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Arquitectos de la Nación Archivo Fotográfico Patrimonial de la Dirección de Arquitectura © Departamento de Patrimonio Dirección de Arquitectura Ministerio de Obras Públicas. Registro de propiedad Intelectual Nº 223.875 ISBN: 978-956-7970-23-0 Primera edición. Santiago de Chile. Septiembre 2013. Impreso en Chile - Printed in Chile. Director Nacional de Arquitectura: James Fry Carey. Jefe de División Edificación Pública: Eduardo Rivas Bidegain. Jefe Departamento Patrimonio: Gunther Suhrcke Caballero. Publicación a cargo de Ana Paz Cárdenas Hernández, Inspectora Fiscal. Dirección editorial: D&D Consultores. Edición general de textos y corrección de estilo: D&D Consultores. Departamento de Patrimonio de la Dirección de Arquitectura: Gunther Suhrcke (arquitecto, Jefe Departamento), Ana Paz Cárdenas (arquitecta, Inspección Fiscal del Proyecto), Carlos Maillet (arquitecto, Subrogante de la Inspección Fiscal), Carolina Aguayo (arquitecta), Gladys Aguilera (arquitecta), Jocelyn Tillería (arquitecta), Pricilla Barahona (arquitecta), Alejandra Puentes (secretaria), Sylvia Pirotte (arquitecta), Rodrigo Vega (arquitecto), Gonzalo Valdivia (arquitecto), Mario Droguett (técnico universitario), María de la Luz Cabrera (secretaria) y Francisco Sinclair (dibujante técnico).
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PRÓLOGOS Sr. Sebastián Piñera Echenique, Presidente
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de la República de Chile Sra. Loreto Silva Rojas, Ministra de Obras Públicas
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Sr. James Fry Carey, Director Nacional de Arquitectura
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Sr. Gunther Suhrcke Caballero, Jefe Departamento de Patrimonio, Dirección de Arquitectura
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PARTE I EL ARCHIVO FOTOGRÁFICO PATRIMONIAL DE LA DIRECCIÓN DE ARQUITECTURA
I. EL PROYECTO
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II. LA COLECCIÓN
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III. EL ARCHIVO 1. Diagnóstico a. Almacenamiento y mobiliario b. Soportes
2. Conservación a. Criterios generales b. Espacio de trabajo c. Intervención según tipo de soportes I. Placas de vidrio
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II. Diapositivas
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III. Negativos Flexibles
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IV. Copias de positivos en papel
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V. FC y Panorámicas
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3. Documentación
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4. Digitalización
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IV. PUESTA EN VALOR
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1. Identidad
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2. Archivo web
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3. Presencia en medios
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V. BIBLIOGRAFÍA
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1. Instituciones y proyectos de referencia
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2. Literatura recomendada
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PARTE II ARQUITECTURA Y ESTADO EN LA CONSTRUCCIÓN DE LA NACIÓN Una mirada desde la colección fotográfica Patrimonial de la Dirección de Arquitectura del Ministerio de Obras Públicas
I. La construcción de la Nación: conceptos y coordenadas 1. La institucionalidad edilicia en Chile a. La Dirección de Arquitectura antes de la creación
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del Ministerio de Obras Públicas b. La creación del Ministerio de Obras Públicas y la Dirección de Arquitectura
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II. ¿Qué nos muestra la colección fotográfica patrimonial?
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1. El Centenario y sus edificios públicos
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a. Palacio de Bellas Artes (Emilio Jécquier)
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b. Biblioteca Nacional (Gustavo García del Postigo)
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c. Escuela de Ingeniería de la Universidad de Chile (Henri Grossin y Alberto Schade)
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d. Palacio de Los Tribunales de Justicia (Emilio Doyère)
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2. Escuelas y Liceos: el impulso a la educación pública
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a. Liceo de Aplicación de Santiago (Luis Troncoso Pinto y Manuel Cifuentes)
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b. Liceo de Hombres de Talca (Ramón Fehrman Martínez)
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c. Grupo Escolar José Joaquín Prieto de Santiago (Gustavo Monckeberg y Jorge Aracena)
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III. Conclusión
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IV. Fuentes y Bibliografía
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V. Créditos
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Agradezco profundamente esta obra que recoge lo mejor del Proyecto de Conservación de Material Fotográfico Histórico impulsado por la Dirección de Arquitectura del Ministerio de Obras Públicas.
Se trata, sin duda, no solo del álbum fotográfico de obras públicas más importante que se haya realizado en nuestro país, sino además, de un verdadero registro histórico de una parte fundamental de nuestra vida republicana, que a partir de ahora quedará a disposición de todas las chilenas y chilenos.
Estoy convencido que un país sin cultura, es un país sin historia; y un país sin historia, es un país sin futuro. Lamentablemente, por demasiado tiempo este material invaluable estuvo olvidado y disperso en diversas oficinas públicas. Por eso, a medida que lo fuimos descubriendo, decidimos dar vida a este registro para asegurar su conservación, resguardo y digitalización.
A través de estas páginas, los lectores conocerán una parte de las más de 18 mil piezas fotográficas y obras de planimetría recuperadas, todas las
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cuales datan de fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX, y registran construcciones diseñadas íntegramente por arquitectos que trabajaron para el Estado de Chile. Destaco la Biblioteca Nacional, el Museo de Bellas Artes, la Estación Mapocho, el Ministerio de Hacienda y la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Chile, entre muchas otras, que forman parte del patrimonio nacional. Patrimonio que nuestra generación, la generación del bicentenario, heredamos de las que nos han antecedido y que tenemos el deber de entregar mejorado a nuestros hijos y nietos.
Bajo esta convicción, nuestro Gobierno puso en marcha el Programa Legado Bicentenario, con el fin de rescatar más de 100 espacios públicos y obras de alto valor histórico, arquitectónico o patrimonial, a lo largo y ancho de Chile, para renovarlos y devolverlos al uso de la comunidad.
Concluyo estas breves palabras agradeciendo a quienes han hecho posible este maravilloso libro e invitando a todos los chilenos a recorrer sus páginas y visitar nuestro riquísimo patrimonio arquitectónico, para admirar su belleza, adentrarse en sus secretos, descifrar sus misterios y conocer sus encantos.
Sebastián Piñera Echenique Presidente de la República de Chile
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El patrimonio cultural de nuestro país tiene un valor incalculable, que muchas veces no logramos apreciar porque no tenemos la posibilidad de conocerlo. Para el gobierno del presidente Sebastián Piñera, el Patrimonio es un tema fundamental. Por ello, se ha creado el programa Legado Bicentenario, que a través de más de 100 obras, busca recuperar nuestra historia y nuestra arquitectura, volver a darle valor y ponerla a disposición de todos los ciudadanos; tanto nosotros como también las generaciones futuras, nuestros hijos y nietos. El Ministerio de Obras Públicas ha tenido la importante labor de participar en gran parte de estas obras, ayudando a construir, reconstruir y mantener nuestro patrimonio. La Dirección de Arquitectura del MOP junto a todos sus profesionales ha sido fundamental en este trabajo. Pero no sólo son valiosas las obras que se ponen en valor, sino que también es patrimonio nacional el registro gráfico de ellas. Hoy, gracias a las fotografías podemos recordar y revivir cómo fueron estas obras en sus inicios y cómo ha ido cambiando nuestra ciudad.
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Teniendo clara la importancia de esto, es que la Dirección de Arquitectura ha realizado un maravilloso y delicado trabajo de rescate y conservación de material fotográfico histórico único de nuestro país, que retrata las grandes obras de infraestructura que ha construido el Ministerio de Obras Públicas desde comienzos del siglo XX en todas las regiones de Chile. Se trata de una colección de más de 18 mil piezas que datan desde fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX, que estaban abandonadas y olvidadas en las dependencias del MOP. Este libro reúne parte de este importante material, que es el registro más importante de las obras públicas de nuestro país y uno de los más antiguos, ya que recopila gran parte de las obras realizadas para la conmemoración del Centenario de nuestra independencia, con arquitectos del Estado. La invitación es a maravillarse con nuestra historia a través de las obras que marcan la identidad del país en estos 200 años de historia.
Loreto Silva Rojas Ministra de Obras Públicas
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Rescatar el Patrimonio de todos los chilenos es parte de la labor que a diario realiza la Dirección de Arquitectura, del Ministerio de Obras Públicas. Traer el pasado al presente y conservarlo para las futuras generaciones es, hoy más que nunca, un imperativo para reforzar nuestra identidad como país.
Durante casi once meses, un equipo de expertos trabajó arduamente para conservar, digitalizar y poner en valor este material fotográfico, histórico y único de nuestro país, que por años estuvo repartido en distintas dependencias y que retrata las grandes obras de infraestructura que ha construido el Ministerio de Obras Públicas desde comienzos del siglo XX.
Incluido en el programa Legado Bicentenario, este proyecto ha sido altamente valorado por el Presidente de la República, Sebastián Piñera y la Ministra de Obras Públicas, Loreto Silva, por tratarse de una colección única en el país. No sólo por su antigüedad, sino también por el aporte que realiza a la cultura chilena.
Uno de los grandes valores de esta colección es la materialidad y el proceso
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artesanal de su construcción, donde se cuenta con un registro histórico importantísimo para el MOP. Desde placas de vidrio, hasta negativos, positivos y diapositivas, fueron parte del material que se conservó y digitalizó, siendo luego guardado cuidadosamente.
Se trata de más de 18 mil piezas que fueron sometidas a rigurosos procesos de conservación, para posteriormente ser digitalizadas. Registro del trabajo que ha realizado principalmente la Dirección de Arquitectura a lo largo de toda su historia. Edificios que hoy reconocemos como parte del Patrimonio de nuestro país y que fueron construidos por la cartera de Obras Públicas.
Esta colección es una de las más antiguas, ya que contiene imágenes que datan de principios del siglo XX, con obras como el Palacio de Bellas Artes, la Biblioteca Nacional, la Estación Central y el Servicio Médico Legal, las que quedaron inmortalizadas desde sus inicios gracias a las fotografías que entonces sacaban los llamados arquitectos del Estado.
Un proyecto que permitió rescatar parte de este patrimonio y ponerlo a disposición de todos los chilenos, para conocer así este tesoro de nuestra historia republicana.
James Fry Carey Director Nacional de Arquitectura Ministerio de Obras Públicas
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“El valor rememorativo intencionado tiene el firme propósito de, en cierto modo, no permitir que ese momento se convierta nunca en pasado, de que se mantenga siempre presente y vivo en la conciencia de la posteridad”, y por otro lado, “el valor rememorativo intencionado aspira de modo rotundo a la inmortalidad, al eterno presente, al permanente estado de génesis” Alois Riegl
La ciudad es la obra colectiva más elocuente de una civilización. Depositaria de la memoria construida de una cultura, es el cuerpo más palpable de una arquitectura decantada en instancias cada vez más actuales y, como tales, capaz de transmitirnos desde sus escamas el relato vivo de adaptaciones, de transformaciones, de historia conocida y por conocer.
1. La imagen de la Arquitectura en la historia Desde tiempos remotos ha existido la intención de fijar el mundo. En el trabajo de los artistas, grandes obras de arquitectura estaban ya presentes mediante bellas ilustraciones que idealizaban el escenario y el entorno de
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la imagen central. En el transcurso de la historia de la pintura occidental nos encontramos con artistas de renombre que incorporan paisajes arquitectónicos y urbanos, en un principio, como encuadre espacial de temas de idealización religiosa, en obras del Alto Medioevo y Prerrenacimiento como es el caso de Il Giotto, Fra Angélico y muchos otros.
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En el Alto Medioevo, la Arquitectura como objeto escenificador y espacial de la pintura. Imágenes: 1-. Affreschi Capella degli Scroveni, 1340, il Giotto; 2-. Expulsion de los diablos de Arezzo, il Giotto, 1297; 3-. Joaquin expulsado del Templo, C. Scrovegni, Il Giotto, 1306; 4-. El Homenaje de un hombre sencillo, Il Giotto 1297.
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En este periodo, con el desarrollo científico, antropocéntrico, las matemáticas, el perfeccionamiento de las técnicas de la perspectiva, la persecución del ideal clásico y el estudio acucioso de la tratadística Vitruviana de la Roma clásica, la representación arquitectónica surge como valor en sí misma. Ya no es sólo complementaria a la escena pictórica, sino 2
decididamente es una representación intencionada de su propia disciplina y utopías: Piero della Francesca, Francesco di Giorgio Martini, Bernardo Rosselino, el mismo León Battista Alberti, etc., todos tratadistas que acercan ambos oficios, entendida la arquitectura como el Arte Mayor.
“Los especialistas no llegan a un acuerdo sobre la autoría de esta soberbia composición protagonizada por la perspectiva, fundamental en la pintura del Quattrocento. Al interesarse Piero della Francesca tanto en este aspecto y existir cierta similitud con las arquitecturas que encontramos en la Flagelación, bien podría ser el maestro de Sansepolcro su autor. En el centro de la tabla, un edificio de planta circular con dos alturas decoradas con medias columnas; a ambos lados se sitúan diversos edificios dotados de un soberbio efecto de profundidad, En el Alto Renacimiento la arquitectura en la pintura es una representación ideal más bien de un ensayo ideológico ilustrativo. Imágenes: 1-. Ciudad ideal, 1480-1490, autor anónimo; 2-.Sacra conversación, 1474, Piero della Francesca.
cerrando la composición nuevas arquitecturas que nos proporcionan el punto de fuga. Las baldosas policromadas del suelo sirven para acentuar la profundidad mientras que los dos podios sobre escalones que encontramos en el primer plano refuerzan el aspecto de simetría general de la composición. La iluminación aplicada a los edificios es sensacional, dotando de un juego de luz y sombra a la composición que eleva las posibilidades de que Piero sea el creador de esta maravillosa obra.”
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Más tarde, en Pleno Renacimiento, en el siglo XVI, la arquitectura en la
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pintura se hace intrínseca al valor de la obra de arte: ya no es un ensayo de sí misma, tampoco es el marco referencial, es un todo armónico en donde el argumento, la arquitectura y el trazado regulador que la componen son una sola cosa.
En el S.XVIII, la pintura alcanza el máximo rigor técnico y perfección del retrato de una arquitectura que queda suspendida en el estado preciso al
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momento de ser plasmada.
Las notables imágenes hiperrealistas de G.A. Canaletto se centran en la fijación del edificio y la concepción barroca del espacio urbano. La perfección de estas pinturas, de las perspectivas con el uso de cámara oscura, nos entrega por primera vez información crítica objetiva, la captación real de ese estado, por tanto, la posibilidad de evocar el “recuerdo de una situación original”.
Las arquitecturas pintadas se vieron implicadas en la teoría misma de los sistemas de representación, especialmente en la perspectiva, y en la propia teoría arquitectónica. Pintura y Arquitectura iniciaron así tensiones y conflictos con propuestas que fueron de la pintura a la arquitectura y de la arquitectura proyectada o construida a la pintura. Pintar arquitecturas era una forma de proyectarlas y, al revés, proyectarlas y construirlas era una forma de pintar, honrar al mundo y así dar a conocer las ciudades lejanas a los viajeros de otras latitudes.
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La arquitectura en el S.XVI como objeto envolvente, ambiental y argumental de la obra de arte. “La pintura en la arquitectura, arquitectura en la pintura”, actitud que se mantendrá hasta el S.XVII. Imágenes: 1-. La escuela de Atenas stanza della signatura, Rafael Sanzio, 1510; 2-. Los depositarios de la Virgen, Milano, Rafael Sanzio, 1504.
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Duccio di Buoninsegna, Canaletto, Giovanni Paolo Panini, Tintoretto, Gaspar van Wittel, Hubert Robert, Maerten van Heemskerck o Hans Vredeman de Vries, entre muchos otros, todos estos grandes creadores de la historia del arte eligieron la arquitectura y la ciudad como tema de inspiración. Imágenes: 1-. Piazza del Campidoglio, G.A.Canaletto; 2-. San Giorgio Maggiore, G.A.Canaletto; 3-. Capriccio Rovine, G.A. Canaletto, 1740; 4-. Colosseo e Arco di Constantino, G.A.Canletto, 1743, 5-. Piazza San Marco y Basílica, Canaletto, 1730; 6-. Il Campo di Rialto, G. Antonio Canaletto, 1758.
“Tanta palabra, tanta palabra sobre arquitectura y tan poca imagen” Luis Lacasa, 1930
Para algunos historiadores del arte, la fotografía de arquitectura tiene más afinidad con la ilustración que con la propia fotografía. En los siglos anteriores a la invención fotográfica los grandes edificios arquitectónicos, como dijimos anteriormente, se documentaban y se daban a conocer mediante ilustraciones que idealizaban la obra y su entorno. La mayoría de los artistas de renombre en la pintura tienen cuadros con motivos de arquitectura, y es significativa en este sentido, la exposición que el
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Museo Thyssen celebró durante el año 2012, “Arquitecturas Pintadas”, con maravillosas obras pictóricas desde el Renacimiento hasta el siglo XVIII. Se dice que la primera fotografía de arquitectura se tomó en el año 1826 cuando Nicephore Niépce expuso su material sensible durante varias horas para capturar una imagen. Era un requisito indispensable por el larguísimo tiempo de exposición, que el sujeto a retratar estuviera completamente estático. Nada mejor que el edificio que tenía enfrente de su ventana. A partir de entonces se percibió el gran recurso que supondría la fotografía para inmortalizar, documentar y difundir las ciudades y su arquitectura. En 1833 muere Niépce sin que sus inventos hubieran sido reconocidos.
Daguerre continúa trabajando y en 1838 inventa el “daguerrotipo” (primer procedimiento que comprende una etapa de revelado). La exposición a la luz ya no pasaba de 30 minutos. En 1841 consigue un negativo / positivo que permite la multiplicación de una imagen y logra que el Estado francés le compre el invento con lo cual se había popularizado. El gobierno mandó hacer las llamadas “Excursiones Daguerrianas”, que son representaciones de los monumentos más emblemáticos del mundo. Se tomaron entre 18401844. No son fotografías propiamente dichas, sino grabados, litografías. Una de ellas es el Partenón. Los primeros géneros fueron el retrato y el paisaje. Una de las primeras aplicaciones fue el registro del proceso de construcción de la Torre Eiffel. En 1841 se inauguró en París la primera exposición de fotografía de arquitectura con la exhibición de algunos de los edificios más famosos del mundo, y en 1896 comienza a editarse la conocida publicación especializada
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Vista desde la ventana en Le Gras, J. N. Niépce 1826
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Architectural Review. Fue así que a partir de la segunda mitad del siglo XIX la fotografía de arquitectura fue adquiriendo protagonismo a medida que iba ocupando un considerable espacio en las revistas y libros de la época.
Eugène Atget (1857-1927). Se dedica a la fotografía urbana. Utilizó la cámara con placas de vidrio y con “corrección” o truco para evitar que las verticales se distorsionaran y así pudo fotografiar los edificios hasta arriba, sin que convergieran. Recorrió los diferentes barrios de París, fotografiando no sólo monumentos históricos, sino todo aquello que le parecía interesante. Al final se sugestionó con el París que estaba desapareciendo. Sus fotos son un documento sobre un París que ya no existe. “Este conjunto de elementos nos trasmiten una sensación de nostalgia y drama próximo a mensajes surrealistas y a la manera de Giorgio de Chirico”.
Berenice Abbott (1898 - 1991). Fotógrafa americana. Trabajó en Francia con Man Ray y conoció a Eugène Atget por cuyo trabajo se vio influenciada. “Changing New York” es un documento fotográfico sobre los cambios que se están operando en ese momento en esa ciudad. Fotografía desde la altura.
Lewis W. Hine (1874-1940). Fotografió la construcción del Empire State Building. Colocó al hombre en un lugar preeminente en sus fotos.
Laszlo Moholy-Nagy (1845 – 1946). Pintor húngaro que reinterpretó la fotografía. “Imágenes memorables como las de Ezra Stoller, Julius Shulman o Laszlo Moholy-Nagy perdurarán a lo largo de la historia de la fotografía o
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de la arquitectura, indistintamente del objetivo o medio para el que fueron creados.
Walker Evans (1903 – 1975). Trabajó para la FSA un programa que trataba de documentar la difícil situación de las comunidades rurales de los Estados Unidos durante la depresión. Fotografía la arquitectura popular y pobre. Elementos fotografiados por Bernd y Hilla Becher
August Renger-Patzsch (1897- 1966). Fotógrafo alemán que publica un libro de fotografías titulado “El mundo es bello”. Bernd (1931 – 2007) y Hilla Becher (1934). Relacionada con el arte conceptual, la pareja realiza estudios de documentación tipológica. Su trabajo se relaciona con el movimiento de la Nueva Objetividad. Fotografían estructuras industriales, tipologías de edificios (depósitos de agua o gas, silos de carbón, altos hornos, casas, etc.). No cambian nada del objeto fotografiado, sólo lo aíslan. Adoran el concepto de ruina. La fotografía se convierte casi en un deseo de preservar. Fue una actitud muy valiente, ya que el realismo estaba mal visto. Al aislar el objeto y encuadrarlo, sin nada alrededor, de alguna manera lo subliman. En el caso de estas fotos, están recopiladas en tipologías y bloques de 9, 12, 15 o más imágenes, transformándose en objetos de estudio agrupados según temas que se interesa proteger. Este modo de hacer fotografía de arquitectura, más bien aislado y aséptico, libre de toda interferencia visual, nos está ya conduciendo al modo contemporáneo del uso fotográfico, sea como modo de expresión en sí mismo, o como herramienta técnica al servicio de la arquitectura.
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A fines del S. XIX, y comienzo del S. XX, la fotografía se constituye como un medio de comunicación, primero como objeto paisajístico urbano y de catastro; luego, adquiere consciencia de sí misma y la imagen alcanza más el valor de una representación que el de una constatación.
La arquitectura dio a la fotografía un gran tema y la fotografía ofreció a la arquitectura la gran posibilidad de difusión a
“En este feliz maridaje entre las disciplinas arquitectónica y fotográfica como realidad consagrada cuando las dos disciplinas dialogan al mismo nivel surgen los resultados más interesantes, curiosamente no suele ser el de la edificación terminada, el de lo puramente constructivo, sino el que corresponde al análisis de las sedimentaciones, y por tanto al tiempo; al de la destrucción y la ruina, y por tanto a la memoria; a las utopías, y por tanto a los sueños y las fantasías; a lo social, y por tanto a la planificación y los usos; a las atmósferas, y por tanto al aire y la luz; al proyecto, y por tanto al espacio.
El cruce de intereses y el contraste de problemáticas es el lugar fructífero de encuentro entre fotografía y arquitectura”.b
Las placas que hoy restauradas componen este libro son una primera conversación del relato vivo que nos invita a pensar conscientemente sobre el sentido de la fotografía, entendida ya no como imagen singular, si no como valor testimonial que da cuenta de lo realizado por este a En : BERGERA, Iñaki, LAMPREAVE, Ricardo (Eds.) Jornada de Arquitectura y fotografía, Instituto Fernando el Católico, Zaragoza, 2011. URL: http://ifc. dpz.es/recursos/publicaciones/31/75/_ebook.pdf b Ibidem.
Ministerio de Obras Públicas, en sus diferentes épocas y modos de difusión. También refleja el rigor técnico sometido al proceso de construcción de una arquitectura pública, la prestación para instrumentalizarla de manera
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adecuada en actuales y futuras intervenciones con criterios objetivos en la arquitectura preexistente, el valor arqueológico que poseen en sí mismas como valiosas piezas de museo, el valor mágico de la instancia capturada y transportada al presente, y del presente al pasado, el valor de la mirada metafísico-existencial, según Heiddeger “y por ello también arquitectónica sobre el habitar, entendido éste como un acto –de resonancias espirituales mediante el cual el hombre afianza su identidad y se reconoce en el trato que establece con las cosas”.
El tiempo se encargará de madurar el resultado de este acto, sea por la relevancia del edificio fotografiado, sea por su momento histórico o por la relación que establece entre la arquitectura y la fotografía.
Hemos comenzado con este libro, lo que entendemos como el inicio imprescindible de lo que debe seguir.
Gunther Suhrcke Caballero Jefe Departamento de Patrimonio Dirección de Arquitectura
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El presente artículo fue confeccionado sobre la base de los informes técnicos realizados durante la ejecución del proyecto. Fueron elaborados por DyD Consultores, pero incluyen el aporte técnico del equipo de conservación y del personal de la Dirección de Arquitectura, en particular de Carlos Maillet y Ana Cárdenas.
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El Presidente de la República, Sebastián Piñera, junto a la ministra de Obras Públicas, Loreto Silva, y el equipo técnico del MOP, han realizado una ardua labor en el rescate patrimonial de nuestro país. El presente libro, que ha sido impulsado a través de este proyecto, da cuenta de la importancia que tienen las más de 18 mil piezas que conforman el archivo fotográfico del Ministerio para perpetuar el registro histórico de la edificación pública de nuestro país.
La Dirección de Arquitectura, a través de su Departamento de Patrimonio, frente a la necesidad de resguardar su colección fotográfica patrimonial, que constituye un registro invaluable de edificaciones públicas de carácter histórico, llamó a una licitación para la contratación de un equipo de especialistas que llevaran a cabo el proyecto.
La empresa adjudicada, DyD Consultores, luego de un diagnóstico preliminar y tras analizar los requerimientos demandados por el Ministerio de Obras Públicas, propuso un plan de acción que además de asegurar la conservación y digitalización de la colección, permitiera ponerla en valor y, de este modo, entregarla a la ciudadanía.
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El proyecto contempl� cinco etapas:
Se identificó el nivel de deterioro de la colección tanto en su conjunto como a nivel individual, y se propuso una estrategia de intervención para su resguardo.
Un equipo de especialistas llevó a cabo el proceso de estabilización, conservación y almacenamiento de la colección.
Ascensor Polanco, Valparaíso (negativo).
Un equipo multidisciplinario realizó un trabajo de descripción de cada pieza de la colección, las cuales fueron incorporadas a una base de datos.
Se sometió un total de 18.082 imágenes a un proceso de digitalización en alta resolución.
El proyecto tuvo presencia en diferentes medios de comunicación (prensa y televisión), se editó un libro, se realizó una exposición pública en el Archivo Nacional y se habilitó un sitio web que contiene la totalidad de la colección fotográfica con su respectiva información. De este modo, el proyecto cumplió con un doble objetivo: el resguardo y preservación de la colección, así como también la puesta en valor de este patrimonio fotográfico, al entregarlo a la ciudadanía de forma completamente libre y gratuita.
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Para la realización del proyecto participaron activamente el Ministerio de Obras Públicas, la Dirección de Arquitectura y el Departamento de Patrimonio, quienes pusieron a disposición la infraestructura necesaria y supervisaron el desarrollo de las labores.
El equipo profesional estuvo dirigido por DyD Consultores, quienes fueron los responsables de la ejecución del proyecto. Igualmente participaron dos empresas: Patrimonial, encargada del área de conservación y Flaco Studio, a cargo del diseño gráfico y habilitación de la plataforma web.
La unión mancomunada de este equipo multidisciplinario permitió transformar la colección en lo que hoy día es el “Archivo Fotográfico de la Dirección de Arquitectura”, un tesoro patrimonial de la Nación y un testimonio inédito de la acción del Estado en la construcción material del espacio público durante el siglo XX.
Banco del Estado (positivo).
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La colección fotográfica patrimonial de la Dirección de Arquitectura está compuesta por 20.368 unidades en diferentes soportes, entre las cuales podemos distinguir: el fondo histórico, conformado por negativos en placas de vidrio que datan de un periodo entre 1900 y 1930, y el fondo moderno, compuesto por fotografías, negativos y diapositivas correspondientes al periodo 1970- 2007.
Detalle del Archivo Fotográfico según format0 1 SOPORTE
NÚMERO
Placas
1.925
Diapositivas 4.473 Positivos 2
2.873
Negativos
8.811
TOTAL
18.082
La creación del archivo se produjo de manera espontánea en un proceso de acumulación de material gráfico utilizado en diferentes proyectos de obras 1 La colección está compuesta por cerca de 26.000 imágenes (incluidas en 20.368 unidades o soportes) de las cuales fueron intervenidas 18.082.
públicas. En una entrevista, Mireya Danilo, quien estuvo a cargo durante 12 años del Departamento de Patrimonio, comenta que nunca existió un
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procedimiento para el almacenamiento del material, ni un protocolo que permitiera discriminar la importancia de las imágenes recolectadas.
El único intento por brindarle coherencia a la colección se realizó a comienzos de la década de 1980, cuando se pretendió ordenar y describir las placas fotográficas. Silvia Pirotte, quien dirigió el proyecto, recuerda la experiencia:
“El director de Arquitectura de ese entonces -Edwin Weil- quiso formar una unidad de monumentos nacionales aquí. Y entonces don Roberto Montandón me contactó para que yo viniera. El primer trabajo que me dieron fue el de las placas fotográficas. Las placas estaban guardadas en cajas almacenadas en cajones de madera de fruta. Estaban en un estado pésimo, muy sucio, incluso había arañas (me entregaron insecticida por si acaso). Ahí yo empecé a ordenar e identificar estas placas. Había muchas quebradas. De inmediato me di cuenta de que había algunos edificios que ya habían desaparecido, como por ejemplo el Ministerio de Guerra que estaba ubicado en lo que es ahora la Plaza de la Constitución, y que por lo tanto eran documentos muy importantes”.
A pesar de ello, el material no fue sometido a un proceso de conservación entonces si no que éste debió esperar dos décadas para su concreción.
Si bien la colección es el resultado natural de años de producción y acumulación de material, igualmente es posible apreciar algunas lógicas internas que permiten comprender los procesos que fueron dándole vida. Entre ellas, una de las más importantes, es la temática, donde destacan principalmente tres categorías: edificios públicos, monumentos nacionales y proyectos regionales.
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Torre reloj de Antofagasta. Plaza Colón, Antofagasta (negativo).
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Edificio Portal Edwards, demolido en 1986 (negativo).
Aduana de ValparaĂso (positivo).
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Plaza de la Constitución, a la izquierda Intendencia de Santiago y el Ministerio de Obras Públicas.
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Estación Central de F.F.C.C. Santiago (negativo).
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Debido a su riqueza y volumen, a través de este archivo se podrán realizar estudios de la evolución en el tiempo tanto de la edificación como de las transformaciones estilísticas que ha sufrido el espacio público. Ejemplo de ello, lo constituye la creación del barrio cívico en Santiago.
Iniciado en las primeras décadas del siglo XX, el proyecto tenía por finalidad instituir un conjunto urbano representativo del Estado en el sector aledaño al Palacio de La Moneda, de tal manera de concentrar los servicios gubernamentales para un mejor control administrativo.
En ese mismo proceso, se erigieron construcciones emblemáticas como el edificio del diario La Nación (1928-1930) de Roberto Barceló Lira, y el edificio del Banco Central proyectado por Alberto Cruz Montt en 1927.
Paralelamente, se procedió a la demolición del antiguo edificio del Ministerio de Guerra, lo que permitió la construcción de la Plaza de la Constitución en 1934 y del Hotel Carrera en 1937.
Más tarde, en las décadas de 1940 y 1950, se construyeron dos edificios nuevos: la primera etapa del Ministerio de Obras Públicas y, en la esquina de la Alameda, el edificio del Banco del Estado.
La colección fotográfica de la Dirección de Arquitectura posee un registro detallado de las diferentes fases de modernización del barrio cívico en particular y del espacio público en general, convirtiéndose en un vestigio invaluable de la presencia del Estado en la construcción de la Nación durante el siglo XX.
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Daños en el Palacio de La Moneda, Octubre, 1973.
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Para transformar la colección en un archivo fue necesario someter el material a diferentes procesos, los cuales abarcaron desde el diagnóstico hasta la difusión, pasando por la conservación y digitalización. A continuación, realizaremos un breve recorrido por cada una de las etapas que dieron forma al archivo patrimonial.
Al iniciar el proyecto, la colección no se encontraba almacenada en una sala acondicionada para su conservación y estaba resguardada en las oficinas de la Dirección de Arquitectura. Las fotografías se agrupaban en un estante de madera con puertas correderas y en dos cajoneras de madera y metal tipo kardex.
Para efectos de conservación ninguno de estos contenedores cumplía con los requisitos necesarios para la preservación de fotografías.
En el caso de las placas, las cajas usadas como contenedor no otorgaban ningún tipo de protección al material y en su interior, se encontraban apiladas
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[ Archivo Fotográfico Patrimonial de la Dirección de Arquitectura ]
sin separación entre ellas, lo que hacía que los soportes estuvieran sometidos a fricción y roces con la consecuente abrasión de la emulsión. Estas circunstancias llegaron a provocar inclusive alguna pérdida a la imagen.
Por otra parte, en algunos casos, el formato de las cajas no era el adecuado y diferían de las medidas de las placas, lo que generó quiebres en las esquinas de los soportes de vidrio. Estante de madera que almacenaba la colección antes del proyecto.
Con la finalidad de establecer un diagnóstico certero y detallado, se elaboró una base de datos en una planilla Excel compuesta por 24 campos de tal manera de evaluar cada unidad que compone la colección.
Los primeros 9 campos identifican cada uno de los soportes, atribuyéndole un número y describiendo sus características: proceso fotográfico, tipo de imagen, tipo de soporte, técnica, medidas, etc.
Entre los campos 9 y 15 se establece el nivel de daño y los tipos de deterioro: alteraciones en la emulsión o en el soporte y localización de las alteraciones.
La evaluación se ejecutó considerando el conjunto de la pieza y ponderando tanto los deterioros de emulsión como los del soporte. Los retoques (con pintura rojiza o lápiz grafito), las máscaras elaboradas con pintura y/o papel (negro o naranjo) e inscripciones en general no fueron contabilizados como deterioros sino como alteraciones, puesto que son parte de la historia de uso del soporte; pueden incluso ser consideradas como elementos que agregan valor a los objetos.
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[ Arquitectos de la Nación ]
Parámetros de evaluación del estado de conservación de la fotografía NIVEL DE DAÑO
ESTADO Y CONSERVACIÓN
CRITERIO DE EVALUACIÓN La fotografía no presenta prácticamente ningún deterioro. Puede aparecer espejamiento
1
Muy bueno
leve en los bordes y abrasiones leves de pequeña dimensión que no interfieran de forma considerable la lectura de la imagen. Se observan deterioros leves y/o de pequeña dimensión, estables, que no interfieren la
2
Bueno
lectura de la imagen. Se observa espejamiento en los márgenes y/o manchas por deterioro químico leve en forma localizada. Deterioros en mediana y gran dimensión de tipo químico y mecánico, abrasiones de gran
3
Regular
dimensión que pueden comprometer una pérdida de emulsión de pequeña magnitud. Cromatizaciones localizadas por oxidación. La lectura de la imagen se ve sólo en parte alterada. La emulsión se encuentra alterada, pueden aparecer zonas faltantes y/o trizadas, niveles
4
Malo
graves de espejamiento, cromatizaciones de forma más o menos generalizada. También se observan manchas y/o huellas. Los deterioros interfieren la integridad de la imagen. Deterioros graves invasivos que pueden comprometer tanto el soporte (quebrado, con
5
Muy malo
faltante, trizado), dificultando su manipulación, como la emulsión: manchas, espejamientos graves, oxidación, faltantes y/o desprendimiento de emulsión. Existe pérdida de información y/o definición de la imagen.
En el caso de las placas de vidrio, por ejemplo, los deterioros más frecuentes en la emulsión fueron:
1. Espejamiento de la plata 2. Huellas digitales
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[ Archivo Fotográfico Patrimonial de la Dirección de Arquitectura ]
3. Cromatización (más comúnmente aquella de color amarillento por oxidación) 4. Manchas en la emulsión 5. Abrasión (puede ser con o sin pérdida de emulsión, también asociada a la palabra Rayas) 6. Desprendimiento de emulsión 7. Faltante de emulsión 8. Traspaso desde otro documento
A. Espejamiento de la plata.
A
B
C
D
E
F
B. Cromatización por el lado de la emulsión.
D. Desprendimiento de la emulsión.
C. Manchas en la emulsión por oxidación (deterioro químico).
E. Faltante de emulsión. F. Máscara de papel y retoque de pintura.
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[ Arquitectos de la Nación ]
En el caso de las alteraciones en soporte los deterioros más frecuentes fueron:
1. Faltantes 2. Trizaduras 3. Abrasión 4. Suciedad 5. Placas quebradas (con presencia de fragmentos) Placa deteriorada debido a problemas de almacenamiento.
Para localizar las alteraciones, se utilizó el siguiente esquema:
Los campos que van desde el número 16 hasta el 20 tienen por finalidad identificar la ubicación exacta en el mobiliario y el embalaje original de cada pieza.
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[ Archivo Fotográfico Patrimonial de la Dirección de Arquitectura ]
El campo número veinte establece el proceso de conservación sugerido, para el cual se utilizó la siguiente tabla: Tabla N° 3 Nomenclatura propuesta de intervención SIGLA
SIGNIFICADO
ETCH
Calado en ethafoam
SOB
Sobre de conservación
CAR
Carpeta de conservación
CAJ. C.
Caja de conservación L (Limpieza)
L (Limpieza)
(P) Pera de aire
(B) Brocha (G) Goma (S) Solvete
Por último, los campos restantes tienen por finalidad establecer el responsable del trabajo de diagnóstico, la fecha y las observaciones.
1. Mínima intervención. 2. Se estudiaron caso por caso los soportes, debido a que el material se comporta de manera diferente según su composición. 3. Las fotografías fueron almacenadas según sus formatos y técnicas. 4. Los tratamientos se realizaron con materiales inocuos y reversibles. 5. Se documentaron los deterioros y la intervención. 6. Se trabajó en un espacio adecuado, con los materiales de conservación requeridos.
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[ Arquitectos de la Nación ]
La Dirección de Arquitectura puso a disposición del proyecto un espacio de trabajo ubicado en las dependencias del Ministerio de Obras Públicas (oficina N° 916). Dado que no contaba con las condiciones óptimas para las tareas de conservación y almacenamiento fue necesario sellar las ventanas para proteger el material, y recubrir el mobiliario con materiales libres de ácido. Laboratorio fotográfico con estaciones de conser vación.
La temperatura fue controlada a través de un aire acondicionado, y se realizó un trabajo de limpieza periódica del ambiente para evitar la acumulación de polvo. El laboratorio fotográfico se dividió en tres zonas de trabajo: conservación, descripción y digitalización, las cuales se ejecutaron de forma paralela.
Para la limpieza de las placas se utilizó un hisopo de algodón humectado con una solución de alcohol etílico al 70% en agua destilada. La limpieza con solvente se realizó pasando el algodón de una vez y en la misma orientación. Posteriormente, para evitar dejar marcas, se secó la placa en todas direcciones con un algodón. Este proceso se hizo únicamente para la limpieza del soporte vidrio (entiéndase del lado opuesto a la emulsión); para la emulsión se utilizó una brocha de cerda suave, básicamente para la extracción de partículas de polvo en suspensión.
En algunos casos se extrajeron restos de cintas adhesivas (scotch) usadas para unir fragmentos en placas rotas. Asimismo se eliminaron papeles adheridos en el lado del soporte, incorporados a modo de máscara, en la
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[ Archivo Fotográfico Patrimonial de la Dirección de Arquitectura ]
mayoría de los casos debido a que habían perdido fijación en uno o más puntos respecto a éste. Se decidió dejar aquellas máscaras incorporadas del lado de la emulsión para no intervenirla. Cada placa fue rotulada con la nomenclatura de su soporte seguida de la numeración correlativa desde PL-000001 hasta PL-001925. La inscripción se realizó de la forma más pequeña posible (para evitar que interfiriera en la imagen digitalizada), con lápiz permanente negro (marca Staedler Lumocolor N°F) en el borde inferior derecho. Posteriormente, fueron almacenadas en sobres de conservación de cuatro solapas, los cuales fueron también rotulados con lápiz grafito. En el caso de las placas verticales se giró la imagen dejando la zona superior del encuadre hacia la izquierda.
Placa fotográfica con deteriores de emulsión.
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Limpieza de las placas y remoción de papeles adheridos.
[ Arquitectos de la Nación ]
Por último, todos los soportes fueron almacenados en muebles de conservación diseñados y confeccionados a medida.
Las placas deterioradas fueron recopiladas en un soporte realizado en ethafoam4 que se diseñó con una depresión hecha a medida.
Luego fueron ubicadas en cajas de cuatro lengüetas fabricadas en cartulina con reserva alcalina. Estos paquetes, a su vez, fueron guardados en un mueble de conservación destinado para ello.
4 Producto de espuma de polietileno de primera calidad de excelentes características de estabilidad dimensional y recuperación, óptima protección amortiguadora contra impactos.
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[ Archivo Fotográfico Patrimonial de la Dirección de Arquitectura ]
La rotulación se realizó con tinta permanente en el borde inferior derecho de cada caja, igualmente se marcaron los muebles indicando la numeración correlativa de cada cajón.
La colección incluía 8 placas de formato grande (30x24), de las cuales, una estaba quebrada. Estos soportes, debido a su tamaño, recibieron un tratamiento diferente y fueron almacenados en sobres y cajas especiales de conservación, fuera de los muebles.
La limpieza de las diapositivas se efectuó con pera de aire, brocha de cerda suave y goma, cuando los marcos se encontraban muy sucios. También se utilizó alcohol etílico al 70% para la extracción de inscripciones y marcas en lápiz de pasta y tinta. Se optó por dejar las etiquetas adheridas con información relativa a lugares que se encontraban impresas. Se procuró rescatar los datos sobre lugares y años escritos en los marcos para facilitar posteriores labores de documentación de las imágenes fotográficas. Esa información fue incorporada en la planilla Excel anteriormente descrita.
Las diapositivas fueron trabajadas por región de acuerdo a su organización geográfica (de Norte a Sur) y no según las divisiones territoriales de la nueva regionalización, con el fin de tener números de inventarios correlativos que fueran de menor a mayor, de Norte a Sur respectivamente, a excepción de la región Metropolitana que se dejó para el final considerando el gran volumen de material que sobre ella existe. Posteriormente fueron almacenadas en cajas de conservación para diapositivas.
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Rotulación de cajas.
[ Arquitectos de la Nación ]
Los negativos flexibles están soportados en acetato, triacetáto de celulosa y poliéster. Fueron organizados en los siguientes formatos:
Formato
Procedimiento B/N
Procedimiento Color
6x6
Gelatinobromuro de
Cromogénico
Soporte Acetato y
plata
Triacetáto de celulosa
Gelatinobromuro de
Acetato de celulosa
Contenedores originales de los soportes.
6x9
plata
10x12,5
Acetato de celulosa
Gelatinobromuro de plata
35 mm
Gelatinobromuro de plata
Cromogénico
Acetato, triacetato y poliéster
Los negativos flexibles se encontraban en contenedores y muebles inadecuados: sobres plásticos, carpetas colgantes al interior de cajones (kardex) mezclados con otros materiales de diferente naturaleza.
Las antiguas envolturas de plástico atrapaban los gases emitidos por la lámina del soporte, lo que aceleró aún más el proceso de desgaste de la imagen.
Igualmente, el hacinamiento y la incorrecta manipulación de la colección le provocaron importantes deterioros físicos: pliegues, dobleces, abrasiones, además de los daños químicos ocasionados por la coexistencia con otros materiales y el paso del tiempo en condiciones ambientales inadecuadas.
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[ Archivo Fotográfico Patrimonial de la Dirección de Arquitectura ]
El deterioro según el formato fue el siguiente:
Negativos flexibles soportados en acetato y triacetato:
1. Abrasión 2. Dobleces 3. Perforaciones
FN(a) Negativo flexible 6X6 de acetato.
4. Suciedad 5. Restos de adhesivos 6. Huella digital 7. Espejo de plata
Negativos flexibles soportados en poliéster:
1. Restos de adhesivo 2. Perforaciones 3. Faltantes 4. Dobleces 5. Abrasión 6. Huellas digitales FN Negativos flexibles 35 mm.
7. Suciedad
Para estabilizar el material fotográfico y frenar el deterioro se determinó retirar los envoltorios antiguos de cada negativo, limpiar con pera de aire, brocha suave, hisopo seco y en casos especiales (como la existencia de restos de adhesivos) se empleó un hisopo con tórula humedecida en alcohol puro 99,9 %, por el lado contrario a la emulsión.
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[ Arquitectos de la Nación ]
Para la rotulación, se siguió la nomenclatura antes señalada, seguida de un número correlativo del 1 al infinito para cada grupo, con el objetivo de garantizar que se almacenara en diferentes contenedores respetando su soporte y procedimiento fotográfico.
El rotulado de cada sobre, se realizó en el borde superior derecho individualizado Limpieza de la placa con pera de aire.
por cada imagen.
Por último, fueron recolectados en cajas de conservación, fabricadas en material con reserva alcalina.
La colección de positivos está compuesta por copias en papel (blanco & negro y color), en técnicas de Gelatinobromuro de plata y Cromogénico, de diferentes formatos. Formato
Medidas (mínimas y máximas)
FA
hasta 11 x13,5
FB
desde 11 x 13,6 hasta 14x19
FC
desde 14x19,1 hasta 21,7x26,5
I
Panorámicas
Los deterioros más comunes estaban directamente relacionados con la manipulación y las condiciones inadecuadas de almacenamiento: abrasión, perforaciones, dobleces, rasgados, manchas de tinta, intervenciones anteriores sobre la emulsión y el soporte, traspaso desde otro documento, huellas digitales, restos de adhesivos, oxidación.
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[ Archivo Fotográfico Patrimonial de la Dirección de Arquitectura ]
El tratamiento consistió en los siguientes procedimientos: Limpieza con brocha suave y goma molida y/o entera según el caso, por anverso y reverso, para retirar suciedad superficial y restos de adhesivos leves, también para estos fines y dependiendo del caso, se utilizó brocha suave y/o tórula de algodón. Para la eliminación de restos de papel adherido al reverso de las fotografías se probó primero si se podía retirar de forma mecánica y en el caso de que no fuera factible, y para no causar daños como abrasión o pérdida de la zona afectada, se humectó el papel con metilcelulosa, para activar el adhesivo, y luego se quitó con espátula de acero inoxidable. Por último, se guardó cada imagen en un sobre de conservación a medida, con su respectivo número de identificación. Estas fueron almacenadas en cajas de conservación rotuladas.
Proceso de limpieza en positivos de papel.
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[ Arquitectos de la Nación ]
V. FC y Panorámicas Se le designó esta clasificación a un grupo de imágenes que fueron construidas a partir de fragmentos de otras fotografías, para lograr un efecto panorámico. Este armado fue realizado por arquitectos para obtener una visión ampliada de las construcciones en los proyectos. Teniendo en cuenta este antecedente, se decidió conservar las Panorámicas de la misma manera en que se encontraron. Fueron sometidas a una limpieza con goma molida y brocha suave y se almacenaron en sobres y cajas de conservación. ........... En síntesis, a través de estos procesos se logró estabilizar la colección, detener su deterioro y garantizar su preservación en el tiempo al dejarla almacenada en sobres, cajas y mobiliario de conservación.
Panorámica creada en base a fotografías de menor tamaño.
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[ Archivo Fotográfico Patrimonial de la Dirección de Arquitectura ]
Paralelamente a los 24 campos planteados para el diagnóstico de cada unidad, se crearon una serie de descriptores según la Norma Internacional General de Descripción Archivística (ISAD-G)5 y en respuesta a los requerimientos solicitados por la Dirección de Arquitectura.
De este modo, sin considerar los descriptores del soporte físico (ya tenidos en cuenta en el área de diagnóstico), la descripción abarcó seis áreas: identificación, contexto, contenido, notas, control de descripción y estado de conservación.
5 Véase: International Council on Archives, ISAD (G):
General
International
Standart
Archival
Description, Second Edition, Ottawa, 2000.
Cárcel de Pisagua (negativo).
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[ Arquitectos de la Nación ]
Para la creación de las categorías, se utilizó la propuesta realizada por Roberto Montandón y Silvia Pirotte en el libro “Monumentos Nacionales de Chile. 225 Fichas”, 6 de tal modo de brindarle continuidad al proceso actual de documentación en relación con el trabajo elaborado anteriormente. En lo respectivo a los diferentes campos, se incluyeron los siguientes descriptores: Área de identificación: Código de imagen, código de referencia (ubicación), título, fecha, proceso, tipo, soporte, técnica, orientación, medidas, nivel de descripción, unidad de descripción, punto de acceso (personal, institucional, Palacio Iñiguez. Avenida Libertador General
materia).
Bernardo O'Higgins esquina Dieciocho (negativo).
Área de contexto: Nombre del productor, nombre del autor, historia, fecha, 7 área geográfica (país, región, ciudad). Área de contenido: Alcance y contenido, 8 reseña de monumento y/o edificio público. Área notas: Está dividida en una sección para la conservación y otra para la descripción. Área documentación asociada: Fundamentalmente se trata de decretos ministeriales.
6 Dirección de Arquitectura Ministerio de OO.PP., Santiago, 1998. 7 Este campo se divide en: fecha en que fue tomada la fotografía, fecha en que fue realizado el plano y fechas de construcción del edificio. 8 Es donde se describe el contenido de la imagen, detallando los elementos que la componen y las personas que aparecen en ella.
Área de control de descripción: Persona responsable, fecha de la descripción. De este modo, cada soporte quedó documentado por cerca de 40 descriptores que entregan información a diferentes niveles y que permitirán ir mejorando con el tiempo el nivel de conocimiento sobre la colección, a partir de una ya sólida base de información.
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[ Archivo Fotográfico Patrimonial de la Dirección de Arquitectura ]
El proceso de digitalización se realizó según la normativa establecida por la DIBAM y por los estándares internacionales en la materia. 9
En primer lugar, se creó un documento maestro en formato TIFF a 600 dpi, con un modo color RGB y con una profundidad de 24 bits. En el caso de los soportes monocromos se ha utilizado una escala de grises de 8 bits. En todos los casos la captura se realizó sin compresión. Paralelamente se hizo un duplicado en baja resolución (formato JPG a 300 dpi). Palacio de la Alhambra (negativo).
Periódicamente, se formalizaron controles de calidad y calibración de monitores a través de Spyder 2.
Todos los archivos se fueron almacenando en un disco duro (marca Western Digital) con doble respaldo, de tal manera de evitar pérdidas debido a desperfectos técnicos o accidentes.
La digitalización se realizó con un escáner Epson v750 pro, uno de los equipos más utilizados en el mercado debido a los múltiples formatos de digitalización que ofrece y a la excelente resolución que posee. 9 En 2002 la ONU publicó “Directrices para proyectos de digitalización de colecciones y fondos de dominio público, en particular para aquellos custodiados en bibliotecas y archivos” donde estableció un estándar básico para la digitalización. Posteriormente, otras instituciones como
International
Council
on
Archives
o
International Federation of Library Associations han
profundizado
los
parámetros
para
digitalización de colecciones patrimoniales.
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la
[ Arquitectos de la Nación ]
Casa Giménez, centro histórico de Antofagasta (negativo).
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[ Archivo Fotográfico Patrimonial de la Dirección de Arquitectura ]
Con la finalidad de poner el archivo a disposición de la ciudadanía, y con ello otorgarle una verdadera relevancia social, se creó una imagen corporativa y se desarrolló un sistema informático que hiciera del archivo una herramienta de consulta e investigación. Para ello, se trabajó en tres niveles: 1. Identidad El objetivo fue crear una imagen que vinculara a la Dirección de Arquitectura con la edificación pública. Para ello, se creó una vista dramatizada de un edificio emblemático que, en rigor, podría ser cualquiera. Se intentó comunicar una construcción de carácter moderno, atemporal, un emblema para el país. A eso se le sumó un trabajo tipográfico simple pero dinámico, que permitiera distinguir la marca fácilmente y de forma limpia, pero que a su vez evocara el contenido del archivo.
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[ Arquitectos de la Nación ]
2. Archivo Web El archivo se encuentra disponible en la página www.afda.cl en la cual se encuentran alojadas más de 18.000 imágenes con su respectiva información. La web posee una interfaz simple y directa, y le permite al visitante navegar a través de cuatro categorías: placas, negativos, diapositivas y positivos. Así como también, realizar búsquedas temáticas. La visualización contiene la imagen e incorpora una ficha descriptiva del soporte, contenido y estado de conservación de cada foto. Como un medio de que este archivo tenga un verdadero impacto social, tanto las imágenes como la información se pueden imprimir y descargar gratuitamente.
CATEGORÍAS
ARCHIVO ACERCA DEL PROYECTO FOTOGRÁFICO
ACERCA DE LA DIRECCIÓN DE ARQUITECTURA
BÚSQUEDA AVANZADA CONTACTO
SLIDE CON FOTOS REPRESENTATIVAS
DESCRIPCIÓN
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[ Archivo Fotográfico Patrimonial de la Dirección de Arquitectura ]
Artículo publicado en la sección ''Artes y Letras'' de El Mercurio, 2013.
3. Presencia en medios El desarrollo del proyecto contó con una importante cobertura en los medios de comunicación de donde destacan un reportaje realizado por TVN y un artículo publicado en el suplemento “Artes y Letras” del diario El Mercurio.
De este modo se hizo partícipe a la opinión pública de la labor de preservación que se estaba desarrollando, dándole a conocer este verdadero tesoro patrimonial que pronto quedaría a su completa disposición.
Reportaje de Tvn. A la izquierda la señora Loreto Silva, ministra de Obras Públicas, y a la derecha Diego Damm, de DyD Consultores.
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[ Arquitectos de la Nación ]
Archivo Nacional de Chile: http://www.archivonacional.cl/ Biblioteca Nacional de España: http://www.bne.es/es/Catalogos/BibliotecaDigital/docs/ProcesoDigitalizacionBNE.pdf Bibliothèque Nationale de France: http://www.bnf.fr/fr/professionnels/numerisation.html Digital Preservation Coalition (DPC): http://www.dpconline.org/ Federal Agencies Digitization Guidelines Iniciative. (USA): http://www.digitizationguidelines.gov/
International Council on Archives (ICA): http://www.ica.org/135/sharing-knowledge/sharing-knowledge.html
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[ Archivo Fotográfico Patrimonial de la Dirección de Arquitectura ]
International Federation of Library Associations (IFLA): ttp://www.ifla.org/ Library of Congress (USA): http://www.digitalpreservation.gov/ National Information Standards Organisation (NISO) USA: http://www.niso.org/publications/rp/ National Library of Australia: http://www.nla.gov.au/policy/digitisation.html#container
ARGERICH, Isabel. “Identificación técnica de las imágenes fotográficas monocromas”, En, Manual para el uso de archivos fotográficos, Santander - Madrid, Aula de Fotografía de la Universidad de Cantabria - Ministerio de Educación y Cultura, 1997. ASTUDILLO, Cecilia. Manual de procedimiento para la catalogación de documentos patrimoniales, históricos y etnográficos, Valparaíso, Ediciones Universitarias de Valparaíso, 2010. BOADAS, Joan; CASELLAS, Lluís-Esteve; SUQUET, M. Àngels. Manual para la gestión fondos y colecciones fotográficas, Girona, Centre de Recerca i Difusió de la Image, 2001.
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[ Arquitectos de la Nación ]
COE, Brian; HAWORTH-BOOTH, Mark. A Guide to early photographic processes, Londres, Victoria and Albert Museum & Hurtwood Press, 1983.
MESTRE I VERGÉS, Jordi. Identificación y conservación de fotografías, Barcelona, Ayuntamiento de Barcelona, 1997.
REILLY, James M. Care and identification of 19t’l-Century Photographic Prints, Rochester, Eastman Kodak Company, 1986.
VILLASECA, Osvaldo. Directrices para la identificación de fondo documental. Santiago de Chile: Archivo Nacional de Chile, 2012
___________, Directrices para la organización documental. Santiago de Chile: Archivo Nacional de Chile, 2012
International Council for Scientific and Technical Information (ICSTI), (2002). Digital Archiving: Bringing Issues and Stakeholders Together – An Interactive Workshop Sponsored by ICSTI and ICSU Press, 30-31 de enero de 2002, UNESCO, París.
UNESCO, (IFLA e ICA), Directrices para proyectos de digitalización de colecciones y fondos de dominio público, 2002. Url: http://www.mcu.es/archivos/docs/pautas_digitalizacion.pdf
UNESCO, National Library of Australia, Directrices para la preservación del patrimonio digital, 2003. Url: http://unesdoc.unesco.org/images/0013/001300/130071s.pdf
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[ Archivo Fotográfico Patrimonial de la Dirección de Arquitectura ]
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Escuela superior de niñas de Talca, 1925
Sim�n Castillo Fern�ndez Historiador Doctor en Arquitectura y Estudios Urbanos | 65 |
[ Arquitectos de la Nación ]
La historia de la arquitectura del Estado en Chile no ha sido debatida. Pese a su innegable alcance territorial (nada menos que todo el país) y a la impronta urbana de la edilicia, capaz de marcar simbólica y materialmente tanto a grandes ciudades como a asentamientos más pequeños, ha sido un tema menor en los estudios académicos nacionales. Sin duda, el Ministerio de Obras Públicas, creado en 1887, ha sido el protagonista fundamental de esa actividad. Su Dirección de Arquitectura fue la encargada de concretar edificaciones, aun antes de la propia fundación de aquel Ministerio. Lamentablemente, los archivos disponibles sobre las funciones de esta Dirección, sobre todo durante la primera mitad del siglo XX, no son del todo abundantes, archivísticamente no están centralizados ni han sido sometidos a un proceso de clasificación. Asimismo, más allá de algunas investigaciones, como las de los arquitectos Humberto Eliash y Manuel Moreno, la bibliografía sobre el tema tampoco es cuantiosa.
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[ Arquitectura y Estado en la Construcción de la Nación ]
¿Cuál sería, a grandes rasgos, la importancia de esa arquitectura estatal? Primero, cabría definir lo que entendemos por “arquitectura” y “arquitectura pública”. La arquitectura es considerada aquí como “un cierto sistema de pericias técnicas, conceptos y definiciones teóricas, estrategias de ideación, reglas compositivas, jerarquías organizativas. En otras palabras: un preciso conjunto de valores”. 10 En este sentido, la arquitectura tiene una relación directa con los sistemas de poder, los saberes, la conformación
Edificio de Enología de la Universidad de Chile de la Quinta Normal, 1920.
de los estados y las naciones, así como con la producción del espacio urbano. Como señalan Moreno y Eliash, “muchas veces se confunden los temas de arquitectura pública con la arquitectura del Estado o la arquitectura de los edificios de la Administración del Estado, que son cosas totalmente diferentes […] la definición de la Arquitectura Pública implica el reconocimiento de un campo de acción que trasciende meramente a lo que el Estado puede abarcar. Más bien la Arquitectura Pública está definida por la relación fundamental con la ciudad”.11
En consecuencia, la importancia de la arquitectura pública radica tanto en su relación con el mundo, como en su impacto en la formación y desarrollo del espacio urbano. Por ello, nos ocuparemos de su vínculo con la ciudad, a partir de su función de ejecutora de una política de Estado, a través del Ministerio de Obras Públicas. En ese contexto, las obras pueden tener varias finalidades, convirtiéndose en un problema que combina lo constructivo y lo estético: “funcionalidad distributiva y social, belleza y expansión de símbolos y significados, adecuado uso de los materiales y las técnicas, relación con el contexto urbano, el lugar y el medio ambiente”.
12
Como es posible
10 LIERNUR, Jorge Francisco, Arquitectura en la Argentina del siglo XX. La construcción de la modernidad, Fondo Nacional de las Artes, Buenos Aires, 2008, p. 13. 11 MORENO, Manuel y ELIASH, Humberto, Revisión de la arquitectura pública, Dirección de Arquitectu-
apreciar, la edilicia posee la capacidad de trascender sus propios muros y
ra - MOP, Santiago, 1992, pp. 4-5.
dejar una impronta urbanística, ya que crea una infraestructura funcional
Gili, Barcelona, 2007, p. 11.
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12 MONTANER, Josep María, Arquitectura y crítica,
[ Arquitectos de la Naciรณn ]
Instituto de Higiene, 1902-1906.
Edificio Gota de Leche.
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[ Arquitectura y Estado en la Construcción de la Nación ]
Almacenes de la Dirección General de Aprovisionamiento del Estado, 1928-1945.
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Club Viña del Mar, 1906-1909.
[ Arquitectos de la Nación ]
cristalizada en edificios de la más diversa índole: educacionales (escuelas y liceos), museos, estaciones ferroviarias, bibliotecas, juzgados, hospitales y cárceles, entre otros.
La arquitectura pública, por tanto, ha coadyuvado a la formación de un tipo de inscripción urbana que es también una marca simbólica o de memoria en los ciudadanos. De esta manera, muchos de ellos, en urbes tan distintas como Antofagasta, Punta Arenas o Santiago, asocian un lugar a determinados artefactos urbanos: la escuela, el hospital, la cárcel, el museo. Paulatinamente, dicha edilicia se ha convertido en una fuente de sentido para las personas, constituyéndose en algunos casos, ya no sólo símbolo de un barrio, sino incluso la imagen representativa de una ciudad. Esto es lo que podríamos denominar ‘monumentos’, cuya calidad estriba en ser considerados como patrimonio de una sociedad, en tanto parte fundamental de la historia de un país.13
Pero, más allá de estas percepciones de los habitantes, de la coexistencia de construcciones materiales y simbólicas, ¿qué importancia tendría la arquitectura de Estado en Chile al dejar su impronta en el espacio urbano, desarrollando determinados tipos de espacios públicos? Creemos que la respuesta a dicha interrogante es, precisamente, su aporte a la construcción de la Nación y al sentido de nacionalidad. Es decir, que la arquitectura construida desde mediados del siglo XIX hasta nuestros días no ha sido 13 Este aspecto es uno de los cruciales que ha trabajado la Dirección de Arquitectura, destacando la figura de Roberto Montandón, pionero en conservación y restauración de monumentos nacionales, desde mediados del siglo pasado, y cuya labor se desarrolló desde el Norte Grande hasta el sur de Chile.
una mera contribución funcional, sino que ha contenido ideologías y representaciones sobre cómo es Chile y, simultáneamente, sobre cómo el Estado, a través de su arquitectura, puede construir y moldear ciudadanos. Sin embargo, estamos convencidos de que paralelamente al aparato público
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[ Arquitectura y Estado en la Construcción de la Nación ]
Morgue de Santiago, 20 de mayo de 1919.
se desarrollaron sentidos o apropiaciones de la Nación por los canales de la sociedad civil: algunos a través del mundo del trabajo y las organizaciones políticas; otros a través de la vida cotidiana, con su pléyade de cantos, mitos y fiestas. 14
Sin duda, la celebración del Centenario de la Independencia en 1910 fue un hito donde destacó esta arquitectura estatal en pos de ensalzar la Nación. En las siguientes páginas, analizaremos el desarrollo de la arquitectura pública en el marco de esa conmemoración a través de la colección fotográfica patrimonial de la Dirección de Arquitectura. Pero, ¿qué entendemos por Nación y por construcción de la nacionalidad? Varios son los autores que han trabajado estos temas, pero nos quedaremos con la definición de
14
Sobre ambas interpretaciones, véase: GÓN-
Bernardo Subercaseaux. Para él, “el concepto de nación, más que un dato
GORA, Mario, Ensayo histórico sobre la noción de
geográfico, o una mera territorialización del poder, es una elaboración
LAZAR, Gabriel y PINTO, Julio, Historia contemporá-
simbólica maleable que se constituye en torno a una interpretación del
15 SUBERCASEAUX, Bernardo, Historia de las ideas
sentido de la historia”. 15 Al respecto, es necesario comprender la Nación y
tiago, 2010, p. 20.
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Estado en Chile, La Ciudad, Santiago, 1981, y SAnea de Chile, tomo II, LOM, Santiago, 1999. y de la cultura en Chile. Tomo IV, Universitaria, San-
[ Arquitectos de la Nación ]
el nacionalismo como “una dimensión subjetiva de una invención colectiva, como una creencia, como un constructo cultural, como una representación imaginaria, como un relato o una narración”, que se expresaría a través de diversos soportes, tales como símbolos patrios, historias oficiales y edificios públicos.16 Benedict Anderson ha llamado a esto “comunidades imaginadas”, ya que se requiere una serie de persuasiones materiales y simbólicas para que la sociedad asimile estos valores y así se establezcan como un sentimiento compartido.17
Este proceso se produjo en un contexto de modernización específico: la transición de una sociedad agraria a otra industrial. La industrialización trajo consigo el aumento de la urbanización, lo que en sí constituyó una nueva realidad social y cultural, que creó una demanda por educación y por un Estado-nación que los proveyera 18. Las fotografías de la colección de la Dirección de Arquitectura son igualmente un testimonio de ese contexto, donde convergieron urbanización, edilicia y nacionalismo.
16 Ibíd., p. 111. 17 Al respecto véase: ANDERSON, Benedict, Comunidades imaginadas: reflexiones sobre el origen y la difusión del nacionalismo, FCE, México, 1993. 18 GELLNER, Ernest, Thought and change, Londres, 1964 y Nations and nationalism, USA, 1983. Cit. por SUBSERCASEAUX, Op. Cit., pp. 117-123, quien señala: “Por este motivo, son décadas en que el nacionalismo liberal decimonónico y la concepción de la nación de cuño ilustrado entran en crisis, produciéndose una recomposición del imaginario nacional”. Así, “dentro de esta concepción, el nacionalismo se convierte en un rescate de aquello que es más particular de un pueblo: las costumbres, la lengua, los refranes, los modos de ser, la tradición. […] se da también una actividad intelectual de rescate de la figura del roto chileno, de la cultura campesina, criolla y popular, del folklore…”
Morgue de Santiago, 10 de agosto de 1922.
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La Dirección de Arquitectura, institución señera de la administración pública, remonta su acción a los orígenes de la República, alrededor de 1835. La preocupación por el patrimonio construido fue de relevancia en aquella época por el esfuerzo técnico y económico que significaba para el Estado y la sociedad el asentamiento del llamado ‘orden portaliano’, periodo en el cual se comenzó a contratar arquitectos franceses e italianos. Hasta 1874 existía un profesional con título oficial de Arquitecto de Gobierno, a cargo del levantamiento de los edificios públicos, pero dependiente del Cuerpo de Ingenieros Civiles. Sin embargo, la institución tenía un carácter secundario en las decisiones y acciones desarrolladas en el país.
En las décadas de 1860 y 1870 continuaron llegando a Chile arquitectos extranjeros. Con ellos se formó en 1875 la Oficina Central de Arquitectos Civiles, en la cual se unificó y jerarquizó el conjunto de labores. Los más relevantes fueron Juan Herbage, Juan Brown, Brunet Des Baines y Stevenson, Ricardo Brown, Narciso Carvallo, Ludovico Dusorllier, Eusebio Chelli y
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Escuela de Medicina, Universidad de Chile, 1889.
Armando Eugenio Auda. Este grupo de arquitectos levantó diversas obras en Santiago y las provincias: Ricardo Brown, la cárcel de Quillota; Carvallo, la cárcel y la iglesia parroquial de Curicó y la cárcel de Chillán; Dusorllier, el liceo de Valparaíso. 19
Después de la intendencia de Vicuña Mackenna (1872-75) el nuevo panorama urbano se visibilizó especialmente mediante el ferrocarril y la arquitectura pública. Se trató de un disímil auge en la construcción urbana: si hacia 1870 el mundo privado podía mostrar sus palacios neoclásicos cercanos a la Plaza de Armas y la Alameda, y la Iglesia católica sus imponentes 19 Dirección de Arquitectura, Dirección de Arquitectura, 130 años, documento interno, Santiago, 2004, p. 10.
templos, el Estado se encontraba sin grandes construcciones para exponer su poder. Exhibía dos importantes parques públicos que habían orientado al
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crecimiento de la ciudad hacia el poniente y el sur, como la Quinta Normal de Agricultura y el Parque Cousiño, respectivamente. También mostraba un agreste cerro del centro forestado y convertido en parque, el Santa Lucía; así como un terminal ferroviario, la primera Estación Central. Pero en cuanto a edificios, además del moderno Mercado Central, sólo contaba con el Palacio de la Moneda, los palacios públicos de la Plaza de Armas –todos de herencia colonial- y la Universidad de Chile.
Quinta Normal.
Recién a fines de la década de 1870 comenzaron los esfuerzos para revertir esa situación entendida como ‘atraso’, materializándola paulatinamente en un plan de edificación por parte del Estado. En 1874, se organizó la Oficina de Arquitectos Civiles, dependiente del Ministerio de Justicia e Instrucción Pública, para cuya dirección general fue designado el prestigioso arquitecto Manuel Aldunate. El decreto respectivo ordenó que se formase “una oficina central de arquitectos civiles, que tendrá a su cargo la formación de todos los proyectos, planos y presupuestos de edificios y monumentos públicos que se construyan en lo sucesivo por cuenta del Estado y todos los trabajos concernientes a arquitectura que el Gobierno les encomendare”. 20 De esta manera, se inauguraron edificios estatales de prominente presencia en el espacio urbano, sobre todo en Santiago. Fue el caso del nuevo edificio del Congreso Nacional y sus jardines, de 1876, y de la Escuela Militar, iniciada en 1878. En ese panorama, los arquitectos, ingenieros y técnicos en general adquirieron una relevancia inusitada y conformaron un grupo de decisión cada vez más influyente.
En el proceso urbano, en tanto, se estaba produciendo una transición desde una sociedad semirural a una sociedad industrial. Ello como parte
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20 Decreto N° 264, de creación de la Oficina de Arquitectos Civiles, 1875, cit. por Dirección de Arquitectura, Dirección de Arquitectura, 130 años…, Ibídem.
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Trabajos de construcci贸n Museo Hist贸rico por calle Miraflores en etapa de cimentaci贸n.
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de la migración campo-ciudad acelerada desde finales del siglo XIX. En ese panorama, el Estado buscó un objetivo postergado por décadas: racionalizar y aumentar los trabajos fiscales. Pero el proceso de conformación de un grupo de especialistas vinculados a un ministerio no estuvo exento de disputas y postergaciones. El senador e ingeniero Manuel Valdés Vigil expresó en 1877 que “se necesita en Chile, donde tantos millones se gastan en caminos, una sola dirección, un ministerio de trabajos públicos […] El Ministerio del Interior y los demás Ministros de Estado, aunque abogados muy distinguidos, no entienden nada de eso, porque no es de su competencia. Ven un plano y no lo pueden comprender, porque esa no es su especialidad”. 21
Durante los siguientes años la propuesta de Valdés Vigil no se concretaría en cuanto a la formación de un nuevo organismo fiscal, pero sí respecto al aumento de la participación de los ingenieros en las decisiones técnicas y políticas del país. Esta mutación afectó también, aunque en menor medida, a arquitectos y geógrafos. No fue hasta 1887 que se concretaría la formación de un Ministerio, el cual cambiaría considerablemente la fisonomía de Chile.
En 1883, la guerra del Pacífico llegó a su fin. Gracias a ello, y a los tratados posteriores, el Estado chileno accedió al dominio de una enorme extensión territorial en el desierto de Atacama y a puertos como Antofagasta, Iquique y Arica. Pese a la aridez de las tierras, estas contenían salitre, un poderoso
21 Citado por GREVE, Ernesto, Historia de la in-
abono requerido por la agricultura y agroindustria de los países del Primer
1938 - 1944. p. 109. El énfasis es nuestro.
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geniería en Chile, Tomo IV. Universitaria, Santiago,
[ Arquitectos de la Nación ]
Mundo. A partir de entonces, la economía nacional contaría con ingresos cuantiosos que posibilitarían llevar a cabo un ambicioso plan de inversión en obras públicas, aumentando sustancialmente la presencia estatal en la infraestructura. La labor más destacada de este proceso de modernización la impulsó el presidente José Manuel Balmaceda (1886-1891), quien inició su tarea con la creación del Ministerio de Industria y Obras Públicas en 1887. El nuevo organismo asumió nuevas funciones y otras traspasadas de las carteras de Interior, Justicia, Hacienda y Guerra, encargándosele la “protección y desarrollo de las industrias agrícolas, minera y fabril” y los trabajos de vialidad e infraestructura pública. En cuanto a su disponibilidad financiera el nuevo Ministerio tuvo un trato preferencial, ya que se le asignó Ciudad de Concepción, 1921.
más de un quinto del presupuesto nacional. 22
De esta manera, el decreto de su creación estableció una amplia gama de atribuciones, así como una serie de departamentos, de donde destaca el de Arquitectura:
“Art. 1°. Créase con el nombre de ‘Dirección de Obras Públicas’ una oficina encargada de estudiar, ejecutar y vigilar todos los trabajos públicos que se emprendan en el país por el Gobierno o por particulares por cuenta del Estado. Art. 2°. Corresponde a esta oficina el conocimiento de todo lo relativo: 1°. A las comunicaciones terrestres, fluviales y marítimas; 2°. Al aprovechamiento y distribución de las aguas; 3°. A los edificios y construcciones nacionales; 4°. A las minas; 22 BETHELL, Leslie (Ed.), Historia de América Latina. 10. América del Sur, c. 1870-1930, Crítica, Barcelona, 1990, p. 169.
5°. A los privilegios exclusivos; 6°. A la geografía y geodesia
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Art. 3°. Esta oficina se dividirá en cuatro secciones: 1. De ferrocarriles y telégrafos en estudio o construcción; 2. De puentes, caminos y construcciones hidráulicas; 3. De arquitectura; y 4. De minas, geografía y geodesia”. 23
Aunque hasta ese momento existían numerosos ingenieros, arquitectos y técnicos trabajando en obras públicas, la onerosa inversión de la administración Balmaceda permitió concretar tres objetivos: racionalizar las funciones, acelerar y aumentar los trabajos y contratar profesionales en el extranjero. Para lo primero se fundó la Dirección General de Obras Públicas, que respondería directamente ante el Ministro del ramo a través del Consejo de Obras Públicas. Para lo segundo se siguió la idea anterior, cerrando unidades como el Cuerpo de Ingenieros Civiles y la Oficina de Arquitectos,
23 Ministerio de Industria y Obras Públicas, Ley que crea la oficina de la Dirección de Obras Públicas. Enero 25 de 1888, Impr. Nacional, Santiago, 1888, p. 7.
Liceo de mujeres de Concepción
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Instituto Médico Legal
reuniéndolas en otras nuevas adscritas a la nombrada Dirección. Como se apreció, estas nuevas subdirecciones fueron cuatro: de ferrocarriles y telégrafos, de puentes, caminos y construcciones hidráulicas, de arquitectura y de minas, geografía y geodesia. En cuanto a la incorporación de técnicos extranjeros, en menos de tres años -1888 a 1890- fueron contratados setenta ingenieros, arquitectos y conductores de trabajos públicos, mayoritariamente franceses (30) y belgas (28). 24 Con la creación del Ministerio de Industria y Obras Públicas, la estructura burocrática se centralizó en la nombrada sección de Arquitectura, dirigida por el arquitecto chileno Víctor H. de Villeneuve, y la mayoría de los profesionales 24 GREVE, Op. Cit., p. 262. 25 Dirección de Obras Públicas. Revista de la Dirección de Obras Públicas. Memorias e informes sobre construcciones civiles, ferrocarriles, arquitectura, minas, industria y geografía, Impr. Gutenberg, Santiago 1890.
extranjeros fueron contratados para el trazado ferroviario. Esta oficina tuvo, en un principio, además de Villeneuve, sólo dos arquitectos. Pese a ello, su orientación estuvo centrada fundamentalmente en dos grandes tipos de edificios urbanos: escuelas y cárceles.25 Desde entonces, la actividad de la
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Sección de Arquitectura se basó en el Código Civil, en sus artículos 1.996 al 2.005, sobre contratos de Construcción de Edificios. Existieron, además, varios decretos como el de 1887, sobre inspectores de los edificios fiscales en construcción; el de 1888, sobre ejecución de obras públicas; el de 1889, sobre estados de pagos a los Contratistas; el de 1893, sobre construcción y reparación de templos, iglesias y catedrales, parroquiales o misionales; todo lo cual fue aprobado por el Consejo de Obras Públicas. El conjunto de estas disposiciones significó una modernización en el trabajo implementado por el aparato público.
Denominaciones del Ministerio de Obras Públicas (1888- 2013) 1888- 1910
Ministerio de Industria y Obras Públicas.
1910- 1924
Ministerio de Industria, Obras Públicas y Ferrocarriles.
1924- 1925
Ministerio de Obras y Vías Públicas.
1925- 1927
Ministerio de Obras Públicas, Comercio y Vías de Comunicación.
1927- 1942
Ministerio de Fomento.
1942- 1953
Ministerio de Obras Públicas y Vías de Comunicación.
1953- 1967
Ministerio de Obras Públicas.
1967- 1974
Ministerio de Obras Públicas y Transportes.
1974- 2000
Ministerio de Obras Públicas.
2000- 2006
Ministerio de Obras Públicas, Transportes y Telecomunicaciones.
2006- actualidad
Ministerio de Obras Públicas.
En cuanto al desarrollo de la planimetría, la Sección de Arquitectura inició una auténtica profesionalización de los métodos hasta entonces empleados, por lo que en su memoria de 1890 indicaba que:
“En las escuelas y cárceles en construcción hay que hacer notar que a pesar de que se formaron legajos de planos litografiados, que correspondían a los tipos
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Hospital San Vicente de Paul, 1904-1923.
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adoptados, sin embargo, de ello ha sido necesario muchas veces construir nuevos planos o hacer rectificaciones que demandaban largo tiempo, por no haberse prestado el terreno disponible a las dimensiones generales que se adoptaban para la construcción, o bien porque los trazados no se ciñeron a las cotas de los planos, produciendo todo esto un recargo extraordinario en los trabajos de oficina, difícil de apreciar”. 26
La tarea del naciente Ministerio no se restringió a la capital, ya que por esos años comenzó la construcción del muelle fiscal y del dique del puerto de Talcahuano, aumentaron las líneas férreas en la Araucanía y se iniciaron los estudios para modernizar la red de agua potable y alcantarillado en Valparaíso y las ciudades del norte. El gran anexo territorial de la época junto con el Norte Grande -la incorporación de la Araucanía- había impulsado la labor de los ingenieros en el levantamiento de puentes sobre los ríos sureños. Además, en los principales centros urbanos (Santiago especialmente) los trabajos de infraestructura pública tuvieron particular impacto.
Estas obras implicaron un auge profesional de ingenieros, geógrafos y arquitectos, portadores de nuevos lenguajes y posibilidades de acción en el sistema de poder. Ello convergió con otra corriente de pensamiento urbano y de salubridad pública en boga por ese entonces, como era el higienismo, liderada por médicos, y que constituyó una corriente preventiva de las epidemias y enfermedades. Gracias a ello, y al debate generado en la esfera pública, se logró aumentar los gastos del Ministerio y proseguir las obras.
En rigor, esto posibilitó la expansión territorial de los profesionales 26 Ibidem.
públicos, por lo que la Sección logró tener arquitectos provinciales. El más
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Edificio Congreso Nacional.
antiguo fue el de Santiago en 1888, seguido por el de La Serena en 1889 y el de Llanquihue y Chiloé en 1890. Se nombraron arquitectos para las provincias de Maule, Linares, Ñuble, Malleco y Cautín en 1893; para Valdivia, Llanquihue y Chiloé en 1895; un arquitecto ayudante para Santiago en 1895 y provinciales para Tarapacá, Chillán y Valdivia en 1895. Además, en 1903, la Sección de Arquitectura dirigida por Enrique Doll presentó al Ministro de Educación los primeros planos tipo para escuelas rurales. De este modo, puede apreciarse que, pese al centralismo de muchas medidas, hubo interés en expandir la cobertura de arquitectos por el país.
En cuanto a la edilicia levantada, entre 1888 y 1890, fueron construidos edificios para establecimientos de Beneficencia, el Consejo de Enseñanza Agrícola e Industrial, el Museo de Minería, la Escuela Náutica de Ancud, la Escuela de Artes y Oficios, la Escuela Militar y la Escuela Normal de Preceptores de Santiago en el Barrio Yungay. Ya entrado el siglo XX, resalta el
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edificio para el Ministerio de Industria y Obras Públicas en la calle Morandé (1904), obra del arquitecto chileno Emilio Jécquier que se encuentra retratado en la colección fotográfica. Los planos habían sido aprobados por el Consejo de Obras Públicas en 1889, con recomendación de adopción de desagües. Otra construcción estatal destacada fue el Ministerio de Guerra y Marina, creado por los arquitectos de la Dirección General de Arquitectura e inaugurado en 1906. Este edificio, originalmente el cuartel de los Granaderos a Caballo encargados de proteger el tesoro de la Casa de Moneda, “fue diseñado en el formato más austero del neoclásico italiano, con un primer piso con almohadillas regulares, ventanas con arcos rebajados en ambos niveles y un acceso distinguido de mayor altura, con un frontón flanqueado por dos arcos entre columnas, concentrando los elementos decorativos del conjunto”.
27
Fue demolido hacia 1930 para dar lugar a la Plaza de la
Constitución y es uno más de los tantos edificios conservados en las placas patrimoniales. 28
27 Dirección de Arquitectura MOP, 1810 – 2010. Una exposición de la arquitectura pública en el Bicentenario, documento interno, Santiago, 2010. 28 Además de este edificio, según la Memoria de 1906, en el ámbito nacional se construían los siguientes: el Hospital de Antofagasta, la Intendencia de Coquimbo, la Escuela Nº 2 de La Serena, la Intendencia de Aconcagua, el Liceo de Niñas de La Serena, el Instituto Técnico Comercial de Santiago, las estaciones Mapocho y Providencia, el Museo y Escuela de Bellas Artes, la Escuela Profesional de Niñas, el Archivo de Gobierno, la Escuela de Medicina, el Instituto Pedagógico, las Escuelas de Curacaví y de Teno, los Liceos de Cauquenes, Chillán, Los Ángeles y Osorno, la Escuela Superior de Niñas de Qurihue y las Intendencias de Bío Bío y Cautín.
Ministerio de Guerra y Marina, 1906.
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Ministerio de Hacienda, 1929-1931.
[ Arquitectos de la Nación ]
Respecto a la calidad de las edificaciones, en 1906 las secciones de la Dirección General pasaron a llamarse Inspecciones Generales y se nombró Inspector General de Arquitectura a Enrique Doll. El terremoto de Valparaíso del 16 de agosto de 1906 fue la primera emergencia que comprometió tanto a la Inspección de Arquitectura como a la de Obras Públicas. El fuerte sismo destruyó el Puerto y se destinó la elevada suma, para la época, de $2.000.000 para reparaciones y reconstrucción de los edificios públicos. Algunas fotografías de la colección nos revelan, por ejemplo, el derruido recinto de la Inspección de Higiene Pública y de la Prostitución, en pleno centro porteño. El Director General efectuó poco después un análisis de las posibles causas técnicas que incidieron en los daños del terremoto sobre Valparaíso y otras Ministerio de Hacienda, 1929-1931.
urbes. Su testimonio es una buena muestra de los conocimientos técnicos y constructivos de la época que manejaba el MOP:
“En las construcciones falta trabazón entre elementos de muros y tabiques de diferentes materiales. Faltan amarras entre muros, especialmente entre los de fachadas, tabiques y muros interiores. Existen fundaciones inadecuadas, sobre todo en zocalamiento de murallas construidas sin cimientos. Existe desigual asentamiento por diversidad de elementos constructivos o por materiales yuxtapuestos en un mismo plano vertical. Falta la rigidez transversal de los tabiques. La habilitación de albañilerías dañadas por incendios y la exposición excesiva de las albañilerías a la intemperie en edificios iniciados inconclusos y paralizados por mucho tiempo, que en 1903 eran unos 37, todo esto sumado a la falta de conservación de los edificios, son graves errores que acrecientan considerablemente la destrucción por temblores”. 29
29 Citado por Dirección de Arquitectura, Dirección de Arquitectura, 130 años…, Op. Cit.
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[ Arquitectura y Estado en la Construcciรณn de la Naciรณn ]
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Ministerio de Hacienda, 1929-1931.
[ Arquitectos de la Nación ]
Instituto Agronómico, Quinta Normal.
Desde entonces, se propugnó el sistemático control de la edificación mediante reglamentos fiscales y municipales. Todo propietario estaría obligado a la aprobación municipal de los planos y especificaciones de edificios planeados por un profesional responsable. Los proyectos deberían consultar, además de las disposiciones relativas a la seguridad, las de higiene y estética. Además, las obras tendrían que adecuarse al subsuelo. Finalmente, las bases serían controladas por los ingenieros y arquitectos de la Dirección General y por las comisiones de alumnos de la Universidad de Chile, bajo designación estatal.
Según
recomendaciones
de
aplicación
inmediata,
tendientes
al
mejoramiento de mezclas y materiales de construcción, se destacaba la experiencia ejemplar en albañilería y hormigón armado de los edificios en
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construcción del Internado Nacional, los Tribunales de Justicia y la Población León XIII, que no habían sufrido daños en las emergencias. De esta manera, el Director General de Obras Públicas expresaba que “la buena albañilería y, sobre todo, la buena albañilería con armadura de fierro y el concreto armado (véanse baños del Instituto Nacional, los nuevos Tribunales de Justicia, Población León XIII, etc.), serán, mañana como ayer, preferibles a los tabiques, los cuales son más baratos en la construcción, pero más costosos de conservación”. 30
Entre 1907 y 1926 la Inspección de Arquitectura se abocó a la edificación y reparación de inmuebles pero con discontinuidad, ya que las obras debieron paralizarse repetidas veces porque los fondos eran obtenidos parcialmente y no siempre alcanzaban para finalizarlas según lo programado. Este hecho es fundamental para comprender, como se verá más adelante, la demora en la conclusión de edificios como la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Chile y, en general, de buena parte de los Liceos del país.
En síntesis, puede apreciarse que la Inspección de Arquitectura tuvo, desde finales del siglo XIX, al menos un triple proceso de expansión: del número de profesionales, de la calidad en la construcción y del número de edificaciones públicas. La estructuración de este aparato estatal permitió aumentar la cobertura y control del Estado sobre el territorio y, simultáneamente, ir desplegando valores y símbolos nacionales, en un contexto de acelerada modernización económica y social. De esta manera, para el Centenario ya se encontraba funcionando una máquina burocrática dedicada a las obras públicas, incluyendo a los edificios que comenzaron a poblar las principales ciudades chilenas.
30 Nota del Director de OOPP, relativa al terremoto de agosto en las construcciones fiscales. Santiago, 3 de septiembre de 1906. En Boletín del Ministerio de Industria y Obras Públicas, Año V, Nº 1, Impr. Barcelona, Santiago, 1906. Las proposiciones que se hicieron, sin embargo, no fueron tomadas como correspondía. Fue necesario un nuevo terremoto, en 1928, para iniciar nuevamente el estudio de ordenanzas y reglamentos relativos a una construcción controlada.
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[ Arquitectos de la Nación ]
Dentro de la gran cantidad de edificios construidos por el MOP durante las primeras décadas del siglo XX, resaltan aquellos dedicados a albergar servicios centralizados, específicamente en Santiago. Quizás los más emblemáticos son los erigidos para conmemorar el Centenario de la Independencia. Estos materializaban los afanes por insertar una arquitectura monumental en una ciudad de modestas construcciones diseñadas según los antiguos estilos y métodos coloniales; básicamente, estructura de adobe, techo de tejas y uno o dos pisos de altura. De esta manera, las fotografías son un testimonio visual de una arquitectura pública que buscó monumentalizar la principal ciudad del país, y lo hizo a través de un estilo francés, donde se fundían el clasicismo y el Beaux-Arts parisino. Esa grandiosidad se expresó, por ejemplo, en que dos de estos edificios fueron pensados y bautizados como “Palacios”: el de Bellas Artes y el de los Tribunales de Justicia. Simultáneamente, esas construcciones, junto con otras como la Biblioteca Nacional, fueron las primeras en ser levantadas con nuevos y modernos materiales, como el hormigón armado. En consecuencia, las placas fotográficas nos permiten
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[ Arquitectura y Estado en la Construcción de la Nación ]
Estación Mapocho, 1905-1912.
comprender un momento crucial en la modernización de la técnica y de la arquitectura en Chile. Además, son un fiel reflejo del impulso otorgado a la educación pública, a través de la creación de edificios de gran dimensión, como la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Chile y, de otros de menor magnitud, pero de igual importancia, como las numerosas escuelas y liceos repartidos por todo el país. Finalmente, las placas demuestran cómo evolucionaron esos edificios, permiten dimensionar sus transformaciones y remodelaciones, a partir de la idea original que tuvieron los arquitectos que los diseñaron. De este modo, es posible una nueva mirada sobre la historia de la arquitectura en Chile y específicamente, sobre la historia de la arquitectura del Estado y su inserción en el espacio urbano.
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A fines del siglo XIX e inicios del XX comenzaron a levantarse las grandes obras públicas asociadas al Centenario de la República, y es la Dirección de Arquitectura del MOP el organismo que impulsó todas aquellas obras emblemáticas que hoy constituyen el patrimonio público de la Nación.31
Ahora bien, es necesario plantear algunos aspectos relativos al contexto socio-político
de
esa
conmemoración,
específicamente
lo
que
la
historiografía relativa a principios del siglo XX ha denominado como “crisis del Centenario”.32 Según distintos autores, para entonces estaba asentado un sentimiento de pérdida de valores y sentido de pertenencia, al mismo tiempo que emergía la “cuestión social”, con su ola de huelgas, mítines, matanzas y una incipiente legislación de protección al capital humano. Numerosos intelectuales urbanos comenzaron a hablar de una crisis en la sociedad chilena, situación que aparece reflejada en los escritos de esos hombres ligados a la política. De esta forma, entre 1900 y 1920, figuras de 31 Muchas de ellas aparecen en las placas patrimoniales de vidrio: el edificio del Ministerio de Hacienda, el Instituto Médico Legal 1922-23, la Escuela Dental, la Morgue de Santiago, el Hospital de Niños Manuel Arriarán (planos), el Instituto Bacteriológico de Santiago, los Almacenes de la Dirección General de Aprovisionamiento del Estado, la Casa Correccio-
distinto signo ideológico hicieron denuncias en este sentido, observando la realidad nacional y definiéndola como un conflicto integral. Todos coincidieron en otorgar gran importancia a la relajación moral de la clase dirigente, preocupada por la ostentación, el lujo y el despilfarro del dinero.
nal de Mujeres de calle Lira 181, así como fotos de la Exposición Planos y Ciudades, la Exposición Escuela de Arquitectura 1923 y la Exposición Escuela de Arquitectura 1930 32 Ver GAZMURI, Cristian (Ed.), El Chile del Centenario, los ensayistas de la crisis, Instituto de Historia, Pontificia Universidad Católica, Santiago,2001, p. 7.
Además de revelar el mal, se efectuaron diagnósticos sociales, educacionales y urbanos, y se afianzó la intención de buscar una fórmula para superarlo. Desde todos los sectores denunciaron corrupción, vicios y deformaciones:
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un arco que podría situarse entre el racismo de Nicolás Palacios y el socialismo emergente de Luis Emilio Recabarren con Ricos y pobres a través de un siglo de vida republicana, pasando por la crítica social mesocrática del profesor Alejandro Venegas. Estos hechos, sin embargo, no impidieron que el poder continuara –hasta 1920- en manos de un sistema político que representaba casi exclusivamente a las clases dirigentes y que, por tanto, para la conmemoración del Centenario buscara realzar las bondades y no las falencias republicanas.
Y es que para el Centenario, el propio rol de la ciudad como constructor de la nacionalidad emergió como un asunto primordial, quizás como no lo hacía desde la intendencia de Vicuña Mackenna. En ese aspecto, la transformación del espacio público de las ciudades chilenas y especialmente, de Santiago, debe entenderse como parte de un proceso de realce de lo chileno, ya que las obras públicas fueron primordiales en los afanes urbanos de conmemoración. Dentro de ellos, se destacó el Museo y Escuela de Bellas Artes, a cargo del Ministerio de Industria y Obras Públicas.
¿Cómo se entendía la construcción de edificios colosales en vísperas del Centenario? En cuanto al Museo -llamado entonces Palacio de Bellas Artesque tendría un edificio imponente cercano, como la estación Mapocho, el primer objetivo era crear una vista monumental entre oriente y poniente. Pero no sólo sería una cuestión estética: se trataba de una idea que la arquitectura y el urbanismo modernos después llamarían ‘sub-centro’. Esa idea de sub-centro para el barrio Mapocho estaría cimentada, según el propio Ministerio, en la idea de uniformidad arquitectónica en los grandes edificios
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Vista fachada posterior, Palacio de Bellas Artes, 1910.
institucionales (Palacio de Bellas Artes y la estación Mapocho) por un lado y por otro, en la movilidad (entonces llamada “tráfico expedito”) y la estética, entendida como un paisaje bello. Además, se terminarían los problemas de higiene pública. Sólo a través de esa armonía se podría integrar el conjunto a la ciudad, transformándolo en “un gran centro comercial”. 33
Como expresan Eliash y Moreno: “El monumentalismo ha sido una de las formas que mejor grafica, que más fácil es caricaturizar, la arquitectura 33 Eduardo Charme, ingeniero del Ministerio de Industria y Obras Públicas, oficio al Ministro de Hacienda, 24 de abril de 1905. Boletín del Ministerio de Industria y Obras Públicas, año V, N°2, 1905, p. 192.
de un Estado, de un poder, para lograr una cierta imagen pública y un cierto reconocimiento”. 34 Esta reflexión puede aplicarse totalmente a la
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Plano planta primer piso Museo y Escuela de Bellas Artes, 1908.
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construcción e inauguración del Palacio de Bellas Artes. En palabras de los mismos arquitectos:
“Esta es una idea que viene, por cierto, del Beaux-Arts, en cuyo caso era más sencillo porque estaba muy codificado todo lo que era la arquitectura de los edificios públicos. Había manuales acerca de cómo debía ser un edificio, en nuestro caso Vista hacia el Parque Forestal desde Palacio de Bellas Artes, 1910.
el edificio del Museo de Bellas Artes o la Biblioteca Nacional. Son edificios que en cualquier parte del mundo, hechos en esa época, son del mismo tipo: porque había una cierta claridad no solamente lingüística sino que tipológica de cómo debía ser un edificio como para Biblioteca, o para Museo de Bellas Artes”. 35
Es de interés centrarse aquí en la uniformidad de la arquitectura de grandes edificios: la necesidad de perspectivas y consonancias entre construcciones monumentales no fue algo diferente a lo ocurrido en otras ciudades sudamericanas del Centenario. Adrián Gorelik ha mostrado que Buenos Aires, una ciudad mucho más grande que Santiago, fue tensada por tres grandes reclamos: la estrechez de las calles, la ausencia de perspectivas pintorescas -debido al uniforme trazado del damero- y la ausencia de edificios o conjuntos monumentales. Ante las disputas entre los partidarios de las dos primeras, fue la construcción de edificios-monumento la idea que sumó adeptos de uno y otro bando. Se levantó así, por ejemplo, la Plaza del Congreso con un colosal edificio legislativo. 36
34 MORENO y ELIASH, Revisión de la arquitectura pública, Op. Cit., p. 8. 35 Ibídem. 36
GORELIK, Adrián, ''La grilla y el parque''.
Espacio público y cultura urbana en Buenos Aires
En una escala menor, esta necesidad cultural de vistas no aferradas a la cuadrícula fue un elemento presente también en Santiago y se basaba en novedosas ideas de ciudad moderna.
(1887 – 1936), Universidad Nacional de Quilmes, Buenos Aires, 1998, p. 189 y ss.
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[ Arquitectura y Estado en la Construcción de la Nación ]
Fachada principal y lateral Palacio de Bellas Artes, desde calle José Miguel de la Barra. 1910.
Podríamos calificar estas exigencias también como sociales, en el sentido de que las callejuelas estrechas y de miasmas insoportables, constituían el antónimo de aquella ciudad moderna que se aspiraba a formar después de la canalización del Mapocho (1892). Para el Centenario, la ladera sur-poniente del río era vista como un lugar conflictivo y socialmente incontrolable, sobre todo debido a la existencia de una enorme cantidad de bares y espacios de diversión popular, que poseían una fuerte carga de transgresión cultural. En otras palabras, la ribera sur era comprendida como una persistente periferia
37 Sobre este tema véase: CASTILLO, Simón, El río Mapocho y sus riberas. Espacio público e intervención urbana en Santiago de Chile (1885 – 1918). Tesis de Doctorado en Arquitectura y Estudios Urbanos, Universidad Católica, Santiago, 2012, Ca-
urbana, con toda su carga de marginalidad social. 37
pítulo 4.
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El Museo y Escuela de Bellas Artes fue el otro edificio-eje de la transformación en la ribera sur. Su construcción se inició a la par de la estación Mapocho. En primer lugar, es necesario referir que el arte era pensado como un bien de consumo cada vez más fuerte, ligado a un ideal de civilización capaz de reflejar la imagen del país. Este significado tenía un fuerte apego a la industria y a las labores técnicas o, en otras palabras, al ideal de progreso. Y si la imagen de civilización y progreso podía expresarse en la imagen de ciudad, tanto mejor.
En segundo lugar, el edificio agregó una plusvalía impensada a aquel sector de la ciudad que era, en rigor, un basural. Por ese motivo en un principio Fachada esquina edificio por Santo Domingo, Palacio de Bellas Artes.
se pensó construir allí un lazareto. Según la versión de Alberto Mackenna Subercaseaux, fue suya la idea de levantar el Museo en el Parque Forestal. La respuesta de los congresistas -en un principio negativa- fue favorable al comprender que esas tierras se valorizarían, ya que muchos de ellos tenían propiedades en el sector, o se percataron de que podrían adquirirlas conociendo de antemano su destino.38 La metáfora posible del basural y lazareto convertido en museo y parque gracias a la acción del arte –en tanto edificio emblema del progreso, es decir, artefacto urbano- resulta un elemento útil para comprender el impacto de su instalación, tanto en términos de valor como de herramienta de limpieza visual y educación.
38 Véase: “Donde se alza el Palacio de Bellas Artes, antes había un basural infecto”, en Zig-Zag Edición extraordinaria. Arquitectura, Construcción, Urbanismo. Santiago, diciembre 1937. 39 ARIBIT, Rafael y CHÁVEZ, Miguel. El Museo y la Escuela de Bellas Artes. Seminario de Historia de la Arquitectura, FAU Universidad de Chile, Santiago, 1956, p. 50 y ss.
Las propuestas para la construcción de un nuevo recinto para las artes llevaban, al menos, quince años: el Museo Nacional de Pinturas y Bellas Artes había sido estrenado el 18 de septiembre de 1880 en los altos del Congreso, pero el aumento en el número de estudiantes y obras llevó a una estrechez insostenible. 39 Como otras reparticiones públicas, funcionaba en
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espacios angostos, muchas veces oficinas cedidas a título personal. A esa precariedad se sumó el incendio sufrido por el Congreso en 1895. 40
En cuanto a la estructura y diseño del Museo, el Ministerio de Industria y Obras Públicas convocó en 1902 a un concurso para su realización y designó a una comisión para que elaborara sus bases: estuvo integrada por importantes personajes públicos, entre ellos Mackenna Subercaseaux. Finalmente, en 1903 una nueva comisión dictaminó al ganador del concurso. Fue elegido Emilio Jécquier, quien superó a Alberto Cruz Montt. Pero el emplazamiento del Museo continuó siendo difuso: primero se pensó establecerlo a un costado del cerro Santa Lucía, pero al poco tiempo se descartó la idea y fue llevado al reciente Parque Forestal. 41 40 En 1899 el poder Ejecutivo envió un proyecto de ley al Parlamento para construir un Museo de
Jécquier logró combinar diversas tecnologías, en las que se destacaron - a
Bellas Artes asegurando que “entre las variadas
semejanza de la estación Mapocho - el uso del hierro y el vidrio basados en
acaso ninguna que marque con mayor exactitud y
manifestaciones de la actividad social, no existe elocuencia el grado de cultura de los pueblos que el cultivo de las bellas artes”. Se indicó además que “para satisfacer las necesidades indicadas, el Gobierno comisionó al ingeniero don Emilio Doyère con el objeto que procediera a la formación de los planos y presupuestos para la construcción de un edificio que cómodamente pudiera servir para este efecto”. 41 “Donde se alza el Palacio de Bellas Artes, antes había un basural infecto”, citado. Según el arquitecto Osvaldo Cáceres: “En 1898, Emilio Jécquier (1866-1949) se encargó de la dirección de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Católica de Chile. Jécquier realizó obras muy importantes como el Palacio de Bellas Artes, la Estación Mapocho, la Bolsa de Comercio, la Estación Pirque del Ferrocarril del Llano del Maipo y la Casa Central de la Universidad Católica, terminada esta última por Valdivieso. Junto con Doyére construyó el edificio de los Tribunales de Justicia inaugurado en 1913; también diseñó la Iglesia Catedral de Viña del Mar”. CÁCERES, Osvaldo, La arquitectura de Chile independiente, Universidad del Bío-Bío, Concep-
Fachada lateral Palacio de Bellas Artes, vista desde calle Ismael Valdés Vergara, 1910.
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ción, 2007, p. 101.
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Palacio de Bellas Artes en construcciรณn, 1908. Vergara, 1910.
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un riguroso academicismo francés. Pero también supo insertar su obra en medio de otro gran trabajo, el ya referido Parque Forestal del paisajista Jorge Dubois. En 1910, la construcción dirigida por Jécquier estaba prácticamente finalizada, incluyendo instalaciones eléctricas, colocación de los vidrios, trabajos de granito comprimido, y escaleras de concreto armado. El Parque Infantil y la Plazuela ubicadas en sus alrededores se contrataron con Dubois. Por su parte, Jécquier tuteló personalmente los estucos interiores y exteriores, los Jardines del Museo y el montaje de armaduras metálicas. El hall principal, a su vez, quedó a cargo del escultor Antonio Coll y Pi. En total, el gasto del Ministerio de Industria y Obras Públicas había sido de dos millones cien mil pesos, cifra altísima para la época y casi el doble de lo Detalle ornamento en fachada, Palacio de
gastado en la estación Mapocho.
42
Bellas Artes.
Junto con esta obra, se tomaron medidas ligadas al orden y control social de la calle. Principalmente orientadas hacia los sectores populares, tuvieron motivos estéticos y de tránsito expedito. Se impidió cualquier actividad que opacara el esplendor de la ciudad para el Centenario, ya fueran carteles o el paseo de los vendedores ambulantes. Además, la Intendencia suspendió todos los permisos que había otorgado “para estacionarse con ventas de frutas, comestibles y otros artículos en los terrenos fiscales de ambas riberas del río Mapocho”. 43
Como se indicó, el Palacio de Bellas Artes fue edificado en lo que hasta 42 “Inspección General de Arquitectura”, Memoria del Ministerio de Industria y Obras Públicas correspondiente al año 1910, Santiago, 1911, pp. 476-477. 43 El Mercurio, 31/8/1910. Sobre la cancelación de permisos, efectiva desde el 1º de septiembre, véase el decreto transcrito en El Diario Ilustrado, 25/8/1910.
pocos años antes era un basural: el Parque Forestal. Se trataba, por tanto, de una inédita combinación de higienización (cierre del basural), operación inmobiliaria (loteo de terrenos frente al parque) y puesta en escena de arquitectura y educación monumental (el Museo). Si el parque significó
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Vista panorámica interior salón principal, Palacio de Bellas Artes.
convertir ese gran borde ganado al río en un espacio público, fue también una de las últimas opciones de la elite por seguir viviendo en el centro histórico. En esa senda, el Palacio de Bellas Artes apareció como otro hito urbano, capaz de acomodarse sin problemas al área verde. Y decimos última porque sólo veinte años después la clase alta se hallaría en plena mudanza hacia la zona oriente de Santiago. Dicho de otro modo, la puesta en escena monumental del Museo otorgó un impulso para iniciar lentamente la suburbanización hacia Providencia.
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La Biblioteca Nacional fue fundada por la Junta Nacional de Gobierno presidida por José Miguel Carrera el 19 de agosto de 1813. Por más de 30 años, entre finales del siglo XIX y 1923, funcionó en el edificio del antiguo Palacio del Real Tribunal del Consulado, en Bandera con Compañía de Jesús (actual Museo de Arte Precolombino). Pese a las mejoras efectuadas en el recinto, la estrechez del espacio fue cada vez más notoria. Al respecto, el director del establecimiento, Carlos Silva Cruz, declaró en 1913: “El edificio actual es tan estrecho y de tan malas condiciones que no hay ni siquiera dónde desembalar los cajones con nuevos libros que llegan del extranjero; y para instalar algunos servicios que se hacen indispensables, como el de las informaciones biográficas”. Además, indicó que “es indispensable para hacer de la biblioteca un centro de actividad intelectual que sirva de un modo efectivo al progreso del país”. 44
44 1887-1987. Centenario Ministerio de Obras Públicas, MOP, Santiago, 1987, p. 62
Fachada principal hacia el poniente por Alameda de la Biblioteca Nacional, 1923.
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Ese año, en el que comienzan las gestiones para construir la Biblioteca, Chile vivía una severa crisis económica, por lo que en el Congreso el proyecto fue seriamente cuestionado. “Incluso –dice una crónica elaborada por el MOP en 1987- un senador señaló que encontraba injustificado el gasto de dinero en ‘almacenar libros’, mientras otro parlamentario sugirió ‘encajonar los libros’ para solucionar el problema”.45 Sin embargo, ese mismo año, al cumplirse 100 años de la biblioteca, el proyecto fue aprobado y el Estado
Biblioteca Nacional, interior segundo piso, 1923.
adquirió el monasterio de Santa Clara, emplazado en la Alameda de las Delicias junto al cerro Santa Lucía, para construir la nueva allí. El día de la colocación de la primera piedra del edificio, Silva Cruz dijo: “Base de la nueva era sea esta piedra fundamental del suntuoso edificio que va a levantarse para guardar en monumento digno de ellos, el nobilísimo archivo de la historia y de las letras nacionales. Una feliz inspiración del artista encargado de levantar el plano de la nueva Biblioteca, ha querido que en este sitio consagrado hasta hoy a la oración y al silencio, venga a realizarse una antigua aspiración que el príncipe de los oradores romanos (Cicerón) solía formular en sus diálogos familiares: 'El ideal de la vida humana –decía- es una Biblioteca en un jardín' ’’. 46
Ahora bien, en cuanto a la construcción del edificio y según el mismo relato del MOP: “Al Consejo de Obras Públicas le significó dos años de trabajo el estudio de los planos para el conjunto de edificios. Se presentaron tres proyectos: el de Emilio Jécquier, el de Doyére y el de Gustavo García del Postigo. Este último fue aprobado, aunque con algunas modificaciones. […] El edificio definitivo de la Biblioteca fue inaugurado en 1924, aunque con algunas variaciones de su estructura inicial. El sector de Mac-Iver, donde se instalaría el Archivo General de la Nación, nunca fue construido”.
47
45 Ibídem. 46 Ibíd., p. 63. 47 Ibíd., p. 63.
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Plano Horizontal de Proyecto Biblioteca Nacional, Museo Hist贸rico y Archivo General. Plano del primer piso Biblioteca Nacional a calle Alameda de las Delicias, Museo Hist贸rico a Calle de Miraflores, Archivo General a calle de las Claras, Sal贸n de Conferencias a calle Moneda. Febrero de 1919.
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La planta original estaba concebida en forma de Cruz de Malta, con dos niveles, más piso zócalo y un sector de la mansarda. El ala poniente nunca llegó a construirse. Originalmente, esa Cruz de Malta tendría cuatro fachadas distintas de un mismo estilo y jardines en sus esquinas. Los sectores de la Alameda y Moneda estarían destinados a la Biblioteca Nacional, el de Miraflores al Museo Histórico Nacional y el de Mac-Iver al Archivo General de la Nación. Como es sabido, el Museo nunca fue construido en ese lugar. Arquitectónicamente, el edificio de Gustavo García del Postigo refleja la influencia del estilo Beaux-Arts de París. Asimilando la tendencia neobarroca, el conjunto tiene también un interior que “exhibe posiblemente las más finas terminaciones que se hayan realizado en un edificio público chileno. Obras de arte y artesanías son profusas y cuentan con la firma de los más connotados artistas nacionales”. 48
La obra fue realizada en dos etapas: entre 1913 y 1927 se levantaron el edificio central y la fachada principal de la Biblioteca que da hacia la Alameda, y desde 1930 y hasta 1963, el cuerpo hacia calle Moneda. Fue declarada monumento histórico en 1976. 49 Respecto a la primera etapa, una revista de arquitectura señalaba en 1919:
“Estas obras se construyen, como se sabe, por pabellones, es decir, una vez terminada una parte del edificio, se abren propuestas para la construcción de otra, y así sucesivamente. Se calcula que este edificio costará al Fisco más de cuatro millones de pesos. Actualmente se encuentran terminados: el pabellón de la Alameda, el pabellón de la Administración, y el de los almacenes de libros y
48 Guía de Arquitectura de Santiago, Op. Cit., p.
el salón de lectura. Sobre el pabellón que da frente a la Alameda de las Delicias,
49 Dirección de Arquitectura MOP, 1810 – 2010.
se ha construido una cúpula. […] Los planos y presupuestos de estas obras
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105. Una exposición de la arquitectura pública en el Bicentenario, documento interno, Santiago, 2010.
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han sido estudiados por la Comisión de Fábrica, compuesta por los señores A. Valdés Riesco, Francisco Subercaseaux, Filidor Fernández y otros, antes que sean sometidos a la aprobación del Consejo de Obras Públicas, para pedir las propuestas públicas del caso”. 50 50 Concreto. Revista de ingeniería y Arquitectura, n°3, Valparaíso, febrero 1919, p. 75. Como muestra del atraso de las obras se citan los plazos originales: “Obras contratadas o en ejecución. Este edificio fue empezado en agosto de 1913 y debe estar terminado en el próximo año de 1920”, lo que claramente no se cumplió. 51 Dirección de Arquitectura MOP, 1810 – 2010, Op. Cit. Según un artículo de la revista CA (“Reseña histórica. Arquitectura y servicios públicos. Dirección de Arquitectura, Obras Públicas”, citado), el Palacio de los Tribunales de Justicia fue “la primera obra fiscal en concreto”.
Cabe destacar que, junto a los Tribunales de Justicia, fue una de las primeras obras en hormigón armado en el país. 51 Tal como se indicó, el sector de MacIver, donde se instalaría el Archivo nunca fue construido. En su reemplazo se construyó una plaza donde se levantó una estatua al historiador Diego Barros Arana y otra al abate Juan Ignacio Molina.
Fachada principal de la Biblioteca Nacional.
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Vista exterior construcción del tejado y cúpulas Biblioteca Nacional.
Una vez concluida la nueva Biblioteca Nacional, erigida sobre lo que había sido el monasterio de Santa Clara, se transformó en un corolario para la creación de un circuito pedagógico mediante el espacio público. Ubicada inmediatamente al poniente de la plaza Vicuña Mackenna, consolidó aquella parte del borde sur de la Alameda de las Delicias como eje de la imagen cultural del Estado: un parque público de goce desde las alturas como el Santa Lucía (y que incluía un teatro y varias terrazas y esculturas); una plaza que tenía un diseño sinuoso en diálogo con el cerro y entregaba una notable visibilidad de éste (la Vicuña Mackenna, en Miraflores y Delicias). Y en cuanto a los edificios, la principal biblioteca pública de la ciudad y el país, construida en añosos terrenos de la Iglesia católica. Ese ‘conjunto urbano de cultura pública’ fue, al fin, un decisivo paso para crear un sub-centro en la periferia oriente del casco histórico.
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Vista edificio Biblioteca Nacional por calle Miraflores. A la derecha, plaza Vicuña Mackenna, 1920.
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Como indica una investigación reciente de la Facultad de Ingeniería: “Entre no pocas controversias transcurrió la construcción del edificio ubicado en Beauchef 850, antigua calle Benavente. El presupuesto anual asignado desde el Congreso Nacional fue frecuentemente cuestionado, demorando la construcción”. 52 Junto con ello, como se verá, hubo impedimentos técnicos que postergaron la obra, iniciada el 23 de agosto de 1911 e inaugurada el 8 de abril de 1922, casi once años después.
Su emplazamiento también fue un aspecto destacado. La Facultad fue edificada sobre un antiguo presidio urbano, que estaba específicamente en el lugar que hoy es ocupado por la Torre Central. Es decir, aprovechaba un suelo urbano deteriorado, pero que se había valorizado gracias a la presencia del Parque Cousiño (1873), inmediatamente aledaño al penal. En un comienzo, se pensó levantar el conjunto con dos entradas, una por avenida Benavente 850 (actual Beauchef) y otra por Plaza Ercilla (fachada oriente) para la Escuela de Arquitectura.
En ese contexto, una entusiasta prensa santiaguina informaba en 1911: “En la tarde del domingo último se llevó a efecto la ceremonia de la colocación de la primera piedra del edificio para la Escuela de Ingeniería, del cual damos fotografías de los planos. El edificio constará de cinco secciones 52 AMOR, Isabel Margarita, Tiempos. Beauchef, lugar de mil lecturas, Universidad de Chile, Santiago, 2012.
independientes unas de otras, a fin de facilitar el trabajo de cada una y permitir en cada momento el libre acceso a ellas sin molestia para las
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otras”.
53
No obstante, esta obra estuvo marcada por una polémica desde
sus comienzos. Efectivamente, después de una inspección de la Dirección de Obras Públicas a mediados de 1914, la faena fue detenida en estado de obra gruesa.
En una primera fase de construcción fue nombrado como arquitecto jefe Henri Grossin, francés, que había colaborado con Emilio Jécquier en el proyecto del Palacio de Bellas Artes. Sin embargo, el edificio de la Escuela de Ingeniería fue postergado varias veces. Se trasladó su proyectado emplazamiento desde la ribera norte del río Mapocho hacia la Quinta Normal
53 Revista Zig – Zag, número 338 del 12 de agosto de 1911.
Panorámica exterior desde segundo piso de la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Chile.
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Dibujo fachada principal del Pabellón Resistencia y Máquinas de la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Chile, 14 de mayo de 1915.
de Agricultura y, desde allí, al terreno del presidio urbano, en su actual ubicación. Excepcionalmente útil para comprender la historia de este edificio 54
Alberto Schade nació en Santiago en 1882.
Hizo sus estudios secundarios en el Instituto Nacional, y superiores en la Universidad de Chile. Obtuvo su título de Arquitecto en 1907. Trabajó en
es el testimonio de Alberto Schade,
54
arquitecto responsable de la segunda
etapa, quien estaría a cargo de terminarlo luego de suceder a Grossin:
el Departamento de Arquitectura de la Dirección de Obras Públicas desde el año 1904 y hasta 1918. Entre 1911 y 1914, permaneció en Francia comisionado por el Gobierno, para hacer estudios sobre Arquitectura y Construcción. Schade fue Presidente de la Asociación de Arquitectos y miembro del Instituto de Ingenieros. En 1928 creó en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Chile, el primer curso de Urbanismo en el país. Obtenido de la página web del Departamento de Urbanismo de la Universidad de Chile: http:// www.urbanismo.uchile.cl/schade.htm,
Extracto
de “Precursores de la enseñanza del Urbanismo en Chile. Período 1928-1953”, PAVEZ, M. Isabel, en Revista de Arquitectura, N°3, F.A.U. U. Chile, 1992, pp. 2-11.
“Por desgracia y posiblemente ante el temor de perder una vez más la oportunidad de conservar para la Escuela el precioso terreno, hubo cierta precipitación en el comienzo de las obras. El plano general había sido aprobado por el Consejo de Obras Públicas, mas no los planos que sirvieron de base para la contratación del Pabellón de Máquinas y Resistencia, edificio con el cual se iba a dar comienzo a las construcciones. Ante esa precipitación los planos generales del Pabellón iban acompañados sólo de especificaciones incompletas y muy deficientes y sin estudio alguno de construcción. A esto se añadía que en aquellos años
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no se exigía a los contratistas, cual sucede hoy en día, la comprobación de su capacidad técnica y financiera. Agréguese, además, que era la época en que, a causa de los regímenes políticos imperantes, los servicios públicos se resentían en su marcha normal. Este estado de cosas tuvo que repercutir desfavorablemente en la construcción misma del edificio”. 55
Junto con estos problemas, las obras –ya de por sí excesivamente lentasse enfrentaron a las paralizaciones derivadas de la aprobación del gasto anual en el Congreso Nacional. Hasta que no quedara clara esa aprobación, el contratista se negaba a continuar, por temor a perder el capital. Por ello, prosigue Schade: “Esta fue la causa por la cual el edificio, empezado en 1911, se encontraba aún en estado de obra gruesa a mediados de 1914, con sus muros en parte a la altura de la base de la techumbre y en parte a la altura del segundo piso. Además, a este grado de avance de las obras, se había ordenado paralizarlas en espera de un estudio de una comisión de arquitectos y técnicos de la Dirección de Obras Públicas, que debía informar sobre los planos. Esta comisión encontró que el proyecto adolecía de defectos graves, como ser: exceso de entradas al edificio y superficies en planta mal aprovechadas, con muchos vestíbulos y corredores, escaleras con ubicación inadecuada, deficiencia de iluminación natural por algunas ventanas muy estrechas, techumbres y mansardas sumamente altas sobre la cornisa, con 12 m. en los extremos del pabellón y con 20 m. de altura en el cuerpo central, sin aprovechamiento alguno para el edificio, etc., etc.”. 56
Según Schade, esto ocurrió en lo correspondiente a los proyectos. A mediados de la década de 1910, el arquitecto jefe Henri Grossin se fue a Europa a defender a su país en la Primera Guerra Mundial y murió en el
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55 SCHADE, Alberto, “Escuela de Ingeniería y Arquitectura y la construcción de sus edificios”, en Anales del Instituto de Ingenieros de Chile. Año XXIX, N° 7, Santiago, 1929. 56 Ibídem.
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Vista ingreso principal de la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Chile. Vista ingreso principal de la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Chile. Vergara, 1910.
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Fachada principal de la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Chile, 1915.
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Interior Pabellón de Mecánica Aplicada de la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Chile, 1922.
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campo de batalla. Se encargó entonces de la construcción, una comisión de arquitectos que había hecho correcciones al proyecto y dentro de la cual se hallaba Schade. En palabras del arquitecto: “Muy luego empezaba para el Pabellón en construcción un nuevo período de actividad. Los planos tuvieron que ser modificados de acuerdo con las conclusiones del informe de la comisión de arquitectos ya mencionada. Más bien dicho, hubo que estudiar un proyecto completamente nuevo, sobre la base de los muros existentes, pie forzado que significaba una apreciable dificultad que vencer, tanto más que hubo que cambiar las líneas de las fachadas primitivamente proyectadas, con su carácter de palacio inspirado en las medallas de los concursos de la Escuela de Bellas Artes de París, en un edificio de carácter escolar-universitario, más modesto y más de acuerdo con su destinación. Es por eso que, para aprovechar los motivos tan anchos de fachada, y para crearle al edificio una silueta adecuada, hubo que agregar en su parte central y en sus 57
A esto se sumaron graves problemas estruc-
turales: “…cuando se estudiaba la posibilidad de ampliar el piso en semi-subterráneo hacia el cuerpo extremo que cubría el ala norte del edificio, y al tener que practicar con este objeto algunos pozos de reconocimiento, se descubrió que las funda-
extremos, en reemplazo de las mansardas, cuerpos en terceros pisos, cuyos departamentos vinieran a prestar en su oportunidad adecuado aprovechamiento, cual sucedió, cuando a ellos se trasladaron, aunque en el carácter de provisional, los cursos de Explotación de Minas y los de Química Industrial”. 57
ciones del edificio no tenían suficiente profundidad, en algunas partes apenas bajaban de 0.35 m. desde el nivel del terreno exterior, de manera que se apoyaban en terreno vegetal; se vio también que las fundaciones se hallaban construidas con un concreto de mala calidad y que, a todas luces, había sido amoldado en las propias excavaciones. Nuevos pozos de reconocimiento, y que alcanzaron hasta un número de veintiséis, demostraron que la deficiencia de las fundaciones era general, lo que afectaba seriamente a la estabilidad del edificio. Deficiencias igualmente graves se notaron después en la construcción de varios muros de albañilería y en los suelos de hormigón armado. Omitiremos en beneficio de la brevedad de este relato,
A partir de 1917, según el mismo relato, las obras continuaron normalmente, siguiendo los nuevos planos. El edificio entró en su etapa final a comienzos de 1922 y fue inaugurado el 1º de abril del mismo año. En paralelo al avance y la terminación del Pabellón de Mecánica Aplicada, se estudiaron los planos para la construcción de los pabellones de Química y de Física. Por ello, para la entrega del primero quedó finalizada también la obra gruesa de estos dos últimos.
mayores detalles al respecto; las proyecciones que se pasarán más adelante darán la medida de estos errores”. Ibid.
En cuanto al sistema de construcción empleado en estos tres primeros
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pabellones, fueron levantados con fundaciones de concreto, con muros de albañilería de piedra y de ladrillos, suelos de hormigón armado y techumbres con armazones de madera. Al respecto, Schade expresó:
“Sus elementos constructivos no han sido sometidos a una verificación de cálculo anti-sísmico. Sin embargo, los suelos de hormigón armado que se extienden a modo de grandes plataformas por encima de los muros de los pisos respectivos los solidarizan de una manera continua y ofrecen la mayor seguridad posible frente a temblores de intensidad habitual y así lo confirma el hecho de no haberse observado el menor desperfecto a raíz de los fuertes temblores de los
Construcción fachada posterior de la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Chile, 1921.
últimos años”.58
Finalmente, la arquitectura de la Escuela de Ingeniería fue de estilo neorenacentista. Schade se disculpó por adelantado e indicó que “por aquellos años en que se proyectaron estas construcciones habría sido una audacia el haberlos concebido en estilo moderno”. Con todo, reconocía que “a la fecha, las circunstancias han variado”, por lo que no hubo obstáculos para que el 4° Pabellón tuviera “un estilo más de acuerdo con el sistema constructivo”. Así, conservó detalles, como cornisas y columnas, para armonizar con el resto. Y en una frase que nos lleva nuevamente a esa comunión entre arquitectura estatal y monumentalidad nacional, explicó que esas columnas se justificaban “para imprimirle a la fachada ese sello de majestad y monumentalidad que le corresponde como frente principal del gran conjunto”.
59
Con relación a
este tema, los arquitectos de la Universidad de Chile indican que se trata de un edificio “volumétricamente austero, [que] se caracteriza por las pilastras
58 Ibídem.
adosadas que le dan una sólida imagen, sobre todo en la zona del zócalo
59 Ibídem.
tratado con un almohadillo rústico que le otorga poderosa base visual”. 60
190.
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60 Guía de Arquitectura de Santiago, Op. Cit., p.
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Este edificio se encuentra emplazado entre la calle Compañía al norte, colinda al sur con otras propiedades, al oriente con Bandera y al poniente con Morandé. Alberga a la Corte Suprema de Justicia de Chile, a la Corte de Apelaciones de Santiago y a la Corte Marcial del Ejército, la Fuerza Aérea y Carabineros. Forma parte del sector más tradicional del centro histórico de la ciudad, así como del centro cívico capitalino, considerando que está inmediatamente al sur del edificio del ex Congreso Nacional y que se ubica a sólo unas cuadras al nororiente del Palacio de la Moneda.
Diseñado por el arquitecto francés Emilio Doyère y construido durante los años 1905 y 1930 por la Inspección General de Arquitectura de la Dirección General de Obras Públicas, pertenece a una primera serie de obras puristas de influencia francesa y estilo neoclásico, con escasa ornamentación. La primera etapa del edificio fue terminada en 1911. En 1928 comenzó la construcción de la segunda que concluyó en 1930. Fue declarado monumento nacional en el año 1976.
61
Según el historiador Armando de Ramón, originalmente se pensó instalarlo en el sector de Mapocho, en las tierras ganadas al río después de su canalización. En 1900, como resultado de un concurso, triunfó el proyecto 61 Dirección de Arquitectura MOP, 1810 – 2010, Op. Cit., “Reseña histórica. Arquitectura y servicios públicos. Dirección de Arquitectura, Obras Públicas”, CA n° 29, revista oficial del Colegio de Arquitectos de Chile, Santiago, 1981, p. 4.
de Doyère, pero “sólo se construyó en una primera etapa el sector poniente frente al diario El Mercurio siendo inaugurado en 1911.”
62
Según la revista
Zig-Zag, fue objetivo de la Inspección de Arquitectura “ocupar obreros
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Fachada principal, vista a la plaza Montt-Varas del Palacio de los Tribunales de Justicia.
nacionales y emplear materiales de primera calidad, y en su mayoría del país, salvo aquellos que no se fabrican aquí”.63
El arquitecto-jefe Emilio Doyère tuvo la colaboración de Jécquier, autor
62 GROSS, Patricio, DE RAMON, Armando y VIAL,
del edificio del Palacio de Bellas Artes. Los expertos han considerado que
1930, Ediciones Universidad Católica de Chile,
Doyère fue el principal protagonista en la introducción del historicismo
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Enrique, Imagen ambiental de Santiago 1880 – Santiago, 1984, p. 141. 63 Zig-Zag, Santiago, 15/8/1914.
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Palacio de los Tribunales de Justicia, pabellón central.
goticista en Chile, cultivado en el estilo Beaux -Arts y partidario de las ideas 64 La referencia a su aporte estilístico véase en: RIQUELME, Fernando, “Neoclasicismos e Historicismo en la Arquitectura de Santiago”. En De Toesca a la Arquitectura Moderna, 1780-1950, Edición de la Unión Europea, F. A. U. Universidad de Chile, Colegio de Arquitectos de Chile, 1996, pág 39. Emilio Doyère nació en Francia en 1842 y arribó a Chile en 1890 con 48 años. En 1899, se hizo cargo de la dirección de la reorganizada Escuela de Arquitectura de la Universidad de Chile, incorporada a la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas. Allí desarrolló una intensa labor de docencia. Véase:
de Viollet-le-Duc en relación con la restauración de los edificios góticos. Arquitectónicamente, el Palacio de los Tribunales de Justicia se destaca, más que por su estilo gótico, por su carácter neoclásico francés en un volumen de tres pisos. Este Palacio es considerado “su obra cumbre […] en donde despliega su mejor dominio del trabajo mixto del ladrillo y el hierro, tan impulsado por Viollet-le- Duc”. 64
CÁCERES, Osvaldo, La arquitectura de Chile independiente, Op. Cit., p. 101.
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Como se indicó, junto al Palacio de Bellas Artes, fue una de las primeras obras en hormigón armado en el país. Por ello, a propósito de otras construcciones levantadas por la Dirección de Arquitectura –la Escuela de Ingeniería en la fase de Schade- así como por privados, una revista de arquitectura expresaba en 1919 que “el concreto armado, formado por la unión de cemento Portland con acero, con agregados de piedra y arena, es hoy el material de construcción que más se emplea en obras de todo género”.
65
En el Palacio de los Tribunales destacan también numerosos detalles ornamentales en la fachada principal –como los nombres de las principales leyes civiles aprobadas en el siglo XIX- sin considerar un interior ricamente decorado en sus vanos, muros, escaleras y puertas. Por ello se ha indicado que es un edificio “simétrico con respecto al pórtico de acceso que está
Salón del pleno de la Corte Suprema del Palacio de los Tribunales de Justicia.
cubierto por un balcón de doble altura desde donde nacen columnas que sostienen un gran frontón triangular. Es notable su espacio interior, una galería vidriada de triple altura que cruza al edificio en su longitud y relaciona los recintos”. 66
Fue también trabajo de Doyère y Jécquier la creación, en esta primera fase, de la plaza Montt-Varas, que ensanchó considerablemente el espacio de calle Compañía entre Bandera y Morandé. En ese espacio público se instaló, en 1907, el monumento a Manuel Montt y Antonio Varas, donado por Agustín Edwards, que permanece hasta hoy como símbolo de la justicia decimonónica. El edificio fue concluido recién en 1930, bajo la asistencia de Alberto Schade,
65 “Cemento Portland y concreto armado”, Concre-
quien por entonces gozaba de gran prestigio debido, entre otras razones, a su
to. Revista de ingeniería y Arquitectura, n° 4, Val-
exitosa construcción de la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Chile.
66 Guía de Arquitectura de Santiago, Op. Cit., p. 40.
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paraíso, marzo 1919, p. 88.
[ Arquitectos de la Nación ]
“El local ha de ser no sólo adecuado a la enseñanza, sino también al desenvolvimiento físico del cuerpo, a los ejercicios gimnásticos, a la buena disposición del ánimo, y a la salud por la pureza del aire que se respire”. Manuel A. Ponce, Edificación escolar, 1897.
Hacia finales del siglo XIX, en pos de la consolidación de la República y el Estado, así como de una determinada idea de Nación en las aulas, se institucionalizó la escuela primaria en Chile. Estos objetivos exigieron nada menos que la transformación de los hábitos de comportamiento de los estudiantes, para lo que la arquitectura de los establecimientos era una herramienta de gran utilidad. El cambio implicó tanto al tiempo como al espacio: por una parte, se dispuso de un tiempo escolar segmentado y secuencial y por otra, se construyeron nuevos edificios que buscaban albergar, para cada función, un espacio específico. En consecuencia, sólo a partir de finales del siglo XIX podemos hablar de una “política nacional de construcción de escuelas”. 67 Hasta entonces no había servicios higiénicos (“lugares”) en el interior de las escuelas, los salones no tenían ventilación ni luminosidad y, en el 67 SERRANO, Sol, PONCE DE LEÓN, Macarena y RENGIFO, Magdalena (Eds.), Historia de la Educación en Chile (1810-2010). Tomo II. La educación nacional (1880-1930), Taurus, Santiago, 2012, p. 200. 68 Revista de Educación, N° 315, MINEDUC, Santiago, 2004, p. 73.
contado caso de que tuvieran ventanas, daban a la calle y al ruido. En un artículo reciente se ha indicado que “por lo general, los edificios escolares monumentales se organizaban en torno a uno o más patios centrales, al mismo estilo de conventos, cuarteles militares y cárceles. Sin perjuicio de
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[ Arquitectura y Estado en la Construcción de la Nación ]
Liceo Barros Borgoño.
la visibilidad de la fachada, los edificios escolares tendían a cerrarse sobre sí mismos más que abrirse al entorno, lo que obviamente ocurría con más fuerza en los otros referidos tipos de edificios públicos”. 68 En este sentido, cabe recordar que, hasta 1885, las escuelas y los liceos, se ubicaban mayoritariamente en propiedades arrendadas a particulares. Se trataba de las antiguas casas de adobe y techo de tejas, que respondían más a una lógica habitacional que educativo-científica. En otras palabras, “no impregnaban al espacio urbano de su contenido educativo. El mismo hecho de que, a mediados de siglo, fuera frecuente en los liceos de provincia la práctica de utilizar algunas de las habitaciones de estas casas por parte
69 TORO, Pablo, Edificando espacios para la eli-
de los rectores y sus familias hace pensar en un perfil transicional entre un
te: percepciones sobre los liceos como recintos
espacio con tintes domésticos a uno depurado de toda función que no sea la
presentada a XIV Jornadas Argentinas de Historia
educativa”. 69 Dicho de otro modo: la arquitectura no estaba respondiendo a
este autor: “Sólo en el transcurso de la segunda
las necesidades de fines pedagógicos considerados modernos.
mayor estabilidad y certeza al local del liceo como
educacionales.
Chile,
c.1870-c.1910.
Ponencia
de la Educación. La Plata, agosto de 2006. Según mitad del siglo XIX, será ya posible identificar con un lugar, incorporado al paisaje urbano y a la percepción social de éste por los habitantes de las
De esta manera, no era extraño que estos establecimientos en muchas ciudades estuvieran ubicados en barrios con actividad no sólo comercial,
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principales ciudades de provincia, paso que va de la mano con la adquisición de terrenos por parte del Fisco para emplazar los liceos y la erección de edificios apropiados a propósitos educacionales”.
[ Arquitectos de la Naciรณn ]
Escuela Salvador Sanfuentes, 1920.
| 126 | Escuela Federico Errรกzuriz, Octubre de 1918.
[ Arquitectura y Estado en la Construcciรณn de la Naciรณn ]
Escuela Profesional de Mujeres nยบ1 de Santiago
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Escuela Juan Luis Sanfuentes, 1976.
[ Arquitectos de la Nación ]
Internado Barros Arana.
sino también de alto riesgo para los niños y jóvenes, debido a la existencia de bares, cantinas y prostíbulos. Por otra parte, los recintos educativos tenían deficiencias de espacio tanto en las salas de clases como en los patios. Para el historiador Pablo Toro, “debido a las necesidades de ejercicio y recreación de niños y jóvenes, cada vez más tomadas en cuenta por la literatura pedagógica […] estos eran espacios que debían tener ciertas características que, en buena parte de los terrenos arrendados a particulares por el Fisco en que se emplazaban los liceos, no se cumplían […] los espacios de recreación y descanso no obedecían, en muchos casos, a criterio alguno”. 70
El impulso a la educación pública en Chile venía desde los inicios de la 70 Ibíd., pp. 10-11.
República, pero sin duda tuvo un auge relevante a partir de la presidencia de
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[ Arquitectura y Estado en la Construcción de la Nación ]
José Manuel Balmaceda, gracias al enriquecimiento fiscal producido por el auge del salitre. Como se indicó, el mismo año de la creación del Ministerio de Industria y Obras Públicas (1887) se le asignó más de un quinto del presupuesto nacional. Lo significativo es que, junto a dicho organismo, al Ministerio de Educación le correspondió una séptima parte. Así, “en 1890, sobre un presupuesto total de 67.069.808 dólares, se destinaron más de 21.000.000 al Ministerio de Obras Públicas y unos 6.628.000 al de Educación. Las intenciones gubernamentales representadas por estas cifras se llevaron rápidamente a la práctica: de una población escolar de unos 79.000 alumnos en 1886, se pasó a 150.000 en 1890”. 71
Es importante considerar, como lo hace Sol Serrano, que “la reorganización espacial fue un proceso heterogéneo que no dependió de la construcción fiscal, sino de su capacidad de remodelar locales alquilados”. 72 Al respecto, entre 1880 y 1920, la práctica del alquiler fue en aumento y en 1920 llegó
71 BETHELL, Historia de América Latina, vol. 10, Op. Cit., p. 170. Como expresa el autor, este proceso involucró a la par de inmensas obras públicas, al fomento a la inmigración extranjera y a la construcción de “nuevos hospitales, prisiones, edificios de oficinas gubernamentales y casas consistoriales”. Escuela Ramón Barros Luco, 1924.
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72 SERRANO, Op. Cit., p. 206.
[ Arquitectos de la Nación ]
al 70,4% de los establecimientos disponibles. Más específicamente: a comienzos del siglo XX, la educación primaria utilizaba a lo largo del país 1.700 locales, de los cuales el 73% era arrendado. Por su parte, los liceos de hombres, representantes del segmento privilegiado del sistema educacional chileno de entonces, tenían 42 locales y de ellos un 36% se alquilaban a particulares. 73
En parte, este fenómeno era explicable porque, con posterioridad a la administración de Balmaceda, la educación pública debió asumir los desafíos del crecimiento de la población. Entre 1895 y 1920, Chile pasó de unos 2.688.000 habitantes a 3.715.000; en el mismo periodo, el crecimiento demográfico urbano y rural fue más o menos similar, de unas 500.000 personas cada una. Pero el número de habitantes de las ciudades mayores —Santiago, Valparaíso y Concepción— se expandió desmedidamente más
73 Memorias Ministeriales de la época, citadas por SOTO ROA, Fredy, Historia de la educación chilena, CPEIP, Santiago, 2000, p.201.
Instituto Comercial de Santiago.
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[ Arquitectura y Estado en la Construcción de la Nación ]
rápido que el de los residentes rurales de sus respectivas provincias. Así, Santiago aumentó de 300.000 a 547.000 personas, mientras que en la provincia la cifra pasó de 116.000 a 139.000. En el caso de Valparaíso el incremento urbano fue de 173.000 a 266.000, y el rural de 48.000 a 55.000; mientras que Concepción evidenció un crecimiento urbano de 95.000 a 142.000, y uno rural de 94.000 a 105.000.
Esto nos lleva a no sobredimensionar el número de las edificaciones escolares, pero sí a valorarlas como intentos de monumentalidad para la educación. Efectivamente, en cuanto a los locales construidos, la edificación se inició en Santiago, en 1887, con una escuela superior ubicada en la Alameda de las Delicias con San Miguel (hoy Ricardo Cumming), local luego ocupado por el Instituto Pedagógico creado en 1890. En rigor, hubo un aumento pocas veces visto en el número de escuelas en el país, en particular en los núcleos urbanos: en 1888 se construyeron 44, mientras que en 1890 el número se elevó a 150. La población comenzó a llamarlas ‘escuelas palacios’, debido a lo imponente y amplio de las obras, sobre todo considerando la precariedad de los establecimientos levantados hasta entonces. 74
Por ello, es posible señalar que –sin excluir las notables precariedades del sistema- durante las primeras décadas del siglo XX hubo mejoras en la enseñanza que quedaron reflejadas en el crecimiento de la alfabetización: se estima que en 1885 el 28,9 por 100 de la población de Chile estaba alfabetizada. En 1910 los alfabetizados superaban el 50 por 100, aunque estaban mayoritariamente concentrados en las grandes ciudades. 75
74 SOTO ROA, Historia de la educación chilena, Op. Cit., p.200. 75 BETHELL, Historia de América Latina, Op. Cit., pp. 182-183
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[ Arquitectos de la Nación ]
Es en ese contexto donde debemos incluir los testimonios visuales que nos entrega la colección patrimonial de la Dirección de Arquitectura. Como se indicó, los liceos de hombres fueron el segmento más beneficiado de la construcción realizada por el Ministerio de Industria y Obras Públicas a inicios del siglo XX: de 42 locales en el ámbito nacional, un 64% era de propiedad fiscal, cuestión muy diferente a lo sucedido con las escuelas, que en su mayoría se arrendaban a particulares. Hemos transcrito la siguiente cita de un estudio de 1909, que resulta aclaratoria respecto a los liceos y su impacto territorial: “Los Liceos de Hombres se clasifican en dos tipos a los cuales se sujetan todos los que existen, y son de 1ª o de 2ª clase. Comunes a ambos son las secciones preparatorias, en que los alumnos completan y uniforman los conocimientos de instrucción primaria que han recibido en las escuelas públicas o en colegios particulares. Los de segunda clase abarcan sólo tres años de estudio y los de primera seis.
Las veintitrés provincias en que se divide la República y el Territorio de Magallanes, cuentan en su capital con un liceo de hombres, a excepción de Santiago que, comprendiendo el Instituto Nacional, el más antiguo de todos, tiene seis liceos, de los cuales cuatro son de primera clase. De los liceos de provincia, diez son de primera clase. Además de las capitales de todas las provincias, los siguientes departamentos tienen liceos de segunda clase: Taltal, Ovalle, Illapel, Los Andes, Quillota, Rengo, Constitución, Coelemu, Traiguén y Osorno. […] En 1907 hubo una asistencia media de 7.896 alumnos en todos los liceos de la República”. 76
76 VARGAS, Moisés, Bosquejo de la instrucción pública en Chile, Impr. Barcelona, Santiago, 1909, pp. 112-113.
La arquitectura educacional pública de inicios del siglo XX tuvo su hito más relevante con la Ley de Edificaciones Escolares promulgada por el Congreso
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[ Arquitectura y Estado en la Construcción de la Nación ]
Liceo de Los Ángeles, 23 de Julio de 1920.
Nacional durante el gobierno de Juan Luis Sanfuentes, en 1916. Muchas de las placas fotográficas retratan estos edificios, en sus diversas fases, desde la proyección hasta la inauguración. Dicho cuerpo legal autorizó al Presidente de la República, por el término de tres años, para invertir hasta diez millones de pesos en la edificación de Escuelas Públicas, en sitios que fueran de propiedad del Estado. Debido a la importancia de esta ley, a sus efectos en la enseñanza y en el espacio urbano, transcribimos la siguiente reflexión hecha en 1922 por la Dirección General de Educación Primaria:
“De los 3.299 locales ocupados por las escuelas primarias del Estado, 563 son fiscales, 566 cedidos gratuitamente por particulares y el resto arrendados. Entre
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[ Arquitectos de la Nación ]
los primeros, los que mejor satisfacían las exigencias higiénicas y pedagógicas eran, hasta hace poco, los construidos durante la administración Balmaceda, o sea entre los años 1886 y 1891. Pero hoy esos edificios han sido superados.
La Ley de Edificación Escolar promulgada en 1916 durante la presidencia del señor Sanfuentes, y que autorizó la inversión de diez millones de pesos en construcciones escolares, ha permitido edificar sesenta y tantas escuelas, con una cabida total de 12.000 alumnos. De estos nuevos locales, no menos de diez son de gran capacidad y sobrepasan considerablemente a los del tipo Balmaceda, no sólo por su estilo, sino también por su mejor adaptación a las necesidades escolares. En efecto, aparte de las salas ordinarias de clases, y de los departamentos de administración, se consulta en ellos salones especiales para la enseñanza del dibujo, de los trabajos manuales o de la economía doméstica, sala de biblioteca, amplios gimnasios y aulas de conferencias, y además, en todos ellos, servicios higiénicos modernos, baños y salas de atención médica y dental. Las escuelas Errázuriz, Sanfuentes y Prieto, de Santiago; la escuela Germán Riesco, de La
Liceo de Puerto Montt.
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[ Arquitectura y Estado en la Construcción de la Nación ]
Serena; la Bernardo O´Higgins, de Viña del Mar; la Manuel Bulnes, de Concepción, pueden citarse como ejemplos de este tipo de edificación moderna, que ha demostrado ya sus ventajas, no sólo facilitando de diversos modos la enseñanza misma y favoreciendo la formación de hábitos e ideales higiénicos entre los educandos, sino también, y muy principalmente, contribuyendo a levantar la escuela a los ojos del público y a hacer de ella un centro poderoso de atracción para los padres de familia y el vecindario en general”.
77
Como se puede apreciar en las palabras de la Dirección, la edificación de escuelas tuvo un auge posterior a la ley de 1916, a partir de tres ejes: mayor capacidad, mejor estilo arquitectónico y especialmente, por la generación
Escuela Normal de Chillán.
de espacios especializados para la enseñanza. Importantísimo es el lugar dado a la educación física mediante los gimnasios, que introducen valores de disciplina a través del cuerpo. Con todo, estas mejoras de infraestructura fueron lentas y de desigual distribución, por lo que tendieron a concentrase en Santiago y Valparaíso. En este sentido, la mayoría de las escuelas tuvo que mantener su condición deteriorada, lo que se expresó en uno de los libros más importantes sobre educación publicados en Chile durante aquellos años, El problema nacional de Darío Salas, quien en 1917 señalaba:
“Huelga casi insistir en la miserable condición de nuestros locales. Arrendados en su mayoría, carecen por lo común de salas bien ventiladas y alumbradas, de gimnasios, de corredores, de baños, de letrinas y desagües convenientes, de patios bastante extensos, y en general podría decirse que permanecen en el mismo estado en que, hablando de ellos, aseguraba Sarmiento que ‘mejor alojados se hallaban en Europa los animales que en Chile los niños de las escuelas’”. 78
77 Dirección General de Educación Primaria, Breve información acerca de la educación primaria en Chile, Imprenta Lagunas, Santiago, 1922, pp. 22-24. 78 SALAS, Darío E., El problema nacional, Santiago, 1917, pp. 197-198.
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En este panorama, la Inspección de Arquitectura tuvo una participación fundamental al desarrollar programas de construcción de establecimientos educacionales que muchas veces debieron enfrentar postergaciones.
Este es probablemente el Liceo más emblemático construido en Santiago durante las primeras décadas del siglo XX. En 1906 el Fisco adquirió un terreno en la calle San Miguel (actual Cumming) y cuatro años después, concluyó las obras, con la inauguración de edificios en Cumming 21 y 29, bautizado como el Liceo N° 2. Este Liceo se caracterizó por la aplicación de la práctica profesional pedagógica, por lo que la Inspección de Arquitectura debió esmerarse en la creación de nuevos tipos de diseño.
En efecto, el Instituto Pedagógico y sus complementarios Liceos de Aplicación práctica tuvieron un liderazgo sin contrapeso en la formación docente nacional durante la primera mitad del siglo XX. Dependía de la Universidad de Chile, la institución más gravitante en la formación de educadores secundarios, por lo que sus egresados eran profesores calificados en su conocimiento disciplinario y se destacaban en los campos de la filosofía, la historia y la literatura.
El complejo se compuso de tres edificaciones sucesivas que, a partir de la Alameda de las Delicias, se internaban por la acera oriente de la antigua Alameda de San Miguel. La autoría del edificio no es clara, pero se les asigna a los arquitectos Luis Troncoso Pinto y Manuel Cifuentes, empleados
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[ Arquitectura y Estado en la Construcción de la Nación ]
Liceo de Aplicación de Santiago, fachada principal, 1920.
del Ministerio de Obras Públicas, sobre quienes no existen mayores antecedentes.
Pronto se notaron algunas deficiencias en la construcción, como lo estrecho del gimnasio y su cercanía a las salas de clase. En el nuevo local se instalaron los cursos superiores y las salas de Dibujo y de Ciencias Naturales, mientras que las clases inferiores tuvieron que seguir funcionado defectuosamente hasta que se terminó el nuevo cuerpo del edificio en la casa de Alameda 2577, arrendada para tal efecto. 79
79 Información disponible en la página web oficial del Liceo de Aplicación, http://www.liceodeaplica-
Las obras del nuevo Liceo se completaron en 1914, lo que permitió el traslado
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cion.cl/portal/contenido/historia-4, visitada el 15 de enero de 2013.
[ Arquitectos de la Naciรณn ]
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[ Arquitectura y Estado en la Construcci贸n de la Naci贸n ]
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Construcci贸n auditorio del Liceo de Aplicaci贸n de Santiago, 1920.
[ Arquitectos de la Nación ]
de los estudiantes. El arquitecto de la Inspección de Arquitectura, Emilio Doyère, fue el encargado de la recepción del edificio definitivo. En 1915 las dos secciones, Preparatorias y Humanidades, matriculaban 1.400 alumnos.
El Liceo de Aplicación de Santiago fue uno de los establecimientos emblemáticos de la política educativa estatal a comienzos del siglo XX. Liceo de Aplicación de Santiago, fachada posterior, 1920.
Dentro de su diseño arquitectónico, destaca su auditorio que, como otros edificios públicos de entonces, como el Palacio de Bellas Artes o la Estación Mapocho, debió acomodar la construcción de concreto con las estructuras metálicas. En este sentido, constituyó un ejemplo de la modernización material y proyectual de los arquitectos de la Inspección de Arquitectura. En cuanto a la dimensión urbana, consolidó al sector de Alameda de las Delicias y avenida Ricardo Cumming como un lugar dedicado a la educación, dada la existencia del Instituto Pedagógico en Delicias y de los Salesianos (Iglesia de la Gratitud Nacional) en Cumming.
Según el historiador Abel Cortez, Talca fue fundada en una posición intermedia en la vía territorial que conecta a Santiago y Concepción. Ello le permitió ser abastecedora y proveedora de bienes y servicios para las personas que transitaban por esa vía (comerciantes, transportistas, arrieros), y nuclear, en torno a su espacio urbano, la región económica inmediata. Ubicada a 235 kilómetros al sur de Santiago y a 260 de Concepción, fue uno de los pasos obligados, una pausa inevitable en los viajes desde una a otra ciudad, efectuados tradicionalmente a caballo o en tren.
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En orden a esto, Talca tuvo una primacía sobre un área considerable. En palabras de Cortez:
“Talca impone criterios, alianzas políticas municipales; sus autoridades, líderes y hombres de letras son vistos con ascendiente; posee más diarios y estos son leídos en las otras comarcas; la Corte de Apelaciones hace que los abogados de otros lugares deban acudir a la ciudad y relacionarse con el “foro talquino”, como era denominada la plaza de abogados; edita e imprime sus propios libros y revistas que son difundidos en el entorno interprovincial; provee de recursos de mayor sofisticación para la vida social (vestuario, catres, baños, joyas, libros) y económica (maquinarias importadas, semillas mejoradas, abonos, etc.); el Banco de Talca es el banco regional más importante del centro sur chileno; todas ellas características, entre varias otras, que le otorgan un poder simbólico y político consustancial con su peso económico y poblacional concreto.’’ 80
80
CORTEZ, Abel, Sociedad y cultura en Talca,
1910. La Provincia y el Centenario Nacional, Tesis de Magíster en Estudios Latinoamericanos, UniverDibujos de fachadas del Liceo de Hombres de Talca.
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sidad de Chile, Santiago, 2012.
Dibujos de fachadas del Liceo de Hombres de Talca, Agosto de 1908.
[ Arquitectos de la Naciรณn ]
Liceo de Hombres de Talca, 1917.
Fachada principal del Liceo de Hombres de Talca, 1921. Dibujos del Liceo de Hombres de Talca.
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Fachada lateral del Liceo de Hombres de Talca, febrero de 1919.
[ Arquitectos de la Nación ]
Fachada interior del Liceo de Hombres de Talca, Febrero de 1919.
Sin embargo, el antiguo Liceo de Hombres de la ciudad no cumplía, a inicios del siglo XX, con las exigencias de la pedagogía moderna reseñadas. En 1902 se describía así al recinto:
“El edificio ocupado por el establecimiento, se encuentra en la parte central de la manzana, con frente a la calle 3 Oriente y salida al costado sur, el resto de su parte exterior lo componen: una casa destinada al Rector y varias casas de arriendo destinadas para tiendas y algunas piezas de arriendo también, que sirven en su mayor parte para talleres de artesanos. Además la biblioteca, situada a la calle, ocupa otras dos piezas […] en la línea de edificio que separa entre sí los dos patios principales, se halla la capilla del establecimiento y un gran salón que sirve de comedor. En dichos patios se han colocado aparatos gimnásticos, construidos el año 1674 [sic]; los cuales, aunque incompletos aún, pues no se les ha dotado de todas las piezas útiles de que deben componerse, prestan sin embargo,
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[ Arquitectura y Estado en la Construcción de la Nación ]
mucha comodidad a los ejercicios físicos de los alumnos. A los pies del edificio se encuentran cinco pequeños patios, destinados al servicio o uso doméstico del establecimiento, incluyéndose en estos la cocina, sala de baños, etc.”.
81
Como se aprecia, el antiguo edificio correspondería más bien a la arquitectura de las antiguas casas coloniales, donde además se incluían funciones habitacionales, como la vivienda del Rector. Por otra parte, aún no se producía una separación clara entre espacio público y privado, como puede leerse en la vecindad entre la biblioteca y la calle. Pese a esta situación y al crecimiento demográfico de la ciudad, el edificio para el Liceo de Hombres en Talca, demoró casi quince años en ser concluido. En 1918 se informaba que el edificio “ha sido paralizado hace seis años, ha sido inspeccionado por el Director General de Obras Públicas, señor Guillermo Illanes, con el objeto de estudiar las obras necesarias para su terminación. […] Se necesitarán no menos de $600.000 para terminar el edificio”. 82
Al parecer, la presión por la conclusión de las obras fue en aumento durante el rectorado de Ruperto Banderas, a partir de 1915. Banderas pidió insistentemente un gabinete de Física y otro de Química, destruidos por un incendio en septiembre de 1914; también el fomento de la Biblioteca, la principal de la ciudad. Sólo en 1918 se reinician los trabajos de construcción en el nuevo edificio. Las placas fotográficas registran precisamente ese momento, entre 1917 y 1919, cuando las obras son reiniciadas bajo el mando del arquitecto de la Inspección de Arquitectura, Ramón Fehrman Martínez. 81 Guía Jeneral, Comercial e Histórico de Talca por Julio C. Frigerio para 1902, Librería Nacional, Talca,
Sin embargo, durante el rectorado de Salustio Calderón (1919-1927), el Liceo debió seguir funcionando en el antiguo caserón de 3 Oriente “con sus
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1902, p. 150. 82 Concreto. Revista de Ingeniería y Arquitectura, n° 1, Valparaíso, diciembre 1918.
[ Arquitectos de la Nación ]
mismas salas estrechas y obscuras; con sus corredores incómodos y con sus patios amplios, pero húmedos en los meses de invierno. Al año siguiente, este Rector anuncia haberse iniciado los trabajos en la sección Internado”. 83
El Rector Calderón, de todos modos, informó al Intendente de la Provincia, que el edificio nuevo se haría insuficiente para contener al alumnado; por este motivo solicitó modificaciones y ampliaciones a los primitivos planos, Planos del Liceo de Hombres de Talca.
en lo que quedaba por construir. Explicó, en ese mismo oficio, “que el plano confeccionado en 1906 y modificado en 1908, considera quince salas de clases, en circunstancias que ya en esta fecha son veintiún cursos y que el próximo, posiblemente, sean veintitrés”. 84 Pese a ello, no se le escuchó y el nuevo Liceo fue inaugurado el 8 de abril de 1926.
En términos arquitectónicos, el Liceo de Hombres de Talca es una buena muestra de la coexistencia de patrones antiguos y nuevos en el diseño y construcción de recintos educativos. Mantiene principios neoclásicos, como los pilares de la fachada principal, pero es capaz de generar una variedad de espacios para las distintas funciones: cocina y lavaplatos separados, vivienda del personal de servicio, gimnasio y dormitorios. Por ello, puede decirse que respondía al principio de lo que Moreno y Eliash llaman las “arquitecturas paralelas”.
85
Es decir, la coexistencia de dos o más estilos
dentro de una obra, en un contexto de temprana recepción de las críticas al academicismo. Por otra parte, debido a su gran tamaño, el Liceo de 83 MORÁN, Hugo, Historia del Liceo de Hombres N°1 de Talca, Impr. El Salvador, Talca, 1977, p. 96 84 Ibídem. 85 MORENO, Manuel y ELIASH, Humberto, Arqui-
Hombres de Talca expresó el poder en el ámbito regional de la ciudad, a cuyo Liceo principal comenzaron a llegar en mayor número los estudiantes más destacados de la zona.
tectura y modernidad en Chile 1925 - 1965, Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago, 1989.
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[ Arquitectura y Estado en la Construcción de la Nación ]
En 1919 se informaba en una revista de arquitectura: “Se han iniciado en Santiago, las escuelas Salvador Sanfuentes, Aníbal Pinto, José M. Balmaceda y el grupo escolar José J. Prieto; en Valparaíso, la escuela Pedro Montt; en Viña del Mar, la escuela Bernardo O’Higgins; en La Serena, la escuela Germán Riesco; en Concepción, la escuela Manuel Bulnes”. 86 En rigor, y como se ha visto, la arquitectura de Estado estaba entonces desarrollándose con fuerza en el campo de la educación. Algunos de estos edificios hoy no existen, mientras que otros, como el Grupo Escolar José Joaquín Prieto, se encuentran en serio riesgo de desaparecer pese a ser parte del patrimonio arquitectónico y tener la categoría de Inmueble de Conservación Histórico.
86 Concreto. Revista de Ingeniería y Arquitectura, Patio de la Escuela Joaquín Prieto, 1920.
n° 2, Valparaíso, enero 1919, p. 40.
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[ Arquitectos de la Nación ]
Este hecho, así como el gran número de placas fotográficas que registran su construcción, nos ha impulsado a incluirlo dentro de los recintos educacionales analizados.
Fue originalmente concebido para albergar a la Escuela Superior de Niñas y a la Escuela Superior de Niños, las que funcionaron separadamente dentro del mismo inmueble desde 1920. Se ubicó en calle Luis Cousiño N° 1984, en la periferia sur de Santiago en ese entonces. Se eligió como contratista de obras a Benigno Saa. 87 El terreno, de 9.512 m2., cuenta con 4.740 m2. construidos, básicamente con la albañilería de ladrillo original, en tres pisos de elevación.
Se han perdido los antecedentes acerca de cuántos años estuvieron en funcionamiento ambas escuelas, “pero lo que sí es claro que el edificio pasó por un periodo de abandono hasta que volvió a cobrar vida gracias a la llegada del actual Liceo República de Brasil que ocupó las dependencias que correspondían a la Escuela de Niñas, y posteriormente por la llegada de la Escuela Especial D-76, la cual ocupó el resto del edificio”.
88
En la
actualidad estos establecimientos continúan funcionando de la misma forma; es decir, ocupan diferenciadamente sus recintos.
Los arquitectos fueron Gustavo Monckeberg y Jorge Aracena, de la Inspección de Arquitectura, quienes desarrollaron su trabajo según el tenor de la arquitectura educacional de aquel tiempo. Según Aceitón: 87 Concreto. Revista de Ingeniería y Arquitectura, n°3, Valparaíso, febrero 1919, p. 76. 88 ACEITON, Víctor, Centro semicerrado para adolescentes infractores de la ley, Memoria de título Facultad de Arquitectura y Urbanismo, Universidad de Chile, Santiago, 2006, p. 45.
“El edificio es de corte ecléctico, con elementos de la corriente clasicista. Sus muros estucados destacan los vanos de las fachadas exteriores. Las fachadas son trabajadas en dos planos, con regular acentuación de los vanos. La fachada
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[ Arquitectura y Estado en la Construcción de la Nación ]
Fachada principal de la Escuela Joaquín Prieto, 1920.
principal corresponde a la Poniente, la que se enfrenta a la calle Luis Cousiño. Esta presenta la mayor volumetría dentro de la composición del edificio, así como la mayor parte de los recursos decorativos. De esto se infiere que la calle Luis Cousiño era la de mayor importancia en el año de su concepción”. 89
El Grupo Escolar J. J. Prieto ocupa cerca de tres cuartas partes de la manzana ubicada entre las calles Luis Cousiño, Álamos y entre General Gana y avenida Pedro Montt. Limita al sur con el Centro de Reclusión Capitán Yaber, dependiente del Ministerio de Justicia.
El inmueble está organizado en torno a tres patios de similares dimensiones y proporciones, diferenciados por dos corredores centrales. Es posible reconocer los tres tipos de espacios: interiores, intermedios y exteriores, que forman el total de recintos que albergan las aulas, corredores y patios de
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89 Ibídem.
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juegos. El patio central sobresale debido a “las proporciones y la riqueza de los dos corredores que la limitan por los costados conformando una doble arcada”.
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En cuanto a su estilo, sigue los principios del neorenacentismo,
adosándosele numerosos ornamentos y detalles de decoración en la fachada principal.
Fachada lateral de la escuela Joaquín Prieto, 1920.
Según el arquitecto José Manuel Casas, “para inicios del siglo XX, en Chile los esquemas funcionales para programas educativos, si bien habían logrado articular la disposición espacial de los recintos en función de los programas específicos que acogían, continuaban definiéndose ‘desde afuera hacia adentro’, vale decir, en la conformación de una imagen institucional asociada a valores arquitectónicos clásicos basados en cánones estilísticos […] el proyecto arquitectónico educativo aún no definía un lenguaje propio…” 91
El Grupo Escolar J. J. Prieto condensa admirablemente estos preceptos a
través de la arquitectura educacional del Estado.
El Grupo Escolar J. J. Prieto se enmarcó en el tipo de establecimiento educativo conocido como ‘escuelas palacio’. Sin embargo, no respondió únicamente al modelo clásico de las ‘escuelas Balmaceda’ o similares. Más bien, su arquitectura osciló entre el clasicismo/academicismo y las nuevas formas modernas que recién comenzaban a ser recibidas en Chile. Esto se aprecia, por ejemplo, en sus talleres, donde se expresa una simpleza que una década antes hubiese sido, probablemente, impensada. Y es que este recinto fue, 90 Ibídem. 91 CASAS, José Manuel, La nueva racionalidad en la gestación del modelo educacional: Normalización y tipificación en la Escuela Hermanos Matte, Trabajo inédito, Magíster en Arquitectura UC, Santiago, 2007.
desde su nombre, innovador: se trataba de un “Grupo Escolar” que reunía a mujeres y varones en dos secciones autónomas, pero comunicadas entre sí. En la dimensión urbana, el edificio fue un espacio de tamaño significativo para la entonces periferia sur de Santiago. De esta manera, el Estado dejaba
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su marca en una zona considerada peligrosa, mostrando, pese a todas sus limitaciones, los afanes por incluir a los sectores populares y medios-bajos de la ciudad en las políticas educativas.
La colección fotográfica patrimonial de la Dirección de Arquitectura nos muestra el surgimiento a gran escala y con alto nivel técnico de la arquitectura de Estado en Chile. Además de los edificios aquí consignados, las placas fotográficas registran una vasta cantidad de obras en todo el país que aportan una mirada inédita o, al menos, novedosa sobre los procesos de construcción y emplazamiento de edificios y viviendas. Cuando hacemos referencia al emplazamiento, lo hacemos considerando que las edificaciones tienen una relación con la ciudad que la convierte en ‘arquitectura pública’ y ya no sólo ‘arquitectura estatal’. Ese vínculo con el mundo urbano se canaliza tanto a través de su ubicación en un sector determinado, como en los estilos y modos con que estos edificios fueron levantados e intentaron transmitir símbolos e ideologías a la población. En otras palabras, se trata de arquitectura pública por su inserción en la ciudad y por la expresión de ciertos valores que, en rasgos generales, pueden comprenderse como depositarios de una pedagogía cívica.
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Dibujos Grupo Escolar Joaquín Prieto, Septiembre de 1918.
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Trabajos de cimentaciรณn en Edificio de Agua Potable.
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La selección de registros visuales presentados tienen el mérito de informarnos sobre cómo el Estado, en tanto expresión de poder y saber, inculcó estos preceptos en los habitantes de las principales ciudades chilenas. Santiago concentró sin duda la mayor cantidad de artefactos de este tipo, los que tuvieron un despliegue especialmente activo entre las décadas de 1910 y 1920. La idea de edificios públicos en tanto ‘Palacios’ (museos, tribunales, liceos, entre otros) plasmó la voluntad estatal de expresar monumentalidad. De este modo, el Estado se exhibía de manera majestuosa y modernizada en la capital de la República.
La importancia de esta edilicia se comprende mejor al recordar que, al menos en términos demográficos y de urbanización, se estaba produciendo una transición desde una sociedad agraria a otra industrial. La producción aumentó; las vías de comunicación, como el ferrocarril, los caminos y vías marítimas, se ampliaron, mientras que, desde finales del siglo XIX, la migración campo-ciudad se intensificó. En ese panorama, la entonces llamada Inspección de Arquitectura del Ministerio de Industria y Obras Públicas contribuyó al aumento de la cobertura y control del Estado sobre
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el territorio y al despliegue de valores y símbolos estatales. En el caso de Santiago, no sólo estimuló dichos fenómenos, sino que inició la lenta pero progresiva construcción de la ‘ciudad moderna’, tan anhelada por la clase dirigente del 1900.
Esa ciudad moderna se entendía a partir de la construcción de los referidos ‘palacios’ y por las consonancias entre arquitecturas de edificios: fundamentalmente una Beaux-Arts, comprendiendo cada parte como integrante de un ensamblaje. Los métodos constructivos, específicamente el uso del hormigón armado –un elemento técnico novedoso en el Santiago de 1910- son registrados profusamente por las placas fotográficas, como puede verse en el caso de la Biblioteca Nacional. Ello también nos entrega referencias sobre la introducción de elementos anti-sísmicos, cuestión crucial para la Inspección de Arquitectura y el MOP después del terremoto de Valparaíso (1906). En este sentido, la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Chile destaca por su protección anti-sísmica capaz de aunar materiales antiguos y nuevos: los muros eran de albañilería de ladrillo, pero esto era reforzado por sus suelos de hormigón armado. Con respecto al estilo, aquella edificación también es una buena muestra de los cambios: como indicó el arquitecto de la Escuela, Alberto Schade, para el Centenario “habría sido una audacia el haberlos concebido en estilo moderno”. Sin embargo, ya para fines de 1910 no era una temeridad levantarlos en estilo neo-renacentista y no en Beaux-Arts.
Paralelamente a la inauguración de los edificios que albergaron los grandes servicios del Estado (justicia, artes, libros), estuvieron aquellos destinados a la educación. La dedicación a una arquitectura educacional estuvo
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Ciudad de Valparaíso, terremoto 1906.
marcada por un contexto en el que se pretendía crear un tiempo escolar segmentado y secuencial, con el fin de producir ciudadanos instruidos. Allí, la arquitectura tendría el rol de albergar un espacio específico para cada función escolar. El gobierno de Balmaceda y la Ley de Edificaciones Escolares (1916) fueron los principales hitos en pos de una modernización de la arquitectura educacional estatal y su inserción en una efectiva política pública de educación en Chile. Establecimientos emblemáticos en torno a ese objetivo son el Liceo de Aplicación, inaugurado en la década del ‘10, así como el Liceo de Talca, en la siguiente. Tal como en el caso de edificios como el Museo y Escuela de Bellas Artes, estos recintos generaron una nueva relación con el barrio o el sector en el que estaban insertos. La mayoría de estos preceptos estilísticos y constructivos permanecerían durante varios años en los establecimientos educacionales levantados por el Estado, hasta la apropiación de los postulados del Movimiento Moderno, en las décadas del 30 y el 40. La colección fotográfica patrimonial de la Dirección
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de Arquitectura registra precisamente la fase anterior, permitiendo ampliar la comprensión del pensamiento de toda una generación de arquitectos que sirvieron al Estado de Chile.
En síntesis, las placas fotográficas muestran no sólo los aspectos constructivos de obras insignes en la arquitectura realizada en Chile durante las primeras décadas del siglo XX. También ponen de manifiesto la relación de estos edificios con la ciudad, la capacidad creadora e innovadora de una generación de arquitectos y la lenta gestación de un Estado interesado en promover la educación, el arte y la ciencia.
Edificio de la Inspección de la Higiene Pública y de la Prostitución. Valparaíso, terremoto 1906.
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Calle Brasil de la ciudad de Valparaíso, terremoto 1906.
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Ciudad de Valparaiso, terremoto 1906.
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DyD Consultores www.dyd-consultores.com Coordinación General Diego Damm Felipe del Solar Investigación Simón Castillo Edición y Corrección de Estilo Eugenia Guevara Descripción Luis Villalobos, coordinador Jeniffer Cerón Marcos Jaramillo Anette García Antonia Fonck Digitalización Juan Carlos Cáceres, coordinador Edson Pérez Productos de Conservación Ismael Catrileo
Conservación Claudia Espinosa, coordinadora (Patrimonial) Mónica Icaza Lidice Pérez Francisca Balderas Solari Equipo técnico Sandra Armesto Miriam Lagos Ana María Torres Marta Viviana Fonseca Mariela Arriagada Diseño Flaco Studio José M. Délano, coordinador Sebastián Garrido www.flacostudio.com Agradecimientos especiales a Mireya Danilo, Ángel Cabezas y Alex Acevedo de la Dirección de Arquitectura del Ministerio de Obras Públicas, al director del Archivo Nacional de Chile, Sr. Osvaldo Villaseca y el jefe de Relaciones Públicas de la misma institución, Víctor Estrada.
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Biblioteca Nacional.