y signos de los tiempos “actuales”. Las reformas académicas tienen como propósito superar deficiencias, actualizar y ampliar la calidad de los programas a la luz del contexto Nacional. Pero ¿desde dónde identificar esas deficiencias, actualizaciones y estándares de calidad? Coloquialmente es común la siguiente pregunta: ¿La formación de artistas en la Escuela de artes plásticas de la Universidad Nacional es acorde a los tiempos y necesidades actuales del territorio Nacional, es decir, es democrática, multicultural, pluralista, integral? O por otro lado ¿La formación de artistas en la escuela está aún fundamentada sobre una base ideológica, económica y estética que responde solamente a los intereses particulares de una élite, sea esta política o intelectual? Los desafíos que hoy por hoy gruñen detrás del perfil educativo, plan de estudios, metodologías de enseñanza del arte, propósitos políticos que lo promocionan, etc., son numerosos, dinámicos y permanentes; los cuales deben ser resueltos por un proceso propio de evaluación constante en cada una de las escuelas, sin desconocer que este es un reto – si lo queremos llamar así- histórico, y que se puede nombrar como educación en el arte posmoderno. Como decía anteriormente, el hecho de que la formación de artistas se esté realizando dentro de las lógicas institucionales de la educación superior, en este caso la Universidad Nacional, una universidad pública, el impacto sobre la noción de formación y enseñanza del arte es directa. De esta manera lo expresa el PEPAP: “Entre 2007 y 2009 la Universidad Nacional de Colombia realiza una nueva reforma, cuyo principal objetivo es homogeneizar la institución dentro del sistema global de educación superior: creditización de la educación, flexibilización en el curso de las asignaturas, interdisciplinariedad e internacionalización del conocimiento, entre otras. Dicha transformación impacta actualmente al Programa en Artes Plásticas respecto a su relación con los procesos disciplinares, esto es, su


concepción de una formación artística basada en grados consecutivos de aprendizaje, y su entendimiento sobre los problemas específicos y transversales del arte” [2] La evaluación del programa de artes plásticas que se realizó en el año 2015 es la más reciente tri-estamentaria. Se trató de un encuentro en el que participaron administrativos, profesores y estudiantes en un mismo tiempo de discusión. A estos últimos se les realizó una encuesta que estaba formulada de esta manera: “Teniendo en cuenta el documento "Programa Artes Plásticas en Síntesis"[3], así como su propia experiencia en la Escuela, coméntenos cómo se siente y qué piensa respecto a: 1. La articulación entre Áreas y asignaturas. 2. La articulación entre asignaturas y Talleres. 3. La articulación entre Áreas y Talleres. 4. Coincidencia entre los contenidos del SIA [4] y lo que sucede en las asignaturas. 5. La flexibilidad del programa, es decir, su posibilidad de movilidad entre asignaturas, duración de la carrera, etc. 6. Espacios de investigación como Semilleros, Metas, Safas [5] y Programas de movilidad internacional” Las respuestas de los estudiantes eran entregadas como anónimo y fueron revisadas para luego debatirlas en el encuentro. Cito dos ejemplos: Respecto a la articulación entre asignaturas y talleres. “Muchas de estas relaciones dependen de uno como estudiante y de los intereses personales. Pero en general siento que no hay un vínculo fuerte entre ellas. Me gustaría que las entregas o parte de ellas fueran abiertas a la Escuela, por ejemplo el mismo día, para poder ver que se está trabajando en cada una, de esta manera permitiría conocer el trabajo de cada estudiante, y empezar a ver relaciones entre los trabajos de las asignaturas y sus procesos de taller. Me gustaría más relación entre las asignaturas teóricas y los talleres. Es importante leer lo que escribimos. Es otra manera de entender e indagar en las búsquedas personales” Otra estudiante ha mencionado lo siguiente. “Los talleres han sido desde mi experiencia el lugar donde convergen todas las ideas e inquietudes que surgen tanto en asignaturas como de forma personal. Los talleres son lugares donde se debería poder habitar con los otros estudiantes y no lo digo sólo por la carencia de espacios de taller que tiene la Escuela, sino que a veces no hay la suficiente comunicación de procesos ni las metodología adecuadas que permita potenciar a cada estudiante y su trabajo de manera individual y a la vez de manera grupal. Entonces algunos talleres se resumen a ejercicios que desvían la atención y que desconocen los métodos que los estudiantes han


desarrollado y establecido desde su práctica en otras asignaturas. En resumen considero que la falta de comunicación no sólo se da entre estudiantes, sino entre maestros, entre asignaturas y talleres, entre espacios, etc. Y este es el tipo de desconocimiento que fragmenta y diluye la noción de taller como el lugar y la metodología de creación, experimentación, proceso, investigación, descubrimiento en las artes plásticas en un panorama contemporáneo”.

Realizando un análisis a las preguntas y opiniones de los estudiantes, resulta común encontrar el acento por aquello que aquí se nombra como “articular, flexibilidad, coincidencia”. Si se comparan estas palabras con un cuerpo anatómico, pareciera que estamos haciendo referencia a las uniones del sistema óseo del cuerpo, uno que parece/no parece ser tan sólido como aparenta ser, sino que tiene problemas que somatizan algo como osteoporosis o artritis. No en vano, es común escuchar: Las instituciones son cada vez más porosas. Esa sensación de porosidad e incluso falta de articulación curricular en las instituciones educativas del arte, son síntoma de una de las condiciones posmodernas. A saber, el de la des jerarquización del conocimiento, la desestructuración de la interpretación de significados en las obras y las relaciones múltiples del saber. En palabras de Efland, “Como en un collage, la educación, entendida en clave posmoderna, está repleta de significados múltiples, complejos y discontinuos” [6]. El esfuerzo tanto del docente como del estudiante por hacer red, es tarea cotidiana dentro de la lógica curricular en la educación artística. Sensaciones de este orden fueron expresadas también por los estudiantes: “El programa es bastante flexible en cuanto a su duración, como ejemplo, conozco compañeros que llevan más de 14 matrículas (por razones laborales, económicas, personales, etc.), y esto me parece que es conveniente para algunos porque no restringe los procesos personales de cada estudiante, así mismo facilita la movilidad académica a otras instituciones. Sin embargo creo que el programa carece de flexibilidad entre una asignatura y otra, pues cada una pareciera ser un mundo técnico, teórico o práctico distinto que desconoce a las demás asignaturas. Entonces no veo comunicación ni recepción de procesos que puedan transitar de una asignatura a otra” Tanto desde el plano de las sensaciones en la vivencia cotidiana en la escuela como en la teoría de la educación artística en la posmodernidad, reflejan desafíos para la convivencia interpersonal en la institucionalidad. Aquí pues se hace interesante el dinamismo en el diálogo en todas las direcciones, sean estas inter-institucional, inter-local, inter-subjetivo, para hacernos preguntas y cruzar experiencias: ¿cómo es la enseñanza del arte en otras escuelas?, ¿Qué podemos aprender de otras experiencias a nivel macro-institucional, o micro a nivel de experiencia en el aula o taller de artes? Pero si quisiéramos ir más allá


¿qué papel debe o no debe jugar la escuela-institución en la formación de artistas?, ¿Son los estudiantes para la escuela o la escuela para los estudiantes de artes? En este punto vale la pena mencionar algo en el contexto, en el que intuyo, puede movilizarse este texto, a saber, otra hoja de ruta para la escuela. A modo de invitación, quisiera conocer otras experiencias cotidianas alrededor de la formación de artistas en las escuelas, sean estas populares, universitarias, públicas, privadas. Como escribía en otra ocasión “Me interesa que reconozcamos juntos cómo partiendo desde los espacios pequeños, terminamos encontrando un marco o contexto más amplio que nos hace semejantes en el diálogo. Por ejemplo los marcos de la Institucionalidad de enseñanza de las artes en un territorio Nacional o incluso Latinoamericano” 2. Cotidianidad en la Institucionalidad Tuve la oportunidad de hacer una práctica docente en la escuela de artes plásticas de la Universidad Nacional. Hacía nada más unos años yo había sido estudiante de este lugar, pero ahora estaba del otro lado transitoriamente por cosas extrañas que pasan en la vida. Lejos de ser esto algo anecdótico, resulta más bien interesante reconocer cómo muchas veces los que fueron estudiantes de una institución educativa, vuelven a ella esta vez como docentes sean invitados o de tiempo completo, como ponentes egresados, como participantes de grupos de investigación, etc. La institucionalidad es sin duda, dinamizadora de lazos afectivos, y a pesar de los muchos reclamos que podamos hacer, son también catalizadores de identidad. Son, en palabras muy coloquiales, “el lugar que nos vio crecer”. Por ejemplo, tengo presentes estas palabras de Zoitsa Noriega, quien era coordinadora del programa de artes plásticas en el 2015. Se trata de las palabras inaugurales en el encuentro de autoevaluación del programa del que ya he hecho mención: “Todos somos conscientes del valor histórico de este espacio académico dentro de la Universidad Nacional de Colombia y dentro del país, como muchos de ustedes soy egresada del mismo y no solo me siento unida mediante un lazo afectivo, sino que reconozco el enorme valor profesional y personal que me ha sido transferido, así como los logros y reconocimientos que he alcanzado gracias a su apoyo; por lo tanto me siento parte de esa historia. Creo que el insistente esfuerzo, este remar a contracorriente que percibo en la mayoría de mis colegas se debe a ese mismo reconocimiento, a la fe depositada en nuestros estudiantes, y a la convicción del sentido que tiene este oficio de artistas profesores. Aprendí a ser artista y a ser profesora gracias a muchos de los que están hoy aquí presentes, por esa razón una de mis intenciones en este encuentro es promover su persistencia, y solicitar su mejor disposición para dialogar, intercambiar, proponer e imaginar en torno a un mejor presente y un mejor futuro para esta Escuela En el poco tiempo que llevo a cargo de la Dirección Curricular he detectado tres preocupaciones principales:


La primera tiene que ver con la invisibilidad de lo que ocurre al interior de nuestras clases, como ya he dicho, el cumplimiento de una gran cantidad de tareas dentro e incluso fuera de la Universidad, ha aniquilado la posibilidad de vernos, de conocer los procesos que con gran empeño desarrollamos con los estudiantes, y que los estudiantes desarrollan con nosotros (…) (…) La segunda inquietud tiene que ver con la articulación entre las distintas áreas, las distintas asignaturas, las asignaturas y los Talleres, y en general el programa mismo con espacios como los Institutos (Instituto taller de creación e Instituto de Investigaciones estéticas), los semilleros de investigación, las METAS, las SAFAS y las Maestrías de la Facultad; no es claro por ejemplo como las distintas asignaturas de Espacio inciden en el Taller Espacio o viceversa, o como Fotografía I y II inciden el Taller de Imagen, o como el Taller Tiempo incide en el Taller de Proyectos Imagen Tiempo, etc. (…) (…) La tercera preocupación está relacionada con los Talleres, éste, como lo sabemos y como se afirma en el PEP, es el corazón de nuestro programa, es allí donde los estudiantes desarrollan y dialogan sobre sus intereses creativos particulares, y donde se nutre lo que será su trabajo de grado, y de algún modo, su proyecto de vida profesional (…)” Más allá de lo anecdótico que pueda ser, resulta interesante reconocer que como comunidad artística, es preciso reconocer que hay problemas, desafíos, inquietudes y pasiones comunes que solamente puede nombrarse precisamente porque hay una institucionalidad que lo convoca. La voz del sujeto se entreteje y llega hasta a confundirse con la voz de la institución. ¡Qué sensación más extraña! A pesar de, o en medio de, el reconocimiento de nuestra propia subjetividad, algo que por cierto tiende a estar a flor de piel en los circuitos artísticos, hay unos marcos, -pienso en los marcos de las pinturas tradicionales- que nos convocan a pensarnos como institución que reflexiona su propia práctica. Cuando estuve realizando la práctica docente lo nombré de esta manera: Primer marco: Universidad Nacional de Colombia Segundo marco: Sede Bogotá Tercer marco: Facultad de Artes Cuarto marco: Escuela de Artes Plásticas y visuales Quinto marco: Asignatura disciplinar - Dibujo 2 Sexto marco: Martes y Jueves 2:00 pm a 5:00 pm Séptimo marco: Duración del curso: 4 meses, etc. Los marcos de la institucionalidad son los mismos marcos que configuran el encuentro intersubjetivo. En otras palabras, no solo transitamos las instituciones sino que somos la institucionalidad, incluso, cuando ya no pertenecemos oficialmente a ella. No es lo mismo ser egresado de una universidad pública que privada en Latinoamérica.


En estos espacios institucionales, aquellos que llamamos “clase de” o “taller de”, somos nombrados así mismo institucionalmente. Allí somos “estudiantes de artes”, “profesores de artes”, “artistas docentes”, “docentes, artistas co creadores”, etc. La institución termina por dar un nuevo nombre al sujeto, como si acaso se tratara de un acuerdo, un bautismo social. Ese nuevo nombre, es el que le otorga una nueva identidad al sujeto, acarreando en ello una misión en la sociedad. “Yo te nombro artista” es lo le dicen a los graduandos:

-

Cuando me gradué en el colegio el juramento decía: Juro por Dios fidelidad a mi bandera y a mi patria, Colombia, de la cual es símbolo, una Nación soberana e indivisible, regida por principios de libertad, orden y justicia para todos Y yo respondí: Si juro

Y cuando me gradué como artista plástico en la Universidad Nacional, había un ligero pero profundo cambio en el lenguaje institucional “¿Jura usted obedecer la constitución y las leyes de la república, honrar a la Universidad Nacional de Colombia y cumplir leal y fielmente los deberes de su profesión?” Y yo respondí: - Si juro. Los límites del lenguaje entre el sujeto y el de la institucionalidad se entretejen continuamente. En la cotidianidad/institucional “Todas estas son marcas que configuran la propia cotidianidad, y más aún, la propia subjetividad. En estas tensiones, o mejor signos, es en donde acontece el cruce continuo y en doble vía entre la cotidianidad de una clase y los grandes relatos en las artes los cuales se nombran institucionalmente” [7] Algunas preguntas que podríamos distinguir para discutirla grupalmente y partiendo desde nuestros contextos podrían ser estas: · ·

Si la pedagogía es considerada como una práctica artística. Ya que la pedagogía está Institucionalizada ¿Qué significa ser un Artista de/para la Institución? ¿Cómo la Institucionalidad configura la noción de artista?

Esta última pregunta me genera mucha emoción. Nada más basta pensarla en retrospectiva. Preguntas como ¿y si yo hubiera estudiado artes plásticas en otra Universidad, que imagen de artista sería o diría ser? El trasfondo de esta pregunta es la contingencia como concepto, pero esto ya es metafísico y luego teológico, pero esto es materia de otro texto…


--------------------------------------------------------------------------------------------------------[1] Actualmente estos son los programas académicos pertenecientes a la facultad de artes de la Universidad Nacional, sede Bogotá. [2] Borrador Proyecto Educativo del Programa de Artes Plásticas. Universidad Nacional. 2015 [3] Este documento estaba en la parte inicial de la encuesta. En él se describía brevemente la forma estructural del programa de artes plásticas en ese entonces. (Año 2015). En el programa pueden distinguirse dos estructuras (componentes y áreas) y un eje (los talleres). En el componente de fundamentación están comprendidas las asignaturas de fundamentación disciplinares y de libre elección. Las áreas se distinguen como área de imagen, tiempo, espacio, arte y educación e historia y teoría. Finalmente, los talleres, el eje estructural del programa: Taller introductorio, taller imagen, taller tiempo, taller espacio, taller de proyectos imagen-espacio, taller de proyectos tiempo-espacio, y trabajo de grado. [4] Hace referencia a la manera oficial como es presentada en el sistema cada una de las asignaturas dentro de la oferta de cursos ofrecidos por la Universidad [5] Son espacios alternos que incluyen proyectos de corta duración que involucran creación, formaciòn-investigaciòn y que pueden originarse por iniciativa estudiantil o docente. [6] Efland, Arthur. (1996). La educación en el arte posmoderno. Pág. 192 [7] Lo escribía en medio de una clase de seminario parafraseando a mis profesores en la maestría en educación artística, y luego para el guion de un video “borrador” con fines de investigación.


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