VALENCIA
MISIONERA
Número 133 Enero 2017
Edita: Secretariado Diocesano de Misiones. misiones-valencia@omp.es C/ Avellanas 22-4 46003 Valencia 96 392 24 12 Coeditores: Arzobispado de Valencia Director: Arturo Javier García Colaboran en este número:
Delegación de Misiones Valencia @valenciamision misionesvalencia.blogspot.com.es
VALENCIA
Juan Sanchís Arturo Ros Juan López Jesús Martínez Fernando González José Lorenzo Martínez Vicente Cervera Javier González
MISIONERA
Secretariado Diocesano de Valencia
En esta misión encontrarás... En portada...
Infancia Misionera ¡Sígueme! Con este lema se celebra esta campaña.
Editorial: Dimensión misionera para los seminaristas
4 El Delegado de Misiones de Valencia nos cuenta las últimas nove dades en la formación misionera para seminaristas.
Dios llama a la Diócesis de Valencia a las misiones
6 El Arzobispo Antonio Cañizares nos llama a ser misioneros en
la carta pastoral
La misión me ha enriquecido El sacerdote misionero Paco Ferrer nos resume su etapa misionera en Lima antes de su regreso a Valencia.
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Fundación Ad Gentes: Cooperación en la cooperación
10 Repasamos las principales acciones que desarrolla la fun
dación con las Terciarias Capuchinas de la Sagrada Familia.
El seminario y la comisión de misiones Los seminaristas diocesanos de Valencia nos cuentan como realizan animación misionera en el seminario.
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Felizmente Misionero
14 José Yanangómez regresa a su misión en la selva de Ecua
dor tras su estancia formativa en Valencia.
Desde el Congo: Elvira Bosch nos cuenta su vida misionera La religiosa Valenciana nos repasa su entrega como misionera entre los más pobres de Africa.
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María Rosa García: 60 años al servicio del Señor. Misionera en Egipto, ahora ya en nuestra diócesis, La Her 18 mana Rosa nos cuenta como ha sido su aniversario. Vicente Berenguer cumple 50 años como misionero.
20 Quizá el misionero más mediático de nuestra diócesis nos cuenta cómo celebró sus bodas de oro sacerdotales.
100 años después de su muerte nos continúa hablando Don Juan Sanchis nos repasa la interesante vida de Charles 22 de Foucauld
Dimensión misionera para los seminaristas
La Iglesia es mucho más que los sacerdotes diocesanos, pero no cabe duda que la formación en el seminario repercute en toda la pastoral de la Iglesia y en esta nueva Ratio para la formación de los seminaristas la Misión está presente. En las notas características y contenidos fundamentales dice que la formación es presentada como única, integral, comunitaria y Misionera. Y que la vocación es un don de Dios a la Iglesia y al mundo. Y continúa: “La formación se caracteriza naturalmente por el sentido misionero, pues tiene como finalidad la participación en la única misión confiada por Cristo a su Iglesia: la evangelización en todas sus formas”. Todo con el fin de formar “Discípulos y misioneros”. En el tema de las vocaciones solicita que se promuevan no solo las vocaciones para la diócesis, sino también a favor de otras Iglesias particulares, según las necesidades de la Iglesia universal, pues Dios llama a otros a ejercer el ministerio en missio ad gentes. Y pide que en la espiritualidad del sacerdote diocesano surja el amor por la propia diócesis, pero enriquecido por el carisma misionero pues recibir la Sagrada Ordenación implica la entrega a la Iglesia Universal y la misión salvífica es para todos los hombres hasta el fin de la tierra. Tratando de la integración de las dimensiones formativas el número 91 dice: “La comunidad cristiana es congregada por el Espíritu para ser enviada a la misión… Tal impulso misionero caracteriza, de un modo todavía más especial, a los que son llamados al ministerio presbiteral, como fin y horizonte de toda su formación. La misión… permite al sacerdote vivir el propio ministerio en plenitud, en cuanto que «está llamado a tener espíritu misionero, es decir, un espíritu verdaderamente “católico” que partiendo de Cristo se dirige
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a todos para que “se salven y lleguen al conocimiento de la verdad” (1 Tm 2, 4-6)» Así se pide que los seminaristas sean animados de un espíritu auténticamente católico, amando sinceramente su diócesis y estén dispuestos, a ponerse al servicio de la Iglesia Universal o de otras Iglesias particulares, con generosidad y entrega. Por último en las materias de estudios teológicos que deben cursar los seminaristas: “En un mundo que es una “aldea global”, no puede faltar en el programa de estudios la misionología, una genuina formación sobre la universalidad de la Iglesia y promoción de su anhelo evangelizador, no solo como missio ad gentes, sino también como nueva evangelización. El anhelo misionero es de Dios mismo que quiere que el nombre de Jesús sea conocido en toda la tierra, por lo que siempre estará en la Iglesia con fuerza, pues el Espíritu Santo es el animador e impulsor de la Iglesia. Ahora que no soy párroco sino formador del seminario, concretamente director espiritual, me siento más afectado por esta nueva ratio, que me alegra, y les pido oraciones por el seminario, cómo también en el seminario tenemos muy presentes a los misioneros en nuestras oraciones. Arturo Javier García Delegado Diocesano de Misiones
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DIOS LLAMA A LA DIÓCESIS DE VALENCIA A LAS MISIONES No podemos dudar que Dios llama a la Iglesia que está en Valencia de una manera muy fuerte a las misiones. El número de sacerdotes, consagrados y laicos de nuestra diócesis que están sirviendo a la Iglesia en las misiones es alto. Pero últimamente Dios nos pide más. Dios nos ha regalado mucho, sobre todo, en sacerdotes, porque quiere de nosotros que vayamos donde Él nos pide y envía: a las misiones. Confieso que, desde que he llegado a esta diócesis, he sentido esa llamada que se me ha confirmado vivamente al contacto con algunos misioneros de nuestra diócesis de Valencia. En varias ocasiones he hablado de una posible llamada a la diócesis a asumir una Prelatura Apostólica, O un Vicariato Apostólico, o una parte de una diócesis, en América, o en África. Son más de 80 los sacerdotes de América, África o Asia que están ayudándonos en estos momentos a nosotros aquí, en Valencia: sin ellos no podríamos llevar a cabo lo que se está haciendo en la diócesis de Valencia actualmente. El que la Santa Sede pueda encomendamos, tal vez, a nuestra diócesis de Valencia una Prelatura o un Vicariato Apostólico es un gran don de Dios, un regalo más suyo, que habrá de exigir de todos nosotros generosidad, gran sentido de Iglesia y amor a ella, valentía y fe, caridad evangélica y anhelo de dar a conocer a Jesucristo, pasión por el hombre y tantas y tantas cosas que están implicadas en la misión. Hemos de prepararnos para esto, todos, no solo los sacerdotes; y hemos de sentir esto como cosa de todos, que a todos nos implica y compromete de diversas maneras y en diferentes grados. Entre tanto llega esto, oremos, oremos insistentemente y con todas las fuerzas y llenos de confianza, para que Dios capacite a esta diócesis para asumir esa responsabilidad, que nos haga generosos, que nos dé sabiduría y fortaleza para decir, sobre todo los sacerdotes: “Aquí estoy, mándame donde Tú quieras”. Habrá que pe-
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dir oraciones para que Dios prepare nuestros corazones para esta misión. Acarreará esta misión, sin duda, notables trasformaciones en nuestra diócesis, tendrá repercusiones en nuestro presbiterio, en la distribución de los sacerdotes en las tareas pastorales de aquí, en el seminario y en la formación que éste habrá de proporcionar a los futuros sacerdotes, en la corresponsabilidad de los laicos y de la vida consagrada, en la solidaridad económica con esa porción del pueblo de Dios que se nos encomiende a toda la diócesis, en tantas y tantas cosas muy afortunada. Todo será para nuestro bien, se fortalecerá la comunidad diocesana: la fe se fortalece dándola, la vida de una comunidad se fortalece dándose y comunicándose la comunidad a otras comunidades, habrá un nuevo impulso a una pastoral decididamente misionera, un renovado vigor evangelizador del que saldrán beneficiadas nuestras comunidades de aquí, habrá más vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada: a Dios nunca le ganaremos en generosidad. Es necesario hacer nuestra la llamada de Jesús y roguemos al Dueño de la mies.
JÓVENES MISIONEROS Propiciemos también, como ya viene haciéndose, el que jóvenes de nuestra diócesis pasen temporadas en aquellos lugares de misión Ad Gentes como verdaderos misioneros, con espíritu misionero; no como turistas. Sé de experiencias llevadas a cabo, por ejemplo, por la Universidad Católica; sé de grupos de jóvenes, acompañados de sacerdotes, lo grande y beneficioso que resultan estas experiencias misioneras de un mes, o de más tiempo, tanto para el lugar donde van, como para los propios jóvenes que van a misiones en verano. Habría que propiciar igualmente que nuestros seminaristas antes de ordenarse sacerdotes dediquen un tiempo a las misiones: su formación se verá enriquecida y fortalecida. Antonio Cañizares Llovera Arzobispo de Valencia
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La misión me ha enriquecido Han sido seis años llenos de intensidad pastoral, emocional, social… lo vivido en Lima-Perú. Llegué enviado por mi entonces Arzobispo D.Carlos Osoro y respondiendo a mi vocación misionera surgida en la infancia.
Tras diez años de sacerdocio se dio la ocasión de dejar por un tiempo mi tierra natal para cruzar al otro lado del océano. Llegué el 1 de diciembre de 2010 a Lima Norte, diócesis de Carabayllo, a la Parrroquia Santa María de la Providencia, y allí fui acogido durante seis meses por los sacerdotes valencianos Vicente Folgado y César Buendía. Tras esa breve adaptación, nuestro Obispo Lino Panizza me envió a la Parroquia Señor de los Milagros del distrito de Comas. Mi sorpresa fue ver que estaba construida en el cerro. Me recordó a Agres, donde estuve anteriormente, pero con algunas diferencias. La gente que había venido aquí durante 50 años había invadido este terreno por necesidad, y así, desde ese tiempo siguen construyendo sus casitas en lo más alto por no poder comprar un terreno. Todo el cerro está ya casi poblado. A lo más alto se sube por pequeñas sendas o escaleras. Los vehículos no pueden subir como tampoco sube el agua ni la luz. Así son todos los cerros de Lima, kilómetros y kilómetros de casitas de madera que da la impresión que en cualquier momento se caen y arrastran a los de abajo. La Parroquia está compuesta por seis capillas y la sede, a las que hemos acompañado en lo pastoral, social y litúrgico. En este barrio vive gente de todo el Perú con su propia cultura e idiosincrasia. Así que he podido conocer distintas mentalidades o por decirlo de alguna manera, he podido conocer casi todo el Perú desde mi Parroquia.
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Durante estos años nos han acompañado seis jóvenes de la Parroquia Sta Teresa Jornet de Valencia junto con su párroco Miguel Hernández: Manuel, Luis, Lucía, Antonio, Elena y Dani. Y recientemente tres seminaristas de Valencia: Pablo, Enrique y Jorge. Ellos vinieron a tener su propia experiencia misionera y para mi fueron momentos muy agradables donde compartir con ellos la fe y lo valenciano. En el tiempo que estuvieron pudieron conocer otra mentalidad y también la manera de esta gente de superarse ante las dificultades de sus vidas. Agradezco enormemente sus visitas. Ello me ha hecho sentir más de cerca mi Iglesia de Valencia. He podido vivir muchas experiencias distintas. Creo que mi ministerio se ha enriquecido en lo humano a través del sufrimiento de la gente. Los pobres humanizan. Aunque muchas veces no he sabido cómo ayudarles ante tan graves o complicados problemas, la cercanía de ellos hacia mí me ha ayudado a valorar más mi ministerio. Aquí la gente no te busca solo para administrar los sacramentos, sino también para confiarte su vida. Desean y necesitan sentirse acompañados por el sacerdote. He sentido muchas veces impotencia ante tantas situaciones difíciles y al mismo tiempo la alegría de la confianza. Muchos detalles que no caben en estas líneas me llevo a mi tierra. Solo Dios sabe si llegará el momento de regresar a la misión ad gentes. Ahora siento que me pide continuar esta misión en mi propia Diócesis. Dios dirá. Un abrazo a todos. Francisco Ferrer Bravo Sacerdote Valenciano
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Cooperación en la cooperación: La semilla dará fruto La Delegación General Nuestra Señora de África de las Terciarias Capuchinas de la Sagrada Familia integra cuatro países: Benín, Tanzania, la República Democrática del Congo y Guinea Ecuatorial. Tras cuarenta y tres años de presencia de la Congregación en el continente, hoy suman treinta y una las hermanas nativas que consolidan la fecundidad del Evangelio en África. Como fruto de esa riqueza carismática, las hermanas se encontraron con un problema: la casa noviciado se hizo pequeña para acoger nuevas vocaciones. Tenían diecisiete jóvenes dispuestas a acoger, profundizar y fortalecer la llamada de Jesucristo a seguirle como mujeres consagradas, para vivir una vida de fe dentro de los campos apostólicos que la Congregación tiene: educación, protección, asistencia a los enfermos, acción pastoral… La carencia material de un espacio adecuado podía dar al traste con esos diecisiete proyectos de vida. Muchas veces nuestros misioneros tienen problemas a la hora de encontrar ayudas para la formación de los agentes evangelizadores. Es más sencillo presentar la necesidad de un dispensario, una escuela o un comedor social, porque en un mundo como el actual tenemos la imagen de que la acción lo es todo. Todo el mundo entiende que si hay hambre hay que dar de comer, si hay enfermedad hay que curar y que donde hay analfabetismo o niños pequeños, hay que enseñar. Es la lógica del hacer, que nos lleva a olvidarnos frecuentemente de la necesidad del ser. En un activismo desmedido sustituimos lo que la persona es por lo que esa persona hace. Sin embargo, la tozuda realidad nos enseña que si no hay una buena formación todo lo demás desaparece. No sólo la temática del proyecto dificultaba la obtención de fondos: también su coste, porque cuando los proyectos a llevar a
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cabo exceden las posibilidades materiales de las entidades, se hace necesario el buscar alianzas. Resuena en la memoria una coletilla que oíamos en los ochenta en “La Bola de Cristal”: tú solo no puedes; con amigos, sí. Esa es la clave a la hora de enfrentar muchas necesidades materiales en las zonas de misión: las alianzas, la cooperación para la cooperación. Por ello, desde la Delegación General Nuestra Señora de África se pusieron en marcha para resolver la situación y consiguieron ayudas de la Congregación para la Propagación de la Fe, de la Conferencia Episcopal Española y de la Fundación Ad Gentes del Arzobispado de Valencia. Gracias a la colaboración de las distintas entidades y a la buena gestión de las hermanas, se ha podido acoger a las jóvenes novicias y dos de ellas, el pasado octubre, realizaron ya la profesión de votos simples. Y continúa la riqueza vocacional de esa Delegación General Nuestra Señora de África: en este curso que acaba de comenzar, acogen en la casa noviciado a un nutrido grupo de beninesas y tanzanas, tras su paso por el postulantado. Lo más importante de todo es que con este proyecto, la semilla que supone cada una de estas actuales novicias ha caído en tierra buena, y dará fruto, algunas a ciento por uno, otras a sesenta y otras a treinta, pero fruto. Juan López Fundación Ad Gentes
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EL SEMINARIO Y LA COMISIÓN DE MISIONES El Seminario Mayor de Valencia, bajo el amparo y patrocinio de la Inmaculada Concepción, en su dinámica de formación de los futuros sacerdotes de nuestra archidiócesis, y para su propio funcionamiento interno, cuenta, entre otros elementos, con cinco comisiones, integradas cada una de ellas por los seminaristas, quienes, libremente, escogen, pudiendo apuntarse a un máximo de dos. El objetivo de las diferentes comisiones, entre las que se encuentra la que tratamos en este pequeño artículo, la comisión de Misiones, es dinamizar aspectos importantes en la vida en el Seminario, que influyen también en la vida pastoral del territorio diocesano, como son la Liturgia y la Música o la Pastoral Vocacional. Por su parte, la Comisión de Misiones tiene un objetivo y un fin de no poca importancia: rezar por los misioneros, en nuestro caso, de manera especial, los valencianos, esparcidos por los cinco continentes. La misión, anunciar el Evangelio de Jesucristo a las gentes que aún no lo conocen, es consubstancial al ser mismo de la Iglesia, y ésta no puede entenderse sin aquélla. Necesitamos rezar, pedir, al dueño de la mies que envíe trabajadores generosos y decididos a su mies, a su vasto campo de acción, que es el mundo; pedir para que respondan con generosidad de corazón y de vida, y, al mismo tiempo, pedir por la fidelidad y la perseverancia de los que ya están en terreno de misión, bien sean sacerdotes, bien religiosos, o bien laicos. Para tal fin y aportar su valioso granito de arena, la Comisión, una vez al mes, ofrece el Rosario por los misioneros, especialmente los valencianos, en el que se invita al resto de los seminaristas que no forman parte de la Comisión, para que se unan a esta oración tan eficaz, ya que cuenta con el auxilio de la Virgen María, Madre de los misioneros. Al mismo tiempo, aproximadamente cada dos meses, los miembros de la Comisión se reúnen en la capilla de Filósofos del Seminario para tener una oración por la buena marcha de las misiones, haciéndola extensiva al resto de los miembros de la comunidad del Seminario. Esta oración tiene una duración aproximada de
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media hora y, como momento más especial, se lee una carta escrita por un misionero valenciano, en el que cuenta sus vivencias actuales en la misión en la que se encuentra y pide que se rece por él. Asimismo, la Comisión de Misiones tiene un papel especial en la ayuda económica destinada a las misiones establecidas a lo largo y ancho del mundo, destacándose el día del “Domund”, para el que la Comisión, entre todos los seminaristas, recoge la libre aportación de cada uno y el día de “Manos Unidas”. Por otra parte, en los distintos eventos de gran envergadura que acontecen en el Seminario, como es el Rito de Admisión a las Sagradas Órdenes o la ordenación diaconal, destina la colecta recogida a un proyecto de misión, por ejemplo, contribuir a paliar las necesidades económicas de un seminario construido en un país pobre o de escasos recursos económicos. Otras actividades, no de menor importancia, que a lo largo del año lleva a cabo la Comisión es la organización de cafés vocacionales, en los que, en algunas ocasiones, viene a contar su vocación y su experiencia de fe algún misionero. De hecho, el Seminario, a lo largo del curso, recibe las visitas de misioneros, como, por ejemplo, los Padres combonianos de Moncada. En este contexto de promoción de las misiones se proyectan los vídeos de las campañas misioneras que la Iglesia, año a año, lleva a cabo, especialmente las del “Domund”, y “Manos Unidas”, a la que antes nos hemos referido. Un momento especialmente importante y que puede pasar un poco desapercibido, es la celebración en el Seminario, dentro de la Novena a la Inmaculada, de la Fiesta de San Francisco Javier, que es, junto con Santa Teresita del Niño Jesús, patrón y protector de las misiones. A ellos nos encomendamos para la buena marcha de la Comisión y, sobre todo, para que todo el trabajo de los misioneros, alrededor del mundo, dé abundante fruto. Sabemos que todo lo que lleva a cabo la Comisión es poco, pero no podemos olvidar que es el Señor quien colma los esfuerzos humanos, es él quien da el crecimiento y da a cada acción su sustento.
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“FELIZMENTE MISIONERO”
“No hay misión sin misionero ni testimonio sin testigos”. Hola mis queridos amigos, soy un joven sacerdote, P. José Yanangómez, 35 años de edad, ecuatoriano. Desde niño aprendí el valor del “servicio al prójimo”, sin esperar nada a cambio. Cuando era pequeño solía ayudar a mis padres en su “negocio”, y cuando los pobres no tenía con qué pagar, a escondidas de mis papitos, “regalaba algunos kilos de arroz, etc.” Mis padres, católicos practicantes, me inculcaron el amor a Dios y la honra al prójimo. Asimismo, en mi círculo familiar somos “cinco primos sacerdotes y dos primas religiosas”, todos jóvenes. Tengo la dicha de tener a un hermano, Isaac Yanangómez, que se está formando para ser sacerdote. En mi familia, Dios ocupa el centro de todo, una familia “cristocéntrica”, tanto es así, que mis padres suelen aprovechar su “negocio” para “repartir una hoja volante de la Palabra de Dios”. El deseo de nuestra familia es que todos los hombres de la faz de la tierra “experimenten a Dios en su vida” y, con el salmista digan: “gustad y ved que bueno es el Señor, dichoso el que se acoge a él” (Salmo 102).
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Mis padres siempre desearon tener un hijo sacerdote. “Dios
escuchó el clamor” (Salmo 40,1) de mis papitos y les concedió, dos hijos consagrados. Cuando recién me ordené recordé las palabras de San Leonardo Murialdo: “Cuan feliz fui yo aquel día de mi ordenación”. Tanto era la alegría que ardía en mi corazón que dije: “iré a servir en los lugares más difíciles del Ecuador”, por eso, decidí ir de misionero en el interior de mi país, dejé mi ciudad natal, Loja y me incardiné en una tierra de misión: Tena (Selva amazónica del Ecuador). En esta tierra de misión, administrada por los “Religiosos Josefinos de Murialdo”, habitan tres culturas, a saber: Quechua, Shuar y Huaoranis, cada etnia tiene sus propias costumbres y formas de “alabar a Dios”. Los misioneros, residentes en este lugar, para poder evangelizar deben aprender las costumbres, sobre todo, el dialecto para que la comunicación sea óptima. Las familias de este lugar están sedientas de Dios, de misericordia, sobre todo, de justicia. Muchas empresas “madereras”, “petroleras” y mineras estafan al “indígena”, se aprovechan de su humildad, sencillez, de su ignorancia, etc. Los misioneros, defensores de los indígenas, reclamamos sus derechos y denunciamos cualquier actitud injusta que se cometa contra ellos. Somos la voz del que no tiene voz, aunque esto implique el martirio por parte de las mafias. La labor de la Iglesia Católica en esta tierra de misión, TenaEcuador, es bien valorada por creyentes, y no creyentes. Nuestro Vicariato cuenta con 120 escuelas fiscomicionales, 45 colegios, 1 Instituto Superior, 3 Subcentros de salud, 1 Hospital, 1 ancianato, y 1 Fundación para niños de familias disfuncionales. Somos un equipo de 18 sacerdotes, italianos y ecuatorianos. Asimismo, tenemos la presencia de varias comunidades religiosas, a saber: Oblatas, Salesias, Doroteas e Hijas de la Caridad. Depositamos en manos de Dios, nuestra labor misionera. Todo lo hacemos con Dios y nada sin él. P. José Yanangómez Felizmente Misionero
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Desde el Congo nos escribe Elvira Bosch Elvira Bosch es religiosa de la compañía Misionera del Sagrado Corazón de Jesús, una congregación exclusivamente misionera. Nacida en 1936 y natural de Alginet, nos relata como ha sido su intensa vida misionera dedicada a uno de los países más pobres del mundo. En esta edición de Valencia Misionera contamos con su testimonio: Me fui al Congo, hoy República Democrática del Congo, en el año 1967, o sea que he tenido la suerte de estar allí dándome a mis hermanos congoleños 49 años y he de decir que he sido muy feliz de poder dar lo tengo y lo que soy para poder formar a todas esas personas con las cuales he trabajado. Mi trabajo, durante estos 49 años ha sido en la enseñanza, en lo social y en la pastoral, he trabajado en la enseñanza, en toda clase de agricultura, en cooperativas, en catequesis por todas las misiones por las que he ido pasando, primero Mwilambogo, después Koshibanda, estas dos misiones en plena selva y de allí me destinaron Kinshasa a trabajar con los minusválidos físicos. Allí estuve muchos años formándoles para que a pesar de su estado físico pudiera valerse por sí mismo y trabajar. Hicimos una cooperativa llevada por ellos mismos.
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De Kinshasa, como a mí me gusta la selva, me mandaron a la Misión de LAC MATSHI a 930 kilómetros de Kinshasa, allí he estado 9 años en la que he sido muy feliz dándome todo lo que podía tanto en la enseñanza como en la agricultura viendo como los alumnos y los que trabajaban en la agricultura se iban formando. No quiero olvidar de dar las gracias a la Fundación Ad Gentes que tantísimas veces nos ha ayudado a poder ir realizando nuestros trabajo con obras, nuestra fe ha podido estar muchas veces VIVA gracias a todos vosotros. ¿Qué les podría decir de mis 49 años vividos en la República Democrática del Congo? Que han sido años muy felices para mí y que siento el haberme tenido que venir a causa de mi salud sin poder continuar en el trabajo y pueblo donde he vivido tantos años y he sido tan feliz pudiendo darme de todo corazón a mi trabajo de formación y preparación con los hermanos que estaba. La mies es mucha y los obreros son pocos, hay mucho que hacer en esos pueblos si queremos que vivan de verdad, sin tanto sufrimiento, ojalá hubieran muchos jóvenes que quisieran poder dar algo de ellos mismos para luchar contra esa vida tan distinta, que aun hoy se lleva en tantísimos países que podrían vivir un poco mejor . Sigan orando por los misioneros y misioneras, que necesitamos sus oraciones. Elvira Bosch Misionera Valenciana
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Maria Rosa García: 60 años al servicio del Señor. Gracias Señor por todo lo vivido desde hace 60 años. Aún antes, cuando tuve la 1ª llamada. Recuerdo que estábamos hablando juntos Tú y Yo, sobre los que se entregan del todo a Ti, o algo así debía ser ( porque sé que me dijiste muy claro) !!! y tú porqué no!!! Yo me quedé sobrecogida, no me esperaba esa respuesta... Desde ese momento yo me consideré Tuya. A partir de ese tiempo mis fragilidades y faltas me parecían más grandes por los vínculos que me unían a TI. A esto se añadían problemas familiares... Todo ello hizo que vacilara en mi compromiso, Tú bien lo sabes... Cada vez me veía más indigna... y las dificultades de la familia mayores...Sé que le dije - puesto que me lo pones tan difícil y continuo la mismo indigna de siempre... quizá aquello fue una fantasía. y le daba vueltas a eso de darme del todo a Ti. Estaba yo con esos pensamientos una tarde en la Parroquia de San Bartolomé (aun recuerdo el lugar) Llevaba conmigo “ El Llamamiento al Amor “ Y abriendo este libro al azar para encontrar una respuesta me salió: --- SÉ QUE ESTÁS LLENA DE MISERIAS. PERO ESTO NO HARÁ APARTAR DE TI MIS MIRADAS MAS TIERNAS. Y CON ANSIA TE ESTOY ESPERANDO....
Luego de esto podéis imaginar mi respuesta. El Señor me fue acompañando en los distintos lugares donde me destinaron: Algorta (Bilbao) donde pasé los 5 años de aspirante, allí me encontré con una nueva familia. En Zaragoza, estuve poco tiempo ¡pero qué unidas...! me costó mucho irme. Luego San-Sebastián (la casa Provincial) viví poco más de un año. Justo el tiempo preparado por Ti en ese lugar para que la Provincial echara mano de mí cuando no pudo ir al Cairo la persona destinada, fue un tiempo muy especial para mí. Desde allí salí para la Misión, Egipto: Donde estuve 42 años. ¡¡Cuanto aprendí de aquella gente tan sencilla!!, sin ellos yo sería diferente.
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Sta. María (Almería) me acogió de vuelta a España, pasé 5 años. Su Fe que pude compartir con ellos, se hacía más visible en las celebraciones de Semana Santa. (En Andalucía) Y al fin en Godella...mi pueblo, en el que tengo” tantos y tantos recuerdos...” y al que le estoy muy agradecida, el ambiente religioso me era una ayuda para la vocación religiosa.
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Ahora al cabo de tantos años y siendo consciente de todo lo que el Tu has hecho por mí y en mí, me quedo anonadada... Tanto más cuando compruebo que las fragilidades persisten... por eso está claro que todo ha sido obra Tuya, y en todo lo que me va pidiendo ahora, Gracia me ha precedido.
Antes de terminar quiero dar las gracias a mi familia, a la Sociedad, a mi comunidad. a la Cdad. de Nazaret, a los sacerdotes: D. J. Antonio, D. Paco, D. Ricardo. D. Jorge, y cada uno de vosotros por haber invertido vuestro tiempo para uniros conmigo en esta acción de Gracias.
María Rosa García Sebastià. Religiosa Sagrado Corazón de Jesús
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Vicente Berenguer celebra sus bodas de oro sacerdotales Estimados amigos de Valencia Misionera: El 20 de diciembre celebraba mis 50 años de ordenación sacerdotal. Me retiré en el asilo de Chissano en la provincia de Gaxa y a 290 km de Ressano Garcia. El asilo de Chissano alberga 90 ancianos/as que vivían en estado deplorable y de abandono en las aldeas de la zona. Cuatro hermanitas de los ancianos desamparados atienden con cariño alegría a estos desheredados de la sociedad. Dos españolas, una peruana y otra boliviana dan vida a estos seres tan queridos por el Padre. Estas hermanitas han transformado en un oasis de paz y alegría donde estos ancianos recobran vida en su última etapa. Ellas son enfermeras, cocineras, jardineras...Pero sobretodo portadoras de la alegría de Jesús en estos olvidados parajes. Y es aquí donde he revivido mis 50 años sacerdotales. Viejo como ellos, me he sentido rodeado de mis hermanos recuperados de la pobreza absoluta y abandono. Con ellos he podido celebrar la Eucaristía diaria e especialmente la del día 20...aniversario....Misa solemnizada y concelebrada con D. Alberto obispo auxiliar de la diócesis de Xai-xai (español mercedario). Las hermanitas saben multiplicar y de lo poco hacer mucho y nos hicieron una suculenta comida para todos. Cantos africanos acompañados de tambores marcando el ritmo y danzas litúrgicas me hicieron revivir mis casi 50 años en Mo-
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zambique. Las hermanitas supieron lo del aniversario el día anterior...y avisaron a D. Alberto que se encontraba en una aldea vecina! Fui feliz en el silencio de la sabana africana y con los ancianos como yo, y amados por unos ángeles de blanco llamadas hermanitas de los ancianos desamparados y que reparten felicidad a los más necesitados.
Ya cumplí los 50 de sacerdocio y me falta poco para los 50 de África y 80 de edad este año 2017 Cuanta felicidad que quiero compartir con todos vosotros y agradecer al Padre y a estas hermanitas de los ancianos desamparados que en el asilo santa Teresa Jornet de Chissano dan alegría y paz a estos 90 mayores que eran excluidos y hoy mimados como merecen.
Vicente Berenguer Misionero Valenciano desde Ressano Garcia
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100 AÑOS DESPUÉS DE SU MUERTE CONTINÚA HABLANDO El 1 de diciembre de 1916, de forma violenta, moría en Tamanrasset Carlos de Foucauld. Nacido en Estrasburgo el 15 de septiembre de 1858 de familia noble, pronto quedó huérfano e ingresó en la carrera militar, llevando una vida licenciosa, abandonando la fe de su infancia. No se sentía feliz. Escuchó un día al abate Huvelin: “Jesús ocupó el último lugar, que nadie le ha arrebatado”. Y en su inquietud inició una búsqueda, viajando por Tierra Santa, sintiéndose impresionado por los 30 años de Jesús en Nazareth, vividos en el silencio, en el trabajo humilde de carpintero. Después de una experiencia en la Trapa, buscando asemejarse más a Cristo, quiere internarse entre los pobres y parte hacia Africa entre los tuaregs. Había escrito: “Yo no puedo concebir el amor sin una necesidad imperiosa de conformación, de semejanza y sobre todo de compartir todas las penas, todas las dificultades, todas las asperezas de la vida…cuando Vos habéis sido pobre, machacado, habéis vivido en un trabajo duro…me resulta imposible entender el amor sin la búsqueda de la semejanza” (Retiro en Nazareth 1897) Foucauld continúa inspirando la espiritualidad de varios movimientos que pretenden imitar a Jesús y de ser sus testigos a través de medios pobres: la escucha, la oración, la pobreza y su vida entre los más pobres, la fraternidad, el silencio. Es un estilo de vida y de evangelización, que sin descalificar otras formas, quiere resaltar actitudes
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de Jesús fundamentales y que no podemos olvidar en la Iglesia. Pablo d´Ors (sacerdote, filósofo, fundador de Amigos del Desierto en su artículo “ A la renovación por la oración” nº 3000 de Vida Nueva) escribe :”La necesidad primordial de la comunidad cristiana es hoy la renovación en el Espíritu que propicia la oración…la contemplación es una necesidad de todos, un regalo sin el cual la vida activa es un frenesí o, en el mejor de los casos, humanismo ético y buena voluntad…Mi principal reproche a la Iglesia de hoy, que formulo no sin tristeza, es que son muchos, muchísimos, los que están en las cosas de Dios, pero pocos, poquísimos, los que están en Dios, lo que no es en absoluto lo mismo”. Jesús vivía en permanente comunión con el Padre, cercano a los pobres y pecadores, libre de las ataduras a las cosas materiales y nos entregó su vida de forma que no podemos dudar de su amor y de la verdad de su Evangelio. Y eso hace atrayente la personalidad de Jesús y su mensaje. Figuras como Francisco de Asís, Carlos de Foucauld, la Madre Teresa de Calcuta y el estilo con el que el Papa Francisco está impregnando su ministerio nos recuerdan actitudes fundamentales de Jesús, que aún los no creyentes, no dejan de admirar. Juan Sanchis Misionero Valenciano
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2.000
Los seis años de formación de un seminarista
1.000
Tres años de preparación de un futuro sacerdote
350
Un curso académico de un seminarista o novicio/a
Secretariado Diocesano de Valencia
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