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Elaboración
De los 400 ml de leche retiramos un vaso y reservamos. El resto lo calentamos en una cazuela junto a 200 ml de leche condensada, una rama de canela y un poco de corteza de limón. En cuanto empiece a hervir cortamos el fuego, colamos la leche infusionada y la reservamos.
En un bol grande vertemos 65 gramos de harina de maíz refinada, echamos el vaso de leche fría y removemos bien con una varilla manual. Echamos entonces el resto de la leche caliente y lo mezclamos bien hasta que no quede ningún grumo. Volvemos a calentar esta mezcla en la misma cazuela, a fuego lento, hasta que la leche reduzca un poco y la mezcla espese.
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Si logramos que nos quede una textura parecida a la de una crema, verteremos la mezcla en una fuente u metemos en la nevera unas 4 horas.
Una vez pasado este tiempo, sacamos la fuente de la nevera, cortamos la leche en cuadrados y la pasamos por harina y, después, huevo batido, antes de freírla en aceite abundante bien caliente.
Las vamos retirando sobre papel absorbente y servimos decorando el plato con un poco de azúcar glas, canela molida y unas hojas de menta.