Arroyo Pemjean
Carmen Martínez Arroyo (Madrid, 1966) y Rodrigo Pemjean Muñoz (Santiago de Chile, 1967) están asociados profesionalmente desde 1993. Han estudiado Arquitectura en la ETSAM de Madrid y la IUAV de Venecia, obteniendo el título en el año 1993. Rodrigo Pemjean es Premio Extraordinario Fin de Carrera 1993 y Premio Extraordinario de Tesis Doctoral 2004-2005. Carmen Martínez Arroyo es Premio Extraordinario de Tesis Doctoral 2003-2004. Ambos son Profesores Titulares de Proyectos Arquitectónicos en la escuela Superior de Arquitectura de Madrid formando la unidad docente Arroyo-Pemjean. Entre sus obras destaca el Ayuntamiento de Madarcos, premio IV Bienal de Arquitectura Española y Premio Comunidad de Madrid 1999, la remodelación de la plaza de San Roque de Chinchón, premio COAM de urbanismo 2001, el colegio de Arquitectos y la fundación cultural COAL de Salamanca, seleccionado premios FAD 2011 y finalista premios ENOR 2011. Han ganado numeroso premios en concursos entre los que destaca el primer premio para la construcción de 80 viviendas para jóvenes en el entorno del Escorial, el primer premio para el Museo Ventura Rodriguez en Cienpozuelos o el tercer premio del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid, centro de documentación y equipamientos municipales. También son finalistas del concurso de muebles de Manacor con su modelo de sillón bajo. 2
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¿Cúal fue tu primera vez? La primera vez fue el Ayuntamiento de Madarcos. ¿A que edad? Éramos muy jovencitos cuando hicimos esta reforma, (Rodrigo tenía 25 cuando empezamos el proyecto y Carmen 26) éramos unos pardillos integrales, con 25 años en otra profesión a lo mejor eres ya una persona muy madura, pero para un arquitecto aún eres muy joven. ¿Como fue? En el año 93, estábamos acabando la carrera y comenzando con los cursos de doctorado. Rodrigo entregó el 21 de diciembre el fin de carrera y nos pusimos a hacer un concurso para el PANAM al día siguiente porque se entregaba el 3 o 4 de enero, justo después de año nuevo. En realidad hicimos dos propuestas, la de Madarcos y la de Garganta de los Montes. Estuvimos diez días haciendo el de Garganta de los Montes con unas maquetas tremendas y un montón de trabajo, con el convencimiento “El de Madarcos fue de que lo íbamos a ganar. El de cosa de la última Madarcos fue cosa de la última noche. Teníamos unos croquis noche. Teníamos unos y nos daba igual quedarnos sin croquis y nos daba dormir. Empezamos a las seis de igual quedarnos sin la tarde y terminamos montando los croquis en el coche camino dormir” de la escuela de arquitectura donde se entregaba. Cuando nos llamaron de la escuela para decirnos que se había reunido el jurado de los concursos del PAMAM y que teníamos el primer premio pensamos que era Garganta de los Montes, pero fue Madarcos. En Garganta de los Montes ganaron Domouso y Ginés Garrido. 4
¿Cómo fue el proyecto? El proyecto se fue transformando a medida que nos pidieron hacer el básico. Al principio los volúmenes estaban más relacionados, pasábamos una vigas de un edificio a otro creando un espacio cubierto para acceder a los dos edificios. La sala del Ayuntamiento tenía un patio pero finalmente los dos solares eran más pequeños de lo que nos habían dicho y parte era propiedad de la iglesia y no podíamos contar con ella. Cuando llegamos al pueblo lo que más nos gustó fueron los gallineros, las construcciones de la zona, típicas de la sierra norte de Madrid, que eran de piedra muy cerradas, sin huecos, protegiéndose del clima. En el solar había dos casitas blancas que nos sorprendieron mucho, no entendíamos que hacían esas casitas allí y nos pusimos a trabajar intentando recuperar la arquitectura tradicional de la zona, con muros de piedra. Era un pueblo muy pequeño, el más pequeño de Madrid en cuanto a número de habitantes, y con gente muy mayor. Cuando nosotros ganamos el concurso tenía 31 habitantes y cuando acabamos la obra 22. No había niños y según iban muriendo se reducía la población. Ahora se ha repoblado un poco. Todo ayudó en el proyecto. El alcalde que era la persona más encantadora de la tierra, nos dio toda su confianza. Nos pidió que no hubiera dos despachos, quería uno porque la secretaria estaba siempre con él. Decía que no tenía nada que ocultar y no necesitaba un sitio donde encerrarse 5
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para contar secretos ni hablar de dinero. No necesitaba puerta, quería que todo el pueblo sintiese que la puerta estaba abierta. Quería un despacho muy transparente y muy democrático. Tendrían que ser así todos los alcaldes. El arquitecto del PAMAM, Javier Méndez, también confió plenamente en nosotros como ganadores del concurso. Tenía mucha experiencia construyendo en la sierra y ayudó sin poner ninguna pega. Tuvimos mucha libertad y eso nos vino muy bien. Con una ilusión bestial nos pusimos a hacer planos, a hacer detalles, maquetas, y cuando ya teníamos el proyecto hecho empezamos la obra. Dinero no había mucho, al final se hizo por 28 millones de pesetas (300m2), baratísimo, 600€ m2 sin escatimar en materiales, incluido demolición y mobiliario.
“La zona de uso diario está separada en dos partes por el mueble, construidas todas sus caras de acero cortén, tanto paredes como techos, se prolongaba desde el patio hasta la puerta cortavientos de la entrada. Contiene todos los elementos de instalaciones y el archivo del pueblo. Cuando la puerta del alcalde se abre desaparece, quedando completamente enrasada con el mueble. Todo el pueblo debía sentir que la puerta estaba abierta.”
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¿Cómo fue la obra? Tuvimos muchísima suerte con el constructor, era hijo de un constructor de la zona que había construido mucho. Tenía muchas ganas de hacerlo bien , vivía en Brahojos pero se iba a Construmat, Construtec y a Berlín a las ferias de construcción a buscar maquinaría y a ver como era la última tecnología. Era un hombre que quería aprender, que había empezado ayudando a su padre pero no se había estancado en lo que ya conocía. Al final de la obra, cuando “había visto que Mies montamos las puertas de acero los ponía siempre cortén, el constructor todo orgulloso nos llevó a mirar lo horizontales y los puso que había hecho. Las puertas las había montado el cerrajero y en línea durante el fin como los tornillos interiores no de semana” estaban horizontales y había visto que Mies Van Der Rohe los ponía siempre horizontales, los puso en línea durante el fin de semana, apretándolos para que quedaran perfectos. Sabía que éramos muy pesados y protestábamos porque se le había ido 3mm... casi hicimos la obra con calibre. Pero al final de la obra él medía todo en mm, era un hombre encantador. También tuvimos mucha suerte con los oficios, fue una obra afortunada en todo. Los cerrajeros eran una familia, un padre y dos hijos, de Buitrago de Lozoya. Unos hombres gigantes que levantaban una viga de 100 kg con un brazo. Pensamos que no iban a saber hacer nada porque cuando fuimos al taller empezamos a ver rejas de balcón, puertas... No queríamos nada florido, queríamos una arquitectura muy limpia, pero lo hicieron muy bien. El único problema es que no sabían interpretar los planos, no tenían visión espacial, sólo entendían plantas o volumetrías, y tuvimos que dibujar axonometrías de todos los detalles de la construcción para que entendieran cómo se construía. Pero lo hicieron fenomenal, quedó milimétrico. 9
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“La sala era muy sencilla, una sala vacía con un muro grueso que contenía todos los elementos de servicio, un pequeño almacén para las sillas, un aseo y un despachito pequeño con un lucernario para el conferenciante. Jugábamos con los dos lucernarios y que la luz entrase siempre por esos espacios intermedios, esos cajones. Como hay un lucernario orientado a norte y otro a sur, el ojo no lo nota mucho pero con la cámara se ve claramente que uno es azul y el otro amarillo, es precioso ese cambio de norte a sur. El único punto donde entraba la luz del sol en esta sala tan neutra a largo del día es en el rayo de a grieta del fondo.”
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Otro que fue estupendo fue el cantero. Un señor mayor que era de los poquísimos que quedaban. Colocamos gneis enruchado que era lo tradicional, se colocan las piedras y se rellenan los huecos con ruchos, que son piedras más pequeñas, en seco, sin mortero. Las esquinas se refuerzan con piedras más grandes labradas y para eso necesitábamos un cantero. Estaba todo el día labrando piedras que le traían de cualquier forma y las dejaba cúbicas.
“La forma más económica para la construcción recta de los muros portantes de piedra fue usar un muro de ½ pie de ladrillo como guía. Se remataban con unos zunchos para atar toda la estructura donde se apoyaban las vigas de madera” En la foto se puede ver al cantero trabajando
La estructura la calculamos nosotros. Pasamos miedo, Carmen no dormía por las noches. Aunque era muy sencilla tenía una viga de ocho metros de luz con un gran paño de piedra encima. Metimos tantísimo hierro que el constructor tuvo que meter el hormigón muy fluido porque no entraba... nos pasamos del lado de la seguridad.
Las instalaciones también las calculamos nosotros pero eran muy sencillas. Son tres planos de instalaciones y van sin cálculos, no hacían falta. Lo que más nos preocupaba de las instalaciones era que no se vieran las luces, las colocamos por fuera para que coincidiera exactamente con la entrada de luz natural, para que la iluminación de noche fuera la misma que de día. Hubo dos cosas que no queríamos haber hecho y que hicimos, la teja de la cubierta y los arriostramientos de la las cerchas de la vigas de la sala. Nosotros queríamos hacer un edificio que tuviera la cubierta de zinc. En la 12
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“En el ayuntamiento se crean espacios volcados al patio. La relación continua horizontal entre el patio y el interior con el pavimento continuo de granito de 60x40 se refuerza con las carpinterias empotradas para conseguir esa continuidad tanto en la caja como en paredes como en el suelo y la viga.”
sala nos dejaron porque quedaba oculta pero en el otro volumen no. Nos dijeron que tenía que ser teja y buscamos una que fuera muy abstracta absolutamente horizontal. Fue lo único que nos impusieron y siempre se lo agradecimos porque después nos presentamos al concurso de cerámica y lo ganamos, fue un dinerito que nos vino fenomenal. Aunque nosotros lo habíamos calculado y sabíamos que con los tableros era suficiente, la empresa que colocó las vigas de la sala nos hizo colocar arriostramientos porque siempre lo hacían así. 14
¿Habéis vuelto? Volvimos a la inauguración, ese día un político de la Comunidad de Madrid se apoyó en la caja de acero cortén, que aún no se había consolidado, con una gabardina blanca. Nadie se atrevió a decirle que se había manchado. Volvimos otra vez en una visita de arquitectos de Italia que lo habían visto publicado y nos pidieron que se lo enseñáramos. La última vez fue cuando nos pusieron dos placas, a la arquitectura en edificios en pueblos de menos de 25000 habitantes y otra como premio a los oficios, que fue el gran mérito del constructor. Él fue a recogerlo a la calle Maudes y estaba muy emocionado, ese día el alcalde casi se echa a llorar.
“La sala estaba escalonada porque se adapta a la topografía. Necesitaban una sala donde reunirse todos los vecinos en fiestas y estar todos juntos. Como pensamos que se iban a sentar en el suelo, llevabamos la calefacción por suelo radiante e hicimos los peldaños de unos 30 cm para que fuera muy agradable sentarse allí. Luego, dada la edad media de la gente nos hicieron comprar sillas y habilitamos un cuarto en el muro grueso para guardarlas.”
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Ya no volvimos más. Cuando fuimos a poner la placa vimos que habían puesto un perchero floreado, el cuadro del Rey y otras cosas, a nosotros nos molestaban mucho. Era un edificio muy pequeño pero muy limpio. A tu primer hijo no te gusta ver que le ponen un piercing, no te apetece que le pongan objetos. Fueron muy cuidadosos y eran muy sencillos, pero cualquier cosa te molesta. En una ocasión visitaron la obra unos japoneses. Aparecieron unos 100 en un autobús y en el pueblo son 20. Fué un impacto para ellos, eso fue un bombazo. El alcalde enseñando a los 100 japoneses el edificio. “Siempre se iba jugando en la caras públicas con pequeñas aberturas en los muros gruesos para producir o ventilaciones cruzadas o iluminaciones cruzadas. El edificio era blanco por dentro. Si había algún plano de piedra siempre aparecía una grieta que articulaba los dos planos y además evitaba que la posible humedad que tuviera este muro llegara al yeso.”
¿Qué hicísteis esa vez que no habéis vuelto a hacer? No cobrar por la dirección de obra, pero no nos importaría si en un momento dado vemos que un proyecto nos importa muchísimo. Era nuestra primera obra y no importaba el sacrificio, además tenías a gente como Javier Méndez, el constructor y la gente del pueblo que te estaban apoyando todo el tiempo. Tampoco el dinero es un tema que nos preocupe en exceso, para nada, incluso en las direcciones de obra que hemos cobrado también hemos perdido dinero al final... Otra cosa que no hemos vuelto a hacer, y que ya no se puede hacer, es un proyecto con este nivel de detalle y con sólo unos pocos planos, 16
imposible, ahora con normativas, memorias... En una caja de unos 8 cm entró todo el proyecto, incluido presupuesto y memorias. Lo más voluminoso era la memoria de cálculo porque la hicimos nosotros. Era todo más sencillo, hicimos el presupuesto ya con ordenador pero eran mucho más sencillos que los que se hacen ahora. Con este cambio de las normativas, y no solo el cte, el arquitecto gasta mucho más tiempo en cosas inútiles, aquí podíamos gastar mucho más tiempo en mejorar el proyecto. Ahora necesitas dos metros de estantería para guardar las cajas de un proyecto. ¿Qué fue lo mejor? Carmen: Yo recuerdo habernos sentado en la sala en la fiesta de inauguración, se había ido ya el señor con la gabardina manchada y todo el mundo, habíamos recogido y estado haciendo unas “Aunque hayamos fotos y nos pusimos a mirar trabajado con otros para arriba y pensamos, oye que lo hemos acabado, que lo materiales o en otros hemos conseguido, que hemos edificios que no conseguido lo que teníamos aquí en estos dibujos... A mi me tengan nada que ver emocionó un montón. En ese momento ya llevábamos dos da igual, todo está ahí” años de obra y no nos habíamos dado cuenta de lo que estábamos haciendo, de repente el último día al sentarnos en las gradas y verlo, me entraron ganas de llorar porque habíamos conseguido hacerlo. Eso fue lo mejor. Rodrigo: Para mi, habernos hecho arquitectos. Éramos unos pardillos, en la escuela no sales preparado para hacer un edificio, aprendimos lo que era de verdad la arquitectura. Aprendimos un montón, a organizarnos, a hacer las direcciones de obra, a organizar un montón de cosas. Todo lo aprendimos ahí, el 90% de lo que sabemos lo aprendimos en esa obra. 17
Carmen: Es verdad, aunque hayamos trabajado con otros materiales o en otros edificios que no tengan nada que ver da igual, todo está ahí. ¿Y lo peor? Rodrigo: A mi no se me ocurre nada malo. Carmen: Tenemos muy buen recuerdo del edificio y encima nos lo publicaron un montón. Con 27 o 28 años que te premien y te den la mano siendo tan jovencito te entusiasma. No solo estábamos contentos con lo que habíamos conseguido sino que además otros nos decían que estaba bien. Todos tenemos nuestro ego.
“Las dos puertas de acceso se enfrentaban. La de la sala era la hembra, una sombra, y la de uso diario el macho para que se viese que los dos edificios eran una unidad. El volumen del muro grueso de la sala se hacía bajo para que desde la pequeña plaza de acceso los dos elementos tuvieran la misma altura.”
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“Tuvimos que dibujar axonometrías de todos los detalles de la construcción para que entendieran cómo se construía”
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“El canalón resolvía las ventanas sin hacer cargaderos, la propia configuración de un elemento en sombra con dos perfiles permitía configurar los huecos de las ventanas. Toda la construcción se hacía con la mayor naturalidad del mundo, y la mayor sencillez, nunca se duplicaban cargaderos. si había que hacer un cargadero con una piedra se hacía con una piedra, con una chapa, pues con una chapa, es una cosa que hemos intentado mantener.”
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Memoria. Madarcos entendido como una sucesión de pequeñas plazas y recorridos. Crear un eje que articule el pueblo desde la plaza de la iglesia hasta la antigua fragua y completar y coser el tejido de la trama original separando el programa en dos edificios: LA SALA DE REUNIONES, de uso esporádico, lúdico y cultural y EL AYUNTAMIENTO y CLINICA, de uso permanente, la realidad cotidiana de la alcaldía, los espacios al servicio del hombre. Intentar recuperar la tradición constructiva de los pueblos de la Sierra Norte de Madrid a través del material (gneis de la zona) y la tipología (volúmenes fuertemente marcados de pocos huecos, como los gallineros, tan frecuentes en Madarcos, y la tapia corral tradicional). La dualidad de los edificios: El AYUNTAMIENTO-CLINICA de espacio horizontal, de rotunda continuidad entre el interior y el exterior, con el pavimento de granito saliendo al patio para formar con los despachos interiores un único espacio. Esta idea de continuidad se ve reforzada por otros elementos que salen al exterior, como los muros y la caja de instalaciones de acero cor-ten. El empotrar en suelo y paredes la carpintería de los vidrios hace que estos elementos de gran tamaño “desaparezcan” ayudando a mantener la continuidad espacial. En el interior los elementos de separación entre despachos permiten una visión conjunta de todo el espacio del edificio. Se han eliminado radiadores, incorporando un sistema de calefacción de agua por el suelo; del mismo modo los armarios contienen cajas, cuadros eléctricos y demás mandos, para conseguir una lectura clara del espacio sin elementos que perturben la visión. Y, como contraposición al AYUNTAMIENTO, LA SALA DE REUNIONES, el espacio de la luz vertical. La sala adaptando su sección a la topografía del terreno, geometría contrastada con la horizontalidad de la cubrición. 22
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La luz y la estructura relacionadas según el mismo módulo. La “magia” de la luz, luz reflejada que hace “levitar” la cubierta. Los rayos de sol que no se ven directamente pero que proyectan en los muros su “mancha” lumínica. Y este mismo modo de luz indirecta se consigue con la iluminación nocturna artificial. El muro de piedra, conformador del volumen, aumentará su espesor en una de las fachadas hasta contener los espacios servidores y el muro blanco, objeto en el vacío de la SALA, ocultará las puertas de dichos espacios. El muro del fondo de la SALA será el único que siendo de piedra penetre como tal en el interior y frente a este, en el lado opuesto de la SALA, estará la gran puerta de guillotina de acero, lo que permitirá que cuando esta se encuentre abierta, la SALA se incorpore a la plaza de la iglesia para convertirse en un mismo espacio. Se ha creado una pequeña y nueva plaza entre los dos edificios, en la que se sitúan las puertas del AYUNTAMIENTO (configurando una caja de volumen penetrante de acero cor-ten, continuidad de la caja interior de archivos e instalaciones) y las puertas de la SALA DE REUNIONES (a modo de hueco “excavado” en la piedra). Y la “grieta”, el casi “tocarse” de los volúmenes del AYUNTAMIENTO y SALA, que conformará el punto de encuentro que se estrecha dejando resbalar el silbido del viento para enmarcar el paisaje lejano.
“El edificio se ha utilizado un montón, como teatro, como cine de verano, y de Iglesia cuando hicieron obras en la del pueblo. Ha sido una sala realmente polivalente, también han hecho conciertos y votaciones. Luego hicieron en la fragua otro centro cultural, pero que es realmente un bar.” Fotografía de un día de elecciones.
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“En invierno es un edificio cerrado pero en verano lo tienen abierto, por eso hicimos la alfombrita delante de hormigón, una prolongación que hace el escenario más amplio. En verano ponen sillas en los dos lados y lo usan también desde la plaza. De hecho, en verano hacen la caldereta en la plaza, una fiesta en la que comen todos los vecinos de un guiso y les viene muy bien esa alfombra extendida.”
“Los croquis los hicimos después, con el proyecto ya hecho, para ver como quedaba la piedra, para ver si funcionaba. Si te fijas es la piedra del Gobierno Civil de Tarragona de Alejandro de la Sota. Está sacada de la portada del libro, incluso se ve el sello. Hacíamos los fotomontajes con lapiz, papel de croquis, fotocopias y pegamento. En el fondo es lo mismo, ahora escaneas y ya está... tenían más frescura la verdad, ahora no quedan igual.”
Como sabíamos que nevaba mucho no nos atrevimos a hacer ningún lucernario horizontal. El canalón está generosamente dimensionado y para evitar futuros problema sacamos el agua fuera con una gárgolas hechas por perfiles de acero. Cuando se ponía a llover el edificio lloraba.
Detalle del lucernario. Las vigas de madera laminada encaĂąonan la luz y configuran un espacio intermedio, entre el interior de la sala y el exterior. Una caja reflectante que confiere una cualidad especial a la luz reflejada y que ilumina la sala sin dejar ver directamente la procedencia de la luz. Dentro de esta idea de luz reflejada con sutiles variaciones a lo largo del dĂa, y para eliminar el mayor nĂşmero posible de objetos que puedan generar un ruido visual, la luz artificial se incorpora exteriormente a esta caja reflectante.