Revista Guadalupe 837

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Revista del Real Monasterio de Guadalupe fundada en 1916. Nº 837, Año 2014

La Inquisición en Guadalupe /10 Los bienes de Hernán Cortés /14 Junípero Serra, 300 años /26


«Y a ti, nación extremeña,/ mucho la Virgen te honró ,/ pues en tu tierra gustó ,/ ocultarse entre una breña./ Eres nación noble, hidalga,/ y todos es justo honréis/ la Matrona que tenéis/ para que en la muerte os valga./ Tened siempre en la memoria,/ sin que otra cosa la ocupe, la Virgen de Guadalupe./ Y aquí se acaba la historia».

Fray Diego de Ocaña (c. 1570-1608), OSH Monje de Guadalupe enviado a las Indias, autor de una relación ilustrada de su empresa


Nigra Sum*

Enero-Febrero

Núm. 837. 2014 --

Director:

Antonio Arévalo Sánchez, OFM Administrador:

Hipólito Ámez Prieto, OFM Secretaría y Suscripciones:

Antonio Ramiro Chico --

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Entre ramas de granado

trora rica y célebre, Llerena burila un rictus legendario en el umbroso vacío de sus conventos, palacios y blasones. Repoblada tras su reconquista en 1241 o 1243, fue sede del priorato de san Marcos de León y de su mesa maestral, aposento de priores y sepulcro del maestre Lorenzo Suárez de Figueroa (1387-1409), tribunal de la Inquisición y hoguera de alumbrados. De la maldición de la mujer de Lot —mirar al siglo s. XVI y quedarse de piedra—, a Llerena no la libró casi nadie más que la torre de la Granada, inhiesto baluarte entre tanto naufragio. Así lo grita, a la vera del camino de Sierra Morena, a quienes van de Badajoz a Córdoba y Granada, último bastión de la morisma nazarí. En la fatigosa reconquista, Fernando III el Santo encomendó a la Orden de Santiago recuperar las tierras bajoextremeñas y llegar a las puertas de Sevilla, a cuya toma contribuía el año 1248, juntando el consejo a las armas. Así su pendón fue el primero en flamear las murallas hispalenses. Capitaneados por el gran maestre Rodrigo Íñiguez (1237-1242) o, como dicen otros, por Pelayo Pérez Correa (12421275), el que detuvo el sol en Tudía, se afanaban los freires en ganar Ellerina, obstinada en resistir. Acaeció entonces un signo muy del gusto de la de la época. A un capellán de la hueste se le apareció Santa María con una granada en la mano, que le entregó en prenda de la victoria que obtendrían contra los moros. Desaparecida la visión, «reparó que, entre las ramas de un granado que allí estaba, se dejaba ver la imagen de Nuestra Señora sentada, con el Niño Jesús y una granada en la mano». Edificó el maestre el templo y, como un reguero prendió la advocación en las tierras de Badajoz, Sevilla y Huelva. Ilustran los Padres que la granada es símbolo de la unidad de la Iglesia, sellada en la roja sangre del Cordero. La talla primitiva, negra y románica, patrona de Llerena desde el siglo XVI, también ardió en el sacrílego 36, ya mutilada y repintada por los usos barrocos. La actual, ensalzada sobre trono de plata repujada y coronada en 1966, es copia salida de un taller sevillano. Llerena sigue viva por ella. Lo pregona cada 15 de agosto, cuando la ve asomar por la puerta de su templo, blanco como un hábito de Zurbarán, allí presente. * «Nigra sum» [Soy morena…] es una expresión tomada del Cantar de los Cantares (1,5) que la Liturgia, desde la Edad Media, aplica a las Vírgenes Negras.

Índice

I. Nigra sum: Entre ramas de granado ................................................ 1 II. Aires morenos [Noticias de la Virgen]............................................. 2 III. Aula capitular [Opinión] - Bitácora del Director................................................................. 5 - A las claras: María J. Flores, OSC................................................. 6 - De lo mundano a lo humano: Emmanuel Ramiro Fernández. 7 - Barrera del sol: Francisco de A. Oterino Villasante, OFM......... 8 - Pura y limpia: Sor Inês da Santíssima Trindade, oic................ 9 IV. Scriptorium guadalupense [Investigación y divulgación] - La Inquisición en el monasterio de Guadalupe Manuel Herrera Vázquez ................................................................ 10 - Los bienes de Hernán Cortés Arturo Álvarez Álvarez .................................................................... 14

- El español ilustrado, el capitán inglés y el rector Elisa Rovira López .......................................................................... 18 - Santa Teresa de Jesús, cronista de san Pedro de Alcantara José García Santos, OFM ................................................................. 24 V. Plaza Mayor [Noticias del Monasterio y la Puebla] - III Centenario del P. Junípero Serra: Michael A. Perry........ 26 - Miscelánea de Guadalupe........................................................ 29 - Música y tradiciones de Guadalupe: Enrique Cordero........ 33 - Breviario........................................................................................ 35 - Crónicas de la puebla: Antonio Ramiro Chico......................... 36 - Mirando atrás.............................................................................. 39 - Normas para la presentación de originales.................................... 40 Portada: Claustro Mudéjar, fuente de la consolación (Archivo. AAS) Contraportada: Gabriel Sánchez Olmeda, Guadalupe Cáceres).

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airesmorenos

La Encamisá de Torrejoncillo La fiesta de La Encamisá que se celebra en Torrejoncillo (Cáceres), cuyos orígenes nadie ha podido determinar hasta ahora, es una de las fiestas en honor de la Purísima Concepción de la Virgen más emotivas y peculiares de España. Está declarada de Interés Turístico Nacional, y tiene lugar en la noche del 7 al 8 de diciembre. «Trátase de singular costumbre: La noche del 7 de diciembre, centenares de jinetes ensabanados, como tropa morisca de flotantes alquiceles, acércanse a la puerta de la iglesia de donde recibe, el que los capitanea, de manos de la presidenta de las Hijas de María, el estandarte de la Inmaculada. Devuélvelo después a aquella en la plaza, donde forma la extraña cabalgata, a la que alumbran en su camino multitud de hachas. Se disparan armas, se tiran cohetes, se dirigen coplas a la Virgen con incesantes vivas y la agitación se hace general en el pueblo». J. HIPÓCRATES RAMOS (1904) «La Camisada de Torrejoncillo», El Noticiero, Cáceres nº 509, 1904. Desde las 9 de la noche, hombres a caballo y cubiertos con sábanas blancas adornadas se van congregando TORREJONCILLO. Altar de la Purísima durante el novenario en la casa del Mayordomo de las Fiestas, quien les hará entrega de los faroles que habrán de portar durante la procesión. Los esco- tificio hacen enmudecer los vítores peteros salen también de sus domicilios despidiéndose con salvas. Unos y cantares de la fiesta que entonan y otros acuden a la plaza Mayor, donde tendrá lugar el momento culmi- grupos de ciudadanos, hasta que nante, la entrega del estandarte de la Purísima. Cuando irrumpen espec- por fin el viejo reloj de la parrotacularmente en la plaza los cerca de trescientos jinetes a caballos, acla- quia de san Andrés Apóstol (1550mados por millares de vecinos y forasteros, las escopetas y cohetes de ar- 1686) da las diez campanadas. Se abre entonces la puerta del templo y sale el estandarte celeste de la Purísima, escoltado por un grupo de hombres, paladines de La Encamisá. Hasta los más fuertes de ánimo tienen un nudo en la garganta por la emoción indescriptible que a todos embarga. Las campanas, la salvas de pólvora, los vivas tantas veces rotos por las lágrimas y el llano incontenible, dejan atónitos y contagian a los que han venido por vez primera a la fiesta. El estandarte llega flotando a manos del Mayordomo de las Fiestas, que lo recoge en uno de los instantes más felices de su vida terrena, después lo alza al viento sobre su montura y lo presenta TORREJONCILLO. Mayordomo con el Estandarte y cortejo de caballistas

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airesmorenos al gentío para que sea aclamado y vitoreado en una explosión de júbilo y pólvora, e inicia el recorrido pausado por un trazado antiguo y sinuoso, de gran tipismo, que prácticamente recorre todo el pueblo. Cuando por fin regrese el cortejo a la plaza Mayor, tiene lugar la quema de cohetes, a cuyo término el Mayordomo entrega esforzadamente el estandarte a la iglesia donde permanece hasta el año siguiente. Seguidamente, la Mayordomía lo rubrica invitando a todos a coquillos, dulce típico de Torrejoncillo, regado con vino de la tierra, en un ambiente de alegría desbordante. Programa de fiesta La imagen de la Pura de Torrejoncillo es talla de vestir de finales del siglo XVIII, fue coronada canónicamente el 6 de diciembre de 2008 por el don Francisco Cerro Chaves, obispo de Coria-Cáceres. Aunque hoy el protagonismo de esta fiesta es del varón, la devoción a la Purísima (que es como se conoce de antiguo en España este privilegio de Nuestra Señora) fue alimentado en Torrejoncillo por la Asociación de Hijas de María, cuya

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TORREJONCILLO. Detalle de unos jinetes encamisados

fundación data de 1887 y existió hasta 1972, en que dejaron el testigo a los Paladines. No haría falta buscar razones para tal devoción al privilegio de María en un pueblo de España, pero nos agrada imaginar que los vecinos frailes de El Palancar —fundado por san Pedro de Alcántara en 1554 y que lleva justamente el título de la Purísima Concepción—, algo tendrían que ver en ello. La Real Asociación de Caballeros de Santa María de Guadalupe impuso la medalla de oro de la Asociación a esta imagen de la Virgen el año 2008. La fiesta, organizada por el Ayuntamiento, los Paladines de La Encamisá y la Parroquia de san Andrés, desarrolla un amplio programa de actividades culturales y religiosas desde mediados de noviembre. Destacamos la celebración de las Jornadas Marianas, el Pregón de la fiesta, el solemne Novenario, el Rosario nocturno por el camino de La Encamisá, la gran ofrenda floral del domingo anterior a la Pura y la Misa Mayor y procesión con la sagrada imagen de la Virgen Inmaculada, que celebran cada 8 diciembre. El día 9 es el día de la Pura Chica, dedicado a la infancia de Torrejoncillo, cuyas actividades y actos durante las fiestas son muy relevantes. En el vecino pueblo de Holguera (Cáceres) también se celebra, hace más de un siglo, La Encamisá, traída de Torrejoncillo el año 1911 por don Ignacio Sánchez y sus familiares al casar con la lugareña Encarnación Sánchez, según informa su nieta Julia Martín Sánchez.

TORREJONCILLO. Jinetes, escopeteros y gentío en La Encamisá

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[Más información en: www.laencamisa.org]


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Guadalupe, faro de navegantes en Sagres (Portugal) La tradición marinera de Santa María de Guadalupe está ligada también a los navegantes portugueses, cuya empresa fraguó el propio infante Enrique el Navegante (13941460), hijo de Juan I e impulsor de la ruta marítima de las Indias Orientales, rodeando África. Consolidada la monarquía portuguesa después de la victoria de Aljubarrota (1385), el infante Enrique levantó en el promontorio sagrado de cabo San Vicente una villa, la actual Sagres, provincia de Faro, en la que fundó una escuela de navegantes e instauró el primer observatorio europeo, donde acogía y daba hospedaje a marinos y mercaderes. En sus cercanías, vivió durante algún tiempo don Enrique en su quinta Raposeira o de Guadalupe, donde existía una pequeña ermita bajo la advocación de Nuestra Señora de Guadalupe, conocida por los marineros como la verdadera Estrella de la mar. Junto a ella creció una pequeña parroquia que se llamó aldea de Santa María do Cabo. En 1515, el rey don

Sagres (Faro). Virgen de Guadalupe venerada por Enrique el Navegante en Raposeira. [Foto: viladobispo-fotosantiguas.blogspot.com

Sagres (Faro). Ermita de la Virgen de Guadalupe

Manuel donó dichas tierras al obispo del Algarve, don Fernando Coutinho, por lo que a partir de 1662 se pasó a denominar Vila do Bispo. Dicho templo o ermita fue el primero que la Virgen de Guadalupe tuvo en el reino de Portugal. Se trata de una edificación sencilla, de mediados del siglo XIV, con una sola nave de hermosos contrafuertes, de estilo románico-gótico, en la que sobresalen la portada ojival, la bóveda de piedras labradas, sus esculturas y florones que embellecen los capiteles de las columnas interiores con motivos zoomórficos y antropomórficos, que nos recuerdan la devoción de los marineros a esta Virgen y su relación con el rescate de cautivos. Fue declarada Monumento Nacional en 1924 por ser ejemplar único en su género, por su antigüedad y por el protagonismo que tuvo en los grandes descubrimientos portugueses. La devoción de la Virgen de Guadalupe en el Algarve decayó con la ruina de la corona portu-

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guesa y, sobre todo, con el cambio de las expediciones marítimas desde Lagos a Lisboa, aunque sería a finales del siglo XIX y principio del XX cuando el abandono se apoderó de dicha ermita, desapareciendo la imagen primitiva. La denuncia de su lamentable estado en el diario de Faro, obligó al Gobierno portugués a llevar a cabo una completa y adecuada restauración, entronizando de nuevo a la Virgen de Guadalupe, a la que los navegantes y hombres de tierra adentro han vuelto a venerar.


Bitácora del Director

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on mis respetos a la libertad de expresión —y a toda la ristra de derechos sustanciados por esa cabila de criminales—, la tenida de Durango, más que aquelarre o daguerrotipo, que definen mis columnistas de cabecera, fue un delirio de escarnio e infamia, excrecencia de un pueblo tumoral. En un antiguo matadero —¿sería a posta?—, el infausto 4 de enero se apelmazaron 63 asesinos, excarcelados con una premura inusitada tras la derogación de la doctrina Parot por el Tribunal Europeo. Con jeta y belfo de lo que son: ni gudaris ni héroes, sino matarifes de la ETA, dieron voz a quienes aún pagan lo suyo en la trena —que es donde debían estar todos—, lejos de su melancólica patria vasca. Que a estos hijos del hacha y la serpiente, enarboladas con mosaica devoción bajo el mote Bietan jarrai [«Adelante en las dos»], les escueza la dispersión carcelaria y no tengan agallas de entregar las armas y pagar por la vesania del asesinato de 829 inocentes es vomitivo. Salvó la dignidad y la testosterona un solo periodista, un tal Minuesa —que diría el taimado Arzalluz, recolector de frutos cuando Kubati, Inés del Río y Bolinaga zarandean el árbol—. ¡Qué ocasión de dignificar el ramo con un plantón en la guarida de estas hienas! Añadida a la moribundia de Durango, la riada del 11 de enero en Bilbao convocada por Sortu y el PNV, hijo y padre de la ETA, a favor del resto de la camada. Sin capucha, la bestia tiene querencias y el agua vuelve a su cauce natural. hí es adonde iba. La banda ha matado desde que tengo uso de razón y conté sus víctimas con un penar atávico, aunque sin rencor. Por destripar el imaginario, leí lo que salía hasta topar con el meapilas de Arana, un xenófobo aborrecible por ofender la inteligencia y mancillar la verdad. España, la nación más antigua de Europa, sufre de imaginarios nacionalistas, al menos, desde el desastre del 98. Embozados en lenguas propias o redividas/reinventadas —a golpe de subvención y sangre de escuela discriminatoria o del nueve parabellum—, folclore arcaico, fueros herrumbrosos y bucles melancólicos, los oligarcas más egoístas e insolidarios maquinan trocear la Nación para elevar a categoría de patria el corral de la tribu, y así quedarse con el santo y la limosna. La espiral se repite, y los periodos de crisis, aún en la aldea global, azuzan la avaricia y el ensimismamiento del nacionalista irredento. Marxista o no, batua o republicana, la izquierda se ha uncido al carro traicionando a su clase. Se escudan en el infundio de que la Nación Española se fraguó en la Guerra civil, fue atada por el difunto de Cuelgamuros y que la III República federal será un cruce entre Gamonal, el lago amarillo (metáfora de la corrupción catalana) y «el cese de la actividad de ETA», que a fin de cuenta es de izquierdas, antifranquista y pacta con l´Esquerra. l higueral que piso aquí es poliédrico y quebradizo como el vidrio, de modo que precisaría todas las jigueras de hogaño para no mezclar churras con merinas, guirras con latxas, galegas y xisquetas. Triste es que, tras décadas de monarquía parlamentaria, alejado cualquier barrunto de asonada militar decimonónica, modernizado el país y rozando la excelencia en tantos campos… ni el nacionalismo asilvestrado ni el de piqué ni los sucedáneos ha dejado de enredar y entorpecer, torpedear, arrebañar y malquistar, por más que parlem català en la intimitat. Ahí siguen el revolucionario de la banda terrorista (a la que un delirante presidente del Gobierno y víctima suya llamó Movimiento de Liberación Vasco), porque tiene el apoyo crecido de parte del caserío, pudiendo llenar de expresidiarios las instituciones europeas con la facilidad que ha colado secuaces en las Cortes españolas. A la ETA no la ha vencido la democracia ni sus instituciones, mal que nos pese y repitan, como chorlitos, unos y otros. No mata porque hoy le renta más sudar escaños y manejar dinero público que descerrajar tiros en la nuca. Y para más inri —con el juego de las pavas de tertulia, columna y cámara—, terminamos copiando su jerga, malversando la metáfora y forzando el retruécano: vía de diálogo, mesa de paz, conflicto vasco, Estado español, escenario sin violencia, actividad de ETA, proceso… Los otros nacionalismos, los de mitra, toga, cuerda, cogulla y piqué (me refiero al tejido, no al jugador de és més que un club), los moderados de antaño…, exprimida la ubre piden derecho a decidir, arrogándose lo que no tienen y el sentir del pueblo que no son. ¿Qué te apuestas a que el Gobierno aplica paños calientes y no lo previsto en la Constitución?

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La jiguera

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Hijos de la hidra

Antonio Arévalo Sánchez


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A las claras

El rumano de los domingos y fiestas de guardar María de Jesús Flores, osc Monasterio de Santa Clara. Llerena

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o falla. Haga el tiempo que haga; así llueva como truene; con un frío polar o un calor asfixiante; amanezca antes o después, ahí está, domingo tras domingo y fiestas de guardar, como mínimo media hora antes de la celebración de la eucaristía. Ya quisieran muchos cristianos —¡y ni te digo los curas, que normalmente son los últimos que llegan y los primeros que se van!— observar la puntualidad suiza del rumano. Es verdad que la motivación de uno y otros-as es distinta; aunque no sé yo... Lo suyo es extender la mano a todo el que cruza el umbral pidiendo una limosna para poder tirar del día; nosotros, en cambio, venimos de casa bastante satisfechos, muy seguros y asegurados; bien peinados y mejor vestidos, dejando al pasar una estela invisible y abrumadoramente insoportable de olor a perfume del bueno. Nosotros, eso decimos, también venimos a pedir. ¿Pedir? ¡Qué sé yo…! Si acaso lo de siempre: salud, trabajo, más bienestar... Cuando una gran mayoría de gente —dentro de la cada vez más minoría que acude a la celebración de la misa dominical— llega al templo con el tiempo más que justo, siempre con retraso, como los trenes de antaño o los vuelos de ahora, nuestro buen amigo el rumano, llega cojeando (todavía estamos por averiguar si la cojera es o no fingida) a apostarse en un costado de la puerta que da acceso al templo. El hombre es más educado que muchos de los que entran. Al tiempo que extiende el brazo y abre la mano, saluda y se sonríe dejando ver unos cuantos dientes revestidos de plata. Cosa que, por cierto, mosquea bastante a la gente: «Y luego dice que no tiene pa comer y mira qué arreglá tiene la boca». La mayoría pasa a su lado esquivando su mano mugrosa, evitando siquiera el roce. Pero él no cede. Ya se ha acostumbrado. Creo que no le da mucha importancia, ¡o sí! Lo cierto es

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que casi nunca se va con las manos vacías, aunque la gente lo desprecie con la mirada, o todavía más, negándosela. Siempre que lo veo recuerdo a aquel lisiado (quién sabe si también le echaría un poco de teatro a su mal físico) que solían colocar (se ve que también entonces había mafias) en la puerta hermosa del Tempo para pedir limosna. Juan y Pedro se toparon una tarde con él cuando iban a rezar —¡qué inoportuno el cojo!—. Pero, a diferencia de lo que se suele hacer hoy con la gente que pide limosna a la entrada de los templos o en las principales calles de las grandes urbes, aquellos dos hombres, que algo habían aprendido al lado de Jesús acerca de no pasar “de puntillas” por quien extiende la mano, se detuvieron delante de aquel hombre tirado en el suelo, dándole la posibilidad de sentirse mirado, que ya es mucho. ¿No sería suficiente para aquel pobre lisiado la limosna de una mirada solidaria, compasiva, rehabilitadora? A nosotros nos puede pasar, y de hecho nos pasa. Toparnos con gente maltrecha. Habrá veces en las que, como Pedro y Juan, llevemos los bolsillos vacíos, pero siempre nos quedará el compartir la limosna de la mirada, del saludo, de la pregunta por su vida, por su situación, el gesto de la sonrisa. Lo que no será nunca de recibo es que, a unos pasos de ponernos de rodillas ante Aquel «que no permaneció indiferente ante el sufrimiento humano» (prefacio de la Plegaria V/c), nosotros «entremos a su presencia» con el corazón incapacitado, no sólo para pedir, sino también para recibir.


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De lo mundano a lo humano

Poeta fue, abuelo será Emmanuel Ramiro Fernández Periodista

«Miente la muerte cuando dice que Juan Gelman ya no está.». Eduardo Galeano

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s el suyo un viaje a través de la poesía, una búsqueda desesperada con la lírica como refugio, una vuelta constante, mediante las palabras, al hogar perdido. Comprometido hasta el tuétano, sus poemas arrastraron esas ausencias. Algunas de ellas ni las vivió, simplemente se las contaron. Juan Gelman (1930-2014), poeta argentino hijo de exiliados judíos ucranianos, sí sufrió, en cambio, el drama del exilio. Su vida se movió al compás de la historia de Argentina desde que sus padres llegaron a orillas del Río de la Plata recién iniciada la década de los 30. Honrado en vida con diferentes homenajes y premios, el culmen de su carrera le llegó en 2008 cuando recibió el Premio Cervantes, el más prestigioso de la literatura hispánica. Para entonces ya había encontrado a su nieta. Su flechazo por la poesía surgió tras un desamor. Así de caprichoso suele ser el destino. Juan Gelman escribió sus primeros poemas cuando era apenas un niño e intentaba conquistar a una compañera del colegio. Tenía ocho años y de lo que se enamoró fue de la palabra. Con ellas publicó su primera poesía con tan solo 11 años en la revista Rojo y Negro. Tiempo después fundaría, junto a otros literatos, la formación Pan Duro, en lo que fueron sus primeros contactos con la política y el periodismo, sus otras facetas más destacadas. Alumno aventajado de Eduardo Galeano tras su paso por la Revista Crítica, sus escritos ‘emborronaron’ las páginas de otras publicaciones latinoamericanas como Panorama, La Opinión, Crisis y Noticia. En esa primera etapa ya edificó Gelman un discurso poético peligrosamente atrevido para las circunstancias sociales y políticas del momento. Fascinado por la revolución cubana en sus versos se apreciaba una sentida inconformidad, una suerte de grito a todo pulmón, que le supuso más de un quebradero de cabeza. El autor de Mi Buenos Aires querido, Oración de un desocupado o Final representó a la nueva poesía hispanoamericana que buscaba acercar la poesía al habla popular y a las vivencias del hombre y la mujer común. Su poesía no buscaba cambiar el mundo, o no solo eso, buscaba también cambiar la palabra misma. Aquí un ejemplo: Desconsoladamente; Des / con sol / hada / mente. En 1967 se enroló en las Fuerzas Armadas Revolucionarias para combatir con algo más que la poesía a la dictadura peronista. Viajó por toda Europa para denunciar la violación de derechos fundamentales que sufrían los argentinos y en esa turné le sorprendió el golpe de estado que instauró la Junta Militar del General Videla. Más madera y el exilio como línea en el horizonte. Desde entonces Roma, Madrid, París, Nueva York y, finalmente, México fueron las paradas de un viaje en que lo más duro

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no fue la distancia o el trayecto. Su hijo, Marcelo y su nuera, la española Claudia García, embarazada de siete meses fueron secuestrados en 1976. Desde entonces empezó una lucha que tuvo reflejo en su poesía, cada vez más cercana al dolor y el desgarro, como demuestra en Carta a mi madre o en Hechos y relaciones. Gelman que no pudo volver a Argentina hasta 1989, cuando Carlos Medem lo indultó, prefirió seguir viviendo en México. Había encontrado su lugar en el destierro. Desde la distancia la perspectiva siempre es mejor. Tan solo un año después se encontró el cuerpo sin vida de su hijo, un puyazo al leitmotiv de su vida. El poeta buscó refugio en la palabra para verter en sus poemas la desolación y frustración. No sería hasta el año 2000 cuando pudo poner punto y aparte al verso suelto de su existencia. Fue entonces cuando supo que tenía una nieta, de nombre Andrea, que ya había leído estas palabras: «Me resulta muy extraño hablarte de mis hijos como tus padres que no fueron (…) Me gustaría hablarte de ellos y que me hables de vos. Para reconocer en vos a mi hijo y para que reconozcas en mí lo que de tu padre tengo» (Carta abierta a mi nieto, 1995). Juan se ha marchado en este 2014. Pero Andrea ya conoce a sus padres, su abuelo se ha encargado de ello desde que la encontró en la última estación de su viaje.


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aulacapitular

Barrera del sol

UNAS JOYAS RECUPERADAS Francisco de Asís Oterino Villasante, OFM

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lfato…? ¿Casualidad…? No sabría definirlo. Tal vez de todo un poco. Una cosa era clara: mi preocupación por el patrimonio cultural y el impulso afectivo a seguir el rastro a los Egas Koeman, muy cercanos a mis preferencias. En monasterios, conventos o catedrales, el claustro, además de centro neurálgico del conjunto, es parte integrante y prolongación del espacio litúrgico. Es, por decirlo así, lugar del inicio y coronación del rito. Su enlace con templo o catedral, tiene lugar por la puerta reglar que los comunica. Es ámbito procesional por excelencia. Ha sido entendido así en los ambientes jurídicos, ya en la misma exclaustración de Mendizábal; sancionado después por sentencias de tribunales... Un esquema común, disponía en las cuatro esquinas, las capillas estacionales. En el ceremonial de Guadalupe se dan normas para estas celebraciones, disponiendo, en las misas, que el padre organista ha de tañer el órgano procesional: «De rodillas y cara al Sacramento». Los distintos avatares en los años de abandono, tras la salida de la Comunidad Jerónima, estas capillas fueron objeto de toda suerte de tropelías, saqueos y traslados. En la década de los ochenta, en la del Calvario, a la salida de la de san Martín, aún quedaban, bastante deteriorados, el grupo: Espasmo de la Virgen, san Juan y la Magdalena, de la gubia de los Koeman o Cueman. El Cristo, evidentemente no era el original. Había sido sustituido por uno procesional, modelado en médula vegetal, que aún perdura, aunque retocado y al que se sustituyó la cruz por la actual. En la campaña de verano de ICROA, se acordó trasladar los grupos al Corona de Espinas de Madrid, para su limpieza técnica y consolidación, nada más. Pero, ¿dónde se encontraba el Crucificado primitivo? Al fondo de la basílica colgaba uno de besapiés, típico a la entrada de muchos templos. Una observación casual, me hizo advertir lo extraño y desproporcionado del perizómata o paño de pureza, algo desprendido, que evidenciaba no ser el original, ni parte de la talla. El hermano Javier observó también el dato y fue más allá, terminando de desprender el postizo, que dejaba ver el primitivo de la talla, muy escueto, razón tal vez del suplemento. Detrás de esto quedaban más en evidencia sucesivos repintes y la sospecha que era el de los Koeman que andábamos buscando. A la Comunidad pareció bien encargar su restauración. Sebastián, que además de historiador erudito unía afición litúrgica, dejó caer lo inconveniente de suprimir una devoción enraizada. La solución fue expeditiva: terminados los trabajos de restauración en Sevilla, se encargó al profesor Luca de Tena la copia, por vaciado, en resina. Pepe, el carpintero de casa, GUADALUPE. Cristo yacente, Egas Cueman (s. XV)

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como tantas veces, labró la cruz, exacta a la original y se colocó el duplicado en el mismo lugar, donde ha permanecido hasta la ubicación posterior del cuadro de Juan Manuel Núñez. Con el original restituimos el Calvario completo, que Álvarez Rojas no dudó en darle la cabecera del nuevo museo. En éste, aún continúa en su ubicación primera el maravilloso Yacente, que lució en la Magna Exposición del Centenario de Isabel La Católica en Toledo. En la mal llamada Capilla de los Siete Altares —en realidad pensada para Panteón Real—, sus siete nichos acogían una abigarrada dispersión de imágenes de toda clase de épocas y estilos. En uno de ellos, colocado en su hornacina procesional y bien arropada de sudarios, se situaba un Yacente, venerado por la feligresía en la procesión culminante del Viernes Santo. Al observarlo un día con detención, pude comprobar la presencia activa de xilófagos en torno a boca y nariz. Sin más, tiré de sudarios y pude comprobar el estado de la talla, muy repintada. Lo de los xilófagos fue determinante para mandarla al hospital. Los estudios previos dieron como resultado, no uno sino múltiples repintes, según gusto y época de los cofrades. Las primeras pruebas para llegar a la policromía original dieron como resultado la inconveniencia técnica de hacerlo con disolventes químicos, lo que lleva a los restauradores a una decisión delicadísima: hacerlo a punta de bisturí. Previamente desinsectado y rellenos los túneles de los insectos con inyectables de consolidarte, nos devolvieron la obra, ya sin lugar a duda, de Egas Koeman, al que, como siempre, los monjes de Guadalupe habían requerido de la Dives Toletana, para encomendarles proyectos. Por aquellas fechas, la UEX celebró un congreso de Historia de la Medicina y algunos destacados especialistas pasaron por Guadalupe. La afirmación era unánime: la perfección logra-


aulacapitular da en la expresión del rigor mortis evidenciaba el conocimiento de moribundos y cadáveres por los autores, tal vez en los cercanos hospitales de san Juan. Me tocó acudir personalmente a Sevilla para recoger la obra restaurada. Mi deseo de repetir la experiencia del Crucificado, haciendo copia del original, no resultaba prudente dado el daño de los bichitos en el rostro, que podría habernos llevado a consecuencias no deseadas. El embalaje, minucioso y garante para un traslado, daba a primera vista la impresión de un féretro. Yo había llevado para el caso el Mil quinientos Berlina, y con los asientos traseros abatidos quedaba el espacio suficiente para el embarque. Mi inquietud se cernía sobre un hipotético control rutinario, para lo cual iba provisto de toda clase de documentación. Había que ponerse en todo. También, ante el riesgo de sustracción y, por tanto, estudiar las indispensables paradas en la Ruta de la Plata. Elegí un restaurante de carretera que se anunciaba, sin más. Busqué aparcamiento debajo de un ventanal del comedor para tener a vista y me dispuse a tomar algo rápido. Pronto advertí que la elección de lugar era equivocada, y me apresuré a corregir el engaño. Otra vez al volante y, con mi tesoro como único acompañante, enfilé carretera hacia las Villuercas, para devolver al Santuario uno de sus tesoros. Supe en Sevilla que, concluido el minucioso trabajo de Silvia Martínez y García-Otero, desfiló por el taller el mundillo de Bellas Artes para admirar la obra recuperada. En realidad, nos hallamos ante una culminante del autor bruselense. Y, como en las Florecillas: «En alabanza de Cristo», gloria de la Morenita y tanto ganado para el Patrimonio cultural.

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Pura y Limpia

Virginidad: don y desafío Sor Inês da Santíssima Trindade, OIC Monasterio de Campo Maior

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o está de moda hablar de castidad o virginidad en nuestros días. Parece un tema sacado de tiempos remotos, anticuado y que no se encuadra con el paradigma de la sociedad actual. «¿Virginidad, en el siglo XXI? ¿Y eso existe todavía? No será en personas normales… pero ¿que sentido tiene? ¿Para qué?, ¿con que finalidad?» En este pequeño artículo, no tenemos la pretensión de contestar a interrogantes tan profundos, que salen de lo íntimo del ser humano y tocan cuestiones vitales. Si nuestros lectores nos permiten, tan sólo nos proponemos presentar un modelo de virginidad: María, la Madre del Corazón Puro. Si nos detenemos un poco a reflexionar, vemos que la virginidad entendida solamente en el ámbito físico, por si sola no es válida; o sea, si alguien se propone un estilo de vida virginal sin darle otro sentido que la ascesis o la continencia, eso no es virginidad. La falta de percepción del sentido primero que lleva alguien a vivir en castidad «por el Reino de los Cielos», es lo que, con razón, origina desconcierto por parte de algunas personas. En la Virgen Inmaculada está patente la auténtica fuente de la virginidad: la intimidad con Dios en el escondimiento y oculto del ser. En efecto, las Constituciones Generales da la Orden de la Inmaculada Concepción presentan hermosos artículos para poner de manifiesto esta realidad: «La opción de María por el estado virginal constituyó una elección valerosa, llevada a cabo para consagrarse totalmente al amor de Dios y ser testigo activo del amor que edifica a Cristo en los corazones». (CC. GG. 50, 2) Seguir a Cristo Virgen y a María Virgen fue un anhelo de Beatriz da Silva que se concretó al fundar una Orden en honor de la Virgen Inmaculada. La hermana concepcionista realiza el seguimiento de Cristo, a ejemplo de María, procurando vivir sus actitudes en la vida ordinaria (Cf. CC. GG. 9, 2 y 13). De este modo, la concepcionista está llamada a ser testigo del don maravilloso que Dios concede a algunos de vivir desde el Amor, la opción por la virginidad. No sale de nosotras vaciarnos de todo para llenarnos de Dios, querer amarlo en todo momento y con todas las fuerzas: y eso es virginidad. No sale de nosotras mantener puros los sentidos, en especial el corazón: y eso es virginidad. No sale de nosotras amar a las hermanas con un amor sincero, oblativo y sin medida: y eso es virginidad. Como dice san Pablo, fue él quien nos amó primero. Del mismo modo la virginidad consagrada es mera respuesta al Amor exclusivo de Jesús por cada una de nosotras. Respondiendo con amor al Amor más grande intentamos hacer de nuestra vida un himno de alabanza a la Santísima Trinidad. En medio de fragilidades humanas, hay el fuerte desafío a la apertura, al no centrarnos en nosotras mismas, a hacer crecer entrañas maternales fecundas para toda la humanidad. Se experimenta que siguiendo a Cristo y a María Virgen, se nos concede poco a poco vivir unificadas, en una libertad profunda del ser, pero también en una conversión continua, dispuestas a empezar cada mañana. Realizando plenamente nuestra consagración virginal, seremos en verdad señal luminoso que apunta a «los nuevos cielos y a la nueva tierra».

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La Inquisición en el monasterio de Guadalupe (I)

LA CARTA DE COMISIÓN DEL INQUISIDOR FRANCISCO SÁNCHEZ DE LA FUENTE Manuel Herrera Vázquez Licenciado en Historia

Ilustraciones de Mystères de l´Inquisition, M. V. de Féréal, París 1845

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niciamos con este artículo la publicación de una serie de seis documentos relativos a la Inquisición llevada a cabo entre los monjes del monasterio de Guadalupe en el verano de 1485. En tanto que terminamos el libro que estamos escribiendo sobre este asunto, hemos decidido ofrecer al público varios documentos inéditos para que se forme una idea exacta de los aspectos legales de este proceso inquisitorial. Los seis testimonios son los que siguen: 1. º Carta de comisión del inquisidor Francisco Sánchez de la Fuente (2-iii-1485). 2. º Carta de edicto de los padres visitadores inquisidores (30-vi-1485). 3. º Carta de comisión de fray Tomás de Torquemada (5-vii-1485). 4. º Breve absolutorio del papa Inocencio viii (18ii-1486). 5. º Carta de excomunión de fray Gonzalo de Toro (15-iv-1486). 6. º Carta de comisión de fray Tomás de Torquemada (18-vii-1486). El primer documento que publicamos es la carta de comisión que el inquisidor sevillano Francisco

Sánchez de la Fuente (†1498), venido desde Ciudad Real a Guadalupe para entender en el negocio de la Inquisición contra los legos de la puebla, entregó al prior del monasterio, fray Nuño de Arévalo, para que pudiera hacer inquisición entre sus monjes. En 1485, se efectuaron en Guadalupe dos inquisiciones: una, contra los conversos legos de la puebla, que duró casi todo ese año; y otra, contra los frailes del monasterio, que duró poco más de un mes, del 30 de junio al 4 de agosto. Durante los treinta días del «término de gracia» concedido a los judaizantes laicos para confesar sus errores ante los inquisidores, entre el 28 de diciembre de 1484 —día en que fray Juan de Trujillo leyó el «sermón de la fe»— y el 4 de febrero de 1485 —en que tuvo lugar la audiencia pública en la casa de la Buena Cristiana (actual calle Nueva de los Capellanes, n.º 26) para anunciar la ceremonia de reconciliación, que se habría de celebrar el domingo 13 del mismo mes—, Francisco Sánchez de la Fuente allegó información valiosa acerca de las herejías tanto de los propios conversos de la puebla de Guadalupe como de algunos religiosos del monasterio, así vivos como difuntos. De ello nos informa fray Juan de Antoñana, quien afirma en su deposición que «el inquisidor le avía dicho a fray Fe-

1.- Los manuscritos que nos han conservado el mencionado proceso son el C-266 del Archivo del Monasterio de Guadalupe (AMG 266), que contiene las declaraciones de los frailes, aunque no los procesos particulares de los que fueron juzgados y sentenciados; y algunos expedientes de los legajos 1423 y 2160 de la Sección Clero regular-secular del Archivo Histórico Nacional, que incluyen sólo los mencionados procesos. 2.- Véase Diego de Écija, OSH, Libro de la invención de esta santa imagen de Guadalupe, y de la erección y fundación de este monasterio, y de algunas cosas particulares y vidas de algunos religiosos de él, Cáceres 1953, pp. 338-346; Gabriel de Talavera, Osh, Historia de Nuestra Señora de Guadalupe, Toledo 1597, Lib. II, cap. XXVI, ff. 90v-91r; Fidel Fita, «La Inquisición en Guadalupe», Boletín de la Real Academia de la Historia 23 (1893) 283-343; Vicente Barrantes, Virgen y mártir. Ntra. Sra. de Guadalupe. Recuerdos y añoranzas, Badajoz 1895, t. I, pp. 198-236; y Gretchen D. Starr-Lebeau, In the Shadow of the Virgin. Inquisitors, Friars, and Conversos in Guadalupe, Spain, Princeton 2003. 3.- Véase Albert A. Sicroff, «Clandestine Judaism in the Hieronymite Monastery of Nuestra Señora de Guadalupe», en Studies in honor of M. J. Benardete (Essays in Hispanic and Sephardic Culture), Nueva York 1965, pp. 89-125; Moisés Orfali, «Establecimiento del estatuto de limpieza de sangre en el monasterio de los jerónimos de Guadalupe», en Actas de las Jornadas de Estudios Sefardíes, Cáceres 1981, pp. 245-250; Julie A. Evans, Heresy as an Agent of Change: Inquisition in the Monastery of Guadalupe, tesis doctoral, Univ. de Stanford, 1998; Gretchen D. Starr-Lebeau, Op. cit., pp. 117-121; y Manuel Herrera Vázquez, «Fray Gonzalo de Alcalá la Real y la Inquisición en el Monasterio de Guadalupe, 1485-1486», en Alcalá la Real. Estudios. Actas del II Congreso. Homenaje a Francisco Martín Rosales, Alcalá la Real 2013, pp. 179-188. Aprovecho la ocasión para indicar que, a causa de los “duendes” de la Informática, todas las 79 notas que acompañaban al texto de esta mi ponencia presentada al mencionado Congreso han desaparecido al ser impresas las Actas. El lector interesado puede solicitármelas en mhv1959@gmail.com.

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scriptoriumguadalupense / 11 rrando [de Úbeda, vicario] que le dezían allá fuera que avía en esta Casa algunos herejes frailes» (AMG 266, fot. 102). En efecto, era vox populi, no sólo en la misma puebla sino en lugares alejados, que los «frailes de Guadalupe eran herejes», según declaró el mismo fray Juan de Antoñana, a quien se lo había dicho un monje del monasterio de La Sisla (AMG 266, fot. 103). También fray Juan de Antoñana atestiguó que su tío, fraile franciscano, le había dicho que «avía, sin duda, algunos herejes en esta Casa [Guadalupe]» (AMG 266, fot. 103). Fray Juan de Carranza depuso que, estando en Guadalajara hablando con un clérigo y tres escuderos, estos le manifestaron su sorpresa de que pusieran a fray Diego de Marchena como confesor, ya que era un hereje. Asimismo, declaró que, medio año después de esa conversación, escuchó el mismo comentario a unos escuderos en el monasterio de san Bartolomé de Lupiana (AMG 266, fot. 79). Fray Juan de la Puebla comentó a fray Juan de Andújar que, estando en Alicante, le habían dicho que ya habían quemado a fray Diego de Marchena (AMG 266, fot. 33). Fray Velasco de Villatoro, muy beligerante con la presencia de cristianos nuevos en la Orden de san Jerónimo, afirmó en su deposición haber «oýdo dezir que los seglares dizen que todos los d´esta Casa [Guadalupe] e de La Sisla e Madrid [El Paso] somos herejes» (AMG 266, fot. 222). Por último, el albañil Gonzalo Fernández le dijo a fray Pedro de Ocaña, viniendo ambos de El Rincón, que se maravillaba de que permitieran a fray Diego de Marchena ser confesor, pues era del linaje de los conversos (AMG 266, fots. 38-39). Por ello, seguramente a mediados del mes de febrero, cuando hubo finalizado todo el proceso de reconciliación de los legos, el Dr. Sánchez de la Fuente presentó a fray Nuño de Arévalo su carta de edicto para «meter la mano e fazer inquisiçión d´esta herética pravidad dentro del monesterio e personas d´él, por virtud de los poderes apostólicos a él concesos» (AMG 266,

Recibimiento del gran Inquisidor

fot. 1), extendiendo de esta manera su actividad a los religiosos. En ella concedía un plazo de veinte días a los monjes para que le fuesen a declarar lo que supieran sobre herejías, tanto de sí mismos como de otras personas, so pena de sentencia de excomunión. Sin embargo, fray Nuño «le suplicó con muy grand instançia» que aplazara su decisión y suspendiera las censuras y excomuniones hasta que consultara el asunto al general de la Orden de los jerónimos, fray Rodrigo de Orenes, prior de san Bartolomé de Lupiana, y «fasta que sobre aquesto por nuestra Orden fuese proueýdo de remedio convenible» (AMG 266, fot. 1). El Dr. Sánchez de la Fuente no opuso reparos, y fray Nuño de Arévalo hizo las consultas pertinentes. En tanto que el capítulo privado de la Orden decidía sobre la conveniencia, o no, de llevar a cabo una inquisición en el monasterio de Guadalupe, el Dr. Sánchez de la Fuente, convencido de que se debía realizar, entregó a fray Nuño de Arévalo una carta de comisión, fechada el miércoles dos de marzo de 1485, en la que le daba su consentimiento para que procediera enteramente en el “negocio” de la inquisición en el monasterio, castigan-

4.- Según estipulaba la instrucción III de las aprobadas el 29 de noviembre de 1484 en Sevilla, los inquisidores debían «publicar vn término de gracia con treynta o quarenta días, como más vieren» (Copilación de las Instructiones del Officio de la sancta Inquisición, Granada 1537, f. A3v). En Guadalupe fueron solo treinta. 5.-Diego De Écija, Op. cit., pp. 344-345. El sermón lo leyó fray Juan de Trujillo en la iglesia del monasterio, y en él se notificaba al pueblo la llegada de los inquisidores; al fin, se abrió un misal y todos los presentes juraron, levantando las manos y las voces, que dirían lo que supiesen y hubiesen visto y oído contra la fe católica. Por su parte, para la reconciliación, las personas salieron desde el hospital de san Bartolomé, también llamado de los Pobres, en procesión hasta la iglesia, con velas de cera en las manos, descalzos y flagelándose. Cuando concluyó la ceremonia, volvieron al dicho hospital. 6.-Fray Agustín testificó haber escuchado decir a fray Juan de Carranza que un converso honrado de Guadalajara afirmaba que en el monasterio de Guadalupe había un confesor que corrompía más que corregía a los conversos de la puebla. Y dijo hasta su nombre: fray Diego de Marchena (AMG 266, fot. 111). 7.-Esta carta de edicto no se ha conservado.

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Tribunal de la Inquisición

do a los culpables según Dios y su conciencia le dictaran (AMG 266, fots. 2-3), pues era su Ordinario y Superior. Se justificaba para no hacerla él mismo diciendo que no tenía tiempo para ocuparse de la inquisición a los frailes; lo cual nada tiene de raro si consideramos que él y el licenciado Pedro Sánchez de la Calancha, también venido a Guadalupe como inquisidor, tuvieron que leer doscientas treinta y tantas confesiones de otros tantos reconciliados legos durante los mencionados treinta días del «término de gracia». Del mismo modo, Sánchez de la Fuente consideraba que fray Nuño, por su propio oficio de prior, no podía dedicarse por entero a la inquisición de los legos; y que, en cambio, por residir en el monasterio, le sería fácil y cómodo entender y hacer inquisición en las personas de sus religiosos. Por ello, el doctor decidió repartir el trabajo con el prior: aquel se encargaría de la inquisición a los vecinos de la puebla, y éste, de la interna a los religiosos de su convento. No obstante, el inquisidor le pedía al prior que no dejara de lado la inquisición de los legos, pues toda ayuda era poca. De hecho, así ocurrió, pues

fray Nuño de Arévalo actuó como juez inquisidor en ciertos procesos a los legos, como los de Beatriz Núñez y Manuel González. También Sánchez de la Fuente colaboró en la inquisición en el monasterio, pues participó como consultor del tribunal que sentenció a fray Diego de Marchena y fray Diego de Burgos el Viejo (AMG 266, fots. 13-14). Por fin, el capítulo privado de la Orden de san Jerónimo y su general, fray Rodrigo de Orenes, decidieron realizar una inquisición entre los religiosos del monasterio de Guadalupe. A este capítulo privado asistió fray Nuño de Arévalo (AMG 266, fot. 141). El prior general, queriendo proveer justa, honesta y jurídicamente, encomendó con gran instancia la inquisición a fray Gonzalo de Toro, prior del monasterio de Montamarta (Zamora), y a fray Juan de San Esteban, vicario de La Mejorada (Valladolid), como visitadores inquisidores; y les ordenaba expresamente que tomasen por colega y asesor a fray Nuño de Arévalo, y a otras personas idóneas y discretas para que estuvieran presentes a la recepción de los testigos y en la examinación de la causa. Sabemos que fray Gonzalo y fray Juan ya estaban en Guadalupe haciendo su visitación ordinaria el viernes diez de junio de 1485, pues, según anota fray Diego de Écija, ambos se reunieron con fray Nuño de Arévalo, los padres diputados, los padres confesores y otros monjes viejos principales de la Casa, para acordar que los confesores señalados fuesen al día siguiente, del apóstol san Bernabé, a confesar a los nueve hombres herejes que habían de ser quemados en la hoguera ese mismo día en el primer auto de fe celebrado en Guadalupe. Los monjes de Guadalupe fueron informados en la mencionada visitación de que se iba a realizar una inquisición dentro del monasterio. Así lo manifiesta fray

8.- Albert A. Sicroff, Op. cit., p. 91, señala que fray Nuño persuadió al Dr. Sánchez de la Fuente para que no extendiera la inquisición a los monjes jerónimos. Pero, como hemos visto, el prior tan sólo le pidió un aplazamiento para consultas. 9.- Diego De Écija, Op. cit., p. 345. 10.-F. Fita, Op. cit., pp. 289-341. 11.-De acuerdo con la fecha de la carta de comisión que Sánchez de la Fuente entregó a fray Nuño (2-III-1485) y con la primera fecha conocida en que los padres visitadores estaban en Guadalupe (10-VI-1485), de la que hablaremos a continuación, el capítulo privado debió de celebrarse en alguno de los meses de marzo, abril o mayo de 1485. 12.-El capítulo general de la Orden celebrado en abril de 1483, el vigésimo segundo, ya había designado a fray Gonzalo de Toro diputado y visitador para Castilla, junto con fray Fernando de Córdoba, prior del convento sevillano de san Jerónimo de Buenavista. Véase Sophie Coussemacker, L’Ordre de Saint Jérôme en Espagne, 1373-1516, tesis doctoral, París 1994, t. II, pp. 98-99. 13.-Diego De Écija, Op. cit., p. 345. Ese mismo sábado 11 de junio fueron condenadas a cárcel perpetua Isabel Ruiz, Inés Gutiérrez y su hermana Aldonza. Además, fue quemada la estatua de Juan Alfonso Orejuela.

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scriptoriumguadalupense / 13 Pedro de Salamanca en su deposición (AMG 266, fot. 211). Este mismo monje nos informa de que fray Diego de Écija el Lego le había dicho que fray Juan de Andújar había traído a Guadalupe el poder de los Reyes Católicos para hacer inquisición en la Orden de san Jerónimo. Con todo, hay que tener en cuenta que el Dr. Sánchez de la Fuente no podía subdelegar su poder en otra persona para inquirir sobre la herética pravedad, ya que esa potestad la tenía -además del Papa (autoridad apostólica) y los Reyes Católicos (autoridad ordinaria)- el inquisidor general, fray Tomás de Torquemada. En este sentido, la carta de comisión del inquisidor sevillano carece, en última instancia, de valor legal, y debe ser considerada tan sólo como un acto de cortesía hacia fray Nuño de Arévalo, si no es un simple error de procedimiento en un tiempo en que la Inquisición moderna estaba aún en sus inicios y quedaban muchos asuntos por concretar, a pesar de que ya estaban en vigor las Instrucciones aprobadas en Sevilla en noviembre de 1484, en cuya elaboración había participado el propio Francisco Sánchez de la Fuente. Del mismo modo, la Orden jerónima tampoco podía designar inquisidores, aunque sí visitadores para enmendar, corregir y castigar las negligencias y culpas cometidas en sus propios monasterios. Por ello, Torquemada tuvo que enviar con posterioridad una carta de comisión, confirmada ante notario público y dos testigos el 5 de julio de 1485, en la que subdelegaba su poder en fray Gonzalo de Toro y fray Nuño de Arévalo. Pero de eso hablaremos en la entrega tercera de esta serie.

damente Vuestra Paternidad podrá entender e hazer la inquisiçión en las personas de vuestros religiosos e conuento, si en algo es menester, por la presente ruego e requiero e exorto a Vuestra Reuerenda Paternidad que vos plega de entender en la inquisiçión del dicho vuestro monesterio e personas singulares e particulares d´él, pues soys su Ordinario e Superior. Que en quanto a mí es y puedo e deuo de Derecho, yo vos la remito y, si nesçesario es, lo cometo y dó para ello mi asenso e conseio e consentimiento para que enteramente podáys proçeder e hazer la dicha inquisiçión en las dichas personas de vuestros frayles e súbdictos de dentro del dicho vuestro monesterio, e punirlos e castigarlos segund Dios e vuestra consçiençia vos ditare e diere a entender, hasta leuarla a deuida execuçión. Non por esto vos apartando de la inquisiçión de los legos vecinos d´esta puebla, pues, considerando el tiempo, podréys en todo aprouechar. E esto digo asý commo juez apostólico dado e deputado para entender en este offiçio de la sancta Inquisiçión en esta villa e puebla de Guadalupe, porque mejor se pueda fazer a seruiçio de Dios e bien e prouecho de todos los que en ella biuen e descargo de sus consciençias e de las nuestras. Fecha a dos días de março año del nascimiento de Nuestro Saluador Ihesuchristo de mill e quatroçientos e ochenta e çinco años. Vester ut filius obidiens preceptis. Franciscus, doctor.

Apéndice documental Fuente: AMG 266, fotografías. 2-3. [Fot. 2] Síguese vn traslado de la carta de comisión que el doctor Francisco Sánchez de la Fuente, inquisidor, dio a nuestro padre fray Nuño de Arévalo, prior d´este monesterio. Rreuerendo señor Prior: Según la occupaçión yo tengo en entender en este negotio de la santa Inquisiçión d´estos vuestros súbdictos, vecinos d´esta puebla de Guadalupe, commo Vuestra Reuerençia sabe y vee, non puedo interuenir con [Fot. 3] Vuestra Reuerenda Paternidad en la inquisiçión de vuestro monesterio e conuento, nin vós, señor, por vuestro hábito e religión podéys tan enteramente entender conmigo en la inquisiçión de los legos, y pues vuestra continua residençia es con vuestro conuento, y más honesta y cómo-

Auto de fe

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Los bienes de Hernán Cortés Arturo Álvarez Álvarez

de la Academia Sevillana de las Buenas Letras

Cuernavaca (México), verano de 2013

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bsequiada una copia por María Teresa Hernández, mexicana y profesora de Lenguas Clásicas y Modernas en la Universidad de Houston (USA), he ocupado este verano en leer y extractar un trabajo intercalado en el volumen XXVII Publicaciones del Archivo General de la Nación (pp. 225-299) que, bajo el título «Documentos inéditos relativos a Hernán Cortés y su familia», (México 1935), nos ofrece el inventario completo de los bienes dejados por Cortés en su marquesado al fallecer. FECHAS BIOGRÁFICAS Hernán Cortés Monroy Pizarro Altamirano nació en Medellín de Extremadura el año 1485 y falleció en Castilleja de la Cuesta (Sevilla), el día 2 de diciembre de 1547. 1523: Dos años después de conquistar la capital mexicana se domicilió en Tlaltenango, pueblo azteca adjunto a Cuernavaca. 1528: Viaje a España ––con larga escala en Guadalupe para tener novenas de gratitud y donar ricos presentes a la Virgen Morenita—– para sincerarse con el Emperador. 1529: Carlos I le concedió el marquesado Hernán Cortés, lienzo de Augusto Ferrer-Dalmau (Barcelona 1964) del Valle de Oaxaca, con 22 pueblos, 4.100 kms. de tierra y 23.000 vasallos. 1529: Casamiento con Juana Ramírez Zúñiga de Arellano, hija del conqués del Valle de Oaxaca y falleció de de Aguilar. en 1589. 1530: Regreso a la Nueva España, con su esposa. María Cortés.- Nació en Cuerna1530: Estreno de su castillo/palacio de Cuernavaca, construido en los vaca entre 1533-1536. Planeada su años 1526-1529. boda con un Osorio, éste desistió, 1540: Regreso definitivo de Cortés a España, acompañado por su hijo ocasionando un gran disgusto a su Martín. padre, lo que parece influyó en su 1547: Fallecimiento de Cortés en Castilleja de la Cuesta (Sevilla) y se- muerte. Al fin María se casó con pultura en la iglesia del monasterio jerónimo de Santiponce; primera de Luis de Quiñones, V conde de Luna. sus nueve enterramientos. Catalina Cortés.- Nació en Cuernavaca entre 1533-1536. Finó, HIJOS LEGÍTIMOS DEL MATRIMONIO HERNÁN CORTÉS Y JUANA RAMÍREZ soltera, en Sevilla, después del faLuis Cortés.- Nació en Texcoco y murió apenas nacido. llecimiento de su padre Hernando. Catalina Cortés.-Nació en Cuernavaca en 1531 y falleció poco después. Sus restos y el de su madre reposan Martín Cortés.-Nació en Cuernavaca el año 1532. Fue el segundo mar- en un convento femenino de Sevilla.

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scriptoriumguadalupense / 15 Juana Cortés.- Nació en Cuernavaca entre 1533-1536. Se casó en 1564 con Fernando Enríquez de Ribera, II duque de Alcalá. PODERES PARA HACER EL INVENTARIO DE BIENES «En la muy noble, insigne e muy leal cibdad de Tenuxtitlán, México, desta Nueva España, primero día del mes de julio, año del nacimiento de Nuestro Salvador Jesuchristo, de mil e quinientos e cuarenta e nueve años, ante mí, Francisco Díaz, escribano de Su Magestad e del Abdiencia Real desta Nueva España, e de los testigos que conmigo a ello fueron presentes, el señor licenciado Juan Altamirano, en nombre del muy ilustre señor don Pedro de Arellano, conde de Aguilar, tutor e curador de la persona e bienes del muy ilustre señor don Martín Cortés, marqués del Valle, e por virtud del poder que dél tiene como tal tutor e curador, otorgó que en su lugar y en el dicho nombre sostituía e sustituyó el poder que del dicho señor conde de Aguilar tiene en Juan de Villaseñor, criado Anónimo. Encuentro de Cortés y Moctezuma II en Tenochtitlan del dicho señor marqués del Valle, que está presente, para que en su lugar y en el dicho nombre pueda hacer y haga inventario de todos los bienes muebles e raíces e semovientes que CAPILLA DEL INGENIO Los bienes que se hallaron en la quedaron e fincaron por fin e muerte del muy ilustre señor don Hernando capilla del Ingenio azucarero eran: Cortés, marqués del Valle que sea en gloria e que pertenezcan al dicho señor don Martín Cortés, como a su hijo legítimo y heredero, e otros cualquier bie«Ítem se halló en lo alto de la casa nes el cual inventario pueda hacer e haga el dicho Juan de Villaseñor en todas del dicho ingenio un ornamento para las villas e lugares del dicho señor Marqués del Valle y en otras cualesquier decir misa, que fue un cáliz de plata partes e lugares desta Nueva España...» con su patena. Ítem dos ampolletas de plomo. Ítem una casulla de damasco, INGENIO DE TLALTENANGO usada. Ítem una alba y dos paños Fue el primer Ingenio azucarero establecido en la Nueva España, construido blancos. Ítem una estola e un amito por el gran conquistador Hernán Cortés en las afueras del pueblo Tlaltenango el de terciopelo azul, usada, aforrada en año 1523; fecha en que, después de la conquista de la capital del imperio azteca, bocacín encarnado. Ítem unos manse avecinó aquí y en que el piadoso extremeño construyó la primera iglesia ca- teles de altar, de lienzo de la tierra. tólica de la América continental, bajo la advocación de san José —cuya valiosa Ítem un frontal de damasco blanco, imagen llevó de España y aún preside el altar a él dedicado—; a pocos metros con orla de terciopelo azul a los lalevantó el segundo templo, dedicado a san Jerónimo. Y para disponer de agua dos. Ítem dos paños de lienzo blanco. abundante para los moradores de este poblado y establecer un potente ingenio, Ítem un misal romano, mediano, ya Cortés ya había construido un sólido acueducto de piedra volcánica, tomando usado. Ítem una campanilla de metal. el agua de una gran cascada del próximo poblado de Santa María Ahuactitlán, Lo cual todo estaba en una caxuela de con un recorrido de 1. 688 metros y 333 arcos con pilastrones para salvar los madera, con su llave». desniveles del terreno y cruzar las barrancas que abundan en el recorrido hasta En el Ingenio de Tlaltenango traSan Jerónimo. bajaban 75 esclavos negros ladinos Extrayéndolo del inventario de los bienes de Hernán Cortés, sabemos que —ladino era el negro que, además este ingenio, se construyó «dentro de una casa fuerte y grande, de cal y canto, de su idioma nativo, hablaba el escon altos y baxos, rodeados de otra ídem y otras muchas casas a la redonda pañol— y 169 indios. Entre los edidel ingenio a cales e de adobe, donde están españoles e los esclavos e gente de ficios próximos al Ingenio estaba la servicio del dicho ingenio» Tenía una colosal chimenea de 36 metros de altura casa de la fragua en que trabajaban —que, por fortuna, aún se conserva, conocido en México como Chacuaco, en 171 negros ladinos y otros 54 esla zona militar de Bellavista(Tlaltenango)– y dos potentes prensas. clavos, entre ellos el portugués Blas

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García y un Marcos mozambiqueño. En la casa para purgar el azúcar había 27. 013 panes de azúcar y otras 15.424 arrobas. Ganadería: 24 caballos y potros, 111 puercos, 120 bueyes y 40 novillos sin domar, 100 ovejas y 2 caballos para el servicio del Ingenio.

plata, e dorado todo, que dixeron ser hecho de indios, por quintar, que pesó cuatro marcos e seis onzas. Ítem 2 candeleros de plata, ochavados, que pesaron cinco marcos e seis onzas, quintados. Ítem 2 vinajeras de plata, nuevas, labradas e cinceladas e quintadas, que pesaron cuatro marcos e cuatro onzas; 2 vinajeras de plata, otras quebradas e una campanilla, que pesó tres marcos e dos onzas. Ítem un hostiario de plata, quintado, vaciadizo, que pesó tres marcos. Ítem un cáliz de plata, con su patena, que pesó dos marcos e seis onzas. Ítem un plato chiquito de plata, quintado, que pesó un marco e tres onzas, e cuatro reales. Ítem una casulla de terciopelo azul, con una imagen de Nuestra Señora, bordada de oro, e plata e seda, sobre raso carmesí, nueva e rica, e a la redonda con un letrero bordado del dicho oro e plata e seda. Ítem otra casulla de raso carmesí, bordada con una letras que dicen: Jesuchristo, e a la redonda unas letras azules con hilo de oro e plata e cordones de san Francisco, por orladura, nueva e rica. Ítem una casulla de damasco naranjado, bordada sobre terciopelo azul, e la bordadura de carmesí raso e oro, ya usada. Ítem otra casulla de terciopelo negro, demediada, con una fa-

CASAS EN CUERNAVACA «En la villa de Cuernavaca, ocho días del mes de julio, año del nacimiento de Nuestro Salvador Jesuchristo de mil e quinientos e cuarenta e nueve años, este dicho día, estando en las casas de la morada de la muy ilustre señora doña Juana de Zúñiga, marquesa del Valle, ante mí se presentó el escribano Francisco Díaz, escribano de Su Magestad del Audiencia Real de la Nueva España…, con voluntad de cumplir la orden de Su Magestad, manifestó a don Juan de Villaseñor y demás señalados “que quería luego entrar donde la dicha señora estaba para hacer lo susodicho; y estando en lo alto de la dicha casa, en los corredores della, e queriendo entrar donde su señoría estaba, salió a los dichos corredores el padre fray Antonio de Zúñiga, su hermano, de la Orden del señor Santo Domingo, e dixo que con su señoría, la dicha señora marquesa, no se había de hacer ningún auto ni haberle, porque ella no era parte para ello ni se me había de consentir”; e así se me impidió a entrar a hacer con la dicha señora marquesa el dicho auto pedido por el dicho Juan de Villaseñor en los dichos nombres: Testigos Francisco Díaz, escribanos de su Magestad. E luego yo, el dicho escribano, dixe al dicho fray Antonio de Zúñiga que puesto no se me dexaba entrar a hacer el dicho auto con la dicha señora marquesa, que se me diera lugar para ello con su camarera; el cual dixo e respondió que su señoría tiene mandado a la dicha su camarera doña Lucía de Paz haga el dicho inventario e manifieste ante mí, el dicho escribano, todos los bienes que hay en las casas de su morada, teniendo Villaseñor que contentarse con el inventario realizado con la camarera de la Marquesa, doña Lucía de Paz». La capilla Por el interés del gran número de ornamentos sacros y otros utensilios para la celebración del culto divino en la capilla (Repostería, en el inventario), ubicada en la parte superior de las casas, lo ofrecemos íntegro: «Primeramente 4 platos de plata, medianos, llanos, que pesaron doce marcos e tres onzas. Ítem 8 platelillos medianos, de plata, llanos, que pesaron once marcos e dos onzas. Ítem un aguamanil con su sobrecopa, llano, que pesó cuatro marcos e siete onzas, cincelado, que pesó tres marcos e cinco onzas. Ítem una escudilla de falda e otra de orejas, de plata; pesaron ambas dos marcos e seis onzas. Ítem un candelero de plata, quebrado e deshecho, e una paletilla de plata, que pesó todo un marco e siete onzas. Ítem 2 tazas de plata, llanas, e una copilla con su sobrecopa, llanas, que pesó todo cuatro marcos e una onza. Ítem 2 candeleros de plata en una pieza, e ocho cucharas, todo llano, que pesó todo seis marcos e seis onzas, toda la cual dicha plata, de sus declarada estaba quintada, e 3 platelillos medianos, quebrados, no estaban quintados. Ítem una cruz dorada con un crucifijo e su pie de Escena de la industria azucarera, grabado de Theodor de Bry (1528-1589)

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scriptoriumguadalupense / 17 xa de raso negro. Ítem otra casulla de damasco blanco, con una faxa de damasco azul en medio, vieja. Ítem un frontal de terciopelo negro, viejo. Ítem un frontal de damasco encarnado, demediado, llano. Ítem otro frontal de damasco naranjado, CUERNAVACA (Méjico). Casa de Hernán Cortés llano, demediado. Ítem un paño de damasco blanco, con una cruz de damasco colorado por medio, e una franja de seda azul por guarnición a la redonda, el cual dicen servir de ir encima del Santísimo Sacramento, demediado. Ítem otra alba con faldones de damasco naranjado, bordado con unas letras que dicen: Jesús, de tela de plata, con su amito, usada. Ítem otra alba con sus faldones bordados de amarillo, y en campo negro tres coronas con una estola de damasco azul, usada. Ítem una estola de terciopelo viejo, negro, con su manípulo. Ítem otra estola blanca, usada, con su manípulo. Ítem otra alba vieja, blanca, y en ella, en lugar de faldones, labrado con seda negra, digo leonada. Ítem otra alba blanca, vieja, labrada con seda azul. Ítem otra alba labrada con seda verde, ya usada, con su amito. Ítem 2 libros grandes de canto llano, guarnecidos de cuero naranjado, nuevos. Ítem un libro psalterio romano, de cuarto de pliego de papel, con su pergamino. Ítem 4 libros de canto de órgano, de un dedo de alto, dorados. Ítem otros cuatro libros de canto de órgano, más chicos, de la misma suerte, nuevos. Ítem un frontal viejo, de terciopelo carmesí. Ítem un misal guarnecido de terciopelo azul. Ítem un frontal de damasco blanco, demediado, con las frontaleras de terciopelo azul. Finalmente, como muestra de los enseres de la casa ofrecemos un extracto del inventario: Paños tapiz: 12. Alfombras: 14. Antepuertas: 8. Guadamecíes: 13. Doseles: 34. Cofres: 3. Criados: 25 entre negros ladinos e indios en las casas de la marquesa. Ganados Caballeriza de la casa: 27 caballos y mulas, 100 ovejas y 306 caballos y yeguas. Huerta y molino: 306, entre caballos y mulas, al cuidado de 3 negros en la caballeriza. Ganado vacuno: 790 cabezas. Otras estancias ganaderas más importantes —Xomulco: Séptima parte de 13 pedazos de caña de azúcar. —Taltizapán: Dos casas grandes, de piedra y cubierta de paja y un corral de piedra para yeguas: 107 mayores, de vientre, con hierro del marqués 59 potrancas, 7 mulas y dos muletos, 54 potros, y tres cuidadores, uno negro y dos indios. —Yautepec: Huerta con gran cantidad de granados, membrillos, higueras, cedros, limas, limones y algunas morales, dos casas grandes de adobe y cubierta de pajas y otras dos casas ídem; tierras para trigo y 4 caballos garañones. —Acapixtra: Huerta con muchos membrillos y manzanos de Castilla y perales e higueras y una viña de mil cepas.

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—Atelinca, en Mazatepeque: 195 cabezas de vacas mayores, 73 cabezas de becerras grandes, 64 cabezas de becerras chicas, 11 toros, 91 cabezas de novillos, al cuidado de un esclavo morisco y 30 esclavos indios. —Estancia de vacas en Atelinca: 195 vacas, 73 becerras mayores, 73 pequeñas, 6 toros, 91 novillos, 64 becerros chicos y cuatro esclavos negros para cuidarlos. —Estancia de potros en Atlicaca: Tres casas de piedra, dos de ellas cubiertas con paja, y corral grande de piedra con dos apartamentos y 61 potros de varios colores, 2 caballos y 18 sementales de entre 2/4 años. Moreras Para cultivar los gusanos de la preciada seda, Cortés tenía, al fallecer, 37. 226 moreras en diferentes fincas suyas, aunque más de la mitad (15. 424) las cultivaba en el sitio de Tlalcocuaya. La confiscación de los bienes del marquesado del Valle de Oaxaca por el Gobierno de México se produjo el 12 de octubre de 1809.

TLALTENANGO. Colosal chacuaco del primer Ingenio azucarero instalado por Cortés en América continental


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Visiones Viajeras de Guadalupe (y III)

EL ESPAÑOL ILUSTRADO, EL CAPITÁN INGLÉS Y EL RECTOR DE SALAMANCA Elisa Rovira López

E

Licenciada en Geografía e Historia. Investigadora

ntre los años 1772 y 1794 publica Antonio Ponz Viaje de España, en cuyo séptimo tomo cuenta su peregrinaje artístico a Guadalupe. El académico, uno de los pilares del reformismo cultural borbónico, unía a su enorme erudición la práctica del dibujo y la pintura, gracias a lo cual contamos con una hermosa estampa alegórica de la imagen de la Virgen, diseñada por él y grabada por Félix Prieto en 1789. EL ILUSTRADO ESPAÑOL ANTONIO PONZ Antonio Ponz Piquer (1725-1792) dedica a Guadalupe las cartas III y IV del citado tomo séptimo. En la primera, detalla el viaje desde Talavera por Calera, Alcolea, Puente del Arzobispo y Villar del Pedroso, ponderando las dificultades del último tramo, tras pasar por el Hospital del Obispo: «Las tres leguas de camino desde el hospital hasta Guadalupe son, como las antecedentes, montuosas, solitarias, tierra fecunda de su naturaleza, pero sin provecho para los hombres. Se concluye esta jornada de desierto con una bajada hasta el monasterio de las más terribles que he visto. El monte, a cuyo pie está situada la villa y el monasterio, tiene cultivo de olivos, sembrados, viñas, castañares, etc. Veremos qué hay de particular en este nombrado sitio y se lo comunicaré a usted en la inmediata carta.»1 Superado el miedo del trayecto final, su mirada de esteta obtiene recompensa con la vista del monasterio, cuya historia y dependencias pormenoriza, describiendo, casi como si pintara, los edificios y obras de arte más sobresalientes del conjunto. Ejerciendo de crítico, al entrar en la capilla de Santa Ana, señala cierta decadencia en el gusto de los monjes y apunta la posible autoría de las pinturas del retablo: «Lo primero que se encuentra a la entrada es una capilla en figura de pórtico, con un altar a la mano derecha, y es donde se administra la comunión al pueblo. El altar es de muy bella arquitectura, con dos columnas de orden dórico y su frontispicio. El cuadro que en él hay y representa a la

MADRID (R. A. de san Fernando). Autorretrato al óleo del abate Antonio Ponz Piquer

Sagrada Familia, si no es de Blas de Prado tiene mucho de su estilo. El tabernáculo, que debía ser lo mejor por lo que en él se deposita, es de pésimo gusto, ¿y creerá usted que encima de él hay un Niño Dios vestido de militar? Cosa bien ridícula en una iglesia de esta seriedad. Al lado del evangelio se ve un sepulcro antiguo con labores a la gótica y estatuas de mármol arrodilladas, el cual es de don Alonso de Velasco, presidente del Consejo y condestable de Castilla. En las paredes de esta capilla hay puestos muchos grillos de esclavos que se han liberado por intercesión de Nuestra Señora.»2

1.- Ponz, A., Viaje de España, en que se da noticia de las cosas más apreciables y dignas de saberse que hay en ella. T. VII.- 2ª ed. Madrid: Joaquín Ibarra, 1784; pp. 53-54. 2.- Ibídem, pp. 55-56.

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scriptoriumguadalupense / 19 Puntilloso e irónico, aclara a pie de página sobre el Niño del tabernáculo que hay noticia que se le ha mudado el traje. De acuerdo con los conceptos neoclásicos, el ilustrado gusto de Ponz se inclina con admiración ante las creaciones anteriores al barroco dieciochesco, del que abomina sin disimulo. Explica acerca del coro: «La sillería antigua del coro no sé de quién sería: la presente es un ridículo parto de la escuela churrigueresca; por lo menos, sus ornatos. En los respaldos, no tan extraños, se ven figurados los santos apóstoles con otras muchas imágenes de bajo relieve. En los ingresos del coro hay dos altares de buena arquitectura, con cuadros de Francisco Zurbarán, y representan a san Ildefonso y a san Nicolás de Bari. Las lámparas de plata que arden de continuo en esta iglesia pasan de ochenta.»3 Vuelve a expresarse en el mismo sentido cuando habla de la distribución del monasterio y menciona la iglesia de la Santísima Trinidad, a la que despacha con una sucinta y despreciativa nota: «El monasterio generalmente tiene poca regularidad en sus habitaciones, patios, escaleras, claustros, etc. Antiguamente debió de ser fortaleza, como se deja ver en diferentes torres y otras señales. Después se iría haciendo y deshaciendo en su recinto, según la necesidad o el capricho pedían. Contiene un seminario de gramáticos, con cuarenta jóvenes que estudian y son mantenidos en él. Unida a la fábrica de la iglesia hay una ayuda de parroquia con sacerdotes seglares, que es bastante grande; pero su arquitectura, altares y demás ornatos son muy extravagantes. Además de lo dicho, hay hospital, hospedería y una casa magnífica que llaman Los Palacios, donde se alojan personas distinguidas, mantenido todo con las rentas del monasterio.»4 Después de rebatir, no siempre con razón, las opiniones del jerónimo italiano Norberto Caimo, el docto viajero termina su relación sobre Guadalupe centrándose en el entorno y los recursos naturales de la zona. A Ponz le impresiona tanto el paisaje que, a pesar de las dificultades iniciales, vuelve a las Villuercas en la carta quinta para reconocer su fascinación por ellas. Antes, ha rematado su semblanza guadalupense en unos párrafos que traslucen claramente el espíritu reformista de los intelectuales ilustrados: «Quieren algunos que, en donde está hoy Guadalupe, hubiese un antiguo pueblo llamado Cecilia Germelina. Si es así, se puede conjeturar que el nombre de Cecilia se lo diese Quinto Cecilio Metelo, capitán y cónsul de la España Citerior, y que el de Germelina se le atribuyese por su gran fertilidad, que actualmente con-

serva, dimanada de la bondad de la tierra, de lo frecuentes que allí son las lluvias, de los muchos arroyos y ríos de sus contornos, de lo templado del clima; originándose de esto que lo más del año es una primavera, siendo más seguros que en otras partes los frutos de las plantas mayores, como son olivos, naranjos, limones y todo género de frutas. Son excelentes los vinos y, últimamente, las carnes, los pastos y demás semillas de estos contornos, que no ceden a las de ningún otro país. Pudiéndose añadir que, si a las cordilleras de los montes de Guadalupe se les diese todo el cultivo de que son capaces, podían ser tan útiles como una provincia entera. Ahora suministran todo género de caza de excelente sabor y con suma abundancia. Me detendría en hablar mucho más de esta frondosa tierra, pero es preciso cortar el hilo. Hay mucho que andar y que escribir, según el plan de mi viaje, y mañana muy temprano voy a atravesar de nuevo estos montes por distrito más poblado que por donde vine, según me informan. Si usted viniese conmigo, creo que no habíamos de salir de ellos en muchos días, pues nos darían motivo para formar mil proyectos en vista de su fecundidad. Nuestro Señor guarde a usted muchos años. Guadalupe, etc.»5 EL CAPITÁN INGLÉS WIDDRINGTON Corre el año 1843 cuando llega por segunda vez a España el capitán inglés Samuel Edward C. Widdrington (1787-1856), acompañado por el doctor Daubeny, profesor de Química y Botánica en la Universidad de Oxford. Vienen para estudiar la rentabilidad de las minas de fosforita descubiertas por Bowles, tiempo atrás, en Logrosán. Haciendo un descanso en su tarea, ambos deciden viajar a Guadalupe para conocer el monasterio. Apenas han transcurrido ocho años desde la exclaustración de los monjes jerónimos y ya son patentes las indeseables consecuencias de este forzado abandono, según lo que el propio Widdrington reconoce en su Spain and the Spaniards in 1843. Como es lógico, Widdrington se explaya en los aspectos de naturaleza relacionados con su trabajo. Sin embargo, en lo que respecta a Guadalupe, el interés de la narración radica en que es una de las primeras crónicas viajeras publicadas después de la exclaustración y en pleno proceso desamortizador. Conmovido por la belleza y el abandono del cenobio, manifiesta sus sentimientos: «Inmediatamente detrás del espléndido conjunto de apéndices que se acaban de mencionar, se alzan los edificios del convento, que son igualmente suntuosos y extensos. Hay dos grandes patios, uno de estilo ojival; el otro, decididamente de diseño árabe y, en el

3.- Ibídem, pp. 62-63. 4.- Ibídem, pp. 68-69. 5.- Ibídem, pp. 70-71.

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centro del patio principal, se ciones, ya que ninguna de ellas levanta una especie de templo posee un buen ejemplar de ese de arquitectura ojival. Estos gran maestro.»8 patios fueron diseñados anMás adelante, evalúa el nivel teriormente con jardines y toeconómico del extinguido modavía existen muchos narannasterio con estas aserciones: jos que florecen, incluso en «Después del milagroso dessu estado de abandono, auncubrimiento de la imagen, coque algunos años se hielan en mo cosa normal en estos casos, esta elevada región. Cuando la primera operación fue la de todo estaba en orden, este luconstruir una ermita o pequegar debió haber sido un perña capilla, que gradualmente fecto paraíso para los monjes, creció hasta convertirse en un ya que en el invierno apenas enorme complejo que permase siente el frío y, en el verano, neció intacto hasta la invasión padecen igualmente poco por francesa. Fue dotado sucesiel calor, así que la temperatuvamente con varias propiedara media durante todo el año des, hasta el punto que los fones deliciosa y extremadamendos en tierra de labor, bosques, te saludable.»6 pastos, rebaños de ovejas, bueyes y otros ganados, y casas, Y continúa: «La Virgen, incluyendo la vajilla, alhajas me dijeron, tenía no menos y otras propiedades personade cuarenta vestidos, rivaliles, se valoraron en alrededor zando todos ellos en esplende un millón de libras esterlidor y magnificencia. Había nas. Creo sinceramente que era una custodia y grandes canel monasterio más rico de Estidades de otros artículos de paña. Sus rebaños eran tan nuplata, y ochenta lámparas de Viaje de España, segunda edición (Madrid 1788) merosos que incluso el prínciplata estaban siempre encenpe Esterhazy podría concederdidas. Por supuesto, todas estas riquezas hace tiempo que han desaparecido, y les el rango de Príncipes Pastores que le fue denegado algunos generales franceses y otros que participaron a Lord Leister. Hace cincuenta años, según los escritores en los despojos de la guerra deben haber obtenido españoles, poseían ochenta mil ovejas, tres mil bueyes y una colección apreciable de artículos valiosos.» una proporción similar de otros animales.»9 Sus opiniones artísticas son, en ocasiones, desacerTras verificar la situación del monumento y del puetadas. Pero no puede negársele una gran sensibilidad blo, cavila sobre la ineficacia de las leyes desamortizaque le insta a proponer la conservación de algunos te- doras y habla sin cortapisas de la corrupción adminissoros, claro que expoliando todavía más al santuario: trativa española, que demuestra conocer muy bien: «La «La gran sacristía es una de las más hermosas de Espa- pregunta que se planteaba ahora era si el Gobierno haña, y es imposible no lamentar la inevitable ruina que bía actuado sabiamente al cerrar este gran complejo de se avecina, después del gasto que se ha hecho en ella. Guadalupe. ¿No habría sido mejor dejar a la Orden la Tiene algunos de los mejores trabajos de Zurbarán que posesión de los edificios y algunas partes de la propieestán todavía sin tocar y sin daño, pero que se ven muy dad pagando una renta por ellas, como se hace en Camal por la disposición de las ventanas y porque la habi- maldoli y otras muchas fundaciones de la misma clatación da al norte. Aquí están completamente perdidos, se que han seguido en sus países respectivos la misy, después de mi regreso a Madrid, sugerí que se trasla- ma operación de confiscación y supresión? La respuesta dasen al museo; a lo cual contestaron que tal vez se ha- parece ser bastante sencilla, y nadie que conozca el país ría. Si es así, llenarán un gran vacío en aquellas colec- dudaría en darla. Pero en España se encuentran algunas 6.- Widdrington, S. E., España y los españoles en 1843. En Viajeros ingleses por Extremadura.T. II. Ed. de Jesús A. Marín Calvarro. Badajoz: Diputación Provincial, 2004; pp. 56-57. 7.- Ibídem, pp. 55-56. 8.- Ibídem, p. 55. 9.- Ibídem, pp. 58-59.

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scriptoriumguadalupense / 21 dificultades prácticas sin importancia en el camino: en primer lugar, en la Administración española, poca renta o ninguna llegaría a manos del Tesoro. Todo o casi todo el dinero lo absorbería el pillaje de los ocupantes y el de la administración o las juntas creadas y empleadas para comprobar y controlarlos. El resto sería devorado por los vampiros en Madrid, y el Estado no sacaría beneficio alguno de todo ello.»10 Nuestro capitán no olvida analizar el pueblo, del que se lleva una pobre impresión: «El pueblo está mal construido y las calles son estrechas y sucias; este inconveniente se acrecienta por la pronunciada inclinación en la que está situado. Los pisos más bajos están ocupados por los establos y otras dependencias; la gente vive en la parte de arriba. Las habitaciones delanteras sobresalen apoyándose en rudimentarias columnas, ofreciendo de este modo un cobijo para las personas. En una escala y efecto general me recordaba de algún modo a Einsiedlen, en Suiza, donde el convento que se elevaba por encima de casas diminutas era comparado por un viejo escritor con un gigante rodeado de pigmeos ¡En Guadalupe, los pigmeos están vivos pero el gigante está muerto!»11 Y concluye ofreciendo una pintoresca disertación etnográfica sobre los habitantes de la comarca: «La gente que he visto en toda Extremadura, y más particularmente la de esta zona, me llamó la atención por tener la apariencia de un antiguo y original linaje, diferente de cualquier otro que haya visto en el país. Por supuesto que hay excepciones pero, en general, son delgados y bien formados. El cabello, el que los franceses llaman moyen, ni rubio ni negro, y raramente se ve a alguno de este último color. Las mujeres lo llevan en un moño recogido detrás de la cabeza, muy parecido a como lo llevan algunas estatuas romanas, y es a menudo tan abundante que sorprende que puedan esconderlo de este modo. Tienen una forma de andar peculiar, irguiendo las caderas como para hacer que sus ancas o traseros, como los españoles las denominan, se levanten más arriba de su posición natural; sus extremidades son ligeras y bien definidas, cosa que se puede apreciar debido a su corta vestimenta y a que raramente llevan medias. No tienen nada de la personalidad mora, ni tampoco de las provincias del norte. Son lo que podría suponerse que queda de las colonias romanas. Estas observaciones se refieren a la población rural, ya que en las ciudades hay mezcla de muchas razas.»12 EL RECTOR DE SALAMANCA UNAMUNO Las campañas promovidas en favor de la restauración del monasterio comienzan a fructificar a principios del siglo XX, durante el cual resurgirá paulatina-

mente de las ruinas para recuperar su antiguo esplendor. En junio de 1908, Miguel de Unamuno (18641936) visita Guadalupe y tres años más tarde, en 1911, publica los recuerdos del viaje en Por tierras de Portugal y España. Es, entre los grandes escritores, el último que contempla y transmite el semiabandono en que se halla sumido el monumental complejo hasta la llegada de los frailes de San Francisco, en noviembre del mencionado 1908. El ideario y la sensibilidad del controvertido rector se reflejan con palmaria claridad en un antológico capítulo que, por su brillantez y al margen de yerros perdonables, no necesita comentarios: «La España pintoresca y legendaria sería mucho mejor conocida que lo es —por los españoles, se entiende— si tuviéramos mejores caminos y vías de comunicación, o si fuésemos más entusiastas y menos comodones. Entre nosotros, el amor a la hermosura y a la tradición no ha llegado aún a formas de piedad. Y así, cuando hace aún pocos días marchaba yo con dos amigos a visitar el célebre monasterio de Guadalupe, las gentes sencillas de aquellas tierras no se explicaban las molestias que soportábamos sino atribuyéndolo a que lo hiciésemos por promesa o votos religiosos. Y es realmente penoso el viaje a no ir en automóvil —se puede llegar por carretera hasta el mismo monasterio—. Desde Oropesa, pasando por el Puente del Arzobispo, unas diez horas de coche hasta el Puerto de San Vicente, lindero entre las provincias de Toledo y Cáceres; y de allí bajamos en carro a Guadalupe, a través de unas montañas bravías y fragosas. Entonaban el corazón aquellas vastas y verdes soledades tendidas al pie de la sierra. En la garganta de la Peña Amarilla cerníanse, trazando lentas espirales, dos águilas. Luego, las mil vueltas y revueltas de la carretera, entre frondosidades de árboles, y al fin se nos abrió a la vista la mole ingente del monasterio, rodeado por el pueblo. Dice fray José de Sigüenza en el capítulo XVII del libro I de su Historia de la Orden de San Jerónimo: «Entre las dos riberas de Guadiana y Tajo, ríos conocidos en España, celebrados de los antiguos escritores naturales y extranjeros, se hacen unas montañas fragosas, inhabitables en muchas partes por su aspereza, en otras de mucha frescura y regalo, muchos valles que descienden al profundo, sierras que suben al cielo, llamadas de los comarcanos Villuercas. De la una parte y de la otra, apacientan sus ganados los pastores extremeños cuando en medio del estío quedan abrasadas las dehesas, ansí por la par-

10.- Ibídem, p. 61. 11.- Ibídem, p. 60. 12.- Ibídem, pp. 66-67.

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BILBAO (MBA). Retrato de Miguel de Unamuno, obra de Joaquín Sorolla (1863-1923)

te del Norte, que mira al Tajo, como por la del Mediodía, que riega Guadiana». Y pasa luego el minucioso y castizo Sigüenza a contarnos la leyenda de cómo apareció a un pastor, que perseguía a una vaca, la imagen que unos clérigos devotos de la ciudad de Sevilla, huyendo de la furia de los moros que se enseñoreaban de España, ocultaron en un sepulcro de mármol en las fragosidades de Guadalupe; imagen que decían ser la que el papa san Gregorio Magno envió a su amigo san Leandro, arzobispo de Sevilla, e imagen que cierta vulgar creencia supone esculpida nada menos que por san Lucas Evangelista. Creencia que fray Esteban Ginés Ovejero, de la Orden de Predicadores, en su folleto Guadalupe —impreso en Tortosa, con licencia eclesiástica, en 1905—, trata de destruir, haciéndonos saber que san Lucas no fue sino médico y evangelista y no pintor ni escultor, cosa que no hubiera callado san Pablo cuando nos dijo que era médico; y, mucho menos, los Padres y Concilios que escribieron contra los iconoclastas, como un argumento fortísimo. ¡Cuán lejos estaba yo de estas entre eruditas y piadosas lucubraciones cuando surgió a mis ojos, tras largo y penoso viaje, la fábrica del famoso monasterio! ¡Con qué ojos lo mirarían aquellos esforzados extremeños que al volver de las Indias Occidentales, del

Nuevo Mundo, emprendían su devota peregrinación al santuario, enriquecido con despojos de la conquista! Allí se alzaba, carcomidos por los siglos sus muros de mampostería, severo y señorial sobre fondo de verdura. Su exterior tiene, ciertamente, poco que admirar como obra arquitectónica; es la posición y el lugar lo que le da realce. El pueblo de Guadalupe, que rodea y abraza el monasterio, es uno de esos típicos pueblos serranos llenos de encanto y de frescura. Sus soportales, su fuente, sus calles con entrantes y salientes y voladizos balcones de madera, sus casas señoriales, su sello, en fin, de reposadero. El monasterio, hoy muy deteriorado, ofrece aún al visitante su magnífica iglesia, con una de las más hermosas verjas de hierro forjado que pueden verse, sus dos claustros, su relicario, su sacristía. En uno de los dos claustros, mudéjar, con muy pintoresco templete en el centro, sentí una vez más la tentación que en parecidos sitios me asalta: la de abandonar estas luchas y trabajos en que estoy metido y darme a ver pasar la vida en meditación y en sosiego. Pero… Al otro claustro, medio arruinado, le llaman allí el Convento de las Garrapatas —es decir, de las arañas, y no de las garrapatas propiamente tales—, y lo ocupan hasta cuarenta familias pobres y no nada limpias, que crían a sus chiquillos donde los reverendos frailes jerónimos durmieron sus siestas. El monasterio era riquísimo, y de esta riqueza quedan aún vestigios y restos. Tan ricos eran los jerónimos que, después de enseñar al visitante una opulenta capa cuajada de oro y pedrería, que regaló a la Virgen el rey Felipe II, se le enseña otra más opulenta aún y preciosa que le regaló la Orden para achicar al rey. Y nos mostraron capas, casullas, frontales, unos de subido valor artístico, pero los más de mayor precio material que estético. Mejor aún, para mi gusto, es la magnífica colección de libros de coro —tal vez, la mejor de España— con iniciales iluminadas y graciosísimas viñetas. Pero la joya del monasterio, lo que ello solo merece todas las penalidades del viaje, lo que ha de hacer de Guadalupe lugar de peregrinación de los amantes del arte, es la soberbia colección de cuadros de Zurbarán que en su sacristía se guardan. Hay que ir allá para conocer a nuestro gran pintor extremeño. Diez grandes cuadros de más de cuatro varas de alto por tres de ancho algunos, unos algo menores y varias tablas pequeñitas. Los ocho que cubren las paredes del cuerpo de la sacristía representan a personajes de la Orden ¡Qué figura la de aquel venerable padre Andrés de Salmerón, de rodillas, con las manos juntas, mien-

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scriptoriumguadalupense / 23 tras Cristo le pone una mano sobre la cabeza! Allí llega al colmo la genuina sobriedad de la pintura clásica española. Y el Enrique III que pone el capelo arzobispal al venerable padre Fernando Yáñez de Figueroa, aquella figura trazada con el mínimo de líneas y colores, nada tiene que envidiar a las figuras de Velázquez. Encima del altar de la sacristía se ve la llamada Perla de Zurbarán, un san Jerónimo que, llevando nuestra mirada tras la suya, nos abre perspectivas celestiales. Hermosísimo es, sin duda, cuanto el arte humano puede aún ofrecernos en Guadalupe; mas es más hermoso aún lo que allí la Naturaleza nos ofrece. Subimos a Mirabel, dependencia del monasterio, y bajamos de allí por medio de uno de los más espesos y más frondosos bosques de que en mi vida he gozado. Jamás vi castaños más gigantescos y más tupidos. Y nogales, álamos, alcornoques, robles, quejigos, encinas, fresnos, almendros, alisos junto al regato, y todo ello embalsamado por el olor de perfumadas matas. Desde lo alto de Mirabel, tendido al pie de la Cruz del Mentidero, contemplaba las líneas de las sierras de los montes de Toledo, como series de bambalinas de un diurno teatro, y a un lado la llamada de Cáceres, encendida por el sol. De todas partes afluía paz de vida. Y allí, en aquel repliegue que hacen las montañas, al pie de las enhiestas Villuercas, en aquel espeso castañar, ahora en candela, ¡qué bien se descansará, luego de haber merecido el descanso con una vida de combates, esperando a una muerte dulce y natural en el seno de la Naturaleza! Y procuraba hartarme de visión de campo, llenar el alma de su verdura secular, como procura henchirse el pecho de aire el que va a hundirse por algún tiempo en el seno de las aguas ¡Cuántos cuidados se me lavaron en aquella visión de verdura! La verdad es que aquellos reverendos padres jerónimos entendieron bien la vida, tal vez por haberla mirado a través de la muerte. Allí, en aquel retiro, atesoraron arte, riqueza y poderío. El prior de Guadalupe intentó unir el río Ruecas, que pasa por Cañamero, con el Guadalupejo, que corre al pie del monasterio; y, como no hubiese podido lograrlo, decían los de Cañamero muy orondos que su río había sido más poderoso que el poderosísimo prior. Y es que los ríos pueden más que los reyes y las órdenes religiosas. Bien dice el dicho decidero: Al cabo de años mil, vuelve el agua a su cubil. Dejo por contaros mucho de lo que en Guadalupe vi; pero es que he querido dar aquí, más que una reseña, una impresión de viajero. Y así, nada digo de los cuadros de Jordán y de Carducho, la escultura del Torrigiano, los órganos, el recuerdo de la reunión del Consejo de la Mesta, los sepulcros, etc., etc.,…

Emprendí esta peregrinación artística apenas terminé mi curso universitario, con la triste impresión que dejan siempre unos exámenes, buscando unos días de reposo y de baño en naturaleza para poder volver con renovadas fuerzas a dar vueltas a la roca sisifeana que me cupo en suerte. Y hoy, llevo en el relicario de mis recuerdos un recuerdo más, un recuerdo perfumado y fresco, el de la bravía verdura de Guadalupe, resguardada del mundo mundanal por severas crestas, sobre las cuales trazan las águilas sus aéreas espirales. Es una lástima que la ramplonería de la rutina española lleve a tantas gentes a pueblecillos triviales, de una lindeza de cromo que encanta a los merceros enriquecidos, y haga les asuste pasar incomodidades para ir a gozar de visiones que están fuera del tiempo.»13 El claustro gótico ya no es el Convento de las Garrapatas, y los nuevos tiempos han devuelto a Guadalupe y a su monasterio el renombre universal que antaño tuvieron. Mucho han cambiado las cosas y más aún el modo de contarlas. Pero algo permanece inmutable: los ojos del icono de Santa María de Guadalupe, abiertos de par en par, continúan reflejando el asombro, la devoción y la gratitud de sus peregrinos.

SALAMANCA (Casa museo de Unamuno). Estudios para el retrato de Unamuno (1920), por Daniel Vázquez Díaz (1882-1969)

13.- Unamuno, M. de, Viajes por Extremadura. Cáceres: Diputación Provincial, 2004; pp.53 – 59.

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San Pedro de Alcántara y Santa Teresa de Jesús (y VI)

Santa Teresa de Jesús, cronista de san Pedro de Alcántara Fray José García Santos, ofm Convento de El Palancar

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al fue el título que fray Luis de León le dio al editar las obras de la doctora carmelita; y a fe mía que el agustino dio en la diana al bautizarla con ese mote. Para empezar, no deja de ser sintomático que, en un libro dedicado a narrarnos su vida, hable tan ampliamente del asceta alcantarino. Hasta tres capítulos (el 27, el 30 y el 36) consagra la abulense a la memoria de fray Pedro, amén de otras referencias, muchas de ellas, en exclusiva. Algo querrá decir. Sí, que para ella el ermitaño del Palancar fue la persona enviada por Dios en los momentos más importantes de su vida. Anteriormente he comentado con cierta amplitud los capítulos 30 y 36, donde se recogen dos momentos muy delicados de la carmelita: la ausencia de personas que le ayudaran a entender lo que le pasaba en la oración y el asesor experimentado que la iluminara y ayudase en la locura humana de fundar un monasterio de carmelitas en la más pura observancia. Esos capítulos van precedidos del 27, donde la santa nos presenta un retrato del alcantarino, cuya síntesis presento a continuación, con algunas añadiduras. 1. Era un hombre santo; de gran espíritu; bueno; bendito; grueso de espíritu; tenía el mundo bajo sus pies; hacía áspera penitencia; Dios le dio gran ánimo; me quería mucho; dormía hora y media; la penitencia que más le costó fue vencer el sueño; dormía sentado y con la cabeza apoyada en un maderillo; su celda no era más larga de cuatro pies y medio; para vencer ensueño estaba siempre de rodillas o de pie. 2. Jamás se puso la capucha, porque decía que andaba siempre en la presencia de Dios, y ante la autoridad uno se descubre; andaba descalzo; tenía sólo un hábito de sayal sobre las carnes y era extremadamente angosto; encima llevaba un mantillo; para combatir el frío se quitaba el manto, abría la ventanilla y puerta de la celda, para hacer luego la operación inversa; comía cada tres días; a veces pasaba ocho días sin comer; tenía grandes arrobamientos e ímpetus de Dios; su pobreza y mortificación eran extremas; durante tres años no alzó la vista del suelo; conocía a los frailes solamente por el habla; por espacio de muchos años jamás miró a mujeres; me decía que ya no se le daba más ver que no ver.

3. Era muy viejo cuando lo conocí y tan extrema su flaqueza que no parecía sino hecho de raíces de árboles; era muy afable, aunque de pocas palabras, si no era con preguntarle; en las respuestas era muy sabroso, pues tenía muy lindo entendimiento; murió como vivió, predicando y amonestando a los frailes; al morir dijo el salmo «¡Qué alegría cuando me dijeron: vamos a la casa del Señor!»; murió hincado de rodillas. 4. Después de su muerte ha sido el Señor servido yo tenga más en él que en vida; me ha aconsejado en muchas cosas; lo he visto muchas veces con grandísima gloria; díjome la primera vez que me apareció, que bienaventurada penitencia que tanto premio había merecido, y otras muchas cosas; un año antes de que muriese me apareció estando ausente, y supe que había de morir y se lo avisé, estando algunas leguas de aquí; cuando expiró me apareció y dijo cómo iba a descansar; yo no lo creí y díjelo a algunas personas, y desde a ocho días vino la nueva cómo era muerto, o comenzado a vivir para siempre, por mejor decir; hela aquí acabada esta aspereza de vida con tan gran gloria; paréceme que mucho más me consuela que cuando acá estaba; díjome una vez el Señor que no le pediría cosa en su nombre que no la oyese; muchas que le he encomendado pida al Señor las he visto cumplidas. 5. Fue el Señor servido remediar gran parte de mi trabajo (y por entonces, todo) con traer a este lugar al bendito fray Pedro de Alcántara; entre otras cosa me certificaron que había traído veinte años cilicio de hoja de lata continuo; es autor de unos libros pequeños de oración (que ahora se tratan mucho) de romance, porque, como bien lo había ejercitado, escribió harto provechosamente para los que la tienen (Cap.30). 6. Casi a los principios vi que me entendía por experiencia, que era todo lo que yo había menester; él me dio grandísima luz; este santo hombre me dio luz en todo y me lo declaró; me dijo que no tuviese pena sino que alabase a Dios y estuviera tan cierta que era espíritu suyo que, si no era la fe, cosa más verdadera no podía haber que tanto pudiese creer (Ídem). 7. Se consolaba mucho conmigo y hacíame tanto favor y gracia; siempre después tuvo mucha cuenta conmigo y

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scriptoriumguadalupense / 25 daba parte de sus cosas y negoglorioso, lleno de mucha gloria, y cios; holgábase de tratar conmigo dábamela muy grande; acuérdome (Ídem). que me dijo la primera vez que lo 8. Húbome grandísima lástima; vi (entre otras cosas, diciéndome díjome que uno de los mayores tralo mucho que gozaba) que dichosa bajos de la tierra era el que había penitencia había sido la que había padecido, que es contradicción de hecho, que tanto premio había albuenos, y que todavía me quedaba canzado; esta vez me mostró rigor y harto, porque siempre tenía necesólo me dijo que en ninguna manera sidad; el santo varón habló a los intomara renta y que por qué no queteresados y les dio causas y razones ría tomar su consejo, y desapareció para que se asegurasen y no me moluego (Ídem). lestasen más (Ídem). 14. Hay muchas más mujeres 9. Quedamos concertados que que hombres a quien el Señor hace le escribiese lo que me sucediese estas mercedes, y esto oí al santo fray más de ahí adelante y de encomenPedro de Alcántara (y también lo he darnos mucho a Dios, que era tanta visto yo), que decía aprovechaban su humildad que tenía en algo las mucho más en este camino, y daba oraciones de esta miserable; dejome de ello excelentes razones, que no con grandísimo consuelo y contento hay para qué las decir aquí, todas a y con que tuviese la oración con sefavor de las mujeres (cap. 40). guridad, y que no dudase de que era 15. No he entendido, de todas las Dios; de lo que tuviese alguna duda que he visto, dejar ningún alma de (y por más seguridad, de todo) dieentrar en el purgatorio, si no es la de VATICANA. San Pedro de Alcántara (1753), se parte al confesor y con esto viviese BASÍLICA este Padre [el carmelita fray Diego mármol de Francisco Vergara y Bartual (1713-1761) segura; aunque me consoló y soseMatías] y el santo fray Pedro de Algó, no le di tanto crédito para quedar del todo sin temor; cántara y el padre dominico que queda dicho (cap. 38). El con todo, quedé muy consolada (Ídem). dominico es fray Pedro Ibáñez. 10. Escribimos al santo fray Pedro de Alcántara todo lo Poco más que añadir por parte mía, si no es resaltar el que pasaba, y aconsejonos que no lo dejásemos de hacer, y alto grado de complicidad que la carmelita tuvo con el frandionos parecer en todo (cap. 32). ciscano, hasta el punto que la mayoría de lo que nos cuenta 11. El aprobarlo este santo viejo y poner mucho con lo sabemos únicamente por ella; y eso que en el relato hay unos y con otros en que nos ayudasen, fue el que lo hi- cosas rayanas en el pudor para cada uno de nosotros, tan zo todo; si no viniera a esta coyuntura, no puedo entender escurridizos a la hora de descubrir nuestro interior. Ya se ve cómo pudiera hacerse; porque estuvo poco tiempo aquí que entre los santos no rige esta regla; para ellos la verdad este santo hombre (que no creo fueran ocho días) y esos, es más importante, porque la verdad es cosa de Dios. muy enfermo, y desde a muy pocos días se lo llevó el Señor Teresa afirma una y otra vez que sabe más cosas del consigo; parece que le había guardado Su Majestad hasta santo, pero las calla, para atenerse al guión de su confesor. acabar este negocio, que había muchos días (no sé si más ¡Qué pena! Con todo, lo que nos cuenta es materia más que de dos años) que andaba muy malo (cap. 36). suficiente para un estudio a fondo de cómo el de Alcán12. La misma noche me apareció el santo fray Pedro tara contribuyó en la formación de esa mujer que llamade Alcántara, que ya era muerto; antes que muriese me mos Teresa de Jesús, doctora de la Iglesia. La mayoría de escribió (como supo la contradicción y persecución que los testimonios se refieren a la etapa de fray Pedro en El teníamos) que se holgaba fuese la fundación con contra- Palancar. El dato no es insignificante, ya que nos presenta dicción tan grande, que era señal se había el Señor servir al alcantarino en el vértice de su vida religiosa. En ella se muy mucho en este monasterio, pues el demonio tanto po- inspiró Teresa. Curiosa también la observación sobre cómo nía en que no se hiciese; y que en ninguna manera viniese san Pedro entendía que las mujeres respondían mejor que en renta; y aun dos o tres veces me persuadió en la carta, y los hombres a las llamadas de Dios; y daba sus razones. que, como esto hiciese, ello vendría en hacerse todo como ¿No fue él quien escribió a la carmelita diciéndole que el yo quería (Ídem). Evangelio no hace distinción entre hombres y mujeres en 13. Ya yo lo había visto otras dos veces después que materia de pobreza? También Teresa comparte la opinión murió y la gran gloria que tenía, y así no me hizo temer, de que las mujeres responden mejor. ¿Quién es capaz de antes me holgué mucho; siempre aparecía como cuerpo superar este piropo?

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Carta del Ministro General a toda la Orden

Iii centenario del nacimiento del padre Junípero Serra Fray Michael A. Perry, OFM Ministro general

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is queridos hermanos de las provincias franciscanas de san José (Valencia-Aragón-Baleares en España), de san Pedro y san Pablo, en Méjico, del beato Junípero Serra, en Méjico, y de santa Bárbara (California), y a todos los hermanos de la Orden: ¡El Señor os dé su paz! Mientras celebramos el tercer centenario del nacimiento del beato Junípero Serra, misionero franciscano español en Sierra Gorda y en las dos Californias, recordamos las palabras escritas por el papa Benedicto XVI en su Carta Apostólica titulada Porta Fidei: «La “puerta de la fe”, que introduce en la vida de comunión con Dios y permite la entrada en su Iglesia, está siempre abierta para nosotros. Se cruza ese umbral cuando la palabra de Dios se anuncia y el corazón se deja plasmar por la gracia que transforma. Atravesar esa puerta supone emprender un camino que dura toda la vida». El beato Junípero ha demostrado su profundo deseo de permanecer siempre en comunión con Dios con el ejemplo de su vida, predicando y enseñando en su tierra natal de Mallorca, España, y como misionero franciscano en Sierra Gorda, Baja California (Méjico), y Alta California (Estados Unidos). Él se ha dejado plasmar el corazón de la gracia transformadora de la oración, de la hermandad, de la pobreza absoluta, de la evangelización misionera y de un ardiente deseo de traducir la fe en un lenguaje que pudiera ser entendido por las personas entre las que vivía y ejercía su ministerio. El beato Junípero, en uno de sus muchos sermones del periodo en el que fue profesor de Filosofía en la Universidad Luliana de Mallorca (1738-1749), habló del poder de la Palabra y de la Eucaristía en la vida de aquellos a quienes el Señor Jesús trajo a la luz de la fe: «Quienquiera que haya saboreado la dulzura del Señor, aunque sólo sea una vez, considera vacuos todos los placeres y delicias de la vida, admitido que deseen ser llamados así… Los que no conocen en absoluto tal dulzura y no la saborean, no tienen algún deseo de ella. Pero, quién la ha probado aunque sea una sola vez, descubre un creciente deseo, porque la encuentra muy pacificadora. Como

MADRID. Busto del beato Junípero, obra del emeritense Juan de Ávalos (1911-2006)

dice el Señor: Los que me coman quedarán aún con hambre de mí, los que me beben sienten todavía sed (Sir 24, 21)» (Palma, 1744, traducido por R.M. Beebe y R. Senkewicz). [Fraile profesor mallorquín] Miguel José Serra nació y fue bautizado en la localidad de Petra (Mallorca, España), el 24 de noviembre de 1713. Decide cambiar su nombre por el de Junípe-

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plazamayor / 27 ro en honor a uno de los compañeros de san Francisco de Asís, murió en la Misión de San Carlos Borromeo (actualmente misión Carmel), en California, el 28 de agosto de 1784. En 1730 sintió la llamada de Dios a ser miembro de la Orden Franciscana, ingresando con los Franciscanos de Palma de Mallorca. Haciéndose notar por su talento académico, Serra fue nombrado profesor de Filosofía escotista (1740-1743) y, después de haber obtenido el doctorado en teología, ocupó la cátedra de Filosofía hasta 1749. A pesar de su notoriedad como profesor universitario, el beato Junípero sintió el ardiente deseo de ser misionero y llevar la luz de la fe al Nuevo Mundo, a fin de que los indígenas no cristianos pudieron «saborear la dulzura del Señor», que él mismo había saboreado en su vida franciscana de oración, ascesis, humildad y fraternidad, y a través de su predicación y sus de enseñanza en Mallorca. Aunque no podemos apreciar con todo detalle el impulso misionero experimentado por el beato Junípero, podemos decir que con toda probabilidad él es quien —por utilizar las palabras del documento del Capítulo general 2009—: «Nos pone en movimiento, porque no es posible sentir el abrazo infinito de un Dios locamente enamorado, porque es amor y sólo amor, sin sentir al mismo tiempo la necesidad urgente de compartir esta experiencia con los demás» (Portadores del don del Evangelio 11, Roma, 2009).

lico, aprendió la lengua pame y tradujo en esta lengua las oraciones y los preceptos cristianos, difundiendo, además, la devoción a la Inmaculada Concepción. Una vez que regresó a la ciudad de Méjico (17591767), el beato Junípero logró el mismo suceso que había experimentado como predicador en su nativa Mallorca. Las circunstancias históricas, por tanto, llevaron al beato Junípero, desde 1767 hasta su muerte, a seguir realizando su incansable actividad misionera con los indígenas en las poblaciones de Baja California (Méjico) y de la Alta California, actual estado de California, en los Estados Unidos de América, en donde fundó nueve misiones.

[Misionero fundador de América] El beato Junípero partió para la Nueva España, es decir Méjico, para servir como misionero. Junto a fray Francisco Palou, fray Juan Crespi y otros treinta misioneros franciscanos provenientes de España, llegando el día de Año Nuevo de 1750 al Colegio Apostólico de Propaganda Fide san Fernando, en la ciudad de Méjico. A mediados de ese mismo año fue asignado al Colegio de Propaganda Fide de la Santa Cruz (Querétaro). De este colegio, el beato Junípero inició su brillante carrera misionera con fray Francisco Palou, fray Juan Crespi y otros treinta misioneros franciscanos, dedicándose a misionar los grupos indígenas de Chichimecas, Pames, Sonaos y Otomíes asentados en la región montañosa de la Sierra Gorda, del estado de Querétaro, en el corazón de México. Nueve años permaneció allí fray Junípero (17501759) y fundó en cinco misiones: Jalpán (dedicada al Señor Santiago), Concá (dedicada a san Miguel Arcángel), Landa de Matamoros (dedicada a la Purísima Concepción), Tilaco (dedicada a san Francisco de Asís) y Tancoyol (dedicada a la Virgen de la Luz). En esta zona, el beato Junípero trabajó con constancia y celo apostó-

SAN FRANCISCO. Fray Junípero Serra i Ferrer, bronce de Douglas Tilden (1860-1935)

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El estilo ascético de vida franciscano mezclado con un fuerte sentido de entusiasmo y pasión misionera, inspiró en el ánimo del beato Junípero un compromiso incansable para ir entre los pueblos indígenas de las Californias para predicar el Evangelio y convertir a los no cristianos a la fe Católica. Llegó a recorrer miles de kilómetros a pie. Sus métodos de predicación incluyeron demostraciones públicas de auto-humillación y autoflagelación para demostrar el poder y la fuerza del Evangelio. A lo largo de su vida, su lema era: «¡Mirar siempre adelante!», «¡Siempre, adelante!». El beato Junípero fue también un hombre de su tiempo y se le considera uno de los pocos colonizadores españoles o europeos que trataron en toda ocasión de proteger a la población indígena de graves abusos por parte de las fuerzas de ocupación civil y militar. Después del incendio de la misión franciscana de san Diego por los miembros de la población indígena local, el beato Junípero exigió que los culpables no fueran castigados. Inmediatamente después de su muerte en 1784, el beato Junípero fue admirado y tenido como un ejemplo de cultura, fervor franciscano y celo misionero. Fray Francisco Palou, que fue su discípulo, y después por mucho tiempo, su amigo y colaborador, registró los sucesos más importantes en una biografía publicada poco después de su muerte. Palou describe como un cronista las luchas de Serra y sobre todo los sucesos acaecidos durante la fundación de una serie de misiones franciscanas en los límites meridionales de la actual California hasta la Bahía de san Francisco al Norte: San Diego (1769), san Carlos Borromeo (que después se denominará como Misión de Carmel en 1770), san Antonio y san Gabriel (1771), san Luis Obispo (1772), Misión Dolores

(san Francisco) y san Juan Capistrano (1776), santa Clara (1777) y san Buenaventura (1782). En los últimos años de su vida, fray Junípero inicia la construcción de la Misión santa Bárbara, que no llegará a ver coronada porque lo visitaría antes la hermana muerte, el 28 de agosto de 1984. Serra fue beatificado 25 de septiembre 1988 por el papa Juan Pablo II. [Obra e inspiración] La vida y las obras del beato Junípero Serra nos siguen inspirando y estimulando como cristianos y franciscanos. En primer lugar, fue un estudioso que analizó en profundidad las tradiciones cristianas y franciscanas con la finalidad de compartir la dulzura del Señor con sus hermanos, con sus estudiantes, con los laicos cristianos, y con las poblaciones indígenas que aún no habían escuchado y aceptado el Evangelio. En segundo lugar, contribuyó al desarrollo de la cultura contemporánea, mientras trataba de servir al Evangelio. En tercer lugar fue un apasionado devoto de Cristo y estuvo siempre dispuesto a partir, con paciencia y determinación (¡Siempre Adelante!) para proclamar el Evangelio. En honor de este hermano nuestro, el beato Junípero Serra, nosotros los Hermanos Menores estamos siempre estimulados a examinar las raíces de nuestra identidad y práctica misionera, a ser sensibles al contexto sociopolítico, económico y religioso de las culturas y de los pueblos en medio de los cuales somos enviados, con la finalidad de que podamos proclamar con más confianza la Buena Nueva a través del testimonio de vida impuesta libre y plenamente al servicio del Reino de Dios. Mientras conmemoramos el Tercer centenario del nacimiento del beato Junípero Serra, nos inspire su constante y profunda relación con el Señor Jesús, sus incansables esfuerzos para promover el Evangelio y la fe cristiana, la manera en que compartió su vida y misión con sus hermanos franciscanos, realidades todas que demuestra la fuerza de la fraternidad puesta al servicio de la misión evangelizadora de la Iglesia. Renovemos siempre nuestra confianza y esperanza en el Señor Jesús. Escuchemos su llamada a ser hombres del Evangelio, servidores de la humanidad e itinerantes al servicio del Reino de Dios, ¡siguiendo el ejemplo de san Francisco y del beato Junípero Serra!

PALMA DE MALLORCA. Puerta barroca (s. XVII) de la basílica del convento de san Francisco (s. XIIIXIV) y escultura del Pare Serra (1965), bronce de Horacio de Eguía Quintana (1914-1991).

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Roma, 14 de noviembre de 2013 Fraternalmente vuestro en Cristo y en Francisco.


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Extremadura ante su Patrona

Aquí suben los pueblos da, al centenar largo de jóvenes reunidos en el patio de los peregrinos, les dio la bienvenida el prelado de CoriaCáceres; mientras que medio centenar de niños se reunía en el Auditorium con el obispo placentino. El arzobispo y los adultos que cupieron en la basílica fueron recibidos por fray Antonio Arévalo Sánchez, guardián del convento. Luego, don Santiago se dirigió al pueblo indicándole los motivos de la peregrinación a Guadalupe, corazón espiritual de los católicos extremeños. Avivado ya el fervor necesario, fray Jesús Mª Tena González, párroco de Guadalupe, expuso el Santísimo Sacramento en la custodia, para la oración personal y la adoración —que mantuvo y reservó el padre guardián—, a la par que el penitente se acercaba a confesar los pecados y recibir la absolución que le disponía a lucrar la Indulgencia plenaria del Año de la fe. La misa pontifical se ini-

[Gabriel Sánchez Olmeda]

La clausura del Año de la Fe de la Provincia Eclesiástica Emeritense, el pasado sábado 30 de noviembre en el Santuario de las Villuercas, con el lema María, mujer de fe, ha sido una de las citas más concurridas y brillantes de cuantas han organizado las tres diócesis hermanas ante la Patrona, Santa María de Guadalupe. Esto parece indicar que, pese a todo, ningún otro lugar concita sentimientos de fervor y devoción como éste, donde veneramos, desde finales del siglo XIII, la sagrada imagen morena de la Madre de Dios. Aunque no es para dormirse en laures. Presididos por don Santiago García Aracil, en calidad de metropolita, junto a sus hermanos obispos Amadeo Rodríguez Magro, de Plasencia, y Francisco Cerro Chaves, de Coria-Cáceres, hacia las 10.30 de una soleada mañana de invierno, los peregrinos llenaban las tres naves de la basílica, el atrio y la plaza mayor. A la hora señala-

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[Gabriel Sánchez Olmeda]

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ció a las 12.30, en el altar que se hallaba preparado en el atrio de la basílica. Concelebraron con el señor arzobispo, los otros dos obispos de la Emeritense; don José María Gil Tamayo, nuevo secretario de la Conferencia Episcopal Española; fray Joaquín Domínguez Serna, ministro provincial de la Bética; los vicarios episcopales presentes, el párroco de Guadalupe y casi dos centenares de presbíteros, llegados en compañía de los fieles. El canto del pueblo, sostenido por la Coral Santa María de Guadalupe, estuvo dirigido por nuestro hermano Arévalo. Tras la aspersión del agua bautismal, que hizo el obispo de Coria-Cáceres desde la primera grada del atrio, se tuvieron las lecturas y la homilía; luego se procedió a la solemne profesión de fe o Credo, mientras los peregrinos tenían en sus manos velas prendidas del cirio pascual. Para la distribución de la sagrada comunión, los presbíteros tuvieron la escolta de la Real Asociación de Caballeros, los scouts católicos de Cáceres y otros grupos de voluntarios diocesanos. Al acabar la misa, impartida la bendición por los tres obispos de la provincia eclesiástica, se cantó a la Virgen el himno Augusta, Reina de Extremadura, que compusieron en 1908 los seminaristas extremeños Honorio María Sánchez Bustamante (18861965) y Adalberto Delgado Aguilar (1885-1936).

Después de comer en la mesa de Cristo y reponer la energía que produce el alimento terreno, los peregrinos tuvieron la última cita con la Virgen en el mismo espacio de la misa, pues era imposible reunir a todos en la basílica. Correspondía a los jóvenes de Plasencia con su obispo dirigir esta oración, centrada en la figura de la Virgen Madre, solícita en las bodas de Caná, donde Cristo, a ruegos de María, anticipó su hora. Los 160 autobuses que —según estimaciones fiables—, habían subido de los pueblos extremeños a Guadalupe volvían a poner en marcha los motores para regresar a los lugares de origen. ¿Cuántos vinieron a Guadalupe para este evento interdiocesano? Es difícil calcular; pero desde el lugar que ocupamos en la celebración y teniendo el número de las obleas que preparó la sacristía en sesenta copones… es posible que allí hubiera unos 6.000 peregrinos. Aunque no era la Comunidad franciscana la que organizaba el encuentro, ésta trabajó intensamente para que todo saliese piadoso y sin incidentes. En esa tarea siempre contamos con la Guardia Civil, el Ayuntamiento y sus obreros, los Scout católicos cacereños, las Damas de Santa María de Guadalupe y los trabajadores de la casa que siempre están al quite.

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Guadalupe, meta de jóvenes peregrinos La vuelta a las aulas y los inicios del curso pastoral son dos hechos fundamentales en la programación de las peregrinaciones de jóvenes a Guadalupe. Así lo entendieron el cardenal González Martín y el hoy arzobispo de Granada, D. Javier Martínez Fernández, cuando allá por el año 1987, organizaron, dentro del Año Mariano convocado por el beato Juan Pablo II, una magna peregrinación de jóvenes universitarios de Madrid y Toledo al santuario de Santa María de Guadalupe, estrella de la evangelización. De finales de septiembre y octubre han subido a este santuario de la Virgen Morena: La Diócesis de Getafe: Organizada por la Delegación diocesana de Juventud, que dirige D. Gonzalo Pérez-Boccherinni, del 27 al 29 de septiembre tuvo lugar la XXII Peregrinación de jóvenes de esta diócesis a nuestro Santuario. El lema elegido «La Madre de Jesús estaba allí» (Juan 2,2), se orientaba a cultivar el amor a la Virgen, Madre en la fe, modelo y guía del camino. La peregrinación a Guadalupe, que se lleva organizando sin interrupción desde la creación de la diócesis, el 21 de julio de 1991, está destinada a jóvenes entre 13 y 30 años. El recorrido es el siguiente: el viernes llegan al Puerto de San Vicente, donde tienen una velada y hacen noche. El sábado andan 20 Km. hasta Alía, llegando a la hora de comer. Por la tarde, después de participar en la Eucaristía

Diócesis de Getafe

que preside el obispo auxiliar, D. José Rico Pavés, reunión de grupos, velada y hora santa. El domingo llegaron a Guadalupe (16 Km.), visitaron a la Virgen en el camarín y celebraron la eucaristía, presidida por el obispo de la diócesis, D. Joaquín López de Andújar, acompañado del obispo auxiliar y una veintena de jóvenes presbíteros. Los peregrinos de este año fueron 770. La Diócesis de Toledo: Con el lema «¡Quiero lío!» (parafraseando el dicho del papa Francisco en Río de Janeiro: ¡Hagan lío!), unos 600 jóvenes y 100 adultos de nuestra archidiócesis, presididos por D. Ángel Fernández Collado, obispo auxiliar, y guiados por el director del secretariado de adolescencia y juventud, D. Raúl Tinajero Ramírez, y otros dieciocho presbíteros, llegaron en peregrinación el sábado, 19 de octubre. Recibidos por el padre guardián en nombre de la Fraternidad franciscana, saludaron y visitaron a

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Nuestra Señora con gran respeto, luego fueron alojados en el auditorium, cuartelón, noviciado y pabellón polideportivo del IES Las Villuercas. Hacia las 10. 30 tuvieron la vigilia de adoración eucarística en la basílica y la misa dominical a las 13 h. Después de la comida tuvieron el festival del envío en la Plaza del peregrino con la participación musical de la diócesis de Ciudad Real. La Diócesis de Coria-Cáceres: A la espera de que decidan organizar peregrinaciones las delegaciones o secretariados de Mérida-Badajoz y Plasencia, la delegación de Coria-Cáceres, que dirige el religioso P. Fernando Alcázar Martínez, EMP, va consolidando la suya. La Delegación de Infancia y Juventud ha realizado la peregrinación a Guadalupe con un grupo de 120 jóvenes, del 18 al 20 de octubre, bajo el lema «Salid a los caminos, venid a la fiesta». Al término de tres días de caminata, fortalecida con la oración litúrgica, los sacramentos y las catequesis, mucha convivencia, juegos y veladas, los peregrinos coronaron la ruta con la llegada a Guadalupe a mediodía del domingo, día 20 de octubre. Recibidos por el padre guardián del Real Monasterio, celebraron la eucaristía y visitaron a Nuestra Señora en el camarín. La Diócesis de Córdoba. Más de 740 jóvenes, incluidos cincuenta voluntarios, casi un centenar de seminaristas y unos quince presbíteros, participaron en la peregrinación cordobesa, que alcanza ya su décimo octava edición. La marcha, organizada por la delegación que dirige D. Antonio J. Gama Cruz, tuvo por lema «Pues… ¡Vamos al lío!». Empezaba en la catedral, con la misa presidida por el obispo D. Demetrio Fernández, quien alabó en su homilía el gran signo visible que supone el que una gran muchedum-

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bre de jóvenes se ponga en camino para peregrinar a Guadalupe. Asimismo, les interpeló: «Poneros a tiro, abrid vuestro corazón porque el signo es muy elocuente de que Dios quiere hacer cosas grandes en el corazón de cada uno. Es Dios el que os ha traído, no sólo para vivir una experiencia de convivencia, sino para tener una experiencia honda de Dios y la experiencia maternal de María». Del 25 al 27 de octubre, los jóvenes cordobeses recorren tres etapas —con parada obligada en Hinojosa del Duque—, hiladas de tiempo de oración, meditación, celebraciones de la eucaristía, veladas y actividades de convivencia. En el Puerto de San Vicente empieza el recorrido a pie hasta Alía, donde son recibidos y alojados afectuosamente. A las 20.30h del sábado fueron recibidos a las puertas de la basílica de Guadalupe por el nuevo guardián, quien evocó en su posterior saludo las estrechas relaciones de Córdoba con el santuario de Guadalupe. Alojados, al igual que los de Toledo, en el auditorium, cuarterón, noviciado e IES de la villa. Junto a las grandes concentraciones diocesanas de jóvenes, el santuario de Guadalupe ha recibido, durante estos primeros meses de curso, otras peregrinaciones de varios cientos de jóvenes, entre las que destacamos la del colegio Mater Salvatoris, de Madrid, y la tradicional del colegio San José, que tiene la Compañía de Jesús en Villafranca de los Barros.

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Música y tradiciones de Guadalupe

LA MATANZA, PEDIR EL AGUINALDO, CANTAR LA NAVIDAD Enrique Cordero Cordero Profesor y músico

«Mirad, qué bonito, mirad qué salado, Que el Verbo Divino mira al humanado» (Copla popular)

La matanza del cerdo Si del cerdo se aprovecha todo, es normal que las familias que formaban el pueblo de Guadalupe matasen a este animal una vez al año. Al finalizar la festividad de Todos los Santos y llegando santa Catalina de Alejandría («Por santa Catalina, mata tu gorrina»), por la Inmaculada, ya se empezaba a hacer esta tradición, común en cada casa: matar el cerdo y cantar. El sacrificio del animal consistía básicamente en lo siguiente: A las 7 o las 8 de la mañana de un sábado o un domingo se traía al cerdo de un campo o de la propia casa que ya estaba registrado por un veterinario. Se tenía preparada agua caliente y una buena lumbre. Uno de los hombres mayores de la casa mataba al guarro con un cuchillo matancero o de puñal. Se le metía el cuchillo por el cuello y le sujetaban entre varios en una mesa matancera dispuesta para dicha matanza. La sangre se recogía para hacer las morcillas y se guardaba en un barreño y se la movía con una vara, echándola sal y ajo a la sangre para que no se cuajara y quedara líquida cuando echasen la berza. Se le achurruscaba con retamas (retamas de flores amarillas), se le lavaba para que quedara el tocino blanco, se le abría desde el cuello hasta los jamones para sa-

carle el mondongo o tripas pero antes se le cortaba la cabeza. El mondongo se sacaba del animal para conservar las tripas que luego se lavaban con agua templada. Estas tripas se las llenaba con sal, vinagre y cebolla para que se limpiaran todas; y con la misma vara de mover la sangre, se las daba la vuelta. Se descuartizaba al medio. Lo primero que se sacaban eran los lomos, costillas, asaduras y el bofe (los pulmones). Todo esto se ponía en una artesa o colgados para que escurriese la sangre. Después se recortaban los jamones, las paletas y los tocinos y se echaban en unas retamas limpias que hacían de “cama”, cubiertas con sal y agua y servían para que el agua que soltaban no perjudicara al jamón. Esta cama de retamas la quedaban así 15 o 20 días. Después, se picaba el magro, la cabecera de los lomos y las paletas; se echaban en otro baño o una artesa ya picados y se guisaban con pimentón, ajo, sal y vino de pitarra para que ayudara a deshacer el ajo. Había mucho material y productos para hacer como por ejemplo: —Las morcillas de berza: se cocía la berza en bolas con cebolla cocida y se aliñaban con la sangre del guarro, echándoles perejil picado o pimiento seco o hierbabuena. Aprovechando las tripas del cerdo, se embutían con un embudo de lata y se apretaba la masa hasta hacer unas formas de ruedas grandes y después se cortaban a gusto. —El bondejo: Se hacía con el espinazo y el “hueso del alma”, el que estaba cerca del corazón y el bofe escaldado, pimiento, ajo y sal. —La morcilla de calabaza: Calabaza cocida, pringue, pimentón y ajo.

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—El chorizo maldito: se hacía con la tripa gorda o del culo; se echaba vino, ajo y pimentón. —El salchichón: tenía carne muy picada y se le echaba nuez moscada, sal y pimienta y un poquito de vino. —Lomos, solomillos, costillas, tiras de la barriga, papadas, pestorejo, se los adobaba echándoles agua en una olla, pimiento molido, sal y ajo. La lengua raspada y escaldada se echaba en el adobo. Las orejas se achurruscaban, se raspaban para la cocina y el adobo también. Las manitas de cerdo se raspaban y se aprovechaban en guisos. Las patas se troceaban y se utilizaban también. La prueba era la pasta del chorizo y había también de morcilla. Los huesos se aprovechaban para guisos. La pajarilla estaba al pie de las “mantas”, es fina y alargada como una lengua. Las mantecas: se aprovechaban para dulces y en la cocina. Los trozos pequeños de la manteca se llaman chicharrones y se hacían bollas de chicharrones. Las morcillas se envaraban y para abril o mayo ya se podía comer la matanza. La comida de ese día era un buen cocido, con huesos y tocino del animal, aceitunas aliñadas y escarola. Por la noche se comía la cachuela que era la asadura frita con pan calado bien machacada. Una vez finalizada la matanza se cantaba en la estancia donde se hacía y había familias que salían por las calles. Una costumbre de los jóvenes era echar las cáscaras de la calabaza que sobraba en los zaguanes de las casas para disgusto del personal. En Guadalupe se cantaban estas coplas matanceras: «Las morcillas se cuelgan/ en los humeros;/ y luego se las comen/ los cuerpos buenos./ Una sartén sin rabo/ me dio mi suegra, / cada vez que reñimos/ la sartén suena…

El aguinaldo y los cantos de Navidad Pedir aguinaldo, matar al cerdo, llevaba consigo un final que era el Nacimiento de Cristo, la Navidad. Al igual que en muchos lugares, en Guadalupe se empezaba a cantar la Navidad una vez que pasaban los Santos. Era una época de aguinaldos (de chicos y grandes), algunas coplas de estos aguinaldos eran: «Aguinaldo hemos pedido,/ no nos lo han querido dar./ Ójala que se le seque/ la tripa del cagalá», El aguinaldo, de tradición romana, se transformaba en un pedir regalos mediante un canto, cuya dádiva consistía en castañas, nueces, granadas y alguna perra negra que «hacía que las manos se pusieran verdes». Otras veces se les mandaba a los aguilanderos a freír puñetas. Era una época de matanzas, de vecindad compartida y de festejar uno de los días más importantes del año, la Nochebuena de almirez y zambomba que en nuestro pueblo, una vez que se cenaba un buen pollo de campo con arroz o guisado, se iba a la Misa del Gallo a la Basílica del Monasterio, en cuyos muros resonaba el órgano y unos cantos de otro tipo, y que al salir convivían con un cebollero, una zagalita o una paloma blanca. Las pandillas de jóvenes, como fueron los informantes de este artículo, Felipa Poderoso Jorge, Amelia Sánchez Rubio, Juana Expósito Camacho, María Mendoza Giraldo y Honorio Poderoso Lozano (atendidos y cuidados en el centro de DYA estupendamente por Guadalupe Delgado que también intervino) daban vueltas por las calles, al igual que las familias de los Chaparros y la de los Tarutas, cantando canciones como ésta, entre los vecinos: «Una paloma blanca,/ como la nieve,/ me ha picado en un dedo,/ cómo me duele. «Por la sierra abajo viene/ una pastora con cabras/ con el rosario en la mano/ rezando a la Virgen Santa». Algunos mozos que aguantaban, por la mañana robaban a sus madres algún chorizo de la reciente matanza y veían pasar a los borrachos retardaos de la pasada Nochebuena. Porque para el pueblo era la noche especial, el culmen de todos los trabajos del otoño pasado, pero sobre todo el Nacimiento del Niño que venía a salvarnos. Así lo expresaban y así lo sentían. Cantando ese gozo especial que para muchos siempre será la Navidad cristiana.

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Breviario

u José María Gil Tamayo (Zalamea de la Serena, Badajoz 1957), presbítero de la archidiócesis de Mérida-Badajoz, salió elegido el pasado 20 de noviembre, en primera votación y por mayoría absoluta, secretario general de la Conferencia Episcopal Española (CEE) para el quinquenio 2013-2018, en el marco de la CII Asamblea Plenaria. Sustituye en el cargo al obispo auxiliar de Madrid, don Juan Antonio Martínez Camino, secretario general y portavoz de la CEE durante los dos últimos quinquenios. El nuevo secretario fue durante trece años director del Secretariado de la Comisión de MCS de la CEE (1998-2011) y portavoz en lengua española de la XIII Asamblea Ordinaria del Sínodo de los Obispos (2012). Ejerció la tarea de adjunto del portavoz de la Santa Sede durante el periodo de renuncia de Benedicto XVI, Sede Vacante, Cónclave y elección del papa Francisco, en febrero y marzo de 2013. Actualmente era canónigo de la catedral de Badajoz y párroco de san Juan Bautista. Gil Tamayo es el noveno secretario general de la historia de la CEE. Le precedieron José Guerra Campos (1966-1972), obispo; Elías Yanes Álvarez (1972-1977), obispo; Jesús Iribarren Rodríguez (1977-1982), presbítero; Fernando Sebastián Aguilar (1982-1988), obispo; Agustín García Gasco y Vicente (1988-1993), obispo; José Sánchez González (1993-1998), obispo; Juan J. Asenjo Pelegrina (1998-2003), obispo auxiliar, y Juan A. Martínez Camino (2003-2008/2008-2013), obispo auxiliar. El 30 de noviembre, después de participar en la Peregrinación de la Provincia Eclesiástica emeritense a Guadalupe, el Secretario subió al trono de la Virgen, implorando el socorro maternal para la

misión que ha recibido. Nos unimos a su oración y a las innumerables felicitaciones que ha recibido. u El viernes 28 de junio, la Santa Sede publicó que el Papa había nombrado obispo auxiliar de esta archidiócesis a don Ángel Fernández Collado, vicario general. Don Ángel nació en Los Cerralbos (Toledo) el 30 de mayo de 1952. Ingresó en el Seminario Menor de Toledo, cursó estudios eclesiásticos en el Seminario Mayor San Ildefonso, también en Toledo, y obtuvo el Bachillerato en Teología por la Facultad Teológica del Norte de España, sede de Burgos, en 1977. Ese año, el 10 de julio, fue ordenado sacerdote en la Archidiócesis Primada. Es Licenciado en Historia de la Iglesia (1984) y Doctor en Teología (1990) por la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma y Diplomado en Archivística por la Escuela Vaticana de Paleografía (1984). Su ministerio lo ha desarrollado en Toledo. Desde 1984 es profesor de Historia de la Iglesia en el Seminario Mayor; capellán mozárabe de la SIC (1985), canónigo (2001), profesor del Instituto Superior de Estudios Teológicos San Ildefonso (2002), canónigo archivero de la catedral y de las Bibliotecas Capitulares (2003), vicedirector del San Ildefonso y coordinador del Bienio de Historia eclesiástica (2008), vicario general y moderador de la Curia Diocesana y miembro del colegio de Consultores (2010) y coordinador de la Sección Histórica del Aula de Estudios Hispano-Mozárabes desde 2012. Nuestro padre guardián asistió a la multitudinaria ordenación episcopal que llevó acabo nuestro señor Arzobispo el 15 de septiembre pasado, en presencia de los cardenales Antonio Cañizares Llovera y Francisco Álvarez Martínez, el nuncio Renzo Fratini, arzobispos y obispos, familiares, autoridades civiles, seminaristas y numerosos fieles.

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u Fruto del flujo migratorio ocasionado en el último tercio del siglo XX, la ciudad de Móstoles pasó de tener 16.000 habitantes a superar los 200.000 en sólo tres décadas. Emigrantes de Andalucía, las dos Castillas, León y Murcia se establecieron en la ciudad junto a unos 18.000 extremeños, cuyos descendientes componen hoy un cuatro de la población. Su actual alcalde, Daniel Ortiz Espejo, de padre pacense, acompañó el pasado 28 de septiembre a los presidentes de Madrid y Extremadura en la inauguración de un tramo del Camino Real a Guadalupe, el más noble de los doce caminos romeros al famoso santuario. Son diez kilómetros de trazado que recorren buena parte de los espacios históricos y turísticos de Móstoles. En el acto, que tuvo por escenario el teatro del Bosque, se descubrió una placa junto a la figura del peregrino plantada en el parque Finca Liana.

«Con este sencillo acto —declaró el presidente madrileño—, estamos diciendo que creemos en la unión de nuestras dos regiones […], y que sabemos que Móstoles y Guadalupe, que Extremadura y Madrid, no son dos simples lugares geográficos que se unen con un camino, sino dos tierras hermanas que forman parte de un proyecto histórico fraguado durante siglos y de una gran nación que nos une a todos, que se llama España.» Junto a los presidentes Ignacio González y José A. Monago estaban los dos consejeros, los alcaldes de Alcorcón, El Álamo y Navalcarnero; Ricardo Hernández, presidente de las Asociaciones Ex. de Madrid; Antonio Dávila, presidente de Amigos del Camino Real a Guadalupe, y Emilio Méndez, presidente del Hogar Extremeño de Madrid.


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Crónica de la Puebla Antonio Ramiro Chico

Las reformas litúrgicas introducidas en el pontificado de san Pío X, recogidas en el Motu proprio Abhinc duos anno 1913, no permitían la celebración de las fiestas litúrgicas de la Bienaventurada Virgen María ni de los Santos, en domingo. Ello propició que la Fiesta litúrgica de la Bienaventurada Virgen María de Guadalupe, como Patrona principal de Extremadura, que se venía celebrando desde 1907 la Dominica primera de septembris, según petición del arzobispo de Toledo y los obispos de la región, pasara a celebrarse el día 6 de septiembre de cada año.

Procesión de la Virgen, acompañada de tiples y la Schola Cantorum, antes del año 1928.

I Centenario Por este motivo en 1914, la Diócesis de Toledo publicó su Kalendarium perpetuum Archidiocesis Toletanae, aprobado por la Sagrada Congregación de Ritos el día 17 de abril de 1914, en el que quedaba asignada la Fiesta de la Bienaventurada Virgen María de Guadalu-

pe, como Patrona principal de toda Extremadura, al 6 de septiembre de cada año, como así consta, tanto en el Boletín Eclesiástico de Toledo, 34 (1914) como en la antigua Revista Guadalupe, 184 (1914), donde en su «Calendario mariano e indicador cristiano, recoge el día 6 de septiembre, entre otras solemnidades: La Fiesta de la Santísima Virgen María de Guadalupe, Patrona de Extremadura». Desde entonces, hace ya cien años, los guadalupenses y extremeños celebramos el día 6 de septiembre la fiesta litúrgica de la Virgen de Guadalupe, en todas y cada una de las iglesias extremeñas, motivo más que suficiente, para que el próximo 6 de septiembre, se celebre esta solemnidad de una forma especial en todo el territorio extremeño con una imagen peregrina que recorra toda la geografía extremeña. Asimismo, desde el año 2005, pontificado de Benedicto XVI, cada vez que esta fiesta caiga en domingo los devotos de la Virgen están llamados a celebrar Año Santo Guadalupense, según concesión de la Santa Sede, a través de su Penitenciaría Apostólica (Prot. N.431/04/1), por lo que estamos convocados todos, acompañados de nuestras instituciones religiosas y civiles a preparar con singular esmero el próximo Año Jubilar 2015. Castañazo Si en nuestra anterior crónica anunciábamos la recogida del fruto de las castañas, cuya campaña se preveía abundante por la cantidad de muestra que traían los árboles, pronto nuestros cosecheros comenzaron a sospechar de un posible “castañazo”, al ver que el fruto venía tardío y con bastantes cucharetas o fruto vano, aunque esta mengua en la producción ha elevado el precio del producto, superando el euro con cuarenta y un céntimo por kilogramo, siendo una vez más, la verdadera pedrea del Gordo de Navidad para bastantes familias de Guadalupe y de esta comarca de las Villuercas. No ocurre lo mismo con el fruto por excelencia del invierno, la aceituna, cuya campaña se inauguró después del puente de la Purísima Concepción, que está siendo bastante abundante y prolongada, debido a las copiosas lluvias de finales de diciembre y primera quincena de enero, aunque el precio de este oro verde, por desgracia para los cosecheEl nuevo párroco de Guadalupe ros, no llega ni a pedrea del Niño.

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plazamayor / 37 ejerce el ministerio de la fe: el baptisterio y el confesionario, para a continuación invitarle a que se sentara en la sede desde donde presidirá las celebraciones litúrgicas, enseñará, servirá y guiará a su grey. Al terminar tan solemne celebración el nuevo párroco bendijo a los asistentes y ausentes, recibiendo a continuación las sinceras y efusivas felicitaciones de su feligresía, a la que unimos ahora la nuestra de una manera cordial y afectuosa. Ad multos annos.

Carlos Cordero en la sala capitular

Toma de posesión parroquial El sábado, día 9 de noviembre, la Puebla y Villa de Guadalupe fue testigo vivo de la toma de posesión de su nuevo párroco, fray Jesús Mª Tena González, quien había sido presentado en el congreso capitular de la Provincia Bética Franciscana celebrado en Madrid, durante los últimos días de junio y elegido para el cargo por el Arzobispo de Toledo el 11 de septiembre. Este acto importante para la vida de cualquier población, poco escenificado en Guadalupe, convocó a las siete de la tarde, a un gran número de la feligresía y autoridades locales, con el toque de campanas a cargo del nuevo párroco, fray Jesús Mª Tena, invitando así a la población a la solemne Eucaristía, que presidió el Vicario Episcopal de Talavera, don Felipe García Díaz-Guerra y concelebrada por el guardián del Real Monasterio, fray Antonio Arévalo Sánchez, párroco anterior; los vicarios parroquiales: fray Rafael Arcos Gallardo y fray Francisco Manuel González Ferrera, y los otros hermanos de la Comunidad franciscana, así como varios sacerdotes diocesanos del Arciprestazgo de Guadalupe. Posteriormente, después de leer el nombramiento de párroco, el Vicario Episcopal, le entregó el libro del Evangelio, las llaves del sagrario y los lugares donde se

Homenaje a Carlos Cordero El día 7 de diciembre, en el Centro Cultural, Guadalupe rindió un justo homenaje a don Carlos Cordero Barroso, organizado bajo la batuta de su hijo Pedro Enrique Cordero, en el que actuó de mantenedor, fray Antonio Arévalo Sánchez, guardián del Real Monasterio. Su presencia casi todavía estaba viva entre el auditórium, pues sólo hacía ocho meses de su luctuoso fallecimiento. En esta noche invernal, Carlos Cordero congregó en primer lugar a su familia, que nos mostró el aspecto más humano de este gaditano, profesor, literato y hasta poeta, en la voz aterciopelada de su hermana Petra Cordero Barroso. La Asociación de Damas quiso también reconocer su labor de Caballero de Santa María de Guadalupe y su encomiable labor como presidente y fundador de dicha Asociación, entregando un artístico pergamino a su querida esposa Petra Cordero Vázquez, sumándose así al reconocimiento que en vida le habían dedicado los Caballeros (2003 y 2012). Su labor docente, también tuvo voz y reconocimiento, con la intervención de Francisco Carrasco Rol, director que fue del Colegio Público Reyes Católicos de Guadalupe y su compañera Demetria Trujillo Trujillo. En el aspecto musical, don Carlos también contó con las voces de la Coral Santa María de Guadalupe, de la que él había formado parte y del Coro del Colegio que él había dirigido, al que se sumaron otras voces, bajo la dirección de su hijo Enrique. En esta noche entrañable por los sentimientos que afloraron ante la trayectoria cultural, política y religiosa del profesor y académico correspondiente, Carlos Cordero Barroso, hubiera sido buena ocasión, para que los distintos colectivos allí presentes hubieran solicitado su condición de Hijo adoptivo de Guadalupe, a título póstumo.

Guadalupe (2009), acuarela de Rossend Franch Cubells (Tarragona 1934)

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Aprobación de Presupuestos municipales Siguiendo el principio de estabilidad presupuestaria y eliminando todo gasto superfluo el equipo de gobierno del PP en Guadalupe ha conseguido la aprobación de los Presupuestos municipales para 2014, por una cuantía superior al millón doscientos mil euros, a pesar de no tener la mayoría. Esta vez ha contado con el voto favorable del concejal José Vázquez Alonso, al aceptar el equipo de gobierno varias enmiendas presentadas por él. Por su parte, el PSOE, en esta ocasión ha votado en contra. Esta política de austeridad y control del gasto ha hecho posible que Guadalupe, en estos tiempos difíciles, cuente con varios Planes de empleo: municipal y de emprendedores, así como llevar a cabo políticas de apoyo a familias con situación de emergencia social; se garanticen, además, los programas de formación, culturales y deportivos, al mismo tiempo que se colabore con las asociaciones locales y se premie a los mejores expedientes de los alumnos de nuestra localidad. Aunque Guadalupe hoy día no vive de la agricultura, está bien que se invierta y se mantengan sus principales caminos rurales, que mejoren nuestro entorno natural y sus vías de acceso, para que cada año, los miles de visitantes que reciben este Patrimonio Histórico se lleven la mejor imagen de nuestra Puebla y Villa. Navidad y Epifanía Desde que a finales del siglo XIII, la Madre de Dios santificó este lugar escondido de las Villuercas, y puso su trono de gracia sobre su regazo, la Navidad siempre se ha celebrado con solemnes cultos, chirimías, cálidas voces que, al son de pandereta y almirez, han alabado la venida del Niño Dios. En este año el programa de Navidad ha sido extenso y copioso, gracias a la estrecha colaboración entre los frailes y el Ayuntamiento, en el que han participado las distintas Asociaciones locales. Uno de los primeros en inaugurar este tiempo natalicio ha sido fray Javier Córdoba de Julián, quien todos los años nos obsequia con un bello y didáctico Portal de Belén, instalado en la capilla de Santa Ana, bendecido he inaugurado el IV domingo de Adviento al mediodía. Los actos culturales comenzaron el día 7 con el mencionado homenaje a Carlos Cordero, al que siguieron la lectura de cuentos, presentaciones de dos libros: La Pasión de Balboa, de la autora Rosa López y Curvas de la Habana, de Alberto Navalón. Después vinieron los certámenes de Villancicos en la Casa de Cultura y en la Basílica, a cargo de la Coral Santa María, los Amigos de la Música, el Grupo de la Zarzuela y la Banda de Música, así como concurso de postales de Navidad, a cargo de los escolares del Colegio Reyes Católicos. También hubo representaciones teatrales del Belén viviente, en la plaza y atrio basilical, con buena puesta en escena y guión, organizado por fray Francisco González Ferrera, vicario parroquial. Un año más, fray Jesús Tena, párroco, también representó con un grupo de jóvenes el mensaje de la Navidad en la Casa de la Cultura. Concluyó dicho programa el 5 de enero con la Cabalgata de Reyes, don-

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Escena del Nacimiento de la plaza Mayor [Foto: Gabriel Sánchez Olmeda]

Cuadro general del Nacimiento [Foto: GS0]

La Banda y la Agrupación de Zarzuela en el Concierto de Navidad [Foto: GSO]

Adoración de los pastores y los Magos en presencia de Zurbarán [Foto: GSO]

de los niños volvieron a gozar de una noche mágica con la llegada de sus Majestades a esta Puebla y Villa.


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Mirando atrás Laureno Martín Cordero, El Niño Leímos la hazaña de este hombre —al igual que la del Caballero cubierto, que aquí dejamos— en el periódico Altamira, donde Juan José R. Gamino sólo nos da el apodo. Seguida la pista tuvimos noticia del historial militar en casa de su nieta. El Niño, alias con el que se le conoce, no es otro que Laureano Martín Cordero. Nacido en Guadalupe, el 4 de julio de 1875, con 20 años pasó de jornalero al Ejército en el reemplazo de 1895, destinado el 5 de noviembre de ese año al XII Regimiento montado de Artillería, donde estuvo hasta el 24 de noviembre del año siguiente, en que pasó al Regimiento de Infantería Garellano, Nº 43, tercera compañía del segundo batallón. Por sorteo, el 16 de diciembre de 1896 entró en el batallón de cazadores expedicionarios nº 14, del Ejército de Filipinas, marchando a incorporarse a la plaza de Zaragoza. El día 19 de ese mes partió en ferrocarril a Barcelona donde, al día siguiente, todo su batallón embarcaría en el vapor Colón rumbo a Manila. Duró el viaje por mar del 1 al 21 de enero. Desembarcó y el 31 salió de operaciones por pueblos de la provincia hasta el 11 de febrero. Juan José R. Gamino anotando las hazañas Luego partió hacia Almansa, donde permaneció hasta el 19 que se de El Niño [Foto: DAPRI. Archivo] dirigió a Parañaque y Las Peñas. El 10 de marzo de 1897, desde Almansa, efectuaron varias operaciones militares por la provincia de Cavite, hallándose presente en la hazaña que tendría lugar el día 23 en los barracones de Lalitrán, el 24 en Anabó, partiendo el 26 para Bacoar. Se halló en la toma de Cavite, Biejo, Bisia Cayán y san Francisco de Malabón, así como en otras que se presentaron los día 2, 3 y 10 de abril y 7 de mayo, saliendo para Calamba y pasando a la provincia de Batangar. Por la herida sufrida en Malabón y ocupación de Santa Cruz y Rosario (6 y 7 de abril), Laureano fue distinguido con la Cruz del Mérito Militar y una pensión no vitalicia de 7. 50 Ptas. No fue la única, recibiría otra, aunque sin pensión, por el comportamiento que observó en Las Peñas. Después de curiosas peripecias, que ahora no vienen al caso, el 12 de junio de 1905 obtuvo la licencia absoluta del Ejército, regresando a Guadalupe.

Estas vistas del Corralón de las minas, de finales de los años 20, muestran el nivel anterior del suelo así como el deterioro del campanario. Reparen en las celdas jerónimas de la torre de san Gregorio y algunas bellas cubiertas de almenas y torreones que desmontó el arquitecto don Luis Menéndez Pidal.

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Normas para la presentación de originales a esta Revista 1.- Los artículos que se envíen a esta Revista deben ser 5.- Las referencias o citas bibliográficas de Libros se ajusoriginales e inéditos. La revista Guadalupe admitirá tarán a este criterio: Nombre del autor (entero o iniciales) la publicación de cualquier tipo de trabajo, siempre que seguido de los apellidos, que irán en letras Versales, Título alcance el nivel de calidad suficiente y trate sobre temas y del Libro (en cursiva), Ciudad, año, páginas (p. o pp.). [Ejemplo: Germán Rubio, ofm, Historia de Ntra. Sra. de ámbitos propios. Guadalupe, Barcelona 1926, pp.13-22. Si la siguiente cita 2.- Los textos serán enviados en formato Word, tipo de va inmediata, basta poner Ibídem, y la página. Si la cita no letra Times New Roman, cuerpo 12. El original se remitirá, va seguida: G. Rubio, Historia…, p. o pp.] para su valoración, a: Redacción Revista Guadalupe, Real 6.- Las referencias o citas bibliográficas de Revistas o Monasterio, 10140 GUADALUPE (Cáceres), aunque no será Actas de Congresos se ajustarán a este criterio: Nombre del necesariamente objeto de correspondencia ni devolución. autor (entero o iniciales) seguido de los apellidos, que irán 3.- Los artículos de carácter científico no excederán en letras Versales, “Título del Artículo” (entre “comillas”), de cinco páginas, se presentarán en soporte informático en Título o cabecera de la Revista o Actas (en cursiva), (preferentemente por correo electrónico) y procesador número, (Año), (entre paréntesis), y número de página de textos Microsoft Word o, si no es posible, impresos (sólo números, sin p. o pp.). en papel a una cara, y precedidos de los datos del Autor [Ejemplo: Arcángel Barrado, ofm, “Las capellanías de En(nombre y apellidos, dirección, teléfono y correo elec- rique IV”, en Guadalupe 586 (1970) 88-90. Si la siguiente trónico si lo tuviere), con un breve currículum vitae cita va inmediata, basta poner Ibídem, y la página. Si la cita del autor o autores nuevos. Asimismo se podrán adjuntar no va seguida: A. Barrado, “Las capellanías…”, 90.] ilustraciones, cuadros y similares, originales de calidad 7.- Cada trabajo puede ir precedido de llamadas o frases suficiente, en blanco y negro o color. De no ser posible destacadas del contenido. los originales, también se admiten las fotografías digitaLa Dirección podrá requerir, si es imprescindible, la lizadas en formato jpg o Microsoft Excel si son gráficos. introducción de modificaciones en el texto original de un 4.- Las notas bibliográficas, siempre a pie de página artículo. (letra del cuerpo 10), se numerarán de forma correlativa La no aceptación de cualquiera de estas normas conlleva en caracteres árabes e irán voladas sobre el texto. que un trabajo no sea admitido. La Redacción

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Otoño en las Villuercas, Gabriel Sánchez Olmeda [Guadalupe, Cáceres, 1968]


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