Posclásico - Informe Preliminar

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COLAPSO MAYA Y LAS MIGRACIONES NAHUAS DESDE EL CENTRO DE MÉXICO HASTA LA ZONA SURESTE DE MESOAMÉRICA. A finales del siglo IX comenzó el notorio “colapso” de la civilización maya. Los Estados poderosos de las tierras bajas del sur, tales como Tikal, Piedras Negras y Palenque, se desintegraron y las ciudades fueron cubiertas por la selva. En todos los grandes centros del Petén se suspendió la construcción de templos y palacios y dejaron de levantarse estelas con inscripciones jeroglíficas. Las causas del colapso han sido debatidas pero muchos especialistas sostienen que se trata de una combinación de factores como la presión demográfica, las enfermedades, la degradación del medio ambiente, la mala administración, la inestabilidad política, la guerra intestina y las invasiones de grupos militarizados del extranjero. En las tierras bajas del norte se dio un florecimiento tardío de la civilización: Chichén Itzá surgió en el siglo IX como un centro político y económico importante en el norte de la península de Yucatán. Poco a poco, Chichén Itzá llegó a dominar la región. El poder de Chichén Itzá se basó en el tributo y en el control de la producción y distribución de productos costeros como la sal y el algodón, al igual que los bienes exóticos como la obsidiana, el jade y la turquesa. Su papel como centro económico se explica en gran parte por la reorganización, durante el posclásico temprano (900-1200 d.C.), de las rutas de intercambio y la nueva importancia del comercio marítimo alrededor de la península y a lo largo de la costa del Caribe que terminó conectando la costa del golfo de México con Yucatán y Centroamérica. El grupo dominante de Chichén Itzá, los itzáes, una rama de los mayas putunes de la región del golfo de México, fueron famosos por su


destreza marinera y sus habilidades comercial y militar. Chichén Itzá estuvo íntimamente ligado también con Tula, Hidalgo, el legendario Tollán de los toltecas, en el altiplano central de México. Ambos centros comparten la mayoría de sus rasgos iconográficos y arquitectónicos específicos, incluyendo: el uso de la decoración talud-tablero; templos redondos; tzompatli, o plataformas con una planta en forma de T, encima de la cual se armaron astilleros con calaveras humanas, víctimas de sacrificio; columnatas de filas de columnas, generalmente esculpidas en bajo relieve; figuras atlantes que apoyaban dinteles o pabellones; y representaciones de guerreros con sus insignias de águilas y jaguares que se asemejan a las de las órdenes militares posteriores de los aztecas. En Chichén Itzá y en Tula se destacan imágenes de Tlaloc, el dios de la lluvia del México central; Quetzalcóatl, la serpiente emplumada, dios principal y héroe cultural de los toltecas; y el llamado Chac Mool, monumentos de piedra que representan una figura humana recostada con un recipiente en las manos para recibir ofrendas. Al nivel simbólico, quizás, el vínculo más importante entre Chichén Itzá y Tula es el mito confundido de Quetzalcóatl. Según la tradición, un gobernador de Tollán con este nombre fue destronado y echado de la capital tolteca durante el siglo X. Huyó con sus seguidores a Yucatán donde asumió su nombre maya: Kukulkán, y estableció una dinastía de reyes extranjeros en Chichén Itzá. La interpretación más generalizada de las múltiples similitudes y las conexiones mitológicas entre Tula y Chichén Itzá ha puesto mayor énfasis en los nexos entre los itzáes y los toltecas, la huida mitológica de Quetzalcóatl y la


imposición del dominio tolteca en Yucatán. Desde una perspectiva más amplia, vemos una interacción de larga duración entre las sociedades mayas de Yucatán y las sociedades mexicanas del México central y el golfo de México. El factor principal en las fuertes semejanzas entre Tula y Chichén Itzá probablemente fue la fusión sistemática de las economías de estos dos Estados. El posclásico temprano fue una época de confusión. Como resultado de los muchos cambios económicos y realineaciones políticas que se dieron durante la época de los toltecas, muchos grupos étnicos emigraron en búsqueda de territorio para habitar y recursos para explotar. Entre los grupos que se vieron obligados a buscar espacios nuevos estaban los de habla náhuat que emigraron de México a Centroamérica, donde fueron conocidos como los pipiles. El nombre se deriva del náhuat pipiltin que significa “noble”, lo que sugiere que las migraciones fueron organizadas en base a los linajes nobles. Las primeras migraciones de grupos de habla náhuat en México probablemente se dieron durante el clásico tardío (700-900 d.C.), tal y como sugieren Lehmann, Thompson y Jiménez Moreno. La evidencia histórico-lingüística indica un período activo de divergencia del nahua (idioma materno del náhuat) fechado alrededor de 650-850 d.C. Esta divergencia involucró a los dialectos de la región del golfo de México y los de Centroamérica. Sin embargo, hasta ahora no hay evidencias arqueológicas de asentamientos de los pipiles en Centroamérica correspondientes a este período. Asimismo, no hay ningún indicio arqueológico de la presencia de los pipiles en El Salvador durante el clásico tardío.


Las primeras migraciones pipiles que llegaron a Centroamérica ocurrieron durante el período posclásico temprano (900-1200 d.C.). Estas estaban íntimamente vinculadas con el fenómeno tolteca en México. La evidencia histórico-lingüística indica otro episodio activo de divergencia en el nahua entre 900 y 1100 d.C., mientras la evidencia arqueológica indica que grupos de origen mexicano llegaron a El Salvador durante este período. En la primera parte del posclásico temprano fueron habitados los sitios de Cihuatán y Santa María, en la cuenca de El Paraíso de la región Cerrón Grande. Estos dos sitios emparentados tienen un complejo cultural fuertemente asociado con los de Tula. Efectivamente, es difícil señalar algún rasgo cultural de Cihuatán que no tuviera su origen en el altiplano central o la costa del golfo de México. Especialmente llamativos son el patrón de asentamiento muy semejante al de Tula; la arquitectura de estilo tolteca en la cual se destaca el uso de la decoración taludtablero; los incensarios grandes bicónicos con adornos modelados en forma de espigas o caras de deidades nahuas, especialmente Tlaloc; las efigies en tamaño natural de cerámica modelada que representan a deidades nahuas, especialmente Tlaloc, Xipe Totec y Mictlantecuhtli; figurillas con ruedas y figurillas del estilo Mazapán, una de las últimas al parecer, procedente directamente de Tula; un complejo de cerámica que destaca formas y técnicas decorativas del complejo Mazapán en el México central, y que incluye los tipos exóticos de plomiza y policromo Nicoya; y un complejo de piedra tallada en que se destacan las formas bifaciales muy semejantes a las del México central. Chalchuapa fue abandonado al final del clásico tardío y, según parece, repoblado por un grupo de origen mexicano en el posclásico temprano. En esta época, el sitio ya muestra rasgos


mexicanos como la arquitectura con decoración talud-tablero, un templo redondo, una efigie en barro del dios mexicano Xipe Totec, dos esculturas de piedra de Chac Mool y obsidiana verde que podrían ser evidencia de la presencia de un grupo de pipiles o influencia de tal grupo en una región cercana. La efigie de Xipe Totec, hallada cerca de Tazumal en 1943, es casi idéntica al famoso ejemplo descubierto por Sigvald Linné en la sección de Tlamimilolpa de Teotihuacán, que se fecha al posclásico temprano. Todavía es difícil distinguir entre los grupos que llegaron a El Salvador durante el posclásico temprano y los que llegaron durante el posclásico tardío. Aunque se suele decir que la “diáspora” de los toltecas, o sea, el colapso de Tula, fue responsable de la última serie de migraciones pipiles, y especialmente la llegada de los pipiles nonoalcas a El Salvador, carecemos de evidencias arqueológicas que confirmen la hipótesis de la migración de los nonoalcas a Centroamérica. La evidencia principal que apoya esta tradición es toponímica; consiste de algunos paralelos llamativos entre la región de Nonohualco, en el sur de Puebla, y las zonas central y occidental de El Salvador. Paul Kirchhoff reconstruyó las migraciones de los nonoalcas de Tula hasta la región de Nonohualco; de allí supuestamente siguieron la misma ruta por las regiones del golfo de México y el Pacífico que habían atravesado los migrantes anteriores, hasta llegar a Centroamérica. Mientras estos paralelos son intrigantes, es igualmente posible que los antecesores de los grupos pipiles que los españoles encontraron en El Salvador en el siglo XVI habían estado ahí desde el posclásico temprano. Sin embargo, no descartamos la posibilidad de que los nonoalcas penetraron al territorio de El Salvador en el siglo XIII. Es posible


que Cuscatlán, uno de los Estados más poderosos en la periferia sureste de Mesoamérica, fue un centro de los nonoalcas. En su reconocimiento de la zona de Antiguo Cuscatlán, Paul Amaroli encontró restos de asentamiento fechados al posclásico tardío, pero ninguna evidencia de ocupación fechada al período anterior.




PERIODO DEL POSCLÁSICO TEMPRANO (900-1250) Este período inicia con el colapso de la civilización maya que llevó al abandono de la mayoría de las ciudades del período clásico y la emigración de los grupos nahuas conocidos como pipiles alrededor del 900 a 1200 y termina con el descubrimiento y conquista del territorio salvadoreño por los españoles. La cultura del que ahora es territorio salvadoreño, durante el periodo posclásico, destaca un gran número de rasgos nahuas que debe su presencia a las migraciones procedente del centro y el sur de México. La evidencia arqueológica sugiere que las primeras migraciones pipiles a El Salvador se dieron entre 900-1200, durante lo que se ha llamado el periodo posclásico temprano. En este período se dieron las migraciones pipiles y las áreas que presentan una fuerte evidencia de ocupación pipil son: • El valle de Chalchuapa • La parte superior de la cuenca del río Acelhuate • El valle de Sonsonate • La porción central del país • La región de Metapán y del Lago de Güija • La planicie costera alrededor de Acajutla • La Costa del Bálsamo Todos estos lugares presentan sin excepción fuerte evidencia de ocupación de grupos nahuas identificados en El Salvador como pipiles.


Las ciudades principales fueron: • Cihuatán • Las Marías (en la zona central) • Chalchuapa • Igualtepeque (en la zona occidental) • Loma China • Asanyamba (en la zona oriental) Las principales ciudades del occidente y centro del territorio fueron grandemente influenciados por la cultura tolteca principalmente Cihuatán y Chalchuapa, mientras que la zona oriental se fragmentó internamente tras el abandono de Quelepa y La Laguneta lo cual es evidenciado en la cerámica; la mayoría de asentamientos estaban fortificados y situados en lugares altos. CIHUATÁN (Surgimiento de la ciudad) Según las investigaciones realizadas hasta el momento, Cihuatán fue fundada por el año de 900 d.C., en los años que siguieron del Colapso Maya, un fenómeno todavía enigmático que constituye uno de los temas más discutidos en la arqueología mesoamericana. Cihuatán y sus centros satélites surgen en el panorama de este desastre general. La cultura material de Cihuatán (arquitectura, cerámica y otros artefactos) refleja fuertes nexos con el centro de México. Actualmente existen tres teorías sobre los pobladores de Cihuatán. La primera es que eran los antepasados de los pipiles históricos, quienes, para tiempos de la Conquista española, ocuparon esta región.


La segunda teoría es que la ciudad fue establecida por un grupo mexicano diferente y que su destrucción se debió a otra oleada de inmigrantes. La tercera propuesta es que eran de un grupo étnico local que experimentó fuertes cambios en su forma de vida hacia principios del siglo IX d.C. por influencia “mexicana”. Podemos referirnos a la cultura de Cihuatán como “Guazapa” (nombre dado por los arqueólogos a la cultura, o fase, representada en el sitio). Se ha descubierto otro gran asentamiento “Guazapa” que fue establecido en la misma región, y hay una docena de centros menores conocidos en diferentes partes del centro y occidente del país (Las Marías, Santa María, Mucuyo, Monte Redondo, La Esmeralda, etc.). Destrucción de Cihuatán La ciudad de Cihuatán terminó con fuego y quema general, según las investigaciones en los templos y casas, donde se han encontrado escombros quemados que cayeron sobre el contenido de las estructuras. Además se han descubierto puntas de flecha y lanza entre los escombros, lo que indican una posible lucha. Fechas de radiocarbono apuntan que esto ocurrió por el año de 1100 d.C. Por el momento se desconoce certeramente cual fue el fin de Cihuatán. Las investigaciones futuras podrán resolver ésta y otras incógnitas sobre el sitio arqueológico. Por el momento se conocen dos versiones: La primera dice que Cihuatán era una ciudad poderosa y próspera. Pero un día en el siglo X d.C., no más que un siglo después de su


fundación, se destruyó la ciudad totalmente. Especulando que la tragedia ocurrió durante los meses secos (probablemente en enero o febrero) cuando las milpas y los cerros se encuentran cubiertas con vegetación seca y cuando son comunes los vientos fuertes. Se quemó totalmente la ciudad con tan rapidez que la gente dejó todas sus posesiones en los pisos de sus casas y patios. La segunda teoría supone que Cihuatán fue destruido posiblemente por otras civilizaciones a causa de una invasión ya que en los fragmentos encontrados en el 2013 se puede analizar que fueron quebradas intencionalmente, posiblemente por golpes o macanazos, es decir no se quebraron limpiamente, los regaron, y se excavó un hoyo de 2 metros de profundidad para enterrarlos, con la muy evidente intención de destruir todo rastro. En las mismas excavaciones del 2013 también se han encontrado los fragmentos de dos incensarios que al igual que las esculturas felinas habían sido destruidos a propósito lo cual evidencia, para Paul Amaroli, los últimos días de Cihuatán, en sus palabras: “destruyeron lo que era importante para los antiguos cihuatecos”. En conclusión es difícil definir en concreto cual fue el motivo principal de la caída de Cihuatán, con solos fragmentos que no dejan más que sacar conclusiones por los últimos hallazgos que se han obtenido. Se desconocen quiénes eran los invasores, solamente es evidente que tuvieron un gran éxito. Cihuatán se abandonó y la selva regresó para tragar los restos de la ciudad. No se ha encontrado evidencia de que alguna vez se volvió a ocupar la ciudad destruida. Para tiempos de la


Conquista, Cihuatán ya llevaba unos cuatro siglos de abandono. CHALCHUAPA La ciudad de Chalchuapa está ubicada en el departamento de Santa Ana. Dentro de esta región se encuentra un conjunto de ruinas llamadas Tazumal, un sitio histórico de cuando El Salvador aún se llamaba el territorio de “Cuscatlán”. Era la capital pipil de un cacicazgo complejo que tenía bajo su control varios asentamientos, en su mayoría ubicados en el occidente del actual territorio salvadoreño. Aunque hasta la fecha no se ha presentado evidencia contundente, es muy posible que Cuscatlán está ubicado donde actualmente se encuentra la ciudad de antiguo Cuscatlán. La evidencia arqueológica ha confirmado que este lugar fue ocupado por las primeras migraciones pipiles durante el periodo posclásico temprano en los años (900-1,250) El estilo constructivo de tablero-talud, la escultura cerámica de Xipe Totec, el juego de pelota en forma de I mayúscula y los Chacmool que se han encontrado, así como la presencia de obsidiana verde procedente del centro de México y cerámicas asociadas al comercio, son indicadores de una fuerte influencia nahua. Todos estos pueblos entregaban tributo como impuestos a los gobernantes que radicaban en esta capital.


Los últimos siglos de la población de Tazumal fueron los más productivos, ya que la mayor parte de las estructuras y edificaciones que se encuentran hoy en Tazumal provienen de este periodo. El último indicio de vida en esta región es del 1200 d.C., sin embargo, gracias al esmero de los arqueólogos y a pesar de los 800 años que nos separan de ellos, hoy en día es posible seguir el rastro e imaginar cómo vivían los antiguos pobladores que hicieron de Tazumal el maravilloso y mítico lugar que es. El Período Preclásico (0-200 d.C.), en el cual la evidencia del desarrollo cultural en Chalchuapa termina a causa de un desastre natural masivo, que resultó de una erupción volcánica en Ilopango, volcán (hoy lago) que está situado a unos 95 Kms., al Este. Esta erupción o una serie de erupciones cubrieron la superficie de la unidad y su valle de sostenimiento. Dicho evento se puede observar en la evidencia cronológica de Casa Blanca y El Tazumal, por las actividades constructivas y ceremoniales interrumpidas por la capa de ceniza volcánica, y por una serie de monumentos del Preclásico Tardío quebrados y mutilados a consecuencia de este desastre, es lógico suponer un desplome agrícola grande y una serie de migraciones como consecuencia de esta lluvia de cenizas; puede que estos eventos causaron la desaparición de la población (XILE), quedando el valle dramáticamente despoblado. Puede ser que en Chalchuapa se obtengan los indicios del por qué la declinación de los mayas en las tierras altas, por la erupción de Ilopango.


POSCLÁSICO TARDÍO (1250 d.C.) A la llegada de los españoles en el siglo XVI, los grupos étnicos predominantes en el territorio salvadoreño eran los Pipiles, Chortis, Pokomanes y occidentes; los Lencas y Cacaoperas en oriente. Cuando el conquistador Pedro de Alvarado atravesó el río Paz desde Guatemala en 1524, junto a miles de indígenas aliados, encuentra un cacicazgo complejo compuesto por unos ochenta asentamientos pipiles en su capital en Cuscatlán. Algunos investigadores han propuesto que la zona de los Izalcos pudo haber sido otro centro de poder en esa época. COTZUMALGUAPA. Cotzumalhuapa (también Cotzumalguapa), es la denominación de una zona arqueológica maya precolombina que data del periodo preclásico mesoamericano ubicada en el departamento de Escuintla en el suroeste de Guatemala. La región se extendió hasta El Salvador, en donde el yacimiento de Cara Sucia marcó el límite de la zona de influencia de Cotzumalhuapa. En el periodo clásico mesoamericano Cotzumalhuapa representó una potencia importante en la región. Su arquitectura, artefactos y jeroglifos determinaron un estilo conocido como el Estilo Cotzumalhuapa. En términos jeroglíficos quedan aún por descifrar una serie de combinaciones de números y signos figurativos de esta subcultura maya. Artefactos con el estilo de Cotzumalhuapa han sido encontrados a lo largo de la costa del Océano Pacífico de Guatemala, en El Salvador, y en Nicaragua, y aún en la costa oeste de Chiapas, en México, testimoniando la importancia de la ciudad y de su extensa red de comunicaciones. El estilo de Cotzumalhuapa se reconoce particularmente en figurines de cerámica de corte realista, con frecuencia representando figuras de mujer y de animales. También es posible encontrar el estilo


en artefactos de piedra de basalto. El yacimiento de Cotzumalhuapa se extiende en más de diez kilómetros cuadrados e incluye los yacimientos de El Baúl y Bilbao, así como El Castillo. La famosa estela número 1 de El Baúl tiene una de las inscripciones más antiguas de Mesoamérica y posiblemente el calendario maya legible más temprano que se conoce (37 aC).

Escultura en la finca El Baúl, Santa Lucía Cotzumalguapa, Escuintla, Guatemala.

Estela 1 de El Baúl, Santa Lucía Cotzumalguapa, Escuintla, Guatemala


LOS IZALCOS, CUSCATLÁN, LOS PIPILES Y LOS LENCAS. Fue una nación pipil del período posclásico tardío de la prehispánica fundamentada en lo que se conoce como régimen Zuyuano (el cual era una estructura ideológica que sustenta que para que los gobiernos de ese período). Su territorio abarcaba la mayor parte de las zonas occidental y central de El Salvador), cubriendo un territorio de aproximadamente 10 mil km². Estaba dividido en 74 provincias tributarias denominadas como kalpishkayu (náhuatl: calpixcayotl ‘cosas del calpixqui o mayordomo’), también llamados atepet (náhuatl: altepetl ‘cerro de agua’) o techantakutun (techan ‘pueblo’, takutun ‘parte’, parte de un pueblo. Este es un neologismo utilizado actualmente en el vocabulario pipil para designar a este tipo de entidades así como municipios y entidades similares). Las principales eran: el propio Cuzcatlán (en la actualidad Antiguo Cuscatlán), Izalco (el cual fue dividido a principios de la época colonial en Tecpán Izalco, el actual Izalco, y Caluco Izalco, el presente Caluco), Tacuzcalco (el actual Nahulingo y las ruinas de Tacuzcalco), Cojutepeque, Nonualco (actuales Santiago Nonualco y San Juan Nonualco), Tecoluca y Purulapa (actuales San Martín, San Pedro Perulapán y San Bartolomé Perulapía). De estas Nonualco, Izalco, Cojutepeque y Cuscatlán eran las que tenían más población y pudieron haber sido sedes de un taketzakayu (náhuatl: tlahtohcayotl ‘cosas del hablador o tlahtoani, reino o región dominada por un linaje principal’) o taltakutun (tal ‘tierra’, takutun ‘parte’), estando las demás provincias repartidas entre estos aketza kayu. Mientras que Purulapa, Tacuzcalco y Tecoluca pudieron ser pendones de guerra o regiones dependientes llamados kwaw taketzakayu (náhuatl: cuauh tlatocayotl, otro nombre para estas en náhuatl clásico era tlahuallinalpan) de alguno de los taketzakayu.


Cada provincia tributaria al weytechan (capital) de un aketza kayu era gobernada por un tekutaketzani (náhuatl: teuctlahtoani ‘señor orador’) también llamado wey kalpiani (náhuatl: huey calpixqui ‘el gran poseedor de casas’) que tenían bajo su disposición a los recaudadores o recolectores de tributos llamados kalpiani (nahuat: calpixque ‘el que posee casas’) o tepiani (nahuat: tepixqui ‘el que posee gentes’). Mientras que el gobernante respectivo de la weytechan de un taketzakayu recibía el título de “Taketzani” (náhuatl: tlahtoani ‘el que habla, orador’), de estos el Taketzani de Kuscatan llevaba el título de “Takateku” (náhuatl: tlacatecuhtli ‘jefe de los hombres’) o “Wey Taketzani” (náhuatl: Huey Tlahtoani ‘gran orador’) y era su vez el gobernante de la nación. El principal motor económico de las provincias era el maíz, el cual era cultivado en la mayoría de las provincias que no estaban en la costa o cerca del lago de Ilopango. Este era seguido por el cultivo de cacao que era cosechado principalmente en las poblaciones ubicadas en los actuales departamentos salvadoreños de Sonsonate y Ahuachapán. Además de Atehuan (la actual Ateos), Ciguateguacan (actual Santa Ana), Chalchuapa y Zinacantan (esta última es una población extinta), mientras que la recolección de sal y/o la pesca principalmente de Olominas era el motor económico de las provincias costeras y cercanas del lago de Ilopango. Nuestra región fue muy habitada por pueblos indígenas entre los cuales podemos mencionar los lencas, chortis, incas, kakawiras, chorotegas, pocomames, y pipiles, todos ellos pertenecientes al área cultural mesoamericana. De estas etnias o pueblos los más extensos eran los pipiles y los lencas salvadoreños, los primeros habitaban desde el río paz hasta el río lempa, cubriendo gran parte del occidente y centro de El Salvador; mientras que los


lencas se encontraban distribuidos en la mayor parte de la zona oriental, el departamento de Cabañas y en parte de los departamentos de Chalatenango y San Vicente. Los demás pueblos se distribuían de la siguiente forma: los mayas chortis habitan en la mayor parte del departamento de Chalatenango y en partes del municipio de Metapán en el departamento de Santa Ana; los mayas pocomames vivían al lado de los pipiles en las poblaciones de Chalchuapa, Atiquizaya y Ahuachapán; los incas habitaron en el pueblo de Mopicalco (pueblo extinto ubicado cerca de la frontera con Guatemala); los kakawiras o cacaoperas vivían en dos enclaves dentro del territorio de los potones, específicamente en los departamentos de San Miguel, Morazán y La Unión; por último los chorotegas vivían en el pueblo de Nico Mongoya (pueblo extinto ubicado cerca de la frontera con Honduras). LLEGADA DE HERNÁN CORTÉS A MÉXICO En 1519 Hernán Cortés salió de Cuba al mando de una expedición a tierra firme. Este año señala un cambio dramático en la vida de Cortés. La expedición recorrió Cozumel, la costa de Yucatán, para seguir a la costa del golfo de México hasta llegar a Tabasco. Al llegar ahí, Cortés ya dejó ver claras sus intenciones de asentarse en el continente. En lugar de limitarse a comercializar con los indígenas, como había estipulado con Velázquez, Cortés buscó desde el principio la manera de someterlos a la corona real mediante una flexible combinación de poderío militar y diplomacia. Para llevar a cabo este proyecto se requería romper formalmente los vínculos establecidos con Velázquez, y con esa finalidad Cortés orquestó una brillante e inusual maniobra político-legal: la creación del municipio de Veracruz, mediante la cual los expedicionarios se constituían en comunidad


independiente sometida directamente a la corona. Éste es el principio de las llamadas Cartas de relación, largos informes oficiales dirigidos al emperador Carlos V para que éste sancionara la legalidad de la empresa conquistadora, tratando de ganar la partida contra Velázquez, quien igualmente se dirigía al monarca denunciando la rebeldía de Cortés. Cortés debía, así mismo, dar puntual descripción de las nuevas tierras y de sus habitantes, así como explicar las alianzas, guerras y demás sucesos políticos y militares de la campaña conquistadora. Las cinco relaciones fueron escritas entre 1519 y 1526, años de máxima actividad en la vida de Cortés en los cuales tiene lugar la formación de Nueva España, de la que Cortés fue nombrado primer gobernador en 1522. Mucho se ha discutido sobre la altura intelectual de Cortés. Los datos relativos a su formación en Extremadura y Salamanca son escasos y aun contradictorios. Por ellos podría fácilmente conjeturar que Cortés era hombre más inclinado a las armas que a las letras, más a la acción que a la reflexión. Las Cartas de relación, sin embargo, distan mucho de ser un mero relato circunstancial de los acontecimientos políticos y militares ocurridos durante la conquista de México. Cortés no sólo describe la realidad, sino que la analiza e interpreta en todas sus dimensiones. Al enriquecer el relato lineal de los hechos con numerosas explicaciones, ideas y propuestas, el discurso de Cortés se caracteriza, por la inseparable unidad con que en él se entremezclan lo narrativo y lo argumentativo. Carlos V, conocía someramente la lengua española, por lo que necesitó de un intérprete para conocer el contenido de las misivas.


LLEGADA DE LOS ESPAÑOLES A MÉXICO: CONQUISTA DE MÉXICO Cuando Hernán Cortés y los españoles desembarcaron en la costa de Veracruz, México fueron recibidos por los habitantes de la cultura Totonaca, que eran un pueblo sometido de los aztecas, estos vieron a los españoles como una forma de liberarse del dominio de Tenochtitlan. Se aliaron con los españoles, y cuando Cortés decidió ir al hacia la capital de los aztecas, Tenochtitlan, los totonacas le ayudaron a entrar en contacto con otros pueblos sometidos que estarían dispuestos a aliarse con ellos, sobre todo con los tlaxcaltecas. Sin embargo, después de entrar en territorio tlaxcalteca, los españoles fueron recibidos por una fuerza hostil de 30.000 indios tlaxcaltecas. Los tlaxcaltecas lucharon contra los españoles y sus aliados indios en una serie de batallas, que causó enormes bajas entre los tlaxcaltecas a pesar de su superioridad numérica. La destreza y superioridad tecnológica de los españoles en la batalla impresionó al rey tlaxcalteca Xicohténcatl Axayacatzin, que entonces no sólo permitió a los españoles pasar por su territorio, sino que también los invitó a la ciudad capital de los tlaxcaltecas, Tlaxcala. Alianza entre los Tlaxcaltecas y los españoles Hernán Cortés se quedó en la ciudad de Tlaxcala alrededor de 20 días y forjó una alianza con los tlaxcaltecas para invadir la ciudad capital azteca, Tenochtitlán. Los tlaxcaltecas se convirtieron en aliados de los europeos, habiendo desempeñado un papel clave en la invasión de la capital del imperio azteca, Tenochtitlan, ayudando a los españoles a llegar al valle de Anahuac y proporcionarle un contingente militar aborigen como fuerza de invasión.


Aliados tlaxcaltecas acompañan a Hernán Cortés durante la conquista española del imperio azteca de 1519, de la Historia de Tlaxcala. Los españoles añadieron 6.000 guerreros Tlaxcaltecas a su ejército y emprendieron rumbo a la ciudad de Tenochtitlán, llegaron en noviembre de 1519. Fueron recibidos por el emperador azteca, Moctezuma II, quien comprendió el peligro potencial de una alianza española-tlaxcalteca. LIENZO DE TLAXCALA Los tlaxcaltecas es el gentilicio del estado de Tlaxcala, México. En los siglos XIV y XV, Tlaxcala floreció como un importante señorío unido por 21 pequeñas Ciudades-Estado. Además, fue uno de los pocos pueblos que el Imperio azteca nunca pudo someter totalmente. A la llegada de los españoles, se unieron a ellos para poder derrotar al imperio Azteca, el cual mantenía en sitio constantemente a la altepetl de Tlaxcallan. Su alianza con los españoles para la toma de Tenochtitlan convirtió a los tlaxcaltecas en los principales aliados de los conquistadores, acompañándolos en la mayoría de campañas militares que llevaron a cabo para conquistar a distintos pueblos, por muy diversas regiones de Mesoamérica y Aridoamérica, gracias a lo cual siempre tuvieron buenas relaciones con la corona española. Por su buena relación con los colonos españoles, los tlaxcaltecas disfrutaron de privilegios y participaron ampliamente en el establecimiento de varias comunidades en el noreste de la


Nueva España. Algunas de las misiones y pueblos que ayudaron a fundar los tlaxcaltecas en el actual territorio del Estado de Nuevo León fueron San Miguel de Aguayo (hoy Bustamante), el Pueblo de la Nueva Tlaxcala de Nuestra Señora de Guadalupe de Horcasitas (que previamente se llamaba Misión de Nuestra Señora de Guadalupe, y hoy es el municipio de Guadalupe), Santiago de las Sabinas (hoy Sabinas Hidalgo), San Pedro de Boca de Leones (hoy Villaldama) y muchas otras, algunas de las cuales no perduraron. Los Nahuas de Tlaxcala, emparentados un poco con los otomíes [cita requerida], han llegado a desarrollarse y mantener su organización en los pueblos de la falda occidental del volcán la Malintzin, primordialmente en las poblaciones de Acxotla del Monte, San Pedro Tlalcuapan, San Pedro Muñoztla, San Felipe Cuauhtenco, San Miguel Xaltipan, Guadalupe Tlachco, San Isidro Buen suceso, San Pablo del Monte, San Cosme Mazatecochco, San Bartolomé Cuahuixmatlac y San Rafael Tepatlaxco. Allí existe aún la Identidad de los Nahuas de Tlaxcala, que resistieron el embiste Azteca y fueron fieles compañeros de armas de las tropas de Hernán Cortés, participando en la creación del futuro México. Los argumentos que mantienen los defensores a ultranza de la leyenda negra antiespañola está esa idea tan utilizada por los indigenistas (que no indígenas) de que los españoles, conquistadores, exploradores y colonizadores eran enemigos de los nativos americanos, nunca fueron amigos. Según ellos durante la conquista fueron enemigos por lo que los mataban y durante la colonización y el periodo posterior simplemente eran esclavos de los señores españoles los cuales disponían de ellos a su gusto para sojuzgarlos, torturarlos, violarlos y muchas otras


injusticias inimaginables. “La conquista y colonización de América por parte de los españoles habría sido imposible sin la ayuda de los nativos americanos” porque a lo largo de la conquista y colonización del nuevo continente las alianzas entre nativos y españoles fueron constantes y muy habituales. Aparte de la pericia y la inteligencia del conquistador, hecho innegable, esto fue posible gracias a que detrás de esa “pandilla” de españoles había alianzas con otras naciones nativas que proporcionaban apoyo de todo tipo, entregando y disponiendo de otras decenas de miles de guerreros pero, esta vez, aliados. El mismísimo Cristóbal Colón, que llegó a las nuevas tierras allá por finales del siglo XV con la consigna clarísima de que había que entablar contacto con los nativos de forma amistosa, saludarlos, darles regalos y preguntarles por las rutas y productos existentes. Durante el primer viaje de Descubrimiento las relaciones con los nativos siempre fueron amistosas y sin mayores problemas, excepto alguna flecha lanzada desde la playa que no pasó a mayores. Las primeras peleas comenzaron cuando algunas tribus nativas, años después, vieron con preocupación que los extranjeros llegaban para quedarse y no simplemente para buscar algo, encontrarlo y llevárselo. Como ocurrió en las islas antillanas con las rebeliones taínas, pero en la mayoría de ellas siempre había tribus aliadas con los españoles como la del cacique Guacanagarix en la isla Española y Agueybana y Caguax en la isla de San Juan (actual Puerto Rico). Poco después de la conquista de los mexicas, Pedro de Alvarado,


uno de los capitanes de Cortés, partió hacia el sur a la conquista de Guatemala llevándose en su ejército tlaxcaltecas y otros mesoamericanos. Una vez en territorio guatemalteco se alió con los cakchiqueles para derrotar a los quichés, los zutuhiles y los pipiles. Y pasado un tiempo los quichés se unieron a los españoles para vencer a los cakchiqueles. El interés circunstancial estaba a la orden del día y no una supuesta lucha racial entre los nativos y los recién llegados. Igualmente, Francisco Pizarro tras capturar a Atahualpa no dio por finalizada la guerra ya que quedaron plenamente operativos los ejércitos incaicos de los generales Quizquiz y Rumiñahui, con los que tuvo que enfrentarse en Cuzco y en Quito, y a los que venció gracias a las alianzas que acordó con los pueblos chachapoyas, huancas y cañaris. Estos pueblos habían sido previamente invadidos y sometidos por los incas durante el período de expansión de su imperio. Los cañaris también se unieron a las huestes de Sebastián de Benalcázar en su conquista del reino de Quito. A pesar de no conocer el paradero de los tres posibles originales que se elaboraron en el siglo XVI, poseemos información sobre el contenido de esta importante pictografía gracias a los testimonios provenientes de varias fuentes y, muy particularmente, a las copias que se elaboraron desde época temprana. Este memorial ilustrado de los servicios de los nobles tlaxcaltecas a la corona española se inicia en la parte superior con una escena múltiple que involucra tanto a nobles nativos como autoridades españolas, ubicados alrededor de los símbolos de la refundación colonial de la “ciudad y provincia” de Tlaxcala, bajo la protección del emperador Carlos I de España, aquí simbólicamente representado por su escudo de armas con el águila bicéfala.


CULTURA TLAXCALTECA La cultura Tlaxcalteca fue un pueblo indígena mesoamericano de etnia náhuatl. Los tlaxcaltecas formaron el reino de Tlaxcala ubicado en el actual estado de Tlaxcala, México. El término Tlaxcala significa “el lugar de las tortillas de maíz”. La cultura precolombina Tlaxcalteca se desarrolló más o menos al mismo tiempo que otros pueblos náhuatl, como los mexicas que iniciaron la construcción del gran imperio azteca con su capital en Tenochtitlán. Historia de la Cultura Tlaxcalteca Los tlaxcaltecas eran originalmente un conglomerado de tres distintas étnicos o grupos que hablaban náhuatl, otomí , y Pinome. Con el tiempo, los hablantes de náhuatl se convirtieron en el grupo étnico dominante en la cultura Tlaxcalteca. La nación tlaxcalteca se convertiría en una confederación de cuatro sub-estados llamados Tepeticpac, Ocotelulco, Tizatlán y Quiahuixtlán. Los tlaxcaltecas fundaron la ciudad de Tlaxcala alrededor del año 1208 y luego comenzó a someter a los pueblos a su alrededor. Desde el siglo XIV, los tlaxcaltecas y los aztecas se encontraban en constantes guerras. Sin embargo, a pesar de que los aztecas lograron construir el imperio más grande de Mesoamérica, nunca pudieron conquistar la región de Tlaxcala. A la llegada de los españoles en el siglo XVI, la ciudad de Tlaxcala era un enclave independiente, rodeado casi totalmente por los territorios del Imperio Azteca. Los Tlaxcaltecas se hallaban económicamente aislados. Esto y la guerra constante con los pobladores de la cultura Azteca les darían a los tlaxcaltecas razones para aliarse con los españoles.


Los tlaxcaltecas nunca fueron conquistados por los aztecas. De hecho, los aztecas les permitieron mantener su independencia para que puedan participar con ellos en los rituales de guerra (las guerras floridas, cuyo objetivo era la captura de prisioneros que eran después sacrificados). CONQUISTA DE TENOCHTITLÁN Y FIN DEL IMPERIO AZTECA A pesar del recibimiento cordial, pronto se sembró la intriga y el consiguiente asedio de la capital azteca, el ejército español junto al tlaxcalteca no pudo derrotar al ejército de Moctezuma II debido a la férrea resistencia de sus soldados. El ejército español mal herido de Hernán Cortés regresó al territorio tlaxcalteca. El rey tlaxcalteca dio el refugio español y le prometió más ayuda en la conquista de Tenochtitlan sólo bajo ciertas condiciones como la exención del tributo perpetuo de cualquier tipo, parte del botín de guerra, y el control de dos provincias limítrofes al reino de Tlaxcala. Cortés estuvo de acuerdo. El ejército conquistador español y los tlaxcaltecas regresaron a la ciudad capital azteca Tenochtitlán, en diciembre de 1520. Después de muchas batallas, incluyendo combates calle por calle en Tenochtitlán, el imperio azteca cayó en agosto del año 1521. Hernán Cortés en reunión con los mensajeros Tlaxcaltecas. Su conversación es traducida por La Malinche. Debido a su alianza con la corona española durante la conquista de México, los tlaxcaltecas obtuvieron algunos privilegios que los distinguen de otros pueblos indígenas, que incluía el derecho a portar armas de fuego, el uso de caballos, los títulos nobiliarios y el autogobierno de sus pueblos.


LIENZO DE QUAUHQUECHOLLAN El Lienzo de Quauhquechollan es una pintura náhuatl del siglo XVI, en la que los indígenas quauhquecholtecas dejaron plasmada su visión de la conquista española. En 1520 los habitantes de la comunidad náhuatl de Quauhquechollan se aliaron con Hernán Cortés y participaron después como co-conquistadores en las campañas militares de los españoles, a cambio de ser liberados de la opresión mexica. Se dice que falta una tercera pieza. El término lienzo se utiliza para definir un tipo de pintura en tela que utilizaban los indígenas de Mesoamérica para transmitir información. Formaba parte de un sistema que combinaba narraciones orales con imágenes pictográficas. Los símbolos estilizados eran estándares acordados y comprendidos por los habitantes de las distintas sociedades. El lienzo original se halla en el Museo Casa del Alfeñique, en Puebla, México; y la investigación sobre el contenido del mismo se debe a Florine Asselbergs, de la Universidad de Leiden, Holanda La misma muestra la ruta que recorrieron los quauhquecholtecas, al mando de Jorge de Alvarado, durante la conquista de los reinos que había en lo que ahora se conoce como Guatemala. Este manuscrito es el primer mapa con descripciones realistas de dicha rebelión. La ruta que recorrieron los quauhquecholtecas, al mando de Jorge de Alvarado, durante la conquista de Guatemala, puede ser revivida por medio de la historia narrada en el Lienzo de Quauhquechollan cuya restauración digital fue emprendida por la Universidad Francisco Marroquín, de Guatemala.




QUIENES SOMOS: Salvadoreños Posclásicos “Las cenizas del dolor y la aceptación” El concepto de “Las cenizas del dolor y la aceptación” surge de tres frases, de las cuales se resumió en una o dos palabra: • Envueltos en ceniza: ceniza • Dolor del origen: dolor / arrebato • El origen evoluciona hacia ti: aceptación / nosotros. Envueltos en ceniza > ceniza La ceniza es el reflejo de los problemas del periodo (Persecución de sus enemigos por arrebatarles lo que son, y lo que tienen y a la vez los problemas internos con los oligarcas en la ciudad principal de los Toltecas) Ideas centrales: Enfrentamientos, la quema de ciudades, las batallas y conquistas Dolor del origen > dolor / arrebato El dolor es el sentimiento del arrebato que sufrimos, el arrebato es que nos quitan todo y hasta la vida misma. Lo importante de resaltar esto es por la forma en que nos quitaron lo que éramos, todos esos sucesos desagradables y esos cambios radicales que definieron nuestra existencia. Ideas centrales: dolor, llanto por tener algo y perderlo a través del arrebato y la imposición de nuevas creencias y estilos de vida. El origen evoluciona hacia ti > aceptación / nosotros Aún tenemos nuestras cenizas, cenizas que guardan dolor y sufrimiento, pero guardan la grandeza de nuestros antepasados.


La grandeza es demostrada en sus habilidades, y que no murieron sin dar batalla, y que de esa grandeza hemos nacido y somos lo que somos. Ideas centrales: orgullo, autoestima, anhelo de lo que una vez fuimos, pero que eso nos permitió ser lo que somos. PALETA CROMÁTICA

En la paleta cromática se abarcan distintos colores, una colección de 5 colores que muestran la esencia misteriosa, sangrienta y de un renacer en esta época. Los colores elegidos son:

• Azul histórico • Café arrebato • Ceniza • Amarillo Narrador • Naranja esfumado

Cada color se ha seleccionado a partir del tema general: ¿Quiénes somos? Salvadoreños Postclásicos. Y nuestro concepto: “Las cenizas del dolor y la aceptación”. A continuación se detalla el significado de cada color: Azul histórico: dando la invitación al recuerdo de la historia pocas veces contadas de los indígenas, que a pesar de la lucha el dolor no desapareció. Es utilizado como color secundario dentro de nuestra paleta.


Café arrebato: representativo de las luchas y el misterio de las oscuras sombras de la historia arqueológica. La sangre indígena derramada se ha secado tanto, que ya no es recordada como sangre. Ceniza: base de la paleta cromática. Representa a toda la “ceniza” que envuelve al período, es decir, los problemas y dificultades. Su tono claro permitirá la aplicación en diferentes piezas como fondo. Amarillo narrador: finalizar con un ciclo de tanto peso histórico que no puede dejarse de lado o visto a la ligera, necesita ser expuesto y compartido, lo que forma parte de nuestra propuesta. Y ante el conocimiento generado el salvadoreño se redefine con un nuevo YO, con un nuevo NOSOTROS. Naranja esfumado: luego de que el fuego acaba con todo, el viento levanta unas pocas brasas, que pronto se esfuman por el aire, de igual manera la historia a quedado en el pasado, y se debe aceptar tal y como ha sido.



CAPTURA DE VIDEOS FILMADOS Filmaciones en Cihuatรกn.


Filmanciones en el Museo Nacional de Antropología Dr. David J. Guzmán (MUNA)




Carmen. Cara Sucia, el paraíso que dejó de serlo. Ciencia en El Salvador, San Salvador: Carmen (periodista), domingo 5 de agosto de 2007. [Consulta: 13.08.2014] Disponible en: http://cienciaenelsalvador.blogspot.com/2007/08/ cara-sucia-el-paraso-que-dej-de-serlo.html Regina Moraga, Elisa Mencos, Philippe Costa, Sébastien Perrot-Minnot. La relación entre Cara Sucia (El Salvador) y la zona de Cotzumalguapa (Guatemala): la perspectiva desde un análisis cerámico. Universidad de San Carlos de Guatemala y Cemca, 2010. [Consulta: 13.08.2014] Disponible en: http://www. asociaciontikal.com/pdf/88._Moraga_et_al_09.pdf Sébastien Perrot-Minnot, Federico Paredes Umaña. El disco de cara sucia. Universidad de París 1 (Panthéon-Sorbonne), Universidad de Pennsylvania, [Consulta: 14.08.2014] Disponible en: http://www.cabezasdejaguar.com/wp-content/ uploads/ELDISCODECARASUCIAweb.pdf Anónimo. Historia de Santa Lucía Cotzumalguapa. [Consulta: 14.08.2014] Disponible en: http://www.deguate.com/municipios/ pages/escuintla/santa-lucia-cotzumalguapa/historia.php#.U_ J2pvl5OSo César chupina. Cultura cotzumalguapa. 14 de noviembre de 2011. [Consulta: 15.08.2014] Disponible en: http://guatedetalles. blogspot.com/2011/11/cultura-cotzumalguapa.html Anónimo. Cotzumalhuapa. Fundación Wikimedia, Inc., 4 de noviembre de 2013. [Consulta: 15.08.2014] Disponible en: http://es.wikipedia.org/wiki/Cotzumalhuapa





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