IES RAMÓN ARCAS MECA
HISTORIAS DEL CIELO
PARA SOÑADORES
IES RAMÓN ARCAS MECA
HISTORIAS DEL CIELO
¿TE GUSTARÍA SOÑAR CON NOSOTROS?
©IES RAMÓN ARCAS MECA
Dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo.
Benjamin Franklin
PRÓLOGO A todas aquellas personas a las que les gusta soñar, tener alas y volar entre las páginas de un libro, dejarse llevar por la belleza de la palabra. A todos nuestros alumnos y alumnas por ser tan valientes, tan inquietos y luchadores. A ellos, los protagonistas de estas creaciones que posees en tus manos, mi querido lector. Haz de ser benevolente con estas jóvenes almas que comienzan su camino en la creación literaria.
Ginesa Mª Rodríguez Perán
AMO, AMAS Amar, amar, amar, amar siempre, con todo el ser y con la tierra y con el cielo, con lo claro del sol y lo oscuro del lodo; amar por toda ciencia y amar por todo anhelo. Y cuando la montaña de la vida nos sea dura y larga y llena de abismos, amar la inmensidad que es de amor encendida ¡ y arder en la fusión de nuestros pechos mismos!
RUBÉN DARÍO
Para nuestra querida compañera, amiga, profesora y tantas otras cosas más… desde nuestro corazón encendido.
Gracias, Encarnita.
Me gustaría aprovechar esta ocasión para usar una palabra: Gracias. Esta palabra es bastante rara y sobre todo cuando nos referimos a hablar con un profesor. Yo por lo personal nunca he visto a nadie decirle a un profesor “gracias” salvo cuando éste le resuelve una duda. En fin. Me gustaría dar mi sincero agradecimiento a Encarnita. No por nada sino porque, aparte de enseñarnos lengua, nos ha enseñado a ser constantes y que en la vida nos íbamos a encontrar con personas de todo tipo. Tanto buenas y comprensibles como irritables. Y es que dependiendo de cómo fuéramos con ella (en comportamiento) podía encarnar los dos perfiles. Y eso creo que me va a ayudar cuando tenga que cruzar la verja del instituto para no volver más tras unos años.
En Encarnita puedo ver a esa persona que ve en un libro un amigo para toda la vida y que encuentra en la escritura la cura de todos los males del mundo. Recuerdo esos textos que nos mandaba ella para casa y que hacían que se me quemara la cabeza pensando en qué poner. Pero que cuando conseguía coger la inspiración, la creatividad estaba servida. En esta profesora veo esas ganas de que llegara el día del libro al igual que un niño de cinco años esperaba que llegara el día de reyes. También me gustaría agradecerle el hecho de que hiciera que me apasionara escribir. Porque antes aborrecía ese mundo (tenía malas experiencias aprendiendo a escribir en el preescolar). Porque he descubierto que la escritura es una de las mejores maneras de vivir y porque una palabra puede parar mil balas.
Y me despido recordando la primera frase que nos dijiste “conmigo la lengua va a ser muy divertida” todavía tengo grabada a fuego esa frase en el cerebro como un tatuaje. Al final, sí que se ha cumplido tu palabra (al menos en mi opinión). Habiendo dicho esto, te deseo una feliz despedida y que esto nunca sea un adiós sino un hasta pronto. ANTONIO JOSÉ ALCÁZAR CUADRADO
3º ESO A
CREACIONES EN PROSA
Fueron grandes aquellos días en los que Giles y yo jugábamos en el bosque todas las tardes al salir de clases a vaqueros e indios. Nos íbamos a aquella nuestra gran casa junto con los otros compañeros del vecindario. Allí teníamos nuestros clubes y a veces nos atacábamos con rifles de juguete con un cuchillo atado al cañón a modo de bayoneta. Eran grandes momentos que sin saberlo me estaban preparando para la vida futura. En un claro del bosque, si le echábamos la suficiente imaginación, poníamos dos piedras a modo de porterías y nos echábamos diez minutos pegándole patadas a los balones que le robábamos a la amargada señora Abrams. Lo más novedoso de aquellas reuniones fue cuando el señor Jacobs nos trajo una caja de dulces de su quiosco y creamos una nueva moneda.
- Quiero un refresco y dos paquetes de cinco chicles. - Serán cuatro ramas y ocho piedras blancas. Y así mil diálogos entre tenderos y compradores. Las piedras blancas y las ramas valían para nosotros más que todo el oro del mundo. Recuerdo aquella foto que nos tomamos ese viernes de 1895. Esa admiración por ese nuevo invento alienígena: la cámara de fotos. El pobre
fotógrafo hacía de todo para que nos mantuvieramos quietos durante esos eternos treinta segundos que tardaba la cámara para perpetuar nuestra imagen. Y entonces cambie el bosque por algo peor. Dejé a mis amigos, a mi novia del colegio, a mis padres y a todo a quien quería por aquel infierno. Explosiones por todos lados y tener que vivir en una zanja fangosa llena de ratas y rodeada de alambradas. En fin, lo típico que te podrías encontrar en una trinchera. Pero por fin me llevan a casa. Un alemán me pegó un disparo con la ametralladora y ya no podía seguir luchando. Afortunadamente pude sobrevivir aquel balazo en la pierna. Ahora por fin, gracias al parte médico, me puedo olvidar de la guerra, de las trincheras y de las explosiones e intentar recuperar mi vieja vida. Josh Pierson 14 de abril de 1916.
ANTONIO JOSÉ ALCÁZAR CUADRADO 3º ESO A
Hola, soy Vega y quería aclarar unas pequeñas cosas antes de comenzar la lectura. Este corto relato lo escribí cuando tenía siete años, para un concurso de relatos cortos (por si te lo preguntas, me llevé el primer puesto). Recuerdo tener la idea de escribirlo mientras iba en coche a clases de guitarra, junto a mi madre, y escuché una frase la cual no recuerdo en una de las canciones de Fito Fitipaldis, que me caló tan hondo que dio pie a este cuento. Esta es una versión del original, que hice allá por el 2013, no encontré el original por mi casa, busqué y volví a buscar pero no aparecía, así que lo hice con lo que recordaba. Por último, decir que si estás leyendo esto Encarnita, quiero que sepas que nunca olvidaré los dos años de clase que nos diste. Para mí no solo fuiste una profesora, me ayudaste mucho y tuviste una paciencia inmensa conmigo y con mi despiste por entregar todo tarde (irónicamente, entrego esto con cierto retraso, lo siento muchísimo) y a día de hoy condeno mi ser por no haberme dado cuenta antes. Fuiste
una gran persona y de las que más me ayudó a aprender
tanto lengua como sobre la vida, en el peor momento de mi vida, cuando sentía que ya nada merecía la pena y mi cuerpo y alma me suplicaban abandonar. Por ello, quiero darte mis más sinceras gracias, ahora sí, te dejo con el relato.
VEGA ROMERA
EL CUIDADOR DE ESTRELLAS
En unas pequeñas islas al sur de Italia, vivió en algún momento de la historia un hombre que se dedicaba a cuidar a las estrellas. Las limpiaba, les daba de comer y les ayudaba con sus trifulcas (todos sabéis que las estrellas son seres muy calientes, así que muchas de ellas siempre estaban cabreadas).Aquel trabajo le llevaba todo el día, y por la noche las estrellas se lo agradecían mostrando su mejor brillo en aquel mar azabache.
Un grupo de niños paseaban por la montaña, hablando entre ellos y riendo. En el horizonte se veía el crepúsculo, la despedida del sol que daba paso a la noche para que la luna y la estrellas tuviesen su momento de gloria. Los chicos
miraron al cielo pero algo estaba espantosamente mal en este ¡Las estrellas no estaban! ¿Alguien las habrá robado?. -¿Y si el hombre que cuida dejó de encargarse de ellas?Dijo con horror Jaime uno de los chicos del grupo, a lo que Ulme, su amiga, respondió con un tono mostrando cierta obviedad -Las estrellas son bolas de materia incandescente, no hay nadie que las cuide. Quizás sean las nubes.Pero de repente, a bastante metros de ellos, algo impactó contra el suelo con la fuerza de mil titanes, produciendo una violenta explosión de polvo y cenizas. Los chicos se miraron atónitos y sin perder un segundo, fueron corriendo hasta la zona. Esperaron a que el polvo del ambiente se fuese con la suave brisa para hallar al fondo del cráter algo que nunca hubieran imaginado ¡Una estrella había caído del cielo e impactó en aquel lugar! Era muy pequeña, una bola de luz blanca, en la que se podía notar una forma estrellada, porque era una estrella. El pequeño lucero lloraba de forma desconsolada, los chicos volvieron a mirarse, apenados por la estrella.
Daniel, el más valiente, bajó hacia donde estaba la estrella y le preguntó con todo su pesar a la estrella que qué había sucedido -Nos ha abandonado ¡Ya nunca más vendrá nuestro cuidador!- Dijo el triste lucero entre llantos. Jaime miró a Ulme, con un pequeño brillo de superioridad en los ojos, a lo que Ulme respondió resoplando. -Pero estrellita ¿quien es aquel que os cuida?- Dijo Jaime ante las palabras de la estrella, esta le miró y dando pequeños saltos fue con
el joven chico -Un hombre mayor, que vive por el norte, cerca de aquí, en una solitaria casa en las montañas- Los chicos, guiados por la estrella tras escuchar esas palabras, fueron lo más rápido que pudieron a casa de aquel hombre. Este les invitó a pasar después de escuchar su puerta ser golpeada con cuidado -No quiero cuidar más de ellas.- Dijo el hombre algo molesto -Me siento muy solo en esta casa, además arriba en el cielo todo son peleas, estoy muy cansado para seguir con esto.- Daniel saltó como un muelle contestando al hombre, entre apenado e impactado -¡Pero no puede dejar de cuidar a las estrellas! Los marineros se perderán por el mar y las familias no podrán pedir deseos si no hay estrellas.- De repente, algo se encendió en la mente de Jaime, se le dibujó en el rostro una amplia sonrisa de ilusión -¿Y si nosotros le ayudamos?decía mientras miraba al hombre, el cual se quedó impactado y sumamente sorprendido. Les miró atónitos con una sencilla pregunta en el rostro ‘’¿En serio?’’. Los chicos sonriendo, asintieron al hombre -No hay tiempo que perder, debemos subir para ayudarlas ahora mismo, si no, esta noche no habrá estrellas.- Todos juntos, subieron por una escalera infinita hasta el cielo, ahí, dejaron a la pequeña estrella.
Y desde aquella noche, las estrellas brillaron como nunca antes y la noche se llenó de belleza para siempre.
MAMÁ ¿POR QUÉ NO?
Os voy a presentar a Sarabi, mi protagonista. Escogí este nombre porque alude a los espejismos que se ven en el desierto a causa del calor y la falta de hidratación.
Ella es una chica soñadora, pero sobre todo, una luchadora, al igual que millones de niñas a las que Sarabi representa. En esta historia veréis cómo Sarabi no puede realizar diferentes actividades por ser mujer. Y cómo efectuarlas serán un simple espejismo, un sueño inalcanzable, por la falta de igualdad y respeto. Os dejo un rato con ella para que la conozcáis. Hola, soy Sarabi, una chica alta, delgada, morena y con ojos marrones. Os voy a contar mi historia, y cómo de repente caí al suelo estampándome con la cruel realidad. De pequeña, me pasaba el día entero en mi mundo, con
mis cuentos de heroínas, y pensando que yo sería alguna de
ellas en un futuro no muy lejano. Mi madre me contaba mil historias de grandes mujeres: Cómo Marie Curie se convirtió en un icono científico; cómo Frida Kahlo llegó a ser esa gran pintora; lo grandiosa que era Clara Campoamor. O cómo tantas mujeres, han intentado ser silenciadas pero alzaron más su voz, logrando infinidad de derechos. Me encantaba fantasear con que sería una gran científica o incluso astronauta. Muchas veces me quedaba absorta en mis pensamientos y me decían: Sarabi baja de las nubes, ¡YA! Sin embargo, yo seguía pensando que soñar no era nada malo. Pero un día algo falló. Bajé de mi mundo. Fue tan solo un susurro, pero para mí, fueron cien mil puñaladas en mi corazón. El verano finalizaba y yo comencé a preparar mi material para clase. No podía esperar más. Pero mi padre se acercó y me ordenó que parara, que este año ya no iría a la escuela. Ya había aprendido a leer, a sumar, restar, multiplicar y dividir, y eso ya era suficiente. Según él, no necesitaba nada más. Yo me enfadé mucho y comencé a tomar conciencia del mundo. Escuché las noticias e investigué algunos aspectos de la sociedad que hicieron que me horrorizara. Yo, afligida acudí a mi madre. No
comprendía nada.
-Mamá, ¿por qué 16 millones de niñas no tienen la oportunidad de asistir a clase? -Mamá, ¿por qué en Burundi o Ruhanda, las mujeres no pueden tocar un simple tambor? -Mamá, ¿por qué aproximadamente un 40% de las mujeres africanas son violadas? -Mamá, ¿por qué nuestra voz tiene menor valor? -Mamá, ¿por qué no podemos ser libres? -Mamá, ¿por qué no podemos soñar y a la vez tener los ojos abiertos? -Mamá, ¿por qué papá cuando se enfada te pega? Yo la miraba y entonces me di cuenta del desfigurado rostro de mi madre. Las veces que ella había callado y aguantado lo que hacía mi padre. Entendí, que ella realizaba todas las tareas y aún así, no merecía nada. Entendí, que a quién oía llorar por la noche, era a ella. La que siempre se levantaba con una sonrisa por la mañana. Enlacé todos los gritos, golpes y forcejeos que se escuchaban en mi casa. Me aislé tanto en mi mundo que no escuchaba los silenciosos gritos de mi madre. Me aislé tanto en mi mundo, que no vi qué
pasaba en mi propia casa.
cuando ella siempre lo hacía. Las dos nos fundimos en un abrazo y prometimos seguir soñando, pero manteniendo los pies en la tierra, porque si todo lo callamos perdemos el derecho a existir. Sarabi y su madre son la representación de millones y millones de mujeres que, como ellas, no son libres. Espero que ahora os fijéis en vuestro entorno, porque estas situaciones se dan, pero estamos tan enfrascados en nuestro mundo que no nos damos cuenta. Podemos hacer mucho con simples gestos, porque la desigualdad comienza con pequeños estereotipos, bromas, insultos… que cada vez se hacen más graves. A mi pequeño entender, solo hace falta que la gente buena no haga nada para que el mal triunfe. El desenlace de este cuento se escribe a partir de ahora. Ya que cuando no haya hombres ni mujeres, sino personas respetadas y que respetan, podremos ponerle el punto y final. ¿Te unes a mí para construir este final?
INMACULADA ABELLÁN GARCÍA 1º BCH B
Pedí disculpas a mi madre por no haberla comprendido
¿POR QUÉ NO?
15 años después
Bueno, aquí estoy otra vez, me paso para contaros que tal nos ha ido a mi madre y a mi. Tras conseguir salir de casa, algo que no fue del todo fácil, nos instalamos en España, pues mi madre consiguió trabajo en el campo, por lo que zarpamos en un gran barco que envió la empresa. Nosotras esperábamos todo lo mejor de aquel nuevo destino. Nos daba miedo, era algo desconocido pero teníamos mucha ilusión y ganas de trabajar. Queríamos hacer algo más que servir a un hombre
para toda nuestra vida.
Los primeros meses tuvimos que dormir en un motel de mala muerte, fue algo horroroso, no me gustó nada, pero los dolores de espalda, las picaduras de las chinches y mi mala cara daba un vuelco cuando iba al colegio. Allí aprendí sobre todas las asignaturas, me encantaban las profesoras y mis compañeros eran increíbles. Mi madre se esforzó mucho para que yo pudiera ir al colegio. Tras ahorrar dinero alquilamos una casa y poco a poco fuimos haciendo de ella, nuestro hogar. Pasaron los años y nos adaptamos a las costumbres y a las maravillosas personas de aquel bello país. Yo me sentía como en una nube. Mi madre, finalmente pudo dejar de trabajar en el campo y consiguió trabajo como camarera, le encantaba trabajar en aquel bar, pues sentía que podía hacer feliz a la gente con una simple sonrisa, también adoraba dialogar con los clientes, incluso alguna vez ha ayudado a alguna mujer que se encontraba en la misma situación que ella había estado unos años antes. Y bueno, yo, ahora estoy estudiando periodismo. ¿Mi
objetivo? Visibilizar todas las injusticias, todas aquellas que
se pasan por alto, dar voz a personas que están cansadas de gritar. Todo era increíble, pero… ayyyyy lo siento me acaba de estampar con la cruel y desgarradora realidad. Todo esto, al igual que mi nombre, simplemente es una ilusión. Ahora, os quiero contar lo que en realidad pasó:
Mi padre, era un hombre adinerado con muchas posesiones e influencias por lo que el divorcio sería una vía muy complicada y aunque lo consiguiera allí no obtendría trabajo. Por ello, al encontrar aquel trabajo en España, mi madre vio la oportunidad perfecta para salir de aquella situación. Mi madre me contó lo que tenía planeado y accedí sin pensarlo, no podía aguantar más los golpes, los gritos, los llantos… no podía ver a mi madre en aquel estado, ya que ella había dejado de sentir para no padecer, las palizas ya eran algo cotidiano, mi madre era un muerto en vida, ya no sentía el dolor de cada patada, de cada puñetazo, de cada insulto. Lo único que conseguía hacer que quisiera estar viva, era su hija y la esperanza de que ella no tuviera la misma vida, la esperanza de que su hija
pudiera hacer realidad sus sueños, la esperanza de que
nadie pudiera frenarla, la esperanza de que fuera una mujer libre. Mi padre se fue a comer con unos amigos como de costumbre, nosotras rápidamente preparamos las maletas y 1partimos
hacia el puerto. Cuando conseguimos salir de
aquel pueblo nos sentimos libres, vivas. Fue la primera vez que vi sonreír a mi madre después de mucho tiempo. Lo que no sabía es que también sería la última. Estábamos a punto de subir al barco cuando mi padre consiguió localizarnos, cuando ya rozábamos la felicidad, mi padre se encargó de quitárnosla, como si él fuera el dueño. Mi madre se resistió, peleó con todas su fuerzas, pero uno de aquellos golpes la tiró al suelo, golpeándose en la cabeza. Le comenzó a salir sangre, yo empecé a pedir ayuda, pero no había nadie. Mi padre simplemente la miraba con asco, sin embargo; a mi se me derrumbó todo mi mundo en un instante. Recuerdo que corrí a abrazarla, a
socorrerla y escuché como mi madre me susurró:
Lucha por lo que es tuyo, sé libre y convierte todas esas simples ilusiones en realidades. Yo siempre estaré contigo. De repente sus ojos se cerraron, y sentí como su mano dejó de apretar la mía, sentí como su energía se disipaba, pero también sentí como ésta se apoderó de mi. Me aferré a ella como si siguiera viva, no podía dejarla allí tirada como si su lucha hubiera sido en vano, como si su existencia no hubiera servido para nada, pero mi padre también me arrebató el poder despedirme de ella, me arrebató el poder decirle el último te quiero a mi propia madre. Me arrebató todo lo que yo más quería.
Mi padre escondió su cuerpo y tras ello volvimos al pueblo y le dijo a todos que había huido, dejando a su hija sola. Ella quedó como una puta, una mala madre y una peor persona. Y yo, la cobarde de su hija mantuvo la boca cerrada, temía a mi padre y lo que pudiera hacerme. En ese momento pasé a encargarme de la casa, tuve que aprender a cocinar, a limpiar, básicamente a servir a mi padre. Pero todo eso fue a base de golpes, de insultos, de
desprecios y en ese momento me convertí en un muerto en
vida. Aún así, la fuerza de mi madre seguía presente en mi, la esperanza nunca se desvanecía, algo que hizo más difícil el día a día. 4 años después, con 14, mi padre me casó con un anciano adinerado y me mudé al pueblo de al lado. Fue horrible, no me atrevo ni a describir el infierno que pasé. Tuve que cumplir todos sus deseos y aún así nunca era suficiente. No podía mirarme al espejo, me daba asco. Me daba asco porque tuve que consentir todo lo que él quería hacer. Me daba asco porque solo servía para servir. Me daba asco por no cumplir el último deseo de mi madre. Yo tenía 18 años cuando el murió y entonces vi la oportunidad perfecta para escapar, para huir de aquella pesadilla que era mi vida. No tuve hijos gracias a que conseguía hacerme con anticonceptivos en una pequeña tienda a las afuera del pueblo. No quería dar vida a una
niña a la que no podía brindarle el derecho de la libertad.
Cuando murió supe que tenía un par de días antes de que mi padre se enterara. Tras obtener la herencia cogí un tren que me llevaría a Entebbe, donde me montaría en un avión que me llevaría a la libertad. Cuando llegué a España, inmediatamente conseguí trabajo en el campo lo cual pagaría mis estudios y un pequeño piso que alquilé junto a una chica que conocí allí. Fui a escuela de adultos donde me saqué el graduado escolar en tan solo un año, tras ello comencé la ESO y después el bachiller de sociales, porque lo tenía claro, yo quería ser periodista. Ahora mismo acabo de acceder a la universidad de Granada, donde me formaré para dar voz al silencio, porque en él, se encuentra las historias más desgarradoras, porque en él, se encuentran los verdaderos gritos. Ahora tengo oportunidades para que mis sueños e ilusiones se puedan cumplir. Quien sabe, a lo mejor me contraten en un gran periódico incluso crear el mío propio. Pero también sé que eso es gracias a una persona. Mamá, sé que me estás viendo, así que gracias. Porque tu lucha no será en
vano, tu lucha reside en mí y haré lo posible porque este
mundo se parezca un poco más a ti. Más humano, más empático, más mágico. Porque… llamadme infantil, pero yo creo en la magia, ¿Cómo no hacerlo?, la veo todos los días; en el susurro del viento, en el canto de un pájaro, en la sonrisa de un bebé, en la mirada de dos enamorados, en la inocencia de un niño. Seamos niños, vamos a creernos que podemos cambiar el mundo, vamos a aspirar a más y a caernos, pero también a levantarnos. Porque en cada uno reside la fuerza de hacer este mundo un lugar un poco mejor. Sé que estás ahí mamá, porque me lo prometiste, así que reparte esa magia, porque yo, no dejaré que ésta pase desapercibida. Te quiero Mamá, gracias a ti he ganado una pequeña batalla. Pero todavía queda toda una lucha.
INMACULADA ABELLÁN GARCÍA 1º BCH B
CREACIONES EN VERSO
PASTEL DE LEER
Empezamos por la base de este extraño pastel: al menos una manzana envenenada le has de poner, una poción multijugos y tres judías mágicas también. Para el glaseado viene lo más complicado, pues son muchos ingredientes y todos muy convenientes: aventuras, ficción, o si quieres un poquito de amor, magia, miedo y desgracia también son claves para esta extraña tarta. Ya solo queda hornear
unas cuantas décadas y no más
Y solo quedará comer esta deliciosa tarta de leer, pero tranquilo que leer llena pero no engorda. MAYTE FABREGAT GÓMEZ
“CONJURO DE LECTURA” 2018/2019
MI VERANO
Cuando llega el verano nos invade una gran alegría al sentir la brisa marina. Sentimos gran tranquilidad al ver pasar esas lentas horas del reloj pasar porque nuestro tiempo se deleita en disfrutar. Los días en la playa, viendo el mar pasamos sin pensar, viviendo momentos para después recordar. Qué pena que se acabe ya este tiempo Tan especial.
LUCÍA MULERO PLAZAS 2º ESO C
TIEMPO
Enamórate del tiempo. No tenemos un mañana. El mañana es incierto, no sabemos si viviremos o moriremos. El tiempo es hoy, es aquí donde estamos, es ahora cuando respiramos. El tiempo pasa y los años van de la mano. Un tiempo raro, fuera de lo normal, ni siquiera he visto el tiempo pasar. Simplemente se paró. Un instante donde podía ser yo. Aquel instante donde aprendí a valorar lo que realmente importaba y era el amor. CARLA MARGOT SARANGO ERAS
2º BCH D
ESPERANZA
La esperanza no es lo último que se pierde. Y siento que nos deprimimos por pequeñeces, absurdas, que nos aislamos, que el miedo invade a las personas y que las noticias nos mienten. Que el NO abrazarnos se ha vuelto un hábito. Y aunque la indiferencia se encuentre en todos lados… sigue estando.
CARLA MARGOT SARANGO ERAS
2º BCH D
QUIERO CONTARTE
sQuiero contarte lo que una vez vi. Quiero contarte lo que una vez escuché. quiero contarte lo que una vez aprendí, que las estrofas no se cuentan, se leen que no se canta sentado, sino de pie. Que la música antigua no deja de ser buen música, aunque ésta no sea escuchada, al igual que un poeta de la década de los 80.
CARLA MARGOT SARANGO ERAS
2º BCH D