UNA HISTORIA EXTRAORDINARIA: EL MUSEO DE LA SOLIDARIDAD El Museo de la Solidaridad por su historia de gestación y su filosofía es en sí un gesto sin precedentes, tanto desde el punto de vista cultural como político, y es precisamente lo que lo hace atípico con respecto a otra clase de museos, ya que se movilizó en base a determinadas opciones e ideas políticas, pero no de un modo partidista. En este mismo sentido su historia ha estado cruzada por la historia de la gobernabilidad de Chile y de las posturas historicas ideologías a nivel mundial. Es portador de la historia de un país inserto en un contexto político internacional. Es ante todo un museo político en su más amplio sentido: ético y estético.
Formación del Museo de la Solidaridad La idea de formar el Museo de la Solidaridad se gesta en el transcurso de lo que se llamó la Operación Verdad –Santiago, marzo 1971-, a pocos meses de asumido el Gobierno de la Unidad Popular. El Presidente Allende invitó a diferentes personalidades internacionales -intelectuales, periodistas y artistas- para que observaran el desarrollo de transformación que vivía el país, ‘la vía chilena al socialismo‘. Entre otros asistió el crítico de arte español, José María Moreno Galván y el senador italiano Carlo Levi, quienes lanzaron la iniciativa de promover en los medios artísticos europeos donaciones de obras de arte, que permitieran al Gobierno del Presidente Allende crear un museo para el pueblo de Chile y de este modo hacer una movilización solidaria de los artistas del mundo para manifestar su apoyo a este gobierno. Se nombra a Mario Pedrosa, destacado crítico de arte brasilero y organizador de dos de las bienales de Sao Paulo (1953 y 1961), como presidente del Comité Ejecutivo de esta iniciativa, quien fue el gran gestor y fundador del Museo de la Solidaridad. Pedrosa estaba exiliado en Chile por la dictadura brasilera. Era el mejor hombre para dirigir este proyecto, un renombrado experto en arte contemporáneo, con múltiples contactos con destacadas personalidades del medio artístico internacional. Como Secretario Ejecutivo se nombra a Danilo Trelles, cineasta cubano, consultante del Departamento de Bellas Artes de UNESCO y amigo personal del Presidente Allende, quien también residía en Chile. En enero de 1972 se constituye el Comité Internacional de Solidaridad Artística con Chile (CISAC), que quedó integrado por destacados artistas, criticos de arte y directores de museos de diferentes capitales de Europa y América: Louis Aragon, poeta francés y director de Lettres Francaises; senador Carlo Levi, pintor y escritor italiano; Jean Leymarie, director del Museo de Arte Moderno de París; Giulio Carlo Argan, ex-presidente de la Asociación Internacional de Críticos de Arte; Edward de Wilde, director del Museo de Arte Moderno de Amsterdam; Dore Ashton, crítica de arte norteamericana; sir Ronald Penrose, crítico de arte inglés; Harald Szeemann, director de la Bienal de Berna, Suiza; Rafael Alberti, poeta español; José María Moreno Galvan, crítico de arte español; Aldo Pellegrini, escritor y crítico de arte argentino; Juliusz Starzynski, profesor y crítico de arte polaco; Mariano Rodríguez, pintor y sub-director de la Casa de las Américas; Mario Pedrosa, vice-presidente de la Asociación Internacional de Críticos de Arte y Danilo Trelles. Doce países quedan representados en este Comité: Argentina, Brasil, Cuba, España, Estados Unidos, Francia, Holanda, Inglaterra, Italia, Polonia, Suiza y Uruguay. Mario Pedrosa se refiere a la formación del CISAC: “La primera resolución nuestra fue que el Comité estuviera compuesto solamente por personalidades extranjeras. Las donaciones servirían para organizar un
museo nuevo en un Chile nuevo. Así se destacaba la espontaneidad de la idea solidaria. Danilo Trelles y yo, por no ser ciudadanos chilenos y estar radicados en Chile, pasamos a formar inmediatamente el núcleo del Comité. De inmediato hicimos varias llamadas internacionales a personalidades relevantes del mundo artístico para que se integraran al Comité. Conseguimos la adhesión entusiasta de quienes hoy lo constituyen“.1 Los objetivos del CISAC eran promover la idea en sus respectivos países y tomar contacto con los artistas del mundo para que apoyaran la experiencia política que se estaba viviendo en Chile y colaboraran mediante la donación de sus obras a la formación de un museo en Chile. Paralelamente, el Presidente Allende nombra a Miguel Rojas Mix, director del Instituto de Arte Latinoamericano y a José Balmes, director de la Escuela de Bellas Artes -ambas instituciones de la Universidad de Chile-, como coordinadores chilenos del Movimiento de Solidaridad Artística con Chile. Estas instituciones respaldaron institucionalmente al CISAC. El Instituto de Arte Latinoamericano era el centro donde funcionaba el Comite Ejecutivo y el que trabajó como ente legal del museo hasta que éste se constituyera legalmente. El Departamento Cultural de la Presidencia de la Secretaría General de Gobierno, mediante Miria Contreras, coordinó el traslado de las obras a Chile, quien también se preocupaba de informar al Presidente Allende y al Ministerio de Relaciones Exteriores de las necesidades requeridas por el CISAC. Luego que se lanzó la idea del Museo de la Solidaridad, Mario Pedrosa, Miguel Rojas Mix y Carmen Waugh, relacionadora pública del Instituto de Arte Latinoamericano, comenzaron a viajar -marzo 1972- a distintas partes del mundo, para contactarse con personalidades vinculadas al ámbito artístico y difundir la idea de la formación de este museo. Asímismo, los integrantes del CISAC trabajaron arduamente en sus respectivos países. Hicieron un llamado a los artistas más representativos para comprometerlos con esta tarea solidaria hacia Chile, que se veía como un caso único en la historia del mundo contemporáneo. De este modo, la idea fue tomando cuerpo, se fue difundiendo con gran rapidez en el medio artístico y gran cantidad de personas se fueron suscribiendo a la idea. Mario Pedrosa utilizó toda su influencia internacional, se contactó con la mayoría de las personalidades insertas en el movimiento plástico mundial, logrando la adhesión de importantes artistas que comprometieron la donación de obras para el Museo. Principalmente gracias a él se obtuvo la gran solidaridad cultural y artística hacia Chile. Así, en un lapso muy corto de tiempo se produjo la organización y concreción del proyecto. Después de los viajes y de mucha correspondencia comenzó a llegar la respuesta de los artistas e intermediarios de arte que se comprometían a donar obras y a trabajar en la difusión de esta idea. Los artistas fueron a entregar sus obras a las embajadas chilenas para ser enviadas a Chile. De este modo informal se conformó el capital artístico del Museo, los artistas rompieron con el espíritu legal-burocrático, las donaciones fueron un regalo espontáneo, que demostró la ferviente adhesión al proceso socio-político que se vivía en Chile. “La respuesta al llamado ha sido fabulosa, según expresó Mario Pedrosa (…). Diariamente llegan cartas y telegramas ofreciendo más pinturas y esculturas. En algunos países han tenido
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Virginia Vidal, “Museo de la Solidaridad no tiene precedentes”, en El Siglo, 31 marzo 1972, pág.10.
que hacer una selección previa de las obras, para enviar las mejores a Chile“.2 “En París, Pablo Neruda se reunió con cuarenta y cinco artistas que le anunciaron su envío, entre otros Pignon y Max Ernst“.3 Así, en menos de cuatro meses de haberse constituido el CISAC, se recibieron los primeros envios -abril 1972-, procedentes de Francia, España y México.4 Entre éstas, la obra de Joan Miró, quien pintó especialmente para el Gobierno de Chile una magnífico óleo donde está representado el gallo de la victoria, avaluada en esa época en medio millón de dólares. Las obras generalmente eran enviadas a Chile a través de las embajadas chilenas por valija diplomática y recibidas por el Ministerio de Relaciones Exteriores, pero en otras ocasiones ingresaban por aduana o los artistas las enviaban personalmente mediante conocidos que viajaban a Chile o directamente al Instituto de Arte Latinoamericano. La mayoría de las veces éstas venían acompañadas con un documento que detallaba el nombre del autor y de la obra, realizado por la embajada antes de ser despachadas. Las que eran retiradas de la aduana solo contaban con sus papeles de salida del país de origen y de entrada al nuestro. No existían certificados de donación de obra del artista al Museo de la Solidaridad, lo que fue un problema para la legalización del museo en los años ‘70 y en los ‘90 con el retorno a la democracia. Los inventarios que se levantaban en Chile eran listados básicos, no contemplaban una descripción de la obra, fotografía, biografía del autor ni avalúo, lo que ha sido hasta la fecha un problema para la documentación de las obras de esta colección. La inauguración del Museo de la Solidaridad -17 de mayo de 1972- se realiza en el Museo de Arte Contemporáneo de la Quinta Normal, paralelamente al encuentro de artistas plásticos del Cono Sur, organizado por el Instituto de Arte Latinoamericano. Esta fue inaugurada por el Presidente Allende, quien en su discurso señala: “Los artistas del mundo han sabido interpretar este sentido profundo del estilo chileno de lucha por la liberación nacional y, en un gesto único en la trayectoria cultural, han decidido, espontáneamente, obsequiar esta magnífica colección de obras maestras para el disfrute de ciudadanos de un lejano país que, de otro modo, difícílmente tendrían acceso a ella. ¿Cómo no sentir, al par que una encendida emoción y una profunda gratitud, que hemos contraído un solemne compromiso, la obligación de corresponder a esa solidaridad?“5 Continuán llegando nuevos envíos de Francia, Polonia, Cuba, Argentina, Uruguay, Estados Unidos6, Ecuador, España, México, Italia y Brasil. El nombre del Museo de la Solidaridad y su proyección a futuro surge con la llegada del primer envío de obras, que denota la gran adhesión y apoyo que existía de los artistas del mundo. En su proyección se entremezclaron diversos factores. Era un museo único y atípico por sus características de formación, fue por
“Mañana se inaugura el Museo de la Solidaridad”, en Puro Chile, 16 mayo 1972, pág. 9. Virginia Vidal, “Nace en chile un museo único en la historia de los pueblos: el Museo de la Solidaridad”, en El Siglo, 14 abril 1972, pág.10. La donación francesa contaba con obras de Carlos Cruz Diez, Roberto Matta, Vasarely, etc. En el envío español obras de Manolo Millares, Grupo Crónica, José Guinovart, Eduardo Chillida, Jorge Oteiza, etc. En el mexicano obras de José Luis Cuevas, David Alfaro Siqueiros, etc. Catálogo de la Primera Inauguración del Museo de la Solidaridad, Ed. Quimantú, abril 1972, págs.1, 2. El 8 de octubre de 1972 se inventarió el envío de EEUU en el edificio de la UNCTAD. Fueron 15 donaciones, dentro de las que se contaba un Sol Lewitt, de la que se desconoce su paradero hasta hoy. 2
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la adhesión ideológica de los artistas donantes al proceso político que vivía Chile,7 por lo que se debía romper con toda idea tradicional de museo, acorde al compromiso que se había adquirido con los artistas. Debía ser un museo del Estado y autónomo, no podía pasar a acrecentar el acervo artístico de otra institución, su objetivo y filosofía eran únicos. El museo se debía mantener como un todo inseparable, en un lugar estable de exposición. Debía ser no solo artístico, ya que estaba sustentado en un ideal politicoideológico, por lo que se debían buscar nuevos modelos culturales que respondieran a los cambios históricos que se querían impulsar. Debía ser un museo vivo, dinámico, al servicio del pueblo de Chile, con fines culturales y educativos, de total participación y acceso a la comunidad. Como las donaciones eran para el pueblo de Chile, se debía constituir una Fundación dirigida por sus representantes, por las organizaciones sociales. El Museo de la Solidaridad se tenía proyectado como el museo de arte moderno más importante de América Latina, representativo de una época histórica. Una vez que estuviera en un lugar específico, se pensó que curatorialmente debía estar dividido en dos partes, una de arte moderno y otra de arte latinoamericano. A futuro se seguiría incrementando con nuevas donaciones, esta iba a ser su forma permanente de adquisición. Ya habían pasado cuatro meses de la llegada de las primeras obras y todavía no se había logrado constituír el Museo de la Solidaridad como tal. Era imperioso darle personalidad jurídica y un lugar estable de instalación, pero para eso era necesario legalizar las obras como donaciones e incorporarlas al patrimonio nacional, pero como no se contaba con los certificados de donación, administrativamente era muy engorroso hacer este traspaso, el gobierno debía enviar una iniciativa legal al Congreso para legalizarlo. La verdad es que la formación del museo se hizo con suma rapidez, existía una voluntad férrea de cambio histórico, de aquí que se dejan los temas burocráticos de lado, que eran impresindibles: “Para nosotros era la iniciativa de un pueblo en movimiento, fue la primera vez en toda mi vida en que presentí que todo un pueblo se movía en una sola dirección, con ideas creadoras, a veces muy anárquicas (…). Existía una afirmación de otros valores, por lo que no tomabamos en cuenta el mundo de la burocracia, nos reíamos de ella, ¿qué importaba una firma si estábamos en movimiento?“8 En julio del 72 el Presidente Allende propuso que el Museo se instalara definitivamente en el edificio Defensa de la Raza, ubicado en el Parque O`Higgins. Lamentablemente el Museo nunca se pudo establecer en dicho lugar, ya que cuando se estaban haciendo las remodelaciones vino el Golpe Militar. En una carta enviada por Mario Pedrosa al Presidente Salvador Allende –septiembre 1972- insiste en la constitución del museo: “Ya pasaron 5 meses de la bella fiesta de la primera exposición en Quinta Normal, frecuentada por más de 100 mil personas, y no se adelantó un paso en la realización del Museo, pero los compromisos contraidos con los artistas en el mundo continuan incumplidos y crecen (más de 100 obras ya nos fueron donadas desde mayo último). Yo me siento aplastado por los compromisos que seguimos
“Los trabajadores de la cultura de casi todos los países vuélvense (…) hacía el Chile de hoy lleno de esperanza‚ ‘la vía chilena del socialismo‘, tal como fue definida por el Presidente Allende, es lo que mueve a la mayoría de ellos a ofrecer al pueblo de Chile los mejores frutos de su poder creativo. Y lo hacen sin ninguna opción de partidismo político o sectario, Si hay política en su acción es política en el más alto sentido del vocablo, es decir, en un sentido eminentemente ético, humanista y libertario.“ (Declaración Comité Ejecutivo, catálogo de la Primera Inauguración del Museo de la Solidaridad, Ed. Quimantú, abril de 1972, pág. 3) Entrevista a Alberto Pérez, artista, Santiago, 6 octubre 1990, cinta nº 10. Archivo personal. 7
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asumiendo, y no se cómo continuar asumiéndolos indefinidamente. Si hasta aquí lo hice con impávido coraje, es confiado exclusivamente en su palabra.“9 A principios de 1973 el gobierno se compromete a dar una solución legal, pero no se alcanzó a constutuir la Fundación ni a incorporar la obra como patrimonio nacional. “La contingencia era tan grande que nadie se preocupó de legalizarlo (…). Mario Pedrosa (…) pensaba constituir esta Fundación con carácter jurídico y como vino el Golpe, se acabó todo.“10 Lo cierto es que hubo falta de previsión, se pensó que el tiempo de formación del museo sería más largo. En agosto de 1973 se realizó la segunda inauguración del Museo de la Solidaridad, en el Museo de Arte Contemporáneo de la Quinta Normal y paralelamente en el edificio Gabriela Mistral. Lautaro Labbé, entonces director del Museo de Arte Contemporáneo, comenta: “Cuando viene el ataque fuerte del fascismo contra la Unidad Popular, nosotros decidimos que había que revitalizar esta ayuda internacional y optamos por reinaugurar el Museo de la Solidaridad (...). Se inauguró con una selección de obras ya mostradas en la primera inauguración y otras que habían llegado después. La inauguración se hizo paralelamente en el Museo Contemporáneo y en la UNCTAD, esto fue a principìo de septiembre del 73, estaba colgado cuando sobrevino el Golpe“.11 Cuando viene el Golpe Militar la mayoría de las obras se encontraban en las bodegas del Edificio Gabriela Mistral, con excepción de las que estaban siendo exhibidas, de las que se hallaban en las aduanas de Pudahuel y de Valparaíso o en las embajadas chilenas en el exterior. Con el 11 de septiembre de 1973 se clausura el edificio Gabriela Mistral y el Museo de Arte Contemporáneo, pasan a ser recintos militares. “Estuve en el Museo de Arte Contemporáneo hasta un día antes del Golpe (…). Como diez y seis días después del Golpe fui al Museo, estaba convertido en un campamento militar, me pidieron el carnet, pasé y hablé con el administrador que vivía allí y me dijo: ‘¿Cómo anda aquí, cómo pudo pasar?, los militares lo primero que hicieron fue venir a buscarlo‘. Le pregunté que había pasado con las exposiciones y me dijo: ‘entraron, vieron todo, se metieron los milicos para adentro, destrozaron toda la exposición de No al fascismo, No a la guerra civil, la hicieron añicos‘ (...). El Museo de la Solidaridad estaba colgado, en perfectas condiciones, no vi nada razgado, eso no lo tocaron, pero lo otro lo destruyeron totalmente, (...). Esta fue la última vez que vi el Museo y después no supe nada más“.12 Desde aquí se pierde toda pista pública del Museo de la Solidaridad. Los documentos del Instituto de Arte Latinoamericano se hicieron desaparecer, éstos contenían la información de las obras que habían sido ofrecidas y de las que se debía retirar de aduana.
El Museo en la clandestinidad El Museo de la Solidaridad al estar marcado por la explícita relación que tenía con el contexto socio-político en que se gestó, el gobierno militar ve en él una amenaza, una fuerte carga política de oposición, que guarda la memoria del pasado derrotado, pero al mismo tiempo siente la necesidad de resguardar este patrimonio,
Carta de Mario Pedrosa al Presidente Salvador Allende, septiembre 1972, pág. 1. Archivo Fundación Allende. Entrevista a Lautaro Labbé, director del Museo de Arte Contemporáneo (1972/73), Santiago, 13 octubre 1990, cinta nº 11. Archivo personal. Entrevista a Lautaro Labbé, cita. Entrevista a Lautaro Labbé, cita. 9
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ya que es de gran valor material y simbólico, se trata de las obras de algunos de los artistas más connotados a nivel internacional, sin duda el museo más importante de Chile. Así, lo explica Enrique Campos Menéndez, asesor cultural de la Junta de Gobierno, 1973/86 y director de la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos, 1977/86: “(El Museo) motivaba una situación bastante delicada, por lo que yo traté de (…) mantenerlo quieto sin que se deteriorara y al mismo sin que aparecieran unos aprovechándose del regalo hacia otros (...) y, evitando así todo tipo de escándalo internacional.“13 El Golpe Militar acaba con el Museo de la Solidaridad, aniquila este proyecto cultural y se esconde de la opinión pública por 17 años. Es un regalo maravilloso pero incómodo, es imprescindible borrarle su contenido político. La colección del Museo a pocos días del golpe queda bajo la tuición de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Chile, quien retiro las obras que se encontraban en las bodegas del edificio Diego Portales – ex Gabriela Mistral- y algunas que estaban en la aduana, y fueron enviadas al Museo de Arte Contemporáneo. Matías Vial, decano de esta Facultad –1973/75-, se refiere al tema: “Según recuerdo todo lo del Diego Portales y de la aduana fue llevado a la Facultad, yo vi las obras en el subterráneo de la Escuela, las que posteriormente fueron llevadas al Museo Contemporáneo. Se hicieron inventario de todas las obras que se retiraron (...). Todo esto se hizo inmediatamente después del Golpe“.14 Bajo la dirección de Lily Garafulic del Museo Nacional de Bellas Artes -a fines de 1973-, alrededor de 4 envíos del Museo de la Solidaridad fueron retirados de la aduana de Pudahuel por personal de éste y pasados a sus inventarios. Ernesto Muñoz, entonces relacionador público de este museo, relata la situación: “yo fui al Instituto de Arte Latinoamericano y chequee todo el museo. En este catálogo venía una parte que decía: ‘por llegar‘ (…). Fui a la aduana y comencé a preguntar, me atendió un señor de apellido Moraga, comenzaron a buscar y a encontrar las cosas. Yo saqué 4 envíos de la aduana, (...) me conseguí unos timbres y una firmas bien oficiales, y los sacamos porque de otro modo se habrían perdido“.15 De las colecciones que quedaron en las embajadas chilenas tampoco se sabe de su destino, a excepción de la donación inglesa, en la que se encontraban obras de Kenneth Armitage, Eduardo Paolozzi y Henry Moore, y que fueron devueltas a sus autores. Lo cierto es que se produjo una disgregación de la colección del Museo de la Solidaridad que hasta el día de hoy se desconoce. Los distintos inventarios que existen son contradictorios en ciertos datos, por lo que permanece la incertidumbre respecto a ¿qué obras se perdieron y dónde están? ¿Cuáles se destruyeron? Por otro lado, algunos integrantes del CISAC adoptaron la postura de tratar de recuperar las donaciones en su totalidad, y Mario Pedrosa, asilado en México, también hizo gestiones para que éstas fueran traspasadas al Museo de Arte Moderno de México, hasta que el Museo de la Solidaridad hallara una solución definitiva: “Es fundamental (…) lograr la recuperación de todas las obras donadas por artistas del mundo entero. Estas obras (…) han quedado en Chile en tres sitios: en el Edificio Gabriela Mistral (UNCTAD), donde estaban expuestas unas 40 obras, y otras 300 se encontraban en bodega. Los representante de la Junta Militar decidieron embodegarlas en el Museo de Bellas Artes, del Parque Forestal. Otras 300 obras estaban también expuestas en el Museo de Arte Contemporáneo en la ‘Quinta Normal‘ (...) un tercer grupo está en la Aduana 13
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Entrevista a Enrique Campos Menéndez, Santiago, 7 diciembre 1990, cinta nº 22. Archivo personal. Entrevista a Matías Vial, Santiago, 24 octubre 1990, cinta nº 15. Archivo personal. Entrevista a Ernesto Muñoz, Santiago, 22 octubre 1990, cinta nº 14. Archivo personal.
Marítima del Puerto de Valparaíso. / Algunos individuos allegados a la Junta Militar e impuestos en cargos de dirección artística están maniobrando con toda malevolencia para quedarse con esas obras, no tanto por razones de interés cultural, sino para neutralizar el propósito de solidaridad de los artistas de todo el mundo con el pueblo chileno. Esto es preciso evitarlo a toda costa, porque estoy seguro que todos los artistas que apoyaban la democracia en Chile, repudiaran la ingerencia de los militares fascistas en este asunto. / Por lo anterior me dirijo a ti, para decirte que me ayudes a gestionar la recuperación de las obras con el objeto de llevar a cabo la realización del proyecto del Museo de la Solidaridad con el pueblo chileno, esta vez fuera de Chile. En virtud de que las obras entraron a territorio chileno en calidad de importación temporal, la donación no quedó debidamente formalizada y los fines para los cuales fueron reunidas ya no existen.“16 A su vez, el gobierno militar temía que estas obras fueran reclamadas por sus autores, ya que su situación legal no había sido establecida. Este fue otro factor que lo llevó a mantener las donaciones ocultas. De no haber sido así, se hubiése desatado un problema internacional, que habría exigido la devolución inmediata de este patrimonio tan importante para Chile. La colección del Museo al no tener su situación legal establecida estaba en tierra de nadie, por lo que quedó expuesta a infinitas irregularidades, como traspasos, pérdidas, etc. Pero, por otro lado, esto permitió un resguardo y una paralización de toda posibilidad de cambios de tuición y de intervención. Se produjo una especie de paradójica inmunidad. Ya en 1974 los asesores culturales de la Junta de Gobierno empezaron a tener un interés explícito por las obras. En una carta de Nena Ossa, secretaria de Relaciones Culturales de la Secretaría General de Gobierno -1974/78- y directora del Museo Nacional de Bellas Artes -1978/90- dirigida a Eduardo Ossandón, director del Museo Contemporáneo, -1974/75- se denota este interés por el Museo: “se nos prometió recibiríamos pronto la nómina de los cuadros que varios países donaron al Estado chileno durante la pasada administración de Allende. Por ser este un patrimonio del Estado de alto valor, insistimos ahora en que nos hagas llegar la lista a la brevedad (…). / Nuestro Departamento no puede seguir ignorando los antecedentes que le solicitamos, ya que de ellos debemos informar a la Excelentísima Junta, que está preocupada por la actividad actual y futura de los museos chilenos (…)“.17 En el año 1976, el Ministerio de Educación comenzó a hacer gestiones para que la colección de la Solidaridad pasara a resguardo de algún museo de su dependencia, por lo que la Universidad de Chile trató de traspasarla legalmente a su patrimonio, lo que no consiguió por las pugnas institucionales. Cuando Nena Ossa asume la dirección del Museo Nacional de Bellas Artes nuevamente intentó hacer este traspaso: “yo traté en diferentes ocasiones que el Ministerio de Relaciones Exteriores me diera un informe escrito sobre el verdadero estado legal de estos cuadros, para traspasarlos al Museo Nacional de Bellas Artes, por una razón muy grande, el Museo de Bellas Artes es el museo más claramente del Estado, yo quería que esto se legalizara, nunca tuve respuesta.“18 A pesar que durante el regimen militar se decidió ocultar la colección del Museo de la Solidaridad, existieron una serie de filtraciones públicas de sus obras en diferentes exposiciones, donde no se reconoce su origen, Carta de Mario Pedrosa a diferentes integrantes del CISAC: Dore Ashton, Ronald Penrose, Giulio Carlo Argan, Haral Szeemann, E. De Wilde, 25 octubre 1973. Archivo Fundación Allende. Carta de Nena Ossa enviada a Eduardo Ossandón, Santiago, 13 septiembre 1974. Archivo Museo de Arte Contemporáneo. Entrevista a Nena Ossa, Santiago, 29 octubre 1990, cinta nº 16. Archivo personal. 16
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sino que aparecen como patrimonio de otras instituciones. Este es el caso de la exposición Donaciones año 1974-1975 en el Museo Nacional de Bellas Artes realizada en 1976, con las obras que habían sido retiradas por esta entidad de la Aduana en 1974. En 1982 se reinaugura el Museo de Arte Contemporáneo de la Universidad de Chile, con una exposición de su colección, donde se incluyen obras del Museo de la Solidaridad como parte de su patrimonio. En 1985, en el Instituto Cultural de Las Condes, se realiza la Exposición Internacional de Plástica Contemporánea, en donde las obras aparecían como patrimonio de la Universidad de Chile. Es apartir de esta última exposición que los medios de prensa comienzan a denunciar la situación en que estaba sumida dicha colección. Entrevistan a Fernando Cuadra, entonces décano de la Facultad de Artes, por el origen de las obras, a lo que él respondé: “‘Yo descubrí la existencia de esas obras. En un noventa por ciento forman parte del patrimonio del Museo de Arte Contemporáneo y no habían sido exhibidas nunca`. Insistimo: ¿adquisiciones o donaciones?, respuesta del decano ‘adquisiciones‘. Nueva insistencia: ¿el cuadro de Joan Miró también es adquisición?, respuesta: ‘creo que también‘.“19 A partir de este escándalo se desataron conflictos a nivel de gobierno. Al parecer, Augusto Pinochet se disgustó porque en dicha exposición se estaba exhibiendo una obra de Osvaldo Guayasamín, quien era un abierto adversario a su gobierno. Aparentemente esto le costó el puesto al alcalde de las Condes, Carlos Correa. Por su parte, la Asociación Chilena de Escultores y Pintores –APECH- se comenzó a movilizar para que la Universidad de Chile aclarara la situación de la colección, no se sabía en qué estado se hallaba, dónde estaba, a quién pertenecía, ni por qué aparecía como patrimonio de la Universidad de Chile. Después de muchos intentos una comisión de la APECH logra visitar las bodegas del Museo de Arte Contemporáneo para realizar un inventario total de las obras, pero al asumir José Luis Federecci como rector de la Universidad se cierra nuevamente toda posibilidad de aclarar la situación. Respecto a la pérdida o préstamos clandestinos de las obras, hasta la fecha ha sido muy complejo de aclarar, ya que los únicos documentos que existen son el catálogo de la primera inauguración del museo y los inventario que se hicieron en el Instituto de Arte Latinoamericano, por lo que no hay conocimiento de los préstamos que se realizaron durante 1972 y 1973, de las obras que llegaron después del Golpe Militar, de las que no se alcanzaron a inventariar, de las que estaban en las aduanas, ni de las que se hallaban en la embajadas chilenas. Se dice que durante la dictadura muchas obras del museo fueron prestadas a particulares por la Universidad de Chile, como es el caso del cuadro de Vasarely y el de Miró que recorrieron diferentes casas privadas. Lo que parece increible es que la mayoría de estas obras hayan sobrevivido a la dictadura, tanto por su situación precaria de conservación en las bodegas del Museo de Arte Contemporáneo, como también porque no fueron saquedas.
El Museo de la Resistencia El Golpe Militar no rompió totalmente con el proyecto de formación del Museo de la Solidaridad. Todas las personalidades que componían el Comité Organizador del Museo de la Solidaridad en Chile tuvieron que salir del país. Este mismo grupo se constituyó en el exterior y se organizó para continuar con la idea de 19
Saúl Ernesto, “El Museo extraviado”, en Rev. Pluma y Pincel, nº 16, julio 1985, pág. 20.
formación del museo, pero esta vez en el exilio. En una primera instancia, este pasó a llamarse Museo de la Resistencia y luego Museo Internacional Salvador Allende. La idea de la continuidad del Museo nació en Francia, en 1975, en donde se conformó el Secretariado Internacional del Museo, compuesto por José Balmes, Miria Contreras, Pedro Miras, Mario Pedrosa, Carmen Waugh y Miguel Rojas Mix, quien así lo informa: “Nosotros continuamos ocupándonos del Museo en circunstancias de gran ambigüedad, de responsabilidades, esto lo haciamos porque lo creamos. Alternativamente Pedro Miras, José Balmes y yo formamos parte del Secretariado Internacional del Museo, antes eramos los coordinadores nacionales del museo, después repetimos el mismo esquema afuera, nadie nos designó porque eramos reconocidos por los artistas del exterior y por eso ellos nos daban su confianza“·20 Se crearon comisiones en diferentes países: Francia, México, Cuba, Venezuela, Colombia, Suecia, Estados Unidos y España, las que se constituyeron por chilenos residentes en los países respectivos y personas del círculo artístico local. Así, comenzaron a movilizarse para tomar contacto con el medio artístico y conseguir donaciones de los artistas en apoyo a los derechos humanos y en repudio al régimen dictatorial. La idea era mantener activa la idea de solidaridad y despertar la atención sobre el problema que estaba ocurriendo en Chile. Explica Pedro Miras: “Su finalidad era hacer exposiciones para confirmar y promover dicha solidaridad y con la finalidad que este Museo llegara a Chile una vez recobrada su democracia. Estas donaciones fueron hechas en los años 1975-1976 a los partidos de izquierda en el exilio, a través de un secretariado internacional del Museo Salvador Allende, responsable de recoger, mantener las obras, hacer las exposiciones y luego traerlo a Chile (…). Este proyecto se desarrolló en diversos países, donde apoyados por un Comité Nacional de personalidades y gracias a la solidaridad de los artistas, se consiguió obtener un conjunto considerable de obras de arte que fueron expuestas en varios lugares en los diferentes países de origen, lo que daba lugar a diversos actos políticos en solidaridad con Chile.“21 Este Museo, en un primer momento, se formó sobre la base de las obras que habían sido prometidas al Museo de la Solidaridad y que aún no habían sido entregadas a las embajadas o enviadas a Chile, luego se fue incrementando con nuevas donaciones. Muchas de estas obras fueron vendidas para enviar el dinero a Chile. Miguel Rojas Mix se refiere al tema: “(…) hubieron obras que fueron donadas para venderlas y no para que formaran parte de la colección, este dinero iba en ayuda de la gente que estaba en Chile, en circunstancias difíciles, con juicios pendientes, etc. (…).“22
El retorno a la democracia en Chile Las comisiones del Museo Internacional Salvador Allende en los diferentes países, adquirieron el compromiso con los artistas donantes de traer las colecciones a Chile una vez que se recobrara la democracia.
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Entrevista a Miguel Rojas Mix, Santiago, 13 septiembre 1990, cinta nº 6. Archivo personal. Informe realizado por Pedro Miras sobre el Museo Internacional Salvador Allende, 1990. Entrevista a Miguel Rojas Mix, cita.
Bajo el gobierno del Presidente Patricio Aylwin, la recién constituída Fundación Allende traslada las 1800 obras a Chile. Así, lo relata Carmen Waugh, primera directora del Museo de la Solidaridad, 1991-2005: “Cuando en 1991 comenzaron a llegar las obras donadas solidariamente por tantos artistas de tantos países del mundo a Santiago, la emoción de todas las personas involucradas con el Museo de la Solidaridad Salvador Allende fue tan grande como recibir a un ser querido que volvía a Chile, pues veíamos cuadros y esculturas que nos habían acompañado y alentado en creer con fuerzas que la democracia llegaría, y que se podría volver y vivir en nuestro país.“23 Ese mismo año, en septimbre, se realiza la exposición Museo de la Solidaridad Salvador Allende en el Museo Nacional de Bellas Artes, que es inaugurada por el Presidente Aylwin y en donde por primera vez se muestran las obras de ambas etapas como una misma colección, lo que sin duda fue muy impactante para el medio nacional, icono del retorno a la democracia. A su vez este mismo año el gobierno trapasa las 473 obras de la primera etapa del museo como patrimonio del Estado y en 1992 las entrega en comodato indefinido a la Fundación Allende, la que finalmente da al Museo un espacio estable de exhibición. El año 2005, se crea la Fundación Arte y Solidaridad, quien es la encargada de conservar, rescatar, investigar y difundir el patrimonio del Museo de la Solidaridad. En mayo del mismo año la Fundación Allende dona al Estado las obras de la etapa del Museo de la Resistencia que eran de su propiedad. Así, desde este periodo la colección en su totalidad es patrimonio del Estado. Tuvieron que pasar 32 años para que el Museo de la Solidaridad cumpliera con su idea original y con el compromiso que había adquirido. Actualmente, es uno de los museos de arte moderno más importante de latinoamérica, con una de las colecciones más representativa de una época histórica, que cuenta con 2650 obras, y que se va incrementanto en el tiempo apartir de la donación de nuevos artistas contemporáneos de significación histórica.
Claudia Zaldivar Directora Museo de la Solidaridad Santiago, Julio 2011
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Catálogo de exposición “Museo de la Solidaridad”, Ilustre Municipalidad de Viña del Mar, 1994.