Tiburones 50 años

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Javier Gonzรกlez Carlos Figueroa Ruiz

Tiburones de La Guaira

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Anos de una Pasiร n




@ Tiburones de La Guaira: 50 Años de una Pasión @ Fundación Jesús Corao Autores Javier González (javiergon56@gmail.com) Carlos Figueroa Ruiz (carfi57@gmail.com) Concepto gráfico María de Lourdes Cisneros Diagramación María de Lourdes Cisneros Elena Roosen Corrección de textos Carlos Bautista Romero (cbautista48@hotmail.com) Coordinación Editorial Domingo “Tortuga” Fuentes (tortuga.fuentes@gmail.com) Javier González Agradecimiento especial Empresas Polar Fotografías Alejandro Van Schermbeek Colección Promociones Deportivas Batey 57 Biblioteca Nacional Colección Tiburones de La Guaira BBC Walter Otto Impresión Intenso Offset-Grupo Intenso 2011 Agradecimientos especiales Héctor Cordido Lyssette Leonardi Euclides Rondón Oswaldo Pantoja José Carvajal (Máquina) Edmundo D’Lima Nelson Guillén Andrés José Córdova Leal Dolly Muñoz Mauricio González Rubén Candia Carlos Parra © Todos los derechos reservados de acuerdo a lo establecido en la Ley sobre derechos de Autor, así como en la Convención Panamericana y en la Convención Internacional Prohibida su reproducción parcial o total por cualquier medio electrónico o mecánico, incluyendo fotocopias, a menos que se obtenga autorización escrita de TIBURONES BBC, C.A. Caracas, octubre de 2012


de cinco, cinco

D

esde su creación, hace cinco años, la Fundación Jesús Corao batea para mil puntos, pues hemos publicado anualmente y de manera ininterrumpida cinco obras que han tenido gran impacto en el mundo deportivo nacional. Tres de éstas recogen de manera sistemática la vida de un trío de venezolanos cuyo aporte al desarrollo deportivo del país ha sido invalorable: Jesús Corao, Big Chief, es una obra que nos relata de manera amena la vida de un empresario, atleta y extraordinario promotor deportivo, creador de la fórmula del “purocriollismo” en nuestro beisbol y cofundador de los equipos Royal Criollos y Cervecería Caracas, así como factor decisivo en el inicio y desarrollo de la rivalidad más importante de la pelota caribeña actual: Caracas-Magallanes. Alejandro “Patón” Carrasquel, primer venezolano en las Grandes Ligas, constituye una de las más interesantes y documentadas biografías de deportista alguno en el país. La vida de este insigne pelotero constituye, sin duda, una motivación al logro para los jóvenes venezolanos. La tercera publicación recopila la larga y fructífera vida de Herman “Chiquitín” Ettedgui, un venezolano de dos siglos, que consagró su existencia al periodismo deportivo, a la práctica del beisbol, atletismo, golf, voleibol, a la dirigencia y promoción del hipismo nacional y a la difusión de valores en la sociedad. La siguiente obra fue Caracas-Magallanes. La rivalidad. Memoria y cuenta (1942-2011) donde se detalla a través de una amplia investigación


la historia de esta férrea pugna en el mundo beisbolístico criollo y en la cual tuvo gran participación Jesús Corao, bien como promotor o como jugador. La última obra que completa la labor editorial de la Fundación en su primer lustro es la que hoy les ofrecemos: Tiburones de La Guaira, 50 años de una pasión (1962-2012). En este caso, nuestra familia también puso su granito de arena. Corría entonces el año 1962, cuando el propietario de Industrias Pampero, Alejandro Hernández, decidió vender su equipo de pelota profesional por un bolívar (Bs.1,00) al entonces reconocido manager zuliano José Antonio Casanova. A tal efecto encargó a mi padre, Luis Guillermo Pulgar M., quien para entonces era directivo de empresas Pampero y presidente de la Liga Venezolana de Beisbol Profesional, para que resolviera todo lo concerniente a la negociación que daría nacimiento a un nuevo club de pelota, el cual se convertiría con los años en una referencia obligada a la hora de contar la historia del beisbol venezolano. Nos referimos a Tiburones de La Guaira, novena que este año 2012 arriba a sus primeros 50 años de vida. Y Jesús Corao no podía faltar: el Big Chief venía de apoyar a la Liga en la crisis de asistencia de público a los estadios que ocurrió en 1953. Nueve años más tarde, Corao da un espaldarazo a su yerno Guillermo Pulgar M. para su incorporación como Presidente de la Liga, cobrando protagonismo en la transacción que permite el nacimiento de los Tiburones. En consecuencia, es motivo de orgullo para la Fundación Jesús Corao compartir con ustedes esta maravillosa historia cargada de emotividad y, sobre todo, de valores, de enseñanzas inolvidables para nuestra sociedad en general, y para los fanáticos de Tiburones en particular. Luis Alejandro Pulgar Corao Presidente

El embajador de Japón, Tetsuo Shioguchi; Luis Alejandro Pulgar Corao; el presidente de la Cámara Venezolano-Japonesa Erwin Miyasaka y Alex Cabrera.

Luis Alejandro Pulgar Corao entregando el trofeo de la Fundación Jesús Corao a la directiva de los Tiburones de La Guaira en compañía del embajador de Japón, Tetsuo Shioguchi.


una oportunidad que cayó del cielo

E

ra la víspera de la Navidad de 2003. Recuerdo que estaba haciendo compras de última hora. De pronto sonó el celular, era una llamada inesperada. Me preguntaron si mi socio Antonio José Herrera y yo teníamos interés en hacer una oferta para adquirir el equipo Tiburones de La Guaira. Los herederos de Pedro Padrón Panza y de su hijo “Peruchito”, habían decidido vender. Para ese momento, había otros grupos interesados en la negociación y la intención era cerrar lo más pronto posible la transacción. Pocas horas más tarde, Antonio José y yo estábamos reunidos en el estadio Universitario con algunos de los propietarios del equipo Tiburones, que esa noche jugaba uno de sus últimos encuentros de la temporada. Fue una reunión cordial, de la que salimos convencidos de que la negociación era viable económica y jurídicamente. Una serie de coincidencias facilitaban el proceso. Esa misma noche asumimos el compromiso de adquirir la franquicia guaireña. A partir de entonces, comenzó el proceso de negociación que, en menos de un año, culminó con la adquisición de una de las divisas del beisbol venezolano más emblemáticas de la historia contemporánea. En el año 2004 se registró formalmente la compañía anónima Tiburones BBC, hoy propietaria legítima de la franquicia Tiburones de La Guaira, a la cual le hemos entregado, desde entonces, buena parte de nuestras vidas con el firme objetivo de devolverle a

sus seguidores el disfrute de las victorias que tanto brillo le dieron al equipo en las primeras décadas de su existencia. Hemos enfrentado muchísimas dificultades. Sin embargo, me atrevo a afirmar que algunas de nuestras metas se han alcanzado. Hoy día, Tiburones es una empresa moderna, sólida y solvente. Nuestro crecimiento ha sido constante y acelerado durante los últimos años. En el área administrativa, así como en la deportiva, hemos logrado consolidar procesos y estructuras que nos van a permitir avanzar en nuestra aspiración de seguir ofreciendo a la afición venezolana un espectáculo deportivo de alto nivel. Siempre decimos que los títulos no se pueden garantizar, sin embargo no hay duda de que Tiburones tiene hoy en día una organización dinámica que garantiza la competitividad de la franquicia, lo cual permite soñar con un futuro, nada lejano, pleno de triunfos y momentos inolvidables. Y es que estamos convencidos de que Tiburones está para grandes cosas. Arribamos a nuestro 50 aniversario tras una sensacional temporada, como no la teníamos hace 26 años. Tuvimos una zafra casi perfecta. Fuimos líderes absolutos de la ronda eliminatoria; fueron nuestros los premios individuales de Manager del Año, Jugador Más Valioso y Novato del Año, entre otros reconocimientos. Luego de un dramático round robin, llegamos a la final, en la que logramos un digno subcampeonato. Más allá de todo eso, lo más


importante fue ver de nuevo el fervor de la fanaticada en la calle, llenando los estadios, vistiendo con orgullo la camisa y la gorra del equipo. Que satisfacción tan grande fue sentir que el trabajo está dando sus frutos. Ser parte de una organización con tanta identidad, tanta historia, ha sido, sin duda, el privilegio profesional más importante que nos ha tocado vivir a Antonio José y a mi. Hoy, cuando la organización arriba a sus 50 años de fundada, no podemos sino expresar nuestro más profundo y sincero agradecimiento a todos los que de una manera u otra han creído en nosotros. Ese agradecimiento lo hacemos extensivo a nuestros compañeros de la LVBP; a nuestros patrocinantes; a nuestros empleados; a nuestros jugadores y ex jugadores; y muy especialmente a nuestra fanaticada, la más alegre y exigente del beisbol, por habernos concedido el inmenso honor de ser parte de esta magnifica historia. La obra que hoy presentamos pretende revivir momentos importantes y, asimismo, resaltar a todos aquellos personajes que han sido clave en la construcción de una franquicia que está en el corazón de muchos venezolanos. Su culminación ha sido posible por la valiosa ayuda de conocedores y por el aporte sincero y generoso de mucha gente. No ha sido fácil resumir 50 años de apasionante historia en unas pocas páginas. Con este libro pretendemos rendir homenaje a la familia de Tiburones de La Guaira y a todos los que, como nosotros, aman el beisbol de nuestra hermosa patria. Francisco Arocha


mas que un negocio, un compromiso

T

iburones de La Guaira ha sido el reto más difícil que Francisco Arocha y yo hemos enfrentado en nuestra vida profesional, tanto en el ambiente público como en el privado; eso es así a pesar de haber lidiado con empresas complicadas por su estructura interna y por las dificultades socioeconómicas donde se desenvolvían. Solo para poner en perspectiva el sentido de esta idea recordemos que juntos tuvimos un protagonismo importante en la transformación de dos instituciones de la vida nacional: la Fiscalía General de la República, en el período que va desde el Caracazo hasta el enjuiciamiento de Carlos Andrés Pérez, y, diez años después, el Hotel Tamanaco Intercontinental. En realidad ocurre que ni en el mundo de la producción y los servicios del Estado, ni en el de la propiedad privada, hay una actividad donde el principal factor de producción: los peloteros y técnicos, y el receptor de ese esfuerzo, es decir, el cliente o fanático, tienen un nivel de autonomía y conocimientos que en el mejor de los casos sea, por lo menos comparable al que tienen los gerentes. Pues bien, hace ocho años Francisco y yo decidimos asumir el compromiso de relanzar una de las divisas deportivas de mayor éxito, tradición y arraigo popular en Venezuela, justamente en el peor momento de su existencia. Entonces la meta era (y sigue siendo) ineludible: devolver al equipo la esencia gloriosa que le permitió conquistar 7 títulos y 4 sub-campeonatos en sus primeros 25 torneos, en los cuales ape-

nas dejó de clasificar en 4 oportunidades, sin contar la temporada 73-74 cuando marchaban en el primer lugar empatado con Zulia al finalizar la eliminatoria, y una huelga impidió que concluyera el campeonato. Cada vez que nos toca cambiar un pelotero (sobre todo los muy buenos) la gente echa mano de una muletilla para matizar el desgarre emocional que supone desprenderse de un compañero de ruta: “ya se sabe, el beisbol es un negocio”. Nada más engañoso: en realidad el beisbol es un compromiso y una responsabilidad moral, profesional y económica con esa parte del pueblo venezolano que lo sigue como su opción en la temporada regular o como su opción alternativa en la postemporada. Pedro Padrón Panza es el mejor ejemplo de esa afirmación. El fundador de Tiburones fue en realidad uno de los principales fundadores de la ciudadanía guaireña contemporánea. A base de esfuerzo Padrón Panza logró vertebrar la empresa más importante de transporte de la región, al tiempo que, con el equipo, creaba la principal fuente de esparcimiento popular en el litoral capitalino. Por eso para nosotros el reto es inmenso. En primer lugar, lo que comenzó como el equipo del Distrito Federal que desde el Departamento Vargas rivalizaba con los Leones del Caracas del Departamento Libertador, hoy se ha convertido en una de las dos divisas de la Región Capital. En segundo lugar, la crisis que experimentó Tiburones durante la década de los noventa, que hizo eclosión con la muerte de Don Pedro Padrón Panza y su hijo Pedro Padrón Briñez,


así como con el deslave de Vargas, contrasta con la ventaja que le sacaron al equipo, en el reclutamiento de peloteros jóvenes, otras novenas como los propios Leones, Navegantes del Magallanes, Tigres de Aragua y Cardenales de Lara. A nosotros, pues, nos tocó volver a empezar. Cuando compramos Tiburones, en septiembre de 2004, teníamos un solo equipo de la Liga Paralela, ubicado, por si fuera poco, en Barquisimeto. Hoy tenemos dos equipos en San Joaquín, a hora y media de Caracas. En ese momento la sola organización de Grandes Ligas con la cual existía un vínculo estable era la de los Bravos de Atlanta. En cambio, desde hace tres años, tenemos acuerdo formal de cooperación con los Dodgers de Los Ángeles y acuerdos de hecho con los Medias Blancas de Chicago, Los Rockies de Colorado, Gigantes de San Francisco, Phillies de Philadelphia y los Marlins de Miami. Hace ocho años apenas, contábamos con un grandeliga activo y consolidado, Francisco Rodríguez y desde el año 2010 tenemos más de diez peloteros en ese nivel. Pero el principal trofeo de nuestra gerencia es el subcampeonato que Marco Davalillo logró después de 26 años de sequía. Nuestra filosofía ha sido apostar al talento criollo joven, a los técnicos venezolanos y a una nueva relación con los equipos de Grandes Ligas. Podemos decir que nuestro modelo de relanzamiento se desarrolló en tres etapas. La primera descansó básicamente en las espaldas de Flores Bolívar, Richard Sanabria y la oportuna y desinteresada asistencia de Oswaldo Guillén, quien nos abrió las puertas de su oficina de manager de los White Sox, en Tucson, Arizona. La segunda etapa la dirigieron Francisco Cartaya y Carlos Subero, y a ellos les debemos todo el trabajo de sistematización y modernización de los mecanismos de reclutamiento y formación del talento joven. Finalmente, con la incorporación de Jorge Velandia y Marco Davalillo, al reclutamiento y la formación, se le agregó el protagonismo estratégico de los jóvenes

que amalgamados con los peloteros de experiencia nos permitieron conquistar el subcampeonato de la Temporada 2011-2012. Falta mucho por hacer, trabajamos duro para reencontrarnos con la heroicidad cotidiana que protagonizaron los exitosos Tiburones de los años 60 y 70, y la comprometida Guerrilla de los años 80. No descansaremos hasta igualar con éxitos la lealtad y consecuencia de la mejor fanaticada del mundo, en el entendido de que al final del esfuerzo siempre hay una contraprestación porque como decía Bolívar: “Dios paga con la victoria, la constancia” de los luchadores y eso somos en Tiburones, unos guerreros que siempre iremos ¡Pa` encima!. Antonio José Herrera



Junta Directiva y Gerencia Francisco Arocha / Presidente Antonio José Herrera / Vice Presidente Leonardo Campíns / Directivo / Gerente General Alejandro Herrera / Directivo / Coordinador Área Deportiva Mary Gallardo / Asistente de Presidencia Irene Martínez / Asistente de Presidencia

Administración y Mercadeo Marián Ñáñez / Gerente de Administración Neptalí Alvarado / Asesor Comercial Lesbia Ramos / Contador Solimar Lugo / Asistente Contable Carmen Cacique / Asistente de Administrativo Lenín Márquez / Coordinador de Mercedeo Ramón Prieto / Jefe de Almacén Boris Quintero / Mensajería Externa Jesús Jaimes / Mensajería Externa Marisela Sierra / Recepcionista Yenny Escalona / Personal de Mantenimiento Oswaldo Velázquez / Personal de Tienda José Mendoza / Personal de Tienda Luis Osío / Personal de Tienda

Area Deportiva Jorge Velandia / Gerente General Francisco Cartaya / Operaciones de Beisbol José Luis Mora / Operaciones de Beisbol Carlos González / Asistente de Operaciones Deportivas Richard Sanabria / Coordinador Administrativo Liga de Desarrollo Fernando Veracierto / Scout

Operaciones del Estadio Jimmy Meayke / Gerente de Operaciones José Sosa / Jefe de Taquilla Tito Fraute / Médico Arnaldo Machado / Médico Francisco Griffin / Médico Ramón Luna / Trainer Johan Pérez / Trainer Rubén Segnini / Preparador Físico. Guillermo Ortegano / Bat Boy José Luis Chirinos / Jefe de Logística Pedro Romero / Seguridad Jancy Meza / Seguridad Yimy Prado / Jefe de Club House Tiburones Omar Rivas / Asistente de Club House Ramón Arias / Asistente de Club House José Hernández / Asistente de Club House Francisco Fernández / Asistente de Club House Yorfrid Yurden / Asistente de Club House Luis Carreño / Asistente de Club House

Departamento de Prensa Domingo “Tortuga” Fuentes / Jefe de Prensa


CONTENIDO Primer inning Tiburones al agua

ENTRE INNING

Empezar desde cero / Pedro Padrón Panza

segundo inning Las 7 joyas

ENTRE INNING

Tenía que ser tiburón / Luis Aparicio

tercer inning Tiempos de guerrilla

ENTRE INNING

Fanático de tiburones / Oswaldo Guillén

cuarto inning Años difíciles

ENTRE INNING

Ser parte de la historia de tiburones es un gran honor / Luis Salazar

quinto inning Volver a empezar

ENTRE INNING

La historia en un pendrive / Leonardo Campins

sexto inning La fanaticada más alegre

ENTRE INNING

A toda “máquina” durante 22 años con tiburones / José Carvajal “Máquina”

sePTIMO inning Recordar es vivir

ENTRE INNING

“El béisbol fue primero” / Musiú Lacavalerie

OCTAVO inning Cantera de managers de grandes ligas

ENTRE INNING

Hacedor de talentos / Graciano Ravelo

NOVENO inning Todos estrellas

ENTRE INNING

“Padrón Panza me motivó a firmar con La Guaira”/ Francisco Rodríguez

extra inning Los frutosde un proyecto

ENTRE INNING

“Debuté con el número 1 y unos zapatos feísimos” / Felipe Lira

Tiburones socialmente responsables

16 28 38 68 74 82 88 92 98 106 110 118 124 130 136 144 150 166 172 176 180




31 de octubre de 1962

ELIo chacón era el caballo del equipo. Su status de grandes ligas así lo confirmaba.

PRIMEr inning OrÍGENES DE TIBURONES


TIBURONES AL AGUA

E

l 31 de octubre de 1962, el equipo guaireño saltó por primera vez al terreno de juego, pero su historia comenzó

mucho antes. La divisa apenas costó un bolívar. Al concluir la Serie del Caribe, que se jugó por primera vez en el estadio Universitario, en febrero de 1955, se hizo pública la grave crisis económica por la que atravesaban los cuatro equipos de la Liga Venezolana de Beisbol Profesional (LVBP): Magallanes, Caracas, Vargas y Venezuela. Juan Antonio Yanes (Yanesito) y Julio Rodríguez, propietarios de los clubes Venezuela y Santa Marta, respectivamente, anunciaron que no podían continuar porque estaban en bancarrota, por lo que pusieron sus franquicias a disposición de la LVBP. Al tiempo que el dueño del

El Lunes 15 de octubre de 1962 comenzó a entrenar el equipo La Guaira en el estadio de Catia La Mar, bajo la dirección de Manuel ´´Cocaína´´ García y Reinaldo Cordeiro. Entre los jugadores que asistieron a esa primera práctica figuran; Freddy Rivero, Carlos Escobar, Graciano Ravelo, Rogelio Soto, Néstor Olano y Cristo Silva, entre otros.

Magallanes, Carlos Lavaud, también manifestaba no poder seguir con su equipo debido a las grandes pérdidas sufridas en los dos últimos campeonatos. Sin embargo, informó que la popular novena caraqueña no estaba en venta, pues tenía una curiosa oferta. Si, un importante empresario del mundo futbolístico, de nombre Damián Gaubeka, le había ofrecido arrendarle el equipo. Entre tanto, Pablo Morales asumía silenciosamente el descalabro económico del Caracas que, en comparación con los otros tres conjuntos, decía la prensa de la época, era de menor cuantía, pues el negocio del perifoneo compensaba en lago las pérdidas Así las cosas, la directiva de la LVBP comenzó a realizar diligencias para resolver cuanto antes la gravísima crisis que vivía el beisbol rentado y así poder inaugurar en octubre la onceava temporada consecutiva de la también llamada Liga Central. El 7 junio de ese año 1955, la tormenta en la LVBP comenzó a amainar, gracias a que varios empresarios valencianos, a cuya cabeza se encontraban Luis Fernando Wadskier, Julio Ramírez Borges y los hermanos Saúl y Ramón Branger, entre otros, compraron por casi 100 mil bolívares la franquicia del Santa Marta y fundaron el club Industriales del Valencia, cuya sede estaría en la capital carabobeña que desde marzo de ese año contaba con el moderno estadio “Cuatricentenario”. PRIMER INNING / ORÍGENES DE LOS TIBURONES / 17


Era la primera vez en la historia de la LVBP que una novena de la provincia formaría parte de la institución. La tempestad prácticamente desapareció a principios de julio cuando Alejandro Hernández, propietario de Industrias Pampero, adquirió, también por casi 100 mil bolívares, la franquicia del Venezuela, y fundó un equipo con el nombre de su empresa. El Pampero tuvo como sede el estadio Universitario. En la temporada 1955-56 se estrenaron Pampero y Valencia, conjunto este último que cargó con el gallardete, seguido de la novena licorera. A partir de entonces, los carabobeños se enrumbaron por un sendero de triunfos (5 títulos y 3 subcampeonatos en 13 temporadas), aún cuando económicamente fueron un desastre. Como también lo fue Pampero que, además de perder dinero, jamás fue exitoso en el terreno de juego. El equipo licorero participó en 7 campeonatos y sólo en uno figuró bien. En total jugó 323 partidos, ganó 151 y perdió 172. Arribó tres veces en el último lugar, tres en el penúltimo y una vez alcanzó el segundo puesto de la tabla. Nunca se identificó la afición con la novena del caballito. En la temporada 59-60, luego que el manager Alejandro “Patón” Carrasquel golpeara al periodista Eduardo Moncada, gerente general del club, y que la Liga suspendiera al exgrandeliga por dos años, Alejandro Hernández colocó a José Antonio Casanova al frente de la novena con la esperanza de que el veterano estratega zuliano hiciera ganador al equipo. Sin embargo, Casanova tampoco pudo hacer nada en tres torneos.

18 / PRIMER INNING / ORÍGENES DE LOS TIBURONES


Tremendo obsequio Decepcionado por las derrotas y cansado de perder dinero, Alejandro Hernández decidió regalarle el equipo a Casanova. La tarde del 25 de junio de 1962, la Junta Directiva de Industrias Pampero C.A., por instrucciones precisas de su propietario, acordó donarle el club de beisbol a Casanova. Luis Guillermo Pulgar, directivo de Industrias Pampero y presidente de la Liga Venezolana de Beisbol Profesional (LVBP), se encargó de resolver todo lo concerniente al papeleo jurídico. La donación incluía todas las acciones del Sindicato Deportivo Nacional C. A, que era la compañía que administraba al equipo Pampero. De inmediato Casanova, quien no tenía suficientes recursos, comenzó a buscar socios capitalistas amantes del deporte. Así conoció al doctor Jesús Morales Valarino, hombre vinculado al mundo del beisbol, quien lo puso en contacto con otros inversionistas. Casanova ya tenía en mente ofrecerle la franquicia al litoral guaireño, en agradecimiento por el excelente trato que recibió mientras estuvo al frente de la célebre novena OSP de La Guaira, en la pelota amateur. El estratega llamaría Santa Marta a su nuevo club, en recuerdo del más emblemático equipo que había tenido el Departamento Vargas entre 1910 y 1930. Sin embargo, quedaba aún mucho camino que recorrer para concretar la fundación del nuevo conjunto. “Gracias a Morales Valarino, Casanova logró reunir en la sede de la empresa ‘Finaco’, en La Guaira, a Joseíto Márquez, Manuel Antonio Malpica y al doctor Sabino Marín Salazar, para trazar un plan de trabajo”. Luego se incorporaron Manuel Teodoro Muñoz y el músico Vinicio

Luis Guillermo Pulgar

Adames. Más tarde se sumaron Julián Delgado, Tony Borras, Héctor Hoffman, Jesús Guillermo Gómez, Pedro Padrón Panza, Félix Irene Rodríguez y José Antonio Díaz, entre otros. En el ínterin de la recolección del dinero para constituir el equipo, surgió un serio inconveniente. La donación impedía la creación de una compañía anónima, por lo que sólo podría establecer una Sociedad

PRIMERA JUNTA ADMINISTRADORA DE LA GUAIRA BBC Presidente: Jesús Morales Valarino Primer Vicepresidente: Manuel Antonio Malpica Segundo Vicepresidente: Héctor Hoffman

Civil sin fines de lucro. Fue entonces cuando Casanova logró que Ale-

Tesorero: Sabino Marín Salazar

jandro Hernández cambiara la figura de donación por la de venta pura

Secretario: Vinicio Adames

y simple. Entonces el nuevo acuerdo comercial se hizo de manera

Segundo Vocal: Eduardo Narváez Cuevas

simbólica. Alejandro Hernández le vendió a Casanova el equipo Pam-

Tercer Vocal: Enrique Pérez

Primer Vocal: John Rodríguez

Primer Vocal suplente: Jesús Guillermo Gómez

pero por un bolívar. La transacción se llevó a cabo el viernes 3 de

Segundo Vocal suplente: Pedro Padrón Panza

agosto de 1962, es decir, cinco semanas después que Casanova había

Tercer Vocal suplente: Félix Irene Rodríguez

iniciado las gestiones para fundar un club de pelota.

Comisario suplente: José Manuel López Justos

Comisario principal: Manuel Eduardo López

PRIMER INNING / ORÍGENES DE LOS TIBURONES / 19


LOS PRIMEROS OFENSIVA

DEFENSIVA

Primero con 5 hits en un juego: Al Bumbry vs. Zulia, 7-12-1974

Primer out: Dioniso Acosta, primera base, 1er inning, vs. Caracas, 31-10-1962

Primer hit: Dionisio Acosta (infieldhit) vs. Jim Constable, del Caracas, en el 2do inning, 31-10-1962

Primer doble: Dave Roberts vs. Jim Constable, del Caracas, en el 3er inning, 31-10-1962 Primero con tres dobles en un juego: William Cañate vs. Zulia, 1-11 1995 Primer triple: Dave Roberts vs. Julián Ladera, del Valencia, en el 6to inning, 10-11-1962 Primer jonrón: Aquiles Gómez vs. Héctor Urbano, del Caracas, en el 5to inning, 18-11-1962 Primer “Grand Slam”: Aquiles Gómez vs. Manuel González, del Caracas, en el 6to inning, 29-12-1962 Primero con dos jonrones en un juego: John Bateman vs. Lara, en el 3ro y 8vo innings, 11-1-1966 Primero con dos jonrones en un inning: Raúl Pérez Tovar vs. Aragua, en el 6to inning, 6-12-1990 Primero con 10 jonrones o más en una temporada: John Bateman (10), 1965-55 Primer pitcher en conectar jonrón: George Brunet vs. Jim Constable, del Caracas, en el 3er inning, 6-12-1962

Primera asistencia: Carlos Escobar, segunda base, 1er inning, vs. Caracas, 31-10-1962

Primer error: Merrit Ranew, catcher, 1er inning, vs. Caracas, 31-10-1962 Primer pásbol: Merrit Ranew, catcher, 1er inning, vs. Caracas, 31-10-1962 Primer double play: De Dámaso Blanco (3b) a Carlos Escobar (2b) a Dionisio Acosta (1b), 4to inning, vs. Caracas, 31-10-1962 Primer triple play: Con corredores en primera y segunda, Ed Kirkpatrick conecta línea que atrapa Luis Aparicio (Ss), quien pisa segunda y lanza a Graciano Ravelo (1b), 3er inning, vs. Caracas, 11-12-1963

PITCHEO

Primera victoria: Marcelino López vs. Caracas (8-3), el 31-10-1962. Lanzó completo Primera derrota: Freddy Rivero vs. Oriente (5-2), el 3-1-1962. Relevo Primer relevista: Freddy Rivero vs. Oriente (5-2), el 3-1-1962

Primer pitcher en conectar un “Grand Slam”: Marcelino López vs. Víctor Jiménez, del Caracas, en el 7mo inning, 29-11-1965

Primer ponche: Marcelino López a Jesús Alou, 1er inning, vs. Caracas, 31-10-1962

Primero en batear la escalera (sencillo, doble, triple y jonrón): Terry Harper vs. Magallanes, 13-12 1981

Primer boleto: George Brunet a Teolindo Acosta, del Valencia, 1-11-1962

Primera carrera remolcada: Carlos Escobar, 2do inning, vs. Jim Constable, Caracas, 31-10-1962

Primer wild pitch: Marcelino López, 1er inning, vs. Caracas, 31-10-1962

Primera carrera anotada: Dave Robert vs. Caracas, en el 2do inning, 31-101962 Primera base robada: Dámaso Blanco vs. Caracas, robo home en el 6to inning, 31-10-1962 Primera base por bolas recibida: Jesús Mora vs. Jim Constable, del Caracas, en el 6to inning, 31-10-1962 Primero con seis boletos en un juego: Dave Cripe vs. Magallanes, 19-11-1977 Primera base por bolas intencional: Merrit Ranew vs. Nicolás Jaimes, del Caracas, en el 8vo inning, 31-10-1962 Primer pelotazo: Jesús Mora vs. Jim Constable, del Caracas, en el 2do inning, 31-10-1962 Primer sacrificio: Dionisio Acosta vs. Jim Constable, del Caracas, en el 4to inning, 31-10-1962 Primer ponche recibido: Marcelino López vs. Jim Constable, del Caracas, en el 3er inning, 31-10-1962

20 / PRIMER INNING / ORÍGENES DE LOS TIBURONES

Primer hit permitido: Marcelino López ante César Tovar, 1er inning, vs. Caracas, 31-10-1962 Primer doble permitido: Marcelino López ante César Tovar, 1er inning, vs. Caracas, 31-10-1962 Primer triple permitido: Marcelino López ante Domingo Carrasquel, 9no inning, vs. Caracas, 31-10-1962 Primer “Grand Slam” permitido: Carlos Loreto ante Luis “Camaleón” García, del Oriente, en el 9no inning, 15-12-1962 Primer blanqueo propinado: Marcelino López vs. Caracas (3-0), 17-11-1962 Primer juego de un hit: Juan Quintana vs. Valencia, 26-11-1963 (El hit lo conectó Jesús Romero en el 8vo inning) Primer no hit no run propinado: Luis Tiant vs. Caracas (3-0), 14-1-1971 Primer no hit no run recibido: Urbano Lugo, padre, Caracas, 6-1-1973 (Juego de Puros Criollos)


El documento comprometía a Casanova a no vender el equipo en el término de cinco años y a cambiarle el nombre por cualquier otro que no fuese comercial. Solventado este escollo, Casanova y sus socios procedieron a constituir la Compañía Anónima Depor tiva El Litoral,1 que se encargaría de administrar el equipo. El capital inicial de la compañía fue de Bs. 35.000,00, dividido en 70 acciones de 500 bolívares cada una. La composición accionaria quedó repartida de la siguiente manera: 10 acciones para cada uno de los siete accionistas: Jesús Morales Valarino, Manuel Antonio Malpica, Sabino Marín Salazar, Félix Irene Rodríguez, Pedro Padrón Panza, Juan Guillermo Gómez y Luis Felipe Torres. Acordaron que Casanova sería el manager los primeros cinco años y las ganancias serían repartidas a partes iguales: 50% para Casanova y 50% para el grupo de socios. Las pérdidas las absorberían estos últimos. Ese día también se convino que el nombre del equipo sería La Guaira BBC y no Santa Marta como se pensó en un principio. El 20 de septiembre se firmó otro documento de mucha importancia. Esta vez se trató de un acuerdo entre Casanova y la Compañía Anónima Deportiva El Litoral, en el que el estratega zuliano le otorgaba, de forma exclusiva, la administración de La Guaira Base Ball Club, nombre oficial del nuevo equipo.

Importación de primera A mediados de septiembre, “Casanova llamó a su amigo Luman Harris, quien a su vez era la mano derecha de Paúl Richards, con quien también le unía buena amistad y era el Gerente General de los Colt 45 (hoy Astros de Houston), para que lo ayudara en la contratación de los peloteros. Harris consiguió que Richards le facilitara un grupo de jugadores, a quienes reunieron delante del propio Casanova para hacerles saber que tenían que dar el 100% en el terreno de juego”.2 Casanova aprovechó el viaje para adquirir los uniformes del equipo, así como algunos otros implementos de juego.

1

Inscrita en el Registro Mercantil I del Distrito Federal y Estado Miranda, el 19 de septiembre de 1962, bajo el expediente Nº 47, Tomo 32-1

2

Núñez, José Antero. 41 años de Tiburones de La Guaira. En: Revista MCD: Mente, Cuerpo, Deporte. Caracas, año 3, Nº 5, diciembre 2003; Pags. 20-21 Pedro Padrón Panza

PRIMER INNING / ORÍGENES DE LOS TIBURONES / 21


“El 4 de octubre regresó Casanova de su gestión en Houston y traía en su maleta los contratos de los lanzadores Marcelino López y George Brunet, del outfielder Dave Roberts, del campocorto J. C. Hartman y del catcher Thomas Ranew”.3 El propio Casanova fue quien se encargó de gestionar en las oficinas de extranjería, las visas de los peloteros extranjeros. Entre tanto, los cubanos Manuel “Cocaína” García y Reinaldo Cordeiro dirigían las prácticas del equipo en el estadio de Catia La Mar.4 Mientras Padrón Panza se ocupaba de todo lo referente al alojamiento y transporte de los jugadores. Para ello firmó un contrato con el propietario del Hotel Macuto y puso a disposición del equipo uno de los autobuses de su empresa “Transporte Padrón”. Cinco días antes del inicio del torneo, hubo que recapitalizar a la empresa, pues los gastos habían superado las estimaciones. Fue por ello que el 26 de octubre de 1962 se modificaron los estatutos de Deportiva El Litoral, con el fin de aumentar el capital de Bs. 35 mil a Bs. 100 mil y poder cubrir así parte de los costos de compra de uniformes y pago de salarios de técnicos, peloteros y empleados administrativos. Entonces se vendieron 2 mil acciones a Bs. 50 cada una, las cuales fueron adquiridas por Marín Salazar (128), Morales Valarino (162), Malpica (162), Irene Rodríguez (162), Padrón Panza (162), Gómez (162), Torres (162) y el nuevo socio Héctor Hoffman (200).

Auspicioso estreno Un día antes de cantarse la voz de play ball y hacer su estreno el equipo La Guaira, llegaron los uniformes de los Estados Unidos. Pero no hubo tiempo de sacarlos ese día de los almacenes de “Bultos Postales”. Al día siguiente, el 31 de octubre, justo ocho horas antes del juego, la directiva logró retirar de la aduana los uniformes y los llevó hasta el Hotel Macuto, donde hubo una rápida pero emotiva exhibición pública, que arrancó aplausos de jugadores, peloteros y fanáticos que habían ido hasta el lugar a apoyar a su nueva divisa. Fue tanto y tanto lo que se luchó por sacar adelante el equipo, dijo Malpica, que los fanáticos fueron en masa desde diferentes partes del Departamento Vargas hasta el estadio Universitario para Elio Chacón y José Antonio Casanova

alentar a su nuevo club. “Llevaron carteles pintados con un tiburón 3

Malpica, Manuel Antonio. Ob.Cit. Pág. 17

4

Este estadio fue rebautizado a fines de 1962 con el nombre de César Nieves, uno de los más representativos jugadores guaireños de los años 30 y 40


que decía: ¡Arriba Tiburones!, que aquí estamos nosotros.”5 Desde entonces La Guaira recibió el apodo de “Tiburones”. Todo inspirado, sin duda, en el inmenso escualo que tenía la camisa del uniforme en la parte posterior. El debut de La Guaira no pudo ser mejor. Derrotó al Caracas 8-3, con el zurdo cubano Marcelino López en la lomita y Dámaso Blanco y Dionisio Acosta disparando cuatro de los nueve cohetes que bateó el equipo esa noche. Blanco incluso se robó el home de manera espectacular. Al concluir ese primer campeonato, La Guaira ocupaba el tercer lugar en la tabla de posiciones, a escaso juego y medio de la punta. Pero si el nuevo club demostró que podía triunfar en el terreno de juego, en la taquilla dejó constancia de ser una novena rentable, pues logró ingresos muy cercanos a los 200 mil bolívares, cifra desconocida en las arcas del Pampero.

Casanova se tituló y vendió A partir de entonces La Guaira fue un club exitoso en el campo y en la taquilla. Tanto que en febrero de 1965, luego de obtener el primer gallardete en su corta historia en la LVBP, la directiva de Deportiva El Litoral le ofreció a Casanova comprarle la mitad del equipo. El zuliano no vendió la mitad sino el equipo completo.6 Vencido el término de duración de cinco años de la Compañía Anónima Deportiva El Litoral, la tarde del 29 de septiembre de 1967 se reunieron todos sus socios en el Club Vargas para liquidar la compañía. Pocas semanas más tarde, Pedro Padrón Panza, Manuel Malpica, Jesús Guillermo Gómez, Héctor Hoffman y José Antonio Díaz adquirieron todas las acciones de La Guaira Base Ball Club. Siete años después, en 1974, Padrón Panza compró por 250 mil bolívares el 40% de las acciones que estaba en poder de Hoffman y Gómez. Luego llegó a un arreglo económico con los herederos de Malpica y, algunos años después, adquirió el 20 por ciento restante que estaba en poder de José Antonio Díaz, tomando desde entonces el control absoluto del equipo hasta su muerte, ocurrida en 1999. 5

Malpica, Manuel Antonio. Ob.Cit. Pág. 17

6

Para vender el equipo, Casanova tuvo que solicitarle autorización a Alejandro Hernández, pues el documento original de compra-venta impedía cualquier transacción comercial sin el permiso de Industrias Pampero. Hernández no tuvo empacho alguno en darle el visto bueno a la negociación

LA GUAIRA POR UN BOLÍVAR Caracas, 3 de agosto de 1962 Señor José Antonio Casanova Presente Muy señor nuestro y amigo: Tenemos el agrado de dirigirnos a usted en la oportunidad de participarle que la Junta Directiva de Industrias Pampero C. A., en reconocimiento a la excelente labor que prestó al frente del “Pampero Base Ball Club” y sus relevantes méritos deportivos, ha resuelto lo siguiente: Darle en venta la totalidad de las acciones que constituyen el capital social del Sindicato Deportivo Nacional C. A.. por el precio de Bs. 1,00 (Un bolívar) Dicha venta comprenderá el uso y disfrute por su parte de la franquicia que le tiene concedida la Liga Venezolana de Base Ball Profesional al equipo “Pampero Beisbol Club”, propietarios del mencionado Sindicato. Es entendido que Industrias “Pampero” C. A. asumirá los pasivos u obligaciones actuales del Sindicato Deportivo Nacional C. A. Por su parte, usted se comprometería al término de 5 años a no vender por ningún concepto, ya sea oneroso o gratuito, las mencionadas acciones y franquicia a firma comercial alguna, so pena de quedar sin efecto esta venta. Igualmente se comprometería a sustituir de inmediato la denominación actual del equipo por cualquier otra denominación no comercial. Industrias “Pampero” C. A., tendrá derecho preferente para comprar en igualdad de condiciones al Sindicato Deportivo Nacional C. A., o al Equipo, la totalidad o parte de las compañías de propaganda radiales, televisadas, de prensa o cualquier otro que le corresponda a proyectos radiales, siempre y cuando el equipo pudiese hacer uso directo de un canal de transmisión de radio o televisión. La presente deja sin efecto nuestra correspondencia Nº P-333 del 25 de junio de 1962. En espera de su conformidad sobre los particulares expuestos y a los fines del otorgamiento del documento correspondiente, hacemos propicia la oportunidad para reiterarle nuestros sentimientos de amistad y desearle el mejor de los éxitos en sus futuras actividades deportivas. Muy atentamente, Alejandro Hernández Presidente de Industrias Pampero, C. A. PRIMER INNING / ORÍGENES DE LOS TIBURONES / 23


TEMPORADA DE ESTRENO Luego que el ex jugador y manager venezolano José Antonio Casanova adquirió el equipo Pampero, comenzó la historia de los Tiburones de La Guaira en la Liga Venezolana de Beisbol Profesional. El 31 de octubre se produjo el debut del conjunto escualo, derrotando a los Leones del Caracas 8 carreras a 3, en el parque de la Ciudad Universitaria de Caracas.

el zuliano josé antonio casanova se empeñó en darle una franquicia de beisbol profesional a los guaireños.

Al concluir la ronda eliminatoria, los Tiburones presentaron balance de 22-17, igualados con los Leones en el segundo lugar, por lo cual hubo necesidad de jugar una serie decisiva de tres encuentros para determinar el segundo clasificado que acudiría a la serie final contra Industriales del Valencia. Caracas consiguió imponerse en dos de los tres partidos. Sin embargo, los Tiburones habían iniciado con buen pie su transitar por el circuito, ganándose desde el principio las simpatías de la afición.

24 / PRIMER INNING / ORÍGENES DE LOS TIBURONES


LOS TIBURONES DÍA A DÍA EN SU PRIMERA TEMPORADA 1962-63 1

FECHA RIVAL 31-10-1962 CARACAS

SCORE G-8-3

2 3 4 5 6 7 8 9

01-11-1962 03-11-1962 06-11-1962 08-11-1962 10-11-1962 11-11-1962 14-11-1962 17-11-1962

G-6-1 P-2-5 P-1-6 P-2-6 G-10-0 P-1-4 G-5-4 G-3-0

10

18-11-1962 CARACAS

G-6-5

11 12 13 14 15

21-11-1962 25-11-1962 01-12-1962 02-12-1962 06-12-1962

VALENCIA ORIENTE VALENCIA VALENCIA CARACAS

P-4-13 G-3-2 P-3-6 G-2-1 G-3-0

16 17 18 19 20 21

07-12-1962 09-12-1962 09-12-1962 12-12-1962 15-12-1962 16-12-1962

VALENCIA ORIENTE ORIENTE VALENCIA ORIENTE ORIENTE

P-1-9 G-1-0 G-3-1 P-2-6 G-8-1 G-10-12

22

17-12-1962 ORIENTE

G-14-0

23 24 25 26 27 28 29 30 31 32 33 34 35 36 37 38 39 40

22-12-1962 23-12-1962 28-12-1962 29-12-1962 30-12-1962 01-01-1963 05-01-1963 06-01-1963 06-01-1963 11-1-1963 12-1-1963 13-1-1963 13-1-1963 16-1-1963 17-1-1963 22-1-1963 23-1-1963 25-1-1963

G-8-5 P-0-5 P-2-4 G-8-0 G-5-3 P-2-4 2-2 G-2-1 G-8-5 P-2-6 P-2-3 P-4-5 G-5-4 G-13-3 P-1-8 P-1-2 G-4-2 P-2-8

41 42

VALENCIA ORIENTE VALENCIA CARACAS VALENCIA ORIENTE VALENCIA CARACAS

ORIENTE ORIENTE CARACAS CARACAS CARACAS CARACAS CARACAS CARACAS CARACAS VALENCIA CARACAS VALENCIA VALENCIA VALENCIA CARACAS CARACAS VALENCIA CARACAS

27-1-1963 CARACAS 27-1-1963 CARACAS

G-2-1 P-0-9

HC-V OBSERVACIONES V Partido de estreno. Pitcher ganador: Marcelino López V V Primera derrota HC Primer juego como home club HC HC Primer blanqueo propinado HC V HC Primer blanqueo contra el Caracas V Elio Chacón, campocorto de los Tiburones, cometió 4 errores V V Primer extrainning V HC Juego de 15 innings HC Juego de 6 innings; suspendido por lluvia V V Primer doble juego HC HC V V Grand Slam de Luis “Camaleón” García, del Oriente V Por Oriente lanzó un inning su manager Alfonso Carrasquel HC HC Primer blanqueo recibido HC V V V HC Juego empatado HC Doble juego V V V HC Doble juego HC HC V V HC V Primer juego de un mini play off de tres encuentros para decidir segundo lugar HC Doble juego V

Bs. 74.409 se recaudaron en el juego de estreno del equipo La Guaira, que se llevó a cabo en el estadio Universitario, el miércoles 31 de octubre de 1962.

TABLA DE POSICIONES TEMPORADA 1962-63 EQUIPO Valencia Caracas La Guaira Oriente

JUEGOS 39 42 42 33

GANADOS 23 24 23 8

PERDIDOS 16 18* 19* 25**

EMPATES 1 1

* Jugaron serie de tres partidos para definir segundo lugar ** Se retiró antes de concluir el campeonato

SERIES PARTICULARES EQUIPOS La Guaira vs. Caracas La Guaira vs. Oriente La Guaira vs. Valencia

JUEGOS 17 11 14

GANADOS 9 7 7

PERDIDOS 8 4 7

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Tiburón original que utilizó el equipo La Guaira como emblema en la parte de atrás de la camisa de su primer uniforme, temporada 1962-1963.' Inaugurado el beisbolprofesional temporada 1962 1963

MARCELINO LÓPEZ Y DÁMASO BLANCO UNIERON MÉRITOS EN TRIUNFO DE LA GUAIRA SOBRE CARACAS 8a3 El zurdo cubano lanzó buena pelota y Dámaso bateó y fildeó en grande El Gobernador del Distrito Federal hizo el lanzamiento inaugural. Una estupenda labor cumplida por el pitcher zurdo cubano Marcelino López, bien respaldado por una demostración extraordinaria de Dámaso Blanco, con el bate de 6-2 y en el campo con fildeo de feria en siete lances sin errores, dieron la victoria al nuevo club La Guaira, frente al Caracas 8-3, en el partido inaugural del Campeonato de Beisbol Profesional de la Liga Central. El pitcher guaireño superó un mal comienzo ya que en el acto inicial los “Leones” le anotaron 2 veces con doblete de César Tovar y sencillo del veterano Pompeyo Davalillo. Luego éste se robó segunda y llegó a tercera por error del catcher, anotando después por pasbol. Esas dos anotaciones dejaron la impresión de que el club debutante iba a resultar un enemigo fácil para los campeones. Pero no fue así, porque la gente del Litoral reaccionó rápidamente. Así en la segunda entrada descontaron ventaja por error de Vitico Davalillo ante batazo de David Roberts que le permitió llegar a la segunda; un hit de Dionisio Acosta lo hizo avanzar a tercera, desde donde anotó en rolata del novato Escobar a segunda base. Mientras Marcelino López se recuperaba del mal comienzo, sus compañeros lograron igualar el marcador en la tercera

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entrada mediante sencillo de Hartman y doblete del jardinero David Roberts. Con la anotación empatada, La Guaira y Caracas fueron de la mano hasta el sexto inning, donde el conjunto del Litoral fabricó racimo de tres carreras. Después de un out, Jesús Mora negoció boleto y pasó a segunda por sencillo del novato Escobar. Marcelino López se ponchó, pero Dámaso Blanco hiteó en el momento oportuno impulsando la carrera del desempate avanzando Escobar a segunda base. Con el batazo de Gómez, Blanco arribó a tercera, pero como el jardinero lanzó a la goma para buscar el out de Escobar y esto provocó la protesta del catcher Neeman, el antesalista guaireño se vino hábilmente a la goma y pudo anotar aprovechando la inocentada del receptor norteamericano, quien discutía la sentencia del juez principal olvidándose que tenía corredores en las almohadillas. Esas tres carreras entusiasmaron al conjunto visitante y su pitcher Marcelino López se crecía en cada lanzamiento hacia la goma. Indudablemente que el trabajo cumplido por el zurdo cubano fue base del triunfo guaireño. Jim Constable, quien abrió por el Caracas, saltó en el octavo después de realizar un out y fue reemplazado por el venezolano Manuel González, quien cerró el episodio sin mayores problemas. Sin embargo, en el cierre del mismo inning, fue reemplazado en orden al bate por el veterano Emilio Cueche, quien se ponchó abriendo dicho acto. El novato Nicolás Jaimes fue el tercer pitcher utilizado por el manager Regino Otero, pero resultó vapuleado. Roberts negoció boleto y fue a segunda base por sacrificio de Dionisio Acosta. Luego, Ranew recibió boleto intencional y Mora reventó hit empujando la carrera de Roberts. Con dos corredores en la ruta, Elio Chacón, quien había reemplazado a Escobar en la séptima entrada, reventó cañonazo y remolcó las carreras de Ranew y Mora. Con esas tres rayitas, el club La Guaira se alejó de su rival y aseguró el triunfo, pues su pitcher Marcelino López mantenía a raya al enemigo. La última carrera de los campeones se registró en el noveno episodio con doblete de Mateo Alou, quien fue el mejor bateador del juego con 3 hits en 4 turnos, y triple de Domingo Carrasquel. Otro novato, Roberto Urbano, fue el último pitcher utilizado por Otero, para cerrar su primera actuación de este año 62. Dámaso Blanco bateó dos hits en seis turnos y fue la gran figura en el fildeo. Intervino en siete lances sin errores y comenzó un doble play en combinación con el segunda base Escobar y el inicialista Dionisio Acosta. Asimismo, en la tercera entrada, se ganó los aplausos del público con un magistral engarce a línea tendida de César Tovar. El antesalista guaireño se lanzó sobre la pelota en terrenos del campocorto y la atrapó cuando iba camino al jardín izquierdo. El campeonato fue inaugurado a las 9 de la noche por el Gobernador del Distrito Federal, Alejandro Oropeza Castillo, quien efectuó el primer lanzamiento. El evento fue presenciado a casa llena, ya que se recaudaron 74.409 bolívares. Al comienzo del partido se observó cierta incertidumbre entre el público por la ausencia del bigleaguer Elio Chacón, quien no salió a jugar desde el primer inning por no haber firmado su contrato. Sin embargo, rápidamente hubo el entendimiento entre las partes y Elio pudo jugar a partir del séptimo capítulo.

LIGA VENEZOLANA DE BASEBALL PROFESIONAL Campeonato 1962-63 (Juego Nº 1)

LA GUAIRA (8) Dámaso Blanco, 3b Aquiles Gómez, Lf J. C. Hartman, Ss Dave Roberts Cf Dionisio Acosta, 1b Merritt. Ranew, C Jesús Mora, Rf Carlos Escobar, 2b Elio Chacón, 2b Marcelino López, P Totales

CARACAS (3)

AB C H O A E 6 1 2 2 5 0 6 0 1 0 0 0 5 1 0 1 1 0 4 2 1 3 0 0 4 0 2 11 0 0 4 1 0 8 0 1 3 2 1 1 0 0 3 1 1 1 2 0 1 0 1 0 2 0 3 0 0 0 1 0 39 8 9 27 11 1

AB C H O A E

César Tovar, 2b 4 1 1 0 3 0 Pompeyo Davalillo, 3b 4 1 2 1 1 0 Víctor Davalillo, 1b 4 0 2 12 1 1 Jesús Alou, Rf 4 0 0 0 0 0 Mateo Alou, Cf 4 1 3 2 0 0 Cal Neeman, C 4 0 0 8 0 0 Domingo Carrasquel, Ss 4 0 1 2 3 0 Manuel Mendible, Lf 3 0 0 2 0 0 Jim Constable, P 2 0 0 0 3 0 Manuel González, P 0 0 0 0 0 0 Emilio Cueche (1), Lf 1 0 0 0 0 0 Nicolás Jaime, P 0 0 0 0 1 0 Roberto Urbano, P 0 0 0 0 0 0 Medardo Nava (2) 1 0 0 0 0 0 Totales

35 3 9 27 12 1

(1) Bateó por González en el octavo y quedó jugando en el lf (2) Bateó por Urbano en el noveno

Anotación por entradas La Guaira Caracas

011 003 003-8 200 000 001-3

Labor de los pitchers Caracas VB IP C CL H K B Jim Constable (P) 32 7.1 5 3 7 6 4 Manuel González 2 0.2 0 0 0 1 0 Nicolás Jaimes 2 0.1 3 3 2 0 2 Roberto Urbano 3 0.2 0 0 0 1 0 La Guaira VB IP C CL H K B Marcelino López (G) 35 9.0 3 3 9 7 0

SUMARIO Carreras empujadas: D. Blanco, A. Gómez, D. Roberts, J. Mora, C. Escobar, E. Chacón (2); P. Davalillo, D. Carrasquel Three base hit: D. Carrasquel Two base hits: C. Tovar, D. Roberts, M. Alou Sacrificio: D. Acosta Base robada: Dámaso Blanco Doubleplays: D. Blanco a C. Escobar a D. Acosta (543) Golpeado: J. Mora (por J. Constable) Wild pitches: M. López y J. Constable Passed ball: M. Ranew Dejados en bases: La Guaira 12 Caracas 5 Umpires: Tom Ravashiere, F. Blanco, Gualberto Acosta y Luis Rivas P. Tiempo de juego: 2 horas y 40 minutos Anotador Oficial: Gregorio Rodrìguez (Liga del Anotadores) Juego efectuado en el estadio de la Ciudad Universitaria Caracas, 31-10-62 (Nocturno)

EL NACIONAL, CARACAS, 1 DE NOVIEMBRE DE 1962 PRIMER INNING / ORÍGENES DE LOS TIBURONES / 27


entrevista a

PEdro padrón panza

(El Nacional, Caracas, el 3 de agosto de 1996. Edición Aniversaria, página F-20)

entre inning

EMPEZAR DESDE CERO Humberto Acosta

Eso de reconocer después de medio siglo, tener más apego por el éxito que por el Dinero, en el caso de Pedro Padrón Panza puede parecer un signo de inmodestia. Sin embargo, en el tono de su voz, en sus palabras, y especialmente en su actitud, este hombre de 75 años no deja resquicios para malos entendidos. Es que a pesar de su soberbia flota de 50 gandolas, que cargan y descargan mercancía de todo tipo a lo largo y ancho del país, y de sus afamados Tiburones de La Guaira, Pedro Padrón Panza convive con la humildad “Siempre me ha gustado inventar, y siempre he comenzado de cero. El primer camión me costó cuatro mil bolívares, usado. Se lo compré a Manuel Castillo. Del equipo La Guaira lo primero que tuve fueron 20 acciones de mil bolívares cada una”, cuenta. Hoy, Transportes Padrón C.A. tiene un capital pagado de 20 millones de bolívares, y por la franquicia de los Tiburones de La Guaira no se pediría menos de 30 millones de bolívares. Que un empresario diversifique su capital en ramos tan diversos como el transporte y el beisbol no tiene nada de extraño. Lo que si puede llamar la atención, es la misma vehemencia y el mismo tiempo que dedica a ambas iniciativas. Como una obsesión. Como si en tan sólo un pequeño descuido de su parte, las cosas no saldrían como él desea. “Son muy diferentes, pero lo que soy se lo debo a ambas”, indica. “Los camiones me formaron. Me hicieron crecer como hombre y empresario. Después, esa experiencia la apliqué en el beisbol. El negocio del transporte me ha permitido conocer y ligarme a mucha gente importante. A otros empresarios. Los Tiburones me han servido para que la gente me conozca a mí, y para que me quieran y me aprecien”. Pedro Padrón Panza nació y creció en La Guaira, y de allí resulta imposible desligar sus dos actividades, y lo más significativo, que los parroquianos establezcan límites entre uno y otro. De un lado está el hombre que de alguna manera ha creado una considerable fuente de trabajo en la zona. Del otro, el hombre que les ha ofrecido una fuente de diversión, estrecha-


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Padrón Panza recibiendo el trofeo de Campeón de la Temporada 1982-83.

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mente ligada con uno de los pasatiempos favoritos de los venezolanos, la pelota. “La zona de La Guaira siempre ha vivido bajo la amenaza de desaparecer por el crecimiento de Caracas”, explica. “Todo viene de allá, y mucha gente de aquí trabaja allá. Con el transporte y con los Tiburones, en parte lo que he buscado es mantener nuestra identidad. Mientras que con el transporte los de aquí tienen empleo aquí, con los Tiburones no tienen por qué ir a seguir a un equipo de otra parte. Cuando compramos la franquicia del Pampero en 1962, muchos querían ponerle el nombre de Santa Marta. Insistí en que tenía que llamarse La Guaira porque nosotros éramos de aquí, y que además tuviera un grito de guerra que nos identificara con el lugar. ¿Qué mejor que Tiburones?” En sus dos primeras temporadas, los Tiburones no lograron clasificar, pero a partir del campeonato 6465, iniciaron una racha que los llevó a ganar siete títulos, y por lo menos pasar de la ronda regular a las semifinales a través de 21 de los siguientes 22 campeonatos, algo que no consiguió en ese lapso ningún otro equipo de la liga. “La Guaira se convirtió en un contendor a partir del momento en que firmé a Luis Aparicio”, relata Padrón Panza. “Cuando a finales de 1963 la Liga Occidental cerró por problemas económicos, me monté en un avión y fui para Maracaibo. Ninguno de los otros dueños de La Guaira quería a Aparicio, pero me dije, si los demás equipos lo quieren por algo será”. Junto con Padrón Panza viajó a la capital zuliana Carlos Tovar Bracho, entonces ejecutivo del Orientales.

Estuvieron en el mismo vuelo, compartieron la misma habitación del hotel Roma, pero ninguno le dijo al otro cuál era el interés de la visita. “No conocía a Aparicio, y cuando lo contacté en un homenaje que el consulado americano le hacía a los importados, me dijo que ya le había prometido una respuesta a Tovar Bracho para las 7 de la mañana del siguiente día”, relata. “Me levanté primero que Tovar Bracho, y cuando llegué al sitio ahí estaba Luis. Llegó en un Cadillac rojo con Arturo Celestino Álvarez, y me preguntó ¿Tú me darías 8 mil bolívares mensuales? Te los doy, le dije. Todavía me puso otra condición. Tenía que formar a Ángel Bravo. Fuimos hasta La Rita y lo contraté por dos mil quinientos bolívares más. Aparicio debutó en el Universitario en un juego contra las Estrellas Orientales de Dominicana y en su primer turno al bate dio un doble. Bueno y en la directiva no me objetaron nada”. Padrón Panza se otorga el remoquete de pionero en la pelota rentada, y fundamenta esa denominación en el hecho de haber sido el primero en conformar un circuito de radio exclusivo para los juegos de su equipo, el primero en construir un vestidor para sus jugadores similar al de las grandes ligas, el primero en llevar a sus peloteros de un lugar a otro en un autobús con todas las comodidades, el primero en exhibir uniformes como se exhiben en las mayores, el primero en sacar radiografías en el clubhouse para no tener que ir a una clínica. “Tú sabes cuál es uno de mis mayores orgullos, el haber logrado que los Tiburones ganaran un espacio


Fíjate qué casualidad, a los peloteros buenos nunca los botan.

importante entre los fanáticos que van al Universitario, pese a la presencia del Caracas y del Magallanes”, confiesa. “Después, y poco a poco convencí al Negro Prieto, el dueño del Caracas, de darle un cambio a las concesiones en el estadio. Todo era para la universidad, y nosotros que poníamos el espectáculo, apenas teníamos un kiosko cada uno. Hoy eso ha cambiado por completo y podemos obtener ganancias de la venta de cerveza y de otros rubros”. Padrón Panza reconoce, que además de pionero, tiene fama de pichirre. “Lo que pasa es que creo que todo aumento hay que ganárselo. No se puede regalar”, sonríe. “Fíjate qué casualidad, a los peloteros buenos nunca los botan. De cada pelotero tengo una tarjeta donde está todo y sólo tenemos que ponernos de acuerdo. ¿Cómo? Muy fácil. Tu puedes decirme que mereces un aumento porque tuviste un promedio de .320. ¿Pero cómo te voy aumentar si bateaste .320 sin gente en base y dejaste a 17 corredores en posición anotadora?” A la hora de negociar contratos individuales o colectivos, y al momento de buscar al personal idóneo, tampoco debe haber mucha diferencia entre alguien como el campocorto estrella de los Tiburones, Oswaldo Guillén, y quien tenga la responsabilidad de llevarte el papel al diario El Nacional, desde el puerto de La Guaira a la esquina de Puerto Escondido en Caracas. “Para jugar, Guillén tiene que pagarme a mí”, dice Padrón Panza, aludiendo la gran cantidad de dinero que cobran hoy muchos peloteros. “La última vez que jugó le di un contrato sin sueldo. Que él pusiera la cantidad. Sólo actuó en seis partidos y todavía no me ha dicho cuanto le debo. Así es este negocio. Pero los que dan más problemas son los que menos producen. Entonces se protegen, y como en realidad tienes que firmarlo porque en el roster deben estar 25 peloteros, muchas veces se aprovechan”. A su edad, ya otros se han refugiado en su casa mientras los herederos se encargan de seguir el camino andado, pero Padrón Panza no parece tener inten-

Padrón Panza en su despacho.

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“Con Padrón aprendí a valorar que a uno en la vida no le regalan nada”. Oswaldo Guillén

“A Padrón Panza lo aprecio mucho, fue una persona excepcional. Creí mucho en él y en su filosofía” Jim Rooker

“Cuando llegué a La Guaira yo me creía superman y Padrón rápidamente me hizo poner los pies sobre la tierra con muy buenos consejos. A esta altura de mi vida debo reconocer que no fue únicamente un gran dueño de de equipo, sino un filósofo que desparramaba sus experiencias y sus consejos con una gran humildad”. Paúl Casanova

“A Padrón le gustaba ganar y también que sus peloteros estuvieran convencidos de que siempre buscaría para ellos los mejores hoteles, el transporte más cómodo y los mejores sitios a la hora de comer. Y si eso le costaba más dinero, lo pagaba con gusto”. José Cardenal

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ciones inmediatas de decir adiós, y más bien pareciera que hasta el delegar funciones no es muy de su agrado. Quizás allí esté la razón de la caída sufrida por los Tiburones, que ya suman tres torneos consecutivos sin clasificar. “El equipo ha andado como mi salud que no ha estado muy bien”, reconoce. “Eso me ha quitado un poco el ánimo y me ha hecho hasta un poco complaciente. La temporada pasada he debido despedir al manager Carlos Alfonso mucho antes. Si lo hubiese hecho tal vez clasificamos. Lo que pasa es que soy muy exigente. El que esté al frente de un equipo no puede ser un fanático y son muchas las responsabilidades. El beisbol es una actividad deportiva, social y económica que no puede estar en manos de cualquiera”. El control de Padrón Panza sobre sus empresas, llega al extremo, en el caso de los Tiburones, de ser él mismo quien se encarga de buscar y firmar a quienes formarán parte de la escuadra. Entonces se regodea porque el campocorto Oswaldo Guillén, el utility Luis Salazar, el toletero Carlos “Café” Martínez, el shortstop Enzo Hernández, los infielders Alfredo Pedrique y Argenis Salazar, y los lanzadores Felipe Lira y Luis Mercedes Sánchez, después de ser descubiertos y firmados por él, llegaron a las grandes ligas. “Y eso que no soy scout. Pura vista”, afirma. “Lo que le pido a los fanáticos es un poco de paciencia. Ahora mismo La Guaira cuenta con 74 peloteros, y entre ellos hay algunos muy buenos que le permitirán al equipo competir como antes en un par de años. Sólo


“En el beisbol del Caribe de hoy todo el mundo trata de hacer lo que Padrón Panza puso en práctica hace mucho tiempo”. Preston Gómez

“Los aportes de modernidad como el Club House y el autobús, los uniformes, las gorras y los souvenirs del equipo, sirvieron para ratificar lo que pensé cuando lo conocí: que sus ideas y sus conceptos eran los de un triunfador”. Luis Aparicio

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“Padrón Panza se esmeraba por conseguir los mejores peloteros y los mejores implementos. No escatimaba gastos a la hora de tener a su equipo satisfecho. Por eso siempre lo consideré un hombre de avanzada”. José Martínez

“El señor Padrón hablaba duro y claro. No aceptaba que se malgastaran los útiles de juego y prácticas. Había que cuidar los bates, las pelotas, los tobos, las toallas, los vasos plásticos, todo. A veces me quedaba la impresión que Perucho tenía un libro de inventarios en su cabeza”. José Carvajal “Máquina”

“A Padrón Panza hay que hacerle un monumento donde quiera que se encuentre”. Luis Salazar

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un poco de paciencia porque todavía quiero ser el primero. Todavía quiero ganar, y si usted no siente eso, es mejor que se retire. Es verdad que la situación económica no nos deja hacer grandes gastos, pero igualmente sigo pensando, que los equipos baratos no ganan”. En un país importador de bienes como Venezuela, eso de estar justamente en el lugar por donde ingresan la mayoría de esas importaciones, puede ofrecer una visión más clara sobre la real situación por la que atraviesa el país en este instante. “La situación está mal, pero también falta voluntad para hacer las cosas”, asegura. “Mira lo que pasa aquí. Como quisiera tener un estadio para que los fanáticos no tengan que ir hasta Caracas y regresar a medianoche para ver a los Tiburones. Ese estadio puede ser el de Catia La Mar. Si se invierte podemos transformarlo en un parque para 14 mil personas como exige el profesional. Pero hay gente que no le interesa eso”. Todos hemos pensado en la muerte. ¿Cómo y cuando cree que va a morir? “Para morirse hay que estar vivo. La muerte es inesperada. No hay edad para recibirla, aunque creo que nacemos al revés. Es decir, uno debería nacer con la experiencia que adquiere con la vejez”. Seguramente se ha sentido alguna vez victima de una persecución. Bien de una persona, o bien de una idea, prejuicio, o limitación. ¿Podría decirnos quién o qué lo persigue? “Nunca he tenido enemigos. Por el contrario, siempre he encontrado un gran apoyo de las personas que me rodean. Si tú no consigues gente que te quiera ayudar, es difícil salir adelante”. Se ha dicho que uno de los signos de la adultez es adquirir la conciencia de que podemos hacer daño. ¿Frente a esta experiencia, ha tenido la certeza de que debía detenerse o cambiar de rumbo para evitarlo? “Es un asunto de manera de ser. Salgo muy tranquilo de mi casa todos los días. Creo que lo importante es no hacer mal, y no dejar que te lo hagan a ti”.


Una rápida mirada a Venezuela. ¿Quién es a su juicio el único venezolano que no debería morir en este momento? Luego ¿Cómo describiría la moral del venezolano? “Pienso que Arturo Uslar Pietri es uno de los hombres que más admiro. No lo conozco pero enseña mucho y comparto sus planteamientos. En cuanto a la moral del venezolano, se ha resquebrajado mucho por diferentes razones. Sin embargo, todo tiene un límite”. Ya señalamos que el hombre comulga con la humildad. No sabríamos precisarlo, pero pareciera que es una cuestión de convicción. Eso sí, sabe muy bien dónde está parado, y a dónde va. A estas alturas de su vida, lo alcanzado por Pedro Padrón Panza no deja duda de ello. No tardó en reconocer que su formación no pasó de segundo grado, y que aprendió a sumar y a restar con una tabla que le costó una locha. Es decir, doce centavos y medio. Y como muchos hombres de su generación, que padecieron por la pobreza y las escasas limitaciones que el entorno social de su época ofrecía. Está orgulloso de todo el esfuerzo que le costó alcanzar lo que tiene. “Cuando mi mamá me veía levantarme para trabajar los domingos, me decía, pero por qué va a trabajar si hoy es un día para descansar. Me cansé de responderle, que mientras tenga fuerza voy a trabajar hasta los domingos si es necesario”.

Posee el aspecto de un ser difícil. Es una impresión que se obtiene de su expresión. Sin embargo, se dejó conmover por aquel célebre artículo de José Ignacio Cabrujas publicado en El Nacional, donde lo increpa por la manera indiferente con que conducía a los Tiburones. “Cabrujas me puso a reflexionar, reconoce. Cuando murió le envié una corona a nombre del equipo. Cuál no seria mi sorpresa, cuando días después me llamó la familia. No solo para darme las gracias, sino para contarme cómo esa corona en medio de la tragedia, les trajo algo de alegría. `Pensamos que no había perdonado a José Ignacio`, me dijeron”. Cuesta creer que alguna vez haya sido fanático del Magallanes, pero sólo basta percibir su solidaridad para todo y todos los que tengan que ver con esa pequeña franja de tierra conocida como La Guaira, para suponer que con los suyos y con lo que cree, va de frente. Así lo vi yo.

Padrón Panza declarándole al periodista de El Nacional, Humberto Acosta.

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“PERUCHITO REPRESENTABA EL RELEVO GENERACIONAL” Pedro Antonio Padrón Bríñez

Marián Náñez

El día que el cerro avanzó hacia el mar, no resistió tantas horas de lluvia y cedió, llevándose a su paso todo lo que encontró. El deslave de Vargas, ocurrido en diciembre de 1999, dejó centenares de víctimas y miles de familias quedaron sin viviendas. En el seno de los Tiburones de La Guaira no habían cicatrizado aún las heridas causadas por la pérdida de su propietario Pedro Padrón Panza, quien falleció ocho meses antes del deslave, cuando se presentó un nuevo tropiezo. El heredero de Padrón Panza, entonces el hombre grande de Tiburones, Pedro Padrón Bríñez “Peruchito” fue una de las centenares de víctimas que dejó la tragedia de Vargas. Ese día fallecieron también, el pequeño hijo de seis años de “Peruchito” y la madre de éste, la señora Nelly de Padrón. Marián Ñáñez, esposa de “Peruchito” y madre del pequeño Pedro Antonio, logró sobrevivir a la catástrofe de la urbanización Los Corales. Casi trece años después, Marián rememora la enorme ilusión que tenía su esposo por continuar la obra del padre. “Este es un capítulo de mi vida pasada del cual no suelo hablar mucho. No sé si se trata de un tema de bloqueo espontáneo y natural. Pero es que tengo muchas lagunas. Hay muchas cosas que la gente me recuerda y a veces dudo. Hay mucha historia de esa etapa de mi vida que la borré, la bloqueé”, afirma Ñañez, quien es gerente de administración y mercadeo del club escualo.

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El relevo generacional en la gerencia de Tiburones de La Guaira no se produce al momento de la muerte de Pedro Padrón Panza. Fue algo que preparó el dueño del equipo mucho antes de que comenzaran sus padecimientos de salud. A mediados de los años noventa, Padrón Panza envió a su hijo recién casado a Mississippi, Estados Unidos, a perfeccionar el idioma inglés durante un año. Al regresar lo incorporó a trabajar a su lado en la empresa de transporte y maquinaria pesada. “El interés del señor Padrón era que ”Peruchito” se convirtiera en un hombre de negocios, pero para ello debía comenzar desde lo más elemental. Lo enseñó a manejar un camión, a conocer los detalles importantes de los diferentes equipos de maquinaria pesada, a llenarse de grasa. Todo eso antes de tomarle el gusto a lo sabroso y relativamente cómodo que era trabajar con el equipo de pelota”, afirma Ñáñez. “Padrón Panza siempre le decía a “Peruchito” que aunque podía darle todo, no se confiara porque las cosas había que ganárselas sudando, como lo hizo él, empezando desde cero”. “Peruchito” comenzó a trabajar al lado del padre ganando salario mínimo. “Éramos una pareja de recién casados que no necesitábamos muchas cosas porque vivíamos con los suegros, pero obviamente queríamos tener nuestra independencia. Sin embargo, esa lección de empezar desde abajo nos enseñó muchísimo”, sostiene.


Era un innovador

Notable evolución

El vínculo de “Peruchito” con la gerencia del equipo se inició a mediados de los ochenta cuando viajó a los entrenamientos primaverales para que comenzaran a conocerlo en las oficinas de los equipos que mantenían relaciones con La Guaira como, por ejemplo, Bravos de Atlanta y Angelinos de California. “Por eso es que digo que la transición no se dio de zopetón”, insiste Marián. “Poco a poco “Peruchito” se fue involucrando a las actividades de Tiburones, aunque las decisiones las tomaba mi suegro”. En 1998 “Peruchito” asiste a un seminario de mercadeo deportivo organizado por los Bravos en Orlando, Florida. A su regreso cae enfermo el padre y se ve obligado a asumir mayores responsabilidades. “Casi al mismo tiempo que mi suegro enferma, aparece un personaje importantísimo en nuestras vidas, una persona a la que quiero mucho. Se llama Oscar Budejen, quien para ese tiempo era gerente internacional de Coca Cola en Atlanta. No sé exactamente dónde se conocieron, pero influyó mucho en la visión que tenía “Peruchito” del negocio del beisbol. Él era un innovador, un gerente que miraba hacia el futuro. Budejen se vino a Venezuela y juntos empezaron a poner en práctica nuevas ideas. No fue fácil transmitírselas al señor Padrón Panza porque todo eso significaba inversión y riesgo, cosas con las que mi suegro era sumamente cuidadoso”. Entre otras cosas se dieron los primeros pasos en la automatización de ventas de boletos. Comenzaron a hablar de implementar el sistema de abonados, de una nueva visión de negocios en la que se colocaría publicidad en el uniforme, asunto con el que no estaba de acuerdo Padrón Panza. “Peruchito” comenzó a cambiar muchas cosas en el equipo. Inició la venta de abonos y la automatización de venta de entradas. Hasta entonces los tickets de Tiburones eran elaborados en una imprenta, no se llevaba un control de la taquilla como tal. El señor Silvestre Magallanes era el encargado, al terminar el juego, de meter la plata en una caja de pelotas y entonces uno veía al señor Padrón salir con su caja bajo el brazo todas las noches y llevarse así el dinero a su casa, para luego depositarlo en el banco al día siguiente. Todas esas cosas las comenzaron a cambiar “Peruchito” y Budejen. Lamentablemente mi suegro cayó en cama y desde allí revisaba todo. Pero llegó un momento dentro de la gravedad en el que “Peruchito” tuvo que asumir y tomar decisiones. Por eso, al momento de encargarse solo del club estaba preparado para hacer lo que le tocó hacer, señala”.

Además de estar ligada desde hace veinticinco años a Tiburones, incluido su actual cargo ejecutivo y como esposa del ex lanzador Felipe Lira, quien forma parte del cuerpo técnico del equipo y es el padre de sus dos pequeños hijos, Marián Ñáñez es una voz bien autorizada para evaluar esta nueva etapa de la organización con Antonio Herrera y Francisco Arocha al frente. “De verdad que el crecimiento como empresa, como visión de negocios, ha sido muy grande. Todavía recuerdo cuando en el 2004 tuve contacto por primera vez con Arocha, Herrera y quien venía a fungir como gerente de administración, Leo Campins, quien aún se ríe porque dice que lo único que conoció de Tiburones fue una muchacha que le presentaron en una oficina con un pendrive que tenía toda la historia del equipo”. Finalmente indicó sentirse orgullosa de apreciar cómo, bajo la administración de Arocha y Herrera, se ha logrado dar continuidad a lo que pretendía hacer “Peruchito”. “Lamentablemente el destino no le permitió mostrar toda la capacidad innovadora que tenía, su enorme condición para erigirse como el relevo generacional del padre. Hoy en día lo comparo con lo que ocurre en Cardenales de Lara con el señor Humberto Oropeza y su hijo Carlos Miguel, me parece que es exactamente igual”.

Marián Ñáñez, al lado de una fotografía de su esposo Pedro Padrón Bríñez, su hijo Pedro Padrón Ñáñez y su suegro Pedro Padrón Panza.

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LAS 7 JOYAS

segundo inning


En apenas su tercera campaña en la lbvp, la guaira ganó su primer título.

L

Aurelio Monteagudo, Pedro Padrón Panza, Marcelino López y Luis Aparicio, entre otros, celebran en el club house el primer gallardete de la divisa escuala

a Guaira entró al beisbol profesional por la puerta grande. En sus primeras diez temporadas (1962-1972) con-

quistaron cuatro gallardetes y cuatro subcampeonatos, además de participar en ocho series finales consecutivas. Posteriormente, en la década de 1980, ganaron tres cetros y sólo dejaron de avanzar a la postemporada en una ocasión. En total, los Tiburones han cosechado siete gallardetes en la pelota criolla para adueñarse de un importante sitial como una de las franquicias más exitosas en la historia de la Liga Venezolana de Beisbol Profesional. SEGUNDO INNING / LAS 7 JOYAS / 39


Primer trofeo

19641965 Luis aparicio fue la piedra angular de los escualos.

En apenas su tercera campaña en la LVBP, La Guaira ganó su primer título. Eso sucedió en la zafra 1964-65, en la que, conducidos por su accionista mayoritario y reconocido estratega José Antonio Casanova, y bajo la inspiración de Luis Aparicio y Darold Knowles, el equipo mostró que estaba hecho para grandes cosas. En esa campaña, el zurdo norteamericano Knowles tuvo una magistral actuación: ganó 13 partidos, ponchó a 155 bateadores, para quedar apenas a uno de la marca de la liga en poder de Bo Belinsky, y tuvo una extraordinaria efectividad de 2.37 en 163 innings de labor. Además, lanzó 11 juegos completos y fue líder en blanqueos con tres. Aparicio por su parte, se convirtió en la piedra angular de los escualos. Desde su llegada al equipo, en diciembre de 1963, todo cambió. “Aparicio fue fundamental para transformar a La Guaira en un club exitoso” dijo Pedro Padrón Panza, copropietario de la novena litoralense y responsable directo de la contratación del campocorto. “Desde que obtuvimos a Luis, La Guaira se convirtió en un equipo de respeto (…) Aparicio dio vida al club, su figura y su deseo de ayudarnos contribuyó enormemente a la evolución que han experimentado jóvenes como Ángel Bravo y José Herrera”, agregó Padrón Panza. Ciertamente, Bravo y Herrera destacaron con el madero en la primera de las ocho series finales consecutivas que jugó el equipo. Bravo bateó para .538, Herrera para .400. Aparicio no se quedó atrás y conectó para .348. Otro que tuvo destacada actuación en esa serie fue el refuerzo de los Cardenales de Lara, Ken Sander, quien lanzó en cuatro de los cinco juegos, ganó dos y en 12.2 innings de labor dejó efectividad de 1.42. No en balde fue designado Jugador Más Valioso de la serie. Uno de los aspectos más resaltantes de esa final fue, sin duda, la extraordinaria combinación alrededor de la segunda base que hicieron Aparicio y Gustavo Gil, refuerzo procedente del Valencia. Un verdadero banquete defensivo se dieron los aficionados con este par de brillantes peloteros.

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Padrón Panza estuvo muy activo en el festejo con los jugadores

BOX SCORE PRIMER TÍTULO, 1964-65 LA GUAIRA (8) VB C H CI Elio Chacón, Cf 4 1 2 1 Ángel Bravo, Lf 3 1 1 1 Luis Aparicio, Ss 5 1 1 0 Walter Bond, 1b 3 1 0 0 Luis Rodríguez, Rf 4 1 2 1 Gustavo Gil, 2b 4 0 0 1 Ken Hamlin, 3b 5 1 2 1 Pat Corrales, C 5 2 3 1 Isaías Chávez, P 1 0 1 0 Ken Sanders, P 2 0 1 1 Totales 36 8 13 7

La serie final se jugó a siete encuentros, por lo que el equipo que ganara cuatro cargaría con la corona. Los Tiburones no quisieron esperar tanto y en apenas cinco partidos se echaron al pico a los temibles Leones del Caracas. Los litoralenses pegaron primero al derrotar a los melenudos 11 a 8, apoyados en una tórrida ofensiva de 18 inatrapables que dejó con la boca abierta a más de 20 mil espectadores que, en su mayoría, había ido a ver ganar al club capitalino. Sin embargo, el escándalo que se escuchaba por la tribuna derecha era ensordecedor. Era un grupito de seguidores de los Tiburones que, con la ayuda de una corneta de gandola, apoyaba a su equipo. Al día siguiente, el 29 de enero, el Caracas tomó desquite y apaleó al estelar zurdo escualo Darold Knowles para empatar la serie con una victoria de 14 a 2. Pero lo más impactante fue la barra de los Tiburones, que a pesar del amplio score en contra, no dejó de animar a su equipo en ningún momento. El tercero de la final también se jugó a casa llena. Los Leones volvieron a saltar al terreno con el favoritismo de las mayorías, incluyendo el de los medios de comunicación, que afirmaban que Pete Rose, Víctor Davalillo, José Tartabull y César Tovar eran mucho camisón pa’

CARACAS (3) VB C H CI César Tovar, Rf 5 0 2 0 Teodoro Obregón, Ss 5 1 2 0 Pete Rose, 2b 3 2 1 0 Luis García, 1b 4 0 2 2 José Tartabull, Lf 4 0 3 1 Dionisio Acosta, C 4 0 0 0 Dámaso Blanco, 3b 3 0 0 0 Manuel Mendible, Lf 4 0 0 0 Carl Greene, P 0 0 0 0 Stan Jones, P 2 0 0 0 Ken Rowe, p 0 0 0 0 Gerry Dotter, P 1 0 0 0 Manuel González, P 0 0 0 0 Juan Francia (1) 1 0 0 0 Totales 36 3 10 3

(1) Se ponchó por Manuel González en el 9no inning Anotación por entradas Tiburones Leones

000 010 502- 000 120 000-

8 3

Sumario Error: Teodoro Obregón Triple: Pete Rose Dobles: Ángel Bravo, Elio Chacón, Teodoro Obregón Base robada: César Tovar Double plays: La Guaira 2; Caracas 2 Sacrificios: Isaías Chávez y Luis Rodríguez Passed ball: Dionisio Acosta Dejados en base: La Guaira 9; Caracas 8 Tiempo de juego: 2 horas 40 minutos Umpires: Roberto Olivo (home), Rubén Sánchez (1b), J. J. Ruiz (2b) y Francisco Blanco (3b) Anotador Oficial: Duilio DiGiácomo Juego realizado en el Estadio Universitario (nocturno) Caracas, 1º de febrero de 1965

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Los novatos Enzo Hernández y Carlos “Morocho” Moreno, entre otros, poco antes de un partido en el estadio “César Nieves” de Catia La Mar

Petra. Pero La Guaira no comía cuentos, y guiados por Ángel Bravo, quien bateó de 6-5 con tres anotadas y cuatro remolcadas, dio cuenta de los mininos capitalinos 14 a 5. Los Tiburones despacharon ese día 19 imparables. El 31 de enero se efectuó, por segunda vez en la historia de una final, un doble juego. En el primero triunfaron los escualos 2 a 1 y se pusieron a un paso del gallardete. Ken Sanders se erigió como la gran figura del encuentro al relevar de manera magistral a Knowles por espacio de cinco entradas, en las que no permitió carrera y tan sólo recibió dos hits. Media hora más tarde se inició el segundo cotejo del día. Una victoria guaireña le daría el primer título al equipo de Casanova, pero “madame la lluvia” postergó la coronación. Los Tiburones ganaban 2-0 a la altura del cuarto episodio, gracias a jonrón de Luis Rodríguez con un compañero a bordo. A sólo un inning y un tercio quedaron los escualos de

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ganar el campeonato cuando se presentó el enorme chaparrón. Pero 24 horas más tarde, el primero de febrero de 1965, el sueño se haría realidad. Los seguidores de los Tiburones, convencidos de ello, llegaron ese día afónicos al parque de Los Chaguaramos, pero dispuestos a apoyar a su equipo con todas sus fuerzas. Y así lo hicieron desde que el umpire principal cantó la voz de “Plaaay ball”. Isaías “Látigo” Chávez, refuerzo magallanero, abrió por los Tiburones, mientras que Carl Green lo hizo por el Caracas. El estadio Universitario estaba repleto. El ambiente era de fiesta. La corneta de los seguidores de los escualos no dejó de sonar, ni siquiera cuando los Leones se fueron arriba 1-0 en el cuarto episodio. Abriendo el quinto, el escándalo de la barra guaireña se escuchaba hasta en Macuto. Los Tiburones habían empatado el partido a una carrera. A pesar de que los melenudos ripostaron con dos rayitas cerrando el quinto acto, la fiesta se prendió en la tribuna derecha cuando, en la alta del séptimo,

Los seguidores de La Guaira festejaron su primer gallardete con fuegos artificiales y con una larga caravana de vehículos que desfiló por la autopista Caracas-La Guaira.

el equipo del litoral anotó cinco veces. Y por si eso fuera poco, en el noveno hicieron dos más para ponerle cifras definitivas al encuentro de 8-3, al tiempo que Sanders volvía a erigirse como la gran figura del juego al completar un magistral relevo de 4.1 entradas, en las que tan sólo permitió una anotación y cuatro hits. La alegría fue indescriptible. Los seguidores de La Guaira festejaron su primer gallardete con fuegos artificiales y con una larga caravana de vehículos que desfiló por la autopista Caracas-La Guaira. Hubo lágrimas entre los miembros de la directiva. Padrón Panza, Manuel Antonio Malpica y Casanova se abrazaban entre ellos, con los jugadores y con algunos fanáticos que lograron entrar al club house. El Prefecto del Departamento Vargas declaró el 1º de febrero como Día de Júbilo en toda la entidad. En Macuto, Catia La Mar, Naiguatá, Caraballeda, Maiquetía y en todo el litoral central se escuchó por primera vez un canto que se haría popular desde entonces, en cada juego de losTiburones: Ehhhh… La Guaira.

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Segundo gallardete consecutivo

19651966 BOX SCORE SEGUNDO TÍTULO, 1965-66

Inspirados desde la campaña anterior, los Tiburones nadaron cómodamente a lo largo de toda la temporada 1965-66. Encabezaron

VALENCIA (1) VB C H CI Teolindo Acosta, Lf 3 0 2 1 Gustavo Gil, 2b 4 0 1 0 José Tartabull, Cf 4 0 1 0 Lee May, 1b 3 0 1 0 Dick Kenworthy, 3b 3 0 0 0 Teodoro Obregón, Ss 2 0 1 0 Enrique Izquierdo, C 3 0 1 0 Alberto Cambero, Rf 3 1 0 0 Roberto Muñoz, P 2 0 0 0 José Santiago, P 0 0 0 0 Luis Rodríguez, (1) 1 0 0 0 Totales 28 1 7 1

(1) Se ponchó por José Santiago en el 9no inning LA GUAIRA (3) VB C H CI Ángel Bravo, Lf 4 0 1 0 José Herrera, 3b 3 0 1 2 Luis Aparicio, Ss 3 0 0 0 John Bateman, C 3 0 0 1 César Tovar, Cf 4 0 1 0 Curt Motton, Rf 2 0 1 0 Bob Burda, 1b 1 0 0 0 Hiraldo Ruiz, 3b 3 1 1 0 Aurelio Monteagudo, P 2 1 0 0 Rubén Gómez, P 1 1 1 0 Totales 26 3 6 3 Anotación por entradas Industriales Tiburones

la tabla de posiciones con un juego de ventaja sobre su más cercano seguidor, los Industriales del Valencia. Este torneo representó una nueva etapa en la historia de la Liga Venezolana del Beisbol Profesional, por la llegada de dos nuevos clubes: Tigres de Aragua y Cardenales de Lara. En la semifinal, los escualos se vieron las caras con el temible equipo Magallanes, rival que despachó en cinco juegos, clasificando a su segunda final consecutiva, en esta ocasión contra los “Pericos” del Valencia. Se veía una serie muy pareja. Los Tiburones tenían mejor pitcheo y muy buena banca, mientras que los Industriales contaban con poder y gran defensa. Al final, el pitcheo escualo se impuso, descollando el puertorriqueño Rubén Gómez, refuerzo proveniente del Magallanes, y los cubanos Marcelino López y Aurelio Monteagudo, quienes se apoyaron en la gran ofensiva desplegada por el receptor John Bateman, quien fue líder en jonrones (2) y carreras remolcadas (8) en la serie. Si el año anterior, el apoyo de la fanaticada litoralense fue grande,

001 000 000- 002 120 01x-

Sumario Errores: Ken Kenworthy y Luis Aparicio Dobles: Teolindo Acosta, José Herrera y Curt Motton Base robada: Alberto Cambero Sacrificios: José Herrera y Curt Motton Double plays: La Guaira (5) Dejados en base: La Guaira (5) Valencia (2) Juego realizado en el Estadio Universitario Caracas, el 9 de febrero de 1966

1 3

en esta ocasión rebasó todos los límites. En principio lograron, por iniciativa propia, uniformar a los integrantes de la barra, que ahora pasaban de 50, todos vestidos de franela negra, acompañados nuevamente con la corneta de camión y de la voz de un aficionado que retumbaba en todo el estadio. Lo llamaban Pepe el Gritón, y con toda razón. En el primer encuentro, que se jugó en el Universitario el 4 de febrero de 1966, Monteagudo y Gómez se combinaron en el montículo para dejar en nueve hits y tres carreras al club valenciano, al tiempo que La Guaira anotaba cuatro rayitas para salir airosa. Al día siguiente, los Industriales empataron la serie al triunfar con el agua al cuello 7-6. En ese partido el careta escualo, John Bateman, conectó 5 hits, entre ellos dos jonrones (uno a casa llena), con 5 carreras remolcadas. El 6 de febrero volvieron a chocar en la capital y los li-

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toralenses se pusieron arriba gracias a cuadrangulares de Luis Aparicio y Curt Motton, más extraordinario relevo de Gómez que sentenció el triunfo 5 a 2. El cuarto juego de la final se llevó a cabo en el estadio José Bernardo Pérez de Valencia. El estratega escualo, Tony Pacheco, montó a su mejor carta en la lomita, al zurdo Marcelino López, quien estuvo intraficable, al punto de tan solo permitir cuatro hits y una carrera a la tropa verde. Aparicio remolcó dos carreras y José Herrera bateó de 4-4 con una empujada para que los escualos triunfaran 4-1 y se colocaran a una victoria de su segunda corona consecutiva. El 9 de febrero, ambos equipos regresaron a Caracas para jugar el quinto partido de la serie. Monteagudo y Gómez se combinaron en la lomita para aislar siete hits de los Industriales y darle el gallardete a los Tiburones con score de 3 a 1. La defensa escuala estuvo imponente, en particular la combinación alrededor de la segunda base entre José Herrera y Aparicio, quienes realizaron cinco doble mantazas. El manager del Valencia, Johnny Lipon, declaró que “el guante de Aparicio marcó la diferencia. Qué clase de jugador es ese Aparicio”.

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Tercer título en siete años

19681969 El 4 de febrero de 1969 estalló la rumba por la tercera corona guaireña, cuando derrotaron a los Leones 10-2 para completar seis éxitos en los nueve compromisos que disputaron en esa instancia.

Víctor Patiño, Carlos “Morocho” Moreno, Paulino Casanova, Ángel Bravo, Pedro Padrón Panza, José Herrera y Pat Kelly

En la temporada 1968-69, el club litoralense, bajo el mando de Wilfredo Calviño, clasificó segundo en la eliminatoria, a cinco juegos de distancia del líder, Leones del Caracas. Al igual que en la contienda anterior, en esta zafra no hubo semifinal, sino que los cuatro primeros de la tabla pasaron a jugar una final por el sistema todos contra todos de nueve encuentros o tres vueltas. Aragua, Magallanes, Caracas y La Guaira fueron los clasificados. En su quinta serie final consecutiva, los escualos se alzaron con el máximo galardón, su tercero en siete años en la LVBP, al terminar primeros en la serie con balance de 6-3. El jardinero panameño, Adolfo Phillips, quien en la primera etapa del torneo bateó para promedio de .287 con 8 vuelacercas y 25 carreras remolcadas, resultó el Jugador Más Valioso de la serie final al batear para .414 con siete rayitas fletadas. Los otros jugadores escualos que también brillaron en la ronda eliminatoria fueron: el receptor cubano Paulino Casanova con 27 remolcadas y su eficiente desempeño detrás del plato, el inicialista Mike Epstein, quien dejó promedio de .302 y fletó 32 rayitas, el jardinero Merv Rettenmund, quien remolcó 46 / SEGUNDO INNING / LAS 7 JOYAS


BOX SCORE TERCER TÍTULO, 1968-69

CARACAS (2) VB C H CI Alberto Cambero, 3B 5 0 0 0 Víctor Davalillo, Cf 5 1 0 0 César Tovar, Rf 5 1 1 1 Roberto Herrera, C 4 0 2 1 Ulises Urrieta (3) 0 0 0 0 Juan Francia, C 1 0 0 0 José Tartabull, Lf 3 0 0 0 Hiraldo Ruiz, 2B 3 0 2 0 Gonzalo Márquez, 1B 4 0 2 0 Teodoro Obregón, Ss 3 0 0 0 Howie Reed, P 2 0 0 0 Diego Seguí, P 0 0 0 0 Nelson Castellano (1) 0 0 0 0 Nelson García (2) 0 0 0 0 Mike Paul, P 0 0 0 0 Bob Lee, P 0 0 0 0 Jesús Padrón (4) 1 0 0 0 Juan Quiroz, P 0 0 0 0 Luis Peñalver, P 0 0 0 0 Totales 36 2 7 2 (1) Boleto por Diego Seguí en el 7mo inning (2) Corredor emergente por Nelson Castellano en el 7mo inning (3) Corredor emergente por Roberto Herrera en el 7mo inning (4) Fly a segunda base por Bob Lee en el 8vo inning

29 carreras, Herrera, quien conectó para .296 con 16 dobletes y Bravo con.271 de average, 15 estafadas y 19 fletadas. Desde el montículo contribuyeron Monteagudo, Richard Nye, Gerry Nyman y Rollie Fingers, al tiempo que el zurdo Pablo Torrealba

LA GUAIRA (10) VB C H CI Ángel Bravo, Lf 4 2 3 0 Remigio Hermoso, 2B 3 0 0 0 José Herrera, 3B 4 0 0 0 Mike Spstein, 1B 3 2 1 0 Adolfo Phillips, Cf 4 3 4 3 Merv Rettenmund, Rf 2 1 0 0 Antonio Correa, Rf 1 1 1 2 Paul Casanova, C 5 0 2 3 Enzo Hernández, Ss 4 0 2 0 Jerry Nyman, P 2 0 0 0 Rollie Fingers, P 0 0 0 0 Richard Nye, P 2 1 1 0 Totales 34 10 14 9 Anotación por entradas Caracas La Guaira

000 000 200- 2 000 210 2 5x- 10

Labor de los pitchers Caracas IP C CL H BB K Howie Reed (P) 4.2 3 3 5 4 3 Diego Seguí 1.1 0 0 1 1 0 Mike Paul 0.1 2 2 2 1 0 Bob Lee 0.2 0 0 1 0 0 Juan Quiroz 0.2 4 4 3 1 0 Luis Peñalver 0.1 1 0 2 0 0 La Guaira IP C CL H BB K Jerry Nyman (G) 5.2 0 0 5 2 3 Rollie Fingers 1.0 2 2 2 1 0 Richard Nye (S) 2.1 0 0 0 1 2 Sumario Errores: Alberto Cambero, César Tovar; José Herrera, Remigio Hermoso Triple: Paul Casanova Dobles: César Tovar; Ángel Bravo, Adolfo Phillips (2) Sacrificios: Remigio Hermoso (2), Rollie Fingers Sacri fly: José Herrera Bases robadas: Ángel Bravo Double plays: Caracas 1 Dejados en bases: Caracas 11; La Guaira 11 Juego realizado en el estadio Universitario Caracas, 4 de febrero de 1969

llegó procedente de Lara para apuntarse par de victorias en cinco presentaciones de relevo como refuerzo en la final. El 4 de febrero de 1969 estalló la rumba por la tercera corona guaireña, cuando derrotaron a los Leones 10-2 para completar seis éxitos en los nueve compromisos que disputaron en esa instancia. El grito de “Ehhh…La Guaira” se escuchó en todos los rincones de la capital y del litoral central, e incluso en algunas ciudades del interior, pues los Tiburones ya tenían seguidores más allá de Caracas y del Municipio Vargas. Cuando se concretó la victoria ante los melenudos, el estadio Universitario se convirtió en un gigantesco salón de fiesta. Fogatas encendidas en los “bleachers” y en las tribunas, bagazos de naranjas en el terreno. La gente bañada de cerveza, fue la forma de exteriorizar los fanáticos la alegría por el título conquistado a sangre y fuego. SEGUNDO INNING / LAS 7 JOYAS / 47


Cuarta corona en nueve años

19701971

Las predicciones no se pelaron. La Guaira fue un equipazo en la serie final.

En la serie final de la edición 1970-1971, los Tiburones dieron cuenta del Magallanes en siete encuentros, bajo la dirección del estratega caraqueño Graciano Ravelo, tercer dirigente que tuvo el club ese certamen, después del estadounidense Dave García y el cubano Reinaldo Cordeiro. En apenas nueve temporadas en la LVBP, La Guaira ya tenía en sus vitrinas cuatro diademas. Todas logradas con mucho esfuerzo. La cuarta de ellas en una impactante serie contra Magallanes que se extendió a siete juegos, entre el 27 de enero y el 3 de febrero de 1971. Era en-

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tonces la séptima vez corrida que los escualos accedían a una serie final. Pero para llegar allí, La Guaira tuvo que acabar con todos los pronósticos barriendo al Caracas en el mínimo de tres cotejos, es decir, le ganó a los melenudos en los tres primeros juegos de la semifinal, dejándolos sin aliento. Todavía son muchos los que recuerdan ese tercer desafío de la semifinal, cuando el novato Robert Marcano emergió por el lanzador Héctor Urbano y sacó la bola del parque para dejar en el terreno a los capitalinos 12 a 10. Esa contundente demostración ante Leones, le permitió salir de favorito contra Magallanes en la serie final. Su línea central, según los entendidos, era la mejor, pues contaba con Paulino Casanova en la receptoría, Remigio Hermoso en segunda, Enzo Hernández en el short y José Cardenal en el jardín central. Además, su staff de pitcheo era muy sólido con Larry Gura, Aurelio Monteagudo, Jerry Cram y Orlando Peña. Las predicciones no se pelaron. La Guaira fue un equipazo en la serie final. El primer juego, que se llevó a cabo en Caracas, resultó por demás interesante, pues cuando todo parecía definirse a favor de los valencianos, un sencillo impulsor de dos carreras de Enzo Hernández le cambió el rostro al partido en la séptima entrada. La Guaira se fue arriba 6-5, tras lo cual Orlando Peña realizó un magistral relevo de dos entradas en blanco para sellar la victoria escuala. Al día siguiente, los cubanos Monteagudo y Peña se combinaron para dejar en siete hits a la nave turca y darle el segundo triunfo a los litoralenses, 7 a 2. El campocorto Enzo Hernández tuvo otra buena noche, tanto con el madero como con el guante. Bateó de 4-2 e inició dos espectaculares dobleplays. El tercer desafío se jugó en Valencia y significó el primer triunfo del Magallanes en la serie, 2 a 1. Cram lanzó de manera brillante por los Tiburones. En 8.1 innings toleró dos carreras, una de ellas limpia y apenas le conectaron siete inatrapables. En el cuarto juego de la serie, los Tiburones se pusieron a un aletazo de la Serie del Caribe, al anotar dos carreras abriendo la novena entrada, remolcadas por un trueno de José Cardenal al jardín izquierdo y un fly de sacrificio de Paulino Casanova. 7 por 5 terminó el partido. Todo parecía que estaba listo para que los escualos se montaran en el avión que los conduciría hasta Puerto Rico. Pero la cosa no fue tan fácil como la pintaban. Magallanes ganó los siguientes dos partidos y obligó a un séptimo y decisivo encuentro. El juego que sirvió para

BOX SCORE CUARTO TÍTULO, 1970-71 MAGALLANES VB C H CI Dámaso Blanco, Ss 5 0 0 0 Gustavo Gil, 2b 4 1 2 0 Jim Holt, Cf 5 0 2 1 Ray Fosse, 1b 5 0 0 0 Harold King, C 4 0 3 0 Rigoberto Mendoza, 3b 3 0 2 0 Richard Chiles, Lf 4 0 2 0 Jesús Aristimuño, Rf 2 0 0 0 Concepción Escalona (1) 1 0 0 0 John Morris, P 0 0 1 0 Armando Ortiz (2) 1 0 0 0 Gilberto Marcano, P 0 0 0 0 Jorge Lauzerique, P 1 0 0 0 Dale Spiers, P 1 0 0 0 Orlando Reyes, Rf 1 0 0 0 Totales 37 1 12 1

(1) Doblete por Aristimuño en el 6º (2) Elevó al Cf por Morris en el 8º LA GUAIRA VB C H CI Ángel Bravo, Lf 3 0 0 0 Enzo Hernández, Ss 4 0 0 0 José Cardenal, Cf 3 0 1 1 Pat Kelly, Rf 4 0 0 0 José Herrera, 2b 4 1 2 0 Paul Casanova, C 3 1 0 0 Leo Cárdenas, 3b 3 0 1 2 Oswaldo Blanco, 1b 3 1 2 1 Aurelio Monteagudo, P 2 1 0 0 Larry Gura, P 0 0 0 0 Orlando Peña, P 0 0 0 0 Totales 29 4 6 4 Anotación por entradas Navegantes Tiburones

000 010 0 00 ─ 1 002 002 0 0x ─ 4

Labor de los pitchers Magallanes IP H C CL B K Jorge Lauzerique (P) 3.0 3 2 2 1 0 Dale Spiers 2.0 1 0 0 0 2 John Morris 2.0 2 2 2 1 4 Gilberto Marcano 1.0 0 0 0 0 0 La Guaira IP H C CL B K A. Monteagudo (G) 6.0 9 1 1 2 5 Larry Gura 2.2 3 0 0 1 0 Orlando Peña (S) 0.1 0 0 0 0 1 Sumario Jonrón: Oswaldo Blanco Tubeyes: Leonardo Cárdenas, Jim Holt, Concepción Escalona, Harold King Sacrificio: Ángel Bravo Sacrifly: José Cardenal Doble plays: La Guaira (2) Wild pitch: John Morris Balk: John Morris Quedados en bases: Magallanes 12; La Guaira 5 Jugado en el estadio de la Ciudad Universitaria Caracas, 3 de febrero de 1971

igualar la serie fue memorable. Ambos clubes batallaron durante 13 episodios en un estadio Universitario repleto. SEGUNDO INNING / LAS 7 JOYAS / 49


Jorge Lauzerique relevó sensacionalmente durante 8.1 innings, en los que amarró por completo a los escualos, sin permitir anotación. Orlando Peña también lanzó muy bien como relevo de Jerry Cram en la octava entrada, sin embargo, un parpadeo abriendo la décima tercera entrada lo hizo cargar con la derrota. El inning lo abrió Richard Chiles con Padrón Panza y Marcelino López celebrando su sencillo, fallaron los dos siguientes bateadores y con Nelson Cañas consumiendo turno, ya con un strike encima, el manager

La fiesta volvió a prenderse en el Universitario. Los aficionados no dejaban de corear el nombre de La Guaira. Tres horas después del juego continuaba la celebración en Los Chaguaramos.

navegante, Carlos “Patato” Pascual, lo sustituyó por Armando Ortiz, quien, sin esperar mucho, conectó hacia lo profundo del jardín izquierdo para apuntarse un triple y empujar la carrera de la diferencia. Todos pensaron que ese batazo le daría un empuje tal a los turcos que los Tiburones no podrían contener. Pero no fue así. La Guaira salió con todo para el cotejo decisivo. En el tercer capítulo anotaron dos carreras, al igual que en el sexto episodio para respaldar la excelente labor monticular de Monteagudo, quien sólo permitió una carrera en seis innings de trabajo. Luego lanzaron impecablemente Larry Gura y Orlando Peña, quien se acreditó el salvado. La fiesta volvió a prenderse en el Universitario. Los aficionados no dejaban de corear el nombre de La Guaira. Tres horas después del juego continuaba la celebración en Los Chaguaramos. Esa noche se bebió largo y tendido.

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Quinto trofeo en la vitrina guaireña

19821983 Solamente una vez quedaron fuera de postemporada los Tiburones en la LVBP durante la década de 1980, en la que ganaron tres de las cuatro series finales en las que estuvieron presentes. Un elemento extra para atraer y animar a la fanaticada tuvo el equipo en esta etapa gracias a la genialidad del narrador Marco Antonio de Lacavalerie, el popular “Musiú”, quien a partir del certamen 1972-1973 se hizo cargo del circuito radial en reemplazo del grupo encabezado por Carlos Tovar Bracho, quien había sido el narrador de la temporada anterior. Con “Musiú” y el periodista Heberto Castro Pimentel en los comentarios, comenzó a imponerse un nuevo estilo en las transmisiones radiales de la pelota profesional con la voz de José “Chepe” Pérez Meléndez en la locución comercial. Luego Tom González reemplazó a Castro Pimentel y añadió amplio conocimiento de las reglas y análisis de profundidad en sus comentarios. Más tarde, el circuito de la tropa litoralense se consolidó con las voces de Reyes Medina, quien mostró su talento descriptivo en sus primeros pasos como narrador en la pelota profesional a principios de los años ochenta, cuando también llegaron Marco Vinicio de Lacavalerie para apoyar al padre en la descripción y Héctor Cordido en los comentarios. En la edición 1982-1983 el dirigente dominicano Oswaldo Virgil consiguió alto rendimiento de serpentineros como Brian Clark, Odell Jones y el relevista Luis Mercedes Sánchez, así como la mejor química de una alineación en la que destacaron los criollos Oswaldo Guillén, Luis Salazar y Juan Francisco Monasterio junto a rendidores importados como Bruce Bochy, Daryl Strawberry, Ron Jackson y Derrell Thomas, quienes ayudaron al club a clasificarse en el segundo lugar de la eliminatoria, dar cuenta de los Tigres de Aragua en seis desafíos de la semifinal y disponer de los Leones en seis choques de serie final. Esa temporada 1982-83 significó mucho para los Tiburones, no sólo porque obtuvieron su quinto gallardete en la LVBP en apenas 20

BOX SCORE QUINTO TÍTULO, 1982-83 TIBURONES (6) VB C H CI Luis Salazar, Cf-3b 4 0 0 0 Derrell Thomas, Ss 5 0 2 0 Juan F. Monasterio, Lf 4 1 2 2 Ron Jackson, 1B 4 1 2 0 Bruce Bochy, C 4 1 1 0 Raúl Pérez Tovar, Rf 3 2 2 1 Jerry Keller, BD 2 0 0 0 Robert Marcano, 3b 1 0 0 1 Elías Bonaparte, Cf 2 0 1 1 Norman Carrasco, 2b 4 1 1 0 Bobby Brown, Ce 0 0 0 0 Totales 33 6 11 5 LEONES (2) VB C H CI Gary Pettis, Cf 4 0 0 0 Jesús Alfaro, 2b 3 0 0 0 Kevin Bass, Lf 3 0 1 0 Antonio Armas, Rf 4 0 0 0 Al Chambers, BD 4 2 1 1 Baudilio Díaz, C 2 0 0 0 James Maler, 1b 3 0 0 0 Wayne Krenchiki, Ss 1 0 0 0 Leonardo Hernández, 3b 3 0 0 0 Vance McHenry, Ss 2 0 1 1 Angel Fonseca, Ce 0 0 0 0 Gonzalo Márquez, Be 1 0 0 0 Totales 30 2 3 2 Anotación por entradas Tiburones Leones

020 002 0 02- 6 010 100 0 00- 2

Labor de los pitchers Tiburones IP H C CL K B Albert Williams 2.0 1 1 1 2 2 Brian Clark (G) 5.2 2 1 0 2 2 Luis M. Sánchez 1.1 0 0 0 2 1 Leones IP H C CL K B Matt Young (P) 5.1 7 4 4 2 4 Gilberto Marcano 0.0 1 0 0 0 0 Bill Early 3.0 2 1 1 1 1 Craig Eaton 0.2 1 1 1 0 1 Sumario Errores: Derrel Thomas, Jonrones: A Chambers, J. F. Monasterios, Dobles: B. Bochy, Bases robadas: B. Bochy, SH: J. F. Monasterios. L. Salazar, Dobleplays: Leones (1) , Wild pitch: M. Young, Quedados en bases: Tiburones (8) Leones (6) Jugado en el estadio Universitario Caracas, 26 de febrero de 1983 y

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Luis Mercedes Sánchez

años de historia, que es bastante decir, y que le cortaron la racha de tres títulos consecutivos a los Leones del Caracas, que se creían invencibles, sino que durante toda la campaña el club recibió el apoyo incondicional de un grupo musical denominado Macuto Samba Show, que luego se convertiría en un icono para la divisa. La campaña tuvo como principal característica el poder desplegado por los jugadores de La Guaira, quienes llegaron a batear de jonrón durante 14 juegos consecutivos, algo que, hasta entonces, ningún club de la LVBP había podido hacer. Darryl Strawberry fue el abanderado en este departamento al despachar 12 vuelacercas, algunos de ellos de dimensiones descomunales. Otro hecho relevante en esa zafra fue la puesta en escena de una nueva generación de peloteros que pronto recibirá el apodo de La Guerrilla. Se trataba de un grupo jugadores criollos que se daban íntegros en el terreno de juego. Entre esos noveles peloteros sobresalían Oswaldo Guillén, Juan Francisco Monasterio, Gustavo Polidor, Raúl

Otro hecho relevante en esa zafra fue la puesta en escena de una nueva generación de peloteros que pronto recibirá el apodo de La Guerrilla. 52 / SEGUNDO INNING / LAS 7 JOYAS

Pérez Tovar, Norman Carrasco y Argenis Salazar El caballo del equipo era Luis Salazar, quien en esa serie bateó para .360. El primer cotejo lo ganó el Caracas 3 a 1, gracias a la estupenda labor del pitcher Bob Stoddard, quien cubrió toda la ruta y apenas toleró tres inatrapables. Al día siguiente, el 21 de enero de 1983, La


Guaira igualó apoyándose en ofensiva de 13 hits y ocho anotaciones, seis de ellas en un provechoso octavo inning, en el que destacaron Luis Salazar con sencillo de dos carreras y Juan Francisco Monasterio con jonrón dentro del campo.

Brian Clark se erigió como el Más Valioso, tras lograr dos triunfos y una extraordinaria efectividad de 0.00 en 11 entradas de labor.

El 22 de enero, Odell Jones puso adelante a los Tiburones al amarrar a los Leones durante las nueve entradas del juego, en las que abanicó a 12. La Guaira triunfó 7 a 2. El cuarto partido de la serie también significó una victoria para los escualos, que entonces se pusieron a uno del título. En ese cotejo los litoralenses contaron con el estupendo trabajo de sus relevistas Brian Clark y Luis Mercedes Sánchez, quienes en cuatro innings no permitieron carreras. La ofensiva también jugó un papel primordial en esa victoria de 11 a 5. Después que los melenudos hicieron un racimo de cinco rayitas abriendo el quinto episodio, los guaireños reaccionaron y anotaron en seis ocasiones cerrando ese mismo capítulo que tuvo a Jerry Keller y a Guillén como las grandes figuras con par de remolcadas cada uno. Los Leones rugieron fuerte en el quinto cotejo para colocar la serie 3-2 a favor de los Tiburones. El Caracas ganó 6 a 3 gracias a un cuadrangular de dos carreras de Wayne Krenchiki. El 26 de enero de 1983, los escualos se titularon luego de 12 años sin cargar el ansiado trofeo de campeón. Ese día vencieron a los melenudos 6 a 2. Brian Clark se erigió como el Más Valioso, tras lograr dos triunfos y una extraordinaria efectividad de 0.00 en 11 entradas de labor, al tiempo que Ron Jackson se llevó el título de bateo con average de .391, producto de 9 hits en 23 oportunidades con el madero. El estadio Universitario y las calles de Naiguatá, Macuto, Catia La Mar, Maiquetía y La Guaira fueron escenarios de grandes festejos. Los tambores retumbaron en todos los rincones del Municipio Vargas. Hasta el parco manager del equipo salado, el dominicano Oswaldo Virgil, bailó al ritmo de la samba y del cántico Ehhhhh…La Guaira.

De izq. a der., Aurelio Monteagudo, Pedro Padrón Panza, José Antonio Díaz (El Boticario de Catia) y Pompeyo Davalillo

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La Guaira campeón por sexta vez

19841985

Equipo que conquistó el sexto título de Tiburones en la campaña 1984-85

Los Tiburones ganaron su sexto título en una campaña llena de escollos y barrieron a los Tigres de Aragua en la serie final, guiados por Oswaldo Guillén, quien fue designado Jugador Más Valioso de la instancia decisiva. La nómina que presentaron los Tiburones de La Guaira para el certamen 1984-85 resultó tan eficiente que, pese a perder tres partidos en la mesa por descuido del cuerpo técnico, el equipo tuvo la capacidad para clasificarse en el tercer lugar de la tabla clasificatoria y 54 / SEGUNDO INNING / LAS 7 JOYAS


luego consiguió eliminar a los Cardenales de Lara en seis desafíos de la serie semifinal, para a la postre imponerse en la instancia decisiva frente a los Tigres de Aragua. Gustavo Gil, quien reemplazó a Oswaldo Virgil luego que el excelente dirigente dominicano condujo exitosamente al equipo en la campaña anterior, renunció al cargo al terminar la etapa eliminatoria. Al momento de dimitir durante la segunda semana del mes de enero, el ex camarero caraqueño agradeció el empeño que pusieron en cada desafío los jugadores del club litoralense y expresó que por su culpa no llegaron en el primer lugar. En tres oportunidades, Gil utilizó jugadores que no formaban parte del roster del equipo, lo que trajo como consecuencia que prosperara la protesta del rival ante la liga y los tres partidos que se ganaron en el campo, fueron convertidos en derrotas en la mesa. Antes de la renuncia de Gil, el equipo debió sortear otras dificultades, como el inconveniente en el que se vio involucrado el lanzador Reggie Patterson, quien resultó abaleado cerca de las residencias Anauco Hilton en un incidente que las autoridades relacionaron con drogas, lo cual trajo como consecuencia que la policía visitara las habitaciones de algunos jugadores importados, y por las deserciones de los serpentineros Wes Gardner y Phil Huffman, quienes se marcharon en plena recta final. Tras finalizar la eliminatoria con balance de 35-29, en el tercer lugar, Aurelio Monteagudo reemplazó a Gil para encaminar al conjunto litoralense hacia su sexto gallardete. En la semifinal dispusieron de Cardenales de Lara en seis desafíos, al tiempo que Aragua se encargaba de superar al Magallanes en cinco encuentros. Por segunda vez en la historia de la Liga Venezolana de Beisbol Profesional, Tiburones y Tigres decidirían el gallardete que los aragüeños habían celebrado al imponerse en siete choques de la final correspondiente al campeonato 1971-72.

Desarrollo de la final

BOX SCORE SEXTO TÍTULO, 1985-86 TIBURONES (7) VB C H CI Oswaldo Guillén, BD 5 2 2 1 Gustavo Pulidor, 3b 4 1 1 2 Luis Salazar, Lf 5 2 2 1 Pat Dobson, 1b 4 0 2 2 Raúl Pérez Tovar, Cf 4 0 1 1 Butch Benton, C 4 0 1 0 Argenis Salazar, Ss 3 0 0 0 Alfredo Pedrique, 2b 3 2 0 0 Ed Miller, Rf 3 0 0 0 Totales 35 7 9 7 TIGRES (1) VB C H CI Oswaldo Olivares, Lf 5 0 1 0 Ron Washington, 2b 3 0 0 0 Ed Milner, Cf 3 0 1 0 Leonardo Hernández, 1b 3 0 0 0 David Concepción, 3b 4 0 2 0 Darrold Miller, C 4 0 1 0 Luis Bravo, BD 4 1 2 0 Álvaro Espinoza, Ss 4 0 1 0 Kennedy Infante, Rf 3 0 0 1 Totales 33 1 8 1 Labor de los pitchers Tiburones IP H C CL K B Dick Siwy (G) 9.0 8 1 1 1 3 Tigres IP H C CL K B Fred Toliver (P) 2.1 3 4 1 0 2 Walfredo Sarmiento 2.2 4 1 1 0 1 Manuel Sarmiento 4.0 2 2 1 4 0 Sumario Errores: D. Concepción (2) Dobles: P. Dobson, G. Polidor, D. Concepción. Bases robadas: E. Milner, D. Concepción, L. Bravo. SH: E. Miller. Sacrificio: K. Infante. Dobleplays: Tigres (1) Wild pitch: D. Siwy. QEB: Tiburones (5) Tigres (9) Jugado en el estadio José Pérez Colmenares Maracay, 26 de enero de 1985

Inspirados por la ofensiva de Oswaldo Guillén y Gustavo Polidor y por la eficiencia de un buen cuarteto de abridores extranjeros, los litoralenses barrieron a sus rivales en cuatro desafíos, para convertirse apenas en el cuarto club en la historia del circuito que consiguió imponerse en una final en el mínimo de compromisos, cosa que anterior-

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mente sólo habían logrado Industriales del Valencia (1957-58), Navegantes del Magallanes (1969-70) y Leones del Caracas (1980-81).

Reacción en el séptimo El 23 de enero, en el parque José Pérez Colmenares de Maracay, la artillería visitante respondió con ataque de seis imparables en la parte baja del séptimo para fabricar cinco anotaciones que voltearon el marcador, y La Guaira se apuntó su primer éxito al imponerse a los Tigres 6 carreras por 4. El derecho Tony Brizzolara superó dificultades en la quinta entrada y logró completar la faena de nueve capítulos, pese a aceptar diez imparables y cuatro anotaciones, al tiempo que recetó dos ponches y otorgó par de boletos. Mientras que Bert Bradley se mostraba indescifrable para los bateadores litoralenses en los primeros cinco capítulos, sus compañeros intentaron ofrecerle el suficiente respaldo en la parte baja del quinto tramo con sencillos consecutivos de Marv Foley, Álvaro Espinosa y Oswaldo Olivares. Seguidamente Ron Washington limpió las bases con triple y luego se engomó gracias a sencillo de Ed Milner. En la apertura del sexto inning los Tiburones descontaron por transferencia a Ed Miller, quien estafó segunda. Luego se produjeron sencillos corridos de Guillén y Polidor para llenar las bases. Elevado de sacrificio de Luis Salazar llevó a Miller al plato con la primera anotación guaireña. En el séptimo, la tropa del litoral decidió las acciones. Raúl Pérez Tovar inició la tanda con cuadrangular. Butch Benton siguió con imparable que decretó la salida de Bradley. En su rescate ingresó a la lomita John Keefe Cato. Norman Carrasco roleteó por segunda, el intermedista, Ron Washington, tomó la bola y le entregó a Álvaro Espinoza para forzar a Benton, pero el shortstop de los Tigres no pisó la almohadilla, por lo que su error permitió que quedaran dos hombres en circulación. Por sencillo al cuadro de Argenis Salazar se llenaron las bases. Darrell Miller elevó de sacrificio para fletar a Benton, al tiempo que Carrasco llegaba a la antesala, desde donde anotó por incogible de Guillén. Polidor siguió con hit para llenar las bases de nuevo y expulsar a Cato de la lomita. Frente al relevista Manuel Sarmiento, Luis Salazar conectó fly de sacrificio para empujar la cuarta carrera del episodio y la quinta llegó cuando Pat Dobson despachó sencillo. 56 / SEGUNDO INNING / LAS 7 JOYAS


Guillén y Heimuller El 24 de enero los Tiburones volvieron a apoyarse en el juego agresivo de Guillén más eficiente trabajo monticular de Gorman Heimuller y el relevista Ángel Hernández, para superar 4-3 a los Tigres en el segundo choque de la serie final. Los felinos se fueron al frente en el primer episodio con indiscutible de Olivares, boleto a Washington, sacrificio de Milner y sacrifly de Leonardo Hernández. La ventaja para La Guaira llegó en la parte baja del tercer acto. Miller abrió con sencillo y se metió hasta la antesala en jugada de bateo y corrido con hit de Polidor, quien fue atrapado entre primera y segunda. Luis Salazar se encargó de poner el empate en la goma al elevar de sacrificio. Dobson negoció pasaporte y se metió hasta segunda por envío wild del abridor aragüeño, Bob Fallon. Posteriormente alcanzó la goma gracias a triple de Pérez Tovar.

Gustavo Polidor sobresalió como antesalista en la era de “La Guerrilla”. En la gráfica pone out a Leonardo Hernández, de los Leones

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Aragua se fue al frente con par de anotaciones en el quinto mediante sencillos consecutivos de Foley y Bravo sacrificio de Olivares, hit remolcador de Washington puso a Foley en el plato con la igualada y cohete de Milner llevó a Bravo a casa con la ventaja. Los Tiburones sentenciaron el desafío en el cierre del sexto al fabricar par de carreras. Pérez Tovar se embasó por transferencia y pasó a segunda por hit de Benton. Pedrique intentó el sacrificio, pero pusieron out a Pérez Tovar en tercera. Argenis Salazar entregó el segundo out al elevar a manos del receptor. Guillén despachó hit a la derecha para empujar a Benton con el empate. La defensa felina trató de sorprender a Guillén fuera de la inicial y en medio de la jugada de corri-corri, Pedrique emprendió carrera desde tercera a la goma y fue decretado “safe” por el árbitro cubano Roberto “Musulungo” Herrera. En la parte baja del noveno, Heimuller dio muestras de cansancio tras sacar un out y colocar un hombre en circulación, por lo que Ángel Hernández se hizo cargo de la lomita y retiró a los dos hombres que enfrentó para llevarse el rescate.

Ataque tempranero La tercera victoria corrida de los litoralenses llegó el 25 de enero, cuando dieron cuenta de sus rivales aragüeños 9 carreras por 3 para quedar a un éxito de alcanzar el banderín. En el cierre del primer episodio le marcaron cuatro rayitas a Bill Víctor Davalillo y Oswaldo Guillén, dos grandes de nuestro béisbol

Landrum con tribey de Guillén, boleto a Polidor, sencillo remolcador de Luis Salazar y cuadrangular de Pat Dobson. Los Tigres se acercaron con una en el cuarto. Darrell Miller anotó desde la antesala con elevado de sacrificio de Luis Bravo. Pero los Tiburones aseguraron el triunfo al término del quinto tramo, al capitalizar racimo de cinco anotaciones. Guillén abrió con sencillo y se engomó gracias a doblete de Polidor, quien de inmediato anotó por pecado del torpedero, David Concepción, ante batazo de Luis Salazar. Dobson se embasó por boleto y fue forzado en la intermedia por batazo al cuadro de Raúl Pérez Tovar. Con corredores en los ángulos, Butch Benton conectó sencillo que impulsó a Luis Salazar. Boleto a Argenis Salazar llenó las almohadillas e imparable de Alfredo Pedrique produjo las dos anotaciones que completaron el rallie. Doblete de David Concepción en el octavo remolcó a Andrés Espinoza y Oswaldo Olivares con la segunda y tercera carreras de los felinos.

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Brian Clark transitó la ruta completa para llevarse el éxito al aceptar 10 hits, le marcaron dos anotaciones merecidas, abanicó a seis rivales y regaló par de pasaportes.

Fiesta en Maracay Los Tiburones completaron su histórica barrida de la contienda 1984-85 el 26 de enero de 1985 en el estadio José Pérez Colmenares de la ciudad de Maracay, al dar cuenta de los Tigres de Aragua 7-1 en el cuarto choque de la serie final. Ante escasa concurrencia el conjunto visitante aseguró el gallardete en la parte alta del tercer capítulo, cuando logró engomar a cuatro hombres frente al abridor derecho, Fred Toliver, por base por bolas a Alfredo Pedrique, quien inmediatamente después pasó a la intermedia gracias a sacrificio de Ed Miller. Oswaldo Guillén remolcó la primera rayita al conectar sencillo hacia la derecha. Gustavo Polidor se embasó por boleto. Luis Salazar fletó a Guillén con imparable al bosque central y Pat Dobson descargó doblete que llevó a Polidor a la goma con la cuarta carrera. Frente al relevista Walfredo Sarmiento, La Guaira anotó su quinta rayita producto de sencillos consecutivos de Luis Salazar, Dobson y Raúl Pérez Tovar en el quinto inning. En la parte alta del noveno, contra el derecho Manuel Sarmiento, la tropa varguense fabricó sus últimas dos anotaciones cuando Pedrique se embasó por error de David Concepción en el shortstop, Guillén lo llevó a la intermedia con su segundo indiscutible del encuentro y Polidor se encargó de fletarlos al despachar biangular. Mientras tanto Dick Siwy se encargaba de aprovechar la amplia ventaja concentrándose en dominar a la artillería tigrera sin permitir anotación a lo largo de los primeros ocho episodios. La única carrera que toleró el derecho estadounidense en el desafío que permitió a los Tiburones “pasar la escoba”, la consiguieron los Tigres en el cierre del noveno cuando Luis Bravo se embasó por sencillo, estafó la intermedia, se metió hasta tercera por wild y anotó por elevado de sacrificio de Kennedy Infante. La Guaira lograba así llevar a su vitrina el sexto trofeo de campeón luego de superar enormes obstáculos y gracias a la inspiración que brindó Oswaldo Guillén, quien fue escogido como el Jugador Más Valioso de la serie final.

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La Guaira obtiene su séptimo título

19851986 Por segunda campaña consecutiva, Guillén resultó pieza clave en una alineación escuala.

Raúl Pérez Tovar, Juan Francisco Monasterios, Oswaldo Guillén y Gustavo Polidor

El torpedero mirandino Oswaldo Guillén se llevó el premio de Jugador Más Valioso por segunda final consecutiva al dejar promedio de .367 en siete encuentros contra los Leones del Caracas. Para celebrar su graduación de bigleaguer con el premio Novato del Año de la Liga Americana, gracias a una contundente demostración en su primera experiencia en las mayores como shortstop de los Medias Blancas de Chicago, Oswaldo Guillén retribuyó a los seguidores de los Tiburones de la Guaira con una soberbia actuación que condujo al elenco litoralense durante el certamen 1985-86 a conquistar su séptimo banderín en la historia de la Liga Venezolana de Beisbol Profesional. 60 / SEGUNDO INNING / LAS 7 JOYAS


Por segunda campaña consecutiva, Guillén resultó pieza clave en una alineación escuala en la que también sobresalieron Alfredo Pedrique, Raúl Pérez Tovar, Argenis Salazar, Gustavo Polidor, Norman Carrasco, Darrell Miller, Darryl Boston, el panameño Omar Moreno, Juan Francisco Monasterio, Andrés Espinoza, Ricardo Laya, Antonio Córdova, Edwin Márquez, Carlos “Café” Mar tínez y los serpentineros Brian Clark, Odell Jones, Dave Wyatt, Tom McCarthy, Ángel Hernández, Luis Lunar, Wilfredo Flores y Luis Mercedes Sánchez. Guiados exitosamente por el cubano José Martínez, los Tiburones ocuparon la cuarta casilla en la ronda eliminatoria al dejar balance de 32 victorias por 33 reveses, por lo que se emparejaron con los líderes de esa primera instancia del torneo, Navegantes del Magallanes (37-28)), para la etapa semifinal, mientras que en la otra llave se midieron Cardenales de Lara, ocupantes de la segunda posición en la etapa clasificatoria, con registro de 36-29 y Leones del Caracas, que clasificaron en el tercer lugar (33-32.) Mientras que los capitalinos dispusieron de los pájaros rojos por barrida en cuatro choques, los escualos requirieron de seis compromisos para batir a sus rivales valencianos, para avanzar por sexta ocasión a una fase final ante los Leones, incluidas las confrontaciones todos contra todos entre cuatro conjuntos que se suscitaron en las ediciones 1967-68 y 1968-69. En cuatro de esas seis oportunidades, los Tiburones habían logrado superar a Caracas (1964-65, 1966-67, 1968-69 y 1982-83), por lo que en esta oportunidad, a pesar de que los melenudos contaban en sus filas con una peligrosa artillería encabezada por Andrés Galarraga y Antonio Armas, además de un cuerpo monticular en el cual destacaban Ubaldo Heredia, Bill Mooneyham, Bill Long y Oscar Azócar, en esta oportunidad los del litoral estaban decididos a hacer valer su tradición ganadora, gracias a la irreverencia que desde la campaña anterior venían poniendo en práctica Guillén y compañía.

Desarrollo de la final

BOX SCORE SÉPTIMO TÍTULO, 1985-86

LA GUAIRA (2) Omar Moreno, Rf Alfredo Pedrique, 1b Oswaldo Guillén, BD Raúl Pérez Tovar, Cf Daryl Boston, Lf Argenis Salazar, Ss Gustavo Polidor, 3b Antonio Cordova, C Norman Carrasco, 2b Totales

VB C H CI 4 0 1 0 3 0 1 1 4 0 1 0 4 1 1 1 4 0 1 0 3 0 1 0 3 0 0 0 3 0 0 0 2 1 1 0 30 2 7 2

CARACAS (2) Erick Bullock, Cf Chris Clark, Rf Jesús Alfaro, 3b Andrés Galarraga, 1b Antonio Armas, BD William Ereú, Lf Héctor Rincones, Ss Stan Cliburn, C Tom Runnells, Ce Edgar Cáceres, 2b Totales

VB C H CI 3 0 0 0 4 0 0 0 4 0 1 0 4 0 3 0 3 0 1 0 3 0 1 0 4 0 1 0 3 0 1 0 0 0 0 0 4 0 0 0 32 0 8 0

Anotación por entradas La Guaira Caracas

000 101 0 00- 2 000 000 0 00- 0

Labor de los pitchers La Guaira IP C CL H K BB Brian Clark (G) 9.0 0 0 8 6 4 Caracas IP C CL H K BB Bill Mooneyham (P) 9.0 2 2 7 2 3 Sumario Jonrón: Raúl Pérez Tovar Dobles: Andrés Galarraga, Antonio Armas, Stan Cliburn Doubleplays: Caracas 2; La Guaira 1 Bases robadas: Daryl Boston Dejados en bases: La Guaira 3; Caracas 9 Tiempo de juego: 2 horas 15 minutos Jugado en el estadio Universitario Caracas, 1º de febrero de 1986

Estimulados por los bates de Guillén y Darryl Boston, los Tiburones se impusieron 10 carreras por 3 en el primer encuentro disputado a casa llena en el estadio Universitario, el 23 de enero. Guillén ligó triple y tres sencillos en seis visitas al plato, mientras que Boston conectó de 4-2 con cuatro remolcadas y una anotada. SEGUNDO INNING / LAS 7 JOYAS / 61


Ángel Hernández, Tom McCarthy, Luis Lunar (ganador) y Wilfredo Flores se combinaron en la lomita para dejar en seis hits a los Leones. Caracas abrió el score en la parte baja del primer episodio frente a Hernández con par de anotaciones. Erick Bullock comenzó con sencillo y posteriormente se produjeron largos biangulares de Tom Runnells y Galarraga. Pero abriendo la tercera entrada, La Guaira sacó provecho de la errática defensa rival para tomar control de la pizarra al fabricar tres anotaciones. Guillén llegó a primera por error en tiro del shortstop, Héctor Rincones. Seguidamente, Raúl Pérez Tovar se embasó por base por bolas. Darrell Miller roleteó por la inicial y Galarraga lanzó desviado a la intermedia para que Guillén se metiera al plato y por imparable de Boston se engomaron Pérez Tovar con el empate y Miller con la ventaja. La producción guaireña llegó a cinco rayitas en el cuarto inning. Moreno inició la tanda con hit al cuadro y robó segunda. Guillén lo impulsó al ligar su primer imparable del encuentro. Pérez Tovar se embasó por error del camarero Runnells que permitió a Guillén anclar en la antesala y desde allí anotó caminando cuando el abridor caraquista, Bill Long, incurrió en envío wild. Caracas descontó en el quinto por doblete de Bullock. Pasaportes consecutivos a Chris Clark y Galarraga llenaron las bases y por batazo al cuadro de Armas, llegó a la goma Bullock. Las gráficas recogen aspectos de la celebración de jugadores y fanaticada de los Tiburones en el campo de juego, tras obtener la corona en la serie final del campeonato 1985-86 ante los Leones del Caracas

Racimo de cinco carreras fabricaron los escualos al inicio del octavo capítulo para sentenciar su primera victoria. Norman Carrasco inició la tanda con sencillo y estafó la intermedia. Pedrique siguió con imparable impulsor hacia el centro que decretó la salida de la lomita de Long. Desde el bullpen llegó Azócar, quien fue recibido con infield hit de Guillén. Por transferencia a Darrell Miller se llenaron las almohadillas y luego se produjeron hits impulsores de dos anotaciones para Boston y Gustavo Polidor.

Alfaro marcó la diferencia El segundo enfrentamiento tuvo lugar en el mismo escenario el 24 de enero y se decidió en el cierre del séptimo episodio, cuando Jesús Alfaro empalmó cuadrangular de tres carreras frente a Dave Wyatt para que los Leones se impusieran con pizarra de 6 carreras por 5. Ubaldo Heredia lanzó de manera consistente a lo largo de ocho capítulos para llevarse el triunfo en buen duelo contra Odell Jones y Al Jones laboró de manera impecable el noveno acto para apuntarse el rescate. 62 / SEGUNDO INNING / LAS 7 JOYAS


Los Tiburones salieron adelante en el primer tramo. Moreno inició con sencillo y llegó a segunda por robo. Guillén lo llevó a la goma al conectar hit hacia el centro y ancló en la antesala por pecado de Bullock en esa posición. Con rolling difícil por tercera de Pérez Tovar, liquidaron a Guillén en el plato, mientras que el bateador corredor lograba meterse hasta la intermedia, desde donde anotaría por inatrapable de Darrell Miller. En el cierre del segundo los Leones igualaron y se fueron arriba por sencillos corridos de Jesús Alfaro y Williams Ereú. Transferencia a Héctor Rincones congestionó las almohadillas. Sencillo de Stu Cliburn a terreno corto de la derecha fletó a Alfaro, mientras que Rincones era out en la intermedia. Bullock se embasó por boleto para que se llenaran nuevamente las bases y cañonazo a la derecha de Tom Runnells remolcó a Ereú y Cliburn. Cuadrangular de tres anotaciones de Miller colocó a los Tiburones al frente del score 5-3 en el inicio del sexto. Pero en el cierre del séptimo los Leones descifraron los envíos de Dave Wyatt, quien había reemplazado al abridor Odell Jones en ese acto. Chris Clark se embasó por boleto y avanzó a segunda por imparable hacia el left de Galarraga. Luego que Antonio Armas fallara para entregar el primer out, Alfaro depositó la esférica en las gradas con el cuadrangular que puso cifras definitivas al encuentro.

Jugadores de Tiburones eufóricos tras imponerse en el séptimo y decisivo choque de la instancia final 1985-86. Alzado en hombros aparece el lanzador Ángel Hernández

SEGUNDO INNING / LAS 7 JOYAS / 63


Pedrique decidió La Guaira tomó ventaja de 2-1 al imponerse 5 carreras por 4 ante Caracas en el tercer encuentro de la serie final, gracias a sencillo de Alfredo Pedrique que llevó al plato al panameño Omar Moreno con la anotación de dejar en el campo a la tropa melenuda. Las cuatro anotaciones de los Leones llegaron bien temprano. En la parte alta del primer capítulo castigaron al zurdo Brian Clark con sencillos de Chris Clark y Andrés Galarraga, quienes de inmediato se colocaron en posición anotadora cuando Clark incurrió en wild mientras bateaba Antonio Armas, quien abanicó el tercer strike. Pero como el catcher, Darrell Miller, no pudo capturar la pelota, el slugger oriental se apoderó de la inicial, al tiempo que Clark alcanzaba el plato y Galarraga avanzaba a tercera. Jesús Alfaro continuó con sencillo al centro que permitió engomarse a Galarraga y Armas también anotó cuando Omar Moreno perdió la Luis Lunar, uno de los grandes relevistas criollos de los Tiburones

pelota en el centerfield. Stan Cliburn se encargó de fletar a Alfaro con la anotación que completó la producción caraquista en el partido. Tras ser ampliamente dominados por el derecho Bill Mooneyham a lo largo de los primeros cinco capítulos, los bates escualos despertaron en el cierre del sexto para fabricar tres carreras y acercarse 4-3. Mooneyham, quien había permitido apenas dos hits hasta el quinto inning, dominó a Oswaldo Guillén. Luego aceptó imparables corridos de Pérez Tovar y Miller, y por boleto a Darryl Boston se llenaron las almohadillas. Argenis Salazar remolcó a Pérez Tovar al despachar incogible, al tiempo que Miller y Boston se engomaron gracias a tubey de Polidor. En el cierre del noveno La Guaira volteó el marcador para pasar a dominar la instancia decisiva. Frente a Al Jones, quien había reemplazado a Mooneyham en la sexta entrada, Argenis Salazar abrió con hit al cuadro y robó segunda. Polidor roleteó por la derecha para que el corredor avanzara a tercera. Juan Francisco Monasterio, de emergente por Norman Carrasco, dio hit por primera y en su lugar ingresó a correr en la inicial Ricardo Laya. Omar Moreno sacó hit al centro con el cual anotó Salazar la de igualar a cuatro, mientras que Laya anclaba en la antesala cuando el centerfield, Jorge Uribe, incurrió en pecado. Alfredo Pedrique se presentó entonces al plato. Desde la cueva el manager José Martínez pidió ejecutar la jugada de squeeze play, pero al no poder tocar Pedrique, Laya fue puesto out en el plato por el catcher Stan Cliburn. Sin embargo, al siguiente lanzamiento, Pedrique ligó imparable y

64 / SEGUNDO INNING / LAS 7 JOYAS


Moreno, quien había avanzado a la intermedia con la jugada de Laya en el plato, logró anotar la carrera que dejó en el campo a los Leones.

Iguales otra vez La cuarta confrontación de la final 1985-86 arrojó como resultado una victoria de 10-7 de los Leones para igualar la serie a dos triunfos. Caracas castigó al abridor Luis Lunar con cinco anotaciones -tres de ellas merecidas- en 6.2 innings y luego añadieron otras cinco rayitas ante los relevistas Luis Mercedes Sánchez y Julio Franco para castigar reciamente al pitcheo litoralense, Andrés Galarraga despachó cuadrangular de dos carreras en el primer episodio que puso al frente a los melenudos, pero La Guaira reaccionó de inmediato al marcar una en el cierre de ese mismo acto con imparables corridos de Pedrique, Guillén y Pérez Tovar. Caracas amplió la ventaja al engomar a un hombre en el segundo por hit de Alfaro, sacrificio de Williams Ereú y hit remolcador de Cliburn. En el cuarto siguió la fiesta caraquista con jonrón solitario de Armas contra Lunar. Luego anotaron otra por base por bolas a Alfaro,

Alfredo Pedrique, artífice del triunfo guaireño

quien avanzó a segunda y tercera por batazos al cuadro de Ereú y Héctor Rincones, y se engomó cuando Lunar incurrió en lanzamiento desviado. La reacción litoralense se produjo en el sexto, cuando anotaron en tres ocasiones. Tras incogibles seguidos de Guillén y Pérez Tovar, Miller despachó triple para llevarlos a la goma y seguidamente anotó gracias a hit de Boston. En el octavo los Leones le marcaron tres rayitas a Luis Mercedes Sánchez. Ereú se embasó por error de Guillén en el campocorto y dio paso a Jorge Uribe como corredor emergente. Tras dominar a Héctor Rincones, Sánchez otorgó boleto a Cliburn. Erick Bullock fletó a Uribe al conectar imparable hacia la izquierda y tras base por bolas a Edgar Cáceres, Chris Clark ligó sencillo que llevó al plato a Cliburn y Bullock con las anotaciones que colocaron la pizarra 8 por 4. Caracas llegó a diez rayitas en su última oportunidad ofensiva con pasaporte a Alfaro, doble remolcador de Uribe y sencillo impulsor de Rincones. Los Tiburones se quedaron cortos al reaccionar con tres carreras en el cierre del noveno contra el relevista Carlos Gil, por intermedio de sencillos consecutivos de Boston, Polidor, Monasterio y Edgar Márquez. Ubaldo Heredia se encargó de poner orden al dominar a ArgeSEGUNDO INNING / LAS 7 JOYAS / 65


nis Salazar con elevado de sacrificio que produjo la última carrera litoralense y retiró a los siguientes dos bateadores para llevarse el rescate.

Wyatt y Flores blanquearon Los zurdos Dave Wyatt y Willy Flores se combinaron en la lomita para blanquear 8 por 0 a los Leones y colocar en ventaja de 3-2 a los Tiburones en la instancia decisiva del certamen 1985-86. El manager Martínez apeló a Wyatt como abridor circunstancial y el entonces prospecto de los Mets de Nueva York respondió con cinco episodios, en los cuales aceptó par de incogibles, concedió dos transferencias y propinó par de ponches. A partir del sexto subió a la lomita Flores, quien aceptó apenas dos hits en cuatro entradas, ponchó a dos y exhibió control impecable al no otorgar boleto. La artillería escuala atacó reciamente al abridor caraquista, Bill Long, al fabricarle ocho anotaciones en 2.2 capítulos. En el primero anotaron una con imparable de Pedrique, quien se metió hasta tercera gracias a doblete de Guillén y anotó con rodado al cuadro de Pérez Tovar. En el cierre del segundo La Guaira llevó cuatro anotaciones a la goma. Argenis Salazar, Gustavo Polidor y Norman Carrasco plenaron las bases con sencillos corridos y el panameño Omar Moreno se encargó de fletarlos con tribey. Moreno anotaría posteriormente remolcado por sacrifly de Alfredo Pedrique. En el tercero los Tiburones manufacturaron sus últimas tres vueltas ante Long por boleto a Boston, sencillo de Argenis Salazar, triple remolcador de Norman Carrasco e imparable impulsor de Alfredo Pedrique.

Caracas emparejó Excelente trabajo completo de Ubaldo Heredia y oportuna ofensiva de Stu Cliburn propiciaron triunfo de 4 por 3 para que los Leones igualaran a tres con los Tiburones la serie filal del certamen 1985-86. Heredia consiguió su segunda victoria de la final al permitir tres anotaciones con siete hits, ponchó a tres y cedió par de transferencias en cerrado duelo con Odell Jones, quien en trabajo de ocho entradas toleró cuatro rayitas, ponchó a cuatro y dio tres bases por bolas. Cliburn anotó tres de las cuatro rayitas felinas y produjo la carrera decisiva al depositar la esférica en la mitad de las gradas de la izquierda ante un envío de Jones en el cierre del séptimo. 66 / SEGUNDO INNING / LAS 7 JOYAS


La Guaira abrió el score en la parte alta del segundo con dos anotaciones ante Heredia. Pérez Tovar inició con sencillo y avanzó a segunda después de dos outs gracias a imparable de Polidor, quien de inmediato robó la intermedia. Antonio Córdova se encargó de remolcarlos al despachar hit hacia la izquierda. Al término del tercer acto, Caracas emparejó las acciones con incogibles seguidos de Cáceres y Cliburn, quienes adelantaron una base por wild de Jones cuando bateaba Bullock, quien posteriormente elevó de sacrificio para fletar a Cáceres. Clark siguió con doblete y por sacrifly de Alfaro se empató la pizarra. Los Leones se fueron al frente en el quinto cuando Cliburn se embasó por boleto, avanzó a la intermedia mediante sacrificio de Cáceres, pasó a tercera con rodado al cuadro de Bullock y anotó con tubey de Clark, quien en el séptimo daría el jonrón decisivo. En el octavo los Tiburones marcaron su tercera y última carrera ante Heredia por boleto a Carrasco, quien pasó a segunda por rodado al cuadro de Moreno y anotó hit de Pedrique.

Clark en plan grande El zurdo Brian Clark se erigió como el héroe del encuentro que le dio a los Tiburones su séptimo gallardete en la LVBP al lanzar blanqueo de 2-0 en el séptimo choque de la serie final ante los Leones del Caracas. Clark dictó un verdadero recital y protagonizó gran duelo con Bill Mooneyham, quien también cubrió todo el trayecto por los capitalinos.

Brian Clark, el zurdo de oro en el staff de lanzadores de los escualos

En el segundo capítulo los parciales litoralenses intentaron celebrar cuando Darryl Boston llegó al plato desde la intermedia, pero su anotación fue anulada cuando desde la cueva caraquista ordenaron al lanzador apelar por considerar que el corredor no había pisado la antesala, cosa que ratificaron los árbitros. La fanaticada escuala debió esperar hasta el inicio del cuarto capítulo, cuando Pérez Tovar anotó caminando tras conectar cuadrangular solitario. La segunda y última anotación del encuentro llegó a la goma en el sexto acto. Carrasco abrió con sencillo y avanzó hasta tercera por inatrapable de Moreno, quien de inmediato fue puesto out cuando intentó robar la intermedia y luego se produjo hit impulsor de Pedrique.

SEGUNDO INNING / LAS 7 JOYAS / 67


Luis Aparicio

entre inning

`TENÍA QUE SER TIBURÓN` Alfonso Saer

De voz apacible, andar pausado y gestos educados, Pedro Padrón Panza (PPP) tenía la intuición natural del hombre de negocios, la sagacidad innata del comerciante, la premonición brillante de los talentos que se adelantan a los hechos. Manejaba una empresa de transporte pesado con la liviandad que fueron descubriendo sus rivales en los años 60, cuando La Guaira mostró sus fauces. Y PPP también. Aquella Liga Occidental de tan gratas añoranzas, pulida por jugadores nativos de raigambre, e importados que a veces superaban los niveles de su antagonista en el centro del país, murió de inanición financiera, no aguantó las cargas pesadas de los costos en alza. En el vetusto “Alejandro Borges” se vio pelota de la buena. Referencias sobran, protagonistas abundan, historias pululan en las riberas del inmenso vecino del rayo Catatumbo. Pero la plata escaseaba en las divisas que hacían vida en la tierra y las aguas del oro negro. Fracaso total, muerte súbita en el año 63. Alguien le dijo a “Perucho” que en Maracaibo estaba el futuro inmediato de los Tiburones. O a lo mejor fue esa intuición bendita que ya referimos. El Caracas de Pablo Morales y Oscar “Negro” Prieto mandaba en la Liga Central y el nuevo sólido pilar del circuito quería romper ese monopolio de aquellos dos hombres que combinaban habilidades para imponer criterios e intenciones. Carlos Tovar Bracho, esa voz cumbre que aún escuchamos en noches de insomnio relatándonos con precisión impecable y dicción señorial los escarceos de algún juego de nuestros recuerdos abundantes, era también personaje de gerencia deportiva. Trajinaba con Oriente los afanes de armar una escuadra que generara éxitos y emociones. Y tuvo el descriptivo narrador de tantos años luminosos la idea de ir a pescar en las orillas del lago los servicios de Luis Aparicio, antes, entonces y después la prominente figura de nuestro beisbol. La insignia reluciente de este país en el grado de Mariscal deportivo.


Luis Aparicio transform贸 al equipo la guaira en un club pr谩cticamente invencible SEGUNDO ENTRE INNING / 69


Luis Aparicio

"Ahora soy feliz viendo los juegos por televisión y consintiendo a mis cuatro perritas, en compañía de mi inseparable Sonia". Entrevista con Carlos Alberto Hidalgo, 2011

Fue poco afortunada la gestión de Tovar Bracho porque tomó la ruta hacia Occidente con Pedro Padrón Panza. Había una profunda amistad –el extraordinario voceador de bolas y strikes sería pregonero del club muchos años– pero el tutor del gran escualo varguense, era capaz de apartar a los seres más queridos en aras de atrapar para su club a quienes le proporcionaran más temprano que tarde el título que retozaba en su mente fértil, fresca, preñada de ambiciones. En su reducto barquisimetano, Luis Aparicio no aparta una sonrisa llena de saudades cuando refiere su trasplante de una liga a otra. Desde hace más de veinte años, el Junior zuliano disfruta las bondades de un retiro glorioso en la tierra de los crepúsculos. Las cosas de la vida lo llevaron a una ciudad que lo ama y lo venera. “Mirá, aquí tengo comprada hasta la parcela para que me entierren” nos dice en una tertulia informal –como las que abren el grifo de su anecdotario, tan profuso como insondable. Una vez que este Atlas del campocorto suelta las riendas de sus emociones, hay que ser todo oídos, poco parlantes. Héctor Cordido y Carlos Alberto Hidalgo son los otros interlocutores. Ávidos de llenar el saco de las remembranzas con el historial magnífico de quien hasta ahora es nuestro único miembro del nicho de Cooperstown, concordamos con nuestras miradas en que seremos receptores, transcriptores, testigos mudos. Sin fecha ni sitios determinados –el paso de los años

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Perucho se convirtió en mi compadre y en uno de mis mejores amigos. Siempre tengo gratos recuerdos de él. Desde el comienzo hicimos buenas `migas` y era quien le compraba los bates, pelotas y uniformes para sus Tiburones`. “Y le sirvió de intermediario hasta para la compra de un carro. Entrevista con Carlos Alberto Hidalgo, 2011

agrieta un tanto las memorias humanas– Luis sorbe un trago en el lugar que visita a diario en el este de la capital guara. Allí mismo donde hay una peña que lo tiene como líder indiscutido y permanente. No hay derecho ni intenciones de que haya otro. No puede haberlo. Vaya, estamos con el número uno, el deportista venezolano del siglo veinte. Ajá, Tovar Bracho y Padrón Panza compartieron la misma habitación. Cada uno de ellos hablaría con Aparicio para integrarlo –uno de los dos claro– a los equipos que lo pretendían. A Luis le gustaba jugar beisbol en su patria, el prolijo palmarés así lo discurre. Nunca se lesionaba, terminaba los 154 o 162 careos allá en USA y se venía ansioso por aterrizar en Grano de Oro y dar palo con su Rapiños querido, el mismo club que sucedió al Gavilanes de fuste y trayectoria, de abolengo. Ese mismo con el cual recibió el guante de Luis “El Grande” en 1953. Cuenta el maracucho más ilustre en los deportes que PPP encerró en una habitación a Tovar Bracho con el pretexto de hacer una diligencia en el lobby o la recepción. El buenote que era el colega periodista de tanto lustre y triunfos en el arte amado de la locución, no supo lo que ocurría hasta que Padrón le quitó llave a la cárcel temporal y le anunció que tenía firmado al mejor campocorto del mundo, aunque fuera con el mejor documento de entonces, la palabra. Dentellada fatal para los oponentes. Ese anuncio generó escozor y temores, aparte de resultados inmediatos. Aparicio fue el conductor del club que

pilotaba José Antonio Casanova, y La Guaira celebró con champaña por primera vez en la temporada 1964-65. “Molleja de club el que se armó, teníamos de todo”, relata Luis con una lucidez tan destellante como la hora meridiana en que concertamos la reunión. Pues sí, Padrón también reclutó a José Herrera, fino bateador, y al insigne hiteador Ángel Bravo, aún vestido con la camiseta azul en los días actuales. También estaba en los días postreros de una connotada carrera el gran “Carrao Bracho”, máximo ganador en estos torneos. El primero de febrero de 1965 terminaron los desvelos de PPP, compadre de Luis, cómplices ambos en la estructuración de la trabuca azulada. Dos refuerzos, “Látigo” Chávez (4.2) y Ken Sanders (4.1), compartieron la lomita en la victoria sobre el Caracas, 8-3. Sí, los Leones de César Tovar, Pete Rose y José Tartabull. Alrededor de segunda, Aparicio se combinaba con el maestro Gustavo Gil –también adicionado– mientras Elio Chacón, otro afanado infielder jugaba en el centro, Ángel Bravo en la izquierda y Luis Rodríguez en la derecha. Completaban Walter Bond en primera, Ken Hamlim en tercera y Pat Corrales como catcher. Ese año pasaron por la divisa guaireña Jerry Grote, Dave Johnson, Darold Knowles, Dave Roberts, entre otros. Los litoralenses llegaron a tener siete juegos de ventaja, pero el Caracas los alcanzó y rebasó al final, solo que para entregarse en el play off decisivo ante el avance incontenible de la armazón gestada en Vargas.

Aparicio (11) en un espectacular lance.

SEGUNDO ENTRE INNING / 71


Llegué al Salón de la Fama por todo lo que me enseñó papá. Los valores dentro y fuera del campo. El tener personalidad. Solo hice lo que me enseñó. Entrevista con Carlos Alberto Hidalgo, 2011

Luis Aparicio en firma de autógrafos del Hall de la Fama (FanFest 2006). Luis Aparicio en la puerta del dugout del estadio César Nieves de Catia La Mar.

72 / SEGUNDO ENTRE INNING

Afición como esa no hay Frase pequeña pero de contenido rotundo. Luis Aparicio no olvida la alegría de las tribunas del Universitario en su tránsito por la nómina guaireña. Fueron seis campañas, hasta la 68-69, tres de ellas sobre los .300, con un pico de .365 en la 66-67. Tony Pacheco (6667) y Wilfredo Calviño (68-69) condujeron los otros dos gallardetes. Época dorada, engalanada por el porte altivo de nuestro ilustre y connotado torpedero. Luis vuelve a sonreír y gesticula en señal de añoranza. Junto a él trajinaron Bravo, Herrera, Bracho, Marcelino López, John Bateman –“ese jugaba muy duro”–, Jim Wynn, José Cardenal, Adolfo Phillips, Bob Burda, “Chico” Ruiz, Mike Epstein, Rollie Fingers (hoy en el Salón de la Fama de Cooperstown), Remigio Hermoso, Paul Casanova, Merv Rettemund y quien habría de sucederle con todo género de éxitos en la posición, el entonces bisoño Enzo Hernández. “Son muy alegres, decentes, no paran de brincar y gritar”, acuña el distinguido exponente sobre los seguidores del bando escualo. “Recuerdo que hubo una fiesta muy grande cuando ganamos el campeonato, toda La Guaira estaba paralizada, eso fue increíble”. Aparicio le jugó en su mayor esplendor a este cincuentón equipo. Derramó gracia y estirpe, estilo y garra, sapiencia y habilidad. De su padre tenía la inteligencia y la precisión del brazo. De propio cuño la velocidad, la colocación, el alcance, la sobriedad. Quienes lo vimos en el tope sabemos que fue un tiburón cuya nombradía aún circula en las aguas del litoral central.


Es verdad, él pasó por Gavilanes, Rapiños, Caracas, Zulia y Lara como jugador. Militó como manager hasta con Magallanes, uno de los dos grandes clubes del país en cuanto a cantidad de seguidores se refiere. Pero Luis no olvida a los alegres negros que no paran de bailar y tocar. A esa samba incansable que a veces obstina al contrario, pero contagia a todo el mundo. En tiempos recientes dirigió en esa cueva derecha del Universitario. En su corazón hay un armario principal para La Guaira. Tres campeonatos en media docena de intentos quedan para el gran recuento de este medio siglo. El pelotero de más prestigio y calidad que haya vestido la franela guairista es el eje de este recuento. Su nombre engalana el álbum tiburón. Luis Ernesto Aparicio Montiel será por siempre el forjador de los triunfos iniciales. La llave que abrió las compuertas de una historia rellena con mieles de sabor celestial. De esas que disfruta Pedro Padrón Panza en alguna parte del infinito. Él y Carlos Tovar Bracho –narrador de tantos lauros de la divisa en mención– saben que fue providencial aquella “encerrona” en un hotel de Maracaibo. Fue una típica movida con el sello audaz de “Perucho”. Luis tenía que ser tiburón.

Oswaldo Guillén y Luis Aparicio, dos grandes del beisbol mundial. Luis Aparicio con el uniforme de los Orioles de Baltimore.

SEGUNDO ENTRE INNING / 73


TIEMPOS DE GUERRILLA

tercer inning E

n la Liga Venezolana de Beisbol Profesional la pasión de la fanaticada por el club La Guaira se vive de manera dis-

tinta al resto de los equipos. No en vano, desde hace unos cuantos años, los seguidores de los Tiburones son calificados como los más alegres del circuito por su particular estilo de animar y de interpretar lo que es su afición, su entrega por la divisa litoralense. Ese ímpetu y fogosidad de la afición de La Guaira está directamente relacionada con el historial de éxitos que reúne el club, especialmente los conquistados por la generación de los años ochenta, la llamada “Guerrilla”, que llevó a la vitrina de Tiburones los trofeos de las ediciones 1982-83, 1984-85 y 1985-86, los últimos tres títulos obtenidos por el club. Pero, ¿qué fue la “Guerrilla” y qué significado tiene para la fanaticada de los Tiburones? Fue durante la campaña 1981-82, cuando Pompeyo Davalillo y Luis Aparicio se alternaron en la dirección del equipo que surgió la primera “escaramuza”, cuando la nueva generación de prospectos recién firmados, integrada por Norman Carrasco, Antonio Córdova, Orlando Echenique, Oswaldo Guillén, Francisco Leandro, Alfredo Pedrique, Gustavo Polidor, Héctor Rivas y Argenis Salazar, se rebeló contra algunas normas que se pretendían imponer.


Oswaldo Guillén y Raúl Pérez Tovar, dos leyendas del equipo guaireño

Norman Carrasco, pimienta pura en el terreno de juego

"Oswaldo Virgil fue el gran aliado de los jóvenes talentos venezolanos que se abrían paso en las filas de los Tiburones. Él fue nuestra inspiración, nos animaba a jugar la pelota con agresividad.” Norman Carrasco

PRIMER INNING / ORÍGENES DE LOS TIBURONES / 75


Carrasco explica El propio Carrasco dio la versión oficial de aquel primer “alzamiento”: “Un día, durante la práctica de bateo, Wayne Krenchiki, quien era el primer bateador del primer grupo, le hizo un reclamó a Pedrique porque estaba tomando rollings en el shortsop. Dijo que no podía, que los muchachos de los otros grupos tenían que esperar que él y sus compañeros de grupo agarraran batazos allí primero y después, si había tiempo, era que nosotros podíamos fildear. Bueno, le hicimos la vida imposible. Enseguida todos los infielders nos pusimos a tomar rollings mientras bateaba el primer grupo. Es cierto que alteramos la dinámica del entrenamiento, pero le demostramos que estábamos bien unidos, y a Krenchiki no le quedó más alternativa que hacerse pana de todos nosotros”. En esa campaña los Tiburones llegaron hasta la semifinal, en la que fueron eliminados por Cardenales de Lara. Para el siguiente torneo, bajo el mando del dominicano Oswaldo Virgil, la “Guerrilla” se fortaleció como estilo de juego en el campo y de vida en el club house, y comenzó la cosecha de éxitos. “El principio básico consistía en que todos éramos iguales en el equipo”, afirma Carrasco. Tras culminar la ronda eliminatoria en el segundo puesto, les tocó jugar la semifinal a principios de enero de 1983 contra los Tigres de Aragua. 76 / PRIMER INNING / ORÍGENES DE LOS TIBURONES


“Allí se presentó un episodio que consolidó nuestra personalidad como grupo, nos graduamos de guerrilleros, pues”, dice Carrasco. “Bobby Brown y Darryl Strawberry, dos de los principales refuerzos del club, insistían en que los peloteros titulares debían obtener mayo-

Página opuesta, arriba: artífices de innumerables éxitos de La Guaira en los ochenta; De izq. a der., Norman Carrasco, Oswaldo Guillén y Argenis Salazar. Página opuesta, abajo: Darryl Strawberry Abajo, de izq. a der., Juan Francisco Monasterios, Oswaldo Guillén, Argenis Salazar y Raúl Pérez Tovar

res ganancias del porcentaje que le correspondía a los peloteros de la taquilla, pero nosotros impusimos el criterio de repartir el dinero en partes iguales para todos los integrantes del club”. Derrotaron a los Tigres en seis encuentros y avanzaron a la serie final contra Caracas, la cual ganaron en otros seis juegos. Virgil, a decir de Carrasco, fue el gran aliado de los jóvenes talentos venezolanos que se abrían paso en las filas de los Tiburones. Incluso, en algunas declaraciones a la prensa, el estratega dominicano que guió a la tropa litoralense en las ediciones de 1982-83 y 1983-84, llegó a referirse al grupo como su “pandilla”. “El viejo Virgil fue nuestra inspiración, nos animaba a jugar la pelota con agresividad”, sostiene Carrasco.

TERCER INNING / TIEMPOS DE GUERRILLA / 77


Luis Salazar form贸 parte integral de la n贸mina de La Guaira en las d茅cadas de los ochenta y noventa

78 / TERCER INNING / TIEMPOS DE GUERRILLA


Relevo generacional A este grupo de jóvenes encabezados por Carrasco y Guillén, Virgil incorporó al otro sector de jugadores nativos que ya se había desarrollado en las filas de los Tiburones desde finales de la década del setenta y que de inmediato también se sumó a la “filosofía guerrillera”. Eran estos Luis Salazar, Robert Marcano, Juan Francisco Monasterio, el veterano Oswaldo Blanco, Luis Lunar, Luis Mercedes Sánchez y el joven Raúl Pérez Tovar, quienes se encargaron de reemplazar a la anterior promoción criolla, la de Luis Aparicio, Ángel Bravo, José Herrera, Elio Chacón, Remigio Hermoso, Enzo Hernández, Aurelio Monteagudo, Héctor Brito, Carlos “Morocho” Moreno, Juan Campos, integrantes de las nóminas de los clubes que ganaron los primeros cuatro títulos en los sesenta y los setenta, y por la generación que se fue formando al lado de Guillén, Carrasco

El piloto dominicano Oswaldo Virgil

y compañía, cuyo principal exponente fue el recordado Carlos “Café” Martínez. El grupo de peloteros criollos que conformó la nómina de los Tiburones durante los años ochenta se consolidó como un elenco que ejerció amplio dominio en la liga. Estos jóvenes peloteros, armados de audacia para hostilizar al enemigo, en el mejor sentido de la competencia dentro del terreno, aprovecharon su talento y conocimiento del juego para convertirse en algo fuera de lo común, por lo que su actuación en equipo permite compararles con los grandes clubes de la historia de la liga, como el Cervecería Caracas de puros criollos de los años cuarenta, el Magallanes de los años cincuenta que conducía el cubano Lázaro Salazar con Vidal López, “Camaleón” García y Ramón Monzant en plan de principales figuras, los Navegantes de los setenta con su “Poder Negro” o los Tigres de Aragua del nuevo milenio, con Miguel Cabrera a la cabeza.

La “Guerrilla” en los medios En la prensa capitalina comenzó a mencionarse la palabra “Guerrilla” para referirse a los Tiburones a principios de 1983. William Hernández, reportero del diario “Meridiano”, hace mención de la misma en reportaje publicado el jueves 27 de enero de 1983, a pocas horas de obtener la corona de la temporada 82-83, tras superar en seis en encuentros de la serie final a los Leones del Caracas, con el título: La “Guerrilla” Guaireña unió a los Importados. TERCER INNING / TIEMPOS DE GUERRILLA / 79


La manada de escualos que dirige Oswaldo Virgil se sintió más segura ante un fuerte rival como es Caracas que frente los Tigres de Aragua, club con el que tuvieron que eliminarse en la serie semifinal. En el baño de cerveza y champaña cada uno de los jugadores salados manifestó en su alegría que este triunfo lo esperaban, indica Hernández en la entrada de su trabajo. Más adelante añade, lo dicho por los jugadores de La Guaira se refleja cuando al momento de celebrar en el club house no se vio el llanto y la espectacularidad que se observó en Maracay en el último juego contra los Tigres, quizás porque en aquella oportunidad el resultado del encuentro fue por la mínima diferencia y la tensión estuvo presente hasta el último out. Las explosiones de alegría más fuertes se apreciaron en Pedro Padrón Panza y el mismo Virgil, el resto de los jugadores se limitó a batir las botellas de champaña y a adelantar el carnaval entre ellos mismos.

La “Guerrilla” fue clave; La “Guerrilla” dio pelea “Un coro que siempre estuvo en el tiempo de celebración en el club house azul y rojo de los Tiburones fue de ¡La Gueeerrilla, La Gueeerrilla! Y la guerrilla era donde iba un pelotero criollo. Preguntamos qué era la ¡Guerrilla! Y nos respondieron que era el poder criollo dentro del elenco litoralense. Fue una denominación creada dentro del mismo conjunto con todos los peloteros. Precisamente esa guerrilla cuenta en estos momentos con un potencial novato que cualquier elenco de Grandes Ligas envidiaría, sin contar con sus estrellas de la gran carpa”, remató Hernández.

Más allá del diamante En la medida en que se fueron cosechando éxitos, con los gallardetes de los certámenes de 1982-83, 1984-85 y 1985-86, también se fortalecía el concepto de “Guerrilla”. No sólo por la forma como se obtenían las victorias en el diamante, sino por las reivindicaciones que llegaron a conseguirse con la gerencia del equipo y porque impusieron una suerte de estilo de vida por su forma de jugar a la pelota con mucha pimienta y agresividad. Muchos de sus integrantes avanzaron hasta en el desarrollo de su talento para ascender de nivel cada año en la pelota de Estados Unidos. 80 / TERCER INNING / TIEMPOS DE GUERRILLA


La guerrilla también trascendió más allá del campo de juego, incluso hasta las tribunas del parque de la Ciudad Universitaria. Los familiares de los jugadores de los Tiburones, también tuvieron que “alzar-

Página opuesta: Gustavo Polidor Arriba: Oswaldo Guillén y Argenis Salazar Abajo: De izq. a der., Raúl Pérez Tovar, Argenis Salazar y Alfredo Pedrique

se” para conquistar sus propias reivindicaciones. En aquellos años ochenta no estaba muy bien definido aquello de las localidades exclusivas para la familia de los peloteros, había cierto monopolio de parte del equipo Caracas, sin importar qué equipo fuera home-club, por lo que las esposas de los peloteros de La Guaira también se incorporaron a la “Guerrilla” para conquistar sus propias reivindicaciones, o asientos preferenciales.

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Entrevista a

Oswaldo GuillÉn

entre inning

FANÁTICO DE TIBURONES Domingo `Tortuga` Fuentes

¿Cómo alguien nacido en Ocumare, y criado entre Guarenas y Los Teques es fanático de Tiburones de La Guaira? Por mi papá, mis tíos y mi familia. Todos ellos eran fanáticos de Tiburones ya que obviamente La Guaira era antes Pampero, el ron, que se producía en Ocumare del Tuy. Por eso yo crecí siendo fanático de Tiburones. Y tuve la suerte de ser fanático en una época en que jugaban Dusty Baker, Al Bumbry, Pat Kelly, Paul Casanova, Leo Cárdenas, José Cardenal, Luis Tiant. Imagínate, yo crecí admirando a Luis Tiant y ahora somos grandes amigos. Cuando yo jugaba pelotica de goma, solo contra la pared en Ocumare, mi equipo siempre era Tiburones, y mi pitcher preferido era Aurelio Monteagudo. Porque además de todos esos importados que te nombré, estaban venezolanos de la talla de Remigio Hermoso, Enzo Hernández, Oswaldo Blanco, José Herrera… ¿Esos ídolos podían compararse con los que tenían los otros equipos? Yo creo que sí, porque es verdad que Caracas tenía a César Tovar y a Víctor Davalillo, los Tigres tenían a David Concepción, pero Tiburones era un equipo que siempre estaba en la pelea, siempre estaba en los play off. Para mí, por ejemplo, Enzo Hernández era un fenómeno, fue mi ídolo. Hay gente que dice que Enzo en Venezuela fue hasta mejor que Luis Aparicio. Obviamente hay que dudarlo porque Aparicio está en el Hall de la Fama de Grandes Ligas. Pero yo daba la vida por mis ídolos de Tiburones. ¿Había muchos fanáticos de Tiburones en Ocumare? No sé. No recuerdo que hablara de beisbol con mis compañeros de la escuela, pero en cambio sí me acuerdo que una vez los Tiburones quedaron campeones, y salimos en caravana por todo Ocumare a celebrar el título.


El dĂ­a que me muera me van a enterrar con el uniforme de Tiburones de La Guaira

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De izquierda a derecha, tres grandes figuras del conjunto guaireño: Oswaldo Guillén, Robert Marcano y Gustavo Polidor.

Como fanático de Tiburones, ¿qué sentiste cuando se presentó la oportunidad de firmar con La Guaira? Yo iba a firmar era con Magallanes, porque el viejo Ernesto Aparicio era amigo personal de Alberto Raidi (presidente de los Navegantes), y entonces me tenían como guardado para firmar con Magallanes. Al principio yo ni quería firmar para el profesional. Ese año yo había sido Pelotero del Año en el estado Miranda, y en el Municipio Guaicaipuro obviamente, y tenía dudas. Pero Pompeyo Davalillo le dijo a Pedro Padrón Panza que conocía a mi papá, así que fueron hasta Ocumare a pedir permiso. Recuerdo que me dijeron que con trofeos y placas no se mantenía a una familia. Así que firmé con La Guaira. ¿Qué habías escuchado de Tiburones como organización? Que era la mejor que existía! Yo por lo menos me identificaba con “Musiú” Lacavalerie, con “Chepe” (José Pérez Meléndez). Aquellas transmisiones de radio describían tan bien los juegos que uno hasta sentía que conocía a los peloteros. Y fíjate que a pesar de ser fanático de Tiburones, algo que me paraba para firmar con ellos era que ese año el short stop regular era Gustavo Polidor. Antes para ser regular era bastante difícil, porque los equipos traían bastantes peloteros importados. Y delante de mí estaban Gustavo Polidor, Alfredo Pedrique, Argenis Salazar, Norman Carrasco. Era difícil que yo fuera a jugar. Y encima traían a peloteros como Wayne Krenchicki, Jim Anderson, Derrel Thomas. Mucha gente me de-

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cía que para qué iba yo a firmar con Tiburones si nunca iba a jugar. Pero mi motivación era ponerme ese uniforme, el de Tiburones de La Guaira. Y yo sabía que yo me iba a hacer pelotero en Estados Unidos, no en Venezuela. ¿Cómo fue cuando llegaste por primera vez al clubhouse? Era como Disneylandia. Imagínate, acostumbrado a vestirte y uniformarte en Guatire, en Ocumare, en Los Teques, y de repente llegar a un club-house de esa magnitud. Porque una cosa sí tenía Padrón: todo lo de Padrón era Grandes Ligas, menos a la hora de pagar. El club-house, los uniformes, las pelotas, los cascos. Todo lo de su organización era Grandes Ligas, menos a la hora que te iba a dar tu cheque. ¿Habías oído hablar de Pedro Padrón Panza antes de firmar con La Guaira? No, la primera vez que lo conocí estaba con el doctor José Antonio Díaz, que era el otro dueño de Tiburones cuando yo firmé. Es cierto que su familia, los Panza, son de Ocumare, pero nunca había oído hablar de él hasta ese año cuando firmé. ¿La imagen que tiene el beisbol venezolano se corresponde con el Padrón Panza que tu conociste? El beisbol venezolano es lo que es gracias a Padrón Panza y a Oscar “Negro” Prieto, el papá de Oscarcito. Ellos le dieron una vuelta al beisbol y mucho de lo que es el beisbol actualmente se lo deben a ellos. Pa-


Soy fanático de los Tiburones de La Guaira desde que tengo uso de razón

drón era un tipo de negocios. Era una persona que no emprendía un reto para perder. Es falso que fuera pichirre. Era un tipo al que le había costado mucho hacer dinero, y por lo tanto no estaba dispuesto a regalarlo. Como amigo era el mejor amigo del mundo. Pero como hombre de negocios siempre iba a tratar en lo posible de mantener su inversión. Yo creo que Padrón era sobre todo astuto. Era un tipo que cuidaba mucho sus cosas, y sé que todos los que estuvieron alrededor de Padrón aprendieron muchas cosas buenas. ¿Qué aprendiste tú de Padrón? Wow! Uff! Qué no aprendí yo de Padrón. Primero, aprendí cómo manejar sus cosas y que no puedes arroparte con la cobija que no tienes. Nunca. Segundo, aprendí a valorar que a uno en la vida no le regalan nada. El siempre me decía: “mira, tú te has levantado con tu esposa y con tus hijos, y no creas que le debes nada a nadie”. Así pensaba él también. Cuando le decían que era pichirre o tacaño, él les respondía que a lo mejor era verdad, “pero soy millonario y tú a mí no me has regalado ni medio”. Yo creo que lo más importante que me enseñó Padrón a mi fue a comunicarme con la gente, como sacarle lo mejor a los que trabajan contigo, y eso me ha servido siempre. ¿Te atreverías a decir que aquel grupo conocido como “La Guerrilla” ha sido el mejor grupo de jugadores que ha tenido Tiburones de La Guaira? No, no. Para mí el mejor grupo fue el de Enzo Her-

Guillén durante el homenaje que le rindieron los Tiburones el 13 de noviembre de 2004.

nández, José Herrera, Oswaldo Blanco, Víctor Colina, Aurelio Monteagudo, Antonio “Pipo” Correa, por nombrar los que más recuerdo. Con ese grupo fue que empezó el verdadero Tiburones. Yo crecí viéndolos jugar, y nos quedaría grande a nosotros decir que fuimos mejores. La gente recuerda a la guerrilla obviamente porque es más reciente. Pero como fanático de Tiburones te digo que en aquellos tiempos se jugaba una pelota tan sabrosa, tan buena, que uno quería ser Remigio Hermoso, querías ser José Herrera. Era impresionante la forma como uno idolatraba a esos tipos. Te digo, nunca La Guaira va a tener un talento en el terreno de juego como el que tenía en esa época. ¿Y qué me dices de la guerrilla? Eso de la guerrilla viene de dos cosas. Por un lado, ciertamente era un grupo de jugadores venezolanos que salíamos al terreno a dar el todo por el todo en cada juego. Y hablo de venezolanos por-

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Lo m谩s importante que me ense帽贸 Padr贸n a mi fue a comunicarme con la gente, como sacarle lo mejor a los que trabajan contigo, y eso me ha servido siempre

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Oswaldo Guillén junto al trofeo de campeón de la Serie Mundial de 2005.

que en aquel año Padrón tenía problemas para pagarles a los americanos, y entonces ellos se negaban a jugar. Recuerdo que Ozzie Virgil, que era el manager, le dijo a la prensa: “que no jueguen, que yo con mi guerrillita voy a cualquier parte del mundo”. Creo que Virgil fue el primero que usó esa palabra, y fue por eso, porque nosotros estábamos dispuestos a jugar con o sin americanos. Y Virgil sabía que nosotros íbamos a hacer el trabajo, porque éramos un grupo que sabía jugar pelota. En cada juego Virgil ordenaba tres y cuatro bateos y corridos, toques de bola, etc. y todos salían bien. Él se llevaba los méritos porque era el manager, pero la verdad era que nosotros sabíamos jugar porque teníamos a dos hombres que tenían una pasión y un conocimiento del beisbol como nadie, que eran Pompeyo Davalillo y Graciano Ravelo. Ellos eran en realidad los que preparaban al equipo, para que después Virgil luciera como un genio ordenando un squezze play. Por otra parte, éramos una guerrillita porque, aunque no éramos enemigos y en el terreno siempre estábamos unidos, fuera del terreno cada quien tenía su grupo. Yo me la pasaba con Gustavo Polidor, Luis Salazar con Robert Marcano, Raúl Pérez Tovar con Luis Lunar y Norman Carrasco. Y no olvides que éramos muchos que jugábamos las mismas posiciones, y eso siempre trae tensiones. Se puede decir que teníamos una relación de amor y odio que para nada se llevaba al terreno, donde todos ligábamos que cada quien hiciera bien su trabajo. Cuando nos

poníamos el uniforme, estábamos todos ¡pa encima! Yo creo que en ningún equipo del beisbol venezolano se ha tenido un grupo como aquel. Recuerdo un cumplido que nos hizo una vez Brian Clark, quien decía que con nosotros sí daba gusto lanzar, porque todo lo que salía por ahí era out. Imagínate, Luis Salazar en el left, Polidor en tercera, Argenis en el short, Norman en segunda, Pedrique en la inicial y yo designado. Había alternativas, opciones, y todos sabíamos jugar pelota.

Oswaldo Guillén, con su hijo Oswaldo, el día en que Tiburones retiró su uniforme.

¿Te imaginas una temporada completa sin saber nada de Tiburones? No, eso nunca va a pasar porque yo soy fanático de los Tiburones de La Guaira desde que tengo uso de razón. Y siento tanto orgullo por ese equipo, que el día que me muera me van a enterrar con el uniforme de Tiburones de La Guaira. Y mira que yo he usado miles de uniformes, pero me enterrarán con el de Tiburones.

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AÑOS DIFÍCILES

cuarto inning C

ualquier adulto contemporáneo que en enero de 2012 se entusiasmó con la posibilidad de celebrar la primera

corona de los Tiburones de La Guaira en 26 años, tiene que estar de acuerdo en que los propietarios del equipo, Francisco Arocha y Antonio José Herrera, coinciden con el postulado que llevó al éxito en las décadas de 1960, 1970 y 1980 al fundador del club, Pedro Padrón Panza: vertebrar paso a paso una estructura que es al mismo tiempo compleja e impredecible. Tiburones celebra medio siglo de existencia en la Liga Venezolana de Beisbol Profesional de la mano de Arocha y Herrera, quienes asumieron las riendas del club en abril de 2004, hace ocho años y, al igual que Padrón, se caracterizan por haber comenzado desde cero, en tiempos muy difíciles para una organización que se vio seriamente afectada por la tragedia que azotó al estado Vargas en diciembre de 1999, en la que desaparecieron Nelly Bríñez de Padrón y Pedro Padrón Bríñez, viuda e hijo del gran forjador de la franquicia litoralense, quien había fallecido apenas ocho meses antes. Si bien es cierto que Arocha y Herrera aún no han contado con la fortuna de celebrar la obtención de un gallardete, cosa que alcanzó a festejar Padrón Panza en siete ocasiones a lo largo de poco más de cuatro décadas al frente de Tiburones, el hecho de haber estado tan cerca en la final contra los Tigres de Aragua en la zafra 2011-12, indica que esa octava corona está muy cerca.


El propio Padrón Panza le confesó en una ocasión al periodista Humberto Acosta Gutiérrez, en entrevista para una edición aniversario del diario El Nacional, que había trabajado muy duro en su vida para ser exitoso. No llegó a superar el segundo grado de educación primaria, pero con su esfuerzo, empezando desde lo más bajo, logró superarse hasta llegar a ser uno de los empresarios más prósperos del litoral, con su enorme flota de camiones y maquinaria pesada al servicio del puerto de La Guaira.

La crisis bancaria que ocurrió en el país entre 1993 y 1995, aunada a la ausencia de las figuras criollas que se consolidaban en las Grandes Ligas, afectó seriamente a un equipo integrado básicamente por peloteros muy jóvenes.

Arocha y Herrera poseen alto nivel educativo en materia de leyes. El primero hizo postgrados en las universidades estadounidenses de Columbia y Harvard, en tanto que el segundo posee un PHD en la prestigiosa universidad británica de Liverpool. Animados por el espíritu contumaz de Padrón Panza, asumieron el reto de levantar de nuevo la franquicia que se edificó a punta de significativas conquistas que marcaron la historia de la Liga Venezolana de Beisbol Profesional.

Momentos duros En sus últimos años de vida, Padrón Panza se vio frustrado por no poder recuperar al equipo de la crisis competitiva en la que se vio envuelto después de ser barrido en cuatro juegos de la serie final 198687 por los Leones del Caracas. En sus últimas doce temporadas al frente del club entre 1987 y 1999, los Tiburones apenas clasificaron tres veces y se quedaron en el camino en la primera instancia de postemporada. La crisis bancaria que ocurrió en el país entre 1993 y 1995, aunada a la ausencia de las figuras criollas que se consolidaban en las Grandes Ligas, afectó seriamente a un equipo integrado básicamente por peloteros muy jóvenes, entre quienes sobresalían Jorge Velandia, Rafael Álvarez y Felipe Lira, que los medios y la fanaticada comenzaron a llamar “Salserín”. El propio Padrón, cuya salud entonces comenzaba también a sufrir los embates de una terrible enfermedad, llegó a revelar que por problemas financieros, debido a que las cuentas del club estaban en el Banco La Guaira, una de las instituciones financieras que intervino el Estado, le había sido imposible mantener el programa de firma de talentos, cosa que redundaba en que el equipo estuviera experimentando actuaciones tan discretas. CUARTO INNING / AÑOS DIFÍCILES / 89


Incluso, llegó a solicitar a amigos periodistas que intercedieran ante el presidente de laRepública, Rafael Caldera, a ver si le concedía una entrevista para exponerle personalmente sus inconvenientes y así lograr recuperar el capital del club de pelota. Por esa tenacidad y visión futurista que siempre le caracterizó, Padrón Panza no se rindió en su empeño por sacar a los Tiburones de la crisis. En 1997 emprendió su último esfuerzo al enviar a su menor hijo, Pedro Padrón Bríñez, quien entonces contaba apenas con 25 años de edad, al campo de entrenamientos de los Bravos de Atlanta para que siguiera cursos de gerencia y mercadeo deportivo, y luego regresara a trabajar con el equipo bajo su supervisión. Un par de años después, el 1 de abril de 1999, a los 78 años de edad, fallece Padrón, mientras que a principios de diciembre de ese mismo año, en medio de la temporada 1999-2000, la tragedia de Vargas se lleva, como indicamos, a la señora Nelly, a Peruchito y a su pequeño hijo de seis años de edad, Pedro Padrón Ñañez. A partir de entonces el equipo entra en una nueva crisis de altibajos gerenciales hasta que llegan Arocha y Herrera al rescate en el año 2004.

el deslave fue implacable con tiburones, no solo acabó con la historia documental del equipo, sino con la vida del principal relevo generacional de la divisa.

Si la naturaleza se oponE Un nuevo reto se impusieron Arocha y Herrera en la aventura de hacerse propietarios de un equipo de beisbol profesional. Y lo asumieron con el mismo entusiasmo con el que llegaron a la Fiscalía General de la República y al Hotel Tamanaco, lugares en los que lograron exitoso desempeño. Se encuentran con una institución que desde el punto de vista administrativo tenía muy poco orden, porque había enfrentamientos entre grupos que despachaban desde diferentes lugares y con dos sistemas de contabilidad diferentes. Constituyeron una compañía nueva, denominada Tiburones BBC, C.A., con sede en Caracas, que reemplazó a Tiburones de La Guaira BBC, con sede en La Guaira. En otras palabras, desde el punto de vista contable, por desconocer si la administración anterior tenía pasi-

Beatriz Padrón, hermana de Pedro Padrón Panza. La familia de Padrón siempre siempre estuvo colaborando con él en el negocio. Incluso, después de la muerte de “Peruchito”, mantuvieron al equipo andando hasta su venta en el año 2004

vos ocultos, los nuevos propietarios quisieron construir una historia desde cero en el aspecto mercantil, una historia completamente limpia, con números reales. Lo primero que se hizo fue un contrato entre una compañía y la otra, en la cual Tiburones BBC, C.A., heredaba la gestión de Tiburones

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de La Guaira BBC. Al poco tiempo a la compañía de sede en Vargas se le venció el lapso de vida mercantil y la nueva administración completó la transferencia absoluta de la franquicia, con la aprobación de la Liga Venezolana de Beisbol Profesional. Esto está considerado como un proceso de saneamiento total que ha permitido implementar mejores relaciones de la organización con instituciones financieras y patrocinantes. Y desde el punto de vista del equipo en sí, su tradición y competitividad en la liga, los nuevos propietarios encontraron una amplia memoria de logros conquistados, una excelente referencia de la llamada “Guerrilla de los años 80” y, como dice Herrera “muchos amigos, mucha gente vinculada a La Guaira que hemos podido rescatar, como Oswaldo Guillén”. En cuanto a lo que tiene que ver con el negocio, Herrera señala que el escenario que consiguieron al llegar “era terrible, pues el equipo venía de sufrir las consecuencias de la tragedia natural, además de las serias diferencias que existían entre los socios”. Pero por otra parte, “había una base a partir de la cual se podía levantar el club. Nosotros no inventamos nada, tratamos de rescatar el equipo que una vez Padrón Panza construyó y lo hemos venido logrando”, como dice Francisco Arocha.

La tragedia de Vargas marcó un antes y un después en esa entidad geográfica

el 1 de abril de 1999, a los 78 años de edad, fallece Padrón, mientras que a principios de diciembre de ese mismo año, en medio de la temporada 1999-2000, la tragedia de Vargas se lleva a la señora Nelly, a Peruchito y a su pequeño hijo de seis años de edad, Pedro Padrón Ñañez.

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entre inning

Entrevista a

Luis Salazar

SER PARTE DE LA HISTORIA DE TIBURONES ES UN GRAN HONOR Billy Russo

En la historia de los Tiburones de La Guaira, Luis Salazar tiene un capítulo aparte, una sección dorada que reúne éxitos, fracasos, alegrías, tristezas, sonrisas y llantos, pero sobre todo perseverancia y fuerza. Cuando le toca hablar de sus días dentro de la organización con la cual creció y se desarrolló como pelotero y técnico y en la que encontró el cobijo de un padre como para él lo fue Pedro Padrón Panza, Salazar lo hace con un profundo sentimiento y con el orgullo de haber vivido la época de oro de esa franquicia. “Para mí es un placer estar en esta historia de esa gran divisa que han sido los Tiburones de La Guaira e igualmente el haber sido parte de esos grandes equipos que Padrón estructuró en los años 70-80 y 90. Ser partícipe de esos clubes que Padrón engranaba para ganar, con estrellas como Paulino Casanova, Jim Rooker, Al Bumbrey, Enzo Hernández, Luis Aparicio, Robert Marcano, José Herrera. Todos estrellas que brillaron en esa época antes de que llegara la de la gran ‘Guerrilla’, en los años 80”, indicó Salazar. A esa introducción del ya inmortalizado número tres de los Tiburones le siguió una serie de relatos y anécdotas de su tiempo con el equipo en el cual se hizo pelotero profesional en 1975, año en el que llevó el nombre de Llaneros de Portuguesa, por haberse fusionado con los Leones del Caracas. “De mis comienzos tengo que agradecerle mucho al ‘Loco’ Torres, a Pompeyo Davalillo, que fueron dos instructores grandes de mi carrera y que me ayudaron a ser el pelotero que fui. Creo que tener a managers como Preston Gómez, quien antes de ir a los Tiburones ya tenía un gran prestigio, nos ayudó y nos motivó a siempre sentir ese deseo de jugar duro”, aseguró Salazar, quien actuó durante 17 temporadas en el beisbol profesional venezolano –todas con La Guaira– y 13 en Grandes Ligas, donde vistió los uniformes de Padres de San Diego, con los que debutó en 1980 y con los que jugó en siete campañas, Cachorros de Chicago (4), Medias Blancas de Chicago (2) y Tigres de Detroit (1).


“Estar en el roster de los Tiburones de La Guaira no era fácil, porque había tantas estrellas al frente que nosotros teníamos que trabajar el doble. Hablar de Enzo Hernández en el campocorto, que era mi posición cuando comencé en los Tiburones ya es bastante. Pero ahí también estaban José Herrera, Remigio Hermoso, Ángel Bravo, Oswaldo Blanco y todas esas grandes estrellas. A Padrón le gustaban todos esos peloteros y más contar con esos buenos importados como José Cardenal, Pat Kelly, Leo Cárdenas, Aurelio Monteagudo y Luis Tiant”, enumeró.

Se formó una guerrilla de triunfos Como pelotero, el nativo de Barcelona, estado Anzoátegui, fue una sensación por esa combinación de habilidad para conectar la bola hacia todos los lados del terreno, de darle con fuerza. Eso combinado con la velocidad en sus desplazamientos, en el corrido de las bases, con un potente y certero brazo, además de una sólida defensa.

Eran esas condiciones que exhibía Salazar las que lo llevaron a convertirse en uno de los peloteros más completos de la historia de Venezuela y las que lo colocaron como uno de los ejes centrales de los Tiburones entre 1982 y 1986, período en el que ganaron tres de los siete títulos que hoy exhiben en sus vitrinas. “En esa guerrilla estábamos Raúl Pérez Tovar, Alfredo Pedrique, Juan Francisco Monasterio, Argenis Salazar, Oswaldo Guillén y Gustavo Polidor, después hubo un gran pelotero, una de las súper estrellas en la historia de los Tiburones, que se incorporó a la guerrilla como lo fue (Carlos) “Café” Martínez, y bueno para nosotros fue una experiencia bastante positiva porque conseguimos bastante campeonatos y los saboreamos durante décadas. Nosotros sabíamos jugar la pelota y no tenían que decirnos nada. Ese equipo jugaba solo. En una oportunidad tuvimos managers como Oswaldo Virgil, José Martínez y nosotros jugábamos solos. La única cosa que ellos tenían que hacer era cambiar a los lanzadores, porque

Salazar arribando a home tras conectar jonrón en el estadio Universitario.

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Salazar en sus comienzos con la novena guaireña. Foto superior lado derecho: Salazar el día que la directiva de Tiburones le rindió un merecido homenaje (2011).

lo demás lo hacíamos nosotros. Nosotros salíamos al terreno con una misión, empujar contra el contrario y así ganábamos los juegos en los momentos de apremio”, describió Salazar, a quien se le iluminó la cara mientras hacia su relato con una sonrisa. Esa época, en la que los Tiburones tomaron el mote de guerrilla por la lucha interna que había por jugar todos los días, lo que no era fácil debido a la cantidad de infielders y del gran talento con el que contaba el equipo, el negocio del beisbol también era un poco distinto a como lo es actualmente, por eso cree Salazar que ellos tuvieron la oportunidad de brindar lo mejor y de quedar enmarcados como una de las mejores generaciones de peloteros que se haya visto en la liga. “En aquellos años nosotros nos inspirábamos en salir al terreno y ganar, sin pensar en el dinero, como se hace hoy. Eso ha cambiado muchísimo. Para nosotros todos los años era muy importante participar con los Tiburones de La Guaira y tratar de conseguir otro campeonato”, expresó Salazar, quien agregó:

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“En aquellos años había muy pocos en Grandes Ligas que representaban a nuestro país. Nosotros (David Concepción, Manny Trillo, César Tovar, Víctor Davalillo, Bo Díaz) solo descansábamos una semana y nos integrábamos a cada una de nuestras divisas para competir y ganar los campeonatos. En los Tiburones teníamos una química bastante especial”. Pero en esa guerrilla los logros no solo venían de la calidad y el empuje de los jugadores de La Guaira, también había un factor externo al juego que tenía influencia en los resultados y éxitos del equipo, como lo fue el apoyo de su entusiasta afición. “Con la guerrilla le dimos muchas satisfacciones a la gran fanaticada guaireña, una de las mejores y que de verdad nos respaldó durante todos esos años, en los que nosotros le brindamos lo mejor nuestro beisbol, aprendido aquí en Estados Unidos. La afición tenía mucho que ver en la participación de cada uno de los jugadores venezolanos que cada año íbamos a jugar allá con los Tiburones, por eso donde tú encuentres a un fanático de los Tiburones, sea en Venezuela o afuera, lo primero que se recuerda es de la gran guerrilla. Eso muestra lo importante que fue eso en la historia del equipo”, aseguró Salazar. La idiosincrasia de ese grupo aguerrido de peloteros dejó un legado para el futuro de la franquicia y sus siguientes jugadores. Ese es el mayor valor, según el propio Salazar, que dejó la guerrilla. “Esa viveza, esa forma de jugar, de entregarnos que teníamos en la guerrilla fue lo que nosotros le dejamos a la fanaticada y a los muchachos que se han desarrollado en los Tiburones de La Guaira”, sentenció con el orgullo de quien fue uno de los arquitectos, dentro del terreno, de esa leyenda.


El momento que yo conservo con más agrado en mi historia con los Tiburones de La Guaira fue el día de mi retiro, en el año 1993

La hora del adiós, el momento para un nuevo camino Tomar la decisión de retirarse de cualquier actividad que se ha realizado por la mayor parte de nuestra vida no es fácil, mucho menos el hacerlo en esa profesión donde hemos vivido nuestros mejores y también peores momentos. Sin embargo, al final es una decisión que se debe tomar consciente de que hay que iniciar otro camino, otra vía para continuar adelante. Eso fue lo que le dio valor a Salazar para que en 1993 le pusiera fin a su carrera profesional como pelotero, luego de 17 campañas en el beisbol profesional venezolano y de haberse ganado el título de “Tiburón Mayor”, además de haberse convertido en el primer jugador en la historia de la franquicia en ganar el premio de Jugador Más Valioso en la 87-88. “El momento que yo conservo con más agrado en mi historia con los Tiburones de La Guaira fue el día de mi retiro, en el año 1993. Ese fue el momento más emocionante, en el que sentí el respaldo de cada una de nuestras figuras que me acompañaron, incluso jugadores de otros equipos. La fanaticada no quería que colgara ese número tres, pero yo pensaba que ya era el momento de hacerlo y lo hice”, aseguró Salazar aún con la emoción de recordar esa fecha especial, en la que se desempeñó en todas las posiciones. “Fue emocionante”. Pero no tuvo que esperar mucho tiempo para seguir vistiendo la camiseta del equipo, pues el dueño, Padrón Panza, ya tenía un plan para él, asignarlo como manager. “Después del día de mi retiro, Padrón conversó conmigo y me dijo que el equipo estaba a la orden si estaba en posición de dirigir, y al año siguiente lo hice, estaba listo porque me venía preparando en los últimos años para dar ese paso en mi carrera”, contó, antes de continuar: “Dirigir a los Tiburones de La Guaira fue fácil, porque ya conocía todo lo que requería el club para enrumbarlo, además sabía los jugadores que tenía y también el respeto que ellos tenían hacia mí”.

Salazar rumbo al plato.

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Salazar con su peculiar estilo de batear.

Esa etapa no resultó sencilla, ya que le tocó tomar las riendas de la novena en uno de los momentos de mayor crisis, en la que el talento y los recursos del equipo eran limitados y los resultados, obviamente, negativos. Sin embargo, bregó y se fajó para mantenerse al frente por seis temporadas, la mayor cantidad que un estratega ha estado al mando de los Tiburones, y para no dejar perder ese privilegio que resulta vestir el uniforme de La Guaira. “En momentos hubo jugadores bastante complicados, pero siempre salimos adelante y gracias a Dios la fanaticada me ayudó”, dijo Salazar con un pequeño suspiro, que quizás refleja el anhelo truncado de llevar a su equipo al campeonato en esos seis años que lo dirigió.

De la mano de Padrón, con él todo Uno de las mayores fortunas de Luis Salazar en los Tiburones fue la relación que forjó con el dueño del equipo, Pedro Padrón Panza, el arquitecto de la fran-

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quicia y uno de los visionarios del progreso del beisbol profesional venezolano. “Uno de los hombres más importante de mi carrera fue Pedro Padrón Panza. Lo digo de esta manera porque en el año 1985, que fue el más difícil de mi carrera, en el que me lesioné -la rodilla izquierda, lo que mermó sus condiciones- jugando con los Medias Blancas de Chicago y no pude jugar durante dos años, la única persona que estaba pendiente de mí, aparte de mi familia, era Padrón, quien me llamaba por teléfono y me ponía a escuchar los juegos por la radio”, reveló Salazar, quien agregó: “Él sentía que su jugador A-1 estaba atravesando por momentos difíciles y para mí era un alivio escuchar todos los días a Padrón”. Hablar de la personalidad que tenía Padrón, de la forma en la que amaba al beisbol y a sus Tiburones hace que el número tres del equipo no ahorre en elogios y se desboque en detalles y logros de quien llegó a sentir como a un padre.


“Era un hombre noble, que quería lo mejor para sus jugadores y los recompensaba con muchos premios, con el respaldo de dueño y amigo, por eso en los momentos difíciles él siempre estuvo con todos ellos. Como dueño era fanático de su equipo. Era un hombre que estructuró uno de los mejores clubhouse de Venezuela, de Latinoamérica e incluso de algunos de Estados Unidos. Le decía a sus jugadores que se ganaran su trabajo y más adelante serían recompensados y así hacía, de verdad”, aseguró. “A Padrón hay que hacerle un monumento donde quiera que se encuentre. Él engranaba un club para ganar todos los años. Era un hombre con una visión extraordinaria, que hablaba muy poco inglés, pero que tenía una habilidad increíble para negociar con los americanos y los criollos. Era recio en ese particular, porque como él decía a él nadie nunca le dio nada y todo lo que tenía se lo había sudado y así tenían que hacer los demás”, sentenció Salazar, que luego confiesa que de Padrón aprendió ese valor de superación.

De rodillas ante los fanáticos En la carrera y vida de Luis Salazar los fanáticos lo han apoyado en los buenos y malos momentos, tanto dentro como fuera del terreno de juego. Por ello dos de los mejores momentos de su vida fueron en su regreso al estadio Universitario de Caracas, luego de la lesión en su rodilla izquierda en 1985, que puso en vilo su carrera profesional, y tras el pelotazo que sufrió en su ojo izquierdo, que lo dejó sin visión en él, días después de nuestra conversación con él en el dugout de los Bravos de Atlanta, en Lake Buena Vista. “Quiero recordar y agradecer el gran momento que me brindó la fanaticada cuando regresé al juego, en la temporada 87-88, después de venir de la lesión, y cuando los Tiburones me retiraron el número, después de perder mi ojo izquierdo. Recuerdo esas grandes ovaciones de la fanaticada guaireña y del equipo contrario también. Esos creo que son los dos momentos inolvidables en mi carrera con los Tiburones”, expresó con sentimiento Salazar. “Hablar de los Tiburones de La Guaira, de su historia y sus jugadores de verdad que es muy emocionante. Ellos me dejaron muchos sentimientos, muchos recuerdos positivos. Ser parte de esa historia es un gran honor”, se despidió el ‘Tiburón Mayor’.

Estar en el roster de los Tiburones de La Guaira no era fácil, porque había tantas estrellas al frente que nosotros teníamos que trabajar el doble.

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quinto inning E

l extraordinario desempeño cumplido por Tiburones de La Guaira a lo largo de la campaña 2011-2012, gracias,

entre otras cosas, a la actuación sobresaliente de talentosos jovencitos que han surgido del programa de desarrollo de la organización como, por ejemplo, Héctor Sánchez, José Alberto “Cafecito” Martínez y Miguel Rojas, es apenas una muestra del empeño de la directiva del equipo, encabezada por Francisco Arocha y Antonio Herrera, por darle continuidad a la obra que inició Pedro Padrón Panza, quien siempre propició la idea de ofrecerle a los seguidores del club que hoy arriba a cincuenta años, material criollo de primerísima calidad para obtener buenos resultados. Pero ese proceso de continuidad a través del reclutamiento de talento de excelencia, iniciado por Padrón a mediados de los años sesenta con las firmas de los pitchers Héctor Brito, Juan Quintana y Carlos “Morocho” Moreno y los jugadores de posición Remigio Hermoso, Enzo Hernández y Euclides Camejo y que siguió su curso en los setenta con Robert Marcano, Romo Blanco, Luis Mercedes Sánchez, Juan Francisco Monasterio, Luis Salazar, Raúl Pérez Tovar, Luis Lunar; en los prósperos ochenta con Alfredo Pedrique, Gustavo Polidor, Argenis Salazar, Norman Carrasco y Oswaldo Guillén y en los discretos noventa con Felipe Lira, Carlos Subero, Alejandro Prieto, Carlos Mendoza, Rafael Álvarez, Alex Cabrera y Jorge Julio Tapia, tuvo una suerte de receso hasta mediados de la primera década del nuevo milenio, cuando Arocha y Herrera llegaron a asumir el reto de reestructurar el equipo. QUINTO INNING / VOLVER A EMPEZAR / 99


Confianza en nuestro talento Una de las primeras recomendaciones que Oswaldo Guillén hizo a Arocha y Herrera cuando acababan de adquirir el equipo y lo visitaron en el campo de entrenamientos de los Medias Blancas de Chicago en Tucson, Arizona, fue: “No se casen con una sola organización de Grandes Ligas para conseguir los jugadores importados y procuren hacer un esfuerzo por obtener talento joven y contar con técnicos venezolanos”. Casi de inmediato se puso en práctica la sugerencia del experto

“Arocha y Herrera no conocerán mucho de pelota, pero no dejan que el muchacho se le muera en los brazos”. Ramón Guillermo Aveledo

dirigente y ex pelotero de Tiburones con lo del recurso humano nativo. Aprovechando la excelente capacidad de dos técnicos como Flores Bolívar y Richard Sanabria, ambos establecidos en los Valles del Tuy, se tomó la decisión de ampliar la base criolla con un agresivo plan de reclutamiento de talento. En este sentido, Arocha confirma que se ha aprendido mucho en ocho años. Especialmente que el desarrollo de un equipo no solo depende de los recursos con los que se cuenta, algo que desde luego es muy importante, sino que también hay que tener buenas relaciones con las organizaciones de Grandes Ligas, con las cuales no se puede competir en materia de estructura de scouteo. Cuando Arocha y Herrera llegan a Tiburones había una estrechísima relación, casi que exclusiva, con Atlanta. De hecho, el mejor talento nuevo con el que contaban pertenecía a los Bravos: Gregor Blanco, Luis Hernández, Maximiliano Ramírez, José Ascanio, Carlos Rivas y Reyner Laya. En materia de competencia, Tiburones no tuvo otra alternativa al principio de la gestión Arocha-Herrera que nutrirse con jugadores dejados en libertad por otros clubes y depender de importados de Medias Blancas y Orioles de Baltimore, recomendados por Guillén y Jesús Alfaro. Algunos de esos peloteros criollos que llegaron de otros clubes, como Oscar “Cachi” Salazar, dieron buenos resultados, otros no, mientras que la mayoría de los refuerzos extranjeros apenas llenaron las expectativas.

Aprendizaje en vivo Eso permitió sobre la marcha de esos inicios ir acelerando el proceso de desarrollar talento con ese par de hombres claves como Bolívar y Sanabria, quienes tienen tanto mérito para Arocha y Herrera como el aporte que desde la oficina brindaron en esa primera etapa Domingo “Tortuga” Fuentes y Manuel Urbina. 100 / QUINTO INNING / VOLVER A EMPEZAR


En las dos primeras campañas de la nueva gestión Tiburones tuvo cinco managers y ganó 52 de 124 encuentros que disputó en campaña regular, con Jesús Alfaro, Luis Aparicio y Russell Vásquez en plan de estrategas durante el certamen 2004-05, en el cual llegaron a sufrirse hasta catorce derrotas de manera consecutiva, en tanto que Omer Muñoz (de interino) y Joey Cora llevaron las riendas del club en la temporada 2005-06, dejando récord de 31-31. Ramón Guillermo Aveledo, presidente de la Liga Venezolana de Beisbol Profesional para aquella época, llegó a decir que Arocha y Herrera “no conocerán mucho de pelota, pero no dejan que el muchacho se le muera en los brazos”, refiriéndose a la forma como resolvieron e hicieron correcciones al momento de solventar los inconvenientes que forman parte de la dinámica diaria de la pelota rentada. La experiencia en la segunda temporada, edición 2005-2006, con Joey Cora, fue satisfactoria, aunque lamentablemente el puertorriqueño con amplia experiencia como técnico de Grandes Ligas no se animó a regresar para la zafra 2006-07. QUINTO INNING / VOLVER A EMPEZAR / 101


Luego siguió en vigor la estrecha relación con los Medias Blancas y para el torneo 2006-2007 se contrató como piloto a Anthony “Razor” Shines, conocedor de la liga porque había jugado en cuatro campañas de los años ochenta con Zulia y Magallanes y venía de ser Manager del Año en AA con su organización. Shines vino acompañado de los mejores prospectos de su organización, como Ryan Sweeney, Josh Fields, Brian Anderson, Boone Logan y Sean Tracy, y los veteranos Stephen Randolph y Tim Tredding, quienes acababan de estrenarse en Grandes Ligas o lo harían al año siguiente. Shines fue separado del cargo al terminar el mes de octubre cuando apenas pudo ganar 5 de 15 juegos antes de ser despedido. La directiva colocó entonces al frente del equipo a Flores Bolívar. Los peloteros importados no llenaron las expectativas y el cubano Julio Viñas terminó al frente del club para completar trilogía de managers en ese certamen. El presidente del club, Francisco Arocha, se sumó a la samba como tambor mayor, para festejar el pase a la serie final de la temporada 2011-212 Arocha considera que las buenas relaciones con las organizaciones de Grandes Ligas son muy importantes para el éxito

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El siguiente certamen marcó el regreso de Viñas, quien no pudo completar la contienda 2007-08. Fue cesanteado después de 39 encuentros en los que dejó balance de 17-22 y lo sustituyó Carlos Subero, quien daría estabilidad a la dirección técnica de Tiburones por los próximos tres años hasta que en medio del campeonato 2010-2011 dio paso a Phil Regan y éste a su vez le entregó el mando a Marco Davalillo. Dos veces antes de aceptar se le ofreció el cargo de manager a Davalillo por considerar que se ajustaba perfectamente al modelo de estratega que estaba buscando la directiva, en base a un candidato con personalidad, competente, con cualidades para formar peloteros y que pudiera dedicarse exclusivamente a este trabajo durante todo el año. A lo largo del certamen 2011-2012, D avalillo demostró que era el manager que necesitaba La Guaira para llegar a la serie final por primera vez en los últimos 26 años. El es el presente y el futuro de Tiburones, es parte de la continuidad y junto a Jorge Velandia, quien lleva dos años en la gerencia deportiva, están completamente identificados con el proyecto y empeñados en lograr ese título que está tan cerca.

A lo largo del certamen 20112012, Davalillo demostró que era el manager que necesitaba La Guaira para llegar a la serie final por primera vez en los últimos 26 años.

Liga Paralela: producto de Grandes Ligas Luego de la frustrante experiencia con Anthony Shines y la importación de ensueño que se contrató para la campaña 2006-2007, la organización litoralense decidió darle mayor fortaleza al proyecto de desarrollo de talento criollo. Con los técnicos Flores Bolívar y Jesús Alfaro aumentan de uno a dos equipos en la liga paralela y trasladan la sucursal de Barquisimeto a Carabobo. La presencia de Alfaro, hombre de gran experiencia, curtido en el trabajo de ligas menores con la organización de Baltimore, fue de gran apoyo para Flores Bolívar y le dio la razón a los directivos de no dejar en manos de terceros el aspecto de la formación de talento. Posteriormente llegaron Carlos Subero y Francisco Cartaya, quienes corrigieron algunos detalles y siguieron dándole continuidad a un proyecto que ha formado, entre otros jugadores, a Eduardo Escobar, Miguel Rojas, Ehire Adrianza,“Cafecito” Martínez y Héctor Sánchez, entre otros, lo que puede considerarse como la primera camada de un proyecto que se creó en las oficinas QUINTO INNING / VOLVER A EMPEZAR / 103


Antonio Herrera, hombre de retos

de Tiburones y que con sus errores y sus aciertos está produciendo estupendos dividendos. Dicho plan tiene definidas dos etapas. Una primera de evaluación, reclutamiento y firma de jóvenes y una segunda como complemento del plan de crecimiento con dos filiales en la liga paralela. Esta última parte permitió a Arocha y Herrera crear un producto para ofrecerle a las organizaciones de Grandes Ligas. Al contar con dos filiales en la Liga Paralela le propusieron a varios equipos de MLB asociarse con Tiburones en un equipo en el que pudieran incorporar de doce a veinte prospectos, aportando los costos del salario de los jugadores que les pertenezcan, material deportivo como uniformes, bates y pelotas, mientras que La Guaira se compromete a asumir costos de personal técnico y la llamada contingencia laboral en Venezuela. 104 / QUINTO INNING / VOLVER A EMPEZAR


Diseñado el proyecto, Arocha y Herrera recorrieron las oficinas de cinco organizaciones de Grandes Ligas: Cascabeles, Orioles, Dodgers, Angelinos y Medias Rojas. En Boston y Los Ángeles consiguieron la mayor receptividad y finalmente se comprometieron con los Dodgers en un joint venture o acuerdo comercial, gracias a la aprobación que le dio el gerente general, Neel Colletti y su asistente en materia de desarrollo de jugadores, Dejon Watson. La ejecución de dicho proyecto quedó a cargo de Subero y Cartaya, quienes casi inmediatamente después pasaron a formar parte de la nómina de los Dodgers, uno como manager en ligas menores y el otro como buscador de talento. El acuerdo que mantienen con los Dodgers ha resultado muy beneficioso. Herrera asiste a las reuniones anuales del sistema de sucursales y recibe trato de afiliado. Desde luego que este acuerdo ha servido para fortalecer relaciones con otras organizaciones.

Estructura moderna En la parte administrativa resultó fácil modernizar el aspecto contable con personal especializado que facilitó la transición. Luego se pasó al aspecto de mercadeo, con estrategia propia de registro de marca y productos, apertura de tiendas y sistema de distribución nacional de mercancía exclusiva. También se creó algo de gran importancia como el sistema de abonos, el cual aspira incrementarse a cinco mil abonados en la próxima campaña. La participación de Empresas Polar como uno de los primeros patrocinantes del equipo ha sido importantísima para el equipo. Pero también se ha evolucionado notablemente en estos ocho años con la diversificación de clientes, al extremo de llegar a contar con 34 patrocinantes, cosa que permite medir el crecimiento de esta área gerencial y su amplia cartera de contactos. Finalmente, Arocha y Herrera se apuntaron un éxito en la Liga Venezolana de Beisbol Profesional con la iniciativa de proponer la creación del área VIP en el parque de la Ciudad Universitaria, proyecto que de inmediato lograron implementar en las plazas de Maracay y Valencia con la aceptación de Tigres y Navegantes.

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entre inning

entrevista a

LA HISTORIA EN UN PENDRIVE

leonardo campins

Leonardo Campins, Gerente General del equipo Tiburones de La Guaira, es el encargado de todas las operaciones del equipo. Es el responsable de la administración, mercadeo, comercialización de publicidad y el complicado aspecto logístico del estadio Universitario desde que Antonio José Herrera y Francisco Arocha adquirieron el equipo en el año 2004. ¿Cómo llegaste a la gerencia de Tiburones? Trabajaba en el grupo donde Francisco Arocha y Antonio Herrera eran accionistas y ellos decidieron comprar el equipo. Comencé como asesor administrativo ayudando a montar las estructuras, pues recibimos un equipo con mucha historia pero sin presente, sin empleados, sin administración, debido a un litigio entre dos grupos que querían comprarlo y un grupo que quería vender. Nosotros éramos uno de los que queríamos adquirir la divisa escuala. ¿Qué conseguiste para iniciar tu trabajo? Todo había desaparecido en el equipo, no había nada. Cuando llegué me dijeron que había una persona que me iba a ayudar, de nombre Marián Ñáñez era la persona que tenía toda la historia de Tiburones de las últimas temporadas en un pendrive. Eso era lo único que existía del equipo. No había ningún soporte documental del funcionamiento del club. En ese pendrive estaban los ingresos, gastos, sueldos de peloteros, de empleados, cuánto se gastaba en mercadeo, en compra de uniformes, en el estadio, etc. La información de Marián, actualmente la Gerente de Administración y Mercadeo, era muy valiosa para nosotros, pues, como dijimos, no había documentación de ningún tipo sobre el equipo y teníamos que montar toda la estructura administrativa y deportiva lo más rápido posible porque el inicio de temporada estaba cerca. ¿Implementaste alguna estrategia? Comenzamos por armar cuatro grandes esquemas o estructuras que son la base del negocio del beisbol:


los peloteros, los fanáticos, los patrocinantes y los empleados que se encargan de hacer que tanto los fanáticos como los jugadores estén contentos. Fue en esa dirección que comenzamos a trabajar duro partiendo, desde cero, en un pequeño espacio dentro de las instalaciones del Hotel Tamanaco, donde operamos durante tres años. El litigio terminó tres meses antes de comenzar la temporada 2004-2005, y fue a partir de allí cuando en verdad pudimos comenzar a trabajar en las cuatro vertientes que nos propusimos. Hacerlo antes fue imposible porque la disputa fue pública y entonces los proveedores, contratistas, etc., no sabían con quien entenderse porque había dos oficinas, dos grupos que decían ser los dueños. ¿Cómo inician el proceso de reclutamiento de talento? Tres meses antes del inicio de la temporada, comenzamos a trabajar con todos los hierros. En ese tiem-

po hasta logramos organizar a medias nuestra participación en la Liga Paralela, pues casi no contábamos con jugadores novatos. Posteriormente nosotros decidimos crear dos clubes en la Paralela. Fíjate que el trabajo que hemos hecho en el desarrollo de peloteros está dando resultados muy favorables. Este año vimos a jugadores criollos nuevos, de gran calidad como Héctor Sánchez, Miguel Rojas, Salvador Pérez, Ehire Adrianza, entre otros. Yo me encargo de discutir los salarios con estos muchachos, es la actividad en el ámbito deportivo que la directiva me ha encomendado, luego que la Gerencia Deportiva decide firmar a determinado jugador.

Leonardo Campíns (izquierda) junto a uno de los propietarios del club escualo, Antonio Herrera.

Cómo se manejan con la UCV para el alquiler del estadio? Afortunadamente logramos constituir un condominio del estadio Universitario con los Leones del Caracas. Antes, Tiburones hacía sus actividades y Leones las suyas, todo separado. Al crear el condominio

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es decir, al menos en el round robin. Nadie aspira que su equipo quede campeón todos los años, eso no pasa en ninguna liga del mundo, pero el fanático siempre piensa que quiere ir a ver pelota en posttemporada y nosotros somos los responsables de que en enero nuestros fanáticos estén viendo beisbol. Y luego de ocho años al frente del club, logramos, afortunadamente, este año meter al equipo en una final. Fue muy satisfactorio ver centenares de personas vistiendo la franela y la gorra de Tiburones, un apoyo que no tiene precio. Tuvimos un promedio de 7.500 personas por juego en la ronda eliminatoria y 12.000 en el round robin y 13.500 en la final. En general, nosotros estamos muy contentos con el desempeño que tuvo el equipo en la zafra 2011-2012. No ha sido fácil cuando tú tienes que comenzar desde cero cualquier actividad. Pero bueno, creo que hemos logrado consolidar una excelente organización en todos los ámbitos del negocio del beisbol.

Uno de los aspectos que más atención le presta la directiva escuala al espectáculo del beisbol, es el servicio al fanático.

comenzamos a trabajar en conjunto y mejoró sustancialmente la atención al fanático. Este acuerdo también permitió bajar los costos no sólo con los proveedores sino también en el contrato de arrendamiento con la Fundación UCV. Nos unimos los dos clubes para tener más fuerza y poder mejorar el estadio en todos los aspectos. Es así como hemos logrado hacer inversiones conjuntas en una nueva pantalla, en nuevas sillas, mejoramos el sonido interno, el campo ahora está mucho mejor. Logramos crear un área VIP que al principio era de 200 personas y hoy ya alcanza las 2000. Allí prestamos un excelente servicio. Atendemos a los espectadores directamente en su silla, tanto en alimentación como bebidas. ¿Serías capaz de resumir la gestión de ocho años? Los primeros tres años fueron muy duros para la organización puesto que Tiburones no pasó a la postemporada y hay que tener claro que el negocio de nuestro beisbol está basado en jugar en enero,

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¿Qué opinas de la dirección de Tiburones en el terreno y lo que viene? Esto fue muy duro, en los tres primeros años cambiábamos mucho de manager, luego llegó Carlos Subero, quien estabilizó el equipo. Paralelamente, Francisco Cartaya ha hecho un buen trabajo en lo que es búsqueda de talentos, y ahora llegó Marco Davalillo a asumir las riendas del equipo. Davalillo ha puesto disciplina y mantiene muy buena relación con los peloteros; a él lo vino a apoyar Jorge Velandia, quien hizo una excelente labor en la gerencia deportiva. Todo eso se tradujo en una temporada 2011-2012 exitosa en lo deportivo y económico. También para los fanáticos guaristas y para el beisbol en general. ¿Qué preparan para celebrar los cincuenta años de Tiburones? Estamos organizando varios eventos, vamos a darle beneficios a los fanáticos y queremos hacer programas especiales, estamos planificando que no sea un año común. En el área deportiva la idea es volver a la final y ganar el Campeonato. Los fanáticos no aspiran quedar campeones todos los años, pero tampoco esperan serlo cada 20 y pico de años, entonces ellos quieren su campeonato y se lo merecen, nos han apoyado en todo. Si tu vas a un juego de Tiburones y recorres la tribuna, el sesenta por ciento de las personas son las mismas siempre, gente que va pase lo que pase, aunque Tiburones vaya ganando o perdiendo por un score abierto, escuchas la samba y ves a las personas alegres y aplaudiendo.


¿Podrías precisar cuál es la clave del éxito de La Guaira en el terreno y en la oficina en estos momentos? Muchos de nuestros peloteros lo están haciendo muy bien, están llegando a Grandes Ligas. Antonio Herrera, Alejandro Herrera, Francisco Arocha y Jorge Velandia están haciendo un trabajo especial en el plano deportivo, para mantener excelentes relaciones con los equipos de Grandes Ligas, de manera que esos muchachos, a pesar de estar jugando en las mayores puedan venir a jugar con los Tiburones. Eso es un trabajo fuerte donde también el pelotero forma parte importante. Lo primero es que el pelotero quiera jugar y lo demás lo hace la Gerencia Deportiva con las relaciones que tiene con los equipos de Grandes Ligas. Hay una muestra muy evidente y se llama Francisco Rodríguez, uno de los mejores cerradores del mundo y todos los años viene a jugar con nosotros. Desde el punto de vista organizativo, somos una empresa completamente distinta a la del año 2004. Ahora tenemos una estructura para vender publicidad, salimos de las dependencias de dos o tres patrocinantes, que siguen siendo importantes y principales, pero hay otra camada de sponsors que se han incorporado, montamos una Gerencia de Mercadeo y Administración de primera línea y un trabajo operativo en el estadio excelente. Pasamos de 200 abonados a 3.200 abonados, de 6 anunciantes a 20 anunciantes aproximados, tenemos un distribuidor al mayor de souvenirs, dos tiendas al detal. Mejores negociaciones con los patrocinantes grandes y menos dependencia de dos o tres de estos patrocinantes.

recibimos un equipo con mucha historia pero sin presente...

¿Qué necesita el equipo? A los Tiburones les hace falta un Campeonato, mejorar el estadio, y la recuperación de La Guaira y el Litoral Central en general para que vuelva a ser la ciudad que era antes del desastre de 1999. Si eso tuviera las condiciones de antes, mucha gente vuelve y se convertiría en un tremendo lugar turístico, con buena economía. Así la gente asistiría más a los partidos para seguir a su equipo. Otros de los aspectos relevantes del club es que hoy en día tenemos una excelente página Web, también un área de prensa establecida, una buena administración, área de operaciones del estadio, donde Leones y Tiburones compartimos responsabilidades. Entre los dos hemos logrado hacerle muchas mejoras al espectáculo.

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LA FANATICADA MAS ALEGRE

sexto inning

La samba que anima a la fanaticada de Tiburones en cada juego en el estadio de la UCV

D

urante su medio siglo de actividad en la pelota profesional venezolana, los Tiburones de La Guaira no solamente

han complacido a su fanaticada con su buen desempeño en el diamante y su altísima producción de jugadores. La franquicia también se ha caracterizado en estas cinco décadas por el entusiasmo de su fanaticada, ese singular grupo de aficionados que constantemente alegra la tribuna y que siempre está “ligando” hasta el último episodio. A esa hinchada y a los personajes emblemáticos que durante cincuenta años no han hecho más que mostrar pasión por la divisa varguense, también hay que rendirle tributo en este momento de celebración muy especial, debido a que representa parte de la historia de la franquicia, por ser la fanaticada más alegre de la pelota profesional venezolana, la que día a día anima al club con su grito de guerra: ¡Tiburones pa´ encima!


Paseo histórico A lo largo de la historia de nuestro beisbol es incontable la cantidad de personajes que, por su singular comportamiento en los estadios, se han convertido en parte esencial del espectáculo. Así ha sucedido con hombres como Gustavo Caripa, a quien todos conocen como “El Pistachero Torero”, quien es un verdadero espectáculo en el estadio José Bernardo Pérez de Valencia, el “Cantinflas Cervecero” del estadio Universitario de Caracas y los inolvidables Jesús Alejandro Lezama y Gustavo Hernández. El primero conocido como “el corneta del Caracas”, quien aún anima con su pequeña trompetica las tribunas del parque de Los Chaguaramos cuando el conjunto capitalino juega allí; mientras que el segundo fue un icono del Magallanes en los primeros torneos de la Liga Venezlana de Beisbol Profesional, cuando hacía retumbar con su estridente sirena los graderíos del estadio Cerveza Caracas y del propio parque Universitario. Los estadios de Puerto La Cruz, Maracaibo y Barquisimeto también han tenido y tienen sus personajes emblemáticos. Antonia Evangelista Ruiz de Mejías es uno de ellos. “Toquita”, como se le conoce a esta simpática mujer que juego tras juego anima a las tribunas del estadio Alfonso “Chico” Carrasquel, es la fanática número uno de los Caribes de Anzoátegui, tanto que hoy es reconocida como un icono de la divisa oriental. En el Luis Aparicio “El Grande” las tribunas se estremecen actualmente cuando los aficionados disfrutan hasta más

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no poder de los ágiles bailes y singulares gestos de la popularísima mascota “Agui”, mientras que en el Antonio Herrera Gutiérrez de Barquisimeto la figura de Orlando “Guante Mágico” Catarí se ha convertido, tal vez sin querer, en todo un emblema del Cardenales. Encargado de recoger las pelotas en el terreno de juego, “Guante Mágico” ha logrado cautivar a los aficionados no precisamente por sus cualidades defensivas, sino por sus debilidades atrapando pelotas.

La Guaira y sus animadores Tiburones no solo tiene la fanaticada más alegre, sino las más hermosas mujeres

Pero sin duda alguna que los personajes y barras que han aupado a los Tiburones desde que el club saltó a la palestra pública en la temporada 1962-63, han sido incomparables, no sólo por su alegría sino por la pasión que han despertado entre los seguidores del equipo. Los primeros partidarios de los escualos que fueron al estadio a animar su equipo, la noche del estreno del club, lo hicieron de manera espontánea y con unos letreros que mostraban la imagen de un gigantesco tiburón. Esa idea surgió del grupo de fanáticos que asistió la tarde

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de ese miércoles 31 de octubre de 1962 a las instalaciones del Hotel Macuto, en el litoral central, para presenciar la rueda de prensa que dio la directiva del conjunto litoralense para mostrar los nuevos uniformes. La confección de dichos uniformes fue ordenada por José Antonio Casanova en la ciudad de Houston, Estados Unidos, y llegaron al país el 30 de octubre, es decir un día antes del inicio del campeonato, pero no fue sino al día siguiente cuando el propio Casanova y Pedro Padrón Panza lograron retirarlos de la aduana y los llevaron directamente al Hotel Macuto, donde hubo una rápida pero emotiva presentación de los mismos. Cuando los fanáticos allí presentes vieron los uniformes, comenzaron a gritar ¡Tiburones! Tiburones!, en franca alusión al gigantesco tiburón que lucían en la espalda las camisas del equipo. � La Guaira había despertado tanto entusiasmo entre los varguenses que, la noche del debut del equipo, las gradas de la derecha del estadio Universitario estaban colmadas de seguidores del nuevo club guaireño. Un buen número de ellos con carteles que decían: “¡Arriba Tiburones!, que aquí estamos nosotros”. Desde entonces, La Guaira recibió el apo-

Los primeros partidarios de los escualos que fueron al estadio a animar su equipo, la noche del estreno del club, lo hicieron de manera espontánea y con unos letreros que mostraban la imagen de un gigantesco tiburón. SEXTO INNING / LA FANATICADA MÁS ALEGRE / 113


do de Tiburones. Posteriormente, el legendario narrador Marco Antonio Lacavalerie, mejor conocido como el Musiú, calificó a los seguidores del equipo salado como “la fanaticada más alegre de la pelota venezolana”. Y no estaba equivocado el Musiú, pues esa fanaticada ha sido tan solidaria con el equipo que desde la segunda temporada del club en la LVBP se organizaron para animar a su querida divisa en cada partido que realizara la novena litoralense en Catia La Mar o Caracas. Norelys Rodríguez, la belleza siempre presente con Tiburones.

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Camisas negras, salsa y tres personajes A las pocas semanas de haberse iniciado el campeonato 1963-64, un grupo de 28 jóvenes guaireños, a cuya cabeza se encontraba el ingeniero Osorio, fundó una barra que metía bulla de verdad verdad. Los “salsómanos”, como denominaban a estos jóvenes, identificados con la nueva corriente musical que para entonces promovía el locutor Phidias Danilo Escalona, a través de Radiodufisora Venezuela, en su espacio “La Hora de La Salsa”, siempre llegaban al estadio antes de comenzar el juego. Pero no entraban allá sino en el segundo inning. Desfilaban desde la tribuna izquierda hasta la derecha, vestidos con sus camisas negras y con una alegría contagiante. Ellos, al igual que los integrantes de las barras de los otros equipos, habían logrado que Padrón Panza les otorgara pases de cortesía. Osorio declaró en una ocasión al diario La República que a “ellos

La barra con “salsa” contaba con un personaje al que bautizaron “Pepe el Gritón”. Y vaya que se hizo popular este señor. Su voz llenaba casi toda la tribuna.

nada los ligaba al equipo. Simplemente hicieron de La Guaira su club favorito para ir contra el Caracas”. La barra con “salsa” contaba con un personaje al que bautizaron “Pepe el Gritón”. Y vaya que se hizo popular este señor. Su voz llenaba casi toda la tribuna. “ARRIIIIIBA LA GUAAAIIIRA” Posteriormente, en la zafra 1964-65, estos alegres personajes adquirieron un instrumento que se oía a muchos kilómetros de distancia, un claxon o bocina de camión que funcionaba con una batería de automóvil. Su costo fue de 300 bolívares y la pagaron entre todos. Sus camisas negras también fueron adquiridas por cuenta propia. Años más tarde, surgió otra figura que se hizo muy popular en la tribuna de los Tiburones. Se trataba de un señor que animaba al club con un pañuelito blanco. Entonces comenzaron a llamarlo el “Hombre

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del Pañuelito”, fanático número uno de los Tiburones de La Guaira y quien durante años se encargó de alentar a la barra hasta que a fines de los años 70 surgió la figura una señora que no dejaba de animar a los Tiburones ni un segundo durante los juegos. Esa señora fue conocida como “La Abuela”. Poco después irrumpiría en el escenario beisbolístico criollo una agrupación musical que se caracterizaría por animar a los Tiburones bajo el contagioso ritmo de samba. Su entrada al estadio es recibida con una sonora ovación. De esas que le paran los pelos al más pintao. Y no es para menos porque La Samba no es sólo el suplemento vitamínico que le da energía a seguidores de los Tiburones de La Guaira, sino también a sus jugadores. Tanto los clubes como los aficionados contrarios, saben lo que les espera en el estadio Universitario. Jugar contra La Guaira es también jugar contra La Samba que, sin duda, es el décimo hombre en el terreno de juego. Se dice, con toda razón, que “la mejor fanaticada de la pelota local es la de los Tiburones”. Cómo no serlo si siempre está respaldada por un grupo de músicos que, temporada tras temporada, desde la campaña 1981-82 acompaña e imprime una contagiante alegría en las tribunas del lado derecho.

Al ritmo de Samba Los orígenes de La Samba, como se le conoce popularmente a la agrupación musical más popular del beisbol venezolano, se remontan a los últimos meses del año 1981, cuando el ex pitcher Carlos “Morocho” Moreno, quien seguía vinculado a Tiburones como técnico, le Atilano Hidalgo, “agitador” principal de la alegre fanaticada escuala

pidió a su primo César Barrios y al hoy difunto Hennry Pirela que asistieran al estadio con los integrantes de su agrupación que tocaba en algunos restaurantes de La Guaira, “Macuto Samba Show”, para animar el equipo en un encuentro contra Leones del Caracas. La fiesta comenzó ese día y desde entonces no ha parado todavía. El siempre visionario Pedro Padrón Panza, conversó con Barrios y acordaron que La Samba asistiría cada vez que La Guaira jugara en el Universitario o en Catia La Mar. “Padrón veía la alegría del público y eso le gustó. Nos pidió que fuésemos y nos comprometimos a ir sin cobrar nada. Somos fanáticos de los Tiburones y eso lo llevamos en la sangre y en el corazón”, contó Barrios, también conocido como “Chicho”.

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La estruendosa samba entra al estadio con toda su alegría poco después de iniciado el primer inning y hasta los contrarios se alegran con su llegada. “La gente se para, baila y aplaude. Nuestro objetivo es prender la fiesta y animar a todos los asistentes”, afirmó “Chicho”. “Poco a poco ha ido creciendo la agrupación, comenzamos con cinco o seis músicos y varios instrumentos y hoy somos casi veinte. Los timbales, redoblantes, granaderos, bombos y campanas hacen bailar hasta a los sordos de nacimiento”, finalizó “Chicho”.

Momentos inolvidables Son muchas las anécdotas que guarda La Samba y varias las generaciones que han pasado por ella. “Tengo tres hijos y los tres tocan con el grupo, explicó “Chicho”. Como él, son varios los músicos que tocan con sus descendientes o familiares. La anécdota que más recuerda fue cuando los escualos lograron su último campeonato, en la temporada de 1985-86. “La bulla era ensordecedora y la emoción indescriptible. “Fue un día muy especial”, recuerda Barrios con nostalgia. Otro momento importante fue hace ocho años. La tristeza y la alegría se mezclaron cuando La Samba regresó al estadio en enero de 2000, apenas unas semanas después de la tragedia que azotó al estado Vargas en diciembre del año anterior. “El campeonato había sido suspendido, había luto nacional y esa mañana de enero al regresar al estadio Universitario frente a los Leones del Caracas, todos se pusieron de pie, corearon y aplaudieron nuestra llegada”, relató emocionado “Chicho”. La Guaira se secó las lágrimas para dar paso a las sonrisas. Vargas seguía vivo. Hoy día, La Samba mantiene viva la fiesta en las tribunas del Universitario. Cómo será si los Tiburones conquistan el campeonato.

Alexandra Braun, con los Tiburones.

Seguro que el grito de guerra se escuchará en toda la geografía nacional…Ehhhhh La Guaira…Uuhh.

SEXTO INNING / LA FANATICADA MÁS ALEGRE / 117


Entrevista a

José Carvajal “Máquina”

entre inning

José Carvajal, todo un personaje en la historia del club La Guaira

A TODA “MÁQUINA” DURANTE 22 AÑOS CON TIBURONES

Formó parte del equipo en seis de los siete títulos que ha conseguido la franquicia en la pelota profesional venezolana. Como uno de los personajes más populares en la historia de los Tiburones de La Guaira, José Heriberto Carvajal Iriarte tiene infinidades de anécdotas que contar por el hecho de haber integrado las filas del club en buena parte de estos cincuenta años que se están celebrando. Ni siquiera quienes han estado directamente vinculados al equipo en este medio siglo, pueden identificar al señor Carvajal, si antes no se les habla de “Máquina”, alias que heredó de su padre, el señor Ismael Carvajal, desde los días en que le ayudaba a vender granizados en el estadio César Nieves de Catia La Mar, cuando Tiburones comenzó sus entrenamientos en la pelota profesional, a finales de septiembre de 1962. “Siempre fui fanático del equipo, desde que salieron los Tiburones”, rememora “Máquina”, quien nació en el sector Pueblo Nuevo, de La Guaira, el 4 de febrero de 1950. “Recuerdo que tenía unos doce o trece años y con un grupo de amigos subíamos a Caracas en los viejos autobuses de circunvalación para ir a ver los juegos en el estadio de la Ciudad Universitaria. Con apenas medio (Bs 0,25) se hacía el viaje de ida y vuelta”. Con el negocio de los granizados, Carvajal se hizo popular entre los jugadores. Como Tiburones entrenaba en el estadio de Catia La Mar, le daba crédito a los peloteros. “Siempre me he llevado bien con los peloteros, probablemente sea porque también jugué pelota. Llegué hasta la categoría juvenil con el OSP de La Guaira. Era la época en la que Graciano Ravelo tenía el equipo Coche, jugábamos contra él y unos cuantos jugadores de ese entonces saltaron al profesional como Alfonso Collazo, José Salas y Héctor Artiles. Ayudé bastante a mi papá con el negocio, le fiaba los raspados a los peloteros y ellos me cancelaban los viernes, cuando cobraban el viático”.


Con el negocio de los granizados, Carvajal se hizo popular entre los jugadores. Como Tiburones entrenaba en el estadio de Catia La Mar, le daba crĂŠdito a los peloteros

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Arriba: Carvajal lanza la primera bola en un homenaje que le rindió la Asociación Única de Peloteros Profesionales La familia Padrón acostumbraba a celebrarle el cumpleaños a “Máquina” en el Club House

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Al equipo La Guaira llegó a trabajar en 1965, recomendado por el entrenador Filistre Pacheco. “Siempre me ha gustado trabajar. En ese año de 1965 estudiaba cuarto grado en la escuela Emilio Gimón Sterling. El señor Pacheco, que era coach del equipo Urbanos doble A, habló con el señor José Baladí, un turco que era asistente del señor Pedro Padrón Panza. Se enteró que estaban buscando un muchacho para que recogiera las pelotas y me reco-

mendó. Primero estuve en los entrenamientos en Catia La Mar y luego subí a Caracas para la temporada y me quedé con el equipo como recoge bates por 22 años, hasta 1987. Estuve presente en seis de los siete títulos que ha ganado el equipo”, dice orgullosamente Carvajal. “Recuerdo que me tocó sustituir a un par de muchachos que estaban a cargo de los bates y las pelotas, no recuerdo sus nombres exactamente, a uno lo llamaban `El Portugués` y a otro le decían `Pincho`”, afirma. “Me hice cargo de las dos cosas desde el primer día que comencé a trabajar. En ese entonces la oficina de Tiburones estaba en la calle Bolívar de La Guaira, muy cerca de la Plaza Vargas”. A lo largo de más de dos décadas con el club, Carvajal conoció a muchos fanáticos fieles a la causa litoralense. “El equipo La Guaira siempre ha contado con muchos animadores en las tribunas, que le daban alegría al espectáculo. Tengo muy buenos recuerdos, por ejemplo, del señor Enrique Gómez, quien fue uno de los fundadores del equipo y después que vendió sus acciones a Padrón Panza, siempre estaba en la tribuna aupando a los muchachos. También recuerdo el entusiasmo que ponían personajes como `Pepe El Gritón` (José Tovar era su nombre), una muchacha vecina mía de La Guaira llamada Lupe, la señora Luz Meleán, a quien llamaban la abuela de los Tiburones, una señora de origen argentino que asistía a todos los juegos a principios de los años ochenta, el famoso “Pañuelito” y, por supuesto, la Samba”.


¿Cómo animaba la fanaticada al equipo antes que surgiera la samba? “Cantaban animados por `Pepe El Gritón`, quien también puso de moda el sonido de la corneta de camión que en una época caracterizó a la barra de La Guaira. La corneta, que sonaba durísimo, funcionaba con la batería de un carro”. ¿Recuerdas algunas de las canciones? “Sí, como no. Por cierto que le di una de esas canciones a la samba durante la final de enero de 2012 y no la escuche, decía así, a ritmo de conga”: Dicen que La Guaira no salía ya… Dicen que La Guaira no salía ya… La Guaira está en el campo batallando por su honor Ah.. Ah… Ah… La Guaira ya ganó.

Padrón Panza y Aparicio A lo largo de todos los años que estuvo en las filas de Tiburones, Máquina aprendió muchas cosas. Especialmente de dos personajes. El propietario, Pedro Padrón

Panza, le enseñó la importancia del trabajo honesto y de Luis Aparicio aprendió el valor de la amistad. “Perucho era un fenómeno para trabajar con el equipo. Particularmente en mi trabajo me contaba las pelotas antes y después de las prácticas. Siempre hacíamos un show con eso, era una persona que le gustaba economizar mucho y adoraba a su equipo. Siempre peleábamos, me iba y regresaba”, recuerda Carvajal. Con Aparicio me ha unido siempre una amistad muy especial, me aprecia y yo lo aprecio. A principios de los años setenta me convenció para ir a trabajar con las Águilas del Zulia en un grupo de técnicos en el que estaban su padre del mismo nombre, “Chico” Carrasquel y Domingo Barboza. Cuando nos tocó enfrentar a La Guaira por primera vez, no sabía qué hacer. Una vez que Zulia quedó eliminado esa misma temporada 1970-71, regresé a Caracas y Padrón Panza me ofreció trabajo otra vez, en plena semifinal contra Caracas. Barrimos a los Leones en tres juegos y en la final dimos cuenta de Magallnes en siete partidos”.

Integrantes del equipo Tiburones de la temporada 1985-86. En cuclillas, segundo de derecha a izquierda, el recoge bates José Carvajal.

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Pedro Padrón Panza cantándole el cumpleaños feliz a “Máquina”.

Su segunda salida del equipo también la propició Aparicio al llevarlo a Barquisimeto cuando lo nombraron estratega de Cardenales de Lara para la contienda 1972-73. “Allí ocurrió algo parecido. Eliminaron a Cardenales y Padrón volvió a contratarme en plena semifinal para Tiburones, solo que en esa ocasión nos eliminó Caracas en seis juegos de la semifinal”.

El “Todos Estrellas” de “Máquina” Carvajal estuvo en las filas litoralenses hasta la campaña 1985-86 cuando quedaron campeones los Tiburones por última vez. Por tantos años de servicio en la cueva de los escualos, tiene propiedad para ofrecer dos alineaciones ideales de todas las épocas, divididas en figuras criollas y extranjeras. Entre los criollos, dirigidos por Pompeyo Davalillo, coloca a Víctor Colina en la receptoría; Oswaldo Blanco en la inicial; Robert Marcano en la intermedia; José Herrera en la esquina caliente y Luis Aparicio en

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el shorstop, en tanto que en los jardines, de izquierda a derecha, ubica a Ángel Bravo, Raúl Pérez Tovar y Pipo Correa. En el cuerpo de abridores incluye a Felipe Lira, Aurelio Monteagudo, Carlos “Morocho” Moreno, Romo Blanco y Héctor Brito y en el bullpen a Luis Mercedes Sánchez, Luis Lunar y Jorge Julio Tapia. Su alineación ideal de jugadores extranjeros está conducida por el cubano Preston Gómez y la integran: Paulino Casanova (catcher), Dave Roberts (primera base), Dave Johnson (segunda base), Hiraldo “Chico” Ruiz (tercera base), JC “La Araña” Hartman (shortstop), José Cardenal (leftfielder), Pat Kelly (centerfielder) y Darryl Strawberry (rightfielder). El staff de pitcheo quedó integrado por Marcelino López, Mike Hedlund, Jim Rooker, Darold Knowles y Larry Gura y los relevistas Jimk Brabender, Rollie Fingers y Eddie Watt.


“Máquina” fue uno de los más célebres “bat boy” del béisbol venezolano.

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RECORDAR ES VIVIR


sePTIMO inning E

s muy difícil concebir una jornada de la Liga Venezolana de Beisbol Profesional sin su banda sonora radiofónica.

A lo largo de cincuenta años, los Tiburones de La Guaira y la radio han tenido una relación inseparable que ha dejado huella en la fanaticada gracias a la descripción de excelentes narradores y comentaristas, quienes han ofrecido todos los pormenores de cuanto hecho, hazaña, éxito o derrota ha protagonizado el equipo. La pasión y la popularidad del juego no se ha visto disminuida por la tecnología 2.0 que hoy se impone, con herramientas personales que permiten seguir los encuentros por las diferentes redes sociales y jugada a jugada, con las computadoras portátiles, las tablets o los teléfonos inteligentes. “Los primeros intentos de transmisiones deportivas, con su infal-

Los primeros intentos de transmisiones deportivas, con su infaltable carga anecdótica, fueron hechos en los años 30 por Esteban Ballesté, Ricardo Espina y Alberto Wicklennman.

table carga anecdótica, fueron hechos en los años 30 por Esteban Ballesté, Ricardo Espina y Alberto Wicklennman. Más tarde entraron a esta historia Henrique Vera Fortique, Abelardo Raidi, Pablo Morales y Oscar “Negro” Prieto, de una forma empírica, pero con mucha emoción por el deporte y la necesidad de vencer grandes dificultades, tanto por el desconocimiento por el tema que tenía que hacerse, como por la insuficiencia técnica de los equipos empleados”. En esa época también brilló en Maracaibo Gonzalo Veloz Mancera, quien narró desde de 1932, a través de la emisora La Voz del Lago, por primera vez para el Zulia encuentros de pelota. SÉPTIMO INNING / RECORDAR ES VIVIR / 125


Poco a poco, en la medida que iba creciendo el interés del público capitalino por los juegos de pelota de la Primera División y gracias a la calidad de los peloteros extranjeros que venían a jugar a Venezuela, las transmisiones radiales se fueron convirtiendo en parte de la rutina de los aficionados.

Radio y pelota profesional A partir de enero de 1946, cuando inicia operaciones la Liga Venezolana de Beisbol Profesional, todo el personal de la radio se dedica a trasmitir desafíos de los cuatro equipos: Vargas. Venezuela, Magallanes y Cervecería Caracas. Entonces no había exclusividad para los clubes en la transmisión, un solo circuito escoge los dos encuentros que se colocan al aire semanalmente. La explotación comercial de la radio era dominada por poca gente en Venezuela y en el caso del beisbol los publicistas y narradores Pablo Morales y Oscar Prieto eran los dueños absolutos del mercado, los que negociaban el espacio con la emisora y los que tenían la cartera de clientes, por lo tanto, los propietarios de los cuatro clubes radicados en la capital dejaron a su cargo el negocio del cual les quedaba un porcentaje. Morales y Prieto junto con Francisco José “Pancho Pepe” Cróquer Oscar “Negro” Prieto manejó junto con su socio Pablo Morales todo lo relacionado con la producción de las primeras transmisiones radiales de los juegos de La Guaira El “Musiú” Lacavalerie marcó para siempre a los fanáticos de Tiburones

y Abelardo Raidi, se mantuvieron como primeras voces del beisbol en la radio por Ondas Populares hasta que los dos primeros se convirtieron en propietarios del club Caracas a partir del campeonato 1952-53. Cróquer, conocido como La Voz deportiva de América, alternaba su trabajo del beisbol, en el que lo acompañaban en rol de comentaristas los periodistas Daniel Crespo Varona y Omar Lares, con el de locutor de planta de Radio Caracas Televisión y narrador exclusivo de pelota de Grandes Ligas y boxeo de la Cabalgata Deportiva Gillette junto a Buck Canel, Felo Ramírez y Marco Antonio “Musiú” Lacavalerie.

Al aire Tiburones Al momento de ingresar a la pelota profesional en la campaña 1962-63, Tiburones de La Guaira deja en manos de Morales y Prieto el asunto relacionado con la radio. Los conocidos publicistas y propietarios del equipo Caracas contratan al cubano Orlando Sánchez Diago, quien se convierte así en el primer narrador que mantiene al día a los seguidores del club escualo. 126 / SÉPTIMO INNING / RECORDAR ES VIVIR


Finalizando la década del sesenta, para la contienda 1969-70, Pedro Padrón Panza decide que la fanaticada del elenco litoralense, que ya ha conquistado tres coronas en la pelota profesional local y que con Sánchez Diago, por Radio Rumbos, llegó a estar en primer lugar de sintonía en la segunda mitad de los años sesenta, podrá seguir los encuentros a través de su propia señal de radio con las emisoras matrices Radio Cultura, en Caracas, y Radio Litoral, en el Departamento Vargas. Para ello se asegura de los servicios de la extraordinaria llave que integraron el narrador Carlos Tovar Bracho y el locutor comercial Néstor López con la empresa “Producciones Deportivas Tovar López”, mientras que a la extraordinaria capacidad de esta pareja se añadió más tarde el periodista deportivo Heberto Castro Pimentel en rol de comentarista. Luego se fueron incorporando otras voces a la narración, como el veterano René Estevez Leoni y un jovencito que daba sus primeros pasos en el micrófono, recién llegado de Maracay, Andry Osorio, en tanto que para darle colorido a la acción del juego y al análisis de la estrategia se añadió al periodista Rodolfo José Mauriello.

¡Vengan pa’ que lo vean! A partir del certamen 1972-73, “Producciones Deportivas Tovar López” se inclina por aceptar la oferta de Radio Rumbos para transmitir los encuentros de los Leones del Caracas, mientras que “Musiú” Lacavalerie, quien eventualmente había hecho apariciones como narrador de pelota profesional venezolana en rol de invitado estelar en los circuitos de Tigres de Aragua y Cardenales de Lara, negocia con Padrón Panza los derechos de exclusividad del circuito radial del club La Guaira. Entonces se inicia una nueva etapa de los Tiburones de La Guaira en la radio y a partir de ese momento se le conoce como “el circuito más alegre” de la pelota profesional venezolana. El conocido animador de televisión contrata de inmediato al cubano Orlando Sánchez Diago, su ex compañero en la Cabalgata Deportiva Gillette, para alternarse en la descripción de los encuentros. El circuito de los Tiburones adquiere recia personalidad y su prin-

De arriba hacia abajo, José “Chepe” Pérez Meléndez, Néstor López, Andri “Príncipe” Osorio y Carlos Tovar Bracho

cipal conductor se distingue como un verdadero fenómeno en ventas de publicidad. “Salir al mercado de la pelota venezolana a competir en un medio en el que el aficionado había hecho suyas las voces de Delio Amado SÉPTIMO INNING / RECORDAR ES VIVIR / 127


León, Carlos Tovar Bracho, “El Premier” (Arturo Celestino Álvarez), no puede ser una tarea fácil, ni lo fue incluso para un hombre que como Marco Antonio venía de librar épicas batallas en la época de la narración hispana en Estados Unidos”.1 “(…) Lacavalerie recuerda que lo primero que se propuso fue introducirse en el mundo de la narración del beisbol en Venezuela con un estilo propio y totalmente diferente al que los comentaristas y relatores tenían acostumbrado al público”.2 De ese particular principio de “Musiú” surgieron slogans y frases que todavía se mantienen frescas en la memoria y en uso de los seguidores del conjunto litoralense: “Vean beisbol por radio”, “Esto es beisbol sin aburrimiento, cualquiera canta bolas y strikes”, “Vengan pa’ que lo vean”, “Ese no va pa’l baile”, “Tiburones pa’ encima” y muchísimas otras. Con el tiempo se fueron incorporando al plantel de narradores de La Guaira para relatar los encuentros junto a “Musiú” excelentes “speakers” como Reyes Medina, Andry Osorio, Fernando Antonetti Ubán, Humberto “Beto” Perdomo, Delio Amado León, Alvis Cedeño, Pascual Artiles y Alfonso “Ponty” Álvarez, entre otros. Capítulo aparte se le asigna a Marco Vinicio, hijo menor de Lacavalerie, quien se integró al circuito a principios de los ochenta y de inmediato hizo estupenda combinación con el padre, al extremo que sus voces podían confundirse al momento de ofrecer los mensajes comerciales. La lista de comentaristas también es amplia. Sobresalen en la misma los nombres de Cornelio “Tom” González, Mario Dubois, Carlos Alberto Hidalgo, Héctor Cordido, Carlos Castillo, Manuel Urbina, Carlos Feo, José Luis Mora y Pedro Ricardo Maio, entre otros. Junto a este grupo de narradores estuvieron las inconfundibles voces comerciales de Oswaldo Jaspe, Silvio Vargas, José “Chepe” Pérez Meléndez y Atilano Hidalgo padre e hijo.

Cuatro voces, una historia Desde hace muchos años para acá, la fanaticada escuala ha disfrutado de las voces de tres emblemáticos narradores y un inconfundible comentarista, quienes han sabido tomar el testigo del nada fácil relevo “Ponty”, el admirado “rookie” de la afición guaireña; Cordido, 22 años como comentarista del club escualo; Humberto “Beto” Perdomo, uno de los narradores más populares del beisbol venezolano y voz oficial de Tiburones de La Guaira y Domingo “Tortuga” Fuentes, Jefe de Prensa y Eventos de Tiburones

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comunicacional en la historia del equipo Tiburones.

1

Ramos, Alí y Nilson Guerra. La Fiesta del Beisbol. Caracas, 1984 198? Pág. 20

2

Ramos, Alí y Nilson Guerra. Ob. Cit. Pág. 20


Marco Vinicio Lacavalerie, Héctor Cordido, Humberto “Beto” Perdomo y Alfonso “Ponty” Álvarez Díaz han sido y son los caballos de las transmisiones del circuito más alegre del beisbol venezolano. Lacavalerie está en su vigésima séptima campaña en el medio radial desde que se inició en las filas del club litoralense al lado de su padre en la edición 1983-84. Tuvo breves pasantías con Águilas (95-96 y 9697) y Tigres (97-98).

Marco Vinicio Lacavalerie, Héctor Cordido, Humberto “Beto” Perdomo y Alfonso “Ponty” Álvarez Díaz han sido y son los caballos de las transmisiones del circuito más alegre del beisbol venezolano.

Cordido lleva 22 campañas al hilo en la cabina radial del club como comentarista. Amplio conocedor del juego y sus reglas, imprime seriedad y autoridad en sus comentarios y domina ampliamente la interactividad con los peloteros y la fanaticada. Perdomo es la voz carismática, de estilo intensamente alegre que agrada a la audiencia. Con más de treinta años de experiencia en la Liga Venezolana de Beisbol Profesional desde los años ochenta, “Beto” está cumpliendo 15 campañas como narrador de Tiburones. Álvarez es la voz más “rookie” del staff. Va a su undécima contienda en nuestro circuito. Conocedor del juego y bien documentado, “Ponty” se ha ganado el cariño de los seguidores del club por su particular estilo de describir y animar en cada encuentro.

Marco Vinicio el día que recibió el microfóno de manos de su padre Marco Antonio Lacavalerie (El Musiú)

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entre inning

“Musiú” Lacavalerie

`EL BÉISBOL FUE PRIMERO` Rodolfo José Mauriello

Como un sincero tributo a la memoria de un personaje tan importante en lo que se refiere a la difusión del equipo Tiburones, como fue Marco Antonio “Musiú” Lacavalerie, una leyenda de la narración deportiva en nuestro país, en ese medio siglo de actividades que celebra Tiburones de La Guaira, consideramos oportuno transcribir la entrevista que le hiciera el 6 de noviembre de 1978, para el diario El Nacional, el periodista Rodolfo José Mauriello, con el título de “El Beisbol fue primero”. Muchas veces estuve a punto de jurar que “Musiú” Lacavalerie había sido un locutor comercial que por carambola pasó a ser narrador deportivo. Menos mal que jamás lo juré. Hubiese cometido perjurio. “No, ríe condescendiente la voz que conocimos en nuestra adolescencia como animador de Fiesta Fabulosa. En mí, primero vino el beisbol. Después, todo lo demás. Yo, prosigue, nací en Maripérez, con Sarría muy cerca, con el beisbol por todos lados. Mis padres también fueron venezolanos. Sólo los abuelos vinieron de Francia”. Y para el niño de la década de los 30, el beisbol fue un gran descubrimiento. Lo jugó y lo jugó. El Boston de Sarría en infantil. “Íbamos a Guatire a Guarenas a enfrentarnos con equipos amateur. Era short y segunda”. Con una facilidad asombrosa, Lacavalerie recita los sucesos. Jugar al lado de “Tirahuequito” Machado, batear contra el “Mono” Zuloaga. “Mamá veía con simpatía mi pasión deportiva. Papá la consideraba vagancia”. Y como todos nosotros, Marco Antonio se escapaba de su casa para jugar. “Uniformado salía de casa para tomar el autobús hasta el centro y luego pasar la Plaza Bolívar con spikes. Era un espectáculo, suelta “Musiú” la carcajada, una risa famosa desde “A Gozar Muchachos” hasta el “Batazo de la Suerte”. Las resbaladas que me echaba, había un corro de espectadores. Creo que apostaban cuándo, cómo y dónde iba para el suelo”.


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Hay gente en varios países de Latinoamérica que aún me recuerda de los días de la Cabalgata Deportiva Gillette. Me dicen: Ay, pero si aún es joven, lo creíamos un viejito.

El “Musiú” con la correspondencia del Batazo de la Suerte.

Hasta en Chile Pero, ¿qué eran esas humillaciones comparadas con la gracia del beisbol? “Cuando nos mudamos a Chile en 1941. Porque fui a Chile a pasar 7 días y me quedé 7 años, claro que aunque jugué fútbol y basquetbol había jugado en Caracas con el Macabi, deporte es deporte, no dejé de recordar a la Patria con unas partiditas de beisbol”. En Chile había otros venezolanos que como Marco Antonio sabían que la pelota era trópico, el recuerdo de una brisa en la playa del Caribe. “Bajo el Cielo del Trópico se llamó mi primer programa de radio, recuerda. Le hacía creer a la gente que aquí sólo se trabajaba hasta las tres de la tarde y que entonces todos nos íbamos a la playa a divertirnos bajo las palmeras. Así pintaba a Venezuela y dejaba (a las muchachas en especial) suspirando…” “Me acostumbré y pienso que de no ser por el beisbol, al que me resistía a dejar y que hubiera muerto dentro de mi si me quedó en el sur, jamás hubiera vuelto a Venezuela. Tal vez como visita. Tal vez con el pensamiento. Pero nunca en realidad”.

De paso se quedó El segundo amor se había apoderado de Lacavalerie. La radio. “Un actor de apellido Restrepo (“colombiano, por supuesto”) dice Musiú, tenía un programa en Radio Cervantes que se llamaba Gran Colombia. En el hablaba de Venezuela. Un día bien. Otro día mal. Otro día mal y aquello me picó. Nos presenta132 / SÉPTIMO ENTRE INNING

mos a retar sus opiniones. A “gritar” por Venezuela y al decir mis primeras palabras (“Un hombre sin cultura es un hombre incompleto, Simón Bolívar”) comprendí y comprendieron todos que ese era mi destino. Hablar por radio, ser locutor, animador, saber expresar lo que la gente deseaba oír o lo que no quería escuchar, pero debían oír”. “Musiú”, el apodo es fácil de comprender cuando todavía en este momento de escribir su apellido tengo que mirar la libreta de anotación que uso en el beisbol y que Lacavalerie produce, subió y subió dentro del escalafón de Radio Cervantes. Quizás hoy en día fuera el más popular personaje de radio y televisión del sur. El beisbol se encargaría de que no lo fuera. “A mediados de los años cuarenta fui designado como representante de la Radio Chilena en el Primer Congreso Americano de Radiodifusión que se iba a celebrar en México”. Así el hombre de radio se embarcó hacia México vía Venezuela. “Iba a pasar unos días aquí. Saludar a viejos amigos. Ver familiares. Caminar por Maripérez”, porque quizás estamos equivocados y el beisbol no haya sido el primer amor exterior de Marco Antonio, quizás lo fue Maripérez, un barrio del que habla con fervor. “Musiú” saludó a sus amigos. Recordó a su papá. Caminó por Maripérez y jugó beisbol. “Me fracturé una pierna que ya tenía lesionada en mis acciones de arquero de fútbol, recuerda. No podía seguir para México. Le di todos mis papeles chilenos a Félix Cardona Moreno (Pancho Tiznado) y Félix fue en el Congreso representante de Venezuela y Chile”.


Así que por el beisbol, el deporte que lo hizo escaparse de su casa a los 12 años para jugar esas partidas de vagos, “Musiú” se quedó en su patria. Para siempre. “Pronto entré a Radio Caracas y vinieron ‘A Gozar Muchachos’, ‘Fiesta Fabulosa’ y la ‘Cabalgata Deportiva Gillette’”. Para los lectores que nacieron bajo la influencia de la televisión, los jóvenes de los 50, debemos contarles que en esos años las Grandes Ligas y las grandes peleas de boxeo se seguían por radio por la Cabalgata Deportiva Gillette, que nos trajo a Joe Louis, a Rocky Marciano y las Series Mundiales.

“Pancho Pepe” La gran voz deportiva nacional de esa época era Francisco José “Pancho Pepe” Cróquer. “La primera vez que lo vi frente a un micrófono me quedé mudo. Lelo, contaba “Musiú”. Era imposible imaginarse a alguien que llegara al estudio un minuto antes y leyera las noticias con tal soltura. Un paquete

de noticias que jamás había leído. Dicción. Fraseo…” Ya “Pancho Pepe” había sido llevado a Estados Unidos y había radiado al mundo por la Cabalgata Deportiva. Inmediatamente detrás arribó el “Musiú” Lacavalerie. “Fue como locutor comercial. De ahí quizás te viene la confusión sobre mi apego al beisbol, se dirige Marco Antonio directamente a quien lo interroga”. “No podía ser de otra manera. Ser locutor comercial de “Pancho Pepe” era y es (en el recuerdo) un gran orgullo”.

“Musiú” en los estudios de grabación de Venevisión.

Juego de Estrellas Pasar a la narración era cuestión de unos años. “Transmití comerciales en la Cabalgata Deportiva por primera vez en 1949 (Serie Mundial) y sería en el Juego de Estrellas de 1956 cuando narraría por primera vez para toda América”. “Buck Canel me dijo, toma, narra este inning, ya que tanto dices saber de pelota y tanto hablas de ella, narra”. “Narré el medio inning y Canel me dijo, siga. Y narré el inning completo”. Sin más palabras, el “Musiú”

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El “Musiú” y Padrón Panza entrevistados por el periodista y narrador de los Tiburones, Alvis Cedeño. El “Musiú” fue una figura muy querida en el mundo del deporte, en particular en el mundo del béisbol venezolano y de Grandes Ligas. “Musiú” en el Yankee Stadium.

pasó a formar parte del equipo narrador. “En la misma proporción que Buck Canel y de Felo Ramírez. Mitad y mitad. O tres innings cada uno”.

Orgullo El “Musiú” Lacavelerie había llegado a la cúspide. En Venezuela en radio y televisión. En el mundo con el béisbol y el boxeo internacional. “Transmitir juegos de los torneos venezolanos jamás me atraía. No podía ser segundo de nadie. Me lo debía a mí mismo, mantener la imagen”. La mantuvo. Resistió tentaciones de narrar beisbol y sólo lo hace de forma regular desde hace cinco años cuando adquirió los derechos de los juegos de La Guaira. “Era mi propio jefe. Podía hacer las cosas a mi estilo. Las he hecho. Se que ha sido difícil derrotar a Rumbos (el circuito del Caracas) porque siempre he dicho que por Rumbos hasta un tartamudo consigue el primer puesto en el rating. Es cuestión de manía. La gente asoció a esa emisora con la pelota, a tal extremo, que en un año yo hice pareja con Felo Ramírez en otra radio, y Rumbos, con Sánchez Diago, nos ganó en sintonía”.

Chispa Sinceramente yo (uso la primera persona especialmente para este caso) no envidio el dinero que Musiú ha hecho en radio, televisión y otras fuentes. Ni le envidio ese carrazo con que llega al estadio. Ni tampoco un matrimonio feliz con que Dios le bendijo. Pero sí le envidio la chispa ante un micrófono. La seguridad. “Una vez en Filadelfia iba a transmitir con un mexicano un partido entre Gigantes y Filis, recuerda. Llovió y mientras esperábamos que escampara, yo, solo, tuve que hablar por dos horas y media sin ayudarme de cuñas. Puro beisbol. Puedo hacerlo cuando sea y hoy por la memoria de elefante que tengo, voy de la acción a la 134 / SÉPTIMO ENTRE INNING


cuña con una facilidad que no crea sobresaltos”. “Mi transmisión (de los Tiburones) ha sido tildada de “una burla”, demasiado festiva. Pero no lo es. Simplemente alternamos el juego con los chistes. El beisbol puede ser muy pesado. Lento y además no es nada sagrado. No estamos en una iglesia. Estamos en un sitio para divertirse”. Confieso que he sido uno de los que pensaba que la transmisión del Musiú no se “podía oír”. Otro error. “Hemos ido mermando la furia del monstruo (Rumbos), afirma el “Musiú”. Ha sido lento y difícil el proceso. Pero avanzamos cada día”. “Y sobre todo, insiste, mis oyentes son fanáticos de nuestras transmisiones. No nos oyen por manía, por costumbre. Nos oyen porque le damos algo distinto”. “Esos Indios de Mayagüez parecen el equipo Unisex”, dijo el “Musiú” en la Serie del Caribe, en referencia al conjunto boricua cuyo uniforme tiene Indios por delante e India (una cerveza) en la espalda. “Tom González es tan lento que dejó escapar un morrocoy”.

“Esta noche, señores. No habrá el ‘Momento Alegre’. Con la paliza que nos están dando (a La Guaira), no estoy para chistes”. Y el “Musiú” también se apasiona. Es crítico de los umpires que parecieran no ver las cosas por el lado de los Tiburones y con el mismo club, cuando sus jugadores no rinden. “Jamás en mi vida peloteril encontré un hombre tan generoso material y espiritualmente como el Musiú”. Fueron palabras reproducidas en Extrainning, en este diario, en diciembre de 1976. Las dijo el día en que dejaba Venezuela el segunda base importado de La Guaira, Rich Dauer. “Hay gente en varios países de Latinoamérica que aún me recuerda de los días de la Cabalgata Deportiva Gillette. Me dicen: Ay, pero si aún es joven, lo creíamos un viejito.” Es lógico. Para quienes como Lacavalerie, amamos el beisbol y la radio desde la juventud, el Musiú parece eterno. “Y la edad solo la digo, ríe, cuando Abelardo confiese la suya”.

El “Musiú” en su programa El Batazo de la Suerte.

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TIBURONES

CANTERA DE MANAGERS DE GRANDES LIGAS

Oswaldo Guillén celebró con la fanaticada de Tiburones en el estadio de la UCV el título de campeón de la Serie Mundial de 2005 con los Medias Blancas

OCTAVO inning Oswaldo Guillén es el “canciller” de La Guaira en el mejor beisbol del mundo


J

unto a su buena cosecha de títulos y amplio aporte de talento nativo y extranjero en medio siglo de existencia en

la Liga Venezolana de Beisbol Profesional, el equipo Tiburones de La Guaira tiene alto prestigio por ser una suerte de academia de estrategas de la cual han surgido unos cuantos dirigentes de Grandes Ligas.

Guillén, quien en 2005, en apenas su segundo año como manager de Grandes Ligas, condujo a los patiblancos a ganar su primer Clásico de Octubre desde 1917.

Veinte integrantes del elenco escualo, ya sea en rol de técnicos o como peloteros, han tenido el privilegio y la fortuna de dirigir en el mejor beisbol del mundo, para alimentar el ego de nuestros seguidores en torno a que Tiburones es una escuela de Ligas Mayores, cuyo más notable alumno es Oswaldo Guillén, estratega ganador de una Serie Mundial, con nueve años de oficio con Medias Blancas de Chicago y Marlins de Miami.

Fina diplomacia Tiburones En esta época de la llamada sociedad de la información, en la que gracias a la tecnología todo está al alcance, el beisbol no escapa de la globalización. Y los Tiburones de La Guaira han sacado máximo provecho de ello, gracias a una de sus figuras más emblemáticas y conocidas en el mundo. A finales de septiembre de 2011, restando alrededor de una semana para que terminara la temporada regular, los Medias Blancas convocaron a una conferencia de prensa para oficializar lo que hasta entonces era un secreto a voces: terminaban su relación con Guillén de ocho temporadas al frente del club y lo liberaban para permitirle establecer un nuevo contrato con los Marlins. Guillén, quien en 2005, en apenas su segundo año como manager de Grandes Ligas, condujo a los patiblancos a ganar su primer Clásico de Octubre desde 1917, se presentó a dicha reunión con los medios de comunicación con la gorra de Tiburones. PRIMER INNING / ORÍGENES DE LOS TIBURONES / 137


Con ello demostró que ya no tenía vinculación con los ChiSox y le dio al elenco litoralense la mejor campaña de publicidad y relaciones públicas que ha podido tener esta franquicia en su historia, cuando dijo que llevaba puesta esa gorra porque, simple y llanamente, “soy fanático de los Tiburones hasta la muerte”. Guillén cumplió toda su trayectoria en la LVBP con Tiburones entre 1981 y 2001 y tras su retiro como pelotero, siempre está pendiente de ofrecer su asistencia como consejero de directivos, técnicos y jugadores. El dirigente mirandino obtuvo buena parte de ese conocimiento en su trayectoria con Tiburones. Fue en sus días de pelotero con La Guaira cuando comenzó a apreciarse ese genio o habilidad para motivar a sus compañeros que, luego, como estratega, le ha servido para guiar a sus peloteros a superar situaciones adversas y esa capacidad creativa para incentivarles a desarrollar y mejorar herramientas, gracias, en gran medida, a lo que aprendió en la cueva litoralense al lado de técnicos como Luis Aparicio, Pompeyo Davalillo, Graciano Ravelo, René Lachemann, Oswaldo Virgil, José Martínez., Gustavo Gil, Aurelio Monteagudo y Terry Collins, entre otros.

De izq. a der., los cubanos Reinaldo Cordeiro y Preston Gómez, y los venezolanos Graciano Ravelo y Carlos Castillo

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20 Los 20 privilegiados

DUSTY BAKER

BRUCE BOCHY

(1993-2002 Gigantes de San Francisco, 2003-2006 Cachorros de Chicago y Rojos de Cincinnati 2008-2012) Reforzó a los Tiburones como jardinero en la campaña 1974-75. En 53 encuentros dejó promedio de .223 con 5 jonrones y 30 carreras remolcadas. Baker jugó 19 temporadas en las Grandes Ligas 1968-1986 con los Bravos, Dodgers, Gigantes y Atléticos.

(1995-2006 Padres de San Diego, 20072012 Gigantes de San Francisco) Fue receptor de La Guaira en las ediciones 1982-83 y 1983-84. Previamente había actuado en Venezuela con Cardenales de Lara (1978-79). Con Tiburones jugó 106 partidos, despachó 16 cuadrangulares y remolcó 56 carreras.

TERRY COLLINS

MIKE CUBBAGE

DAVEY JOHNSON

(1994-1996 Astros de Houston, 1997-1999 Angelinos de Anaheim, 2012 Mets de Nueva York) Condujo en dos ocasiones al club del litoral en los certámenes 1988-89 y 1989-90 y en ambas oportunidades logró superar la fase eliminatoria. Bajo su mando el equipo tuvo marca de 66-56 en eliminatoria y 12-12 en round robin.

(1991 Mets de Nueva York) Integró la alineación de los Tiburones como antesalista a finales de la ronda regular de la temporada 1976-77. En la semifinal ayudó a barrer a los Leones en cuatro partidos al batear para average de .438 con cuatro remolcadas.

(1984-1990 Mets de Nueva York, 19931995 Rojos de Cincinnati, 1996-1997 Orioles de Baltimore, 1999-2000 Dodgers de Los Ángeles) Bateó para .292 en el certamen 1964-65 como camarero de los Tiburones. Empujó 30 carreras en la ronda eliminatoria para ayudar al elenco litoralense a conquistar su primer gallardete en la historia del beisbol profesional venezolano.

Esta es la lista de técnicos y peloteros de Tiburones que han dirigido en Grandes Ligas.

OCTAVO INNING / CANTERA DE MÁNAGERS / 139


DAVE GARCÍA

JERRY MANUEL

JOHN MCLAREN

(1977-1978 Angelinos de California, 19791982 Indios de Cleveland) Dirigió a Tiburones en la contienda 197071. Fue reemplazado por el cubano Reinaldo Cordeiro, quien a su vez cedió el mando a Graciano Ravelo. Tiburones acudió a su séptima final consecutiva y se coronó al superar a Magallanes en siete juegos.

(1998-2003 Medias Blancas de Chicago, 2008-2010 Mets de Nueva York) Intervino en 23 encuentros como infielder de los Tiburones de La Guaira durante el certamen 1977-78 y dejó promedio de .284 con 12 carreras remolcadas. Manuel jugó durante 5 temporadas en las Grandes Ligas (1975-1982).

(2007 Marineros de Seattle) No contó con mucha suerte como dirigente de Tiburones en par de oportunidades. Terminó último en su división en la contienda 1997-98 con foja de 25-39 y en el certamen 1998-99 ocupó la tercera casilla con récord de 30-33.

EDGAR “NED” POST

PHIL REGAN

PAT CORRALES

(2003-2008 Cerveceros de Milwaukee) Participó en el campeonato 1978-79 como catcher titular de la alineación litoralense. En 35 desafíos bateó para .256 con 16 rayitas fletadas. En aquella oportunidad los Tiburones ocuparon la última casilla del torneo con balance de 29-41.

(1995 Orioles de Baltimore) No contó con mucha fortuna como reemplazo de Carlos Subero durante la zafra 2010-11. Fue despedido a mediados de noviembre, tras ganar apenas uno de los once encuentros que dirigió. Lo sustituyó en el cargo Marco Davalillo.

(1978-1980 Rangers de Texas, 1982-1983 Filis de Filadelfia, 1983-1987 Indios de Cleveland) Jugó nueve encuentros como receptor de Tiburones en la campaña 1964-65. Fue pieza clave en la alineación del manager José Antonio Casanova para que La Guaira superara a Caracas en cuatro juegos de la serie final y obtuviera su primer gallardete en la LVBP.

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CLARENCE GASTON

PRESTON GÓMEZ

CLINT HURDLE

(1989-1997/2008-2010 Azulejos de Toronto) Reforzó a Tiburones en el certamen 197677. En 56 encuentros dejó average de .262 con cuatro vuelacercas y 38 carreras remolcadas. Ganó dos títulos de bateo con los Navegantes en las campañas 1968-69 (.393) y 1969-70 (.360).

(1969-1972 Padres de San Diego, 1974-1975 Astros de Houston, 1980 Cachorros de Chicago) En dos ocasiones condujo al club litoralense. Clasificó en la eliminatoria de la temporada 1972-73 con balance de 36-35 y quedó eliminado en seis juegos de la semifinal ante Caracas. En la campaña 1973-73 ocupó el primer lugar de la tabla con marca de 33-27.

(2002-2009 Rockies de Colorado, 2011 Piratas de Pittsburgh) Reforzó en tres oportunidades a La Guaira. En su primera campaña (1977-78) cuando impuso récord de jonrones para la franquicia con 18. En la edición 1979-80 bateó .306 con 10 cuadrangulares. Regresó en el certamen 1983-84 y empujó 27 carreras en 62 juegos.

RENÉ LACHEMAN

HAL MCRAE

LOU PINIELLA

(1981-1983 Marineros de Seattle, 1984 Cerveceros de Milwaukee, 1993-1996 Marlins de Florida, 2002 Cachorros de Chicago) Condujo a la tropa litoralense en par de ocasiones. Vino por primera vez en la edición 1976-77 y llevó al equipo hasta la instancia decisiva y sucumbió ante Magallanes en la final. Regresó para la contienda 198081 y clasificó con balance de 34-26, pero llegó hasta la semifinal.

(1991-1994 Reales de Kansas City, 20012002 Mantarrayas de Tampa Bay) Participó en once encuentros como antesalista de los Tiburones durante la campaña 1969-70. En esa edición La Guaira llegó hasta la final y cayó en tres desafíos ante Magallanes, pero McRae no intervino en esa etapa del torneo.

(1986-1988 Yankees de Nueva York, 1990-1992 Rojos de Cincinnati, 1993-2002 Marineros de Seattle, 2003-2005 Mantarrayas de Tampa Bay, 2007-2008 Cachorros de Chicago) Reforzó a Tiburones en el certamen 197172. Dejó sólido promedio de .330 con un cuadrangular y 11 carreras fletadas. El equipo clasificó de tercero con marca de 31-30. Piniella no intervino en la postemporada, en la cual La Guaira despachó a Zulia en cinco juegos de la semifinal.

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JOHN WATHAN

ALFREDO PEDRIQUE

(1987-1991 Reales de Kansas City) Reforzó a Tiburones como receptor en la contienda 1977-78. En 39 encuentros dejó registro ofensivo de .280 con un cuadrangular y 25 carreras remolcadas. Ante Zulia en la semifinal logró significativo aporte al dejar promedio de .440 con dos jonrones y siete fletadas.

(2004 Diamantes de Arizona, 2011 Astros de Houston) Fue el segundo criollo que condujo un equipo de ligas mayores cuando reemplazó a Bob Brenly en la segunda mitad de la contienda de 2004. El 13 de abril de 2011 dirigió a los Astros de Houston por un encuentro en partido que le ganaron 11-2 a los Cachorros de Chicago. Se inició como profesional con el club de La Guaira en la temporada 1979-80. Nueve de sus catorce campañas en la Liga Venezolana de Beisbol Profesional, las jugó con la camiseta de la franquicia litoralense, siendo la mejor la de 1986-87 cuando quedó líder en imparables del circuito (79) y dejó average de .320 en 64 partidos. También actuó con Magallanes y Aragua. En 477 juegos de campaña regular dejó promedio vitalicio de .243 con 145 carreras impulsadas.

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OSWALDO GUILLÉN

El Venezolano Oswaldo Guillén, primer extranjero en ganar una serie mundial en el beisbol de grandes ligas.

(2004-2011 Medias Blancas de Chicago, 2012 Marlins de Miami) Debutó con Tiburones en la temporada 1981-82 y jugó 12 temporadas en la pelota profesional venezolana. En Grandes Ligas actuó por espacio de 16 años entre 1985 y 2000. A partir de 2001 incursiona en el aspecto técnico del juego como coach de los Expos de Montreal y al año siguiente pasa a las filas de los Marlins. A finales de 2003 es contratado como manager de los Medias Blancas de Chicago y en 2005, en apenas su segunda temporada, gana la Serie Mundial para convertirse en el primer latinoamericano con tal distinción. En septiembre de 2011, tras ocho campañas en el cargo, los Medias Blancas anuncian que lo dejan en libertad para permitirle establecer un acuerdo como estratega de los Marlins de Miami a partir de 2012.

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GRACIANO RAVELO

entre inning

HACEDOR DE TALENTOS

Si alguien podía hablar con propiedad de los mejores momentos experimentados por los Tiburones de La Guaira a lo largo de cincuenta años en la pelota profesional, era Graciano Ravelo, fundador de la divisa litoralense como pelotero, manager campeón y técnico de altísimas credenciales, por cuyas manos pasaron varias generaciones de jugadores de la franquicia. Nació en Caracas el 18 de diciembre de 1934 y falleció el 08 de abril de 2012. Ravelo se unió a los Tiburones en la campaña inicial. Venía de jugar sus primeras cinco temporadas en la pelota rentada con los equipos Oriente y Pampero. Fue precisamente desde las filas de este último conjunto que pasó al nuevo elenco por recomendación de José Antonio Casanova, quien lo había dirigido por cuatro campañas con el elenco indígena. Según el periodista Guillermo Becerra Mijares, Ravelo fue un caso especial en la pelota profesional venezolana de los primeros 25 años “porque se mantuvo activo por once campañas sin llegar a ser titular”. Rindió como suplente en el cuadro y los jardines. Fue un bateador de actuaciones sobresalientes, como la del 20 de enero de 1962, en el parque de la Ciudad Universitaria, cuando en el cierre de Graciano Ravelo con Reinaldo Cordeiro Técnico de primera categoría noveno inning, con Pampero, salió de emergente por Néstor Olano, y conectó fuerte rolling por el medio del campo, para romperle no hit no run al estelar lanzador del club Oriente, el zuliano José de la Trinidad “Carrao” Bracho, quien ese año impuso marca de victorias en el circuito con quince éxitos. Otra fue en un encuentro interligas, a mediados de los sesenta, entre los dominicanos Leones del Escogido y Tiburones, en el cual bateó muy bien contra el futuro miembro del Salón de la Fama, Juan Marichal. Ravelo intervino en menos de 200 juegos a lo largo de diez temporadas. El hecho de pasar tanto tiempo en la cueva junto a estupendos estrategas como el cubano Lázaro Salazar y Casanova, tuvo, sin lugar a dudas, que haberle motivado en su inmediata inclinación ha-


Aprendí mucho de José Antonio Casanova. Era un manager de mucha autoridad, que tenía grandes conocimientos del juego y muchísima experiencia.

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146 / OCTAVO ENTRE INNING


Graciano Ravelo (29) felicita al lanzador Luis Tiant (28) luego de conseguir una importante victoria.

Fue una tremenda experiencia ganar ese campeonato. Siempre le agradecí esa oportunidad a Padrón Panza. De él aprendí muchísimo, era un tipo muy correcto, le gustaba organizar bien todo lo que tenía que ver con el equipo. cia el aspecto técnico del juego una vez que decidió colgar el guante y el bate al concluir el certamen 196667, a los 33 años de edad, después de formar parte de las nóminas de los Tiburones que conquistaron sus dos primeros títulos en la pelota profesional venezolana, en las ediciones 1964-65 y 1965-66.

Técnico de primera categoría A lado del estadounidense Clarence Churn y el cubano Napoleón Reyes, inició Ravelo su carrera como coach de los Tiburones a partir del certamen 196768 y a principios de 1968 viajó por primera vez al campo de entrenamientos de los Astros de Houston, en lo que fue el inicio de un proceso de actualización permanente con diferentes organizaciones de Estados Unidos que duró unas tres décadas. “Aprendí mucho de José Antonio Casanova”, dijo Ravelo. “Era un manager de mucha autoridad, que tenía grandes conocimientos del juego y muchísima experiencia”. Ravelo aseguró que en su época de pelotero no tenía mucha comunicación con el manager, pero admiraba su apego y determinación hacia el juego de pelota. “Uno bromeaba y conversaba en la cueva. Pero cuando llegaba Casanova, todos guardábamos silencio porque su figura imponía respeto”, sostiene al referirse a uno de los mejores dirigentes en la historia del beisbol venezolano. “Le gustaba plantear situaciones de estrategia y eso me atraía, sobre todo cuando nos decía que hablaba mucho con Paul Richards, un personaje que nosotros conocíamos porque había sido manager de

Alfonso Carrasquel en Estados Unidos con los Medias Blancas, y porque trabajaba como coach de los Astros de Houston y colaboró mucho en los inicios del equipo para proporcionar los peloteros importados”.

Manager campeón Al finalizar la etapa eliminatoria de la temporada 1970-71 el cuerpo técnico de los Tiburones presentó dificultades que obligaron a la gerencia a tomar importantes decisiones. A principios de enero regresó de manera intempestiva a Estados Unidos el manager, Dave García. Los Padres de San Diego, equipo al que prestaba servicios como coach de tercera, exigieron su presencia para atender asuntos relativos a la planificación de los entrenamientos primaverales. Para ajustar el staff fue nombrado manager el cubano Reinaldo Cordeiro, quien había perdido la serie final anterior contra Magallanes, en tanto que su compatriota Marcelino López, quien había sido cesanteado después de intervenir en 12 juegos y dejar marca de 0-4, fue nombrado en el cargo de coach de pitcheo. Con Cordeiro y López como principales cabezas del cuerpo técnico, los Tiburones encararon la recta final de la eliminatoria y se clasificaron en la tercera casilla con balance de 31 victorias por 29 reveses, para avanzar a la semifinal contra los temibles Leones del Caracas, que entonces conducía Pompeyo Davalillo. Justamente al concluir la eliminatoria, surgió un nuevo inconveniente. Cordeiro debió ser hospitalizado en la Clínica Los Samanes de La Florida, porque se tragó un

OCTAVO ENTRE INNING / 147


Ravelo fue uno de los mejores entrenadores en la pelota menor . Carlos Subero fue otro de los peloteros y técnicos formados bajo la tutela de Graciano Ravelo.

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palillo y tuvo que ser operado de emergencia, por lo que quedo imposibilitado de seguir con el equipo. Graciano Ravelo surgió entonces como la alternativa para guiar a los Tiburones en la postemporada y con el apoyo de López para el manejo de los lanzadores, barrieron al Caracas en tres juegos de la semifinal y se desquitaron de los Navegantes en siete juegos de la serie final para conseguir la cuarta corona en la historia del conjunto litoralense. “Fue una tremenda experiencia ganar ese campeonato”, recordó Ravelo. “Siempre le agradecí esa oportunidad a Padrón Panza. De él aprendí muchísimo, era un tipo muy correcto, le gustaba organizar bien todo lo que tenía que ver con el equipo. Le inyectaba a uno su personalidad. Muy pocas veces fallaba en cuestiones relacionadas con el club porque era muy meticuloso, todo lo planificaba”. Además del riguroso y constante proceso de mejoramiento profesional que siguió como técnico, Ravelo adquirió conocimientos al lado de todos los buenos estrategas que pasaron por las filas de los Tiburones durante las décadas de los setenta y ochenta, como Charlie Lau, Preston Gómez, Rene Lachemann, Luis Aparicio, Pompeyo Davalillo, Oswaldo Virgil, José Martínez y Terry Collins, entre otros.


Graciano Ravelo y su pupilo Francisco “Kid” Rodríguez.

Consejero de Grandes Ligas Como indicamos, durante su permanencia en las filas de los Tiburones, Ravelo tuvo oportunidad de compartir con técnicos y peloteros que con el tiempo se convertirían en estrategas de Grandes Ligas. Sólo con Phil Regan no llegó a coincidir en las filas litoralenses. Casos especiales entre sus discípulos del equipo La Guaira constituyen Oswaldo Guillén y Alfredo Pedrique, quienes debutaron como los primeros managers venezolanos en las Grandes Ligas durante la campaña de 2004.

No tengo palabras para expresar la tristeza y el dolor que siento al recibir la triste noticia de que mi viejo Graciano ha fallecido. Quiero darte todas las gracias del mundo por ayudarme y enseñarme todo lo que hoy en día sé sobre este hermoso deporte. Sin duda alguna por tus consejos y dedicación que pusiste en mí, soy quien soy hoy en día. Para muchos, simplemente fuiste un entrenador más, pero para mi fuiste un padre que me extendió la mano cuando más lo necesitaba. Que Dios te tenga en la gloria, mi viejo. Te extrañaré. Comentarios de Francisco Rodríguez, en su cuenta Twitter, 8 de abril de 2012.

OCTAVO ENTRE INNING / 149


TODOS ESTRELLAS:

NOVENO inning A

lo largo de cincuenta años (1962-2012), Tiburones de La Guaira ha contado en sus filas con estupendo mate-

rial humano, tanto jugadores criollos como extranjeros. Con la idea de que estén representadas todas las generaciones o promociones de jugadores y técnicos de este primer medio siglo de la divisa litoralense, se presentan cinco equipos ideales que simbolizan cada una de nuestras cinco décadas


TODOS ESTRELLAS

60's Elio Chacón

Ángel Bravo

LA GUAIRA Pitcher abridor derecho Gene Brabender Eddy Watt Pitcher abridor zurdo Darold Knowles Pitcher relevista Rollie Fingers Catcher John Bateman Primera base Tony Curry Segunda base Elio Chacón Tercera base José Herrera Campocorto Luis Aparicio Leftfield Ángel Bravo Centerfield Merv Rettenmund Rigthfield Adolfo Phllips Manager José Antonio Casanova Tony Pacheco Wilfredo Calviño

Gene Brabender

José Herrera

Tony Curry

Eddie Watt

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TODOS ESTRELLAS

70's Jim Rooke

LA GUAIRA Pitcher abridor derecho Aurelio Monteagudo Juan Berenguer Luis Tiant Mike Hedlund Roric Harrison Pitcher abridor zurdo Jim Rooker Larry Gura Pitcher relevista Oscar Zamora Orlando Peña

Al Bumbry

Catcher Paúl Casanova Primera base Oswaldo Blanco Segunda base Remigio Hermoso Tercera base Robert Marcano Campocorto Enzo Hernández Leftfield Ángel Bravo Al Bumbry Centerfield Juan Francisco Monasterio José Cardenal Rigthfield Clint Hurdle Bateador designado José Herrera Pat Kelly Manager Preston Gómez Graciano Ravelo

Graciano Ravelo

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Preston G贸mez

Enzo Hern谩ndez

Robert Marcano

Remigio Hermoso

Oswaldo Blanco

Luis Tiant

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TODOS ESTRELLAS

80's

LA GUAIRA Pitcher abridor derecho Ángel Hernández Odell Jones Albert Williams Pitcher abridor zurdo Brian Clark Pitcher relevista Luis Mercedes Sánchez Luis Lunar Jesse Orosco Catcher Bruce Bochy Primera base Alfredo Pedrique Gary Rajsich Segunda base Norman Carrasco Wayne Krenchiki Tercera base Gustavo Polidor Campocorto Argenis Salazar Derrel Thomas

Alfredo Pedrique

Leftfield Luis Salazar Centerfield Raúl Pérez Tovar Rigthfield Juan Francisco Monasterios Darryl Strawberry Bateador designado Oswaldo Guillén Pat Dobson Manager Oswaldo Virgil José Martínez Aurelio Monteagudo Pompeyo Davalillo

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Pompeyo Davalillo


Oswaldo Guillén y Argenis Salazar

Darrell Thomas

Luis Salazar

Raúl Pérez Tovar

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Felipe Lira

Raúl Pérez Tovar

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Odell Jones


TODOS ESTRELLAS

90's

LA GUAIRA Pitcher abridor derecho Felipe Lira Frank Campos Lou Pote Pitcher abridor zurdo James Hurts Pitcher relevista Jorge Julio Tapia José Luis Ramos Gustavo Pinto Scott Service Catcher José Monzón Primera base Carlos “Café” Martínez Segunda base Luis Galindo Tercera base Luis Salazar Miguel Castellanos Troy Glaus Greg Norton Campocorto Jorge Velandia Carlos Subero Leftfield William Cañate Chad Curtis Centerfield Raúl Pérez Tovar Marvin Benard Andrew Jones Rigthfield Rafael Álvarez Alex Escobar Luis Landaeta Mark Davis Bateador designado Rafael Álvarez Manager Luis Salazar Jeff Cox John McLaren Oswaldo Virgil

Carlos “Café” Martínez

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César Suárez

Alex Cabrera

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Francisco Kid Rodríguez

LA GUAIRA Pitcher abridor derecho Felipe Lira Enrique González Pitcher abridor zurdo Bill Pulsipher Stephen Randolph Pitcher relevista Francisco “Kid” Rodríguez Catcher Guillermo Rodríguez Edwin Bellorín Maxi Ramírez Marcus Jensen Primera base Oscar Azócar Luis Raven Terry Wilson alex cabrera Segunda base Liu Rodríguez Lou Collier Tercera base Cristóbal Colón Campocorto Rainer Olmedo Carlos Mendoza Leftfield Oscar Salazar Centerfield Gregor Blanco

Edwin Bellorín

TODOS ESTRELLAS

Rigthfield Luis Landaeta Eduardo Zambrano Jesús Márquez Rob Stratton Travis Wilson Bateador designado Luis Raven Chris Jones Manager Luis Salazar Carlos Subero

2000 NOVENO INNING / TODOS ESTRELLAS / 159


Gregor Blanco

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Enrique González

Edwin Bellorín

Oscar Salazar

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Miguel Rojas

Marco Davalillo

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ESTRELLAS del futuro

LA GUAIRA Lanzador abridor derecho Jeanmar Gómez Henderson Álvarez Juan González Yorman Landa Adonis Cardona Vianney Mayo Lanzador abridor zurdo Yean Carlos Gil Dail Villanueva Relevista derecho Gregory Infante Edgmer Escalona Michael Torrealba Relevista zurdo Joseph Ortiz Luis González Receptores Héctor Sánchez Salvador Pérez Rossmel Pérez José González Primera base Jhonny Gómez Segunda base Eduardo Escobar Heiker Meneses Odubel Herrera Tercera base Yordin Calderon César Pérez Campocorto Miguel Rojas Ehire Adrianza Luis Sardiñas Carlos Sánchez

Ehire Adrianza

Jardinero izquierdo Jesús Solórzano Erick Vásquez Jardinero central Rafael “Balita” Ortega Ismael Antúnez Jardinero derecho Carlos “Cafecito” Martínez Yonathan Daza Manager Marco Davalillo NOVENO INNING / TODOS ESTRELLAS / 163


Eduardo Escobar

Ehire Adrianza, Miguel Rojas y David Paisano

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Arriba: Carlos “Cafecito” Martínez. Abajo: Héctor Sánchez

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entre inning

entrevista a

FRANCISCO RODRÍGUEZ

“PADRÓN PANZA ME MOTIVÓ A FIRMAR CON LA GUAIRA” Billy Russo

¿Cómo llegó a los Tiburones? Hice par de try outs antes y ya estaba casi todo listo para firmar con los Leones del Caracas. Para ese tiempo mi agente se llamaba Carlos López y me informó que estaba completamente finiquitada mi firma con Leones del Caracas. A raíz de eso, un entrenador que tuve en la selección de Venezuela, Remigio Hermoso, una de las grandes leyendas venezolanas, me hizo un comentario de Pedro Padrón Panza, de que me había visto pitcheando y le parecía que yo era una persona que podía ayudar a la divisa en el futuro. Dos días después de haber ido a los try outs del Caracas, La Guaira hace un llamado a mi agente y le preguntaron qué era lo que nosotros aspirábamos para ese entonces. Sin hacer ningún tipo de try out, ni nada, solamente con la palabra de Remigio Hermoso, Padrón Panza sin titubear me dio la oportunidad de vestir su camiseta. Fui a visitarlo a la clínica donde se encontraba y simplemente me dio un contrato y me preguntó si estaba dispuesto a jugar con su organización, que él me daba la oportunidad ya mismo. Tratamos de conversar con Leones del Caracas para ver si podían igualar la oferta de Tiburones, que era de 500 mil bolívares de diferencia, si mal no recuerdo, y simplemente dijeron que no, que eso era mucho dinero. Entonces decidí jugar con La Guaira. ¿Qué te llamó la atención de ese acercamiento con Padrón Panza, ya en los últimos días de su vida? No fue una visita placentera, porque obviamente no era la posición más adecuada para conocer a una persona y menos para hablar de un contrato, debido a la situación y a la enfermedad por la que él estaba pasando en ese entonces. Al mismo tiempo sus palabras me llenaron de aliento, porque fue muy objetivo y claro. Fue una persona que no titubeó, que no lo pensó dos veces para darme la oportunidad de vestir su camiseta.


Llevó ese nombre con orgullo, con respeto y pasión y lo seguiré haciendo, porque quiero ser el líder por muchos años más. NOVENO ENTRE INNING / 167


El doctor Francisco Arocha, Alejandro y Antonio Herrera han sido unas personas que han afrontado lamentablemente unos retos muy duros, pero han dado el todo por el todo.

El “Kid” Rodríguez jugando con los Tiburones de La Guaira.

¿Qué impresión le causó Padrón Panza como persona? Lo conocía de nombre antes de ese momento, porque cuando se hablaba de Pedro Padrón Panza se habla de una leyenda. Me sentí muy halagado y muy contento de recibir una llamada de él, más estando él en la situación en la que estaba, ya en sus últimos días. Tuvimos la oportunidad de sentarnos a conversar. Sin conocerme, sin tener ningún tipo de números ni de reportes, simplemente con unas palabras que le dio Remigio Hermoso, él confió en mí para que yo fuera parte de su franquicia, imagen de los Tiburones de La Guaira y así me lo dijo. Eso me sorprendió porque nunca me había visto lanzar y siempre me decía que “tú vas a ser el caballo de mi equipo. Tú vas a ser el que nos vas a dar el campeonato. Tú eres el que me vas a ayudar”. Todas esas palabras fueron algo que me llegaron y me motivaron a no pensarlo dos veces y firmar con él.

168 / NOVENO ENTRE INNING

¿Mantienes frescas esas palabras, por eso constantemente juegas con los Tiburones de La Guaira? Sí, efectivamente, porque ese fue un llamado que me hizo Padrón y yo tengo que cumplirle. Hay una anécdota, muy linda, y es que “Peruchito” (el hijo de Padrón Panza) se estaba haciendo cargo del equipo para ese entonces y yo fui el primer pelotero y, lamentablemente, el último que él firmó. Siempre cuando teníamos la oportunidad de conversar, lo poquito que podíamos hablar, él me decía: “Prepárate que vas a ser un hombre con mucho éxito. Prepárate que yo necesito que tú me ayudes a ganar un campeonato. Prepárate que tú vas a asumir las riendas de este equipo”. Yo solo tenía 16 cuando eso pasó. Mi futuro, obviamente, era incierto y ni yo mismo sabía las cualidades que tenía para ese entonces. Primer momento con los Tiburones, uniformado En el 2000 ó 2001, si mal no recuerdo, tuve la oportunidad de ir por primera vez al estadio a practicar con el equipo, cuando Anaheim, me dio el permiso, la luz verde de jugar. Para ese entonces Mikel Pérez era el gerente general y el doctor Armando Arratia era el encargado del equipo. Lamentablemente no llegamos a un acuerdo económico, yo siempre lo he dicho y ahora lo digo otra vez, me sentí ofendido por la suma que me ofrecieron para ese entonces. Obviamente venía de jugar en clase A y venía de lesiones. Sabía que no podía aspirar mucho dinero, pero creo que lo que ofrecieron para ese entonces


En el 2000 o 2001, si mal no recuerdo, tuve la oportunidad de ir por primera vez al estadio a practicar con el equipo

era un insulto, era, incluso, por debajo del sueldo mínimo. Eso fue algo que me cayó muy mal y simplemente empaqué mis cosas y me fui. Uno o dos años después se me presentó la oportunidad de debutar en Grandes Ligas y jugar en la Serie Mundial. Ahí si ya me querían, ya era el niño de oro. Viví las dos partes, la del rechazo y la del Rey. Fueron dos caras de la moneda, que quizás le irán a caer mal a las personas que nombré en estos momentos, por lo que dije, pero lamentablemente fue la realidad que viví. ¿El cambio y la relación con la nueva gerencia, con los nuevos dueños? La primera parte, la que me tocó vivir con la gerencia anterior, fue de muchos problemas, de muchos contratiempos, obviamente se encontraban en una situación en la que no sabían qué iban a hacer con el equipo, si lo iban a vender o no. En ese tiempo había tres o cuatro personas que que-

rían tomar todas las decisiones. Lamentablemente el equipo era joven y no teníamos ese aplomo, esa consistencia dentro del clubhouse, la comunicación de la gerencia y los peloteros. Ya esta nueva gerencia ha sido mucho más amplia, mucho más comunicativa. El doctor Francisco Arocha, Alejandro y Antonio Herrera han sido unas personas que han afrontado lamentablemente unos retos muy duros, pero han dado el todo por el todo. Lamentablemente nosotros, los peloteros, no hemos completado el trabajo. La gerencia ha hecho todo lo posible por darnos todas las comodidades, todo lo que necesitamos para hacer nuestro trabajo dentro del juego, pero nosotros no hemos podido hacer el trabajo que deberíamos hacer. Esto es un proceso de adaptación, ya la gerencia tiene más conocimiento y un poco más de experiencia en el negocio y eso es algo que nos está favoreciendo hoy en día.

El “Kid” en su pose característica tras lograr un ponche.

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“Ellos son unos fanáticos fieles, unos fanáticos alegres, que podemos estar abajo por siete carreras en el noveno inning y están coreando el nombre de La Guaira, el de un pelotero y eso es algo que ya es tiempo de retribuírselos con un campeonato”.

¿Qué representa para ti el vestir el uniforme de los Tiburones de La Guaira y su afición? Representan todo para mí en el beisbol. Los fanáticos siempre te dan su cariño, independientemente de los días buenos o malos. Hay situaciones en la vida donde lamentablemente uno no puede hacer un trabajo y son duras, pero es algo que uno como pelotero debe verlo como una motivación. Ellos son unos fanáticos fieles, unos fanáticos alegres, que podemos estar abajo por siete carreras en el noveno inning y están coreando el nombre de La Guaira, el de un pelotero y eso es algo que ya es tiempo de retribuírselos con un campeonato. Esa es la mejor forma de pagarle todo eso a los fanáticos, que siempre van a estar dentro de mi corazón. ¿Cuál ha sido tu mejor momento dentro de los Tiburones de La Guaira? Cuando debuté con el equipo. Eso fue algo lindo, que realmente hay que estar en los zapatos de uno para saber, para vivirlo y sentirlo. El calor y la energía que te transmite es difícil de explicar.

No importan que tan agotadora fue la campaña de Grandes Ligas, en diciembre el “Kid” está defendiendo los colores del club guaireño.

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¿Cuando eras niño te imaginabas que La Guaira era un equipo como es actualmente. Seguías el beisbol, sabías de los Tiburones? Es difícil recordar, porque yo no era fanático de ver pelota, yo era fanático de jugarla.De decir que me sentaba frente a un televisor a ver un juego, no, nunca lo hice. Siempre fui fanático del beisbol, pero desde el terreno de juego. Siempre fui pelotero. Lo que


puedo recordar así es de cuando hablaban de la famosa guerrilla. Después cuando estaba ya en el proceso de adolescencia, cuando estaba a punto de pactar un contrato en Estados Unidos, los llamaban los salserines. Esas son las pequeñas cosas que hoy en día puedo recordar. ¿Momentos difíciles en los Tiburones de La Guaira, en postemporada? Eso es parte del juego. Uno tiene días buenos y malos, y esos me han tocado a mí. Son cosas que deberían ayudar a superarte un poco más en tu carrera y en aprender un poco más del negocio. He vivido buenos días en mi carrera y he vivido momentos muy malos. Pero soy muy agradecido con Dios por lo que tengo y lo que he logrado en mi carrera y en mi vida. Eso solamente le sucede a las personas que están en el terreno de juego y como yo soy una de ellas, me toca asumirlas.

Máximo embajador de los Tiburones de La Guaira en Grandes Ligas en estos momentos, como jugador. ¿Ha servido eso para influenciar a expandir el nombre del equipo y conseguir mejores peloteros para el club? Esa es una gran responsabilidad que tengo, algo que llevo con mucho orgullo y mucho respeto. Vestir la camiseta de La Guaira no es algo fácil, no es simplemente ponerte el uniforme y salir a jugar con él. Lamentablemente muchos de mis compañeros y de las demás personas lo hacen, para presumir que son peloteros o que pertenecen a un equipo de la liga. Yo cuando visto una camiseta la visto con orgullo y tengo la gran responsabilidad, tanto con la fanaticada como con la organización, de ser el líder de esa organización o uno de ellos. Llevó ese nombre con orgullo, con respeto y pasión y lo seguiré haciendo, porque quiero ser el líder por muchos años más.

Francisco Rodríguez es un icono del equipo Tiburones.

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LOS FRUTOS DE UN PROYECTO

extra inning


T

ras un comenzar prácticamente de cero en el 2004, los nuevos propietarios de La Guaira, Francisco Arocha y

Antonio José Herrera, han logrado estructurar una sólida organización que, en el plano deportivo comienza a dar grandes frutos. Toda ha sido producto de un trabajo arduo y en equipo. Hoy día podemos afirmar con orgullo que el talento de La Guaira se pierde de vista. Sobran razones para soñar en grande en los años que se avecinan a partir de la campaña 2012-13, la cual marca el cincuentenario de la organización litoralense.

Jorge Velandia, gerente general del área deportiva y pieza importante en la conformación del equipo guaireño.

Uno busca las estadísticas del programa de desarrollo o Liga Paralela de la zafra 2010-11 y consigue que, entre los mejores peloteros de los diferentes departamentos ofensivos y de pitcheo, la mayoría son nombres de jóvenes de la organización guaireña. No en balde, con frecuencia a lo largo de las últimas dos temporadas conseguimos que alguno de estos chamos fueron promovidos al equipo grande. El talento y la paciencia vienen ofreciéndoles a los Tiburones los mejores dividendos. Puede decirse, con firme propiedad, que en las filas de La Guaira está buena parte de los novatos con mejor actitud y alto nivel de competencia de nuestra pelota profesional. Para nadie es un secreto que la filosofía de la organización litoralense radica, en buena medida, en la búsqueda y formación de nuevos talentos. Los resultados del proyecto manejado exitosamente por el estratega Marco Davalillo y el gerente deportivo Jorge Velandia, nos tienen soñando a todos, desde las oficinas del club hasta las habitaciones de los fanáticos de todas las generaciones. Se trata de una promoción de peloteros muy jóvenes con enormes perspectivas en los Estados Unidos, prospectos que saben que pueden acelerar su desarrollo jugando con Tiburones en la exigente Liga Venezolana de Beisbol Profesional. Son los muchachos que están de turno para darle a La Guaira sus próximos títulos, los rookies que no hay que perder de vista porque muy pronto serán estrellas de las Grandes Ligas. DÉCIMO INNING / FRUTOS DE UN PROYECTO / 173


La mejor evidencia de lo que se afirmó en los tres párrafos anteriores se puede apreciar en los resultados obtenidos en el certamen 20112012. De la mano de Davalillo, La Guaira alcanzó su primera serie final en 26 años. Si bien es cierto que un grupo de jugadores experimentados, como el que conforman Gregor Blanco, Oscar “Cachi” Salazar, César Suárez, Alex Cabrera y Edwin Bellorín llevaron la máxima responsabilidad y el liderazgo, a la hora de hacer la evaluación definitiva hay que darle alta jerarquía al aporte que rindieron los muchachos. Si los seguidores de los Tiburones se sienten orgullosos por el sobresaliente desempeño que cumplen en las Grandes Ligas representantes del equipo que no superan los 24 años de edad, como los lanzadores Jeanmar Gómez y Henderson Álvarez y los catchers Héctor Sánchez y Salvador Pérez, el optimismo se incrementa al hablar de los prospectos más jóvenes. Nadie puede negar que el futuro inmediato de los escualos se vislumbra maravilloso. Sin lugar a dudas que La Guaira figura como uno de los clubes de la Liga Venezolana de Beisbol Profesional con mayor potencial de talento criollo. Todavía quedan aficionados que comentan las extraordinarias jugadas que hizo Miguel Rojas en el campocorto durante la instancia final de la última temporada y el rendimiento que experimentó en la Serie del Caribe, como refuerzo de los Tigres de Aragua. Con perspectivas de ascender a las Grandes Ligas a muy corto Dail Villanueva

plazo, Rojas forma parte de un grupo de jugadores de posición menores de 24 años que prometen mucho. Junto a él están Ehire Adrianza, Eduardo Escobar, Miguel González, José Alberto Martínez, Heiker Meneses, Rafael “Balita” Ortega, Oscar Pérez, Rossmel Pérez, Carlos Sánchez, Jesús Solórzano y Luis Sardiñas. Vianney Mayo y Alejandro Herrera

Francisco Cartaya, Director Operaciones de Beisbol

174 / DÉCIMO INNING / FRUTOS DE UN PROYECTO


En materia de pitcheo también sobran los motivos para soñar con la nueva promoción de monticulistas cuyas edades oscilan entre 18 y 24 años. En esa lista están Gregory Infante, Yorman Landa, Ricardo Martínez, Vianney Mayo, Héctor Mayora, Héctor Nelo, Joseph Ortiz, Rafael Suárez, Michael Torrealba, Dail Villanueva, Kender Villegas, Arlet Mavare y Juan González. Para confirmar la sentencia del indiscutible talento joven que ha reclutado La Guaira en los últimos años no nos conformamos con este grupo de poco más de dos decenas de nombres. En el programa de desarrollo tenemos muchos más que están empeñados en demostrar que el sueño de la octava corona de Tiburones está bien cerca. Quizás el cuadro que presentamos en este capítulo nos permita confirmar con estadísticas contundentes el brillante futuro que nos espera en Tiburones. Una cuarta parte, es decir, el 25 por ciento del total de peloteros venezolanos que se estrenaron en las Grandes Ligas en las temporadas 2010 y 2011, son reservas del conjunto litoralense. De allí que, como indicamos, los Tiburones han comenzado a cosechar los frutos de un trabajo arduo, sostenido y sólido.

Tiburones y Dodgers unidos en un equipo en la Liga Paralela de desarrollo.

DÉCIMO INNING / FRUTOS DE UN PROYECTO / 175


entre inning

Entrevista a

Felipe Lira

“DEBUTÉ CON EL NÚMERO 1 Y UNOS ZAPATOS FEÍSIMOS”

Experiencia de siete campañas como lanzador de Grandes Ligas, diecinueve temporadas como miembro del cuerpo de pitcheo de Tiburones y un nuevo rol como técnico de pitcheo de La Guaira, permiten a Felipe Lira hablar con propiedad y en su bien pintoresco estilo de sus vivencias como miembro de la tropa litoralense a lo largo de los últimos 23 años ¿Qué recuerdas de tu firma como pelotero y de tu estreno en el beisbol profesional? “A mi me firmó el señor Jorge Uribarrí en septiembre de 1989. A los pocos días me presenté en el campo de entrenamiento del equipo en el estadio Universitario. Luego, en octubre, en el primer juego de la temporada me estrené ante los Tigres de Aragua. Recuerdo que el primer bateador que enfrenté fue al zurdo Jesús “Chalao” Méndez. En ese encuentro me estrené unos spikes rojos feísimos que no combinaban con el uniforme del equipo. Me los había regalado Edgar Alfonzo, el hermano de Edgardo. En el uniforme lucí el número 1; sí, el número de Pompeyo Davalillo, pero él no estaba en esa temporada con el club, así que me dieron la camisa con ese número y sin saber nada me lo puse. Debuté pues, con el uniforme de un legendario de nuestro beisbol. Mucho después comencé a lucir el número 34, con el que me retiré. Esa noche lancé tres innings perfectos y el manager Terry Collins consideró que era suficiente y me sacó. Era un chamo y estaba un poco nervioso, pero lo hice bien, bastante bien. ¡Clase de estreno! Zapatos rojos, dominando a uno de los mejores bateadores criollos de todos los tiempos, luciendo un uniforme de un ex grandeliga, jugando para un tremendo equipo como es Tiburones de La Guaira y para un manager que luego sería estratega en las mayores. ¿Qué más? ¿Recuerdas tu primera victoria con Tiburones? Si, como no. Fue como relevista y casualmente ante los Tigres. El juego estaba empatado en el noveno inning y Aragua tenía dos corredores en base, en pri-


No estaba preparado ni física ni mentalmente, era dos de enero y el trasnocho del 31 de diciembre todavía me estaba pegando. Sin embargo me dije: “vamos Felipe, vamos a echarle pichón. Esa noche lancé todo el juego.

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Lira jugó 17 temporadas en la LVBP, todas con Tiburones.

ren me dice: “Tú eres el que le echa piernas aquí, así que tú eres el tipo. Si perdemos hoy ante los Tigres no tenemos mañana”. No estaba preparado ni física ni mentalmente, era dos de enero y el trasnocho del 31 de diciembre todavía me estaba pegando. Sin embargo me dije: “vamos Felipe, vamos a echarle pichón. Esa noche lancé todo el juego. Le di nueve ceros a los Tigres; me dieron 18 o 19 rollings, unos cuatro hits y ponché a varios. Fue un gran juego. Nunca lo olvidaré, es más, lo tengo grabado, Héctor Cordido me lo consiguió en Venevisión.

mera y segunda, con un out. Me tocó enfrentar entonces a nada menos y nada más que a Álvaro Espinoza y lo obligué a batear rolling al short para doble play. Luego, cerrando el inning, Carlos “Café” Martínez se fue pa’ la calle y ganamos. ¿Cuál fue tú mejor momento con La Guaira? Bueno, tuve varios, pero el que más recuerdo fue uno al final de mi carrera, por allá en la temporada 1998- 99. La Guaira tenía entonces tremendo staff de lanzadores encabezado por Lou Pote. John McLaren era el manager. Le correspondía lanzar a Pote. El partido era de suma importancia porque si le ganábamos a los Tigres de Aragua nos empatábamos con Zulia e iríamos contra éste en un partido extra por un cupo al roun robin. McLaren me llama a su oficina y me dice: “Lira, tú eres el pitcher de hoy’ Y yo pienso dentro de mi: pero, ¿cómo voy a pitchear yo con la temporada que tiene Pote? Tremenda responsabilidad. En eso McLa-

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¿Y tú peor momento con Tiburones? Tuve varios, pero hay uno que me marcó. Fue en un juego contra Zulia, un día de La Chinita (18 de noviembre de 1997), en el que lancé 6 innings, en el que tan sólo me conectaron 6 hits y me anotaron una carrera; jonrón de Cristóbal Colón en el segundo capítulo. El manager McLaren considera que ya hice el trabajo y me saca del encuentro. Trae a Gabriel Luckert de relevista, quien lo hace bien. Con dos outs en el octavo, ganábamos 4 a 1 con el relevista gringo Michael Bovee en el montículo. De pronto, todo se derrumbó. Las Águilas comenzaron a caernos a palos y nosotros a jugar muy mal. Alex Ramírez nos castigó con un gigantesco jonrón de tres carreras. Luego la sacó Jalal Leach con uno en base. Al concluir esa inolvidable entrada, perdíamos 10 a 4. Increíble, yo no lo podía creer, pero así fue, así es el beisbol. Felipe, estuviste como pelotero bajo la gerencia de Padrón Panza, luego con “Peruchito”, más tarde a las órdenes de los herederos y ahora estás, aunque en rol de técnico, en la administración de Arocha y Herrera. Háblanos corto de cada una de esas gerencias. La de Padrón se caracterizó porque siempre se estaba innovando. Para mi Padrón fue un pionero en eso de modernizar el equipo. Él fue un motor del beisbol venezolano. Él siempre estaba pendiente de que el club house fuera algo único, con todas las comodidades. Padrón era futurista. La administración de “Peruchito”, lamentablemen-


te, fue muy corta, apenas de un año o quizás un poco más porque él estuvo involucrado con el equipo desde dos o tres años antes de morir Padrón en 1999. Él era como su padre, muy futurista y muy humilde. Esto último le permitió mantener muy buenas relaciones con los peloteros. “Peruchito” siempre estaba pendiente de sus jugadores, que no les faltara nada. Escuchaba a la gente y eso lo ayudó mucho a darle continuidad al proyecto de su padre. Luego de la muerte de “Peruchito”, a los hijastros de Padrón les cayó del cielo la propiedad del equipo. Ninguno de ellos conocía el complicado negocio del beisbol. No sabían nada del equipo, de su funcionamiento. Sin embargo, hicieron grandes esfuerzos por hacer las cosas bien, pero no tenían un proyecto, no sabían qué hacer y eso se tradujo en algo negativo para el equipo. Había muchos caciques y pocos indios. La gerencia de Arocha y Herrera ha sido otra cosa. Aunque tampoco conocían del negocio cuando adquirieron el equipo en el 2004, hay que reconocerles que, como empresarios que son, aprendieron rápido y montaron un proyecto de desarrollo de peloteros que ya comenzó a dar frutos. Uno de sus grandes

aciertos fue nombrar manager del equipo a Marco Davalillo; Él le cambió la actitud a los jugadores. Ahora hay una mentalidad de triunfadores. Pronto llegarán grandes satisfacciones para los aficionados. Después de tantos años con los Tiburones, ¿cuál es tu equipo “Todos Estrellas”? “De los criollos lo armaría así: Manager: Pompeyo Davalillo, Catcher: Edwin Márquez, Primera base: Carlos “Café” Martínez, Segunda base: Norman Carrasco, Shortstop: Argenis Salazar, Tercera base: Gustavo Polidor, Jardín izquierdo: Ángel Bravo, Jardín derecho: Juan Francisco Monasterio, Jardín central: Raúl Pérez Tovar, Pitcher abridor: Felipe Lira Relevista: Luis Mercedes Sánchez. Y el equipo de los extranjeros lo conformaría así: Manager: Oswaldo Virgil, Catcher: No había extranjeros, Primera base: Bob Hamelin, Segunda base: No recuerdo ninguno bueno, Shortstop: Troy Glaus, Tercera base: Greg Norton, Jardín izquierdo: Rob Stratton, Jardín derecho: Talmadge Nunnari, Jardín central: Chad Curtis, Pitcher abridor: Lou Pote, Relevista: Brian Drahman”.

Felipe logró 51 victorias como lanzador de los Tiburones.

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TIBURONES SOCIALMENTE RESPONSABLES


Durante estos primeros 50 años de historia, Tiburones de La Guaira ha sido consecuente en la realización de actividades sociales en favor no solo de la comunidad varguense, sino de todo el país. No en balde la Asociación de Damas de la Liga Venezolana de Beisbol Profesional lleva orgullosamente el nombre de Nelly Brinez de Padrón, en homenaje a quien fuera su fundadora y más entusiasta colaboradora. La labor social de Tiburones ha ido mucho más allá del donativo

El pelotero Oscar Salazr entregando un obsequio a una niña varguense.

oportuno en momentos de necesidad urgente. Directivos, empleados y jugadores han estado siempre pendientes y dispuestos para brindar su mano amiga en los momentos y lugares más difíciles. Hospitales, refugios, centros de acopio e improvisados alojamientos de damnificados han visto llegar a la familia de Tiburones para compartir sonrisas y suministros. Niños en el campamento vacacional de beisbol de Tiburones.


Asimismo, niños y jóvenes de Vargas y Miranda han elevado su nivel de juego al recibir las enseñanzas de jugadores y ex jugadores de Tiburones, a través de clínicas de beisbol impartidas con regularidad. Toda esta actividad constante es la forma que ha escogido Tiburones para cumplir su compromiso social con el país, y agradecer el apoyo incondicional que ha recibido desde hace 50 años por sus miles de seguidores que, en las buenas y en las malas, se han convertido en la fanaticada más alegre del beisbol venezolano!

Donativos de Tiburones de La Guaira en el Hospital José María Vargas.

El legendario Ángel Bravo apoya la labor social de Tiburones


De arriba a bajo, primera fila, de pie, de izq. a der., Sergio Escalona, Luis González, Renny Osuna, Luis Jiménez, Brian Sweeney, José A. Martínez, Alexander Morales, Rossmel Pérez, Matt Klinker y Héctor Sánchez; Segunda fila, de pie, de izq. a der., Domingo “Tortuga” Fuentes, Tyson Brummett, Michael Torrealba, Kendy Batista, Miguel González, Kender Villegas, Miguel Rojas, David Paisano, Alberto Bastardo, Heiker Meneses, Junior Guerra, Gregory Infante y Felipe Lira; Tercera fila, de pie, de izq. a der., Jimmy Meakel, Francisco Cartaya, Leonardo Camping, Glenn Dishman, Darrell Kennedy, Marco Davalillo Jr., Rafael Álvarez, Reiner Olmedo, Eduardo Escobar, Anthony Ortega, Sandy Nin, Arnaldo Machado, Rubén Segnini, Tito Fraute, Fernando Veracierto, Ramón Luna, Carlos González y Javier Segnini; Cuarta fila, sentados, de izq. a der., José Monzón, Lino Connel, Francisco Rodríguez, Carlos Barrios, Carlos Barrios Jr., Ángel Bravo, Francisco Arocha, Marco Davalillo, Antonio Herrera, Russel Vásquez, César Suárez, Alejandro Herrera, Oscar Salazar y Leían Salazar, Johan Pérez; Quinta fila, sentados, de izq. a der., Les Walrond, Pedro Rodríguez, Guillermo Ortegano, Jorge Velandia, Gregor Blanco, Alex Cabrera, Jonathan Hunton, Edwin Bellorín, Luis Rodríguez, Luis Sebastián Rodríguez, Sheene Figueredo y Joyneer Figueredo.



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