Proyectos científicos argentinos y profesionales repatriados

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NOTA DE TAPA

POR MELISA MIRANDA CASTRO - FOTO DE TAPA: NASA

CIENCIA POR ARGENTINOS A PARTIR DE 2003, LA INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA TUVO UN FUERTE IMPULSO A TRAVÉS DEL APOYO ESTATAL. AQUÍ, LOS PROYECTOS Y DESARROLLOS MÁS IMPORTANTES EN LOS QUE PARTICIPAN PROFESIONALES DE NUESTRO PAÍS.

BUSCA RECONSTRUIR LOS PRINCIPIOS DEL UNIVERSO. Desde 2006 cuenta con la colaboración de científicos argentinos. Además, el equipo de la Universidad Nacional de Mar del Plata trabaja en el diseño y construcción de los aceleradores de partículas.

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La Máquina de Dios Al igual que varios de los proyectos científicos en los que está involucrada la Argentina, éste es un esfuerzo internacional, que compromete a miles de profesionales de diversas nacionalidades. El Colisionador de Hadrones (LHC) se encuentra en la frontera entre Suiza y Francia. Usa un túnel de 27 km de circunferencia creado para el Gran Colisionador de Electrones y Positrones y es el más grande del mundo. Más de 2.000 físicos de 34 países y cientos de universidades y laboratorios han participado en su construcción. Su propósito es poder reconstruir los principios del Universo, cómo sucedió el Big Bang y cómo se forma la materia. Dentro del colisionador dos haces de protones son acelerados en sentidos opuestos hasta alcanzar el 99,99 por ciento de la velocidad de la luz, y se los hace chocar entre sí produciendo altísimas energías (aunque a escalas subatómicas), que permiten simular algunos eventos ocurridos inmediatamente después del Big Bang. Se lo llama la “Máquina de Dios” porque el colisionador busca encontrar el Bolsón de Higgs (la partícula de Dios), que explicaría por qué las partículas subatómicas tienen masa. Este año, el LHC funcionó durante 180 días y produjo más de 400.000 millones de colisiones entre protones. Hasta el momento no hay datos concretos para la investigación del Bolsón de Higgs, pero los científicos esperan tener resultados muy pronto. En este inmenso proyecto colaboraron científicos argentinos como miembros plenos, desde 2006. Dos de ellos son María Teresa Dova y Ricardo Piegaia, que trabajan directamente en el Atlas (el detector más grande que tiene el colisionador, que tiene la misión de encontrar el Bolsón de Higgs). Pero también, en 2009 la Argentina firmó un acuerdo de cooperación con el CERN mediante el cual un equipo de investigadores de la Universidad Nacional de Mar del Plata, liderado por el ingeniero Mario Benedetti, colaboró en el diseño y construcción de dos nuevos aceleradores de partículas que tuvieron como objetivo aumentar la intensidad del haz de partículas que alimentan al LHC. El otro equipo nacional que participó en materia de control de potencia es el del Laboratorio de Electrónica Industrial, Control e Instrumentación, de la Universidad Nacional de La Plata, integrado por los ingenieros Carlos Christensen, Eugenio Tacconi, José María Catalfo, Pedro Battaioto, Graciela Toccaceli de Battaioto y Miguel Mayosky. Desde 2007, el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva ha aportado más de 1,5 millones de dólares para financiar proyectos y apoyar la participación de investigadores argentinos en esta iniciativa. En septiembre de este año, el ministro Lino Barañao se reunió con el director general del CERN para ampliar la participación nacional en el colisionador, tanto en materia de recursos humanos como en la provisión de hardware para el nuevo equipamiento del acelerador de hadrones. Foto: “Gentileza ATLAS Experiment © 2011 CERN”.

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Observatorio de rayos cósmicos Decir que mide 15 veces el tamaño de la Ciudad de Buenos Aires impresiona. El observatorio Pierre Auger de rayos cósmicos está ubicado en Malargüe, Mendoza, y ocupa 3 mil kilómetros cuadrados. Es uno de los pilares de investigación de la ciencia argentina, y lleva varios años en funcionamiento. El 2 de agosto se celebraron 10 años desde el día en que se observó el primer evento medido con el Detector de Superficie, un gran proyecto que involucra a 17 países. En el laboratorio, los físicos y astrónomos detectan los rayos cósmicos -partículas más pequeñas que un átomo que llegan desde el espacio y caen en forma de lluvia- indirectamente en la superficie de la Tierra, observando cascadas de partículas secundarias que se producen en el aire. La idea de este proyecto se empezó a concebir en 1991, cuando los físicos James Watson Cronin y Alan Watson de Leeds comenzaron a armar el plan de construir este inmenso DETERMINA LA observatorio. El objetivo del NATURALEZA DE LOS observatorio es determinar RAYOS CÓSMICOS. la naturaleza de los rayos, la Funciona en Mendoza energía y el lugar de origen, e involucra a 17 países. La Argentina fue para poder entender mejor el responsable del ensamble universo. Hay alrededor de y mantenimiento de los detectores y de los 500 científicos de múltiples telescopios. nacionalidades que participan de este proyecto. En esos 3 mil kilómetros cuadrados se desplegaron 1.600 detectores de muones (como electrones más pesados, que se desprenden de los rayos cósmicos), que permiten recibir los rayos cósmicos ultra energéticos. Además hay 24 telescopios de fluorescencia de alta sensibilidad, que en las noches despejadas pueden llegar a detectar la tenue luz ultravioleta que produce la cascada de rayos cósmicos al atravesar el aire. El Observatorio Pierre Auger son dos observatorios en uno. Por un lado, tiene un sistema de telescopios de fluorescencia que observa la luz producida por la cascada al atravesar la atmósfera y, por el otro, un arreglo de detectores de superficie que registran la llegada de las partículas secundarias a nivel del suelo.

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Foto: gentileza Observatorio Pierre Auger

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Clonación El primer bovino transgénico del mundo fue argentino. Nuestro país hizo un gran aporte a la ciencia, cuando los investigadores lograron insertar dos genes humanos –que codifican proteínas presentes en la leche humana- en un sólo sitio del genoma bovino. Esto permite generar “animales clave”, que heredarán a su descendencia la propiedad de producir leche maternizada. El 25 por ciento de los hijos del “animal clave” tienen posibilidades de ser transgénicos. Clonar masivamente llevaría un presupuesto impensable, pero de esta manera se puede crear un rodeo de vacas que den, por ejemplo, leche maternizada. Rosita ISA -que ya es casi tan famosa como Dolly, la oveja-, es “hija” de Germán Kaiser y Nicolás Mucci, investigadores del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y Adrián Mutto, de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM). La investigación comenzó en 2005, primero con cabras como objeto de estudio, pero resultaron poco convenientes porque no se disponía de ovarios en la zona. Luego de un complicado proceso celular realizado mediante ingeniería genética, sólo sobrevivieron 15 embriones para transferir a un animal adulto. Esos embriones sirvieron para preñar dos vacas, una con un ternero que sufrió muerte fetal, y la otra con Rosita ISA. La ternera nació el 6 de abril, por cesárea, en un perfecto estado de salud, a pesar de tener excesivo peso. Este aporte novedoso a la ciencia, no sólo tiene releROSITA ISA ES EL PRIMER BOVINO TRANSGÉNICO vancia a nivel internacional, DEL MUNDO. sino que podría significar una importante mejora en la aliLa investigación del INTA y la UNSAM comenzó en mentación de los niños que 2005; la ternera puede beban esta leche, ya que sudesarrollar crías capaces de produci leche maternizada. plirá las falencias que tiene la vacuna por tener propiedades antifúngicas, antibacteriales y antivirales y además, podrá ser usada por los bebés que no puedan tener acceso a la lactancia materna. Esto sería en un futuro, porque todavía hubo aplicación concreta de esta biotecnología y no hay un marco regulatorio para el consumo de alimentos de animales transgénicos, aunque los científicos dicen que no debería haber inconvenientes en su ingesta. Este año, los científicos, recibieron el premio Innovar gracias a Rosita ISA.

Fotos: gentileza INTA

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MIDE LA SALINIDAD DE LOS MARES Y OCÉANOS DEL PLANETA.

Satélite SAC-D Aquarius El 10 de junio de este año fue lanzado el cuarto satélite de la serie SAC (Satélite de Aplicaciones Científicas) desarrollado por la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE), como el resultado de ocho años de intenso trabajo. Este satélite es un observatorio espacial para el océano, el clima y el medio ambiente. Su objetivo es estimar la salinidad de mares y océanos en forma global, ya que reemplaza a las mediciones que se hacían a través de embarcaciones y boyas marinas, lo que no brindaba un panorama completo. Los datos recopilados por el satélite argentino serán un gran aporte para la comunidad científica, ya que nutren a 15 diferentes grupos de estudio locales y se cree que a partir de ellos se podrán elaborar modelos climáticos a largo plazo. Los datos son accesibles de manera gratuita para los usuarios. Además de los océanos, el SAC-D Aquarius también estudia la humedad del suelo, lo que permitirá, por ejemplo, anticipar inundaciones, prever los fenómenos del Niño y la Niña, monitorear erupciones volcánicas, vientos e incendios. Por ejemplo, una de las primeras imágenes que captó fueron las del volcán Peyehue. Pero también, gracias al satélite se pueden controlar los buques pesqueros de calamar, que pescan de noche con luces potentes. Para este proyecto, la Argentina contó con la NASA como socio principal, ya que

Cinco de las ocho piezas fundamentales del satélite, se hicieron en el país. Se construyó en Bariloche por más de 200 investigadores, científicos, ingenieros y técnicos.

aportó los servicios de lanzamiento y el instrumento Aquarius. Aunque cinco de las ocho piezas fundamentales que lleva el satélite, fueron hechas en el país. El SAC-D Aquarius combina diferentes tecnologías para la observación. Lleva cámaras ópticas y térmicas, radiómetros de microondas y scaterómetros, sistemas de colección de datos e instrumentos para estudios de la atmósfera y el monitoreo de desechos espaciales. Pesa 1.400 kilogramos y viaja a 28 mil kilómetros por hora en su velocidad de órbita. Por día, da 14 vueltas alrededor de la Tierra y su vida útil es de 5 años. A nivel nacional trabajan más de 100 entes, organismos, universidades y empresas en este proyecto. En Falda del Carmen, Córdoba, funciona la Estación Terrena del Centro Espacial “Teófilo Tabanera”, que se encarga del comando, monitoreo y control del satélite. En este centro se recibe también información de otros 15 satélites de otros países, y se monitorea el SAC-C argentino y los italianos COSMO-SkyMed 1, 2, 3 y 4. A partir del SAC-D Aquarius ya se pudo armar un mapa global de salinidad, en donde se puede observar con claridad hasta la estela de agua dulce que deja el río Amazonas al llegar al Atlántico. Fotos: gentileza Conae

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POR MELISA MIRANDA CASTRO FOTOS: ALEJANDRO KAMINETZKY


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VOLVER A CASA

a tele prendida en el canal internacional. La imagen devolvía humo, golpes, represión policial, saqueos, cacerolas y una Argentina en llamas. Andrea Bragas estaba en los Estados Unidos perfeccionando su carrera de Ciencias Físicas en la Universidad de Michigan, pero se preocupaba a la distancia por el país que había dejado y al que debía volver. En 2000 Andrea hizo sus valijas, se llevó a su familia y viajó con una beca del Conicet y con un compromiso de retorno firmado. “La expectativa de la vuelta era complicada, en esa época, por inercia, te hacían firmar un compromiso de retorno, pero no te aseguraban el trabajo. Estaba cerrada la carrera de investigador, así que volvías y no sabías a qué”, recuerda la física. Por esos años, de corralito, cacerolazos y escraches, Joaquín Piriz, licenciado en Ciencias Biológicas de la UBA, veía su futuro laboral muy acotado y sabía que tenía que traspasar las fronteras si quería trascender. Así que decidió buscar su camino en el extranjero después de graduarse en 2002. En España hizo un doctorado en Medicina con especialidad en Neurociencias y siguió perfeccionándose luego en los Estados Unidos. “Me tocó enfrentar el doctorado cuando se sabía que todo era incertidumbre, así que sabías que te tocaba hacerlo afuera. Todos se iban como opción uno; era una cuestión de perspectiva, porque la idea de hacer ciencia en la Argentina era lo que estaba equivocado, era tratar de hacer algo con el rechazo del sistema general. Era casi una decisión al momento de empezar a estudiar, en ese entonces, porque sabías que te estabas metiendo en un sistema que, al final, te iba a terminar echando”, confiesa Piriz. Sergio Szajnman logró empezar el doctorado en Ciencias Químicas en 2001 en la UBA porque tenía un cargo en la universidad, pero sabía que debía salir a incorporar conocimientos de otros lugares. “Terminé el doctorado y desde que empecé sabía que quería ir a hacer un perfeccionamiento afuera. Había estado en los Estados Unidos un par de meses y sabía que no quería estar ahí, por la forma de vida, y justo vino un profesor alemán, me salió la beca y me fui. Pero mi idea era, siempre, volver”, reconoce.

ANDREA BRAGAS, JOAQUÍN PIRIZ Y SERGIO SZAJNMAN SON TRES DE LOS 850 CIENTÍFICOS REPATRIADOS HASTA EL MOMENTO. EL EXILIO, LOS PROS Y CONTRAS DEL REGRESO, Y CÓMO SE RECONSTRUYE EL SISTEMA CIENTÍFICO ARGENTINO.

Aunque en diferentes oleadas, los tres forman parte de los 850 científicos e investigadores repatriados que están desarrollando aportes para la sociedad argentina. CRISIS Y REGRESO. Hubo años de mucho vapuleo para la ciencia argentina, que provocó una importante fuga de cerebros. Los mayores receptores de las mentes nacionales fueron Europa (principalmente España,

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Alemania y Francia) y los Estados Unidos. Esto recién tuvo una reacción por parte del Estado nacional en 2003 con el programa “Raíces” (Red de Argentinos Investigadores y Científicos en el Exterior). Aunque el proceso comenzó mucho antes de 2001, la fuga de cerebros se acentuó con la crisis generalizada del país. Incluso, muchos de los becados que estaban estudiando afuera, sufrieron las consecuencias, a la distancia, de esa Argentina en llamas. Con el corralito, el Estado dejó de enviarles dólares, por lo que aquellos que dependían sólo de la beca nacional no tenían ni para pagar el alquiler. A esto se sumó que los familiares no podían enviarles dinero porque no se podían sacar divisas. Fueron momentos complicados para los investigadores. Unos meses antes de que Andrea Bragas comenzara su regreso vislumbró una luz de esperanza en su futuro. “Yo tenía la idea de volver, lo que no sabía era si iba a tener trabajo. Cuando en 2002 les decía a mis compañeros que volvía, y a lo mucho que podía aspirar era a ganar 300 dólares, me decían que yo estaba loca. Hoy ganamos 2.500 dólares -destaca-. En 2003 empezó a cambiar todo; la primera vez en la vida que yo escucho que un presidente nombra en sus discursos al Conicet. Entonces, eso daba confianza, porque tantos años de palos, uno no sabe si puede confiar”. Bragas fue de las primeras en volver, en 2004, con uno de los programas que hoy están bajo la órbita de “Raíces”. El programa cuenta con una base de datos de 4.500 investigadores y técnicos en el exterior, sin embargo, se estima que hay unos 6.000. Hasta el momento, ha logrado reinsertar en la Argentina a 850 profesionales, lo que representa el 13 por ciento. Entre ellos están Bragas, Piriz y Szajnman. La primera volvió para desarrollar instrumentos ópticos para poder ver el mundo nano. El caso del neurofisiólogo asistente investigador del IFIByNE, Joaquín Piriz, está tratando de caracterizar los circuitos neuronales que generan ciertos comportamientos, por ejemplo, actualmente investiga los circuitos responsables de la adicción a la cocaína y cómo los ritmos de luz-oscuridad modifican cuánto tiempo dura la memoria. Sergio Szajnman, que es químico orgánico, estudia inhibidores de Tripanosoma cruzi (Chagas) y

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SERGIO SZAJNMAN VOLVIÓ EN 2008 DESARROLLA HERRAMIENTAS ÓPTICAS PARA VER EL MUNDO NANO.

otras enfermedades parasitarias. Además, está investigando la síntesis de inhibidores de una enzima llamada HSP90, que podría servir para terapias contra el cáncer. –¿Qué los decidió a volver al país? Andrea Bragas: –Cuando estás afuera del país, ponés en la balanza si es atractivo o no es atractivo volver; en este momento es atractivo volver. Sergio Szajnman: –Si bien afuera hay un montón de posibilidades, vas a tener un techo o te va a ser muy difícil alcanzar lo que puedas alcanzar acá. Acá, por ahí podés llegar a ser profesor o vas a apuntar a un perfil mucho más alto, porque afuera son proteccionistas. Al menos en Alemania.

“AFUERA HAY UN MONTÓN DE POSIBILIDADES, PERO ACÁ PODÉS LLEGAR A APUNTAR A LOGRAR UN PERFIL MUCHO MÁS ALTO.”

A.B.: – En los Estados Unidos es diferente, ahí tienen la virtud de quedarse con la mejor “cream de la cream” de todo el mundo y ponerlo en las posiciones de poder, no es Europa, así que ahí es más peligroso para cualquier país. Acá tenés más posibilidades de proyección, no sólo porque podés ser profesor sino porque podés servir a tu sociedad y hacer la diferencia. –¿El perfil del científico argentino que estudia afuera es retornar al país? Joaquín Piriz: –Yo terminé la carrera y me fui a hacer el doctorado. Decidí volver después de estar un año en Estados Unidos, cuando ya estaba terminando la etapa y tenía que decidir si volver a España, donde


había hecho el doctorado, o volver acá. Por como estaban dadas las ofertas por parte del gobierno argentino y por la precariedad crónica del sistema científico español, me decidí a volver. Aparte que siempre había tenido la idea de que me gustaría hacer ciencia en la Argentina, se dieron las posibilidades. Lo del gobierno argentino, de ofrecer un trabajo real a un investigador formado, es algo muy atractivo. El punto de generar estabilidad es crucial. Al mismo tiempo es una apuesta muy fuerte, porque una persona que vuelve, que estuvo una cantidad de años afuera y tiene que reinsertarse en un trabajo fijo, tiene que empezar a producir. –¿Se trabaja más cómodo en la Argentina? A.B.: –En cuanto al trabajo cotidiano, no. Se trabaja muy bien en un laboratorio extranjero, pero tu vida pasaba por un montón de otras cosas: tus afectos, tu familia. S.S.: –El nivel de vida que yo tenía es indescriptible, lo mires por donde lo mires. Yo tenía una beca del gobierno alemán, vivía en Munich que es una ciudad que, en cuanto a calidad de vida, es una cosa increíble. En el laboratorio estaba súper bien, lo único que tenía que hacer era solucionar el problema que estaba investigando. Vivir así es fantástico, pero después te pasa que cualquier cosa que vos hacés sos un extranjero. –¿Como fue el primer día de trabajo en la Argentina? J.P.: –A mí me encantó. Yo llegué, volví a la facultad después de siete años, y estaban tocando el bombo en la puerta porque había una pelea de Coneau sí Coneau no. Y dije: “¡ah, volví a casa!”. Después te tenés que empezar a adaptar. S.S.: –Venís con malos hábitos de afuera, en el sentido de que te acostumbrás a que las cosas funcionan muy bien. Aunque en seguida volvés a pelear con esas cosas de

ANDREA BRAGAS VOLVIÓ EN 2004 ESTUDIA INHIBIDORES DE TRIPANOSOMA CRUZI (CHAGAS) Y OTRAS ENFERMEDADES.

“EN 2003 EMPEZÓ A CAMBIAR TODO; FUE LA PRIMERA QUE ESCUCHÉ A UN PRESIDENTE NOMBRAR AL CONICET.”

CIENTÍFICOS REPATRIADOS

44%

PROVIENE DE EUROPA

(32% DE ESPAÑA, 20% DE FRANCIA, 15% DE ALEMANIA, EL RESTO SE DIVIDE ENTRE OTROS PAÍSES)

1%

PROVIENE DE ASIA

53%

PROVIENE DE AMÉRICA (EN UN 71% DE EE.UU., UN 9 % DE CANADÁ Y UN 10% DE BRASIL)

1%

PROVIENE DE OCEANÍA

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UN MODELO DE PAÍS AL QUE LE IMPORTAN LOS CIENTÍFICOS Por Lino Barañao *

Durante muchos años la llamada “fuga de cerebros” fue un flagelo recurrente en la Argentina. Golpes de Estado, dictaduras, recortes presupuestarios y crisis económicas produjeron que miles de nuestros científicos se radicaran en el exterior durante los últimos cuarenta años. Los científicos que se quedaron debieron hacer frente al desmantelamiento de sus laboratorios, al éxodo de sus becarios y a la sensación de que hacer ciencia en la Argentina era remar contra la corriente. Esa situación cambió a partir de 2003 cuando el apoyo a la ciencia y a la tecnología, y su puesta al servicio de la inclusión social, dejaron de ser simple retórica para transformarse en acciones concretas. El incremento de los salarios de los investigadores y de los estipendios de los becarios, el aumento de financiamiento para proyectos de investigación y desarrollo, la construcción de nueva infraestructura, y la adquisición y modernización del equipamiento en centros de investigación de todo el país, plantearon un nuevo panorama para la ciencia local. Las políticas implementadas a partir de 2003 y la creación del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva en 2007 son claros ejemplos de un proyecto de país al que le importan sus científicos y de quienes se espera que promuevan el desarrollo económico y social. En este contexto se inscribe la repatriación de científicos. Los investigadores están volviendo al país porque finalmente hemos conseguido que en la Argentina se pueda hacer investigación al mismo nivel que en otros países. Los científicos no vuelven para inmolarse profesionalmente por mero patriotismo sino que saben que pueden seguir trabajando exitosamente y mejorar, con sus logros, la sociedad que les ha financiado sus estudios. Para estimular este regreso, desde el Ministerio, el Conicet y la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica hemos implementado una serie de herramientas que apuntan no sólo a repatriar a aquellos investigadores que decidieron volver a la Argentina, sino también a mantener y nutrir la vinculación con aquellos otros que, por múltiples razones, han decidido continuar su vida profesional en el exterior. En estos últimos casos logramos establecer una red de comunicación que reditúa en mejores proyectos de investigación conjunta con los centros de investigación del más alto nivel en todo el mundo, y recuperamos de alguna manera ese capital intelectual que hemos sembrado en el exterior. *Ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva.

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JOAQUÍN PIRIZ VOLVIÓ EN 2009 ESTUDIA LOS CIRCUITOS RESPONSABLES DE LA ADICCIÓN A LA COCAÍNA .

CIENCIAS REPATRIADAS 37% SALUD Y BIOLOGÍA 31% EXACTAS Y

NATURALES

15% AGRARIAS,

INGENIERÍA Y MATERIALES 14% SOCIALES Y HUMANIDADES 3% TECNOLOGÍA

“ACÁ HAY QUE PENSAR EN LO QUE SE GASTA, PERO ESTÁ BIEN PORQUE ES UN PAÍS CON UNA DESIGUALDAD SOCIAL MUY GRANDE.”

siempre. Pero eso también hace que cuando vas afuera, hacés una diferencia. –Entonces, ¿estamos lejos de alcanzar los niveles del primer mundo? J.P.: –Se está reconstruyendo el sistema científico y no hay que ser hipócritas en eso, se partió de un piso bajísimo, que se está empezando a reconstruir. A mí me gusta la sensación de no impunidad que se tiene acá con respecto al manejo de fondos. Los laboratorios del primer mundo funcionan con mucha más plata que acá, con lo cual uno puede gastar sin pensar en lo que está gastando. Acá hay que pensar en lo que se gasta, pero eso está bien porque es un país que tiene un sistema de desigualdad social muy grande, donde hay mucha gente pobre, entonces no se pueden manejar los fondos de manera irresponsable.


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