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Mensaje Del Mes
MENSAJE DEL MES
CAPRICORNIO
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“La Luz de la Vida debe brillar sobre el mundo de la oscuridad”.
Esta es la luz de Capricornio y el trabajo de Hércules en Capricornio.
Capricornio es el signo de la cabra que trepa por la montaña y, en lo alto de la montaña de Luz, se convierte en un unicornio.
Después de haber viajado por los signos –de Aries a Capricornio, un largo viaje, desde ser cocodrilos (tanto en el agua como en tierra), convirtiéndonos en cabras y trepando por terrenos rocosos–, en lo alto de la montaña de Capricornio nos convertimos en unicornios (discípulos con la mente focalizada en un punto) reuniendo la luz del Sol.
El símbolo de Capricornio es la firma de Dios. Capricornio es el 10º signo zodiacal y el 10º trabajo de Hércules. Los nueve trabajos precedentes de Hércules (de Aries a Sagitario) se refieren a cómo nos liberamos de la esclavitud de la materia. Pero cuando nosotros (los discípulos) llegamos a Capricornio, el foco cambia. Los tres signos, Capricornio, Acuario y Piscis, no se refieren a la liberación personal. Se refieren a la liberación de la humanidad. Una vez llegamos a Capricornio, nos liberamos de la orientación hacia uno mismo y podemos servir a las necesidades de la humanidad.
Cuando llegamos a Capricornio, la plegaria es: “Conocemos, oh Señor de la Luz y el Amor, las necesidades de la humanidad y de nuestro mundo. Toca nuestros corazones de nuevo con amor, de manera que también nosotros podamos amar y servir”.
Nos convertimos en iniciados en Capricornio, transfigurados, nuestra Divinidad Esencial revelada. Entonces nos convertimos en discípulos del mundo.
En la luz de Capricornio nos damos cuenta de que, con todo nuestro entrenamiento y experiencia, con el desarrollo de nuestra voluntad, amor, sabiduría, compasión e inteligencia divina, podemos ayudar (como Prometeo) a un mundo necesitado que sufre. Y como Hércules, que libera a Prometeo, empezamos a liberar a la humanidad mediante nuestros dones reconocidos y cultivados (Leo).
“Perdidos estamos en la Luz Celestial, aun así, a esa luz le damos la espalda”.
En Capricornio, oyendo el sufrimiento de la humanidad, y tras absorber la Luz Celestial, damos la espalda a esa luz y regresamos a la Tierra (uno de los planetas de dolor y aflicción).
Y así, desde las alturas de las montañas de Capricornio, descendemos llevando la Luz (que irradia desde el centro ajna) y se nos revela cómo ayudar a la humanidad, incluso a aquellos con un corazón endurecido. Tenemos un gran interés en ello y trabajamos entre la humanidad. Comprendemos la desolación que sienten muchos en el mundo. Comprendemos la soledad. Y aceptamos los Senderos del Servidor (Acuario) y del Salvador del Mundo (Piscis, el más solitario de todos). Pero descendemos con nuestra luz hasta los confines más profundos de la Tierra. Comprendemos, servimos y, finalmente, “salvamos”. Nos convertimos en Bodhisattvas.
Compuesto por Risa D’Angeles