Revista siècle des lumières

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Siècle des Lumières Septiembre 2014 - nº9

Boyhood El latido del tiempo Wes Anderson Un director hecho a mano

Lauren Bacall La última mirada de la reina del noir

Robin Williams Oh capitán, mi capitán


“Los Límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo”.


Sumario

Estrenos

4/Boyhood 6/El hombre más buscado

18/Robin Williams

Directores/as 8/Wes Anderson Actores/Actrices 14/Lauren Bacall Siècle des Lumières

22/Catálogo 26/Recomendamos



Estrenos

Boyhood Boyhood (USA, 2014, 162 min.) Dirección y guion: Richard Linklater. Intérpretes: Ellar Coltrane, Patricia Arquette, Ethan Hawke, Lorelei Linklater, Marco Perella. Fotografía: Lee Daniel y Shane F. Kelly. DRAMA.

Existe un precedente de Boyhood, una saga aún en curso, dirigida por Michael Apted, The 7up Series, que, desde 1964 y cada siete años, entrevista a los que fueron su objeto de estudio (niños de orfanato de internado) ahora convertidos, por obra y gracia del tiempo, en lo que la vida ha querido modelar de sus sueños. Las dos grandes diferencias entre este proyecto y el de Linklater, probablemente, una de las películas más importantes y hermosas de los últimos años, es que: 1) uno es documental y el otro ficción, y 2) en la propuesta de Apted, el espectador envejece al mismo ritmo que lo que ve en pantalla, obligado a vivir sus elipsis con las de los protagonistas. En Boyhood, obra maestra que haría resucitar de alegría a André Bazin, Linklater ha ido mucho más allá que Apted. Rodando una semana al año durante 12 años con los mismos actores, dibujando la historia de una familia que parece robada de la propia vida, ha logrado captar el latido del tiempo en cada uno de los gestos de su devenir, en el modo en que afecta a nuestro vínculo con el mundo cuando este se está formando-vemos en qué se convierte Manson (Ellar Coltrane) de los 5 a los 17 años, y ese periodo que identificamos con el relato de iniciación-; y en cómo la vida nos abre los ojos, cumple y frustra nuestros sueños (el personaje de Patricia Arquette es, en este sentido, sintomático). En definitiva, en cómo el tiempo nos hace humanos. 5



Estrenos

El hombre más buscado A most wanted man (Alemania, USA, 2014, 121 min.). Dirección: Anton Corbjn. Intérpretes: Philip Seymour Hoffman, Grigoriy Drobrygin, Robin Wright, Willem Dafoe, Rache McAdams. Guion: Andrew Bovell, sobre la novela de John le Carré. Fotografía: Benoît Delhomme. THRILLER.

Este film tiene los elementos habituales del universo John le Carré: personaje turbios y al borde de la soledad y el alcoholismo, tramas complejas, intrigas internacionales marcadas por el terrorismo, ens esta caso islámico; o dicho en otras palabra, vino nuevo en viejos odres. Demuestra un buen pulso narrativo, aunque el antiguo operador Corbjn se le dé más por cuidar la fotografía que aprovechar mejor los impresionantes ambientes de Hamburgo en los que transcurre íntegramente la acción. Pero tiene, por encima de todo, un inmenso actor: Philip Seymour Hoffman, a quien tanto lloraremos en el futuro. Compone una suertede Smiley del contraespionaje alemán cargado de humanidad y derrota, siempre atento, pero también experto en traiciones, propias y de los otros. La oportunidad de lo narrado tiene mucho que ver tanto con los viejos hábitos de los servicios secretos como con un mundo, el de hoy, construido desde las certezas y las viejas alianzas del pasado. Más cercano a Martin Ritt (El espía que surgió del frío) que a las actuales, trepidantes peripecias de espionaje, es una segura recomendación para quien quiera pasar un buen rato con el aliento suspendido...y preparado para giros inesperados de la trama.

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Directores/as

Wes Anderson

Un diirector hecho a mano. En octubre del año pasado, un barco que viajaba de Hong Kong a Londres tuvo un problema eléctrico y varios de los contenedores que transportaba ardieron antes de llegar a puerto. En uno de ellos se encontraban los primeros ejemplares de The Wes Anderson collection, que la editorial Abrams tenía previsto distribuir en Europa en las siguientes semanas. A Anderson (Houston, 1969) la historia le deja con los ojos abiertos como platos: “Eso podía ser parte de una de mis películas”, dice mientras se mesa el pelo. El realizador estadounidense viste un traje de pana azul hecho a mano, se calza sus celebérrimas botas Wallabee y se sienta en un mullido sofá rojo eléctrico que bien podría haber sido un elemento de uno de sus filmes. Se encuentra allí para presentar el primer avance de su última película, El gran hotel Budapest, del que los periodistas han podido visionar unos minutos de imáge8

nes de un filme que entonces ni siquiera está acabado. La cita con El País Semanal es en Roma, donde se celebra el festival de cine de la ciudad. Anderson no tiene película, pero ha acudido a presentar un cortometraje realizado para una firma de moda. “No sé si es un corto o un anuncio u otra cosa, no quiero engañarte”, dice. El director, que empezó su carrera con un cortometraje en 16 milímetros llamado Bottle rocket junto a su amigo y camarada de juergas Owen Wilson, puede presumir de ser uno de los cineastas independientes más prestigiosos del mundo. Adorado por la cinefilia, alabado por la crítica y poseedor de una impronta que se plasma en una filmografía marcada por la nouvelle vague, la inquietud viajera, los puzles en forma de personajes imprevisibles y una cálida sensación familiar, un estilo atemporal, reconocible y a la vez indescifrable que comparte con otros cineastas texanos como Richard

Linklater o el mismísimo Terrence Malick. Como si la sensibilidad fuera una cuestión geográfica. Bill Murray decía sobre él cuando promocionaba Moonrise Kingdom: “Wes [Anderson] es uno de esos tipos que, aun siendo muy jóvenes, eran capaces de convencerte de cualquier cosa. Su visión era única, realmente especial. Su forma de trabajar, de contar siempre con el mismo equipo, convertía el set en un lugar cómodo. Además, siempre contrata a los mejores chefs para que te hagan la comida. No es como esa espantosa cosa que te sirven en los caterings. Así que cuando no estás suficientemente concentrado, piensas en esa deliciosa comida que te espera después de la toma y todo adquiere un sentido”. Y el aludido responde: “¿Bill decía eso? [Sonríe] Bueno, a mí también me gusta comer bien. ¿Que si me agrada esa sensación familiar? Pues lo cierto es que rodar una película es


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a veces un proceso difícil, complejo, y me gusta saber que cuando las cosas se ponen difíciles, todo el mundo sabrá qué hacer. Quiero que todos estén de buen humor, porque necesito ese buen ambiente en mi cabeza. A veces me planteo trabajar con alguien distinto y le doy muchas vueltas porque me pregunto qué pasaría si no encajara. Si valdría la pena tener a alguien con mucho talento que cambia el tono anímico del rodaje”, cuenta Anderson, un hombre con fama de encantador con los actores y delicioso con la prensa. El realizador habla en voz baja y vuelve sobre sus palabras, precisa algo y reanuda la marcha otra vez, para repetir todo el proceso a continuación, como si su discurso fuera una de esas películas que pueden 10

remontarse una y otra vez y cada versión fuera mejor que la anterior. Sobre la tensa relación entre Gene Hackman y Anderson en Los Tenenbaums, que provocó el cierre de filas en el rodaje en torno a la figura del director, Angelica Huston contaba lo siguiente: “Gene [Hackman] le dijo una vez: ‘Súbete los pantalones y sé un hombre’. También utilizó otras expresiones como soplapollas y algunas variantes de la misma palabra”. “No, no me refería a Gene cuando hablaba de actores difíciles. Es cierto que era un hombre complicado, un hombre muy duro, y que exigía un nivel de tensión muy alto, pero es Gene Hackman. No lo contratas para que te haga unos trucos de magia, lo contratas porque es Gene Hackman”,

confiesa Anderson, que se friega las manos como si al pensar en el protagonista de Sin perdón, La conversación, Marea roja o French connection le entrara frío. Wesley Wes Anderson nació en Houston (Texas), hijo de una arqueóloga que ejercía de agente inmobiliario y de un ejecutivo del ramo de la publicidad y las relaciones públicas. El divorcio de la pareja cuando Anderson era un niño influyó en su vida y su carrera cinematográfica. El director es demasiado educado para decir “pasa palabra”, pero contesta con la educación hastiada del que ha recibido la misma pregunta un millón de veces: “Creo que se ha magnificado lo que he dicho. Por supuesto que me marcó el divorcio de mis padres, pero ¿en qué niño no


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lo haría? Supongo que mis películas vuelven una y otra vez a ese tema, pero, francamente, no sabría decir qué intención exacta tiene en ellas”, cuenta el realizador mesándose una melena que parece estar a punto de descontrolarse. Compañero de habitación de Owen Wilson mientras ambos estudiaban en la Universidad de Austin, el dúo se convirtió en inseparable (a veces se les unía el hermano de Owen, Luke). La afición del trío por el cine se concretó en el mencionado Bottle rocket, que después se convertiría en un largo, Ladrón que roba a otro ladrón (1996), que pasó desapercibido para el público, pero no para algunos críticos. “Aprendimos mucho de esa experiencia. Tanto en lo bueno como en

lo malo. Cuando pasamos el corto en Sundance, fue difícil que todos esos elogios no se nos subieran a la cabeza. Después la película no funcionó como esperábamos, pero sirvió para entender las claves de un rodaje y todo lo que hay detrás del cine, incluso lo que creíamos que no era cine”, reflexiona el texano mientras le sirven un agua mineral. En 1998, el director firmaba la que aún hoy día sigue siendo una de sus películas más populares: Academia Rushmore. La cinta se inspiraba en las experiencias del realizador en St. John’s, la escuela privada donde estudió. “Es cierto que muchas de mis películas se basan en experiencias personales, pero no siempre es así. No recuerdo los detalles que me llevaron a cada

proyecto, pero cada filme es distinto. En esta nueva película [El gran hotel Budapest], el personaje principal está inspirado por un amigo, pero la historia lo está por Stefan Zweig. Así que en cierto modo es algo personal, pero no es mío. ¿Nostálgico? No lo soy a propósito. A veces hay cuestiones que vienen de mi infancia, cosas que no acabé o creo que no acabé y que de algún modo quedan pendientes. Moonrise Kingdom era definitivamente de esa clase, pero no creo que pueda racionalizarlo todo hasta un punto en el que mis películas queden etiquetadas en una u otra categoría. Me es imposible”, dice Anderson cuando se le inquiere por esa parte de uno mismo que reside en lo que hace. 11


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“Creo que hay algo muy íntimo en las películas de Wes y que por eso conectan con la audiencia de un modo único, como si el hecho de ser absolutamente específico te permitiera llegar a todo el mundo. También hay algo muy curioso, y es el hecho de que algunos de sus personajes nos parezcan paródicos o salidos de una comedia cuando en realidad, en su cabeza, son absolutamente serios”, comenta Jason Schwartzman, uno de los actores que forman parte de la familia Anderson, que incluye asistentes de dirección, técnicos, un director de fotografía, un diseñador de vestuario y un chef. Un equipo de nombres fijos que resumen la filosofía de un director de cine distinto: “Me gusta ver las mismas caras cuando llego al set. Si ten-

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go que estar lejos de casa, quiero estar a gusto. No entiendo a los que tienen que cambiar de equipo cada 10 minutos… bueno, no es que quiera criticarlos, simplemente a mí me gusta ese ambiente, el que me dan los habituales”, cuenta el estadounidense. El texano es uno de los pocos realizadores independientes capaces de reunir a su alrededor a una auténtica galaxia de estrellas en cada filme que ruedan: Edward Norton, Bruce Willis, Bill Murray, George Clooney, Jude Law, Meryl Streep o Harvey Keitel son algunos de los monstruos que ya se han convertido en piezas de un tablero abarrotado. Muchos de ellos han repetido en más de una ocasión, como si la tentación de volver a ponerse en manos de este director

de rasgos suaves y sonrisa perenne fuera demasiado grande. Los actores son en manos de Anderson una receta distinta para un plato insólito. “Como persona que trata de dirigir, me fascina la forma de trabajar que tiene Wes”, contaba Ralph Fiennes, el actor y director que es el protagonista del último filme de Anderson. “Es tímido, mueve mucho las manos y habla lo justo. Pero no le hace falta nada más. Siempre trabaja con las mismas personas, que le entienden sin mirarle, y cada pieza encaja perfectamente casi sin pretenderlo. Para mí esa es la clave, su forma de moverse en un entorno tan complicado como el del cine con esa especie de calma, como si fuera un maestro zen”.


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Actores/actrices

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Actores/actrices

Lauren Bacall La última mirada de la reina del noir En el cine negro de los años cuarenta, donde los diálogos, los sentimientos y las balas iban al grano, no encajaba cualquier actriz. Lauren Bacall, fallecida ayer en Nueva York a los 89 años, tenía 19 cuando demostró que ella no era cualquiera. Había estudiado interpretación en la American Academy of Dramatic Arts, pero los problemas económicos de su familia la obligaron a dejar la escuela y trabajar como modelo. Fue precisamente gracias a una portada de Harper’s Bazaar que la mujer de Howard Hawks reparó en ella. Hawks le pidió a su secretaria que buscara el historial de la chica de la foto, pero, por error, la ayudante hizo viajar a Bacall a Hollywood desde Nueva York para una audición con el director. Hawks buscaba rostros para sus nuevos proyectos, pero como recuerda Joseph McBride en un magnífico libro-entrevista con el cineasta, la chica no encajaba: “De repente apareció una cría con falda de gabardina, un jersey y una voz aguda, Lauren Bacall: nasal, aflautada… aunque estaba muy ilusioAdiós, sueño eterno nada tuve que decirle que las chicas de nuesEspléndida actriz dramática tras películas eran bastante más sofisticadas y y cómica, mítica pareja de Humen ningún caso tenían esa voz”. phrey Bogart, delante y detrás de la En el cine negro de los años cuarenta, cámaras, e icono de la elegancia, que- donde los diálogos, los sentimientos y las badan para el recuerdo títulos como Tener las iban al grano, no encajaba cualquier actriz. y no tener, su debut en 1944. El Sueño Lauren Bacall, fallecida ayer en Nueva York a Eterno, Cómo casarse con un millonario, los 89 años, tenía 19 cuando demostró que ella Mi desconfiada esposa, escrito sobre no era cualquiera. Había estudiado interpreel viento, Asesinato en el Orient Extación en la American Academy of Dramatic press, Misery o incluso dos films Arts, pero los problemas económicos de su fade Lars von Trier, Dogville y milia la obligaron a dejar la escuela y trabaManderlay. jar como modelo. Fue precisamente gracias a una portada de Harper’s Bazaar que la mujer 15


Actores/actrices

de Howard Hawks reparó en ella. Hawks le pidió a su secretaria que buscara el historial de la chica de la foto, pero, por error, la ayudante hizo viajar a Bacall a Hollywood desde Nueva York para una audición con el director. Hawks buscaba rostros para sus nuevos proyectos, pero como recuerda Joseph McBride en un magnífico libro-entrevista con el cineasta, la chica no encajaba: “De repente apareció una cría con falda de gabardina, un jersey y una voz aguda, nasal, aflautada… aunque estaba muy ilusionada tuve que decirle que las chicas de nuestras películas eran bastante más sofisticadas y en ningún caso tenían esa voz”. Aprendió de voz, de miradas y de cine, pero no era suficiente. Le faltaba un pequeño detalle: atraer a los hombres. Como era una cría, Hawks y su mujer la acompañaban a todas partes hasta que un día le preguntaron que por qué nunca salía de las fiestas con hombres. “No se me dan demasiado bien”, dijo ella. Hawks le regaló otro truco impagable: “¿Y si dejas de ser tan amable con ellos? ¿Qué tal si pruebas a insultarles?”. Mano de santo. En la siguiente fiesta, Bacall ya tenía un candidato para acompañarla a casa: Clark Gable. Como decía William Faulkner, una mujer de verdad debe tener el corazón como una puerta giratoria. Así, convertida en la insolente de voz grave, ha llegado a nuestros días. Y así Hawks empezó a esbozar el papel que la lanzaría al eterno estrellato: la chica de Bogart en Tener y no tener, la novela de 16

Hemingway en cuyos diálogos trabajaba Faulkner. Bacall supo aprovechar sus hoy célebres líneas (“¿Sabes que no tienes que actuar conmigo Steve?… No tienes que decir nada y no tienes que hacer nada. Nada de nada… O simplemente silbar… ¿Sabes cómo silbar, verdad Steve?… Simplemente junta tus labios y… sopla”) y fijar con ellas el mito. Cuentan que cuando Marlene Dietrich vio Tener y no tener se indignó tanto que llamó al director. “¿Sabes? Esa soy yo hace 20 años”, le espetó. “Lo sé”, respondió Hawks, “y también sé que dentro de 20 años llegará otra”. Lo que siguió a esa película es historia. El flechazo con Bogart, el duro principio de la relación amorosa por la doble vida que mantuvo el actor con su entonces tercera esposa, la actriz Mayo Methot, alcohólica, como él, muerta en 1951 por sus problemas con la botella, y el cuarto (y definitivo) matrimonio del actor con Bacall. Con la nueva boda llegó también el anuncio de una nueva meta en la cabeza de la tozuda Betty: ser madre. Pese a las reticencias iniciales de Bogart, en 1949, nacía el primogénito de los tres hijos de la actriz (el último fue de su segundo matrimonio, con Jason Robards) y cuyo nombre, Stephen, está dedicado al personaje masculino de Tener y no tener. Antes del nacimiento del niño, Bacall rodó La senda tenebrosa (1947) y El sueño eterno (1946), una de las cumbres del cine negro, escrita por Raymond Chandler y otra vez con Faulkner de guinista.


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Actores/actrices

Robin Williams Oh capitán, mi capitán Ha vuelto a suceder. Otro de los actores que marcaron nuestra vida se marcha inesperadamente y no sabemos qué decir, cómo reaccionar. La muerte de Robin Williams es una de esas muertes, porque estamos acostumbrados a asociar su nombre con una sonrisa y no con un mazazo semejante. Quizá el lector estime que mazazo es una palabra demasiado grande para describir otra muerte más que en unos días olvidaremos. Pero a veces sucede que necesitamos que alguien se marche para darnos cuenta de lo importante que era en nuestras vidas. Algunas personas son parte de nosotros porque en su momento dijeron una frase o nos miraron de un modo especial, pero no somos conscientes de ello porque su huella permanece escondida tras capas y capas de recuerdos más serios y trascendentes. En el caso de Williams, si echamos la vista atrás nos veremos a nosotros mismos, rabiosamente jóvenes, frente a esa pantalla de cine con aquel amigo a quien hace años que no llamamos o junto a aquella chica de cuyo nombre no sabemos acordarnos. Eran aquellos benditos tiempos en que aún nos daba vergüenza pensar que algún día nos daría vergüenza reconocer que nosotros también éramos de los que se desgañitaban entonando el Oh Capitán, mi Capitán, y que nuestro grito de guerra era, por supuesto, Nuwanda. sssMuchas voces se alzarán estos días intentando atenuar la luz que nos legó nuestro bufón favorito. Habrá quien nos echará en cara sus muecas o su histrionismo. Habrá quienes digan que no era un actor de los de verdad porque es en el drama y no en el melodrama de telefilm donde se ve el talento. Habrá incluso 19


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algún despiadado que nos restregará sus últimos trabajos, tan comerciales como evitables. Pero no conseguirán su objetivo, no lograrán empañar su recuerdo. Porque todos aquellos que en los noventa empezábamos a sospechar que no nos iba a ser tan fácil comernos el mundo podremos ahora mostrar orgullosos aquellas películas suyas que nos enseñaron que siempre hay lugar para la sonrisa: Good morning, Vietnam, El club de los poetas muertos, El rey pescador o Más allá de los sueños. Películas todas ellas edulcoradas y de lágrima fácil, sí, pero con un común denominador que hoy sigue vigente: la necesidad de recordar que la risa y la ilusión nos mantienen a flote incluso en los peores momentos. En el momento de escribir estas líneas, la policía sigue barajando el suicidio como motivo de su muerte. De ser así, nos encontraríamos con una terrible paradoja: la pérdida de esperanza de alguien que invirtió sus mejores risas en mostrarnos que nunca hay que perder la esperanza. Esa melancolía desesperada es la maldición que siempre han arrastrado los payasos, los bufones, los cómicos. Ese dolor terrible que tan bien supo reflejar Leoncavallo en su ópera Pagliacci. Todo adulto tiene dentro un niño que está más o menos escondido. El de Robin Williams estuvo siempre a flor de piel, y de eso se supo aprovechar Spielberg en aquella divertida rareza llamada Hook. Hoy, en cambio, el niño que llevamos dentro está un poco más oculto porque se ha vuelto a 20

topar con la cruda realidad que prohíbe jugar a la pelota en la calle y manda a los mejores al arroyo. La noticia de su muerte ha cerrado de un portazo un rincón más de nuestra memoria, de nuestra infancia, y hoy somos un poco más mayores. Ahora somos nosotros ese niño que ha crecido a la fuerza, y quizá deberíamos ser también nosotros mismos quienes recogiéramos su testigo y sonreír y hacer sonreír y recordar que, pese a todo, este mundo sigue siendo una fiesta de la que no queremos marcharnos. Podemos intentar, por supuesto, esbozar unas torpes palabras como estas para resumir su trayectoria, o rememorar algún momento célebre de su filmografía, o glosar sus cualidades actorales poniendo como ejemplo alguno de sus personajes más carismáticos. Todo eso está muy bien, claro. Porque nos permitiría poner algo de orden en la confusión que siempre hay después de una muerte precipitada. Pero hoy la ocasión merece buscar otra salida a nuestro dolor, porque al profesor John Keating no le hubiera gustado un funeral tan respetable. Se marcha Robin Williams y el único home naje posible, si de verdad hemos aprendido algo de él, sería dejar las palabras a un lado y disfrutar rompiendo las páginas que han sido escritas por gente seria con palabras más serias aún. Rasgar sin piedad los informes, las noticias, los balances, los diccionarios, las estadísticas, los sumarios, las tesis doctorales, los artículos documentados y los análisis rigurosos.


Actores/actrices

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Catálogo

Título: Little Miss Sunshine Año: 2006 Duración: 101 min. Director: Jonathan Dayton, Valerie Faris. Reparto: Abigail Breslin, Steve Carell, Toni Collette, Greg Kinnear, Alan Arkin, Paul Dano, Beth Grant, Bryan Cranston, Jill Talley, Brenda Canela, Justin Shilton, Gordon Thomson Género: Comedia. Drama. Road movie. Precio de venta: 18,50€

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Título: Mr. Nobody Año: 2009 Duración: 133 min. Director: Jaco Van Dormael Reparto: Jared Leto, Sarah Polley, Diane Kruger, Linh Dan Pham, Rhys Ifans, Natasha Little, Toby Regbo, Juno Temple, Clare Stone, Catherine Demaiffe Género: Ciencia ficción. Drama. Fantástico. Precio de venta: 18,50€


Catálogo

Título: Gattaca Año: 1997 Duración: 106 min. Director: Andrew Niccol Reparto: Ethan Hawke, Uma Thurman, Jude Law, Loren Dean, Alan Arkin. Género: Ciencia ficción. Intriga. Película de culto Precio de venta: 18,50€

Título: Big Fish Año: 2003 Duración: 126 min. Director: Tim Burton Reparto: Ewan McGregor, Albert Finney, Billy Crudup, Jessica Lange, Alison Lohman, Helena Bonham Carter, Género: Drama. Fantástico. Aventuras Precio de venta: 19,80€

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Catálogo

Título: Inception Año: 2010 Duración: 148 min. Director: Christopher Nolan Reparto: Leonardo DiCaprio, Joseph Gordon-Levitt, Ellen Page, Ken Watanabe, Marion Cotillard, Tom Hardy, Cillian Murphy Género: Ciencia ficción. Thriller. Intriga. Acción Precio de venta: 18,50€

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Título: The Tree of Life Año: 2011 Duración: 133 min. Director: Terrence Malick Reparto: Brad Pitt, Jessica Chastain, Hunter McCracken, Sean Penn, Laramie Eppler, Tye Sheridan, Fiona Shaw. Género: Drama. Familia. Infancia. Precio de venta: 18,50€


Catálogo

Título: The Royal Tenenbaums Año: 2001 Duración: 108 min. Director: Wes Anderson Reparto: Gene Hackman, Anjelica Huston, Ben Stiller, Luke Wilson, Gwyneth Paltrow, Owen Wilson, Danny Glover, Bill Murray, Seymour Cassel. Género: Comedia. Comedia dramática. Familia. Precio de venta: 18,50€

Título: Moonrise Kingdom Año: 2012 Duración: 94 min. Director: Wes Anderson Reparto: Jared Gilman, Kara Hayward, Bruce Willis, Edward Norton, Bill Murray, Frances McDormand, Tilda Swinton, Jason Schwartzman, Género: Comedia. Drama. Romance Precio de venta: 18,50€

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Recomendamos

Título: Before Sunrise Año: 1995 Duración: 101 min. Director: Richard Linklater Reparto: Ethan Hawke, Julie Delpy, Andrea Eckert, Hanno Pöschl, Erni Mangold, Haymon Maria Buttinger Género: Romance. Drama. Drama romántico

Título: Cinema Paradiso Año: 1988 Duración: 123 min. Director: Giuseppe Tornatore Reparto: Philippe Noiret, Jacques Perrin, Salvatore Cascio, Agnese Nano, Brigitte Fosey, Marco Leonardi, Antonella Attiu, Enzo Cannavale, Isa Danieli, Leo Gullota, Pupella Maggio, Leopoldo Trieste Género: Drama. Melodrama

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Recomendamos

Título: Sweeney Todd Año: 2007 Duración:117 min. Director: Tim Burton Reparto: Johnny Depp, Helena Bonham Carter, Alan Rickman, Sacha Baron Cohen, Timothy Spall, Jamie Campbell Bower, Ed Sanders, Jayne Wisener, Laura Michelle Kelly. Género: Musical. Thriller.

Título: The book thief Año: 2013 Duración: 131 min. Director: Brian Percival Reparto: Sophie Nélisse, Geoffrey Rush, Emily Watson, Nico Liersch, Ben Schnetzer, Sandra Nedeleff, Hildegard Schroedter, Gotthard Lange Género: Drama/Nazismo. II Guerra Mundial. Infancia. Literatura.

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