Número 130 Marzo 2016
VALENCIA
MISIONERA
Esperanza para África
Entrevistamos a Paco Reig, misionero itinerante en Angola
Misioneros de la Misericordia
Francisco envía a más de 1000 “misioneros de la misericordia”
La misión en los niños
El Delegado de Misiones y el Arzobispo de Valencia nos hablan de la Infancia Misionera
Edita: Secretariado Diocesano de Misiones. misiones-valencia@omp.es C/ Avellanas 22-4 46003 Valencia 96 392 24 12 Coeditores: Arzobispado de Valencia Director: Arturo Javier García Colaboran en este número:
Foto de portada: Hermanas Amparo Checa y Cristina Salido. Servidoras del Evangelio de la Misericordia de Dios en Dapaong (Togo).
Delegación de Misiones Valencia @valenciamision misionesvalencia.blogspot.com.es
VALENCIA
Juan Sanchís Antonio Cañizares María Amparo Checa Juan López Paco Reig Fernando González
MISIONERA
Secretariado Diocesano de Valencia
En esta misión encontrarás... En portada...
María Amparo Checa, misionera en Togo. “Detrás de cada rostro, por muy frío que parezca, hay un corazón sensible, un corazón de “niño” con necesidad de calor humano.”
Editorial: La misión en los más pequeños
4 El Delegado de Misiones de Valencia nos explica lo importante que es la Infancia Misionera en el crecimiento de un niño.
Desde el origen: Carta de D.Antonio Cañizares El Arzobispo de Valencia escribe a los niños con motivo de la Infancia Misionera.
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Francisco Misionero El Papa Francisco envía a los “Misioneros de la Misericordia”. ¿Sabes quienes son?
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Fundación AdGentes: Comprometidos con la mujer. La Fundación AdGentes del Arzobispado colabora en la construcción de la Casa de la Palabra en Bata (Guinea).
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Encuentro con D. Celestino Aos, Obispo de Copiapó. La Delegación de Misiones acoge el reencuentro entre el Pastor de esta diócesis y los valencianos que trabajarón allí.
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Sed de sentirse amados y de amar.
14 El corazón es humano esté donde esté y tiene esta necesi-
dad. Nos lo cuenta la Hermana Maria Amparo Checa.
Esperanza para África.
16 El misionero Paco Reig nos explica cómo desempeña su labor de misionero itinerante en Angola.
Campamentos de Infancia Misionera. 19 Descubre como aprenden los más pequeños a ser misione-
ros.
El Valencia C.F llega a las Misiones. Miles de personas han recibido a través de los misioneros mate- rial deportivo del Valencia C.F.
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Los misioneros son testimonio de MISERICORDIA. Don Juan Sánchis nos explica porque los misioneros son el vivo reflejo de la misericordia que celebramos en este año.
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LA MISION EN LOS MAS PEQUENOS
¿Qué pensarán los padres cuándo su hijo le cuente lo que ha vivido en un campamento de Infancia Misionera? ¿Cuándo su hija, con una cara llena de ilusión, le diga lo que hacía la misionera con unos niños pobres, que juegan y ríen como ella pero muy lejos? No lo sé, pero sí he escuchado a muchos misioneros que desde su niñez tenían la idea de ayudar a otros y en muchos, esa vocación surgió al escuchar un testimonio, en el colegio, en la parroquia o la catequesis de un misionero concreto. Otros quizá de todos los testimonios que con ocasión del DOMUND siempre les atraía lo que contaban de las misiones. Yo recuerdo siendo niño en la escuela que el maestro nos ofreció un sobre para dar un donativo y ayudar a que un niño fuese bautizado, era un donativo grande para un niño en esos años, pero lo conseguí de mis padres y lo llevé a D. Victorio, mi maestro.
Ayer terminó la primera edición del VII campamento de Infancia Misionera en el Verbum Dei de Siete Aguas. 75 niños que “viajaron” por los Continentes “pasaporte” en mano, juegos, talleres, concursos… hasta completar los cinco. Tras cada actividad se les leía una carta de un misionero diocesano, o religiosa, o una familia que contaba su misión y pedía nuestra oración y ayuda. Los niños aplaudieron cada
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carta, les nace la solidaridad, y después un pequeño diálogo para que pudieran preguntar. No faltó el testimonio misionero, este año de algunos de los monitores que habían estado ayudando el pasado verano a las Misioneras Claretianas en Santo Domingo. Han participado niños del Colegio de San José de la Montaña de Cheste, del Juniors de Benetuser y de la parroquia de Turís. Preparado por la delegación con la ayuda de algunos jóvenes que están comprometidos con la misión, que son de su centro Juniors, seminaristas, religiosas, profesores… En la Misa y las oraciones rezamos por los misioneros, por las vocaciones misioneras y por vuestros proyectos. Parece que todos quedaron contentos, nos ayudaron los Conventos de Contemplativas de nuestra diócesis a las que pedí sus oraciones. El próximo sábado tenemos el mismo campamento en Xàtiva en el Seminario Menor, junto con el proyecto de niños del Grupo Samuel, fomentando siempre la dimensión vocativo y misionera de los niños. En muchas de vuestras misiones el trabajo con los niños es desde la Infancia Misionera. En nuestra diócesis vamos dando pasos y el Sr. Arzobispo nos dice que es una dimensión que debe asumir todos los niños, algunos pasos estamos dando con Juniors M.D. El sábado último de febrero el Sr. Arzobispo don Antonio ha convocado a los niños para ganar el jubileo de la Misericordia y del Santo Cáliz en la Catedral, con una carta a los niños de la diócesis que comienza así: ¡Niños misioneros, amigos, en vosotros está la esperanza! ¡Vamos, adelante! Que nadie os gane en generosidad para con los niños del Tercer Mundo que carecen de casi todo. Que nadie os supere en ardor misionero. Abrid de par en par las puertas de vuestro corazón a Cristo y dad cabida y cobijo de hogar y amistad a los niños de los países pobres de misión y que todavía no tienen la dicha de conocer y ser amigos de Jesús. Que nadie os aventaje en rezar por las misiones, porque Dios escucha, sobre todo, las oraciones de los niños, como vosotros. Que la Virgen María nos ayude a educar a los niños cristianos de todo el mundo en la dimensión misionera que han recibido por el Bautismo. Arturo Javier García Delegado Diocesano de Misiones
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LOS NINOS TAMBIEN SON MISIONEROS De la carta del Cardenal Cañizares ante la Infancia Misionera.
Hace ahora ciento sesenta años nacía la “Obra de la Santa Infancia de Jesús”. Esta iniciativa, denominada actualmente “Obra Pontificia de la Infancia Misionera”, continúa su andadura llena de vida y esperanza. Presente y actuante en más de cien países, sus generosos servicios alcanzan cada año a veinte millones de niños del Tercer Mundo necesitados de tantas cosas, incluso de lo mínimo necesario para subsistir y desarrollarse. Así, la Obra de la Infancia Misionera contribuye de manera muy importante a despertar la conciencia misionera, a desarrollar y fortalecer el sentido misionero que tiene la vocación cristiana. Ellos, los niños y los animadores de esta gran Obra, nos recuerdan a toda la comunidad eclesial nuestra responsabilidad en la misión evangelizadora que Jesucristo nos ha confiado. En el punto de mira de los objetivos de esta Jornada de animación misionera de la Infancia, tienen sus principales organizadores y responsables a “todos los muchachos y muchachas que no han llegado a captar todavía la grandeza de los horizontes universales de la misión ad gentes y todos los adultos que, en una u otra forma, intervienen en la educación de la fe”. impulsando esta obra, las comunidades cristianas pueden respirar el aire fresco de las misiones que es capaz de rejuvenecerlas con un renovado vigor. Solo el sentido misionero devolverá a las comunidades su rostro joven y vigoroso. Queridos niños, sé que sois muy sensibles a la paz entre los hombres,aunque a veces riñáis entre vosotros-, y que cuando hacéis una oración espontánea siempre pedís por la paz. Sabéis muy bien que Jesús declara felices, bienaventurados, a los que trabajan por la paz. Una manera de trabajar y colaborar en la paz es la oración por la paz. Por eso, en esta Jornada de la Infancia misionera os convoco
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a todos los niños de la diócesis a que oréis por la paz. Hay muchas guerras y son terriblemente horribles. La gente sufre mucho en ellas y por ellas: lo sabéis muy bien. En las guerras todos pierden, todos resultan perjudicados. Siempre son los niños como vosotros y las familias los más afectados por la destrucción y el dolor de la guerra. Es preciso que se acaben. Hemos de pedir a Dios que conceda la paz y que no haya más guerras; esto también entra dentro de la tarea misionera, llevar la paz, trabajar y colaborar en la paz. La confianza que los misioneros nos merecen es absoluta; su entrega extraordinaria, su buen hacer encomiable, y su ilusión y alegría por favorecer el desarrollo de esas comunidades donde actúan, son infinitas. La labor de las misiones no es del todo conocida por nuestra sociedad. El dato más característico de los misioneros es su inmediata inmersión social y cultural en el lugar donde llegan. Aprenden sus costumbres, su lengua; por lo que no sólo realizan una importante labor de formación cristiana, sino que con su presencia, su energía y su esfuerzo alcanzan magníficos logros en el desarrollo integral de las personas y sus comunidades. Otro dato más para que se valore el bien que la Iglesia Católica proporciona a la humanidad, no sólo en nuestro país, sino en los lugares más olvidados por nuestra “orgullosa” sociedad occidental. La oración de los niños Dios, Jesús, la escucha porque está muy cerca de vosotros y vosotros de Él, y no digamos nada de la Santísima Virgen María que tanto os quiere. Queridos padres, maestros, párrocos, educadores pongo esta convocatoria en vuestras manos; entendedlo como una petición o una súplica que os dirijo como pastor de todos; sé que me vais a ayudar en esto; y confío plenamente en esa ayuda; vuestra ayuda será una contribución por medio de los niños muy importante a la paz tan urgente y tan amenazada. +Antonio Cañizares Llovera Arzobispo de Valencia
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MISIONEROS DE LA MISERICORDIA El Papa Francisco recibió el pasado mes de Febrero en el Vaticano a 650 de los más de 1000 misioneros de la misericordia, los sacerdotes que durante el Año Santo perdonarán en todo el mundo los pecados reservados a Sede Apostólica y que predicarán de manera especial el perdón y el amor de Dios.
“Ser misionero de la misericordia es una responsabilidad que les es confiada a ustedes porque se les pide ser en primera persona testimonio de la cercanía de Dios y de su modo de amar”, dijo el Santo Padre a los presentes en la Sala Regia del
Palacio Apostólico del Vaticano en donde los recibió en audiencia luego de la procesión que hicieron los sacerdotes hasta el lugar. Los misioneros han sido seleccionados en todo el mundo y tienen como misión perdonar algunos pecados reservados a la Sede Apostólica. El pasado 10 de Febrero, Miércoles de Ceniza, estos misioneros de la misericordia fueron enviados por el Santo Padre para realizar su mi-
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sión en todo el mundo. En su discurso, Francisco ofreció algunas reflexiones “para que el
mandato que recibirán pueda ser realizado de manera coherente y como una ayuda concreta para tantas personas que se acercarán a ustedes”.
“Un misionero de la misericordia lleva sobre sus propias espaldas al pecador y lo consuela con la fuerza de la compasión” El Papa destacó que todos los misioneros que han sido elegidos para esta misión están llamados “a expresar la maternidad de
la Iglesia”. “La Iglesia es Madre porque genera siempre nuevos hijos en la fe”, añadió. “La Iglesia es Madre porque nutre la fe; y la Iglesia es Madre también porque ofrece el perdón de Dios, regenerando a una nueva vida, fruto de la conversión”. También dijo que “no podemos correr el riesgo de que
un penitente no perciba la presencia materna de la Iglesia que lo acoge y lo ama”. “Si viniera a menos esta percepción, a causa de nuestra rigidez, sería un daño grave en primer lugar para la fe misma, porque impediría al penitente verse insertado en el cuerpo de Cristo”. Además, “limitaría mucho el que se sintiera parte de un comunidad”, dijo el Papa. El Papa concluyó recordando una vez más que “no estamos llamados a juzgar, con un sentido de superioridad, como si fuésemos inmunes al pecado” sino todo lo contrario: “ser confesor según el corazón de Cristo equivale a cubrir al pecador con la cubierta de la misericordia, para que no se avergüence más y pueda recuperar la alegría de su dignidad filial”.
“Resuene en sus palabras la voz de Cristo y en sus gestos el corazón de Cristo; y cuantos los escuche sean atraídos a la obediencia del Evangelio.”
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Para este año 2016, la Fundación Ad Gentes colaborará con la ONG PROYSO en un proyecto para el Hogar Luis Amigó en Bata (Guinea Ecuatorial), que gestionan las Hermanas Terciarias Capuchinas de la Sagrada Familia.
COMPROMETIDOS CON LA MUJER La situación general de la mujer en Guinea es de marginación. Aunque en la actualidad ya hay mujeres ocupando puestos públicos, mayoritariamente se encuentran excluidas de los centros de toma de decisiones, relegadas a un plano de casi invisibilidad a todos los niveles (familia, sociedad, economía, política…), principalmente entre las clases menos pudientes. Pero, pese a no tener voz, las mujeres guineanas son de gran importancia para el desarrollo del país: recae sobre ellas la producción agrícola, la atención al hogar, la crianza de los hijos… Es necesario contar con mujeres formadas, conscientes de su situación. Es cierto que comienza a verse una dinámica de cambio, con un despertar de la mujer y un inicio de la defensa de sus derechos, pero aún queda mucho por hacer: se calcula que el 78% de las mujeres que viven en pareja se han enfrentado alguna vez a comportamientos violentos. La situación de la mujer adulta choca con la de las jóvenes. En Guinea, el 45% de la población tiene menos de 15 años. El vigor propio de la juventud y la influencia de los medios de comunicación social está llevando a una situación de cambios rápidos, no procesuales, impulsivos. Las jóvenes, contrarias al estilo tradicional de vida que llevaron sus madres, buscan alternativas en los lugares más variados. Así, mientras aumenta la formación de las jóvenes y el número de estudiantes universitarias, también lo hace la prostitución y la desintegración familiar.
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Esta particular situación hace que las Hermanas Terciarias Capuchinas vean necesaria la intervención socio-educativa con las jóvenes, mujeres y niños, de modo que, a través de la formación integral, puedan desarrollar sus posibilidades personales, siendo conscientes de su dignidad y comprometiéndose con el necesario cambio social. Para realizar esta labor, las Hermanas carecían de una estructura adecuada donde acoger a los destinatarios de su acción. Cuentan únicamente con una sala multiusos por lo que, cuando se juntan más de un grupo y hay más de una actividad, deben reunirse en el campo, donde el sol y el calor hacen muy difícil conseguir la atención necesaria para un trabajo fructífero. Por este motivo, solicitaron a la Fundación Ad Gentes una ayuda para construir una “Casa de la Palabra”, lugar tradicional de la cultura Fang, mayoritaria en la parte continental del país. Aunque ha ido cambiando su utilidad a lo largo del tiempo, siempre ha tenido el significado profundo de lugar de reunión y comunión, donde el poblado se junta para tratar los conflictos surgidos en el seno de la comunidad, dándoles respuesta conjunta a través de la palabra del Jefe del Poblado, o donde las personas más veteranas dan consejos, premian la solidaridad, educan e inician a los jóvenes según la tradición de sus ancestros. De esta manera, tanto la forma de vida, como la de pensar, se va transmitiendo de generación en generación a través de la Casa de la Palabra. En la actualidad, también se utiliza como punto de encuentro y para reuniones de grupos y asociaciones. La integración de un elemento propio de la cultura de la zona para llevar a cabo su trabajo es un buen ejemplo de lo que se suele llamar “sostenibilidad cultural”. La intervención socio-educativa que se plantea está dirigida a propiciar el cambio social necesario para la construcción de una sociedad más igualitaria. Pero esa sociedad es la guineana, con sus particularidades: se hace necesario respetar y mantener los rasgos culturales propios del lugar, en aquellos puntos en los que no resultan perpetuadores de la inequidad existente. Juan López Fundación Ad Gentes
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ENCUENTRO CON EL OBISPO DE COPIAPO El Delegado de Misiones de Valencia, Arturo García, nos había comunicado la visita del señor Obispo de Copiapó Don Celestino Aos e invitado al encuentro con él para el lunes 26 de enero pues tenía interés de saludarnos al personal valenciano que habíamos colaborado en años anteriores en aquella diócesis chilena. Don Celestino, después de saludar a nuestro arzobispo cardenal don Antonio Cañizares, se presentó acompañado del Delegado. Un total de 14 entre religiosas y sacerdotes nos fuimos juntando. Había alegría de encontrarnos. En la presentación de cada uno, manifestábamos los buenos recuerdos de nuestros años chilenos (Es grato guardar lo positivo de nuestro ministerio, donde se va haciendo presente la gracia del Señor!) Don Celestino nos habló de sus expectativas en el trabajo pastoral (hoy día en todas partes hay dificultades), en sus deseos de insistir en la formación del laicado ya que el futuro de
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la Iglesia va a ir quedando bajo su responsabilidad, en cuidar de la pastoral de la familia, de la atención de la juventud y de los niños. Aquí también esas son las tareas de nuestras iglesias europeas con menos vocaciones a la vida consagrada y donde el ambiente y medios de comunicación nos envuelven con su indiferencia hacia lo religioso e insistencia en lo material. Al preguntarle sobre la salud de Antonio Vargas nos contó sobre el accidente sufrido del equipo de Copiapó a finales de noviembre, de la muerte del diácono Luis Ruiz y de la recuperación del mismo Obispo y Antonio en el hogar de las Hermanitas de los ancianos pero que ya se encuentran bien. Igualmente nos informó de los aluviones los días 24-27 de marzo que supuso un desastre especialmente en el Valle Norte. Nos acompañaba Pilar Palau -que estaba de vacaciones pero con próximo regreso al mineral de El Salvador -nos decía que los tres días-noches de lluvia los recibieron en su inicio como fiesta por su novedad. A medida que el agua-barro bajaba por las quebradas, lo iba inundando todo: Diego de Almagro, Salado que prácticamente desapareció, Chañaral quedó partido en dos e inundada su calle principal con sus negocios. El barro cubrió algunas calles de Copiapó hasta los peldaños de entrada a la Catedral. Las monjas del Monasterio de las Dominicas quedaron durante tres días aisladas. Un verdadero desastre. Después fueron recibiendo ayudas de Cáritas. Comentamos sobre la crisis de la minería que pone en peligro el futuro del campamento de El Salvador al igual que hace años se desmontó Potrerillos. De momento siguen allí las Obreras y será atendido desde Diego por Enrique Balzán que va a regresar a la Diócesis. Don Celestino iba respondiendo a nuestras preguntas sobre el personal de la Diócesis y nos pedía que rezáramos mucho por Copiapó y su ministerio (es la petición constante del Papa Francisco) y que animáramos a otros que fueran a sustituirnos para que no queden puestos sin cubrir. (Años atrás Valencia contaba con mayores posibilidades de cooperación). Juan Sanchis Misionero Valenciano
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Los misioneros siguen siendo actualidad por su entrega absoluta. Recordamos una entrevista recogida en un medio de comunicación a la Hermana Maria Amparo Checa, misionera Servidora del Evangelio de la Misericordia de Dios en Dapaong (Togo) y natural de Cheste (Valencia).
¿Qué razón te llevó a decidir que querías ser misionera?
“SED DE S AMADO Y D
Cuando era adolescente tenía correspondencia con un joven africano, nos escribimos durante dos años hasta que me pidió colaboración para poder ir a la escuela. En aquel momento me sentía tan incapaz de ayudarle que corté la amistad. Eso que puede parecer insignificante me marcó tanto que lo llevé conmigo hasta que vine a Togo. En aquel joven africano escuché el grito de auxilio de muchos hermanos míos que están viviendo en la miseria y necesitaba responder con mi vida. La otra razón fue mi fe. En esos gritos también escuché el corazón de Cristo que un día dijo: “lo que hacéis a uno de estos hermanos míos más pequeños, conmigo lo hacéis”. Entendí que responder a mis hermanos necesitados también era responder a la Persona que más amo en esta tierra. Es por eso que me consagré a Él y estoy cada vez más contenta de haberlo hecho. ¿Cuales son tu labores diarias en Dapaong?
En primer lugar el hecho de haber tomado la opción de vida de dejar nuestras familias y comodidades para venir y compartir con ellos lo que ellos viven: las mismas comidas, el calor y las condiciones de vida ya es mucho. Ellos se sienten muy valorados por ello. Como actividades hago, junto con mis cinco hermanas, varias cosas: Dirigimos una biblioteca. Muchos jóvenes y niños vienen para leer y estudiar ya que no tienen ni libros ni luz eléctrica en sus casas. Dirigimos un hogar de jóvenes que es para hacer actividades culturales con ellos: ponemos películas, hacemos conferencias, concursos, fiestas, etc. Ayudamos en Caritas en todo lo que podemos. Acompañamos
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a niños y jóvenes enfermos de SIDA en su vida humana y espiritual. Soy catequista y preparo a los jóvenes para el Bautismo en una parroquia. Enseño a la gente a orar con la ayuda del Evangelio. Cuando uno deja todo por los hermanos que viven tan lejos, ¿se comprende todo lo que se vive?
SENTIRSE DE AMAR”
Con la realidad de Dapaong me pasa como con las ciencias, cuanto más sabes te das más cuenta de todo lo que te falta por descubrir. En la medida que pasa el tiempo comprendo cada vez más las costumbres y pensamientos de la gente de Dapaong pero a la vez me doy más cuenta de que hay muchas cosas que aún no comprendo y quizá aún que esté aquí toda la vida no comprenderé. Pero una certeza tengo cada vez más clara, que la sed del corazón humano es la misma en todo el mundo, la sed de sentirse amado por los demás y de amar. El ser misionera me ha enseñado muchas cosas: Las costumbres de cada pueblo son preciosas y de todas las culturas se aprende mucho de bueno. He visto que los prejuicios hacen mucho daño y que no se puede juzgar lo que no se conoce bien. El corazón humano es HUMANO por todo el planeta y tiene las mismas características: necesidad de ser muy valorado, respetado y amado. Los desengaños, las frustraciones y las heridas del corazón los he encontrado por todos los lugares donde he estado. Detrás de cada rostro, por muy frío que parezca, hay un corazón sensible, un corazón de “niño” con necesidad de calor humano. Hay más alegría en dar que en recibir, algo que parece imposible con la razón pero que te lo crees cuando se experimenta. Y a veces los pobres son lo que más lo experimentan. Cada persona es un hermano y no un extraño. Dios nos creó para vivir en familia y, en el fondo, todos deseamos vivir así. Lo contrario nos hace sufrir. Maria Amparo Checa. Misionera en Dapaong (Togo)
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Hablamos con Paco Reig, misionero itinerante en Angola.
“ESPERANZA PARA AFRICA” ¿Pero qué es eso de itinerante? Uno de los carismas de la comunidad cristiana. Los misioneros y los itinerantes son los pies de la comunidad. En mi caso formo equipo con Francisco, que es portugués y Aurita que es aragonesa. Somos los responsable del Camino Neocatecumenal en Angola y São Tomé & Príncipe. Yo soy el presbítero de este equipo. Sólo nos conocimos cuando fuimos enviados por nuestras comunidades de origen a Angola. Mi comunidad, la 1ª de Ntra. Sra. del Carmen de Valencia, es así misionera conmigo en África. Es hermoso trabajar en equipo y vivir de la providencia. Vivimos donde nos acogen y llevamos así muchos años. Nunca nos ha faltado de nada y el Señor siempre ha sido fiel. Allí en Angola, además, formamos parte del equipo pastoral del Seminario Diocesano Misionero Redemptoris Mater de Luanda. Nuestra actividad misionera se desenvuelve de momento en las ocho diócesis que tienen el Camino Neocatecumenal. Empecemos por el principio, ¿cómo comenzó su historia como misionero? Sentí una llamada fuerte para partir a llevar lo que estaba recibiendo, el anuncio del amor de Dios en mi vida. Esta llamada coincidió también con la vocación al sacerdocio. Yo recibí el anuncio del kerigma a partir de un equipo de catequistas itinerantes que llegaron a Valencia en los años 1973 y 1974 y formaron las primeras comunidades neocatecumenales en las parroquias que indicó el Arzobispo de Valencia. Yo entonces era un chaval y este anuncio marcó mi corazón y tuve mucha alegría de sentirme amado por Dios y por Jesucristo, que me aceptaba como yo era, con mis pecados y mi forma de ser. Me proponía la aventura de empezar una vida nueva con mi comunidad y unido a Él y esto me provocó tal deseo de llevar a los demás esta
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buena noticia que me ha acompañado hasta hoy. Yo no me considero nada especial, soy muy normal y sin embargo sentí el amor de Dios en mi vida que ha ido marcando una dirección y ha ido manteniendo de tal manera vivo este primer anuncio que después de 40 años puedo decir que se mantiene fresco como el primer día. Cuando fui ordenado presbítero por San Juan Pablo II en Valencia, le manifesté al Arzobispo este deseo de partir como itinerante. Después de unos años de Párroco en diversas Parroquias de la diócesis, el Arzobispo me envió un tiempo a Cuba. Y en el año 1992 fui enviado como itinerante a Costa Rica, después a Bolivia y desde el año 1995 evangelizo en Angola. Con mucha sorpresa para mí, porque África me infundía cierto respeto y miedo, pero he visto cómo Dios me ha concedido la gracia de permanecer allí con alegría y la salud necesaria para seguir adelante. Y sobre todo la satisfacción de poder llevar el Evangelio a los últimos de la tierra. Cuando llegué a Angola la primera vez todavía estaban en Guerra Civil, y ha sido una gracia poder anunciar el Evangelio a personas tan destruidas, tanto a nivel material como humano y espiritual. Y los que han ido acogiendo la Palabra de Dios se han transformado. Es impresionante el poder regenerador de la Palabra de Dios, del Bautismo que cura por dentro. Alegra mucho ver cómo la Palabra recibida semana tras semana en pequeña comunidad va ablandando el corazón y abriendo los corazones. A veces los hermanos expresan sentimientos reprimidos por tanto horror y pecado que nunca habían comunicado antes a nadie, y vemos a Cristo haciendo luz en las tinieblas. Y oír a estos hermanos que tanto han sufrido nos ha llevado a una conclusión: el mayor sufrimiento no ha sido la falta de comida o la destrucción material, el mayor sufrimiento del hombre es NO SENTIR EL AMOR, ni de Dios ni de las personas. Vivir en el desamor deja heridas muy hondas. Los pecados de la guerra son una forma de eclipsar a Dios, de secar el alma. ¿Si somos capaces de matarnos unos a otros, dónde está Dios? Esta pregunta acompaña a las personas y borra completamente la esperanza y la trascendencia; abandonando al hombre en el árido desierto del materialismo. Poder llevar el Evangelio, sembrar la esperanza en la gente, anunciar que Dios existe y se ha hecho presente con Jesucris-
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to y se ha mezclado con nosotros y nuestra miseria, que existe el perdón de los pecados, que se puede cambiar de vida… esto es algo extraordinario. Es lo mejor que puede hacer la Iglesia porque la vida de las personas cambia por completo. En las comunidades que se han ido formando, al principio eran jóvenes y hemos ido con paciencia. A través de la “iniciación cristiana”,-que el Concilio Vaticano II pidió restaurar-, que es como un “útero” que da vida en la Parroquia, y por este anuncio del Evangelio, han sido capaces de enfrentarse a costumbre tan enraizadas como la poligamia y han podido conocerse e incluso formar jóvenes familias cristianas.
Huambo . Comunidad de la Parroquia de Fátima. Después de recibir la Liturgia de las Horas
Se han constituido más de 300 familias y es una alegría inmensa porque sus hijos están recibiendo la fe desde pequeñitos, están creciendo envueltos en el amor de sus padres. Es una nueva generación que se está formando. De esta forma vemos aquello que tantas veces han repetido los Papas, que el mayor desarrollo de los pueblos viene por el anuncio del Evangelio, porque el hombre que ha conocido a Cristo deja de robar, se responsabiliza de sus hijos, los ama desinteresadamente, es fiel, sabe administrar el dinero, recupera la dignidad en su casa… etc. Una auténtica esperanza para África y el mundo.,
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Paco Reig Misionero en Angola
CAMPAMENTOS DE INFANCIA MISIONERA Los pasados días 20 y 21 de Febrero, se dieron cita en Siete Aguas cerca de 100 niños para celebrar el campamento diocesano de Infancia Misionera. Los pequeños misioneros venían desde diversos colegios y parroquias de la diócesis como Cheste, Benetuser o Turís. Durante este encuentro los niños aprendieron como viven los misioneros, leyeron sus experiencias e incluso conocieron a jóvenes que dedican sus veranos a diferentes experiencias misioneras. “Conocer a otros niños y aprender como podemos ser misioneros es super chulo.”- Nos decía José Alfredo de 11 años.El encuentro tuvo lugar en el Centro de las Misioneras del Verbum Dei, quienes acogieron fantásticamente a los participantes. Durante estos días los niños “viajaron” por los diferentes continentes, donde iban conociendo lo que hacen los misioneros valencianos en aquellos proyectos en los que se encuentran. Además los monitores y profesores (todos voluntarios) demostraron su buen hacer con los más pequeños y su compromiso con las misiones. El encuentro terminó con una Eucaristía celebrada por el Director Diocesano de Misiones, D. Arturo García. Sin duda una experiencia que nos ayuda a todos a acercarnos más a los misioneros, quienes lo dan todo por Jesucristo y por sus hermanos.
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EL VALENCIA C.F. LLEGA A LAS MISIONES
Desde hace casi dos años, el Valencia Club de Fútbol (a través de su fundación) colabora estrechamente con la Delegación de Misiones. La entidad deportiva dona al finalizar la temporada sus equipaciones sobrantes. Desde la Delegación de Misiones se ponen a disposición de los misioneros que nos visitan y se envían a las diferentes misiones a las que viajan los jóvenes durante el verano. De esta forma, niños y adultos de distintos continentes se han vestido con las ropas del Valencia C.F. Las equipaciones han viajado hasta Perú, Ecuador, Nicaragua, India, Paraguay, Guinea, Togo, Brasil, Marruecos, Mali, Mozambique, Chile, Honduras, Etiopía, Filipinas, Ucrania... “No deja de ser ropa, pero allá donde se recibe es algo que hace especial ilusión. En este mundo tan globalizado, muchos referentes para ellos son los futbolistas. Estas equipaciones son económicamente inalcanzables para ellos, por eso lo reciben con gran alegría.” El deporte en general y el fútbol en particular es un vehículo de unión, una excusa para compartir y sentar las bases de otras acciones. En algunos países se han organizado partidos de inauguración con los misioneros como
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árbitros, en otros se han formado equipos a partir de esta acción. En Nicaragua, el Padre Enrique Molina ha formado un equipo de fútbol con los internos de la prisión. En Togo, los educadores del grupo CV-AV compiten ahora con otros jóvenes educadores luciendo el escudo del Valencia C.F. En definitiva, una donación muy especial que todos reciben con gran alegría y que vemos reflejada en las fotografías que nos remiten.
Desde la Delegación de Misiones , siendo voz de todos los misioneros valencianos, agradecemos mucho la donación del Valencia C.F. y animamos a que siga nuestra colaboración. Si eres misionero y deseas conseguir este material, contacta con la Delegación de Misiones..
Fernando González Delegación de Misiones
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MISIONEROS:
TESTIMONIO DE MISERICORDIA El Papa Francisco nos invita a convertir 2016 en el Año de la Misericordia. Y entre sus iniciativas para la Cuaresma ha sido enviar“ los Misioneros de la Misericordia con unas facultades especiales para que sean “un signo vivo de como el Padre acoge a cuantos buscan su perdón… Los Misioneros vivirán esta llamada conscientes de fijando la mirada sobre Jesús, “sumo sacerdote misericordioso y digno de fe” (Bula de la convocatoria del Jubileo nº 18). Este Jubileo forma parte de su deseo de que la Iglesia revele a Jesús, como el Rostro misericordioso del Padre, y sea ella la Iglesia de la Misericordia. Y, en realidad, esta ha sido y es la tarea permanente de las Misioneras y los Misioneros de la Iglesia (de España son 13.000), que en las Periferias del mundo, allí donde no llegan los turistas, anuncian con su testimonio y hasta con el peligro de sus vidas la ternura, el amor, la misericordia de Dios, mostrando a Jesús. En la Audiencia General del miércoles 2 de diciembre de 2015 el Papa Francisco, después del resumen de su viaje a Kenia, Uganda y República Centroafricana rindió un sentido homenaje a los misioneros que“ consagran su vida a dar vida” a tanta gente de esos países El misionero sabe que su labor es de acompañamiento, de escucha,, de testimonio (la palabra “testimonio” la repetía con fuerza). Deja su propia familia, su país, su cultura para ir a prestar su servicio en otro pueblo con todas las consecuencias que le va a suponer. No puede llegar con ideas preconcebidas y mé-
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todos a imponer. Encontrará pequeñas comunidades cristianas que viven en minoría en medio de otras formas religiosas tradicionales. Será mensajero de un Dios no siempre comprensible a la mentalidad humana que se mueve con criterios ajenos al Evangelio que nos habla de amor, de perdón, de misericordia y que pide conversión de corazón, cambio de vida. Si las palabras del misionero no van precedidas,, avaladas de su propia entrega, de actitudes de humildad, de respeto, de diálogo, de servicio…actitudes requisitos de la misericordia, sonarán a campaña que retiñe, poco creíbles. El misionero no pensará en tener éxito, en ver el fruto de su trabajo. Es un hombre, una mujer, movidos por el amor y con esperanza, sabedores que cuando el Señor mande la lluvia entones florecerá el desierto. Mientras tanto, ellos aportarán “su granito de arena”, compartiendo la pobreza, los sufrimientos de la gente que encuentran a diario, descubriendo el paso de Dios por cada ser humano –pues todos son sus hijos, aunque no lo conozcan o lo busquen por caminos ajenos a la fe cristiana. Por eso no descartarán a nadie de aquellas obras de promoción humana que puedan impulsar. Jesús curaba enfermos o daba de comer a la muchedumbre y no rehuía a los pecadores y no esperaba nada a cambio. Su experiencia situará al misionero en sus límites y le irá pidiendo su propia conversión, al descubrir en los pobres solidaridad, cómo viven alegres en su pobreza, cómo son acogedores y le dará gracias a Dios por todas las misericordias que ha recibido en su vida y aprenderá a ser comprensible, misericordioso con los demás. Estas actitudes de las misioneras y misioneros pueden señalarnos caminos para la evangelización en estas sociedades nuestras, donde cada vez más no aceptan imposiciones o dureza. Juan Sanchis Misionero Valenciano
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Secretariado Diocesano de Valencia
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