A comienzos del siglo veinte, el Estado chileno impulsó una política de colonización del territorio austral con el propósito de consolidar su soberanía. Fue así como en septiembre de 2015, un grupo de trabajadores chilotes se instaló en la Isla, ubicada a tres kilómetros de Caleta Tortel, con la misión de construir la infraestructura requerida para la administración, producción y comercialización de la estancia, perteneciente a la Sociedad Explotadora del Baker. Sin embargo, la estadía por un periodo más prolongado que el estimado, la falta de alimento y un posible brote de escorbuto, acabaron con la vida de casi 60 trabajadores, que fueron enterrados en un sector de la Isla que se destinó como cementerio y que se conserva hasta el día de hoy, con 34 cruces que forman parte del circuito de 750 metros de pasarela y un embarcadero para la llegada de turistas.