ยกEl paseo extraordinario!
RAINBOW SCHOOL
SCHOOL BUS
SCHOOL
Rainbow School
Aniversario
12 Septiembre 2020
3° Aniversario
¡Lo que se enseña con amor nunca se olvida!
Los alumnos de Rainbow School estaban muy emocionados. ¡Había llegado el día del paseo escolar! Soñaban con este día desde que comenzó el año. Irían a visitar un impresionante cañón en las montañas donde habían encontrado huesos de dinosaurio. Este paseo era súper importante. ¡Nadie se lo quería perder! Sería un paseo para celebrar el 3° Aniversario del colegio. El autobús escolar era un hervidero de emociones y risas. Andrea, Poul y Victor se tomaban unas fotos muy divertidas. Juan Daniel y Diego no habían podido pegar ojo en toda la noche pensando en los huesos de dinosaurio que descubrirían y aprovechaban el trayecto para echar una siesta. Ivanna y Lia cantaban las canciones de moda a viva voz, improvisando pasos de baile en sus asientos. Facundo y Carlos se ocupaban de divertir al resto de sus compañeros con un concurso de sus mejores chistes. Amy y Areshka se alternaban cada veinte minutos preguntando a la profesora si faltaba mucho para llegar.
Rainbow School
SCHOOL BUS
La profesora miraba a sus alumnos con una gran sonrisa. El grupo se había vuelto muy unido desde que empezaron en Kinder. Cuando finalmente llegaron al Cañón pidió calma para bajar del autobús y formar una fila ordenada. Los primeros en salir fueron Bruno Benjamin y Mariana quienes quedaron boquiabiertos al verse en el cañón rodeados de montañas y volcanes, a los pies de un lago de aguas cristalinas y bajo un cielo azul. —¿Cuándo vamos a ver los huesos de dinosaurios? —preguntó Mila impaciente. —Iremos después de hacer un reconocimiento del lugar y que mencionen todos los diferentes animales que podemos encontrar aquí —explicó la profesora. —¿Cómo, no vamos a desenterrar los huesos desde ya? Yo había venido preparado —dijo Eithan enseñando una palita de madera. —Los huesos no están al aire libre sino en el museo del sitio del Cañón —puntualizó Bruno Sebastián —¡Sí es verdad, pero a lo mejor podemos descubrir huesos nuevos y salir en la tele! —comentó ilusionada Mía. —Chicos, lo mejor es dejar ese trabajo a los paleontólogos —aclaró la maestra. No sería bueno mezcclar los huesos y que luego descubran un Trex con cuello de Brontosaurio o algo así. La clase estalló en una risotada general e imaginaron las cientos de nuevas especies de dinosaurios que se formarían al mezclar las más conocidas.
La profesora guió al grupo hacia una explanada desde donde se veían los volcanes. Explicó que éstos no se encontraban activos y que no había nada de qué preocuparse. Solo en algunas ocasiones podía verse un poco de humo salir de los volcanes dormidos. —¿Pero qué son esas chispas de colores que salen de allí? —preguntó Mauricio señalando con su dedo índice hacia una gran gruta cubierta de maleza. —¡Qué dices! ¡Si no hay fuego de colores! —exclamaron Bruno Valentino y Caleb. —Y no pueden haber volcanes tan pequeñitos. ¿O si? —añadió preocupada Aleth. —¡Es verdad! ¡También veo las chispas! Ahora son azules… —indicó Ghía. Y antes de que la maestra pudiera guardar la calma ya todos los niños había ido a la carrera a observar el interior de la gruta. —¡No, chicos! ¡NO ENTREN! No sabemos que puede haber allí! —exclamó la profesora persiguiéndolos hasta la entrada, donde repentinamente paró en seco. Nadie podía creer lo que veían sus ojos. Todos se quedaron mudos y el silencio solo fue roto por un triste llanto.
—¡UN DRAGÓN! —gritaron todos temblando de la impresión. —Sh sh sh… Aún no se ha dado cuenta que estamos aquí. Podemos escapar… —susurró Jorge —Pero se le ve muy triste. ¡Pobrecito! Hay que ayudarlo —propuso Dylan. La profesora, titubeando, fue la primera en acercarse y darle una palmadita en la pata. —Se… Señor Dra… Dragón ¿Le ocurre algo malo? —dijo con un hilo de voz. —Podemos ayudarlo pero no nos coma —se acercó Ricardo. —Ten cuidado Ricardo —dijo Andrea, tomándolo de la mano. Vamos juntos. Todos se quedaron pasamados viendo al dragón que lloraba aún más desconsoladamente y al soplarse la nariz le brotaban chispas de colores. Ahora eran violetas. —¡Son todos unos niños muy buenos! ¡Y se ve que son los mejores amigos! ¡Buuaaa! Me siento muy solo. ¡Desearía estar en mi hogar y con mis amigos! —se quejó el dragón. —Pero nosotros podemos ser sus amigos también —sugirió Poul. —Y podemos ayudarlo a regresar a su hogar —exclamó Victor. —Nosotros somos los alumnos del I.E.P. Rainbow School, cuál es tu nombre amigo? —preguntó Juan Daniel. El dragón se secó las lágrimas y miro enternecido a los chicos. Respiró profundamente y se calmó, salió de la gruta seguido por los niños para contar su historia.
—Mi nombre es Poki y también voy a la escuela. Pero a la escuela de dragones. Y allí en mi planeta, todos los dragones debemos viajar y alejarnos de nuestros amigos para aprender la lección que nos ayudará a ser dragones respetables —explicó Poki. —¿Qué lección? ¿De matemáticas y ciencias? —preguntó Diego. —¡No! Nada de eso. ¡De seguro una lección de magia o combate con espadas! —afirmó Facundo. —Ya sabemos un poco de esas cosas. La lección más importante es la de exhalar un fuego impresionante —continuó Poki—. Verán, todos los dragones guardamos una fuente de energía secreta tan poderosa que puede generar tornados de fuego. Pero solo los grandes dragones saben cómo despertar esa energía y por eso estoy aquí, para aprender a hacerlo. —¡Wow! Tornados de fuego… ¡Impresionante! —exclamó maravillada Lia. —¡Muéstranos lo que has avanzado Poki! —rogó Ivanna. Poki se adelantó y rugió. De su boca salieron lenguas de fuego multicolor del tamaño de unas naranjas. Cerró la boca apenado. —No está tan mal —le animó Carlos. —¿Qué hay que hacer para despertar tu poder? —preguntaron Amy y Areshka. —Nuestro maestro siempre decía que la fuente de poder de un dragón está en su pasión. En descubrir aquello que lo haga sentir tan feliz que se sea capaz de lograr un fuego increíble—explicó Poki.
Los niños se miraron asombrados y asintieron con la cabeza. —¡Cuenta con nosotros para ayudarte Puki! —dijo Bruno Benjamin. —¡Somos los mejores en idear todo tipo de cosas divertidas! —afirmó Mariana. —¡Eso me consta! —explicó la profesora. —Hemos aprendido muchísimas cosas en la escuela. Podemos enseñarte y tú ves cuáles son con las que te sientes más feliz —propuso Mila. —Es una excelente idea. Iremos por turnos. Yo primero —se ofreció Eithan y de inmediato le enseñó a Puki su trabalenguas preferido, el de los tres tristes tigres. —¡Ahora es mi turno! —exclamó Mía y les enseñó los pasos de su canción favorita, coreada por el resto de sus compañeros. Bruno Sebastián pasó al frente e improvisó con su tambor una rítmica melodía. Ghía dibujó con sus crayolas en su cuaderno un precioso retrato de Puki. Mauricio demostró la técnica perfecta para pararse de cabeza. Bruno Valentino impresionó a todos con un truco de magia para sacar monedas de las orejas de Puki. Caleb se animó a inventar un gracioso cuento que hizo reir hasta llorar a sus compañeros. Aleth obsequió a Puki y sus compañeros unas galletitas que había ideado con su propia receta. Jorge, Dylan y Ricardo brincaban de felicidad! Y así fueron desfilando uno a uno todos los niños, demostrando un talento especial y una alegría que nunca antes había visto Puki.
La alegría era tan contagiante que Puki también se animó a mostrar algunas de sus habilidades. Se elevó al cielo y bajó volando dando vueltas en espiral ante los hurras de admiración de los niños. Se detuvo a pocos metros del lago. —¡Puki, porqué no te das un chapuzón! El agua se ve deliciosa —sugirieron Andrea y Poul. —¡Sí, muestranos un clavado con doble giro! ¡Sería fenomenal! —lo animaron Victor y Juan Daniel. —La verdad es que no se nadar… —se disculpó Puki—. En mi planeta solo hay volcanes y ríos de lava, no tenemos lagos como los de ustedes. —¡Ánimo! Te enseñaremos —afirmaron Diego y Lia. —¡Me da miedo! —exclamó Puki nervioso. —¡Pero a lo mejor descubres que nadar es tu pasión! —añadió Ivanna sonriente. —No tengas miedo. No sabrás lo que se siente si no lo intentas… —explicó Facundo Todos se reunieron alrededor de Puki y le dieron un cálido abrazo, tomándolo de las garras hasta llevarlo a la ribera del lago. Puki entró poquito a poquito al agua, primero con recelo y temblando, y luego ya con una sonrisa de oreja a oreja. ¡Hasta se animó a salpicar a sus nuevos amigos chapaleando en el agua! —¡Wow! Esto es muy similar a volar pero mucho más refrescante! —celebró Puki.
La clase entera, incluida la maestras se animaron a ponerse el bañador y entrar al agua para acompañar a Puki. Carlos y Amy le enseñaron cómo nadar estilo mariposa. Areshka le mostró como aguantar la respiración bajo el agua. Bruno Benjamin le enseñó a bucear para encontrar tesoros perdidos debajo de las aguas. Mariana sorprendió con un clavado acrobático que empapó a todos. Al caer la tarde, Puki se había convertido en un experto nadador y disfrutaba de los juegos con sus nuevos amigos. La profesora indicó que ya debía regresar a la escuela y decidieron secarse armando una pequeña fogata para asar malvaviscos. Puki se ofreció a encender el fuego. Grande fue la sorpresa de todos cuando al soplar exhaló un tornado de fuego que impresionó a todos. —¡Hurra! ¡Lo conseguiste! —corearon todos emocionados por su logro. —¡No lo hubiera podido lograr sin ustedes! —agradeció Puki—. Mi familia y mis amigos estarán muy contentos y finalmente podré regresar a casa.
Puki ideó la mejor forma de agradecer a los alumnos del I.E.P. Rainbow School toda su ayuda: —¡Suban al autobús yo les llevaré volando al colegio! —propuso Puki. —¡GENIAL! —vitorearon todos hasta la maestra. Mila, Eithan, Mía, Bruno Sebastián, Mauricio, Ghía, Bruno Valentino, Caleb, Aleth, Jorge, Dylan y Ricardo ocuparon los asientos al lado de las ventanas para apreciar mejor el pasiaje. Absolutamente todos los niños, pegaron las narices a la ventana cuando Puki tomó el autobús entre sus patas y se elevó al cielo batiendo con fuerza sus grandes alas. Todos dejaron escapar un chillido de emoción y abrieron los ojos como platos. Atravesaron quebradas, montañas y campos verdes hasta divisar a lo lejos los edificios de su ciudad, en especial el de su querido colegio. Puki aterrizó en la puerta principal del I.E.P. Rainbow School. Los niños bajaron del autobús y se despidieron con un fuerte abrazo. Puki prometió que regresaría muy pronto, para seguir aprendiendo nuevas lecciones en el planeta Tierra y poder compartir más aventuras con sus nuevos amigos.
¡Gracias por sus enseñanzas, siempre los llevaremos en nuestros corazones! Nuestros alumnos:
Miss Janeth 5 años
Miss Yesenia 4 años
Miss Karito 3 años
1 Andrea Gabriela Briones Bruga 2 Poul Giuliano Will Carrasco Prado 3 Victor Guillermo Castro Bautista 4 Juan Daniel Dávila Alvarado 5 Diego Fabián Gallardo Abanto 6 Lia Guadalupe Liza Gutierrez 7 Facundo Nicolás Medina Angulo 8 Ivanna Alessandra Rodriguez Medina 9 Carlos Raphael Sánchez Callirgos 10 Amy Jordana Alva Saldaña 11 Areshka Luisa Jhuliana Tapia Delgado
08 Marzo 23 Marzo 30 Abril 24 Mayo 03 Mayo 23 Noviembre 12 Febrero 17 Noviembre 15 Noviembre 07 Noviembre 02 Agosto
1 Bruno Benjamin Cueva Minchan 2 Mariana Evangeline Briones Diaz 3 Mila Valeria Gutierrez Rivasplata 4 Eithan Miguel Llamosa Díaz 5 Mía Micaela Medina Zurita 6 Bruno Sebastián Rudas Zurita 7 Mauricio Santiago Vasquez Díaz 8 Ghía Mikaela Vasquez López 9 Bruno Valentino Velasquez Ruiz 10 Caleb Said Villamayor Quiroz 11 Aleth Sundary Villena Huaman
11 Agosto 29 Febrero 25 Enero 09 Febrero 22 Enero 20 Agosto 05 Febrero 21 Noviembre 04 Abril 22 Agosto 03 Junio
1 Jorge Alejandro Montoya León 2 Dylan Alessandro Plasencia Centurion 3 Ricardo Silva Santisteban Quezada
04 Junio 18 Octubre 19 Julio
Un cuento personalizado sobre la conquista de los miedos y lo erróneo de fijarse sólo en las apariencias. ¡Disfrútalo!
Escrito por: Mildzy Mujica
Más cuentos personalizados en: www.soycuentaconmigo.com www.facebook.com/cconmigocuentos