Mutantezine #5 PANDEMIA – BAIPRAID | Julio 2021

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#5 #Baipraid: resistencias político-estéticas al discurso gay hegemónico en tiempos de cuarentena


# 5 m u t a n t e z i n e

e ad orm f a t ue pla eq na s u dient eas, e ine epen es, id s o teZ n d tan ión in pinio rchiv u M ac izar o ra y a sc i l . n il pub visib teratu r y tra TQIA+ B a ui , li c G s c s L a s bu enci iva nidad ect eri u exp persp com la la e eve d e s d mu to. o de sta, r p en ini ue imi fem io q onoc c la a y c to esp de un ctiva amien os, s n rs le mo So ón co uestio discu i c s c l oo a l r e e cre mos de ete os d ón ras h a i tiv c c i s Bu loniza ructu ispos erta co est nte d n abi des cas y dia ció das i t me enta c , á s r a to a p im v r i a t e g r so a a p u x l m e nor ón y e í dar rir pa yd aci ara as y ab ctivas e r c s s: p dade xo afe tre i a o bjetiv es se su ion . las entac plias s am e r s p re má ero gén


#5

#Baipraid: resistencias político-estéticas al discurso gay hegemónico en tiempos de cuarentena

Conversación con Diego Agurto (D) Cristeva Cabello (C) Esther Margaritas (E) Entrevistadores: Cristóbal Grebe Miyu Vela



e d i t o r i a l

Baipraid es el nombre de una intervención estético-política digital que tuvo lugar tanto en medio de una pandemia mundial como en medio de la fiesta mundial del orgullo gay. Una serie de cinco actividades fueron realizadas entre fines de junio hasta fines de julio de 2020, semanalmente1. En ellas, distintos colectivos que forman parte de las disidencias sexuales desarrollaron conversatorios, lecturas, videoconferencias y video-performances. Dada la celebración del orgullo homosexual, que tiene como fecha de memoria el ciclo de revueltas ocurridas en el bar de Stonewall Inn en junio-julio de 1968 en los suburbios neoyorkinos, y cuyes sujetxs se reivindican de disidencias sexuales atravesadas por vectores de racialización y clase, las actividades realizadas por


Baipraid buscaron poner en cuestión la recuperación capitalística de la memoria LGBTIQA+ en Chile, produciendo una narrativa contra-hegemómica que pusiera de relieve y rescatara a aquellas subjetividades que siguen quedando sistemáticamente relegadas a los márgenes de la “celebración” (pride). Esta serie de actividades interrumpieron el espacio discursivo cooptado por la narrativa igualitaria homonormativa, con sus alianzas políticas institucionales y sus efectos de pinkwashing en lo que respecta a las violaciones de los Derechos Humanos de manifestantes desde el inicio de la Revuelta de Octubre de 2019 en Chile, en especial contra personas pertenecientes a las disidencias sexuales. Cuestionamiento del lenguaje y de los anglicismos utilizados por el establishment gay; cuestionamiento de sus producciones culturales y estéticas; cuestionamiento de las relaciones establecidas entre el tratamiento

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del virus Covid-19 y las homosexualidades; descentramientos geopolíticos de “lo cuir” desde perspectivas sudakas; reposicionamiento público de testimonios del colerío chileno mediante un trabajo de archivo de los años dictatoriales y también socialistas (UP); rescate de memorias de mujeres chilenas claves en la construcción de las historias de las disidencias... Así, la apuesta estético-política del Baipraid produjo, durante un mes pandémico de 2020, intervenciones virtuales en aquellos campos olvidados por la memoria rosada del colerío orgulloso, buenpensante y bienportado. Queriendo contribuir a la propagación de estas intervenciones, y queriendo también hacer eco del trabajo de archivo que varias de estas actividades supusieron, tratando esta vez a Baipraid como “archivo reciente” de la memoria de las resistencias colas, MutanteZine propone dialogar con algunas de sus intervinientes y gestoras para


profundizar en estas apuestas, y también para proyectar la crítica contenida en este proyecto hacia el proceso constituyente que se ha abierto en Chile, y en particular al posicionamiento de las disidencias sexuales en éste. Cristóbal Grebe Primavera pandémica de 2020

1.

i. “Arrastrar al presente nuestras memorias torcidas”, 27 de junio 2020, 20hrs. Lectura de testimonios “de locas, maricas, travestis y lesbianas durante la dictadura y en años previos a la UP a cargo de un grupo de activistas y actores no heterosexuales en resistencia en pandemia”. Testimonios recogidos por el trabajo de investigación del Colectivo Teatral La Comuna para el montaje de la obra de teatro “El Ritmo de la Noche”. Organizaciones: Vecinas Unidas, Colectivo La Comuna. Registro visual disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=MOtWP8Xw5ek ii. “Granadas poéticas y kuiridades sureñas”. 1 de Julio 2020, 19hrs. Encuentro de voces poéticas y escrituras disidentes sexuales en contexto de infecciones, pandemias y confinamientos. Registro visual disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=Xm9RwaOIgGQ iii. “Demasiada libertad sexual les convertirá en terroristas”, 4 de julio 2020, 20hrs. Conversatorio en torno a la obra de teatro estrenada en julio de 2019, dirigida por Ernesto Orellana. Organización: Acción Contrasexual. Se trató de una reflexión colectiva con los activistas de las disidencias sexuales que construyeron la puesta en escena. Registro visual disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=npsH5HWpm7s

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iv.“Replicantes víricos. La metáfora de la infección para las producciones de disidencia sexual en Latinoamérica”. 17 de julio 2020. Jornada de diálogo respecto de la metáfora de la infección. La gestión política del virus “hace aún más patente las injusticias, el fascismo de los gobiernos que dominan el mundo, las jerarquías y el descarte de los cuerpos que no se ajustan a la norma blanca occidental y heterosexual”. Se trabaja la hipótesis según la cual la comprensión del proceso infeccioso de un virus puede “crear producciones que atenten contra el patriarcado neoliberal y contra el orgullo gay despolitizado”. Invitades: Carmen Berenguer, poeta y artista visual (Chile), Leche de virgen trimegisto, performer (México), Jesús “Chocoyo” Álvarez, performer (Perú), Zaida González Ríos, fotógrafa (Chile). Registro visual disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=tVasncpoUq4 v. “Insumisas. Ocho chilenas líderes desde la disidencia”. 23 de julio 2020, 18hts. Conversatorio con Camila acerca de su proyecto “Insumisas. Ocho chilenas líderes desde la disidencia”. Arte gráfico, rescate de memoria de mujeres. Lectura de un fragmento de su libro. Registro visual no disponible.


Serie del “Tarot Trans” por Zaida González


E:

(Ester) Estas jornadas críticas de las disidencias nacen el 27 de junio de 2020, a propósito de la pandemia y del confinamiento de un grupo de maricas que teníamos diferentes eventos, estrenos de obras y películas, diversos accionares desde las artes. Decidimos darle este carácter en junio, mes del orgullo gay, con el cual no nos sentimos identificadas. Comenzamos esta serie de charlas a través de Zoom, reuniendo a varias y varios artistas no sólo de Santiago, sino también de otros territorios, descentralizando la acción. En el fondo, fue importante la manera en la que fue orgánicamente fluctuando este recorrido Baipraid. Mostramos partes del recorrido de El Ritmo de la Noche

Entrevista a Baipraid

¿Cómo emerge esta idea de organizar un ciclo de resistencia estética de las disidencias sexuales frente a la celebración del gay pride, y cuáles son las organizaciones que han estado involucradas2? ¿Cuál es el origen de estas jornadas?

2. Organizadoras de Baipraid: Cristeva Cabello, Jorge Díaz, Camila Donoso,

Artistas y activistas invitadas: Carmen Berenguer (poeta), Leche de Virgen Trimegisto (performer, México), Jesús “Chocoyo” Álvarez (performer, Perú), Camila González (proyecto editorial Insumisas), Colectivo 4ºD, Colectivo La Comuna. Poetas invitadas: Ivonne Coñuecar, Noah blanco, Manuel Moraga, Danka Herrera, Niño Puto.

Por MutanteZine

Wincy Oyarce, Ernesto Orellana, Daniela Cápona, Diego Agurto, Zaida González, Margaritas, Rocío Hormazábal.


del colectivo La Comuna, dirigida por Diego Agurto Beroiza; textos que van a acompañados de Cristeva sobre el travestismo en Chile; y diferentes videos de Wincy Oyarce, de Camila José Donoso, que tenían que ver con feminismo, disidencias, esta acción de romper estatuas, una serie de manipulaciones colonizadas y que descolonizamos a través de estos videos performativos. Esto comenzó el 27 de junio con un conversatorio, luego prolongado con cuatro sesiones más donde se incluyó también fotografía, poesía, relatos performativos a través de la obra El Ritmo de la Noche, dando un resultado bien variado.

C:

(Cristeva) Baipraid fue un espacio de resistencia dentro de lo que estamos viviendo: este encarcelamiento obligatorio por este bicho que anda suelto; por la división, la imposibilidad de volver a estar juntas cuerpo a cuerpo con otras activistas, con otras compañeras, con otras vecinas, resistiendo y accionando políticamente. El activismo de las disidencias sexuales está muy vinculado a la protesta, a la calle, a la subversión en el espacio público, a salir de casa, a salir y quemar el clóset y armarnos como un vecindario. Frente a esta obligatoriedad del mundo online, construimos una instancia de resistencia creativa dentro de la pandemia y en torno a lo que venía resonando desde el estallido. Un espacio para pensar cómo nos involucramos dentro de esta revuelta social, de pronto encontrándonos en ella, y luego de repente

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estando encerradas; pero cómo también las disidencias participamos dentro de este proceso, desde dentro de los feminismos, dentro del llamado de Las Tesis a “movilizarse con mujeres y disidencias”. Siempre pensándose desde dentro de este revoltijo. Baiprad fue una instancia para seguir haciendo activismo, que es lo que hacemos de algún modo a través de la palabra, a través de la performance, la poesía, a través de la creación colectiva. El título también lo fuimos buscando, trabajando y conversando, buscando relevar esa critica a la homosexualidad más normativa, a las políticas gay tradicionales, al mundo “elegebetoso” que a veces no es tan simpático, donde hay ciertas sexualidades, como las travestis y trabajadoras sexuales, con otros deseos y otras formas, que están más marginadas que el mundo gay o lésbico. Eso fue lo que nos convocó también desde ese juego del Baipraid, el estar juntas y de criticar el orgullo, la política y las políticas del orgullo homosexual. “¿De qué vamos a estar orgullosas?”, nos decíamos. Como es el día del “Orgullo” cuando se marcha, ¿de qué íbamos a estar orgullosas con tantas muertes, cuando Mañalich seguía como ministro, además de toda la violencia política del Estallido? Y la precariedad de la vida, de todas las compañeras, artistas, performers, escritoras de las disidencias, que buscan también un sustento de resistencia, muy vinculadas a prácticas creativas y artísticas que también han sido completamente olvidadas, pero que a la vez da esta instancia de crear desde este fracaso neoliberal e imaginar otro mundo a través de este vecindario en llamas.


D:

(Diego) Pienso que el resistir no es un ejercicio circunstancial: es una práctica corporal, y es constante. Entonces, también se levanta este evento en un contexto donde estaban un poco difusos políticamente los conceptos de diversidad y disidencia. Se han utilizado mucho mezclados y, para mí, llegó un momento bastante molesto en el que se levantaban estas “izquierdas de oposición”, Frenteamplista, Revolución Democrática; poniendo en uso los conceptos “disidencia” y “diversidad”, a partir de esto, y de la profunda desconfianza con estas izquierdas reformistas, uno se pregunta ¿Qué se entiende por una y otra? ¿Son lo mismo? ¿Son identidades? No creo que haya, necesariamente, que poner en valor una sobre la otra, sino posicionarse. Pienso que se difuminó, con una intención “apaciguadora”, el borde, la molestia profundamente política, y se empezó a generar una postura sobre la disidencia como una identidad. Pero hay que volver a poner a la disidencia como una práctica, como una necesidad. Y frente a esta necesidad de poner en valor la resistencia nos dimos cuenta también que, como activistas, teníamos material. No creamos algo para un evento circunstancial, sino que es parte de nuestra práctica diaria, y todas quienes participamos en el Baipraid teníamos materiales, teníamos trabajos hechos: levantamientos de memoria, levantamientos territoriales, levantamientos de identidad, visibilizaciones, que en el contexto en el que estaban proliferando otros eventos de “orgullo” un tanto “oficialistas”, estaban quedando invisibilizados. Está pasando mucho en este contexto, incluso previo al proceso constitucional, donde la memoria ha sido un poco fetichizada. Si vamos a hablar de memoria cuir,

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tomemos a Hija de Perra, tomemos a Lemebel, y eso sería. Sin desmerecer el trabajo de estas compañeras, al contrario: reconociéndolo. Hay imágenes, mucho afiche de organizaciones LGBTIQA+ de “oposición” con esta lógica, usar el referente más próximo a los márgenes político-corpóreos. Pero parecía que eran las únicas figuras que habían, y funcionaban así, en la lógica de la imagen, y no se estaban reconociendo otras resistencias diarias, otras resistencias historiadas, salir del fetiche. Por mi parte, con La Comuna, colectivo teatral del cual soy parte, llevamos trabajando hace un par de años en el levantamiento de testimonios de personas de la población LGBTIQA+ que sobrevivieron a la dictadura y que participaron de la noche cola en la Región Metropolitana. Así, este evento ponía de manifiesto que hay trabajos territoriales, trabajos de activismo, levantamientos y discusiones políticas que estaban ocurriendo en muchas esferas y no se prepararon especialmente para el Baipraid.

Entiendo que desde el lesbofeminismo hay una necesidad de separatismo del movimiento disidente. En contraste, la organización y les expositores de Baipraid no surgen desde esa mirada... Quería entonces preguntarles si hubo mujeres


y lesbianas dentro del espacio que participen activamente de esa lucha, y ¿cómo ustedes ven este movimiento en la revolución?

D:

A nivel personal, creo que en Chile la radicalidad de la discusión feminista se la debemos a los espacios lesbofeministas. Creo que frente a la sistemática invisibilización de la mujer en las disidencias, esa radicalidad tomó mucha importancia dentro del movimiento. Baipraid se organiza en torno a personas y nunca en un sentido representativo. Y para quienes agitamos este evento, se trató de un ejercicio de contagio –donde aparece y desaparece la identidad–, fue un trabajo colectivo. El movimiento feminista toma esa radicalidad histórica. Estamos hablando desde Ayuquelén3 hasta acá –no estamos sólo hablando de la revuelta, sino de las compañeras lesbofeministas y sus levantamientos de discursos desde la dictadura hasta hoy.

E:

Yo pienso Baipraid como espacio de reflexión. Las disidencias convergen en esta historia de golpes que hemos sufrido mujeres, lesbianas, trans, homosexuales. No somos una voz. Cuando creamos Baipraid no pretendíamos ser una voz, pero teníamos muchas reflexiones.

3. Agrupación lésbica pionera en Chile fundada en la década de los ‘80.

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¿Qué tipo de políticas, en el sentido más mainstream de la política institucional, querían ser impugnadas en ese contexto, cuando se piensa en el “orgullo gay”? ¿Cuál era la lectura que realizaban respecto de las “diversidades” sexuales en ese contexto, además pandémico?

C:

Tiene relación con el neoliberalismo y con cómo todo lo LGBTIQA+ ha ido convirtiéndose en un mercado, mediante un “capitalismo rosa” o pinkwashing de las instituciones patriarcales, todas estas políticas neoliberales donde las sexualidades disidentes empiezan a trasladarse a la esfera pública: aparecen en las películas, en las series, en los programas de televisión, los vemos animando programas, aparecen en espacios públicos, están en la política, son candidates. Empieza a crecer ese proceso de visibilización en el espacio público y obviamente hay ciertas demandas del movimiento elegebetoso que tienen que ver con el matrimonio homosexual, principalmente, y que son parte de una agenda hegemónica. No nos cansemos de denunciar a una élite homosexual que se visibiliza y que toma el escenario público y que se mediatiza, que se olvida de otras luchas minoritarias como los conflictos raciales. Hay una cierta “élite gay” y una “élite LGBT” también, principalmente gay y lésbica en Chile frente a la cual se movilizan las disidencias sexuales. Nos hacemos parte de la crítica que los grupos de la disidencia sexual, feministas y lésbicos han realizado históricamente en Chile contra organizaciones que han reproducido el patriarcado y la misoginia de


forma estructural, como el MOVILH y la Fundación Iguales. No hay que olvidar que el primer Presidente que recibe a homosexuales en el Palacio de La Moneda es Sebastián Piñera en 2011, cuando recibe al escritor bestseller Pablo Simonetti de la Fundación Iguales. Unos gays, lesbianas y trans de clase alta, con apellidos de élite, que son gerentes, que se casan, que no son pobres, que no son promiscuos, es decir, unos buenos ciudadanos. Pero las disidencias sexuales no se sienten reflejadas por esta política del orgullo, menos cuando la tortilla se ha dado vuelta y han quedado expuestas las precariedades y desigualdades profundas que afectan a toda la comunidad en el país. También tiene que ver con la pérdida de radicalidad y la despolitización creciente del movimiento LGBTIQA+ durante la post-dictadura chilena. Nos dicen que nuestras políticas son particulares y separadas, y esa es la trampa de este juego liberal: hacernos pensar que nuestras demandas no tienen nada que ver con lo que está pasando en el sur, con la militarización de la Araucanía, con el racismo hacia los inmigrantes, hacia las poblaciones mapuche, la violencia hacia las mujeres. Nosotras somos feministas. Desde ahí también viene nuestro involucramiento con otres, una ética feminista, hacer otros vínculos con otros movimientos sociales, y creo que esa es, por un lado, la historia y la crítica a la visibilidad de este movimiento, este discurso de la diversidad y del orgullo, donde además siempre la política en esta diversidad –o en estas políticas de diversidad sexual– se restringe a los marcos de la política institucional, de la medida de lo posible de

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lo legislativo, como si lo único posible fuera la justicia a través de las leyes. En Baipraid se recuperaban voces e imaginaciones políticas subversivas, escenas disidentes terroristas, espacios de comunidad que hablan una lengua más creativa. ¿Dónde queda el asombrarse?, ¿el destello estético, la pasión política, la suciedad también de nuestros deseos, lo excluido, el dolor, todos esos traumas con los que se vive en estas comunidades disidentes?

Tal como decías, pienso en MOVILH, que en plena pandemia seguía promoviendo la agenda legislativa del matrimonio homosexual, o que Fundación Iguales montara una instalación lumínica en la Plaza de la Dignidad –¿cómo consiguieron esos permisos?–. Tengo la sensación de que la pandemia y estas acciones muestran y ponen en evidencia cuáles son las complicidades que existen entre ciertos movimientos homosexuales y el poder: estaban resguardados por las policías mientras montaban la instalación Plaza de la Dignidad, en medio de la cuarentena.

C:

Me haces recordar unas palabras del ex-Ministro de Defensa Mario Desbordes, este paco que fue Ministro y que quiere ser Presidente, que explicaba en una entrevista en Tolerancia Cero –mientras era


Ministro de Defensa– que uno de sus intereses era hacer políticas de integración pro diversidad sexual dentro de las Fuerzas Armadas, en la organización militar. O sea, estaba importando toda esta política de normalizar lo LGBTIQA+ en una institución que es muy violenta, muy patriarcal. Esta derecha está lavando la imagen de instituciones violentas con nuevos aires de progresismos color arcoiris. En la entrevista, Desbordes declaró que estaba en conversaciones con personas del MOVILH y con una activista como Kena Lorenzini, activista lesbiana e histórica feminista relacionada con el Frente Amplio, una fotógrafa que yo reconozco por su trabajo, maravillosa. Pero Desbordes les nombra como si se tratara de sus asesores en la materia. Será por la clase o por el roce social y político. Me parece muy interesante ese dato, como ese olfato de esta política para absorber lo LGBTIQA+ y decir que –la derecha buscaba eso– las demandas LGBTIQA+ no le pertenecen a las izquierdas. Finalmente, las fuerzas armadas hicieron bastante difusión de la integración de un hombre trans en sus filas.

Y también toda la función ideológica de estas homosexualidades normativas al esconder, por ejemplo, las violaciones a los Derechos Humanos ejercidas en particular contra el mundo no-heterosexual durante la Revuelta de Octubre.

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D:

Recordemos las imágenes de Rolando Jiménez sentado en el Parlamento, conversando con el gobierno, mientras nosotres estábamos en la calle exigiendo justicia y reparación durante la Revuelta. Fundación Iguales pidiendo permiso para hacer un show de celebración, mientras hay familias que aún no saben quiénes abusaron de sus hijos, de sus hijes, de sus familiares, de sus parejas. El caso del chico de Coquimbo abusado sexualmente por militares: no sabemos todavía quién fue. Y el MOVILH sentado en el parlamento, escuchando. Ni siquiera opinando, ni siquiera un grito, ni una bandera, sentado ahí Rolando Jiménez. Y Fundación Iguales preocupándose de levantar un escenario y subiendo esto a redes sociales, diciendo que nos tienen una gran sorpresa. ¿Con qué nos van a sorprender? ¿Con justicia? ¿Con verdad? ¿Con lo que estamos exigiendo en la calle? Esto que está pasando permite que nos demos cuenta de la lógica reformista de la oposición (que no se opone a nada, en verdad) cuando celebra los escaños indígenas, porque sabemos que estos escaños indígenas no van a producir una constitución indígena. Tiene que haber una lógica plurinacional. No porque 23 ó 25 personas vayan a estar dentro significa que va a haber una constitución plurinacional. O lo que hace Revolución Democrática (RD): “vamos a levantar constituyentes LGBTIQA+”. Cumplen y “listo, check”. “Matrimonio”: listo, se avanza en la “agenda”. Dicen que es una agenda LGBTIQA+ porque al parecer todes decidimos en esa agenda. Y claro, van a cumplir con el “matrimonio” heterosexual, no homosexual, con lógicas heterosexuales, de las familias heterosexuales.


Lo mismo que el MOVILH: “vamos a hacer que ahora en las fuerzas armadas exista una lógica de inclusión”. Pero también pensemos en Chile, que es el patio trasero de Estados Unidos, las lógicas de inclusión en los EE.UU. fueron la política del “don’t ask, don’t tell”, fue un “no molestes” dentro de la institución: “no digas que eres homosexual”, “no digas que eres lesbiana y vas a ser aceptado/aceptada”. Entonces es complejo escuchar los discursos del poder, sea incluso el poder de oposición –que no se opone– completamente reformista. Ahora estamos escuchando las discusiones constituyentes que siguen en la lógica de la reforma. Sin embargo, lo que estamos levantando en las calles corresponde a un proceso revolucionario, no reformista. No queremos una Constitución escrita por el pueblo, no es eso solamente. Es una constitución que incorpore al pueblo realmente, no que el pueblo elija quién la escribe. Entonces, una hoja en blanco. Pero ahora tenemos a los mismos tipos peleando para escribir una constitución que sólo es “democrática”, en la medida de lo posible. Sabemos que el poder no nos va a entregar eso que se está pidiendo en las calles, hay que arrebatárselo. El levantamiento del Baipraid trata de mantener la molestia sobre el proceso que estamos llevando. Una élite política que insiste en la reforma al sistema, un sistema que ya no soporta otra reforma más. Es complejo porque quienes están visibilizando más la palabra disidencia –no vamos a decir la práctica disidente– son los partidos de oposición que la toman rápidamente, le ponen siete colores en el logo, y listo. Una foto de Hija de Perra, una foto de Lemebel, de Gabriela Mistral, y cumplimos, incorporamos

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a todo el mundo en redes sociales. Es como volver sobre la molestia de la disidencia: estamos molestas y molestos por esto, no se puede seguir pensando que el matrimonio va a proteger realmente a alguien. Es más: se crea el matrimonio y la protección ya no es del Estado, sino de la familia como empresa privada. Los bienes quedan dentro de las familias, y el Estado nuevamente se lava las manos, “les damos ésto, ustedes protéjanse, protejan sus bienes, protejan su patrimonios materiales” –porque no hablemos de los inmateriales, no hablemos de la memoria: eso no va a estar protegido por nadie. En nuestro ejercicio queda plasmada una práctica de memoria. Y se hizo algo que no fue hablar con Beatriz Sánchez solamente, diciendo “qué opinas tu de las mariconas, los maricones”. Fue algo más: se trató de levantar las prácticas, las identidades de las bases. Acá nadie habló por nadie, no representamos a nadie. No era realmente un ejercicio de representación. Era un ejercicio político y performático donde nosotres hablamos, mostramos, leímos y discutimos sobre nuestras propias prácticas.


Quería volver un poco a la apuesta estética. Porque tengo la impresión de que no se trata tanto de hablar de política, sino de hacer política a través de otros medios. Me llamó particularmente la atención el poema de Ester que abre en Instagram el Baipraid: se cuestiona el carácter mainstream del gruinguismo del Gay Pride, acompañado de imágenes de los procedimientos de derrumbamiento de estatuas durante la Revuelta de Octubre. Hay toda una intervención estético-política que nos permite recuperar todos estos procedimientos, que además son procedimientos de carácter internacional. ¿Cómo piensan ustedes este ejercicio estético?

E:

Yo creo que entendimos –personalmente en el momento de la escritura– que había que pensarla como un diálogo, como una conversación sobre cuánto nos molestaba y cómo nos violentaba el marketing que se estaba haciendo con esta bandera de lucha, que usurpa los Derechos Humanos. Entonces, el poema Baipraid es todo lo que pensamos… Se trata de pensar la poesía desde un punto de vista crítico también. Cuando lo creé traté de recapitular nuestras conversaciones de chats anteriores y darme cuenta de que hablábamos de lo mismo: de políticas ciegas, de cómo no nos representa Rolando Jiménez, de cómo no nos representa el modelo de Iguales, y desde dónde nos podíamos afirmar. Lo que hicimos fue un trabajo colectivo, de cosas que hemos hablado siempre, que llevamos cada una por su parte, y usar la escritura como una recopilación

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de este archivo para crear un “manifiesto”, si así se le quiere llamar.

C:

A mí me encanta tu poema. Ester Margaritas pudo recoger toda una discusión que se estaba dando a nivel virtual, a nivel de activismo y que recoge desde su voz sureña, instalando toda una crítica. También fue interesante el trabajo audiovisual que recopiló Camila José Donoso, en el que recogió las diversas imágenes de estatuas derribadas, símbolos que cayeron en Chile y Estados Unidos. La gráfica, también realizada por otra activista diseñadora, muestra también a un grupo de raras intentando botar esa estatua de Baquedano (que sigue de pie, que se mantiene “erecta” y que intentamos “des-erectar” en ese juego simbólico que aparece en la gráfica). Buscamos derribar ese símbolo de la violencia, del asesinato, del etnocidio que hubo siglos atrás en este país y que, al parecer, las fuerzas militares y de orden masculinas siguen luchando para que no sea ofendido. Entonces creo que también es interesante que las disidencias sexuales nos articulemos en lo cultural, en lo simbólico, en el cuestionar y proponer otros símbolos y otros mundos. Es decir, nos gustaría tener también nuestras imágenes, nuestras memorias, que sean reconocidas, y estamos en esa lucha y lo hemos visto. Las luchas están también moviéndose, organizándose, y eso es muy interesante. Pero desde ahí, desde esos objetos que rescatamos, como este video y el poema, e ir trabajando colectivamente. La vinculación inesperada se dio entre la crítica del praid a una bandera (una bandera que viene desde el norte) y su vinculación con la caída de símbolos


de los colonizadores en distintas partes de Chile, y también en otros países. Había que contagiar y contaminar estas imágenes y estas luchas que están sucediendo.

E:

Me quiero agarrar de la palabra de Cristeva: no sabíamos el impacto que iba a tener. Yo creo que reaccionamos desde la rabia. Personalmente, reaccioné desde la rabia y me fue necesario hacer esto con las chiquillas, fue impensado. Tenemos un grupo muy creativo: “forjemos, veamos qué sale”. Y resultó algo súper bueno: las charlas tuvieron mucha convocatoria y hubo un ruido; de todas maneras el 27 de junio, el día sábado a las 7 de la tarde se hizo un ruido, y eso fue súper importante, por lo menos para mí, esto que visibilizamos. A la última marcha que fui del MOVILH acá en Puerto Montt, me devolví a mi casa porque vi a Eugenia Lemons arriba de un camión. Caminé un poco más y veo a la Kel como en un círculo “toda selfie”, y yo decía “no. Bacán, pero no es el centro. O sea, esto no es”. Ese año, un mes antes, habían golpeado a Gema acá en Puerto Montt, en el terminal de Puerto Montt a las 4 de la tarde. Una compañera travesti a quien le desformaron la cara. Entonces, teníamos mucha rabia y era el momento para hacerlo porque las plataformas digitales te lo permiten.

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Les quería preguntar justamente por la recepción que tuvieron las jornadas...

D:

Nosotras jamás quisimos hacer algo que nadie estaba haciendo, sino que estábamos –y estamos– molestas y debíamos organizarnos con todas las enojadas, las iracundas, las deseosas de revolución. Fue como “está este evento pero no voy a participar porque no tiene que ver con mis posicionamientos”. Nuestra inquietud era que hay mucha gente también con rabia, pero que quizás no han organizado esa rabia. Nosotras nos conocimos en un momento político y sexual muy particular, nos juntamos, discutimos, creamos, nos festejamos, nos hemos visto en nuestros estrenos y nuestras performances, nos acompañamos, hemos recorrido desde los afectos, la resistencia y la colectividad, muchísimas calles. Cuando hicimos el primer evento nunca pensamos que se iba a llenar el Zoom ¡y que no podía entrar más gente! Gente nos escribía: “transmitan en otro lado”. Pero es que jamás pensamos que iba a llegar tanta gente. Y luego, lo que empezó a pasar fue que mientras estábamos en el evento, eran etiquetadas en Instagram, fotos por WhatsApp, etc. Además entró gente muy diversa. Yo vengo desde el teatro y desde la docencia, trabajo en colegios y tengo colegas que jamás habían participado de un evento así ni habían escuchado decir esto que queríamos decir. Estábamos acostumbradas a escuchar la discusión sobre la diversidad en la televisión: “matan a travesti”, y es la única historia, morbosa, con la que se nos nombra y se nos castiga. Si eres travesti, lesbiana, cola, tu futuro es el asesinato, “le pegan a un maricón”, y Fundación Iguales


en la prensa enunciando un montón de lugares comunes y heterosexuales. Mucha gente de la que participó como público del Baipraid, no había escuchado o estado en presencia de eventos más políticos, y creo que eso fue interesante porque nos obligó a no cerrarlo, a continuar en la ciber-organización, seguir molestando. En un principio teníamos ideas, pero nunca hicimos el cronograma completo. No fuimos tan ambiciosas para decir “vamos a tener seis eventos, uno por semana” sino que teníamos pensado sólo uno. La misma recepción nos instó a pensar en otras jornadas; una más, una más, otra más, y se empezó a formar este evento más macro que pudiera asociar, en pequeños momentos, ciertas ideas y ciertas personas bajo una idea central que además era promiscua. Las disidencias tenemos una práctica estética que no va a ser puesta en valor por el poder, porque es una estética de la re-apropiación, la re-significación, la utilización de ciertos elementos existentes, subvertidos en su sentido. Cuando Cristóbal y Miyu nos invitan a esta conversación, revisé las imágenes, textos y videos que habíamos compartido, y fue interesante volver a ver las estéticas. La estética de la promiscuidad sale de la lógica del museo, de la lógica de “quienes pueden levantar memoria y archivos”. Quizás esto jamás va a entrar a la lógica de la historia oficial, porque es promiscuo. No es “fácil” de unir. Nuestras estéticas son dispares. Venimos de distintos territorios, de distintas experiencias. Algunas entramos a la universidad porque somos ese pequeño error de la clase obrera que entró a la universidad, un espacio que no fue pensado para nosotras.

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Son interesantes estos movimientos de identidades que suceden; de reconocernos las rabias, que son similares pero distintas, y no buscamos la unificación de un programa único, que se relaciona con lo que Cristóbal decía al principio: “el discurso político”, un programa único que nos incluye a todas. Acá no se trata de un programa, no tenemos un programa y el programa de la disidencia no es éste. El programa de la disidencia es entender que el “programa”, si bien en antiheteropatriarcal, también es dinámico, que está en movilidad constante, cambia entre los territorios, cambia entre nuestras identidades sexuales y de género. Porque también pienso que una Constitución es un texto que está escrito, impreso y guardado en una biblioteca. Nuestras identidades no pueden estar guardadas en una biblioteca. No pueden ser representadas en un texto que está quieto. Nuestras identidades van cambiando, se van movilizando, van generando vínculos, redes, rizomas. Creo que eso a mi me quedó muy presente luego del Baipraid.


En un principio quise participar del Baipraid y me quedé fuera del Zoom por cupos. Luego hubo una sesión en la que pude participar, la del Contagio. Ahí quedaba en evidencia lo que se dice: el choque de las estéticas, que no es lo esperable. Son estas re-apropiaciones de la imagen, invertidas, como decías. Re-miradas, re-pensadas y trastocadas.

D:

Es interesante lo que dices, no tenía tan fresco ese evento. Fue muy interesante haber tenido a la Carmen, a la Zaida, a Chocoyo, a Leche de Virgen. También es bien interesante que haya traspasado los límites geográficos a través de lo virtual.

Fue mucho más latino o representativo de lo latinoamericano que algo tan específico de Chile como territorio.

C:

Ese era el potencial que tenía o tiene lo digital, que permite generar redes con otros países, otros colectivos, otros artistas, otros afectos que están fuera de esta nación llamada Chile. Por eso mismo generó interés, porque las redes cuir también son redes que se mueven en distintos espacios, y aprendemos de lo que pasa en México o en Perú.

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Quería preguntarles sobre el proceso constituyente. Creo que la forma de entrar en este tema es justamente a través de esta desconfianza - más que desconfianza, la develación de las condiciones y los efectos de la reapropiación de lo cola, lo marica, por parte de la institucionalidad. Tendía a mirar con sospecha mucha difusión, a mi juicio a-acrítica, del “sipo’, apruebo” que deriva del aún más sospechoso Tratado por la Paz del 15 de noviembre. En ese momento pensaba que este era justamente el juego que lograría desactivar el movimiento social. Entonces, me pregunto cómo lo vieron ustedes, desde este punto de vista de observar que lo que hace la institucionalidad es recuperar ciertos símbolos o materiales que no le pertenecen.

E:

Creo que son lenguajes que da la calle y las marchas. Nos fuimos apropiando de palabras, de canciones y de la revuelta popular, de lo que estábamos exigiendo en ese momento. Ahora estamos más preparadas para todo lo que viene. Al menos así yo veo el “sipo’, apruebo” y lo demás.

C: E:

Recordé el “sipo’, niña”, que también lo vi circulando harto. Esa consigna al menos en redes sociales… O el “furia marika”…


C:

Había como un optimismo, un entusiasmo por el proceso constituyente. Y este Acuerdo por la Paz que también fue visto como la élite salvando a Piñera, y este fracaso que se sentía ya en la revuelta de que Piñera se tenía que ir, tenía que renunciar por todas las muertes y todos los daños físicos producidos. Para resistir a ese apropicionismo o asimilacionismo LGBTIQA+ hay que entender que las disidencias sexuales somos “generaciones” cruzadas por movimientos sociales, culturales y algunas por el movimiento estudiantil y feminista, cuestión que ha repolitizado las cuerpas y conciencias políticas. El activismo dentro de la universidad, vinculadas a la educación, algunas con talleres, generando espacios de toma de conciencia dentro de las disidencias. En ese sentido hay vínculos entre el movimiento estudiantil, las disidencias sexuales y el feminismo. Las tomas fueron posibilidades de emergencia del deseo lésbico entre mujeres que se acompañaron en las tomas. Las tomas, por ejemplo, sólo de mujeres, donde comenzó el debate de incluir o no a personas nobinaries, a personas trans. Ojo: ahora podemos empezar a hablar de estudiantes trans, estudiantes nobinaries, en el espacio educativo. Y eso hace algunos años atrás, antes del 2018, era bastante impensado y generaba bastante resistencia en las instituciones y dentro de los grupos feministas. Las disidencias también son muy distintas dependiendo de su localidad (en el norte, el sur, zona rural). No podemos hablar de lo cuir en una comunidad rural, o exigir que reivindique una libertad sexual apabullante en un contexto hiper-conservador. Ahí hay tensiones locales. Y lo racial y la clase también se vinculan con los géneros

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disidentes. Hay un vínculo entre estos movimientos políticos, este movimiento de disidencia sexual, el movimiento estudiantil, los movimientos feminista, hay intersecciones, hay retroalimentación, ha habido ese proceso durante la última década, de toma de conciencia. E internet y lo digital ha ayudado a comunicarnos, a estar más juntas. Y ahora, precisamente, estamos en este proceso donde al menos siento que con este rotundo “apruebo” hay una mayor legitimación cultural de nuestras demandas y que hay una posibilidad de imaginar, de tener una utopía sexual dentro de este nuevo proceso que se avizora.

D:

Yo estaba pensando en la pregunta del inicio, la palabra que usó Cristóbal (que después se corrigió); pero yo sí la usaría: y es la desconfianza sobre el proceso. Todo este tiempo previo, la última semana antes del plebiscito, estuve muy preocupado. Yo fui dirigente estudiantil durante la Revolución Pingüina (2006) y recuerdo mucho que nuestra demanda (de las bases, porque lo que la televisión visibilizó fueron dirigentes que hoy en día son representantes políticos y sacaron su tajadita de la torta), nuestra discusión en los liceos, en los colegios y en poblaciones, era el cambio a la Constitución. Recuerdo muy bien una asamblea ampliada en el Pedagógico donde fue todo el sector Oriente y el sector Sur, donde dirigentes estudiantiles habíamos acordado que nuestro primer petitorio era el cambio de la Constitución. Y les dirigentes universitaries se encresparon diciendo “cómo se les ocurre que vamos a pedir eso, es poco popular”. Creo que esa generación fue marcada porque se nos dijo que no podíamos, que no se podía cambiar la Constitución. Finalmente se nos


vendió, a través de asambleas con abogados, que lo que podíamos hacer realmente era derogar la Ley Orgánica Constitucional de Enseñanza (LOCE), cambiarla por la Ley General de Educación (LGE). Pero yo creo que toda esa generación, que es la generación que ahora está o bien votando, o bien resistiendo al sistema electoral desde la organización, una generación que producto de esa revolución entró a las universidades, porque aprendimos en las tomas, aprendimos en los meetings en las calles, en las plazas, en las reuniones que hacíamos, aprendimos: ¡aprendimos a leer! ¡Realmente aprendimos a leer ahí! Porque teníamos que leer rápidamente un texto para ir después a una asamblea, a juntarnos con los hueones del Partido Socialista a decir “entiendo más o menos este texto” que jamás en el colegio nos hubieran hecho leer, y entramos en ese margen pequeño que nos dio la Revolución Pingüina. En ese margen pequeño, para les marginades de la revolución de entrar en la universidad, nos educamos y aprendimos las palabras que ellos no querían que aprendiéramos, para ahora estar en la calle diciendo, ¡sabemos que podíamos y ahora lo vamos a hacer! Sabemos que no vamos a soltar este proceso, sabemos que esta revolución tiene precedentes importantes: el Mochilazo, siguió con la Revolución Pingüina y todas las revoluciones posteriores hasta 2011; cómo les secundaries fueron levantando constantemente la discusión de la revolución, no la discusión de la reforma, de la revolución. Y creo que es importante reconocer esa memoria. Hoy en día, cuando se han hecho investigaciones sobre la Primera Línea, y se reconocen allí dentro a personas con educación universitaria, no es que sean burguesas,

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son personas de poblaciones que lograron entrar por la gratuidad, o por las Becas Bicentenario, o por las becas que logramos luego de la Revolución Pingüina. Aprendimos las armas, aprendimos las palabras, aprendimos también cómo nos iban cagar, aprendimos a desconfiar del representante (porque están ahora en el Parlamento y se olvidaron de que las bases fueron quienes las levantaron). Hoy el pueblo está diciendo basta, está haciendo colapsar las formas del poder. Por otra parte creo que fuimos muchas quienes nos reconocimos como disidentes durante ese espacio de la Revolución Pingüina. Conocimos a compañeras más marginadas que nosotras. Conocimos compañeras que venían del sur, se le pagaba el pasaje; la junta de vecinos le pagaba el pasaje para que dirigentes del sur vinieran a Santiago. Se quedaban a dormir en el Peda. Conocimos otras experiencias, conocimos a lesbianas y conocimos a compañeras travestis, quienes sistemáticamente han sido invisibilizadas. Pero conocimos que había otra ficción posible y crecimos sabiendo que era posible, a pesar que nos dijeran que no. Hoy en día estamos haciendo esa revolución y es importante reconocer esa memoria.


¿Cómo ven ustedes la continuidad del proceso constituyente desde las disidencias? Retomando lo que dijo Diego, también tiendo a ser desconfiado. Porque el Acuerdo es complejo. No se trata de una Asamblea Constituyente. La Convención que redactará la Constitución no se va a dar a si misma su origen, viene bastante determinada por el Congreso porque, entre otras cosas, el método de elección de constituyentes ya está prefijado, y es el mismo método de elección de parlamentarios, el quórum de aprobación será de dos tercios… ¿Cómo ven lo que viene?

E:

A mi me gustaría que personas de las disidencias estuvieran haciendo esta Constitución. De pronto quiero dejar de pensar que esto es una utopía, y está pasando. Eso me parece importante y me motivó, por ejemplo, a ir a marchar, a no tener miedo de la milicia que nos estaba atacando constantemente. Tener a personas de la disidencia ahí, haciendo parte de la Constitución, me parece muy necesario. Creo que podemos generar un cambio desde ahí, con nuestras insatisfacción hacia el sistema, ya sea en salud, en educación, en políticas trans. Que haya también personas trans generando estos cambios, con un dialogo acertado frente a lo que significa y nos compete. Entonces me gustaría mucho pensar ya no tanto desde la utopía, sino desde el hacer. Y ya estamos en esta, al menos ya ganamos un poco.

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D:

Baipraid fue un lugar donde se activó la diferencia sin buscar la representación. Lo pienso para el proceso constituyente: ¿cómo se representa a las disidencias en el proceso, siendo que cada voz debería ser entendida como una identidad propia y no colectiva? Es complejo porque ¿a quiénes se levanta? ¿Para que represente a quién? Para ello hay que entrar en estrategias políticas, pero ¿hasta cuánto se transa la estrategia política por los valores y la trayectoria de activista? ¡Nos queda harta calle!


Tengo que pronunciarlo en ingles? B-y-e-p-r-i-d-e B-y-e-p-r-i-d-e B-y-e-p-r-i-d-e ¿Ahi sí?

Por Esther Margaritas

AudioPoema #Baipraid

Baipraid Gay? Pride?

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“Granadas poéticas y kuiridades sureñas” Encuentro de voces poéticas y escrituras disidentes sexuales en contexto de infecciones, pandemias y confinamientos. Grabado un miércoles 1 de Julio de 2020.

Ivonne Coñuecar, (Rosario) Esther Margaritas (Puerto Varas) Noah Blanco (Coquimbo) Manuel Moraga (Pto.Montt) Diego Argote (Pudahuel) Jorge Díaz (Santiago)


Nucleo de Acción Contrasexual Sudamerikana (N.A.C.S.)

“Demasiada libertad sexual les convertirá en terroristas” Sábado 4 de julio 2020


Colectivo La Comuna (Chile) “Arrastrar al presente nuestras memorias torcidas” Conversatorio grabado un sábado 27 de Julio del 2020.




Montaje “El Ritmo de la Noche”


Estas imagenes son capturas de pantalla expuestas por los artista entorno a las reflexiones sobre la “metáfora del contagio” en “Replicantes víricos: la potencia de la metáfora de la infección para los activismos arísticos”, conversatorio realizado un viernes 17 de Julio de 2020.

Leche de virgen trimegisto, performer (México)



Jesús “Chocoyo” Álvarez, performer (Perú)


(...) Estamos en plena catástrofe, tratando de sobrevivir a un futuro aún más catastrófico. La culpa no es de los virus, la culpa es del sistema económico y del patriarcado que delimita nuestra vida en sociedad. En un contexto donde las metáforas biológicas están dominando el mundo, las invitamos a dialogar sobre cómo la metáfora de la “infección” ha tomado parte en los procesos de creación de artistas y activistas feministas y de disidencia sexual (...)


“La espera”

Zaida González, fotógrafa (Chile)



fue ine y Z e nt ela u t a yu V te e M r Mi an d r po du ión , d i c ñ a d a Chile 2 0 2 1 e e ta se e i d n i d d d i u o nio ay aq pra iag Est ctad S a n t o y ju #Bai to e z a y r n es pu p r o b e e o, ma z a d a om y L e r li re c e a r G l feb t a r e s e ñ o p t i k ba . a ne s t ó es de r e v i s 0 . D i TH s Cri 2 Jeu e nt G 0 e , m 2 k los de la e de rotes r xg rtir ctub fía P a gra a p de o afías o s i r r nr po og 30 a e 40g un as tip s e r 2 l to imp da de e tex con ta d oli s ier el s e b p r : cu tulina nterio un pa a d de ita re car inas i obre or im col s . ág ob nl ns a p s ó e t i s s l s n ic ita ina ore Pri . La Ed col orOjo n d i g s pág k e m i 2 a e A a s @ jop yl jo @O r e s a 80g g por ba m p o de 100 da i a l i n a d c i á e n rc est huesa ouch lice ome n á c a t C so es nd No bo ine nto- nidos e eZ e t d i e t n o m n ta o ci dit Mu cono ros c cré l de – t o t e lef ues dand itoria . sR py e on .N Co omm ional ptar, po ed tezin i a c n C u d a a q ve rn ut ya rye ati nte artir @M Cre 4.0 I uto p a l m co aa de cuad es il br a ade ner ma


___ / 100 @mutantezine Julio 2021 Santiago de Chile


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