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José Ucedo Babiloni
Raíces históricas de la España contemporánea Define los siguientes términos: 쐌 Altamira. 쐌 Vascones. 쐌 Hispania. 쐌 Don Rodrigo. 쐌 Reinos de taifas. 쐌 Almohades. 쐌 Averroes. 쐌 Mozárabes. 쐌 Alfonso VIII de Castilla. 쐌 Alfonso X el Sabio. 쐌 Carlos III el Noble. 쐌 Cortes medievales. 쐌 Sociedad estamental. 쐌 Altamira. Es una cueva que contiene importantes manifestaciones del arte rupestre franco-cantábrico (fundamentalmente pinturas). Está situada cerca de la localidad cántabra de Santillana del Mar. Fue declarada Patrimonio de la Humanidad en 1985. Las pinturas fueron descubiertas en 1879 por la hija de Marcelino Sanz de Sautuola, María, que acompañaba a su padre. Sautuola dató las pinturas en la Prehistoria, lo que produjo una gran polémica en el ámbito de los historiadores del arte internacionales, pues algunos no aceptaban esta adscripción cronológica. Finalmente, en 1902 se aceptó que las pinturas de Altamira eran paleolíticas. Su antigüedad es de unos 15 000 años (Paleolítico Superior). La cueva consta de diferentes salas en las que las paredes y el techo se cubren con representaciones polícromas de animales (bisontes, caballos, cabras, cierva…) realizadas con gran realismo, imágenes antropomorfas y signos rectangulares, cónicos…, así como representaciones de manos en negativo. 쐌 Vascones. Vascones fue el nombre que los romanos dieron a las tribus que poblaban las tierras peninsulares entre el Pirineo occidental y el valle del Ebro. Ocupaban, por tanto, la actual Navarra y parte del País Vasco, La Rioja y Aragón. La zona norte del territorio vascón, denominada por los romanos saltus vasconum, estaba dedicada fundamentalmente a la explotación ganadera; en la zona sur, que los romanos llamaron ager vasconum, se practicaba la agricultura. Los vascones no fueron, en general, hostiles a los romanos, quienes fundaron Pompaelo (Pamplona) sobre una ciudad vascona. Sin embargo, los vascones se resistieron a la dominación visigoda y realizaron campañas de saqueo por tierras del reino de Toledo. Varios monarcas visigodos intentaron someterlos: © Oxford University Press España, S. A.
Leovigildo, quien para vigilarlos fundo Victoriacum (probablemente Vitoria); Suintila, que les obligó al pago de tributos… Pero las rebeliones vasconas no cesaron. Así, el rey visigodo Rodrigo se encontraba combatiendo a los vascones cuando recibió la noticia de la penetración de los musulmanes en Hispania en el año 711. Los vascones tampoco se sometieron al poder del islam. Pamplona se rebeló en el año 799 contra el emirato de Córdoba y pasó a estar bajo influencia del reino carolingio. Sin embargo, los Arista, un clan de Pamplona, expulsó a los representantes carolingios y se declaró vasallo del emir musulmán. El caudillo del clan Arista (Íñigo o Enneco Arista) suele considerarse el primer rey de Pamplona (810-820). 쐌 Hispania. Nombre que daban los romanos a la Península Ibérica. Fue conquistada en varias etapas. En el contexto de la guerra de Roma contra Cartago, los romanos ocuparon el levante y el sur peninsulares (218-205 a. C.); el interior peninsular (205-133 a. C.) fue conquistado tras las victorias sobre lusitanos y celtiberos. Durante la etapa de las guerras civiles en Roma (133-31 a. C.), los partidarios de los dirigentes romanos Sertorio y Pompeyo utilizaron Hispania como plataforma contra sus respectivos enemigos. La Península Ibérica fue también escenario de la guerra entre Pompeyo y César. El sometimiento de los pueblos de las montañas del norte se llevó a cabo entre los años 31 a. C y 19 a. C. En tiempos de la República romana Hispania fue dividida en dos provincias: Hispania Citerior e Hispania Ulterior. En el Alto Imperio quedó dividida en tres: Tarraconense Bética y Lusitania; y, posteriormente, en el Bajo Imperio la diócesis de las Hispanias englobó siete provincias: Tarraconense, Cartaginense, Bética, Lusitania, Gallaecia, Baleárica y Mauritania Tingitana. 쐌 Don Rodrigo. Último rey visigodo, elegido tras la muerte de Witiza. Los hijos de Witiza contrarios a la elección formaron un ejército y pidieron ayuda al caudillo musulmán Tarik para recuperar el trono de su padre. Tras desembarcar en Gibraltar, los musulmanes se enfrentaron a las huestes de Rodrigo en la batalla de Guadalete en 711, batalla en la que murió el propio rey. Tras esta batalla se inició la conquista musulmana de Hispania, lo que supuso el fin de la monarquía visigoda. 쐌 Reinos de taifas. Con la desaparición del califato de Córdoba en 1031 al-Ándalus se dividió en pequeños reinos independientes llamados taifas. Las taifas más importantes fueron las fronterizas (Badajoz, Toledo, Zaragoza), las levantinas (Valencia, Denia, Murcia) y la de Sevilla. El desarrollo cultural, artístico y científico de las taifas fue muy elevado; sin embargo, su debilidad militar e inestabilidad política fueron considerables. Historia de España
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Tuvieron que pagar parias (tributos) a los reinos cristianos que las amenazaban. Por esta causa y por las rivalidades entre ellas se vieron obligadas a recurrir a la alianza con pueblos norteafricanos, como los almorávides que conquistaron todas las taifas entre los años 1090 y 1110. Los almorávides no pudieron contener el avance de los cristianos (que tomaron Toledo y Zaragoza). Tras el desmoronamiento de su Imperio surgieron las segundas taifas (siglo XII). Los almohades, invadieron la Península en el siglo XII y conquistaron las taifas. Sin embargo, tampoco lograron frenar los avances cristianos y fueron derrotados en la batalla de las Navas de Tolosa (Jaén, 1212). Tras ellos surgieron las terceras taifas (siglo XIII), que fueron ocupadas a lo largo del siglo XIII por los reyes de Castilla y Aragón. Solo sobrevivió el reino de Granada, hasta que fue conquistado totalmente en el año 1492 por los Reyes Católicos. 쐌 Almohades. Los almohades («defensores de la unidad») eran un pueblo bereber, que procedía del actual Marruecos. Eran aún más ortodoxos e intransigentes en lo doctrinal que los almorávides, a los que acusaban de herejes y politeístas. De hecho, el líder almohade, Abd al-Mumin, fue proclamado califa, algo que los almorávides no habían osado hacer, y extendieron su dominio mucho más lejos que estos, hasta Trípoli (1161), en la actual Libia. Desde Trípoli los almohades se trasladaron a al-Ándalus, donde les costó bastante sustituir a los almorávides y someter las taifas peninsulares —especialmente las levantinas—, lo que lograron entre 1146 y 1172, aunque Baleares no cayó hasta el año 1203. Los almohades establecieron su capital en Sevilla y se encontraron con problemas casi idénticos a los de los invasores almorávides que les antecedieron: 쐌 Desde la perspectiva militar, fueron incapaces de frenar los avances cristianos, si bien obtuvieron ciertos éxitos iniciales, como el de la batalla de Alarcos (Ciudad Real) en el año 1195. Después los almohades no pudieron frenar el avance de los reinos cristianos y sufrieron una gran derrota en la batalla de las Navas de Tolosa (1212), que significó el fin del califato almohade en al-Ándalus y en el norte de África. 쐌 Desde la perspectiva política, no lograron integrar en un Estado a los andalusíes cultos, a los que empleaban en la Administración, pero reprimían doctrinalmente por considerarlos musulmanes heterodoxos. Un ejemplo fue el caso del filósofo andalusí Averroes, que colaboró con los almohades al principio, pero luego fue acosado y desterrado. En el terreno artístico se conservan de época almohade restos de la mezquita aljama construida en Sevilla (siglo XII), como el patio (denominado de los Naranjos) y el cuerpo inferior del alminar (ahora reconvertido
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en campanario), más conocido por el nombre de la Giralda, por el giraldillo o veleta que lo remata. 쐌 Averroes. (1126-1198). Fue un filósofo musulmán natural de Córdoba. Además de en filosofía destacó en teología, matemáticas, derecho, astronomía, física, medicina y poesía. Sus obras tienen su base en la filosofía aristotélica. Ejerció como juez y como médico de la corte sevillana. Sin embargo, la intransigencia religiosa almohade le obligó a exilarse a Marruecos (Marrakech) donde murió. Sus obras (Los comentarios de Aristóteles…) fueron traducidas al latín y es considerado como uno de los mayores eruditos medievales. 쐌 Mozárabes. Los cristianos que quedaron bajo dominación musulmana son conocidos como mozárabes. Dado que profesaban una «religión del Libro», es decir, basada en la Biblia y en la creencia en un solo Dios, las autoridades islámicas los respetaron y permitieron que gozaran de cierta autonomía y libertad de culto, así como de leyes y jueces propios. No obstante, debían pagar ciertos impuestos de los que estaban exentos los musulmanes, no podían acceder a cargos de responsabilidad política ni hacer proselitismo de su religión o poseer esclavos musulmanes. 쐌 Alfonso VIII de Castilla. Rey castellano (1155-1214), hijo de Sancho III de Castilla y Blanca de Navarra. Heredó el trono cuando solo tenía tres años (1158), por lo que el poder fue ejercido por un regente, durante su minoría de edad. Tras ser declarado mayor de edad en 1170, inició un proceso de expansión territorial frente al frente al islam. Intentó progresar hacia el sur y ocupó Cuenca en 1177. Sin embargo, fue derrotado por los almohades en la batalla de Alarcos (Ciudad Real, 1195). Tras esta victoria, los almohades invadieron el valle del Tajo y pusieron el reino castellano en peligro. Alfonso VIII solicitó ayuda al papa Inocencio III, quien predicó una cruzada contra los almohades. Este llamamiento fue secundado por el rey de Navarra, Sancho VII el Fuerte, y por el de Aragón, Pedro II el Católico, así como por caballeros de diversas órdenes militares y tropas de aventureros del otro lado de los Pirineos. El 16 de julio de 1212 se producía el enfrentamiento entre los ejércitos cristiano y musulmán en la batalla de las Navas de Tolosa (Jaén). La batalla fue un rotundo triunfo del ejército cristiano. Esta victoria abrió el camino para la conquista cristiana del valle del Guadalquivir. 쐌 Alfonso X el Sabio (1221-1284). Hijo del rey de Castilla-León, Fernando III, continuó la labor reconquistadora de su padre: conquistó el reino de Murcia y, ya como rey de Castilla-León, ocupó Huelva, Jerez y Cádiz. Tuvo que hacer frente a una revuelta mudéjar en Murcia y en el valle del Guadalquivir. Durante su reinado se creó el Honrado Concejo de la Mesta. Alfonso X llevó a cabo una importante labor legislativa,
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encargando la compilación de varias leyes (Código de las Siete Partidas). Fue también un mecenas del arte y la cultura. Así, promovió la elaboración de diversas obras de carácter histórico (General Estoria), literario (Cantigas de Santa María) y de entretenimiento (Libro del axedrez, dados e tablas). También impulsó la labor de la Escuela de Traductores de Toledo, un importante centro de traducciones de textos árabes al latín. 쐌 Carlos III el Noble. Rey de Navarra (1387-1425), hijo de Carlos II el Malo. Nacido en Nantes (Francia) en 1361, fijó su residencia en el palacio de Olite (Navarra). Consiguió pacificar el reino, y mejoró las relaciones con Francia y Castilla. Puso fin a los continuos enfrentamientos entre los tres burgos que componían Pamplona (La Navarrería, San Cernín y San Nicolás), que se unificaron mediante el Privilegio de la Unión, constituyéndose así en una única ciudad. Reformó el palaciocastillo de Olite, donde estableció su lujosa corte, y mandó construir la catedral de Pamplona, cuyas obras se iniciaron en 1394; allí fue enterrado junto a su esposa, Leonor de Trastámara. En 1423 instituyó el título de Príncipe de Viana para el heredero del reino navarro. 쐌 Cortes medievales. Las Cortes eran asambleas en las que estaban representados los tres estamentos de la sociedad medieval: la nobleza, el alto clero (ambos pertenecientes al estamento de los privilegiados) y el pueblo llano (representado por la burguesía de las ciudades). Su celebración empezó a ser habitual en los siglos XIII (en Castilla y Aragón) y XIV (en Navarra). Se convocaban de forma irregular, generalmente cuando los monarcas querían solicitar una contribución especial. En Castilla, las Cortes, únicas para todo el reino, no pasaron de ser meramente consultivas y fueron decayendo a lo largo del siglo XV. En Navarra y Aragón, los monarcas dependieron en gran medida de las Cortes para gobernar y, por lo general, pactaron con ellas. 쐌 Sociedad estamental. Sociedad jerárquica, rígida y estática, característica del Antiguo Régimen. Estaba compuesta por tres grupos sociales (también llamados brazos o estados) diferenciados jurídicamente; estos eran: clero, nobleza o aristocracia y tercer estado o plebe. Su situación jurídica y función social eran distintas, pues cada uno tenía una serie de privilegios, es decir, de leyes privadas y atribuciones particulares, que solo a ellos afectaba, generalmente de acuerdo con su función; el clero y la aristocracia no pagaban tributos, sino que los cobraban, y estaban exentos de producir alimentos debido a su función bélica y religiosa. El tercer estado (productores o pecheros), producía alimentos y pagaba impuestos. Responde brevemente a las siguientes cuestiones: a) El proceso de hominización en la Península Ibérica: nuevos hallazgos.
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b) Señala cuándo llegaron a la Península Ibérica sus primeros pobladores y diferencia el Paleolítico y el Neolítico. c) El proceso de romanización. d) Explica la cronología y rasgos fundamentales de la monarquía visigoda. a) Los primeros homínidos llegaron a Europa, y por lo tanto a la Península, desde África. En España se encuentran los restos fósiles más antiguos (800 000 años) encontrados hasta la fecha en Atapuerca (Burgos) y fueron hallados en 1994 en el yacimiento denominado Gran Dolina (nivel 6). Según las conclusiones de los investigadores, estos fósiles pertenecerían al Homo antecessor (posible antepasado tanto de los neandertales como del sapiens, que a su vez procedía de África). También se han encontrado abundantes fósiles humanos en otros yacimientos de Atapuerca con una antigüedad de 300 000 años, concretamente en la Sima de los Huesos. Al Homo antecessor le siguieron dos especies o subespecies, que al parecer convivieron cierto tiempo: el hombre de Neandertal (que apareció en Europa hace unos 230 000 años) y el Homo sapiens, el Homo actual, que se cree llegó a la Península Ibérica hacia el 40000 a. C. La llegada del ser humano a las Islas Baleares y Canarias se produjo en fecha posterior, hacia el III y el I milenio a. C., respectivamente. b) Los primeros pobladores que llegaron a Europa, y por tanto a la Península Ibérica, fueron representantes del género Homo y procedían de África. Los restos fósiles de homínidos más antiguos encontrados en Europa, hasta la fecha, tienen unos 800 000 años de antigüedad y se hallaron en España, concretamente en la sierra de Atapuerca, en el cerro del valle del río Arlanzón, al este de la ciudad de Burgos. Fueron encontrados en el año 1994 en el nivel 6 de la llamada Gran Dolina. Según las conclusiones del equipo de investigadores los fósiles encontrados pertenecerían al Homo antecessor posible antepasado tanto de los neandertales como de los Homo sapiens. El Homo antecessor medía entre 1,30 y 1,50 metros de altura, poseía una capacidad craneal de entre 600 y 700 c.c y utilizaba utensilios de piedra para cazar. Los descubrimientos de Atapuerca no se limitan al yacimiento de la Gran Dolina; también se han encontrado fósiles de hace unos 300 000 años en la Sima de los Huesos. Al Homo antecessor le siguieron dos especies o subespecies: el hombre de Neandertal (que apareció en Europa hace unos 230 000 años) y el Homo sapiens, el Homo actual, que se cree llegó a la Península Ibérica hacia el 40000 a. C. Las diferencias entre el Paleolítico y el Neolítico son las siguientes:
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쐌 El Paleolítico abarca desde el 800000 a. C. hasta el 8000 a. C. A este período también se le denomina Edad de la «piedra antigua» o «tallada», por la tecnología empleada. Los homínidos de este período eran cazadores y recolectores. Tallaban utensilios de piedra mediante percusión o presión y realizaban pinturas rupestres en el interior de cuevas, en las que representaban grandes animales bastante realistas; entre ellas sobresalen las pinturas de la cueva de Altamira, en Cantabria (arte rupestre cantábrico). También realizaron arte mueble (placas de piedra). 쐌 El Neolítico, comenzó después de un período intermedio denominado Epipaleolítico. A esta etapa también se la denomina Edad de la «piedra nueva» o «pulimentada» y se desarrolló desde el 5500 a. C. hasta el año 3000 a. C.; en ella el ser humano dejó de ser un mero depredador y empezó a producir sus propios alimentos mediante la agricultura y la ganadería, lo que conllevó también el aumento de la población y de los intercambios, gracias a los excedentes. Aparecieron numerosos instrumentos de piedra pulimentada como hachas y azuelas. Se inventó la cerámica, y el arte rupestre, situado en abrigos rocosos, se caracterizó por la representación de escenas de caza. Los principales yacimientos son los situados en la cueva de Nerja (Málaga), la cueva de la Araña (Valencia), el barranco de La Valltorta (Castellón) y el abrigo de El Cogull (Lleida). En muchos de ellos existen pinturas.
쐌 República (197 a. C.-siglo I a. C). En esta época Hispania se dividió en dos provincias: Hispania Citerior e Hispania Ulterior. Predominó la administración militar; al frente de cada provincia se encontraba un pretor. 쐌 El Alto Imperio (siglos I a. C.-III). Hispania se dividió en tres provincias: Bética, Lusitania y Tarraconense. En la Bética, considerada la provincia más romanizada y pacíficada, no tenía tanta presencia el ejército como en las otras dos provincias. 쐌 El Bajo Imperio (siglos III-V). La diócesis de las Hispanias englobaba siete provincias más pequeñas (Gallaecia, Lusitania, Bética, Cartaginense, Tarraconense, Baleárica y Mauritania Tingitana), dirigidas por un vicarius (delegado). 쐌 Urbanización y obras públicas. La ciudad fue la unidad administrativa básica establecida por los romanos y el principal instrumento de romanización de los territorios conquistados. Para llevar a cabo la urbanización de Hispania se utilizaron dos vías alternativas: 쐌 Creación de nuevas ciudades. Estas fundaciones (colonias), seguían el modelo de la propia Roma, y se poblaron preferentemente con ciudadanos procedentes de Roma o de Italia y, en algunas ocasiones, con soldados veteranos licenciados, es decir, libres de sus obligaciones militares.
쐌 Urbanización y obras públicas.
쐌 Transformación de poblaciones ya existentes en ciudades romanas, que pasaban a ser ciudades federadas o libres de impuestos y de ocupación militar. Por lo general, habían colaborado con los romanos durante la ocupación y por ello recibían un trato privilegiado. Entre ellas se encontraban Malaca, Gades, Saguntum, Cartago Nova y Tarraco.
쐌 Estructuras económicas y sociales.
Las ciudades solían presentar estas características:
쐌 Derecho, religión y cultura.
쐌 Tenían un plano de planta ortogonal con dos grandes ejes: cardo, en dirección norte-sur, y decumanus, en dirección este-oeste.
c) Por romanización se entiende el proceso histórico mediante el cual la población indígena de Hispania asimiló los modos de vida romanos en diversas facetas: 쐌 Administración provincial.
El proceso de romanización no fue homogéneo en el tiempo (se intensificó notablemente a partir del siglo I a. C. bajo la paz imperial) ni tuvo la misma incidencia en todas las áreas, ya que fue muy acentuado en todo el litoral mediterráneo y más leve en el interior, en el norte y en el noroeste peninsulares. 쐌 La Administración provincial. Hispania fue el nombre con el que los romanos denominaron a la Península Ibérica. Hispania fue dividida en provincias. Para los romanos una provincia se definía, en principio, como el ámbito de competencias de un magistrado. Más adelante, cuando la presencia militar empezó a ser permanente en ciertas zonas, pasó a designar una demarcación territorial concreta. La división territorial varió a lo largo del tiempo.
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쐌 Estaban rodeadas por una muralla. 쐌 Disponían de un foro o centro urbano, donde se encontraban la basílica (edificio en el que se impartía justicia), la curia (centro de la Administración municipal), el tabularium (archivo del municipio), los templos y las tabernae o tiendas. Las termas o baños públicos solían estar situadas cerca del foro. En el extrarradio se encontraban la necrópolis (cementerio) y diferentes edificios para espectáculos públicos: teatros, donde se representaban obras dramáticas, anfiteatros, en los que se celebraban luchas, y circos, donde tenían lugar carreras de carros.
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쐌 Poseían monumentos conmemorativos, como los arcos de triunfo, que también delimitaban entradas y vías de acceso. 쐌 Estaban dotadas de infraestructuras para las comunicaciones (puentes, calzadas, puertos y faros), higiénicas (red de cloacas) y para el abastecimiento de agua (acueductos y cisternas). Las ciudades de Hispania estaban comunicadas por una red viaria (calzadas) diseñada por Octavio y completada por otros emperadores. El fin de estas calzadas era militar y administrativo, ya que facilitaban el desplazamiento rápido de las legiones. Además, contribuyeron a mejorar las relaciones económicas y a cimentar la unidad del Imperio. 쐌 Estructuras económicas y sociales. Los romanos, al igual que otros pueblos procedentes del Mediterráneo, intensificaron la explotación de los recursos económicos de la Península, en particular las minas de plata, oro, plomo, hierro, cobre, estaño y mercurio (estas últimas en Almadén, Ciudad Real). Los metales eran fundamentales para Roma, ya que con ellos se acuñaba la moneda. Además de los recursos minerales, los romanos en Hispania produjeron y exportaron los productos de la trilogía mediterránea (vino, aceite de oliva y trigo), salazones y garum o garo (salsa de pescado macerado con sal), y cerámica local, conocida como sigillata hispánica. En las actividades económicas abundaba la mano de obra esclava. Hacia el siglo I, la sociedad hispana estaba formada por unos siete millones de personas que poseían diferente situación jurídica: 쐌 Los colonos romanos e itálicos. Eran una minoría que gozaba de plenos derechos políticos y de propiedad, y que llegó a influir en la vida política y cultural de Roma. 쐌 Las élites indígenas. Imitaban a los romanos adoptando sus nombres, sus costumbres, su idioma y su estructura familiar patriarcal. 쐌 Los indígenas libres. Se encontraban en la base de la pirámide social, por encima de los libertos o esclavos liberados que seguían dependiendo de su antiguo dueño. 쐌 En el último escalón de la sociedad se encontraban los esclavos. 쐌 Derecho, religión y cultura. El latín era la lengua utilizada en el derecho, la ciencia y la cultura. El derecho romano se aplicó en Hispania, lo que contribuyó al proceso de romanización, al implantarse una legislación común para todos sus habitantes. En el ámbito religioso, los romanos respetaron los cultos locales, siempre que no amenazaran la
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lealtad a Roma y al emperador. A partir del siglo I llegaron a Hispania los cultos mistéricos del Mediterráneo oriental, asociados a ritos de purificación o bautismo y a promesas de resurrección e inmortalidad (Cibeles, Isis, Mitra). Rivalizando con ellos y procedente también de Oriente, se introdujo en la Península el cristianismo. Sus seguidores, al negarse a adorar al emperador, se convirtieron en enemigos de Roma. Por ello sufrieron persecuciones; más tarde, la religión cristiana obtuvo el beneplácito del Estado romano, primero con Constantino I y después con Teodosio I el Grande, que la convirtió en la religión oficial y prohibió la práctica de otros cultos. Privilegiada jurídica y económicamente, la Iglesia católica colaboró en la latinización de la sociedad hispánica. Como contrapartida, perdió su independencia y los emperadores intervinieron activamente en los concilios. En la Hispania romana se desarrolló una importante actividad cultural. Entre los hispanorromanos que destacaron en el ámbito cultural y científico se encuentran los Séneca, padre e hijo, dramaturgo el primero y filósofo y preceptor del emperador Nerón el segundo; el poeta Lucano; el agrónomo Columela y el geógrafo Pomponio Mela. En el terreno artístico cabe destacar, en el campo constructivo el teatro y el anfiteatro de Mérida, el acueducto de Segovia, el arco de Bará y el puente de Alcántara; la creación artística tuvo también notables manifestaciones en la escultura (retratos de emperadores, representaciones de dioses romanos…) y el mosaico (escenas de cacerías, de carreras de carros, de labores agrícolas…). d) En el año 409 la Península Ibérica fue invadida por vándalos, alanos y suevos. Los romanos recurrieron a los visigodos para frenar este avance. Los reyes visigodos, Ataulfo y Valia, pactaron con el emperador romano, en el 416, asentarse al sur de las Galias (actual Francia), a cambio de que acabaran con los bárbaros de la Península Ibérica. La conquista de la Península Ibérica, por parte de los visigodos se produjo en tres etapas: 쐌 Reino de Tolosa (416-507): los francos expulsan del sur de Francia a los visigodos; estos a su vez expulsaron a los suevos hacia el noroeste peninsular y a los vándalos hacia el norte de África y Baleares e instalaron la capital en Toledo. 쐌 Reino de Toledo (507-569): los bizantinos ocuparon la costa mediterránea peninsular desde Cádiz a Valencia (incluidas las Islas Baleares). 쐌 Dominio peninsular (569-711): Leovigildo conquistó el reino suevo (585) y Suintila sometió los últimos reductos costeros bizantinos (625). Las campañas contra los pueblos montañeses (astures,
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cántabros y vascones) persistieron. Las Islas Baleares quedaron fuera del reino visigodo. Quedaban dos cuestiones por resolver para conseguir un Estado fuerte: las diferencias legislativas y las religiosas. 쐌 Las rebeliones aristocráticas y las conjuras contra los monarcas eran habituales, por lo que fue necesario aglutinar a hispanorromanos y visigodos en torno a una monarquía fuerte para que el Estado se consolidara. Así, se promovieron iniciativas legislativas encaminadas a crear un Estado basado en el derecho romano. En este sentido, los reyes Chindasvinto y Recesvinto recopilaron la legislación en el Liber Iudiciorum. 쐌 Los monarcas visigodos buscaron la colaboración de la Iglesia católica hispánica. Para ello, Recaredo I se convirtió del arrianismo al catolicismo y promovió una Iglesia católica unitaria y nacional. Con este fin, el monarca convocó y presidió un magno concilio de toda la Iglesia del reino: el III Concilio de Toledo (589), en el que se establecieron las normas para la coordinación entre la Iglesia y la Corona. Los sucesores de Recaredo I continuaron celebrando los concilios toledanos, asambleas del Estado, de las que terminó dependiendo la elección de los reyes. Algunos monarcas intentaron convertir el reino visigodo en hereditario; fue el caso del rey Leovigildo (569-586), que asoció a sus hijos como corregentes. A pesar de estos intentos, la monarquía siguió siendo electiva e inestable. A los problemas políticos se unieron los sociales y económicos. El reino visigodo se asentaba sobre una sociedad ruralizada, basada en un grupo dominante del que dependía un elevado número de campesinos. Estos estaban unidos a los señores mediante vínculos económicos y de dependencia y fidelidad. A finales del siglo VII, la economía estaba en recesión, por lo que aumentó la conflictividad social y las persecuciones de algunas minorías, como los judíos. En el año 711, una rebelión nobiliaria entre visigodos proporcionó la excusa para el desembarco en Algeciras de una expedición musulmana. Rodrigo, el último rey visigodo, fue vencido y muerto en la batalla de Guadalete. El reino de Toledo se desmoronó. Explica el significado histórico de estas fechas: a) 711. b) 1212. a) 711. El año 711 es la fecha en la que se produjo la batalla de Guadalete. Los hijos del rey visigodo Witiza, a la muerte de su padre, no quisieron reconocer al nuevo monarca, Rodrigo, elegido por la asamblea de nobles. Los partidarios de los herederos de Witiza
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armaron un ejército, que con la ayuda de tropas musulmanas al mando de Tarik y Muza (derrotaron a Rodrigo en Guadalete (Cádiz). Tras esta batalla, los musulmanes comenzaron la conquista del antiguo reino visigodo, iniciando la dominación islámica de las tierras hispanas que se prolongó hasta el siglo XV. b) 1212. En el año 1212 tuvo lugar la batalla de las Navas de Tolosa (en la provincia de Jaén) entre el ejército almohade y el cristiano. La batalla tuvo lugar a raíz de la derrota del rey castellano Alfonso VIII en Alarcos (1195), que puso en peligro su reino. El monarca pidió ayuda al papado, que predicó una cruzada contra los almohades. Alfonso VIII contó también con el apoyo de los reyes cristianos de Navarra (Sancho VII), Aragón (Pedro II) y Portugal (Alfonso II), así como con el de caballeros de diversas órdenes militares y tropas de caballeros y aventureros del otro lado de los Pirineos. Los cristianos derrotaron al ejército almohade en la batalla. Esta victoria abrió el camino a la conquista cristiana del valle del Guadalquivir. Ordena cronológicamente las siguientes circunstancias históricas colocando a su lado la fecha correcta. Destrucción de Numancia
197 a. C.
División de Hispania en Citerior y Ulterior
711
Batalla de Guadalete
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Fundación del califato
133 a. C.
Destrucción de Numancia
133 a. C.
División de Hispania en Citerior y Ulterior
197 a. C
Batalla de Guadalete
711
Fundación del califato
929
Desarrolla brevemente las siguientes cuestiones: a) ¿Cuándo tuvo lugar y cómo fue la conquista musulmana de la Península? b) Al-Ándalus: evolución política. a) A partir de la invasión musulmana del año 711, gran parte de la Hispania visigoda fue sometida a la influencia del islam. La conquista y sometimiento de la Península fue un proceso relativamente breve (711715) ya que las tropas islámicas (dirigidas por árabes, pero formadas en un alto porcentaje por bereberes, es decir, norteafricanos) no pretendían ocupar todo el territorio, sino controlar solo los puntos clave estableciendo guarniciones militares. La conquista comenzó en el año 711 en Gibraltar, y desde allí fueron sometiendo las principales ciudades del sur peninsular (Sevilla, Málaga, Huelva, Córdoba y Murcia), y llegaron, ese mismo año, a Toledo. Dos años más tarde conquistaron Zaragoza y Astorga, así como otras ciudades del valle del Ebro y del Duero. Historia de España
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Apenas prestaron atención a las tierras de la Meseta septentrional ni a los pueblos montañeses del norte y los Pirineos. Establecieron la capital de al-Ándalus en Córdoba para controlar el valle del Guadalquivir. Crearon tres áreas en las fronteras del territorio conquistado, en torno a Mérida, Toledo y Zaragoza, que se denominaron marcas: Inferior, Media y Superior, respectivamente. b) Al-Ándalus es el nombre con el que se conoce el territorio hispano ocupado por los musulmanes entre principios del siglo VIII y el siglo XIII. Desde este último siglo y hasta 1492 solo se mantuvo bajo dominio musulmán el reino nazarí de Granada. Tras la derrota en la batalla de Guadalete (711) de las tropas visigodas, lideradas por el rey Rodrigo, frente a las musulmanas, las tierras hispanas fueron sometidas rápidamente por las tropas islámicas. Tras la conquista, al-Ándalus pasó por diferentes etapas: 쐌 El emirato dependiente (711-756). El poder político en al-Ándalus fue asumido por un valí (gobernador), dependiente del califato de Damasco, a menudo elegido desde Kairuán (en el actual Túnez). Entre los años 711 y 756 se sucedieron diferentes valíes. La capital de al-Ándalus se estableció en Córdoba para controlar el valle del Guadalquivir. Los musulmanes apenas prestaron atención a las tierras de la Meseta septentrional ni a los pueblos montañeses del norte y los Pirineos, rebeldes y poco romanizados. 쐌 Emirato independiente (756-929). La mayoría de los omeyas fueron asesinados en una guerra civil; el clan abasí ocupó el califato y trasladó su capital a Bagdad (Irak). Un superviviente omeya, Abd alRahman I, se trasladó a al-Ándalus y se proclamó emir (príncipe) independiente del califato de Bagdad (756). Abd al-Rahman I convirtió su poder personal en una dinastía, pues designó heredero en vida a un hijo suyo, estableciendo así un sistema sucesorio que se mantuvo durante los dos siglos siguientes. A partir del año 879, sin embargo, fue evidente la crisis del poder del emirato cordobés, pues se produjeron numerosas revueltas locales y reivindicaciones continuas de independencia (como la de Umar ibn Hafsun en la actual Andalucía). Para hacerles frente, los emires se rodearon de un ejército personal de mercenarios, generalmente esclavos liberados traídos de muy lejos (eslavos en su mayoría) y consiguieron prestigio y recursos económicos a través de las aceifas, campañas de saqueo en las tierras cristianas del norte. 쐌 Califato de Córdoba (929-1031). El emir Abd al-Rahman III se proclamó califa en Córdoba (929), convirtiéndose en líder político y religioso de los musulmanes de al-Ándalus. Restauró la unidad del © Oxford University Press España, S. A.
Estado islámico y estableció la hegemonía de alÁndalus sobre toda la Península Ibérica, pues los reinos cristianos del norte se convirtieron en tributarios y vasallos suyos a cambio de no sufrir aceifas. A nivel internacional intentó que la cultura andalusí liderara el mundo islámico promoviendo el desarrollo artístico e intelectual en Córdoba y Madinat al-Zahra (Medina Azahara), una ciudadpalacio construida desde 936 en las afueras de Córdoba y continuada por su hijo y sucesor AlHakam II (961-976). Tras la muerte de Al-Hakam II, los califas de Córdoba se mantuvieron en el poder de forma simbólica. Aprovechando la minoría de edad del nuevo califa, Hisham II, el gobierno efectivo pasó a manos del hayib o valido andalusí, Muhammad ibn Abi Amir, llamado Al-Mansur o Almanzor (El Victorioso). Él y sus dos hijos, que le sucedieron en el poder, son conocidos como los amiríes; fueron los auténticos gobernantes del califato cordobés entre los años 976 y 1009. Almanzor controló la Administración y el Ejército, imponiendo una dictadura militar, la defensa de la ortodoxia religiosa y expediciones de castigo contra los reinos cristianos del norte. Tras la muerte de Almanzor (1002), uno de sus hijos pretendió ser nombrado sucesor del califa Hisham II, lo cual le enfrentó a la dinastía omeya, a los dirigentes religiosos y al pueblo en general. En el año 1009 estalló una revolución en Córdoba durante la cual fueron asesinados los amiríes. Por último, en el año 1031, una asamblea de notables decretó en Córdoba el final del califato. 쐌 Los reinos de taifas (1031-1090). A comienzos del siglo XI al-Ándalus se disgregó en pequeños reinos independientes llamados taifas (primeros reinos de taifas), gobernados por reyes locales enfrentados entre sí. Las taifas más importantes fueron las fronterizas (Badajoz, Toledo, Zaragoza), las levantinas (Valencia, Denia, Murcia) y la de Sevilla. El desarrollo cultural, artístico y científico de las taifas fue muy elevado; sin embargo, su debilidad militar e inestabilidad política también fueron considerables. Tuvieron que pagar parias (tributos) a los reinos cristianos que las amenazaban. Por ello y por las rivalidades entre ellas se vieron obligadas a recurrir a la alianza con pueblos norteafricanos como los almorávides. 쐌 Almorávides (1090-1145). Los reinos de taifas pidieron ayuda a los almorávides que llegaron en el siglo XI y conquistaron todas las taifas entre los años 1090 y 1110. Sin embargo, no pudieron contener el avance de los cristianos. Tras el desmoronamiento de su Imperio surgieron las segundas taifas (1145-1156). Historia de España
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쐌 Almohades (1156-1212). Los almohades procedían del actual Marruecos y establecieron su capital en Sevilla. Hacia 1203 los almohades ya habían sometido todas las taifas andalusíes; sin embargo, tampoco lograron frenar los avances cristianos y fueron derrotados en la batalla de las Navas de Tolosa (Jaén, 1212). Tras ellos surgieron las terceras taifas (1212-1236), que fueron conquistadas en el siglo XIII por Castilla y Aragón. 쐌 El reino nazarí de Granada (1237-1492). El único Estado heredero de al-Ándalus que perduró en la Península fue el reino de Granada (por establecerse en esta ciudad su capital). Fundado entre 1237 y 1238 por Muhammad I, de la dinastía nazarí, este reino, que llegó a abarcar también Málaga y Almería, logró sobrevivir hasta 1492 frente al reino de Castilla (por una parte) y a los benimerines del otro lado del estrecho (por otra), gracias a la habilidad diplomática de sus gobernantes (que se aliaron a unos u otros a su conveniencia), al pago de parias y a una gran cohesión interna. Constituyó un reino rico, con una elevada densidad de población y en él se alcanzaron altas cotas intelectuales y artísticas, especialmente en la etapa de mayor esplendor, durante los reinados de Yusuf I (13331354) y Muhammad V (1354-1391). A finales del siglo XV los reinos de Castilla y Aragón se asociaron en una unión dinástica mediante el matrimonio de Isabel y Fernando (Reyes Católicos). Esta circunstancia, unida a los problemas internos (crisis dinástica, guerra civil) del reino de Granada, facilitaron su conquista y anexión por Castilla (1482-1492). Boabdil, el último monarca de Granada, entregó la ciudad a Castilla en enero de 1492. A partir de tus conocimientos y del material adjunto desarrolla el tema: La Península Ibérica en la Edad Media: al-Ándalus. En julio de 711, a las orillas del Guadalete, era derrotado y muerto Rodrigo, rey de los visigodos, por un pequeño ejército de árabes, orientales y bereberes. Con su muerte concluía la atormentada historia de la España visigoda y se iniciaba la Edad Media en la Península Ibérica […]. La conquista de España por los musulmanes de Tarik y Musa se realizó en un breve lapso. Sobre la marcha, lo que en principio parece haber sido una simple operación de saqueo, se fue convirtiendo —sin abandonar del todo algo que parece connatural a las actuaciones de todo ejército islámico— en una operación de conquista sistemática. La resistencia fue mínima, y solo se organizó en contadas localidades, como Córdoba, Sevilla o Mérida. Por el contrario, poblaciones y nobles se apresuraron a establecer acuerdos con los vencedores […]. La época clásica de «al-Ándalus» se desarrolla, tras unos agitados inicios, © Oxford University Press España, S. A.
entre 756 y 1031. La primera fecha señala el comienzo de la etapa conocida como el emirato de Córdoba, mientras la segunda marca el final del califato y el inicio de la época de los reinos de taifas […]. La sociedad andalusí estaba dividida en grupos o clases sociales, de las que los textos distinguen dos: la jassa y la amma. La primera coincidiría con lo que entendemos por aristocracia, y en ella estarían incluidas la prolífica familia de los omeyas cordobeses y la nobleza territorial palatina, en buena parte de origen hispanovisigodo. La amma, por el contrario, la formarían el pueblo o las masas urbanas y rurales […]. Dentro de esta sociedad cada vez más orientalizada tenían cabida —como en general en todo el mundo islámico— las minorías religiosas: mozárabes y judíos. Ambos gozaban de la condición de protegidos […]. Al-Ándalus fue un mundo de ciudades. Este hecho marcó el carácter de su economía urbana, mercantil y dineraria […]. Numerosas ciudades; ciudades muy pobladas; ciudades que eran algo más que centros administrativos y de consumo: redistribuían los productos del agro circundante y del comercio interregional, y eran, en muchos casos, centros industriales […]. Las formas políticas de al-Ándalus durante el emirato y el califato no se diferenciaban mucho de las que existían en el resto del mundo islámico. La única diferencia estribaba —y aun esta era de repercusiones limitadas— en el mantenimiento durante la etapa emiral de la «ficción» de la obediencia al califa bagdalí. Porque, tanto en una como en otra fase, los omeyas cordobeses actuaron al más puro estilo oriental, autocrático y teocrático al tiempo. Naturalmente, las circunstancias históricas y las condiciones personales del gobernante atemperaron o exacerbaron en cada caso este rasgo esencial del gobierno cordobés […]. S. CLARAMUNT, E. PORTELA, M. GONZÁLEZ y E. MITRE Historia de la Edad Media Barcelona, Ariel, 1992
Mapa de al-Ándalus a principios del siglo XIII.
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A partir de la invasión musulmana del año 711, gran parte de la Hispania visigoda fue sometida a la influencia del islam. En este año, un ejército de árabes y bereberes, al mando de Tarik, lugarteniente de Muza, (ambos nombrados en el texto adjunto) entraron en la Península y derrotaron al ejército del último rey visigodo, Rodrigo, en la batalla de Guadalete, aspectos también señalados en la fuente. Tras esta victoria, se produjo la conquista y sometimiento de la Península, que fue un proceso relativamente breve (711-715), como así constata el texto, ya que las tropas islámicas (dirigidas por árabes, pero formadas, en un alto porcentaje, por bereberes, es decir norteafricanos) no pretendían ocupar todo el territorio, sino controlar solo los puntos clave estableciendo guarniciones militares. Llamaron al-Ándalus a los territorios conquistados, y situaron la capital en Córdoba. Las Islas Baleares, que hasta entonces pertenecían al Imperio bizantino, no fueron ocupadas hasta el siglo X, pese a que sufrieron incursiones islámicas desde el siglo VIII. Al-Andalus pasó por diferentes etapas: 쐌 El emirato dependiente (711-756): al-Ándalus se convirtió en una provincia o emirato dependiente del califato de Damasco. Durante estos años los musulmanes se extendieron hacia el norte de la Península. 쐌 Emirato independiente (756-929): la mayor parte de la familia omeya, hasta entonces en el poder, fue asesinada en una guerra civil, por lo que el clan abasí ocupó el califato y trasladó su capital a Bagdad (Irak). Un superviviente omeya, Abd al-Rahman I, se trasladó a al-Ándalus y se proclamó emir (príncipe) independiente del califato de Bagdad (756). Es en este año, cuando se inicia la época «clásica» de al-Ándalus, según el texto. Abd al-Rahman I convirtió su poder personal en una dinastía, pues designó heredero en vida a un hijo suyo, estableciendo así un sistema sucesorio que se mantuvo durante los dos siglos siguientes. A partir del año 879 fue evidente la crisis del poder del emirato cordobés pues se produjeron numerosas revueltas locales y reivindicaciones continuas de independencia (como la de Umar ibn Hafsun en Andalucía). Para hacerles frente, los emires se rodearon de un ejército personal de mercenarios, generalmente esclavos liberados traídos de muy lejos (eslavos en su mayoría) que conseguían prestigio y recursos económicos a través de las aceifas, campañas de saqueo en las tierras cristianas del norte. 쐌 Califato de Córdoba (929-1031): en el año 929 Abd al-Rahman III se proclamó califa en Córdoba, convirtiéndose en líder político y religioso de todos los musulmanes. Restauró la unidad del Estado islámico y estableció la hegemonía de al-Ándalus sobre toda la Península Ibérica pues los reinos cristianos del norte se convirtieron en tributarios y vasallos. Fue un período de gran prosperidad y esplendor. Tras la muerte de
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Al-Hakam II (hijo de Abd al-Rahman III), los califas de Córdoba se mantuvieron en el poder de forma simbólica. Aprovechando la minoría de edad del nuevo califa, Hisham II, el gobierno efectivo pasó a manos del hayib o valido andalusí, Muhammad ibn Abi Amir, llamado Al-Mansur o Almanzor (el Victorioso). Él y sus dos hijos, que lo sucedieron en el poder, son conocidos como los amiríes y fueron los auténticos gobernantes del califato cordobés entre los años 976 y 1009. Almanzor controló la Administración y el Ejército, imponiendo una dictadura militar, organizando la defensa de la ortodoxia religiosa y realizando expediciones de castigo contra los reinos cristianos del norte. Tras la muerte de Almanzor (1002), uno de sus hijos pretendió ser nombrado sucesor del califa Hisham II, lo cual le enfrentó a la dinastía omeya, a los dirigentes religiosos y al pueblo en general. En el año 1009 estalló una revolución en Córdoba durante la cual fueron asesinados los amiríes. Finalmente, en el año 1031, tal y como indica el texto, una asamblea de notables decretó en Córdoba el final del califato. 쐌 Los reinos de taifas (1031-1090): al-Ándalus se disgregó en pequeños reinos independientes, territorios más pequeños que el califato, gobernados por reyes locales enfrentados entre sí. Las taifas más importantes fueron las fronterizas (Badajoz, Toledo, Zaragoza), las levantinas (Valencia, Denia, Murcia) y la de Sevilla, ciudad que desplazó a Córdoba en importancia en este período. El desarrollo cultural, artístico y científico de las taifas fue elevado; sin embargo, su debilidad militar e inestabilidad política también fueron considerables. Tuvieron que pagar parias (tributos) a los reinos cristianos, que las amenazaban, y exigir impuestos a sus súbditos. Por ello y por las rivalidades entre ellas se vieron obligadas a recurrir a la alianza con pueblos norteafricanos como los almorávides y los almohades, que invadieron la Península y conquistaron las taifas de forma sucesiva. 쐌 Imperio almorávide: los almorávides (palabra que significa «morabitos» o «ermitaños», una especie de «monjes soldado») llegaron en el siglo XI, conquistaron todas las taifas entre los años 1090 y 1110 (toma de Zaragoza) y reunificaron de algún modo al-Ándalus. Sin embargo, no pudieron contener el avance de los cristianos (que tomaron Toledo y Zaragoza), y su celo en hacer cumplir la ley islámica (se presentaban como restauradores de la ortodoxia) les restó popularidad entre la población. Tras el desmoronamiento de su Imperio surgieron las segundas taifas. 쐌 Imperio almohade: los almohades («defensores de la unidad») llegaron en el siglo XII, procedían del actual Marruecos y establecieron su capital en Sevilla. El mapa adjunto de al-Ándalus, señala la extensión del Imperio almohade, en la Península y Baleares, a
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principios del siglo XIII. En lo doctrinal los almohades eran aún más ortodoxos e intransigentes que los almorávides, a los que acusaban de herejes y politeístas; su líder, Abd al-Mumin, fue proclamado califa, algo que los almorávides no habían osado hacer. Hacia 1203 los almohades ya habían sometido todas las taifas andalusíes; sin embargo, tampoco lograron frenar los avances cristianos y fueron derrotados en la batalla de las Navas de Tolosa (Jaén, 1212), que aparece marcada en el mapa. Tras ellos surgieron las terceras taifas, que fueron absorbidas en el siglo XIII por Castilla y Aragón (Sevilla en 1248). Solo sobrevivió Granada. La última invasión norteafricana, de menor importancia que las anteriores, fue la de los benimerines (también bereberes). Llegaron a ocupar Ceuta y a entrar en la Península pero fueron derrotados por los cristianos en la batalla del río Salado (1340) cerca de Tarifa (Cádiz). 쐌 El reino nazarí de Granada (1237-1492): fue el único Estado que perduró en la Península, fundado entre 1237 y 1238 por Muhammad I de la dinastía nazarí (su ubicación y la fecha de fundación aparecen señaladas en el mapa adjunto). Llegó a abarcar no solo Granada, sino también las actuales provincias de Málaga y Almería y logró sobrevivir hasta 1492. Constituyó un reino rico, con una elevada densidad de población, y alcanzó altas cotas intelectuales y artísticas. Los problemas internos (crisis dinástica, guerra civil), facilitaron la conquista del reino a los Reyes Católicos, y permitió su anexión a Castilla (1482-1492). Boabdil, el último monarca de Granada, entregó la ciudad a Castilla en enero de 1492. Según el texto, la sociedad andalusí estaba dividida en dos grupos sociales: la jassa, constituida por la aristocracia, a la que pertenecía la familia de los omeyas de Córdoba, y la nobleza de origen hispanovisigodo, y la amma, formada por las masas rurales y urbanas. Igualmente existía en al-Ándalus, tal y como señala el texto, una enorme diversidad étnica y religiosa, entre la que destacaba, como grupo religioso dominante, el musulmán del que formaban parte los árabes procedentes de Oriente (que eran minoritarios y constituían la élite de los dirigentes), los bereberes del norte de África, que componían el grueso del ejército y rivalizaron con los anteriores, y los musulmanes «nuevos», autóctonos o muladíes, es decir, cristianos convertidos al islam, que acabaron constituyéndose en el grupo mayoritario. Además de los musulmanes existían otros dos grupos: los mozárabes (cristianos que quedaron bajo dominación musulmana) y los judíos, ambos mencionados en el fragmento analizado. Estos, gozaban de la condición de protegidos, pero debían pagar impuestos de los que estaban exentos los musulmanes; solo fueron tolerados y no podían acceder a cargos de responsabilidad política, ni ganar personas a su religión o doctrina, ni poseer esclavos musulmanes.
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Al-Ándalus se caracterizaba por su alto grado de urbanización (referido también en la fuente). Las ciudades, generalmente levantadas sobre antiguas urbes romanas, eran mayores que las de la Europa cristiana. Se comunicaban entre sí por las antiguas vías romanas y, sobre todo, por mar. Adquirieron importancia los puertos de Tortosa (a través del Ebro), Valencia, Denia, Almería, Málaga y Sevilla (a través del Guadalquivir) frente a otros que habían sido relevantes en el pasado, como Tarragona o Cádiz. Con esta red de puertos, al-Ándalus se integraba en la amplia red comercial internacional del Mediterráneo y del mundo islámico. Los núcleos urbanos andalusíes desempeñaban varias funciones, también evidenciadas en el fragmento: 쐌 La coordinación administrativa, política y judicial, ejercida desde las ciudades por un representante del emir, del califa o del rey, según los casos. Este delegado podía ser el gobernador o el cadí (juez). 쐌 El intercambio de productos e información, en el contexto de una economía basada en la moneda (el dírham de plata y el dinar de oro). 쐌 La atracción de las rentas y excedentes agrarios de la comarca. La economía de al-Ándalus, se basaba fundamentalmente en la agricultura. Sin embargo, los musulmanes incorporaron a las técnicas agrícolas hispanorromanas importantes novedades que convirtieron a al-Ándalus, en el siglo XI, en la sociedad agrícola más avanzada de Europa: 쐌 Incorporaron técnicas de origen oriental (persas y mesopotámicas) para el aprovechamiento del agua. 쐌 Situaron los cultivos de regadío y las huertas cerca de los núcleos urbanos. 쐌 Introdujeron nuevos cultivos desconocidos, hasta entonces en la Península Ibérica: arroz, frutales (albaricoque, granada), cítricos (limón, naranja, pomelo), hortalizas (zanahoria, berenjena, alcachofa), palmera datilera, caña de azúcar, azafrán, morera, algodón, etcétera. La vida intelectual y artística en al-Ándalus alcanzó cotas muy altas con respecto a la Europa cristiana y al resto del mundo islámico. Su ciencia, su literatura y su arte se inspiraron en modelos árabes de Oriente, a los que consideraban de máxima excelencia. Aunque los intelectuales se expresaban en árabe, su pensamiento reflejó influencias de la filosofía y cultura persa y también grecorromana. A medida que se desarrolló la cultura andalusí, adquirió una gran originalidad, y además ejerció también una gran repercusión en los reinos cristianos peninsulares y en la Europa occidental cristiana, principalmente en los ámbitos de la literatura (poesía y prosa: biografías, relatos de viajes…), la filología, las
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ciencias religiosas y jurídicas, la historia, la geografía, las ciencias naturales, la medicina y la filosofía. El culto musulmán no permitía la representación de imágenes humanas ni empleaba la música en las ceremonias religiosas, lo cual limitó la expresión artística. Las manifestaciones artísticas más desarrolladas fueron las artes decorativas (artesanía, azulejo, cerámica, orfebrería, marfil) y, sobre todo, la arquitectura, en la que destacan, la mezquita aljama de Córdoba y la Alhambra de Granada. Desarrolla las siguientes cuestiones: a) Los señoríos. b) Organización política e instituciones en la Baja Edad Media: el reino de Castilla. c) La Península Ibérica en la Edad Media: una cultura plural (cristianos, musulmanes y judíos). d) La Baja Edad Media: crisis demográfica, económica y política. a) Con el nombre de señorío se conoce el sistema de dominio de la tierra y control de los campesinos que la trabajaban, nacido en la Edad Media. En los inicios de la Edad Media la sociedad se basaba en las relaciones de dependencia entre distintos grupos. La generalización de estas relaciones de dependencia entre los campesinos y un grupo social privilegiado formado por laicos (nobles) y eclesiásticos dio lugar al nacimiento de los señoríos. Según quién fuera su titular, los señoríos se clasifican en: 쐌 Señoríos nobiliarios: estaban en manos de la nobleza. Eran en principio donaciones reales, tenían un carácter vitalicio y quedaban sin efecto con el fallecimiento del titular del señorío. No obstante, a lo largo de la Edad Media se hicieron hereditarios. 쐌 Señoríos eclesiásticos: estaban en manos del clero. Además de las tierras otorgadas por los reyes, el clero recibía donaciones de particulares, que aumentaban el poder económico y territorial de la diócesis u orden religiosa. Los señoríos pueden dividirse en otras dos categorías según las funciones ejercidas por su titular: 쐌 El señorío territorial: los señores controlaban una gran extensión de tierras, que dividían para su explotación. Una parte del señorío (reserva) era controlada directamente por el señor y trabajada por siervos, que, además de cultivar las tierras del señor, no eran libres de abandonarlas. Otra parte del señorío se dividía en parcelas o mansos y se arrendaban a campesinos libres, que, sin embargo, debían realizar ciertos trabajos para el señor: trabajar en la reserva en ciertas épocas del año, realizar reparaciones…
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쐌 El señorío jurisdiccional: los señores administraban justicia sobre los campesinos del señorío. Era frecuente que una misma persona ejerciera el señorío territorial y el jurisdiccional. Los señoríos se perpetuaron a través del mayorazgo (figura jurídica por la que el varón primogénito recibía en herencia una propiedad, que había permanecido en manos de la misma familia durante generaciones. Esta propiedad estaba vinculada a su persona, es decir, no podía dividirla ni venderla). En las Cortes de Cádiz (1811) se abolieron los derechos feudales, es decir, la dependencia personal que los campesinos tenían respecto de sus señores y, por tanto, los señoríos jurisdiccionales: los señores dejarían de administrar justicia y de percibir rentas por ejercer esta función. Se mantuvieron, sin embargo, los señoríos territoriales. Cuando Fernando VII regresó a España en 1814, tras la Guerra de la Independencia, restauró la jurisdicción señorial y sus privilegios. En 1836-1837, ya durante el reinado de Isabel I, se decretó la supresión de señoríos y mayorazgos. b) Los cambios de la Baja Edad Media tuvieron también importantes repercusiones en las instituciones políticas de los reinos cristianos. En Castilla, entre los siglos XIII y XIV, los monarcas tuvieron que afrontar diversas sublevaciones de la nobleza y guerras civiles. Sin embargo, a pesar de estos conflictos, hubo un fortalecimiento del poder monárquico en este reino, gracias a instituciones como el Consejo Real, que auxiliaba al monarca, la Audiencia o Chancillería Real, que impartía justicia en todo el reino, los alcaldes mayores y corregidores, representantes del rey en los ayuntamientos, y una serie de impuestos permanentes, como la alcabala, (impuesto que gravaba las ventas del comercio en un cinco por ciento y después en un diez por ciento), que aseguraba los ingresos del soberano. Las Cortes, únicas para todo el reino, no pasaron de ser meramente consultivas y fueron decayendo a lo largo del siglo XV. c) Durante los siglos XI al XIII los reinos cristianos peninsulares experimentaron un espectacular despertar cultural impulsado por la apertura al resto de Europa occidental y el contacto, más frecuente, con al-Ándalus. La culminación del desarrollo cultural fue la difusión de la ciencia y el pensamiento de la Antigüedad que se había atesorado en al-Ándalus. Por otra parte, el Camino de Santiago fue una vía de intercambio de información cultural con Europa. Por esta ruta penetraron la arquitectura románica y las reformas eclesiásticas, propagadas por las órdenes religiosas procedentes de Francia: la Orden Benedictina reformada o Cluniacense, con centro en la abadía de
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Cluni (los llamados, por su hábito, «monjes negros»), y la Orden Cisterciense (los denominados «monjes blancos»), fundada en la abadía de Citeaux. En Toledo se creó un importantísimo núcleo de traductores de textos árabes al latín, cuyo origen se encuentra en la tarea que desarrolló el arzobispo francés Raymond de Sauvetat en Toledo desde 1125 a 1151. Más tarde con Alfonso X el Sabio (1252-1284), mecenas de las artes y las letras, se impulsaría definitivamente y tomaría la forma de auténtica escuela. En ella colaboraron intelectuales extranjeros con estudiosos peninsulares cristianos, mozárabes, musulmanes y judíos. La técnica solía consistir en traducir el árabe a lengua vernácula, es decir, al castellano antiguo. En esta tarea generalmente ayudaba un estudioso mozárabe o un judío que dominaba el árabe. Posteriormente, el texto se vertía al latín. En la época de Alfonso X muchas obras se traducían directamente al castellano, lo que contribuyó a la difusión de esta lengua y su fijación literaria y ortográfica. Entre los traductores más famosos se encontraron Gerardo de Cremona, Hermann de Carintia, Domingo Gonzálvez (o Gundisalvo), Ibn David, judío converso más conocido como Juan de Sevilla, Platón de Tívoli y Hugo de Santalla. Pero detrás de ellos estaba indudablemente la labor de un equipo multiétnico. d) La crisis de los siglos XIV y XV o Baja Edad Media es percibida como una época de cambio económico, social, político y cultural. 쐌 Crisis demográfica. Desde mediados del siglo XIV se produjo en toda Europa un notable descenso demográfico, y los reinos peninsulares no fueron una excepción. La crisis demográfica se debió a las hambrunas reiteradas, provocadas por malas cosechas, a las epidemias (como la peste negra), relacionadas con el hambre, y propagadas por la ausencia de medidas higiénicas y sanitarias, a las guerras civiles y a la violencia feudal que por lo general intensificaron la desnutrición y las enfermedades. 쐌 Crisis económica. La despoblación de las zonas rurales del norte del Sistema Central y del Ebro, ocasionó un descenso de la producción agraria que originó problemas de abastecimiento de las ciudades, y por tanto, hambre. A lo largo de los siglos XIV y XV se tomaron una serie de medidas para transformar la economía: se abandonaron las tierras marginales o de menor rendimiento, con lo que aumentó la productividad; crecieron los pastos para la ganadería trashumante, especialmente en el interior de Castilla (dirigida por el Honrado Concejo de la Mesta) y en Aragón, con lo que comenzó la exportación de lana; la agricultura se reorientó a cultivos de interés industrial y
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comercial (lino, cáñamo, azafrán, frutos secos, cítricos, caña de azúcar), que se destinaron a la exportación (sobre todo en Cataluña y Valencia); se promovió la actividad pesquera, y la navegación en el Atlántico y el Mediterráneo; y se incrementó el comercio a larga distancia, lo que provocó el progreso del artesanado de las ciudades y la construcción naval. 쐌 Crisis política. Los cambios acaecidos durante la Baja Edad Media tuvieron importantes repercusiones en las instituciones políticas de los reinos. Aparecieron las Cortes, que eran asambleas en las que estaban representados los tres estamentos medievales. Su celebración empezó a ser habitual en los siglos XIII (en Castilla y Aragón) y XIV (en Navarra), aunque se convocaron de forma irregular, generalmente cuando los monarcas querían solicitar una contribución (impuesto) especial. Los monarcas también abordaron la unificación de las leyes mediante la creación de una legislación inspirada en el derecho romano que otorgase más prerrogativas a la Corona (Ordenamiento de Alcalá en Castilla, Fueros de Aragón, Furs (fueros) de Valencia, Fuero General de Navarra). Localiza y sitúa el texto, su naturaleza, fecha y comenta las ideas principales del mismo. Yo Alfonso concedo esta carta a vosotros cristianos mozárabes, a los cuales yo saque con el auxilio divino, del poder de los sarracenos y conduje a tierras cristianas. Me complace porque abandonasteis vuestras casas y vuestras heredades y vinisteis a poblar mis tierras, concederos buenos fueros en toda mi tierra, que seáis libres y francos vosotros y vuestros hijos, en todo cuanto podáis poblar y trabajar en las villas y términos que yo os daré. Vosotros mozárabes no daréis lezda en todas mis tierras en los mercados que hagáis, ni haréis hueste ni cabalgada y tendréis todos vuestros juicios en vuestra puerta. Andaréis libres y seguros por toda mi tierra sin que nadie os haga daño, pero si alguien os agravia pagará de multa mil maravedís […]. 1126. En J. M. LACARRA y OTROS Documentos para el estudio de la reconquista y repoblación del valle del Ebro Textos medievales
Se trata de una fuente primaria histórico-jurídica, una carta puebla (carta de población), concedida por Alfonso I el Batallador (1073-1134), rey de Aragón y Navarra, conocido por el gran impulso que dio a la reconquista en sus dominios. Este monarca conquistó el valle alto y medio del Ebro en una campaña fulgurante: Zaragoza (1118), Tudela (1119), Calatayud y Daroca (1121). Posteriormente, realizó varias expediciones a tierras andaluzas (Granada); aunque no logró conquistarlas, regresó a su reino acompañado de numerosos mozárabes, que Historia de España
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participaron en la repoblación de las tierras aragonesas. A su muerte, hizo testamento en «favor de Dios» y donó sus reinos a las órdenes del Temple y del Santo Sepulcro. El testamento no fue aceptado por la nobleza de sus reinos, que acordó la división de estos: Ramiro II fue nombrado rey de Aragón y García Ramírez, rey de Navarra. El documento es una carta puebla: un contrato colectivo entre el monarca y los repobladores en el que este otorga una serie de privilegios y fueros con el objeto de atraer a los nuevos colonos para que se asentaran definitivamente en una zona determinada («villas y términos que yo os daré»). Las cartas pueblas establecían las condiciones para el asentamiento y cultivo de las tierras, así como los fueros locales, que determinaban los derechos de una ciudad. El texto se fecha en el año 1126, momento en el que se llevó a cabo la repoblación del valle del Ebro. Se dirige a los mozárabes, cristianos que vivían en territorio musulmán, y que, tras la conquista por parte de Alfonso I de las zonas en las que habitaban, se asentaron (repoblaron) en las tierras del valle del Ebro; estas se encontraban muy despobladas, tras ser reconquistadas, pues la población musulmana las había abandonado, huyendo de los cristianos. En el texto el rey concede a los nuevos pobladores mozárabes una serie de exenciones y privilegios (buenos fueros): 쐌 Los pobladores mozárabes serán considerados «libres y francos», situación jurídica que se hace extensiva a sus descendientes («vosotros y vuestros hijos»). 쐌 Exenciones de impuestos como la lezda (tasa por el paso o entrada de personas, animales o cosas) y la hueste y cabalgada (tasa que se pagaba para el sostenimiento de los hombres de armas en el reino). El rey quiere dejar claro que estos mozárabes son libres y están protegidos por voluntad real y amenaza, a todo aquel que les cause algún agravio, con multa de mil maravedís. 쐌 Derechos judiciales, en concreto el de que los juicios se celebren en la villa que se creará («tendréis todos vuestros juicios en vuestra puerta»). Explica las grandes fases de la reconquista. La reconquista fue el proceso mediante el cual los núcleos cristianos peninsulares conquistaron las tierras que habían ocupado los musulmanes a partir del año 711. Este proceso se extendió entre los siglos VIII y XV, de manera discontinua. Se aceleró debido a la desaparición del califato de Córdoba (segunda mitad del siglo XI), el fin del Imperio almorávide (mediados del siglo XII) y la desaparición del poder almohade (primera mitad del siglo XIII).
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En la reconquista se pueden diferenciar varias fases: 쐌 Primera etapa: inferioridad de los reinos cristianos (siglo VIII-mediados del siglo XI). El dominio del islam sobre el territorio del reino visigodo de Toledo no fue completo. En el norte peninsular aparecieron núcleos cristianos independientes que, con el tiempo, constituyeron grandes reinos. El primer reino que surgió en la Cordillera Cantábrica fue el de Asturias: entre los años 718 y 722, un jefe local llamado Pelayo derrotó a los musulmanes cerca de la gruta de Covadonga (Cangas de Onís, Asturias). Durante el reinado de Alfonso II (791-842), la corte se trasladó a Oviedo. Al otro lado de los Pirineos se encontraba el reino de los francos, que ya había detenido el avance musulmán en la batalla de Poitiers (732). En la frontera entre al-Ándalus y el reino de los francos surgieron diversos estados pirenaicos: el reino de Pamplona (posterior reino de Navarra), los condados de Aragón, Sobrarbe y Ribagorza, y el condado de Barcelona. Entre el siglo VIII y mediados del siglo XI se manifestó la hegemonía de al-Ándalus sobre los cristianos: todos los reinos cristianos sufrieron las aceifas (campañas de pillaje y saqueo) de Abd al-Rahmán III y Almanzor y fueron obligados a declararse vasallos del poder islámico de Córdoba. En Asturias, los sucesores del rey Alfonso II extendieron el reino hasta el valle del Duero, una zona fronteriza bastante despoblada: la capital del reino se trasladó a León. Por su parte, Navarra se extendió hasta el Ebro, se anexionó los condados del Pirineo central e incluso, durante el reinado de Sancho Garcés III el Mayor (1004-1035), se apoderó del condado de Castilla. Tras la muerte de este monarca emergieron dos nuevos reinos: Castilla y Aragón. 쐌 Segunda etapa: avances sobre los valles del Tajo y del Ebro (mediados del siglo XI–mediados del siglo XII). En esta etapa se produjeron varias circunstancias que permitieron la expansión cristiana: los reinos de taifas pagaron abundantes parias (tributos) a los cristianos y estos financiaron con ellas sus conquistas; además, los reinos cristianos experimentaron un importante crecimiento demográfico y económico. Los avances más importantes los protagonizó un nuevo reino surgido de la unión de Castilla y León. Su rey, Alfonso VI, conquistó Toledo (1085) y controló el valle del Tajo, mientras que sus sucesores resistieron las invasiones de almorávides y almohades. En esta época se consolidó también el dominio castellano de La Rioja y los territorios vascos. Como contrapartida, en la zona occidental del reino castellanoleonés, el condado de Portugal se independizó y se constituyó en reino, con Alfonso I como monarca (a partir de 1139). Este nuevo reino controló la costa atlántica desde el río Miño hasta el Tajo, conquistando Lisboa en 1147.
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Por su parte, Aragón (reino unido a Navarra desde el siglo XI), con Alfonso I el Batallador, conquistó Zaragoza (1118) y controló el valle del Ebro. Más tarde, el reino de Navarra se separó y quedó limitado a un pequeño territorio. Entretanto, Aragón encontró un nuevo aliado en el condado de Barcelona, hegemónico en Cataluña, a través del compromiso matrimonial (1137) entre el conde Ramón Berenguer IV y Petronila, la hija de los reyes aragoneses. El reino surgido de esta unión pasó a llamarse Corona de Aragón. 쐌 Tercera etapa: hegemonía cristiana (siglo XIII). A partir de la derrota almohade frente a una coalición cristiana en las Navas de Tolosa (Jaén) en 1212, la superioridad cristiana fue nítida: se produjo un espectacular avance de Castilla, Portugal y Aragón. Los reinos de Castilla y León se unieron definitivamente con Fernando III, rey de Castilla (1217) y de León (1230), y ocuparon los valles del Guadiana y del Guadalquivir, conquistando Jaén (1246) y Sevilla (1248). Alfonso, el hijo de Fernando, tomó el reino de Murcia (1243) y, ya coronado rey, como Alfonso X, ocupó Cádiz (1261), Huelva y Jerez. Portugal conquistó El Alentejo y El Algarve, adquiriendo una extensión similar a la del actual territorio portugués. La expansión de la Corona de Aragón se debió a Jaime I el Conquistador (1213-1276), que se adueñó de las Islas Baleares (1229-1235) y Valencia (1238). Los reinos de Mallorca y de Valencia, sin embargo, recibieron leyes e instituciones diferentes de las de Aragón y Cataluña. La Corona de Aragón se convirtió en una potencia marítima. 쐌 Cuarta etapa: la conquista del reino nazarí de Granada (1481-1492). A mediados del siglo XIII, el único territorio que permanecía en manos de los musulmanes era el reino nazarí de Granada que abarcaba las actuales provincias de Granada, Málaga y Almería. Este reino fue conquistado por los Reyes Católicos. La campaña contra el reino nazarí no comenzó de una forma planificada, sino que fue, en gran medida, improvisada. En una primera fase (1481-1484), se produjo la conquista de Alhama, favorecida por la guerra civil entre los pretendientes al trono nazarí, conflicto que fue alentado por los Reyes Católicos. En una segunda etapa (1485-1487), los Reyes Católicos tomaron Málaga, tras un asedio durísimo. El resto de las plazas del reino nazarí se entregaron sin apenas resistencia (1488-1492). Se firmaron unas capitulaciones públicas con Boabdil, el último rey nazarí. La víspera del día de la entrega de la ciudad, que tuvo lugar el 2 de enero de 1492, Boabdil permitió la entrada de tropas castellanas para que ocuparan la Alhambra y evitaran así un motín de los propios musulmanes. El antiguo reino nazarí de Granada pasó a formar parte del de Castilla.
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Explica la repoblación: etapas y modelos. La repoblación es el proceso de ocupación y organización administrativa por parte de nuevos pobladores cristianos de las tierras conquistadas al islam. En este proceso se pueden diferenciar varias etapas y modelos: 쐌 La repoblación hasta el siglo XI. Fue un proceso espontáneo. La ocupación de la tierra se denominaba presura o aprisio, una fórmula jurídica que concedía la propiedad de la tierra al que la ocupaba durante cierto tiempo y cultivaba al menos una parte de la misma. Esta ocupación podía realizarla una comunidad de personas modestas, pero también los nobles, los clérigos y monjes y el mismo rey (o un conde en su nombre). Al principio, estos colonos eran en su mayoría personas libres que formaron aldeas (muy abundantes sobre todo en Castilla), en las que disfrutaban de ciertos recursos como bienes colectivos (pastos, agua, bosques…). Sin embargo, poco después las familias más poderosas o la Iglesia ampliaban sus posesiones y hacían que el resto de los colonos dependiesen de ellas. Muchas de estas personas buscaban, además, la protección de los nobles poderosos o de los monasterios. Los nuevos pobladores preferían áreas protegidas por guarniciones militares y fortificaciones, como las establecidas en la línea defensiva del Duero. Las ciudades con murallas y las aldeas al pie de castillos, torres o atalayas proliferaron en esta época. Este tipo de repoblación predominó en la Meseta norte hasta el Duero y en las regiones interiores de Cataluña. 쐌 La repoblación a partir del siglo XI. Las tierras conquistadas por los cristianos fueron repobladas siguiendo diferentes modelos: 쐌 Privilegios y fueros. Su objetivo era atraer a nuevos colonos para que se establecieran en la zona. Entre los privilegios y fueros se encontraban las cartas pueblas o de población, contratos colectivos que establecían las condiciones para el cultivo de las tierras; los fueros locales, que determinaban los derechos de una ciudad, y las cartas de franquicia, que concedían privilegios, libertades y exenciones de impuestos y cargas militares a los colonos. Los privilegios y fueros se otorgaron, sobre todo, en la repoblación de frontera o concejil, que se llevó a cabo entre los siglos XI y XII en las Extremaduras. También se utilizó en el siglo XIII en la colonización al sur del Tajo y hasta Sierra Morena (La Mancha, Extremadura). La expansión de los dominios de iglesias-catedrales como las de Toledo, Cuenca, Coria y Plasencia, y la presencia de las órdenes militares contribuyeron a la colonización de los territorios al sur del Duero, Extremadura y La Mancha. Las órdenes militares dieron protección armada a las poblaciones asentadas en estas zonas y,
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además, obtuvieron extensas propiedades, castillos y derechos sobre localidades enteras. 쐌 Capitulaciones. Eran acuerdos o pactos locales con las poblaciones sometidas (musulmanes, judíos, mozárabes), especialmente en las ciudades. Se respetaban sus leyes y costumbres, parte de sus propiedades y su libertad religiosa; sin embargo, se les imponían, generalmente, contribuciones especiales. También se fomentaba la partida de los musulmanes: a los más acomodados se les permitía vender sus propiedades y emigrar; a los más modestos se les obligaba a vivir en barrios propios (morerías) o a trabajar como siervos en el campo. Este sistema de colonización se aplicó en el valle del Tajo, en Zaragoza y el valle del Ebro, y en Levante. 쐌 Repartimientos. Consistían en la distribución de bienes y tierras en lotes que efectuaba el monarca entre los conquistadores. Se aplicaron en la colonización territorial del siglo XIII, sobre todo en Baleares, el campo levantino, el valle del Guadalquivir y Murcia. Las condiciones impuestas a los musulmanes, sometidos por los nuevos señores, fueron mucho más duras que en etapas anteriores, y, con la excepción de Baleares, que contaba con menos población, en todas estas regiones estallaron sublevaciones de mudéjares, es decir, musulmanes bajo dominio cristiano. Esto endureció aún más el tratamiento que recibían, pues se consideraba a los mudéjares aliados potenciales de los nazaríes y los norteafricanos, y se los convirtió en siervos o se los expulsó, como en el valle del Guadalquivir. En Baleares y Valencia, la Corona de Aragón asignó lotes a los conquistadores, pero se respetaron los sistemas de regadío locales como «en tiempo de moros» y se retuvo a quien conocía sus secretos, la población musulmana rural, que pasó a ser dominada por señores cristianos. Los habitantes de las ciudades tendieron a ser sustituidos por catalanes en ambos casos. En Murcia y el valle del Guadalquivir se procedió al reparto de los donadíos (grandes extensiones territoriales) entre la nobleza, la Iglesia y las órdenes militares, y de los heredamientos, terrenos de menor tamaño asignados a los repobladores según su condición social. En el reparto de Murcia se aplicó un sistema mixto: parte de su huerta y de la población indígena se conservó bajo el poder de la nobleza foránea; algunos cultivos desaparecieron y parte de sus tierras fueron repartidas Explica la reconquista y repoblación en Extremadura: repercusiones en la ocupación y distribución de la tierra. © Oxford University Press España, S. A.
El término Extremadura, referido a las tierras de la actual comunidad autónoma extremeña, no se utilizó hasta el siglo XV. Antes de esa fecha se hablaba de la Transierra para aludir a las tierras situadas al sur del reino de León. La reconquista de Extremadura fue un proceso lento e intermitente ya que la Transierra, no poseía unidad territorial ni jurídica. En la reconquista de Extremadura participaron los reyes de León, Castilla y Portugal, pero el papel más destacado correspondió a las órdenes militares del Temple, Santiago y Alcántara. Las disputas entre los reinos cristianos dificultaron la conquista y repoblación de la actual Extremadura. León deseaba controlar las tierras situadas al oeste de la ruta de la Plata, y Castilla, las localizadas al este de dicha ruta. En el siglo XI el rey castellano, Fernando I realizó algunas expediciones de saqueo por las tierras del reino taifa de Badajoz, hasta que este acordó el pago de parias a Castilla para que cesaran los ataques. El rey castellano Alfonso VI ocupó Coria, pero pronto la ciudad pasó de nuevo a manos de los musulmanes. Alfonso VII conquistó Coria definitivamente en 1142. En 1165 el noble portugués, Gerardo Simpavor ocupó Trujillo y Cáceres. En 1167 el rey leonés Fernando II conquistó temporalmente Alcántara. Después ocupó Esparragal y Alconétar, que entregó a los templarios. Tras la unión de Castilla y León, con el reinado de Fernando III el Santo, comenzó el proceso de conquista definitiva y repoblación de Extremadura. La batalla de las Navas de Tolosa en 1212 significó el fin del poderío almohade y la inclusión definitiva de las tierras extremeñas en la órbita cristiana. Algunos hitos destacados de este proceso fueron la ocupación de Alcántara, en 1213, cedida después a la Orden de Calatrava y, entregada por esta a la Orden de Pereiro, que adoptó el nombre de Orden de Alcántara. Mérida, conquistada en 1230, fue entregada a la Orden de Santiago, que también recibió Hornachos. A mediados del siglo XIII, todo el territorio extremeño estaba en manos de los cristianos. El proceso de repoblación se realizó entre el siglo XIII y la primera mitad del siglo XV. Como se trataba de tierras fronterizas alejadas de los centros de poder político no estuvieron muy pobladas ni contaron con grandes ciudades. La repoblación se llevó a cabo de una manera rápida por parte de la corona y las órdenes militares. Las tierras que quedaban bajo jurisdicción real se denominaban tierras de realengo. En Extremadura no fueron muy extensas. El monarca procedía al reparto de los territorios conquistados y concedía fueros en los que se delimitaban las tierras de la nueva villa y se concedían ciertas facilidades para atraer a los nuevos pobladores: exención del pago de impuestos durante el primer año de asentamiento, dispensa de la obligatoriedad de Historia de España
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participar en campañas militares, ventajas comerciales… Los concejos creados en estas villas decidían qué nuevos habitantes se podían asentar en ellas. Estos, generalmente, solían instalarse en aldeas cercanas a la villa principal. En la repoblación de Extremadura tuvieron gran importancia las órdenes militares. Estas recibieron numerosas donaciones territoriales por parte de los monarcas durante el proceso de conquista, ya que de este modo se aseguraba la protección de territorios carentes de otra defensa. Las tres órdenes miliares que actuaron principalmente en Extremadura fueron las de Santiago, Alcántara y el Temple. La Orden de Santiago se creó para defender la ciudad de Cáceres y extendió sus dominios por la provincia de Badajoz, Tierra de Barros y el norte de la de Cáceres. La Orden de Alcántara dominó Alcántara, Valencia de Alcántara, Benquerencia, Capilla, Almorchón, Magacela y Zalamea. La Orden del Temple tenía su base en Jerez de los Caballeros y se extendió por la provincia de Cáceres. Más del 50 % de las tierras extremeñas quedaron sometidas a la jurisdicción de las órdenes militares. Las tierras que quedaron bajo el dominio de las órdenes militares, eran señoríos territoriales y los campesinos asentados en ellas debían pagar tributos al señor, estaban obligados a usar el molino y el horno señorial, etc. En muchos casos los señoríos, además de territoriales, eran jurisdiccionales (la población quedaba sometida a la justicia del señor).
Batalla del Salado
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Inicio de la peste negra
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Batalla de las Navas de Tolosa
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Regulación de la Mesta
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Define los siguientes términos: 쐌 Reyes Católicos. 쐌 Tribunal de la Inquisición. 쐌 Incorporación de Navarra a la Corona de Castilla. 쐌 Tratado de Tordesillas. 쐌 Carlos V. 쐌 Sublevación de las Comunidades. 쐌 Armada Invencible. 쐌 Concilio de Trento. 쐌 Felipe II. 쐌 Leyenda negra. 쐌 Benito Arias Montano. 쐌 Mercantilismo. 쐌 Francisco Pizarro. 쐌 Magallanes-Elcano. 쐌 Absolutismo. 쐌 Conde duque de Olivares. 쐌 Expulsión de los moriscos.
Lo señoríos laicos fueron escasos. Solo destacaron los de Alburquerque, Monroy, Almaraz y Albalat. En ellos, el señor regulaba la vida de los habitantes: ejercía la justicia, imponía los tributos, como el pago del censo del día de San Martín…
쐌 Arbitristas.
Los campesinos cultivaban las tierras; los cereales eran la base económica y alimenticia. En numerosos territorios se impuso la explotación ganadera, generalmente trashumante, por lo que los señores laicos y las órdenes militares controlaron las dehesas y organizaron las cañadas (caminos) por donde se trasladaba a los ganados.
쐌 Tregua de los Doce Años.
Las consecuencias la repoblación en Extremadura fueron muy negativas, pues la población, mayoritariamente rural, además de quedar excluida de la propiedad de la tierra, apenas tenía recursos para subsistir. La peste negra (siglo XIV) y las guerras con Portugal (siglos XIV y XV) empeoraron su situación. Ordena cronológicamente las siguientes circunstancias históricas colocando a su lado la fecha correcta. Batalla del Salado
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Inicio de la peste negra
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Batalla de las Navas de Tolosa 1340 Regulación de la Mesta © Oxford University Press España, S. A.
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쐌 Bancarrotas. 쐌 Limpieza de sangre. 쐌 Virrey de Navarra. 쐌 Reyes Católicos. El nombre de Reyes Católicos fue otorgado por el papado a Fernando de Aragón (1452-1516) y a su esposa, Isabel de Castilla (14511504) por haber expulsado a los musulmanes de la Península Ibérica. Desde el momento de su unión matrimonial los Reyes Católicos mantuvieron una política común, sin que por ello cada uno de sus reinos perdiera su identidad ya que conservaron sus diferencias (lenguas, monedas…). Isabel, hermanastra del rey castellano Enrique IV, para conseguir el trono, luchó en la guerra civil que se desencadenó en Castilla tras la muerte del monarca. Para ello, se alió con Aragón, a través de su matrimonio con Fernando, y se enfrentó a la hija de Enrique IV, Juana, apoyada por Portugal. Por el tratado de Alcaçovas se ponía fin a la guerra en el año 1479, que finalizó con la victoria de Isabel. En política interior los Reyes Católicos buscaron centralizar el poder del Estado y aumentar el autoritarismo Historia de España
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monárquico (sobre todo en Castilla). Para ello, reformaron diversas instituciones: 쐌 El Consejo Real de Castilla adoptó su forma definitiva como órgano supremo de gobierno e instancia judicial superior. Estaba compuesto por letrados profesionales y no por nobles. Junto al Consejo Real de Castilla, en el gobierno de los reinos se establecieron otros, como el Consejo de Aragón (1494), formado por los regentes, también letrados, y el Consejo de las Órdenes Militares, que administraba a las tres órdenes castellanas (Santiago, Alcántara y Calatrava), puesto que el cargo de maestre de las tres órdenes recayó en el rey Fernando. 쐌 Las Cortes castellanas se convirtieron en asambleas dóciles, que concedían ayudas monetarias a los reyes siempre que estos lo solicitaban. 쐌 La antigua cancillería fue sustituida por secretarios reales, personas de confianza de los reyes que les servían de enlace con los diferentes consejos. 쐌 El cargo de corregidor, que ya existía, se consolidó y generalizó definitivamente. 쐌 Las chancillerías se ocupaban de las apelaciones a las decisiones de los corregidores y de otros tribunales municipales y señoriales. 쐌 Se creó la Santa Hermandad para mantener el orden en Castilla. La integraban cuadrillas armadas formadas y costeadas por los concejos. Los Reyes Católicos emprendieron un programa de reforma religiosa que incluyó varias medidas: 쐌 La reforma del clero para combatir la relajación moral de los eclesiásticos. 쐌 El control de la Corona sobre la Iglesia mediante el derecho de presentación de obispos (en algunos casos incluso llegaron a imponer a sus candidatos para obispos frente al papado). 쐌 La unidad religiosa mediante la expulsión, en 1492, de todos los judíos de Castilla y Aragón que no accedieran a bautizarse, y de los mudéjares de Castilla en 1502, tras una sublevación. Asimismo, se estableció el Consejo de la Suprema Inquisición (única institución que tenía jurisdicción en todos los reinos) con el objetivo de perseguir a los falsos conversos. Los Reyes Católicos conquistaron el reino nazarí de Granada entre 1481 y 1492 y apoyaron la expedición de Cristóbal Colón que descubrió América el 12 de octubre de 1492. En política exterior se propusieron la recuperación de los territorios perdidos por los Trastámara aragoneses: Navarra, Rosellón, Cerdaña y Nápoles, así como la consolidación del comercio aragonés en el mar Mediterráneo, disputado por los musulmanes. © Oxford University Press España, S. A.
Para lograr sus objetivos impulsaron una diplomacia ágil con embajadores estables en diferentes ciudades y una política matrimonial que les llevó a concertar los matrimonios de sus hijos con los herederos de las coronas de las principales potencias europeas. El resultado de esta política fue la conquista de Nápoles, tras las campañas dirigidas por Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán; la anexión de la Navarra peninsular en 1512; la conquista de varios puertos estratégicos en el norte de África (Melilla, Mazalquivir, Orán, el peñón de Vélez de la Gomera…); la integración de las Islas Canarias en Castilla, y una gran herencia (Países Bajos, Austria, Castilla y Aragón y todas sus posesiones) recibida por uno de los nietos de los Reyes Católicos: Carlos I. 쐌 Tribunal de la Inquisición. Las reformas previstas por los Reyes Católicos en el ámbito religioso pretendían lograr que todos sus súbditos profesaran una misma fe. Con ese motivo se estableció el Consejo de la Suprema Inquisición, que fue la única institución que se impuso en todos los reinos, incluyendo Canarias, y, más tarde, las Indias. En la Corona de Aragón ya funcionaba el Tribunal de la Inquisición desde el siglo XIII. Controlado por el papado y los dominicos, su misión original (perseguir a los herejes del sur de Francia) había quedado obsoleta, por lo que era una institución agonizante. Isabel y Fernando decidieron crear la Inquisición en Castilla (donde no existía) para perseguir a los falsos conversos: personas que, aparentemente, se había convertido al cristianismo, pero que seguían practicando los ritos de su religión anterior (por lo general, la judía). Autorizada por el Papa en 1478, el primer Tribunal de la Inquisición comenzó a funcionar en Sevilla en 1480, dirigido, como en otras ocasiones, por dominicos. Más tarde, la Inquisición se extendió por toda Castilla y por el resto de los reinos. Aunque fue una institución eclesiástica, dependía de forma directa de los soberanos. En sus primeros años de funcionamiento, el rigor del Tribunal de la Inquisición fue máximo, pero con el tiempo fue decreciendo. Estos tribunales continuaron funcionando hasta el siglo XIX y, aunque en principio se centraron en los judeoconversos, más tarde ampliaron su campo de acción a los moriscos, protestantes y a quienes incurrían en lo que se consideraban desviaciones morales (blasfemia, brujería, homosexualidad…). 쐌 Incorporación de Navarra a la Corona de Castilla. Desde el siglo XIII, Navarra se había mantenido como un reino independiente debido a la falta de entendimiento entre Castilla y Aragón para repartírselo. En este tiempo había estado gobernado por diferentes dinastías, casi siempre vasallas y, por tanto, protegidas de los reyes de Francia. Historia de España
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En 1425 heredó el trono de Navarra la reina Blanca, casada con Juan II de Aragón. La reina falleció en el año 1441. En su testamento nombraba heredero a su hijo Carlos, príncipe de Viana, quien, sin embargo, para ceñir la corona debía contar con el beneplácito de Juan de Aragón. Este se negó a ceder el trono y estalló una guerra entre ambos apoyada por diferentes facciones nobiliarias. Los beaumonteses, liderados por Juan de Beaumont, conde de Lerín, apoyaban a Carlos. Los agramonteses, encabezados por Mosén Pierres Peralta, del linaje de los Agramont, apoyaban a Juan II, casado nuevamente y padre del futuro Fernando el Católico, que nació en 1453. En 1461 murió Carlos, príncipe de Viana. El reino de Navarra fue gobernado por virreyes de origen francés, pero Juan II de Aragón no renunció a sus pretensiones de controlar el reino. Por otra parte, el rey deseaba alejar a Francia, para lo cual concertó el matrimonio de su hijo Fernando (futuro Fernando el Católico) con Isabel de Castilla. Al morir Juan II, le sucedieron en Navarra sus nietos (primero Francisco Febo y después Catalina de Foix, casada con Juan III de Albret), quienes aplicaron una política profrancesa. Los Reyes Católicos no deseaban que existiera un reino controlado por Francia al sur de los Pirineos. En 1512, los sucesos se precipitaron: el rey de Francia pretendió casar a su hija con el heredero de Navarra, y Fernando el Católico dio orden de invadir el reino, que fue ocupado de forma bastante rápida. Los reyes de Navarra, Catalina de Foix y Juan III de Albret, huyeron al sur de Francia, a sus territorios conocidos como Baja Navarra o Merindad de Ultrapuertos. Los castellanos trataron de ocupar estos territorios, pero finalmente desistieron en 1530. La incorporación de la Navarra peninsular (el área situada al sur de los Pirineos) a la Corona de Castilla no se hizo efectiva hasta 1515. La Baja Navarra se mantuvo como entidad autónoma a la que se respetaron sus fueros e instituciones y fue gobernada por los descendientes de Catalina de Foix y Juan III de Albret. Uno de ellos, Enrique, se convirtió en rey de Francia (Enrique IV) en 1589 y, a partir de ese momento, los reyes de Francia se titularon también reyes de Navarra. 쐌 Tratado de Tordesillas. Tras el primer viaje de Colón, durante el cual este pudo alcanzar las costas de América, los Reyes Católicos obtuvieron unas bulas pontificias (las bulas Inter Caetera), dictadas por el papa Alejandro VI, que otorgaban a Castilla el dominio de las tierras descubiertas o por descubrir al oeste de una línea imaginaria trazada en el sentido de los meridianos a 100 leguas al oeste de las islas Azores. Sin embargo, Portugal, ante la expansión de Castilla,
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protestó y fue necesario suscribir un acuerdo castellano-portugués (Tratado de Tordesillas, 1494), que situó la línea imaginaria de demarcación a 370 leguas al oeste de las islas portuguesas de Cabo Verde. Esta línea dividía el océano Atlántico: Castilla se quedaría con las tierras situadas al oeste del meridiano 46° Oeste (aproximadamente) y Portugal con las localizadas al este de dicho meridiano. 쐌 Carlos V. Nació en 1500 en Gante (Flandes, actual Bélgica). Era hijo de Felipe I (el Hermoso) y de Juana I, (la Loca), hija de los Reyes Católicos. Acumuló en su persona la herencia territorial de sus cuatro abuelos. De los Reyes Católicos heredó la Corona de Castilla, la Corona de Aragón, Navarra, las Islas Canarias, enclaves del norte de África (Melilla, Orán, Argel, Bugía), posesiones en el continente americano, y territorios italianos (Nápoles, Sicilia y Cerdeña); de sus abuelos paternos heredó los Países Bajos, el Franco Condado, Austria y los derechos de proclamarse emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. En 1516 fue nombrado rey de España, y en 1519 coronado emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. Fue un soberano cosmopolita debido a su formación y también al hecho de no disponer de una capital del Imperio ni una residencia permanentes; gobernaba sobre un conjunto de estados heterogéneos. Entre 1555 y 1556 abdicó y renunció a sus dominios hispánicos, a los de las Indias, Borgoña e Italia a favor de su hijo Felipe, mientras que los derechos imperiales y los dominios austriacos los cedió a su hermano Fernando. Murió en Yuste en 1558. 쐌 Sublevación de las Comunidades. Fue una revuelta contra el rey Carlos I, protagonizada por varias ciudades del interior de Castilla (Toledo, Segovia, Salamanca, Zamora, Ávila, Cuenca y Madrid) entre 1520 y 1522. Estas ciudades se autoproclamaron una comunidad, por lo que los partidarios de la revuelta recibieron el nombre de comuneros. La rebelión tuvo un carácter político, ya que con ella se pretendía imponer varias condiciones al monarca: que prescindiera de los consejeros extranjeros y que acatara la voluntad del reino, es decir, la de los procuradores de las ciudades representados en las Cortes. Entre las peticiones de los comuneros se encontraban, además, la limitación del poder real, la reducción de impuestos, la protección de la industria textil y las reformas municipales a favor de los plebeyos y contra la nobleza. En la batalla de Villalar (1521), los comuneros fueron derrotados, y sus tres líderes principales, Juan Bravo (de Segovia), Juan de Padilla (de Toledo) y Francisco Maldonado (de Salamanca), ejecutados. Las ciudades de Toledo y Segovia sufrieron una durísima represión. 쐌 Armada Invencible. Nombre despectivo con el que, especialmente los ingleses, denominaron a la Gran
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Armada. Esta fue una flota española que en 1588 llevó a cabo un intento fracasado de invadir Inglaterra, con el fin de acabar con hostilidad política inglesa contra España (apoyo diplomático, económico y militar de la reina Isabel de Inglaterra a los rebeldes calvinistas en los Países Bajos) y con las acciones de los corsarios, como Francis Drake y John Hawkins, protegidos por la Corona inglesa, que atacaban las posesiones españolas en las Indias y las flotas que transportaban metales preciosos desde América a España. 쐌 Concilio de Trento. Fue un concilio ecuménico (asamblea universal de obispos) de la Iglesia católica celebrado entre 1545 y 1563 en Trento (ciudad del norte de la Italia actual) para dar respuesta a las tesis protestantes de Lutero. En este concilio se aprobaron una serie dogmas del catolicismo (la Biblia se consideró verdad revelada y se rechazó la libre interpretación de la misma; se reafirmó el valor de las buenas obras para la salvación del creyente, así como la validez de los siete sacramentos, etc). También se adoptaron medidas para reformar la Iglesia católica: obligación de los obispos de residir en sus diócesis, mejora de la formación de los sacerdotes… 쐌 Felipe II (1527-1598). Accedió al trono de España tras la abdicación de su padre Carlos I en 1556, y su reinado duró hasta 1598. No heredó los derechos imperiales, y tampoco los territorios austriacos, que pasaron a manos de Fernando, hermano de Carlos V. Continuó la política de su padre de afianzar la hegemonía en Europa y defender su patrimonio pero tuvo que adaptar su política a las nuevas realidades. No se ausentó de la Península a partir de 1559. Estableció su corte en un lugar fijo, Madrid. Su política se «hispanizó». Aumentó el autoritarismo político y religioso (que provocó, por su intransigencia, las rebeliones de los moriscos de las Alpujarras). Fue, en general respetuoso con las instituciones de sus reinos. Tuvo que hacer frente a los problemas independentistas de las Provincias Unidas del Norte (Países Bajos), apoyadas por Inglaterra que acabó siendo su principal enemiga (derrota de la Gran Armada en 1588). Consiguió mediante una alianza (la Liga Santa) acabar con el dominio turco en el Mediterráneo que cristalizó con la victoria de Lepanto. Al morir el rey de Portugal sin descendencia, hizo valer sus derechos dinásticos consiguiendo la unión de las dos coronas en 1580. 쐌 Leyenda negra. La hegemonía de la corona de España en Europa generó una conciencia antiespañola orquestada por potencias enemigas como Inglaterra y Francia que buscaban el descrédito intelectual de lo español puesto que en el campo de batalla no lo lograban. Así se difundió en Inglaterra y Francia la idea de que España era la cuna del fanatismo y de la ignorancia señalando a la Iglesia católica y por
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extensión a sus monarcas como la principal causa de intolerancia y atraso cultural. Contribuyeron a tal circunstancia, las políticas de represión llevadas a cabo contra los protestantes, la actuación de los tercios en las batallas, los informes sobre la colonización de América y también las venganzas personales. Intelectualmente la leyenda se fraguó a partir del informe de fray Bartolomé de las Casas sobre la colonización americana, seguida de la obra de Reinaldo González Montes que se convirtió al luteranismo y escribió un libro sobre los métodos inquisitoriales en España. También contribuyeron a su gestación la apología del príncipe belga, Guillermo de Orange, que tras su sublevación contra Felipe II, fue derrotado, humillado y desterrado, y el despecho personal del ex-secretario del rey, Antonio Pérez, que huyó a Francia. 쐌 Benito Arias Montano (1527-1598). Fue un humanista nacido en Fregenal de la Sierra (Badajoz) durante el reinado de Carlos I. Cursó estudios en la Universidad de Alcalá de Henares. Fue ordenado sacerdote y en 1560 ingresó en la Orden de Santiago. Participó en el Concilio de Trento y fue nombrado capellán del rey Felipe II. El monarca le encargó la supervisión de la Biblia Políglota (Biblia traducida al latín, griego y hebreo). Durante la realización de este proyecto entró en contacto con intelectuales erasmistas, lo que le valió una denuncia ante la Inquisición, de la que salió absuelto. El rey le encargó después la dirección de la Real Biblioteca del Escorial. Al final de su vida se retiró a Sevilla donde murió. Arias Montano escribió obras de tema filosófico y teológico, así como poesía en latín y castellano. 쐌 Mercantilismo. Es una doctrina económica surgida entre los siglos XVI y XVII, que estuvo vigente hasta la segunda mitad del siglo XVIII, cuando empezó a ser rebatida por nuevas teorías (la fisiocracia y el liberalismo). Para los mercantilistas, la riqueza era un bien limitado, que se medía por la cantidad de metales preciosos que un reino era capaz de atesorar en detrimento de otros estados. Por tanto, los gobiernos debían impulsar la agricultura y la industria de su país para, a través del comercio exterior, obtener la mayor cantidad posible de metales preciosos. Era necesario, además, fomentar medidas proteccionistas que obstaculizaran las importaciones y fomentaran las exportaciones. De esta manera se lograría que la riqueza del propio reino se incrementara en perjuicio de otros. El mercantilista europeo más célebre fue el francés Jean-Baptiste Colbert, consejero de Finanzas y secretario de Estado de Luis XIV. 쐌 Francisco Pizarro. Fue un descubridor y conquistador español (1476-1541), nacido en Extremadura, que conquistó el Imperio inca (1531-1535). Sirvió como soldado en Italia a las órdenes del Gran Capitán.
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En 1502 partió hacia América y acompañó a Vasco Núñez de Balboa en la expedición en la que este descubrió el mar del Sur (océano Pacífico). En tierras americanas, Pizarro recibió noticias de las inmensas riquezas del Birú (Imperio inca). Firmó unas capitulaciones con el rey Carlos I, en 1529, por las que se le prometían el cargo de gobernador de las tierras que conquistara y una asignación económica. En 1531 partió hacia la conquista de Perú con 185 hombres. En ese momento el Imperio inca se debatía en una guerra civil entre dos hermanos que aspiraban a regirlo: Atahualpa y Huáscar. Pizarro logró entrevistarse con Atahualpa en Cajamarca, donde lo apresó. Poco después, llegó a Perú Diego de Almagro, socio de Pizarro en la conquista del territorio inca. Atahualpa, durante su cautiverio, ordenó el asesinato de su hermano Huáscar. Este hecho y el temor a una sublevación de los incas llevaron a Pizarro a ejecutar a Atahualpa. La sublevación se produjo, pero Pizarro y sus hombres lograron conquistar la capital incaica, Cuzco, en noviembre de 1533. En 1535 Pizarro fundó la Ciudad de los Reyes (Lima). Pronto surgieron enfrentamientos entre Pizarro y Almagro por el control de las tierras conquistadas y sus riquezas. Finalmente, se produjo una guerra entre los partidarios de ambos. Un hermano de Francisco Pizarro asesinó a Almagro en 1538. El 26 de junio de 1541, los seguidores de Almagro mataron a Francisco Pizarro. 쐌 Magallanes-Elcano. Los conquistadores de América persistieron en la idea inicial de Colón: encontrar la ruta marítima hacia Asia. Este objetivo lo consiguió, entre 1519 y 1522, Fernando de Magallanes, marino portugués al servicio de Carlos V que cruzó el estrecho que hoy lleva su nombre y alcanzó las islas Molucas, conocidas como «las islas de las especias». Tras la muerte de Magallanes, el vasco Juan Sebastián Elcano culminó la primera circunnavegación del mundo y regresó a España doblando el cabo de Buena Esperanza. Portugal protestó alegando que, con estas expediciones, se había vulnerado el Tratado de Tordesillas. Carlos V cedió las Molucas al reino portugués a cambio de una cantidad de dinero (1529). Los europeos, por tanto, descubrieron que era posible llegar por una ruta occidental a Asia; sin embargo, el regreso a América era impracticable debido a los vientos y a las corrientes marinas. 쐌 Absolutismo. Teoría política que afirmaba que el soberano debía encarnar el Estado y concentrar en su persona todo el poder político. Este sistema se justificaba afirmando que la soberanía y el poder tenían origen divino; la persona que lo ejercía, es decir, el rey, era representante de Dios en la Tierra. Su cargo era vitalicio y hereditario. No tenía que rendir cuentas ni a sus súbditos ni a las Cortes y sus decisiones tenían © Oxford University Press España, S. A.
rango de ley y no eran discutibles (los nobles auxiliaban al rey en sus decisiones). 쐌 Conde duque de Olivares (1587-1645). Su nombre era Gaspar de Guzmán y Pimentel, conde de Olivares y duque de Sanlúcar la Mayor. Fue valido o favorito del rey Felipe IV. Abordó una ambiciosa política de reformas fiscales que pretendió imponer de forma autoritaria. Su objetivo era incrementar los ingresos de la Corona para financiar su costosa política exterior, pues durante su mandato se reactivaron las hostilidades en Europa. Entre las reformas que llevó a cabo, destacaron: la Unión de Armas (1625), la implantación del impuesto de la sal (1631), la imposición obligatoria de que Cataluña contribuyera a la guerra con Francia con tropas y dinero, etcétera. En 1643 el rey Felipe IV se vio obligado a destituirlo, ya que sus proyectos de reforma, fracasaron. 쐌 Expulsión de los moriscos. Los musulmanes que quedaron en la Península tras la caída del reino de Granada (1492), es decir, los antiguos habitantes de al-Ándalus, se denominaron mudéjares («islámicos en tierra cristiana»). En principio su vida, posesiones y prácticas religiosas fueron respetadas, como había sucedido con las minorías musulmanas residentes en los diferentes reinos cristianos peninsulares. Posteriormente, en el año 1502 y tras varias sublevaciones de la población mudéjar en Granada, se ordenó que todos los musulmanes de Castilla se convirtiesen al cristianismo o partiesen al exilio; en 1525 se dictó en Aragón una medida similar. Los musulmanes conversos al cristianismo fueron llamados moriscos. El duque de Lerma, valido del rey Felipe III, decidió la expulsión de los moriscos (1609-1614), a quienes se consideraba falsos conversos y difícilmente adaptables a la sociedad cristiana. Es probable que esta decisión se tomara, en cierta medida, para apaciguar a una sociedad descontenta en un período de crisis económica. La medida afectó profundamente a la economía agraria, sobre todo en Valencia (donde los moriscos constituían un tercio de la población) y Aragón (territorio en el que alcanzaban el 20 % del total de sus habitantes). 쐌 Arbitristas. Con el término arbitristas se designaba, entre los siglos XVI y XVII, a personas que elaboraban todo tipo de informes, memorandos… con el fin de solucionar los problemas que afectaban a la monarquía española de la época. Los memorandos solían dirigirse al rey. En ellos se solicitaba al monarca que tomara un arbitrio o medida para beneficio del reino. Los memorandos comenzaron a proliferar a partir de la crisis del Imperio español provocada por los cuantiosos gastos que ocasionaban las guerras (ya que el oro y la plata provenientes de América no eran suficientes para cubrirlos); la pérdida de población Historia de España
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(debida a las guerras, epidemias…); las crisis de subsistencia; el alza de los precios; la elevada presión fiscal y los enormes beneficios que obtenía la Mesta en perjuicio de los agricultores. Entre las propuestas que hicieron los arbitristas había algunas sorprendentes y otras razonables; en todo caso, como muchas de ellas afectaban al ejercicio absoluto del poder y a los privilegios estamentales, fueron desechadas. En la actualidad son considerados precursores de los ilustrados del XVIII, ya que muchos adelantaron reformas que se realizarían después. Entre los arbitristas destacaron Sancho de Moncada, Martín González de Cellorigo y Narcís Feliu de la Penya, partidarios de la protección a los productores, el fomento de la industria y el comercio, la educación científica y técnica y las reformas agrarias y fiscales. 쐌 Bancarrotas. Los Austrias dispusieron de abundantes ingresos que, sin embargo, no cubrieron sus enormes gastos, en particular los militares. Los ingresos procedían de los impuestos que pagaba Castilla (especialmente la alcabala). En 1590 se instituyó un nuevo impuesto indirecto de carácter general (llamado de millones), que se aplicó sobre los alimentos esenciales y afectó, por tanto, a las clases populares castellanas. Estos impuestos, con ciertos retoques, se mantuvieron vigentes hasta el siglo XIX. Otros ingresos procedían de las Indias y permitían hacer pagos urgentes (por ejemplo, a las tropas). Se difundió, además, el método de la venta de cargos públicos, que llegaron a crearse con la intención de venderlos. La diferencia entre gastos e ingresos endeudó a la Corona, por lo que los monarcas se vieron obligados a recurrir al crédito y al préstamo. Los intereses crecían, ya que el importe prestado no solía devolverse. Esto llevó a la Corona a declararse en bancarrota y en suspensión de pagos en diversos momentos (1557, 1560, 1575 y 1596). En estos casos, la Corona reconocía sus deudas y pagaba a la mayoría de sus acreedores con emisiones de deuda pública a largo plazo (juros). Esto solucionaba el problema inmediato, pero, a la larga, aumentaba el endeudamiento de la Corona, que, además de restituir el valor de la nueva deuda a sus compradores, debía pagar los intereses que esta generaba. 쐌 Limpieza de sangre. El concepto de limpieza de sangre alude a la condición de aquel que era descendiente de cristianos y no de conversos judíos o musulmanes. Se distinguía así entre cristianos viejos (descendientes de cristianos) y cristianos nuevos (conversos o descendientes de conversos al cristianismo). El término limpieza de sangre surgió en la Edad Moderna como consecuencia de las numerosas conversiones al cristianismo (muchas forzadas) de judíos y musulmanes, que se habían ido produ-
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ciendo durante las etapas finales de la Reconquista y en los tiempos inmediatamente posteriores. En 1501 los Reyes Católicos promulgaron una serie de decretos que establecían que no podían ejercer cargos públicos, sin permiso especial de la Corona, aquellos que hubiesen sido acusados de delito de herejía o que fueran hijos o nietos de personas condenadas por la Inquisición a morir en la hoguera en un auto de fe. A partir de entonces, y hasta el siglo XIX, para ingresar en órdenes religiosas, gremios, etc., se exigían estatutos de limpieza de sangre. El aspirante debía probar que no descendía de judíos o de musulmanes. En realidad, los estatutos de limpieza de sangre fueron utilizados como medio para impedir la promoción social de determinadas personas. Los estatutos de limpieza de sangre desaparecieron en el siglo XIX con el triunfo del liberalismo en España. 쐌 Virrey de Navarra. El virrey era el representante del monarca en Navarra y como tal estaba obligado a jurar los fueros en su nombre y en el del príncipe heredero y, desde el siglo XVII, también en su propio nombre. El virrey convocaba y presidía las Cortes, dirigía el gobierno y la defensa del reino (con rango de capitán general), y tenía atribuciones judiciales (supervisión de la acción de los tribunales, concesión de indultos…). A partir de la aplicación de la Ley Paccionada de 1841, Navarra se convirtió en una provincia más. El cargo de virrey de Navarra desapareció y sus funciones fueron ejercidas por los gobernadores civiles y militares. 쐌 Tregua de los Doce Años. Pacto suscrito, en 1609, entre España (Felipe III) y las provincias rebeldes de los Países Bajos o Provincias Unidas, por el que cesaban los enfrentamientos militares entre España y los Países Bajos durante doce años y se permitía, en este tiempo, a las Provincias Unidas, el libre comercio en territorio español, tanto en las Indias como en Europa. Desarrolla las siguientes cuestiones: a) Los Reyes Católicos: la construcción del Estado Moderno. b) Explica brevemente cuándo y cómo se incorporó el último reino musulmán a la monarquía hispánica. c) Mudéjares y moriscos. d) La proyección exterior bajo los Reyes Católicos. Política italiana y norteafricana. a) Isabel de Castilla (1451-1504) y su esposo, Fernando de Aragón (1452-1516), son conocidos como los Reyes Católicos. Este título les fue otorgado por el papado tras haber acabado con el poder del islam en la Península Ibérica. Su matrimonio, su mutua colaboración y el hecho de que alcanzaran sus respectivos tronos con cinco años de diferencia (primero
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Isabel el de Castilla en 1474, y después Fernando el de Aragón en 1479), permitió que ambos reinos tuvieran una política común, una circunstancia sin precedentes hasta entonces. Fruto de esa política común fueron los grandes éxitos obtenidos en el exterior y la imagen de unidad que ofrecieron. En cualquier caso, la unión dinástica de Castilla y Aragón bajo los Reyes Católicos no significó la creación de un Estado unificado, sin fronteras, y con unas instituciones, unas leyes, una lengua y una moneda comunes. Por el contrario, ambos reinos permanecieron claramente diferenciados e incluso enfrentados en su manera de entender la política. Isabel y Fernando crearon la denominada monarquía hispánica y abrieron paso a la Edad Moderna en sus territorios. La alianza entre Castilla y Aragón se hizo en detrimento de Portugal, pues Isabel, que era hermanastra del rey Enrique IV de Castilla, tuvo que luchar para conseguir el trono frente al propio Enrique (que se oponía a que le sucediera Isabel) y a la supuesta hija del rey castellano, Juana (conocida como la Beltraneja), casada con Alfonso V de Portugal. Para obtener el trono, Isabel se alió con Aragón a través de su matrimonio (1469) con Fernando, entonces heredero de esta Corona, y miembro, como ella, de la familia Trastámara. Tras una guerra civil (1474-1479), el rey portugués firmó la paz con Isabel (Tratado de Alcaçovas, 1479). En virtud de este pacto, Alfonso V de Portugal y Juana renunciaban al trono castellano. Castilla, a cambio, se comprometía a no intervenir en el litoral atlántico de África, con excepción de las Islas Canarias y su costa más cercana. Con este tratado, Isabel se consolidaba como reina de Castilla. Isabel y Fernando buscaron centralizar el poder del Estado, encarnado en los monarcas. A cambio, cedieron bastante poder económico y social a los señores laicos y eclesiásticos, ligándolos estrechamente a la Corona. Con ello demostraban que la influencia del clero y la nobleza procedía y dependía de la hegemonía política de los monarcas. Para conseguir sus objetivos, los reyes potenciaron o modificaron instituciones ya existentes. En Castilla fueron más lejos que sus antepasados en la aplicación del autoritarismo monárquico. No sucedió lo mismo en Aragón, donde las instituciones, con escasas excepciones, permanecieron intactas; también sobrevivió el pactismo característico del sistema aragonés. 쐌 Reformas en el gobierno de los reinos 쐌 El Consejo Real de Castilla, creado en el siglo XIV, se reorganizó en 1480 y adoptó su forma definitiva como órgano supremo de gobierno e instancia judicial superior. Estaba formado, en su mayoría, por letrados profesionales, lo que les distanció de los grandes señores, que podían © Oxford University Press España, S. A.
participar en las reuniones como observadores, pero sin voto. Órganos similares fueron el Consejo de Aragón (1494) y el Consejo de las Órdenes Militares; este último administraba las tres órdenes castellanas (Santiago, Alcántara y Calatrava) debido a que el cargo de maestre o superior de todas ellas recayó sobre el rey Fernando. 쐌 Los secretarios eran personas de confianza de los reyes y les servían de enlace con los diferentes consejos. 쐌 Cortes y virreyes. Las Cortes castellanas se convirtieron en asambleas dóciles que se limitaban a jurar fidelidad a los sucesores al trono y a conceder cuantiosas ayudas monetarias a los reyes siempre que estos lo solicitaban. Por el contrario, Isabel y Fernando respetaron e, incluso, confirmaron los privilegios y fueros de Valencia, Aragón y Cataluña; nombraron, asimismo, a varios lugartenientes o virreyes para que los representaran en algunos reinos o principados durante su ausencia. 쐌 La reforma en la Administración de justicia de Castilla La justicia real se organizó en tres ámbitos o niveles: 쐌 Local. Representado por los corregidores, que actuaban en los municipios y tenían competencias bastante amplias. El de corregidor era un cargo que ya existía, pero se consolidó y generalizó definitivamente con los Reyes Católicos. 쐌 Superior o de segunda instancia. En él se encontraban las chancillerías o audiencias que resolvían las apelaciones efectuadas por desacuerdo con las decisiones de los corregidores y de otros tribunales municipales y señoriales. 쐌 Última instancia. Era el Consejo Real de Castilla y estaba por encima del resto de tribunales. 쐌 Creación de la Santa Hermandad. Su objetivo era mantener el orden en el interior de Castilla. Estaba formada por cuadrillas armadas, costeadas y organizadas por los concejos. Su función era perseguir, juzgar y ejecutar a los delincuentes en todo el reino, incluidas las tierras que se hallaban bajo jurisdicción señorial. 쐌 La reforma religiosa. Isabel y Fernando consideraban obligación de todo buen gobernante restaurar la unidad religiosa y tener por súbditos a buenos y sinceros cristianos. Para ello, se precisaba un clero que diera ejemplo de rectitud moral y preparación intelectual. Se aplicó un programa de reforma religiosa muy amplio que incluyó varios aspectos: Historia de España
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쐌 La reforma del clero para combatir la relajación moral de los eclesiásticos. 쐌 El control de la Corona sobre la Iglesia mediante el derecho de presentación de obispos por parte de los reyes. 쐌 La consecución de la unidad religiosa mediante la expulsión, en 1492, de todos los judíos de Castilla y Aragón que no accedieran a bautizarse; y de los mudéjares de Castilla en 1502, tras una sublevación. Asimismo, se estableció el Consejo de la Suprema Inquisición (única institución que tenía jurisdicción en todos los reinos) con el objetivo de perseguir a los falsos conversos. Los Reyes Católicos conquistaron el reino nazarí de Granada en 1492 (último territorio peninsular bajo dominación islámica) y apoyaron la expedición de Cristóbal Colón, que descubrió América el 12 de octubre de 1492. En política exterior los principales objetivos de los Reyes Católicos fueron: 쐌 La recuperación de los territorios perdidos por los Trastámara aragoneses: Navarra, Rosellón y Cerdaña. 쐌 La consolidación de la expansión mediterránea de la Corona de Aragón. 쐌 El avance de la expansión atlántica del reino de Castilla. Para lograr sus objetivos impulsaron una diplomacia ágil, con embajadores estables en diferentes cortes europeas, mantuvieron un ejército permanente y desarrollaron una política matrimonial que les llevó a concertar los matrimonios de sus hijos con los herederos de las principales monarquías europeas. Esta política posibilitó la recuperación del Rosellón y la Cerdaña, que fueron devueltos por Francia en 1493; la conquista de Nápoles, gracias a las campañas dirigidas por Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán; la anexión de la Navarra peninsular (ocupada en 1512, la anexión se hizo efectiva en 1515); la conquista de varios puntos estratégicos en el norte de África (Melilla, Mazalquivir, el peñón de Vélez de la Gomera, Orán…); y la integración de las Islas Canarias en Castilla. El resultado de esta política fue la gran herencia (Países Bajos, Austria, Castilla y Aragón y todas sus posesiones) recibida por uno de los nietos de los Reyes Católicos: el rey Carlos I. b) El último reino musulmán que se incorporó a la monarquía hispánica fue el reino nazarí de Granada. La guerra contra este reino (1481-1492) no comenzó
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de una forma planificada, sino que fue, en gran medida, improvisada. Su desarrollo puede dividirse en tres fases: 쐌 La conquista de Zahara por los musulmanes (1481), fue contestada por una audaz expedición dirigida por Diego Ponce de León, marqués de Cádiz, que se apoderó por sorpresa de Alhama (1482). La defensa y avituallamiento de Alhama, requirieron la intervención de los Reyes Católicos, que reforzaron la conquista realizada mediante el asedio de plazas fuertes y la tala y destrucción de las cosechas en las vegas granadinas. Las operaciones castellanas se vieron favorecidas por la guerra civil entre los pretendientes al trono nazarí; el conflicto fue alentado por los Reyes Católicos, que compraron el apoyo de uno de ellos, Boabdil. 쐌 Toma de Málaga (1485-1487). Tras ser aislada y sufrir un asedio durísimo, la ciudad fue ocupada, y la población musulmana, sometida a la esclavitud. 쐌 Rendición de Granada (1488-1492). El resto de las plazas del reino nazarí se entregaron sin apenas ofrecer resistencia, con la excepción de Baza (1489). Se firmaron unas capitulaciones públicas con Boabdil, último rey nazarí, aunque es muy probable que este negociara unas condiciones secretas favorables para él. La víspera del día de la entrega de la ciudad (que tuvo lugar el 2 de enero de 1492), Boabdil permitió la entrada de tropas castellanas para que ocuparan la Alhambra y evitaran así un motín de los propios musulmanes. El antiguo reino nazarí de Granada pasó a formar parte del de Castilla. La Guerra de Granada combinó elementos medievales con otros característicos de la Edad Moderna, marcando claramente una transición. 쐌 Elementos medievales: 쐌 Fue considerada una Cruzada contra el infiel. 쐌 Participó en ella un ejército heterogéneo: mesnadas o tropas feudales, soldados de la Corona, milicias concejiles y mercenarios extranjeros. 쐌 Fue financiada con los ingresos obtenidos de la bula de Cruzada (concesión que el papado hizo en 1482 a Isabel y Fernando para ayudar a financiar la Guerra de Granada, considerada una cruzada contra el islam), las contribuciones impuestas a los judíos y mudéjares, y los créditos solicitados a la Mesta y a los concejos. La financiación recayó en Castilla y, dentro de la Corona de Aragón, en la ciudad de Valencia. 쐌 Elementos modernos: 쐌 Las operaciones militares y la financiación fueron dirigidas por la Corona. Historia de España
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쐌 Se movilizó a un gran contingente humano (unas sesenta mil personas), mucho más numeroso que en cualquier otra campaña contra los musulmanes. 쐌 Se emplearon la artillería y la infantería, dotada de nuevas armas de fuego: espingardas acompañadas de picas largas (traídas por mercenarios suizos y alemanes) y cañones. La marina solo se empleó para bloquear las costas. c) Los musulmanes que quedaron en la Península Ibérica tras la caída del reino de Granada (1492), antiguos habitantes de al-Ándalus, se denominaron mudéjares, es decir, «islámicos en tierra cristiana». En principio, se respetaron sus posesiones y prácticas religiosas, tal y como había sucedido con las minorías musulmanas residentes en los reinos cristianos peninsulares. Estos musulmanes, de condición social humilde en su mayoría, gozaban de cierto autogobierno en función de las condiciones de su rendición, pero estaban obligados a vivir en barrios o comunidades separadas de las cristianas, denominadas morerías o aljamas. Se dedicaban principalmente a la agricultura de regadío en pequeñas huertas o a la artesanía (desempeñando oficios relacionados con la albañilería, los textiles, etcétera). El incumplimiento de las condiciones pactadas en las rendiciones y la intolerancia entre las comunidades musulmana y cristiana endureció las medidas contra los mudéjares; se prohibieron los contratos profesionales entre mudéjares y cristianos y los matrimonios mixtos. Esta intransigencia desembocó, por un lado, en la despoblación de algunas zonas, como el valle del Guadalquivir y el norte de Alicante, y, por otro, en varias revueltas (Valencia, Murcia, Granada). En el año 1502, tras las sublevaciones de los mudéjares en Granada, se ordenó que todos los musulmanes de Castilla se convirtieran al cristianismo o marcharan al exilio; en 1525, se dictó en Aragón una medida similar. Los musulmanes convertidos al cristianismo fueron llamados moriscos. En la práctica, estas conversiones forzadas no fueron efectivas, ya que en la clandestinidad muchos moriscos seguían practicando los ritos islámicos. Esto les convirtió en blanco de la Inquisición e incrementó la desconfianza de los cristianos hacia ellos, que veían con temor la posibilidad de que los moriscos contactaran con los piratas berberiscos que asolaban el Mediterráneo o se aliaran con el Imperio turco. Ante estos hechos, el duque de Lerma, valido de Felipe III, decretó la expulsión de los moriscos de España (1609-1614). Sus casas y tierras pasarían a manos de sus señores y pagarían con la muerte la quema o destrucción de estos bienes. © Oxford University Press España, S. A.
La expulsión afectó gravemente a la economía agraria, sobre todo en la Corona de Aragón (donde un 20 % de la población era morisca). Los moriscos que salieron de la Península Ibérica se dirigieron generalmente hacia el norte de África. La pérdida de una mano de obra laboriosa como la morisca en un momento de crisis demográfica, perjudicó también notablemente a los señores que tenían tierras. d) La política exterior de los Reyes Católicos continuó con los objetivos marcados por los Trastámara en sus respectivos reinos: 쐌 La recuperación de los territorios perdidos por los Trastámara aragoneses y que Fernando reivindicaba como parte del patrimonio familiar: Navarra (en la que había reinado su padre, Juan II, y ahora los condes de Foix, de origen francés), Rosellón y Cerdaña (condados que Juan II había cedido al rey de Francia a cambio de su apoyo en la guerra civil catalana) y Nápoles (donde reinaban los Trastámara, pero era constantemente reivindicado por Francia). La anexión de estos territorios implicaba algún tipo de enfrentamiento con Francia. 쐌 La consolidación de la expansión mediterránea de la Corona de Aragón. Este objetivo conllevaba conflictos con los reinos musulmanes del norte de África, una zona que siempre había tenido un gran interés comercial para Aragón y, tras la conquista de Granada, también para Castilla. Esta expansión incluía, asimismo, el reino de Nápoles. 쐌 El avance de la expansión atlántica del reino de Castilla. Hacia el sur, esta aspiración tenía muchas limitaciones debido a los acuerdos firmados con Portugal. Con respecto a las rutas atlánticas del norte, la ruptura de la alianza con Francia obligaba a cambiar de aliados: Inglaterra, el Sacro Imperio Romano Germánico (también llamado Imperio alemán, que comprendía gran parte de Europa, incluyendo la actual Alemania, Suiza, Austria, el norte de Italia, los Países Bajos…) y los Países Bajos (Flandes), eran los candidatos para establecer nuevas alianzas. Los Reyes Católicos utilizaron varios instrumentos para llevar a cabo su política exterior: 쐌 Una diplomacia ágil. 쐌 Un Ejército permanente y en aumento. 쐌 Una política matrimonial para lograr las alianzas necesarias. Respecto a la política italiana, en esta época, Francia reactivó las guerras en Italia, que estaba formada por una multitud de estados muy pequeños y débiles militarmente, aunque por lo general, ricos, cultos y de extremada habilidad diplomática. Para ello, quiso Historia de España
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asegurarse la neutralidad de sus enemigos potenciales. Con este fin, en 1493 devolvió el Rosellón y la Cerdaña (Tratado de Barcelona) a la Corona de Aragón. Más tarde, Francia acordó con Aragón el reparto del reino de Nápoles (Tratado de Granada, 1500). La falta de entendimiento entre Francia y Aragón condujo a la guerra en 1502. Las tropas francesas, mucho más numerosas y mejor armadas, fueron derrotadas en las batallas de Ceriñola y del río Garellano (1503). Como consecuencia, los Trastámara recuperaron Nápoles. Fernando siguió interviniendo en Italia para mantener el equilibrio de poderes entre los estados que dominaban la zona: Francia y Venecia, al norte; el papado en el centro; y Aragón, en el sur. Los Reyes Católicos pusieron al frente de las guerras de Italia a Gonzalo Fernández de Córdoba (el Gran Capitán), que supo combinar las armas de fuego de los arcabuceros, con las picas largas de otros soldados, muchos de ellos mercenarios alemanes, en formaciones cerradas, creando el embrión de los tercios. En cuanto a la política norteafricana, entre 1497 y 1510, los castellanos realizaron diversas expediciones por esta costa. El objetivo era ocupar una serie de plazas fuertes (puertos y bases estratégicas) para garantizar la seguridad política y comercial del Mediterráneo occidental frente a la piratería berberisca o bereber y la expansión del Imperio turco (otomano). Responde a las siguientes preguntas: a) ¿Por qué se habla de Imperio universal para referirse a las posesiones de Carlos V? b) El imperio de Carlos V: política interior y exterior. c) Escribe sobre la unidad ibérica en tiempos de Felipe II. a) Carlos I de España y V de Alemania fue coronado emperador (1519) a pesar de la oposición de las potencias europeas (Francisco I de Francia y Enrique VIII, rey de Inglaterra) con la idea de rescatar la antigua idea del Sacro Imperio Romano de Carlomagno (coronado emperador el 25 de diciembre del año 800). La idea era alcanzar el máximo poder sobre los príncipes alemanes y los reyes europeos como defensor de la cristiandad en el momento en el que se extendía el protestantismo. Consiguió reunir bajo su persona un conjunto de estados heterogéneos que tenían lenguas, culturas e instituciones diferentes: los territorios alemanes y el título de emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, los derechos sobre el ducado de Milán, los Países Bajos, el Franco Condado, el Charolais, los reinos de Castilla (junto con las posesiones africanas y las tierras americanas), Aragón, Navarra, Nápoles, Sicilia y Cerdeña.
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b) La muerte de Fernando de Aragón en 1516 puso fin al dominio de los Trastámara en la Península Ibérica. Tras una breve regencia del cardenal Cisneros, Carlos I, de la familia de los Habsburgo, hijo de Juana la Loca y Felipe el Hermoso, desembarcó en la costa cantábrica. Ya había alcanzado la mayoría de edad y venía dispuesto a hacerse cargo de su herencia materna: la Corona de Aragón, Castilla y Navarra, las posesiones italianas y norteafricanas y las Indias. Desde 1515 gobernaba de hecho los dominios paternos: los Países Bajos y el Franco Condado. A este patrimonio unió en 1519 los territorios de su abuelo paterno (Maximiliano I, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico): el sur de la actual Alemania, Austria y Tirol. Heredó también los derechos a la corona imperial, que ciñó con el nombre de Carlos V, con el que es universalmente conocido. 쐌 Política interior. A su llegada a la Península Ibérica, Carlos I, por su condición de monarca extranjero, encontró una gran oposición. Cuando tuvo que ausentarse del reino (1520), la oposición se transformó en rebelión: 쐌 La revuelta de las Comunidades. Esta revuelta (1520-1522) estuvo protagonizada por varias ciudades del interior de Castilla (Toledo, Segovia, Salamanca, Zamora, Ávila, Cuenca y Madrid), que se autoproclamaron una comunidad, por lo que los partidarios de la revuelta recibieron el nombre de comuneros. La rebelión tuvo un carácter político, ya que pretendía imponer varias condiciones al monarca: que prescindiera de los consejeros extranjeros y que acatara la voluntad del reino, es decir, la de los procuradores de las ciudades representadas en las Cortes. Entre las peticiones de los comuneros se encontraban, además, la limitación del poder real, la reducción de impuestos, la protección de la industria textil, las reformas municipales a favor de los plebeyos y la disminución del poder de la nobleza. En la batalla de Villalar (1521), los comuneros fueron derrotados, y sus tres líderes principales, Juan Bravo (de Segovia), Juan de Padilla (de Toledo) y Francisco Maldonado (de Salamanca), ejecutados. Las ciudades de Toledo y Segovia sufrieron una durísima represión. 쐌 La revuelta de las Germanías. Las germanías eran hermandades armadas que fueron creadas, con autorización del monarca, por los gremios de las ciudades costeras del reino de Valencia en el siglo XVI para protegerse de los piratas berberiscos. La revuelta de las Germanías (1519-1523) se produjo en Valencia y Mallorca y tuvo un componente social más marcado que
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la de las Comunidades (con la cual no tuvo conexión alguna), ya que se dirigió contra los señores feudales y sus siervos mudéjares (muy numerosos en toda la región). Como consecuencia de estas revueltas, los señores y las oligarquías urbanas (nobles y mercaderes) reforzaron su poder social y económico. Se decretó la expulsión de los numerosos mudéjares de la Corona de Aragón (1526). Sin embargo, la mayoría se convirtió al cristianismo a la fuerza, pasando a ser conocidos como moriscos. La monarquía resultó la gran vencedora, pues salió reforzada frente a las ciudades y las Cortes (que, en particular en Castilla, se convirtieron en una institución sumisa), y también frente a los nobles, que, temerosos e impotentes ante las rebeliones, se apoyaron en el poder de la corona y se convirtieron en aliados fieles del rey. Carlos V pudo abordar así una política exterior muy ambiciosa y costosa, y obtener recursos humanos y económicos de Castilla sin encontrar apenas oposición. 쐌 Política exterior. A pesar del ideal imperial transmitido por sus propagandistas, la política exterior de Carlos V no tenía ningún otro objetivo que la defensa de su herencia dinástica. Para ello, tuvo que recurrir casi constantemente a la guerra (a veces simultánea) contra tres enemigos principales: el rey de Francia, el sultán del Imperio otomano («el turco», según denominación de la época) y los príncipes alemanes protestantes. Para los intereses de Castilla y Aragón, la defensa del Mediterráneo occidental frente a los turcos era prioritaria. Sin embargo, el monarca dio preferencia a la hegemonía en Europa. Con este fin, emprendió guerras por todo el continente y empleó los instrumentos heredados de Fernando de Aragón: una eficaz red de embajadores y un poderoso ejército que ya había combatido en Italia. A este último se sumó un número creciente de mercenarios, organizados en tercios: el tercio era la unidad básica de la infantería en el ejército de Carlos V y sus sucesores. Estaba formado por cerca de tres mil hombres, entre los que había mil quinientos lanceros o piqueros (equipados con una pica), mil rodeleros (con espada y rodela o escudo, luego sustituidos por el mosquete, un arma de fuego ligera) y quinientos arcabuceros (armados con arcabuz). Los lanceros rodeaban a los rodeleros formando un cuadrado; los arcabuceros y la artillería los apoyaban situados en otro lugar. Estas formaciones militares eran muy difíciles de romper por el enemigo. La política exterior y las guerras fueron posibles gracias a la financiación proporcionada por el oro
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y, sobre todo, la plata procedentes de las Indias, que empezaron a llegar en cantidades considerables a partir de 1530. Las principales consecuencias de esta política exterior fueron la hegemonía de los Habsburgo en Italia (a costa de Francia) y un considerable prestigio militar en tierra (victorias de Pavía o San Quintín). Sin embargo, no se logró crear una flota que detuviese a los turcos en el Mediterráneo, ni tampoco se pudo contener la difusión del protestantismo por el norte y centro de Europa (que rompió la unidad religiosa del Sacro Imperio). Por último, los elevados gastos militares dejaron una pesada herencia de deudas y acreedores al hijo de Carlos V, Felipe II, y limitaron a su vez los objetivos de la política exterior. c) Tras la muerte sin descendencia del rey de Portugal, Sebastián I, Felipe II combinó la guerra y la diplomacia para hacerse con el trono. Las oligarquías portuguesas (nobles y grandes comerciantes), vieron en la unión una posibilidad de ampliar sus negocios, sin embargo las clases populares, se oponían a dicha unión. Ante esta situación Felipe II tomó la decisión de invadir Portugal, y fue proclamado rey por las Cortes de Tomar en 1581, con el nombre de Felipe I de Portugal. Para suavizar las tensiones, el monarca se comprometió a mantener las costumbres y los privilegios lusitanos, y a que todos los asuntos portugueses fueran gestionados por naturales de ese reino. La consecuencia interna de la unión fue la supresión de la frontera entre Castilla y Portugal y en el ámbito exterior supuso la unión de dos grandes imperios coloniales bajo la autoridad de un mismo rey. La unión con Portugal duró hasta 1668. Ordena cronológicamente las siguientes circunstancias históricas colocando a su lado la fecha correcta. Cortes de Toro
1492
Levantamiento de Toledo por Juan de Padilla
1556
Felipe II, rey de España
1520
Toma de Granada
1505
Cortes de Toro
1505
Levantamiento de Toledo por Juan de Padilla
1520
Felipe II, rey de España
1556
Toma de Granada
1492
Desarrolla el siguiente tema: La España del siglo XVI: la política de los Austrias. El sistema de gobierno de los Austrias siguió el modelo heredado de los Reyes Católicos. Castilla, Navarra y la Corona de Aragón mantuvieron, con escasas modificaciones, sus instituciones, Cortes y privilegios. Además los Austrias potenciaron las instituciones que los Reyes
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Católicos habían creado, haciéndolas más complejas; los procedimientos de gobierno fueron más lentos, y la burocracia se incrementó sobre todo, durante el reinado de Felipe II. A partir de la segunda mitad del siglo XVI, los reyes de la casa de Austria se hicieron sedentarios y se rodearon de una Administración profesionalizada y amplia, que a menudo, encarnaba la omnipresencia del rey, se superponía a las instituciones de cada reino y entraba en conflicto con ellas, aunque nunca llegó a reemplazarlas. Durante los siglos XVI y XVII, las instituciones de gobierno presentaban las siguientes características: 쐌 Se consolidó el sistema de gobierno por consejos. 쐌 Aumentó el poder de los secretarios del rey, que llegaron a ser figura clave del Gobierno, ya que informaban al monarca de las decisiones de los consejos, por lo que el rey terminó por despachar solo con los secretarios. Los más importantes se convirtieron en secretarios de Estado. 쐌 Se mantuvo la delegación del poder en virreyes y gobernadores, en los territorios en los que el soberano estaba ausente durante bastante tiempo. Eran personas que gozaban de la confianza del monarca, en especial en zonas conflictivas, como Aragón, Cataluña y los Países Bajos. Para financiar el Estado, los Austrias dispusieron de crecientes ingresos que no cubrieron sus enormes gastos, en particular los militares. Los ingresos procedían de los impuestos que pagaba Castilla, especialmente la alcabala, que se recaudaba por el sistema de encabezamiento (forma de recaudar este impuesto acordada por Carlos V y las Cortes castellanas, que consistía en el cobro de una cantidad fija estimada según la riqueza de cada ciudad o comarca, por parte del rey, y repartida por estas entre sus habitantes). A menudo las oligarquías urbanas y regionales, que no pagaban, cargaban el impuesto a los grupos sociales más modestos). En 1590 se instituyó un nuevo impuesto indirecto de carácter general, llamado de millones, que se aplicó sobre los alimentos esenciales y afectó, por tanto, a las clases populares castellanas. Estos impuestos, con ciertos retoques, llegaron hasta el siglo XIX. Otros ingresos procedían de las Indias y permitían hacer pagos urgentes, como por ejemplo a las tropas. Se difundió, además, el método de venta de cargos públicos, que llegaron a crearse con la intención de venderlos. La diferencia entre gastos e ingresos endeudó a la Corona y la llevó a la quiebra en varias ocasiones, por lo que los monarcas recurrieron al crédito y al préstamo, otorgados sobre todo por banqueros de Amberes. Los intereses crecían, ya que el importe prestado no solía devolverse, por lo que la monarquía se declaró en bancarrota y en suspensión de pagos en diversos momentos.
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Resume el texto y explica las circunstancias históricas y el marco cronológico al que hace referencia. Estoy dispuesto y resuelto a mantener todo aquello que mis mentores establecieron hasta el presente […]. Y lo cierto es que un solo monje debe estar en el error cuando su opinión es contraria a la de toda la Cristiandad. De acuerdo con su opinión toda la Cristiandad ha estado sumida en el error durante cientos de años, y todavía en el presente persiste en su error. Para zanjar esta cuestión he resuelto poner bajo dicha tradición mis dominios y posesiones, mi cuerpo y mi sangre, mi vida y mi salud. Caería la desgracia sobre mí y sobre ti, la noble y leal nación alemana, señalada por raro privilegio y singular preeminencia para ser defensora y protectora de la fe católica, de la misma manera que caerá el oprobio perpetuo sobre nosotros y nuestra descendencia, si en nuestro tiempo y generación no solo la herejía sino incluso la sospecha de herejía o la merma de nuestra religión cristiana puedan atribuirse a nuestra negligencia. Después de la impúdica respuesta que Lutero dio ayer en presencia de todos nosotros, declaro ahora que sentimos pesar por haber contribuido a retrasar el proceso contra el dicho Lutero, y contra su falsa doctrina. Hemos resuelto que nunca más, bajo ninguna circunstancia, volveremos a escucharle. Ha de ser escoltado a su tierra inmediatamente […]. No predicará ni seducirá al pueblo con su ponzoñosa doctrina ni lo incitará a la rebelión. Resumen Es un texto, de carácter histórico, sobre el juicio que el emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, Carlos V, hace sobre Lutero durante la celebración de la Dieta de Worms en 1521. En este juicio el emperador rechaza los argumentos de Lutero, al que denomina «el monje», pues a su juicio, está equivocado al afirmar que la Cristiandad está y ha estado sumida en el error. De esta forma, Carlos V, pone todos sus dominios e incluso su persona a disposición de la defensa de la Fe Católica, y ensalza a la nación alemana, por ser garante del catolicismo. Lamenta, asimismo, el retraso en el proceso contra Lutero, por haberle dado la oportunidad de escucharle, y en virtud de su no retractación, resuelve qué ha de hacerse con él: no le volverán a escuchar, será escoltarlo hasta su tierra, y se le prohibirá que predique al pueblo doctrinas falsas o que lo incite a la rebelión. Circunstancias históricas y marco cronológico Martín Lutero era un monje agustino alemán que discrepó abiertamente y criticó la venta de bulas por parte del Papa. Las bulas permitían, mediante el pago de una cantidad de dinero, librarse del castigo temporal después de la absolución de los pecados (se podían comprar indulgencias para uno o para otra persona aunque ya estuviera fallecida, porque se le acortaba así, su tiempo en el purgatorio). El papa León X, con el fin de financiar
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la construcción de la Basílica de San Pedro, publicó, en el año 1517, unas indulgencias para la venta de bulas, a las que Lutero se opuso clavando en la puerta de la catedral de Wittenberg sus 95 tesis contra las indulgencias, en las que atacaba los abusos de la Iglesia. En 1521, Carlos V celebró la dieta de Worms, e hizo llamar a Lutero para conseguir su retractación, con un salvoconducto que garantizaba su seguridad. Este se negó a retractarse, y además acusó a los prelados de la Iglesia de déspotas. En este año, Lutero recibió del papa León X la bula de excomunión, haciéndola extensible a todos sus seguidores. Unos años más tarde, en la Dieta de Espira (1529), Carlos V exigió a los príncipes alemanes que condenasen el luteranismo, pero se produjo la protesta de cinco príncipes y de catorce ciudades del Imperio alemán, de ahí el nombre de protestantismo. Con el fin de fijar las bases de renovación de la Iglesia católica (Contrarreforma) se convocó el Concilio de Trento (1545-1563). Responde a las siguientes cuestiones: a) ¿A qué se refiere el término «gobierno de los validos»? Nombra alguno de ellos. b) La España de los Austrias menores: los conflictos internos. a) El término «gobierno de los validos» hace referencia al gobierno de favoritos o privados de los reyes españoles de la dinastía de los Habsburgo, a partir de Felipe III. El cargo de valido no era institucional, sino fruto de un nombramiento. Su poder residía en la confianza que el rey había depositado en una persona. Cuando esta confianza personal disminuía o desaparecía, el valido perdía todo su poder. Los validos eran los encargados de dirigir la política (interior y exterior) del reino y aconsejar a los reyes. En muchas ocasiones rivalizaron entre ellos con el fin de acceder al poder y beneficiarse del mismo ante el desinterés o la falta del carácter de los reyes. Este sistema de gobierno se tradujo en un distanciamiento muy grande entre el rey y sus súbditos, y en la desconfianza de las oligarquías locales hacia la Corona. Durante el reinado de Felipe III destacó Francisco de Sandoval y Rojas, duque de Lerma que se aprovechó del cargo para beneficio propio, decretó la expulsión de los moriscos y firmó con las Provincias Unidas, la Tregua de los Doce Años; en 1618 fue sustituido por su hijo, el duque de Uceda. En el reinado de Felipe IV destacó Gaspar de Guzmán y Pimentel, conde duque de Olivares, cuya política centralista provocó la rebelión de Cataluña y la independencia de Portugal. Del reinado de Carlos II destacaron el duque de Medinaceli y el conde de Oropesa. Ambos intentaron impulsar reformas económicas que no pudieron llevarse a cabo por la oposición del clero y la nobleza, que conspiraron contra los ministros que amenazaban su influencia. © Oxford University Press España, S. A.
b) Se conoce como Austrias menores a los reyes españoles Felipe III, Felipe IV y Carlos II. Durante el reinado de Felipe IV se vivieron varios conflictos, debidos, principalmente, a la ambiciosa política que desarrolló el conde duque de Olivares, valido del monarca. El primero estuvo relacionado con la intención de imponer, de forma autoritaria, una reforma fiscal, con el objetivo de incrementar los ingresos de la Corona para financiar su costosa política exterior, y para ello necesitaba conseguir que los reinos no castellanos aumentaran sus contribuciones. Presentó, así, su proyecto conocido como Unión de Armas (1625), que suponía la creación de un ejército de 140 000 hombres, reclutado y mantenido por cada reino en función de sus recursos demográficos y económicos. Este proyecto chocó con la crisis económica y social, y la resistencia de los distintos reinos, que se apoyaban en sus fueros y privilegios para oponerse, lo que provocó discusiones y presiones, hasta que finalmente el rey aceptó reducir la aportación y que esta fuera en metálico, no en soldados. La implantación del nuevo impuesto sobre la sal (1631), fue otro proyecto de reforma del conde duque de Olivares, que se intentó aplicar a todos los súbditos en Castilla, pero suscitó la oposición del clero (que veía peligrar su exención fiscal), de la nobleza (que consideraba que ya proporcionaba suficiente apoyo a la Corona reclutando soldados) y de los territorios que tradicionalmente disfrutaban de exenciones fiscales, como el señorío de Vizcaya. En este último lugar, la sal era indispensable, pues muchos de sus habitantes se dedicaban a la salazón de pescado. Por ello, el nuevo impuesto se consideró un atentado contra los fueros vizcaínos y se produjo una rebelión popular (1631-1632) frente a las oligarquías de las ciudades y los recaudadores de impuestos. El impuesto tuvo que abolirse a cambio de un subsidio en metálico que debían pagar las ciudades. En Cataluña se desarrolló otro conflicto. El comienzo de la guerra con Francia en 1635 fue su detonante. La frontera pirenaica peligraba frente a enemigos exteriores y Olivares pensó que podía ser una buena excusa para obligar a Cataluña a contribuir a la guerra con tropas y dinero. Además, penetraron en el territorio catalán los soldados de los tercios reales, habitualmente muy indisciplinados. Las protestas contra ellos se multiplicaron desde la Generalitat y el Consell (gobierno municipal) de Barcelona. En mayo de 1640 estalló una rebelión de campesinos, que atacaron a los tercios concentrados en las comarcas de Gerona; un mes después se les unieron los segadors («segadores»), que se habían congregado en Barcelona con motivo de la procesión del Corpus Christi (7 de junio) y se apoderaron de la ciudad en los sucesos conocidos como Corpus de Sangre. Los representantes Historia de España
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del rey, incluido el conde de Santa Coloma, virrey de Cataluña, así como parte de la oligarquía y de la aristocracia de la ciudad, fueron pasados a cuchillo. Esta rebelión de contenido social conducía inevitablemente a la guerra civil, por lo que los representantes de la Generalitat, (pertenecientes a la baja nobleza, la burguesía y las oligarquías urbanas), temerosos de las represalias del rey y de la radicalización social de las masas populares, decidieron ofrecer el condado de Barcelona a Luis XIII de Francia; este nombró un virrey francés y, con sus tropas, ocupó Cataluña, que pasó a ser un escenario más de sus enfrentamientos con los Habsburgo. Finalmente, tras doce años de guerra, el ejército del rey Felipe IV logró entrar en Barcelona (1652), poniendo fin a la secesión. El ejemplo de Cataluña debilitó la autoridad de la Corona y alentó a Portugal a rebelarse. Además, los holandeses amenazaban las colonias portuguesas en Asia, África y Brasil. Portugal no se sentía protegida por España; esta, a su vez, alegaba que era difícil defender las posesiones lusas sin su contribución económica y militar. En 1640 se reclutaron soldados portugueses para sofocar la rebelión catalana y se intentó movilizar a la nobleza lusa liderada por el duque de Braganza. Los nobles no solo se negaron a colaborar, sino que, a su vez, se sublevaron (diciembre de 1640) y proclamaron rey al duque de Braganza con el nombre de Juan IV. La guerra (conocida en Portugal como Guerra de Restauración) se prolongó hasta 1668, año en el que la Corona española reconoció la independencia del reino portugués. Olivares, agobiado por la necesidad, exigió a los nobles de los diferentes reinos que contribuyeran a las campañas militares aportando dinero y tropas; la mayoría de ellos respondió abandonando la corte. Como consecuencia, el duque de Medina Sidonia, primo de Olivares y cuñado del rey de Portugal, se sublevó en Andalucía (1641) con la intención de hacer de la región andaluza un reino independiente. En 1643, Felipe IV se vio obligado a destituir al conde duque de Olivares. Sus proyectos de reforma habían fracasado: el absolutismo político, la presión fiscal y los proyectos centralizadores, combinados con una guerra inacabable, provocaron la crisis de la monarquía y el fracaso personal del valido. Tras la destitución de Olivares, las sublevaciones no acabaron: en 1643 se produjeron alborotos y tumultos en la Corona de Aragón y en Valencia; no obstante, el miedo de la nobleza al desorden y a la guerra garantizó la fidelidad de estos dos reinos, que aportaron al monarca grandes contribuciones económicas. Entre 1647 y 1652 también se produjeron disturbios en distintos puntos de Andalucía (Granada, Córdoba, Sevilla), al grito de «viva el rey y abajo el mal gobierno»; la protesta se dirigía contra las oligarquías y nobles locales,
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los impuestos y la subida del precio del pan. Estas revueltas, sin embargo, carecían de dirigentes y programas políticos y finalizaban cuando las autoridades municipales hacían concesiones (que luego revocaban) a la población. Pese a todas estas revueltas, la monarquía de los Austrias sobrevivió; durante el reinado del último de los Austrias, Carlos II, resurgieron los disturbios sociales. En Cataluña se produjeron nuevas revueltas campesinas, como la de los barretines (1688-1689), contra el acuartelamiento de tropas y las contribuciones militares. En Valencia estalló la Segunda Germanía (1693), una revuelta contra los señores y las gravosas rentas que habían impuesto a los campesinos tras la expulsión de los moriscos. En 1699 hubo disturbios en Valladolid y Madrid, debido a la falta de pan. El de Madrid, conocido como motín de los Gatos (abril de 1699) fue más grave (al residir allí la corte) y provocó la dimisión del conde de Oropesa, valido de Carlos II. Desarrolla el siguiente tema: La monarquía de los Habsburgo en el siglo XVII: la crisis política interna; el ocaso de la hegemonía imperial; aspectos sociales y económicos. El siglo XVII fue testigo del fin de la construcción política de los Austrias; estos perdieron su hegemonía internacional y militar en Europa, obligaron a sus súbditos a acometer esfuerzos bélicos y económicos constantes y tuvieron que hacer frente a las secesiones sucesivas de Cataluña, Portugal y Nápoles. Ante tales desastres, los reyes de este período mantuvieron su prestigio con dificultad, apoyándose en validos para gobernar. La crisis demográfica y económica y el estancamiento social que vivió España a lo largo de esta centuria apenas pudieron ser paliados por los débiles proyectos de reforma que comenzaron a aparecer en el panorama político a finales de siglo. La crisis política interna Los llamados Austrias menores, Felipe III (1598-1621), Felipe IV (1621-1665) y Carlos II (1665-1700), no gobernaron personalmente sus reinos, sino que se apoyaron en validos que dirigían la política en su lugar. El cargo de valido no era institucional, sino fruto de un nombramiento; su poder residía en la confianza que el rey había depositado en una persona. Cuando esta confianza personal disminuía o desaparecía, el valido perdía todo su poder. El primero de esta serie de validos fue Francisco de Sandoval y Rojas, duque de Lerma. Fue el principal líder político durante la mayor parte del reinado de Felipe III, pero en 1618 perdió la confianza del monarca y fue reemplazado por su hijo, el duque de Uceda. Ambos validos tuvieron características comunes que luego imitaron sus sucesores: eran aristócratas e intentaron
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gobernar prescindiendo de los consejos; además, se rodearon de partidarios entre sus parientes y amigos, a los que dieron los mejores cargos. La principal medida adoptada en la política interna por el duque de Lerma fue la expulsión de los moriscos (1609-1614), considerados falsos conversos. La medida afectó gravemente a la economía agraria, sobre todo en Valencia y Aragón.
guesía y las oligarquías urbanas), temerosos de las represalias del rey y de la radicalización social de las masas populares, decidieron ofrecer el condado de Barcelona a Luis XIII de Francia; este nombró un virrey francés y, con sus tropas, ocupó Cataluña. Finalmente, y tras doce años de guerra, el ejército del rey Felipe IV logró entrar en Barcelona (1652), poniendo fin a la secesión.
El rey Felipe IV confió el gobierno a un nuevo valido, Gaspar de Guzmán y Pimentel conde duque de Olivares, quien abordó una ambiciosa política de reformas fiscales que pretendió imponer de forma autoritaria. Su objetivo era incrementar los ingresos de la Corona para financiar su costosa política exterior, pues durante su mandato se reactivaron las hostilidades en Europa. Entre sus reformas, la más importante estaba destinada a conseguir que los reinos no castellanos aumentaran sus contribuciones. Con esta medida se pretendía evitar que la presión fiscal recayera casi exclusivamente sobre Castilla. Para ello, Olivares presentó el proyecto conocido como la Unión de Armas (1625), por el cual se crearía un ejército de 140 000 hombres, reclutado y mantenido por cada reino en función de sus recursos demográficos y económicos. Este proyecto chocó de inmediato con la realidad: la crisis económica y social, y la resistencia de los distintos reinos, que se apoyaban en sus fueros y privilegios para oponerse.
El ejemplo de Cataluña alentó a Portugal a rebelarse. En 1640 se reclutaron soldados portugueses para sofocar la rebelión catalana y se intentó movilizar a la nobleza lusa liderada por el duque de Braganza. Los nobles no solo se negaron a colaborar, sino que, a su vez, se sublevaron (diciembre de 1640) y proclamaron rey al duque de Braganza con el nombre de Juan IV. La guerra se prolongó hasta 1668, año en el que la Corona española reconoció la independencia del reino portugués.
Tras muchas discusiones y presiones por parte de Aragón y Valencia, el rey aceptó reducir la aportación y que esta fuera en metálico, no en soldados. Cataluña, sin embargo, se negó a realizar contribución alguna y quedó al margen de la Unión de Armas. El comienzo de la guerra con Francia en 1635 puso a prueba la autoridad monárquica frente a la autonomía y privilegios de los reinos. La frontera pirenaica peligraba frente a enemigos exteriores y Olivares pensó que podía ser una buena excusa para obligar a Cataluña a contribuir a la guerra con tropas y dinero. Además, penetraron en el territorio catalán los soldados de los tercios reales, habitualmente muy indisciplinados. Las protestas contra ellos se multiplicaron desde la Generalitat y el Consell (gobierno municipal) de Barcelona. En mayo de 1640 estalló una rebelión de campesinos, que atacaron a los tercios concentrados en las comarcas de Gerona; un mes después se les unieron los segadors («segadores»), que se habían congregado en Barcelona con motivo de la procesión del Corpus Christi (7 de junio) y se apoderaron de la ciudad en los sucesos conocidos como Corpus de Sangre. Los representantes del rey, incluido el virrey de Cataluña, así como parte de la oligarquía y de la aristocracia de la ciudad, fueron pasados a cuchillo. Esta rebelión de contenido social conducía inevitablemente a la guerra civil, por lo que los representantes de la Generalitat (pertenecientes a la baja nobleza, la bur-
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Olivares, agobiado por la necesidad, exigió a los nobles de los diferentes reinos que contribuyeran a las campañas militares aportando dinero y tropas; la mayoría de ellos respondió abandonando la corte. Como consecuencia, el duque de Medina Sidonia se sublevó en Andalucía (1641) con la intención de hacer de la región andaluza un reino independiente. En 1643, Felipe IV se vio obligado a destituir al conde duque de Olivares. Sus proyectos de reforma habían fracasado: el absolutismo político, la presión fiscal y los proyectos centralizadores, combinados con una guerra inacabable, provocaron la crisis de la monarquía y el fracaso personal del valido. Tras la destitución de Olivares, se produjeron alborotos y tumultos en la Corona de Aragón y en Valencia. En 1647 se produjo un motín en Palermo (Sicilia, Italia) y unos meses después se sublevó Nápoles. Ambas revueltas fueron reprimidas por las tropas españolas auxiliadas por parte de la nobleza local; sin embargo, encontraron muchas dificultades en Nápoles, donde había estallado una rebelión popular contra los impuestos (establecidos por el virrey) que gravaban el consumo de ciertos alimentos. Por último, entre 1647 y 1652 también se produjeron disturbios en distintos puntos de Andalucía (Granada, Córdoba, Sevilla); la protesta se dirigía contra las oligarquías y los nobles locales, los impuestos y la subida del precio del pan. Estas revueltas, sin embargo, carecían de dirigentes y programas políticos y finalizaban cuando las autoridades municipales hacían concesiones (que luego revocaban) a la población. Durante la regencia de Mariana de Austria (1665-1675) y el reinado de Carlos II (1675-1700), la aristocracia volvió a recuperar su poder, mientras que el absolutismo monárquico sufrió un retroceso. Los fueros y la autonomía de los territorios se respetaron; surgió así en este período un neoforalismo, es decir, un pacto no escrito
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entre los reinos y la Corona para no enfrentarse ni ampliar los impuestos. Se desarrolló, igualmente, el neofeudalismo: la alta nobleza (los grandes de España) pasó a controlar la monarquía. El personaje que encarnó el neoforalismo y el neofeudalismo fue un hijo ilegítimo de Felipe IV, Juan José de Austria, que dio un golpe de Estado (1677), proclamándose primer ministro. A su muerte le sucedieron el duque de Medinaceli y el conde de Oropesa, que gobernaron entre 1680 y 1691. Ambos intentaron imponer reformas económicas y políticas que, en muchos casos, se quedaron en proyectos y promesas, porque los grupos afectados (los eclesiásticos, la nobleza y los altos cargos) se resistieron y conspiraron contra los ministros que amenazaban su influencia. En la última década del siglo XVII resurgieron los disturbios sociales. En Cataluña se produjeron nuevas revueltas campesinas, como la de los barretines (16881689), contra el acuartelamiento de tropas y las contribuciones militares. En Valencia estalló la Segunda Germanía (1693), una revuelta contra los señores y las gravosas rentas que habían impuesto a los campesinos tras la expulsión de los moriscos. En 1699 hubo disturbios en Valladolid y Madrid, debido a la falta de pan. El de Madrid, conocido como motín de los Gatos (abril de 1699), fue más grave (al residir allí la corte) y provocó la dimisión de Oropesa. Finalmente, Carlos II, sin descendencia, dejó la Corona (en su testamento firmado un mes antes de su muerte, en 1700) al nieto de Luis XIV de Francia, Felipe de Borbón, duque de Anjou. Muchas potencias europeas negaron la validez del testamento, basándose en la debilidad mental del monarca. Esta polémica abrió el camino a la Guerra de Sucesión (1701-1715). El ocaso de la hegemonía imperial Los objetivos de la política exterior de los Austrias durante el siglo XVII fueron la defensa a ultranza de su patrimonio, que consideraban una herencia legítima, la protección de la religión católica frente a luteranos y calvinistas (siempre que fuese compatible con el primer objetivo) y la defensa militar del monopolio comercial en América, que suponía una importante fuente de ingresos. No obstante, en esta época se dieron en la política exterior nuevas condiciones: 쐌 Escasez de recursos financieros. Se debió a la disminución, entre 1630 y 1660, de las remesas de metales preciosos procedentes de América. Esta circunstancia obligó a restringir los objetivos de la política exterior y, en muchos casos, obligó a firmar la paz. 쐌 Pérdida de efectivos militares. La crisis demográfica que se vivió en el siglo XVII (hambrunas, epidemias, guerras…) hizo cada vez más difícil encontrar personas que se incorporasen al Ejército y la Armada. La nobleza, alejada de su antigua función guerrera, no se
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implicó en las campañas peninsulares. Esto explica las continuas derrotas sufridas por los Austrias durante la segunda mitad del siglo XVII. 쐌 La acción de holandeses e ingleses en las colonias hispano-portuguesas. En Asia, los holandeses constituyeron su propio imperio en las llamadas Indias Orientales (Ceilán e Indonesia). También se establecieron, junto a franceses e ingleses, en la Guayana y en el Caribe, enclaves necesarios para el comercio, el contrabando, la piratería y el tráfico de esclavos. Esto obligó a España a invertir cada vez más recursos económicos en defensa y en buques para América, en lugar de destinarlos a la defensa de la Península y a las guerras europeas. 쐌 Los nuevos enemigos. El Imperio turco dejó de constituir una amenaza en el Mediterráneo; a la Corona española se enfrentaron Inglaterra, Francia y las Provincias Unidas, a las que se unió Portugal tras su independencia. España, envuelta en guerras simultáneas en varios frentes, fue derrotada en todas las batallas. En las últimas décadas del siglo XVII, Inglaterra y las Provincias Unidas tuvieron incluso que apoyarla frente a Francia para que conservara su integridad territorial. Durante el reinado de Felipe III se firmaron la paz con Inglaterra (1604) y la Tregua de Amberes o de los Doce Años (1609) con las Provincias Unidas. Sin embargo, con Felipe IV y Olivares se reanudaron las hostilidades. Se reinició la guerra con las Provincias Unidas (1621) y se cooperó más estrechamente con los emperadores Habsburgo de Viena, a quienes la Corona española consideraba aliados imprescindibles para defender las posesiones de Italia y Flandes. Como consecuencia, España se involucró en la Guerra de los Treinta Años (1618-1648), que enfrentó a los católicos Habsburgo con los príncipes protestantes alemanes y sus aliados (primero Dinamarca y después Suecia). En 1635, cuando los Habsburgo parecían haber derrotado a sus enemigos, Francia decidió intervenir. España no pudo atender tantas campañas militares al mismo tiempo: en 1643, los tercios españoles fueron derrotados por el ejército francés en Rocroi (Francia). En 1648 se firmó la Paz de Westfalia, en la que los Habsburgo reconocían su derrota: España, por el Tratado de Münster, aceptaba la independencia de las Provincias Unidas. Francia se consolidó como la potencia hegemónica en Europa: extendió sus posesiones hacia el este, apoderándose de Alsacia, e interrumpió las comunicaciones por tierra entre Flandes y los estados italianos. No obstante, España prosiguió la guerra con Francia y las rebeldes Cataluña y Portugal. La entrada en la guerra de Inglaterra en 1655 (primero en ayuda de Portugal y después de Francia) fue decisiva. Felipe IV se vio obligado
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a firmar con Francia la Paz de los Pirineos (1659), que establecía, entre otros acuerdos, que España cedía al reino francés varias plazas de Flandes, el Rosellón y la Cerdaña. La guerra con Portugal, apoyado por Inglaterra, continuó hasta 1668 (Tratado de Lisboa), ya muerto Felipe IV; España reconoció la independencia del país vecino y recibió a cambio Ceuta. El acoso de Francia a España persistió, aprovechando la debilidad de Carlos II y el aislamiento de sus territorios en el norte de Europa. Así, gran parte del Flandes español y la totalidad del Franco Condado fueron conquistados por Luis XIV entre 1668 (Paz de Aquisgrán) y 1678 (Paz de Nimega). La impotencia de España para defender sus posesiones y la ausencia de sucesor al trono promovieron distintos proyectos de reparto entre las potencias europeas. La Guerra de Sucesión española acabó por desintegrar el patrimonio de los Habsburgo. Aspectos económicos y sociales En el siglo XVII, en España, al igual que en otros países de Europa, se produjo una enorme crisis económica y social. Los principales problemas económicos del siglo XVII fueron los siguientes: 쐌 La disminución de la producción agrícola, que se produjo sobre todo en Castilla debido a la escasez de mano de obra, a las enormes cargas fiscales que pesaban sobre los agricultores y a la reducción de la demanda de productos agrícolas por la falta de población. Valencia y la Corona de Aragón sufrieron la pérdida de los moriscos, que constituían una población muy laboriosa en el campo. 쐌 La recesión de la artesanía castellana, especialmente la textil, que carecía de un mercado importante y adolecía de falta de competitividad debido a sus elevados precios, en aumento desde el siglo XVI a causa de la abundante plata proveniente de América (revolución de los precios). 쐌 La falta de inversión en empresas industriales y comerciales, ya que estas actividades eran incompatibles con la hidalguía y la limpieza de sangre y, además, proporcionaban escasas ganancias e implicaban mucho riesgo. Las élites empleaban sus rentas en la compra de inmuebles y títulos de nobleza que les eximieran de pagar impuestos; buscaban conseguir ingresos sin necesidad de trabajar. 쐌 El desequilibrio del comercio exterior, ya que se exportaban materias primas de escaso valor y se importaban manufacturas que se pagaban con el oro y la plata provenientes de América. Con estos metales se financiaban también las costosas guerras llevadas a cabo por los Austrias en Europa. La necesidad de oro y plata, y la existencia de un enorme mercado al que exportar, convirtieron la carrera de Indias (es
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decir, la ruta atlántica hacia América) en una vía imprescindible para el comercio nacional. Por este motivo, el puerto más importante de la Península era el de Sevilla, aunque a finales del siglo XVII empezó a ser desplazado por el de Cádiz. 쐌 La disminución del comercio con América entre 1630 y 1660, debido a un mayor intercambio comercial entre las propias colonias, la excesiva presión fiscal y la confiscación, por parte de la Corona, de remesas completas de plata para atender a sus gastos militares. La estructura de la sociedad española en el siglo XVII seguía siendo medieval; existían dos estamentos privilegiados, el clero y la nobleza o aristocracia, y otro no privilegiado, el tercer estado, compuesto por plebeyos que trabajaban y producían. 쐌 Los nobles. Representaban cerca del 10 % de la población española. Se concentraban principalmente en el norte de la Península, donde la mitad de la población se consideraba de condición noble, aunque modesta (hidalgos). En la cúspide de este grupo social se hallaban los grandes de España. La alta nobleza era urbana y vivía en ciudades como Madrid, Sevilla y Barcelona. Había abandonado, en buena parte, su función militar y, en muchos casos, se resistía a sufragar las guerras. La nobleza era, sobre todo, cortesana: vivía en la corte (donde residía el monarca), obtenía sus rentas de tierras que nunca visitaba y compraba cargos y privilegios. Estaba exenta del pago de muchos impuestos y llevaba una vida ociosa. 쐌 El clero. Era un estamento más reducido, aunque no dejó de crecer a lo largo del siglo XVII. El alto clero, en su mayoría de origen nobiliario, disfrutaba de una situación acomodada y bastante estable económicamente. Para los segundones (no primogénitos de las familias nobles), la Iglesia ofrecía una atractiva posición económica y social. El bajo clero (párrocos y capellanes ordinarios) era de origen más humilde. La mayor parte de los eclesiásticos se concentraba en las ciudades más grandes y ricas, y en las áreas rurales con más recursos. El clero no padecía agobios económicos gracias a sus exenciones tributarias, al cobro de diezmos, a las rentas obtenidas de sus propiedades rurales y urbanas, y a los ingresos procedentes de servicios eclesiásticos (administración de sacramentos) y donativos de particulares. Además, su influencia cultural era muy grande. 쐌 El tercer estado. Estaba integrado por todos los que no pertenecían a ninguno de los otros dos estamentos, por lo que era muy heterogéneo. El grupo predominante era el de los campesinos, que estaban sujetos al pago de impuestos directos (el diezmo eclesiástico y las rentas señoriales). La mayoría de ellos eran jornaleros, un grupo en aumento. La situación del
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campesinado empeoró durante el siglo XVII, y fueron frecuentes las revueltas, la emigración a Madrid o a la periferia peninsular y el bandolerismo. Los artesanos y comerciantes de las ciudades estaban organizados en gremios, instituciones estrictamente cerradas y jerarquizadas, ya que algunos exigían pruebas de limpieza de sangre a sus miembros. Debido a la escasa relevancia que tenía el artesanado y el comercio, la mayoría de los empresarios (prestamistas, comerciantes) eran extranjeros. Por su parte, la burguesía española se apresuraba a ennoblecerse, abandonando los negocios industriales y comerciales para invertir en títulos, rentas y propiedades agrarias. Desarrolla las siguientes cuestiones: a) Comenta brevemente el descubrimiento de América. b) Explica los grandes descubrimientos españoles en América. a) Con financiación genovesa y —tras firmar las Capitulaciones de Santa Fe (abril de 1492)—, los Reyes Católicos nombraron a Colón almirante, virrey y gobernador general de las tierras que descubriera. Así Colón pudo organizar su viaje para llegar a las Indias navegando hacia el oeste. El viaje se desarrolló desde el 3 de agosto de 1492 hasta el 4 de marzo de 1493. Colón partió de Palos (Huelva) con tres naves: la Santa María, la Pinta y la Niña y unos cien marinos. Tras treinta y tres días de navegación, el 12 de octubre alcanzó la isla que los nativos llamaban Guanahaní y que Colón denominó San Salvador (actual isla Watling, en las Bahamas). La expedición llegó a otras islas: Juana (Cuba) y La Española (Santo Domingo/Haití). Colón creyó que había llegado a las Indias. Nunca supo que había descubierto América. b) Castilla y Portugal fueron pioneros en las exploraciones atlánticas: disponían de una marina cualificada y de enclaves insulares (que podían usar como bases y escalas), habían perfeccionado la cartografía, empleaban instrumentos como la brújula y el astrolabio y navegaban en carabelas. Los marinos portugueses, no obstante, estaban mucho más adelantados: habían bordeado la costa africana occidental en busca de la ruta hacia las Indias y las especias y habían alcanzado el cabo de Buena Esperanza. En 1492 se encontraban muy cerca de lograr su objetivo. Castilla, por su parte, solo disponía, en la ruta atlántica, de las Islas Canarias. Este contexto explica por qué la Corte portuguesa rechazó los proyectos de Cristóbal Colón, pero no lo hizo así la castellana, donde se consideró que una ruta hacia el oeste podía eliminar las limitaciones atlánticas impuestas a Castilla por los acuerdos con Portugal. Con financiación genovesa y —tras firmar © Oxford University Press España, S. A.
las Capitulaciones de Santa Fe (abril de 1492)— una donación de los Reyes Católicos por la que Colón era nombrado almirante, virrey y gobernador general de las tierras que descubriera, pudo organizar su primer viaje. Colón organizó cuatro viajes entre 1492 y 1504: 쐌 Primer viaje (3 de agosto de 1492 a 4 de marzo de 1493). Colón partió de Palos (Huelva) con tres naves: la Santa María, la Pinta y la Niña. El 12 de octubre alcanzó la isla que los nativos llamaban Guanahaní y que Colón denominó San Salvador (actual isla Watling, en las Bahamas). La expedición llegó a otras islas: Juana (Cuba) y La Española (Santo Domingo/Haití). Colón creyó que había llegado a las Indias. 쐌 Segundo viaje (25 de septiembre de 1493 a 11 de junio de 1496). En 1493, Colón partió de Cádiz con una flota mucho mayor. Exploró las Antillas menores, San Juan Bautista (Puerto Rico o Borinquen) y Santiago (Jamaica). 쐌 Tercer viaje (30 de mayo de 1498 a 20 de noviembre de 1500). Colón salió de Sanlúcar (Cádiz), y descubrió la isla de Trinidad y el continente americano a la altura de la desembocadura del río Orinoco. Isabel y Fernando, alarmados por el caos que reinaba en La Española y por los costes de los viajes, despojaron a Colón de su rango y le hicieron apresar. 쐌 Cuarto viaje (11 de mayo de 1502 a 7 de noviembre de 1504). Colón, rehabilitado, pero sin sus antiguos privilegios, partió de Cádiz con cuatro barcos, ya que esta expedición la organizaba a título particular. Su objetivo era encontrar algún paso a las islas de las especias, pero no lo halló; exploró la costa de América Central. Colón murió en 1506 convencido de haber llegado a Asia. Tras las expediciones colombinas, se produjo el proceso de conquista de América (siglo XVI-XVIII) por los españoles, que se llevó a cabo en varias etapas: 쐌 Las conquistas antillanas (1502-1519). También denominadas «tempranas», comenzaron con el sometimiento de La Española y continuaron por Cuba y el resto del archipiélago de las Antillas. La población indígena desapareció poco a poco debido a las agresiones de los conquistadores, a la explotación laboral a la que fue sometida y a las epidemias procedentes de Europa. La falta de población indígena hizo disminuir la obtención de oro; además, la mayoría de las mercancías debían importarse de Europa, y los conquistadores no se adaptaban a las condiciones climáticas de las islas. Por ello, los españoles decidieron adentrarse en el continente para buscar nuevas fuentes de riqueza e indios que suplieran a los fallecidos. La primera ciudad fundada en el continente fue Santa
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María la Antigua del Darién (1510, Colombia), junto al istmo de Panamá. Sin embargo, la fundación más importante en esta etapa fue la de la ciudad de Panamá (1519). Los conquistadores también persistieron en el propósito inicial de Colón: encontrar la ruta marítima hacia Asia. Este objetivo lo consiguió, entre 1519 y 1522, Fernando de Magallanes, marino portugués al servicio de Carlos V que cruzó el estrecho que hoy lleva su nombre y alcanzó las islas Molucas, conocidas como «las islas de las especias». Tras la muerte de Magallanes, el vasco Juan Sebastián Elcano culminó la primera circunnavegación del mundo y regresó a España doblando el cabo de Buena Esperanza. 쐌 Las conquistas continentales (1519-1549). También conocidas como «intermedias», destacaron entre ellas la conquista del Imperio azteca de México (1519-1521), por el extremeño Hernán Cortés, promovida desde Cuba; y la conquista del Imperio incaico del Perú (1531-1535), por el también extremeño Francisco Pizarro, realizada desde Panamá. Ambas conquistas tuvieron características comunes: 쐌 Se sometieron grandes imperios que contaban con una población sedentaria y numerosa, acostumbrada a la obediencia. Esta circunstancia permitió emplear mano de obra abundante para explotar las tierras y las minas de plata que se iban descubriendo: Zacatecas (1546, México) y Potosí (1544, Bolivia). Más adelante se descubrieron las minas de Huancavelica (Perú), de las que se extraía mercurio. México y Perú fueron los dos núcleos principales del dominio español en América. 쐌 En la conquista colaboraron importantes contingentes de indígenas: en México muchos pueblos estaban a su vez sometidos por el Imperio azteca; en Perú tenía lugar una guerra civil que ayudó a los conquistadores. 쐌 El factor sorpresa fue decisivo. Los españoles eran aventureros, expertos en ardides y emboscadas. Los indígenas, a veces, los veneraban como dioses: les asombraron sus caballos (creían que jinete y caballo eran un solo cuerpo) y sus armas de fuego. En otras ocasiones, los nativos subestimaron a los conquistadores por su escaso número. Estas circunstancias permitieron capturar con facilidad a los emperadores Moctezuma y Atahualpa (azteca e inca, respectivamente). 쐌 La superioridad tecnológica de los conquistadores suplió su escaso número. Los indígenas no conocían la rueda, el caballo, el hierro ni la pólvora. Sus armas eran muy primitivas: piedras, lanzas de madera, mazas y flechas. © Oxford University Press España, S. A.
쐌 Los procesos de conquista fueron promovidos por iniciativas particulares de hombres ambiciosos, que, con frecuencia, se endeudaban para financiar sus propias expediciones; solían actuar sin someterse a las autoridades establecidas en América. En esta etapa se produjeron numerosos enfrentamientos sangrientos, asesinatos y ejecuciones entre los propios conquistadores: Hernán Cortés combatió a las tropas de Pánfilo de Narváez, enviado por las autoridades españolas de Cuba; y Francisco Pizarro ejecutó a su antiguo socio, Diego de Almagro. Los partidarios de este asesinaron después a Pizarro. México y Perú sirvieron de modelo para otras conquistas, como la de Chile por Pedro de Valdivia. 쐌 Las conquistas interiores (1550-siglo XVIII). Reciben también el nombre de «tardías». En este período se completó la conquista de América: Nuevo México, Florida, Texas, California, la cuenca del río Orinoco y el interior de Argentina. Desde México se exploró el Pacífico, y las islas Filipinas (es decir, «del rey Felipe»), que fueron conquistadas por el vasco Miguel López de Legazpi entre 1565 y 1571. En esta expedición se descubrió la forma de volver a América: los barcos subían al paralelo 40° Norte, llegaban a California y descendían por la costa hasta Acapulco (México). Desde entonces, un barco, el Galeón de Manila, recorrió esta ruta llevando plata a China y las islas Molucas, donde obtenía especias, seda, porcelana y otras manufacturas orientales. Localiza y sitúa el texto, su naturaleza y fecha y comenta las ideas principales del mismo. Defensa de los indios por fray Bartolomé de las Casas Muy poderosos y soberanos señores: el obispo que fue de Chiapas besa á V. A. las manos, y suplico tenga por bien con atención oír cómo ha muchos años que ando en esta real corte y ante este Real Consejo de las Indias, negociando y procurando el remedio de las gentes y naturales de las que llamamos Indias, y que cesen los estragos y matanzas que en ellos se hacen contra toda razón y justicia; y puesto que la voluntad de los reyes ha sido proveerlos de justicia y conservarlos en ella, y no consentir que les fuesen hechos daños y agravios y así lo han mostrado por sus muchas leyes, pero llegadas allí no se han cumplido, porque los unos y los otros siempre han engañado a los reyes. Dos especies de tiranía con que han asolado aquellas tan innumerables repúblicas: la una en nuestra primera entrada, que llamaron conquista. La otra fue y es la tiránica gobernación a la que pusieron por nombre repartimientos o encomiendas, por la cual a los reyes naturales habemos violentamente, contra toda razón y justicia, despojado a los señores y súbditos de su libertad y de las vidas. Memorial de fray Bartolomé de las Casas al Consejo de Indias 1562-1563
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El texto es una fuente primaria de naturaleza históricopolítica, ya que se trata de un memorial presentado por fray Bartolomé de las Casas al Consejo de Indias en 1562-1563, relacionado con la defensa de los indígenas americanos frente a los abusos de los colonizadores españoles. Bartolomé de las Casas (1484-1566) nació en Sevilla. En 1502 viajó a América, donde quiso hacer fortuna mediante la explotación de las minas de oro cercanas a Santo Domingo. Ya ordenado sacerdote, obtuvo una encomienda en Cuba. Al comprobar lo injusto del sistema y la brutal explotación de los indios, renunció a ella, viajó a España y pidió audiencia al rey Fernando el Católico y al cardenal Cisneros, quien lo nombró Protector de los Indios en 1516. Tras regresar a América en 1517, viajó por el continente intentando que mejorara la situación de los indios. En 1523 ingresó en la orden de los dominicos. En 1542 regresó a España, año en el que fue nombrado obispo de Chiapas. Para dar respuesta a las continuas protestas de Bartolomé de las Casas sobre la explotación de los indígenas, el rey Carlos I convocó al Consejo de Indias, en las que se conocen como Juntas de Valladolid o Comisión de Valladolid. Como consecuencia de lo que se discutió en estas reuniones, se promulgaron el 20 de noviembre de 1542 las Leyes Nuevas en las que, de forma explícita, se prohibía esclavizar a los indios y se modificaba el sistema de encomiendas. El memorial de 1562-1563, presentado ante el Consejo de Indias, es un discurso en defensa de los indios para que cesen las matanzas y las injusticias que contra ellos se ejercen. Las ideas principales del mismo son: 쐌 Se pide al monarca que frene la brutal e inhumana explotación de los indios en la América española, que es contraria a la ley de Dios y a la ley natural («que cesen los estragos y matanzas que en ellos se hacen contra toda razón y justicia»). 쐌 Se indica que la «tiranía» que padecen los indios tiene dos orígenes: la conquista y la concesión a los españoles de repartimientos y encomiendas. Durante la conquista los indígenas fueron masacrados por los españoles. En los primeros tiempos del descubrimiento de América, los indígenas fueron esclavizados por Colón. Una Real Cédula de 1500 prohibió la esclavización de los indios, pero fue repetidamente incumplida y tuvo que ser nuevamente promulgada en 1530. Ante esta situación, la mano de obra indígena se repartió primero de forma espontánea (repartimientos) y, a partir de 1512, mediante las Leyes de Burgos, se estableció el sistema de encomiendas: se asignaba un grupo de indígenas a un encomendero, quien, a cambio de su trabajo y del pago de tributos, se comprometía a alimentarlos, cristianizarlos y respetarlos. Este sistema, prácticamente feudal, convirtió a los colonos en señores de los indios. A la encomienda siguió el © Oxford University Press España, S. A.
reclutamiento forzado de mano de obra (los indios estaban obligados a trabajar en caminos, edificios y minas por un tiempo y cantidad estipulados). Con estos sistemas la explotación de los indígenas llegó a ser brutal. 쐌 Se señala en el texto que la legislación protectora de los indígenas se incumple de forma sistemática. Concretamente, se refiere a las Leyes Nuevas (1542). En ellas se suprimían las encomiendas y se introducían reformas para evitar abusos. Estas normas fueron recibidas con hostilidad por los encomenderos; en Perú incluso hubo una revuelta armada. La Corona hubo de ceder a las presiones y se llegó a una solución de compromiso, reduciendo la encomienda al tributo. Sin embargo, los abusos sobre los indígenas continuaron; de ahí la petición de fray Bartolomé de las Casas a la Corona para que intervenga y les ponga remedio. A modo de conclusión, se puede indicar que a finales del siglo XVI las encomiendas decayeron debido a la disminución de la población indígena, causada por las enfermedades importadas de Europa, que se convirtieron, al llegar a América, en auténticas epidemias y por la dureza de su trabajo. Para sustituir a la mano de obra indígena se introdujeron en América esclavos negros traídos desde África. Explica la obra colonizadora española en América: sistemas y métodos de colonización. Tras la conquista de los nuevos territorios americanos se organizó desde España la colonización y explotación de sus recursos. La monarquía organizó la Administración de América inspirándose en las leyes e instituciones castellanas. El control de los dominios americanos se realizaba desde Castilla a través de la Casa de Contratación y el Consejo de Indias. La Casa de Contratación, creada en 1503 y establecida en Sevilla hasta el siglo XVIII, ejercía el monopolio del comercio con América en beneficio de Castilla y de la Corona. El Consejo de Indias, creado en 1524, era un órgano consultivo del monarca con jurisdicción sobre los asuntos de América. Las instituciones más importantes fueron los virreinatos (áreas gobernadas por un virrey). Por debajo estaban las gobernaciones y capitanías generales (similares a las provincias), los corregidores, que presidían los cabildos o ayuntamientos, y las audiencias o tribunales de justicia, que, también, ejercían funciones gubernativas. Además de los metales preciosos (oro, plata), la mayor «riqueza» de las Indias la constituían los nativos; para controlarlos se organizó, en un principio, la Administración americana. La mano de obra indígena se repartió primero de forma espontánea (repartimientos) y, a partir de 1512, con las Leyes de Burgos, se estableció el sistema de encomiendas: se asignaba un grupo de indígenas a un encomendero, quien, a cambio de su trabajo y del Historia de España
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pago de tributos, se comprometía a alimentarlos, cristianizarlos y respetarlos. A la encomienda siguió el reclutamiento forzado de mano de obra, un sistema que obligaba a los indios a trabajar por un tiempo y una cantidad estipulados en obras, caminos, edificios y minas. El reclutamiento en México se llamó régimen de tandas, y en Perú, mita.
쐌 Francisco Pizarro, que conquistó el Imperio inca (Perú).
A la larga, ante la falta de control de las autoridades o con la complicidad de las mismas, estos sistemas se convirtieron en una forma de semiesclavitud.
쐌 Hernando de Soto, que participó en el descubrimiento y conquista de Nicaragua y exploró la Florida. Durante esta última expedición descubrió el río Mississippi.
A mediados del siglo XVI se intensificaron las protestas ante el gobierno de España de algunos sectores eclesiásticos (especialmente el de los dominicos) por el trato y las condiciones de trabajo inhumanas a las que se sometía a los indios. Destacan en la defensa de los indios figuras como Bartolomé de las Casas que había sido encomendero en las Antillas. En 1542 la Corona española aprobó las Leyes Nuevas que suprimían las encomiendas e introducían reformas para evitar los abusos. Pero la magnitud de las protestas fue tal que la Corona cedió y reimplantó la encomienda (reducida a un tributo). Los indígenas debían ofrecer un cupo de trabajadores (entre el 2 % y el 4 % de la población), para su contratación en labores agrícolas o urbanas. Los encargados de hacer el reparto eran los alcaldes mayores. La encomienda se abolió, en casi toda la América española, en el siglo XVIII. El espectacular descenso de la población indígena, a causa de las durísimas condiciones de trabajo y las enfermedades de origen europeo (que se convirtieron en epidemias entre la población india), llevaron al reclutamiento de población de raza negra en régimen de esclavitud. Explica la relación de Extremadura y América: papel de los extremeños en la conquista y colonización de América. Los extremeños participaron desde el principio en la empresa americana (nueve de los marineros que acompañaron a Colón en su primer viaje a América eran extremeños). Desde comienzos del siglo XVI se produjo un éxodo masivo de extremeños hacia América en busca de riqueza y fama. Una vez acabada la guerra con el reino de Granada la única alternativa para lograr fortuna era embarcarse hacia las Indias. Se calcula que pudieron llegar alrededor de 30 000 extremeños procedentes de ciudades como Cáceres, Badajoz, Mérida, Trujillo, Jerez de los Caballeros, Zafra, Medellín, Plasencia, Almendralejo, Alburquerque, Coria… En principio solo los hombres partían hacia América, pero, desde mediados del siglo XVI emigraron también mujeres. Entre los extremeños destacaron algunos conquistadores y exploradores:
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쐌 Hernán Cortés, que conquistó el Imperio azteca (México). 쐌 Francisco de Orellana, que recorrió el curso del río Amazonas hasta su desembocadura.
쐌 Vasco Núñez de Balboa, que descubrió el mar del Sur (Océano Pacífico). A partir de tus conocimientos y del material adjunto desarrolla el tema: América hispana. Siglos XVI y XVII. […] Desde un principio, la explotación del Nuevo Mundo se realiza sobre la base de dos principios: el monopolio y la preferencia dada a las minas sobre la agricultura. La Casa de la Contratación de Sevilla, fundada en 1503, es la institución encargada de velar por el monopolio castellano. Ella fiscaliza las exportaciones: todo lo que sale para Indias debe pasar por Sevilla. Fiscaliza asimismo las importaciones: todo lo que llega de América debe transitar por Sevilla antes de ser distribuido en la Península y Europa […]. La conquista y la colonización de América plantearon serios problemas […]. 1. Un problema jurídico y político: ¿con qué derecho los españoles han conquistado y dominado las Indias? Es lo que ha venido llamándose la querella de los justos títulos. 2. Un problema económico y moral: ¿tienen algún derecho los españoles a reducir a los indios a esclavitud o a obligarlos a trabajar? Es el problema de la esclavitud, del trabajo forzado y la encomienda. En realidad, las Leyes de Burgos habían consagrado en derecho una situación de hecho y legalizado el trabajo forzado de los indios. La polémica prosigue durante todo el reinado de Carlos V con las campañas de las Casas, las lecciones de Francisco de Vitoria, la defensa de la colonización por Sepúlveda y la controversia de Valladolid […]. Tanto las lecciones de Vitoria como las campañas de las Casas acaban por convencer a los sectores influyentes de la corte de Carlos V. En 1542, Carlos V promulga, pues, las Leyes Nuevas de Indias, que contienen dos disposiciones gravísimas: 1. Se vuelve a proclamar oficial y solemnemente la prohibición de esclavizar a los indios. 2. Se decide que las encomiendas quedarán abolidas a la muerte de los encomenderos actuales; los indios encomendados deberán entonces ser puestos en libertad y ya no podrán concederse nuevas encomiendas.
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Raíces históricas de la España contemporánea (CONTINUACIÓN)
Con Felipe II se produce un nuevo planteamiento de la política colonial. Las Ordenanzas de Segovia (1573) prohíben el uso de la palabra «conquista». Es un homenaje formal a las Casas, pero en realidad, las ordenanzas reservan el derecho de España a proseguir su expansión colonial. La Hacienda Real no podía prescindir del oro y la plata del Nuevo Mundo […]. Así se comprende que el virrey del Perú, Toledo, volviera a poner en vigor una institución que databa de los incas, la mita, es decir, el trabajo forzado de los indios en las minas de Potosí, Huancavelica. Pese a las protestas de los moralistas y de algunos teólogos, la mita se mantuvo hasta el siglo XVIII […]. J. VALDEÓN PÉREZ y S. JULIÁ Historia de España Madrid, Espasa Calpe, 2007, p. 267-273
demarcación a 370 leguas al oeste de las islas portuguesas de Cabo Verde, como se aprecia en el mapa adjunto. Esta línea dividía el océano Atlántico: Castilla se quedaría con las tierras situadas al oeste del meridiano 46° Oeste (aproximadamente) y Portugal con las localizadas al este de esa línea. A partir de 1499, los Reyes Católicos autorizaron las exploraciones privadas de las Indias; este tipo de expediciones, con muy poca planificación e intervención de la Corona, fueron habituales en los primeros años del siglo XVI y recorrieron la costa desde el Río de la Plata hasta Florida, con escasos resultados económicos y sin encontrar el ansiado paso por el oeste hacia las islas de las especias. El proceso de conquista de América, por parte de los españoles, se llevó a cabo en tres etapas: 쐌 Se conquistaron las Antillas. 쐌 A comienzos del siglo XVI se produjo, en el continente, la conquista de los imperios azteca (por parte de Hernán Cortés), e inca (llevada a cabo por Francisco Pizarro) que sirvieron de modelo para otras (como la de Chile realizada por Pedro de Valdivia). Las conquistas de estos grandes imperios y el sometimiento de la población supuso su utilización como mano de obra para explotar las tierras y minas de plata. Los procesos de conquista fueron promovidos por iniciativas particulares de hombres ambiciosos que con frecuencia se endeudaron para financiar sus propias expediciones por lo que no se ejercía control sobre ellos. Fueron también constantes los enfrentamientos entre los propios conquistadores. 쐌 A partir de 1550, se ocuparon territorios de América del norte, como Nuevo México, Florida, Texas, California, la cuenca del río Orinoco y el interior de Argentina. Desde México se exploró el Pacífico y las islas Filipinas.
Desde finales del siglo XV, Castilla y Portugal fueron los dos reinos pioneros en las exploraciones americanas atlánticas. En este contexto, los Reyes Católicos financiaron el primer viaje de Cristóbal Colón, cuyo objetivo era llegar a las Indias orientales, por el oeste. Tras el primer viaje de Colón (1492), los monarcas obtuvieron las concesiones pontificias (bulas Inter caetera), dictadas por el papa Alejandro VI, por las que se otorgaba a Castilla el dominio de las tierras descubiertas o por descubrir, al oeste de una línea imaginaria, trazada en el sentido de los meridianos, a cien leguas al oeste de las Islas Azores. Portugal protestó, por lo que fue preciso suscribir un acuerdo castellano-portugués, el Tratado de Tordesillas (1494), que situó la línea imaginaria de
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Tras la conquista de los nuevos territorios se inició el comercio con América, en régimen de monopolio, tal y como indica el texto, desde donde llegaban a España metales preciosos y productos agrícolas. Las abundantes cantidades de oro y plata permitieron sostener los gastos de la Corona española, sobre todo los militares. También llegaron a España cultivos desconocidos como la patata, el cacao, el tabaco, el tomate o el maíz. América, a su vez, importó cultivos europeos (caña de azúcar, vid, olivo), ganado (caballos, vacas, ovejas), manufacturas industriales y esclavos africanos. El comercio estuvo monopolizado por la Corona y por Castilla a través de la Casa de Contratación de Sevilla, creada en 1503, como señala el texto, por los Reyes Católicos, y estaba dirigida básicamente por genoveses. Esta institución controlaba el tráfico de mercancías, tanto su entrada como salida, tal y como expone el fragmento analizado, y el de personas; también realizaba informes sobre los funcionarios y los nombramientos.
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Existía otra institución para llevar el control de los dominios americanos, que era el Consejo de Indias, creado en 1524; era un órgano consultivo del monarca con jurisdicción sobre los asuntos de América. Otras instituciones importantes fueron los virreinatos, que hasta el siglo XVIII, fueron dos: Nueva España, creado en 1535, abarcaba los territorios al norte de Panamá, y Perú (que aparece en el documento cartográfico adjunto), que fue creado en 1543, y comprendía los territorios localizados al sur. Por debajo de ellos estaban las gobernaciones (como la de Venezuela, que aparece en el mapa) y las capitanías generales (similares a las provincias), los corregidores, que presidían los cabildos o ayuntamientos, y las audiencias o tribunales de justicia, que controlaban los posibles abusos de los gobernantes, y además ejercían funciones gubernativas. En el mapa aparecen varias audiencias, como por ejemplo, las de Panamá, Santa Fe de Bogotá, Quito… En este sentido, y tal y como expone el texto, la conquista y la colonización de América planteó un problema jurídico y político, al señalar con qué derecho han conquistado y dominado los españoles las Indias. Un principio importante en la colonización de los territorios americanos, fue el de priorizar la explotación minera sobre la agricultura. La explotación de recursos (metales preciosos, productos agrícolas, ganado y manufacturas) de los nuevos territorios americanos, hacía necesario disponer de abundante mano de obra, por lo que, para los colonos, la mayor riqueza la constituían los nativos. La mano de obra se asignó primero de forma espontánea (repartimientos). Por este motivo, el texto analizado, plantea el segundo problema, en este caso, económico y moral, acerca del derecho de los españoles a someter a los indios a la esclavitud y obligarlos a trabajar; esta cuestión, como afirma el texto, queda legalmente resuelta, a partir de las Leyes de Burgos de 1512, por las que se estableció el sistema de encomiendas, que consistió en la asignación, por parte de la Corona de España, de un número de indios a un encomendero de por vida, quien a cambio de su trabajo y del pago de tributos, se comprometía a alimentarlos, cristianizarlos y respetarlos. Ese sistema, prácticamente feudal, convirtió a los colonos en señores de los indios. A la encomienda, le siguió el reclutamiento forzado de mano de obra (llamado mita en Perú, tal y como expone el texto); este era un sistema que obligaba a los indios a trabajar durante un tiempo y estipulado en obras, caminos, edificios y minas (la Hacienda real no podía prescindir del oro y la plata) y a realizar trabajos agrícolas (la yana o yanaconazgo), obrajes (trabajos en la artesanía) o el porteo (obligación de transportar los productos que requirieran los españoles). La mita, según el texto, fue puesta de nuevo en vigor por el virrey del Perú,
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obligando a los indios a trabajar en las minas de Potosí y Huancavelica. La explotación de los indígenas llegó a tales niveles, que, desde ciertos sectores de la Iglesia, se alzaron voces de protesta. Entre las denuncias, destacaron las del dominico andaluz y antiguo encomendero, Bartolomé de las Casas, mencionado en el texto. La insistencia de este, la defensa de la colonización por parte de Sepúlveda (también nombrado) y la controversia de Valladolid (expuesto en el documento) donde se debatió acerca de los abusos que sufrían los indígenas a manos de los encomenderos, provocó que el emperador Carlos V aprobara las Leyes Nuevas en 1542, que, como refleja el texto, prácticamente suprimían las encomiendas (se prohibía su transmisión por herencia y se establecía su desaparición tras la muerte de su titular), e introducían reformas para evitar los abusos. Estas normas fueron recibidas con hostilidad por los encomenderos, por lo que la Corona se vio obligada a ceder y a llegar a una solución de compromiso, reduciendo la encomienda a un tributo. En tiempos de Felipe II, las Ordenanzas de Segovia de 1573, prohibían el uso de la palabra «conquista», como homenaje a Bartolomé de las Casas, aunque en realidad esto no supuso acabar con la expansión colonial. La falta de mano de obra y la magnitud de las protestas originaron la reimplantación del repartimiento, pero de forma distinta. Los indígenas próximos a una población debían ofrecer un cupo de trabajadores (usualmente entre el 2 % y el 4 % de la población) para su contratación en labores agrícolas (desbroce, recolección, etc.) o urbanas (construcción de casas, empedrado de calles, etc.). Los encargados de hacer el reparto eran los alcaldes mayores que tenían la jurisdicción de las ciudades. A la larga, ante la falta de control de las autoridades o con la complicidad de las mismas, estos sistemas se convirtieron en una forma de semiesclavitud. El descenso espectacular de la población indígena, a causa de las condiciones durísimas de trabajo y las enfermedades de origen europeo (que se convirtieron en epidemias entre la población india), llevó al reclutamiento de población de raza negra (subsahariana) en régimen de esclavitud que fue aceptado por casi todos los sectores. Además también llegaron a América emigrantes españoles, en su mayoría andaluces (hasta el siglo XVIII), pues se procuraba impedir que minorías religiosas o étnicas poblaran las Indias. En todo caso, el descubrimiento y la conquista de América cambiaron la concepción del mundo y los valores culturales en España y en el resto de Europa. Explica brevemente los rasgos sociales y políticos del Antiguo Régimen. Se denomina Antiguo Régimen a la organización política, económica y social que imperó en Europa entre finales
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de los siglos XV y XVIII. En España se puede considerar que el Antiguo Régimen se desarrolló entre finales del siglo XV y comienzo del XIX.
provocaba continuas crisis de subsistencia, cuando las cosechas eran escasas, que desembocaban con frecuencia en hambrunas y motines populares.
En el plano político, durante el Antiguo Régimen se impuso la monarquía absoluta: el rey acumuló todo el poder (legislativo, ejecutivo y judicial), y solo debía rendir cuenta de sus actuaciones ante Dios; se consideraba que su poder era de origen divino y que el monarca era el lugarteniente de Dios en la Tierra.
La artesanía estaba en manos de los gremios, asociaciones de artesanos de un mismo oficio. El trabajo, manual y con herramientas muy sencillas, se realizaba en pequeños talleres, al frente de los cuales había un maestro, que contaba con uno o varios oficiales y aprendices. Los gremios regulaban todos los aspectos de la producción: los materiales y técnicas utilizados, los precios de venta, etc. No obstante, en el siglo XVII, en Europa occidental empezó a extenderse en algunos lugares el trabajo a domicilio (domestic system): un empresario, generalmente un comerciante, proporcionaba a los trabajadores las materias primas y las herramientas para elaborar el producto y una vez realizado se encargaba de su comercialización. Los trabajadores solían ser campesinos que elaboraban el producto en su casa y, de este modo, completaban sus ingresos. Este tipo de producción se desarrolló especialmente en el sector textil.
La sociedad del Antiguo Régimen se caracterizaba por su organización en estamentos o grupos sociales cerrados: nobleza, clero y tercer estado. La pertenencia a estos estamentos, salvo en el caso del clero, estaba determinada por el nacimiento. La movilidad social era escasa. La nobleza y el clero eran estamentos privilegiados, ya que disfrutaban de ciertas prerrogativas especiales como no pagar impuestos, ser juzgados por tribunales propios, etc. No solían desempeñar oficios manuales, pues los consideraban deshonrosos, pero sí ocupaban cargos públicos, civiles o eclesiásticos. Tanto la alta nobleza como el alto clero llegaron a acumular grandes riquezas y a disfrutar de una notable influencia política y social. El estamento de los no privilegiados (tercer estado) era muy heterogéneo. Lo formaban campesinos, artesanos y burgueses. La burguesía, surgida en la Baja Edad Media con el florecimiento de las ciudades, solía dedicarse al comercio y a la artesanía. La alta burguesía llegó a detentar un poder económico igual o superior al de la nobleza, pero estaba excluida de la participación política. La base económica del Antiguo Régimen era el trabajo de la tierra. Se practicaba una agricultura de autoconsumo, en la que se empleaban herramientas y técnicas rudimentarias y se obtenían escasos rendimientos. Esto
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El comercio interior estaba limitado a mercados locales y ferias anuales, debido a la escasa capacidad de compra de la mayoría de la población. No obstante, se desarrolló el comercio internacional, preferentemente por vía marítima, especialmente con los territorios americanos y asiáticos. La cultura fue promovida, fundamentalmente, por la Iglesia y la nobleza (principales mecenas de los artistas). El arte muestra una evolución desde la espiritualidad del gótico final (fines siglo XV) hasta el preciosismo del rococó (siglo XVIII), pasando por el arte renacentista (siglos XV-XVI), inspirado en el mundo grecorromano, y el arte barroco, centrado en la exaltación del poder real y los dogmas de la Iglesia católica mediante el efectismo y la teatralidad.
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