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RICADO CÁRDENAS

MONARCA EDICIONES

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Título Original: Sam Wants A Revenge Edición: Monarca Ediciones Ilustrador: Digital Art Graphic 1ra. edición: mayo, 2014 © Ricardo Cárdenas, 2014 © Monarca Ediciones, 2014 www.monarcaediciones.blogspot.com

Todos los derechos reservados. Bajo las sanciones establecidas en el orden jurídico, queda rigurosamente prohibida, sin autorización escrita de los titulares de copyright, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, así como la distribución de ejemplares mediante alquiler o préstamo públicos.

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PARTE I

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CAPÍTULO 1 “¡Despierta Sam! ¡Despierta!”. Las últimas palabras que escuchó Sam, al morir. Una chica de 18 años que estudia en la universidad pública de su ciudad, medía 1,68 m, era delgada pero no flacucha, cabello negro y con una sonrisa de modelo. “Era una chica tierna y muy inteligente, la mejor de la clase” decían algunos sus profesores en el cementerio. Su familia estaba compuesta por su Padre Jonathan Hart, un hombre imponente, por su altura (1,85m), cabello negro y en el resaltan un poquito de canas (aunque muchos lo llamaban Kick, no se sabe por qué). Su Madre, Elia Hart, la señora más amable de la comunidad, rubia no aparentaba su edad, 45 años, un año menor que su esposo y sus hermanitos David y Kelly – son gemelos – que tienen 12 años, los dos son rubios como su madre. Pero ya saben como una historia siempre es buena escucharla desde el principio. “Hola. Soy Samantha Hart, pero muchos me dicen Sam. Sí, ya sé, es patético mi nombre… bueno, por lo menos para mí. Les contaré el día en que morí. Suena raro, ¿cierto? Que este muerta y en realidad este viva, dejemos que el narrador hable acerca que hacía yo antes de morir”.

2 días antes de la masacre Sam se levanta todos los días a las 6 am, y el viernes no es la excepción. Como de costumbre ella se cepillaba y duchaba antes de tomar el desayuno que ella misma iba a preparar ese día, normalmente es su madre, pero ella estaba poco enferma. El desayuno era omelet et orange, el nombre que le puso Sam a su especialidad: pan tostado con huevo revuelto y jugo de naranja. Mientras sirve el desayuno, su padre piensa decir algo un poco malsonante.

“Eh, chicos. Les tengo una mala noticia” dice el Sr. Hart mirando a sus hijos. “Me despidieron” El Sr. Hart lo decía con tanta calma, que parecía mentira.

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“¿Ya le dijiste a mama” dice Sam preocupada. “No, aún no, no quiero que se sienta peor” responde. “Papá, pero tendrás más tiempo para jugar conmigo fútbol, ¿verdad?” dice David con una cara de ilusión que no se la quita nadie, por lo menos toman bien una mala noticia. “Sí, hijo” sonríe Kick. “Ahora podremos jugar todo lo que quieras.” “¡Ops!, se me hizo tarde tengo que ir a la universidad. Peter me debe estar esperando en la salida del autobús” menciona Sam un poco estresada. “Hija, antes de que te vayas te quiero pedir un favor” dice su padre. “¿Le podrías decir a tu madre lo del trabajo? Yo sé que tú eres mejor con las palabras. Además creo que tendré que ir a donde el mecánico a ver si arregla el desastre de carro que tenemos”. “Claro, papa. Ya me tengo que ir. ¡Adiós! Nos vemos Kelly, recuerda lo que me ibas a contar. ¡Chao, David!” dice Sam antes de cerrar la puerta e irse. “Okey, Sam” responde Kelly algo preocupada. Sam llega a la parada de autobús y ve a Peter con una sonrisa de oreja a oreja. Ella como siempre le responde con otra sonrisa. Peter y Sam son amigos de la infancia, viven en el mismo vecindario y él siempre ha convencido a sus padres que lo pongan a estudiar en las mismas escuelas que estudiará Samantha. Ya lo imaginan ¿verdad? Sí, Peter siempre ha estado enamorado de Sam, pero nunca se lo ha dicho a ella. Ella piensa que todos los intentos de Peter por estar juntos se deben a que él es uno de los mejores amigos que existe “Ho-ho-hola Sam” dice Peter como siempre tartamudeando cuando habla con Sam. “Ho-ho-hola Pe-pe-ter” responde Sam con la costumbre de burlarse de Peter cada vez que tartamudea.

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“Ha ha, muy graciosa Sam” dice Peter un poco bravo, pero a la vez sonriendo. “Menos mal que eres la única que me ha visto tartamudear”. “Espero que no tengas miedo a que revele tu malévolo secreto” dice Sam riéndose. A Peter no le da tiempo de reírse cuando llega el autobús que va a la universidad. Se montan en él y empiezan a hablar de lo nefasto que están siempre los asientos, al parecer hablan de que huele a vómito y que el día anterior olía a humedad animal, para no decir que un perro hizo de las suyas en el autobús. Toman asiento Sam y Pit, como le dicen de cariño. ¿Por qué no hablamos un poco de cómo es él? Es un chico muy agradable, cualquiera pudiera ser su amigo, pero no es su ventaja el obtener amistades. Cualquiera puede decir que cumple con las características de un nerd, pero no, es un chico muy bien parecido aunque no tanto como Sam. Mide 1,75 m y al parecer los últimos meses ha hecho un poco de ejercicio porque se ve un poco mas relleno que antes. Sus padres, cuales nombres no revelaré - ya que no son importantes en esta historia – son personas muy ocupadas y con trabajos muy remuneradores. El hombre trabaja en una empresa de Tecnología Militar, es gerente de un departamento relevante dentro de la empresa. Su madre no se queda atrás, ya que trabaja como jefa en una empresa de textiles y siempre está atareada delegando trabajos a sus obreros. Como pueden imaginar nunca hay tiempo para su hijo único, quien de pequeño lo cuidaba su abuela que ya falleció. Tal vez sea una razón por la que se pasa todo el tiempo con Sam. “Llegamos, Pit. ¡Despierta!” le dice Sam a su amigo que esta al parecer babeándose del sueño en su asiento pegando la cabeza en la ventana que da hacia la universidad, y no le podemos pedir más a Pit, ya que el viaje en el autobús dura casi media hora. “¡Ah! ¿Qué? ¿Ya llegamos?” dice Peter como si lo hubieran levantado de una pesadilla. “Oh, es que no dormí ayer, estaba viendo una película de terror llamada Carrie”. “¿¡Qué!? Ha ha.” dice Sam en tono sarcástico. “Esa película no da miedo. Bueno, bueno. Ya bajemos que llegaremos tarde a la clase de

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Historia. Creo que ahí también dormirás.” dice antes de que Pit le responda y se ríe. “Sí, claro. Además es la primera película de terror que pude ver”. “¿En Serio?” Sam dice un poco impresionada. “Bueno, ya olvidémoslo por tu bien. Vamos o la Sra. Milton no nos dejará pasar.” “Igual ya leí la clase que dará hoy. La señora a quien nadie le saca la mejor nota.” dice Pit como fastidiado. Llegan al salón justo a tiempo, antes de que Milton cierre la puerta del salón de clases. Ella es muy estricta y un poco arenosa. Al entrar, los amigos del año se sientan atrás en la última fila, en las únicas dos sillas que quedan: reservadas para ellos diría cualquiera. “Oye, ayer hable con Rick y peleamos, ¿crees que me vaya a llamar?”. ¿Se preguntarán quién es y cómo es Rick? Me gustaría dejar que ustedes lo averiguaran por si solos pero no soy tan malo. Rick es el novio de Samantha, llevan un año juntos, bueno casi un año. Dentro de 48 horas cumplen un año exacto, se hicieron novios un 13 de enero. Rick no es un muchacho bien parecido que digamos, es un poco moreno como el color de una nuez, mide igual que su novia 1,68 m, cabello liso y castaño oscuro y es un poco delgado. “¡Ahí vas otra vez!” dice Pit a Sam. “Samantha, te dije que no me hablaras acerca de tu novio, sabes que nunca me cayó bien”. “Sí, lo sé. Tienes razón.” dice Sam, “pero es que eres el amigo al que le tengo más confianza. Quisiera alguien como tú para hablar de mis problemas”. “Bueno. Ahora escucha el discurso emblemático acerca de la cultura egipcia de la Sra. Milton, de seguro no me dejara participar en la clase” dice Peter molesto. Y tiene razón para estar molesto, la profesora no toma en cuenta las habilidades del chico. Tan inteligente y la profesora desaprovechando la oportunidad de desarrollar un hombre de excelente pensador. De todas

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maneras Peter sabe que él mismo no necesita de notas maravillosas para ser reconocido como el Albert Einstein de su clase… “Hoy, como todos saben, hablaremos de la cultura egipcia. ¿Alguien recomienda por dónde empezar?” dice Milton. “De sus creencias acerca de la muerte” le susurra Peter a Sam, como con el motivo de que ella lo diga, ya que él está resignado a que Milton no lo dejará participar. Sam levanta la mano rápidamente como si le fueran a quitar la idea. Milton la mira hacia donde está sentada bajando sus lentes para observar mejor a Hart. “Diga, Señorita Hart.” dice con su tono que fastidiaría a cualquiera. “Parece ser la única interesada en la clase.” “Parece ser la única interesada en la clase” dice Pit en voz baja burlándose de la profesora. Sam intenta no reírse, el comentario de la profesora se debe a que Sam fue la única que levantó la mano para decir su idea. “De sus creencias acerca de la muerte” dice Hart entusiasmada por la clase, ya que a ella le llaman la atención hablar de historia: es su materia favorita, pero no su profesora favorita. Bla, bla, bla. Eso era lo único que escuchaban los alumnos de Milton dando su Discurso Emblemático de todas las clases. Sam, interesada en la clase tratando de captar las ideas del aburrido discurso. Peter, como siempre corrigiendo o completando las oraciones de la profesora. “Algo que creían los egipcios, era que el espíritu de la personas nunca moría, sino que esperaba para un juicio”. Hablaba de las momias, dioses egipcios, relatos impresionantes, etc. La única que se entendía era ella misma. Pero al parecer a Sam le ha interesado las palabras de Milton más que en otras clases. “El espíritu de la personas nunca moría, sino que esperaba para un juicio”. Y procesaba las ideas como si nunca hubiera sabido eso. Bueno, en realidad era la primera vez que lo escuchaba. Su

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padre es ateo, así que ella fue criada con la creencia de que con la muerte se acaba todo. Además, ni en la secundaria, ni la primaria le habían enseñado acerca de eso, ya que en su escuela no se enseñaba historia sin ninguna razón aparente. Se sentía algo rara, tenía muchas dudas, tenía las ganas de hacerle algunas preguntas al final de la clase a Milton, pero ella sabía que Milton no es de esas personas que son tan buenas para ayudar a sus alumnos. Y Sam quería salir esas dudas. Se repetía a ella misma, cómo si no entendiera.

“El espíritu

de la persona nunca muere, sino que espera para un

juicio”.

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CAPÍTULO 2 “¿Nunca muere? No entiendo, Pit” dice Sam desconcertada. “Sí, Sam” dice Peter. “Morimos y según nuestros actos se nos juzga. Vamos al Paraíso celestial o al Infierno.” “¿Qué es el Infierno? ¿Quiénes van ahí?” responde Sam con más preguntas. “Los egipcios pensaban que había un Dios de los Muertos. Normalmente todas las civilizaciones lo han creído. Cuando mueres, si tus actos eran buenos tienes una recompensa en los cielos, y si fuiste malo vas a un castigo eterno donde se te atormenta en fuego. También los egipcios pensaban que podías reencarnar o volver a nacer en otra persona o en un animal dependiendo de lo que hicieras” dice Peter como si fuera Wikipedia. “Cuando me dices más, más dudas tengo. Y, ¿las personas que no sabían que hacían mal? Tal vez porque nunca supieron que había un Dios. Por ejemplo: yo. Yo nací con la creencia de que Dios no existe, no es culpa mía. Yo no leo la biblia o voy a una iglesia. No sé que es malo o bueno para Dios. ¿Qué pasaría conmigo, si muero?” “Yo leí un libro, que en esos casos hay un lugar llamado el Limbo, un lugar simbólico donde no tienes un juicio porque no fuiste ni malo ni bueno por diversas circunstancias como la tuya. Estás en realidad en la tierra. En espíritu nadie te puede ver, ni escuchar, ni sentir. Quedas vagando.” Peter dice y ve a Sam como si contara una extraordinaria y sonríe. “¡Agf! Prefiero no creer en eso, suena más que mentira a una fantasía” dice Sam y sonríe. “Lo que tu digas” responde Pit.

Después de ver Matemáticas, Inglés, etc. Sí, lo sé, son materias de secundaria pero este pueblo no goza de la mejor educación y ellos necesitan reforzar cosas como esas debido a su pésima enseñanza en los 15


años anteriores. Bueno, después de esto ella fue a casa de su novio. Rick estudia en otra universidad, estudia Leyes, aunque su aspecto un poco rockero y muy juvenil no cuadra con su carrera. Él tiene los viernes libre y su casa queda cerca de la universidad de Sam. Así que se armó de valor para hablar con su novio, que seguro estaba furioso. Sam llega y le abre el padre adoptivo de Rick. Rick es huérfano y sus padres adoptivos son ya personas de la tercera edad, aunque su madre adoptiva murió hace pocos años “Hola, corazón. Pasa, Rick está en su cuarto no ha salido de la mañana” dice el señor ya viejo y tose un poco. “¡Ah! Quisiera ser joven otra vez.” “Ha ha, yo quisiera tener su resistencia Sr. Freggo.” dice Sam. “Rick, ¡Sam esta aquí!” grita el viejo. “Dile que pase” dice Rick. Sam se sorprende de la respuesta de Freggo Jr. Sam entra al cuarto, también se sorprende que esta ordenado. La cama hecha, el escritorio con la computadora, el armario. Todo está ordenado. Encuentra a Rick hablando por teléfono, él la ve y hace como un gesto de que entre. “Sí… sí, ya lo sé… el domingo. Sí… sí ella está aquí” dice Rick por el teléfono y finaliza la conversación. “¿Con quién hablabas?” pregunta Sam, ya que le martilló el cerebro el que haya oído de Rick decir Sí… sí ella está aquí. “Lo digo porque hablas de mí como si la persona ya me conociera.” “No peleemos, ¿está bien? No quiero que nuestra relación se dañe por una simple conversación al teléfono.” “¿Simple? ¡Es el colmo!” piensa Sam pero no lo dice. “Bueno, tienes razón.” responde Sam cediendo. “Por eso venía, no quiero que peleemos más, la pelea de ayer fue una estupidez.” “¿Puedo pasar? Les traigo algo para merendar” dice el señor Freggo con esa voz tan tierna que Sam piensa quisiera que fuera su abuelo, ya que

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no tiene abuelos vivos, y no puede ser como su segundo padre porque casi le dobla la edad al Sr. Hart. “Ya pasa de una vez, viejo. Deberías estar durmiendo.” dice Rick con una voz violenta, que provoca abofetearlo por su rudeza. “¡Déjalo, Rick! Él se preocupa por ti. No lo trates así” dice Sam. Ella sabe que Rick es un poco violento y no le gustan las injusticias. “Tranquila, hija. Igual ya me falta poco para que este muchacho me mate de un infarto.” dice el viejito triste. Es chocolate con algunas galletas. El Sr. Freggo sale y Sam junto con Rick comienzan a hablar tonterías como todos los novios. Sin embargo, la conversación para porque se va la luz. Sam al parecer le tiene miedo a la oscuridad a pesar de ser una chica con valentía. “Rick, ¿dónde estás?” pregunta Sam asustada. “Aquí.” dice Rick mientras agarra por detrás a Sam que pega un brinco del susto. Vuelve la luz. “¡Te odio! No me asustes así, Rick.” dice Sam un poco enojada pero a la vez aliviada al ver el rostro de su novio. “Ha ha, cálmate. Aquí se va la luz todos los días a las 6 pm y regresa en pocos minutos.” le dice Rick a Sam. “¿A las 6 pm? Ya me tengo que ir, Rick. ¡Es muy tarde! Mi padre me va a odiar.” dice Sam apresurada. Le planta un beso a su novio y se va. El beso parece que lo dejo sin palabras porque no respondió nada. Sólo siguió en su teléfono esta vez, al parecer mandando un mensaje de texto. Sam agarra la moto de Rick y se monta. La moto es en realidad de los dos, ya que la pagaron juntos. Por eso, ella la usa como si fuera suya. Bueno, en realidad es suya. La enciende, hace el sonido característico de una moto de aceleración y se va hasta su casa. La placa de la moto es FREGGO. A Sam le encanta manejar en moto, se siente libre. Ojalá la pudieran ver manejándola, parece una espía yendo a su misión.

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Cuando llega a su casa como a las 6:25 pm, ya está su madre haciendo la cena. Al parecer se recuperó, ya que está como todos los días. “Hija, ¡qué bueno que llegaste!” dice su madre contenta. “Ya estoy sirviendo la cena, ven a comer.” “Okey, mamá” responde Sam condescendiente. “¿Ya estás mejor?” “Sí, hija. El descansar me hizo bien.” dice la madre como si no hubiera pasado nada. Sam ve a la mesa y sólo está ella y su hermano David. “¿Dónde está Kelly?, mamá.” dice Sam preocupada. David y su madre se ven a la cara antes de decirle la mala noticia a Sam. Ella sigue preguntando dónde está Kelly. Hasta que su madre contesta:

“Hija, Kelly tuvo un accidente. Un auto la atropelló. Está en coma”.

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CAPÍTULO 3 Noticias así no le caen bien a nadie. Sam está desconcertada y enojada. Su cabeza está a punto de estallar. Su hermana, su querida hermana está en coma. ¿Quién se sentiría bien con eso? Su mente está llena de ideas. Para ella pasaron horas en poder responder, aunque fueron sólo segundos. Lo primero que le dice a su mamá después de la noticia es: “¿Cómo pueden estar tranquilos sabiendo que mi hermana está en coma? ¡¿Cómo? ¿Cómo?!” grita Sam. “¿Quién la atropelló? ¿Cómo pasó? ¿Qué hacen aquí, sin hacer nada?” “¡Samantha, no me hables así!” dice Elia regañándola. “Tu padre se quedó en el hospital. Nos obligó a quedarnos en la casa, no quería que estuviéramos como tú, ahorita.” “Tengo que ir, mamá. Tenemos que ir.” dice Sam suplicando a su madre. “Lo siento, hija. Hice un trato con tu papa. No iríamos hoy sino mañana, el vendrá, descansará y nosotros iremos a cuidar a Kelly.” responde su madre ante los ruegos. “No quiero comer, voy a mi cuarto” dice Sam llorando y se va a su habitación. “No olvides tomarte las pastillas para dormir, cariño.” dice Elia tratando de quitarle la tristeza a su hija y lo que se escucha de respuesta es la puerta de la habitación de Sam. ¿Cómo su mama puede estar así? La casa se siente sola y sin vida. Todos al parecer se fueron a dormir. Se escucha el llanto de Elia, quién a pesar de estar calmada al principio no soporta tapar el dolor. Sam está en su cuarto, escuchando música. Tal vez para desconectarse del mundo y le llega un mensaje al chat de la computadora. Se acerca y ve el mensaje. Es Peter. “Hola, Sam. ¿Cómo te sientes? Ya sé lo de tu hermana. Creo que voy a acompañarlos mañana al hospital.”

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“Me siento muy mal pero hablar contigo me anima un poco. ¿Cómo supiste lo de mi hermana?” “Todo el vecindario lo sabe. Están todos muy tristes. ¿Quieres que vaya a tu casa?” “No, Pit. Gracias. Es que estoy muy mal, ya debo acostarme a dormir” responde Sam y cierra el chat. No se da cuenta del último mensaje de Pit recordándole tomar sus pastillas para dormir. ¿Por qué pastillas para dormir? Pues, ya va casi un año que Sam tiene pesadillas en las noches. Las pastillas previenen esos malos sueños ya que la hacen dormir muy profundamente. Pero, con lo de su hermana se le olvido tomárselas. Así cuenta ella lo de sus pesadillas. Todas las noches tengo pesadillas horribles. En todas soy una asesina y mato a personas que no conozco. Una vez, soñé que maté a la madre adoptiva de Rick, aunque nunca la conocí. Pero sí vi fotos de ella joven. La mayoría de las veces sueño con mi papá, su aspecto en los sueños es más joven de lo que es ahora, siempre lo llamo “Kick” aunque yo nunca llamo a mi papá por su apodo. El sueño es el mismo. Él me dispara, yo caigo al suelo y trato de dispararle en la pierna, pero siempre me despierto ahí. Siempre pegando gritos y toda mi familia va a mi habitación a ver qué pasó. Mi papá siempre trata de calmarme y me toma por el brazo y me acaricia, pero yo todavía con el miedo hacia él me suelto. Los doctores me recomendaron las pastillas que siempre tomo, que me calman y me dejan dormir tranquila. Esa noche, un viernes 11 de enero no fue la excepción de mis pesadillas. Esta vez soñé que agarraba al Sr. Freggo por el cuello tratando de asfixiarlo. Después lo de siempre… el sueño con mi padre.

“Hola cariño, entrégame tu arma. No quiero hacerte daño.” Yo siempre rehúso y le apunto para defenderme. “No hagas las cosas difíciles Samantha. O puedes morir hoy.” “¿Crees que te tengo miedo?, Kick. Puedo dispararte en un segundo y no te darías cuenta” respondo siempre. Aunque no quiera decirlo siempre salen esas palabras de mi boca

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“Ha ha. Cariño, ¿recuerdas quién te enseño a usar un arma?” dice mi padre con total confianza. En el fondo, sé qué quiere decir que el me lo enseño. “Tú morirás hoy.” Y aquí vienen las palabras que siempre están en mi mente amargándome la vida. “Si yo muero hoy, algún día tú morirás también. Porque me vengaré aún si esté muerta. Me vengaré. Yo quiero venganza.” digo y enseguida recibo el disparo directo al corazón. Caigo. Esta vez pasa algo más, que nunca lo había soñado después de tratar de dispararle. Lo logro y le doy en su pierna izquierda. Lo veo escapar en una moto parecida a la mía. Pero la placa es diferente, no la distingo, pero sé que empieza con S. Enseguida me despierto y pego un grito asustada y sudando. No viene nadie. Pasan unos 2 minutos y se aproxima mi hermano David. “Sam, ¿estás bien? Tuviste otra pesadilla ¿cierto?” dice David. “Sí, David. Y muy fea” dice Sam sin ánimos de aclararle que es lo que soñó. “Yo también tuve una pesadilla. Era que a mí también me atropellaban y tú estabas intentando salvarme” dice David cabizbajo. “¡Oh, no! Tranquilo, fue sólo un sueño” dice Sam y abraza a su hermano. “Sam, ¿por qué nunca nos cuentas tus pesadillas?” dice David curioso. “Creo que eso te ayudaría a no tenerlas más.” “No lo sé, David. Creo que el miedo no me deja contárselo a nadie” responde Sam. Sin embargo, ella sabe que se las ha contado a Peter. “Bueno, anda a dormir que mañana tenemos que cuidar a Kelly.” “Kelly no va a morir, ¿verdad?” dice David triste. Son gemelos y hermanos, así que a él le duele más que a todos lo de Kelly. “No, hermano. Ella no va a morir. Ella es fuerte como tú” Sam le da un beso en la mejilla a David. “Ahora anda a dormir, no vaya a ser que despiertes a mamá.”

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“Okey, Sam. Te veo mañana.” Sale corriendo del cuarto de Sam. No siguió el consejo de su hermana de ser silencioso, pero aun así su madre no se despierta. Samantha por supuesto no seguirá durmiendo. No quiere sufrir la pesadilla que siempre quiso olvidar. Lo que hace es ponerse a leer el libro de ciencia y justamente ella nota en el índice que hay una parte que habla de los sueños. ¡Qué casualidad! Ella inmediatamente va a la página ciento y algo del libro. Y empieza a leer el capítulo de los sueños.

“Los sueños son una descripción magnífica de nuestro cerebro, de nuestra actividad mental, aún en estado somnoliento. Los sueños definen nuestros miedos, sentimientos y conocimiento. Normalmente, los relatamos como si fueran una fantasía, Pero en realidad es una interpretación maravillosa de lo que está en nuestro subconsciente. Muchos pueden decir que han visto cumplir sus sueños, pero no es así. Es todo lo contrario. Lo que vivimos se cumple en nuestros sueños de maneras irrelativas. No sabemos por qué soñamos, pero sabemos que lo que soñamos es por las cosas que vivimos. Casi siempre nuestro cerebro cambia nuestra historia, preocupaciones y rutinas del día a día. Hay veces que podemos revivir nuestros mejores y peores momentos en nuestros sueños. A veces tergiversándolos pero los reflejamos de alguna manera en los sueños. Los sueños no son algo mágico y fantástico, no le buscamos en la ciencia su lado misterioso. Sólo nos impresiona lo excelso que es nuestro cerebro para crear estos relatos inimaginables.”

Sam se sorprende al leer esto y empieza a preguntarse por qué ella sueña que es una asesina. El libro dice que el cerebro crea los sueños a partir de lo que vives o conoces. O sea que, los rostros extraños que veo en mis sueños ¿los conocí o por lo menos los vi? ¿Por qué los mato? ¿Por qué soy una asesina que quiere vengarse de su padre? Sam sin encontrar respuestas lógicas se da cuenta que ya es hora de que se arregle para ir al hospital.

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CAPÍTULO 4 Sábado, 12 de enero. Sam ya está lista para salir. No pudo dormir y por eso es la primera en estar en la sala esperando a que Peter venga a buscarlos para ir al hospital. Todavía recordándose lo desconcertado de su sueño y lo que leyó en el libro de ciencias. “¿Cómo puede ser el que yo sea una asesina en el sueño, que tiene que ver con mi vida?” se pregunta constantemente Sam. Para completar también tiene la preocupación por lo que le pasó a su hermana, parece que su día no es del todo bueno. Llega Peter tocando la puerta con su respectivo ritmo, parece el son de un pájaro. Sam abre la puerta. “Ho-hola, Sam. ¿Cómo te sientes?” dice Pit apaciblemente. “Tú sabes que no estoy de lo mejor. Tengo que hablar contigo acerca de una pesadilla que tuve ayer” dice ella. “¿Qué? ¿Acaso no tomaste tus pastillas ayer?” dice él. “No. Las olvidé.” dice Sam como si fue el error más grande no habérselas tomado. “Y eso que te recordé” dice Peter. ¿Tú? ¿Me recordaste? – pregunta Sam. “Sí, te mande un mensaje por el chat. ¿No lo viste?” responde Peter. “¡No! No lo vi.” dice Samantha. “Bueno, ya tenemos que irnos. ¡Mamá! ¡David!” “Sí, ya estamos listos, cielo.” dice Elia, su madre, agarrando a David por el hombro como guiándolo a la puerta. 23


“Bueno, montémonos en el carro” dice Peter. Todos entran al carro. Sam en el puesto de copiloto. Su madre y hermano en los asientos traseros. Un poco dolidos están todos. Nadie se atreve a entablar una conversación en el viaje al hospital. Hasta que Sam le pregunta a su madre: “¿Ya te comunicaste con papá?” “Sí, le dije que íbamos en camino y respondió que nos está esperando, y que no nos preocupemos demasiado” dice su madre. “¡Miren!, llegamos al hospital” dice Peter señalando con la vista a su derecha. “Mamá, no quiero entrar allí” dice David asustado. “Tranquilo, hijo. No vas a entrar solo. Recuerda que tu hermana está enferma, ¿no quieres cuidarla?”. “Sí, mamá” dice David muy tranquilo a su madre. El Sr. Hart se ve saliendo por la entrada del hospital. Cuando se abren las puertas automáticas de vidrio, Sam y su madre están a cierta distancia de la entrada, como a 5 metros. Cuando se ven, David sale corriendo a los brazos de su padre. Sam también se acerca y lo abraza. Elia sólo hace un gesto de saludo, parecen peleados. Y Peter saluda al papá de Sam con un apretón de manos. “¿Cómo esta Kelly?” pregunta David. “Está luchando y tratando de recuperarse hijo” le responde su papá. “Bueno, subamos a verla” dice Sam agarrando a su padre para que entre al hospital. “¡Oh, no!, hija. Yo tengo unos compromisos” dice el Sr. Hart. “Me tengo que ir. Lo siento. Kelly esta en el quinto piso, habitación 42B.”

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Sam queda un poco confusa y entra al hospital con los demás. A la entrada ven un lugar muy avanzado tecnológicamente. Para una familia que vive apartada de la ciudad es demasiado. A Peter no le impresiona, ya que está acostumbrado porque la empresa de su madre está ubicada en un edificio algo parecido. Pasan hacia el ascensor que queda justo al frente de la entrada principal. Al entrar, Sam se sorprende al ver que los botones del ascensor llegan hasta el número 15. Presiona el botón 5 y el ascensor cierra sus puertas y empieza a subir. “¡Wow! Nunca me imaginé que me montaría en uno de estos. Impresionante y además el edificio tiene 15 pisos” dice Sam sorprendida. “Casi llegamos al cielo” dice David, y pensar que esas palabras se cumplirían literalmente muy pronto. “Y el edificio más alto del mundo tiene más de 100 pisos” agrega Peter. “Ya llegamos” dice Elia. Y se escucha el tinc que hace el ascensor cuando llega a su destino. Todos salen y hay 3 pasillos. Uno justo al frente, uno a la izquierda y otro a la derecha. Deciden ir por la derecha, y empiezan a ver hacia los 2 lados 41B, 43B, 45B… Se dan cuenta de que es el lado de los impares, y se devuelven hacia el pasillo central. ¡Bingo! La segunda habitación es 42B. Entran y la cama está vacía. Sam que fue la primera al entrar se asusta y empieza a decir: “No está. No está, se la llevaron.” “¿Qué? Pero, ¿Cómo?” dice Elia tapándose la boca como si supiera lo que viene. “¡Allá! Una enfermera. Debemos preguntarle” dice Peter. “¡Enfermera!” “¿Qué pasa?, mamá. ¿Qué pasa? ¿Por qué lloras?” dice David aún sin entender que es lo que hace llorar a su madre.

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“¡Enfermera!, ¡Enfermera!” alcanza a gritar de nuevo Peter, y la enfermera responde. “¿Sí? ¿Buscan a alguien? “Sí, a Kelly Hart” dice Sam muy rápido por su nerviosismo y agitación. “Déjenme ver. Kelly Hart, Kelly Hart…” dice la enfermera buscando entre los nombres que tiene en una carpeta que trae en sus manos, cuando al parecer encuentra el nombre se calla inmediatamente. “Oh… ¿eres su mamá?” “No, soy su hermana. Ella es nuestra madre” dice señalando a Elia, quien ha dejado de llorar. “¡Oh!, lo sentimos mucho pero tu hermana acaba de fallecer. Lamentamos su pérdida.” dice la enfermera tratando de consolarlos pero no sirve. Todos quedan en shock. Elia empieza a llorar muy fuerte y desconsolada. A sus brazos corre David que también está llorando. Sam está llorando pero con furia y Peter tratando de calmarla. Antes de que la enfermera se marche, Sam grita: “¿Qué sabes tú de perder a una hermana? ¡No sabes! ¡Tú no lamentas nada ni siquiera la conociste! La enfermera se marcha sabiendo que no logrará calmar a esa familia, además se siente avergonzada, ya que han salido algunos pacientes por el escándalo. Después que Sam se calmó un poco fue a llamar a su padre del teléfono desde el hospital. Su mamá aún está desconsolada, le tienen que inyectar con un calmante suave para que deje de estar agobiada. Sam llama y lo vuelve a intentar, su padre no contesta. Ha intentado varias veces pero pareciera que estuviera desconectado el teléfono. Sam pide a Peter que los lleve de regreso a casa, mañana volverán para los tramites del cuerpo de su hermanita menor. Todos se van de inmediato. Elia y David no han hablado desde lo de la noticia. No hubo nadie quién

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le aclarara la muerte de Kelly, la única fue la enfermera y no la vieron más. Llegaron a la casa, todos sin habla. Elia esta casi desmayada, Peter la carga y la lleva a su habitación. Sam agarra la mano a David, quien no tiene alma, ya que perdió a su hermana gemela. Todos ya dentro de la casa, buscan y no está su padre. A Sam no le extraña, ya que su papa es un poco bebedor. Sam piensa que su padre ya sabía lo de Kelly y se fue, como no es valiente salió y dejó que se enteraran ellos mismos. “Bueno, al parecer mi papa no está” dice Sam a Peter. “Voy a prepararle un té a mi madre, ya son casi las 9 pm.” “Tu madre ya durmió. Si quieres puedo quedarme hoy y ayudarte para que duermas” responde él. “No, Peter. No quiero que asumas nuestros problemas, ya es mucho el que nos hayas llevado al hospital, anda a dormir Pit.” dice Sam con la confianza que ya le tiene hacia Peter. “Okey. Recuerda tomar tus pastillas y contarme lo de tu pesadilla.” le dice Peter. “Sí, mañana seguro”. “Chao. Hasta mañana” dice Peter ya saliendo de la casa. “Hasta mañana” dice Sam cerrando la puerta. Sam toma sus pastillas, pero toma más de las indicadas. No quiere vivir más, no quiere tener más pesadillas aterradoras, no quiere despertar al otro día y saber que su familia está destruida por perder a su hermana.

Domingo, 13 de enero. Sam duerme y despierta muy tarde, casi a las 3 pm. Las pastillas no la mataron, pero sí la hicieron dormir horas. Cuando despierta su madre está llorando en la sala. Ella no quiere acercársele, va al frente de su casa y ve que está su padre con ropa de fin de semana, camisa holgada y

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un short color beige. Su padre está conversando con un vecino, tal vez acerca de la muerte de Kelly, tampoco quiere hablar con él, está muy enojada con su padre por no aparecerse el día anterior. Va al cuarto de David y Kelly, y ve a David viendo unas fotos familiares, donde aparecen él y su hermana. “Ella nunca va a venir, ya nunca hablará conmigo. Se murió Sam” empieza a llorar. “Lo sé, David. Yo también la voy a extrañar” dice Sam abrazándolo con mucha fuerza y aguantando las ganas de llorar. “Sam, tu dijiste que sería fuerte. No fue lo suficiente”. “Ya. Tranquilo.” dice Sam para calmar sus sentimientos. “Sam, ¿por qué no fuiste al hospital con mis papás?” dice David y Sam queda con una cara de sorpresa y confusión total. “¿Qué?, David. ¿Ya fueron al hospital?” dice ella. “¿Cuándo? ¿Por qué no me dijeron?” Sam piensa que de seguro sus papás no querían que viera el cuerpo de su hermana. “Sí, ellos fueron como a las 10 am” dice David secándose las lágrimas. Sam sigue sin entender. No se ha dado cuenta que las pastillas le dieron dormir muchas horas y que ya son más de las 3 de la tarde. Por eso dice: “¿Qué hora es?” David mira su reloj. “Las 3:25 pm, es que te quedaste encerrada todo el día en tu cuarto.” Sam ahora entiende que durmió muchas horas y sus padres tal vez tocaban a su puerta para ir al hospital. Por ello, sin escucharlos por estar dormida se fueron. De seguro sus padres interpretaron que ella no quería ir por nada del mundo. Sus padres en todo el día no le dijeron nada a ella acerca de Kelly, y ella tampoco quiso preguntar.

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A las 6 pm, Sam sintiéndose extraña como si nada fuera real se sentó en su cuarto a ver una película. En eso le llega un mensaje de su novio diciéndole que entiende porque ella no ha ido a verlo y le da una mala noticia. El Sr. Freggo murió en la madrugada del domingo. Sam consuela a su novio por el único medio que puede en ese momento por mensajes telefónico. Después de tantos mensajes ella sigue viendo películas. Casi a las 9 pm escucha un grito de una mujer. Se tranquiliza al saber que es de la película en el televisor. Se durmió unos minutos y escuchó como la puerta de entrada de la casa se abrió con tanta fuerza, como si alguien la hubiera pateado. Escuchó unos gritos. Salió apresurada de su habitación y se encuentra con tres sujetos que están apuntándole a ella y a su mamá.

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CAPÍTULO 5 El pulso está acelerado. Gotas de sudor corre por la frente de Sam. Sus manos temblando, no puede decir ni una sola palabra. Su madre tiene las manos tapándose la boca dando breves sollozos. Los hombres han agarrado a David y están apuntándole a la cabeza. Sam se pregunta qué hacer. Ve una escoba a un metro detrás de ella. Sam empieza a calcular e imaginar cómo se va a defender, cuando hace su maniobra para alcanzar la escoba, suena un disparo. Sam ha sido herida en la pierna izquierda, inmediatamente cae al piso. Suelta un quejido por el golpe, sólo está a unos centímetros de la escoba la tiene al frente de sus ojos, se arrastra tan rápido que no pueden reaccionar los delincuentes. Le da en la pierna al que esta agarrando a David y apuntándole, y con un golpe fuerte, él cae. Elia corre hacia David y va a su cuarto, que está al lado de Elia. “¡Sam levántate! ¡Rápido!” dice Elia gritando para que entre a su cuarto. Elia está adentro. Sam corre un poco coja y recibe otro disparo, esta vez no atraviesa ninguna parte de su cuerpo, pero sí la roza y le quema parte del brazo derecho. Ella entra adolorida al cuarto y cierra la puerta. “Malditos” dice Sam furiosa, pareciera que no tuviera miedo. “¿Dónde está mi papá?” le grita a su madre. “No sé. Creo que estaba en la sala” dice su madre agarrando a David como protegiéndolo. “¿Dónde está la escopeta de mi padre? ¿Dónde está?” dice Sam con una voz irreconocible, pareciera que fuera otra persona. Se toca su herida en la pierna, está sangrando mucho. “Está en el armario, en el último cajón” responde su madre. Sam arranca un pedazo de tela de la sábana de su madre que está en la cama y se hace un torniquete en su pierna herida para detener la hemorragia. Agarra un banco pequeño y lo coloca al frente del armario, abre el armario y procede a abrir el último cajón. Pasa la mano de izquierda a derecha y de derecha a izquierda. Se baja del banco.

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“Mamá. Aquí no hay ninguna escopeta” dice Samantha. “¡Oh!, tal vez la movió de lugar” dice Elia. “Creo que debajo de la cama debe estar el revólver pero no está cargado hija.” Sam no responde y se agacha al suelo, y empieza a buscar con su mano el revólver. Lo consigue y lo saca de de la cama, está insertado en un tipo de funda metálica. Sam va camino hacia la puerta que está siendo forcejeada por los delincuentes. Su madre asustada le dice a Sam: “No vayas hija, te matarán.” De alguna manera eso hizo que se pusiera más enojada, no respondió. Se escucha tranquilidad en el cuarto. Los maleantes han dejado de forcejear la puerta. Es la oportunidad de Sam, así que ella abre la puerta con cuidado, se asoma por el pasillo, se ve la rareza en su cara. No hay nadie en el pasillo. Ella piensa que de seguro fueron en busca de su padre para matarlo. Camina por el pasillo lentamente apuntando. Agarra el revólver con tanta fuerza que el arma se mueve intranquilamente por el nervioso pulso de Sam. Va hacia la sala, piensa en lo indefensos que dejó a su madre y hermano. En la sala no encuentra absolutamente a nadie. Recorre toda la casa, no hay nadie. “Y si hay alguien…” piensa ella. “…está muy bien escondido.” Ella se va un poco aliviada, pero renca por su pierna. El torniquete improvisado ya está todo rojo. Ella está un poco mal, se siente mareada cuando camina. Ya va llegando al cuarto de su madre para avisarles que no hay nadie y poder llamar al 9-1-1. “Mama no hay…” Sam corta su conversación cuando ve el charco de sangre debajo del cuerpo muerto de su madre y hermano. Ella inmediatamente saca el arma apuntando, desde afuera del cuarto. A los 3 hombres asesinos. “Hola, nena. No hagas complicadas las cosas, no queremos hacerte daño” dice uno de los hombres. Es el más relleno, y por apariencia corporal debe ser el mayor de todos y el alfa.

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Sam ve a su familia tirada, excepto su padre. Se enfurece y dice las únicas palabras que les vienen a la mente. “¿Crees que les tengo miedo? Podía dispararle a ustedes tres en su cabeza en menos de un segundo y no se darían cuenta.” ¿Les suena conocido? A mí también. Sam se arrepiente de haber dicho esas palabras, ya que su arma no tiene ni una bala. “Vamos, cariño. Danos tu arma, no querrás morir hoy, ¿verdad?” dice el alfa del grupo. Estas palabras ponen más furiosa de lo que estaba antes. En su mente solo hay ganas de matar a esos tres hombres. Se le quita el arrepentimiento de haber dicho sus anteriores palabras y piensa que si queda viva ya no vivirá igual sin su madre y sus dos hermanitos. Así que dice las siguientes palabras sin temor a morir:

“Si yo muero hoy, algún día ustedes morirán también. Porque me vengaré aún si esté muerta, me vengaré. Yo quiero venganza.” ¡Bam! Recibe su disparo en el pecho cerca del corazón. El tiro la hace caer, ella intenta levantarse y recibe otro disparo esta vez cerca del estómago. Queda tirada en el suelo viendo el cuerpo de David y Elia. Los delincuentes salen corriendo de la casa sin llevarse nada.

“Estoy tirada en el suelo. No puedo moverme. Mi madre y mi hermano menor están muertos. Yo ya lo estoy, casi. No sé dónde está mi padre en este momento. Lo debería estar odiando pero no puedo expresar sentimientos en este estado. Pienso en que querían los malhechores. ¿Qué iban a ganar matándonos? No robaron absolutamente nada. O sólo matarán por diversión. Muchos dicen que cuando vas a morir pasa toda tu vida ante ti como una película. A mí no me pasó eso. Sólo pienso en cómo pudiera haber evitado el que mi madre y David hayan sido asesinados. Tal vez si no hubiera salido y nos quedamos ahí no hubieran muerto. Yo estoy demasiado adolorida como si me hubiera pisado un camión. Yo estoy en el suelo, pero mi cabeza está apoyada con la pared. De repente, cae mi cabeza y yo me volteo viendo hacia la puerta de la entrada. Veo a mi padre. Sí, es mi padre. Yo todavía dudo 32


que sea él. A menos que esté alucinando, es él. Lleva el short que le vi en la tarde. Está parado hablando por teléfono. Se sobreentiende que está llamando a emergencias. En eso mi vista empieza a nublarse y cierro los ojos. Ahora todo está oscuro.”

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PARTE II

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CAPÍTULO 6 “Estoy muerta”. Es lo primero que pienso, porque todo sigue oscuro y no puedo moverme, pero al parecer aún no lo estoy. Porque escucho pitidos pi… pi… pi… Estoy en un hospital, el último lugar donde quería estar. El sonido es de un electrocardiograma. Lo sé porque veo televisión. Escucho voces, no reconozco ninguna. Deben ser doctores, escucho que dicen que ya no tengo esperanza, nunca volveré a despertar. De repente, entra alguien, es un hombre. Trato de escuchar mejor su voz, no logro encontrar quién es. Está hablando con los médicos, ellos le dicen que estoy mejorando, que el que esté en coma no quiere decir que no tengo esperanza. “¿Qué? ¡Qué mentirosos! Hace unos minutos dijeron lo contrario. Cuando el hombre sigue hablando, de pronto ya me acuerdo es Pit”. “¿Puedo pasar a verla?” dice Pit. “Claro que puede” dicen los doctores. “Tiene 10 minutos.” “Hola, Sam.” empieza hablando Pit. Él no sabe cuánto ella desea responderle. “Espero que me estés escuchando. Lamento no haber acudido en tu ayuda cuando me necesitabas, sólo pude llamar a emergencias.” Ella piensa que su padre fue quien lo hizo, pero luego se plantea que es probable que Pit lo haya hecho primero. “De verdad lo siento, no quiero perderte. Hay algo que nunca te dije. Estoy enamorado de ti. Siempre lo he estado creo.” Del ojo de Sam empieza a correr una lágrima. “¿Estás llorando? Despierta por favor, yo sé que tú puedes.” Sam intenta hacer un movimiento pero no podía. Pit toca su mano y empieza a decirle que la mueva. “¡Muévelo! Por favor, tú puedes Sam” dice Pit llorando.

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Sam mueve un dedo y a la vez abre sus ojos. “¡Yo sabía que podías!, Sam. Voy a llamar a los médicos.” Sam le agarra la mano y mueve la cabeza en señal que no lo haga. “Okey, está bien. Me quedaré.” dice Pit. Sam mueve sus labios como puede, ella sólo articula, se puede ver que trata de decir Papá. “¡Oh, Sam! No he sabido nada de tu padre, ni de Rick desde que estás aquí. No fueron a la ceremonia de muerte de tu familia, ni han venido aquí. Y, además han pasado 5 días del incidente.” En eso el pulso de Sam aumenta increíblemente. Sólo se ve rabia en sus ojos. Y con mucha razón, los dos hombres a quien más quiere, no la han visitado. ¿Qué clase de hombres son? Empieza a moverse en su cama pero no tiene la fuerza suficiente para hacerlo. En eso llegan los doctores corriendo. Se acercan a ella haciendo sus maniobras y alejan a Peter. ¿Que está tratando de ir hacia ella? Ella está furiosa, muy furiosa. Sólo ve de lejos los ojos de Pit. “¡Despierta Sam! ¡Despierta!” Y se levanta. Sí, Sam se levanta y baja de la cama, pero nadie la ve, nadie la ve. Cuando vuelve su vista a la cama se ve a ella. Ella está muerta. No tiene pulso. No cabe en sí de la impresión y desesperación. No entiende. “¡Estoy aquí! ¡Mírenme!” hablaba hacia los doctores que nunca escucharon. Ella no entendía. Gritaba llorando pero nadie la escuchaba. Salió al pasillo de la habitación y Peter estaba sentado. “Peter, Peter. Estoy bien” le decía agachada. Él estaba sentado en las sillas de espera. “Peter, mírame. Por favor, estoy viva.” Peter estaba sordo de la voz de Sam. Nadie la escuchaba. Pit lloraba desconsolado, la muchacha de quien estaba enamorado, estaba muerta. Él estaba con la cabeza agachada y cubriéndola con sus manos. No podía con la muerte de Sam.

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“Sam, ¿por qué tú?” Sam lo miraba. “¿Por qué tenías que morir?” Sam quería abrazarlo pero no podía, sólo le dio un beso a Peter. Él levanto la cabeza pero no vio nada, aun así sintió un pequeño roce en la mejilla. Sam no sabía qué hacer. Estaba confundida. Estuvo todo el día cerca de Peter. Lo siguió a su casa, después al funeral de ella misma. Para entonces, ya no tenía la bata del hospital, tenía la ropa que cargaba su cuerpo en el ataúd. Ella sólo le hablaba a Peter a pesar de que él no la escuchaba. “¿Por qué no me escucha? ¿Por qué sigo aquí?” siempre se preguntaba. Cuando la iban a enterrar cerca de su familia, ella empezó a buscar el nombre de su hermana Kelly Hart. Al igual que la enfermera “Kelly Hart, Kelly Hart”. No aparecía por ningún lado. En seguida, ella se exasperó y trataba de calmarse. “No está. Kelly no está. ¿Por qué no está?” Impaciente, salió corriendo a donde estaba la multitud reunida en su entierro. Ella no entendía. Parece que su vida está llena de dudas. Trata de encontrar a Peter pasando en medio de la gente que no la sentía. En eso cuando se acerca a Pit, estaba hablando con su madre. “¡Qué lástima!, ¿verdad? Su hermana tiene un accidente, queda en coma y su cuerpo desaparece. Después muere el resto de su familia y ella muere también. ¡Qué historia tan cruel!” decía la madre de Pit. Sam se empieza a desesperar. “Su cuerpo desaparece”. Ella queda estupefacta. Su hermana desapareció. Murió y desapareció. ¿Cómo puede pasar eso? Solo le venía algo a la mente que podía responder sus preguntas. Sólo una palabra. Papá.

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CAPÍTULO 7 Su padre. No sabía cómo hablaría con él. No sabía si él, por lo menos, le daría alguna información que la ayudara a entender. No sabía. Pero ella estaba decidida a encontrarlo. Corrió y corrió. Parecía que volaba. Sólo tenía un destino, su casa. Cuando llegó no la reconocía. Entró. Caminó por el pasillo. Ahora estaba limpio, ya no había sangre en el piso, ni en su cuarto. Más allá de eso, buscó, pero no encontró a su padre. Se desanimó, pero aun así entró en el cuarto de ella. Se movió hacia el espejo que tenía en su cuarto pero no se encontraba en él. Nadie estaba posado frente al cristal. Aun así les puedo decir que se veía hermosa. Un vestido de flores, le llegaba hasta las rodillas, tenía el cabello suelto, ya no estaba sudado como lo tenía en el hospital al levantarse de su cama. Salió de su cuarto y fue al de Kelly. No pudo evitar llorar al entrar y ver algunas fotos de Kelly con ella y su familia. Sam se acercó a verlas. Cuando dejó la última en la mesa de noche de Kelly se recostó en la cama de su hermana, llorando por supuesto. Se quedó muchas horas, ella no dormía. Desde el hospital nunca tuvo sueño, hambre. Sólo sentimientos. Estuvo bastante rato rondando en su casa viendo todo. Se volvió al cuarto de su hermana, y recordó que su hermana le dijo que tenía que decirle. Empezó a preguntarse qué era lo que le quería decir. Recordó que su hermana tenía un diario, empezó a revisar el cuarto para ver si lo encontraba. No lo encontró en ningún lado, pero se le ocurrió buscar debajo de la cama. “Allí está” dijo ella al ver el pequeño libro rosado, ya que tenía mucho tiempo, lo quiso leer desde el principio. “7 de Julio de 2012. Mi doceavo cumpleaños y el de mi hermano. Por fin, mi papá me compró el diario. Este es el comienzo. Hoy estuve muy alegre en familia. Mi cumpleaños fue normal. Pocos invitados, un pastel de

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chocolate, ya saben… lo común. El regalo que más me gusto fue el de mi hermana Sam, ella es tan buena conmigo la quiero mucho…” Sam no pudo evitar llorar. “… El regalo que me dio fue una cajita de maquillaje. Ella sabe que siempre quise soñar en ser una princesa. Creo que es lo que más me gusto.” Sam lloraba y reía al leer las palabras de su hermana. En el diario se notaba que ella quería mucho a su familia. Ella estaba tirada en el piso leyendo el diario, si hubieras entrado en ese cuarto mientras ella lo leía, hubieras encontrado el libro en el mismo lugar donde ella lo encontró. Era un espíritu, así que no podía mover nada físico, pero aun así podía leer el libro. Sin moverlo. Algunas de las desventajas de ser un espíritu. Pero había otras cosas más impresionantes de ser un espíritu que ella aun no sabía. “10 de Enero. No he tenido el mejor de los días. Hoy tuve que soportar a Julia…” Una compañera suya que ya la ha mencionado en su diario, siempre la fastidia por ser un poco rara “…no la soporto, y además tuve que presenciar la pelea de mis padres hoy. La vi desde afuera de su cuarto, o mejor dicho la oí. Mi papá le gritaba mucho a mi mamá. Decía cosas que me asustaban. La que más mas me asustó fue Tenemos que deshacernos de ella, ya no puedo más, desde que la adoptamos, sólo me trae malos recuerdos. No puedo vivir así. Ella no es nuestra hija. Me asusté mucho, primero pensé que era yo, pero yo soy gemela y mi papá hablaba de una sola hija. Hablaba de mi hermana Sam.” Sam estaba llorando, pero no de la misma forma que antes. Estaba como si le hubieran enterrado un cuchillo en su corazón. No podía con esas palabras. Eso era lo que su hermana le quería decir antes de tener el accidente, antes de morir. Sam no sabía si era mejor que se lo dijera cuando estaba viva o el que se enterara ahora. Sam sólo pensaba y pensaba, no podía hacer más. Sólo pensaba cosas.

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“Mi papá nunca me quiso, en realidad… no es mi papá. Sólo ahora es Jonathan Hart. Quería deshacer de mí, parece que el deseo se le cumplió.” Era de noche. Ella no se había percatado, ni siquiera sabía cuánto tiempo pasó en su casa. De repente, escuchó alguien abriendo la puerta de manera un poco forzosa. “Mi papá. ¡No! Jonathan Hart.” dijo Sam. Salió del cuarto de Kelly y empezó a moverse como si estuviera tratando de esconderse. Tenía que recordar que él no la vería. Escuchó pasos. Nunca lograba encontrarlo, parecía que a donde ella iba, él se esfumaba. Escuchó un ruido desde la cocina. Y fue corriendo hasta allá. Cuando llegó, lo vio corriendo hasta la entrada. ¿Por qué corría? No había nadie. Bueno, por lo menos alguien a quien pudiera ver. Ella lo persiguió hasta la entrada, por donde iba a salir y lo alcanzó. Cuando se acercó a verle el rostro, no era su padre. Era una mujer. Tenía jeans y un suéter negro, cubriéndose el cabello. Sam quedó sorprendida. Por fin, la mujer pudo abrir la puerta, y Sam vio que llevaba una gran bolsa con cosas. Sam se quedó allí, callada, sólo viendo que hacía la mujer. La mujer iba hacia el auto que dejó en la entrada. Abrió la puerta, tiró la bolsa al puesto del copiloto. Encendió el auto y arrancó. Sam sabía que había visto ese rostro antes pero no recordaba de quién.

7 días después. 27 de Enero de 2013. Sam había pasado una semana en su casa. 2 semanas desde el incidente. Ella había estado sola ahí. Sufriendo a su familia pérdida. “¿Por qué mis hermanos y mi madre no me han encontrado?”. Ella se había quedado en su casa pensando que los espíritus de Elia, David y Kelly llegarían ahí. Pensó que si no habían estado en la casa era porque estaba sola. Entró a su cuarto y empezó a agarrar cualquier cosa

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y verla. Después de unos minutos revisando, tomó su libro de historia. ¿Qué creen que pasó? Pues sí, se acordó lo que dijo Peter. “Morimos y según nuestros actos se nos juzga, vamos al Paraíso celestial o al Infierno.” “Yo no he ido a ningún lado, así que estoy…” “Un lugar llamado el Limbo, un lugar simbólico, donde no tienes un juicio porque no fuiste ni malo ni bueno por diversas circunstancias como la tuya. Estás en realidad en la tierra. En espíritu nadie te puede ver, ni escuchar, ni sentir. Quedas vagando.” “No puede ser” la emoción de Sam se hizo sentir y las luces se apagaban y se encendían hasta que explotaron. ¿Recuerdan que les dije de las cosas impresionantes que puede hacer un espíritu? Esta es una. “¿Qué paso? ¿Qué hice?” Sam estaba asustada. Si usan su memoria, les dije que ella le tenía miedo a la oscuridad, del resto era valiente. De nuevo entró alguien a la casa esta vez. Sam lo vio desde el principio, era Peter. “¿Hay alguien ahí? ¿Señor Hart?” Peter acudió a explosión de las luces.

ayudar por la

Sam empezó a hablarle, sabía que no la escuchaba, aun así lo intentaba. Ella quería que él la escuchara aunque sea sólo una vez. Peter no recibió ninguna respuesta. Y entonces se dio vuelta para irse. Sam enseguida pensó que si ella pudo hacer las luces explotar, ella podía prenderlas de nuevo para que él volviera y la pudiera escuchar. Entonces como pudo intentó prender las luces. Bueno, las que no explotaron. Enseguida Pit se devolvió. “¿Señor Hart?” preguntaba.

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Sam encendía las luces del pasillo que no explotaron de la entrada hasta la sala, como las migajas de Hansel y Gretel para que Peter las siguiera. Peter llegó a la sala. “¿Hay alguien aquí?” decía él un poco asustado. Sam encendió el televisor, parecía una experta. Empezó a escribir las siguientes palabras en el televisor para que Peter las viera: PETER, SOY SAM. ESTOY VIVA. QUIERO HABLAR CONTIGO. Peter desconcertado dijo “¡No!” y salió corriendo de la casa de los Hart.

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CAPÍTULO 8 Sam se rindió. Gritaba para que Peter volviera, pero él no lo hizo. Volvió a su cuarto y aburrida siguió leyendo su libro de historia. Avanzada la lectura, la dejó por un momento. Escuchó un ruido, otra vez la misma mujer que entro anteriormente. Cuando se percató, ésta ya se había ido. Pero vio que dejó la puerta abierta del cuarto de su hermanita. Enseguida salió y fue al cuarto de Kelly. Cuando entró vio que la mujer se había llevado toda la ropa de Kelly y algunas cosas como su peine, espejo y uno de sus regalos más preciados, su caja de maquillaje. Revisó para buscar el diario de Kelly y no lo encontró. ¿Para qué quería llevarse esa mujer el diario de una niña? Muy pronto Sam se enteraría de la razón, además, conocería a la mujer. Ella siguió un poco confusa a su cuarto, resignada a quedarse vagando en su casa. Cualquiera diría que aprovecharía ser un espíritu para asustar a la gente, para hacer cosas que no puedes cuando eres visible, ella no lo hizo, por lo menos no por ahora. Ella volvió a tomar el libro de historia, y no se imaginan donde justamente había dejado la lectura. Parece que ella sólo descubre cosas importantes leyendo. Pero esto que iba a leer, marcará algo transcendental de la historia. Lean con atención: “En un tiempo minado de creencias acerca del espíritu de los humanos, se fundaban y transformaban las ideas acerca de la vida en el más allá. Reencarnación, resurrección, Limbo, purgatorio, infierno, paraíso, etc. Palabras que se reencontraban, se enamoraban y se divorciaban a lo largo de la época y del cambio filosófico. Humano. Lo que es impresionante, ninguna creencia quiere dejar morir en paz a las personas dice un comentarista experto. Muchos esperaban con ansias la vuelta a la vida de los reyes momificados. Esperaban su espíritu, a éstos se les concedía el poder -

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según lo que especulaban los creyentes - de tomar control de los elementos, pueden conceder milagros, pueden violar algunas de las leyes de la física (volar, atravesar objetos, etc.) y una de las más importantes o de las que más se le atribuyen a los espíritus vagantes, pueden tomar y poseer los cuerpos.” “Pueden tomar y poseer los cuerpos. Pueden tomar y poseer los cuerpos. Pueden tomar y poseer los cuerpos. Pueden tomar y poseer los cuerpos…” sólo eso quedó en la mente de Sam.

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CAPÍTULO 9 “Elia, tenemos que hablar ya no puedo más con este secreto. Me está destrozando” Jonathan le decía a su esposa mientras estaban en el cuarto. “Todavía no entiendo. ¿Qué hay de malo? ¿Qué es lo que te hace explotar de ese secreto? responde calmadamente. “Tenemos que deshacernos de ella, ya no puedo más. Desde que la adoptamos, sólo me trae malos recuerdos.” dice el hombre cansado y gritando. “¡Jonathan! ¿Cómo puedes decir semejante barbaridad? ¡Es nuestra hija!” Elia lo dice enojada. “No puedo vivir así. Ella no es nuestra hija.” “¡Por Dios, Jonathan! ¡No lo puedo creer!” En ese momento Kelly sale corriendo asustada a su cuarto, ya estaba avanzada la noche, pero aún seguía la discusión. “Algo muy malo va a pasar, Elia” dice con un tono amenazante. “O nos alejamos de esa…” “No te atrevas” dijo Elia, lo abofeteó. “Sabes que si no lo hacemos, entonces me iré. Y ustedes pagarán las consecuencias de tener a esa…” no quiso decir la palabra. “…muchacha.” “No eres el hombre que yo conocí” decía tocándole el rostro con suavidad y salían lágrimas de sus ojos. “¿A dónde se fue?” “Siempre he sido el mismo, pero vas a lamentar el no haber tomado una buena decisión”. “Sí, Jonathan. Ya me arrepiento” el hombre la mira extrañado. “En serio, lo hago. Me arrepiento de haberme casado con semejante hombre”.

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Jonathan Hart no soportó el insulto y la agarró por los cabellos y la tiró al suelo. No la golpeó. No quería dejar marcas. Lo único que alcanzó a decir Elia fue Maldito. “Te arrepentirás, mujer” dijo señalándola. “Te arrepentirás.” Él enseguida salió del cuarto.

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CAPÍTULO 10 “¿Quién era? ¿Quién era esa mujer? Sé que la he visto en algún lado, lo sé. En la universidad, en el vecindario, en el cementerio. No recuerdo. Me estoy volviendo loca, tal vez. Como quisiera que todo esto fuera un invento de mi cabeza, que sólo fuera una pesadilla. Que al levantarme vería a mi madre, bueno… a mi madre adoptiva y a mis hermanos, que no son mis hermanos, de verdad. ¡Agf!, preferiría quedarme muerta en mi tumba que a esto. Esto no es una vida, ni siquiera estoy viva, legalmente.” Sam se olvidó de todo cuando leyó lo del libro de historia, sus ojos se iluminaron. Podría hablar y que la escucharan, podría comer, podría darse una ducha, podría encontrar a su hermana, podría cumplir su palabra de venganza, todo eso era mejor que un truco de prender y apagar luces. La condición era que el cuerpo que habitaría no sería el suyo, que de seguro, estaba desintegrado. El cuerpo de quien tomaría. ¿Quién sería el afortunado? ¿El de Peter? ¡No! Es su mejor amigo y necesita hablar con él. ¿El de Jonathan? ¡No! Ni siquiera sabe dónde está. ¿Por qué no ha pensado en el cuerpo de una mujer? “La mujer” pensó Sam. ¡No! Ella quiere descubrir quién es, no poseer su cuerpo. Si ustedes fueran Sam, ¿a quién escogerían? Piénsenlo, y antes de decirle la respuesta correcta les contaré algo.

“11 de enero. Relatado por Kelly Hart. Hoy me despierto recordando la pelea de mis padres ayer, hasta soñé con eso. Mi mamá no ha salido del cuarto, Sam me dice que es porque está enferma. Yo sé que no es por eso. Cuando voy a la cocina veo a David con su balón de futbol, de seguro jugará hoy en el colegio, es su deporte favorito. A veces juego con él y sí es divertido. Cuando veo a mi hermano con su balón, siempre recuerdo cuando se hirió su rodilla jugando, yo estaba viéndolo, cuando se cayó al suelo inmediatamente

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sentí un dolor en la rodilla. La gente dice que es porque somos gemelos. Cuando me senté en el comedor, Sam estaba cocinando su plato favorito omelet et orange. Ese nombre solo me hace reír. Ayer antes de irme a dormir fui al cuarto de mi hermana, quería decirle lo que vi, pero no tuve el valor, por lo menos no ese día, y le dije que se lo diría hoy. Cuando se va a la universidad me grita que recuerde decírselo. Después nos vamos caminando a la escuela, porque a mi papá no le sirve el carro. Cuando voy en el camino con David, lo veo y se está sacando una asquerosidad de su nariz. “No seas asqueroso, David” digo y parece que lo que dije lo anima a meterse ese moco en la boca. “No me hagas vomitar, por favor.” “Ha ha.” Sólo dice eso. Cuando llegamos a la escuela, enseguida lo empiezan a saludar sus amigos del futbol. Yo en cambio, me voy con mis amigas, son sólo dos, Diana y Stacy. Son buenas estudiantes pero nadie las quiere en el salón, sólo yo. En el salón veo a mi gran enemiga, Julia. Como la odio. “¡Oh, chicas!” dijo estúpidamente a sus amigas alrededor que son igual de estúpidas sentadas en sus pupitres. “Miren quién llegó. Kelly, el monstruo de lodo. Ha ha.” lo dice por lo de ayer. Ayer me empujaron hacia el lodo y caí de frente, quedé toda marrón, se burlaban de mí, pero no me importa. Sólo quiero que Julia las pague. “¡Oh, chicas!” digo a Diana y Stacy, imitando a Julia. “Miren a la chica sin cerebro.” Mis amigas se rieron y creo que vi a una amiga de Julia hacerlo también. La cara de furia de Julia era anormal, enseguida llegó la maestra y vi su rostro como cambio a un gesto pícaro. “Maestra Larousse…” no lo vayas a hacer, no lo hagas. “…Kelly Hart usó palabras vulgares contra mí, y además dijo que me iba a golpear culpándome de su caída en el lodo ayer.” Niña tonta. “Señorita Kelly, está castigada” dijo la maestra, quien es un poco mayor, tendrá unos 60 años. Cuanta furia emanaba mi cuerpo. “Maestra, Kelly no hizo nada” dijo mi amiga Stacy.

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“Stacy, ¿también quieres estar castigada?” la maestra respondió. “Tranquila, Stacy” le dije agarrándole el hombro y calmándola. Miré con cara de la pagarás a Julia y me fui al salón de detención. Me tengo que quedar estudiando ahí hasta la hora de salida. Creo que es mejor que ver a Julia. Ya es la hora de salida. Salí corriendo del salón de detención. Hoy quería irme sola. Además, David siempre se queda hasta tarde jugando y hoy no lo quiero esperar. Cuando salgo, veo que los de mi salón aún no han salido y sonrío. Voy hacia la salida del colegio y salgo corriendo, quiero irme a mi casa. Corro y corro, avanzando hasta la salida rejada. Y llego a la carretera, oigo la corneta de un carro muy de cerca, volteo a la derecha y veo un carro. El conductor tenía cara de preocupado, solo sentí el gran golpe a mi costado. Sentí que volé hasta unos metros delante del carro. Siento el golpe de mi cabeza contra el asfalto. Veo sangre saliendo de mí en el pavimento, veo a alguien corriendo hacia mí, gritando mi nombre. Reconozco su voz, es David. Siento el gran dolor en mi cabeza, solo han pasado segundos, se cierran mis ojos.” ¿Cuál es la respuesta? Yo ya la sé, sólo había una persona que podía encontrar y la odiaba más que a Jonathan Hart. Sí, sólo una. Rick Freggo.

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CAPÍTULO 11 Calle Chardens, número 12. Sólo una dirección. Una dirección que cambiaría el rumbo de la historia. Que rimaría con el título de este libro. Desde el momento en que Sam llegara a esta dirección empezaría su venganza. Sam decidió ir caminando a la casa de Rick, ya que tenía tanto tiempo y vitalidad, ya saben… por ser un espíritu. En el camino pensaba como iba a tomar el cuerpo de su ex, que iba a hacer para asustarlo. De lo que estamos seguros es que lo odiaba intensamente: por no ir al hospital, por no ir a su funeral. Ni la muerte del Sr. Freggo era justificable para Sam. Al llegar a la casa vio la moto, estaba caliente. Así que el acababa de llegar. “¿En dónde estaba?” se preguntaría Sam. Sam en vez de traspasar la puerta del hogar, prefirió tocarla. ¿Cómo? No me pregunte, serán poderes de un espíritu. Rápidamente, Rick fue a abrir la puerta y no vio nadie, Sam en ese momento entró en la casa civilizadamente por la puerta mientras Rick veía de lado a lado. “Malditos niños fastidiosos” dijo en voz alta. Sam respondió a sí misma, él no la escuchó. “Mal vocabulario, por eso te castigaré”. Empezó a hacer el truco de prender y apagar las luces. Las luces hacían incluso sonidos extraños, como de un extraterrestre. “Lo que faltaba. ¡Maldita electricidad!” Rick se metió en su cuarto. “Oh, me estas invitando a tu cuarto,” Sam seguía a Rick por detrás. “Que considerado.” Rick encendió la computadora, y enseguida se fue la luz. Se escuchaba un quejido de él. Se encendió sólo la computadora esta vez y empezó el show. 50


Rick empezó a asustarse. Le temblaba el cuerpo. Sólo esto salió de su boca. “¿Quién? ¿Quién es?” Sam reía y empezó a responder la pregunta de Rick.

“¿Qué? ¡Quienquiera que seas, yo no he hecho nada!” cree que es muy valiente. “Déjame tranquilo.” Sam se enfureció. “Ese es el problema no hiciste nada. No fuiste a mi entierro, no fuiste a acompañarme al hospital. ¡Nada!” dijo Sam. En seguida escribió furiosa.

“¿Sam? ¡Imposible, imposible!” Sam se adelantaba furiosa hacia él, mientras Rick miraba fijamente a la computadora. “Sam yo no quise…” Muy tarde para arrepentimientos, Sam ya había tomado su cuerpo.

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“¡Cállate!, maldito” dijo Sam en el cuerpo de Rick. Sam tenía las manos en la cama de Rick, empezó a tocarla. Se sentía tan bien, tan suave. Era su primer contacto con el mundo físico en días. Se metió a bañar. Ella quería eso desde hace días. Cuando entró en el baño se miró en el espejo. Vio a Sam, se vio a ella misma. Empezó a tocarse la cara sorprendida. Era ella, sólo que con la ropa de Rick. Parece que el espíritu que toma el cuerpo se visualiza a él mismo con su cuerpo antes de morir. Hasta cuando se metió a la ducha, era su cuerpo. Ella estaba disfrutando del abrazo que le daban los chorros de agua a su cuerpo. Sale del baño cuando recibe una llamada (del teléfono de Rick). No lo contesta. Ya que no quiere por nada del mundo ver su celular. Después de colocarse la ropa de Rick. Camisa holgada de una banda de rock y unos jeans negros, le da curiosidad de ver un álbum de fotos que estaba abierto en la sala. Tal vez sería del Sr. Freggo quien por fin ya descansaba en paz de Rick. Vio fotos del difunto con su esposa cuando eran jóvenes y después vio la foto de una mujer joven. Atrapó su atención la cara de la mujer era la misma que ella veía entrar a su casa en las noches a hurtadillas. La misma cara, sin duda.

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CAPÍTULO 12 Jueves 10 de enero. Relatado por Samantha Hart. Un día como todos, me encuentro con Peter y voy a la universidad. Hoy huele asqueroso el autobús. Parece que eso inicia la conversación, no sé porque Pit andaba muy callado. “¡Huele asqueroso! Huele a…” digo y Pit no me deja completar. “No lo digas. No uses una expresión que empeore la asquerosidad” dice él interrumpiéndome. “Digamos que huele a humedad animal.” “Ha ha. Sí, a humedad animal” digo sarcásticamente. “¿Algo nuevo?, Srta. Hart.” Sé que se está burlando de la Profesora Milton. “Nada. Sólo que hoy salgo con Rick y no sé. Me molesta que me diga que salir de la ciudad y no me gusta. Me siento obligada.” “Bueno, eres una chica difícil.” ¿Qué? “¿Qué dices?” contestó. “Bueno, lo siento.” Después estuvimos todo el trayecto de casa a la universidad callados después de esa conversación. Ni sé por qué dejamos de hablar, tal vez ya estaba de mal humor por salir con Rick. Parece que no era del todo mi día, también me sentía un poco mal. Una de las compañeras que son apegadas conmigo es Andrea. Y ella es de las amigas que cuando te ven empiezan a informarte de todo en la escuela, de las que hablan y nunca paran. Nunca me molesto eso, pero hoy quería que se callara. “Hola, Sam. Te tengo que contar algo. Sabes ¿quién es Leonardo? El italiano guapísimo que está en el equipo de futbol. Muchos dicen que

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hay una fiesta en su casa hoy. Lo malo es que va Bet… Tú sabes la insoportable de la universidad. ¡Agf! No la soporto ¿Tú la soportas?” “Ya cállate, por favor.” Pensaba. Se me olvido decirles que no deja hablar a casi nadie. Sí, es mi amiga. Pero hasta se responde las preguntas a sí misma para seguir hablando. “¡Ah, claro que no! Tú no soportarías a alguien así. Y, ¿no te contaron de lo que le pasó al Profesor Baxter…” Blablablá. Llegamos al aula de matemáticas, Profesor Baxter. Es de los profesores que pareciera que no tuvieran una vida. Son solteros, tímidos, las otras profesoras se les insinúan y pareciera que él les tiene miedo a las mujeres y a los alumnos. Es un bajo de estatura, calvo y siempre usa el mismo atuendo. Suéter marrón, pantalones beige y sus lentes. Lo que hay que reconocer es que nadie le gana en matemáticas. Es muy inteligente. En parte me agrada, es un buen profesor. Muchos dicen que él vivió en la ciudad y sus padres nunca estaban para él, se la pasaban trabajando y él se vino acá a compartir su conocimiento con alumnos. Otros dicen muchas cosas raras, tal vez las inventen para burlarse. “Bueno chicos, es hora de empezar con el contenido de hoy. ¿Alguien recuerda de qué toca hablar hoy?” El experto en esta clase es Peter. Él y el profesor parecen conectarse. A veces se quedan hablando de temas de índole científica o matemática después de clases. “Ya que nadie se anima, empezaré. Hoy hablaremos acerca de las nociones de estadística y algunos de los conceptos principales de las estadísticas. La estadística puede considerarse como la técnica de investigación de las diferentes ciencias, tales como la medicina, biología, empresariales, físicas, etc. Así que tiene que ver mucho con las otras clases que ven en la universidad. Uno de los primeros conceptos importantes es…” Esta era una de las materias que más se me dificultan, lo único que entendía eran los dibujos que hacia el profesor en la pizarra, unas graficas de barra, histogramas y polígonos de frecuencias. De paso que

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me siento mal, la clase me agota mentalmente. Después le diré a Peter que me explique. Hoy en la universidad me pasó algo muy raro, tuve una especie de visión, pensamiento, sueño como lo quieran llamar. Fue muy raro. Estaba en el comedor, Andrea y Peter hablaban de algo que no escuché bien, en eso vi que todo el comedor se convertía en un cuarto oscuro con un solo bombillo y el comedor fue disminuyendo de tamaño como el tamaño de mi cuarto. Peter se había levantado de su asiento y me miraba amenazante, su cara se tornaba un poco mayor, tomó una cara diferente, la cara de mi padre. “Nena, tienes que decirme… ¡¿dónde está?!” me estaba asustando. “No sé.” es lo único que respondo. “No me hagas enojar cariño. Tú lo sabes, yo sé que sí”. Era una amenaza. En mis pesadillas, nunca había visto eso. Y esto, era muy diferente a una pesadilla. “Te dije que no sé” empiezo a llorar. “¡Sam! ¡Sam!” se escucha lejos. “¡Sam, responde!” Su voz es más joven, “Tierra llamando a Sam” no es mi padre. Es Pit despertándome del sueño con los ojos abiertos. “¿Qué? ¿Qué pasa?” “Te preguntábamos que si estás de acuerdo con la proposición del usar uniforme en la universidad” dice Andrea. “¡Ah! Sí, sí” ¿Qué estoy diciendo? “¡No! Perdón, no estoy de acuerdo. “Sam esta rara hoy” Andrea lo dice viendo a Peter. Tal vez ellos pudieran ser novios, pero a Peter le falta ser más abierto. Algo me dice que a Andrea le gusta Peter. Ella es una chica hermosa pero no destapa ni aprovecha su belleza. Tiene el pelo casi rubio, pero siempre carga una cola de caballo y sus lentes, y la ropa casi siempre es desaliñada y no usa maquillaje. Yo tampoco uso mucho pero sólo un

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poquito le vendría bien. Quiero quedarme en casa no quiero salir a la ciudad, la gente de ahí nos mira feo siempre. Además, esa pequeña pesadilla no me agradó para nada. Me dejó atenta y asustada, como si alguien me acechara. En la pesadilla estaba amarrada en una silla. Para nada me gustó. Como hoy salíamos temprano me fui de una vez a casa de Rick para salir con él. Peter se fue con su padre que pasó a buscarlo. Cuando llegué con Rick, él me abre la puerta. Me saluda y me da un beso. Creo que no ha notado que me siento muy mal, tengo ganas de vomitar. “Pasa. Llegaste temprano” dice Rick. “Sí, es que salí temprano de la universidad.” “¡Oh, qué bien!” me sentía moribunda. “Quería decirte que no podré ir, me siento mal” capté la atención de Rick, estábamos en la sala. “Sam, habíamos planeado esto ya hace más de un mes. Además, estamos cerca de cumplir un año” dice. “Tú lo habías planeado, sabes que no me gusta y además me siento terrible” digo casi vomitando… oh no. “¿Sabes qué? Sam, igual ya ni quería ir.” “No es para tanto, Rick. Además si tú quieres puede ser otro día” aunque no lo soporte. “Sam ya no estoy de humor.” “Dios, Rick” ya se me quitaron las náuseas, debe ser del enojo. “Me voy. No soporto que tomes una tontería para ponerte enojado.” Él gritó algo, no sé qué. Ya iba por la puerta y no la tiré porque está el Sr. Freggo.

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Faltan muchas piezas para que entiendan que estos relatos tienen cierta importancia. Definirán algunas verdades. ¿Con quién hablaba Rick el 11 de enero cuando Sam fue a su casa? ¿Por qué Rick le molestó tanto que Sam cancelara la salida? ¿Quién era la mujer que entraba a la casa de Sam? ¿Dónde está Jhonatan Hart? ¿Cómo murió el Sr.Freggo? ¿Cómo se vengaría Sam de los asesinos? Una pregunta a la vez.

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CAPĂ?TULO 13 13 13 13 13 13 13 13 de 13 de 13 de 13 de 13 de 13 de Enero 13 de Enero 13 de Enero 13 de Enero 13 de Enero 13 de Enero de 1988 13 de Enero de 1995 13 de Enero de 2012 13 de Enero de 2013 13 de Enero de 2019 13 de Enero de 2035 13 de Enero 13 de Enero 13 de Enero 13 de Enero 13 de Enero 13 de 13 de 13 de 13 de 13 de 13 13 13 13 13 13

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CAPÍTULO 14 ¿Quién era la mujer que entraba a la casa de Sam? Karen Freggo. El nombre de la mujer es Karen Freggo. Hija de Joseph Freggo y Bella Freggo, los padres adoptivos de Rick. ¿Cómo lo descubrió Sam? Pronto se los diré. Al momento de ver la foto, Sam sólo alegó que se parecían, no quiso reconocer que la mujer era la misma que entraba al cuarto de Kelly a robar todas sus cosas, sólo las cosas de Kelly. Raro. Ella estaba pensativa, sólo se hacía preguntas. ¿Dónde estaría su padre? “Tal vez este borracho por algún lado.” “Tal vez no estaba en sus cabales cuando discutió con Elia.” Ella sentía rencor hacia él, pero al fin y al cabo la crió como su padre y ella lo quería. A pesar de eso, estaba tratando de crear un orden de todo lo que iba a ser. Primero, hablar con Peter. Segundo, seguir a la mujer. Tercero, buscar a su padre. Cuarto, la venganza. Ella sentía el dolor de haber perdido su familia. Ella estaba segura que los asesinos tenían que pagar. Ella quería venganza. Se quedó en la casa de Rick, porque alguien pensaría que era un ladrón por estar en el cuerpo de Rick y no podía ir como espíritu porque no quería soltar a Freggo Jr. Sam estaba empezando a sentir el cansancio, se puede decir que era otra vez humana o humano. Se acostó en la cama y empezó a dormir. Pesadillas y más pesadillas, no pudo dormir bien. Las pesadillas esta vez eran recuerdos cuando mataron a su familia y le dispararon.

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Martes, 29 de enero de 2013. Hablar con Peter. Sam se arregló con la mejor ropa de Rick. Jeans color gris, botas negras, camisa de rock, chaqueta de cuero, cabello desaliñado. Se preparó para salir, algo la hacía sentirse bien y sonriente. La brisa le pegaba en la cara, olía a libertad, estaba en su moto. Llegó a la casa de Peter, tocó y nadie salió. “¡Rayos! Se me olvidó que está en la universidad” dijo Sam. Se montó rápidamente en la moto y salió hacia la universidad. Cuando llegó se quitó el casco, se bajó y fue directo a la entrada de la universidad. “¿Eres de la universidad?” dijo el vigilante de la entrada. “Eso no importa” Sam entra sin esperar la respuesta del vigilante. No parece Sam. Ella sabía que clase tenían. Les tocaba Historia. Abrió la puerta como si nada pasara. ¿Qué le pasa? Está muy ruda, tal vez recordó a su familia y le vino la furia encima. Fue directo al pasillo que conducía al aula de la Sra. Milton. Enseguida llegó. “¿Dónde está Peter Wells? Necesito hablar con él” todo el mundo mira a Peter, y él pone sus ojos incomprensibles, no entiende qué pasa. “Disculpe, Sr…” responde Milton. “Har… Freggo.” “Sr. Freggo, no me parece una manera correcta el hablar así” se baja los lentes mirando a Rick. “Lo siento, pero necesito hablar urgentemente con él” dije cambiando de tono. “Tendrá que esperar a que termine la clase, así que le pido que se retire y espere afuera.” 60


Sam no tuvo de otra, se salió. Espero una eternidad a Peter, aunque en realidad fueron 20 minutos, pero para ella era toda la vida. Peter salió entre la multitud queriendo escaparse de Rick. “¡Peter!” Pit apretó los dientes. “Sí… ¿qué quieres hablar conmigo?” dice resignado. “¡Ven! Tiene que ser en privado” Sam lo agarra por el brazo, Peter le parece un gesto raro de Rick y se suelta. Peter odiaba a Rick. Cuando llegaron, Sam se le acerca y no puede creer cuanto extraño a su amigo, lo abraza y después le da un beso. Peter la empuja. “¡Estás loco!” dice Pit limpiándose la boca. “Lo siento. Es que…” se le había olvidado. Estar en un cuerpo diferente, hay cosas que tiene que evitar… como la que acaba de hacer. “¿Qué te pasa? No soy gay. Si eso era de lo que querías hablar…” seguía escupiendo. “Es que…” “Me tengo que ir y agradece que no hay nadie aquí” lo señala. “Si no ya te hubiera golpeado.” “Peter soy yo Sam” por fin lo dice. “¿Qué? No seas tan estúpido. Te burlaste de mí y ahora de Sam. No te lo permitiré.” “Peter, en realidad soy yo. Sólo que en el cuerpo de Rick. ¿Recuerdas lo que me dijiste del limbo? Estoy viva.” “Eso Sam te lo pudo decir. No me convence. Si es una broma, te aseguro que...” “En realidad soy Samantha. Peter, yo sólo se tu secreto. Siempre tartamudeas cuando me ves, las cosas que hablamos en el autobús,

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Carrie vomitó cuando jugaba en tu casa de niños. Soy yo, Peter. También hice lo de las luces en mi casa. El día que fuiste.” “¿Sam? ¡Es imposible!” no lo podía creer. “Sí es posible. Tú lo dijiste.” “Pero es que nunca creí que eso pudiera pasar… y menos que tomaras el cuerpo de alguien. Es, es…” “Raro. Lo sé” Sam se le acercó. “Pero quería decirte que yo también estoy enamorada de ti” Pit la aleja y a sus manos con cuidado. “Lo siento, Sam. Pero tienes que entender, estas en un cuerpo de hombre.” “¡Oh! Realmente lo siento.” “Vamos a casa si quieres. Tenemos que hablar y una pregunta… ¿Por qué no tomaste otro cuerpo? El de Nicole Kidman o Angelina Jolie.” Se ríen. “Después te explico. Cuando lleguemos a tu casa.” “No puedo creer que Rick me besó” Sam no para de reírse. El camino a su casa fue silencioso. Están en el carro de la madre de Pit, que normalmente se lo presta a su hijo, algunos días para la universidad y más ahora que no está Sam, no quiere que su hijo se vaya solo en ese autobús. No es lo mismo desde que Sam murió. Sam le explicó muchas cosas a Peter, le habló acerca de todo lo que vio al estar muerta, acerca de la mujer hurtadora, que su padre no lo había visto. “Peter y su familia desconocían del paradero del Sr. Hart…” Desde el hospital, de las cosas que había leído. Cómo tomó el cuerpo de Rick. Pero nunca mencionó a su hermana, ella estaba dispuesta a buscar sola el cuerpo de su hermana, nadie debía saberlo.

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“¡Es increíble! Y, ¿puedes sentir?” dice Pit impresionado. “No es tan increíble que digamos y sí. Sí siento Pit. No seas tonto, estoy en un cuerpo. Sólo cuando no estoy en uno.” Peter se rio, Sam no lo dejó responder. “¿Enserio no saben dónde está mi padre?” “Rick, lo siento pero tu padre murió” Peter no pudo aguantarse el sarcasmo. Sam le dio un golpe en el hombro. “Oye, no seas así. Ese señor me caía bien” Pit hizo un gesto de dolor por el golpe. “Creo que ahora tienes más fuerza.” “Peter hablando con seriedad. ¿No han visto a mi padre?” “No, Sam. En serio, sólo lo vi después del incidente y se fue en su carro.” “¿No viste algo que diera una pista de hacia dónde fue?” Sam estaba enfocada en encontrar a su padre. Su padre adoptivo. “No. Sólo vi que llevaba algunas maletas… no muy grandes.” No podían ser muy grandes porque en casa de Sam quedaban aún ropas de su padre. “Aunque a decir verdad, él….” Pit quedo pensativo. “¿Qué?, Peter. Él ¿qué?” Sam estaba inquieta. “¡Dime, Peter!” El cargaba un arma y un arco de flechas.

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CAPÍTULO 14 “La Cabaña. ¿Por qué no lo pensé antes? Mi padre usa el arma y el arco para cazar. ¡Qué tonta!” pensaba Sam. “¿Por qué no se me ocurrió? Claro, ahí fuimos para navidad.” “Al principio no quería creer que era un arma, pero después no había duda” dijo Peter. “Gracias, Peter. Tengo que irme” dijo Sam en el cuerpo de Rick. “¡Oye, Rick! ¡Espera! Aléjate de Sam, te puede matar.” “Oye, déjame.” “Después me explicas por qué te vas con Rick tan rápido.” “Lo que te dije… ¿te ayudó?” “Sí. Gracias.” Toda esta última conversación fue mientras Sam se movía a su moto. Oh no. Su moto. Ella se vino en el carro de Pit. Que tonta. Dio un gruñido. “¿Algún problema?” gritó Peter. Ya eran casi las 7 pm. “Sí. Dejé mi moto en la universidad.” “¿Trajiste moto?” “Sí. Necesito que me lleves para buscarla” A pesar de que Sam estaba en otro cuerpo, Peter se había acostumbrado. “Por favor.” “¿No sería mejor que duermas y la buscamos mañana? Yo te dejo en casa de Rick. Si es ahí que te vas a quedar” Ya se habían acercado para oírse mejor. “Oye, ¿quién está saliendo de tu casa?” “¡Vamos! ¡Rápido! ¡Debemos seguirla! Es ella.

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