VALENCIA
MISIONERA
Número 153 Enero 2022
Coeditores: Arzobispado de Valencia Director: Arturo Javier García Colaboran en este número: Juan López Fr. Agripino Gonzales Raúl Hurtado Miquel Amat Ildephonse Irangabiye OMPRESS AVAN Sergio Cánovas Nohales Imprime: Imprenta Nácher s.l.
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Delegación de Misiones Valencia misionesvalencia.blogspot.com.es misionesvalencia
VALENCIA
Edita: Secretariado Diocesano de Misiones. misiones-valencia@omp.es C/ Avellanas 22-4 46003 Valencia 96 392 24 12 - 644 757 662 Dep. Legal: V-229-1984
MISIONERA
Sec retariado Diocesano de Valencia
En esta misión encontrarás... En portada: Niño del Col. Sto. Tomás de Valencia (Lima) por las Fiestas Patrias de Perú
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Desde el origen: Jesús no quiere perder a ninguna de sus ovejas y este deseo misionero nos lo confía a nosotros, a todos, también a los sacerdotes diocesanos.
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Fundación Ad Gentes Un nuevo año que concluye y uno nuevo que comienza, agradeciendo la labor realizada para y por los misioneros y la Misión.
Carta del arzobispo Nos hacemos eco de las palabras del cardenal Cañizares sobre la pasada Jornada Mundial de las Misiones. Un mensaje interpelante.
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Un ratito con... Ramón Dominguez, sacerdote valenciano, misionero en Curazao, quien nos compartió su testimonio misionero.
La firma invitada Fr. Agripino Gonzales, Terciario Capuchino, nos envía unas líneas sobre la dimensión misionera de Fr. Luis Amigó.
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Desde el seminario de Valencia Miquel nos habla de su experiencia en otra de las misiones de la Amazonía en que estuvieron este verano algunos seminaristas.
Misionews Nos hacemos eco de las noticias más destacadas de los últimos meses en el amplio campo de las misiones.
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Para pensar y rezar Jóvenes & Misión A veces nos enredamos entre tantas palabras. Miremos al mundo desde la Palabra.
Jóvenes & Misión Raúl es profesor de lengua y literatura en un centro de Valencia. Calcuta le marcó en 2019 y este verano marchó a Honduras.
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Cartas desde la misión Esta carta, una homilía por el Domund, nos llega de un “misione- ro” de Ruanda en nuestra diócesis, P.
DESDE EL ORIGEN
¡Que se forme un solo pueblo y una sol Señor Dios, tú hiciste a la Iglesia sacramento universal de salvación, para que la obra salvadora de Cristo se perpetuase hasta el fin de los tiempos; suscita en tus hijos un fuerte deseo por la salvación de los hombres, para que, de todos los pueblos se forme un solo pueblo y una sola familia consagrada a tu nombre. Esta oración es una de las propuestas cuando celebramos la Misa por la Evangelización de los Pueblos. En la liturgia reconocemos que la Iglesia fue instituida por Jesucristo con el fin de ser sacramento de salvación para todo el mundo, y que de todos se hagan un solo pueblo. No es que nos dividamos en religiones, no, y además un solo nombre puede salvar, no Buda, Mahoma… solo el Nombre de Jesucristo salva. Y el nombre es porque no nos salvan unas obras, o actitudes más o menos pacíficas, un irenismo, sino una persona, Jesucristo, que es Dios mismo, que ha tenido una historia con nosotros y hay que aceptar su propuesta de fe en Él, en lo que nos propone, en la Iglesia y en los sacramentos que salvan.
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Así mismo dice una de las oraciones de poscomunión: que la participación en tu mesa nos santifique, y que todos los pueblos reciban con acción de gracias, mediante el sacramento de tu Iglesia, la salvación que tu Hijo unigénito nos ganó en la cruz. Y en la de ofrendas: Mira, Señor, a tu Hijo Jesucristo, que se entregó por la redención de todos los hombres, para que, por Él, desde la salida del sol hasta su ocaso, tu nombre sea glorificado en todo el mundo y en todo lugar se ofrezca el único sacrificio. Hablan de todos los pueblos y de un único sacrificio. Y es que Jesús se encarna y entrega su sangre por todos los hombres, y no quiere perder ni una de las ovejas, y quiere ser el único pastor de un único rebaño. Nosotros seguimos a Cristo, le agradecemos de todo corazón, no puede ser menos, su redención, es de lo que hacemos me-
moria en la Eucaristía como acción de gracias. Pero este deseo misionero de Jesús está confiado a nosotros, su Iglesia, así dice la antífona de comunión: Dice el Señor: Id por todo el mundo, y anunciad el Evangelio a toda la creación (Cf. Mc 16, 15). Por lo que no podemos conformarnos con que irá sucediendo la conversión, sino que tenemos que implicarnos, sabiendo que es la voluntad de Dios, pero pensando como hacerlo, poniéndonos manos a la obra.
No puedo saber qué hay en el corazón de cada sacerdote, pero lo cierto es que, en la práctica, no hay un envió por ejemplo anual de sacerdotes a Misiones, casi son más los que regresan, que los muy pocos que salen. ¿Cómo podemos acrecentar nuestra vocación misionera Ad Gentes? Quizá leyendo revistas misioneras, cursando estudios misioneros, haciendo alguna experiencia en verano, retiros con espíritu misionero, intentando escuchar a
ola familia consagrada a tu nombre!
Todo bautizado es misionero, familias, religiosos, jóvenes... y lo hemos de ser y para todo el mundo; pero como Iglesia Diocesana es relevante que podamos ser misioneros los sacerdotes diocesanos. No cabe duda que un sacerdote es otro Cristo en cuanto a tener más libertad de ir a cualquier sitio, con un corazón indiviso solo dedicado a Dios, con una preparación para predicar y la capacidad de celebrar los sacramentos para alimentar una comunidad cristiana. Es un misionero con una cualificación muy relevante. ¿Pero tenemos esa disponibilidad los sacerdotes diocesanos de Valencia?
Dios que nos impulsa desde su corazón compasivo, a que todos los pueblos puedan conocer la fe cristiana. Quizá deberíamos reflexionar sobre si estoy siendo verdaderamente transparente con mi Dios, con Jesucristo, si soy su amigo incondicional. Sin duda me conviene serlo y vale la pena arriesgar por tan noble razón. Siempre pedir en mi oración a Dios Padre más fe para no dudar de que ser misionero es algo que en sí mismo implica que no haya fronteras y que elija siempre estar dispuesto a ser envidado donde no haya otros sacerdotes, donde menos hayan. ¡Que María Madre de Dios interceda para que cada vez seamos más misioneros para gloria de Dios! Arturo Javier García Delegado diocesano
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FUNDACIÓN AD GENTES
Partícipes del esfu Tenemos tantos motivos para dar gracias a Dios, que algunas veces no somos conscientes. El mero hecho de abrir los ojos cada mañana, ya es un pequeño milagro. “Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz”, repetimos en el rezo de Completas como antífona del Nunc Dimittis. Y es cierto que el Señor nos protege mientras dormimos, nos guarda incluso cuando estamos dormidos para Él y transitamos la vida en ensoñaciones, para que despertemos de nuevo a Su presencia. Tenemos tantos motivos para dar gracias a Dios, que algunas veces no identificamos que es Él quien actúa, o nos cuesta verle actuar en
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nuestro mundo. Lo de “Dios escribe recto con renglones torcidos” también lo podemos entender así. Al ver los renglones torcidos no identificamos que es Dios quien nos va escribiendo, línea a línea, la vida. Y entonces hablamos de suerte, cuando al renglón torcido le vemos lo recto de la escritura, o de fatalidad, cuando al renglón torcido no le encontramos la rectitud. Hace dos años, en el número de enero del año 2020 de esta Valencia Misionera, os dábamos las gracias a los que con vuestra generosidad habíais hecho posible la labor de la Fundación Ad Gentes. Os dábamos las gracias en nombre de la propia Fundación, de los misioneros a los que ayudabais con vuestro apoyo y de los beneficiarios de los proyectos que, gracias a vuestra solidaridad, podíamos financiar. Este año que comenzamos, de nuevo gracias a vuestra colaboración, nos encontramos con que hemos podido encontrar soluciones a varios de los problemas que nos plantean nuestros misioneros y misioneras valencianos. La comunidad católica
uerzo misionero valenciana sigue mirando a la misión con ojos solidarios, con ganas de colaborar, de ser partícipes del esfuerzo misionero del que surge nuestra Iglesia, que tanto bien lleva a tantos rincones del mundo a los que no llega nadie más: al mismo Bien con mayúscula, a la misma Vida que nos da sentido, a la Verdad que nos orienta en el Camino hacia el Padre. Desde los problemas nuevos que nos ha traído la pandemia a los problemas viejos de siempre (retechar, acondicionar estructuras…) y a los que jamás deberían existir (garantizar una nutrición suficiente, acompañar a ancianos en soledad), las respuestas que hemos podido dar desde la Fundación Ad Gentes han sido siempre posibles por vuestra colaboración desinteresada. Por eso creo que corresponde, a principio de este año, darle las gracias a Dios por tanta gente buena como hay en el mundo y en nuestra
diócesis, darle las gracias por todos y cada uno de vosotros, por cada uno de los momentos en los que, al tener un gesto solidario, os habéis convertido en vehículos de Su Providencia, en auténticos copartícipes, en auténticos elegidos del Señor. Son palabras que suenan enormes (“elegidos del Señor”), suenan como de superproducción americana… y sin embargo son reales. Dios nos elige, desde las entrañas de nuestra madre menciona nuestro nombre, esa es parte de la grandeza de un Dios que es Amor, que nos eleva al rango de hijos porque nos tiene un amor de Padre. Nosotros responderemos o no, desde nuestra libertad, ese gran misterio del hombre, pero por Él no va a quedar. Por eso, creo que debemos agradecer a Dios este año 2021, en el que tantas mujeres y tantos hombres han encontrado una respuesta positiva a Su ruego de compartir, de participar en esta obra ilusionante que es y sigue siendo la Misión. Que Dios os colme de bendiciones este 2022.
Juan López Fundación AdGentes
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CARTA DEL ARZOBISPO
Que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad La Jornada del Domund, jornada establecida para promover las misiones, orar por ellas y ayudarlas generosamente con la ayuda material de los fieles (...) es una ocasión privilegiada que nos permite recordar siempre a todo el pueblo de Dios -y más aquí, en Valencia, después de la promulgación de las Constituciones sinodales para promover una nueva evangelización- la permanente validez y urgencia del mandato misionero, porque “la misión atañe a todos los cristianos, a todas las Diócesis y parroquias, a las instituciones y asociaciones eclesiales” (RM, 2). Celebramos la Jornada Mundial en unos tiempos que nos apremia y urge vivamente la misión y las misiones. Vivimos un mundo capaz de lo mejor y de lo peor, desde donde nos llega un poderoso y apremiante llamamiento a ser evangelizado. Aunque, con frecuencia las gentes de este mundo no parecen tener conciencia de ello, se repite aquella visión que Pablo escuchó en sueños en su venida de Antioquía: “¡Ayudadnos!”. La ayuda que nos pide, como entonces, no es otra que la que podemos ofrecerles: el Evangelio, que es Jesucristo. “No tengo oro ni plata”, dice Pedro al paralítico que pide en la puerta del templo. “Lo que tengo te doy: en nombre de Jesucristo Nazareno, ¡levántate y anda!”. Esta es la riqueza que el mundo de hoy nos pide para que se pueda poner en camino, y andar hacia una realidad enteramente nueva, con una humanidad en verdad nueva, y con esperanza. Cuando se vive la experiencia de Jesucristo, cuando se contempla su rostro, cuando se le conoce a Él en el trato de amistad, cuando se le sigue, dejándolo todo y teniéndole a Él como único Dueño y Señor, se sabe que es verdad: que Él es la verdadera y plena riqueza; que Él llena el corazón del hombre y sacia sus anhelos más hondos; que Él nos ha curado; que en Él encontramos alivio y esperanza; que sólo Él tiene palabras de vida eterna y nada merece que se le siga fuera de Él; que en Él se encuentra el perdón y la misericordia que necesitamos; que en Él encontramos al amor porque ha dado su vida por nosotros y ha venido a servirnos; que en Él está la reconciliación y la paz, la cercanía a los enfermos, el buen samaritano que se acerca al hombre malherido, despojado y tirado; que en Él se nos ha devuelto la dignidad perdida, una dignidad inviolable, la de ser con Él hijos de Dios; que en Él se descubre y aprende la grandeza de ser hombre, lo que vale todo hombre, nuestro hermano. El cristiano que así se ha encontrado con Jesucristo, no puede dejar de empeñarse en testimoniar su fe en Él, único Salvador del hombre, y hacer partícipe de esta dicha a sus hermanos, sobre todo a los más pobres, a los que no le conocen, a los que están lejos de Él, a los que necesitan de ese amor suyo, y a los que requieren ser liberados de las amenazas que pesan sobre el hombre. La contemplación del rostro del Señor suscita en los discípulos la “contemplación” también de los rostros de los hombres y de las mujeres de hoy:
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el Señor, en efecto, se identifica con sus hermanos más pequeños”. El contemplar a Jesús, el “primero y más grande evangelizador”, nos transforma en evangelizadores. Nos hace tomar conciencia de su voluntad de dar la vida eterna a aquellos que le ha confiado el Padre. Dios quiere que “todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad”, y Jesús sabía que la voluntad del Padre sobre Él era que anunciase el Reino de Dios también a las otras ciudades: “para esto he venido”. Por esto, con motivo de la Jornada del Domund de este año, quiero dar gracias a Dios por los miles de y miles de misioneros, especialmente por los misioneros valencianos -sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos-, que han hecho de “las misiones” la razón de su vida, porque se han encontrado con el Señor y lo han visto en sus “hermanos más pequeños”, y han partido para llevarlas la gran noticia de que Dios está con ellos y que les quiere; para compartir con ellos el “gran tesoro” que colma todo; para decírselo con obras y palabras, entregando la vida en su favor. Los misioneros, tan queridos y admirados por la comunidad eclesial, con su misma existencia, proclaman sin fin las gracias del Señor. No pocas veces este “sin fin” ha llegado hasta el derramamiento de sangre: ¡cuántos han sido “testigos de la fe” en el siglo pasado! Es también gracias a su generosa donación, que el Reino de Dios ha podido dilatarse. A ellos va nuestro recuerdo agradecido, acompañado de la oración. Su ejemplo es de estímulo y sostén para todos los fieles, los cuales pueden sentir ánimo viéndose rodeados de un número tan grande de testigos que, con su vida y su palabra han hecho y hacen resonar el Evangelio en todos los continentes. Al tiempo que oramos por nuestros hermanos misioneros, por las comunidades y por los hombres y mujeres a los que ellos sirven, elevamos también nuestra plegaria a Dios para que avive y anime a nuestra Iglesia, a nuestra Iglesia diocesana en particular, para que se fortalezca el sentido misionero, para que sintamos muy cercanas a las misiones y a los misioneros, y para que surjan y se consoliden vocaciones a la misión ad gentes, que sin miedo sean enviados a donde los hombres nos están pidiendo “la ayuda”, es decir, el Evangelio: Jesucristo, con todo lo que Él es y entraña para todo hombre. Pidamos por el fortalecimiento de las misiones, porque tal fortalecimiento traerá sin duda, paz a los hombres, mayor justicia, recuperación de la dignidad humana para todo hombre, salvación y liberación que Cristo trae a la tierra. Seamos asimismo generosos en nuestra ayuda material. También necesitan esta aportación nuestra. Que sea siempre el Domund ocasión propicia para potenciar y promover en nuestra Diócesis el espíritu misionero y el sentido de mayor solidaridad para con los misioneros, de manera particular, por cercanía, de los valencianos. Las misiones son, sin duda, una gran esperanza, la esperanza que es Cristo, Redentor y Salvador de los hombres.
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UN RATITO CON
De la boca de Dios
Ramón Dominguez Balaguer nació en Benaguacil hace 73 años. En 2018 aterrizó en la Diócesis de Wilemstad, Curazao (una de las seis islas de las antiguas Antillas Neerlandesas), pero antes ya había estado en Perú, Venezuela y 24 años en República Dominicana. Ordenado en 1973, pidió al Arzobispo Don Miguel Roca, y fue ya Monseñor Agustín García quien en 1993 me mandó. En una convivencia del Camino Neocatecumenal me tocó a sorteo ir a República Dominicana.
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Allí estuve nueve años en una parroquia, tras lo cual, el Cardenal Arzobispo de Santo Domingo me pido hacerme cargo del Pontificio Instituto Juan Pablo II para las Ciencias del Matrimonio y de la Familia. Al tiempo me transmitió al Seminario Redemptoris Mater de Santo Domingo, donde estuve como padre espiritual, vicerrector y rector. También estuvo en el Seminario Diocesano de todo el país. Todo ello hasta el año 2017. Durante los años en la parroquia me la recorrí prácticamente toda, casa por casa. Era una parroquia formada por muchos descendientes de antiguos esclavos, en una zona de extrarradio de la ciudad, pobre... pero notabas la acogida y el cariño de la gente. Ahí evangelizábamos, formando Iglesia. En la parroquia no había nada, solo el terreno, y se construyó la iglesia material y la Iglesia viva. Luego, en los 15 años en el Seminario, era parte también de un equipo de evangelización donde llevábamos también dos parroquias en Santo Domingo este, con una población de cerca de un millón de habitantes. En una convivencia en 2018 comunicaron que hacía falta un profesor fijo en el Seminario Redemptoris Mater de Curazao y allí fui. En el Seminario, a parte del propio trabajo de allí como padre espiritual y profesor, asistimos a una parroquia con siete comunidades. Además, la Diócesis me dejó en servicio itinerante.
Es importante la labor en el seminario, pues en Curazao no ha habido seminario ni sacerdotes autóctonos y desde la creación hace nueve de este Seminario se han ordenado tres presbíteros y cuenta con 14 seminaristas. La religiosidad aquí es diferente a la que encontramos por ejemplo en España, donde muchas veces desaparecen tras la Primera Comunión o la Confirmación. Por las circunstancias históricas, parece que la fe se vive de manera superficial, hace falta enraizamiento. La gente escucha más, es acogedora pero también hay un problema con las sectas. En América la Iglesia se ha centrado mucho por labor social y en algunas ocasiones ha descuidado la evangelización. Se cuenta una “anécdota” de que en Brasil, la gente cuando necesita alguna obra social acude al cura católico, pero cuando necesitan religiosidad van al pastor protestante. Y es que, “no solo de pan vive el hombre”. La gente tiene perspectiva y necesidad de vida transcendente. Cuando
hablas de Evangelio, del Espíritu... la gente es muy receptiva. El Papa lo decía “la Iglesia no es una ONG”. A la gente cuando se le da algo verdadero lo acepta, en especial los jóvenes, pues no aceptan sucedáneos y la única Verdad es Jesucristo. Solo cuestiones sociales sin Jesucristo lo hace cualquiera. Y una forma de “contrarrestarlo” es la evangelización a través del Camino, porque lo que aportan las sectas es algo que la gente necesita, acogida, sentirse respaldados, pero además llevamos la Buena Noticia. Una vida misionera no solamente es importante, sino que lo que llena es donarse a los demás, hemos sido creados para darnos, a imagen de Dios que es entrega y donación de sí mismo. Aquel que quiera ganar su vida la pierde y el que la pierde, la da, la gana. La vida se gana dándola, perdiéndola.
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LA FIRMA INVITADA
LUIS AMIGÓ Y LAS MISIONES Un campo muy querido por el padre Luis Amigó para ejercitar su ministerio como capuchino fue el campo misional. Y tal es así que, elegido ministro provincial, el último de los acuerdos de su carta programática para su provincialato fue: “Últimamente desea el Muy Reverendo Consejo Provincial que se fomenten entre nosotros las Misiones, que han sido siempre la gracia especial de nuestra Orden y en lo que más en todos los tiempos se ha distinguido, con preferencia a todo otro género de predicación” (L. Amigó, OC 1611). De hecho, tuvo la idea de fundar un seminario de misioneros en Monforte del Cid, Alicante, en el convento de Orito, si bien por diversas circunstancias no lo llegó a realizar. De todas las maneras la numerosa correspondencia durante su provincialato con las misiones de Colombia, pertenecientes a su provincia, son muestra evidente de su gran interés por las misiones. Y tal fue su empeño que, ante la dificultad de enviar un religioso de prestigio a la Misión expresó: “Para tratar de solucionar el asunto me ofrecía yo al Definitorio para ir como Custodio a la Misión, renunciando para ello al cargo de provincial, si lo juzgaban conveniente” (L. Amigó, OC 150). En todo caso donde mayormente se volcó Luis Amigó en el campo misional fue con la fundación de sus hijas Terciarias Capuchinas de la Sagrada Familia, a quienes en sus constituciones les dejó escrito: “Si en algún tiempo la Sagrada Congregación de Propaganda Fide les pidiese para las Misiones entre infieles se
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prestarán con toda docilidad” (L. Amigó, OC 2293). Y desde luego el envío de misioneras a tierras lejanas siempre fue festejado con grande solemnidad en la casa de Massamagrell con la presencia de Luis Amigó. El día 3 de noviembre de 1929 se acerca a La Magdalena, en Masamagrell, para despedir con gran solemnidad a las religiosas que partían para el Kansu Oriental, en China (Cfr. L. Amigó, OC 1879). En 1927 escribe al P. Gumersindo de Estella para “predicar en el convento noviciado de mis religiosas Terciarias Capuchinas de Massamagrell en la fiesta de despedida de la expedición de misioneras que se embarcarán para el Caroní”, Venezuela (Cfr. L. Amigó, OC 1851). Y despide a las misioneras con este delicioso billetito: “Que la Sma. Virgen Nuestra Madre de los Dolores
garan sus flechas y arcos al Sr. Obispo y demás misioneros, sin ninguna resistencia, eso fue un triunfo maravilloso de nuestra excelsa Patrona, que los quiere para su rebaño”. Por lo demás entresacamos, entre su numerosa correspondencia, la carta a sus hijas: “Sigo con interés y me entero al detalle de todos vuestros progresos y trabajos… y me alegro en el Señor al ver los óptimos frutos que vais consiguiendo, con vuestro incansable celo por el bien de las almas, en especial de esos pobrecitos acompañe y dirija los pasos de la niños y niñas nacidos de padres gentiles” (Cfr. Muy Rda. Madre General y de las L. Amigó, OC 1815) religiosas que marchan a la Misión del Caroní, para que atraigan multitud de almas a Jesucristo, vida nuestra” (L. Amigó, OC 1853). Las primeras misioneras terciarias capuchinas habían partido para tierras de misión, en 1904, a petición de los padres capuchinos, enviadas a la misión de Guajira, en Colombia. Allí compartieron con los padres capuchinos los trabajos misionales entre los indios de Y, a continuación, les escribe: “Bien cola Sierrita del Perijá, entre arunocéis el empeño que manifiesta nuestro Santíhacos y motilones. simo Padre el pontífice reinante por el desarroPrecisamente en noviembre llo de las Misiones para que todas las criaturas de 1905 la M. Visitación de Ma- lleguen al conocimiento de Dios, conociéndole nises, desde la Guajira colom- le amen, y amándole le sirvan, y se cumpla de biana, escribe a su padre Fun- este modo la voluntad del Señor de que todos se dador Luis Amigó: “Supongo salven” (L. Amigó, OC 1815). que tendrá noticias del buen éxito Y cuando en el lecho de muerte, apenas de la segunda expedición recibida la Extrema Unción en el Seminario a los indios Motilones. Todos lo atribuyen a un San José de Godella, el superior de la casa milagro estupendo de la le comunica que sus hijos de Colombia, y Pastora Divina de nues- también de Italia, le acompañan con sus tras almas lo que está ocu- oraciones. ¡Ah! y también le escriben sus rriendo con estos salvajes. religiosas de China escribe el cronista que El que indios tan feroces el Padre, al sentir Colombia, Italia y China como los Motilones entre- sacó las manos con la intención de aplaudir. Fr. Agripino G.
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DESDE EL SEMINARIO DE VALENCIA
Un hermoso regalo del Señor Buenas, Soy Miquel Amat García, seminarista de la diócesis de Valencia, y este mes de agosto he tenido la suerte de compartir con las hermanas franciscanas, una experiencia misionera. Durante el curso, los formadores nos propusieron este año tener una experiencia misionera en el vicariato de Requena, y un grupo de 8 seminaristas y un sacerdote nos apuntamos a la experiencia. Cuando hicimos la distribución, en las tres misiones que íbamos a acompañar este verano, a Ignacio y a mi nos toco venir a Orellana. Y el 24 de julio salimos de Valencia muy contentos y con muchas ganas de llegar a nuestro destino. Después de pasar por Requena para conocer al Obispo D. Juan Oliver, llegamos a Orellana el 28 de julio. La verdad es que este mes en Orellana ha sido un autentico regalo. Hemos podido compartir nuestra experiencia de fe con una comunidad parroquial muy viva y con las hermanas. Desde el primer momento nos ha sorprendido el amor y la implicación del grupo de Darderos, nos ha impresionado ver que son personas realmente enamoradas del Señor y con unas ganas inmensas de trasmitirlo y de hacer cosas en la parroquia. Vemos que este grupo de Darderos, junto a las hermanas, son el sustento de la fe en el pueblo, son autentica luz que ilumina Orellana. Con ellos hemos podido compartir las celebraciones de la Palabra prácticamente todos los días de la semana, así como una “escuela Bíblica” los martes y jueves. Ha sido un autentico regalo. Además de esta actividad con los Darderos, hemos podido hacer cursillos prematrimoniales con un grupo de cuatro parejas. Esta experiencia ha sido otro regalo. Hemos visto pare-
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jas enamoradas y con ganas de conocer y acercarse más al Señor. Hemos podido estar en la catequesis de los jóvenes que se preparan para la Confirmación. También hemos preparado a dos parejas para el Bautismo de sus hijos pequeños. Hemos podido estar en la catequesis de niños que se preparan para el Bautismo y la Primera Comunión. El poder estar con tanta gente de distintas edades y poder hablar con todos ellos del Señor ha sido un gran regalo. Además hemos hecho muy buena relación con todos ellos. En este mes no solo hemos dado catequesis, también hemos tenido la suerte de poder visitar otros pueblos/caseríos. Hemos estado en Sarayacu, en Inaguaya y Pampa-
hermosa, en el Dorado, en Canelos, y en Shetebo. Allí hemos visto pequeñas comunidades que tienen ganas de poder acercarse más y más al Señor. Nos ha sorprendido la fe y la entrega de los animadores de estos sitios. Realmente es gente enamorada de Dios que acompañan a la comunidad con todo su amor y dedicación. Este mes ha sido sin duda un regalo del Señor. Nos llevamos en el corazón a toda la gente que hemos tenido la suerte de conocer y el compromiso de rezar por todos ellos. También la sed de Dios que tienen en todas estas comunidades. Nosotros lo hemos podido ver de una manera especial en Orellana. Hemos visto la tremenda labor que llevan a cabo las hermanas aquí, especialmente en este año en que celebran el 50
aniversario de la llegada a Orellana. Nos han hablado y hemos visto con cuanto amor y entrega las hermanas realizan su labor aquí. Nos ha chocado especialmente esto, como aquí la comunidad tiene un deseo inmenso de tener un sacerdote, y como, aún sin tenerlo, vive la fe con la ayuda de los Darderos y de las hermanas, miestras nosotros estamos acostumbrados a que en Valencia, pues hay más sacerdotes, muchas veces la gente elige a qué parroquia va en función de si le gusta más o menos el sacerdote. Ya para terminar me gustaría dar las gracias a Dios por todo lo que nos ha regalado vivir en este mes, por todas las personas y comunidades que hemos podido conocer. Y también dar las gracias a las Hermanas Franciscanas misioneras de la Natividad de Nuestra Señora, que desde el primer día nos han acogido como a Cristo, y con las que hemos podido rezar y compartir tantas experiencias. Estamos muy agradecidos.
Miquel Amat
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MISIONEWS
Adiós a un gran animador misionero Fallecía el 14 de octubre en Valencia el misionero comboniano Antonio Calvera Pi, tras toda una vida dedicada a la misión y a concienciar a la Iglesia española de que ser cristiano es “ser esencialmente misionero”, como solía repetir. Entusiasta colaborador de las campañas de las Obras Misionales Pontificias, recorría colegios, parroquias y sedes de comunidades para transmitir el amor a la misión que vivía Hasta el último momento su vida ha sido misión. Así, el pasado 11 de mayo, en plena campaña de Vocaciones Nativas, realizó la ponencia central de la tradicional Ofrenda de Becas Misioneras a la Virgen de los Desamparados, sobre la centralidad de la misión y la importancia de las becas para seminaristas de los territorios de misión. Nacido en Barcelona en 1946, a los 24 años hacía sus votos temporales como religioso comboniano y se ordenaba sacerdote en 1975. Misionero en Etiopía, cinco años, y Sudáfrica, doce, fue director de los Museos Misioneros de Madrid, Barcelona y Valencia. Rogamos por su descanso eterno.
La formación permanente profundizará en la tarea evangelizadora misionera
La Facultad de Teología San Vicente Ferrer de Valencia, en colaboración con la Delegación Episcopal para el Clero de la Archidiócesis, ha organizado una nueva edición de la Formación Permanente para sacerdotes, religiosos y laicos que este año se realizará bajo el título “Discípulos misioneros, ´sacando de su tesoro lo nuevo y lo antiguo` (Mt 13,52)”. Este año, “la insistencia del Papa Francisco por utilizar la expresión ´discípulos misioneros` nos recuerda la urgente tarea de la evangelización en salida misionera, sinodal y corresponsable, así como su repercusión en las parroquias que necesitan una reconversión pastoral”. La Formación Permanente “viene trabajando en ese sentido durante las últimas ediciones. El curso 2020-21, en situación de pandemia, se propuso a la Iglesia y a las parroquias de la diócesis una reflexión en torno al clamor de la tierra, de los pobres, de las familias y del sentido de lo humano en su fragilidad, además de ver el futuro que existe para la fe y para las parroquias desde la conmoción que supuso la emergencia sanitaria”.
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Gran Misión Mariana
La diócesis de Valencia celebrará un Año Jubilar Mariano concedido por la Santa Sede con una “gran misión diocesana mariana”, desde el segundo domingo de mayo de 2022 a mayo de 2023, con motivo del centenario de la Coronación Canónica de la Virgen de los Desamparados. Esta “gran celebración mariana” incluirá la salida de la imagen peregrina de la Mare de Déu a “grandes ciudades de la diócesis de Valencia y a santuarios marianos”, durante todo ese año, en el que se invita también a peregrinar a la Basílica, y obtener la indulgencia, desde las parroquias, movimientos y particulares, porque será “templo jubilar”, explica el vicerrector, Álvaro Almenar. Asimismo, a lo largo de este Año Jubilar, serán organizados distintos actos celebrativos, litúrgicos y culturales, como seguir fomentando las obras de caridad asociadas a la devoción a la Virgen de los Desamparados.
Las OMP están de aniversarios...
Este 2022, las Obras Misionales Pontificias celebran aniversarios importantes. Se cumple, por un lado, el bicentenario del nacimiento de la Obra de la Propagación de la Fe, fundada por la venerable Pauline Jaricot, quien será beatificada también este año (22 de mayo). Por otro lado, es también el centenario del nombramiento por Pío XI como Pontificias tres de las cuatro Obras Misionales: la Obra Pontificia de la Propagación de la Fe, la Obra Pontificia de la Santa Infancia (Misionera) y la Obra Pontificia de San Pedro Apóstol. También la Pontificia Unión Misional celebra el 150 aniversario del nacimiento del beato Paolo Manna, fundador de esta Obra. Además, entre otras cosas, se celebra el cuarto aniversario de la canonización de San Francisco Javier, patrono de las misiones.
... con tinte valenciano
Gregorio XV fundó en 1622 la Congregación de la Propagación de la fe, de lo que también celebramos los cuatrocientos años de historia, y nombró como prelado al valenciano Juan Bautista Vives. Este, ofreció al papa Urbano VIII un edificio que había comprado en Roma en 1613, el palacio Ferratini, a cambio de unos fondos de becas para la formación misionera, para acoger el colegio que anteriormente había fundado y mantenido en su casa con ayuda de los teatinos, donde los sacerdotes seculares de cualquier nación pudieran estudiar y prepararse para las misiones. La Congregació Propaganda Fide encargó a Vives preparar las reglas y los estatutos del colegio, y finalmente, el 1 de agosto de 1627, el papa Urbano VIII aceptó la donación y las condiciones de Vives, y se inauguró oficialmente el Collegium Pontificium Urbanum. Además, en 1628 propuso una tasa del 10% sobre todas las contribuciones de la Iglesia destinada a Propaganda Fide para mantener las misiones.
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PARA PENSAR Y REZAR
“No todo el que me dice “Señor, sino el que hace que está en
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Señor” entrará en el reino de los cielos, la voluntad de mi Padre n los cielos” Mt 7, 21
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JÓVENES & MISIÓN
VIAJE CON PRINCIPIO Y SIN FIN El deseo de realizar un voluntariado en Honduras surge en enero de 2020, tras la experiencia del verano anterior en Calcuta, con las Misioneras de la Caridad. En aquel momento, buscaba una vivencia similar; quizás, más pautada, más profunda. Trascendente. Así, comienza un proceso de indagación que finaliza con dos opciones: Etiopía u Honduras. En el primero, libertad; en el segundo, organización. “Que no sea siempre lo que tú quieres”, me dijo alguien que empezaba a conocerme bien. Dos misiones. Un destino. Lo tuve claro, si me admitían, viajaría a Centro América. Entonces, la Delegación de Misiones de Valencia y las Misioneras del Sagrado Corazón de Jesús y de María, me abren las puertas a Honduras. En aquel momento, empieza el viaje (interior). Era el mes de marzo y a los pocos días nos confinan. Poco a poco, la ilusión de llegar a Honduras en agosto de 2020 se transforma. Comienza así un tiempo de aproximación al conocimiento de la Misión y a la congregación de las Misioneras del Sagrado Corazón, que se prolonga un año.
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Proceso, sin saberlo, necesario. Finalmente, en junio de 2021 llega la confirmación. Ilusión, billetes de avión, últimos preparativos… y tras una larga escala en Panamá, las Hermanas Sara y Sandra me recogen en el aeropuerto de San Pedro Sula. Empieza el trayecto hacia la colonia Nuevo San Juan de La Lima, lugar desde donde se coordina la misión. La otra Hermana, Inés, nos espera en la casa donde viven. Un oasis de paz. Sencillo y abundante. Allí, bajo un sistema ortogonal de viviendas, azotado por los huracanes e inundaciones del pasado mes de noviembre, residen las personas a las que asisten estas tres Hermanas, desde hace más de 15 años. En cuerpo y alma. Literalmente. El día empieza al alba, con el canto del gallo y las laudes. No se sabe cuándo termina. Tampoco existe la prisa a la que aquí estamos acostumbrados, la inmediatez. Sin embargo, el trabajo es constante. Ininterrumpido. Hay tanto por hacer… Esta comunidad de hondureños que tiene nombres y apellidos. Sueños e ilusiones. Corazón y sentimientos, atraviesa unas circunstancias verda-
deramente difíciles. A la escasez de recursos materiales y a la falta de empleo, se suma la situación provocada por la pandemia, también el desastre de las últimas inundaciones. Un auténtico hoy sin mañana, invadido por la incertidumbre del ojalá. Porque allí, aunque la pobreza no sea tan extrema como en otros lugares de la tierra, necesidades básicas como la educación, la sanidad, la comida o la seguridad, continúan sin estar cubiertas. Necesidades que las Hermanas luchan en el día a día por atender. Además, desde el verano de 2019 cuentan con la ayuda de LUMA, una asociación formada por miembros del equipo de voluntarios y voluntarias habituales en los veranos de Nuevo San Juan. Su compromiso consiste en proporcionar recursos para el desarrollo integral, basado en asistencia sanitaria, psicológica
y educativa. LUMA no se detiene. Perfectamente organizados, desde Valencia coordinan su misión en la zona. Lo tienen muy claro. Prueba de ello ha sido el apoyo, tanto material como emocional, que la asociación ha proporcionado a los habitantes de la colonia ante estas últimas inundaciones. No obstante, la proyección de su compromiso va tomando forma. Crece y se consolida. Lo pude comprobar este verano en directo, ayudándoles en algunas de sus labores: el apoyo escolar, el reparto de alimentos o la reconstrucción de la biblioteca. Conocen la zona y las necesidades de las personas. Su experiencia se traduce en obra y servicio, siempre desde la mirada de la fe. LUMA y las Misioneras han creado un tándem repleto de fuerza y espíritu. Una de las iniciativas que más me llamó la atención fue la consulta psicológica que LUMA ha puesto en marcha en la misión. Un espacio funcional que los vecinos van conociendo y utilizando, porque sus necesidades, van más allá de lo material. No importa tanto lo que haces, sino cómo lo haces. De hecho, ahora que voy tomando algo de perspectiva, siento que los momentos con más luz han sido aquellos basados en la escucha y el acompañamiento, aquellos menos centrados en la actividad. Y creo que de esto empecé a darme cuenta al final. Uno cuando llega allí, recibe tal impacto de realidad, que necesita algún tiempo para conocer y reflexionar. Comprender. Gustar y sentir. Entender que la felicidad (o plenitud) también se encuentra en unos buenos tamales, una tranquila conversación o un poco de silencio en la hora mágica hondureña, justo cuando baja el sol… estos podrían ser los principios de una búsqueda. O de un viaje que, quizás, requiera volver.
Raúl Hurtado
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CARTAS DESDE LA MISIÓN
Cuenta lo que has vivido Queridos hermanos, hoy no quiero hacer una homilía sobre las lecturas, sino aprovechar este domingo mundial de propagación de la fe para darles un testimonio como dice el lema: “Cuenta lo que has visto y oído”.
aprovisionaban y no había farmacias privadas en la zona. Pero el médico me dijo que mi única posibilidad de no morir era ir a ver el párroco, que
Yo, como sacerdote, quiero contarles que me considero como el fruto vivo del Domund. De hecho, en mi país, llegamos a conocer el Evangelio gracias a la actividad de los misioneros de Europa, apoyados por vosotros cristianos de Europa. Como Jesús que abre los ojos de Bartimeo en el Evangelio de hoy, los misioneros nos han abierto los ojos de la fe haciéndonos conocer a Jesucristo. No solo nos dijeron que Dios es amor, sino que nos mostraron este amor de Dios en acción. Nos construyeron escuelas y hospitales, nos enseñaron ciencia y religión, nos curaron cuan- tenía una especie de farmacia en la parroquia. Era un misionero belga. do estábamos enfermos. Me gustaría compartir un testimo- Mi madre me llevó en su espalda, canio personal con ustedes. Ahora tengo minamos una hora y media y fuimos 43 años, este evento sucedió cuando a la parroquia. El misionero nos recitenía siete años y lo recuerdo perfecta- bió y miró la receta del médico y me mente como si fuera ayer porque fue dio los medicamentos y me adminisel origen de mi vocación sacerdotal. tró la primera dosis; como yo estaba A esa edad estuve enfermo. Mi ma- tan débil, me dio una cama y dormí dre me llevó al centro de salud públi- unas buenas dos horas. Recuperé las ca y me diagnosticaron malaria, pero fuerzas y mi madre y yo volvimos a el médico me dijo que no había me- casa. El Misionero me salvó la vida. dicamentos en la farmacia del centro. Y así también yo quise ser sacerdoEra un centro del campo y rara vez lo te, animado por esta bravura de los misioneros. Eran a la vez sacerdotes,
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médicos, profesores, agrónomos... lo eran todo para nosotros sin ningún otro lazo de sangre, sino los sagrados lazos del Bautismo. Me considero como el fruto vivo del Domund, porque pude estudiar el gran seminario y ser sacerdote gracias a esta solidaridad misionera, gracias a un donativo que uno de ustedes u otro cristiano de Europa dio sin conocerme. Vine aquí a España para estudiar porque no hay Universidades de Teología en mi país, y ahí no pago nada. Sigo viviendo de esta solidaridad misionera. Esta es una forma de decirles que su apoyo a las iglesias en los
países de misión es de gran importancia. Y la Palabra de Dios nos dice que “Más bienaventurado es dar que recibir” (Hch 20,35); “Dad y se os dará (Lc 6, 38). Actualmente hay sacerdotes de África y de América Latina que vivieron de esta solidaridad misionera, de estos donativos que se recogen hoy y actualmente están al servicio de la Iglesia en Europa y en América del Norte. ¡Dad y se os dará! Hermanos, que este Domund nos recuerde que todos somos misioneros y que todos debemos participar de la misión de Jesús, que nos dice: “Como me envió el Padre, así también yo os envío” (Jn 20,21), “id y haced discípulos a todas las naciones” (Mt 28,19). Y esta misión comienza en la familia, cuando marido y mujer, padres e hijos, vivimos en amor fraternal. Esta misión continúa en nuestros lugares de trabajo y va hasta los confines de la tierra, en África, en América, en Asia; allí todos no podemos ir físicamente pero podemos ayudar a la misión con nuestra oración, con nuestros donativos. Es el objetivo del Domund. Que el Señor nos dé el espíritu y el celo misionero. Que la Virgen María, Protectora de los misioneros, nos acompañe y acompañe a todos los misioneros. Amén.
P. Ildephonse IRANGABIYE Adscrito P. Sto. Domingo Savio
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