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Nunatak La espontaneidad imperfecta

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El tiempo es un aliado y donde algunos ven solo nieve en el tejado, este quinteto de Cartagena ha encontrado la valía necesaria para dar con un estilo que les permita arrancar sus embarrados motores. Y “Nunatak y La Isla Invisible” (Autoeditado/ Altafonte, 23) es la prueba.

EL OPTIMISMO SUICIDA de quien sabe que los años pasan, pero no en balde, siempre que haya un objetivo definido en el punto de mira. El de Adrián Gutiérrez, Gonzalo Ruiz, Fernando Besada, Álex Dumdaca y Pedro Hernández queda recogido en “Nunatak y La Isla Invisible”, el quinto trabajo de Nunatak y su particular forma de intentarlo una vez más. “Puede parecer que nos ha quedado un disco muy optimista, pero es más bien ese optimismo de quien apuesta por asumir que, aunque las circunstancias vayan a ser siempre difíciles, no queda otra que hacer un esfuerzo por intentar que las cosas te sigan ilusionando”, afirma Adrián Guitérrez, líder y vocalista de la banda. “Un optimismo realista, ese que nace desde la pérdida de la inocencia”, apunta Álex Dumdaca, batería de Nunatak.

JUNTOS FIRMAN UN NUEVO CAPÍTULO en este particular periplo de aventuras que capturan las distintas etapas en las que la banda se ha visto inmersa a lo largo de su década de existencia, apostando por hacer uso de esa madurez adquirida y reflexionar de forma introspectiva sobre todo aquello que les une. “En esta ocasión, y a diferencia de otras veces en las que sí que hemos sido más observadores de aquello que nos rodeaba, hemos apostado por mirar más hacia nuestro interior y hablar de nuestras vivencias y de ese círculo que hemos creado entre nosotros. Ese espacio virtual que se genera de la mano de nuestras distintas interconexiones, nuestras experiencias comunes y de cómo a fin de cuentas esto termina siendo nuestra particular isla, alejada del ruido externo”, comenta Álex sobre el sentido y razón de “Nunatak y La Isla Invisible”.

POR OTRA PARTE, LA FORTIFICACIÓN de esta unidad se convierte en elemento indispensable para la supervivencia del proyecto tan pronto como éste se ve sacudido por unas circunstancias históricamente insólitas. “Cuando estás en una banda, la cosa va por ciclos, ¿sabes? Si te pilla que acabas de terminar una gira y salta una pandemia, pues la aceptación de la misma se integra de forma más natural, supongo”, elucubra Álex sobre el poso nostálgico que el álbum contiene. “El problema es cuando te pilla en un ciclo alto, como nos pasó a nosotros, con una buena cantidad de bolos y planes en mente. Llevábamos muchos años dando conciertos prácticamente todos los fines de semana, y esto fue como un machetazo tremendo a nuestro futuro y un frenazo que nos ha dejado embarrados. Así que ahí estamos, viendo a ver si podemos volver a arrancar la maquinaria”. “Fue un corte en seco a todo lo que teníamos en mente hacer y justo en el que probablemente fuera el pico más alto de nuestra trayectoria”, subraya Adri. Sin embargo, y tal y como alude el propio carácter luminoso y alentador de sus letras, las canciones de “Nunatak y La Isla Invisible” no ven en la pandemia su génesis inspiracional. “Durante aquellos días salieron muchas canciones, inevitablemente inspiradas en la pandemia, pero decidimos dejarlas en el tintero, principalmente porque sabíamos que ya habría cientos de bandas haciendo exactamente lo mismo, y porque buscábamos crear algo más atemporal que la gente no se cansara de escuchar a los dos días. Después de un proceso muy largo de pruebas y descartes, tomamos la decisión de no coger la pandemia como hilo conductor de nuestra nueva música”. Unas palpables ganas de salirse de la tangente que fueron recogidas por nada menos que Paco Loco, quien acreditado en la producción de este nuevo trabajo, puso a disposición del quinteto de Cartagena ese maravilloso toque personal que tan bien le define. “Su forma de entender la música, desde la experimentación y la libertad, se contraponía mucho al método más concienzudo que otros productores habían desempeñado con nosotros en anteriores trabajos, y creímos acertadamente que el estilo de Paco se adecuaba a la perfección a estas nuevas canciones, que a fin de cuentas, pedían más crudeza y naturalidad”, afirma Álex, del todo emocionado por haber contado en los créditos con el legendario productor. “Trabajar con él también nos sirvió para aproximarnos a un estilo que se asemejara más a aquello que estábamos buscando. Llevábamos mucho tiempo tratando de huir del sonido ‘indie festivalero’ por excelencia, ese de coros y bombo a negras, en el que desgraciadamente se nos ha categorizado durante bastantes años. Tal vez es cierto que en el pasado hayamos compuesto ciertas canciones que hayan pecado de ser próximas a esta premisa, pero estoy convencido de que con Paco Loco hemos logrado nuestro propósito, encontrando la autenticidad y la belleza en esa espontaneidad imperfecta suya”. FRAN GONZÁLEZ

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