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M83 Artista de su tiempo

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“ FANTASY” ES EL NOVENO DISCO de M83 y un fresco maravilloso de guiños evocadores y estética sci-fi que hará que nos olvidemos, por un segundo, de nuestro presente terrenal y mundano. “De alguna forma, necesito que todo lo que elaboro lleve ese sello fantástico y cinematográfico que me permita soñar”, apunta el artista galo, con respecto a esa tendencia innata por elaborar relatos que le permitan evadirse de su realidad inmediata a través de la música. “En realidad estamos hablando de una enfermedad en potencia, francamente, porque hay ocasiones en las que preferiría mil veces permanecer en ese universo en el que nada es real, antes que vivir en el espacio-tiempo que nos rodea. Y eso es complicado, porque dificulta mucho que las personas de mi entorno logren conectar conmigo”.

SU HERMANO YANN, cineasta profesional e implicado en el cuerpo audiovisual de “Fantasy”, le ayudó a trazar esas líneas directas ente su mundo y el nuestro, según nos cuenta, a través de una colección de títulos musicales y fílmicos que desde bien joven atesora. “Mi hermano y yo tenemos una visión muy similar sobre cómo debe sonar la música hoy día y, por supuesto, nuestra creatividad bebe de fuentes muy similares.

Él es cuatro años mayor que yo y desde que éramos pequeños ya hacía las veces de prescriptor musical y cinéfilo conmigo, lo cual era genial. Siempre que necesito ayuda para mis canciones, recurro a él. Es muy bueno con las palabras y creando imágenes”. De esas influencias inmortales que residen en su psique, brota un disco que él mismo tacha de “ambicioso”, con respecto a lo que la actualidad demanda. “Realmente, si con ‘Fantasy’ tan solo consigo llegar a esas personas que, al igual que yo, conciben la música desde una perspectiva tan old-school, ya habré sentido que he logrado mucho”, apunta desde la humildad. “Es un disco bastante extenso, y cuando uno se embarca en proyectos así siempre siente algo de miedo. Especialmente en los tiempos en los que estamos, en los que la capacidad retentiva del público medio está muy trastocada y se exige que los productos sean más inmediatos y ligeros. Hacer un disco que pase de los sesenta minutos hoy día es un acto suicida”. Sin lugar a dudas, todo un alegato a esa vieja escuela que aboga por recuperar la percepción y la manera de disfrutar de la música, antes de que los servicios de streaming irrumpieran en nuestras vidas. “La forma actual de consumir cultura, tanto musical como audiovisual, me resulta de lo más triste. Hay demasiadas opciones en todos lados. La creación de contenidos se ha democratizado en exceso, haciendo realmente imposible poder consumir todo lo que nos gustaría”. Y es que, aunque sus palabras rocen un discurso ludita, hay sentencias con las que no podemos más que estar de acuerdo. “Vivimos tiempos muy raros y la vida del artista ha cambiado muchísimo. Ahora ya no solo se nos exige crear música como tal, sino también ser representantes de una marca personal y entrar en una dinámica de desnudo mediático que encuentro de lo más tóxica. Si yo fuera un fan, no querría saber lo que mi artista favorito hace un fin de semana ni saber cómo luce su salón en un vídeo de TikTok. Querría escuchar su música, y punto, que es a fin de cuentas lo único por lo que, como artista, quiero ser recordado”.

Como artista, precisamente, Gonzalez ha atravesado muchas etapas; algunas en las que no creía demasiado en sus capacidades tonales y en las que renunció a tener apenas presencia vocal en sus piezas. “Tengo una tendencia irremediable a odiar mi voz, pero con el tiempo he empezado a darme cuenta de que, tanto si me gusta como si no, es mi voz, y como tal debo aceptarla”, afirma el artista francés, con respecto a la re-aparición de su voz en “Fantasy”. “He empezado a ver mi voz como una herramienta única, con sus escasas cualidades y sus múltiples defectos, pero que es única al fin y al cabo. Es la llave que me permite hacer que mi música sea mía y solo mía, que es al fin y al cabo el gran deseo de todo artista, ¿no? El poder alcanzar un sonido único y personal que nos diferencie del resto. Creo que el hecho de aceptar todo lo bueno y todo lo malo que tienes como artista es también algo precioso”.

DE LA MANO DE JOE BERRY y y Justin Meldal, Anthony nos presenta ahora trece pistas que plantean un viaje inmersivo repleto de tramas y acción, ante el cual lo único que podemos hacer como oyentes es agarrar un bol de palomitas y dejarnos llevar. “Si hay una idea que destaco de este trabajo y que extrapolo a todas las canciones del álbum, es que fueron creadas desde la intención de ser llevadas al directo y buscan ser disfrutadas al máximo por el público en un concierto”, afirma Gonzalez. “Principalmente, porque con Joe y Justin hemos creado ese efecto ‘de banda’ que se puede percibir en el disco y que remite a eso, a querer ver a una banda en directo interpretando estas canciones, lo cual creo que la gente va a agradecer mucho”.

NO NOS RESISTIMOS y también nos seduce la posibilidad de hablar con él sobre su secreto para maridar nostalgia y vigencia, pues contra todo pronóstico, el artista natural de Antibes nos confiesa que su música reside más en el futuro de lo que creeríamos a simple vista. “Desde nuestro estilo, hemos tratado de hacer un disco que también se aproxime a la modernidad y que no solo se apoye en el pasado. Guardando coherencia con lo que nos define, pero también saliendo de nuestro habitual terreno y de nuestros límites creativos. La nostalgia es un arma de doble filo, la cual puede convertirse en algo muy peligroso. Especialmente cuando eres artista, pues te puede llevar a simplemente replicar en bucle aquello que ya hiciste años atrás, y ese es definitivamente un terreno que no quiero transitar. Vivo más en el futuro de lo que parece. A pesar de la nostalgia de mi música, anhelo ser un artista de mi tiempo”. F.G.

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