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CASTEL D'ENCUS
from MiVino 265
by MiVino
BODEGA EJEMPLAR
por Antonio Candelas
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La Ilustración en el vino
Raül Bobet, persona reflexiva y estudiosa donde las haya, encontró un lugar mágico en las cercanías del colosal pirineo leridano: Castell d'Encus. Allí, el silencio y la paz inspiran sus elaboraciones, llamadas a alcanzar la cúspide del vino mundial.
La de Raül es una vida dedicada al estudio y a la observación de lo que ocurre a su alrededor en torno al vino. La reflexión pausada de esa percepción es la que crea el pequeño pero imprescindible haz de luz que va iluminando el camino para seguir perseverante hasta lograr el objetivo. "Toda mi vida he sido una persona que escuchaba y observaba lo que pasaba a mi alrededor". Una actitud vital que llevó a este ingeniero químico de sangre bretona a concluir que el vino español no era tomado en serio en ámbitos internacionales de alto nivel. Salvar ese salto cualitativo que percibía era su meta principal, y así nació Castell d'Encus: un proyecto experimental y multidisciplinar en el que la viña lo es todo y donde la única herramienta que se utiliza para desentrañar los interrogantes es el conocimiento a través de la investigación. Esta forma de entender la elaboración de vino no busca el logro inmediato, pero exige no regatear en medios para conseguir el resultado perseguido. Un ejemplo claro de que la Ilustración en el vino es un movimiento en vigor que puede convencer al mundo.
Silencio creativo
Como en todos los proyectos que pone en marcha Raül, el estudio es la clave y si, tras recorrer hasta el último rincón de los Pirineos, la ubicación perfecta para el proyecto que busca implica un esfuerzo extra para construir e incluso acceder a la zona, pues se hace. Y si además hay que crearlo de puntillas para no modificar el valioso entorno, trabajará sin descanso para que así sea.
El lugar es único. Llevar viña a una montaña que ronda los 900 metros de altitud, rodeada de vegetación mediterránea y cuyo suelo calcáreo asegura la finura que Raül busca en sus vinos, es un logro extraordinario. Pero, más allá, donde el Pirineo se empina y las rampas de vértigo enfrían el terreno de pizarra negra, en Vall Fosca, a más de 1.200 metros también hay viña. Estos enclaves no solo son especiales por ser elevados, fríos y garantizar la frescura de los vinos. El juego de orientaciones y un rico catálogo de matices construyen un lugar exclusivo para elaborar vino. Algo que ya sabían los monjes Hospitalarios de San Juan en el siglo XII.
Descubrir que hace nueve siglos ya se hacía vino allí movilizó a estudiosos en la materia hasta llegar a desenterrar una serie de lagares salpicados por la montaña y excavados en la roca arenisca. Su preciso diseño permitía a los monjes elaborar sus vinos por gravedad. Hoy, Raül los sigue utilizando para los tintos y algunos blancos. Las levaduras autóctonas se desarrollan sin problemas, la composición de los lagares y su ubicación confieren un carácter diferencial. El valioso silencio que allí se escucha seguro que es inspirador.
La investigación es el camino
Las condiciones son inmejorables para conseguir finura en el Pinot Noir, frescura en el Syrah, un Sauvignon Blanc de estilo septentrional o un Cabernet Sauvignon con carácter, pero es una viticultura extrema y, como tal, se corren muchos riesgos. Por eso allí nada es por casualidad. Todo está perfectamente estudiado. Los cinco clones de Riesling, las viñas cubiertas para evitar los daños del granizo y un trabajo delicadísimo en viña para no molestar al entorno nos dan una idea de que el azar no tiene cabida en el proyecto. En bodega, el concepto es similar. La escasa intervención va dirigida a obtener vinos de una pureza sin igual. Con el tiempo necesario, crianzas precisas y respetuosas y esa sana obsesión de conseguir vinos de talla mundial, Raül nos adelanta que en Castell d'Encus habrá pronto una revolución que dejará huella en términos internacionales.
Mientras esto llega, podemos asegurar que los mimbres son extraordinarios, que el trabajo que va tejiendo esa trama perfecta de aromas y texturas es minucioso y que, tras todo ello, hay un trabajo de investigación soberbio, tenaz. Como bien afirma Raül: "La ciencia nos ayuda a no perdernos entre intuición e intuición". ¡Que así sea!
Castell d'Encus www.castelldencus.com
Ctra. Tremp a Santa Engracia, Km. 5 25630 Talarn (Lleida)
PRÁCTICA DE CATA
Vega Vella Blanco Fermentado en Barrica
Una de las cosas más atrayentes del vino es su manera de atrapar en una botella todo lo que lo rodea: los aromas de las plantas que escoltan la viña, el viento que la mece, los bichillos que merodean en los alrededores... En este Vega Vella Blanco Fermentado en Barrica (D.O.Ca. Rioja), elaborado siguiendo los principios de la agricultura ecológica, esa explosión de movimiento y vida se puede admirar en el mínimo intervencionismo, en la creación de cubiertas vegetales donde se genera un microclima de procreación de insectos aliados –atacan a los portadores de enfermedades como el oídio o el mildiú–, en el abono natural que alimenta a las cepas o en las levaduras salvajes de las uvas. Esa explosión de vida es uno de los elementos que hacen tan especial este premiadísimo vino: Gran Oro para la añada 2018 y Oro para la añada 2019 en Ecovino 2021, Oro –añada 2018– en Ecovino 2020, Gran Oro –añada 2017– en Ecoracimo 2019, Oro –añada 2017– en Ecovino 2019 y Oro –añada 2017– en Mundus Vini Biofach 2019.
Es fundamental "conseguir buenos vinos para una alimentación sana y sostenible", explican desde Cornelio Dinastía, bodega riojana que es el resultado de más de ocho generaciones dedicadas a trabajar la viña con una fi losofía de máximo respeto a la naturaleza, que ha cristalizado en la gama Vega Vella Organic. Sus vinos proceden de viñedos cultivados durante más de tres décadas en ecológico, con climas y terrenos que favorecen el desarrollo natural de la vid, en la vega norte del río Ebro –Rioja Oriental–.
Vega Vella Blanco Fermentado en Barrica, coupage de Sauvignon Blanc y Garnacha Blanca, nace en viñedos con una orientación norte-sur, en un suelo limoso-arcilloso. Las uvas se recolectan en vendimia nocturna y el mosto se extrae tras macerar en fr ío con hollejos. La fermentación alcohólica se realiza en barricas nuevas de roble fr ancés de grano fi no –permite una buena oxigenación– y tostado ligero –preserva las características varietales– a 16ºC en un proceso natural lento que fi nalizará con la crianza sobre lías fi nas durante cuatro meses. Ahora os toca ejercer de jurado de este condecorado vino... y aunque el premio que podéis ganar no será una medalla, ¡estamos seguros de que lo disfr utaréis más!
Bodegas Cornelio Dinastía
www.bodegascornelio.com
C/ Carralaverde, 3 (Pol. Ind. Lentiscares) 26370 Navarrete (La Rioja)
Color: Aroma: Gusto: Final: Valoración: Armonía:
Puedes envíar tu nota de cata con tu dirección y tu número de teléfono a Calle Federico Mayo, 11, C.P. 28011 Madrid / Rellenar nuestro formulario on-line en www.mivino.es / Enviarnos un e-mail a cata@opuswine.es
por Antonio Candelas y Fernando Ligero
Nos espera un año difícil
Este mayo post-pandemia nos confi rma que vamos a tener un año algo complicado y muy diferente… Pero en el campo, ¿quién dijo que 2+2 son 4?
Nombre de la parcela:
Montepedriza Edad del viñedo: 86 años Variedad: Garnacha Tipo de suelo: Francoarenoso con gran pedregosidad superfi cial Conducción: Vaso
Densidad de plantación:
3.000 cepas por hectárea Altitud: 625 metros Extensión: 0,92 hectáreas
Pluviometría mayo:
Media histórica: 19,5 l/m2 2021: 13,2 l/m2
Temperatura mayo:
Media histórica: 16,6 ºC 2021: 14,3 ºC
La lluvia que no llega La importancia de las raíces Desbrozar… ¡y festejar!
Climatológicamente hablando, continuamos sometidos a una importante escasez de precipitaciones, lo que hace que nuestro reservorio de agua en el suelo vaya disminuyendo día tras día. A esto tenemos que añadirle el hecho de unas temperaturas medias más bajas de lo normal durante el mes de mayo. Todo ello está contribuyendo a que la planta tenga un desarrollo vegetativo escaso con respecto a otros años, lo cual marca un retraso total en el ciclo fenológico del viñedo de algo más de diez días. Nuestra Montepedriza, como buena garnacha vieja cuyo sistema radicular profundiza a más de metro y medio, sigue resistiendo este año tan escaso de agua sin ningún problema. No obstante, como cuidadores de la viña, nuestra labor en estos momentos complicados es la de ayudarla a soportar lo mejor posible la sequía y, para ello, eliminar todo tipo de competencia por los recursos hídricos que le pudiera causar la vegetación adventicia. Así que este mes toca labrar suelo y volver a coger desbrozadoras para mantener todos los recursos hídricos disponibles para nuestra garnacha. Y nos preparamos para la siguiente labor... que ya tenemos programada para el 1 de Junio: la espergura (es decir, la poda en verde), de la que el mes que viene os contaremos más. ¡Ah!, por si no lo sabíais: aquí, una vez terminada la espergura, se celebra con chuletillas al sarmiento y un Garnacha Montepedriza 2018. ¡¡¡Estáis invitados!!!
del mundo vinícola www.iberimage.com
HISTORIAS Y CURIOSIDADES DEL VINO
por Laura López Altares
Supervivientes del naufragio
Vinos de todas las épocas y rincones del mundo aguardan bajo el océano, protegidos por su oscuridad y mecidos por su incesante movimiento. Hay incluso quien lo emplea para atesorar etiquetas únicas.
La mar custodia un universo salado e insondable de vida océano y movidos por una curiosidad exploradora, Saracho y su subacuática; pero también de historias que sucumbieron equipo iniciaron una aventura fascinante: el atesoramiento de via su ferocidad, arrastradas a las profundidades del océano nos submarinos. Antonio Palacios, enólogo de Crusoe Treasure, como si las hubiera devorado el mismísimo kraken. explica que lo más complejo fue dar con una estructura firme don-
Entre los restos de infinitos naufragios se han descubierto vinos de custodiar los vinos que soportase los brutales envites del Cande diferentes épocas con un destino compartido: el fondo del mar. tábrico, y un gran equipo que bucease y navegase en condiciones Desde las 6.000 ánforas romanas que se hallaron en un inmenso extremas: "Después, tuvimos que aprender cómo evolucionaban pecio bautizado como Fiskardo en las aguas del Mar Jónico –en los los vinos, averiguar cuáles eran capaces de aguantar el proceso y alrededores de la isla griega de Cefalonia (junto a la Ítaca de Uli- mejorar en sus características sensoriales. La principal diferencia ses)– hasta las 2.400 botellas de Heidesieck & Co Monopole 1907 con sus hermanos terrestres es que maduran mucho más rápido Goût Américain recuperadas del Jönköping, hundido en 1916 por y, aunque parezca mentira, respiran más. La naturaleza incide en un submarino alemán durante la Primera Guerra Mundial para unas propiedades que solo se consiguen bajo el mar". impedir que entregara su cargamento al ejército del La luna y las mareas influyen directamente sobre zar –24 de estas botellas, "en excelentes condiciones" estos vinos atesorados entre seis meses y un año bajo el según la casa Christie's, fueron subastadas en 1998–. "Pan y vino" Cantábrico –algunos incluso dos años– siguiendo los
La oscuridad del océano también protegió las mi- Fernando J. García principios de la biodinámica más salvaje: "Esa energía les de botellas de Heidesieck & Co Monopole 1907 Echegoyen explica que del agua que sube y cambia la presión, las corrientes Goût Américain 1907 y Henri Abelé 1907 rescatadas en los transatlánticos marinas, cada ola, cada variación de temperatura... del mítico Titanic. Estos vinos arqueológicos –cuya ven- españoles se comía Toda esa cinética que es brutal hace que el contacto ta es muy controvertida porque atesoran un enorme y se bebía muy bien con la energía marina sea real y constante. La botella valor histórico– alcanzaron precios disparatados en (incluso en tercera no descansa nunca en el tiempo que está sumergida. Y subasta, e incluso algunos de los champagnes recupera- clase), y existen los vinos tienen ese aroma elegante de salitre, mineral; dos fueron servidos en una exclusiva cena conmemo- diferentes documentos una acidez muy bien integrada y un color más vivo", rativa del centenario del hundimiento del trasatlán- que lo atestiguan. Las apunta Palacios. Y sus botellas, únicas, son pequeños tico en el lujoso hotel Hullett House de Hong Kong. navieras españolas se tesoros labrados por el océano.
Otro preciado botín vinícola fue rescatado en diferenciaban así de Como aquel Fondillón que se halló intacto 200 2010 de un barco del siglo XIX hundido en las gélidas la competencia. años después de navegar a bordo del Deltebre I, emaguas del Mar Báltico: 168 botellas de Veuve Clicquot, barrancado en la desembocadura del Ebro en 1813 Heidsieck y Juglar. Un equipo de científicos liderado durante la Guerra de la Independencia española. por el profesor Philippe Jeandet, de la Universidad de Reims, reve- El marino y escritor naval Fernando J. García Echegoyen, uno ló que el mar había salvaguardado las propiedades del champagne, de los mayores expertos en naufragios del mundo, nos cuenta que permitiendo estudiar a fondo las prácticas enológicas de la época. el vino español siempre ha estado muy presente en los barcos hun-
Todos estos hallazgos –y otros tantos– impulsaron a Borja didos: "España no se entiende sin vino, es algo atávico, hemos sido Saracho, buzo y arqueólogo subacuático experimentado y funda- siempre grandísimos exportadores de vino. Todos los transatlántidor de la bodega Crusoe Treasure (pionera en la crianza de vinos cos españoles de la época de la emigración, desde 1840 hasta nuessubmarinos), a investigar si el mar afectaba a la evolución de las tros días, llevaban importantes cargamentos: el Príncipe de Asturias bebidas: "Buscamos un sitio con mucho movimiento, oscuridad (conocido como el Titanic español), el Valbanera (García Echegoyen bastante constante y temperaturas no muy elevadas ni tampoco dirige el Proyecto Valbanera desde 1992), el Alfonso XII... Los fonmuy bajas, y encontramos un lugar idóneo en la Bahía de Plent- dos de todos los océanos del mundo están tapizados de botellas zia (Vizcaya): ahí creamos el Laboratorio Submarino de Enveje- de vino español". Allí permanecen, bajo las aguas, esperando que cimiento de Bebidas". Hipnotizados por todo lo que guardaba el alguien las devuelva a la superficie. La mar es la que manda.
CLÁSICOS ATEMPORALES
1982
Es el año en el que la familia Álvarez adquiere la centenaria firma bodeguera Vega Sicilia, una de las más prestigiosas del mundo. Comenzaba así una andadura apasionante repleta de éxitos basados en una expansión ordenada en la que la excelencia siempre ha sido la marca de la casa.
La leyenda de Único ha trascendido a lo largo de generaciones. Su difícil acceso lo hace aún más atractivo. La producción de este año es de 88.288 botellas y 3.505 en formato mágnum. Estas botellas se distribuyen bajo estrictos cupos a los cuales no es fácil acceder. Una añada extraordinaria sin contratiempos que permitió obtener un fruto impecable. El Tinto Fino en esta cosecha fue sazonado con un 5% de Cabernet Sauvignon. Un año de gran carácter en la Ribera del Duero, con elegancia y refinamiento. Dos cualidades innatas de este vino.
Está elaborado para emocionar. La precisión de una crianza que rebasa cualquier tiempo máximo conocido es uno de los secretos mejor trabajados de Único. ¿El fin? Dotarlo de eternidad y afinarlo hasta que el dibujo de la tierra quede perfectamente plasmado.
VINO MÍTICO 2011
VIRTUD LÍQUIDA
www.temposvegasicilia.com
Tras el mito, la leyenda y toda la apasionante historia que guarda la bodega desde que se fundara en 1864, hay un trabajo extraordinariamente minucioso que consiste en engarzar todas las valiosas piezas existentes en las 40 hectáreas de viñedo elegidas para la elaboración de Único. Esa labor que comienza en el campo ha de ser culminada en bodega, donde la herramienta más valiosa es sin duda el tiempo. Saber emplearlo es la clave de que este vino sea inimitable.
VIAJE
Tras la bella diversidad de Navarra
El navarro es un pueblo tenaz y valiente que habita unas tierras de inmensa nobleza, paradigma de la heterogeneidad de paisajes. Mientras en la mitad norte la fr ondosidad y exuberante magia de la naturaleza defi nen selvas tan abrumadoras como la de Irati o valles tan espléndidos como el de Roncal, si miramos al sur encontramos un relieve menos abrupto y un clima más templado. Es en esta mitad donde se desarrolla la actividad vitícola de la D.O.P. Navarra, que vuelve a mostrarse variada. Tanto es así que se divide en cinco subzonas, cada cual matizada con sus particularidades. En este viaje entenderemos, por fi n, esas diferencias de la mano de cinco grandes conocedores de cada rincón.
Texto y fotos /Antonio Candelas
María Eransus, enóloga de la Cooperativa de Sada, enseña la Garancha Tinta procedente de viñas muy especiales de la Baja Montaña.
Antes de comenzar el recorrido por el viñedo navarro, cojamos un mapa y tracemos una línea imaginaria de oeste a este que cruce justo por debajo de Pamplona. Lo de "imaginaria" es un decir, porque si alguna vez habéis ido hacia la capital navarra desde el sur, habréis podido observar cómo, al atravesar el túnel de El Perdón, el cambio de tiempo es súbito. Es como si esa línea existiera realmente. Se pasa de unas temperaturas suaves y cielo soleado a una inevitable sensación de frío y cielos nubosos en cuestión de segundos. La parte en la que nos vamos a detener es en la meridional, la adecuada para el cultivo de sus famosas y ricas verduras y, por supuesto, de la vid. La D.O.P. Navarra comprende algo más de 10.000 hectáreas de viñedos repartidas en cinco subzonas. De oeste a este, pegadas a esa línea imaginaria que separa la Navarra de paisaje apabullante de la más templada, encontramos Tierra Estella, Valdizarbe y Baja Montaña. Justo debajo se dibuja la Ribera Alta, la subzona más extensa, y en la parte más meridional nos topamos con la Ribera Baja. De norte a sur, en 100 kilómetros, pasamos de estar pegados a una zona fría y lluviosa a tener viña plantada en pleno valle del Ebro. Tanto cambio en tan poco margen geográfico solo puede hablar de diversidad y perfiles distintos de vinos.
Las mil caras de la Garnacha
La subzona de Baja Montaña está pegada a Aragón, los Pirineos nevados se divisan sin dificultad en un día claro y el paisaje está dominado por colinas que lo ondulan, lo que favorece una riqueza extraordinaria de orientaciones. En Sada, un pueblo de apenas 150 habitantes, nos encontramos con la Cooperativa San Francisco Javier, formada por 15 socios que llegan a gestionar unas 340 hectáreas de viñedo. Son pocos, pero la conciencia de viña la llevan en el corazón y ese orgullo cala en las generaciones jóvenes, de tal forma que hay futuro.
María Eransus, enóloga del proyecto cooperativo, nos habla del maravilloso potencial garnachero que tiene esta zona: "La Baja Montaña es una zona muy bonita en la que se puede trabajar el concepto de paisaje, laderas, parcelas...". La concentración parcelaria no ha llegado a la cooperativa y toda la masa de viña está fraccionada en más de 180 parcelas salpicadas entre pinares. Así, a simple vista, parece una locura, pero bendita locura. Este escenario de inmensa variabilidad es idóneo para la Garnacha. "Aquí necesitamos una uva como ella: rústica, una verdadera superviviente en una zona límite de plantación por arriba", asegura orgullosa María. Otra vía de diversidad importante es la del material genético de las plantas. La cualificación de los técnicos y el interés de los viticultores por seleccionar el mejor clon o el más apropiado es un valor seguro que garantiza un trabajo bien hecho y da estabilidad al proyecto.
María tiene un sueño que va madurando con la experiencia y el conocimiento de las garnachas que trabaja. Sabe que se acabará cumpliendo porque no deja de ser el futuro de aquella zona: "Me gustaría sacar una colección de diferentes garnachas según su perfil. No tienen nada que ver unas con otras". Es tan cierto como que podemos encontrar desde las
Las hermanas Ochoa, a los pies del Palacio Real de Olite con un vino con mucha historia: La foto de 1938.
más florales y refinadas hasta las más balsámicas o agrestes. Algunas muestran tensión y frescura en perfecta sintonía y otras son pura amabilidad. María no se aburre entre sus vinos y ha participado en algún que otro proyecto de investigación como el desarrollado con el apoyo de Europa y del Gobierno de Navarra para impulsar elaboraciones blancas a partir de la Garnacha Blanca y Garnacha Roya, la que conocemos como Gris, con un gran futuro en la zona. María lo tiene claro: "Estamos trabajando para crear y enseñar el concepto de Baja Montaña para poco a poco ir destapando el tarro de las esencias de esta zona".
Tempranillos bonitos
La Ribera Alta domina la zona media de la Denominación de Origen. Sus 3.700 hectáreas de viñedo la convierten en la más extensa en cuanto a superficie de cultivo. Bodegas Ochoa es un proyecto familiar que ha mirado siempre a la viña con una vocación investigadora inagotable. Tras seis generaciones vinculadas al vino, hoy Beatriz y Adriana –gerente y directora técnica, respectivamente– llevan el timón de este referente del vino navarro y nos hablan desde su bodega en Olite de las cualidades de la Ribera Alta. Bodegas Ochoa tiene en propiedad 145 hectáreas de viñedo. La mayoría, unas 120, en Traibuenas, a las puertas del desierto de las Bardenas Reales. El resto, en el término de Olite. En general hablamos de suelos calcáreos de textura pedregosa, que facilitan el buen drenaje y dotan a los vinos de una buena expresión varietal. Toda la superficie de viña ha sido estudiada en pos de crear una subdivisión parcelaria para conocer mejor las cualidades agronómicas de cada una y así trabajarlas con mayor precisión, sacando de ellas el mejor partido. "No solo adaptamos el manejo de la viña a sus características, sino que podemos conseguir adelantarnos en la gestión de los problemas sanitarios que puedan surgir", explica Adriana.
Las hermanas Ochoa no dudan en considerar la Ribera Alta como una buena tierra para el Tempranillo, más que para la Garnacha, que necesita un mayor rigor climático para controlar el vigor y las producciones. En esta zona, la temperatura es más elevada y las precipitaciones difícilmente superan los 500 mm. Aun así, Adriana conoce a la perfección la delicadeza del Tempranillo y la minuciosidad con la que tiene que trabajar la viña para preservar el talón de Aquiles de esta uva, la acidez: "Mimamos cada racimo a base de sombreados, ajustamos los riegos para no exceder el estrés hídrico de la planta y en bodega utilizamos una levadura seleccionada de nuestras viñas (Kluiveromyces) que mantiene el pH a raya, evitando una subida que le perjudique". Así se logran esos tempranillos bonitos que tanto gustan a la enóloga de la familia.
La amabilidad climática que encontramos en la Ribera Baja corresponde con vinos más frutales y golosos, a los que les benefician los años frescos. El toque de Cabernet Sauvignon o Merlot en los tintos es perfecto porque aporta un esqueleto más consistente, pero sin perder de vista el corazón navarro.
Tanto para Beatriz como para Adriana, el futuro de esta
Milagros Rodríguez, de Bodegas Señorío de Sarría, bajo el puente románico de Puente la Reina. Sostiene el rosado de viñas viejas Viñedo nº 5.
zona está muy ligado a la gestión sostenible del viñedo, dotándolo además de herramientas para luchar contra los reveses del cambio climático. Pero Beatriz va más allá y apuesta por un desarrollo del enoturismo profesionalizado: "Contar las historias de cada zona y de cada bodega. Debemos hacerlo sin apabullar con términos técnicos, pero con rigor y profesionalidad, y desde luego preparados para el enoturismo internacional".
La frescura del límite
Valdizarbe, con sus 700 hectáreas de viñedo, es la más pequeña de las cinco subzonas navarras. Aquí, el clima se torna extremo para el cultivo de la vid. Una pluviometría que puede alcanzar los 800 mm anuales, la cercanía a las sierras de Andía por occidente y El Perdón por el norte, además de contar con un relieve ondulado, obligan al viñedo a ubicarse en orientaciones soleadas para favorecer la correcta maduración de las uvas.
El camino que lleva a la Bodega Señorío de Sarría ya nos cuenta ese cambio de condiciones climáticas. El abundante caudal del río Arga –que pasa por la coqueta y refinada localidad de Puente la Reina– y la vegetación tupida que nos acompaña desde que nos adentramos por el camino de la finca son señales inequívocas de que el territorio ha cambiado. Pero antes de hablar de esta subzona hay que explicar el vínculo histórico de aquella finca con el pueblo navarro. El título del Señorío de Sarría sienta su origen en la Edad Media, ostentado en el siglo XVI por Juan de Azpilicueta, hermano de San Francisco Javier, patrón de Navarra, cuya formación académica fue sufragada por los recursos obtenidos en la explotación agrícola y ganadera. Aún se conserva en la capilla de la finca, de posterior construcción, el escrito por el cual San Francisco Javier agradece a su hermano la ayuda recibida.
En la actualidad, Milagros Rodríguez forma parte del equipo técnico del grupo Bornos Bodegas & Viñedos y se encarga, entre otras misiones, de la enología de Señorío de Sarría. Sus años de experiencia en la zona la han llevado a mantenerse firme en el convencimiento de que la subzona de Valdizarbe está marcada por la frescura de su ubicación, que resulta límite para la cepa. Las 100 hectáreas que tienen en propiedad la bodega están distribuidas entre Puente la Reina, Corella y Olite, pero ahora nos interesa la zona de Valdizarbe. A Milagros le parece especialmente interesante la uva Chardonnay porque despliega una personalidad centrada en la sensación de frescura que va más allá de una elevada acidez y que no siempre es fácil de encontrar en otras latitudes. Tienen 25 hectáreas de esta variedad y siente un especial cariño por ella, aunque su debilidad es el rosado: "Creo que el vino rosado obtenido a partir del sangrado es el que mejor representa a Navarra. Va ligado a una forma de entender esta elaboración aquí y hay que defenderla". En la parte alta de la finca, más allá de las de Chardonnay, cuidan unas viñas viejas de Garnacha de donde sale su rosado Viñedo nº 5, el más emblemático de los tres que tienen en el mercado.
Otra reflexión interesante que nos deja Milagros es el enriquecedor debate interno que se está llevando a cabo en la
Julián Chivite, con su Finca Legardeta Syrah (D.O. Navarra) y con el rosado Fermentado en Barrica Las Fincas (V.T. 3 Riberas).
Denominación de Origen sobre dónde poner el foco a la hora de gestionar esta diversidad ten extraordinaria del viñedo navarro. Considera necesario concretar los puntos fuertes de la zona y trabajar para hacerlos aún más consistentes a todos los niveles: comerciales y de comunicación.
Bendecidos por el entorno
Junto con Valdizarbe, Tierra Estella es la subzona de mayor carácter septentrional de la D.O. Navarra. El contexto paisajístico y climático es propicio para elaborar vinos que persiguen una línea fresca y elegante. Por un lado, la Sierra de Lokiz y Urbasa son accidentes geográficos que acotan un territorio muy concreto en el que las lluvias pueden rondar los 700 mm. Por otro, las ondulaciones de un terreno que hermana el monte bajo y los pinos con el viñedo ofrecen al enólogo una paleta increíble de matices en sus parcelas. Así es Finca Legardeta, una fantasía de 200 hectáreas que contiene unas 125 de viñedo. De este lugar idílico de Tierra Estella, la familia Chivite obtiene la excelente uva para elaborar en la D.O. Navarra y en la V.T. 3 Riberas unos vinos extraordinarios cuya personalidad ha navegado siempre entre la elegancia y la capacidad de guarda, y es que esta tierra aglutina numerosas bendiciones.
La precisión con la que se gestiona el viñedo de Legardeta busca que la planta esté equilibrada y la maduración de la uva sea pausada y completa sin perder un ápice de frescura y tipicidad varietal. El marco de plantación ya sorprende por lo reducido que es: 1,8 por 0,9 metros. Esto favorece la contención del vigor de las vides. La cubierta vegetal, por su parte, controla los excesos hídricos e impulsa la creación de biodiversidad en la viña. Son algunas de las prácticas que, en términos generales, se llevan a cabo, pero lo más importante de todo es que la ubicación de cada variedad está perfectamente pensada para el fin al que está destinada. Los memorables chardonnays que todos recordamos, las elegantes garnachas y tantos otros vinos salen de esta finca de cualidades muy concretas que vienen a ser representativas de la subzona de Tierra Estella. El verdadero artífice de esta genialidad de la viticultura es Julián Chivite. Un icono de la Navarra vitícola que sobre todo ama su tierra y busca siempre encontrar la vía por la que desarrollar el valor de esta zona: "Tierra Estella y, en concreto, Finca Legardeta no sé si son mejores o peores que otras zonas, pero de lo que estoy seguro es de que son diferentes, y eso hay que darlo a conocer", reflexiona Julián.
En esa búsqueda de la excelencia y la revalorización de la Navarra más especial, Julián propone crear peldaños de calidad superior que distingan las particularidades de cada una de las subzonas de la D.O. Navarra, sustituyendo estas cinco subzonas por cinco denominaciones de origen sin perjudicar la identidad actual de la D.O. Navarra.
Al final, se trata de preservar esos matices diferenciadores que hacen tan especial a esta tierra y que no siempre es fácil de encontrar en otras zonas vitícolas. Por contra, y por eso hay que estudiar y reflexionar todas las vías, se puede caer en el error de desdibujar el mensaje y crear confusión entre tanta diversidad. Por eso Julián es consciente de que esa evolución debe hacerse
Alejandro Gómez Sigala, propietario de Pago de Cirsus, sabe lo que cuesta elaborar un rosado como el suyo.
sin prisas, con plazos amplios en los que la reflexión impere y el bien de toda la comunidad vitivinícola navarra sea el objetivo final, apuntando siempre hacia arriba en la pirámide de calidad.
La amabilidad del sur
Acabamos nuestro recorrido por las diferentes Navarras que encierra esta Denominación de Origen en la subzona más meridional, la Ribera Baja, un territorio de menor altitud y precipitaciones anuales que apenas superan los 300 mm y donde se cultivan las mayores cantidades de uvas blancas de la D.O., entre las que destacan la Viura y la Moscatel de Grano Menudo.
En el término de Ablitas, una torre imponente corona la bodega Pago de Cirsus, un lugar muy especial tocado por la pureza del Cierzo, la cercanía del impresionante Moncayo y la generosidad del Ebro. Todo el viñedo, unas 135 hectáreas, está ubicado en una sola finca de 200 hectáreas, la cual adquiere el nombre de la mención D.O.P. Pago adquirida en 2014: Pago Bolandín, una nomenclatura que comparte con la de la D.O.P. Navarra.
Alejandro Gómez Sigala es el propietario y artífice de la parte vitícola del proyecto. Su mujer, Letizia Mangione, se encarga con exquisito gusto del hotel y restaurante. Fue en 2014 cuando, después de valorar varias zonas, se asentaron en Navarra atraídos por la particularidad de la finca y por la aptitud probada por el equipo técnico para el cultivo de la vid. La estructura del terreno está dibujada por dos colinas en cuyas mesetas el suelo es calcáreo de gran calidad y aporta finura a los vinos. En las partes más bajas, a esa caliza se le incorpora una mayor cantidad de arcilla.
Aunque la vida profesional de Alejandro ha discurrido fuera de España en actividades ajenas a la viña, es un apasionado de la agricultura y conoce a la perfección, como cualquier viticultor de la Ribera Baja, los puntos fuertes de ese territorio y los aspectos clave en los que el equipo técnico de campo debe trabajar para minimizar las dificultades: "Aquí las uvas maduran bien, pero hay que trabajar muy duro para que ese proceso de maduración sea el que nosotros queremos, pausado y completo". Para ello, en Pago de Cirsus ponen al servicio de la viña todo el conocimiento: medidores de humedad, observación de la masa foliar a través de fotos aéreas, manejo de la cubierta vegetal con gramíneas y leguminosas... Herramientas que siempre buscan el equilibrio de la planta y una forma de trabajar sostenible que dará como consecuencia un fruto sano y con el carácter de la Ribera Baja intacto. Para Alejandro, ese carácter queda dibujado por la máxima expresión frutal de cada variedad. Chardonnay, Moscatel de Grano Menudo, Tempranillo, Garnacha, Cabernet Sauvignon, Syrah y algo de Merlot es el cartel de uvas que podemos encontrar en aquel espacio de sosiego dedicado al vino.
En todo este recorrido hemos visitado zonas frías, de relieve ondulado, cercanas a áridos desiertos, frondosos bosques o montañas con nieve a lo largo de casi todo el año. Hemos estado en lugares regados por ríos, rodeados de montes o arropados por extensas llanuras donde el clima templado es la nota dominante. En todos esos paisajes la viña tiene su espacio para expresarse de forma diferente y, por lo tanto, entendemos que se ha de trabajar para proteger y dar valor a tanta diversidad.
La selección de Navarra 2021
Cada año la D.O.P Navarra elige una Selección de Vinos que la representa durante los actos promocionales de todo el año. En esta edición, el equipo de cata de MiVino ha tenido el privilegio de ser responsable directo de la selección.
La tradicional Selección de Vinos de la D.O.P. Navarra celebrada todos los años en torno al mes de marzo ha acogido algunas novedades importantes que en palabras del director gerente, Javier Santafé, y del presidente de la D.O., David Palacios, "tienen como objetivo que el evento cuente cada año con una mayor relevancia y proyección [... ] que redundará en el benefi cio de las bodegas elaboradoras y su prestigio".
Las dos principales modifi caciones han sido, por un lado, la de limitar a cinco los galardones concedidos para centrar la atención en un menor número de elaboraciones y dotarlas así del valor que merecen. Este cambio obedece a un proceso de distinción del talento que atesora la D.O.P. Navarra en las diferentes categorías. Por otro lado, el proceso de selección de los vinos ha sido realizado por un panel profesional de cata formado por expertos ajenos a la Denominación de Origen Navarra, que, como se recoge en las bases, irá variando cada año. El equipo de cata de MiVino está muy orgulloso de haber estrenado este nuevo modelo de Selección de Vinos de la D.O. Navarra. Orgulloso y también muy contento de los vinos elegidos mediante una cata a ciegas en la que los cuatro mejor puntuados de cada categoría fueron llevados a una cata fi nal de la que salió el vencedor.
Estos son los vinos seleccionados en las diferentes categorías: Vino Blanco, Vino Rosado, Vino Tinto Garnacha, Vino Tinto y Vino Blanco Dulce. U bicada en la zona más septentrional de la D.O. Navarra, esta bodega ha trabajado la Chardonnay con mimo exquisito para enseñar su versión más fr esca y expresiva. Los toques fl orales, anisados y herbáceos marcan la personalidad en nariz. Todo se percibe con limpieza y una intensidad adecuada para su elaboración. En boca, la crianza en lías durante tres meses aporta untuosidad y un plus de complejidad que se agradece en elaboraciones jóvenes. El fi nal es amplio y quedan recuerdos en los que predominan la fr uta, la piel de cítricos y una sensación mineral que concluye con un sutil y delicado toque amargo.
OTAZU 2020
Bodega Otazu D.O.P. Navarra Chardonnay P rocede del viñedo propio de la bodega ubicado en el término municipal de Olite. La edad media es de 20 años y está plantado en un terreno de textura limosa con parte de arcilla y canto en superfi cie. Este rosado elaborado, según marca el pliego de condiciones de la D.O., mediante el método de sangrado es un vino perfumado con aromas de fr esas, fr ambuesas y un fondo de pomelo que le da un punto de viveza. En boca se muestra opulento, sabroso y el eco goloso resulta agradable sin caer en excesos para que no empalague. La fr escura y el cuerpo moderado hacen que fl uya y su recorrido sea refr escante.
PAGOS DE ARAIZ ROSADO 2020
Bodegas Pagos de Araiz D.O.P. Navarra Garnacha
Bonita nariz la que enseña esta Garnacha de la zona de la Ribera Baja. Muestra aromas de fr uta madura que recuerda al fr esón. El punto silvestre lo pone ese recuerdo a hierbas de monte que encaja con la zona de procedencia, en la que el toque mediterráneo adquiere mayor presencia. En boca se aprecia una sensación jugosa sobre todo gracias a su tanino vivo y a un paso que conserva una buena acidez. La viña está plantada sobre un suelo de textura arenosa con cantos y cuyas principales cualidades son su austeridad y capacidad de drenaje. Estas características del suelo y la moderación climática de la zona dan una Garnacha fr utal muy atractiva.
ALBRET LA LOMA 2019
Finca Albret D.O.P. Navarra Garnacha E xpresión diferencial de este Tempranillo de San Martín de Unx de la zona de Baja Montaña. La buena intensidad aromática se centra en enseñarnos las notas de fr uta negra y roja, a las que se incorporan matices especiados e inclusos silvestres que lo colocan en un perfi l de mayor fr escura. En todo momento, la crianza es discreta y no se apodera del conjunto varietal. Paladar con tensión, recuerdos herbáceos y una buena acidez que sostiene los recuerdos de fr utas silvestres. La complejidad aparece en forma de toques de cacao y hojarasca. Largo, pero sobre todo es poseedor de una gran personalidad.
BERAMENDI CRIANZA 2016
Bodegas Beramendi D.O.P. Navarra Tempranillo E n la categoría de Mejor Vino Dulce ha destacado este Moscatel de Grano Menudo de gran intensidad y bien perfumado con detalles de piel de cítricos, fr uta de hueso, fl ores blancas y matices amielados. En boca destaca por la fr escura de su recorrido, que facilita que los matices se muestren en todo su esplendor y compense el dulzor, que nunca destaca demasiado. Muy persistente, con el fondo cítrico y fl oral como principal recuerdo. La bodega que lo elabora pertenece a la subzona de la Ribera Alta y mantiene un concepto de proyecto de pequeñas dimensiones en el que se implica la familia en todas las labores.
VALDELARES 2020
Bodegas y Viñas Valdelares D.O.P. Navarra Moscatel de Grano Menudo
GENTE DEL VINO
por Laura López Altares
Gemma Vela
La primera sumiller del Hotel Mandarin Oriental Ritz Madrid –desde hace 26 años– exhala clasicismo y amor por el riesgo a partes iguales, e impulsa la búsqueda de vinos que hagan sentir.
Volver al vertiginoso mar del asfalto madrileño para hacer la primera entrevista cara a cara en catorce meses provoca ese maravilloso nudo en el estómago de las (nuevas) primeras veces. Gemma Vela espera en una terraza, donde el rugir de la ciudad suena casi melodioso. Sumiller del Mandarin Oriental Ritz Madrid desde hace veintiséis años, es una auténtica pionera –la primera mujer que consiguió ese puesto en un hotel de cinco estrellas en España–, una soñadora "sencilla" (como se define ella misma) que siempre tuvo claro que su vida no sería como las demás: "Yo quería dedicarme a algo que me hiciese sentir especial. Y se podría decir que mi trabajo es mi gran pasión, ¡y lo seguirá siendo siempre!".
Aunque nació en Madrid, Vela creció al abrigo de la Ribera del Duero, una tierra que sigue ejerciendo un influjo poderoso sobre ella: "Allí el vino es tradición, cultura, es el día a día. Y si hablamos de uvas predilectas, puedo decir que me tira la tierra, es verdad. A mí me gusta la Tempranillo, en eso soy clásica. Es cierto que hay variedades y elaboraciones nuevas que me llaman la atención, pero al final me quedo con ella porque tiene esa tipicidad y porque a lo largo de los años ha demostrado, demuestra y sigue demostrando que es la variedad reina de España".
El reino de los sentidos
Pero que nadie se confunda, Gemma Vela es una mujer que no tiene ningún miedo al riesgo; es más, nos incita a explorarlo: "Hay que buscar vinos frescos, divertidos, sobre todo que te emocionen, que te hagan sentir. No hay que pedir siempre las mismas referencias. Hay que experimentar un poquito con esas nuevas etiquetas de vinos que son muy punk. Yo aconsejo a la
gente que sea atrevida tanto a la hora de pedir un vino como unas tapas. Hay que probar... probando te das cuenta de todo".
Confiesa que le encanta oler, tocar, utilizar sus sentidos para reconocer las cosas: "Yo necesito esa expresión, el contacto sensorial. Soy incapaz de comprar por internet: necesito oler, tocar, percibir. La copa de vino es igual, te puede sorprender muchísimo, para bien y para mal. Cada botella, marca y añada son un mundo, y cada persona que cata una misma copa lo es también".
Después de formarse durante cinco años en Hostelería y Turismo, Vela estudió Enología en la Escuela de la Vid y del Vino, donde descubrió que le atraían más las catas y la sumillería que la elaboración: "Me gusta mucho el contacto con la gente, hablar, ser las palabras que una copa puede explicar a una persona. Creo que es un mundo fascinante, divertido, conoces a muchas personas de distintas nacionalidades, atípicas, y todo gira en torno al vino, que transmite muchísimo".
Cuando recaló en el Hotel Ritz en 1995, ya había trabajado en el restaurante Lasarte (San Sebastián), de Martín Berasategui, y en El Amparo (Madrid): "Empecé muy jovencita, llevo más de la mitad de mi vida introducida en el mundo del vino, y tengo la suerte de formar parte del comité de cata del Grupo Gourmets desde hace casi 30 años. Eso me permite estar al día de todas las referencias nuevas, de todo lo que sale al mercado".
La cantidad de reconocimientos que ha recibido, entre ellos el Premio Nacional de Gastronomía a la Mejor Sumiller en 2014, hablan sobre el talento y el tesón de una profesional que defiende las raíces por encima de todo: "Yo me siento orgullosa, creo que no me han regalado nada. Llevo muchos años defendiendo el mundo del vino, sobre todo los vinos españoles, que creo que están a la altura de los grandes vinos franceses y de otros países que están de moda. Todo es moda, pero al final lo que queda es lo nuestro, la esencia".
Vela apunta a ese retorno a las añadas antiguas de los vinos españoles, a esas variedades autóctonas recuperadas, a la vuelta a las tinajas, y también a ese terrible complejo que no hemos conseguido sacudirnos: "Tenemos que dar a conocer que nuestra calidad de vinos españoles es tan alta como en otros países. Hay tres cosas que nos cuesta muchísimo defender: el vino, el jamón y el aceite. Parece que nos tienen que decir otros lo buenos que son para que nos lo creamos, pero realmente somos nosotros los que debemos hacerlo. No es necesario gastarse mucho dinero para beber un buen vino español, tenemos vinos maravillosos con precios muy competitivos. Y además en casi todas las regiones de España. Cada zona tiene su personalidad y hay que respetarla".
Mezclas irresistibles
Gemma Vela formó parte (¡con tan solo 23 años!) de aquel grupo de exploradoras que puso en valor el papel de la mujer en el mundo del vino en los años noventa: "Es cierto que hemos ayudado a otras personas a abrir un poquito el camino. El mundo de las mujeres se ha revolucionado en muchos sectores: ahora ocupamos puestos importantes en el vino, en política, en grandes empresas... Eso tiene que ser así, hay que abrir el abanico en todos los sentidos, a cualquier cosa".
Incluida la ecléctica carta de vinos del Mandarin Oriental Ritz, que ella misma crea junto a otros tres sumilleres (son cuatro en el equipo): "Ahora es mucho más amena y cosmopolita. Ritz es clásico, pero es moderno, y más ahora con la reforma que se ha hecho. La nueva gastronomía que se ha introducido nos da la capacidad para jugar con vinos de zonas como Valencia, Alicante, Cádiz... o de pequeñas bodegas que también damos a conocer". Si por algo apuesta Vela abiertamente, es por esa mezcla infalible entre clasicismo y modernidad, entre experiencia y juventud: "Ahora mismo hay un cóctel muy bueno en el Mandarin Oriental Ritz Madrid. Yo digo que siempre hay que ver el punto moderno de las personas más jóvenes, escucharlas, y también a las que llevan toda la vida en el mundo del vino porque ambas partes se complementan. No hay que quedarse atrás, hay que avanzar".
A ella, la experiencia le ha enseñado a vivir con más calma, a perder la prisa, a alejarse de la vorágine cotidiana para respirar: "Tengo una vida muy divertida, rodeada de muchos amigos del vino, pero ahora me la tomo mucho más tranquilamente. Antes iba a todas las presentaciones, no faltaba a nada... ahora vivo todo con más tranquilidad". Cada vez que puede se escapa de viaje, y nos cuenta que sus próximos destinos serán Irlanda y Escocia: "Me encanta viajar, creo que es muy curioso ver cómo funcionan gastronómicamente los vinos en cada país".
Mientras, en España, se deja sorprender por nuevos vinos desafiantes... y por antiguos titanes: "Ayer abrí un Rioja del año 70 (¡yo ni había nacido!) y no te puedes imaginar la viveza que tenía, era un vino redondo. Esos son los pequeños momentos en los que dices: ¡guau!". Y que jamás perdamos ese asombro.
VIAJE
por Antonio Candelas
La Manchuela, ruta y hechizo de agua y vino
El Júcar y el Cabriel dibujan con sus aguas una comarca vitícola encantadora que esconde rincones fascinantes. Allí, entre Cuenca y Albacete, en territorio fronterizo con Levante, emerge un lugar a veces caprichoso y exuberante, a veces austero y otras completamente seductor. Una diversidad apasionante que engancha.
Silencio. Barrancos blancos por donde tímidamente penetra la estrecha y sinuosa carretera escudriñando su destino. El silbido del viento colándose por las agujas de los pinos y por fin, Alcalá del Júcar. Aquí comenzamos uno de los itinerarios más cautivadores que nos ofrece la Ruta del Vino La Manchuela. Un territorio en el que la D.OP. Manchuela protege unas 11.600 hectáreas de viñedo donde la uva tinta Bobal es la reina mientras la Macabeo acapara el protagonismo en blancos. Más de 1.000 viticultores y 38 bodegas dan forma a esta zona vitícola en la que disfrutaremos de los emblemas de unos parajes donde el vino hilvana un recorrido de gran interés entre los más aventureros, amantes del arte y curiosos de nuestros ancestros. Naturaleza, arquitectura y joyas arqueológicas son algunos de los atractivos que darán sentido a este bello viaje que os proponemos.
Este pintoresco pueblo albaceteño está incrustado en la mismísima hoz del río Júcar. Es como si las casas hubiesen sido talladas en la roca caliza por el propio río mientras encontraba su salida al mar por aquellos recovecos. Pero no, fueron los musulmanes en el siglo XII los que dieron con esta ubicación, de unas cualidades estratégicas inmejorables, para tener controlada aquella zona de paso hacia Levante. Allí construyeron, en el punto más alto, un castillo desde el que se puede disfrutar de una vista única: el Júcar jugando al escondite entre los cerrados meandros, la iglesia de San Andrés y una plaza de toros atípica por su forma irregular alejada de toda ortodoxia debido a lo caprichoso del terreno. Para subir hasta aquella atalaya defensiva hay que serpentear por las callejuelas, donde encontraremos algunas de las galerías excavadas en la propia montaña. La de Masagó, el Diablo o Garadén se pueden visitar y nos darán una idea de la fragilidad del terreno sobre el que se asientan las moradas de los alcalaeños, pero ahí llevan siglos aguantando estoicas sin que conquistas ni reconquistas hayan podido con ellas.
Otra de las maravillas que esconde este pequeño pueblo, considerado uno de los más bonitos de España, son las casas cuevas. Algunas de ellas están acondicionadas como confortables alojamientos rurales y otras están restauradas y musealizadas para enseñar al visitante cómo se vivía hace siglos en aquellas moradas tan particulares. Una experiencia que no se puede dejar pasar, sobre todo porque nos acerca a un modo de vida sin duda severo, pero acorde con las posibilidades que aquel entorno brindaba.
Tras este paisaje de excepcional belleza tallado por el tiempo y la historia, surgen leyendas de amor imposible entre el rey moro Garadén y la cristiana Zulema para poner el broche a una visita obligada en la que los visitantes encontrarán paz disfrutando de un lugar delicioso, descubriendo rincones de ensueño en Alcalá del Júcar o explorando sendas perfectamente señalizadas por la hoz del río. Pero también podrán gozar de emociones fuertes en actividades de barranquismo en las que se puede palpar con los propios dedos las intrincadas formaciones calcáreas que guardan entre sus oquedades muchas leyendas y secretos aún por descifrar.
Ancestros vitícolas
Dejamos este pueblo de fantasía por una estrecha carretera trazada entre la propia hoz y el río. Un juego entre el coche y el curso del Júcar que se acerca y se aleja hasta llegar a Jorquera. Otra población creada en torno a un meandro del río, de origen musulmán y perfectamente acoplada al terreno. Merecerá la pena detenerse para admirar los signos que los almohades y cristianos dejaron en su lucha sin cuartel por aquel territorio. Una parada en un camino que nos lleva hasta Iniesta para
encontrarnos con una muestra prodigiosa y única de nuestros antepasados, los íberos.
Aquella población conquense de algo más de 4.000 habitantes resulta ser uno de los municipios donde se han encontrado un buen número de vestigios arqueológicos que van desde el final del Neolítico hasta la romanización. El casco urbano acoge una necrópolis íbera del siglo III a.C. cuyo recinto va a convertirse en breve en un centro de interpretación visitable por estudiosos o cualquiera que quiera conocer un poco más de nuestros antepasados. Mientras tanto, podemos empaparnos de las costumbres de los pueblos que habitaron la antigua Ikalesken (Iniesta) en el museo instalado en el antiguo hospital de pobres del siglo XVI. El recorrido comienza en la Edad de Bronce, en la que encontramos utensilios de cocina fabricados con barro moldeados sin torno y sin posterior cocción, hachas, herramientas de pedernal tallado o molinos de grano manuales. Pero lo que más asombra de aquella época (1.200 años a.c.) son dos queseras que nos llevan a pensar que son los inicios de la industria del queso en aquel territorio. Queso y por supuesto vino. En los enterramientos se han encontrado varios recipientes utilizados por los íberos para la mezcla de vino y agua (crátera), jarras adornadas con motivos vitícolas, cuencos y vasos. Hasta unas pepitas de uva se han hallado cuyas investigaciones las relacionan con la Bobal, variedad reina de la comarca de la Manchuela, protegida bajo el amparo de la Denominación de Origen del mismo nombre.
Aunque la verdadera joya de este museo es un mosaico único en toda España descubierto a las afueras de Iniesta. Era la antesala de una tumba dedicada a las élites, posiblemente a un guerrero de alto rango. Creado con pequeños guijarros de tres colores, se divide en tres partes. Una primera algo más deteriorada donde se podría pensar que hay representado un caballo alado, símbolo griego; en el centro, la diosa fenicia Astarté –que adaptan y adoptan los cartagineses–; y en un tercer sector, el lobo, animal íbero protector de las almas. Un hallazgo de inmenso valor por lo alejado que queda del corazón de la cultura íbera. Hay que tener en cuenta que esta cultura se construye con el sustrato autóctono más la influencia de fenicios, griegos y carta-
gineses. Una fusión perfectamente justificada con este mosaico.
Elementos de la romanización como esquelas funerarias, monedas que nos hablan de una actividad comercial asentada y las ánforas en las que transportaban vino y otros productos son algunas de las piezas con las que se concluye este viaje por la historia de la comarca.
Tesoros sacros
A pocos kilómetros de Iniesta, Villanueva de la Jara. Fue Isabel la Católica la que concedió a esta población el título de villa en 1476. Con anterioridad a la concesión de este privilegio dependía de Alarcón y estaba bajo el mandato del Marquesado de Villena, pero durante la guerra de sucesión castellana, que enfrentó a los partidarios de Isabel y Juana la Beltraneja, los habitantes del municipio se pusieron del lado de la Católica. A partir de entonces comenzó el crecimiento de una villa a la que acudió Santa Teresa de Jesús y fundó dos conventos. Hoy se puede visitar la Iglesia del Carmen, que pertenece al Convento de las Carmelitas, donde su espectacular retablo está presidido por una talla del siglo XIII de extraordinaria belleza de la Virgen de las Nieves, patrona de los jareños.
La importancia de un pueblo siglos atrás se medía en función de los edificios religiosos que contenía, y en Villanueva de la Jara llegó a haber hasta cuatro conventos y una basílica que hoy se conserva. De estilo gótico tardío, fue construida sobre una fortaleza del Marqués de Villena del siglo XVI. Aún se pueden contemplar las murallas que la flanquean. En su interior, el retablo de estilo barroco tallado en madera es capaz de dejarnos con la boca abierta. Cada una de sus siete capillas albergan una obra de arte, pero la que más llama la atención es la de la Virgen del Rosario, con su retablo barroco y una cúpula bellísima repujada con motivos vegetales y animales. Las fachadas y la torre del campanario son de estilo renacentista. En la orientada al norte se pueden ver adornos propios del reinado de los Reyes Católicos.
Entre tanto tesoro artístico no hay que dejar de pasear por el pueblo, porque nos encontraremos con rincones que nos trasladarán a aquellos siglos apasionantes. La coqueta plaza mayor es una
buena muestra. Los soportales de una antigua posada del siglo XVI, un palacete particular del siglo XIX y la casa consistorial nos cuentan las diferentes épocas de esplendor que esta localidad ha vivido.
Comenzamos el viaje en un pueblo encantador creado por los musulmanes en una ubicación estratégica y lo concluimos nada menos que en la distinguida Alarcón. Nos volvemos a encontrar con el Júcar y sus cañones, y un meandro cerrado y caprichoso en cuyo promontorio los musulmanes encontraron el lugar ideal para construir un castillo, hoy Parador, que preside una localidad de apenas 150 habitantes, pero con unas calles impolutas, una muralla perfectamente conservada y unas huellas majestuosas del arte que inundó siglos pasados esta población: la iglesia de Santo Domingo de Silos, la de Santa María o la de San Juan Bautista son sus mejores valedores. Vuelve a confluir el capricho de la naturaleza con la mano del hombre que eligió este lugar para defenderse y desarrollar su actividad.
Aunque concluye aquí nuestro viaje, no nos olvidamos de las otras hoces que bien merecen otra visita, las del río Cabriel. Paisajes vírgenes, lugares innaccesibles y una biodiversidad única considerada Reserva Natural además de Reserva de la Biosfera por la UNESCO desde 2019. Asociada a las formaciones rocosas, allí convive una fauna diversa que tiene en el águila perdicera, el águila real o el halcón peregrino sus guardianes aéreos y en la cabra montesa su principal habitante terrestre.
En lo gastronómico, platos sabrosos de caza, el ajo y champiñón como ingredientes estrella, el delicioso cordero manchego y el universal queso son la base de una gastronomía que se desarrolla con recetas tradicionales o revisadas desde una mirada actual sin perder de vista la identidad del plato en sus sabores auténticos. Y siempre el vino de la Denominación de Origen Manchuela. La uva Bobal es la mejor embajadora y las bodegas que la elaboran han sabido construir un verdadero patrimonio vitícola en torno a una variedad que conecta con el paisaje de marcados trazos mediterráneos y con una historia en la que, como ya hemos visto, ha formado parte de su vida cotidiana. ¿Hay algo más puro que esa conexión? Así es la Manchuela: pureza, identidad, aventura y cultura. No perdáis el tiempo y visitadla cuanto antes. Viviréis una experiencia única e inolvidable.
El edén de las uvas autóctonas
La Sierra de Salamanca, con una historia vitivinícola tan extensa que se pierde en el tiempo, arropa entre sus vertiginosos bancales variedades que no existen en ningún otro lugar del mundo. La Rufete Blanco, con un potencial inmenso, es su tesoro definitivo.
Cuando el mundo del vino te lleva a rincones tan magnéticos como la Sierra de Francia, el hambre de saber se vuelve casi incendio: cientos de lagares rupestres que podrían remontarse a épocas prerromanas asoman entre las viñas; encaramadas a bancales de piedra, crecen uvas autóctonas que no existen en ningún otro lugar del planeta; y sus vinos rezuman una originalidad salvaje, inoculada por una tierra diferente a todas las demás.
Agustín Maíllo, gerente de Bodegas y Viñedos La Zorra y presidente de la D.O.P. Sierra de Salamanca, sacia nuestra curiosidad desvelándonos algunas pistas de este enigmático territorio vinícola: "Hay un montón de cosas que nos hacen absolutamente distintos: tener viña dentro de un Parque Natural (de la Sierra de Francia-Batuecas) que a su vez es Reserva de la Biosfera (de las Sierras de Béjar-Francia), algo tan importante como los bancales de piedra seca, los clones únicos, las variedades autóctonas, la red de lagares rupestres, la cultura del vino que nos ha acompañado siempre...". Esta vasta cultura se remonta a tiempos prerromanos, y hay documentos del siglo XII que recogen las virtudes de los vinos serranos: "En la ermita del Humilladero de mi pueblo, Mogarraz [considerado uno de los más bonitos de España], hay un escudo con cinco racimos de uvas; y en El Solano, una casa del siglo XVI muestra una inscripción en latín –"este vino alegra el corazón"– junto a un corazón flanqueado por dos racimos de uvas", cuenta Maíllo curioso. Apostamos a que serían de Rufete...
Reina de la serranía
Porque esta uva de hollejo fino es el estandarte de la zona, y con ella se elaboran tintos finos y muy expresivos: "Es compleja, tanto la viticultura como la vinificación son difíciles; pero si se hacen las cosas bien da vinos muy elegantes. La acidez se regula muy bien con el contraste de temperaturas entre el día y la noche, y realmente es una uva muy bien adaptada a los suelos de nuestra zona", explica el presidente de la D.O.P. Sierra de Salamanca.
El Tinto Aragonés (un clon de la Tempranillo) y el Calabrés (un clon de la Garnacha) también son muy particulares, con características propias que los diferencian de la variedad principal. Aunque la gran protagonista en estos últimos tiempos es la Rufete Serrano Blanco (más conocida como Rufete Blanco), una uva local minoritaria que fue amparada por la D.O.P. Sierra de Salamanca en 2020. Esta gran noticia pone en valor una labor de recuperación que comenzó hace más de una década: "Llevamos 13 años luchando por una idea y nos sentimos muy orgullosos por haber llegado hasta el final, y además ser capaces de hacer cosas buenas
con esta uva. Es magnífica, una variedad que solamente se da aquí y que tiene unas grandes condiciones para hacer vinos blancos de guarda", destaca el presidente.
La uva del futuro
El trabajo de los viticultores de la zona, muy apegados a la tierra, ha sido decisivo para la recuperación de esta uva, que crecía en muy pocos viñedos y además mezclada: "Hemos neutralizado esas viñas para poder injertar con los sarmientos otras nuevas y propagar la especie a través de las viejas. Había muy poquita, pero se va recuperando y plantando viña nueva".
En la bodega Cámbrico se encuentra la parcela donde empezaron los ensayos experimentales con la Rufete Blanco, y su propietario, Fernando Maíllo, nos habla de ese interés por recuperar las variedades autóctonas: "Se basa en la tradición, en la selección de uvas que han hecho los viticultores: ellos elegían las que mejor se comportaban y adaptaban, y las que mejores vinos les daban. Los vinos que se elaboran con variedades autóctonas son muy originales; pero es que los de Rufete Blanco son, además, excepcionales".
De esta uva de hollejo grueso, pulpa muy densa, escasos rendimientos y maduración tardía, nacen vinos complejos y con mucha densidad. Fernando Maíllo apunta que el suelo marca muchísimo su carácter, pero afirma que, en general, "los vinos de Rufete Blanco son bastante florales y algo amargos, con recuerdos de manzana reineta, estructura y algo de astringencia". Para Agustín Maíllo, presidente de la D.O.P., esta uva excepcional podría cambiar el destino de la zona: "Cuando se empiece a probar, puede que sea un espaldarazo grande para la Denominación".
De momento, su atrayente complejidad ya está presente en algunos de los mejores restaurantes de España... y es solo el principio. Diana Fuego
La dulzura que vino del fuego
Los legendarios vinos dulces de Tenerife reinaron durante siglos en toda Europa, pero los conflictos arancelarios y la lava firmaron su ocaso. Hoy, vuelven a centellear con la misma fuerza (o más).
Escribía William Shakespeare en Enrique IV: "Por mi fe que habéis bebido demasiado vino canario, un vino maravilloso y penetrante que perfuma la sangre antes de que se pueda decir: ¿qué es esto?, ¿cómo os sentís ahora?". El dramaturgo inglés más famoso de la Historia compartió con sus compatriotas (y con otros escritores y reyes) la fascinación por el canary wine –al vino de Malvasía también se le denominaba sack–, que se empezó a exportar en el siglo XVI. Como explica Antonio Macías, catedrático de Historia e Instituciones Económicas del Departamento de Economía de la Empresa e Historia Económica de la Universidad de La Laguna, en su artículo sobre el Canary Sack: "Los comerciantes ingleses, holandeses y hanseáticos visitaban las bodegas nada más finalizar la vendimia y rivalizaban por adquirir la malvasía de superior calidad, y en el mes de enero cientos de navíos recalaban en las radas insulares para conducir su preciada carga a los puertos de Londres, Ámsterdam o Hamburgo. El Canary había conquistado un puesto de honor en el limitado y selecto círculo europeo de los mejores caldos".
Seducción histórica
Las viñas llegaron a este territorio de fuego y brumas con el sabor del mestizaje de los primeros colonos en el siglo XV: "Los creadores de ese exótico vino, que desde unas islas hasta entonces desconocidas irrumpía en el círculo europeo de selectos caldos para competir contra gigantes y alcanzar el éxito en tan corto período, no podían ser neófitos vinicultores. En efecto. Se trataba de colonos de origen lusitano y andaluz que en sus regiones de procedencia mantenían desde tiempo atrás estrechos vínculos con la producción y el comercio del vino", destaca Macías. Este escenario vitivinícola tan excepcional en el que "todas las viníferas encontraron condiciones naturales adecuadas para su aclimatación y desarrollo" hizo que el archipiélago canario fuese conocido como las Islas del Vino bajo el reinado de la Malvasía y sus legendarios vinos dulces.
El intercambio comercial, especialmente con Inglaterra, convirtió el cultivo de la vid y la elaboración de vino en uno de los grandes pilares económicos de las islas durante cientos de años. Pero, como señala Antonio Macías, "el esplendor presagiaba ya el ocaso". Los conflictos del Imperio español con otras grandes potencias como Inglaterra, Holanda o Francia resultaron fatales para el Canary, que sucumbió ante los vinos de Madeira y Oporto, víctima de una cruenta guerra arancelaria.
Bartolomé Sánchez, presidente honorífico de MiVino y gran conocedor de los vinos de Tenerife, también nos cuenta cómo el fuego que latía bajo aquella tierra terminó de socavar la dulce regencia de la Malvasía: "La historia de los vinos dulces de Tenerife también se corta cuando el volcán Trevejo entró en erupción en 1706, arrasando los viñedos y llenando de lava el puerto de Garachico".
En presente perfecto
Pero la naturaleza supo curar sus calcinadas heridas y, gracias al esfuerzo titánico de los viticultores tinerfeños y a lo que aprendieron de aquellos siglos de éxito, los distintos vinos de la
Viñedo en Vilaflor (Tenerife) a 1.300 metros sobre el nivel del mar, uno de los situados a mayor altitud de España.
Un vino de leyenda
Más del 70% de los legendarios vinos canarios (los malvasías) procedían de Tenerife debido a que en el Archipiélago Canario la economía se articulaba globalmente, lo que quiere decir que este porcentaje tan alto no hubiera sido posible sin la colaboración del resto de las islas.
isla –los que se venden mayoritariamente son secos– han recuperado la gloria pasada, llevando la esencia de su hipnótica tierra por todo el mundo con una calidad excepcional.
En los años ochenta del siglo pasado, algunas bodegas comienzan a plantar viñas de Malvasía en Tenerife y a recuperar el vino dulce. Entre aquellas pioneras están Viñátigo (en el norte de la isla) y Cumbres de Abona (en el sur), que han apostado por el rescate de variedades autóctonas y elaboran algunos de los vinos dulces más representativos de la zona: Viñátigo Blanco Malvasía Clásico Dulce, en el caso de la bodega del norte, y Testamento Malvasía Esencia, de Cumbres de Abona, dos referentes que tienen como protagonista a la emperatriz isleña: "La Malvasía, como una gran diva que es, es muy caprichosa. Le gusta que la acaricie la brisa marina, llega hasta los 400-500 metros de altitud (incluso a 600, pero a más altitud empieza a enfermar) y tiene esas notas de fl or, un poco de Azahar, de fr uta exótica como la maracuyá y orejones", describe Sánchez. Muchos de estos vinos, como Brumas de Ayosa Malvasía Aromática Dulce, de la Bodega Comarcal Valle de Güímar (Mejor Vino de Canarias 2020 en la vigésima edición del concurso Agrocanarias), han sido reconocidos en diferentes certámenes nacionales e internacionales. Y también los elaborados con otras variedades, como la Moscatel (Ainhoa Dulce 2019, de Bodegas Balcón de La Laguna, se hizo con el Gran Premio CERVIM 2020): "Son vinos fr escos, con esas fl ores de dama de noche", indica Bartolomé Sánchez.
La diversidad que ofr ecen los vinos dulces de Tenerife es impresionante, y también incluye tintos con un enorme potencial de guarda, como Humboldt Tinto Dulce, de Bodegas Insulares de Tenerife, 100% Listán Negro. Diana Fuego
Un intenso viaje hacia la sostenibilidad
La bodega riojana Ramón Bilbao se ha marcado como objetivo prioritario asegurar un futuro respetuoso con el medio ambiente a las próximas generaciones. Para conseguirlo, está apostando por diversas estrategias, entre ellas la reducción de gases de efecto invernadero.
Construir un futuro sostenible para las generaciones venideras es uno de los grandes desafíos de nuestros tiempos, y por supuesto también supone un reto apasionante (y acuciante) en el sector del vino.
Ramón Bilbao es una de esas bodegas que han hecho de la sostenibilidad bandera, dando un gran paso adelante para convertirse en una empresa consciente. Nacida en el corazón de La Rioja hace casi 100 años, construye su legado de futuro trabajando sobre diferentes pilares: reducción de residuos, reciclaje, eficiencia energética, gestión del agua y disminución de gases de efecto invernadero. Contribuir a la creación de un mañana sostenible es una de sus principales prioridades, y por eso se han marcado el exigente objetivo de lograr una reducción del 20% en todas las áreas para el próximo año.
Rodolfo Bastida, director técnico y enólogo de Ramón Bilbao, es un firme defensor de esta estrategia, y defiende que el viaje hacia la sostenibilidad debe comenzar en el viñedo, el lugar donde todo empieza. Su misión es explorar todo el potencial de los viñedos de Ramón Bilbao para elaborar vinos frescos, elegantes, con estructura y acidez que preserven el carácter frutal del paisaje de Rioja. La viticultura de precisión y las vides cultivadas en altura son dos de sus herramientas fundamentales para ayudar a elaborar vinos modernos y asegurar ese anhelado futuro sostenible: "La tecnología significa que podemos administrar nuestros viñedos de manera más eficiente. Podemos monitorizar áreas con más vigor y un mayor rendimiento y controlar la carga de las cepas que requieran más o menos agua", sostiene Bastida.
Primera parada: la viña
En Ramón Bilbao utilizan datos de estaciones meteorológicas locales para predecir patrones y fluctuaciones climáticas o programar el trabajo en los viñedos, empleando riego adicional en el caso de una ola de calor o posibles tratamientos que prevengan enfermedades en la cepa. Una apuesta que se manifiesta también en la viticultura en altitud, donde se obtienen vinos tintos frescos y elegantes: "Los viñedos plantados se benefician un poco más de temperaturas más bajas y mejor ventilación para ayudarnos a
evitar problemas de enfermedades y la necesidad de pesticidas y herbicidas. El cambio climático también es un factor determinante. En este momento, estamos cosechando veinte días antes de lo que solíamos hacer en Rioja, y eso dice mucho de cuánto está cambiando el clima", apunta Bastida.
El reto climático
Para afr ontar el enorme reto que implica el cambio climático, en Ramón Bilbao desarrollan una intensa labor de investigación, desarrollo e innovación, fundamentales dentro de su fi losofía.
Algunas áreas de interés para la bodega son el estudio de las enfermedades de la madera, el establecimiento de modelos matemáticos para ayudar a predecir el desarrollo de mildiu y oídio, o la monitorización de los microorganismos en los suelos para comprender mejor el estado sanitario de una cepa.
Además, Ramón Bilbao ya ha conseguido la certifi cación ecológica de sus dos bodegas en línea con el esquema de Wineries for Climate Protection –la primera y única certifi cación específi ca para el sector del vino en materia de sostenibilidad medioambiental–, sello avalado por la Federación Española del Vino. Este proyecto responde a la estrategia iniciada por la bodega riojana hace ya décadas y culminará con el próximo lanzamiento de su primera gama de vinos orgánicos: un Verdejo de Rueda y un tinto de Rioja, coupage de Tempranillo y Garnacha. "El cambio climático es un hecho, por lo que debemos estar preparados para un desafío que cambiará la viticultura y la elaboración del vino en el corto plazo", destaca Bastida. "Nuestro objetivo es garantizar que las próximas generaciones puedan continuar con el nombre de Ramón Bilbao de forma sostenible", concluye.
Si cada viaje, por largo que sea, siempre comienza con un pequeño primer paso, Ramón Bilbao ha iniciado con fi rmeza un camino hacia la sostenibilidad. El único camino posible. Diana Fuego
La D.O. Cava apuesta por la ecología
El nuevo reglamento de la Denominación, el más exigente del mundo entre los espumosos de calidad, ha marcado un hito en sostenibilidad: la elaboración de los Cavas de Guarda Superior será 100% ecológica en 2025.
El divertido hormigueo que desencadenan en el paladar las fr escas burbujas del Cava es una de las sensaciones más placenteras que hay. Especialmente a las puertas del verano, cuando nos imaginamos compartiéndolas en un atardecer mediterráneo o en un aperitivo entre viñedos.
La D.O. Cava –www.cava.wine–, que es la D.O. española que más exporta (con más de un 70% de ventas internacionales), salvaguarda los secretos de esta seductora y ancestral elaboración, y se extiende por diferentes territorios de la geografía española: sus orígenes se sitúan en la zona vitivinícola del Penedès –el municipio de Sant Sadurní d'Anoia se conoce como la Capital del Cava–, pero también se produce en los Comtats de Barcelona, el Valle del Ebro, los Viñedos de Almendralejo y la Zona de Levante. Tal diversidad y riqueza de orígenes, climas, suelos y territorios da lugar a perfi les muy distintos de cavas, que armonizan con una infi nidad de platos.
En esta dinámica Denominación se está haciendo un enorme esfuerzo para impulsar el valor de ese origen y el desafío de la producción ecológica, refl ejado en su nueva normativa, el reglamento más exigente del mundo entre los espumosos de calidad con denominación de origen elaborados mediante el método tradicional.
El nuevo reglamento
"Sabemos que tanto el consumidor como el mercado piden una apuesta por la producción ecológica. Este cuidado y preservación del territorio es algo con lo que nos sentimos plenamente identifi cados", explica Javier Pagés, presidente del Consejo Regulador del Cava. Recientemente, fr uto de la nueva normativa, anunciaron un hito en sostenibilidad: en 2025 será 100% ecológica la elaboración de los Cavas de Guarda Superior –el tiempo hace que estos vinos
muestren su mejor versión, con un excepcional desarrollo de aromas y matices–, categoría de altísima calidad que engloba los Cavas Reserva (mínimo de 18 meses de crianza), Gran Reserva (mínimo de 30 meses de crianza) y Cavas de Paraje Calificado (fruto de un paraje especial y con un mínimo de 36 meses de crianza). "La D.O. Cava está evolucionando. El número de botellas de Cava ecológico producidas alcanza ya las 13.780.711 unidades, un 34,09% del cual corresponde a Cava ecológico Premium", destaca Pagés. Y con la aplicación del nuevo reglamento, la D.O. Cava refuerza sus pilares cualitativos, apostando por 100% ecológico, largas crianzas, viñedos con una edad mínima de 10 años, producción limitada a 10.000 kilos de uva por hectárea, mención del año de cosecha en la botella y rigurosa trazabilidad. Esta garantía desde la recolección de la uva hasta el embotellado pasa por el nuevo sello distintivo de Elaborador integral, que identifica a aquellas bodegas que elaboran el Cava de la D.O. de principio a fin; es decir, 100% prensado y vinificado en la propiedad. Como señalan, estos cambios quieren "garantizar la conservación del territorio y el futuro del sector a las generaciones venideras, afianzando la tendencia en auge del ecológico, que no deja de ganar peso dentro de la propia D.O. Cava".
Cava bars entre viñedos
La firme apuesta del Consejo Regulador del Cava por la calidad, el origen, la ecología y la biodinámica hace que sus cavas resulten todavía más interesantes para el consumidor, que encuentra en ellos un sensual embajador de los territorios donde se elaboran. De hecho, según datos de la Asociación Española de Ciudades del Vino, la Ruta del Vino y el Cava del Penedès es la tercera más visitada de España, con más de 370.000 enoturistas en el último año.
Desde Enoturisme Penedès invitan a practicar turismo de proximidad responsable y sostenible, y su lema de este verano es muy atrayente: Disfrutar del solecito, el paisaje de los viñedos y una copa de vino. ¿Qué más puedes pedir?
En la cuna del Cava, las bodegas han experimentado un boom enogastronómico con diferentes y atractivas propuestas, entre ellas numerosos wine bars y terrazas entre viñedos: la fachada modernista de Freixenet acoge el Cava Corner, dedicado a la degustación de cavas y tapas; Segura Viudas propone Segura Viudas Noche Temática, que incluye armonías kilómetro 0 creadas por chefs locales (hay una Noche con Estrella, noches japonesas, de quesos, mexicanas, de tapas gourmet y pesca salada) o conciertos al aire libre; en el cava bar de Rovellats organizan Aperitivos Musicales los sábados de junio; en Els Jardins de Codorníu, alrededor de la mítica bodega –declarada Monumento Histórico Artístico Nacional–, se puede saborear una copa de cava acompañada de las exquisitas tapas y platos de Cal Blay; en Vilarnau han puesto en marcha un original pop-up gastronómico... Cosquilleantes tentaciones todas ellas, ¡aunque hay muchas más propuestas! Diana Fuego