Sala de Arte EL BROCENSE Cร CERES
DERIVAS DE LA MEMORIA Mรณnica Gener
septiembre-octubre 2017
A Rodrigo, Alicia y Alberto, los faros que me guĂan cuando quedo a la deriva.
Antes de que los ocĂŠanos de la memoria se conviertan en pozos insondables, arrojo botellas con mensajes y fotografĂas que me ayuden en la deriva del olvido.
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CARTOGRAFÍAS EN AZUL María López Díez
“El recuerdo es también un despertar” Walter Benjamin, Obras II, Julien Green
En el momento en que entré en el taller, la sorprendí con las manos hundidas en la pila. Mientras me hablaba de un tal Climent, el azul Prusia de las cianotipias iba fijándose sobre el papel, revelando escenas lejanas de una familia antigua… A partir de un legado de placas de cristal, en origen algo casual, Mónica Gener ha ido desarrollando un ejercicio de investigación, de creación y de recreación sobre la memoria. Dejándose llevar por recuerdos fragmentados, se ha ido adentrando en la vida de los personajes que pueblan esas fotografías de manera inquisitiva y libre. No es tan importante el resultado como el meticuloso proceso que ha llevado a cabo para crear un archivo de la memoria, una cartografía que redibuja los pasos más familiares y privados de Vicente Climent. Esos pasos que retoma la artista para deambular por el pasado familiar, planteando una suerte de paseo por la memoria. De una manera muy parecida a las derivas que proponían los Situacionistas de los 60 por la ciudad, la artista pone en marcha un complejo proceso para adentrarse por los vericuetos de la memoria. No hay mapas, brújulas, GPS o instrucciones, ni siquiera existe un rumbo determinado o un destino final, solo se acompaña de una actitud muy consciente y abierta a todo aquello que depare ese acto de caminar. Se detiene y observa con atención algunos lugares o momentos que se convierten en hitos del camino, luego recreados en las distintas piezas que ahora conforman la exposición. Otras veces, se adentra por callejones sin salida que le obligan a volver sobre sus propios pasos.
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En ocasiones, pasa por el mismo lugar de forma recurrente o se desvía del camino ante un momentáneo impulso… Todo está permitido y todo va construyendo -sin apenas darnos cuenta- diferentes itinerarios que se entrecruzan y que van tejiendo una malla de líneas figuradas como si de una carta de navegación se tratara. Esta aventura deambulatoria deviene en un ejercicio de observación pero también de introspección. El propio Guy Debord, autor de la Teoría de la Deriva (1958), recoge una frase de Marx que explica bastante acertadamente el resultado de estos procesos: “Los hombres no pueden ver a su alrededor más que su alrededor, más que su rostro; todo les habla de sí mismos. Hasta su paisaje está animado”. Los paisajes del recuerdo que nos propone Gener evocan atmósferas psíquicas y esa es la invitación que nos ofrece a los espectadores. Al igual que ella ha experimentado sus propias derivas por la memoria, materializándolas en distintas obras, nosotros podemos hacer lo mismo entre las piezas que habitan las salas, dejándonos llevar por el mismo impulso curioso, libre y personal. Se trata, en suma, de una compleja operación para perpetuar la memoria - la de Climent, la de la artista y la de todos nosotros-, en un intento por conjurar el olvido que, al fin y al cabo, supone la muerte.
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DERIVAS DE LA MEMORIA Mónica Gener
Este proyecto surge gracias al descubrimiento de una extraordinaria colección de negativos fotográficos sobre placas de vidrio, y se hilvana a través de los recuerdos familiares que se han ido transmitiendo a lo largo de tres generaciones. Siempre me han gustado las historias que contaban mis mayores. Esta vez, a partir de los relatos de mi tía Roberta Climent (Bobbie) y con el apoyo visual de las maravillosas fotografías de su abuelo, he podido reescribir un fragmento de la historia familiar y crear un proyecto basado en la volatilidad de los recuerdos y la fragilidad de la memoria. Esta exposición es un viaje al pasado de la mano de la tía de Bobbie, Catalina Climent Fresquet. El proyecto toma como protagonista a Catalina con 80 años, tras el hallazgo de algunas fotografías hechas por su padre Vicente Climent y Navarro. La historia se sitúa en Valencia y Barcelona entre 1903, fecha del nacimiento de Catalina, y 1921, año en que su padre la fotografía por última vez. Derivas de la memoria se podría definir como una geografía invisible construida sobre los recuerdos y las motivaciones personales a través de unas fotografías tomadas a principios del siglo XX, en el seno de una familia fuertemente vinculada al arte y a la música. Gracias a Catalina Climent, el espectador puede hacer ese viaje al pasado descubriendo la historia familiar y al tiempo, crear su propia historia a partir de la parte "no contada" de cada fotografía. A través de la fuerza que tiene la fotografía para evocar recuerdos olvidados, se reconstruyen los primeros años de Catalina Climent junto a sus hermanos Vicente y Francisco, donde lo cotidiano se convierte en juego y el tránsito fugaz a través del tiempo se materializa en maravillosas escenas familiares conservadas en fragmentos de vidrio.
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Familia Fresquet Mascarós [ca. 1913]
Familias Climent, Pajarón y Suay [ca. 1914]
Familia Climent, Loreto y Paco Pajarón [ca.1914]
Negativos del archivo fotográfico Vicente Climent y Navarro
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Este es el punto de partida de la exposición Derivas de la memoria: más de 600 negativos y una historia familiar que bien podría servir para el guión de una película. Han sido meses de escudriñar en las fotografías para identificar a cada una de las personas que posan en ellas. Meses para descubrir su parentesco, su edad, incluso su personalidad a través de sus miradas y gestos. Analizar los entornos en los que son retratados, los paisajes, el atrezo de cada escena y el vestuario. Es sorprendente todo lo que puede esconder una imagen y el reto que supone descubrir lo que nos ha querido contar el fotógrafo, sobre todo porque nuestra mirada está contaminada por el paso del tiempo . Las primeras fotografías están fechadas en torno a 1900. Aunque hay algunas de temática diversa como fiestas populares, toros o paisajes, son los retratos los que destacan por su contenido emocional y sobre todo por la historia familiar que nos descubren. Una selección de éstas últimas son las que he utilizado para la exposición, positivándolas mediante la técnica de la cianotipia, procedimiento fotográfico que les confiere un color azulado característico. Más de un centenar de cianotipias sobre distintos soportes conforman el material sobre el que se articula la exposición, completándose con otros materiales y sobre todo con textos que nos sitúan en el instante del recuerdo. Una de las obras que se incluye en este trabajo es una instalación realizada con 45 cianotipias. En ella se definen los vínculos familiares y se narran momentos importantes a través de un breve párrafo que acompaña a cada fotografía. En algunas de ellas queda de manifiesto la pérdida de memoria de una Catalina octogenaria y en otras el sentimiento que le produce el contemplar una escena de su infancia o la emoción de reconocer a un ser querido. Los textos están realizados con una antigua máquina de escribir Underwood que también forma parte de la instalación, y que nos muestra que una forma de hacer que nuestros recuerdos perduren es dejarlos por escrito. No es de extrañar que las imágenes, guardadas en placas de vidrio emulsionadas con gelatina al bromuro de plata, trasciendan el ámbito del documento gráfico para pasar a ser en sí mismas arte con mayúsculas. Su autor, Vicente Climent y Navarro, era dibujante, pintor y docente. La fotografía se convertiría, probablemente sin él saberlo, en otra disciplina más de su trabajo artístico.
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Teresa Suay, Catalina Fresquet y Vicente Climent [ca. 1903]
JoaquĂn Sorolla, Vicente Climent e Ignacio Pinazo [ca. 1911]
Francisco Climent y Navarro [ca. 1904]
Catalina y Antonio Climent Fresquet [ca. 1907]
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Si bien es verdad que a principios del siglo XX la fotografía está todavía en sus inicios, ya se pueden comprar cámaras y sobre todo placas que permiten exposiciones más cortas y que no requieren preparación. La magia de la fotografía debió cautivar a Vicente, no sólo para inmortalizar instantes maravillosos, sino como ayuda para sus cuadros y dibujos. Desgraciadamente no se conservan las cámaras utilizadas por el artista, sin embargo, a pesar de las vicisitudes, sí que han permanecido en el legado familiar las cajas originales de las placas fotográficas. Vicente Climent nace en Valencia en 1874. Fue el segundo hijo ilegítimo de un gran empresario valenciano que, según mis deducciones, bien podría ser Francisco Climent, director y propietario de "La Maquinista Valenciana". Francisco fue un brillante ingeniero y visionario que fundó esta importante empresa siderúrgica a finales del siglo XIX y que tuvo su apogeo durante la primera mitad del siglo XX. Desde temprana edad, su hijo Vicente demuestra tener un gran talento para el dibujo y la pintura, llegando a conseguir con tan sólo 21 años la cátedra de Dibujo del Antiguo y del Natural de la Escuela de la Casa Lonja de Barcelona, desde donde ejercerá una brillante carrera como docente. Apreciado en los círculos artísticos, buen amigo de Joaquín Sorolla e Ignacio Pinazo junto a los que se retrataría varias veces, alternará las clases en la Escuela con su obra personal y algunos encargos institucionales. Probablemente su condición de hijo ilegítimo y la falta de tiempo para dedicarse sólo a la pintura, le confiere un temperamento contradictorio y un carácter rudo y desasosegado. Si bien este hecho no trasciende ni merma el afecto que siente por su familia, que crece de un entorno acomodado y respetable en la ciudad de Barcelona. A falta de tres meses para el cambio de siglo, Vicente contrae matrimonio con Catalina Fresquet Mascarós. Tres años más tarde, en 1903, nace su primera hija, Catalina Climent Fresquet, que se convertirá en musa y modelo para el pintor y en la protagonista de esta historia.
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Catalina, Vicente, Francisco y Antonio Climent [ca. 1914]
Vicente y Francisco Climent Fresquet [ca. 1914]
Catalina, Vicente y Francisco Climent Fresquet [ca. 1911]
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Las fotografías que se conservan de esa época son una suma de escenas cotidianas, en las que todo parece girar en torno a la pequeña Catalina. Retratos con sus abuelos paternos, con su madre, con su primo Toni... donde sus vestidos, sombreros o juguetes son parte importante de la imagen final. Especialmente interesantes son los retratos que Vicente hace de Catalina junto a su primo Toni, segundo hijo de su hermano Francisco, en los que los niños aparecen vestidos de negro. Hace dos años que Vicente, el hermano mayor de Toni, ha fallecido con un año de edad como consecuencia de un trágico accidente doméstico. Tras este fatal acontecimiento, y dicen que ahogada por la pena, muere a los pocos días también su madre, Antonia Fresquet Mascarós, dejando huérfano a Toni con tan sólo un mes de vida. Cuando Catalina tiene cinco años nace su hermano Vicente, y tres años más tarde, Francisco. Las fotografías de los tres hermanos se suceden en múltiples ubicaciones en las que destaca la teatralidad con la que se dispone la escena y la ternura que se desprende de cada una de ellas. Se suceden las fotografías familiares realizadas en el interior de la casa o en el estudio, en las que con frecuencia aparece un piano y Catalina sentada tocando bajo la atenta mirada de su madre, su incansable maestra. Las lecciones tuvieron su recompensa, ya que con el tiempo llegó a ser concertista de piano y chelo. La música y el arte se apoderaban de la atmósfera de la casa ubicada en la calle Alto de San Pedro. Partituras, maquetas, dibujos, pinturas y esculturas rellenaban las paredes y las estanterías, confiriendo un entorno propicio para la educación de tres niños cuya infancia parecía rebosar felicidad. Ha sido interesante descubrir a través de las fotografías que hay otra familia con la que mantienen una relación muy estrecha. Ese vínculo se establece a través de Teresa Suay, la que fuera nodriza de Catalina Fresquet, mujer de Vicente Climent. Teresa y su marido, Sebastián Correcher, se trasladan a vivir con la joven pareja cuando se mudan a vivir a Barcelona. Ambos aparecen en numerosas fotografías y dibujos del artista que muestran el intenso afecto que sienten por ellos. Con el tiempo, también sus sobrinos Paco y Loreto Pajarón Suay, se convertirán dos personas clave en la historia familiar.
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Familia Climent junto a Paco y Loreto Pajarรณn en la playa de Valencia [ca. 1914]
Familia Climent junto a Paco y Loreto Pajarรณn en Alcocebre, preparando la casa para pasar el verano [ca. 1914]
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Los tres hermanos Pajarón: Paco, Loreto y Vicente quedan huérfanos de madre cuando Paco tiene 11 años, momento en el que se hace cargo de ellos su tía Concheta, una hermana de su madre. De condición muy humilde pero con gran espíritu de trabajo y superación, los hermanos Pajarón entran en el hogar de la familia Climent como protegidos de Vicente. Paco, el hermano mayor, tiene grandes dotes para el dibujo y trabaja como aprendiz de joyero al tiempo que estudia dibujo y pintura. Loreto, de extraordinaria belleza, posa para Vicente Climent en numerosas ocasiones. Desafortunadamente Loreto muere muy joven. En cambio Paco Pajarón llegaría a cumplir 90 años desarrollando una brillantísima carrera como artista y sobre todo como joyero, y logrando ser una persona importante, querida y respetada en la ciudad de Valencia. Vicente Climent no consiguió ver lo lejos que llegó su pupilo pero se hubiera sentido orgulloso y Paco le estuvo siempre enormemente agradecido. Es encomiable comprobar que la profunda amistad que unió a las dos familias perdura en el tiempo después de tres generaciones. Algunas fotografías muestran el estrecho vínculo que se estableció entre las dos familias. Una de ellas se sitúa frente a la casa de veraneo en Alcocebre. Vicente Climent ha congelado con su cámara el instante en el que cada uno desarrolla una labor de limpieza en la entrada de la casa. Los pequeños Vicente y Francisco quitan malas hierbas; Loreto, Sebastián, Catalina y su madre limpian de hojas secas las plantas crecidas durante el invierno; Paco, arrodillado con un azadón, escarba entre la maleza mientras su tía Teresa pone a secar unas camisas al sol. Esta fotografía también es muy especial para mí ya que es la que he visto durante años ocupando un lugar destacado en el salón de la casa de mi tía Bobbie. Los años trascurren en una aparente armonía. Los tres hermanos, Catalina, Vicente y Francisco crecen junto a su primo Toni que se traslada a vivir con ellos, pues su padre contrae matrimonio por segunda vez. Vicente estudia la carrera de medicina en Madrid, mientras Francisco (el padre de Bobbie) ingresa con 14 años en la Escuela de Ingenieros industriales de Barcelona. Era superdotado y con el tiempo llegó a dominar más de 10 idiomas. Se casó con Esmal Hamiter y se trasladó a vivir a Sacramento (California).
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Desgraciadamente Vicente muere a los 37 años, la misma edad con la que se casa Catalina y cuando queda viuda a los dos años, se traslada a vivir a Sacramento con su hermano pequeño Francisco. Allí pasa el resto de su vida y es allí donde yo la conocí hace ahora 35 años. Nunca hubiera sospechado que se convertiría en la protagonista de una de mis exposiciones. Aunque esa ya es otra historia… Esta exposición es en resumen, la formalización de un proyecto que reflexiona sobre la capacidad que tiene el hombre para recordar. Es mucho lo que sucede y muy poco lo que trasciende, y sólo permanece si quedan muestras físicas que alguien decida que merece la pena conservar. El archivo fotográfico de Vicente Climent y Navarro es sin duda una de esas cosas que no deben quedar en el olvido. Ha sido una maravillosa oportunidad poder trabajar con este material que ha estado guardado en una caja viajando por el mundo durante más de 100 años. Gracias a quienes lo habéis hecho posible. Espero haber contribuido a dar visibilidad a un gran artista y que esta exposición sea solo el inicio de un proyecto que ponga en valor la obra y la vida de Vicente Climent y Navarro.
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El tiempo es un aliado del olvido que nos permite dejar atrás memorias que no vale la pena recordar, pero por el contrario, es una facultad que se mece a la deriva según otros parámetros que no están en nuestra mano y que a veces quisiéramos poder controlar. Nuestro recuerdo es una construcción invisible que crece con el tiempo. Acumulamos instantes que se superponen como si fuera una torre de naipes, pero llega un momento en el que los recuerdos se mezclan, se confunden, se inventan, o lo que es peor, se olvidan.
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AGRADECIMIENTOS
La exposición Derivas de la memoria ha sido llevada a cabo gracias a la ayuda inestimable de varias personas. En primer lugar, quiero expresar mi absoluta gratitud hacia mi tía Roberta Climent, (Bobbie), por permitirme disponer de todo el archivo fotográfico, hacerme partícipe de las historias familiares y facilitarme toda la documentación que conserva de su abuelo. Gracias también a Francisco José Pajarón por todos sus relatos y gestiones burocráticas y a Mª José y Mercedes Gamborino por proporcionarme información imprescindible para la formalización del árbol familiar. Igualmente valiosa ha sido la colaboración del fotógrafo Enrique Corrales y de Eva Mónica de Miguel, llevando a cabo la digitalización de los negativos y la recopilación del soporte audiovisual que se ha ido generando en torno a la investigación de la figura de Vicente Climent. Gracias también a María López por aceptar mi propuesta de escribir un texto para el catálogo de la exposición. Es un privilegio contar con una reflexión tan acertada acerca de la "deriva de la memoria". Así mismo, ha sido muy importante el trabajo de investigación realizado por Elena Corrales sobre la restauración y conservación del Archivo fotográfico, formalizado en su trabajo de fin de grado, ya que supone el inicio de la recuperación de la colección. Mi más sincero agradecimiento a Alberto Muñoz, sin cuya ayuda sería imposible que llevara a buen puerto mi trabajo. Sus consejos, su cariño y su apoyo hacen que pueda seguir adelante. Gracias también a Alba Olaran por todo el esfuerzo y la ilusión con la que ha colaborado en el proyecto. Su ayuda y compañía me han facilitado enormemente el trabajo. Gracias a Sara y Lorena Muñoz por su generosa disponibilidad, por dedicarme su tiempo y por dar visibilidad a la obra con la producción y el catálogo. Finalmente, quiero agradecer a José Manuel Real, director del FabLab de la Universidad Europea, por colaborar en la fabricación digital de las diversas obras de la exposición. Han sido muchas las personas que se han implicado en este proyecto en los últimos meses y desde aquí quiero darles las gracias a todas. Espero que esta exposición sea sólo el inicio de una investigación más profunda sobre la figura de Vicente Climent y Navarro, su obra artística y su archivo fotográfico, ya que tan valioso legado no debe permanecer en la sombra.
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Mónica Gener
Mónica Gener, nacida en Valencia en 1968, es Doctora en Bellas Artes y premio extraordinario por la Universidad Complutense de Madrid. Amplía estudios en las Universidades de Irvine y Long Beach, en el estado de California (EEUU). En la actualidad compagina la docencia en la facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense y el Departamento de Diseño, Arte y Contenidos digitales de la Universidad Europea de Madrid, con su obra personal que abarca diferentes disciplinas. Ha expuesto individualmente y ha participado en numerosas exposiciones colectivas en España y en el extranjero. Así mismo, su obra ha sido seleccionada y galardonada en diversos concursos y se encuentra en importantes colecciones públicas y privadas. Becada por distintas instituciones como La Casa de Velázquez en Madrid o el Colegio de España en París, ha realizado intervenciones efímeras y de carácter permanente en el ámbito del espacio público. Del mismo modo, participa en actividades, cursos, conferencias, publicaciones, ferias y otras actividades vinculadas al mundo del Arte
EXPOSICIONES INDIVIDUALES 2017
Derivas de la memoria. Sala El Brocense, Cáceres.
2015
Grafías del silencio. Galería Brita Prinz, Madrid.
2014
Madre Naturaleza / Padre Arquitectura. Palacio de Pimentel, Valladolid.
2013
Deja que Caperucita roja se vista de verde. CEAT.. Madrid
2010
Buscando el equilibrio natural. Galería Raquel Ponce, Madrid.
2002
Home sweet home. Galería Raquel Ponce, Madrid.
2001
El orden imperfecto. Casa de Velázquez, Madrid BECAS
2010
Beca de Artes Plásticas de la Fundación Valparaíso, Mojácar, (Almería).
2004
Beca de Artes Plásticas Pilar Juncosa de la Fundación Pilar i Joan Miró,
2001
Beca de Artes Plásticas. Casa de Velázquez, Madrid.
2000
Beca de Artes Plásticas y Fotografía del Colegio de España en París.
1997
Beca de Escultura para el curso: Visual Arts Studio/Sculpture.California.
1992/1995
Beca Predoctoral de Investigación. Rectorado de la UCM.
State University, Long Beach, (EEUU).
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OBRAS SELECCIONADAS Y PREMIOS 2016
Premio de investigación. Museo del Grabado Español Contemporáneo. Marbella, Málaga.
2007
Tercer Premio. Metro de Madrid. Proyecto: Ilumina tu estrella. Comunidad de Madrid.
2005
Primer Premio y adjudicación de proyecto. Primer certamen de intervenciones artísticas en espacios públicos de Navacerrada Parque escultórico: Caminos de Montaña.
2003
Mención de Honor. V Premio ABC de fotografía, para jóvenes
2002
Mención de Honor y adquisición de obra. Generación 2002.
creadores. Caja de Madrid. Primer Premio y adjudicación de proyecto. Concurso de Arte Público: Lárt à l´hopital en Europe. Comunidad Económica Europea. 2001
Primer Premio. III Concurso de Artes Plásticas Cámara de Comercio y Colegio de España en París.
2000
Primer Premio y adquisición. Cité Internationale Universitaire
1999
Segundo Premio. Fundación Antonio Camuñas, Madrid.
1998
Primer Premio y Adjudicación de proyecto..
de París.
Estación de Arganda del Rey. Comunidad de Madrid. Primer Premio y Adjudicación de proyecto. Estación de Francos Rodríguez. Arpegio y Comunidad de Madrid ARTE PÚBLICO E INSTALACIONES 2005
Caminos de Montaña. Parque público. Navacerrada. 1er premio del 1er certamen de intervenciones artísticas en Navacerrada. Madrid.
2002
Proyecto de Arte Público. Mi pequeño gran Mundo. Programa: Lárt à l´hopital en Europe. Hospital del Niño Jesús, Madrid.
2000
Proyecto de Arte Público. En memoria de un yacimiento. Programa: Arte y Desarrollo. República Dominicana.
1999
Mural pictórico-escultórico: Fragmentos de Historia y Paisaje. Metro de Arganda del Rey. Madrid.
1998
Mural pictórico-escultórico: Cartografía de una Época. Vestíbulo de la estación de Metro de Francos Rodríguez de Madrid.
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Textos: María Lopez/ Mónica Gener Fotografía: Mónica Gener Diseño y maquetación: Lorena Muñoz/ Mónica Gener
www.monicagener.com monicagener@yahoo.com
SALA «EL BROCENCE » AREA DE ARTES PLÁSTICAS http://www.brocense.com Imprime: GRÁFICAS CACEREÑA, S.L. Maluquer, 1 (Cáceres) D.L.; CC-