El traje nuevo del rey

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EL TRAJE NUEVO DEL REY Edición publicada por: Le Blohic Editorial. Dirección ITSON (Carretera al Aeropuerto Km 3, C.P. 85400. Apartado Postal 870. Guaymas, Sonora. México, Heroica Guaymas, Son.) www.editorial.com.mx Fan page LDG ITSON GUAYMAS Producción Edición Diseño Montserrat Le Blohic Gastelum ID:152201

Todos los derechos reservados. Ninguna parte de esta obra puede ser reproducida, almacenada o transmitida de forma o medio alguno, sea éste mecánico, electrónico, por fotocopia, grabación o cualquier otra, sin la previa autorización escrita por parte de los titulares de los derechos Copyright © ITSON LDG 2017 ISBN (International Standard Book Number) 876-3-435-4-3456-7 Impreso en México / Made in México


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Érase una vez un rey muy vanidoso al que le gustaba vestir muy elegante, y que gastaba a manos llenas el tesoro del reino, comprando trajes nuevos sin parar. A aquél rey no le gustaba hacer nada más. Ni acudir al teatro, ni pasear… Vivía por y para lucir sus galas, cambiándose de ropa a cada rato y mirándose al espejo sin parar.


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Un día, como en el reino todos conocían la afición y los deseos del rey, dos descarados ladrones decidieron embaucarle haciéndose pasar por sastres y vendedores de finísimas telas. Acudieron al palacio y acercándose a los sirvientes y soldados que cuidaban la puerta: -Queremos ver a tu rey. Traemos finísimas telas para él.


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De este modo, los pícaros y falsos sastres consiguieron adentrarse en el palacio y ver finalmente al rey, frente cual aseguraron ser los mejores sastres habidos en el mundo, y poseer los trajes más hermosos jamás vistos en ningún lugar. El rey, muy entusiasmado, pidió le enseñara las telas que decian portar, pero, por más que lo intentaba, no conseguía ver lo que aquellos hombres decían mostrar:


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-Es la tela, es tan fabulosa, que solo las personas más sabias pueden conseguir verla-Exclamó uno de los bandidos. -¡Dios me ampare!-Dijo para sí el rey- Porque…¡No logro ver nada! Pero como el rey era tan vanidoso, no quería pasar por necio ante sus súbditos, y dijo a los falsos

sastres: -¡Qué tela tan maravillosa y fina! ¡Hacedme un traje con ella! -La tela es muy costosa, señor. -¡Qué importa el dinero! -Dijo eufórico el rey, entregándoles un saco repleto de oro obtenido del arca del pueblo.


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del arca, en el cual, se guardaban todas las riquezas del pueblo. Tras ello, los estafadores fingieron cocer en una habitación del palacio, mientras a escondidas se reían muy felices celebrando su cruel engaño. Qué ganas tenía el rey de ver su nuevo traje, Tanto, que ni siquiera podía conciliar el sueño y se asomaba a la puerta de la habitación, donde se encontraban los falsos sastre, pareciendo trabajar. -¡Qué buen ritmo!¡Qué excelentes trabajadores!-Dijo el rey muy contento, al observar la luz de la habitación prendida a altas horas de la noche.


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A la mañana siguiente, el rey se levantó a primera hora, ansioso a ver su traje -Precioso traje ha quedado, ¿Verdad mi rey?¿Observa bien el detalle de los bordados?-Dijo con descaro uno de los falsos sastres. -Eh...Sí, es muy bonito-Contestó el rey. -Pues ¡Pruébeselo! Y el rey vanidoso como era, y dispuesto a mostrar a todos que también era sabio, ordenó rápidamente a su mayordomo que cogiese el traje y se lo probase.


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-¡Torpe! ¿No ves que lo estás pisando?- Exclamó enfadado el rey al pobre mayordomo que se encontraba atónito. -¡Que elegante, su excelencia! -Decían los falsos y timadores sastres, casi riéndose a carcajadas. Y finalmente, el rey decidió dar una vuelta por el palacio, altivo y orgulloso de su nuevo traje. Después organizó una marcha festiva para lucirse ante todo el pueblo.


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El pueblo, que observaba mudo e impresionado al rey, no se atrevían a decir que se encontraba desnudo. Salvo un niño, que ajeno aún a las reglas del decoro, dijo ruiseñor: -¡El rey está desnudo! Tras aquellas breves e inocentes palabras, todos se animaron a murmurar y a reír. Y el rey entendió, tras escuchar al niño y observar al pueblo, que había sido engañado por su culpa de su soberanía, vanidad y egoísmo.


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Fin


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