NOTA DE TAPA • Por MELISA MIRANDA CASTRO - Fotos: CESAR CAPASSO - ADAN JONES - THOM SáNCHEZ
Querido doctor Quiénes son los hombres y mujeres que están detrás de los grandes logros de la salud pública en Buenos Aires. Las investigaciones científicas y los tratamientos de vanguardia que están al alcance de todos.
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Hospital Garrahan
Un referente en Sudamérica
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Juan carlos rodríguez es jefe del Área de cirugía plástica y quemados . hace 26 años trabaja en el garrahan.
os pasillos están llenos de gente que va y que viene, muchas de las personas que los transitan llevan puesto su ambo o el guardapolvo blanco, pero otras son padres y madres con sus hijos en brazos o de la mano buscando la sala o al profesional al que tienen que consultar. La gran mayoría se mueve como pez en el agua, con paso firme y la seguridad que da conocer el camino en ese inmenso edificio que ocupa más de una manzana, pero en otros se adivina que es su primera o segunda vez en el hospital y piden indicaciones cada dos pasos. El cirujano Juan Carlos Rodríguez, jefe del área de Cirugía Plástica y Quemados, es de los que sabe por dónde ir. Hace 26 años que trabaja ahí y se reconoce como miembro fundador del servicio, cuando el Hospital de Pediatría Dr. Juan Pedro Garrahan abrió sus puertas. Fue testigo tanto del crecimiento edilicio como de la tecnología y organización que fue adquiriendo la institución, que hoy es referente en atención pediátrica en Sudamérica. Cientos de pacientes pasaron por sus manos, a los que les cambió la vida. Una familia se le acerca a preguntarle por la próxima consulta de su hija. La nena que no debe tener más de tres años padece una anomalía craneofacial y tiene implantado un aparato metálico ajustado a su cabeza y cara, que podría ser el armazón de un casco de fútbol americano y que le permite al médico traer su cara hacia delante muy gradualmente, trasladando el hueso y generando nuevo a su paso. La técnica se llama distracción osteogénica, parece dolorosa, aunque no lo es y se ajusta periódicamente por milímetros, algo así como lo que se hace con la ortodoncia. La pacientita sonríe al ver a su doctor y saluda afec-
Combate de los Pozos 1881,CABA Inauguración: 1987 Especialidad: Pediatría CONSULTAS EXTERNAS E INTERNACIONES por año: 760 mil
tuosamente, lo mismo hacen los padres que se muestran muy agradecidos con Rodríguez. “Un paciente adulto es probable que se olvide el nombre de su cirujano, el paciente pediátrico nunca se va a olvidar quién lo operó. Existe un vínculo mucho más estrecho”, asegura el profesional. El límite de edad del hospital es de 16 años para pacientes que llegan por primera vez y 18 para los que están en tratamiento. “El aspecto más reconfortante y gratificante que tenemos en el trabajo con pacientes pediátricos es que el seguimiento es a largo plazo, ver cómo evolucionan, cómo se insertan socialmente, laboralmente y cómo pueden, a partir de una cirugía reconstructiva, rearmar una familia. Nos ha tocado, a los que tenemos la suerte de estar hace muchos años en el hospital, ver a un paciente pediátrico que vuelve al tiempo con su familia, con sus hijos, con su marido”, reflexiona el cirujano. El servicio de Cirugía Plástica y Quemados atiende pacientes de alta complejidad de Capital Federal, del interior del país y algunos pacientes de países limítrofes. Es la única unidad de terapia intensiva pediátrica del país para pacientes con más del 40 por ciento del cuerpo quemado y cuenta con seis camas (también hay 8 camas para
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“el seguimiento a largo plazo es el aspecto más reconfortante del trabajo con niños”, dice rodríguez.
el garrahan tiene la única unidad de terapia intensiva pediátrica de argentina para pacientes con más del 40 por ciento del cuerpo quemado y le brinda soporte a los hospitales más importantes del país. cuidados intermedios y moderados). Todo paciente quemado de alta complejidad sí o sí termina derivado al Garrahan, así como también los pacientes de cirugía plástica con malformaciones congénitas, tumores o alteraciones complejas. Además, el hospital funciona en red con los hospitales pediátricos más importantes del país. Ellos les brindan soporte en cuanto la atención y seguimiento de los pacientes, algunos terminan siendo trasladados a las instalaciones de Parque Patricios.
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El flujo de pacientes que se recibe en el Garrahan es muy alto comparado con otros centros, y esa frecuencia y experiencia los pone a la cabeza de los procedimientos. Principalmente, reciben pacientes quemados, con tumores (generalmente en cara o cuello), chiquitos con fisura de labio y paladar, pacientes con malformaciones congénitas de mano y con anomalías congénitas craneofaciales. “Tuvimos casos muy difíciles, pacientes quemados en un gran porcentaje; pacien-
tes que de no haber tenido una terapia intensiva hubiesen fallecido. Antiguamente un paciente con un 90 por ciento de su superficie corporal quemada era sinónimo de muerte, hoy por hoy, viven”, dice Rodríguez y cuenta que muchas veces eligen el tipo de tratamiento de acuerdo a las características sociales del niño y su familia, porque si viven lejos y no pueden quedarse no pueden ofrecerles uno que requiera extenderse a lo largo del tiempo. Dentro de las subespecialidades que se desarrollan bajo la supervisión de Rodríguez se encuentra la microcirugía (cirugía con magnificación de imágenes) que permite reparar estructuras muy delicadas, nervios y vasos muy finos. Además del soporte técnico que les brinda el hospital a los profesionales para que desarrollen su trabajo lo mejor posible y con todas las herramientas, se suma que es un hospital público que trabaja con un horario prolongado, porque durante la tarde también siguen operando. Eso posibilita atender a más personas, ya que son pocas las instituciones que atienden pediátricos en la ciudad.
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elvira arrizurieta y la bioquímica elizabet oddo lideran el equipo de investigación de nefrología del lanari.
Hospital LANARI
Los Dr. House argentinos
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odo se empezó a gestar a fines de los ’50, cuando al doctor Alfredo Lanari le dieron un espacio del Hospital Tornú para que se desarrolle ahí una extensión de la tercera cátedra de medicina a la que lo habían asignado. “Lanari aceptó este lugar para convertirlo en un lugar de investigación”, cuenta el actual director asistente Alfredo Zucchini, quien ingresó a la institución a hacer su residencia cuando todavía era director Lanari, con quien además de la medicina compartió la pasión por ir a ver partidos de rugby de la Selección nacional. El instituto se inauguró en 1957, y unos años más tarde se sumó el Conicet para las investigaciones, pero conservó el espíritu de que
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Combatientes de Malvinas 3150,CABA Inauguración: 1957 Especialidad: Investigaciones médicas CONSULTAS EXTERNAS E INTERNACIONES por año: 63 mil
la investigación y la atención van juntas. Profesionales de la UBA y del Conicet trabajaron y trabajan a la par desde entonces. Eran los “Dr. House” de la época, era y es
la institución ideal para tratar toda enfermedad de origen desconocido. Históricamente se desarrollaron varias líneas de investigación, entre ellas el lupus, que hace 30 años no era tan fácil de diagnosticar; también enfermedades hematológicas y neuromusculares. Entre los logros históricos, en los años ’60 fueron los primeros investigadores en la Argentina que dieron la base para que aparecieran los medicamentos para la hipertensión arterial. El aporte nacional estuvo al nivel de lo que se estaba haciendo en el mundo. Otro de los méritos de la institución es haber sido el primer lugar donde se desarrollaron diálisis y trasplantes renales en el país. El equipo de investigación del área de Nefrología Experimental
et uipo de
bioquímicos, genetistas, médicos investigadores y veterinarios que hacen pruebas con ratas trabajan en el laboratorio.
continúa desde sus comienzos estudiando la enfermedad de poliquistosis renal, con la médica Elvira Arrizurieta a la cabeza, quien forma parte del staff del Lanari casi desde sus comienzos y la bioquímica Elisabet Oddo. El laboratorio está integrado por profesionales de diversas áreas: bioquímicos, genetistas, médicos investigadores, veterinarios (son quienes se ocupan de las pruebas que se hacen en ratas) y técnicos. Allí se realizan tanto los análisis de los pacientes del hospital como las investigaciones. Trabajan juntos tanto a la mañana como a la tarde, son, como dicen ellos mismos, “una gran familia”. Las paredes del laboratorio están tapizadas con fotos de quienes conviven ahí. El clima de trabajo es descontracturado y amigable, pero no por eso menos riguroso. “Acá nos divertimos un montón debatiendo sobre un gen y cada uno dando su opinión, ¡se arman unos debates…!”, cuenta apasionado Pablo Azurmendi, bioquímico del staff y vocero designado para hacer el tour a 7DÍAS. La puerta de la oficina de la doctora Arrizurieta está siempre abierta. Adentro, hay miles de libros, desde un estante, un retrato de Alfredo Lanari custodia el ambiente y casi escondido entre la montaña de publicaciones, está el cuadro
en el lanari se hicieron las primeras diálisis y trasplantes renales del país. Entre otros temas su reconocido equipo de investigación estudia la relación entre la función renal y la presión arterial. con la medalla internacional que le dio la National Kidney Foundation por su contribución al área nefrológica. Las líneas de estudio en este laboratorio giran en torno a la función renal y los factores que modifican la presión arterial tanto en humanos como en diferentes modelos de experimentación en animales. “Muchas de las hipertensiones arteriales tienen una raíz renal”, explica Pablo Azurmendi. A través de modelos con ratas pueden estudiar cómo se comporta el órgano. También analizan qué pasa cuando, por algún motivo, se saca un riñón y queda uno solo funcionando. Además, en el laboratorio estudian la infección por citomegalovirus en
trasplantados y hacen diagnóstico genético, un servicio que están tratando de hacer a todos los pacientes que se les indica tratamiento con inmunosupresores o anticoagulantes. También sirve para detectar el Alzheimer. Otro de los fuertes del laboratorio de Nefrología Experimental es el estudio de la poliquistosis renal, por cuyos trabajos han ganado varios premios y reconocimientos. Es una enfermedad hereditaria, más común que el Parkinson. “Son quistes benignos en el riñón que terminan deteriorando el órgano y la mitad de ellos finalizan en diálisis o trasplante. No tiene tratamiento y no son quistes operables. Los trabajos intentan detener la enfermedad”,
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Hospital FERNáNDEZ
El primer banco de huesos de la ciudad
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uena el teléfono, del otro lado avisan que hay un donante multiorgánico. El equipo de cirujanos de Traumatología del Hospital de Agudos Doctor Juan A. Fernández se prepara para viajar a dónde sea que esté el donante que aportará fémur, tibia, peroné y tendones al banco de huesos de la institución. Es un llamado que reciben unas cinco veces al año del Incucai. El equipo se traslada para hacer la ablación, inmediatamente se transportan las piezas en una heladera portátil con hielo hasta llegar a las instalaciones del Fernández donde se las coloca a 80 grados bajo cero. Ahí comienza el estudio minucioso del hueso, donde cada etapa es cuidadosamente realizada: se hacen serologías, cultivos, anomalía patológica para asegurarse de que no vaya a contagiar ninguna enfermedad o tumor a la persona a la que se le trasplante. Una vez que todo da negativo, se guarda el hueso entero o se lo fragmenta para volverlo a congelar. Desde que llega el hueso al hospital hasta que se lo congela definitivamente se tardan 30 minutos aproximadamente, y puede conservarse hasta cinco años en ese estado. Las precauciones son muchas, se trabaja en campos estériles y los profesionales cuentan con alta tecnología y cuidados diarios. Se recurre al banco de huesos hasta una o dos veces por semana en cirugías del hospital. “Nosotros usamos estos huesos para casos de tumores óseos, donde para
Cerviño 3356, CABA Inauguración: 1888 Especialidad: Emergencias CONSULTAS EXTERNAS E INTERNACIONES por año: 959 mil
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nicolás cuestas trabaja en el banco de huesos. ana laura douglas price, en el laboratorio de células madre.
además de estar a la vanguardia en trasplantes Óseos, el fernández es el único hospital público con laboratorio de células madres. poder hacer un tratamiento curativo del tumor muchas veces se reseca el 40 por ciento de la tibia o el fémur. Para preservar el miembro sin la necesidad de utilizar prótesis recurrimos al banco”, explica Nicolás Cuestas, médico de planta que trabaja en el banco junto a otras cuatro personas. Cuenta que también se emplean en fracturas expuestas o recambio de prótesis de cadera. “El mejor injerto de hueso que se puede usar es el de la propia persona, que se saca de la cresta ilíaca pero es muy poco lo que se puede utilizar y cuando se requiere cantidad se acude al banco. No hay problema de compatibilidad porque es tejido muerto, no tiene sangre circulando y sus células
ya están muertas así que no tiene ninguna capacidad de regeneración. Lo que hace el organismo con ese hueso trasplantado es formar hueso nuevo arriba, lo usa como una especie de soporte. Es una reconstrucción biológica”, clarifica Cuestas. La mayor cantidad de reemplazo que hicieron fue de un 80 por ciento de un fémur. “La rehabilitación fue lenta y larga; sobre todo porque a diferencia de una fractura, el hueso de trasplante tarda mucho más en pegarse. En este caso estuvo casi un año en rehabilitación”, comenta Cuestas. El del Fernández fue el primer banco de huesos municipal y existe desde fines de los ’80. Veinte años después surgió uno
en el Hospital Álvarez, pero son los únicos dos municipales que funcionan. Hace siete años empezaron a trabajar también con tendón cadavérico. Fueron actualizando las normativas a la par con el Incucai y se agregaron nuevas tecnologías que garantizan la calidad de las piezas. En el servicio de traumatología del hospital, hay otra área que está tomando la cabecera en investigación de células madre en la Ciudad de Buenos Aires. Hasta el momento son sólo investigaciones y puestas en práctica de procedimientos, ya que ni la ciudad ni el país cuentan con una ley que reglamente este tipo de tratamientos. Así que todavía no se están aplicando a pacientes, aunque en cuanto haya una normativa, el Fernández llevará ventaja sobre otras instituciones públicas. Ana Laura Douglas Price es traumatóloga y lleva a cabo las investigaciones junto con una bióloga y una biotecnóloga. Es el único hospital público con laboratorio de células madre. “Lo que hacemos es investigación básica: cultivo de células, de condorcitos, que es un tipo de célula de la rodilla o del cartílago. Hacemos pruebas y ponemos a punto técnicas que, si el día de mañana hay una reglamentación o una ley que nos avale, vamos a poder aplicarlas bien”, asegura Douglas Price, quien participó en la parte técnica de una reglamentación que se intentó hacer a nivel municipal, pero que finalmente no fue tratada en la Legislatura porteña. Todo lo referido a células madre está en etapa de experimentación, tanto en la Argentina como a nivel internacional. Pero la esperanza de la ciencia es que con los avances se puedan usar para distintas patologías. “Esto no es más que una parte del tratamiento que ayuda a la reparación, pero no es mágico. Hay una fantasía como que esto lo ponés y soluciona todo en tres semanas. No es así. Es algo del organismo que lo tenemos todos, todos tenemos la misma cantidad y vamos a envejecer con esas células que se siguen dividiendo y que no se diferencian hasta que vos necesitás que lo hagan. Ayudan a reparar, pero por sí solas no reparan. No pueden formar un hueso de la nada”, afirma Douglas Price. Hasta el momento, el equipo del Fernández logró cultivar células de cartílago y células madre sacadas del hueso. Ahora están tratando de cultivar células de la grasa, que es donde hay más pero son más difíciles de aislar.
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Hospital EL CRUCE
Tecnología y organización de vanguardia
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o hay colas interminables frente a la mesa de entradas, ni nadie quejándose porque no le dan una respuesta. Se puede caminar tranquilamente por los pasillos sin tener que sortear un vaivén constante de personas yendo de un piso a otro, de un consultorio a otro, caminando acelerados como llegando tarde a algún lugar. Falta ese olor inconfundible a hospital y las paredes con carteleras que se caen abajo, de tantos carteles y anuncios que tiene pegados. No hay sonido de las ambulancias llegando y partiendo, ni el murmullo de fondo que se produce cuando se junta mucha gente en un lugar. Pulcritud y organización futurista son las primeras sensaciones que se tienen al ingresar al hospital de alta complejidad en red El Cruce Doctor
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Avenida Calchaquí 5401, Florencio Varela Inauguración: 2008 Especialidad: Alta complejidad CONSULTAS EXTERNAS E INTERNACIONES por año: 8.426
Néstor Carlos Kirchner, que es público, aunque no encaja en el estereotipo. Los chicos de informes están tranquilos esperando a que surja una consulta, si alguien pasa por su escritorio es para agarrar una manzana y comerla: tienen una fuente llena con un cartel
que promueve la alimentación saludable. Los días en este hospital son así, tranquilos, porque no tienen guardia ni consultorios abiertos al público; sino que funcionan por derivación de 8 hospitales y centros de asistencia de la zona, más los pacientes que les envía la Secretaría de Salud del municipio de Florencio Varela y Almirante Brown, y los ministerios de salud de la provincia de Buenos Aires y Nación. Como su nombre lo dice, la institución cuenta con un equipamiento con las últimas tecnologías y una aceitada organización que le permite funcionar en red. Fue nombrado el quinto hospital más importante de América latina, según la revista “América Económica”. Así fue que desde hace un poco más de un año lograron comenzar con los trasplantes multiorgánicos, intervención que requiere el máximo nivel de complejidad. Sólo hay dos hospitales en toda la provincia de Buenos Aires que se dedican a trasplantes y El Cruce es uno de ellos. Hasta el momento de la nota hicieron 43 intervenciones, y en julio cumplió un año con su nuevo corazón Pedro Sanabria, quien inauguró los trasplantes cardíacos, que ya llevan seis. “Yo volví de Estados Unidos en el ’73 y dije, nunca más voy a un hospital público, hasta que vi éste. El hospital me convenció apenas me trajeron y todavía estaba en construcción pero ya se notaba lo que iba a ser”, declara Roberto Grinfeld, jefe del Servicio de Cirugía Cardiovascular. El equipo médico se
es uno de los dos hospitales que hacen trasplantes en la provincia de buenos aires y está considerado como uno de los cinco más importantes de latinoamérica.
formó con profesionales de prestigio que ya estaban trabajando en otras instituciones, pero llevó un tiempo coordinar y aceitar la interdisciplinariedad entre los diferentes servicios que intervienen para tratar un paciente trasplantado. Por eso, a pesar de que la tecnología y la infraestructura estaban dadas por el hospital, las cirugías de trasplante no se hicieron desde el principio. En el caso del trasplante hepático, el servicio empezó a organizarse en diciembre de 2012 y el 31 de enero se hizo la primera operación. Actualmente, tiene 30 pacientes inscriptos, 30 en evaluación y 12 ya trasplantados. El jefe del servicio, Juan Matera, fue uno de los pioneros del trasplante en la Argentina y participó del primer procedimiento que se hizo, que este año cumple 25 años. El cirujano hepático Emilio Quiñones coincide en que las condiciones dadas por el hospital son excepcionales. “Yo estoy convencido de que no debería haber diferencia entre la salud pública y la privada; éste es uno de los centros donde uno puede sostener que esa brecha no es tan grande”, explica y agrega que la historia de vida de los pacientes le dan un plus al trabajo. “La gente llega en general, con muchos problemas de todo tipo. Una de nuestras áreas es la asistencia social. El trasplante no es solamente trasplantar, el pre y el post son tan o más importantes que el procedimiento en sí. Si vos tenés un paciente que tiene un hígado que no funciona y hay que
roberto grinfeld es jefe de cirugía cardiovascular. y laura antonietti coordina el área de investigaciones.
trasplantarlo, pero después no tiene medios para trasladarse, no tiene lugar donde estar, no le solucionás el problema”, asegura Quiñones. Muchas veces, la asistencia social ayuda a estos pacientes a mejorar sus condiciones de vida a la par de las de salud. A pesar de la tecnología, las condiciones edilicias y el recurso humano, el caudal de procedimientos no es el que los profesionales desearían. “Uno de los grandes problemas que todavía seguimos teniendo es la negativa familiar, casi el 50 por ciento de los procesos se caen por negativa familiar. Cada persona tiene la posibilidad de expresar su voluntad y pone en su documento que es donante pero a veces cuando llega el Incucai la familia dice que no, y no se puede hacer nada. En la Argentina está todo sospechado”, concluye Quiñones. Y Grinfeld acota: “Lo del tráfico de órganos son fantasías, es imposible por los tiempos y los factores que se necesitan. Esos
mitos se dan por desconocimiento”. Para completar los servicios del hospital, se está germinando el área de investigación, que por el momento es sólo clínica pero hay un proyecto para expandirla. “Ya fue aprobado por el Ministerio de Ciencia y Tecnología, vamos a integrar a un grupo de investigadores básicos del Conicet. El objetivo es que desde el laboratorio se analicen y se investiguen resultados de marcadores de diferentes enfermedades en sangre. Que nos puedan dar información sobre el pronóstico de la enfermedad, de la respuesta al tratamiento de determinados pacientes, y que eso se pueda transferir a la práctica clínica rápidamente, y viceversa”, explica Laura Antonietti, que coordina el área de investigaciones. El laboratorio estará construido y funcionando dentro de dos años. Un ítem más para dar respuestas a los problemas de salud bonaerenses.
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