Mesa de debate Otras vertientes del arte público, visiones bárbaras
01/12/11 08:59 p.m.
Mesa de debate Otras vertientes del arte público, visiones bárbaras Sábado, 09 de Octubre de 2010 15:50 647-10 México, DF, a 9 de octubre de 2010 Mesa de debate Otras vertientes del arte público, visiones bárbaras
El arte debe salir a la calle para enfrentar las crisis actuales · El periodista César Espinoza y los artistas plásticos Gabriel Cruz Zamudio y Mónica Pérez Quintero ofrecieron sus propias perspectivas sobre los caminos que recorre y recorrerá el arte en el país Ante el caos social, político y económico, y el bombardeo excesivo de mensajes publicitarios y propagandísticos que imperan en las ciudades actuales, el arte debe tender a salir a la calle para poder enfrentar a estos monstruos y lograr la sobrevivencia del artista, el cual tendrá que, cada vez más, dejar el ámbito privado y trasladarse al público. A estas conclusiones arribaron los participantes en la Mesa de debate Otras vertientes del arte público, visiones bárbaras, realizada esta tarde en el Foro Juan Gelman de la X Feria Internacional del Libro en el Zócalo, organizada por la Secretaría de Cultura capitalina. El periodista César Espinoza y los artistas plásticos Gabriel Cruz Zamudio y Mónica Pérez Quintero ofrecieron sus propias perspectivas sobre los caminos que recorre y recorrerá el arte en el país. César Espinoza, periodista e impulsor en México del movimiento Arte-Correo en los años 70 y las Bienales de Poesía Visual en los años 80, tras señalar que el arte público es un eficaz antídoto contra la contaminación estética perpetrada por publicistas y propagandistas, se refirió a “la experiencia que tuvimos un grupo de amigos de diversos lugares del mundo, dentro de lo que se llamó Arte-Correo, en donde diversas personas, artistas o no, pero que tenían algo que decir de manera escrita o visual hacían llegar sus trabajos a otros corresponsales; lo enviaban regalado, a cambio de recibir algo similar”. Este circuito, recordó, dio oportunidad para que muchos artistas que no podían expresarse (por las dictaduras sudamericanas o bien por las del bloque socialista) pudieran mediante una carta hacer llegar sus obras”. El arte público, añadió Espinoza, ofrece un conjunto de posibilidades cada vez más acordes con la vida caótica de la ciudad: “Debemos regurgitar ese caos, esas situaciones tremendas, para, a través del arte, hacer de las ciudades espacios vivibles, de convivencia y de comunicación”. Por su parte, Gabriel Cruz Zamudio, artista plástico que ha trabajado tanto con grupos de migrantes indígenas en el Distrito Federal como en instituciones oficiales, sostuvo que la intervención artística en comunidades alejadas de los circuitos culturales tradicionales ha detonado procesos importantes, en los que no sólo los artistas se han enriquecido con las experiencias en estos espacios, sino que se ha generado la creación de nuevos públicos: gente que nunca ha entrado en una galería o museo ha podido colaborar tanto en la planeación como en la producción de una pieza mural, escultórica, de instalación o performática. Esos procesos, agregó, han generado que en vez de invadir parques con monumentos oficialistas, murales de temas sobados desde hace 100 años o imágenes que sólo obedecen a un imaginario personal, se produzcan obras que la comunidad comprende por haber participado en el proceso creativo. “Lugares como la Sierra de Santa Catarina en Iztapalapa, colonias populares en la Gustavo A. Madero o bardas en la Venustiano Carranza, han sido intervenidos en este ejercicio de convivencia entre el artista y pobladores locales. Es en esta forma de crear que la gente ha logrado penetrar en donde no había querido o podido. La vinculación con la gente ha demostrado ir de la mano con la creación de públicos, dando una perspectiva diferente a la vasconceliana que proponía la mera contemplación de una obra que, aunque rica y el contenido, era lejana al pueblo por su complejidad”. Finalmente, Mónica Pérez Quintero comentó que cada vez más, los talleres de los artistas plásticos confrontan a los modelos de factura y consumo del arte moderno. “Como fenómeno posmoderno, el taller transgrede los límites y potencia al espacio cotidiano en una nueva oportunidad de reflexión, intercambio, trabajo y exhibición del arte. Este espacio está evolucionando desde la casa habitación hasta el estatus de galería, museo, cantina o refugio de maleantes. Las condiciones económicas y sociales del arte en México nos han orillado a financiar nuestra propia producción, comprar nuestros propios materiales en las pacas de tianguis o en las chácharas, habilitando así nuestras casas y escuelas como espacios consagrados para el arte. Sin embargo, más allá de becas, premios o concursos, la producción deberá continuar”.
Fotografías disponibles en: http://www.cultura.df.gob.mx/index.php/galerias/category/
--0-Última actualización el Domingo, 10 de Octubre de 2010 11:12
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