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Pobre Diablo Una serie chanante
Hace cerca de dos décadas un niño asobinado en una cama o una gelatina saltarina hacían gala ya de una de las más distintivas inquietudes del universo chanante: la animación. Veinte años después, Joaquín Reyes, Ernesto Sevilla y Miguel Esteban elevan a un siguiente nivel su trayectoria con “Pobre Diablo”.
“Nosotros teníamos cierta experiencia ya en piezas cortas, pero claro, mis personajes siempre se movían más bien poco. Acostumbraban a estar sentados o tumbados. Un poco también como el que los hace”, bromea Reyes. “Siempre habíamos hecho animación, pero nunca a este nivel”. “Claro, hasta ahora todos nuestros proyectos los animábamos nosotros como podíamos”, apunta Miguel. “Pero ‘Pobre Diablo’ ha llegado a tener hasta veinte animadores distintos en plantilla y sus buenos resultados llevan el sello de Rokyn, que es un estudio de animación granadino excelente”. Una pista, sin duda, de la envergadura y la intensidad de este proceso de trabajo tan arduo. “Hay que tener en cuenta que todo partía de las voces y desde ahí se animaba. Los animadores necesitaban de esa referencia para dotar a los personajes de esas características emocionales propias. El actor de la versión original es el que marca el carácter que va a definir a ese personaje. Y luego, por supuesto, eso deriva en un proceso de animación larguísimo”, continúa Joaquín.
SOBRE SUS PERSONAJES, y más concretamente, sus voces, nos es imposible no hacer un alto, principalmente para recordar a la añorada y admirada Verónica Forqué a través de las palabras de quienes fueron sus compañeros en este proyecto. “Éramos unos auténticos admiradores de ella, nivel mitómano”, recalca Miguel. “Era la voz perfecta para el papel de Rose”, añade Reyes. “Nos emociona mucho recordar que, en los últimos momentos que compartimos con ella, siempre se mostró feliz y dispuesta a todo”. Y es que, por unas o por otras, la emoción está bastante presente en todo lo que respecta a “Pobre Diablo”, algo que queda del todo recogido en su séptimo episodio. “Es verdad que es la vez que más hemos sido explícitos con la emoción, pero no es la primera que lo intentamos. De hecho, algunos de los sketches de ‘Muchachada Nui’ que más me gustaban ya tocaban un poco ese tono”, afirma Miguel.
EL APRECIO POR LAS COSAS bien hechas es, en cierto modo, lo que les ha llevado a no caer en desaceleradas reiteraciones y les ha obligado a sentirse ávidos por evolucionar en su forma de hacer comedia. Un rasgo identitario que además les revela casi como una rara avis dentro de su generación y que es lo que les ha permitido sacar pecho de su humor y de sus proyectos, aún después de tantos años. “Creo que nuestro recorrido siempre ha sido más largo gracias a que el humor que practicábamos nunca se basaba en la actualidad y sí en lo absurdo”, matiza Joaquín. “También está ahí el hecho de que nunca hemos querido pecar de viejunos ni repetir el mismo tipo de comedia, porque detrás de esos ataques de nostalgia lo único que se confirma es que te has hecho mayor y ya no eres una persona inquieta. Nosotros, al menos, tenemos la voluntad de no perder esa inquietud. Siempre hemos apostado por no repetir la misma fórmula, y ahora lo demostramos, no solo en la forma, sino también en el fondo”.
FRAN GONZÁLEZ