Conservación del Patrimonio Arqueológico Rapa Nui. PAULA VALENZUELA Quizás uno de los aspectos de la cultura ancestral Rapa Nui que más sorprende a las personas que por primera vez visitan Isla de Pascua, es constatar que todos los moai que, en algún momento, estuvieron erguidos en una plataforma o ahu, fueron derribados. Así lo observaron y registraron los primeros navegantes europeos que llegaron a Rapa Nui entre los siglos XVIII y XIX. En estos primeros contactosi entre el mundo occidental y la entonces desconocida Rapa Nui, las bitácoras de los barcos y algunas crónicas de viaje de sus tripulantes consignan que muy pocos moai quedaban en pie en sus respectivos ahu al momento de su arribo. En Isla de Pascua “…hay aproximadamente 300 ahu […] la mitad de los cuales tenía uno o más moai erectos sobre ellos”ii. Hasta el 2009 catorce ahu han sido restaurados y sus moai re-erigidos sobre las respectivas plataformas, a lo que se debe sumar la reconstrucción total de la aldea Ceremonial de Orongo. La totalidad de estos trabajos se ejecutó dentro de la segunda mitad del siglo XX, comenzando en 1956 con el Ahu Ature Huki, ubicado en el sector de la playa de Anakena, y terminando en 1999 con el ahu de la caleta de Hanga Piko. Muchos de los sitios restaurados, hoy son las atracciones turísticas más importantes de la isla, destacando Ahu Akivi en el centro de la isla (1960); el complejo Tahai (compuesto de tres ahu y una serie de otras estructuras) dentro del sector de Hanga Roa (1968-70); la ya mencionada Aldea Ceremonial de Orongo en Rano Kau (1974-76); Ahu Naunau en Anakena (1978-80) y Ahu Tongariki en Hanga Nui (1992-95), siendo este último el más monumental de todos, con quince moai de pie sobre la plataforma. Han transcurrido diez años desde la última restauración de un ahu, y la pregunta sobre por qué no se han restaurado nuevos ahu con sus respectivos moai es inevitable, especialmente bajo la visión de que estas intervenciones mayores eran claves para la “…recuperación y reforzamiento de la cultura Rapa Nui y del […] desarrollo turístico de la Isla…”iii. Esta es una larga discusión entre los especialistas del área, cuya conclusión más consensuada –y muchas veces poco comprendida- es que ya se tendría un número suficiente de sitios restaurados que “… ilustran suficientemente el aspecto y características originales de esas construcciones…”iv; que la destrucción de los mismos es parte de su historia que no se debe desconocer; y que ahora “… ha llegado el momento… de poner énfasis en la solución de los serios problemas de conservación que hoy presentan…”v. En consecuencia, y debido a que su integridad física se encuentra en riesgo, en los últimos treinta años el eje de la preocupación por preservar el patrimonio arqueológico Rapa Nui se ha desplazado, paulatinamente, desde la necesidad de restaurar estructuras arqueológicas a la de conservar la materialidad de las mismas.
En la década de 1970 algunos estudios alertaron que los materiales constitutivos de dicho patrimonio, principalmente de piedra, estaban sufriendo procesos de degradación o meteorización irreversibles “…de carácter exponencial, cuyos efectos son cada vez más rápidos”vi. Es decir, procesos activos que se desarrollan en forma lenta, sistemática y permanente en el tiempo. Esta situación es particularmente preocupante en los moai. La gran mayoría de ellos están hechos de una piedra volcánica llamada toba lapillivii, cuya cantera se encuentra en las laderas del volcán Rano Raraku. Esta toba es “…un conglomerado altamente heterogéneo de ceniza volcánica compactada y cementada por una matriz de sílice…”viii, con intrusiones de cristales y fragmentos de diversos tamaños de rocas como el basalto. La principal característica de esta toba “…es su poca dureza, que facilitó a los antiguos escultores isleños el tallado de las estatuas” ix sin contar con ningún tipo de herramienta de metal. La heterogeneidad de la composición de la toba más su situación de intemperismox, la convierten en un material muy frágil y vulnerable a los distintos agentes de deterioro, y a los que se encuentran permanentemente expuestos la mayoría de los moai de la isla. En la actualidad, éstos son principalmente el clima (lluvia y viento) y la acción humana tanto indirecta (principalmente ganado pastando sin control) como directa (turismo). Las fuertes lluvias (en promedio más de 1000 mm al año) y vientos tienen principalmente dos efectos que afectan la conservación de la toba: por un lado, erosionan la superficie de la misma y por otro, lavan su elemento cementante, lo que la debilita estructuralmente. Otro problema serio que afecta la conservación tanto de los moai como del resto de las estructuras arqueológicas y el arte rupestre, es el ganado principalmente caballares- que circula libre y sin control por toda la isla. Al pastar sin supervisión, el ganado transita entre los sitios arqueológicos, erosionando la superficie de los moai al caminar y frotar sus cuerpos en ellos en forma indiscriminada. Igualmente, con estos hábitos generan otros efectos dañinos como la desestabilización de muros de otras estructuras arqueológicas y la erosión de los diseños de arte rupestre asociados a sitios a ras de suelo con petroglifos. Finalmente, un factor de deterioro menos generalizado, pero en aumento, es el turismo. Durante los últimos años, el turismo en Isla de Pascua ha tenido un crecimiento explosivo, llegando casi a duplicarse en un lapso de cinco añosxi. Los efectos más importantes en la preservación de los sitios arqueológicos son: aumento sistemático de la carga de visitas que reciben los sitios más relevantes; apertura de nuevas rutas turísticas a sitios arqueológicos fuera de los circuitos tradicionales, que no cuentan con la infraestructura ni personal necesario para orientar al visitante (generalmente las visitas se hacen sin un guía autorizado); y aumento de los casos de vandalismo contra el patrimonio arqueológico de la isla.
El conjunto de estos factores inciden negativamente en la conservación de los moai, debilitando estructuralmente la toba y dañando principalmente las capas exteriores de la misma. Así, de manera irreversible, lo primero que se pierde son los detalles del tallado como la nariz, boca, dedos y orejas. Si estos procesos de deterioro no se controlan y detienen, a largo plazo se llegará a un punto en el que algunos moai pierdan la totalidad de sus rasgos característicos, pasando a ser una masa informe de piedra, con escaso valor cultural. La noticia esperanzadora es que desde hace años existe un tratamiento de conservación diseñado para detener, o al menos mitigar, el efecto de varios de estos factores de deterioro, así como los problemas de erosión que presenta la toba. El tratamiento es producto de una serie de estudios científicos realizados, durante años, a la toba de Isla de Pascua, y que ya ha sido probado exitosamente en terreno: primero en 1986 en el moai de Ahu Hanga Kio’e, y en los quince moai de Ahu Tongariki, durante el año 2004. El tratamiento tiene por objeto devolver la cohesión y dureza original a las primeras capas de la superficie de la toba. Estas son las más afectadas por los procesos de deterioro antes descritos, con el agravante de que son el soporte material de los detalles de diseño que caracterizan e individualizan a cada uno de los moai de la isla. La primera parte del tratamiento consiste en aplicar a la toba un producto consolidante, “…a fin de restituirle las propiedades mecánicas perdidas”xii. El tratamiento se termina con la aplicación de un producto hidrorepelente, que tiene por objeto “…evitar que el proceso de disolución vuelva a comenzar. Este último proceso impide el ingreso del agua en fase líquida, pero permite la libre circulación de vapor”xiii. Lamentablemente, el tratamiento descrito es bastante costoso. Dada la magnitud del trabajo que queda por hacer en el campo de la conservación, no se debe eludir por más tiempo la necesidad de generar un plan maestro para la preservación del patrimonio arqueológico monumental de Isla de Pascua. Esto es todavía una deuda histórica que Chile tiene como país con el patrimonio arqueológico Rapa Nui. En mi opinión, una de las primeras acciones que se deben ejecutar para generar el mencionado plan, es la realización de un diagnóstico del estado actual de conservación de la estatuaria Rapa Nui, que determine las necesidades, defina las prioridades y grados de las intervenciones, para finalmente poder canalizar los recursos e iniciativas de conservación dónde sea más necesario y urgente. Es de esperar que en el mediano plazo nuestro país tome conciencia de lo relevante que es desarrollar la tarea pendiente y se le destinen los recursos necesarios para su ejecución.
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Período histórico: Período en que se comienza a tener los primeros registros escritos sobre la isla. En ellos se puede encontrar las primeras descripciones sobre su geografía, patrimonio arqueológico, de los habitantes y su cultura, flora y fauna, etc. ii Charola, 1997: 33. iii Bahamóndez, 2008: 81. iv Charola, 1997: 7. v Ibíd. vi Bahamóndez, 2008: 89. vii Rauch y Noel, 2007: 39. viii Bahamóndez y González, 2007: 59. ix Rauch y Noel, 2007: Ibíd. x Intemperismo: Acción del viento, lluvia y cambios de temperatura sobre las rocas (también se puede incluir el efecto de las plantas y animales). Esto provoca la meteorización de éstas, proceso por el cual las rocas en la superficie de la tierra o cerca de ella se fragmentan y erosionan. xi Según información del Programa Territorial Integrado de CORFO Tarai Henua, durante el período 2003-2007 el ingreso de turistas a Rapa Nui pasó de 31 824 a 53 508 personas. xii Bahamóndez, 2008: 90. xiii Ibíd.