LIMA ANTIGUA - PORTADAS DE LIMA

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Portadas de Lima Portadas exteriores de arquitectura religiosa virreinal Lic. Eduardo Vรกsquez Relyz


Esta nueva presentación aborda el tema de las portadas exteriores en la arquitectura religiosa virreinal de Lima. Bajo un orden cronológico revisaremos la evolución de la arquitectura de las portadas, desde las obras más antiguas influenciadas por el renacimiento, hasta las portadas del epílogo neoclásico. Se estudiarán las características de la escuela limeña de arquitectura del periodo barroco que se plasman, fundamentalmente, en las pequeñas portadas no-retablo. Ausencias como la portada de la iglesia de la Merced o la del Sagrario responden a que son reconstrucciones del siglo XX, y por lo tanto, se las puede considerar como obras neocoloniales o neobarrocas. La información de esta presentación está extraída del libro “Arquitectura Virreinal Religiosa de Lima” del padre Antonio San Cristóbal Sebastián. Lic. Eduardo Vásquez Relyz


Portada lateral de la iglesia de san Agustín. José de la Sida, inicio s. XVII. Una de las portadas más antiguas que se conservan en Lima. De filiación renacentista, nos muestra la pureza y elegancia de su líneas clásicas. El segundo cuerpo se encuentra mutilado en parte. Jirón Camaná c. 4 Foto: Eduardo Vásquez


Portada de la iglesia de la Santísima Trinidad. Diego Guillén y Juan Martínez de Arrona (atribuido). Primer tercio siglo XVII.

Foto: Eduardo Vásquez

El diseño de dos cuerpos superpuestos de diferente altura y anchura nos remite a modelos renacentistas de fines del XVI e inicios del XVII. Sin embargo, su aspecto actual se muestra alterado por añadidos barrocos de la segunda mitad del siglo XVIII. Jirón Cuzco c. 3


Portada del Perdón de la Catedral de Lima. Juan Martínez de Arrona y Pedro de Noguera, 1626-1645.

Foto: Eduardo Vásquez

Primera portada-retablo de la arquitectura virreinal peruana, estilísticamente se encuentra dentro de la estética manierista. Fue restaurada en su segundo cuerpo en 1722 de los daños causados por el sismo de 1687, reedificada después del terremoto de 1746 y por último restaurada luego del de 1940. Construida con piedras de Arica y Panamá.


Portada de la iglesia del Monasterio de la Purísima Concepción. Domingo Alonso y Antonio Álvarez,1649.

Foto: Eduardo Vásquez

En esta portada se introduce por primera vez la colocación de las columnas del primer cuerpo en distinto plano para aumentar su volumetría, además de poseer los elementos característicos para las portadas de la escuela limeña de arquitectura. Junto con su campanario, es el único resto de la otrora riquísima iglesia, destruida por los hombres alucinados por un falso progreso. Su estado actual es deplorable y amenaza ruina por el terremoto de 2007. Jirón Huallaga c. 5


Foto: Eduardo Vásquez

Portada de la iglesia de Copacabana. Primer cuerpo: Asencio de Salas, 1655. Segundo cuerpo: Miguel Rodríguez, 1700 En esta obra se consolida la influencia de la composición de los retablos en las portadas, dentro de la génesis de las portadas-retablo del barroco peruano. Restaurada en 1995. Jirón Chiclayo c. 7 Rímac.


Portada de la iglesia de Nuestra Señora del Prado. Fray Diego Maroto, arquitecto y Diego de la Gama, albañil. Circa 1657. Foto: Jhon Romero. Accesible en: www.panoramio.com/photo/7680873

Una de las portadas que inicia el barroco en nuestra ciudad. Para el padre Antonio San Cristóbal se trata de “… una de las más bellas y características del barroco limeño”. Jirón Junín c.14


Portada de la iglesia de San Francisco. Fray Luis de Espinosa (atribuido), circa 1673.

Foto: Eduardo Vásquez

Esta portada-retablo franciscana muestra el estilo de los retablos que tallaba Asencio de Salas a mediados del siglo XVII. El tercer cuerpo presenta diferencias con el grabado de fray Juan de Benavides, contemporáneo a la culminación de las obras, posiblemente se trate de una modificación posterior al terremoto de 1687. La invasión de palomas hace correr serio peligro a esta obra representativa de Lima. Plazuela de san Francisco, jirón Ancash c. 3


Portada de san Luis Obispo o lateral de la iglesia de san Francisco. Manuel de Escobar, 1674.

Foto: Eduardo Vásquez

Esta obra muestra las características formales para las portadas-no retablo de la escuela de Lima: cuerpos de diferente altura y anchura, semi-columnas en el primer cuerpo y pilastras con capitel de modillones en el segundo. El barroquismo esta dado tanto por la decoración como por la riqueza de volúmenes. Es uno de los mejores ejemplos de portadas de la arquitectura virreinal de Lima. Plazuela de san Francisco, jirón Ancash c. 3


Foto: Eduardo Vásquez

Portada de la portería del convento de san Francisco. Anónimo, década de 1670. Tal vez la portada conventual más importante de Lima. Los dos niveles de la que consta presentan distinto tratamiento: el inferior como una portada-retablo y el superior como tres calles independientes.


Portada de la iglesia de san Agustín. Diego de Aguirre (atribuido) Ignacio de Amorín, cantero. Circa 1710.

Foto: Eduardo Vásquez

La magnífica portada agustiniana representa el momento culmen del gran barroco limeño de fines del XVII e inicios del XVIII. Su diseño nos remite a los retablos que tallaba Diego de Aguirre en aquellos años, donde triunfaba la columna salomónica como soporte. Esta portada es en si misma un retablo tallado en piedra de Quimaná. Jirón Ica c. 2


Portada de la iglesia de las Trinitarias. Anónimo, circa 1720.

Foto: Eduardo Vásquez

La portada trinitaria es un ejemplo de la madurez alcanzada por la escuela de arquitectura limeña. En ella se aprecian los elementos de las portadas-no retablo como las semicolumnas pareadas del primer cuerpo, las pilastras con capiteles de modillones en el segundo, el arco abierto de cornisa vertical y el escalonamiento de planos que confieren a esta obra su notable volumetría. Jirón Ancash c. 7


Portadas posteriores de la Catedral (Portada de santa Apolonia) Santiago Rosales (atribuida), 1732.

Foto: Eduardo Vásquez

Junto con su gemela de san Cristóbal, esta portada catedralicia ornamenta la fachada posterior de la metropolitana de Lima. Es esta pueden apreciarse las características para las portadas-no retablo de la escuela de Lima durante el barroco pleno: columnas clásicas en el primer cuerpo, arco abierto de cornisa vertical, pilastras con modillones en el segundo cuerpo, ausencia de calles laterales. Jirón Lampa c. 3


Portada de la iglesia del Patrocinio. Anónimo, segundo cuarto s. XVIII.

Foto: Eduardo Vásquez

Esta pequeña portada del barroco limeño deriva de las posteriores de la Catedral, aunque simplificando el diseño. Destaca el arco abierto de cornisa y el perfil en arco trilobulado que cierra el segundo cuerpo. Al igual que otras portadas barrocas, un juego de pilastras y traspilastras le otorgan volumen. Ubicada en la Alameda de los Descalzos, es uno de los hitos arquitectónicos más importantes de ese espacio urbano. Jirón Patrocinio c. 1 Alameda de los Descalzos, Rímac.


Portada de la iglesia de los Huérfanos. Anónimo, década de 1760.

Foto: Eduardo Vásquez

La iglesia del antiguo Hospital de los Niños Huérfanos de Nuestra Señora de Atocha, antepone a sus pies esta portada que es una de las últimas manifestaciones del barroco en la arquitectura. El primer cuerpo se dispone ya con un diseño clasicista con pilastras pareadas que soportan un entablamento dórico, mientras que el segundo plasma toda la gracia del rococó adaptado a los cánones de la escuela de Lima para las portadas, incluyendo las yeserías con motivos rocaille. Jirón Azángaro c. 7


Portada del Panteón de los Próceres, ex-iglesia de san Carlos, ex-iglesia del Noviciado de san Antonio Abad. Anónimo, 1766.

Foto: Eduardo Vásquez

Esta portada jesuítica nos muestra los cambios en la estética que se dieron en el último tercio del siglo XVIII. Aunque se retoma la disposición en retablo con tres calles, el cuerpo inferior muestra una austeridad clasicista, con economía de elementos decorativos y carencia de volumetría. Mientras que el segundo cuerpo presenta las características del barroco limeño posterior al terremoto de 1746, incluyendo la decoración de rocalla. Las esculturas son de temática patriótica. Avenida Nicolás de Piérola c.12 (Parque Universitario)


Iglesia de Nuestra Señora de Cocharcas. Anónimo, circa 1770.

Foto: Jhon Romero. Accesible en: www.panoramio.com/photo/7680873

Se considera a esta iglesia la última manifestación del barroco limeño antes de la instauración del neoclasicismo. Su portada-retablo nos remite a los tipos usuales de portadas de fines del XVII e inicios del XVIII, con los elementos característicos de la escuela de Lima. Jirón Huánuco c.9


Portada de la Basílica de Nuestra Señora del Rosario- Santo Domingo. Matías Maestro (atribuido), inicios siglo XIX. Obra neoclásica que reemplazó a la antigua portada del siglo XVII. La disposición de dos cuerpos de distinta altura y anchura, nos remite a los patrones usuales en el siglo XVI, sin embargo, la colocación de las semicolumnas de capitel jónico con pilastras y traspilastras le dan cierto volumen barroco a esta portada tardía. Lo mismo que las ánforas del segundo cuerpo que por lo demás es absolutamente insípido. Una sensación de pesadez se siente en esta obra que abandona la tradición constructiva de Lima. Jirón Conde de Superunda c. 2 Foto: Eduardo Vásquez


Portada de la iglesia del Santo Cristo de Maravillas. Matías Maestro (atribuido), inicios siglo XIX.

Foto: Eduardo Vásquez

Esta pequeña iglesia fue enteramente reconstruida bajo los cánones académicos del neoclasicismo. Su fachada se dispone en forma de arco de triunfo que soporta una espadaña que le otorga gracia al conjunto. Grandes semicolumnas jónicas flanquean un arco cobijo que alberga la portadita conformada dos cuerpos superpuestos de distinta altura y anchura con semicolumnas también jónicas. Los elementos decorativos están reducidos a las ánforas y a las volutas de la espadaña, aún así es una de las fachadas más encantadoras y armoniosas del neoclásico en Lima. Jirón Ancash c. 14


Portada de la capilla de la Virgen del Milagro Matías Maestro (atribuido), circa 1815.

Foto: Eduardo Vásquez

Entre las obras de renovación arquitectónica en Lima para instaurar el “buen gusto” clasicista, está la pequeña portada de la capilla del Milagro. Los franciscanos se unieron fervientemente a la reforma neoclásica, interviniendo incluso la arquitectura preexistente, como se aprecia en esta portada que sigue el patrón de la iglesia de Santo Cristo pero sin llegar a sus logros estéticos, siendo la franciscana mucho más austera, incluso anodina. Plazuela de san Francisco, jirón Ancash c. 3


Lic. Eduardo Vรกsquez Relyz, febrero de 2011


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