Historieta N° 9 - Año 2
CAPÍTULO 3
VEGA
Oliver Figueroa A. Base Argumental, Rotulación y Guión Eduardo “Supaman” Vega. Lapices Claudio Fernández Color y Entintado con aportes en ilustración en páginas 8 a 10 Personajes creados por Francisco Fernández Leiva Aportes conceptuales de Oliver Figueroa Anabalón Equipo Mitomanocomics. Francisco Fernández Leiva Oliver Figueroa Anabalón Sergio Alejandro Amira Especiales Agradecimientos: Daniel Fernández Leiva, Denis Grasso, Gonzalo Figueroa Anabaón, Hans Muga, Daniela Muñoz, David Godoy, Rodrigo Carmona, Daniel Rojas, diario La Nación, diario Las Últimas Noticias, diario El Observador de Qullota, diario virtual El Maulino, los amigos de Dos Cafés y una Mesa, Marco Rauch y los amigos de Mythica, a nuestros padres familiares y amigos en general por el apoyo, y todas las personas relacionadas al mundo de la historieta, tanto creadores como lectores.
Historieta dedicada en memoria de mi padre Eduardo Fernández Vásquez “Gracias por tu infinita Sabiduría”
Mitomanocomics Orígenes, sus personajes principales, todos lo nombres y sus características distintivas son de exclusiva propiedad de Mitomanocomics. Ninguna parte de este comics digital puede reproducirse de manera alguna sin el consentimiento por escrito del creador.
Publicado en Marzo del 2011
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“Vosotros no sois esclavos: ninguno puede mandaros contra vuestra voluntad. ¿Recibió alguno patentes del cielo que acrediten que debe mandaros? La naturaleza nos hizo iguales, y solamente en fuerza de un pacto libre, espontánea y voluntariamente celebrado, puede otro hombre ejercer sobre nosotros una autoridad justa, legítima y razonable. Mas no hay memoria de que hubiese habido entre nosotros un pacto semejante. Tampoco lo celebraron nuestros padres . . . Estaba, pues, escrito, ¡oh pueblos!, en los libros de los eternos destinos, que fueseis libres y venturosos por la influencia de una Constitución vigorosa y un código de leyes sabias; que tuvieseis un tiempo, como lo han tenido y tendrán todas las naciones, de esplendor y de grandeza; que ocupaseis un lugar ilustre en la historia del mundo, y que se dijese algún día: la República, la potencia de Chile, la majestad del pueblo chileno." Proclama de Quirino Lemáchez
F
Prologo Oliver Figueroa Anabalon
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ROQUE
ALFIL
CAUDIL
PRIZMA TROMPO
JORNAL
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Caelis,
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Ma単ana a las 18:00Hrs entregaremos
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HĂşsares Y talaveras... Parece
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: e r b o s ¿Sabíasenríquez? H o l i m a C Se ha hablado mucho del odio que el pueblo de Santiago tenía a los Talaveras, que jamás dejaron esta ciudad. Quizá se confunde el odio con el miedo. Según el señor Amunátegui, cuando después de Rancagua entró en Santiago el ejército real, no había en las puertas de calles menos de seis mil banderas realistas. En otro escrito hemos hablado de este entusiasmo por el rey. El mismo autor dice: “Al pasaje de cada batallón, desparramaban de los balcones grandes azafates de flores, y algunos altos personajes, arrebatados por su entusiasmo, arrojaban puñados de dinero, que los soldados en su marcha no se detenían a recoger”. A la entrada de los vencedores de Chacabuco, que fue por la Cañadilla y calle del Puente, no recordamos haber visto ni una sola bandera, y lo que es flores, y sobre todo dinero, ni la sombra. Los altos personajes que cita el historiador nos recuerdan que uno de esa altura y gran patriota, que después alcanzó los más altos puestos en la República, mandó de regalo a Osorio, la víspera de la batalla de Maipo, un magnífico caballo con herraduras de plata. No fue éste el único obsequio que recibió Osorio. Como en el ejército real no venía más banda de música que la detestable del Batallón Chiloé, los Talaveras suplieron esta falta para celebrar su triunfo. A poca distancia, y frente a la cárcel, circunstancia significativa, se armó un tabladillo, que muy luego y a toda hora del día y de la noche se llenó con gran número de cantores y guitarristas que, de este batallón, se reunían en alegre algazara a cantar tonadas españolas, que se oyen por todo el mundo con gusto por sus graciosas y agradables melodías. El pueblo gustaba mucho de esta música, y esto dio a los Talaveras cierta popularidad. Los versos de esta música, poco edificantes, eran interrumpidos con gritos y aplausos del mismo género. Entonces, y por primera vez, se oyó la eterna cachucha que ha dado la vuelta al mundo. Recordamos una de esas tonadas y algunos versos, de los que ponemos aquí una estrofa, la más pulcra: Se quería coronar El maldito de Carrera, Ya le pondrán la corona Si no se va a la... Estos filarmónicos de nuevo género eran innumerables, hasta el caso de que a cualquiera hora, al pasar por los cuerpos de guardia, se les oía cantar en coro acompañados por la inseparable guitarra.
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: e r b o s ¿Sabíasenríquez? H o l i m a C Como prueba del temor que inspiraban los Talaveras, copiaremos otro acápite del historiador que ya hemos citado: “Las primeras ocasiones que le tocó salir de patrulla (a San Bruno), visitó las chinganas, donde se agrupaba el populacho (y también la gente decente), y aunque casi solo, arreó con el sable a los infractores de los bandos con tanta facilidad como un pastor su rebaño”. ¡Lo que sigue, como otros muchos datos del historiador, no lo transcribimos... por vergüenza! Referiremos, por último, un hecho que presenciamos. Al siguiente día de la batalla de Chacabuco nos dirigíamos del oriente de la calle de Santo Domingo a la Plaza de Armas. Al llegar a aquella iglesia nos sorprendió la presencia de un soldado de Talavera que venía como de la plaza ya citada, vestido con tal esmero y limpieza, que parecía salir en ese momento de casa de su lavandera. Traía el fusil terciado al hombro y marchaba con un aire y confianza admirables. Serían las seis de la mañana. Numeroso pueblo caminaba en dirección opuesta; pero al acercarse a él todo el mundo cambiaba de vereda, dejándolo marchar solo por la que llevaba. Eso sí, cuando se alejaban de este raro personaje, repetían sucesivamente y a gritos: ¡Quítenle el fusil! Detuvimos nuestra marcha, y a las tres o cuatro cuadras lo perdimos de vista sin que nadie se le acercara. Lo cierto es, aunque parezca extraño, que entonces había, y aún se conserva, cierta predilección por los españoles, que no es menos efectiva, a pesar del calificativo de godo, que ha perdido su odioso significado. Nadie habrá olvidado lo que sucedió con los prisioneros de la Covadonga. A su llegada a Santiago fueron abundantemente obsequiados por familias respetables con toda clase de refrescos. Esto es noble, pero no lo habría sido menos si las personas obsequiosas hubieran tenido presente a la escolta que los custodiaba, que en estos días no tuvo más refrigerio que el agua de la pila inmediata, que entonces no era potable... Fuente: Wikipedia
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Saludos Chile
A un año del horrible sismo que afectó a nuestro país Recordamos hoy y dedicamos ésta obra con especial afecto a todos aquellas personas que sufrieron lo mas cruento de esta acción de la naturaleza. Saludos y un abrazo a todos.
Equipo mitomanocomics 14