A ti la gratitud y
la alabanza. Tú me has sacado de la nada y me has
hecho tu elegida, me has hecho feliz con tu amor y tu presencia. Tú, oh Dios, me has creado con un solo corazón, para que sea para Ti, sólo para Ti. Tú eres mi Dios y yo soy tuya.
Tus manos me hicieron y me formaron. Me has creado a tu imagen, y me has hecho hija tuya.
Hace 25 años, Dios te miró, quiso contar contigo y te invitó para una misión especial. Acoger la invitación significó abandonar la barca de las seguridades y dejar a Dios realizar su proyecto en tu vida.