![](https://assets.isu.pub/document-structure/210815180625-8357207ad68c38b4a158283c7435ce86/v1/a8553d7f05a8619c46ebae922fb1edcc.jpeg?width=720&quality=85%2C50)
8 minute read
PRESIDENCIA
Presidente toma protesta al PRIMER COMANDANTE DEL EJÉRCITO MEXICANO
![](https://assets.isu.pub/document-structure/210815180625-8357207ad68c38b4a158283c7435ce86/v1/e84ab7210cdbf33ec6959046014d6d44.jpeg?width=720&quality=85%2C50)
EFRAIN PADILLA
El presidente Andrés Manuel López Obrador formalizó la creación de la primera comandancia del Ejército Mexicano; al frente de esta nombró a Eufemio Alberto Ibarra Flores.
“Estamos atestiguando un acto importante, el de la creación de la comandancia del Ejército Mexicano. Ahora con la reforma administrativa se tiene al secretario de la Defensa como responsable de todas las Fuerzas
Armadas de México, se cuenta también con el Estado Mayor, que va a ser posteriormente Estado Mayor Conjunto. Se mantiene la comandancia de la Fuerza Aérea”, detalló. Anunció que, en el contexto de la transformación del país, enviará una iniciativa de reforma constitucional para que la comandancia de la Guardia Nacional forme parte de la Secretaría de la Defensa Nacional.
Durante la ceremonia de revista de entrada del Ejército en Campo Marte, el mandatario develó una placa conmemorativa con motivo del evento y reconoció la labor de las Fuerzas Armadas.
“Es muy importante en estos momentos de transformación el apoyo que estamos recibiendo de todos los integrantes de las fuerzas armadas, expreso mi reconocimiento sincero y fraterno”, resaltó.
Sostuvo que sin la lealtad y compromiso de las secretarías de la Defensa Nacional y de Marina no sería posible conseguir los resultados que actualmente se tienen en materia de seguridad, desarrollo y bienestar para la población.
Recordó que estas instituciones ayudan a la construcción de proyectos prioritarios de infraestructura, como el Tren Maya, el Aeropuerto Internacional ‘General Felipe Ángeles’ o el Aeropuerto de Tulum.
“No olvidemos que sin los ingenieros militares y marinos no estarían en proceso o funcionando con éxito obras, servicios o acciones como el desazolve de ríos, la limpieza de playas, la construcción de canales de riego, la construcción de sucursales del Banco del Bienestar, los cuarteles de la Guardia Nacional, los viveros para producir millones de plantas, (…) el manejo logístico y la distribución de las vacunas contra COVID. Sin ayuda de las Fuerzas Armadas no habríamos podido”, subrayó.
“Gracias, almirante José Rafael Ojeda Durán; gracias, general Luis Cresencio Sandoval González. Gracias a los soldados, a los oficiales, a los integrantes de las Fuerzas Armadas de México. Gracias a sus familias que son un apoyo constante de solidaridad, apoyo y cariño. Gracias a todos, mujeres y hombres de las Fuerzas Armadas, por la lealtad a nuestro querido México”, agregó.
Durante la ceremonia, el presidente hizo entrega de menciones honoríficas, condecoraciones y distinciones por servicios a la patria, heroísmo, capacidad profesional a miembros del Ejército y Fuerza Aérea mexicanos. Acompañaron al presidente, los secretarios de la Defensa Nacional, Luis Cresencio Sandoval González y de Marina, José Rafael Ojeda Durán; el comandante de la Guardia Nacional, Luis Rodríguez Bucio; la presidenta de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, Dulce María Sauri Riancho; el presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Senadores, Eduardo Ramírez Aguilar; el ministro Juan Luis González Alcántara Carrancá en representación del presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Arturo Zaldívar Lelo de Larrea y la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum Pardo.
Por parte del Gabinete Legal y Ampliado asistieron las secretarias de Gobernación, Olga Sánchez Cordero; de Seguridad y Protección Ciudadana, Rosa Icela Rodríguez Velázquez; de Medio Ambiente y Recursos Naturales, María Luisa Albores González; de Cultura, Alejandra Frausto Guerrero y los secretarios de Turismo, Miguel Ángel Torruco Marqués; de Hacienda y Crédito Público, Rogelio Ramírez de la O; de Bienestar, Javier May Rodríguez; de la Función Pública, Roberto Salcedo Aquino; de Agricultura y Desarrollo Rural, Víctor Manuel Villalobos Arámbula y el director de la Comisión Nacional del Agua, Germán Martínez Santoyo. M
![](https://assets.isu.pub/document-structure/210815180625-8357207ad68c38b4a158283c7435ce86/v1/dd4c0fac7067a3ece847d9f293289642.jpeg?width=720&quality=85%2C50)
![](https://assets.isu.pub/document-structure/210815180625-8357207ad68c38b4a158283c7435ce86/v1/a8553d7f05a8619c46ebae922fb1edcc.jpeg?width=720&quality=85%2C50)
LÍBANO: FALTA DE COMBUSTIBLE PROVOCA ESCASEZ
DALIA QUINTANA
Mikhail Hamati, de 72 años, tras hacer una larga fila en busca de pan en Beirut, está desesperado por las crecientes penurias que golpean incluso a los alimentos básicos en un Líbano en pleno colapso económico. "No queda nada en este país", se lamenta el hombre al salir de la panadería, mientras una multitud a su espalda se aglomera en espera de su turno. Muchos libaneses corrieron a las panaderías antes del amanecer del viernes en busca de pan, en momentos en que el país afronta una escasez de medicamentos y combustible. Todo ello se produjo después de que el Banco Central anunciara el miércoles que ya no podría subsidiar el combustible.
El país, inmerso en la turbulencia política desde 2019, está sumido en su peor crisis económica desde 1850, según el Banco Mundial. Al menos un 78% de la población de más de 6 millones vive por debajo del umbral de la pobreza y los negocios apenas se mantienen a flote.
La moneda libanesa, la libra, ha perdido en dos años más de 90% de su valor frente al dólar en el mercado negro. Muchas panaderías cerraron porque no pueden cubrir el coste del combustible que necesitan para alimentar los generadores privados, porque los apagones se extienden hasta por 20 horas diarias. Las que siguen abiertas han racionado la producción para que les rinda más la harina subsidiada que reciben del Estado, causando escasez en tiendas y supermercados. Hamati llegó a una panadería de Beirut temprano, temiendo encontrar una larga fila.
"Esta es la primera vez que vengo a esta panadería, no queda pan en las tiendas", comentó. "¿Qué queda de este país? Nos falta de todo", se lamenta.
Líbano enfrenta una crisis de combustible desde el inicio del verano boreal, y los importadoras atribuyen la escasez a un atraso del gobierno en autorizar las líneas de crédito que financian las compras. Las autoridades acusan a los distribuidores de acaparar existencias para venderlas más caras en el mercado negro o en la vecina Siria. "Las panaderías no tienen cómo conseguir combustible (...) y no sabemos si lo recibiremos" del Estado, comentó Ali Ibrahim, dirigente del sindicato de panaderos. "Nos dan suficiente para dos días, pero las panaderías y molinos deberían recibir suficiente para un mes", agregó.
En el distrito Nabaa de Beirut, Jacques al-Khoury parecía nervioso al tratar de organizar una fila de decenas de personas que esperaban frente a su panadería. La fila comenzó desde las 03H00, cuando él comenzaba a hornear por el día. "Las panaderías de esta zona han cerrado, ahora la presión me
![](https://assets.isu.pub/document-structure/210815180625-8357207ad68c38b4a158283c7435ce86/v1/c6c7ee34365776c5f07fc0f8d784ae0a.jpeg?width=720&quality=85%2C50)
quedó a mí", comentó. Khoury, de 60 años, dijo que recibe del Estado 36 toneladas mensuales de harina subsidiada, pero con la demanda creciente de pan, le dura una semana.
En la ciudad norteña de Trípoli, la más pobre de Líbano, muchas panaderías han tenido que cerrar y los supermercados dejaron de vender pan. Las pocas panaderías de Trípoli que siguen abiertas también luchan por hacer frente a la demanda. "Estamos racionando la cantidad de pan que repartimos en las tiendas", dijo un empleado de una de las panaderías más grandes de la ciudad. "Les damos la mitad de la cantidad usual". En una panadería de la ciudad sureña de Sidon, a los pobladores solo se les permitía comprar una bolsa de pan blanco.
![](https://assets.isu.pub/document-structure/210815180625-8357207ad68c38b4a158283c7435ce86/v1/321628a6c60f549394a6192fdc0b937f.jpeg?width=720&quality=85%2C50)
Según la ONU, los precios de los alimentos han aumentado en hasta 400%. El costo de la canasta básica de alimentos para una familia es cinco veces superior al salario mínimo nacional, dijo el Observatorio de la Crisis en la American University de Beirut.
"Después de pagar el alquiler no nos queda dinero", aseguró Mohammad Abdul Qader, un empleado de pastelería y padre de cinco niños. Dijo que la comida está tan cara que ya no puede comprar carne. "Contemplo la carnicería a la distancia y después sigo mi camino", contó. "Ayer comí pan añejo con cebolla y tomate".M
PÁNICO EN LAS CALLES LIBANESAS TRAS LA SUSPENSIÓN DEL SUBSIDIO A LA GASOLINA
El Líbano amanece este viernes con menos tráfico y la mayoría de gasolineras cerradas, tras la decisión del Banco Central de eliminar el subsidio de la importación de combustible debido al estado crítico de sus reservas de moneda extranjera. El anuncio desató bloqueos de carretera. En las calles libanesas, se teme que el precio del carburante se quintuplique. El jueves 12 de agosto, en medio de la grave crisis económica que afecta al país, el Banco Central anunció que suspenderá los subsidios al combustible por falta de liquidez. Hassan Aboud y Abderahman Saab, trabajan en dos gasolineras en Beirut, ambas cerradas este viernes. “Llevamos dos días cerrados porque no hay subsidio y no hay gasolina. Hoy parece que estaremos cerrados todo el día”, explican a RFI. “El depósito la semana pasada costaba 77.000 libras, ahora con el fin de los subsidios dicen que subirá a 350.000. A la gente ya le costaba pagar los 77.000, ¿cómo van a pagar 350,000?” Para los taxistas como Amr Badran, esta subida puede suponer su estocada final.
“Ahora el precio oficial de un viaje en el taxi es de 8.000. Dicen que hay que subirlo 40.000 o 50.000, pero nadie va a poder pagarlo, es muy caro. Me toca dejar el taxi”, lamenta. Se multiplican en el país los cortes en carreteras en protesta por esta decisión. Y es que esta subida llega en un momento crítico en el que los libaneses dependen de generadores - que funcionan con carburante - para obtener electricidad debido a los constantes cortes en la red eléctrica, previos a la crisis. Esta crisis de la gasolina se suma a la crisis de los medicamentos, del pan o el inminente colapso del sistema público de aguas. La libra libanesa ha perdido el 90% de su valor arrastrando al 50% de la población bajo el umbral de la pobreza. El salario mínimo de 675.000 libras equivaldría a dos depósitos de gasolina.
![](https://assets.isu.pub/document-structure/210815180625-8357207ad68c38b4a158283c7435ce86/v1/5b687f30c5df0deb277e475f7689e615.jpeg?width=720&quality=85%2C50)