ยกEl paseo extraordinario!
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Colegio Cuenta Conmigo
Grado 2° Primaria
¡Lo que se enseña con amor nunca se olvida!
Los alumnos de 2º Primaria del colegio Cuenta Conmigo estaban muy emocionados. ¡Había llegado el día del paseo escolar! Soñaban con este día desde que comenzó el año. Irían a visitar un impresionante cañón en las montañas donde habían encontrado huesos de dinosaurio. Este paseo era súper importante. ¡Nadie se lo quería perder! Sería su último paseo oficial juntos, porque el próximo año pasarían a 3º Primaria. El autobús escolar era un hervidero de emociones y risas. Camila, Javiera, Elena y Alessandra se tomaban unas fotos muy divertidas. Diego Demiquel y Sebastián no habían podido pegar ojo en toda la noche pensando en los huesos de dinosaurio que descubrirían y aprovechaban el trayecto para echar una siesta. Elah, Aina, Isidora Petit y Emma cantaban las canciones de moda a viva voz, improvisando pasos de baile en sus asientos. Máximo y Gabriel se ocupaban de divertir al resto de sus compañeros con un concurso de sus mejores chistes. Sofía, Rocío y Amanda se alternaban cada veinte minutos preguntando a la profesora Elo si faltaba mucho para llegar.
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Miss Elo miraba a sus alumnos con una gran sonrisa. El grupo se había vuelto muy unido desde que empezaron en Kinder. Cuando finalmente llegaron al Cañón pidió calma para bajar del autobús y formar una fila ordenada. Los primeros en salir fueron Skandar, Matías y Tomás quienes quedaron boquiabiertos al verse en el cañón rodeados de montañas y volcanes, a los pies de un lago de aguas cristalinas y bajo un cielo azul. —¿Cuándo vamos a ver los huesos de dinosaurios? —preguntaron Santiago y Bruno, impacientes. —Iremos después de hacer un reconocimiento del lugar y que mencionen todos los diferentes animales que podemos encontrar aquí —explicó Elo. —¿Cómo, no vamos a desenterrar los huesos desde ya? Yo había venido preparado —dijo Martín enseñando una palita de madera. —Los huesos no están al aire libre sino en el museo del sitio del Cañón —puntualizó Lillette. —¡Sí es verdad, pero a lo mejor podemos descubrir huesos nuevos y salir en la tele! —comentó ilusionada Ignacia. —Chicos, lo mejor es dejar ese trabajo a los paleontólogos —aclaró Elo. No sería bueno mezclar los huesos y que luego descubran un Trex con cuello de Brontosaurio o algo así. La clase estalló en una risotada general e imaginaron las cientos de nuevas especies de dinosaurios que se formarían al mezclar las más conocidas.
La profesora Elo guió al grupo hacia una explanada desde donde se veían los volcanes. Explicó que éstos no se encontraban activos y que no había nada de qué preocuparse. Solo en algunas ocasiones podía verse un poco de humo salir de los volcanes dormidos. —¿Pero qué son esas chispas de colores que salen de allí? —preguntó Luciano señalando con su dedo índice hacia una gran gruta cubierta de maleza. —¡Qué dices! ¡Si no hay fuego de colores! —exclamó Ignacio. —Y no pueden haber volcanes tan pequeñitos. ¿O si? —añadió preocupado Clemente. —¡Es verdad! ¡También veo las chispas! Ahora son azules… —indicó Isidora Pinto. Y antes de que la maestra pudiera guardar la calma ya todos los niños había ido a la carrera a observar el interior de la gruta. —¡No, chicos! ¡NO ENTREN! ¡No sabemos que puede haber allí! —exclamó Miss Elo persiguiéndolos hasta la entrada, donde repentinamente paró en seco. Nadie podía creer lo que veían sus ojos. Todos se quedaron mudos y el silencio solo fue roto por un triste llanto.
—¡UN DRAGÓN! —gritó Diego Alvarez temblando de la impresión. —Sh sh sh… Aún no se ha dado cuenta que estamos aquí. Podemos escapar… —susurró Valeria. —Pero se le ve muy triste. ¡Pobrecito! Hay que ayudarlo —propuso Emilia. La profesora, titubeando, fue la primera en acercarse y darle una palmadita en la pata. —Se… Señor Dra… Dragón ¿Le ocurre algo malo? —dijo con un hilo de voz. —Podemos ayudarlo pero no nos coma —se acercó Camila. —Ten cuidado Camila —dijo Alessanda, tomándola de la mano. Vamos juntas. Todos se quedaron pasmados viendo al dragón que lloraba aún más desconsoladamente y al soplarse la nariz le brotaban chispas de colores. Ahora eran violetas. —¡Son todos unos niños muy buenos! ¡Y se ve que son los mejores amigos! ¡Buuaaa! Me siento muy solo. ¡Desearía estar en mi hogar y con mis amigos! —se quejó el dragón. —Pero nosotros podemos ser sus amigos también —sugirió Elena. —Y podemos ayudarlo a regresar a su hogar —exclamó Diego Demiquel. —Nosotros somos los alumnos de 2º Básico del cole Dunalastair, ¿cuál es tu nombre amigo? —preguntó Sebastián. El dragón se secó las lágrimas y miró enternecido a los chicos. Respiró profundamente y se calmó, salió de la gruta seguido por los niños para contar su historia.
—Mi nombre es Poki y también voy a la escuela. Pero a la escuela de dragones. Y allí en mi planeta, todos los dragones debemos viajar y alejarnos de nuestros amigos para aprender la lección que nos ayudará a ser dragones respetables —explicó Poki. —¿Qué lección? ¿De matemáticas y ciencias? —preguntó Javiera. —¡No! Nada de eso. ¡De seguro una lección de magia o combate con espadas! —afirmó Máximo. —Ya sabemos un poco de esas cosas. La lección más importante es la de exhalar un fuego impresionante —continuó Poki—. Verán, todos los dragones guardamos una fuente de energía secreta tan poderosa que puede generar tornados de fuego. Pero solo los grandes dragones saben cómo despertar esa energía y por eso estoy aquí, para aprender a hacerlo. —¡Wow! Tornados de fuego… ¡Impresionante! —exclamó maravillada Elah. —¡Muéstranos lo que has avanzado Poki! —rogó Diego Alvarez. Poki se adelantó y rugió. De su boca salieron lenguas de fuego multicolor del tamaño de unas naranjas. Cerró la boca apenado. —No está tan mal —le animó Sebastián. —¿Qué hay que hacer para despertar tu poder? —preguntó Skandar. —Nuestro maestro siempre decía que la fuente de poder de un dragón está en su pasión. En descubrir aquello que lo haga sentir tan feliz que se sea capaz de lograr un fuego increíble—explicó Poki.
Los niños se miraron asombrados y asintieron con la cabeza. —¡Cuenta con nosotros para ayudarte Poki! —dijo Matías. —¡Somos los mejores en idear todo tipo de cosas divertidas! —afirmó Tomás. —¡Eso me consta! —explicó Miss Elo. —Hemos aprendido muchísimas cosas en la escuela. Podemos enseñarte y tú ves cuáles son con las que te sientes más feliz —propuso Santiago. —Es una excelente idea. Iremos por turnos. Yo primero —se ofreció Aina y de inmediato le enseñó a Poki su trabalenguas preferido, el de los tres tristes tigres. —¡Ahora es mi turno! —exclamó Emma y les enseñó los pasos de su canción favorita, coreada por el resto de sus compañeros. Bruno pasó al frente e improvisó con su tambor una rítmica melodía. Isidora Petit dibujó con sus crayolas en su cuaderno un precioso retrato de Poki. Gabriel demostró la técnica perfecta para pararse de cabeza. Sofía impresionó a todos con un truco de magia para sacar monedas de las orejas de Poki. Rocío se animó a inventar un gracioso cuento que hizo reír hasta llorar a sus compañeros. Amanda obsequió a Poki y sus compañeros unas galletitas cocinadas con su receta. Y así fueron desfilando uno a uno todos los niños, demostrando un talento especial y una alegría que nunca antes había visto Poki.
La alegría era tan contagiante que Poki también se animó a mostrar algunas de sus habilidades. Se elevó al cielo y bajó volando dando vueltas en espiral ante los hurras de admiración de los niños. Se detuvo a pocos metros del lago. —¡Poki, porqué no te das un chapuzón! El agua se ve deliciosa —sugirió Martín. —¡Sí, muéstranos un clavado con doble giro! ¡Sería fenomenal! —lo animó Emilia. —La verdad es que no sé nadar… —se disculpó Poki—. En mi planeta solo hay volcanes y ríos de lava, no tenemos lagos como los de ustedes. —¡Ánimo! Te enseñaremos —afirmó Ignacio. —¡Me da miedo! —exclamó Poki nervioso. —¡Pero a lo mejor descubres que nadar es tu pasión! —añadió Lillette sonriente. —No tengas miedo. No sabrás lo que se siente si no lo intentas… —explicó Ignacia. Todos se reunieron alrededor de Poki y le dieron un cálido abrazo, tomándolo de las garras hasta llevarlo a la ribera del lago. Poki entró poquito a poquito al agua, primero con recelo y temblando, y luego ya con una sonrisa de oreja a oreja. ¡Hasta se animó a salpicar a sus nuevos amigos chapaleando en el agua! —¡Wow! ¡Esto es muy similar a volar pero mucho más refrescante! —celebró Poki.
La clase entera, incluida Miss Elo se animó a ponerse el bañador y entrar al agua para acompañar a Poki. Isidora Pinto y Lillette le enseñaron cómo nadar estilo mariposa. Clemente y Bruno le mostraron cómo aguantar la respiración bajo el agua. Valeria le enseñó a bucear para encontrar tesoros perdidos debajo de las aguas. Luciano sorprendió con un clavado acrobático que empapó a todos. Al caer la tarde, Poki se había convertido en un experto nadador y disfrutaba de los juegos con sus nuevos amigos. La profesora indicó que ya debían regresar a la escuela y decidieron secarse armando una pequeña fogata para asar malvaviscos. Poki se ofreció a encender el fuego. Grande fue la sorpresa de todos cuando al soplar exhaló un tornado de fuego que impresionó a todos. —¡Hurra! ¡Lo conseguiste! —corearon todos emocionados por su logro. —¡No lo hubiera podido lograr sin ustedes! —agradeció Poki—. Mi familia y mis amigos estarán muy contentos y finalmente podré regresar a casa.
Poki ideó la mejor forma de agradecer a los alumnos de 2º Primaria toda su ayuda: —¡Suban al autobús yo les llevaré volando al colegio! —propuso Poki. —¡GENIAL! —vitorearon todos hasta la maestra Elo. Camila, Amanda, Elena, Javiera, Elah, Sofía, Rocío, Alessandra, Diego Demiquel y Sebastián ocuparon los asientos de adelante. Diego Alvarez, Máximo, Gabriel, Skandar, Matías, Tomás, Isidora Petit, Ignacia, Santiago y Bruno, los asientos del medio. Aina, Emma, Martín, Luciano, Ignacio, Clemente, Lillette, Isidora Pinto, Valeria y Emilia los asientos posteriores. Absolutamente todos los niños, pegaron las narices a la ventana cuando Poki tomó el autobús entre sus patas y se elevó al cielo batiendo con fuerza sus grandes alas. Todos dejaron escapar un chillido de emoción y abrieron los ojos como platos. Atravesaron quebradas, montañas y campos verdes hasta divisar a lo lejos los edificios de su ciudad, en especial el de su querido colegio. Poki aterrizó en la puerta principal del colegio Cuenta Conmigo. Los niños bajaron del autobús y se despidieron con un fuerte abrazo. Poki prometió que regresaría muy pronto, para seguir aprendiendo nuevas lecciones en el planeta Tierra y poder compartir más aventuras con sus nuevos amigos.
¡Gracias por sus enseñanzas, siempre los llevaremos en nuestros corazones!
M omentos inolvidables !!! 1 Camila 2 Alessandra 3 Diego 4 Elena 5 Javiera 6 Elah 7 Sebastián 8 Diego 9 Maximo 10 Skandar 11 Matías 12 Tomás 13 Santiago 14 Gabriel 15 Bruno
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16 Aina 17 Emma 18 Martín 19 Luciano 20 Isidora 21 Isidora 22 Sofia 23 Ignacio 24 Rocio 25 Amanda 26 Clemente 27 Lillette 28 Ignacia 29 Valeria 30 Emilia
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Un cuento personalizado sobre un paseo extraordinario protagonizado por los alumnos de 2ยบ Primaria del colegio Cuenta Conmigo.
Escrito por: Mildzy Mujica
Mรกs cuentos personalizados en: www.soycuentaconmigo.com www.facebook.com/cconmigocuentos