BIBLIOTECAS PÚBLICAS: TRADICIÓN E INNOVACIÓN
BIBLIOTECAS PÚBLICAS: TRADICIÓN E INNOVACIÓN
Memorias del Primer Coloquio de Bibliotecas del Área Metropolitana de Monterrey
Monterrey, Nuevo León, 29 y 30 de agosto de 2007
Andrés Mendoza Laura O`Colunga Durán (compiladores)
4
Diseño de la portada: Mónica Arroyo Foto de Portada: Eric Lara Cuidado de edición: Teresa Cuello, Luis Enrique Gómez
Título original: Bibliotecas Públicas: tradición e innovación. Primera edición: mayo de 2009 Andrés Mendoza Laura O`Colunga Durán (compiladores)
Queda rigurosamente prohibida, sin la autorización escrita de los titulares del “Copyright”, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo públicos. Impreso y hecho en México Printed and made in Mexico ISBN
Índice Introducción
8
Administración de recursos e infraestructura Necesidades de los usuarios, adquisiciones y presupuesto: una relación difícil de armonizar Daniel Sanabria 12 Nuevo León: los archivos en el contexto de la transparencia J. Jesús Ávila Ávila
18
Legislación en Nuevo León Israel Cavazos
22
Sin memoria organizada y descrita no hay información ni transparencia Patricia Galeana 26 Líneas generales para un programa de desarrollo de archivos en el contexto de la transparencia Jorge Ruiz Dueñas
31
¡Ojo!, son sólo herramientas Christian Bustos García
35
La biblioteca pública y las nuevas tecnologías para niños Brenda Martínez Camarillo
42
Apoyo didáctico y tecnológico a las personas con ceguera y debilidad visual en la Capilla Alfonsina Paula Pérez Salas y Javier Rodríguez Martínez
48
Metodología para la creación de nuevos espacios y lectores La colección bibliográfica de la sala museo de la Facultad de Medicina Armando Hugo Ortíz
56
Fomento lector, entre tradición e innovación Gisella López Carmona
61
Lectura y Futuro Eduardo Núñez
66
El Saber y la Cultura en Max Scheler como invitación a la búsqueda de modelos valorativos en la lectura Jorge Ignacio Ibarra
70
Proyecto “Bibliotecas de barrio” Andrés Mendoza
80
Introducción
L
os conocimientos y la información, como elementos indispensables de la cultura, deben estar a disposición de la comunidad sobre una base democrática y plural que coadyuve a enriquecer la creatividad y recreación de la cultura ciudadana. Los bibliotecarios tenemos la tarea de resguardar y procesar la información, además de promover y ponerla a disposición de los lectores. Sabemos que es una tarea colectiva, por lo que es necesario que exista la comunicación, el intercambio de ideas y visiones que lleven a revisar y mejorar planes, programas y proyectos en los centros bibliotecarios, con el propósito de avanzar sobre bases teóricas y prácticas más sólidas el proyecto cultural de bibliotecas de la zona metropolitana de Monterrey. Es innegable que se ha dado un paso adelante en la calidad y servicios de las bibliotecas públicas y privadas, sin embargo, aún queda mucho por hacer. De ahí la necesidad del intercambio de información para tratar de actualizar las dinámicas, las organizaciones administrativas y la infraestructura de la biblioteca. Éstas son tareas y acciones que no pueden realizarse sin los avances, experiencias y conocimientos adquiridos en los últimos veinte años de experiencia bibliotecológica. Para obtener verdaderos resultados se deben integrar esfuerzos lograr un cambio cualitativo en la infraestructura y recursos para adecuar nuestras acciones a la modernidad y a los retos que nos impone la globalización. Así como homogeneizar el papel de la cultura en el Estado, que no existan grandes sectores de nuestra comunidad inmersas en el rezago, fuera del
8
alcance de los beneficios que ofrece la infraestructura de las bibliotecas públicas y privadas. Se debe hacer presente la discusión y la reflexión crítica que permita la reformulación de la política y planeación bibliotecaria, asimismo, apoyar e integrar nuevas dinámicas académicas y culturales; a aquellos sectores que, ante los retos actuales de información y servicio, se han quedado en el atraso. Impulsar el análisis y el conocimiento de las formas y métodos establecidos en la administración de los centros bibliotecarios, con el propósito de reconocer, sobre todo, los cambios suscitados en nuestra comunidad para actualizar los servicios. Con base en estos argumentos e inquietudes, se llevó a cabo el Primer Coloquio de Bibliotecas Públicas del Área Metropolitana de Monterrey, cuyos ejes temáticos fueron: administración de recursos e infraestructura y las nuevas tecnologías y la discusión de metodologías para la creación de nuevos espacios y lectores.
Andres Mendoza Laura O. Colunga
9
Administraci贸n de recursos e infraestructura
Necesidades de los usuarios, adquisiciones y presupuesto: una relación difícil de armonizar Daniel Sanabria
Introducción
E
n la biblioteca del Tecnológico de Monterrey, Campus Monterrey, se acumulan los recursos bibliográficos físicos y los servicios brindados a 17,000 estudiantes de grado y posgrado, a más de 1,600 maestros y, eventualmente, a 2,000 empleados que trabajan en sus instalaciones.
Contexto Desde hace algunos años, el modelo educativo del Tecnológico de Monterrey ha rotado a la implementación y consolidación del trabajo colaborativo, al aprendizaje basado en la solución de problemas orientado a proyectos, al estudio de casos, así como al aprendizaje-servicio, basándose en técnicas y métodos privilegiados que centran la educación en el estudiante y no en el profesor (Martín Pérez, 2002). Esto, aunado a la profusión del uso de laptops y cursos en plataforma Blackboard, ha llevado a los usuarios a una cultura muy definida, una cultura digital, que genera un entorno al cual la biblioteca se ha ido adaptando progresivamente, utilizando la tecnología como valor agregado para sus servicios y no como un enemigo. Con cerca de sesenta bases de datos, entre locales y del Sistema de Bibliotecas del Tecnológico de Monterrey, en su
12
conjunto, aunado a la compra de miles de libros electrónicos y la consolidación de un catálogo con diversas funciones para los usuarios, entre ellas: la renovación de material en línea, apartado de material para préstamo y solicitud automática de material de otros Campus, entre otras, se ha conducido al desarrollo privilegiado de una biblioteca digital.
Las necesidades de los usuarios Las necesidades de los usuarios, entendidas como la no expresión de aquellos recursos que necesita la comunidad de usuarios a la que la biblioteca atiende a efectos de lograr sus objetivos, en este caso, de enseñanza-aprendizaje, deben ser satisfechas por la organización de la manera más eficiente posible (Calva González, 1998). Eso implica, por un lado, responder a las solicitudes explícitas de manera rápida y ágil. Por ello se tiene una forma de solicitud en línea a la que se puede acceder desde el mismo portal de la biblioteca, y en la que cualquier usuario identificado puede externar sus necesidades de recursos bibliográficos monográficos. Existe otra forma de solicitud, también en línea, pero para solicitar recursos seriados. Estas solicitudes llegan de manera inmediata al Departamento de Adquisiciones, donde son ingresadas al sistema Millenium, de Innovative, para luego ser solicitadas de manera automática a los proveedores seleccionados. Pero también hay necesidades que son detectadas mediante: a. Análisis de estadísticas de circulación. b. Estudio de uso de la llamada colección de reserva (material de rápida y masiva circulación).
13
c. Análisis de los préstamos solicitados a otros Campus del Tecnológico de Monterrey. d. Detección del material dejado en los centros de copiado por los maestros. e. Seguimiento de sugerencias o quejas recibidas en un sistema de voz del cliente, implementado a raíz de la certificación en ISO 9001, en 2005. f. Compartiendo información con los proveedores que visitan a maestros para ofrecerles material y mostrarles las últimas novedades. Con estos y otros métodos se puede recolectar información clave para la satisfacción de las necesidades de los usuarios. Esto se refuerza desde hace varios años con la presencia de un vínculo más estrecho con la academia mediante un enlace directo con los departamentos, a través de los llamados bibliógrafos, bibliotecarios a los que se asigna el seguimiento en particular de una unidad académica específica.
Adquisiciones Las adquisiciones de recursos se realizan casi sin restricciones, más que las impuestas por las políticas propias y las políticas de desarrollo de colecciones vigentes en las bibliotecas del Tecnológico de Monterrey desde febrero de 2007 (http://biblioteca.itesm.mx/millennium/manuales/Politica_ Desarrollo_Colecciones.pdf). De este modo, pocas son las solicitudes rechazadas y, en buena parte, porque el material solicitado ya existe en la biblioteca. Para evitar esto y dar mayor difusión al material que se compra en biblioteca, se ha implementado desde hace
14
varios años la posibilidad de visualizar, sin mucho costo, esas adquisiciones recientes a través del portal de biblioteca, pues es una transferencia semiautomática desde el sistema Millenium. Las adquisiciones se tramitan en un proceso continuo todo el año, pero la tendencia es otorgar mayor peso y energía a los periodos previos al inicio de los cursos semestrales, ya sea a partir de junio o de noviembre. De este modo, las adquisiciones van siguiendo el ritmo de los periodos académicos, pero sin interrumpir su operatividad todo el año, lo que lleva a adquirir entre diez y doce mil obras al año (incluyendo materiales especiales). Para ello se cuenta con un equipo directo de cuatro personas, más cinco en catalogación, dos en desarrollo de colecciones, dos en publicaciones periódicas y cuatro en el taller de encuadernación.
Presupuesto El presupuesto de la Biblioteca del Campus Monterrey se divide en rubros asignados a las bibliotecas de EGADE, EGAP, EMIS y del propio Campus. Se asigna semestralmente dividido en libros (incluye todo tipo de obra monográfica de cualquier soporte) y en revistas (incluidas las bases de datos). La relación de lo asignado a los libros oscila de uno a cuatro con respecto al rubro de revistas. Esto sucede por el constante aumento en los costos, de revistas y bases de datos. Los fondos de libros destinados a Monterrey se dividen entre cincuenta unidades académicas, departamentos, programas y centros de investigación. El reparto se realiza con una ecuación formada por varios criterios, entre los que se prorratean los recursos: 20% cantidad de maestros, 20% cantidad de alumnos, 20% cantidad de grupos,
15
10% circulación del material del área, 10% acervo existente en el área y 20% destinado a un factor llamado “importancia”, que en general se resuelve repartiendo, entre centros de investigación, algunos programas y la asignación a programas académicos de reciente creación.
Las dificultades Con el panorama antes descrito, parecería que se cuenta con los recursos financieros, humanos, tecnológicos, de infraestructura, etcétera, necesarios para hacer frente a una tarea de enorme magnitud e importancia para la vida académica del Campus. Sin embargo, existen poderosas áreas de oportunidad: a. Las necesidades de los usuarios no se reciben de manera explícita donde deberían y ello implica una deficiencia en su detección. Y aun con el esfuerzo indicado, hay numerosas áreas de oportunidad. Por ejemplo, no existe la posibilidad de que la biblioteca participe en un proceso de creación o reformulación de un proceso académico, eso hace que la biblioteca no se entere, con la antelación debida, de las necesidades de recursos bibliográficos y eso conspira contra el servicio que debe ofrecer a sus usuarios, que debe ser oportuno y pertinente. b. La forma de solicitar adquisiciones es muy sencilla, sin embargo, muchos usuarios (incluyendo maestros) manifiestan desconocer el mecanismo para hacer llegar sus solicitudes. Existen quejas sobre el seguimiento de los pedidos, debido a que el sistema envía mensajes automáticos que no son entendidos o ignorados, o bien son individuales por orden de compra, y a veces eso no satisface el seguimiento que el maestro quiere dar a todos sus pedidos. 16
c. En cuanto al presupuesto, no suele ejercerse 100% de lo destinado a libros, pues la participación de los maestros es limitada. Por ejemplo, en el semestre enero-junio de 2007, la participación de solicitudes de maestros no alcanzó 13% del total de los mismos. Al no existir una obligación formal del maestro que sugiera la compra de material para sus alumnos, los resultados son los indicados. Este dato es una constante en los años anteriores y ciertamente expresa que no sólo bastan recursos económicos, sino que debe existir una sinergia natural entre biblioteca y maestros para lograr la satisfacción de los alumnos.
Conclusión De acuerdo con lo anterior, es fácil concluir que no todo consiste en tecnología y recursos económicos. Tienen mucho que ver las políticas institucionales, el trabajo docente y la exigencia académica. En síntesis: no es posible ver a la biblioteca aislada, sino en un contexto (Evans, 2005) en el que puede y debe influir. Pero tampoco se puede menospreciar la fuerza de factores ajenos a su función específica, los cuales la terminan afectando de una manera u otra.
Referencias Calva González, Juan José. “Las necesidades de información de la comunidad académica como base del desarrollo de colecciones”. En Negrete Gutiérrez, María del Carmen (Coord.), Primer Seminario Internacional Sobre el Desarrollo de Colecciones (pp. 47-56). México: UNAM, 1998. Evans, G. Edgard y Saponaro, Margaret Zarnosky. Developing library and information center collections. (5th ed.) Westport, Conn.: Libraries Unlimited, 2005. Martín Pérez, Marisa. El modelo educativo del Tecnológico de Monterrey. Monterrey: Tec de Monterrey, 2002.
17
Nuevo León: los archivos en el contexto de la transparencia
J. Jesús Ávila Ávila
A
ntes de abordar el tema que nos ocupa, es necesario destacar dos acontecimientos de capital importancia en la historia de nuestra cultura regional: el 150 aniversario de la creación del Colegio Civil (1857-2007), que constituyó un parteaguas en el proceso de configuración institucional de la escuela pública. Su influencia cultural dio aliento a varias generaciones, las cuales recibieron en este “asilo de las ciencias, las ventajas de la sabiduría”. Fue creado bajo el influjo del espíritu laico, arropado en la Constitución liberal de 1857 y tutelado por un hijo de los desiertos norestenses, Santiago Vidaurri; su hechura fue parte sustancial del desarrollo de la secularización de la cultura en el siglo XIX. Veinticinco años después, el 16 de septiembre de 1882, fue inaugurada la Biblioteca Pública del Estado, cuyo acervo inicial estuvo constituido por la biblioteca particular del canónigo doctor José Ángel Benavides, adquirida en subasta por el gobierno estatal. El próximo mes se cumplirán 125 años de un suceso que sería clave en el proceso de construcción de la infraestructura del conocimiento en la entidad, para así “familiarizarse con las ciencias.” La Memoria del gobernador Genaro Garza García incluye el reglamento expedido por el Ejecutivo para el servicio de la
18
biblioteca, el catálogo de su acervo y otros documentos de valía para reseñar su historia.1 Las bibliotecas públicas tienen su antecedente en la suma de esfuerzos desplegados hace 125 años (1882-2007), en torno a la figura del doctor José Eleuterio González, para instituir la biblioteca central. La archivonomía o archivística nació unida y dependiente a la biblioteconomía, de tal suerte que esta sujeción impidió su desarrollo. Sin embargo, en el momento en que se llevó a la práctica “la teoría de que los documentos se deben organizar de acuerdo con la estructura de la institución de donde proceden, de forma [muy] diferente a los libros y a las colecciones” (Amanda Rosales Bada), significó un parteaguas en el progreso de este saber humanista. De acuerdo con lo expuesto, “la archivística […] se ocupa de la creación, organización y servicio [de los archivos], considera a los documentos como un conjunto estructurado procedente de una institución. [Por lo tanto, se trata de una disciplina] que estudia la naturaleza de los archivos, los principios de su conservación y organización, así como los medios para su utilización” (Amanda Rosales Bada). En principio, la custodia del patrimonio documental debe ser considerada como un fin del Estado y evitar que éste sea expuesto al deterioro natural, a la ignorancia y a la negligencia. El patrimonio documental lo constituyen aquellos documentos que reúnen información de valor para la comunidad, no importa su soporte material, pueden ser documentos en papel o electrónicos, videos, fotografías, mapas, planos, etc. AGENL. Fondo: Gobernadores. Sección: Memorias e informes de gobierno. Serie: Memoria presentada por el ciudadano licenciado Genaro Garza García, gobernador constitucional del estado libre y soberano de Nuevo León, informando a la XXII legislatura sobre la situación que guarda cada uno de los ramos de la administración pública. Monterrey, imprenta del gobierno en palacio a cargo de Viviano Flores, 1883, veánse los anexos documentales del número 46 al 48. 1
19
El carácter patrimonial o histórico de los documentos radica en su importancia social para la colectividad que los regeneró, tan relevantes en la memoria colectiva son los documentos del origen de la ciudad de Monterrey en el siglo XVI, como los del Proyecto de Ciudad del Conocimiento en el siglo XXI. Gracias a los vestigios arqueológicos, conocemos acerca de la existencia de depósitos archivísticos en las ciudades mesopotámicas, los más antiguos en la ciudad de Ebla (4000 a.C.) donde aparecen tablillas de barro con sentencias judiciales, órdenes de gobierno, cuentas, contratos, entre otros. Y los más cercanos a nuestra era, los archivos griegos y romanos. En la Alta Edad Media los depósitos documentales fueron custodiados, principalmente, en iglesias y monasterios. Las revoluciones liberales en Europa les otorgaron un nuevo estatus como archivos nacionales, además de ser considerados como “el laboratorio donde habría de rastrearse la identidad nacional de los pueblos”. La creación de los archivos nacionales se inició en la Francia revolucionaria, que se estremecía con fervor libertario al escuchar los acordes de la Marsellesa, en 1789, y continuó a mediados del siglo XIX en Inglaterra, en 1851; en España, entre 1859 y 1866, y en Italia, para 1871. En el siglo pasado, la preocupación por proteger el patrimonio documental fue motivo de atención de la convención de la Haya de 1954 y la convención de la Unesco en 1970, sobre las medidas que debían adoptarse para prohibir la importación, exportación y transferencia de propiedad ilícita de bienes culturales. La Unesco ha emitido recomendaciones sobre la preservación y conservación de imágenes en movimiento (1980); de la cultura tradicional y popular (1989); y para la protección del patrimonio cultural en peligro como consecuencia de catástrofes naturales o provocadas por la mano del hombre (1996).
20
En 1992 surgió el programa “Memoria del mundo”, con el propósito de hacer conciencia del deplorable estado de los archivos, bibliotecas, museos y otros lugares de custodia documental. En México, en el periodo colonial, el conde de Revillagigedo propuso la creación de un archivo general en 1790, y después del movimiento de Independencia se fundó el Archivo Nacional, el 23 de agosto de 1893. En la actualidad, el Archivo General de la Nación se rige por el acuerdo expedido el 14 de julio de 1880, para proteger los bienes documentales, y por el decreto que crea la sección de archivos presidenciales, el 26 de septiembre de 1988. Además existen algunas disposiciones aisladas en la Ley de bienes generales o la Ley federal sobre monumentos y zonas arqueológicas, artísticos e históricos de 1972.
21
Legislación en Nuevo León
Israel Cavazos Garza
Antecedentes
E
n Nuevo León, en los últimos 50 años, existen algunos referentes que indican la preocupación social y política por proteger sus bienes documentales. a) Durante el siglo pasado, el acervo estatal permaneció en condiciones poco favorables en el sótano del Palacio de Gobierno, hasta noviembre de 1959, año en que fue cambiado a otro edificio que se convirtió en la sede oficial del Archivo General del Estado. b) El 25 de marzo de 1960, el gobernador Raúl Rangel Frías expidió el decreto número 89, que declaró de interés público para la entidad, la conservación y custodia de los archivos municipales. c) También en la década de los sesenta, bajo el patrocinio del Tecnológico de Monterrey, el historiador Eugenio del Hoyo Cabrera, junto con Luis Astey, organizaron el invaluable Fondo de Documentación del Noreste de México. Don Eugenio lo reseñó de la siguiente manera: “[…] realizando a lo largo de varios años, el salvamento, acomodo y microfilmación […] de los archivos municipales y parroquiales de varios pueblos del
22
estado de Nuevo León […]”.2 d.- Durante la administración gubernamental de Alfonso Martínez Domínguez (1979-1985), fueron promovidos cambios significativos favorables para el desarrollo del AGENL, éstos fueron en el orden siguiente: 1. En 1980 dejó de ser jefatura departamental para instituirse como dirección. 2. En 1982 fue publicado el reglamento interior del Archivo General del Estado de Nuevo León con el propósito de “adecuar la fuente documental del gobierno […] mediante el suministro, manejo, control, conservación y depuración de la documentación oficial.” 3. Ese año se dispuso, por acuerdo administrativo del Ejecutivo Estatal, “la obligación de todas las dependencias del Poder Ejecutivo de remitir la documentación oficial que posean hasta con cuarenta años de antigüedad.” 4. El citado acuerdo y la creación del archivo de concentración, en 1984, fueron factores detonantes para el crecimiento de los grupos y fondos documentales en el Archivo General del Estado. 5. El 7 de diciembre de 1984 fue inaugurada la sede actual del Archivo General del Estado, con 2,132 metros cuadrados de construcción en dos niveles; ocupando el área de acervos 1,004 metros cuadrados, equivalente a 40% del área del edificio, aproximadamente. 6. En 1984, el acervo contaba con un volumen de 2,400 metros lineales; 23 años después sus acervos incluyen un volumen de 5,253.36 metros lineales (5,253 km), equivalentes a un crecimiento de 330%, aproximadamente. 7. En el caso del Registro Civil Histórico, hasta el año 2001, Ávila, Ávila, J. Jesús. Amante del desierto, Eugenio del Hoyo (1914-1989) Compilación y notas. AGENL, Colección “Monterrey 400”, Núm. 1, Monterrey, N.L. 1993, p. 10. 2
23
tenía un acervo de 4,057 libros registrados, entre 1859 y 1925. En la actualidad este fondo cuenta con 11,003 libros entre 1859 y 1959. La incorporación de 6,946 libros más, a partir de 2001, trajo consigo un incremento de 171.20%. 8. A estos valiosos fondos documentales hay que añadir el acervo bibliografía de la biblioteca “Ricardo Covarrubias”, creada en 1981 , con la intención de reunir textos especializados sobre el desarrollo de la administración pública e historia del noreste de México. Tiene una base de datos denominada Sistema Integral Automatizado de Bibliotecas, en la Universidad de Colima, y cuenta actualmente con más de seis mil títulos, además de las colecciones del Periódico Oficial del Estado desde 1824 a la fecha, el cual se encuentra microfilmado para su consulta y el Diario Oficial de la Federación desde 1867-1993. Además cuenta con un fondo bibliográfico especial, donado por la familia del historiador Eugenio del Hoyo Cabrera, que contiene cerca de seiscientos libros, documentos, manuscritos, correspondencia particular y copias de algunas investigaciones referentes a su estado natal. Por otra parte, desde 1991, la Ley Orgánica de la Administración Pública del Estado de Nuevo León estableció la obligación de los municipios de remitir al Archivo Estatal, en el curso del primer mes de cada año, un ejemplar del libro de actas de las sesiones del Ayuntamiento correspondiente al año anterior (véase artículo 39), además, en esta ley el artículo 138 señala: Los libros o los registros contables deberán de conservarse durante los 10 años por el Ayuntamiento en su archivo administrativo [mismos] que no podrán, por ningún motivo, modificarse o destruirse. Al término de ese lapso la documentación se remitirá al Archivo del Estado.
Al esfuerzo realizado por salvaguardar los bienes documentales 24
estatales habría que sumar el interés de la actual administración que creó, en 2003, la Dirección para la Peservación del Patrimonio Cultural, Histórico y Artístico que, por las funciones encomendadas, sería el equivalente a una INAH estatal; esta dirección ha realizado programas para la organización y descripción de nuestros acervos municipales.
25
Sin memoria organizada y descrita no hay información ni transparencia Patricia Galeana3
E
n la década de los ochenta tuvo lugar una serie de cambios legales y administrativos que le permitieron al AGENL redimensionar sus funciones y políticas de desarrollo, lo cual le hizo superar su confinación estática de simple y modesto Departamento de Archivo Histórico. Para la década siguiente surgió la necesidad, en el seno de la institución, de otorgarle un nuevo estatus legal debido a lo frágil de su normatividad (para el caso, un reglamento y un acuerdo administrativo), amén de estar al día con la configuración de nuevas realidades, como resultado de la ampliación de la cobertura de sus servicios, entre ellos: la consulta de datos, certificaciones, biblioteca, visitas guiadas, apoyo y asesoría en archivos a poderes públicos federales, estatales y municipales; congresos, seminarios, conferencias y semanas de historia; una política editorial sólida con casi doscientos títulos publicados entre boletines, guías, índices, catálogos y obras de historia regional; participación importante en medios impresos y electrónicos, etcétera. Es así que, como corolario de esta etapa y con el objetivo de responder a las necesidades surgidas entre 1980 y 1997 (además de sostener el andamiaje legal y el perfil profesional del AGENL) la Secretaría General de Gobierno convocó a la ciudadanía al “Foro de consulta pública para la elaboración de una ley
Patricia Galeana. El acceso a la información y la reforma del Estado. Conferencia presentada en Monterrey el 30 de septiembre de 2004, p. 4.
3
26
estatal sobre organización de documentos administrativos e históricos”. En dicho foro se presentó un decálogo de temas que pretendían introducir en la agenda política estatal la centralidad de los archivos como ejes centrales en la modernización de la administración pública. Los temas fueron los siguientes: 1. Archivos de trámite, administrativos e históricos de los tres poderes. 2. Vigencia fiscal, administrativa y legal de los documentos. 3. Normatividad en archivos municipales, organismos públicos descentralizados, eclesiásticos y particulares. 4. Normas internacionales sobre archivos ISAD (G). 5. Responsabilidades y sanciones a servidores públicos que administran información. 6. Valor procesal de los documentos informáticos. 7. Nuevos usos y soportes de la información (disquetes, discos compactos, redes, fibra óptica, etcétera). 8. Uso y abuso de información estratégica en el sector público. 9. Profesionalización del administrador de documentos. 10. Acta de entrega y recepción de documentos (archivos). Lamentablemente las expectativas generadas antes de la realización del foro no prosperaron ni se materializaron en un documento o iniciativa de ley estatal de archivos, para que fuera sometido a la discusión, revisión y decisión de la legislatura local. De esa forma fueron postergadas las posibilidades para construir un marco legal que hubiera contribuido a destacar , socialmente, la importancia del patrimonio documental, además de dotar al AGENL de los soportes jurídicos para encarar en mejores condiciones profesionales el cambio, mismo que significó 27
transitar del sigilo y uso discrecional de la información pública a la transparencia y la rendición de cuentas. Cinco años después de este frustrado intento por alcanzar el futuro, el 21 de febrero de 2003 fue publicada, en el Periódico Oficial del Estado, la Ley de Acceso a la Información Pública de Nuevo León, la cual entró en vigor el 4 de octubre de ese año. Antes que el gobierno federal, el poder había cambiado de partido localmente; para las autoridades estatales en turno, este hecho público implicó que les resultara menos complicada la apertura de los archivos, sin prever o meditar si existía la infraestructura institucional que garantizara el ejercicio democrático del derecho al acceso de la información pública mediante la organización, conservación y descripción de los acervos. La expedición de esta ley trajo consigo una modificación radical en la manera de actuar de los servidores y funcionarios públicos, en la que repentinamente se transitó de la reserva y el disimulo, en materia de información gubernamental, al glasnot, fortaleciéndose nuestra cultura democrática. Sin embargo, a casi cuatro años de vigencia de la Ley de Acceso a la Información Pública de Nuevo León, se acentuó la vulnerabilidad de los archivos públicos locales. El artículo 8 de la citada ley dice de la siguiente manera: La autoridad, en forma permanente, tendrá la obligación de mantener a disposición del público, los datos principales de su organización y funcionamiento.
Esta información estará en lugar visible del recinto de la autoridad, o en un documento que se proporcionará gratuitamente a las personas interesadas. Además conservará, por el término de diez años, toda clase de archivos, documentos y formas de registro que obren en su poder. Transcurrido dicho plazo se enviará el archivo que corresponda.
28
Nuestros legisladores, sin estar conscientes de ello, tomaron partido por la archivística clásica que pugna por la conservación exhaustiva de los archivos. A nivel federal, en la Ley de Transparencia y Acceso a la Información, el artículo 32 define los criterios para la catalogación, clasificación y conservación de documentos de la administración pública. De algún modo los conflictos existentes en la Ley de Transparencia se han ido subsanando. Por ejemplo, el 20 de febrero de 2004 se publicaron, en el Diario Oficial de la Federación, los lineamientos generales para la organización y conservación de los archivos de las dependencias y entidades de la administración pública federal, éstos fueron diseñados por el AGN conjuntamente con el Instituto Federal de Acceso a la Información Pública (IFAI).4 Pero a nivel local no se realizó ningún análisis ni diagnóstico previo que tomara en cuenta el problema de la acumulación indiscriminada de papeles. La Ley de Acceso puso al descubierto nuestras carencias y necesidades, algunas de orden estructural, como la precaria formación profesional del personal que labora en los archivos. En la administración pública estatal y municipal, salvo algunas excepciones, muchos servidores llegamos a los archivos sin una “educación formal en principios o métodos archivísticos” (Nacif, 1995) y los conocimientos adquiridos han sido el resultado de la experiencia acumulada. En nuestra entidad, la archivonomía, como disciplina académica, se imparte como materia en la licenciatura de bibliotecología, en la Facultad de Filosofía y Letras, desde hace cuatro años.
Archivo General de la Nación, guía para el cumplimiento de los lineamientos generales para la organización y conservación de archivos de las dependencias y entidades de la administración pública federal, p. 5. 4
29
Se han localizado problemas semejantes en las dependencias del Ejecutivo federal, como la “falta de espacios apropiados… desconocimiento de las normas básicas de archivo; necesidad de capacitación; carencia de una cuadro archivístico de clasificación por funciones…”.5 En 2003 , cuando fue legislada la Ley de Acceso a la Información Pública, este hecho estimuló un proceso intenso de transferencia de archivos semiactivos al Archivo General del Estado. El Archivo de Concentración, creado en 1984, ingresó, hasta el 2002, en promedio 106.37 metros lineales de documentación por año. A partir de 2003, el cociente anual aumentó drásticamente hasta 196.46 metros lineales.
5
Ibid. 30
Líneas generales para un programa de desarrollo de archivos en el contexto de la transparencia Jorge Ruiz Dueñas 6
D
e acuerdo con lo expuesto, el AGENL se encuentra en una situación límite a dos décadas de haber recibido un vigoroso impulso que le dotó de instrumentos legales para su desarrollo y de un edificio sede, que fue el primero en el país construido ex profeso. Como mencionamos anteriormente, en la Ley de Acceso a la Información con respecto a que las dependencias, éstas deben conservar: “Por el término de diez años, toda clase de archivos, documentos y formas de registro que obren en su poder [y de que] transcurrido dicho plazo se enviarán al archivo que corresponda.” Esta definición legal ha puesto el dedo en la llaga, porque desde el seno de la Comisión de Acceso a la Información Pública de Nuevo León surgió el interés por el derrotero de los archivos. Con ellos coincidimos en que sin la organización y descripción de los acervos, no puede haber investigación histórica ni transparencia. Desde nuestro punto de vista, la sentencia legal de conservar toda forma de registro documental por diez años y, después de ese lapso, enviarlo “al archivo que corresponda”, ofende los principios, no sólo de la archivística y la administración de documentos, sino también la racionalidad y el sentido común.
Comparecencia del maestro Jorge Ruiz Dueñas, director del Archivo General de la Nación, ante la Primera Comisión de Gobernación, Puntos Constitucionales y Justicia de la Comisión Permanente del Congreso de la Unión, México, D.F., a 16 de agosto de 2005, p. 5. 6
31
Para hacerle frente a los desafíos que trae consigo la transparencia, es necesario promover una serie de medidas que fortalezcan los archivos (en los términos abordados por el maestro Jorge Ruiz Dueñas). No podemos esperar los diez años de plazo establecidos en la ley, porque sencillamente el destino ya nos alcanzó. Como prioridades planteamos las siguientes: 1. Diseñar un programa estratégico integral de formación profesional de los servidores que operan en los archivos de la administración pública estatal y municipal. Aquí no sólo se trata de realizar cursos de capacitación y proyectos especializados a través de diplomados avalados por instituciones de educación superior, sino que deberán alentarse, en nuestras principales universidades, programas de educación archivística formal, a nivel licenciatura, cuyo modelo de formación (como menciona Amanda Rosales) incorpore a la práctica profesional un planteamiento teórico sobre la ciencia que nos ocupa, un modelo que concilie la línea administrativa y la línea histórica. El propósito esencial sería revalorizar, en el ámbito social y profesional, el papel del archivista para contribuir al desarrollo de una cultura profesional con normas, valores, terminología, perfil y ética comunes. 2. Aunque es difícil, resulta imprescindible motivar la discusión pública para la expedición de una Ley Estatal de Archivos que construya los cimientos legales que garanticen la preservación, conservación y descripción del patrimonio documental. Esta ley debe ser prioridad para el Estado; debe gozar del respaldo y compromiso de los actores sociales y políticos. Una ley que otorgue a los archivos la posibilidad de contar con los recursos materiales y financieros para estar a la par con la cultura de la transparencia y del acceso a la información. 32
3. Una nueva sede para el Archivo General del Estado de Nuevo León. A veintitrés años de su inauguración, el edificio resulta obsoleto para el resguardo de sus acervos; la estantería donde se almacena la documentación puede sufrir daños irremediables a causa del exceso en las cargas y su colocación inadecuada. La situación descrita dificulta llevar a cabo proyectos y procesos de modernización a través de la digitalización de los acervos, amén de restringir el crecimiento de los mismos. Al respecto existe el compromiso público del gobernador José Natividad González Parás, por construir una nueva sede durante su administración. En principio no se trata de realizar una mudanza de los acervos ni de la institución centenaria “a donde sea”, si no de considerar los antecedentes históricos, legales, funcionales y las especificaciones internacionales establecidas para los edificios de archivos. Lo que está en juego es el destino del principal centro documental del norte del país. 3.1. En relación al mobiliario existente, en nuestros acervos hay una situación que exige una respuesta inmediata; debido a la situación de contingencia, resulta prioritaria la adquisición de un sistema de almacenaje de alta densidad, el cual permita ahorrar hasta un 70% de espacio, según estudios realizados recientemente. 4. Reformar el artículo 8, al menos en sus dos últimos párrafos ya citados, y que se incorporen parámetros similares a los considerados a nivel federal entre el AGIN y el IFAI (a propósito de los Lineamientos Generales para la Organización y Conservación de los Archivos…).
33
Desde nuestra perspectiva, éstos serían los cuatro ejes fundamentales en los que debe gravitar el desarrollo del AGENL y los archivos públicos locales en el contexto de la transparencia, para garantizar el acceso a la información y la cultura de la rendición de cuentas, además de preservar nuestra memoria y estimular la investigación bibliográfica.
34
¡Ojo!, son sólo herramientas
Christian Bustos García
C
omo es bien conocido y experimentado por todos, los cambios de las nuevas tecnologías han realizado un sinfin de modificaciones a la forma en que interactuamos con el mundo, desde la manera en que conocemos o nos enteramos sobre los acontecimientos actuales, hasta el cómo adquirimos nuevos conocimientos. Giddens considera que estos cambios de la interacción del hombre con el mundo comenzaron cuando la televisión apareció en los hogares familiares. Las tecnologías de la comunicación (o de la información) se han ido aplicando a diferentes labores; existe software que ayuda a una empresa a tomar mejores decisiones, otros programas de computadora automatizan algunos procesos o resuelven problemas muy complejos en poco tiempo, etc. Las bibliotecas no se han quedado atrás, estas instituciones también se han servido de la tecnología, así como de una gran cantidad de programas y equipos modernos que automatizan algunos de sus procesos, como la búsqueda, clasificación y catalogación de los documentos; la adquisición de millones de revistas, libros y demás documentos electrónicos, y la cooperación entre bibliotecas que se encuentran en diferentes continentes sin preocuparse por el espacio que éstas ocupen. Con esto se han resuelto muchos problemas que en el pasado requerían más tiempo para solucionarse. Por ende, la tecnología ha colaborado enormemente a que se dé un mayor desarrollo en los servicios bibliotecarios y en el acervo de cualquier biblioteca con acceso internet.
35
Como se mencionó en el párrafo anterior, uno de los mayores impactos de la tecnología en la biblioteca ha sido el cambio en la recuperación de información a través de Internet. Este medio ofrece cientos de resultados en poco tiempo, los tipos de documentos recuperados dependerán del motor de búsqueda utilizado, en pocas palabras, si deseamos artículos de revistas de Latinoamérica, tendríamos que utilizar la página de la Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal, en cambio, si cualquier página nos puede dar la información que necesitamos, podremos consultar el buscador de Google. La gran cantidad de información, sumada a la rapidez con que se puede recuperar, nos ha colocado en la época con la que muchos intelectuales soñaron y veían como utópica: la de una mejor sociedad, esto debido a que ellos pensaron que entre mayor cantidad de información tuviera el ciudadano al alcance de sus manos, éste podría tener una mejor vida, existiría una mejor política, una mejor sociedad. El escritor argentino Jorge Luis Borges plasmó en dos relatos una especie de presagio tecnológico sobre lo que sucedería en estos tiempos. En Ficciones, en el cuento que lleva por nombre “La biblioteca de Babel”, se describe una biblioteca que es un universo infinito compuesto por interminables galerías que contienen todos los libros posibles o imposibles. En otra de sus obras, titulada El libro de arena, el autor desarrolla una historia en la cual un hombre vende al protagonista el libro de arena, en el que “…ni el libro ni la arena tienen principio ni fin”. El relato nos dice que el libro es un documento que contiene páginas indeterminables, infinitas, ya que siempre que se quiere llegar a la primera o última página, inexplicablemente surgen más. Esto es muy parecido al hipertexto, pues, al igual que el libro de arena, es la piedra de toque del universo. En Internet una palabra llama a otra, como si fueran parte de una cadena de conceptos interminables. Para el protagonista el tener este 36
libro fue causa de dicha y desconfianza porque el documento no “fuera verdaderamente infinito”. Los relatos de Borges tienen algo de realidad, o acaso, ¿no es internet una biblioteca virtualmente infinita y un conector con otras páginas o información? Es una Babel sin fronteras, cuyo centro no está en ninguna parte, un juego de espejos enfrentados donde todos podemos reflejarnos. La necesidad de información de un usuario es como si tuviera sed y buscara una fuente donde pueda satisfacerla, se acercará a la manguera para beber agua, pero la presión del líquido es regulada, aunque podría sucederle que éste salga a presión, esto podría ahogar a la persona. Considero que esta analogía es muy clara respecto a lo que la información puede llegar a provocar, pues el mismo problema que puede tener la persona al beber de una manguera que envía el líquido a presión, es a lo que nos podemos enfentar cuando buscamos información en internet (pues en ella existen millones y millones de páginas, y cada hora se multiplica a niveles exponenciales, sobre un solo tema o palabra), aun siendo específico en la forma en que se busca y en lo que se desea encontrar, los resultados podrían llegar a ser cientos de documentos electrónicos. En este punto me gustaría regresar al final del relato El libro de arena, exactamente donde el personaje decide perder esa obra con información infinita, ya que él sabía que era un mal: “… Comprendí que el libro era monstruoso… Sentí que era un objeto de pesadilla, una cosa obscena que infamaba y corrompía la realidad.” Por este motivo decidió esconderlo y así asegurarse de que no moriría de insomnio y que dejaría de vivir con la obsesión por leer todo lo que el libro de arena le mostrara. En algunas entrevistas el escritor italiano Umberto Eco podemos ver que él no sólo habla de los beneficios de la red de redes, también nos dice que uno de los problemas que podría traer el Internet es que “el exceso de información cambiará nuestra cabeza”. Además de que en la red nos encontraremos 37
con una gran cantidad de información de obras, novelas, títulos que han sido digeridos e interpretados por otras personas. Como se ha visto a lo largo de estas escasas líneas, y como se ha comprobado al interactuar con los diferentes buscadores y sorprenderse por la enorme cantidad de resultados, en Internet es difícil saber cuál es la información más confiable (esto hasta antes de que Google sacara su versión de Google School, o de la difusión de algunas bases de datos sobre publicaciones electrónicas académicas). Otro de los problemas que observa el semiólogo italiano es comentado en su libro Cómo se hace una tesis, aquí Eco nos menciona que nos hemos olvidado que la información, o mejor dicho, los datos, necesitan ser pasados por un proceso mental para convertirlo en conocimiento y no únicamente por tenerlos en nuestro poder se da la adquisición del nuevo conocimiento. Eco menciona que este fenómeno se presenta desde la presencia de las fotocopias: “Uno se lleva a casa cientos de páginas fotocopiadas y la actividad manual que ha ejercido sobre el libro fotocopiado le da la impresión de poseerlo. La posesión exime de la lectura. Esto les sucede a muchos, una especie de vértigo de la acumulación, un neo-capitalismo de la información”. Lo anterior queda muy claro con el ejemplo de las reprografías, muchos estudiantes han confundido esta simple herramienta, la fotocopia, con la adquisición del conocimiento, pues al momento de que se fotocopian los libros, revistas, periódicos o cualquier otro material con información, las personas creen que han adquirido el conocimiento que se encuentra cifrado en sus entrañas. Como si el simple hecho de pasar los documentos por la plancha de la fotocopiadora, los datos se cargaran al cerebro 7
(si recordamos que la palabra datos es definida por la Real Academia Española como el “antecedente necesario para llegar al conocimiento exacto de algo...”, la información es la “…adquisición de conocimiento…”.
7
38
de quien lleva los documentos a fotocopiar. Este fenómeno se puede potencializar en la red de redes, debido a la gran cantidad de información, las creaciones de bibliotecas virtuales, de bases de datos, etcetera, que influyen para que los navegantes se dediquen a guardar los textos completos en su computadora y crean que con esa simple operación (darle clic en el botón guardar) han analizado y adquirido el conocimiento, aunque en un futuro cercano o lejano no lean el documento del que sólo saben el título y quizá el resumen. Algo similar se presenta cuando las personas adquieren libros y los utilizan sólo para adornar su casa, los libros se han utilizado como un objeto de colección o como objetos estéticos y se compran únicamente para que sean parte de la decoración de la sala o de alguno de los cuartos del hogar. Lo anterior se hace sólo con el fin de demostrar que son unas personas cultas, aunque nunca hayan leído los documentos que muestran con gran alegría y regocijo. De la misma manera en que el libro suele jugar como un objeto que da cultura por si mismo, en la actualidad, la mayor cantidad de artículos y documentos almacenados dan la imagen de que estamos ante un genio. Con todas las buenas virtudes que se han promovido de Internet, además de difundir que hoy un niño puede tener una mayor cantidad de información (Sancho Gil, p.3) que un ciudadano del siglo XVII y que toda esa gran cantidad de información puede estar a disposición nuestra sin esfuerzo. ¡Estamos mal cuando pensamos que el “…aprendizaje, sea del tipo que sea, no requiere ninguna implicación, ni sistema de trabajo o esfuerzo mental (en ocasiones físico) y afectivo…”! (Sancho Gil, p. 4 ). Debemos recordar que para adquirir conocimientos se debe aplicar un esfuerzo intelectual para poder decodificar, comprender, analizar y obtener la información que celosamente se guarda codificada. Entonces, no importa que hoy en día tengamos un mar de
39
información electrónica, que nos gastemos enormes cantidades de tiempo y dinero para obtener la mejor información y que tengamos en la casa los libros más raros, antiguos y exclusivos. Todo esto no vale nada si no aplicamos en ellos el proceso mental por el cual podremos conocer lo que nos dice el autor. Antes de terminar, de nuevo me gustaría recordarles que un edificio no se construye con tener martillo, desarmador, pala, etcétera, sino con el esfuerzo y el uso de estas herramientas; esto es lo que dará como resultado la terminación de la construcción del edificio.
Referencias electrónicas Sancho Gil, Juan. Aprendizaje y tecnologías de la información y la comunicación, [en línea] Disponible en http://www4.ujaen. es/~apantoja/recursos/orie_ntic/apre_ntic.pdf [2007, 10 de julio]. Entrevista con Umberto Eco. (2006, 24 de septiembre). EL PAÍS en entrevista con Umberto Eco. El País, [en línea] Disponible en http:// www.telefonica.net/web2/pinoalto/umbertoecoelpais 24sep t2006. doc. [2007, 10 de julio]. Diccionario de la Real Academia Española [en línea] Disponible en www.rae.es [2007, 15 de julio] (2007, 28 de febrero). Ausencia del libro como herramienta cultural. Diario Época [en línea] Disponible en http://www.diarioepoca. com/2007/02/28/opinion/ausencia.php [2007, 20 de julio] Entrevista con Umberto Eco. (1995, 22 de junio). [en línea] Disponible en http://www.geocities.com/soho/lofts/1034/eco.htm [2007, 20 de julio] Entrevista con Umberto Eco. (1993, primavera). The Harvard Review of Philosophy entrevista con Umberto Eco. [en línea] Disponible en http://www.ddooss.org/articulos/entrevistas/UmbertoEco.htm [2007, 20 de julio] Borges, J.L. (1975). El Libro de arena [en linea] Disponible en http:// es.geocities.com/cuentohispano_zip2/texto/borges_libro.html [2007, 20 de julio]
40
Borges, J. L. (1944). La biblioteca de babel [en línea] Disponible en http://www.literatura.us/borges/biblioteca.html [2007, 20 de julio]
Bibliografía Eco. Umberto (2006). Cómo se hace una tesis. España: Gedisa. Sartori, G. (2002). Homo Videns: la sociedad teledirigida. México: Taurus. Simone, R. (2001). La tercera fase: formas de saber que estamos perdiendo. España: Taurus. Giddens, A. (2002) Un mundo desbocado: formas de saber que estamos perdiendo. México: Taurus.
41
La biblioteca pública y las nuevas tecnologías para niños
Brenda Martínez Camarillo
E
l presente trabajo habla sobre el Programa de Computación Gratuito para Niños y Jóvenes, iniciado y sustentado por la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), la cual es una asociación civil fundada en 1959. Desde su creación, ha tenido como una de sus funciones principales, construir una identidad sólida entre los científicos mexicanos. Asimismo, está comprometida a mantener en México uno de los mayores logros de la sociedad: la libertad de creación y de producción del conocimiento. Entre sus funciones también está la de contribuir en la construcción de una sociedad propicia para el quehacer científico, fundada en el respeto institucional, el talento creador y el esfuerzo personal. Ésta ha sido la esencia de la relación de solidaridad entre sus miembros y la norma de conducta con la comunidad científica, a lo largo de 48 años desde su fundación. Las actividades de la AMC están orientadas a desarrollar y consolidar la cultura científica, al enraizar en el individuo los valores del intelecto creativo para que la sociedad los considere propios. Asimismo, se ha propuesto impulsar la descentralización de la ciencia en México, identificando los factores que influyen en el buen éxito de este proceso y buscando su implantación en varias regiones del país. El patrimonio de la AMC se integra mediante la contribución de diversos organismos como la Secretaría de Educación Pública, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, la 42
Universidad Nacional Autónoma de México, la Universidad Autónoma Metropolitana y el Instituto Politécnico Nacional. De igual forma cuenta con donativos de asociaciones particulares nacionales y fundaciones extranjeras, entre las que destacan: la Asociación Mexicana de Amigos del Instituto Weizmenn de Ciencias, la Fundación México–Estados Unidos para la ciencia, y el Howard Hughes Medical Institute.
Antecedentes Después de haber operado casi dos años a nivel de plan piloto, la DGB–SEP (Dirección General de Bibliotecas de la Secretaría de Educación Pública) y la AIC (Academia de Investigación Científica, ahora Academia Mexicana de Ciencias) acordaron dar inicio, en enero de 1986, a su etapa de implementación definitiva. Dichas instituciones desarrollaron conjuntamente este proyecto convencidas que para el futuro del país es necesario que todos los niños tengan acceso al conocimiento y al uso de las computadoras. La AMC impulsó este proyecto consciente de la trascendencia que la computación estaba produciendo en todas las esferas de la actividad humana, y de la necesidad de que todos los sectores de la población lo incorporarían a las actividades productivas. Además se consideró importante para el país, dado que para ciertos grupos sociales resulta casi imposible tener acceso al conocimiento y al uso de las computadoras, lo cual está acrecentando significativamente la polarización de nuestra sociedad. Estas mismas instituciones consideraron que el acceso de todos los niños a los bienes culturales, como las computadoras, abriría la posibilidad de fomentar en ellos el hábito de la lectura.
43
Marco de referencia Este programa quedó enmarcado en la vertiente de concentración que previó, desde 1988, la Ley de Planeación, con el propósito de “ampliar el acceso de todos los mexicanos a las oportunidades educativas y culturales.” Además, se ha tenido el objetivo de “dar mayor acceso a la población a los satisfactores y oportunidades culturales, así como estimular su participación en el quehacer cultural”. Finalmente, este programa se vincula al objetivo de que “las bibliotecas públicas satisfagan las necesidades culturales de las comunidades a las que sirvan”.
Características En función de los objetivos que persigue, el programa se desarrolla exclusivamente en las bibliotecas públicas del país, por lo tanto se puede considerar dicho programa como nacional y descentralizado. Los servicios brindados son gratuitos para todos los niños que cursan la primaria, sin hacer distinción alguna. La Red Estatal de Bibliotecas Públicas y el Programa de Computación Gratuita para Niños y Jóvenes en Nuevo León se formalizaron en 1986. La Biblioteca Central del Estado “Fray Servando Teresa de Mier” ha atendido alrededor de 12,680 niños. La sala infantil ha tenido impacto de provecho, ya que antes de iniciar la sesión del taller los pequeños acuden a esta sala a resolver tareas, a leer o escuchar cuentos, además de participar en alguna actividad manual o taller programado, sin dejar de lado a los padres de familia que hacen uso de las diferentes áreas de biblioteca.
44
El desarrollo de estas habilidades les ofrece seguridad en sí mismos y los prepara para que, en un futuro, utilicen regularmente la computadora, ya no sólo en el campo estudiantil o laboral, sino también en el personal. Esto nos obliga a prepararnos más como instructores, para no descuidar el lado humano en el trato maestro-alumno. El que instruye debe preocuparse por su capacitación y mejoramiento continuo. Es muy importante dar un servicio de calidad a nuestros niños, esto implica enfrentarnos a retos que con información y orientación lograremos resolver. Es así que estos talleres contribuyen al desarrollo creativo del niño. Es entonces cuando éste acostumbra a su intelecto a encontrar diversas soluciones a un problema y a indagar diferentes caminos para llegar a una salida. Los talleres son una opción para todos aquéllos que desean complementar su educación formal. Actualmente, en Nuevo León 19 bibliotecas cuentan con este servicio, las cuales están distribuidas en 13 municipios. Los instructores, en su mayoría estudiantes, pasan por un proceso de selección y capacitación, el cual es realizado por la AMC. Con el apoyo actual que brinda el Estado a este programa, próximamente se iniciará una nueva etapa en cuanto a software se refiere; se establecerá un módulo de aplicaciones científicas, mismo que se utilizará para fomentar el acercamiento y gusto por la ciencia en los niños, y su aplicación se enfocará en la experimentación y simulación de fenómenos, principalmente los más cercanos a la cultura. Considerando los avances en el campo de la robótica educativa y las aplicaciones de éstos en centros educativos, a nivel mundial se desarrolla, en la Academia Mexicana de Ciencias con materiales y tecnología mexicana, la interfaz llamada módulo de aplicaciones científicas, que se utiliza actualmente como prueba piloto en dos talleres del Programa de Computación para Niños y Jóvenes en el Museo Tecnológico
45
de la CFE en la Ciudad de México y en la Biblioteca Central del estado de Aguascalientes. Éstas han sido nuestras reflexiones en torno a la gratificante labor de instructor de estos talleres, lo que nos lleva a las siguientes conclusiones: Los niños son lo más importante. Debemos capacitarnos constantemente, sin dejar de lado el aspecto humano. El uso de la tecnología es una realidad y debemos aprender a hacer un mejor uso de ella. La sala infantil de las bibliotecas públicas es un aliado para nuestros objetivos.
Fuentes de información: Programa de Computación Gratuita para Niños y Jóvenes. Archivo documental de la coordinación estatal del programa. Entrevistas con excoordinadores. Consulta del Plan Nacional de Desarrollo (1983-1988). Programa Nacional de Educación, Cultura, Recreación y Deporte.(1984-1988). Directrices IFLA/UNESCO.
46
Apoyo didáctico y tecnológico a las personas con ceguera y debilidad visual en la Capilla Alfonsina
Paula Pérez Salas y Javier Rodríguez Martínez
S
iendo conscientes de la importancia que poco a poco ha ido cobrando la tecnología en nuestra sociedad, y de su influencia en los recursos didácticos para alumnos con necesidades educativas especiales, pensamos que nuestros alumnos con discapacidad visual deberían tener la garantía de que, junto con los apoyos educativos proporcionados por los maestros, recibirán la asistencia básica cuando se encuentren con dificultades en su tarea diaria al utilizar tecnología adaptada en cualquiera de sus diferentes ámbitos. Sobran argumentos para justificar la acuñación de los términos de “sociedad de la información” y “sociedad del conocimiento”, para referirse al volumen de acontecimientos, información y datos con que somos bombardeados diariamente. Cada vez con mayor profusión, la información se trata y se intercambia en formato digital. Esto provoca que utilicemos dispositivos digitales si queremos acceder y procesar información rápida y de manera eficaz. Recientemente se habla del término “brecha digital”, e incluso “infoexclusión”, haciendo referencia al riesgo que corremos de quedar culturalmente aislados si no somos capaces de adecuar y actualizar nuestros métodos y procedimientos para trabajar en condiciones de eficacia con los medios técnicos. Por tanto, a diferencia de otro tipo de conocimientos que podemos adquirir o
47
no, en el caso de la tecnología no parece que sea de libre elección su aprendizaje, ya que está presente en todas las actividades de la vida y es el vehículo a través del cual accedemos a la mayor parte de la información. La tiflotecnología es la disciplina que ayuda a las personas con problemas de invidencia o debilidad visual a conseguir una participación plenamente activa en la sociedad y en la vida cotidiana como individuos no limitados; para lo cual hacen uso de dispositivos tecnológicos y de recursos humanos. A través de la Capilla Alfonsina, la Universidad Autónoma de Nuevo León ha puesto en servicio la Sala Tiflotécnica para Invidentes y Débiles Visuales, la cual permite a personas con este tipo de capacidad diferente desarrollar sus actividades académicas y laborales. Y aunque la sala fue diseñada particularmente para el servicio de invidentes y débiles visuales que cursan alguna carrera profesional en escuelas y facultades de la UANL, el uso de estas instalaciones se ha extendido a otras instituciones educativas, incluso a quienes no siguen algún estudio profesional. La sala inició sus actividades el 13 de marzo de 2002, con un horario de 8:00 a 22:00 horas, de lunes a viernes. Su propósito es mejorar la calidad de vida de las personas con discapacidad y colaborar en su integración social, educativa y laboral mediante el uso de herramientas que les faciliten el manejo de información. Entre sus objetivos se encuentra el reforzar la participación y rendimiento social, cultural, académico y laboral de personas invidentes y débiles visuales. Así como impulsar sistemáticamente la competitividad entre ellos.
48
Sus objetivos específicos son: Poner a la disposición de los invidentes y débiles visuales el material bibliográfico, hemerográfico y audiovisual con que cuenta la Capilla Alfonsina. Consolidar la relación de las asociaciones de invidentes con empresas de responsabilidad social y sociedades humanitarias de Nuevo León. Promover entre la familia universitaria y la sociedad nuevoleonesa, a través de los medios de comunicación, una cultura que posibilite el desarrollo e integración social, educativa y laboral de las personas invidentes y débiles visuales. Vincular sistemáticamente a la comunidad universitaria los servicios de rehabilitación que proporcionan las dependencias de la UANL. Este espacio fue posible gracias a la inversión realizada en mobiliario y equipo, así como la adaptación del local a los requerimientos de personas con discapacidad visual. Su inversión total fue de 833 mil pesos. De esta cantidad, 628 mil 532 pesos fueron aportados por la Universidad Autónoma de Nuevo León, y 204 mil 532 pesos por empresas privadas. Las aportaciones privadas que hicieron posible la creación de la sala tiflotécnica corresponden a Villacero, HEB, Banorte, Antarq. Tecnosoluciones y el Club de Leones Monterrey Poniente. El equipo con que cuenta la sala consiste en lo siguiente: 1. Quince programas de lector de pantalla, denominado Jaws estándar, con tecnología de voz para trabajar en plataforma Windows.
49
2. Quince programas denominados Open Book, para reconocimiento óptico de caracteres y su interpretación en voz. 3. Un programa llamado Duxbury DBT Win, que traduce un texto normal a un texto en braile, indistintivamente del idioma en que esté redactado. 4. Un programa amplificador de pantalla Lunar Plus para Windows en español, el cual amplifica imágenes hasta 32 veces su tamaño. Es idóneo para que los débiles visuales puedan leer o apreciar imágenes a las que, de otra forma, no tendrían acceso. 5. Una impresora braile de interpunto INDEX 4X4 pro. Este aparato imprime en papel tamaño doble carta por ambos lados, compagina y engrapa. 6. Una impresora braile de interpunto Everst-D de INDEX. Imprime el texto e imagen en uno o ambos lados y en papel tamaño carta 7. Una impresora HP Laser Jet 1200 para imprimir documentos en tinta. 8. Dos cámaras de televisión de circuito cerrado a color Telesensory, que amplifica texto e imagen hasta 64 veces su tamaño. 9. Dos máquinas Perkins, eléctricas, para escribir en braile, con cubrepolvo, punzón de borrador y fieltro antirruido. 10. Dos sistemas de lectura Galileo Robotrón, actualmente configurados en español y en inglés, pero se pueden configurar también para leer en francés, alemán, griego, italiano, sueco y danés. En estos sistemas, el libro o el texto de que se trate se escanea en el aparato y éste lo traduce en voz en cualquiera de los idiomas mencionados. Para el uso de estos equipos no se requiere computadora, pero se puede grabar la información en disco flexible de
50
3.5. Es importante que el texto a escanear sea original para una lectura eficaz. 11. Una máquina realzadora de imagen o texto repro-tronics, con termo–pen, para el realce de cualquier dibujo o gráfico en relieve sobre papel especialmente tratado para elaborar mapas, notas musicales, operaciones matemáticas, textos, arte y ciencia. 12. Nueve escáneres HP Scan Jet 5490C. 13. Trece computadoras Pentium con unidad de CD y Modem. 14. Dos televisores de 20 pulgadas para ser utilizados en el Telesensory.
El número de personas que recurre a esta sala varía y depende generalmente de la habilidad del usuario en el manejo de la lectura en braile, de un comportamiento independiente y del tiempo disponible para asistir a la biblioteca. Desde su puesta en marcha se da servicio a 102 usuarios en forma regular, de los cuales 52 son invidentes y 50 débiles visuales. El promedio de visitas es de diez a doce personas por día. La clasificación de los usuarios por nivel de estudios es la siguiente: Nivel básico, desde preescolar hasta secundaria: 31 usuarios de los cuales quince son débiles visuales y diesciseis invidentes. Nivel medio superior: ocho usuarios, de los cuales siete son débiles visuales y uno invidente. Nivel superior: diescisiete usuarios de los cuales ocho son débiles visuales y nueve invidentes. Maestría: cuatro usuarios, de los cuales dos son débiles visuales y dos invidentes.
51
Otros: 42 usuarios de los cuales 18 son débiles visuales y veinticuatro invidentes. La consulta de información es de temas de interés general y estudios académicos que van desde preescolar hasta trabajos universitarios. La sala tiflotécnica ofrece sus servicios en forma gratuita, entre ellos están la enseñanza de computación, el uso y el manejo de los equipos tiflotécnicos, impresión de documentos en braile y la enseñanza de la lectoescritura en braile. Para prestar el servicio se cuenta con tres personas encargadas de la atención al usuario, más el apoyo de la Dirección General de Informática de la Universidad Autónoma de Nuevo León en el soporte técnico del equipo. Es importante recalcar que uno de los tres encargados del área es débil visual y licenciado en ciencias computacionales por la Facultad de Ciencias FísicoMatemáticas y otra de las encargadas es invidente y licenciada en pedagogía por la Facultad de Filosofía y Letras. La promoción del servicio es mediante nuestra página web y a través de mecanismos internos de nuestra universidad.
52
Metodolog铆a para la creaci贸n de nuevos espacios y lectores
La colección bibliográfica de la Sala Museo de la Facultad de Medicina Armando Hugo Ortiz Guerrero
E
l Hospital Universitario Dr. José Eleuterio González, abierto en 1938, y la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Nuevo León, en 1952, fueron los edificios iniciales del actual Campus Salud de la Universidad Autónoma de Nuevo León, así como el Departamento Clínico de la Facultad de Medicina, cuya población escolar actual es de alrededor de 4500 alumnos. Parte fundamental es el edificio de la Biblioteca Central, que aloja al Centro Regional de Información y Documentos en Salud (CRIDS). El acervo bibliográfico se localiza fundamentalmente en tres salas: Hemeroteca, Colección general y de referencia, y Servicios automatizados, que en conjunto alojan poco más de 18 mil volúmenes y mil 630 títulos de revistas médicas, además de la Biblioteca Virtual. El acervo bibliográfico histórico se encuentra ubicado en la Sala Museo Dr. Ángel Óscar Ulloa Gregori, inaugurada en 1993. El Museo cuenta con imágenes con la historia gráfica del Hospital Universitario y la Facultad de Medicina, y una colección de más de 900 instrumentos, estuches y aparatos médicos utilizados y fabricados en el intervalo de 1750 a 1950. En el país sólo hemos localizado un museo del mismo perfil: el Palacio de la Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México en el Distrito Federal, el cual consta de 23 salas de exhibición y un pequeño museo en la Escuela de Medicina Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo; de igual manera, en América Latina, sólo en la Universidad Nacional de Chile se localiza otro museo de medicina. 55
Un poco de historia de la Biblioteca de la Facultad de Medicina En 1859, la escuela se instaló en una sala del antiguo Hospital Civil. Puede afirmarse que el primer acervo bibliográfico de la facultad consistió en la colección personal de su fundador, Dr. José Eleuterio González y de los catedráticos fundadores. Ignacio Martínez, primer alumno que presentó examen profesional en 1865, apuntó en el proemio de su disertación: Por consiguiente, hemos tenido que luchar con toda clase de inconvenientes. La escasez de obras de texto, pues ha habido ocasiones en que toda la cátedra hayamos tenido que estudiar en un solo ejemplar y otras que hemos tenido que escribir lo que después debíamos aprender.1
Las contingencias iniciales se fueron superando, y en el informe anual de 1886 ya se menciona la habilitación de un espacio para iniciar una biblioteca mínima. El reglamento de la Escuela de Medicina, en 1889, estipulaba, entre las obligaciones del secretario de la misma, inventariar los libros y cuidar que se conservaran en buen estado. En 1892 la escuela se trasladó a su edificio propio, el cual fue construido con parte del legado del Dr. González y contaba con un área específica para la biblioteca. Años después la colección incluía más de 518 volúmenes, entre libros y revistas. Una relación detallada del inventario se incluye en la Memoria del Gral. Bernardo Reyes, periodo 1895-1899. El edificio original funcionó hasta 1948, año en que la escuela se trasladó a otro provisional, durante más de tres años. En 1952 la facultad se ubicó en su actual sede. Carlos E. Medina, Armando Hugo Ortiz, “Tesis siglo XIX, Primeros egresados de la Facultad de Medicina”. Revista Deslinde, p. 86, Monterrey, enero-diciembre 1999. 1
56
La biblioteca se instaló en el sótano de la llamada sección oriente de la facultad, donde permaneció hasta 1991, año en que ocupó las actuales instalaciones ya con su estructura de CRIDS, cuyas tareas y servicios se han hecho más eficientes.
El acervo histórico de la biblioteca de la Facultad de Medicina Por una convención estrictamente interna, se localizan en la Sala Museo publicaciones anteriores a 1952, el año de impresión del volumen más antiguo data de 1832. Se puede hablar de tres apartados: libros de texto, revistas médicas y manuales de referencia; todos relativos a la medicina. Una estimación arroja un mínimo de tres mil quinientos volúmenes en estantería, la procedencia de este material es de compras hechas por la misma institución desde el siglo XIX y donativos de personas e instituciones de diferente índole, sujetos a los criterios marcados por el CRIDS. Una parte considerable de la colección está en francés, pues aproximadamente hasta 1940 la doctrina francesa fue la predominante en la medicina mexicana. El resto de la colección la conforman publicaciones en inglés y español. Toda la colección está catalogada bajo la normatividad bibliotecaria a cargo del CRIDS y su referencia se encuentra en el catálogo electrónico La mayoría de los libros se encuentran en buenas condiciones, para que los pueda manipular el usuario común, por lo que se encuentran en el sistema de estantería abierta; salvo algunos que por su antigüedad, estado material y valor científico, se encuentran bajo llave, disponibles sólo para investigaciones. Debe precisarse que no es un acervo de libros de historia de la medicina, sino de libros antiguos (y otros en proceso de serlo) de medicina, que sobre todo muestran un panorama de la ciencia 57
médica en su época de publicación. Una parte considerable de la colección corresponde al periodo de nacimiento y evolución de la llamada nueva medicina o medicina moderna, aproximadamente de 1750 en adelante. Sin embargo, en algunos textos aparecen conceptos arcaicos de siglos anteriores como miasmas, efluvios, humores, etc.
Utilidad extra de la biblioteca histórica Pese a la accesibilidad de esta colección, es necesario reconocer que ha sido poco consultada, al extremo de que a 14 años de la apertura de la Sala Museo, algunos libros nunca han sido abiertos, salvo por las personas encargadas de la catalogación. Muy contados son los casos de consulta hecha para una investigación formal; la mayoría es por curiosidad, en particular de estudiantes de medicina. Estimamos que esta situación no es exclusiva de nuestra Sala Museo, sino de todos los acervos de libros antiguos. La utilidad ideal de esta colección sería servir de fuente para la historia de la medicina y no tanto para la medicina actual; en última instancia, tal vez sea tarea para los historiadores o, más bien, médicos-historiadores. Sin embargo, consideramos que la colección bibliográfica cumple otra utilidad. En conjunto con el instrumental médico y las reproducciones gráficas, dan una atmósfera y visión de una parte de nuestro pasado; esto en su enfoque museográfico, lo que ayuda a uno de los propósitos de la Sala Museo: “Mostrar a la sociedad una panorámica de la historia de la facultad y el Hospital Universitario, la evolución de la medicina y los avances trascendentes de la ciencia médica.” Puede considerarse como un logro de la Sala Museo que el visitante, al hojear algún volumen antiguo de medicina, valore
58
–aunque sea por unos minutos– las aportaciones que los médicos, investigadores e inventores de esta ciencia han hecho a través del tiempo, y la fortuna de que nosotros tengamos una Medicina tan avanzada, pero, sobre todo, que pueda ser accesible a toda la humanidad. Aunque la colección histórica bibliográfica de la Sala Museo no cumpla su propósito original como fuente de consulta, concluyo que vale la pena preservarla y exhibirla como testimonio museográfico, una prolongación de su utilidad.
59
Fomento lector, entre tradición e innovación
Gisella López Carmona
S
i analizamos objetivamente las últimas estadísticas mundiales relacionadas con la lectura, México ocupa uno de los últimos lugares, debido a que la mayoría de los mexicanos no lee nunca y el porcentaje de personas que acude a una biblioteca es muy bajo. La mayoría de la gente no lee porque dice “no tener tiempo para hacerlo”, aunque los caballeros son muy dados a no dejar de lado la sección deportiva de los diarios ni las damas la sección de sociales. Las estadísticas de las bibliotecas públicas son verdaderamente alarmantes, ya que la introducción de Internet tiene apenas influencia para fomentar al hábito de la lectura. Y es aquí donde la presencia del bibliotecario se convierte en algo realmente importante. Para el bibliotecario la lectura es el objetivo principal de su profesión. A través del tiempo, la lectura se ha convertido en un acto de búsqueda hacia el interior del propio lector, aunque el debate sobre la necesidad de leer sea constante, bien pocos saben que el objetivo final de la lectura es encontrar en ella algo de nosotros mismos que nos es desconocido o que subyace en el fondo del inconsciente. La biblioteca, por tanto, se convierte en un centro de proximidad no sólo con el resto del mundo, sino con el propio individuo para descubrir aspectos ocultos de su personalidad, potencialidades o necesidades. Así, la biblioteca debe asumir, responder y adelantarse a las necesidades de los usuarios reales o potenciales, cubriendo ámbitos formativos, informativos, de desarrollo personal e integración sociocultural.
60
La tarea de las bibliotecas no se reduce al simple apoyo escolar, sino que debe avizorar las necesidades y los retos, tanto educativos como extraescolares, en pocas palabras, incorporarse a los nuevos soportes y contenidos de la sociedad de información y en este renglón es fundamental que las bibliotecas estén preparadas para promover y fomentar la lectura entre los habitantes de áreas aledañas a las de su ubicación. En la actualidad, los medios audiovisuales condicionan nuestra realidad, así la lectura va quedando de lado, tanto para los adultos como para los niños, sometiendo poco a poco la capacidad de pensar que la lectura es capaz de permitirnos, es decir, adquirir una conciencia más profunda de nosotros mismos y del entorno. Para la mayoría de la población, la sobreinformación proporcionada por los medios electrónicos le permite estar al día de lo que sucede en cualquier parte del mundo, sin embargo, no le permite saber qué pasa realmente dentro de sí mismo, ni si tiene otras necesidades separadas del consumismo alentado por la publicidad. La lectura abre la puerta del conocimiento que ayuda a eliminar las desigualdades sociales, pero es difícil, aun para los propios bibliotecarios, demostrar que vale la pena ser lector y que, de ninguna manera, leer es una pérdida de tiempo. Quien labora en una biblioteca pública –bibliotecario profesional o no–, debe tener muy en claro que entre muchas otras actividades propias de su trabajo, una de las más importantes es hacer que los hábitos de lectura de la población adquieran un valor de apoyo al proceso educativo-formativo de cada persona. La mayoría de los bibliotecarios saben que el hábito de la lectura es importante, pero no siempre se tiene la experiencia del por qué es importante, ya que para trasmitir el amor por la lectura es preciso experimentarlo personalmente. Con el fin de que desde las bibliotecas públicas se fomente el hábito lector, el propio bibliotecario debe amar y disfrutar la lectura, aparte de las actividades que conforman el proceso 61
seleccionador y clasificador del material bibliográfico. El usuario tiene, por lo general, la visión común de que el bibliotecario se la pasa leyendo todo el día, sin embargo, se sorprende cuando se le contesta que no queda tiempo para leer debido a diversas actividades de procesos técnicos, caso que resulta muy común en bibliotecarios que se han formado recientemente al amparo de las tecnologías de la información, cuyo bagaje cultural está lleno de datos fríos, escasos de conocimientos y que, a pesar de acceder a innumerables sistemas de información, son incapaces de leer alguna obra literaria o un simple libro de poemas. En el medio de las bibliotecas públicas es muy raro el hecho de realizar pruebas de selección para analizar la experiencia del personal bibliotecario, no tanto para demostrar si tiene conocimientos teóricos, sino para determinar si es o no adicto a la lectura, lo que debería tomarse como un requisito para su contratación y saber que el trabajo le será placentero y no una simple obligación para cubrir una necesidad. Así, cualquier evento para el fomento de la lectura siempre podría tener mejores resultados. El fomento a la lectura, especialmente en las bibliotecas públicas, da ínfimos resultados si se compara con el esfuerzo que representa su organización. Fernando Savater comenta sobre el acto de leer: es “una pasión que se explica muy difícilmente”, tal vez por eso, el fomento a la lectura es tan difícil de realizar, porque la sensación de placer que produce es muy diferente a cualquier otra. Más allá de las campañas, programas de actividades y demás esfuerzos animadores que realicen las bibliotecas públicas, debe existir la sensación placentera de saborear un libro. En el presente, la educación tiende a formar individuos que leen para acreditar sus estudios, donde la lectura se orienta generalmente a temas más especializados ya que en los programas educativos la lectura es por obligación. Del Quijote, por ejemplo, sólo se lee alguna de sus partes porque así lo recomienda tal 62
o cual sección de la materia de literatura, pero no se enseña el placer de leer la obra de Cervantes en el contexto histórico que le dio origen, o desde el punto de vista del contexto social que lo inspiró. La lectura como obligación hace que el escolar odie leer, pero si el escolar que llega a la biblioteca pública encuentra que el bibliotecario tiene, quizás hasta unos títeres que le ilustrarán graciosamente algún pasaje de don Quijote y su escudero Sancho Panza, la lectura que tenga que hacer para cumplir con lo marcado en su programa educativo será ahora amena y llena de imaginación. El fomento a la lectura debe llevar, como en los sistemas de calidad, un producto agregado que, además, enriquezca la imaginación. Los niños, especialmente los que empiezan a aprender a leer, deben alimentar su imaginación y creatividad leyendo al azar, sin imposiciones y sin que se les inculque la lectura como obligación, sino como un derecho que pueden ejercer cuando les plazca. A los jóvenes se les tiene que impulsar por imitación, por contagio, casi por la envidia de ver cómo el adulto disfruta la lectura. Bien sea por la recuperación de los textos de Tolkien y por la pródiga fantasía de Rowling que, a través de El Señor de los Anillos y Harry Potter respectivamente, han permitido ampliar las estadísticas de niños y jóvenes lectores, así como muchos adultos; devolverles el gusto por los cuentos fantásticos que alguna vez llenaron ratos de infancia. El bibliotecario tiene entre sus tareas la de provocar que los lectores descubran la vida en la lectura y sus autores. Y, ¿por qué no? fomentar nuevas formas para la enseñanza de la literatura. Son muchas y muy variadas las formas de fomento a la lectura, desde talleres de expresión escrita hasta clubes de lectura especializados y grupos de intercambio de idiomas. El problema no versa exclusivamente en el qué, sino en el cómo. Y es que la biblioteca pública carece generalmente de recursos para el fomento de fondos bibliográficos y para la realización de actividades de fomento lector, a lo que se suma la falta 63
de profesionalización del personal, sobre todo en aquéllas que dependen de las administraciones públicas. En este caso, es importante considerar que el personal debe ser tomado en consideración por el área de recursos humanos, misma que se encarga de promover la capacitación de servidores públicos. Las áreas de las que dependen las bibliotecas, generalmente áreas de desarrollo social, educación o cultura, deben discurrir en sus presupuestos la necesidad de contar con recursos para el mejoramiento de las mismas, considerándolas como centros de enlace entre la ciudadanía y la autoridad, lo que permitirá que dejen su papel de simples almacenes de libros par adoptar la forma de verdaderos lugares de encuentro ciudadano que consoliden una bien estructurada oferta de formación poblacional, en la que la lectura tenga una posición privilegiada en el aspecto formativo extraescolar. La formación de usuarios lectores, y no sólo consultantes, debe ser una de las prioridades en la misión del bibliotecario, tampoco debe limitarse al apoyo educativo, sino también a la incorporación de a la ciudadanía a la nueva sociedad de información en su preparación para enfrentar los retos globales del futuro.
64
Lectura y futuro
Eduardo Núñez Becuar
C
ada vez que se detecta una carencia la catalogamos como necesidad. Nuestra herencia es a menudo poco comprendida, pero se toma como un hecho real e incuestionable el sistema de comportamiento heredado. Muchas veces desconocemos los principios y propósitos de sus actores, sin embargo, aceptamos las cosas como son. La lectura es una herramienta que la sociedad posee, aunque en el presente un 97% de la población mexicana padece de analfabetismo funcional, el cual es la naturaleza del problema que enfrentamos como instituciones de información encargadas de eliminar esta patología social. Tal visión, estrategia del combate a la cultura no lectora de información estructurada, da origen a necesidades tanto en el plano conceptual como en las herramientas y los materiales, para que en un futuro se cuente con una mayor población lectora. Futuro y necesidad van de la mano una vez definido cuál es el fin de nuestro actuar cotidiano. Es a causa de la predominación de la cultura del analfabetismo funcional que las direcciones de las bibliotecas públicas se reducen a proporcionar servicios escolares, lo cual provoca que no se tenga definida una visión sobre la función de las bibliotecas públicas. ¿Para qué nos sirve una población mayoritariamente lectora de recursos de información sistemáticamente estructurada y procesada por instituciones académicas y autores que dedican su vida al registro de sus pensamientos en soportes de papel o
65
metálicos? Sirve para que la inteligencia social cuente con datos sistematizados, compartidos a través de la lectura colectiva que permita diseñar un sistema de vida de alta calidad. En la medida que se comparte información se logran incorporar modelos de cooperación social que generen mucha más riqueza material e intelectual que con la que se cuenta ahora. El atraso social se debe, en gran medida, a la individualización de los asuntos sociales promovidos por una cultura que hace parcial la información, y cuyo móvil central es la ausencia del hábito de la lectura. La estrategia, es el impulso de la política hacia un país de lectores, lo cual suena hasta cierto punto equivalente al discurso de la república ideal sostenida por los pensadores de la Grecia clásica, sin embargo, es posible que se logre avanzar en la medida en que la población pueda leer por lo menos cinco libros al año como estándar en los próximos diez años, expectativa utópica, lo cual se quedará al continuar con la tradicional forma de entender los servicios bibliotecarios públicos, sólo como escolares, dejando los programas de lectura sólo para días de fiesta. La falta de lectores no se ve como problema social, sino como un asunto decorativo. Otras problemáticas, como la drogadicción o la violencia, se les consideran serios; en cambio, el analfabetismo funcional no tiene consecuencias, a menos que sea académica, que desde luego para eso están los profesores, no obstante, las bibliotecas son eximidas de dicha problemática. La responsabilidad de las bibliotecas en la no erradicación de la cultura no lectora es total e innegable. ¿Qué se hace para eliminar tal situación? Se buscan justificaciones históricas y sociales esperando tiempos mejores que den fin a este dilema. No se consideran las ventajas que la lectura puede ofrecer a la sociedad, sólo se ve como una actividad ociosa. Debería integrarse en los planes nacionales, estatales y municipales de desarrollo humano y no dejarse a un lado de las funciones de las bibliotecas públicas. 66
La futurología es clave para definir los rumbos de la institución de información y cultura, tanto empresa de primer orden como impulso de la vida sustentable y la eliminación de la pobreza espiritual y económica. Empresa relegada no por el conjunto de la población, sino por la conciencia que tienen de ella las personas que ejercen sus servicios diariamente. Desde luego que existen bibliotecarios que tienen una preocupación al respecto, sin embargo, no cuentan con políticas orientadas a desarrollar la cultura lectora. La participación ciudadana es una buena herramienta para la promoción del pensamiento crítico, cuyo recurso principal es el hábito lector ya que incrementa sus posibilidades de permanencia. Los planes estratégicos que se pueden diseñar en este terreno no deben ser para asuntos de quejas y votaciones electorales, sino para la participación ciudadana en los aspectos de la construcción del conocimiento basado en la utilización de la Biblioteca Universal Virtual Internet y las bibliotecas de libros de papel. Las implicaciones de tal orientación profundizan la cultura de la democracia, no exclusivamente electoral, sino de la vida cotidiana, construyendo verdaderas sociedades del conocimiento, pues ésta consiste en la elaboración y ejercicio de conocimientos compartidos, lo cual genera la fraternidad como oposición al actual estado de ultra individualismo. La visión a futuro puede incorporar la sociedad del conocimiento en conjunto con las ciudades internacionales del conocimiento como piedras angulares para la elaboración de los planes estratégicos. La Biblioteca Universal Internet, a partir de 1993, ha rebasado a las bibliotecas tradicionales, esto implica el replanteamiento del concepto actual de biblioteca, la cual ya está, a mi juicio, al nivel de los museos donde se exhiben libros como cualquier otra pieza, esto es posible debido a la poca utilización de los
67
recursos bibliográficos en soporte de papel. El sistema de consulta ahora le corresponde a Wikipedia. Con el transcurso del tiempo, esta tendencia se acentuará, de modo que el concepto tradicional de biblioteca se habrá convertido en una carga para el desarrollo de la cultura lectora. Son ya catorce años de esta nueva circunstancia donde la renovación del concepto biblioteca brilla por su ausencia.
68
El saber y la cultura en Max Scheler como invitación a la búsqueda de modelos valorativos en la lectura Jorge Ignacio Ibarra
M
e gustaría comenzar con un breve comentario sobre el tiempo, en el cual Max Scheler vivió y realizó su obra para entrar, posteriormente, en la relación de los modelos valorativos en la lectura. Scheler, filósofo alemán que podemos incluir dentro de la corriente fenomenológica inaugurada por Husserl a principios del siglo XX, libró, al igual que otros intelectuales alemanes de aquella época, una lucha en el campo de las ideas por demostrar que el espíritu debía superar cualquier determinación de la materia y la naturaleza, así como la convicción de que su triunfo era inevitable. Scheler pensaba que el auge de la técnica y las ciencias exactas, en desbocada carrera, llevarían a la civilización al colapso, en su afán de controlar todos los procesos de la naturaleza y del espíritu humano. Para la filosofía occidental no es casual que la figura de Nietzsche surja en el momento donde esta visión se hacía realidad, esto es, cuando la era de la tecnología se encontraba plenamente encaminada a su explosión a principios del siglo XX. La civilización europea llegó a su punto álgido en 1914 y a partir de ahí comenzaría una época de luces y barbarie que culminaría con el holocausto nazi. Para Scheler, como para todo intelectual europeo, estos acontecimientos tienen una importancia central, pues con ellos se inaugura un proceso de
69
decadencia inevitable para las naciones del viejo continente, así como el surgimiento de un nuevo orden mundial. Ésa era la situación del pensador alemán respecto a su tiempo, toca ahora entrar a su concepto de cultura y cómo podemos ligarlo a una reflexión sobre la importancia de la lectura en los tiempos de la posmodernidad.1 Los puntos de vista de Max Scheler son relevantes para un análisis de la cultura en general como para cualquier proyecto que busque la promoción de la lectura como actividad formativa que contribuya a la consolidación de la persona, así como de la sociedad. La situación histórica de Scheler nos parece cercana por ser un resultado directo de ese mundo que surge de las ruinas de Europa al cual hoy llamamos posmodernidad, globalización o sociedad informática. Sin duda una descripción de la sociedad de nuestro tiempo tendría mucho en común con la realizada por los filósofos alemanes y franceses de principios y mediados del siglo XX. En muchos casos se predicen con escalofriante precisión, algunos de los fenómenos que vivimos. De alguna manera las predicciones hechas por ellos se encuentran aún en proceso de cumplirse, pero podemos apreciar algunos de sus rasgos má s notables: la amplia difusión de la ciencia como recurso explicativo del mundo, criterios de medición y estandarización para los procesos industriales y técnicos, igualmente la estandarización de la vida social, la banalización de la política por acción de los medios masivos de comunicación, la manipulación de la masas a través de la mercadotecnia, incluyendo también el alejamiento de la Empleo aquí el término posmodernidad en el sentido que le otorga Lyotard, al referirse principalmente a un quiebre de paradigmas fundamentados en la ilustración como el progreso o la linealidad del tiempo. A fin de cuentas, el término permanece ambiguo y sólo sirve para designar los factores que se transforman en los ámbitos político, económico, social y cultural de las sociedades contemporáneas.
1
70
población de la formación educativa a favor del entretenimiento y la frivolidad, entre otros. Scheler, en su libro El saber y la cultura, pequeña pero densa obra, concluye que la cultura de su tiempo, tanto en Europa como en el resto del mundo, se encuentra en decadencia por obra de la estandarización y la homogeneidad de las sociedades industrializadas. Considera que el mayor peligro es la tecnificación y la ideologización extremas, factores que impiden el desarrollo intelectual de las naciones así como de los individuos. Para nuestro caso, diríamos, los síntomas que Scheler advierte en su tiempo se prolongan aunque con características diferentes a nuestros días. Ejemplo de ello es el efecto de los medios de comunicación masiva que paulatinamente toman el lugar de la religión (fenómeno que se encarga de señalar el sociólogo francés Lipovetsky)2 al presentarse como catalizadores de las masas, así como presentar a los modernos sacerdote mediáticos que explotan el morbo y moralizan en los talk shows. La sociedad de la información y la globalización opera un dominio de la imagen sobre la letra. La lectura se enfrenta a lo virtual y lo espectacular, se pasa del contenido estructurado a la intuición, los tiempos actuales reclaman la alerta de los sentidos en lugar de la reflexión y la meditación. El Homo Videns de Sartori es el hombre del siglo XXI, es decir, público consumidor de imágenes, esto significa el fracaso de la educación moderna, aquélla que se acuñó en la ilustración europea y fue perseguida por los regímenes liberales y democráticos en el siglo XX, educación que sólo en contados lugares ha podido darse. Lo que domina es el consumidor de lo inmediato, que rechaza el trabajo de la lectura como actividad intelectual que exige concentración y habilidad para captar la unión entre diversos órdenes de significado, así como la relación entre expresión y contenido. 2
Lipovetsky, Gilles. Le crépuscule du devoir. Francia, Gallimard, 1992. 71
Los procesos por los cuales se informa la persona hoy en día son la sensación y la virtualidad. La escritura ocupa un espacio relativamente reducido como fuente de formación intelectual e informativa. Las sociedades ágrafas recurrían a la pintura y los sonidos para comunicar, bien podríamos decir que ésta es una forma de escritura, sin embargo, esta forma de comunicación implica la sensación y la intuición en un porcentaje importante y no es tan cerebral como la escritura de grafías. La dimensión de la sensación es impulsada por los medios de comunicación actuales que han desplazado en buena medida el papel de la lectura alfabetizada. Esta situación nos impulsa a cuestionarnos cuál es el papel que debemos asignar a la lectura en la construcción de la cultura y la sociedad, así como el lugar que ocupa entre las diversas formas en que el individuo expresa y se comunica en el siglo XXI. Para ello es pertinente ver cómo se desarrolla la lectura dentro de la educación como proyecto modernizador de la sociedad de Occidente. Con el inicio de la Modernidad en el siglo XVIII, se comenzó a crear una conciencia del progreso como realidad alcanzable por medio de la ciencia y la tecnología. Junto con este proceso la educación forma al ciudadano en las habilidades y conocimientos necesarios para ser un sujeto autónomo que colabora así al progreso social. En tales proyectos se encuentra la alfabetización como punto clave para lograr el éxito en las empresas estatales de desarrollo. Este fenómeno de una sociedad volcada sobre la sensación y la virtualidad es relativamente nuevo. Muchas son las caracterizaciones que ha recibido, desde la cultura light hasta lo efímero de Lipovetsky, o bien el Homo Videns de Sartori, quienes con distintos enfoques y resaltando diversos matices encuentran que nuestros tiempos se distinguen por una velocidad y afán de placer sin igual. Atrás han quedado estos ideales modernos de un progreso indefinido de la humanidad para dar lugar al progreso indefinido de las novedades del consumo. El proyecto
72
de la Modernidad se encuentra desviado por la influencia de una sociedad de consumo que exige habilidades y valores diferentes. Es por este tipo de realidades culturales que la lectura de Scheler adquiere gran relevancia para explicar y proponer una alternativa al lugar en el que se encuentra la cultura contemporánea, especialmente en el caso de nuestro país donde el atraso educativo aunado a la pérdida del mundo tradicional se han combinado para la creación de una realidad social caracterizada por la fractura y el desamparo. Para Scheler, la idea de cultura es en primer lugar: la apreciación de las formas permanentes en lo evanescente, esto es, del espíritu que todo lo inunda. Cultura es, además, la conversión del hombre en Dios así como colaborador en la construcción de la idea de divinidad; asimismo, afirma que el concepto de religión se encuentra equivocado desde el momento que se presenta como una instancia redentora y concibe a un Dios trascendente a la naturaleza humana. Las palabras de Scheler, en su definición de cultura, no deben ser tomadas en el sentido común del término Dios, pues considera una divinidad que se encuentra en creación por acción del hombre. Es un concepto polémico, pero debemos entender que la idea de Scheler es atractiva en el sentido de que invita al hombre a ser el conductor de su existencia, ése es el sentido profundo de cultura, una constante búsqueda de aquello que somos, no sólo información, o bien, sólo cultivo en las artes. La visión de Scheler tanto para su patria como para la humanidad es la construcción constante de algo que nos supera en nuestra limitación temporal. Para Scheler el descubrir que estamos revelando nuestra esencia a través de la historia es el sentido último de la cultura. Podemos entender también que no se habla aquí de la Cultura sólo en mayúsculas, sino de las culturas en plural, pues toda cultura proyecta esta búsqueda constante del sentido último. Además, las formas a que se refiere Scheler con 73
su definición son los productos del espíritu humano en su más acabada expresión. La figura del Barroco, por ejemplo, o bien del neoclásico, son formas porque encarnan esta búsqueda. Así, la cultura es significativa, esto es, significa para Dios y para el hombre mismo, no es un juego sin mayores consecuencias sino un significado que está construyéndose. Saber, conocer y actualmente informarse, son actividades o procesos que definen y ayudan en la construcción de la cultura. O bien, como el mismo Scheler lo define: Cultura no es educación para algo, para una profesión, para una especialidad, o un rendimiento de cualquier género; ni se da tampoco la cultura en beneficio de tales adiestramientos, sino que todo adiestramiento “para algo” existe en beneficio de la cultura —carece de toda finalidad externa—En beneficio del hombre perfecto.3 Se trata no sólo del puro individualismo, o bien de la subordinación de toda actividad educativa a la cultura, sino que la actividad de la educación debe revestirse de libertad y tener como fin último la construcción de la cultura. En este sentido, la idea de Scheler toca nuestras sociedades contemporáneas muy de cerca pues las tendencias en este sentido se dirigen hacia un utilitarismo de la educación, o bien una orientación meritocrática que olvida precisamente la integridad del individuo, que éste no es sólo un consumidor, o bien un escalador de puestos. La formación educativa debe dar al individuo un sustento y la capacidad de adquirir habilidades para sobrevivir, así como para realizar un proyecto de vida. Tal concepto no se opone a la trascendencia en el sentido que lo menciona Scheler, sino que el énfasis debe ser puesto, según el pensador alemán, en la contribución a la cultura, al logro de fines más altos. Con ello tampoco debe entenderse que estamos ante una apología del ascetismo, pues algo de esto ronda en el pensamiento de Scheler a veces inclinado al misticismo, se debe entender que 3
Scheler, Max. El Saber y la Cultura. Chile, Editorial Cultura, 1935 pp. 40, 41. 74
ejercer la libertad es el desarrollo de las capacidades intelectuales y físicas que no parten de la nada, sino de la educación, pero no se encuentran sujetas a un sistema, encerradas en una profesión, sino que desbordan los límites impuestos por éstas para encontrar su propio camino y contribuir de esta manera a la cultura. Una observación importante de Scheler es que este contribuir a la cultura no es intencional o voluntario, a la manera de querer decir: yo quiero, es mi deseo, o bien mi voluntad. Toda contribución a la cultura es involuntaria o bien inconsciente, es una entrega absoluta a la actividad creativa y el trabajo. Scheler reafirma lo siguiente: El hombre no es una obra de Arte, no debe serlo. En el proceso de su vida, dentro del proceso del mundo y con el mundo; en el diligente vencimiento de las pasiones y las resistencias, tanto propias como del mundo; en la acción y el amor, ya sea referido a las cosas, al prójimo o al Estado; en el duro trabajo que al producir rendimiento, acrece, eleva y amplia las fuerzas y el propio yo…4
Quiero subrayar de nuevo que Scheler se inclina por el lenguaje místico, cuasi religioso, el cual impregna sus escritos y es característico de su estilo, sin embargo, sus ideas tienen mucho de profundidad tanto filosófica como sociológica. Al decir que el hombre debe perderse en la actividad creadora no con miras a una intención o voluntad específicas, Scheler invita a una vida individual que nos lleva a lo colectivo, a la realización de la humanidad. ¿Qué puede convencernos de aceptar esta invitación que nos parece hoy en día tan lejana y extraña? Pues parece que la exigencia de la vida moderna; la vida actual, apresurada y centrada en el mérito y la ganancia personal, es extraña a toda idea de entrega o de concentración desinteresada en un 4
Idem. p. 42. 75
objeto o actividad, aun es extraña a la idea de trascendencia; la invitación debe venir, dice Scheler, de los modelos o, en sus propios términos, de un modelo valioso de persona. Con ello quiere significar, en el estilo fenomenológico, no tal o cual persona en particular de carne y hueso, sino la idea de ciertas personas o personajes que reúnen características intelectuales, físicas o morales sobresalientes. Incluso no sólo personas, sino organizaciones, naciones y obras de arte. Todos ellos serían estos modelos valiosos que sirven de invitación para llegar a esta vida de entrega y búsqueda de la individualidad que contribuye a la cultura. La exaltación de tales figuras puede hacernos pensar en el fanatismo que toma a los líderes y caudillos como modelos, no para la inspiración de acciones constructivas, sino como redentores o mesías a los cuales se les rinde culto dogmáticamente. Nada más lejos de la intención de Scheler que piensa en modelos que orientan la conducta del individuo, hacia la realización de su vida y a la construcción de una sociedad mejor. ¿En dónde podemos encontrar tales modelos? Sin duda la lectura como actividad de reflexión crítica y discernimiento es donde el lector, tanto del sistema educativo como el que se encuentra fuera de éste, puede encontrar tales modelos. Las experiencia en materia de promoción de la cultura en nuestro país y en nuestro estado, en los cuales se invita a la lectura como recurso fundamental para la educación, muestran que en el avance de la promoción de esta actividad nos encontramos rezagados o que no se ha encontrado la fórmula para combinar las nuevas tecnologías y la lectura. El incremento de las bibliotecas públicas en el estado de Nuevo León, por ejemplo, que en 2003 tenía 283 y en 2006, 313, muestra una expansión lenta pero constante de los centros de consulta e información. Podemos afirmar que la misma situación se da en la
76
mayoría de los estados del país, y es aún más pronunciado en las zonas rurales, así como en las periferias de los centros urbanos. Pero debemos preguntarnos, más allá de la consideración cuantificable, la cual es coyuntural, ¿cuál es el uso que reciben estos centros de lectura, de qué manera son aprovechados por los estudiantes, profesionistas y, en general, por lo usuarios de las bibliotecas públicas? Sin duda la realidad de un sistema educativo que se finca más en los logros certificables o en los estándares no permite a muchos lectores disfrutar de una lectura más allá de lo que exigen sus materias escolares o bien de las exigencias sociales del momento, sin duda, el lector promedio tiene en mente una utilidad práctica o bien una utilidad personal, así como resolver una duda específica, lo cual sin duda es algo en lo cual la lectura nos ayuda, pero se ha dejado de lado la búsqueda del conocimiento por sí mismo, la curiosidad y el deseo de aprender. Como bien lo señala el investigador Ariel Gutiérrez, es incomprensible que teniendo un país con un sistema de bibliotecas tan extenso (aunque no suficiente del todo) seamos un país de no lectores,5 sólo lectores de fotocopias, libros religiosos, de texto y si acaso de best sellers comerciales. Con Scheler, diríamos, la cultura se conforma de un saber culto que asimila el conocimiento formando una segunda piel con la persona, además que este saber es el descubrimiento de lo conceptual dentro de lo cambiante. Es además un saber que trasciende para algo no utilitario, pero que tiene fines. La lectura en México debería posibilitar la realización del individuo y el fortalecimiento de las instituciones. La lección que deberíamos tomar del pensamiento de Scheler es que la conformación de una nación sólida requiere una dirección hacia fines más allá de
Gutiérrez Valencia, Ariel. La lectura: una capacidad imprescindible de los ciudadanos del siglo XXI. El caso de México. Anales de Documentación, revista electrónica. Número 8, 2005, pp. 91-99. 5
77
lo inmediato, establecer asimismo que una realización individual conlleva o implica una realización de lo colectivo. Finalizo esta intervención con la observación de que la lectura en nuestro país y en nuestro estado se encuentra rezagada por la acción de los medios masivos de comunicación, pero también por la falta de una convicción en que las letras pueden coadyuvar a los esfuerzos de una sociedad por superar los eventos amenazantes para su convivencia pacífica y su desarrollo, que la lectura es, como dice Scheler, tanto saber para la vida, para la salvación como para el progreso.
78
Proyecto “Bibliotecas de barrio”
Andrés Mendoza
L
as bibliotecas de Monterrey se encuentran en un periodo de retos y cambios ante las crecientes necesidades de la comunidad, por lo que se hace necesario diseñar nuevas estrategias para mejorar la calidad y tener mayor alcance en sus programas y servicios. La Dirección de Bibliotecas del municipio de Monterrey cuenta actualmente con setenta espacios públicos de lectura, cumpliendo así con el compromiso de ofrecer información bibliográfica a quien la solicite. Esta tarea ha sido trascendente, y una buena cantidad de lectores han pasado por sus recintos, enriqueciendo la cultura y la educación de la comunidad. Sin embargo, a pesar de contar con una regular infraestructura en equipo y acervos bibliográficos e informáticos, el municipio de Monterrey sigue teniendo bajos índices de lectura, sobre todo en los sectores social y económicamente vulnerables. El fomento de la lectura es un problema que no está relacionado directamente con la función de la biblioteca, creemos que está relacionado con una situación estructural e histórica, y para resolverlo se tendrán que ajustar primero todos y cada uno de los esquemas educativos. Pero la función y la responsabilidad de las bibliotecas hacia la comunidad no pueden aplazarse, es una realidad a la que debemos encontrar soluciones factibles y a corto plazo. Estamos conscientes que en esta actividad la comunidad deberá cumplir un papel importante en la promoción de la
79
lectura, también se requiere de la colaboración del municipio y de la biblioteca. Quién mejor que la población misma apoyada por un programa previamente diseñado, que contribuya al impulso de nuevos espacios educativos y culturales a través de la lectura e información. Se ha observado que parte de los usuarios de la biblioteca son de nivel educativo básico y medio, y utilizan los acervos bibliográficos y las nuevas tecnologías (Internet) como material de apoyo para la elaboración de tareas escolares. A modo de reflexión, debemos ser una extensión de las tareas del aula o promotores de la lectura hacia la comunidad para crear nuevos lectores, hay quien señala que se pueden hacer las dos actividades y ésa es la forma en que se han desarrollado los programas de atención a los lectores, pero no podemos sólo observar que más de 90% de los usuarios de nuestras bibliotecas emplean sus espacios como recintos de tareas escolares y sólo un pequeño porcentaje lo utilizan como lectura recreativa, si bien en este sentido la tarea de las bibliotecas públicas ha sido importante, en las nuevas condiciones socioeconómicas y culturales globalizadas es insuficiente y se requieren nuevas estrategias. La realidad actual requiere un cambio de esquemas con el propósito de integrar el circuito de la información y la lectura a la comunidad. ¿Qué hacer para modificar estas circunstancias y para que la comunidad, a través de la lectura, fortalezca sus actividades cotidianas y educativas? A poco tiempo de haber iniciado en nuestra ciudad el Forum Universal de la Culturas 2007, estamos convencidos que, tanto bibliotecas como bibliotecarios deben jugar un papel importante no sólo como centros de información y promoción de la lectura, sino como enlaces de esos procesos de información con la comunidad. Hay que llevar la lectura a la gente, con el propósito de enriquecer el lenguaje popular con nuevos significados que trasciendan en las vivencias cotidianas y permitan ampliar los 80
conocimientos, cultura y formación crítica, por lo tanto, se requiere establecer nuevos métodos y estrategias. Los programas que se han implementado hasta la fecha son los servicios básicos, préstamo interno y externo, estantería abierta, orientación a los usuarios y la biblioteca como centro de cultura e información. Sin embargo, este sistema tiene sus límites, ya que al considerar que el usuario por interés propio acudirá a los centros de información, y en efecto, así sucede en la mayoría de los casos, por lo general los asistentes son estudiantes, por lo que esta dinámica deja sin atención a un gran porcentaje de la población que, por motivos diversos, no son atraídos por la biblioteca, creemos que este esquema debe superarse por otros medios. Con el propósito de establecer nuevas estrategias para fomentar la lectura, se contempla la proyección de la Biblioteca de barrio, cuyo objetivo es constituir espacios de desarrollo cultural, educativo y recreativo. La dinámica general consistirá en implementar programas y actividades de lectura que se aplicarán directamente en la comunidad, con la intención de introducir nuevos discursos en la cultura popular. De esta forma se pretende contrarrestar y mediatizar los fenómenos de violencia intrafamiliar, delincuencia juvenil y encauzar el ocio hacia actividades recreativas y de sana convivencia familiar y vecinal. El proyecto consiste en desarrollar, en una primera fase, un total de diez bibliotecas de barrio que estarán ubicadas, previo estudio, en colonias económicamente vulnerables. Se establecerán en domicilios particulares que serán seleccionados y adecuados para albergar el acervo y equipo. Las bibliotecas estarán integradas por un acervo de cien a quinientos libros por módulo, el catálogo será seleccionado de acuerdo a lecturas de interés general: cocina, deportes, educación para la salud (nutrición, sexualidad, primeros auxilios), historia
81
y cultura de Nuevo León, mecánica automotriz, ecología, entre otros. La biblioteca ofrecerá los servicios básicos de préstamo interno y externo, estantería abierta y catálogo al público. El centro contará por lo menos con una computadora con servicio de internet y enciclomedia. La persona responsable de otorgar el servicio será seleccionada entre los habitantes de la comunidad, a la cual se le otorgará una capacitación adecuada a las necesidades del proyecto, esto con el propósito de que exista una mayor identificación entre la biblioteca y la población circundante. Las bibliotecas funcionarán como centros de enlace para los lectores o estudiantes interesados en la información o investigación, y a su vez canalizarlos con otros centros cercanos con mayores recursos bibliográficos. La tarea básica del bibliotecario será la de prestar servicio de difusión y promoción de la lectura, haciendo recorridos casa por casa a determinadas horas del día, ofreciendo la colección disponible en la biblioteca. El libro será llevado hasta el propio domicilio del interesado. El centro también promoverá campañas, implementadas por el estado, de promoción de la salud, educación, cultura y civismo. Los promotores del proyecto podrán ser las bibliotecas públicas ya existentes y los centros de difusión podrán realizarlas por medio de la asamblea de vecinos, clubes sociales, asociaciones civiles y la junta de mejoras materiales. Con el propósito de tener control del proyecto y obtener resultados, se establecerá una coordinación del programa integrado a la biblioteca pública central o municipal, la cual se encargará de seleccionar, capacitar y organizar a los equipos de trabajo. La financiación del proyecto será mediante una partida especial del estado o municipio, por apoyos de la iniciativa privada y por organizaciones civiles.
Bibliotecas públicas: Tradición e innovación Memorias del Primer Coloquio de Bibliotecas del Área Metropolitana de Monterrey por
Andrés Mendoza Laura O. Colunga Durán (Compiladores) Se terminó de imprimir el mes de mayo de 2009. El tiraje constó de mil ejemplares más sobrantes para reposición. Cuidaron la edición: José Antonio Olvera y Ernesto Castillo. Corrección de estilo: Teresa Cuello, Luis Enrique Gómez.