INVERNADERO
l a b er i n t o e i n v er n a der o
Adonay navarro EXHIBICIÓN TEMPORAL
CATÁLOGO DE EXHIBICIÓN
8 | OCT. - 21 | DIC. 2014
Invernadero: laberinto e invernadero | Henry A.Mancia
1
El Artista Adonay Navarro viene hoy, con la exposición Invernadero: Laberinto e invernadero (2014), posterior a Tegucifossil (2013) y Articula -2, intervención de la 4 pared en el Centro Cultural de España en Tegucigalpa; es más, el 2012 y 2013 son años de éxitos, se le reconocce con mención de Honor en la Subasta de Juannio, Guatemala, por su obra Fossilis Modernus, es premio único en la 23 Bienal del Instituto Hondureño de Cultura Interamericano para Centroamérica y el Caribe con la obra Mangas de Estolón, premio único con Fragmenta-2 en la subasta del Museo de Arte Contemporáneo, en El Salvador y tercer lugar, con la obra XXX, en el Salón Nacional de Pintura Centro Cultural Sampedrano, San Pedro Sula; Honduras, 2012, en sisntesis: ... Son o han sido obras en exposición que consisten sobre todo, en su capacidad de estimular la memoria y convocar a la reflexión; son capítulos que siguen y conforman un diccionario parcial o un retrato de un imaginario de la cotidianidad de ser hondureño, que colinda entre la memoria histórica y la memoria colectiva, es el ser hondureño, hoy ciudadano del mundo, producto de las redes de intercomunicación y de los procesos interculturales – cada uno de los elementos u objetos utilizados en la exposición se fundamentan no en un objeto, sino en la concepción que el artista tiene sobre él.- De cara a la actividad artística pasada, de más de veinte años, a la realidad presente; Adonay: se encuentra con un inmenso almacén de materiales; allí armoniza el sentido de la vida en el arte, de modo que el desafío del arte visual; es el proceso de la vida misma y su entorno”2 A partir del título de la obra Invernadero: Laberinto e invernadero se intuye una linea de significados artísticos, lo primero y cercano es: el efecto de la energía del sol que calienta la tierra,y a todas los seres del planeta, pese a que las temperaturas varíen mucho de un lugar a otro, los gases que se generan cumplen la función de mantener la media de calor adecuada para la tierra, si estos gases aumentan, retienen demasiado calor y provoca el recalentamiento de la superficie; para Adonay Navarro; es una alerta en una parte del planeta: Honduras; en la exposición visual, es un proceso de extremo – Allí lo oscuro, lo blanco, los elementos naturales, los simbólico de lo cultural y la acción e intervención del ser humano en ese constante proceso migratorio, son objetos complementarios de la exposición - Enfatiza en las texturas, además del estado “natural de los objetos”, cubiertas de tierras; en plural,ya que son transportadas de varios sitios del territorio, es la puesta en valor de un territorio total, que en su futuro, si no se cuida, se ira tornando gris. ...En la Exposición Tegucifossil de la serie Fossilis Modernus nos encontramos con el elemento ”gravedad” en la pintura, en las intervención del espacio, en los objetos-sujetos... Es un elemento de contrapeso que permite sumergirse por debajo del horizonte aparente en el que la realidad no se confunde con una ilusión, más bien se reafirma como realidad cotidiana. Allí la obscuridad deliberada de las obras es la clave de lo transparente, de lo limpio, de lo natural; es lo llamado, a contar una historia de acceso a una dimensión de surgimiento de elementos, de emergencias humanas, de condiciones sociales, de revelaciones, de búsqueda en lo que nace y renace.. Solo librando el sentido de los oscuro habrá de llegarse al corazón luminoso de Tegucigalpa y sus fósiles.”3
Hoy, en esta exposición en el Museo de la Identidad Nacional, en Tegucigalpa, vuelve a transversalizar elementos, claro está, imponiendo una característica, haciendo de que los objetos y sujetos; unos regresen a su lugar de origen, la tierra, con un propósito; el de transformas en si mismo, el de otros reconocer, la capacidad de evolución del ser que interviene los objetos, y con ello el cambio total o parcial. Adonay Navarro resuelve visualmente, sobre un territorio que se ensucia cada vez con más desechos: el espacio se convierte en un cubo o caja de basura. A cualquier lugar que el ciudadano se desplaza o habita, deja basura tras de sí. Esa basura también es migratoria, tiene que ir algún lugar - algunas instituciones, para limpiar la ciudad, cargan sus desperdicios en barcos y los envían a otros países o los arrojan al mar- Allí, al lugar donde llega, la basura, aumenta la incertidumbre para un espacio limpio, blanco o transparente. ... En la obra de Navarro se denotan, elementos en contradicción a veces o en complicidad en otras: el volumen y el espacio, lo positivo y lo negativo, lo útil de los objetos encontrados, los desperdicios y utensilios cotidianos que, se juntan en aparentes abstracciones mínimas.por la preservación de la obra.- Pero que están en equilibrio, de reflexión con el espacio abierto; es la puesta en escena de la cotidianidad del ser orgánico, de la naturaleza y del pensamiento en su expresión de vulnerabilidad, por lo obscuro se va dibujando en el espacio poco perceptible, un llamado más bien para vernos así mismo y descubrirnos... Adonay Navarro, en el año dos mil diez, deja un laberinto, propicia un espacio de apariencia al azar, vincula acciones artísticas visuales al toque del pensamiento y la reflexión, cultiva una ruta de síntesis en su haber y quehacer de las artes visuales, viene hoy, con intención premeditada, a través de la exposición Invernadero: laberinto e invernadero en el Museo de la Identidad Nacional de Tegucigalpa, en una ruta internacional e nacional que inicia con: Fossilis Modernus, y de la serie Tegucifossil (CCET Tegucigalpa.2013), Cielo Abierto (Galería Nacional, Tegucigalpa 2012), Honduras se Regala (Italia,2013), Honduras a la Venta (Salón de Arte OEA, Washington,2013) y Trazos (Casas de la Cultura, Honduras. 2013.). ...Se reafirma que la exposición: Invernadero: laberinto e invernadero es una línea propuesta de pensamiento artístico, de sello personal que, nos arrastra a reconocer que estamos viviendo en todos los sentidos un tiempo excepcional, que pertenecemos a una generación triunfante que explora el universo y hace un mapa del genoma humano. Por otra parte, somos la primera generación en destruir el medio ambiente de nuestro planeta, vemos como la actividad humana agota los recursos y podría ocasionar la desintegración de los hábitats. El foco de atención en la Exposición de Adonay Navarro es la puesta en valor en sus diferentes momentos (ver la trayectoria de Adonay Navarro) no es ante todo moral, es antropológica, visual. La naturaleza humana se caracteriza por un sentido de la dirección predominante horizontal y a corto plazo. Los ojos de la gente siempre han mirado alrededor, atentos a peligros potenciales, por lo que tenemos una disposición natural para protegernos a nosotros mismos a nuestros familiares. Sin embargo, no tenemos la misma disposición natural para proteger a quien viene después de nosotros, y mucho menos a otras especies distintas a de la nuestra... 1. Master of Art en Historia. Experiencia profesional por más de una década en el análisis, investigación, gestión y ejecución de programas y proyectos para el desarrollo en las áreas de políticas públicas, comunicación y desarrollo sociocultural y docencia universitaria. 2. Tegucigucifossil de la serie fossilis modernus de Adonay Navarro.Exposición 2013.CCET. Henry Mancia.Ensayo Modernus Fossiles.Pág.68. 3. Iden.
La obra presentada por Adonay Navarro, no es una obra dedicada simplemente a explotar la apariencia visual de arte (conceptual / contemporáneo), es más presta atención los contenidos de una sociedad y sus conflictos socio-culturales, da pie y manifiesta la preocupación de los artistas de hoy y su compromiso social y convocan la mirada atenta de público, que también es de hoy. En el arte de que ve el arte como una actividad inherente a un sistema ley de la oferta y la demanda. Para Adonay no existen los paraísos artificiales, desconfía de la duda y si alguna verdad o justicia es posible debe ser tangible y absoluta para todos. A través de su arte busca su destino. Es persistente en sus las ideas, no crea ilusiones, no se engaña, sus imágenes no pueden mentir, allí hay una mirada interna, visceral / abrasiva / apacible/ violenta... la obra en su conjunto son llamados o mensajes de alerta hacia el espacio emocional, en ellas (en cada obra) capta el ruido de la condición humana que se desgarra, se transforma o se desecha de forma inacabada e imperfecta.
...La obra de Navarro, en su totalidad tiene una línea de conducción artística, ante superficies monocromáticas por lo general en relieve, montadas y sobre capas de material - una obra/ fuente de lectura / un cuerpo / una textura / una dedicación / unas alas que aparecen / para el espectador intimo / busque la esencia del ser / obra y semejanza de quién la hace/...aparecen los detalles, los rastros, rostros definidos e indefinidos de sujetos/as u objetos masculinos y femeninos que se ponen en movimiento a medio descubrir. En esa mezcla de elementos y de relieves anuncia un arte tridimensional a la interpretación, no alejado a su actividad de escultor, de forma constructiva, en simples tonalidades se abre a distancia, para revelarse de forma particular su aspecto social.- Un plano simple, fijó, lleno de texturas por descubrir/ por leer / por interpretar...
Sin alejarse de su fundamento plástico, y valiéndose de recursos conocidos ( la pintura, la escultura, entre otras) ocasiona una mezcla de estructuras simples, con independencia propia e inter-comunicadas, allí se permite reconocer un contexto antropológico. Se llega en cada obra a un punto óptico, obligado por la ambientación, evocando un estado permanente de movimiento intencionado y se obliga a comprender con entera libertad o hacer cualquier asociación o descubrimiento en cada espacio particular o total presentado, la preocupación por el mundo mediático le permite encontrar o encontrase – Navarro se expresa con códigos simples que brindan la posibilidad de la reflexión formal en la que se mueve la sociedad contemporánea – es el encuentro de elementos cotidianos que trascienden o se aplican para traducir un mensaje desde su condición de artista, hoy nos propone una exposición con un enfoque algo distinto; marca un periodo o fase en su desarrollo como artista,, después de todo, cada una de sus obras se afianza en la experiencia, de pertenecer a una generación, que se ocupa en reinventar el pasado y mostrar su propia historia, su visión, su pensamiento a través de su condición de Artista Visual en la Tegucigalpa de Honduras. Tegucigalpa, 2015.
Los invernaderos de Navarro, o la participación ambientalista del arte
Además de la existencia en su complejidad física y metafísica, los problemas actuales de la política, la economía y la cultura mundiales animan porfiadamente a gran parte de los artistas internacionales. Casi cerrando el siglo XX, la práctica visual, ya descargada de la responsabilidad modernista de buscar con feroz observancia la “forma nueva”, parece haber llegado a un compromiso a largo plazo con los problemas más comunes de la humanidad; el acuerdo se presenta como un deseo y un esfuerzo no sólo por conocer artísticamente esa realidad, sino también los demás modos en que esa misma realidad es enfrentada desde el pórtico multidisciplinar, lugar social donde se confortan, refutan y enmiendan las tradiciones científicas, humanistas y tecnológicas más dispares. La enseñanza más grande que se puede derivar de esta experiencia posmoderna, de fisuras obligadas y aleaciones sorprendentes, es que ahora los sistemas ideológicos y económicos, asumidos desde hace tiempo como la causa operante de las más grandes derrotas y éxitos individuales y colectivos, tienen menos potencia para convencernos de su “verdad” y “utilidad”, dejando un amplio margen a través de la querella, la duda y el diálogo para recuperar y postular nuevas versiones sobre lo real, confiados en que tal pensamiento busca fundarse en un movimiento de participación.
Sin duda, la densidad de la realidad vigente, con sus grandes cúmulos de indeterminación y de utopías milenarias velozmente dosificadas, ha movilizado a muchos artistas hacia el borde de lo cotidiano, atendiendo el aspecto “propio” de la realidad, esto es, aquello que deviene en propuesta de “concientización”. Esto se indica en la obra de muchos artistas hondureños, quienes hacen de las comunidades marginadas, la equidad de género, la memoria individual, las expresiones populares y la sostenibilidad ambiental, entre otros temas, el centro de sus disquisiciones conceptuales. En este contexto de enlaces interdisciplinares e intercambios temáticos surge la necesidad de problematizar sobre el medio ambiente, encarado desde las artes visuales con distintas semiologías y tecnologías, además con diferentes gradientes de franqueza, osadía, pesimismo y esperanza. En este marco de “apropiaciones medioambientales”, asentadas originalmente en el programa ecologista del land art de los años 60 y 70, surgen las proyectos actuales de Adonay Navarro, desarrollados para la escena museal como intervenciones e instalaciones. Invernadero (2014) es la exposición más reciente de Adonay Navarro en el Museo para la Identidad Nacional, cuyo concepto hay que asociarlo al gran relato seriado denominado Fossilis modernus, en el que se halla inscrita la muestra homónima Fossilis modernus de la Fundación para el Museo del Hombre Hondureño y del Museo de Arte Moderno Carlos Mérida de Guatemala, la obra Mangas de estolón (ganadora de la 23 Bienal de Pintura Centroamérica y el Caribe del IHCI), la muestra Honduras se regala en Roma y la intervención Cielo abierto de la Galería Nacional de Arte, en 2012, y Tegucifossil del Centro Cultural de España de Tegucigalpa en 2013.
Hasta este momento, la serie subraya la aparición-sustitución-ampliación de disciplinas, técnicas y recursos variables, unos orgánicos y otros industriales; unas veces en consonancia con la pintura y la escultura, otras veces con la instalación y la intervención, e incluso con la acción, como fue el caso de Honduras se regala. Al ampliar el radio de expresión de la serie, nos encontramos también con la profundización de la problemática, reinsertando aspectos que van más allá de la conciencia ecológica, comprometiendo valores que se corresponden con la política y la economía más directamente, tal como queda expresado en Honduras se regala, Cielo abierto, Tegucifossil y la exposición que ahora se documenta, donde los objetos y escenarios denuncian el desorden provocado contra la naturaleza, perpetrada por un industrialismo y un consumismo desoladores. Sin duda, el “conjunto diacrónico” expresa con sencillez el poder de los hábitos obsolescentes de la sociedad capitalista, cuya consecuencia nos permite imaginar desde ya la reducción del planeta a un inmenso crematorio tecnológico. Pero como dice Santos Arzú Quioto “esa combinación de precariedad y pobreza a la par de elementos de alta tecnología son puertas de entrada para [generar] reflexiones”; sí, para estimular la conciencia en atención a un orden material humanamente conveniente. De allí que Navarro insista en organizar unos signos más dialécticos, que entrecrucen el cuestionamiento y la solución; tal como yo entiendo, en su propuesta la dicotomía blanco-negro sirve de metáfora para interpelarnos de forma crítica y constructiva, abonando ideas para la correcta toma de decisiones políticas y domésticas. En el caso de Invernadero incluso el recurso a lo traslúcido y lo laberíntico contribuye a esta faena problematizadora.
Para el poeta Salvador Madrid, quien apoyó teóricamente a Navarro en la curaduría de Tegucifossil de 2013, ésta ha de concebirse como “una herida abierta por no decir un lenguaje abierto, planteado desde el uso de materiales desechados, objetos estropeados y herramientas inservibles que edifican una propuesta artística reveladora al ser ensamblados nuevamente con otras piezas, con dibujos, con ramas disecadas o vueltos material de exhibición en botes de vidrio. Los fósiles de Adonay Navarro —insiste— más que evidencia de un tiempo antiguo, son ecos de un pasado inmediato, de un presente que se desbarata en los espejismos técnicos y un indicio apocalíptico de la práctica tecnológica”. A diferencia de Tegucifossil, que fue repartida en tres momentos más o menos “claustróficos”, en Invernadero tenemos una bipartición en espacios separados y traslúcidos, uno llamado como la misma exposición y el otro Laberinto. Es importante señalar que la noción de laberinto implica ingresar, recorrer, elegir, bifurcarse, perderse o salir, señales que se inscriben tanto morfológica como conceptualmente en el laberinto intervencional de Navarro; en su valor ideático, porque nos ofrece una mirada sintética que logra ampararse en la crítica al mismo tiempo que reflexiona sobre la posibilidad de la enmienda. En un nivel más profundo, el laberinto es un lugar para el encuentro; nos es casualidad que en la Inglaterra del siglo XII los jardines laberínticos fueran famosos, pues en ellos los amantes afirmaban su gozo y ternura.
Para el poeta Salvador Madrid, quien apoyó teóricamente a Navarro en la curaduría de Tegucifossil de 2013, ésta ha de concebirse como “una herida abierta por no decir un lenguaje abierto, planteado desde el uso de materiales desechados, objetos estropeados y herramientas inservibles que edifican una propuesta artística reveladora al ser ensamblados nuevamente con otras piezas, con dibujos, con ramas disecadas o vueltos material de exhibición en botes de vidrio. Los fósiles de Adonay Navarro —insiste— más que evidencia de un tiempo antiguo, son ecos de un pasado inmediato, de un presente que se desbarata en los espejismos técnicos y un indicio apocalíptico de la práctica tecnológica”. A diferencia de Tegucifossil, que fue repartida en tres momentos más o menos “claustróficos”, en Invernadero tenemos una bipartición en espacios separados y traslúcidos, uno llamado como la misma exposición y el otro Laberinto. Es importante señalar que la noción de laberinto implica ingresar, recorrer, elegir, bifurcarse, perderse o salir, señales que se inscriben tanto morfológica como conceptualmente en el laberinto intervencional de Navarro; en su valor ideático, porque nos ofrece una mirada sintética que logra ampararse en la crítica al mismo tiempo que reflexiona sobre la posibilidad de la enmienda. En un nivel más profundo, el laberinto es un lugar para el encuentro; nos es casualidad que en la Inglaterra del siglo XII los jardines laberínticos fueran famosos, pues en ellos los amantes afirmaban su gozo y ternura.
Supervisión de Catálogo: Eva Carolina Gómez Mannheim Dirección Ejecutiva Juan Carlos Fernández Dirección de Museología / Edumin Desarrollo de Catálogo
(Registro fotográfico, Maquetación)
Alexis Escoto Director de Arte Ricardo Gálvez Productor Creativo