El arte Rapa Nui en el contexto de Polinesia y Oceanía ADRIENNE L. KAEPPLER
El Océano Pacífico cubre un tercio de la superficie de la Tierra y está habitado por cientos de grupos culturales. Polinesia cubre gran parte de este vasto océano y Rapa Nui, aunque pequeño en términos geográficos, exhibe todas las características culturales y artísticas importantes del arte polinesio. En este ensayo presento la diversidad del arte del Pacífico, además de sus convenciones artísticas comunes, a fin de crear un contexto para esta exploración de las tradiciones históricas y contemporáneas de Rapa Nui. Me concentraré en las artes visuales, pero la música, la danza y la literatura oral tienen una relación cercana y son manifestaciones de temas estéticos, sociales y religiosos similares, subyacentes a los sistemas culturales respectivos. El arte de Oceanía comprende las tradiciones artísticas de Australia, Nueva Guinea, Melanesia, Micronesia y Polinesiai. Estas áreas geográficas incluyen cerca de 25 000 islas, que van desde pequeñas formaciones de coral hasta el continente de Australia. Unas 1500 islas están habitadas por pueblos físicamente diversos, muchos de los cuales se han mezclado y entremezclado. El ambiente varía desde montañas nevadas hasta volcanes furiosos, desde neblinosos bosques lluviosos hasta áridos desiertos, desde atolones de coral hasta conjuntos volcánicos. Más de veinticinco millones de personas habitan estas áreas en la actualidad. Tradicionalmente, muchos vivían en pequeños grupos separados, de sólo unos pocos cientos de personas, mientras otros conformaron complejos sistemas sociales centralizados conocidos como jefaturasii. En la actualidad, existen grandes puertos y ciudades cosmopolitas. Las personas hablan cientos de idiomas y dialectos de las familias de lenguas austronesias y papúes, algunos de los cuales son mutuamente inteligibles a lo ancho de amplias extensiones del Océano Pacífico y otros, ininteligibles para los habitantes del pueblo vecino. Milenios atrás, grupos de personas del Sudeste Asiático comenzaron a viajar hacia el este. Exactamente cuándo comenzaron a hacerlo, en qué cantidades, de dónde vinieroniii y cómo viajaron son temas de investigaciones actuales y futuras. Tenemos la certeza que las condiciones físicas del mundo al que llegaron eran muy diferentes a las del mundo en su estado actual. Durante la última glaciación (ocurrida hace 10 000 años), los niveles del mar en todo el mundo eran más bajos que los actuales, las islas, más grandes y las distancias entre ellas, mucho menores. Durante los milenios siguientes, otros contactos y otras llegadas trajeron a las islas tesoros tales como: cerdos, perros, gallinas, ratas y también probablemente, bananas asiáticas (Musa sapientum), frutos del árbol del pan (Artocarpus altilis), taro (Colocasia esculenta), caña de azúcar (Saccharum officinarum) y ñames (Dioscorea villosa). Estos alimentos se unieron al coco endémico, que ya se había extendido por las islas del Pacífico.
Estos movimientos de población de oeste a este comenzaron hace aproximadamente 4000 años, cuando los pueblos de habla austronesia
emigraron al Pacífico desde Asia. Mucho años después, algunos pueblos con una tradición arqueológicamente definida, conocidos en la actualidad como el complejo cultural Lapita, se expandieron desde el Archipiélago Bismarck, junto a la costa de Nueva Guinea, a través de Melanesia y, finalmente, hasta la Polinesia. Este complejo llamado Lapita, debido al sitio en que se identificó por primera vez en Nueva Caledonia, se distingue por sus cerámicas de barro cocido con un singular sistema decorativo. Se trata de la tradición cultural más importante para comprender la prehistoria de gran parte del Pacífico. Con el paso del tiempo y su expansión en el espacio, las culturas ancestrales se diversificaron y finalmente formaron los complejos culturales que en la actualidad se agrupan bajo los términos Melanesia (“islas negras”, incluida Nueva Guinea, que posee una relación cercana), Micronesia (“islas pequeñas”), Polinesia (“muchas islas”) y Australia (“isla sureña”). Antes de llegar a la Polinesia, el pueblo Lapita ya se había adaptado a los ambientes de mar abierto e isla, sin embargo, ni siquiera ellos podrían haber previsto la inmensidad del océano más allá de Melanesia o la manera en que sus sistemas sociopolíticos ancestrales evolucionarían hasta transformarse en las grandes jefaturas de la Polinesia. Aunque algunos arqueólogos sugieren que los asentamientos en Polinesia oriental se produjeron incluso durante el primer siglo d.C., otros los colocan hasta en el año 800 de esta eraiv. El resultado de las migraciones dependía de la capacidad de manejar embarcaciones con un sistema de navegación basado en las estrellas, el viento, el oleaje y otros fenómenos. El éxito del asentamiento dependía de la comprensión de los recursos naturales disponibles y del uso y reproducción de los animales domésticos y las plantas cultivadas (de origen Sudasiático) que llevaban consigo. Además, mucho después del asentamiento inicial, se extendió el camote (que se creía de origen americano). El desarrollo de complejos campos de cultivo, en terrazas y con sistemas de riego, para el taro; de pozos de fermentación para la fruta del árbol del pan y otros alimentos básicos; y la construcción de sistemas de manejos de recursos marinos costeros mediante lagunas artificiales, ilustra la sofisticación de la agricultura y acuicultura del Pacífico. Polinesia El área cultural y geográfica conocida como Polinesia comprende una gran cantidad de islas y archipiélagos, que van desde grandes áreas con dramáticas montañas, como Hawai’i y las Islas de la Sociedad, hasta las islas y atolones de coral de los grupos de Tonga y Cook. Podemos imaginar esta área geográfica como un gran triángulo ubicado al este de la línea internacional del cambio de fecha (meridiano 180°), con Hawai’i en el ángulo norte, Rapa Nui en la esquina sudeste y Aotearoa (Nueva Zelanda) en el sudoeste. Culturalmente, las islas polinesias se pueden subdividir en tres grupos principales: Polinesia occidental (compuesta por Tonga, Samoa, Uvea, Futuna, Tokelau, Tuvalu, Niue, Rotuma, además de Fiji, muy relacionada con las anteriores); los exteriores de Polinesia (islas esparcidas en los exteriores del triángulo señalado, pero que están habitadas por polinesios) y Polinesia oriental. Las islas de Polinesia oriental comparten tradiciones culturales y artísticas
similares, tanto el área central (Islas de la Sociedad, Marquesas, Australes, Tuamotu y Mangareva) como los grupos más lejanos de Hawai’i, Rapa Nui y Aotearoa. Dentro de Polinesia oriental, las organizaciones sociales y las estructuras políticas están relacionadas, pero difieren según principios de jerarquía y otros criterios. El sistema subyacente de principios, a través del cual los polinesios interpretaron su mundo y organizaron su vida social, relaciona los conceptos de mana y tapu con ideas de jerarquía basadas en la descendencia de los dioses. Mana es un poder sobrenatural relacionado con la jerarquía en la genealogía, la fertilidad y el protocolo, protegido por distintas restricciones (tapu, de la cual deriva la palabra tabú). De acuerdo a estos principios, cada sociedad desarrolló tradiciones jerárquicas características, ligadas a rituales sagrados en los que se usaban objetos especiales u obras de arte. Los jefes hereditarios (ariki, ali’i), los expertos en el mar (tautai), los artesanos (tufunga) y los guerreros (toa) se transformaron en estatus sociales importantes. Los lugares sagrados (malae, marae y heiau) y los rituales basados en el consumo de kava (una infusión de la raíz del Piper methysticum, un pimentero tropical) eran característicos, pero se desarrollaron de manera diferente en cada área, debido a la diversificación de la cultura ancestral. Los regímenes políticos eran largos y duraderos y la sucesión de los cargos de jefatura se determinaba por reglas genealógicas. La jerarquía basada en la descendencia de los dioses, a menudo tenía como consecuencia estructuras sociales piramidales, con el jefe máximo en la cima y el pueblo común en la base. La jerarquía relativa dentro de la pirámide influía sobre las relaciones sociales, como también lo hacía el género y el orden de nacimiento. Las artes se aliaban a estos sistemas sociopolíticos estratificados al ayudar a validar las distinciones sociales y las relaciones interpersonales. Al igual que los sistemas sociales en los que se encontraban inmersos, los objetos constituían símbolos visuales del prestigio, poder, autoridad y status, además de ser indicadores importantes del orden jerárquico. Las tradiciones artísticas no tenían una preocupación especial por las formas o productos externos estáticos, pero incluyeron el proceso de fabricación con los materiales adecuados para un objeto utilitario dentro de los límites de la forma prescrita; la representación visual del estatus y la jerarquía dentro de un sistema simbólico en constante expansión; las asociaciones históricas y el sentido de la ocasión que se incrementaron al pasar el tiempo; y la interrelaciones entre las formas artísticas. La influencia del mundo occidental sobre Polinesia ha sido larga y profunda. En la mayoría de los grupos de islas se incorporaron nuevas ideas, imágenes visuales y herramientas a las tradiciones artísticas, comenzando durante la última parte del siglo XVIII y la primera del siglo XIX, y se entretejieron profundamente con aquellas locales. La manufactura anterior al contacto con Occidente es un concepto de valor limitado en el estudio del arte y la estética polinesios. El hecho de que un objeto se fabricara, o no, antes del contacto europeo es irrelevante para su mérito estético. El que un batidor para hacer tela de corteza se tallara con herramientas metálicas no lo hace menos polinesio ni
menos auténtico. De hecho, la introducción de las herramientas de metal en Polinesia hizo posible un florecimiento artístico que no habría ocurrido sin ellas. Antes del comercio con Europa, el uso del metal era prácticamente desconocido y las herramientas eran principalmente elementos de corte, grabado y limado hechas con piedras, huesos, conchas, obsidiana, dientes de tiburón y pieles de pescado, unidas a empuñaduras de madera con cordones de fibra vegetal o tarugos de madera. La introducción del metal y del cristianismo afectaron profundamente las tradiciones artísticas. La presencia de herramientas metálicas, como los clavos intercambiados con las tripulaciones de los buques y adaptados como implementos de grabado, impulsaron un florecimiento en el tallado de la madera. La introducción de otros bienes europeos, como frazadas y ropa europea, a menudo tuvo como consecuencia la evolución de sus contrapartes indígenas a refinados objetos de prestigio. Los balleneros y comerciantes aumentaron la disponibilidad de ciertas materias primas, como el marfil de las ballenas y las morsas, y expandieron el acceso a materiales tradicionalmente restringidos para un amplio sector de la sociedad polinesia. Tal vez lo más dañino para las tradiciones artísticas fue la introducción de un nuevo y celoso Dios cristiano, cuyas demandas hicieron de la producción de imágenes de los antiguos dioses algo inapropiado y, en ocasiones, llevaron a la destrucción y a la remoción de las que ya existían. Los rituales asociados disminuyeron y luego cesaron junto con las complejas asociaciones de ciertos dioses y los jefes descendientes de ellos con la fertilidad de la tierra, el mar y las personas. Arte y Estética en Polinesia El arte como categoría separable tiene poco significado en el análisis de la cultura tradicional polinesia. Los idiomas polinesios no tienen palabras ni conceptos de “arte” según se entiende en Occidente. Por lo tanto, para colocar el arte polinesio en una perspectiva significativa debemos definir arte. En Polinesia, el arte comprende todas las formas culturales que resultan de los procesos creativos que usan o manipulan (es decir, que manejan con habilidad) las palabras, los sonidos, los movimientos, los materiales, los espacios o los olores de manera tal que formalizan lo no formal. La estética se puede definir entonces como las maneras culturalmente específicas y evaluativas de pensar sobre dichas formas. Aunque el arte no era una categoría de la cultura tradicional polinesia, existen tres conceptos básicos que nos ayudan a comprender sus formas culturales: la habilidad, la indirección y la asociación integral de los modos de expresión verbal, visual, espacial y olfativa.
Las palabras relacionadas con la habilidad en los idiomas polinesios a menudo se refieren a cualquier trabajo, tarea, proeza, intercambio, oficio o representación que requiera un conocimiento informado además de capacidades o aptitudes. La indirección era y sigue siendo ampliamente desarrollada y culturalmente valorada: palabras como kaona en hawaiano y heliaki en tongano se refieren al significado oculto o velado que debe
desentrañarse capa por capa hasta que la metáfora en que se basa pueda comprenderse. En Rapa Nui, la palabra hakake probablemente se refiere al mismo concepto. De esta manera, un objeto o una representación no se puede comprender al examinar simplemente su nivel superficial, sino que se debe recurrir a su filosofía social y cultural subyacente, debiéndose evaluar de acuerdo a los principios estéticos polinesios. Las diversas formas artísticas de Polinesia son análogas a la mayoría de las que se encuentran en muchas otras partes del mundo, incluidas la arquitectura, las artes gráficas y plásticas, las esencias, la música, la danza y la literatura oral. La escultura se ejecutaba en madera, piedra, marfil, mimbre, cordones y plumas. Las formas tridimensionales, además del tallado en relieve y los intrincados grabados, eran importantes por sí mismas y no dependían de la pintura policromada para lograr un impacto dramático. Las artes gráficas tenían expresiones bidimensionales como pinturas, petroglifos, tatuajes, grabado en madera y superposición de elementos coloreados y plumas en materiales trenzados. Muchas de las creaciones polinesias se hicieron para perdurar. Tiempo y energía se invirtieron generosamente en crear objetos tales como esculturas. Para comprender los diseños socioculturales en que se encuentran inmersas las artes, es necesario explorar la interrelación entre todas ellas. Al examinar, por ejemplo, la disposición del espacio, debemos examinar la manera en que nos movemos por él, lo que vestimos, llevamos o decimos al movernos y cómo estos elementos cambian de acuerdo al contexto y las actividades. La organización del espacio en el pensamiento y la acción polinesios está relacionada con la creación y la estructura del universo y cómo éste se utiliza para los rituales y la vida diaria, otorgando una validación visual al orden en función de la jerarquía. Al explorar la estructura del espacio nos enfrentamos con una combinación de consideraciones artísticas y estéticas, por una parte, y sociales y filosóficas por otra, pero es sólo en conjunto que pueden ayudarnos a comprender la conceptualización del espacio en formas culturales como los sitios rituales y la disposición de los poblados. Los grupos de construcciones se disponían como asentamientos familiares en relación al centro del pueblo o a una casa importante y, a menudo, su orientación consideraba la orilla del mar y el interior de las islas. Las casas eran la expresión de la jerarquía y el estatus de los individuos que vivían y morían en ellas, quienes eran sepultados de acuerdo a principios de orientación respecto del espacio circundante. Los hogares contaban con pocos muebles. Las herramientas usadas en la preparación de alimentos, como los morteros de piedra, podían adoptar formas estéticamente abstractas. Incluso las herramientas y los anzuelos se fabricaban con materiales, formas y amarres variados y hermosos. La fabricación de esculturas tridimensionales de madera y otros materiales se asociaba generalmente a los hombres, al igual que el tallado en relieve y el grabado. La escultura de naturaleza antropomorfa tuvo una distribución dispareja dentro de Polinesia, alcanzando mayor importancia en Polinesia oriental, así como en Fiji y Tonga, y estando prácticamente ausente en muchas
de las islas ubicadas en atolones y en la mayoría de las islas exteriores. Las esculturas en piedra eran características de Polinesia oriental e incluían los inmensos moai de Rapa Nui, de tamaño mediano en los templos de las Australes y las Marquesas e imágenes más pequeñas de la Isla Necker en la cadena hawaiana y en las Marquesas. Se puede encontrar un rango de tamaños similar en la escultura en madera: imágenes grandes en templos de las Marquesas y hawaianas; de tamaño mediano en Tonga, Fiji, Aotearoa, Mangareva, las Cook, las Islas de las Sociedad y las Australes y pequeñas en Hawai’i, Aotearoa y Rapa Nui. Aunque conservan una calidad sagrada residual, estas esculturas a veces eran activadas al fijarles plumas y al convocar a los dioses y ancestros a ellas mediante el canto de plegarias y presentación de ofrendas; también podían desactivarse removiéndoles los ojos. También se realizaban esculturas individuales con mimbre y plumas en Hawai’i; con ramas entretejidas cubiertas de tela de corteza en Rapa Nui; de madera cubierta con tela de corteza en las Marquesas; marfil en Tonga y Fiji y jade en Aotearoa. Los báculos tallados, los garrotes y otros objetos ceremoniales eran símbolos del poder sagrado, jerarquía y prestigio. Las esculturas a menudo incorporaban energía dinámica y forma simbólica. Los ojos solían presentar incrustaciones de conchas en Hawai’i y Aotearoa, mientras que en Rapa Nui eran de coral en las figuras de piedra, y de hueso y obsidiana en las figuras de madera. En algunas áreas de Polinesia, las artes textiles y de fibras tenían una importancia similar, sino mayor, que las tradiciones de tallado en madera y piedra. La manufactura de textiles era, por lo general, un trabajo de mujeres e ilustra la importante contribución de éstas al arte polinesio. La ropa se fabricaba de tela de corteza vegetal o se trenzaba a partir de hojas preparadas. La tela de corteza, llamada tradicionalmente tapa en muchas de las islas de Polinesia, se fabrica golpeando la corteza interna de ciertos árboles, especialmente de la morera del papel (Broussonetia papyrifera)v, cultivada específicamente para este propósito. La corteza externa se extrae y la interna se empapa en agua para ablandarla. Luego se golpea, por lo general con un batidor sobre un yunque de madera, para dejarla ancha y blanda. Estos trozos pueden unirse mediante presión, adhesivos o cosiéndolos para formar trozos más grandes. Una descripción temprana del proceso tahitiano, obtenida del diario del capitán James Cook, menciona que las tiras de corteza interna limpias y empapadas se disponían en dos a tres capas, con las fibras longitudinales colocadas a lo largo para formar un collage de aproximadamente 30,5 centímetros de ancho y 11 metros de largo. Después de dejarlo reposar durante una noche, gran parte del agua se evaporaba y las fibras comenzaban a adherirse. Luego se golpeaba el collage con un batidor de cuatro lados, cada uno de lo cuales contaba con grabados de líneas rectas de diferentes anchos. Con este proceso, las capas se unían mediante presión para formar un solo trozo grande. Mediante un proceso diferente, más característico de Polinesia Occidental, cada trozo de corteza interna se golpeaba separadamente y luego se unía con adhesivos de pasta vegetal. En esta etapa, la tela se convierte en un medio de expresión artística. Las decoraciones varían según la isla y requieren otra serie de herramientas, además de tinturas y perfumes. Además de la ropa y los
cobertores para camas, la tela de corteza servía para fabricar cometas, para envolver a los muertos y las imágenes de los dioses y ancestros y grandes trozos del material se usaban en presentaciones ceremoniales, matrimonios y funerales. Los tatuajes eran importantes en muchas áreas de Polinesia, pero especialmente en las Marquesas, Aotearoa, Rapa Nui, Samoa y Hawai’i. Esta forma de decoración permanente estaba más extendida entre los hombres, pero también la usaban las mujeres y estaba asociada con la jerarquía, el status y la genealogía. Los estandartes emplumados, matamoscas, abanicos y peines también estaban asociados con el estatus. Los adornos personales, hechos de marfil tallado de ballena, caparazones de tortuga, jade, conchas, dientes de perro, colmillos de cerdos, conchas terrestres y marinas y dientes de marsopas, se llevaban en el cuello, los brazos, las piernas y las orejas. Los jefes en Hawai’i, las Islas de la Sociedad, las Australes, Samoa, Tonga, las Marquesas y Rapa Nui usaban tocados con plumas, mientras que el uso de collares, cinturones y fajas con plumas era permitido ampliamente. Los adornos florales variaban desde los simples collares de flores enhebradas hasta complejas construcciones de pétalos de flores y lazos de corteza interior de hibiscos. El cabello humano se usaba para pelucas en Fiji y para tocados adornados en Samoa, en las Marquesas se utilizaba en los hombros, brazos y piernas y con él se hacían adornos finamente trenzados para el cuello, el cabello o la cintura en las Islas de la Sociedad, Hawai’i, las Tuamotus, Tongareva y las Australes. Un arte universal importante en Polinesia eran las expresiones orales: la poesía, la oratoria y los discursos. Además de los proverbios, oraciones, recitaciones genealógicas y los registros históricos y legendarios interpretados en poesía o prosa, la literatura oral era la base de la música y la danza. Tradicionalmente, los textos poéticos se recitaban con una cantidad limitada de tonos y en un rango melódico estrecho. Los instrumentos musicales (idiófonosvi de tronco, tambores y cascabeles de varios tipos) eran obras de arte en sí mismos. La rápida expansión del ‘ukulele y la guitarra cambió la manera en que se conceptualizaba la música y comenzó la tradición de lo que en la actualidad se llama "música popular pan pacífica”. En las últimas décadas del siglo XX, la música reggae de Jamaica y otros géneros populares han añadido mayor dimensión a este arte compuesto. La danza es un estilizado acompañamiento visual de la poesía. Por lo general, quienes danzan cuentan una historia con movimientos de manos y brazos, aludiendo a palabras seleccionadas del texto, mientras que las piernas y el cuerpo se usan principalmente para mantener el ritmo y el compás, o no se usan en lo absoluto, como ocurre en las danzas sentadas. Sin embargo, recientemente la danza se ha vuelto más pantomímica, en un intento por transmitir la poesía a las audiencias que no hablan el idioma (como los turistas) o quienes ya no conocen las metáforas y el significado oculto. Tradicionalmente, las obras de arte eran símbolos visuales y orales de estatus, jerarquía, prestigio y poder, y se traspasaban como herencias de generación en
generación, acumulando mana a medida que eran usadas. Proporcionaban placer a los polinesios si se les usaba de las maneras y en las ocasiones adecuadas y adquirían poder histórico y estético como representaciones materiales de las relaciones sociales entre los dioses y las personas. A medida que los conceptos sociales basados en la inequidad eran transformados por la introducción de ideas más democráticas también lo hicieron los conceptos artísticos. Muchas de las artes tradicionales continúan existiendo, aunque han cambiado a lo largo del tiempo. Otras se han reconstruido después de décadas sin elaborarse ni representarse y, en algunos casos, se han creado adaptaciones modernas de las formas tradicionales. Algunas formas de arte han cambiado dentro de las líneas tradicionales, manteniendo su estructura y sentimiento originales, mientras que otras han usado tecnologías y medios de expresión occidentales. Arte Rapa Nui Situada fuera de los trópicos, Rapa Nui tiene un ambiente físico un poco diferente al de sus vecinos polinesios. Con un área de 163,6 kilómetros cuadrados y una población cercana a los 4000 habitantes, Rapa Nui es territorio insular de Chile desde 1888. Se cultivaban los alimentos polinesios tradicionales, a excepción de la fruta del árbol del pan y los cocos, que no prosperaron en el clima frío; además, el camote era más importante que el taro. Los alimentos se cocinaban en el horno de tierra (umu pae), no se molían y se comían con gallinasvii y huevos de aves marinas. La madera de gran tamaño que no fuese de palma era escasa y la roca volcánica se usaba de maneras creativas. Aunque se ha hablado mucho de los llamados "misterios" de Isla de Pascua, la estructura social, el idioma, la cultura material y el arte estaban relacionados de cerca con otros grupos polinesios, especialmente de las Marquesas, Mangareva y Ra’ivavae. Los jefes (ariki) se distinguían de los plebeyos (hurumanu). El jefe máximo, ariki mau, descendía por primogenituraviii del legendario fundador de la sociedad, Hotu Matu’a. Diez tribus descendían de los hijos y nietos de Hotu Matu’a, pero quienes descendían de su hijo Miru eran considerados de mayor jerarquía. Los individuos nacían en una clase social y en un grupo específico de descendencia que, por lo general, se establecía a través de la línea del padre. Sin embargo, las relaciones de parentesco se determinaban tanto por el lado del padre como por el de la madre. Los jefes formaban una especie de aristocracia y se les otorgaba estatus y prestigio de acuerdo a su jerarquía social, y todos ellos, en especial el ariki mau, tenían privilegios personales y tapu sagrados. Hotu Matu’a, fundador de la sociedad Rapa Nui se consideraba descendiente de los dioses Tangaroa y Rongo, lo que daba poderes sobrenaturales a su descendencia. Se respetaba la distinción polinesia usual entre poder y prestigio y, aunque el ariki mau tenía el mayor prestigio e influencia social, el poder político estaba en manos del jefe o cabeza de la tribu y los líderes guerreros. Se tenía en alta estima a expertos y artesanos, llamados maori. Sus conocimientos y técnicas especializadas se transmitían de generación en generación. Cada tribu tenía
sus propias tierras tradicionales y lugares sagrados, incluido uno o varios ahuix. Al igual que en otras islas polinesias, Rapa Nui tenía una amplia variedad de lugares sagrados. Los ahu eran la variación local de los marae de Polinesia oriental. Muchos ahu contuvieron moai, grandes figuras humanas usualmente talladas en toba volcánica suave, mientras que una pequeña cantidad de tales figuras se tallaron en escoria roja, basalto y traquita. Algunas figuras estaban coronadas por pukao, representaciones de tocados de pluma o moños, y se activaban simbólicamente mediante la instalación de ojos hechos coral blanco y escoria roja. Se cree que las figuras conmemoraban a los ancestros ilustres que traían beneficios para sus descendientes vivos. Las coronas, compuestas por plumas enrolladas y sobresalientes, formaban elaborados tocados. Los jefes usaban estas coronas en ocasiones especiales, como fiestas religiosas, para expresar simbólicamente su jerarquía. Las lanzas con puntas de obsidiana eran armas características. Las puntas, llamadas mata’a, se tallaban cuidadosamente y se unían a un mango de madera liviana de 2 a 2,5 metros de largo. Los ua (bastones largos de combate) eran tanto armas como símbolos de autoridad. Tallados con cabezas bifaces están relacionadas en forma y función con elementos similares de las Marquesas y Aotearoa. Los ojos tienen aplicaciones de obsidiana y huesos de aves. Los paoa (bastones cortos de combate) se usaban en las peleas mano a mano y son comparables a los patu de Aotearoa. Los remos de madera de varios tamaños (ao) presentaban facciones humanas abstractas y se usaban en las danzas ceremoniales y como símbolos de mando y autoridad. Se cree que las tabletas de madera grabadas con símbolos, llamados kohau rongorongo, son representaciones materiales de los cantos. Al parecer, sus especialistas, los tangata rongorongox, sostenían las tablillas mientras recitaban las genealogías y cantaban en importantes fiestas y ceremonias religiosas. Las tablillas hicieron posible transformar el canto efímero en un objeto material, que conservaría un cierto grado de santidad después que el canto finalizara. Aunque es probable que el origen de las tabletas sea posteuropeo, destaca que sea el único sistema de escritura desarrollado en Polinesia y el resto de Oceanía. Los pectorales de madera, rei miro, eran utilizados por personas de alto rango durante las fiestas y las ceremonias religiosas. Su forma es similar a la de las gargantillas y medias lunas de madera de las vestimentas de luto de las Islas de la Sociedad y de los adornos para el pecho tallados en las figuras de las Australes. Una variedad de formas talladas en madera, como una cabeza de tortuga o un pie humano, se usaban suspendidos como adornos. Las figuras con formas humanas, talladas en madera o hechas con ramas entretejidas cubiertas con tapa, probablemente representaban a los ancestros. Las figuras de madera proliferaron durante el siglo XIX en una serie de tipos reconocibles, a partir de prototipos provenientes del siglo XVIII. Las clásicas figuras masculinas conocidas como moai kavakava se caracterizan por su tórax huesudo y suelen tener diseños grabados en la parte superior de la cabeza. Los moai tangata eran tallados masculinos más realistas. Las figuras femeninas, moai pa’a pa’a, tienen cuerpos planos y manos elegantes talladas
en relieve. Se dice que estas figuras, algunas de las cuales cuentan con orificios para suspenderlos, se llevaban colgados como adornos durante las fiestas religiosas. Los tallados de animales, como lagartos, anguilas y aves, combinadas a veces con formas humanas, se fabricaban a partir de trozos irregulares de madera para lograr formas creativamente realistas. Estas artes visuales como parte del paisaje cultural y como representaciones en colecciones de museos en todo el mundo, junto con formas evolucionadas de música y danza, son importantes hoy en día para el pueblo Rapa Nui como expresiones verbales y visuales de su identidad cultural. i
Melanesia: Región geográfica que comprende, de noroeste a sureste, islas que forman un arco que comienza con Nueva Guinea y continúa a través de las islas Salomón, Vanuatu, Nueva Caledonia, Fiji y numerosas islas más pequeñas. Micronesia: Región que incluye, de oeste a este las siguientes islas: Palau, Guam, las Marianas, Estados Federados de Micronesia, las Marshall, Nauru y Kiribati. Polinesia: Amplia región de apariencia triangular en el centroeste del Océano Pacífico. Su vértice se encuentra al norte en Hawai’i y los ángulos de base son Nueva Zelanda (Aotearoa) en el oeste e Isla de Pascua (Rapa Nui) al este. También incluye, de noroeste a sureste: Tuvalu, Tokelau, Wallis y Futuna, Samoa, Tonga, Niue, las Cook, Polinesia Francesa (Tahiti y las islas de la Sociedad, las Marquesas, las Australes y el archipiélago de Tuamotu, incluyendo las Gambier, antes llamadas Mangareva) y Pitcairn (Enciclopedia Británica: http://www.britannica.com/EBchecked/topic/373679/Melanesia, http://www.britannica.com/EBchecked/topic/380461/Micronesia, http://www.britannica.com/EBchecked/topic/468832/Polynesia). Para mayor referencia, se recomienda consultar los mapas incluidos en este catálogo. ii Jefaturas: Tipo de organización sociopolítica en la que una figura de autoridad controla algunas funciones administrativas en una sociedad que aún no ha transitado el camino hacia la conformación de un Estado, por lo que no mantiene un monopolio sobre el ejercicio legítimo de la violencia. iii Tal vez de lo que hoy en día es Indonesia, Taiwán o las Filipinas y Borneo. iv Athens et al 2002: 57 fn.1 v Este árbol se llama mahute en Rapa Nui. vi Idiófono: instrumento musical, de madera o metal, que produce el sonido mediante su vibración. vii Para mayor información, ver artículo de Daniel Quiroz. viii Primogenitura: derecho que tiene el primer hijo sobre los demás, siendo el fundamento de este derecho el haber nacido primero. ix Ahu: Este término designa estructuras ceremoniales y enterratorios, donde se rendía culto a los ancestros. Eran lugares sagrados, protegidos por tapu específicos. El elemento esencial de un ahu, es una plataforma elevada rectangular, delimitada por grandes bloques de piedra tallados o ajustados, rellena de piedras, grava y tierra, con su parte superior plana y pavimentada, asociada a una explanada o plaza frente a ella. Se localizan generalmente en la costa y se orientan paralelos a ésta. Algunas estructuras presentan orientaciones astronómicas relacionadas con los solsticios y equinoccios. Las construcciones más antiguas de este tipo han sido fechadas entre los siglos sexto y séptimo. Estas estructuras eran los centros políticoreligiosos de las diferentes tribus y linajes y tienen su equivalente directo en los marae o altares de la Polinesia Central y Oriental. A través del tiempo y por más de 1000 años estos monumentos evolucionaron, siendo cada vez más complejos y de mayor tamaño, incorporándoseles numerosos elementos arquitectónicos, estéticos y de culto. Entre éstos, una rampa frontal de acceso a la plataforma, pavimentos de piedra, alas laterales, crematorios y estatuas. En términos generales podemos referirnos a tres tipos de ahu. El ahu moai el ahu semipiramidal, y el ahu poe poe. A excepción del ahu moai, los otros tipos parecen haber sido construidos para la función primaria de albergar enterratorios. A partir del siglo XII hay evidencias de construcción de cámaras funerarias (cistas) en algunos ahu moai, y entre 1680 y 1868 a.D. la gran mayoría fue transformado en grandes tumbas colectivas (Tomado de http://www.isladepascua.uchile.cl/ahu1.htm, consultado 1 de junio 2009). x En Mangareva podemos encontrar especialistas con el mismo nombre.