viejos mercados de buenos aires

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SOCIEDAD

POR MELISA MIRANDA CASTRO - FOTOS: FLORENCIA DANIEL Y JUAN VERA

ESOS VIEJOS MERCADOS en la actualidad


OS NUEVOS

LAS TRADICIONALES FERIAS DE BUENOS AIRES PASARON DE SU ÉPOCA DE ESPLENDOR A LA DECADENCIA. HOY, BUSCAN SU IDENTIDAD EN LOS BARRIOS PORTEÑOS.

PRIMERA CALIDAD EN CABALLITO El Progreso, ubicado en Primera Junta (Rosario y Del Barco Centenera), goza de una excelente reputación en cuanto a su mercadería. Los chefs de los mejores restaurantes de Buenos Aires hacen la mayoría de sus compras ahí. El mercado funciona desde 1889. Se inauguró gracias a un subsidio del ex presidente Miguel Juárez Celman, y la idea era que sirviera para el crecimiento del barrio y abasteciera a la gente de la zona. Antes, era usual que los puestos en el mercado se heredaran de padres a hijos y que fueran explotados por una misma familia durante décadas. Éste es el caso del carnicero Alfredo Andrada, que heredó el puesto que su suegro había conseguido en 1930 y perpetuó el rubro, ahora lo ayudan sus hijos, su cuñado y sus sobrinos. El más antiguo en el mercado es Arturo Barone, que desde el año ‘33 sigue atendiendo. La década del ‘90 fue muy dura para El Progreso por la competencia con las megatiendas de alimentos que ofrecían precios con los que ellos no podían competir. “Ahí a mí se me prendió la idea de traer sólo mercadería excelente y ofrecer atención personalizada, una relación más familiar con el cliente, para poder competir con los supermercados –relata Andrada–. La persona que viene a buscar milanesa a 20 pesos no se la podemos dar, pero si busca la mejor calidad, acá lo va a encontrar”.

EL PROGRESO -Rosario y Del Barco Centenera, Caballito. -De lunes a sábado, de 8 a 13 y de 17 a 20. -Alimentos de todo tipo, algunos muy sofisticados.

en la actualidad


SOCIEDAD

MERCADO DE SAN CRISTÓBAL -Entre Ríos e Independencia. -De lunes a viernes de 9 a 14 y de 17 a 21, sábados de 8 a 14. -Comestibles, bazar, feria americana, objetos antiguos y de colección.

DE SAN TELMO A SAN CRISTÓBAL Los mercados de San Telmo y San Cristóbal tienen en común que su fuerte es la compra y venta de objetos con pasado. El de San Telmo goza del beneficio de la popularidad que tiene entre los turistas, mientras que el segundo se mantiene a flote con algunos coleccionistas y la gente del barrio. En el mercado de Entre Ríos e Independencia existe una clara división entre el primer piso (que tiene una feria americana, y venta de comida y objetos a menor precio) y el piso de abajo donde están los puestos tradicionales; todavía quedan algunas carnicerías y pescaderías, y hay venta de antigüedades, objetos militares y muebles. María, que atiende el local “Teresita”, comenzó vendiendo sopa paraguaya, arroz con leche, chorizo a la pomarola, pero ahora también tiene un local donde vende objetos y ropa usada. “El mercado tiene sus etapas, en el verano está muerto. Hay gente que no sabe que hay puestos acá arriba y ni suben”, explica, y agrega que su público son revendedores, algunos pocos turistas, estudiantes y gente que busca el mejor precio. Marcelo, otro de los puesteros, cuenta: “no tenemos turismo pero sí un público cautivo, porque acá los precios son más accesibles que en San Telmo”. En Defensa, entre Estados Unidos y Carlos Calvo, las cosas son diferentes. Coco y Dorita tienen su espacio en el centro del mercado y señalan que entre los turistas se destacan chilenos y brasileños. “El europeo se asusta porque hay poca seguridad en el barrio”, dicen. “El fuerte es el domingo. Pero tenemos nuestros clientes fijos, como una doctora que sólo compra muñecas antiguas, que salen de 2.500 pesos para arriba”, cuentan los puesteros. El puesto 54 pertenece a Juan Carlos, que es carnicero desde hace 40 años. En la última década, las antigüedades le fueron ganando terreno a la venta de alimentos. “Tenemos clientes fieles, en algunos casos estoy atendiendo a la segunda generación de una familia”, destaca.

en la actualidad


MERCADO DE SAN TELMO -Defensa, entre Estados Unidos y Carlos Calvo. -Lunes a sábado de 7 a 13. -Comestibles y venta de antigüedades.


SOCIEDAD UN SIGLO EN LA BOCA

“LOS MERCADOS ESTÁN DEJANDO DE EXISTIR, LA GENTE QUE VIENE A PONER SU PUESTO ACÁ ES RELATIVAMENTE NUEVA. ESTO TERMINÓ SIENDO UN PASEO DE COMPRAS”, ROLY GARAVENTA, MERCADO DE LA BOCA.

ANTIGUO MERCADO DE LA BOCA -Ministro Brin y Olavarría -De lunes a sábado, de 9 a 19. -Paseo de compras, bijouterie, juguetes, bazar, muebles y artículos del hogar.

MERCADO DE PULGAS -Dorrego 1600 y Niceto Vega. -Muebles de todas las épocas y objetos antiguos. -Abre de martes a domingo, de 10 a 19.

LA ONDA RETRO El mercado de Pulgas funciona desde 1988, es municipal y se creó para que los vendedores ambulantes tuvieran un lugar. Pero como la zona no era muy concurrida y no se lo cuidaba, los puesteros comenzaron a irse y durante muchos años fue un galpón abandonado donde algunos de los vendedores originarios seguían yendo. En 2004, cuando la zona tuvo una revaloración inmobiliaria, el gobierno de Aníbal Ibarra intentó reformular el sitio con un proyecto resistido por los inquilinos. Después de varias idas y venidas, este año volvieron a su espacio original. “Pudimos recuperar el mercado con un proyecto acorde y a beneficio de los puesteros, es decir, toda la superficie es para los puesteros”, comenta Rodolfo Zanellato, conocido como Rody, que dejó la fábrica de pastas que tenía para dedicarse a su puesto del mercado y es actualmente parte de la comisión del lugar.

en la actualidad

Con más de un siglo de vida, el mercado de la Boca es el más antiguo y el que más sufrió cambios; continúa funcionando en Ministro Brin y Olavarría. A través de los años fue reciclado y hoy es un centro comercial y gastronómico. “Los mercados están dejando de existir, la gente que viene a poner su puesto acá es relativamente nueva. Esto terminó siendo un paseo de compras”, explica Roly Garaventa, quien administra el lugar y hace más de 45 años trabaja allí. En 1901, su padre era ayudante de carnicería y en ese entonces la estructura del lugar era totalmente diferente, era más grande y tenía salida por la calle Suárez. Además, había un escenario y las bandas tocaban mientras la multitud compraba. Los datos no son precisos, pero se cree que fue el primer frigorífico de Buenos Aires. Desde ahí se abastecía a toda la ciudad. Hasta mediados del siglo XX, los carniceros trabajaban sin heladeras, así que guardaban las reses colgadas a la vuelta del mercado, en un carro. “Venía gran cantidad de gente porque no había heladera y la compra era diaria”, recuerda el administrador. El mercado daba vida a la zona, porque como en el puerto no había contenedores, los obreros comían en los bodegones del barrio. Pero la época de abundancia se terminó y con el cierre del puerto comenzó la decadencia. Hace siete años decidieron ponerlo en condiciones para aprovechar la zona estratégica en la que está ubicado.


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