Todos sabemos que hay un momento para todo y un De un minuto puede depender una vida, o inclutiempo para cada cosa, según sean nuestras decisio- so varias. Y son tantas cosas las que pueden ocunes y la importancia que nosotros les demos a estas. rrir en un minuto, muchísimas malas, y otras tantas buenísimas, y esta vez, ha sido un minuto el que ha evitado Comencemos con una pregunta muy sencilla. que un día que ya es perfecto, lo pueda ser aún más. ¿Cuántas to de
veces nuestras
dejamos pasar un minuvidas sin darnos cuenta?
Pero no solamente se trata de eso si no, también cuántas veces traemos a nuestras vidas los recuerdos de los minutos vividos llenos de felicidad, de alegría y también de tristeza. Lo importante es no vivir la vida porque sí, dejando pasar el tiempo, sino saborear cada minuto de nuestras vidas aprovechándolo al máximo. Como jóvenes adultos que somos. Nos preocupamos por muchas cosas, y a medida va transcurriendo el tiempo esas preocupaciones van aumentado cada vez más y más, hasta que caemos en un círculo; en cual a veces no vemos lo importante que son las decisiones que tomamos en un solo minuto. ¿Alguna vez te has parado a pensar en lo importante que puede ser un minuto? Simplemente todo puede cambiar en tan solo 60 segundos, que para nosotros en este momento no significan nada. La vida de una persona puede dejar de ser maravillosa, solo con un paso de la manecilla de un reloj. Por supuesto puede ser un minuto, el que consiga que una vida se transforme en la más perfecta del mundo. Una conversación de un sólo minuto puede alegrarte el día, y al mismo tiempo se pueden desmontar mil ilusiones. Por un minuto puedes perder un tren, o un avión, quizá el tren o el avión de tu vida.
Pero aun así, para muchos de nosotros 60 segundos no significan nada. Un minuto sirve para sonreír, sonreír para el otro, para ti y para la vida. Un minuto sirve para ver el camino, admirar una flor, sentir el perfume de la flor, sentir el césped mojado, percibir la transparencia del agua. Un minuto sirve para escuchar el silencio. Es en un minuto en que uno dice el sí, o el no que cambiará toda nuestra vida. Un minuto para un apretón de mano y conquistar un nuevo amigo. Un minuto para sentir la responsabilidad, pesar en los hombros, la tristeza de la derrota, la amargura de la incertidumbre, el hielo de la soledad, la ansiedad de la espera, la marca de la decepción, la alegría de la victoria. En un minuto se puede amar, buscar, compartir, perdonar, esperar, creer, vencer y ser. En un minuto se puede salvar una vida. Tan sólo un minuto para incentivar a alguien o desanimarlo. Un minuto para comenzar la reconstrucción de un hogar, de una vida. Minutos... Cuántas veces los dejamos pasar sin darnos cuenta, pero también cuantas veces traemos a nuestra vida los recuerdos de los minutos vividos llenos de felicidad, de alegría y tristezas. Con frecuencia decimos “es un minuto” que nos parece nada, pero cómo se aprecia ese minuto al levantar la mano y saludar a un amigo que se va para siempre, cómo se valora ese minuto que hace que lleguemos tarde a nuestro trabajo, universidad y hogares, cómo se espera ese minuto que nos lleva a reunirnos con los que amamos, cómo nos llena de emoción ese minuto al que se entrega al hilo al nacer y como también que la vida otorgue más minutos a que la muerte separará físicamente y no veremos más.