Mulier Colegio g de Ciencias y Humanidades
Plantel Naucalpan p
Número 4
Noviembre 2012
Género y Política
Universidad Nacional Autónoma de México Dr. José Narro Robles. Rector. Dr. Eduardo Bárzana García Secretario General Lic. Enrique del Val Blanco Secretario Administrativo Dr. Francisco José Trigo Tavera Secretario de Desarrollo Institucional M.C. Miguel Robles Bárcena Secretario de Servicios a la Comunidad Lic. Luis Raúl González Pérez Abogado General Enrique Balp Díaz Director General de Comunicación Social
Colegio de Ciencias y Humanidades Lic. Lucía Laura Muñoz Corona. Directora General.
Plantel Naucalpan del CCH Dr. Benjamín Barajas Sánchez. Director. Mtro. Keshava Quintanar Cano. Secretario General. Mtra. Ana María Córdoba Islas. Secretaria Académica. Mtra. Olivia Barrera Gutiérrez. Secretaria Docente. Mtro. Víctor Fabián Farías. Secretario de Cómputo y Apoyo al Aprendizaje. Mtro. Ciro Plata Monroy. Secretario de Servicios Estudiantiles. C.P. Guadalupe Sánchez Chávez Secretaria de Administración Escolar Biól. Guadalupe Mendiola Ruiz. Secretaria Técnica del Siladin. Lic. Raúl Rodríguez Toledo. Secretario Administrativo.
Mulier Lic. Elizabeth Hernández López Directora Lic. Fernando Rosales Flores Diseño Editorial Sr. Gabriel Trejo Pérez Jefe del Departamento de Impresiones
Mulier es una publicación del Plantel Naucalpan del Colegio de Ciencias y Humanidades. Los artículos publicados son responsabilidad de los autores.
¿Recuerdas? ¿Me recuerdas? Soy la chica de la piel oscura y los zapatos gastados. Soy la chica con dientes cariados. Soy la chica negra de los dientes podridos con el ojo herido y la oreja destrozada. Soy la chica que sostiene a sus hijos, cocina sus comidas, barre sus patios, lava sus ropas. Oscura y pudriéndome y herida, herida. Yo daría a la raza humana tan sólo esperanza. Soy la mujer con la piel oscura bendecida. Soy la mujer con los dientes arreglados. Soy la mujer con el ojo sanado, con la oreja que oye. Soy la mujer: Oscura, arreglada, curada, que te escucha. Yo daría a la raza humana tan sólo esperanza. Soy la mujer que ofrece dos ϔlores con raíces gemelas. Justicia y Esperanza. Comencemos. Alice Walker
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Contenido Mulier 3
Presentación.
35 Variaciones Literarias.
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Editorial.
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La mujer indígena y el poder. M M .
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La apropiación de los derechos polí cos de las mujeres indígenas. El frente mazahua por la defensa del agua. F M V .
47 Contra San Pablo III: un brevísimo acercamiento a la poesía de las mujeres en México: de María Baranda a Karen Plata. M Á G P .
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Codo a codo con los hombres en la lucha por la autonomía. El caso de dos mujeres Triquis de San Juan Copala. N P R M .
11 Ciudadanía e imaginario social femenino. P M C C S .
52 Mujer divina: sojuzgamiento femenino en la música y en la poesía. A B O
.
55 “Detrás de un gran hombre, hay una gran mujer” y viceversa. O B .
13 No soy mazahua, soy tepiteña, manito. B S L .
57 Periodistas, marimachas y locas: las mujeres de la prensa revolucionaria en el exilio. L U O .
15 Escenificación mediá ca de mujeres “empoderadas” mexicanas. G P P .
59 Teresa Urrea, precursora de la Revolución Mexicana. V H P C .
19 La negación de la ciudadanía de las mujeres en el proceso electoral 2012. R R S .
62 Flora Tristán: el mar llo y la rosa. A D’A .
21 El cas go a la lesbiandad en reclusorios de la Ciudad de México. C M R . 24 La revolución que lo desmiente todo. E H L Ó M T M . 27 El ecofeminismo socialista: una respuesta integral a la crisis capitalista. J I H C . 31 Derivar una es rpe. D M . 33 Una polí ca de vida que discrimina la diversidad sexual. J A C M .
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50 Las mujeres en La muerte de Artemio Cruz: De amores comprados y recuerdos encendidos. E G A .
67 La rosa roja: Rosa Luxemburgo. R O P . 69 Dio ma de man nea: Ero smo y polí ca o la imposibilidad de la existencia de una comunidad humana. D P C . 72 La condición polí ca de la sexualidad. M G L D . 73 Me encanta Tina Fey. N S
.
76 Nacha Guevara: en busca de una nueva flor. C B E .
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Presentación Mulier ene como propósito reflexionar acerca del sen do de ser mujer desde su condición histórica, social y cultural; además de analizar su papel en la construcción de lo social, como referente y significado, dueña de una mirada que percibe, define y cimienta el mundo. En Mulier se destaca la importancia de la formación de una ciudadanía global y responsable, equita va y no sexista, para cambiar y construir sociedades más inclusivas, donde se manifieste el derecho de reivindicar las diferencias cuando la igualdad nos oculta o nos desconoce. Se trata de adver r las diferencias para una iden dad que reconozca la diversidad de cada persona. Mulier se propone dar voz a dis ntas perspec vas y visiones inter y transdisciplinarias de la condición de ser mujer y de las urdimbres que la cons tuyen. Este obje vo se retoma en la administración 2012-2016 del Colegio de Ciencias y Humanidades, Plantel Naucalpan, con el propósito de reforzar la labor académica del Colegio en los ámbitos de la reflexión y la divulgación del conocimiento entre la comunidad universitaria. En Mulier se entrecruzan las miradas de la comunidad académica del CCH y de la UNAM. En ella los alumnos, los profesores y los inves gadores, así como los invitados de otras ins tuciones hermanas, comparten sus voces para reflexionar y comunicar, pero sobre todo para transformar, a par r de la palabra escrita, la visión de lo que somos y podemos llegar a ser frente a las necesarias diferencias.
Dr. Benjamín Barajas Sánchez Director de Plantel Naucalpan del CCH
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Editorial La variedad de miradas que ofrece esta publicación expone una serie de perspec vas que amplían la discusión sobre género y polí ca como un análisis per nente y siempre oportuno. No se trata de un repertorio de ar culos de diversa índole; se trata de un compromiso colec vo, reflexionado, relacionado y dirigido, en el que intervienen variados aspectos que dan cuenta de la vinculación que tenemos como sujetos sociales en las discusiones expresadas en el terreno de los obje vos polí cos con especificidad de género. En estos escritos, se abordan de manera tácita y manifiesta categorías tales como género, poder, autonomía y marginación. La problemá ca de un conjunto de asuntos que van desde la par cipación de las mujeres para acceder a una ciudadanía plena, la noción polí ca de la sexualidad, hasta la discusión acerca de la eficacia o inexistencia de agendas de género en las instancias gubernamentales y los medios de comunicación devela los escenarios en que puede y debe abordarse la polí ca. En otras palabras, habrá que desarraigarse de la idea de que existen formas y áreas de la polí ca neutrales con relación al género. Noviembre 2012
Thomas Buchta - SƟgmataballet 01
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La mujer indígena y el poder Mariana Mercenario* El papel de la mujer en muchas culturas posee un peso indiscu ble, casi siempre representa el complemento ancentral y cosmogónico en las historias de los pueblos del mundo: la unión prís na entre las fuerzas masculina y femenina, que abunda, por ejemplo, en diversas regiones de Mesoamérica; sin embargo, en asuntos como la distribución de funciones y privilegios se hace evidente la falta de equidad. La presencia de la mujer en el mundo del poder y de la polí ca es hoy todavía espacio de di cil acceso: pocas son quienes han tenido la oportunidad de incidir en la polí ca, derribando obstáculos de la más absurda intransigencia e intolerancia por cues ones de género. De entre todas las culturas mesoamericanas los mixtecos destacan por haber contemplado entre sus preceptos de ley, la posibilidad de que una mujer pudiera ser parte del ritual iniciá co propio de un gobernante y ostentar el poder ante su pueblo. Tal es el caso de la Señora 6 Mono, Quechquemitl de Serpiente (1073?- 1101 d.C), ejemplo emblemá co en la historia Ñuu Dzavui, en la Mixteca Baja de Oaxaca. Heredera del linaje de Ñuu Tnoo (Tilantongo) por parte de su padre, y de la dinas a de Suchixtlán por parte materna, la princesa 6 Mono se convir ó en la única heredera al trono de un poderoso señorío cuya verificación historiográfica puede encontrarse en diversos códices prehispánicos. Para legi mar su poder, 6 Mono se interna en Vehe Kihin, cueva fúnebre donde se hallaban enterrados los
AcƟvista Eufrosina Cruz
reyes difuntos de Ñuu Dzavui; ahí es auxiliada por la Diosa de la Muerte de los mixtecos, equivalente a una Cihuacoatl entre los mexicas: “Con esta ayuda, la Señora 6 Mono, Quechquemitl de Serpiente,/ de nuevo se puso en camino, pero ahora armada:/ atacó y venció al Señor 6 Lagar ja,/ puso en lágrimas al Señor 2 Lagarto,/ y quemó su
morada en el Monte de la Luna y del Insecto” (Jansen y Pérez Jiménez, 2000: 135). Como lo señala Rossell (2003: 52 y ss.), si bien el poder era transmi do de padres a hijos en línea directa, de no exis r descendientes varones, el trono podría ser heredado a una hija, quien, aunque contrajera matrimonio, su gobierno sólo
* Escuela Nacional Colegio de Ciencias y Humanidades, Plantel Naucalpan. UNAM.
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Las mujeres indígenas, en verdad, tienen escasas posibilidades de continuar con sus estudios, de convertirse en líderes sociales y de gozar con el respaldo de sus comunidades para crear transformaciones sociales por vías políticas.
AcƟvista Lucina Beƫna Cruz Velázquez
podía pasar a manos de su marido en caso de que se tratara de un reino más poderoso. La misma autora señala que existen representaciones iconográficas en las que las mujeres nobles (reinas, princesas o sacerdo sas) luchan armadas con escudos y lanzas, peleando al lado de los hombres, tomando algún prisionero o incluso siendo apresadas ellas mismas en sacrificio bélico. En los siglos subsiguientes, la par cipación de la mujer en las batallas ha sido más bien interpretada como un apoyo, y su rol se ha es gma zado como auxiliadora de las grandes causas lidereadas por los varones. Escasas son hoy en día las presidentas municipales que encabezan los pueblos indígenas regidos por usos y costumbres. Las causas son múl ples: además de la marginación social, se halla la pobreza extrema, la desnutrición, la exclusión y pobreza educa va, la violencia intrafamiliar y la limitada cobertura en servicios de salud de las que las mujeres son el eslabón más desprotegido. Las mujeres indígenas, en verdad, enen escasas posibilidades de con nuar con sus estudios, de conver rse en líderes sociales y de gozar con el respaldo de sus comunidades para crear transformaciones sociales por vías polí cas. Afortunadamente, las excepciones nunca faltan y en América La na han empezado a descollar algunas ciudadanas de ascendencia indígena que reclaman su derecho a la par cipación políca. Una de ellas, y tal vez la más relevante, es la
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guatemalteca Rigoberta Menchú, ac vista de los derechos humanos, perteneciente a la etnia maya-quiché. A pesar de la represión sangrienta de la que su familia fue objeto, emprendió una campaña de denuncia ante la violación de la que eran objeto los pueblos indígenas, por la cual fue reconocida con el Premio Nobel de la Paz en 1992. Después de ello, tanto en 2007 como en 2011 lanzó su candidatura a la presidencia de Guatemala, en la que, no obstante su popularidad, obtuvo muy pocos votos. ¿Cómo explicar que un pueblo acongojado por la injus cia sea indolente ante una luchadora social que ha dejado familia, palabra y alma frente a las grandes esferas de la polí ca? ¿Una mujer cuyo valor ha sido demostrado sin inconsistencias en su vida, con persistencia en su trabajo y en sus convicciones por defender la libertad de los más pobres? En fin, la equidad de género es un asunto sobre el que aún falta mucho por difundir y defender. Termino estas líneas con las propias palabras que la indígena más conocida en el mundo editorial, polí co y hasta de las redes sociales –que tanto enajenan a nuestra fascinada juventud–, pronunció al recibir el Nobel: “Las evidencias de las injus cias, no hace falta buscarlas, allí están. Y creémos en el diálogo. Pero yo no creo jamás en un diálogo si no se basa en igualdad de condiciones, en igualdad de oportunidades, en igualdad de respeto”. Las mujeres enen aún mucho por hacer y por decir. Basta de idealizarlas con estereo pos que atentan contra su libertad de pensamiento y acción polí ca. Si una mujer indígena puede sobresalir en nuestro acelerado y ultramoderno mundo de saqueo económico para darnos un mensaje y un proyecto de conviencia y tolerancia cultural, vale la pena que al menos las mismas mujeres la escuchemos y velemos por un mundo dis nto, un mundo pensando en femenino.
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La apropiación de los derechos políticos de las mujeres indígenas. El frente mazahua por la defensa del agua Fernando Martínez Vázquez* Las transformaciones sociales, económicas y polí cas mundiales han impactado fuertemente a los segmentos sociales más vulnerables de nuestro país, generando pobreza, desempleo, carencia de servicios de salud, analfabe smo y muerte. Esta situación de desigualdad, deriva en insa sfacción y en un sen miento de injus cia que ocasiona la acción social, en la cual los actores se organizan para demandar la solución de sus carencias. Tal es el caso de los movimientos indígenas, los cuales -además de la búsqueda de una solución a sus problemas-, proponen formas alternavas de ver el mundo, de organización social y de relación con el entorno, confrontándose con las miradas hegemónicas del Estado y, sobre todo, las perspec vas de las empresas privadas que enen como eje rector las ganancias por encima del impacto ecológico: humano y natural. Estas miradas alterna vas de la realidad —específicamente la relación con la erra y el agua— se manifiestan en el movimiento Frente Mazahua y el Frente Zapa sta de Mujeres Mazahuas por la Defensa del Agua, surgido en algunos pueblos indígenas que habitan el Municipio de Villa de Allende, Estado de México. La lucha del FM y el FZMMA ha sido importante en la bús-
queda de la reivindicación de los derechos de los pueblos indios entre los que están la demanda de un sistema jurídico apegado a su cultura y costumbres; la transferencia de competencias a las comunidades; el derecho a disponer y explotar los recursos naturales que históricamente les pertenecen, entre otros.
Derechos políƟcos
* Escuela Nacional Colegio de Ciencias y Humanidades, Plantel Naucalpan. UNAM
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...su participación no fue del todo equilibrada, tuvo costos en sus comunidades, pues no estaban excluidas del trabajo de ser madres, esposas y en la labor de campo, lo cual implicó una inversión de tiempo y esfuerzo mayor, así como cargar con el estigma social que involucra romper roles tradicionales. Derechos políƟcos
El movimiento del Frente Mazahua inició en 2003 a raíz de las inundaciones que golpearon las erras de las comunidades, producto del desbordamiento de la presa Villa Victoria del Sistema de Agua Cutzamala. Los pueblos de la zona solicitaron al gobierno la res tución de los daños, pero al no haber respuesta se optó por contratar un abogado para exigir la sa sfacción de sus demandas. Se sumó al pliego pe torio la solución de las carencias generadas en los úl mos años como la dotación de agua potable, la res tución de las erras expropiadas para el uso del sistema Cutzamala y un proyecto de desarrollo sustentable para la zona. La comunidad, en conjunto con el abogado que las asesoraba, eligió a las mujeres con mayor facilidad de palabra, extrover das, que supieran leer y escribir, pero sobre todo que fueran verdaderamente mazahuas, es decir que usaran la vesmenta tradicional. También se emplearon otros símbolos para dotar de fuerza al movimiento ante la opinión pública como el uso de armas de madera y la exposición del rol de madre, lo que en el argot sociológico se conoce como performance. La inclusión de las mujeres como protagonistas llamó la atención de la prensa nacional e internacional. Igualmente, la autodenominación de zapa stas alertó al gobierno ante la posibilidad de que se extendiera el movimiento chiapaneco hacia otras etnias del México indígena. La demanda por agua potable fue un fuerte argumento para que más mujeres mazahuas se
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sumaran al movimiento, así como la demanda de un plan de desarrollo integral que beneficiara a toda la comunidad con centros de salud, vivienda, escuelas, empleo y acciones para el cuidado del medio ambiente. El movimiento encabezado por mujeres puso en juego varios elementos simbólicos como ser mujeres, madres, indígenas y pobres con los que se ganó terreno ante la opinión pública nacional e internacional. Las mujeres mazahuas consolidaron su imagen y protagonismo ante los medios de comunicación, movimientos sociales, organizaciones no gubernamentales y algunos sectores académicos. Además, asumieron mayor conciencia social como género, singularidad que las llevó a asumir papeles protagónicos en su vida personal y sus comunidades. Sus acciones reforzaron los movimientos ambientalistas, de género e indígenas; sin embargo, su par cipación no fue del todo equilibrada, tuvo costos en sus comunidades, pues no estaban excluidas del trabajo de ser madres, esposas y en la labor de campo, lo cual implicó una inversión de empo y esfuerzo mayor, así como cargar con el es gma social que involucra romper roles tradicionales. El movimiento alcanzó algunos de sus objevos, otros quedan pendientes, pero el mayor logro es la lucha por la reivindicación de los pueblos indígenas, de sus mujeres y hombres, por la apropiación de sus derechos, negados durante siglos.
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Codo a codo con los hombres en la lucha por la autonomía El caso de dos mujeres Triquis de San Juan Copala Norma Patricia Rubio Mondragón* ¿Te imaginas vivir encerrada en tu casa, sin poder salir a conseguir comida para tus hijos que lloran de hambre? Eres demasiado paciente y logras ingeniártelas para que no te vean abrir la puerta de tu choza e ir a conseguir unas raciones sin que los paramilitares te detecten. ¡Qué bueno, ya puedes calmar a tu niño más pequeño que pidió un vasito con leche! Cuando regresas, las cosas no son tan favorables, porque algunos hombres parapetados en la loma logran verte; entonces, mandan a otros que te alcanzan y no sólo abusan sexualmente de , te quitan lo poco que llevabas para tus hijos. ¿Te imaginas lo que es vivir con el miedo constante de que en algún momento una bala te alcance a o a tus niños? Porque ellos, aunque también están hartos de tanto encierro, prefieren eso a tener el mismo des no de su padre, tu esposo, asesinado recientemente por la gente del MULT (Movimiento de Unificación y Lucha Triqui) y de la UBISORT (Unidad para el Bienestar Social de la Lucha Triqui), junto con otros compañeros cuando iban a una reunión. ¿Te imaginas ahora que no sólo eres mujer, sino indígena, pobre y no hablas español? ¿Que las autoridades te ignoran porque te atreviste a ser parte de un Municipio Autónomo que quiso ser independiente, mantener sus usos y costumbres, ser responsable de sus recursos naturales y ya no votar por el PRI?
Mujeres Triquis
Al contrario, se mofan hasta el escarnio, te humillan y golpean, porque saben que los que te hicieron eso son sus compañeros, aquellos que mandaron a hos gar a la población para que dejen de pensar por sí mismos, para que vuelvan a la obediencia total al cacicazgo,
aunque sea a punta de escopeta y miedo. Y por si no fuera poca tu desesperación, el mismo gobierno del Estado de Oaxaca encabezado primero por el priista Ulises Ruíz y ahora por el perredista Gabino Cué ( priista en sus años mozos), no hicieron ni han hecho nada por arreglar la
*Facultad de Filosofía y Letras, UNAM.
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situación. ¿Entonces a quién más acudir si tu propio gobierno es el que te asesina por acción y por omisión? Ante este panorama desolador, existen mujeres valientes, fuertes y comprome das que han tomado la determinación de mantenerse firmes en la defensa de sus derechos, aunque esto implique la muerte de sus compañeros, hijos o de ellas mismas. Es el caso del municipio autónomo de San Juan Copala, Oaxaca, donde una población de mujeres se aferra a la esperanza, al futuro y a la vida. Las mujeres Triquis siempre fueron el pilar de las organizaciones y movilizaciones a favor de su autonomía, fueron ellas las que coloreaban de rojo las marchas y plantones. Ellas también formaron parte en la toma de decisiones, no sin antes haber pasado por un periodo de convencimiento de maridos celosos, de demostrar que tenían la capacidad al igual que sus compañeros de tomar buenas resoluciones, de dejar las tareas secundarias y atreverse a ser cri cadas por mostrar que también son buenas oradoras, de convencerse a sí mismas que podían y pueden ser
Desde que San Juan Copala decidió declararse municipio autónomo para hacer de su destino algo mejor, las mujeres han luchado codo a codo con los hombres en trabajos de información, tequio, organización, logística y radios comunitarias. ú les en la dirección y no sólo en la cocina o en el apoyo de base. Desde que San Juan Copala decidió declararse municipio autónomo para hacer de su des no algo mejor, las mujeres han luchado codo a codo con los hombres en trabajos de información, tequio, organización, logís ca y radios comunitarias. Dos de esas mujeres, ahora desplazadas, cuentan cómo lograron escapar junto con sus hijos una fría madrugada, antes de que las detectaran los militares. Cuentan también que no ha sido significa va la diferencia entre lo que los “compas” y ellas han logrado, pues dicen, la lucha entre la vida y la muerte en San Juan Copala no ve sexos. La fuerza y el apoyo se necesita de donde venga. Eso lo tuvieron muy bien en cuenta los maridos desde un inicio, aunque no niegan que tuvieron que pasar por momentos tensos con algunos de ellos y con otras mujeres por su par cipación polí ca.
Juana conoce muy de cerca el sabor del dolor: “mataron a mi hermana cuando tenía apenas cuatro meses de embarazo, pero además su niño más chiquito lo dejó de un año y medio, sus demás hijos los cuidamos entre todas”. Mientras llora, una niña casi adolescente se acerca y rompe el pesado silencio, ---es la hija mayor de su hermana muerta-pregunta algo a su a en lengua Triqui. Cuando se aleja, Juana me cuenta que la niña también iba en la camioneta cuando sucedió la emboscada, tuvo suerte, sólo le rozó una bala en la cabeza. Teresa, a diferencia de Juana, habla mejor el español y se muestra más segura, todos la señalan como una par cipante ac va, desde el veinte de enero de 2007 cuando se cons tuyó el Municipio Autónomo. Ella, dicen, “sabe más” sobre lo que está sucediendo en Copala. Cuando me acerco se muestra recelosa y le muestro mis credenciales, “es por seguridad”, dice. Teresa cuenta que la par cipación de las mujeres pasó sin duda por momentos de cambios “antes éramos más calladas, obedecíamos a los maridos y nos quedábamos en casa a cuidar a los hijos o salíamos a trabajar al campo; además, casi no nos me amos en nada de polí ca, sólo a veces, en las movilizaciones; pero lo demás, las decisiones, eso era para los hombres, incluso si había alguna mujer par cipa va era cri cada por
Mujeres Triquis
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las mismas mujeres; ahora eso ha cambiado, desde que se creó el Municipio, nuestro líder, Timoteo, el que mataron, nos enseñó que la lucha de las mujeres también cuenta, desde ese día hombres y mujeres somos iguales”. Teresa se refiere a Timoteo Alejandro Ramírez, líder natural de Copala, quien fue asesinado en su casa por dos paramilitares que se hicieron pasar por vendedores, junto con su esposa Cleriberta Castro, el 20 de mayo de 2010. Dice Teresa que la par cipación femenina es importante en espacios como la radio comunitaria La voz que rompe el silencio, propuesta realizada por jóvenes, en gran medida mujeres. “Ellas nos dieron la oportunidad de comunicarnos con más gente en nuestra lengua, eso era muy importante”; sin embargo, a pocos meses de haber iniciado transmisiones, dos de las tres locutoras principales fueron asesinadas por la MULT. Sus nombres: Teresa Bausta Merino, de 24 años, y Felicitas Marnez Sánchez, de 20 años. La muerte, nos cuentan, es cosa de todos los días en Copala. No pasa un día sin que haya un muerto, un desaparecido, una mujer violada, un niño perdido. Las cosas en defini va se podrían arreglar si el gobierno hiciera algo, “pero son ellos mismos los que nos matan, no quieren que seamos libres, nuestra erra es rica en maderas, en recursos naturales, por eso nos la quieren quitar”. La gente muere de hambre sin poder salir a conseguir alimento por temor a los franco radores apostados en los cerros. La ayuda humanitaria tampoco puede llegar a pesar de varios intentos. En suma, la situación en Copala es similar a la de un país en guerra, donde el enemigo se encuentra en casa. Sin duda, coinciden estas dos indígenas Triquis, la lucha por su autonomía aún está lejos de terminar; pero la par cipación de las mujeres siempre será un pilar importante.
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Ciudadanía e imaginario social femenino Paola María del Consuelo Cruz Sánchez* La ciudadanía en los Estados Modernos no dis ngue géneros, aunque surgió como un derecho únicamente masculino. La lucha de las mujeres conquistó la ciudadanía ac va para ellas, incluyéndola en la concepción masculina, por ello, el ejercicio de la ciudadanía se manifiesta desde la igualdad de géneros no desde la equidad. Asimismo, la tardía llegada de las mujeres a la ciudadanía ac va ha diferenciado su actualización en las prác cas. Este breve ensayo ene como intención acercarse al imaginario social femenino como uno de los elementos que actúa en la realización diferenciada, y en algunos casos excluyente, de la ciudadanía entre hombres y mujeres. En endo por imaginario femenino al conjunto de construcciones sociales en torno a la idea de ser mujer que un colec vo crea y recrea en sus prác cas. Estas ideas no sólo moldean sus acciones sino que les permiten juzgar sus experiencias. Las comunidades se leen a sí mismas a través de sus imaginarios. Los imaginarios no son está cos sino dialéc cos y se modifican por las necesidades de la sociedad en que se vivencian. Pese a su modo de ser dialéc cos su actualidad depende de que se nos muestren como naturales, como argumentos o razones suficientes para perpetuar algún orden social produciendo hábitos, determinando modos de ser. La idea de ser mujer es una de esas ideas habituadas que condicionan a hombres y a mujeres a ciertas acciones, cosas, situaciones, etc. Pese a que surgen como producto de una dinámica social determinada es dentro de ella donde enden a naturalizarse. No es di cil afirmar que el imaginario “[…] puede llegar a familiarizar a los * Escuela Nacional Colegio de Ciencias y Humanidades, Plantel Naucalpan, UNAM.
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ciada de vivir la ciudadanía entre hombres y mujeres ha apelado sólo al carácter conservador de la violencia, el cual ha perpetuado las prác cas de dominación masculina. Es empo de ejercer su carácter creador, de construcción de un nuevo derecho. La “igualdad” que subyace a la noción de ciudadanía de los Estados Modernos se ha vivido en relaciones del fuerte y el débil, del superior y el inferior, etc., como una violencia legi mizada por el imaginario social femenino y sus prác cas. La lectura de la ciudadanía femenina se ha hecho desde categorías masculinas lo cual la enajena. Resulta complicado entender la condición Fotograİa de José Luis Parella femenina sólo a través del lugar en que la han ubicado las sociedades machistas. hombres incluso con la violación de sus dereLa persecución de los derechos de la mujer no chos, hasta el extremo de que no se encontrapuede ser traducida como la persecución de la rá a nadie de entre los que los han perdido que ciudadanía-viril, es decir, como un deseo de ser piense siquiera en reclamarlo, ni crea haber sido igual que los hombres, sino como un posicionaobjeto de una injus cia” (Condorcet1, citado por miento desde nuestra diferencia. Duhet, 1994). La naturalización y familiarización Es menester abrir los ojos ante una realidad de las prác cas que resultan de nuestros imagique nos rebasa y estar alerta a las múl ples y vanarios en muchos casos ocultan violencia. riadas formas de violencia contra el que se conEn el origen del Estado Moderno, las mujeres sidera débil. Cada Estado, cada grupo social crea no fueron sujetos de derecho, la idea de mujer, su débil y lo actualiza, existe una con nuidad (imaginario femenino) fundamentó la duda estruccultural en ello. Estar atentos es una obligación tural sobre sus capacidades polí cas, asimismo que compete tanto a hombres como a mujeres. jus ficó otorgar el monopolio polí co de la humaNuestra sociedad ha generado violencia contra nidad al género masculino como derecho. En este sí misma a par r de sus construcciones imagicontexto, el ser humano en situación de mujer se narias, es empo entonces de que esta socieha ido realizando en oposición al hombre. dad se ponga al corriente consigo misma y sea La ciudadanía de las mujeres se vive como una lucha, con violencia. Ésta úl ma, está anclada en prác cas co dianas, es estructural2. No es En el origen del Estado Moderno, las extraño que en el Estado Mexicano al añadir a mujeres no fueron sujetos de derecho, la esta aceptada y habitual violencia la impunidad, idea de mujer, (imaginario femenino) tengamos como resultado el feminicidio3. Es mefundamentó la duda estructural sobre sus nester preguntarnos: “¿Cómo impedir la con nuidad de la cultura que hizo posible la violencia capacidades políticas directa?”. (Zamora, 2008, 69)4 La forma diferen1
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Citado por Duhet, P.M., (1994). Las mujeres y la Revolución, Barcelona: Editorial Península. Condorcet, uno de los primeros líderes masculinos en proclamarse a favor de los derechos de las mujeres, publicó estas palabras haciendo eco a la Declaración de los derechos de las mujeres y las ciudadanas en 1791. Cf. Díaz, Pérez, G. (2009, Mayo-Agosto): La violencia de género en México: reto del gobierno y de la sociedad, en Encrucijada, Segundo número, Revista Electrónica del Centro de Estudios en Administración Pública de la Facultad de Ciencias Polí cas y Sociales, UNAM. pp. 2-3 En el Estado Mexicano los índices de violencia delatan una pandemia social. Según el informe del Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio (OCNF) en 2009, dieciséis estados de la República Mexicana reportaron casos de feminicidio. La región más violenta del país, es la del norte donde ocurrió el 51% de estos crímenes. En la región del centro y el Bajío el 44% y el en la del sur el 5%. Ante esto, podemos afirmar que en México, ser humano antes que mujer no es suficiente para poseer derechos. (Observatorio de Igualdad de Género de América La na y el Caribe, OCNF, 2009, (2011, marzo) Disponible en: h p://www.inmujeres.gob.mx/avisoocepal.html) Zamora, J. (2008). El perdón y su dimensión polí ca. En: El perdón, virtud polí ca. En torno a Primo Levi, España: Antropos. p. 69.
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capaz de reconocer que acontece dentro de sí. Hasta que esto no suceda, no dejarán de haber heridas sin sanar, injus cias que se con núen hasta conver rse en costumbres. Traer a la consciencia estas deudas con los violentados es nuestra responsabilidad y al mismo empo la posibilidad de modelar mejores formas de convivencia social y polí ca. El imaginario femenino mexicano no sólo se ha construido con ideas, sino también a través de práccas de desacreditación. Su dinámica ha dado pie a su vez al desarrollo de la sospecha. La duda sobre la validez del estado de cosas nos muestra que nuestra situación actual es producto de una realidad histórica que no es eterna. La pugna por los derechos de las mujeres ha hecho dudar a los hombres de que los suyos sean para siempre. Esta duda suscita una respuesta violenta. La violencia contra las mujeres es una manifestación de la dialéc ca entre el dominio y la liberación que cons tuye una llamada de atención, nos pone sobre aviso de nuestra obligación de avanzar a una sociedad más justa, donde la búsqueda de la jus cia no acabe con nuestra libertad. Por esta razón la violencia no puede ser un fin, pero sí lo es la conciencia reflexiva y crí ca que desnaturaliza las ideas de hombre y mujer como antagónicas.
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No soy mazahua, soy tepiteña, manito Balam Solís López* De Tepito se habla mucho y en ocasiones se sabe poco. Tepito es un mito formidable. Boxeadores, periodistas, cómicos y actores de la época del cine mexicano, ladrones y hasta presidentes de México han habitado este barrio. Sus vecindades y calles enen miles de historias que lo dotan de iden dad. Sus habitantes son gente trabajadora y amable, pero también hay quien se toma muy a pecho el apelavo de Barrio Bravo y que hacen de algunas de sus vecindades y calles espacios infranqueables. En Tepito, aunque es justo decir que no sólo en Tepito, el agandalle se convierte en una forma de vida. La gente del barrio vive su vida bajo la máxima de que a Dios le debe la vida y a Tepito la comida, y de que aquí se vende de todo menos la dignidad. Hoy, Tepito carga con el es gma de ser una guarida de hampones y drogadictos, una ciudad dentro de la ciudad. Si ser tepiteño trae consigo es gmas sociales, ser tepiteño e indígena no es una mezcla recomendable, aún peor si se es mujer. Angélica es tepiteña, sus padres, sus hermanos, sus hijos nacieron en el barrio, a sus más de cuarenta años ella sabe que en sus calles hay que darse a respetar, no dejar que los demás se le suban a las barbas. El barrio le ha enseñado a no dejarse siquiera de la ra ni de los granaderos, con quienes comparte el co diano caminar. La voz de Angélica se oye por todo el pa o del predio que habita sobre la calle de Jesús Carranza. Las mentadas de madre y los albures entre vecinos
son la moneda corriente en esta unidad de alrededor de 120 viviendas. Angélica es la líder del predio que, en su mayoría, es habitado por indígenas triquis y mazahuas. Aunque por su color de piel y complexión aparenta ser mazahua, Angélica se sincera y me dice que no lo es. —Soy tepiteña, manito, lo de mis mazahuas fue por accidente. Angélica es líder de los mazahuas de su predio, pero también de otros que no habitan en él. Su familia siempre se ha involucrado en la grilla, sus padres se dedicaron a la ges ón de vivienda para los habitantes del barrio; ella siguió sus pasos,
Si ser tepiteño trae consigo estigmas sociales, ser tepiteño e indígena no es una mezcla recomendable, aún peor si se es mujer. * Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, UNAM.
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primero los con vecinos en huas aparte de buscar vivienda general, pero un día, sin y salud. proponérselo, se volvió líAngélica es integrante de der de mazahuas y triquis. los Comités Ciudadanos, un — Unos mazahuas lleórgano de representación garon al predio, una paciudadana de las colonias del reja con un niño. El niño Distrito Federal. A través de se accidentó y se abrió la este órgano, ella ha organizado cabeza, la falta de cuidaac vidades depor vas y cultudos de los padres ocasiorales para el barrio. Su militannó que este accidente se cia par dista es cri cada por agravara, se le hizo una algunos vecinos, que no ven telaraña en su cabecita, con buenos ojos que sea perrehabía que operarlo y pues dista, pues señalan que trabaja yo me moví a ver qué se para la delegación. En parte podía hacer, los padres no ella reconoce que esto es así, Obra de Miguel Ángel Morales tenían dinero, yo no popero también lo ve como una día pagar, así que me fui a oportunidad para agilizar las gobierno central y allí me enviaron a la clínica ges ones para su barrio. y pues fue complicado porque no sabía, pero al —La gente habla, manito, te cri ca y dice que final se hizo y el niño se operó, de allí llegaron te quedas con dinero o te robas las ayudas, pero otros mazahuas a pedirme ayuda, todos con pro- que hablen, yo no me quedo con nada y la gente blemas de salud. Yo ya trabajaba la vivienda. Un que trabaja conmigo lo sabe. Una vez unos grinrato estuve con Dolores Padierna en Nueva Te- gos hasta despensas nos regalaron, pero despennoch tlán, después me separé, cuando ella dejó sas chingonas, con su Korn Flakes y toda la cosa, la organización y se fue de delegada. una vieja chismosa dijo que yo me quería quedar Angélica creció junto al predio conocido como con ellas y pues sí, me enchilé y le reclamé, pero La Fortaleza, los opera vos policíacos no le son normalmente no te lo dicen de frente, yo sí le dije extraños. Fue un opera vo policíaco el que por que se fuera a la chingada porque son chingadeaccidente la consolidó como líder mazahua. ras, manito. Ahora estamos ges onando pintura —Una vez hubo un opera vo, todavía exis a para los predios, pintura para las fachadas, porel 33 de Tenoch tlán, entraron los granaderos, que hay viviendas que están regachas. También encañonaron a mi hija y se chingaron un dinero estamos viendo lo de las luces, porque de noche que tenía para una operación. Me enojé y se la no hay quien entre. Hay quienes a las ocho de la armé de tos a los polis. Y pues sí me enojé mucho, noche se encierran y ya no salen, ya no salen ni a manito, armé tal relajo que tuvo que venir Joel la enda, manito. Ortega a negociar. Joel me dijo: “Yo sé que eres Angélica me indica que es hora de par r. Antes muy movida y entrona, gente como tú le hace fal- una advertencia. ta al barrio; voy a inves gar quién se robó tu dine—A estas horas el barrio se pone más bravo, ro y voy a suspender opera vos en tu predio, pero mejor que te acompañe Manuel. tú échame la mano, que nadie ajeno a tu predio A mi lado aparece un triqui gigante, un triqui entre, ayúdame a meter orden, nada de drogas en como un sahuaro extraviado en el asfalto. Un po este predio, ¿va?” Y así inicié, él me nombró líder serio, callado, un niño enorme que me acompaña del predio, me devolvieron mi dinero y luego me a la salida del barrio y que al despedirse me dice: mandaban llamar de gobierno central para cursos “Es cabrona la gorda, ¿verdad?” o para avisarme de programas o recursos que se Sonrío. El sonido de las patrullas y las botellas podían bajar. Luego me me en estas cosas de los de vidrio vacías chocando por el suelo anuncian el comités porque me dijeron que aprendería más, cambio de turno de los habitantes. No cabe duda, que así podía hacer otras cosas para mis maza- Tepito siempre será un mito formidable.
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Esceniϐicación mediática de mujeres “empoderadas” mexicanas Georgina Paulín Pérez* Uno de los problemas que plantea la comunicación mediá ca es el de la transmutación de una vida de sen mientos a una vida novelada, donde sen mientos, pensamientos obras, acciones y productos culturales se fabrican por serie y se venden mercan lmente. En efecto, en el contexto mediá co todo se escenifica; ahí, el papel público de la mujer y sus imágenes correspondientes se convierten en mercancía altamente redituable. En este panorama, el breve trabajo que aquí se presenta explora referencias con las que se ha intentado abordar el tema de la comunicación globalizada, para poder contextualizar ensayos de lectura sobre la mujer “empoderada”, a modo de ilustración del discurso mediá co, en el contexto mexicano. No se trata de una relación exhaus va, ni conceptual, tampoco empírica, sólo de un reconocimiento de fenómenos que requieren reflexión y atención inmediatas. Desde ese tenor de intenciones, es importante indagar sobre los momentos históricos que abonaron el terreno para la comunicación globalizada. De hecho, después de la experiencia generada por el conflicto de la Primera Guerra Mundial se refuerza la convicción por parte de sociólogos, politólogos, historiadores –sobre todo estadounidenses– de la necesidad del control estatal de las masas; y, de la misma manera, se nutre la creencia sobre el valor estratégico de la propaganda como medio de educación popular
para, en todo caso, mantener la moral, es mular el idealismo democrá co (P. Thomas Moon, 1925), fomentar la solidaridad social, fabricar el consen miento de las masas (W. Lippman; H. D. Lasswell, 1927), entre otras pretensiones. El contexto de posguerra resultó un espacio fér l para la función de los medios de difusión masiva en la construcción nacional de la sociedad estadounidense. Como consecuencia, en el ámbito de la producción cultural, se genera la confrontación entre el ideal europeo de alta cultura, y el modelo estadounidense de cultura masiva y masificada propiciada por medios de alta tecnología. La dinámica de difusión masiva representa y promueve prác cas modernas de imposición y dominación hegemónicas que se nutren de la racionalidad industrial, y asimismo, se materializan en la circulación mercan l de toda producción simbólica. De suerte que los medios masivos de comunicación, al cons tuirse como el cimiento
simbólico de una sociedad, se erigen como depositarios y formadores de cultura: en otras palabras, establecen un complejo sistema de comunicación y representación del mundo que, vinculado con la dinámica de la industria, se sustenta como experiencia (mediá ca) que no sólo afirma y nutre la ideología empresarial de las clases dominantes, sino que es suscep ble de ser consumida por los individuos (masa) de la sociedad. Con ello, los medios, y su consecuente efecto globalizador impactan seriamente en los sen dos y significaciones de la vida humana; en la definición de las formas de imaginar la realidad, de construir un relato sobre las sociedades, de contribuir a la educación emocional y polí ca de los públicos. En ese contexto, desde las úlmas décadas del siglo XX se vive, experimentando y propiciando, un complejo sistema de comunicación y de representación del mundo promovido por los llamados medios de comunicación de masas, y más recientemente de-
* Instituto de Investigaciones Sociales, UNAM.
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nominados medios de comunicación desmasificados (Tooffler, A., 2000: 206). De hecho, la base principal de representación de los medios masificados y desmasificados, no procede precisamente de fuentes primarias; por el contrario, resulta de una mezcla de imágenes some da a los ritmos de la industria de los medios, para uniformar y estandarizar modos diversos de vida, bajo la hegemonía (dominio a escala global) de un macrosistema tecno-económico, que promueve, condiciona y fortalece un po de comunicación carente de sen do social de la realidad polí cosocial. Ahora bien, uno de los problemas que se plantea en términos de esas dos manifestaciones comunica vas (masificada/desmasificada) ene que ver con lo esencial de esos fenómenos, lo que lleva a considerar cues ones tales como: ¿cuáles son sus rasgos par culares?; ¿los fines y metas que se persiguen?; ¿el complejo simbólico desde donde se representa el mundo, y se le da sen do a la vida?; entre otras interrogantes. Estas preguntas, que han ido orientando una inves gación más amplia, permiten ahora ordenar la información de este texto en: 1) referencias sobre el tema de la comunicación masificada/desmasificada; y, 2) ensayos de lectura para ilustrar la escenificación mediá ca de mujeres empoderadas mexicanas. Sin embargo es importante reiterar que no se trata de una relación exhaus va, ni conceptual, tampoco empírica, sólo de un reconicimiento de fenóme-
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nos que requieren reflexión y atención inmediatas.
Referencias sobre comunicación (masiϐicada/ desmasiϐicada). El enfoque histórico de Alvin Toffler, plantea el desarrollo de la humanidad dividido en tres etapas (Olas); cada una de ellas sugiere una “revolución” cien fico/tecnológica en los modos de sa sfacer las necesidades sociales y, específicamente, en las estrategias de explotación de los recursos naturales y humanos. Así, la “primera ola” se refiere al feudalismo; la “segunda ola” al desarrollo industrial; y la “tercera ola” nos muestra, en términos especula vos, la era de la informá ca. En esta úl ma etapa, Toffler señala que los medios masivos —por encima de cualquier otro medio— se accionaron bajo los parámetros de la producción en serie, y por tanto del consumo en serie. Pero, por encima de cualquier otro, dos fueron los principios esenciales del industrialismo que propiciaron las transformaciones de las formas expresivas: por un lado, la especialización, la cual redujo el abanico de posibles relaciones humanas —incluso en el ámbito de la educación— a la dicotomía productor/cliente; por el otro, la uniformización, de principio comercial/administra va, pero cuya consecuencia trajo la uniformización de los lenguajes, en detrimento de los dialectos regionales, sus tuyendo así los idiomas “no-uniformados” por los “uniformados” (inglés, fran-
cés...), en términos de mercado. En el ámbito de los medios masivos, la uniformización implica, además, la uniformización de los posibles comportamientos y relaciones sociales en la composición de los mensajes. De ahí que, los objetos —de innegable sustento cultural— empleados como factores de mercado, o bien como objetos mismos de consumo, adquieren una re-presentación diferente: son extraídos de su contexto cultural inicial, el cual los hace presentes dotándolos de sendo, para ser re-presentados en un contexto mercan l que, de principio, resulta opuesto al contenido cultural inicial del objeto. No obstante, la dispersión espacial en la transmisión de información, generada por los medios masivos, se convir ó en erra fér l para un proceso consecuente: la globalización. Cimentada a par r de la extensión transoceánica de los mercados (internacionalización), y con el paula no establecimiento de organismos y empresas de presencia mul nacional (transnacionalización), la globalización se define como “un nuevo régimen de producción del espacio y del empo(…) más que un orden social o un único proceso, es resultado de múl ple movimientos, en parte contradictorios, con resultados abiertos, que implican diversas conexiones ‘local-global’ y ‘local-local’(…)(García Canclini, 2000: 47). Así pues, es una etapa, según García Canclini, donde convergen procesos económicos, financieros, comunicacionales y
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Fotograİa de Patricia Galán Lara
proliferando, así, la mul plicidad de medios locales. Con la creciente diversificación de medios se gestó, por tanto, una dispersión de la información: generando con ello una mul plicidad de imágenes del mundo; realidades que integran, en el úl mo de los casos, una con nuidad real, pero sólo existente de forma tangible en la diversidad de sistemas y medios de información (masivos y electrónicos). Esta con nuidad cambia sustancialmente las formas de expresión y relación humanas: el desarrollo tecnológico de las redes y sistemas comunicacionales ha cerrado el ciclo de información, dotando a los medios de una renovada capacidad para dar y recibir respuestas. Se materializa, entonces, la propuesta teórica de la retroalimentación, formando con ello una imagen de trascendencia social, el pináculo de las ideas globalizadoras: la simulación de interacción.
Ilustración del efecto mediático mexicano: esceniϐicación de mujeres empoderadas migratorios que “acentúan la interdependencia entre vastos sectores de muchas sociedades y genera nuevos flujos y estructuras de interconexión supranacional” (García Canclini, 2000: 63). Por tanto, es necesario considerar a la globalización como una consecuencia inevitable de la sociedad industrial. Y en este sen do, los componentes que permanecen inmersos en este globo capitalista no escapan, esencialmente, al mismo proceso que les dio existencia, generando al interior del sistema una contradicción: la desmasificación en los componentes, y entonces el rompimiento de la unidad global. Luego, los medios masivos se encuentran inmersos en una dinámica diferente del sistema industrial centralizador que les dio origen, pero que se desarrolla en el propio campo trazado por aquellos. En su función unificadora del globo “los medios de comunicación de masas lejos de extender su influencia, se ven de pronto obligados a compar rla. Están siendo derrotados en muchos frentes a la vez por lo que yo llamo los medios de comunicación desmasificada” (Toffler, 2000: 206). En consecuencia, se ha generado una sinergia social en donde cualquier persona es capaz de construir, potencialmente, su propio medio;
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En el mundo informa vo de los medios electrónicos, y par cularmente del televisivo, el criterio del ra ng se cons tuye en norma que regula y decide sobre las expresiones sociales que deben, enen, y pueden ser consumidas por la audiencia. Por ello, los medios masivos de comunicación buscan apropiarse de todos aquellos eventos que, en el ámbito de la realidad pública y privada, nacional e internacional, representen mercancías de consumo, tanto en términos de su valor prác co, cuanto en razón del disfrute o placer que puedan provocar en el observador. De suerte que la televisión se ha cons tuido en el espacio central donde se decide lo que es digno de verse públicamente, así como en la gran pantalla, donde las imágenes de la realidad social se trastocan para rediseñar la tesitura decora va, apropiada para la escenificación de aquellos segmentos que, empresarios y comunicadores, han seleccionado para su difusión no ciosa. Luego, los principios de mínima inversión y máxima ganancia, sobre los que se erige la lógica industrial/mercan l del medio televisivo mexicano, se cons tuyen en los criterios de su prác ca común “marcar-cortar-pegar” discursos disímiles.
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De ello resultan múl ples interpretaciones de los objetos, sujetos al sincre smo no cioso. En ese contexto, resultan interesantes escenificaciones de las mujeres y sus discursos expuestos por medios televisivos y electrónicos mexicanos en los años del 2003 y 2012. Así, en la segunda quincena de octubre del 2003, se presentaron fragmentos de los discursos de mujeres sobre el “cincuenta aniversario del derecho al voto femenino”. Al empo que se vincularon imágenes de mujeres campesinas de los “400 pueblos”. Dicha escenificación ar culó actores y discursos variados, produciendo la imagen unificada por el género y por su ac tud demandante. Pero en esta coincidencia, los contrarios se hicieron más evidentes: mujeres morenas frente a mujeres blancas; aquellas mostrando, en su desnudez, el ropaje de una naturaleza afectada por la distribución inequita va de los bienes materiales de la civilización moderna; las mujeres blancas, en su ves menta y ar ficios cosmé cos, descubriendo las bondades de tal civilización. Cierto es que el atuendo (ropaje, postura, gestual...) de las protagonistas, que personificaban naturaleza y civilización, propiamente, ocultaba la intención y el propósito de sus discursos. Pero, precisamente, su discursividad velada inducía a fantasear señales de provocación, evocando una su l coincidencia de contrarios, que hizo posible el logro de uno de los come dos prác cos: atraer la atención del teleauditorio.
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en los “debates” se conjuntaron varios personajes: el “anciano” (que por evocador de lo antiguo reviste carácter sagrado); el “maniquí” (elegido por la belleza de su forma, pero destinado a desaparecer cuando deje de usar los trajes que le dieron); el “bufón” (que busca la otra cara de la realidad, expresando con gravedad lo anodino y en tono de chanza lo importante); y, la “máscara” (divina, liberadora, regeneradora, estereotipada…que busca cubrir lo que es, para descubrir lo que quisiera ser) Después, las locuciones complementaron la escena: aquéllas, las que encarnaban el papel de la naturaleza, clamaban “¡Jus cia!”; éstas, quienes personifican el de la civilización, pretendían “¡Poder!” Y he aquí de nuevo un trastocamiento: el espacio de la naturaleza no es ámbito de la jus cia, lo es del poder (de la fuerza); en tanto, la civilización es —o debería ser— cuna, producto y proceso de la jus cia. Ante la coincidencia de la contradicción en los contrarios, el intento de encontrar sen do al discurso lleva a múl ples posibilidades interpreta vas: en el clamor por el restablecimiento de la jus cia, podría hablarse de una expresión de los remanentes de aquella creencia que iden fica la voluntad divina con el cumplimiento de la jus cia para todos; dimensión de igualdad que, al derivar del derecho divino, obliga a su impar ción terrena; más aún, entre aquellos trabajadores que con su labor labran co dianamente el camino de la jus cia y la honradez; evidenciando con ello una necesidad de jus cia, y el deber de los mandatarios de hacerla cumplir. Por su parte, en la querencia por el poder —para la toma
de decisiones—, se refleja el significado añejo de la palabra, como capacidad del fuerte para defenderse así mismo y defender a otros (débiles incapaces de defenderse) del sufrimiento de la injus cia; por ello, el sendo de la vida es la consecución del mayor poder. En cuanto al 2012, los mexicanos fuimos espectadores de una serie de acontecimientos (candidaturas para la presidencia de México, votaciones, impugnación, y por supuesto campañas proseli stas), que los medios televisivos, electrónicos…se encargaron de estelarizar en una novela de la “polí ca mexicana moderna”. Precisamente, en los “debates” se conjuntaron varios personajes: el “anciano” (que por evocador de lo an guo reviste carácter sagrado); el “maniquí” (elegido por la belleza de su forma, pero des nado a desaparecer cuando deje de usar los trajes que le dieron); el “bufón” (que busca la otra cara de la realidad, expresando con gravedad lo anodino y en tono de chanza lo importante); y, la “máscara” (divina, liberadora, regeneradora, estereo pada…que busca cubrir lo que es, para descubrir lo que quisiera ser). Este úl -
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mo personaje, protagonizado por la única mujer “…blanca, que en su ves menta y ar ficios cosmécos se descubrían las bondades de la civilización”, mostró diversas metamorfosis para mantenerse en la competencia (infame rivalidad) por el poder hasta conver rse finalmente en la “víc ma sacrificial”, y en este úl mo acto cabría la pregunta: ¿se sacrificó para redimir a…las mujeres…los hombres…a los pecadores blanquiazules, para que les sean perdonados sus pecados sexenales? A par r de esto, se puede entender lo siguiente: en un mundo enfermo de injus cia, las mujeres coinciden en el reconocimiento implícito, tanto de la celda que las aprisiona, como de un mal externo a ellas. Luego, habrá que recomponer la fractura, res tuir el equilibrio; y en tal empresa, la mujer, “¡la super mujer!” que porte ahora los colores patrios y religiosos (verde… blanco…rojo y piel canela) ¿será quien se adentre en el misterio de este mal, y así podrá finalmente desconstruir el fundamento violento de los dogmas históricos? FUENTES Chevalier, Jean y Gheerbrant, Alain. Diccionario de los símbolos, España, Herder, 1986.
La negación de la ciudadanía de las mujeres en el proceso electoral 2012 Por Raquel Ramírez Salgado* En el reciente proceso electoral la inequidad de género estuvo presente de manera contundente a través de diferentes acciones y omisiones, las cuales comprendieron desde la reafirmación de los estereo pos de género de las mujeres, la representación misógina de éstas en los medios y la negación de su ciudadanía. La candidata y los candidatos no ubicaron a las mujeres como ciudadanas, ya que, por un lado, ellos ni siquiera tomaron en cuenta sus derechos humanos para perfilar las propuestas de campaña, y en el caso de Josefina Vázquez Mota, interpeló a las mujeres a través del modelo hegemónico de la feminidad, es decir, sólo como madresposas. A pesar de que Gabriel Quadri de la Torre hizo mención durante el segundo debate del aborto y sobre el derecho al matrimonio entre parejas del mismo sexo, en realidad se trató de una argucia patriarcal que consiste en presentarse con un discurso polí camente correcto que oculta la intolerancia e indiferencia de los polí cos (aunque Quadri insista
García Canclini, Néstor. La globalización imaginada, 1ª reimpresión, Colección Estado y Sociedad, No. 76. México, Paidós, 2000. Ma elart, Armand, Historia de la utopía planetaria. De la ciudad proféƟca a la sociedad global, Trad. Gilles Mul gne, 2ª Edición, Colección Transiciones No. 22. Barcelona, Buenos Aires, México, Paidós, 2000. Stevenson, Nick. Culturas mediáƟcas. Teoría social y comunicación masiva, Trad. Eduardo Sinnot, Edición en castellano, Biblioteca de comunicación, cultura y medios, Argen na, Amorrortu, 1995. Toffler, Alvin. La tercera Ola, Trad. Adolfo Mar n, 9ª Edición, Biblioteca de autor, Barcelona, Plaza y Janés, 2000.
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paté camente en que no lo es) hacia los derechos humanos de todas las personas, principalmente de aquellas más vulnerables. Y ya que hablamos del ex candidato del par do Nueva Alianza, resulta obligado recordar que durante el primer debate visibilizó a Julia Orayén como un objeto sexual y que buena parte de las y los comunicadores significaron este hecho como un acto de picardía propio de la “naturaleza” masculina, sin embargo, y en esto debemos ser tajantes, este ejercicio de “lascivia masculina” reflejó que la obje vización sexual del cuerpo de las mujeres está aún valorado como un acto legí mo para los hombres. En el ejercicio de dicha valoración está incluido, por supuesto, el Ins tuto Federal Electoral, una ins tución pública que no muestra una ac tud crí ca hacia la violencia contra las mujeres. Sería muy bueno preguntarle a Quadri si su discurso “progresista” no se contradice con la violencia sexual de su parte contra Julia Orayén; sería también muy interesante preguntarle si su “aprobación” por el matrimonio entre personas del mismo sexo contempla la unión entre mujeres lesbianas, ya que, por su ac tud, pareciera que en su subje vidad está profundamente introyectada la imagen estereo pica de la mujer objeto sexual, cau va en la hetenorma vidad. La representación mediá ca misógina no sólo tocó a Julia Orayén, sino también a la propia candidata Josefina Vázquez Mota, ya que se le restó autoridad frente a los candidatos, y un ejemplo de esto es que los tulares de los periódicos se referían a ella como “Chepina” o “Josefina”, mien-
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Continúa la subestimación de las mujeres, ya que mediáticamente fueron representadas como objetos sexuales, endebles, carentes de autoridad y obligadas a cumplir con el mandato patriarcal de la belleza ϔísica.
tras que los hombres eran nombrados mediante sus apellidos (“Peña Nieto”, “López Obrador”, “Quadri”), es decir, los contenidos mediá cos trataban con familiaridad a la candidata y por eso la llamaron sólo por su nombre, mientras que los hombres, quienes detentan el poder (patriarcal) merecieron ser llamados por sus apellidos, como señores. Lo anterior nos remonta a una discusión clásica desde la teoría feminista con relación a las mujeres y al poder, a cómo somos segregadas de los pactos por nuestra condición de género (Amorós, 1994, 27). Josefina Vázquez Mota fue representada prác camente como una intrusa en un espacio ajeno (la polí ca), que recurrió a la agresión y los ataques personales para cobrar notoriedad, omi endo la forma en la que el patriarcado orilla a las mujeres a “masculinizarse” para entrar al juego del poder, y subrayo “masculinizarse” porque se ha significado a la violencia y a la agresión como acciones propias de la “naturaleza masculina”, aunque se trate de una construcción sociocultural. Al principio de las campañas, en varias notas informa vas de dis ntos medios se insis ó en representar a Josefina Vázquez Mota como débil, todo esto porque durante un acto de campaña en abril, ella se mareó, pero se exageró en la cobertura y se afirmó que casi se desmaya. Así mismo, en la cobertura mediá ca y en las plataformas como Facebook se lanzaban comentarios misóginos acerca del aspecto sico de la candidata, caso diferente al de los candidatos, quienes ya para el cierre de las campañas lucían, por obvias razones, un semblante de cansancio; se prueba una vez más la tesis de la doctora Joana Gallego, quien estudia la representación de las mujeres en los medios de comunicación masiva: para la visión patriarcal, “las mujeres son, los hombres hacen” (Gallego, 2002).
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A manera de conclusión, y ante el panorama ya expuesto, ¿por qué afirmar que durante el proceso electoral de 2012 se negó la ciudadanía de las mujeres? Primero, porque se sigue interpelando a las mujeres como madresposas, negando la diversidad existente de roles, personalidades, necesidades y subje vidades. Con núa la subes mación de las mujeres, ya que mediá camente fueron representadas como objetos sexuales, endebles, carentes de autoridad y obligadas a cumplir con el mandato patriarcal de la belleza sica. Lo que devela la perspec va feminista de género sobre el pasado proceso electoral es que la misoginia todavía no logra desmontarse de las ins tuciones, ya que el poder es detentado por unos cuantos hombres y las mujeres son excluidas; en este tenor, la violencia de género contra las mujeres es el mecanismo por excelencia para preservar este orden jerárquico. Millones de mujeres acudimos a votar, millones de mujeres no lo hicieron; todas tenemos el derecho a acudir a las urnas o de abstenernos porque ninguna propuesta polí ca nos sa sfizo, lo cierto es que a pesar de que la Cons tución Polí ca de los Estados Unidos Mexicanos avala nuestro derecho polí co al sufragio, los derechos humanos de las mujeres no son prioridad en las propuestas polí cas, lo que nos coloca como sujetas que pueden votar por candidatas o candidatos que sin importar su sexo, no garan zarán la protección y cumplimiento de nuestras garan as más básicas; ciertamente, la ciudadanía de las mujeres mexicanas estuvo y está negada. FUENTES. Amorós, Celia (1994): Feminismo: igualdad y diferencia. México, UNAM-PUEG. Gallego Ayala, Joana (2002): La prensa por dentro: producción informa va y transmisión de estereo pos de género. España, Amelia Romero. García, Imelda (2012): Josefina, a punto de desmayarse en reunión con ac vistas. ADN Polí co. En h p://www. adnpoli co.com/2012/2012/04/02/josefina-a-puntode-desmayarse-en-reunion-con-ac vistas Consultada el 11 de sep embre de 2012.
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El castigo a la lesbiandad en reclusorios de la Ciudad de México Carlos Mejía Reyes* Diversos han sido los estudios que toman como objeto de análisis las condiciones de las mujeres en reclusión y su relación con el sistema penal mexicano. Las temá cas abordadas remiten a elementos de Derechos Humanos, es decir, que consideran las condiciones de habitabilidad, trato y manejo ins tucional, relaciones con las ins tuciones de impar ción de jus cia, las dinámicas internas y la disciplina que una cárcel implica. Sin lugar a dudas, se han realizado análisis acerca de temá cas semejantes en seminarios, talleres, cursos e incluso inves gaciones más a fondo y de amplio reconocimiento académico; pero existe una temá ca que ha sido poco abordada y también escasamente difundida: las mujeres internas en reclusorios de la Ciudad de México con conductas sexuales no heterosexuales. Considerar las par cularidades de las mujeres de conductas lésbicas en reclusorios implica ubicarlas en un contexto cultural más amplio. Es decir, la estructura de género; la cual norma el total de las relaciones sociales entre los sujetos sexuados para adscribirles una serie de mandatos del “deber ser” en hombres y mujeres. Es decir, la estructura de género marca lo que culturalmente deben ser los hombres y las mujeres en cualquier situación par cular de la vida colec va como en el espacio público, el privado, usos del cuerpo, directrices de la sexualidad, como sentarse, comer, caminar e incluso ir al * Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo
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baño; entre otras cosas. Además señala categóricamente una división asimétrica entre hombres y mujeres, en detrimento de estas úl mas. También traza obligaciones de una relación dicotómica, necesaria, obligatoria, complementaria, entre los sujetos sexuados, a través del mandato de la heterosexualidad. Para el género, la heterosexualidad se conforma como la estructura “normal” de orientación del deseo, catalogada a par r de la aparente complementariedad fisiológica de los cuerpos sexuados. Hembras y machos se configuran en el imaginario social como elementos fundamentales en la vivencia del placer sexual y reproducción de la especie humana, por lo tanto, calificada como una conducta posi va. Todo acto sexual o libidinal que se perciba externa de tal canon, es considerado como “anormal”, fuera de lugar a la naturaleza, principalmente por no derivar en reproducción de la especie. Discursos polí cos, religiosos, legales como de de sen do común obtenidos de la lógica simbólica-cultural de género detentan, valoran y reproducen las nociones de heterosexualidad como máxima adecuada, favorable o natural. En este contexto, las prisio-
nes de la ciudad de México enen la caracterís ca de tener una población interna mayoritariamente de varones en un población de 10 a 1 con respecto a las mujeres. También las mujeres en prisión son en su gran mayoría abandonadas por sus familiares a diferencia de los varones, esto se debe también a que los mandatos de género señalan como altamente cas gable que sean violentas, problemá cas, en suma “delincuentes”. Con lo anterior podemos ver que las mujeres cargan con desventajas culturales por el hecho de ser mujeres. Además, encontrarse internas en centros penitenciarios suma otro rasgo nega vo en su valoración social. Y cuando existe mujeres lesbianas en estos espacios se carga con un triple señalamiento perjudicial que se traduce en discriminaciones, burlas, maltratos, prohibiciones e incluso vejaciones ins tucionales. Pero esto no termina ahí, ya que cuando ingresan mujeres que al momento de su internamiento se declaran heterosexuales; pero al transcurrir del empo y padecer abandono familiar, aunado a los señalamientos ya referidos ocasionan un absoluto olvido y es gma zación; y que la única
salida de sen rse acompañadas, queridas e importantes para alguien es entablando relaciones afec vas con mujeres; son señaladas también negavamente incluso por las mismas mujeres no heterosexuales declaradas desde siempre con esa preferencia. Esto se debe a que las consideran como falsas y aprovechadas; repercu endo en interacciones sociales de hos lidad. A su vez, la ins tución penitenciaria evalúa mediante estudios de personalidad las ac tudes, creencias y valores de estas mujeres a su ingreso mediante Test Psicológicos, Psicométricos, Pedagógicos, Criminológicos, etc; los cuales califican a la lesbiandad como una conducta “Parasocial”, es decir que lleva a cabo una conducta no “normal” de consecuencias nega vas para su persona. O sea, una conducta desviada. Generando así un califica vo más a su iden dad y segregaciones en el reclusorio a espacios poco favorables para la tan utópica readaptación social. Imaginemos entonces la par cular situación de las mujeres lesbianas en los reclusorios capitalinos, y en el desenvolvimiento de su co dianidad tomando en cuenta también las restricciones para sa sfa-
las mujeres cargan con desventajas culturales por el hecho de ser mujeres. Además, encontrarse internas en centros penitenciarios suma otro rasgo negativo en su valoración social
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cer necesidades sexuales ya que son consideradas como prác cas sancionables. Por lo que construyen estrategias para vivir su iden dad: Informante: Entre dos mujeres ¿quieres saber? Y aquí, te voy a decir, las bodas entre mujeres se hacen en los dormitorios y se cortan el pecho. Entrevistador: ¿Cómo se lo cortan? ¿Qué se hacen? I:Mira, haz de cuenta que les hacen el acta matrimonial ¿no?, y te piden navajas, el lazo, anillo y cojines y todo eso. Pero haz de cuenta que ellas preguntan... no sé… las que te casan que enen que ser igual, lesbianas, casadas ya. Ellas preguntan que si aceptas casarte con tu pareja y tú dices que sí y la otra dice que sí. Haz de cuenta, que aquí en el pecho con la navaja les hacen una cruz. Muy, muy profunda. No creas que ay... no… ¡muy profunda! y sale mucha sangre. Pues como sale mucha sangre, a tu pareja, a la otra persona la pegan con go. Entonces como se junta la sangre, eso significa que ya están casados para siempre. E: ¿Y quién las casa? I: Las mismas internas. E: Pero dices que hay como padrinos...
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Fotograİa de la Sala de prensa GDF
I:Ah, bueno, padrinos y esto pues es igual lo mismo, las mismas internas. Aquí nosotros acostumbramos… aquí lo padre es de que hay mucho machín (risas). Así se les dice a las que son lesbianas que se creen hombres. Entonces como se creen hombres, nosotras las tratamos como hombres. Entonces ene que ser una pareja que sea machín-mujer… {risas} así. Qué estúpido ¿no? pero, es que sí, mira, bueno... eso a mí de que seas machín y mujer es lo mismo, finalmente seguimos siendo mujeres y seguimos teniendo lo mismo. A mí se me hace muy estúpido eso, pero bueno. Tiene que ser un machín y una mujer la que te casen, pero enen que ser pareja y estar casados. Y ¡ah!, y si te agarran casándote te apandan también, te vas a módulo. (Entrevista realizada a mujer interna en el Centro Fe-
menil de Readaptación Social Santa Martha Aca tla. Realizada en el año 2007). Podemos reflexionar con lo anterior que las prisiones no se encuentran exentas de sanciones culturales hacia las mujeres llevadas a cabo por otras mujeres. Por ello tenemos que resaltar y exponer más allá de las murallas penitenciarias las condiciones culturales e ins tucionales que viven las mujeres en general en situación de confinamiento legal. Este texto resume algunos resultados de la inves gación realizada en 2008 en la Penitenciaría Femenil de Santa Martha Aca tla, que tuvo como uno de sus obje vos dilucidar los ejercicios discriminatorios hacia la lesbiandad en reclusorios femeniles de la ciudad de México.
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La revolución que lo desmiente todo Elizabeth Hernández López* Óscar Moisés Torres Montúfar** Una señora que se encontraba por casualidad en la concentración de los abogados tomó la palabra. Denunció la represión y corrupción del sistema de Ben Alí sin quitarse su sefsari, el típico velo de la mujer tunecina… Zeïneb Toumi Sí, es cierto, no podemos negar que las interpretaciones del Corán que han hecho los hombres son misóginas. ¿Pero por qué tenemos que aceptar que sean las únicas interpretaciones posibles? ¿Por qué las mujeres no tienen derecho a interpretar su texto sagrado a su vez? ¿Por qué desde Occidente se valida la lectura de aquellos a los que condenamos? Ndeye Andújar
Hasta hace unos años, los polí cos, intelectuales y periodistas occidentales solían mirar a Túnez como una “afortunada excepción” en el mundo islámico. Presos de estereo pos, prejuicios e intereses, que los llevaban a equiparar la religión musulmana con la opresión a la mujer y la ausencia de libertades, celebraban que en en el país magrebí, no obstante su mayoría islámica, era posible encontrar mujeres que no portan velo o sefsari, que el gobierno era laico, el presidente feminista y la educación aconfesional. Así lo hizo ver, por ejemplo, Henri Guaino, asesor de Nicolás Sarkozy, entonces presidente de Francia, al hablar del régimen tunecino en términos de “una dictadura laica”, “buena”, “que ha hecho el mayor esfuerzo en materia de educación, emancipación de las mujeres” (18 de enero de 2011). La ola de protestas que terminaron con esa dictadura “ejemplar” el 14 de enero de 2011, conocida como Revolución del Jazmín, evidenciaría las contradicciones del aclamado feminismo oficial tunecino, así como la hipocresía de Occidente respecto del Islam. El “privilegio tunecino”, como le llamó Jocelyn Daklhia, ene su origen en el proyecto polí co de Habib Bourguiba (1903Fotograİa sin derechos de autor
* Escuela Nacional Colegio de Ciencias y Humanidades, Plantel Naucalpan, UNAM. ** Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía–INAH.
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2000), quien fue Primer Ministro de la todavía colonia francesa en la segunda mitad de 1956, y que se convir ó en el primer presidente de la república independiente el 25 de junio de 1957. Este proyecto se caracterizó por dos conjuntos de disposiciones. El primero, consis ó en la paula na esta zación del servicio religioso, antes administrado por oulemas (“sabios”) o teólogos suníes, mediante la creación de una oficina gubernamental o ministerio de asuntos de culto. El segundo, supuso la instrumentación de una Letrero (traducción): Debido a que todas las revoluciones de la primavera árabe espolí ca feminista conocida como taban llamando por la libertad y la dignidad, yo estoy con el levantamiento de la mujer en el mundo árabe. Esta primavera no se puede lograr si las mujeres nos “Feminismo de Estado”, que incluquedamos atrás. yó la prohibición de la poligamia, el derecho de la mujer a solicitar juicios de divorcio, la abolición de que apeló al derecho que enen los ministros la figura del tutor matrimonial y la exigencia de de culto y juristas musulmanes de interpretar que el casamiento debía contar necesariamenlibremente los textos sagrados y conver rlos en te con el consen miento de los dos cónyuges leyes, denominado ij had. (1956); el derecho de las mujeres a votar y ser Las polí cas de Bourguiba fueron retomadas votadas (1957); el derecho de las mujeres al trapor su sucesor Zine El Abidine Ben Alí (1933), bajo, al libre tránsito, a la apertura de cuentas quien accedió a la presidencia del país magrebí bancarias y a la creación de empresas sin contar tras un golpe de Estado el 7 de noviembre de con permiso del marido (1957-1960). En la dé1987, ejerciendo un poder dictatorial. Al mismo cada de 1960, instrumentó una polémica camempo que persiguió y encarceló a la oposición paña de planificación familiar, la cual implicó islámica, se dio a la tarea de con nuar el Femino sólo la promoción y distribución de métodos nismo de Estado, creando, en los inicios de la an concep vos y la legalización del aborto, sino década de 1990, el Centro de Información y Dotambién la u lización del discurso cien fico para cumentación sobre la Mujer y la comisión guberdenigrar valores musulmanes como la virginidad namental “Mujer y Desarrollo”. Asimismo, insy jus ficar, en ciertas zonas del país, la esterilizatruyó a los funcionarios tunecinos para que, en ción forzada. En el fondo, Bourguiba buscaba el toda reunión oficial, en todo acto polí co, se hiapoyo de las feministas y de las potencias occiciesen acompañar de sus esposas. De hecho, Leidentales, mientras aislaba polí camente al mola Trabelsi (1957), cónyuge del dictador, se erigió vimiento islámico independiente y a los grupos vocera del feminismo en la región, asumiendo comunistas no alineados con el par do oficial, es en 2009 la presidencia de la Organización de la decir, con el Par do Socialista Destourien. AproMujer Árabe. Pero quizá la medida más polémica vechó, en este sen do, el enojo de las feministas fue la prohibición del uso del sefsari en edificios por las interpretaciones del Corán que limitaban y plazas públicas, en 2006, medida que el minissus libertades civiles, la legí ma lucha de detertro de Asuntos Exteriores Abdelwahab Abdallah minados sectores en Túnez por un gobierno laijus ficó al señalar que “una minoría” estaba u co, y el prejuicio occidental de la mujer oprimida lizando el asunto para “frenar la democra zación por causa del Islam. Lo que se olvida o ignora es del país”. En ese entonces, los jóvenes magrebíes que Bourguiba jamás rompió con el Islam, sino
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comenzaban a u lizar símbolos musulmanes, entre ellos el velo y la barba crecida, como una manera de protestar contra Occidente, pues senan que sus valores y tradiciones estaban siendo denigrados a raíz de los atentados terroristas del 11 de sep embre de 2001 en Nueva York y la intervención militar de Estados Unidos y la OTAN en Afganistán e Irak. Y protestar contra Estados Unidos y la OTAN significaba ir contra sus aliados en el mundo islámico, en especial contra esa dictadura “buena” y “laica” de Ben Alí. Pese al discurso oficial y la polí ca feminista, la situación de la mujer en Túnez distaba mucho de ser la ideal. En la prác ca, la discriminación hacia las mujeres persis a en los juicios de divorcio y herencia, en los que los jueces solían favorecer a los varones, y en el acceso compara vamente menor de las féminas a los puestos educa vos y laborales. Súmese la discriminación religiosa, pues las mujeres que portaban su sefsari tenían menos posibilidades de ser contratadas o empleadas. Además, el Feminismo de Estado sirvió para dividir y marginalizar al movimiento feminista independiente, evitando que éste se aliara con los grupos islámicos y comunistas opositores al régimen. Esto no impidió que surgieran, en la década de 1970, organizaciones como la Asociación de la Mujer Tunecina para la Inves gación y el Desarrollo y la Asociación Tunecina de las Mujeres Demócratas, las cuales fueron perseguidas por los gobiernos de Bourguiba y Ben Alí. Y es que detrás del feminismo oficial, yacía un reclamo autén co en favor de la dignidad de la mujer, que el régimen tunecino había escuchado y retomado sólo parcialmente, orientándolo hacia sus intereses de grupo. La poderosa revolución de enero de 2011, que hizo que las calles de las ciudades y pueblos
Pese al discurso oϔicial y la política feminista, la situación de la mujer en Túnez distaba mucho de ser la ideal. En la práctica, la discriminación hacia las mujeres persistía en los juicios de divorcio y herencia, en los que los jueces solían favorecer a los varones, y en el acceso comparativamente menor de las féminas a los puestos educativos y laborales
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de Túnez se llenaran de mujeres y hombres de todas las edades, profesiones y creencias, desnudó ante los ojos de Occidente la realidad de la dictadura de Ben Alí. De pronto, detrás de ese país moderno que propugnaba por el laicismo y la libertad de la mujer, cuyas polí cas feministas habían sido respaldadas y aplaudidas por los líderes occidentales, emergió un país con un gobierno corrupto, un desempleo rampante, una pobreza oprobiosa y un déficit de libertades básicas, en especial de libertad de expresión, asociación polí ca y culto religioso. Quizá la muestra más paté ca del régimen la cons tuía Leila Trabelsi, otrora representante de la mujer árabe ante Occidente, quien u lizó su posición de primera dama para favorecer a su familia con la adquisición de medios de comunicación, bancos, compañías inmobiliarias, terrenos, empresas turís cas, clubes depor vos, etcétera. Es de destacarse la rapidez con la que los grupos feministas en Túnez, laicos o no, se ar cularon con otros sectores de la sociedad, independientemente de sus concepciones religiosas o filiaciones polí cas, para luchar contra Ben Alí y el clan Trabelsi. Denunciar los excesos del Feminismo de Estado no significa, como varias feministas han aclarado, negar sus contribuciones a la vida de la mujer tunecina. Actualmente, es posible encontrarse con ac vistas magrebíes, como Zeïneb Toumi, que defienden la herencia de Bourguiba, procurando su consecución en el gobierno surgido de la Revolución del Jazmín —esa revolución que, como ella misma señala, “lo desmiente todo”—. Al respecto, es importante apuntar que el feminismo en Túnez ene una larga historia, la cual se remonta a las luchas por la independencia, en la que jugaron un papel significa vo féminas como la médica Tewhida Ben Sheikh. Historia en la que figuran también los movimientos feministas no oficiales, los movimientos a favor o en contra de la prohibición del sefsari, y las ideas de teólogos e intelectuales musulmanes como Tahar Haddad, quien propuso en 1930 un programa de reforma social que, basado en la Sharia al Islamiya —código religioso y moral islámico—tenía por eje la emancipación femenina. En todos los casos la bandera es la misma: la Dignidad de la mujer. La diferencia es que en algunos la bandera ene un contenido religioso, y en otros es laica.
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El ecofeminismo socialista: una respuesta integral a la crisis capitalista Josafat Iván Hernández Cervantes*
Hay diversos pos de ecofeminismo. Acá expondremos uno que ene una presencia importante en los movimientos sociales del nuevo siglo, como es el caso del 15M de España1: el ecofeminismo socialista. Esta corriente realiza una crí ca radical tanto al machismo como al capitalismo, destacando su depredación ambiental y los efectos nega vos que ene sobre la humanidad, en par cular con las mujeres.
En este po de feminismo la “liberación femenina” se plantea de un contexto más general e integral, no como una lucha aislada. La violencia de género (discriminación de sexo, violencia domés ca, acoso sexual, etc.) aparece aquí dentro de una totalidad social que también se vincula con otras violencias, como la creciente precarización de los niveles de vida de los trabajadores, la devastación ambiental, la an democracia, el racismo y la creciente concentración de la riqueza en unas cuantas manos. Todos estos problemas afectan tanto a hombres como mujeres, aunque de manera diferenciada, como veremos. Por eso las militantes ecofemi-
nistas están hermanadas con otras luchas que realizan día a día los trabajadores, estudiantes, migrantes, indígenas y campesinos que buscan hacer de este un mundo mejor para todos. El ecofeminismo que se expone aquí entraría dentro de lo que se llama feminismo de la diferencia (para diferenciarlo del “feminismo de la igualdad”), que consiste en exigir igualdad de derechos y oportunidades con respecto al hombre, pero al mismo empo manteniendo el respeto a la feminidad de las mujeres. Y esto es así porque se denuncia la tendencia hacia la masculinización que las mujeres sufren toda vez que son integradas a
la esfera pública y produc va. Como todo feminismo que busca ser realmente inclusivo y realizar una crí ca efec va al capitalismo, este po de ecofeminismo es “lo contrario al machismo”. No se trata de “hembrismo”, donde se invierten los papeles de sumisión y explotación de género. Lo que se plantea es, por el contrario, respeto, igualdad y solidaridad entre los géneros. De hecho hay una tendencia hacia la integración de los hombres en las luchas contra el machismo y el patriarcado, los cuales no sólo afectan a las mujeres, sino que también nos afectan a los hombres como veremos a connuación.
1 Debo señalar que hay muchos pos de feminismos en el 15M. Por tal razón la comisión se llama “feminismos”, así, en plural. Véase Dossier de la comisión de feminismos de Sol: h ps://n-1.cc/pg/file/read/540220/dossier-de-la-comisin-de-feminismos-de-sol
* Facultad de Economía, UNAM.
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La crítica feminista al machismo y el patriarcado
reproducimos el machismo porque compe mos constantemente entre nosotros de manera intensa para siempre reafirmar nuestra “virilidad”, llegando incluso a pisotear a otros hombres por medio de violencia sica y/o simbólica. Y esto es así porque hay miedo a ser vistos como “débiles” o “femeninos” y cargar con las consecuencias que ello implica en una sociedad patriarcal. También hay mujeres que incitan a comportamientos machistas en los hombres al reconocer sólo a los “machos alfa” y comportarse de manera sumisa ante ellos, mientras se discrimina al resto de los hombres no-dominantes que son tachados como débiles. Incluso puede haber comportamientos machistas al interior de las parejas de ho-
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El machismo puede ser entendido como un conjunto de ac tudes y prác cas de discriminación hacia todo lo “femenino”, donde a la mujer se le asigna un papel de somemiento y sumisión hacia el hombre. Estas prác cas parten de una noción de “división sexual del trabajo”, donde los hombres serían “la parte ac va”, (trabajadores, jefes de familia, proveedores) y la mujer sería “la parte pasiva” (la ama de casa, dependiente y subordinada, que sólo a ende a su esposo e hijos). El machismo a su vez ende a fomentar comportamientos heterosexistas y homófobos, en el sen do de no
respetar la diversidad en las preferencias sexuales de las personas, tanto de hombres como de mujeres. A los hombres homosexuales se les desprecia por ser “femeninos”, y a las mujeres lesbianas se les desprecia por pretender ser machos. Así que hay una tendencia hacia la heteronormavidad: sólo un po de preferencia sexual es tolerada, mientras que las demás son reprimidas y marginadas. Machistas podemos ser tanto hombres como mujeres, tanto heterosexuales como homosexuales y así ser cómplices de la eternización de esta relación social discriminatoria y explota va. Todos podemos reproducir estas dinámicas, incluso de manera inconsciente (Bourdieu, 2000). Los hombres
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mosexuales y lesbianas que reproducen la dis nción “masculino-femenino”, “ac vo-pasivo”, “dominante-dominado”, donde roles como “el sostén de la familia” hace que uno de los miembros sea “el dependiente”, “el débil” y con ello sea este iden ficado como la parte femenina de la relación (Bourdieu, 2000), mientras que la parte masculina es la que impone las reglas del juego. Todo lo anterior evidencia de manera clara una cues ón que es importante resaltar: que los dominados (en este caso mujeres, homosexuales e incluso hombres heterosexuales), también pueden contribuir a su propia dominación (Bourdieu, 2000). Por eso la lucha feminista es una lucha que nos incumbe a todas las personas: mujeres y hombres heterosexuales, homosexuales, bisexuales, transexuales, etc.
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La especiϐicidad del discurso ecofeminista de tendencia socialista El discurso ecofeminista da una importancia crucial a los conceptos de “trabajo de cuidado” y “trabajo domés co”. Esto para mostrar, por un lado, toda la invisibilización que se genera en el capitalismo de lo que es la explotación del trabajo domés co que es necesario para garan zar la sobrevivencia de la “fuerza de trabajo”, y por otro lado, para ar cular una crí ca al pretendido crecimiento ilimitado del capitalismo dentro de un mundo con recursos finitos. Veamos esto con más detalle. Se habla de “trabajo de cuidado” para referirse a los trabajos de cuidados que necesitamos todos los seres humanos para poder vivir. Dado que nuestros cuerpos son débiles y vulnerables, requieren
la lucha feminista es una lucha que nos incumbe a todas las personas: mujeres y hombres heterosexuales, homosexuales, bisexuales, transexuales, etc.
de muchísimos cuidados que nosotros solos no podemos darles (Herrero, 2012). Desde que nacemos requerimos de alguien más que nos cuide (nuestra madre, padre, familia), que nos procure bienestar sico y psicológico. También lo requerimos cuando somos jóvenes y adultos, pues necesitamos de otras personas que nos cuiden en términos emocionales, o incluso, en términos económicos, cuando nos quedamos sin empleo y sin dinero. De viejos nos pasa lo mismo. Así que por esta razón necesitamos los unos de los otros, y en la mayoría de los casos se trata de trabajo altruista, trabajo no remunerado, pero necesario para la sobrevivencia de todas las personas (Herrero, 2012). Y esto se expresa de manera clara en los hogares, donde la mayor parte del trabajo de cuidado, que en este caso sería trabajo domés co, ende a recaer sobre las mujeres
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El capitalismo es un sistema antropocéntrico, en la medida en que desprecia otras formas de vida y cree que toda la naturaleza está a su disposición.
(Herrero, 2012). Así funcionan nuestras sociedades patriarcales. Aquí el papel de la mujer es lavar y planchar la ropa, hacer la comida, limpiar la casa, atender al marido y a los hijos. Y por todo este trabajo, que ende a ser sumamente extenuante, no recibe remuneración económica. Se desgasta sicamente sin tener derechos laborales. Pero estos trabajos son fundamentales para el capital. ¿Por qué razón? La respuesta es sencilla: porque con este po de trabajo se garan za la reproducción de la mercancía fuerza de trabajo que el capitalista usa para producir sus propias mercancías y para “valorizar el valor” (o sea, generar “plusvalor”) para después realizarlo en el mercado y así obtener lo que tanto le interesa a él: la ganancia. La ganancia expresada en dinero contante y sonante. Así que el ecofeminismo asume una crí ca radical del capitalismo porque se considera que el “trabajador domésco”, que en la mayoría de los casos es la mujer, también es explotada por el capital (Herrero, 2012). Todos los gastos que se requieren para mantener en buen estado la mercancía que el capitalista usa para explotarla en la jornada laboral (es decir, la fuerza de trabajo) se
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los ahorra. Y así se invisibiliza la explotación del “trabajo domés co”. Este po de trabajo es considerado “improduc vo” dentro del capitalismo simplemente porque no genera valor (Marx). Claro, el trabajo domésco no le genera al capitalista plusvalor, pero en cambio, si le resulta muy ú l para poder explotar a sus trabajadores.
De la crítica al machismo a la crítica de la devastación ambiental El capitalismo es un sistema patriarcal, que margina a las mujeres, las discrimina y aprovecha la violencia de género a su favor, para pagarles menos salarios. Pero no sólo eso, es un sistema antropocéntrico, en la medida en que desprecia otras formas de vida y cree que toda la naturaleza está a su disposición. Así, lo “masculino” se ende a iden ficar con “lo civilizado” y lo “femenino” con “la naturaleza”, de tal forma que en este sistema, así como los hombres pueden disponer de las mujeres, la “civilización” también puede disponer de la naturaleza a su antojo. Al actual sistema no les interesa resolver enormes problemas ecológicos como son la emisión de gases de efecto invernadero, ni la alteración de los grandes ciclos biogeoquímicos (como son los del carbono, fósforo y nitrógeno), ni la ex nción de más de 30 mil especies que ocurre al año, mientras que en otros momentos se ex nguía sólo una especie por cada cuatro años (Herrero, 2012).
De ahí que se realice una crí ca ecológica al capitalismo y a las creencias ingenuas de que es posible el crecimiento económico infinito, en un contexto en que la devastación ambiental genera mayor escases en los recursos naturales (Herrero, 2012). La base energé ca de la industria capitalista (el petróleo) ende a agotarse, y con ello, se recrudecen los conflictos geopolí cos por el control de los recursos naturales. Es claro que será cada vez más di cil mantener las actuales formas de vida consumistas con recursos naturales cada vez más escasos que tenemos. De ahí que el ecofeminismo proponga una distribución radical de la riqueza, se denuncien los modelos del “mal desarrollo” (como hacen las ecofeministas hindúes Vandana Shiva y Bina Arwal) para plantear otras formas de relación entre sociedad y naturaleza que devengan en una situación más humanitaria para todos. FUENTES Bourdieu Pierre (2000), La dominación masculina, ED. Anagrama, Barcelona, España. Comisión de feminismos de Sol, 15M (2011), Dossier de la comisión de feminismos de Sol, Madrid, España: https://n-1.cc/pg/file/read/540220/ dossier-de-la-comision-de-feminismosde-sol Herrero Yayo (2012), “Propuestas ecofeministas para un sistema cargado de deudas”, en Revista de Economía CríƟca, nº13, primer semestre 2012, Madrid España. Puleo Alicia (2002), “Un repaso a las diversas corrientes del ecofeminismo. Feminismo y ecología”, en El Ecologista, nº 31, verano 2002 ED. Ecologistas en Acción, Madrid España.
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Derivar una estirpe Deyanira Morales* Las mujeres no están ni han estado al margen, sino en el mismo centro de la formación de la sociedad y la construcción de la civilización. Gerda Lerner, La creación del patriarcado
Desde empos an guos la mujer fue restringida en su papel social. Se le ha observado como un utensilio del hogar, como el sexo débil y se ha despreciado su presencia. Durante siglos se ha pensado a las mujeres como una minoría débil y en algún momento perdió toda posibilidad de ocupar un lugar más allá de los deberes maternales. En suma, se le ha pretendido reducir a una escoba, una cocina, una silla, a la cama. Este contexto históricamente adverso nos obliga a repensar y reflexionar entorno a la situación actual de nuestro género.
Acuñemos para ello la “virilidad femenina” la cual no se mide por la posesión de un miembro, sino por la fuerza de voluntad. En ese sen do pienso en la mujer libre que describe el filósofo y sociólogo francés, Gilles Lipovetsky, en su libro “La tercera mujer”, en la que destaca una ruptura con el pasado de opresión y plantea un género capaz de decidir sobre su presente y su futuro; nos muestra a una mujer que hace frente a los estereo pos que por años le han marcado su dignidad, una mujer que quiere ser dueña de sí misma, de su mente y de su cuerpo. Cabe recordar que en el transcurso más largo de la historia de la humanidad, la mujer fue consi-
Fotograİa de Enrique Pimentel
*Alumna Escuela Nacional Colegio de Ciencias y Humanidades, Plantel Naucalpan, UNAM.
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es importante retomar la palabra “hembra” sin una connotación peyorativa, sí como un género cuya mentalidad es abierta, completa e incansable
derada como un mal primordial, un ser inferior, sistemá camente despreciado por los hombres. Esa es, de acuerdo a Lipovetsky, la primera mujer de la que tanto griegos como romanos y predicadores cris anos denunciaron sus vicios y la es gma zaron como un ser tramposo y funesto. Inferiorizados sus roles, las ac vidades masculinas eran consideradas dignas de gloria e inmortalidad. Un cambio cultural e histórico muy importante empieza a producirse después de la segunda edad media a par r del código del amor cortesano que rendía culto a la dama amada y exacerbaba sus perfecciones morales y esté cas. Ya en los siglos XVIII y XIX es a la esposa, madre y educadora de los niños a la que ponen en pedestal filósofos, ideólogos y poetas. Esa es la segunda mujer, no reconocida aún como sujeto igualitario y autónomo pero cuyos roles son reconocidos socialmente, celebrándose de manera especial ese nuevo poder de formar a los niños, de educar lo masculino y civilizar comportamientos y costumbres. Al hablar de una tercera mujer, el autor plantea que los cambios sociales y culturales han devenido en un género más consciente y unificado. La mujer que plantea una discusión entre ser objeto y sujeto de deseo, de poder, de amor: la que rechaza un es lo de vida masculino y el dejarse sucumbir por la sumisión laboral, sen mental y comunica va. Representa no una negación sino una reconciliación con los roles tradicionales. Son las mujeres que han abierto un sendero de oportunidades en medio del machismo para buscar una nueva vida, adquirir un empleo, a dirigir un hogar mono parental, En este sen do, en nuestro país observamos vetas cada vez más luminosas donde las mujeres se levantan con paso firme, deseosas de desarrollar día a día diferentes ac vidades y poner en prác ca conocimientos indispensables para lograr una sociedad equita va y equilibrada. Observamos mujeres al frente de empresas, muje-
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res deba endo y defendiendo su honor y capacidad ante una sociedad que antes la pulverizaba, mujeres en comunidades indígenas tomando el liderazgo de procesos polí cos, entre otros. Sin embargo, debemos aceptar que pese a los grandes avances en la materia, pensar en equidad aún es un espejismo. Por ello es importante retomar la palabra “hembra” sin una connotación peyora va, sí como un género cuya mentalidad es abierta, completa e incansable. Lo anterior no significa pintar un panorama alentador. Implica también enfrentar el hecho de que también viven mujeres reprimidas, ultrajadas, subyugadas, que se encuentran en una sociedad retrógrada e ignorante, en donde su par cipación, por ejemplo en el ámbito de la polí ca es evidentemente nula. Y el punto que deseo enfa zar, dentro de todas las expresiones de violencia de género, justo es el de la polí ca, ámbito que pide a gritos mayor par cipación ac va de la mujer; no sólo se trata de reducir la par cipación polí ca en el derecho al voto, sino en la lucha constante para empoderarse- reconocerse como seres humanos con derechos. Una mujer también puede llevar de la mano la educación con una sensibilidad inigualable, puede crear una estrategia firme y concreta en la economía; una mujer puede impulsar la cultura y un proyecto de nación de una forma excepcional, es capaz de contribuir a la formación de un país de calidad. La desigualdad es ridícula y preocupante, pero se corresponde con una nación que se empeña en menguar la par cipación de la mitad de su población, y un discurso a favor de la equidad pierde todo sendo lógico sobre la unión y la intervención para favorecer no sólo a las mujeres, sino a la misma diversidad sexual. Ya lo dijo acertadamente Simone Beauvoir: “el problema de la mujer, siempre ha sido un problema de hombres”. ¿Quién sino una mujer puede parir, parir la patria, la patria restaurada?
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Una política de vida que discrimina la diversidad sexual Jorge Andrés Castellanos Méndez*
Nos encontramos en empos bastante di ciles de vivir, hay cosas que no entendemos en su totalidad y muchas otras que no queremos entender. Se puede ver a diario en las ciudades a gente que va de un lado para otro: cruzan miradas de manera fugaz, corren porque es tarde para llegar a algún lugar, la mayoría perdidos en sus ideas y preocupados sólo por sí mismos. Si alguien necesita ayuda, ignoramos; si alguien va ves do diferente, nuestros ojos parecen escáneres que no dejan ir un solo detalle. Nos incomoda saber que personas del mismo sexo se pueden gustar y querer, pensando erradamente que en estos empos la sociedad se ha vuelto anormal, que son cosas del diablo y que Dios casgará porque lo que esas personas hacen no es correcto, lo más probable, creemos, es que estén locos o enfermos. Se han hecho y dicho miles de cosas contra personas que enen una orientación sexual diferente, los califican diciendo que son depravados y les ponen e quetas como maricones o marimachas, los golpean en las escuelas, o les niegan el trabajo, a pesar de que tengan mejor preparación que alguien con una orientación heterosexual. A veces se les observa con desagrado y se les habla sólo para ridiculizarlos o para exponer sus preferencias y burlarse, como si este po de preferencias fueran peores que prender la televisión y observar cómo, cínicamente, pasan las imágenes de los nuevos líderes del gobierno sonriendo ante las cámaras por sus triunfos robados; o leer el periódico y tener en primera plana la entrevista del director de un penal que usa su precaria retórica para convencernos de que no dejó salir
sin resistencia alguna a más de un centenar de presos. ¿En realidad ese po de cosas no son nada en comparación con la homosexualidad? Si piensas que sí, te recomiendo que dejes de leer este arculo, y te pongas a hacer otra cosa. Pero si crees que ser homosexual no ene nada de malo y que es injusto que se les discrimine, entonces podemos hablar con libertad. Ahora sabemos que a quienes enen este po de orientación, se les ha ido aceptando más que hace algunos años, que han sostenido una lucha por la igualdad de derechos y oportunidades. En casi todo el mundo se están comenzando a aceptar este po de preferencias e incluso hay campañas y plá cas donde se da información acerca de estos temas. En México, por ejemplo, aunque es mínimo lo que se dice en los medios, y cuando se dice o se habla de ello siempre lo hacen pasar desapercibido, existen leyes a favor de la homosexualidad y la igualdad. Tenemos el ar culo cuarto cons tucional que nos dice que hombres y mujeres somos iguales ante la ley y que toda persona ene derecho a un medio ambiente adecuado para su desarrollo y bienestar. También contamos con la Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación que busca, como su nombre lo indica, prevenir y eliminar todo acto de discriminación que se ejerza contra cualquier persona. Otra ins tución es el CONAPRED, creado en abril del 2003, que se encarga de contribuir al
* Alumno Escuela Nacional Colegio de Ciencias y Humanidades, Plantel Naucalpan, UNAM.
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de leyes, campañas y organizaciones, se está tratando de erradicar. Es sabido que todo lleva su empo y aunque han sido años de discriminación, ya hay grandes avances. Debemos entender que la homosexualidad no es ningún virus y que por desgracia nos han hecho elegir un color para ubicar nuestro género, nos han impuesto que los hombres no deben llorar y que las mujeres deben ser sumisas, la mayoría de las personas recalcan que quien no actúe bajo estas absurdas reglas, es un Ilustración sin derechos de autor maricón o una marimacha. Tan ofensivas son estas desarrollo cultural, social y democrá co del país dos palabras, que no es muy de mi agrado esy desarrolla acciones para proteger a todos los cribirlas; las personas somos completamente ciudadanos y las ciudadanas de toda dis nción diferentes, así ha sido siempre y así debe ser, es o exclusión basada en el origen étnico o nacioparte de nuestra esencia y ésta no se puede monal, sexo, edad, discapacidad, condición social dificar. Nadie es perfecto como para exigir que o económica, condiciones de salud, embarazo, todos tengan los mismos gustos o las mismas lengua, religión, opiniones, preferencias sexuaideas les, estado civil o cualquier otra, que impida o ¿Quién no está loco? ¿Quién no está enferanule el reconocimiento o el ejercicio de los demo? La vida necesita un poco de locura para rechos y la igualdad real de oportunidades de las poder entenderla, todos tenemos momentos personas en los que nos dejamos llevar por la envidia o la No sólo en México, sino en muchos países, insensatez, todos somos hipocondríacos cuando hay leyes que los protegen y que buscan que nos reportamos enfermos y no queremos ir a la quienes tengan esta preferencia sean tratados escuela o a trabajar. como cualquier otra persona, incluso se han Entonces ¿quiénes serán más cuerdos y más legalizado bodas entre homosexuales y en alsanos: aquellas personas que expresan lo que gunos países como Argen na (desde 2010), Casienten sin importar las crí cas o las personas nadá, Dinamarca (desde 1985), España, Israel, llenas de prejuicios? Sudáfrica (desde 2002), México (desde 2009), Hacen falta personas en la ciudades que esentre otros, ya hay leyes que aceptan que persotén sentadas leyendo el periódico en el parque, nas del mismo sexo puedan adoptar, y en otros sin temor a que los asalten, caminando solos o se hacen con nuos debates para aprobar este acompañados, yendo y regresando de un lugar po de leyes. a otro, sin padecer las miradas duras o egoístas Y qué decir del Día Internacional contra la que parecen juzgarlos; y aunque todo suene Homofobia y Transfobia que se celebra el 17 de utópico, podemos estar seguros que por soñar, mayo de cada año. nadie va a discriminarnos y que nos hemos libeEs así como la discriminación por preferenrado de la presión de ser diferentes. cias sexuales, mediante la ayuda de este po
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Variaciones Literarias
Leticia Luna. Los días heridos
• Ríos de sangre • Botón de lluvia • Fotogra ías • Niña cactus Leticia Luna
• Geogra ía política Laura Casielles
• Ecce Femenina (III) Tina Súarez Rojas
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• Excusa David González
• Poema sobre mis derechos June Jordan. Traduccuón Verónica Zondek
• La joven mártir Agi Mishol. Traducción Gerardo Lewin
• Mientras Tomás Segovia
• El cuerpo de la mujer Mex Urtizberea
• Antídoto para una mujer trágica Gema Santamaría
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Le cia Luna. Originaria de la ciudad de México. Ha publicado los libros de poesía: Hora lunar (1999),Desde el oasis (2000), El amante y la espiga (2005), Los días heridos (1ª edición, Nicaragua, 2007 y 2ª edición Los Ángeles California, 2009) y Wounded days and other poems (Traducción de Toshiya Kamei, Unopress, University New Orleans, 2010). Poemas suyos han sido traducidos al polaco por Krys na Rodowska. Obtuvo el Premio Internacional Caza de Poesía “Moradalsur”, Los Ángeles, CA. (2008) y el el Torneo de Poesía “Adversario en el Cuadrilátero” (2008). Dirige el grupo Fuego Azul (Poesía, Música y Danza). Ha compilado las antologías: Mujeres poetas en el país de las nubes (2000) Trilogía Poé ca de las Mujeres en Hispanoamérica (pícaras, mís cas y rebeldes, 2004), tres tomos que integran las voces más representa vas de ocho siglos de poesía en 19 países de América La na y España y la Antología Cinco siglos de poesía femenina en México. 2011. Ha publicado en revista y antologías del con nente. Se ha presentado en foros, Encuentros de Escritores y Ferias del Libro de E.U.A. e Hispanoamérica. Ha sido nombrada Visitante Dis nguida por diversos ayuntamientos de ciudades la noamericanas. Dirige la editorial independiente La Cuadrilla de la Langosta. Actualmente es becaria del Programa Residencias Ar s cas FONCA-CONACyT-Letras, España, 2013. “Los días heridos aborda la tragedia concreta de algo que está ocurriendo ahora en México y que involucra a millones de seres humanos: las matanzas de Oaxaca, el genocidio de mujeres en el desierto, la construcción del muro en la frontera… En su desnudez y despojamiento estos poemas vuelven así a recordarnos la dimensión moral de la escritura. Como toda gran poesía, ésta nos habla de una reparación imposible que sin embargo se cumple en los poemas. Este libro fue escrito para que la humanidad entera sobreviva… Es un sueño y no lo es, pero de algo sí podemos estar seguros: algún día México le agradecerá a Le cia Luna estos poemas”. –Raúl Zurita, Chile.
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Ríos de sangre Para Ollin Alexis Benhumea (†), quien murió días después de que le golpeara un petardo de gas lacrimógeno en la cabeza durante una de las Batallas de Atenco
I Al amanecer la policía sitió al pueblo Un joven bailarín expiró en la pureza de su lucha más preciada Cada vez que alguien muere en manos de sus perseguidores el mundo se pudre de rabia y de blasfemia II Hoy tu recuerdo no es la rabia es la soledad es tu familia mirando en el hospital tu cuerpo silenciado son los separos de la policía poblados de crímenes impunes las mujeres secuestradas en una ráfaga de violentas sombras la cobija de los campesinos quienes piden justicia y reciben palos y más palos en la habitación vacía de este país cuyo viento helado recorre los caminos con sus ríos de sangre III Ayer la violencia recorrió la ciudad —dormíamos— sólo unos cuántos despiertos alcanzaron el llanto IV Dios mira cómo me visten de sangre Dios mira cómo me rechinan los dientes V Hace más de cinco siglos blandieron los machetes El aire vino con su vendaval de lamentos cuando los brazos del joven bailarín se enlazaron en el duelo que llora el eucalipto de pie frente a su abismo Con machetes y ϔlores sobrevivirá Atenco.
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_______________________________________________________________ XVII Llega el tiempo de los cateos y las desapariciones de la tortura en las cárceles de la violencia y sus masacres en casas calles y templos Acteal Atenco Aguas Blancas Cananea Río Blanco Líderes de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca —primeros presos políticos del nuevo régimen— son capturados al presentarse a negociar con el Secretario de Gobernación en la ciudad de México Oaxaca cientos de desaparecidos decenas de muertos Llega el tiempo que el cierre de carreteras los asesinatos y las protestas ya no pueden ser maquillados por las mentiras del Poder _______________________________________________________________________
Botón de lluvia A las niñas de la calle I Los desplazados desϔilan por tu memoria de patria pobre y despojada los muertos se levantan no han sido enterrados II Araceli dormirá esta noche de lluvia en la Alameda tiene una alcantarilla en la mirada un vidrio roto en el corazón sus días son el rocío seco de hojas callejeras exhalaciones fétidas de la ciudad amortajada
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Gritos sangre lluvia de piedras el miedo es un dolor agudo un ansia de quitarse de encima la persecución Araceli es un botón de lluvia que cae en el baldío y sobrevive mil noches de luna en el abismo
Fotograϐías En la plancha del Zócalo fotograϔías de la masacre de Acteal cruces de ϔlores amarillas y veladoras alumbran el atardecer
________________________________________________________________ Niña cactus A Yazmín Hermana: Tú y yo sabemos que mañana la línea fronteriza atravesará nuestras vidas que por ti cruzaré el Desierto con sus llagas de sol la migra con sus amenazas de bala y el río de rocas amarillas Seré Niña Cactus Mezquite ardiente Vaho Ojo Vientre de Luna Mujer Cascabel Mujer Río Mujer Guardíana Hermana: Tú sabes que cruzaré el Desierto tan sólo para mirar las estrellas de Phoenix en tus ojos
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Geograϐía política Los doctores llevan siglos equivocándose: el corazón se sitúa más bien a la derecha, tiende siempre a posturas conservadoras. No sé por qué, pero he visto más de mil ejemplos, lleva a la gente a decir casa, mío, patria. El corazón no tiene sitio ϔijo pero tiende, ya digo, a la derecha. No importa lo que pienses. Él cree en la propiedad y llora por celos, busca estabilidad, lo olvida todo por una certeza falsa de calor; deϔiende el país, la familia, y en cuanto te descuidas se lanza a veleidades con anillos. Y ahí nosotros, siempre en lucha por demostrar que sigue estando, como aϔirman los latidos, a la izquierda. Laura Casielles
Ecce Femenina (III) Una mujer anda suelta se echa a la calle y derriba la noche bebe el alquitrán a lengüetazos indómita de ϔiera desamada zamarrea el asfalto despedaza enamorados frecuenta tentaciones depreda voluntades animal rabiando en pos de la ternura una mujer muerde las carnes por instinto de amor. Tina Súarez Rojas
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Fotograİa de Flor Garduño
Excusa No, yo no trabajo en una fábrica de armas ni levanto muros de cemento armado o redes de alambre de espino no, yo no trabajo en ese ramo de la construcción ni soy el brazo de la ley que trata de llegar al cuello o a las ropas de inmigrantes ilegales cuando tratan de pasar por encima de esos muros y alambradas ni tampoco soy, en otro orden de cosas, el gancho, la porra, el riϔle o el arpón que asesinan a sangre fría focas, ballenas o cualquier otra especie animal que se les ponga por delante no, yo no trabajo en ninguna de esas historias o en otras por el estilo no, lo lamento, yo no tengo vuestra excusa yo no tengo crías que alimentar David González
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Poema sobre mis derechos
Fotograİa sin derechos de autor
Incluso esta noche necesito caminar y despejar mi cabeza en relación a este poema sobre por qué no puedo salir sin cambiarme de ropa de zapatos ni la posición de mi cuerpo o la identidad de mi género mi edad mi status de mujer sola al atardecer/ sola en las calles/ sola no siendo el caso/ el caso es que no puedo hacer lo que quiero con mi propio cuerpo porque soy del sexo equivocado de la edad equivocada del color de piel equivocado y supón que no es aquí en la ciudad sino allá en la playa/ o en la profundidad del bosque y quisiese ir sola mi alma ahí a divagar sobre Dios/ o los niños o a pensar sobre el mundo/ todo eso revelado por las estrellas y el silencio: no podía ir y no podía pensar y no podía quedarme ahí sola como lo necesito sólo porque no puedo hacer lo que quiero con mi propio cuerpo y quién mierda hizo las cosas así de este modo y en Francia dicen que si el tipo penetra pero no eyacula entonces no me violó y si después de acuchillarlo si después de los gritos si
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después de rogarle al bastardo y si incluso después de darle con un martillo sobre la cabeza si incluso después de eso él y sus amigotes me fornican después de eso entonces yo lo permití y no hubo ninguna violación porque ϔinalmente entiendes ϔinalmente me fornicaron porque yo estaba equivocada yo estaba equivocada nuevamente por ser yo siendo yo donde estaba /equivocada de ser quién soy lo que es exactamente como Sudáfrica penetrando en Namibia penetrando en Angola y acaso eso signiϔica quiero decir cómo sabes si Pretoria eyacula cómo es que se reconocerá la evidencia la prueba de la eyaculación del monster jackboot en Blackland y si después de Namibia y si después de Angola y si después de Zimbawe y si después de que todos mis parientes y mujeres resistan incluso a la auto-inmolación de las villas y si después de eso igual perdemos qué van a decir los muchachotes reclamarán mi aprobación: Me Logras Seguir: Somos el pueblo equivocado de la piel equivocada en el continente equivocado y sobre qué diablos están todos siendo tan razonables y de acuerdo al Times esta semana allá por 1966 la C.I.A. decidió que tenían este problema y el problema era un hombre llamado Nkrumah así es que lo mataron y antes de eso fue Patrice Lumumba y antes de eso fue mi padre en los terrenos de mi escuela de Ivy League y mi padre con miedo de caminar en dirección a la cafetería porque dijo que era una equivocación de edad equivocada de piel equivocada de identidad de género equivocada y estaba pagando mi escolaridad y antes de eso era mi padre diciendo que yo estaba equivocada diciendo que debería haber sido niño porque él quería uno/ un niño y que debiera haber tenido la piel más clara y que debiera haber tenido el pelo más liso y que no debería ser tan amante de los chicos que en cambio yo debería haber sido uno/un chico y antes de eso era mi madre implorando por una cirugía plástica para mí mi nariz y para mis dientes frenillos y diciéndome que suelte los libros en otras palabras que pierdan estoy muy interiorizada de los problemas de la C.I.A. y los problemas de Sudáfrica y los problemas de la Corporación Exxon y en general de los problemas de la América blanca y los problemas de los profesores y los predicadores y los del F.B.I. y los trabajadores sociales y mi madre y padre personalmente/estoy muy interiorizada de los problemas porque los problemas
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resultan ser yo yo soy la historia de la violación yo soy la historia del rechazo a quien soy yo soy la historia de la terroríϔica encarcelación de mí misma yo soy la historia de los asaltos y la agresión y de ilimitados ejércitos en contra de todo lo que quiera hacer con mi cabeza y mi cuerpo y mi alma y sin importar si se trata de caminar en la noche o si se trata del amor que siento o si se trata de la santidad de mi vagina o de la santidad de mis fronteras nacionales o la santidad de mis líderes o la santidad de todos y cada uno de mis deseos que sé yo de mi personal e idiosincrásico e indiscutiblemente solo y singular corazón que he sido violada porque estoy equivocada, soy del sexo equivocado la edad equivocada la piel equivocada la nariz equivocada el pelo equivocado la necesidad equivocada el sueño equivocado la geograϔía equivocada el sastre equivocado yo he sido el signiϔicado de la violación he sido el problema que todos buscan eliminar a través de la penetración forzada con o sin la evidencia de mugre y/ pero no confundamos este poema no es que consienta yo no me entrego así como así a mi madre a mi padre a mis maestros al F.B.I. a Sudáfrica a Bedford-Stuy a Park Avenue a American Airlines a los ociosos de pene erecto en las esquinas a los rastreros en autos no estoy equivocada: Equivocada no es mi nombre Mi nombre es mío mío mío y no puedo decirte quién crestas hizo las cosas así pero sí puedo decirte que de ahora en adelante mi resistencia mi auto-determinación simple y cotidiana y nocturna puede muy bien costarte la vida. June Jordan Traducción Verónica Zondek
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La joven mártir “Oscurece, y tú tienes sólo veinte años.”NATHAN ALTERMAN Atardecer en el mercado Sólo tienes veinte años y tu primer embarazo es una bomba. Bajo tu amplio vestido estás encinta de explosivos y esquirlas de metal. Así paseas por el mercado, un tictac entre la gente, tú, Andaleeb Takatkah. Alguien cambió un tornillo en tu cabezay te envió a la ciudad. Como provenías de Belén, la casa del pan, elegiste una panadería. Allí activaste algún detonador interior y, junto a los panes del sábado, el sésamo y las semillas de amapola, te elevaste al cielo. Te fuiste junto con Rebeca Fink, Ilena Konreeb del Cáucaso, Nissim Cohen de Afganistán y Suhila Houshy de Irán. Y también con dos chinos que arrastraste contigo a la muerte. Desde entonces, otras cuestiones ocultaron tu historia, acerca de la cual hablo y hablo sin tener, en realidad, nada que decir. Agi Mishol Traducción Gerardo Lewin
Fotograİa de Andrés Valerio
Mientras Mientras no quiera el tiempo dejarme de su mano saldré cada mañana a buscar con la misma reverencia mi diaria salvación por la palabra.
Tomás Segovia
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El cuerpo de la mujer Hay instituciones históricamente manejadas por hombres que siempre han decidido, y siguen decidiendo, sobre el cuerpo de la mujer. Hay culturas lejanas que se apropian del cuerpo femenino y ejecutan la escisión, la mutilación sexual femenina. Hay hombres que, de pronto, se adueñan del cuerpo de una mujer al azar, y a la fuerza, y a escondidas, y deciden qué hacer con él un rato. Hay incluso padres, padrastros, tíos, que deciden qué hacer con el cuerpo de una mujer por un rato. Hay jueces y juezas que dictaminan qué es lo que tiene que hacer una mujer con su propio cuerpo. Hay liberales que deϔienden a ultranza las libertades individuales, pero censuran la libertad individual de la mujer para decidir qué quiere hacer con su cuerpo, un cuerpo que no es propiedad privada de ellos.
Fotograİa de Zura Arabidze
Hay opinólogos que opinan sobre qué debe hacer una mujer con un cuerpo, que es el suyo. Hay una tradición que determina qué debe hacer con su cuerpo una mujer y que no se inmiscuye en lo que el hombre haga con el suyo. Y si es mucho lo que éste hace, en todo caso será llamado ganador, playboy, tigre. Si lo hiciera una mujer sería ligera, indecente, descocada y otros adjetivos que ni siquiera se pueden decir porque son malas palabras. Hay asociaciones y ligas constituidas para regular lo que una mujer desee hacer con su cuerpo. Hay modas impuestas por el mercado que decretan cómo tiene que ser el cuerpo de la mujer. Hay demoras que demoran decisiones sobre el cuerpo de la mujer. Hay mujeres con pancartas que exigen que otra mujer no pueda decidir sobre su propio cuerpo. Hay dos chicas que nunca decidieron tener relaciones sexuales, ni tener un hijo. Pero alguien decidió por ellas que tuvieran relaciones sexuales. Después, alguien decidió que tuvieran el hijo, pues mucho antes alguien había decidido que el cuerpo de la mujer no fuera propiedad de ella, sino de ciertas instituciones (históricamente manejadas por hombres) que luego fueron tejiendo una cultura en la que el cuerpo de la mujer no es de ella, sino de las legislaciones, de los opinólogos, de las pancartas, de las asociaciones, de las juezas, de las ligas, de la tradición, de los otros. Hay dos chicas y cientos de chicas y cientos de mujeres que si toman una dolorosa decisión sobre su cuerpo, el de ellas, su propio cuerpo, resulta que están cometiendo un delito. El cuerpo de la mujer es el pecado; la dolorosa decisión de una mujer sobre qué hacer con su cuerpo es pecado. El cuerpo de la mujer está legislado. La dolorosa decisión de una mujer sobre qué hacer con su cuerpo es ilegal. Es ilegal en algunos países, y en otros no. Vaya a saber uno qué legislación hay en el cielo. Vaya a saber uno por qué todos podemos decidir sobre el cuerpo de una mujer. Vaya a saber uno cómo sería el mundo si el hijo de Dios hubiera sido una mujer.
Mex Urtizberea
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Antídoto para una mujer trágica Ya no más. ni una sola vuelta que termine en el abismo ni un solo fervor astillando el alma tras el amanecer.
nada queda. olfateas las calles y reconoces el olor de tu sexo colgando como pájaro equilibrista en un cabizbajo cable de luz.
sin razón. porque el sudor que se cocina en esas sábanas porque el pequeño sol que revienta detrás de esas persianas trastocadas no te pertenece. Obra de Judith Villaseñor, ArgenƟna
el vacío llega. el taxi transcurre lento y en el retrovisor el chofer mastica mis ojos, tratando de intuir el sabor de las lágrimas.
antídoto. al llegar al hotel reviso mi cuerpo dormido, con una almohada repleta de gansos aϔilados asϔixio el recuerdo.
la calle de nuevo. entro y su boca se abre, mi corazón, sin embargo, no teme. se regocija.
Gema Santamaría
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Ilustración de Tomek Slupski
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Contra San Pablo III: un brevísimo acercamiento a la poesía de las mujeres en México: de María Baranda a Karen Plata Miguel Ángel Galván Panzi* Entre los años ochenta y noventa aparecen varias poetas que aportarán sus voces y se conformarán como parte de una generación que apuesta, entre otras cosas, por la diversidad temá ca. Gloria Vergara señala que: “hay quienes reconstruyen las voces que las habitan con el sen do de la memoria, otras conforman su aspecto eróco, hay quienes vierten su sen do reflexivo en la palabra.“ (Vergara, 2007:18) Coincido con la apreciación de Vergara, aunque creo también que la poesía escrita en estos años sigue las líneas dominantes (aún hoy) de la época. Por un lado, la poesía neobarroca (o del lenguaje en un concepto más amplio), por otro, tanto la poesía conversacional como la confesional. En términos formales, la mayor parte de estas poetas escogen la precisión del poema breve, aunque esto no significa que algunas de ellas desdeñen el poema en prosa o el versículo. Encuentro también que esta generación de autoras se halla vinculada a la poesía desarrollada por las y los poetas de la generación que las precede. Generación del desencanto, tal y como algunos la han calificado, aunque habría que preguntarse si no todas las generaciones, de una u otra manera, lo son. Coincido también en términos generales con el señalamiento hecho por Vergara acerca de
Fotograİa de Vivian Jiménez Castro Tiquet
quienes considera como las autoras más significa vas nacidas en los años sesenta: María Baranda, Carmen Nozal, Ana Aridjis, Enzia Verduchi y Mariana Bernárdez. Añado a esta lista, a Valerie Mejer y a María Vázquez. María Baranda es una poeta quien, a través de un lenguaje que actúa como fuerza purificadora, encuentra el sen do de lo sagrado en la naturaleza y en la profunda reflexión que ésta le permite hacer sobre sí misma. Poeta que abreva lo mismo en Saint John-Perse que en Seamus Heaney, en Pellicer o en José Carlos Becerra. Di-
* Escuela Nacional Colegio de Ciencias y Humanidades, Plantel Naucalpan, UNAM.
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cho en sus palabras: no hay manera de conocer mejor el mundo sino a través de la poesía. Los poemas de Carmen Nozal son instantáneas de la crudeza, a sbos de la contradicción y la nada. Nozal prefiere la sencillez (aparente) del lenguaje y elige el poema breve como forma para precisar una visión desencantada sobre el mundo, la pérdida de la fe. Cercana a la poesía conversacional, la poesía de esta autora nos muestra ese otro lado que intentamos evadir. En 1991 aparece el primer libro de Ana Aridjis. Sus poemas se ciñen a la concisión que permite la brevedad: imágenes que van más allá de la descripción puntual de lo que se percibe para lograr el encuentro con el mundo interior de quien escribe. Enzia Verduchi reconstruye una memoria individual de la que se vale para precisar su condición como mujer que es todas las mujeres. La voz de esta poeta suele contarnos dis ntas historias, en las que prevalece una mirada que no se complace frente a la nostalgia. En Verduchi emerge una visión crí ca sobre los comportamientos humanos, aparecen, con la exac tud requerida por el poema, la profundidad y la sabiduría de sus palabras. Mariana Bernárdez es poeta y ensayista. Su poesía elige temas diversos y, al igual que las autoras ya comentadas anteriormente, prefiere la brevedad. El cuerpo, la memoria, la contradicción entre la razón filosófica y la razón poé ca son aspectos recurrentes en sus poemas. Bernárdez es una poeta cuidadosa y reflexiva que busca la luminosidad en sus imágenes, la captura de la brevedad del instante. Añado a esta lista que, finalmente, es limitada, a poetas como Claudia Hernández del Valle Arizpe, Malva Flores, Josefa Isabel Rojas, Adriana Tafoya, Carla Faesler, Rocío González, Natalia Toledo, Roxana Elvridge-Thomas, Dora Moro, Le cia Luna y Mónica Braun. Poetas, todas ellas, quienes al paso del empo han ido conformando su obra desde dis ntos lugares y bajo dis ntas condiciones.
Las hijas de los setenta se arriesgan más que sus predecesoras: algunas de ellas son más cínicas y más duras, otras, quizás, más luminosas.
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Los años setenta ven nacer una generación con nuevas perspec vas que van desde la proliferación de revistas en formato tradicional, los encuentros literarios en zonas impensables en otras épocas, o las becas regionales, hasta las posibilidades de difusión y publicación abiertas por Internet. Las hijas de los setenta se arriesgan más que sus predecesoras: algunas de ellas son más cínicas y más duras, otras, quizás, más luminosas. Lo que parece claro es que en todas existe preocupación por el rigor formal. Esta generación se significa por su diversidad geográfica, poetas alejadas del centro, que no viven necesariamente en el DF y que han ido construyendo su obra desde sus lugares de origen, o desde el lugar que adoptaron para vivir. Poetas de dis ntas la tudes y la dos: Claudia Berrueto y Claudia Luna Fuentes (Coahuila); Fidelia Caballero (Sonora); Refugio Pereida, Angélica Enciso, Jade Castellanos, María Cruz, Jéssica Díaz, Julieta Cortés, María Rivera, Gaëlle Le Calvez y Rocío Cerón (DF); Rosalva García Coral, Mónica Nepote, Elizabeth Vivero y Tanya de Fonz (Jalisco); Ema Campaña (Sinaloa); Ofelia Pérez Sepúlveda y Gabriela Rivero (Nuevo León); Gabriela Borunda, (Chihuahua); Dolores Dorantes y Estrella del Valle (Veracruz); Cecilia Isabel Velasco (Chiapas); Elizabeth Algrávez, Bibiana Padilla y Abril Castro (Baja California); Arlene Dopess y Mónica Reveles (Durango); Cynthia Rodríguez Leija (Tamaulipas); Maritza Buendía (Zacatecas); Gabriela León Vázquez (Querétaro); Patricia Or z Lozano (Aguascalientes); Rocío Jiménez Pérez (Tabasco); Rocío Magallón y Gabriela Léon Vázquez (Morelos); Silvia Hernández Rivas (Quintana Roo); Ena Evia Ricalde y Lourdes Rangel (Yucatán); Alejandra Almada (Edo. de México); Amaranta Caballero (Guanajuato). La obra de estas poetas, según señala Gustavo Jiménez, man ene líneas de con nuidad con los poetas de generaciones anteriores: “tanto el presgio de los contrastados disposi vos de enunciación de Gerardo Deniz y Efraín Bartolomé, como la sintaxis y la discursividad extrapoé cas que David Huerta y Coral Bracho incorporan a su poesía –pero también la eficacia a veces reitera va de Francisco Hernández (…)—y la reseman zación de los elementos foné cos y rítmicos de Eduardo Milán, orientan la polifonía lírica de la poesía
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actual de México.” (Jiménez, 2000:11) Las afirmaciones hechas por Jiménez aportan un punto de vista general que no deja de ser acertado. Apunta, sin embargo, a una conclusión visible: todos los poetas citados pueden considerarse, a par r de sus propuestas poé cas, como posmodernos. De mayor precisión resulta la mirada de Ernesto Lumbreras y Hernán Bravo Varela en El manan al latente. Muestra de poesía mexicana desde el ahora: 19862002. En esta Antología se consideran poetas nacidos desde 1965 hasta 1978. La pología establecida comprende cinco estratos. Aunque Lumbreras y Bravo Varela ubican a algunas de las poetas nacidas en los setenta, también hacen referencia a otras más quienes nacieron a par r del 65. Agrego a algunas autoras que no fueron incluidas por los antologadores pero que, desde mi punto de vista, podrían ser consideradas en estos estratos. María Rivera y Mónica Nepote son ubicadas en el estrato experiencial, par cularmente en el subestrato referido a la experiencia intelec va. Ofelia Pérez Sepúlveda, Estrella del Valle, Julieta Cortés, Refugio Pereida, María Cruz y Claudia Berrueto pertenecerían al subestrato de la experiencia afec va. Rocío Cerón y Amaranta Caballero aparecen en el estrato metalingüís co (poesía del lenguaje). En el estrato imaginís co, asociado a la lírica de la imagen: Rocío Magallón Elizabeth Algrávez, Jade Castellanos, Gaëlle Le Calvez y Gabriela Borunda. Al estrato adánico, fundación del mundo, celebración e interiorización de la naturaleza, corresponde parte de la obra de Mónica Nepote y de Claudia Luna Fuentes. Finalmente, en el estrato inefable, en el cual “la escritura fortalece lo tácito, en tanto que un vacío generador de sen do permite y media la creación” (Mújica, 2002:79), se ubican Dolores Dorantes y Rosalva García Coral.
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La úl ma generación que comprende esta brevísima historia, se refiere a las poetas nacidas durante los años ochenta. Encuentro coincidencias evidentes con las autoras de la generación inmediatamente anterior. Son autoras que se acogen a las mismas condiciones y contextos. También creo que su escritura responde a afinidades semejantes (tanto temá cas como estructurales) y que quizás sea aventurado tratar de encuadrarlas en apartados bien definidos. Fotograİa de Yulia Gorodinski Algunas de estas autoras han publicado más de un libro, han obtenido reconocimientos tanto nacionales como internacionales y, sobre todo, han adquirido una voz par cular que nos permite disnguirlas. Incluyo en esta revisión a poetas como Daniela Camacho, Ileana Garma-Estrella, Ingrid Valencia, Zazil Alaide Collins, Judith Santopietro, Karina Falcón, Sayak Valencia y Karen Plata. Termino esta relación con un par de ideas que me dan vueltas, y que sirven para jus ficar mis omisiones y las generalizaciones, varias de ellas excesivas, en las que incurro: este ar culo no es exhaus vo, intenta señalar desde una perspec va cronológica las líneas generales que ha desarrollado la poesía escrita por mujeres en México, me lamento por haberme olvidado de algunas autoras: Gloria Gómez Guzmán (hay que leerla), Margarita Michelena, Carmen Villoro, Florence Touissant, Raquel Huerta-Nava, Carmen Leñero, Iliana Godoy, así como otras más que seguramente valdría la pena mencionar. Por otra parte, reafirmo lo mencionado en la primera parte de este ar culo y que permi ría que San Pablo lo pensara dos veces antes de volver a decirlo: la poesía (la voz) de las mujeres forma parte integral de la literatura mexicana, es una voz fundamental que se ha ido construyendo (y seguirá haciéndolo) en el empo.
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Las mujeres en La muerte de Artemio Cruz: De amores comprados y recuerdos encendidos Edgar Guerrero Aguirre*
La muerte de Artemio Cruz, del recientemente fallecido Carlos Fuentes es, se sabe, uno de los textos más importantes del siglo XX mexicano, no sólo por su estructura retórica, armada con el ir y venir de las alucinaciones culposas de un polí co desahuciado, sino también por mostrar los resabios de un movimiento que había prome do jus cia y democracia y que terminó, al paso de los años, siendo la cantera anhelada de la que los personajes del bando ganador extrajeron riquezas, poder, pres gio y un discurso legi mador que con el empo se habría de ajar. La mujer se transformaría junto con los hombres que instauraron aquel sistema polí co, y se convir ó en la depositaria de los aires de ostentación de sus maridos y padres; en una especie de contraparte de un arreglo en que el canje era económicamente atrayente pero emocionalmente atroz. En dicho supuesto se encontraban Catalina y Teresa, la esposa y la hija de Artemio Cruz, con el acuerdo implícito valedero: alhajas; coches; chofer y servidumbre; residencias; muebles; ves dos; viajes; la facultad de presentarse como “la señora de...”, con todos los beneficios y derechos de picaporte posibles, “ellas entraron a la enda y la empleada les pidió que por favor tomaran asiento mientras le avisaba a la patrona (porque sabía quiénes
eran las dos mujeres, la madre y la hija, y la patrona había ordenado que siempre le avisaran si ellas entraban)”1, todo eso a cambio de ser la acompañante oficial a festejos de gran gala, ceremonias públicas y cenas de pareja, de procrear para completar el cuadro de la familia feliz, de asen r las peciones de mano financiera y polí camente favorables y de tolerar, de dejar pasar como un tema jamás en discusión la infidelidad conyugal. Sumido entre estos valores entendidos, en los estertores de su vida, Artemio Cruz percibió en la soledad y el dolor que sólo se deben comprender cuando se está a las puertas de la muerte lo despreciable de tal inversión, al deba rse entre el cariño y el odio por aquellas urracas que esperan su
defunción indiferentes, “mira: aprende de tu hija. Teresa. Nuestra hija. Qué di cil. Qué inú l pronombre. Nuestra. Ella no finge. Ella no ene nada que decir. Mírala. Sentada con las manos dobladas y el traje negro, esperando. Ella no finge”2, que buscan desesperadas el testamento que les ahorre juicios vergonzosos e impida que otras tantas se aparezcan a reclamar lo que no es suyo, “las dos se incorporan y corren a la enorme mesa de herradura donde ellas creen que a veces, de noche, paso las horas de insomnio leyendo cosas: ellas quisieran que así fuera. Las dos mujeres forcejean las gavetas, desparraman papeles y encuentran, al fin, la caja de ébano”3, y analiza, ante el desprecio y la indolencia que alimentó para con su consorte,
1 Fuentes, Carlos, La muerte de Artemio Cruz, México, Planeta DeAgos ni. Colección Carlos Fuentes, 2002. Pág. 22. 2 Ibídem. Pág. 32. 3 Ibídem. Págs. 141 y 142.
* Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.
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que cada hijo era un golpe, un logro que hacía que, aun en lo ín mo, le perteneciera, “se levantaba de la cama, trenzando el pelo suelto, sin mirar hacia el lecho desordenado. Encendía la veladora y oraba en silencio, como en silencio demostraría, durante las horas de sol, que no había sido vencida, aunque la noche, el segundo embarazo, el vientre grande, dijera lo contrario.”4 Y es que Catalina fue como varias de las matrimoniadas en la posrevolución, la hija de un hacendado porfirista que resolvió proteger su golpeado patrimonio y salir de la quiebra usufructuando lo único que podía interesar a los flamantes próceres militares que tenían ahora la fortuna de su lado, a sus hijas, educadas y refinadas, propias para dotar de abolengo a quienes habían sido descendientes de indias y campesinas y estaban prestos a reinventarse, “-Tienes la imaginación de los veinte años [...] Pero si quieres franqueza seré franco. Este hombre puede salvarnos. Cualquier otra consideración sale sobrando [...] Piensa en los úl mos años de tu padre. ¿Crees que no merezco un poco de...? -Sí papá, no digo nada... -Y piensa en misma. Entonces ella agachó la cabeza.”5 En contraste, Artemio después trajo a su almohada las reminiscencias del único amor
que había sido enteramente cierto, sin pesos y centavos por delante. Añoró a Regina, la amante en los empos duros de las conflagraciones, “pero ella, como una gaviota, parecía dis nguir, por encima de las mil incidencias de la lucha y la fortuna, el movimiento de la marea revolucionaria: si no en el pueblo que habían dicho, aparecería tarde o temprano en otro. Iría de pueblo en pueblo, preguntando por el batallón.“6 Con la nostalgia a flor de piel, el otro Artemio Cruz, el mandamás, evocó también para finalizar su trance a las féminas que con él estuvieron por el costeo de convites y presentes, en calidad de piezas genitales y decora vas, como la querida oficial, Lilia, con la que todo empezó en Acapulco,
“el contrato, tácito, no exigía verdadero amor, ni siquiera una semblanza de interés personal. Quería una chica para las vacaciones. La tenía”7, y Laura, la amiga aristócrata de su esposa que le pedía el divorcio para seguir juntos... impensable entonces. Y así, en este remolino de acontecimientos que le subyugan queda seguro, con la cruzada perdida por unos años más, de que la historia de provechos y acomodos no tenderá más que a repe rse, “¿quién quiere comer, dormir, fornicar con mi dinero? Tú Padilla y tú Catalina y tú Teresa y tú Gerardo y tú Paquito Padilla, ¿así te llamas?, que te has de estar comiendo los labios de mi nieta en la penumbra de mi sala.”8
Carlos Fuentes 4 Ibídem. Págs. 104 y 105. 5 Ibídem. Pág. 55. 6 Ibídem. Págs. 67 y 68. 7 Ibídem. Pág. 152. 8 Ibídem. Pág. 143.
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Mujer divina: sojuzgamiento femenino en la música y en la poesía Alejandro Byrd Orozco*
De entre las muchas formas de domino y sojuzgamiento a las mujeres, provocadas por ambos sexos, comparto ahora algunas reflexiones sobre la que se filtra desde la música y la poesía, ambas formas ancestrales de narrar nuestras desgracias.
Véase, por ejemplo, cómo Zorrilla otorga a su Don Juan una seductora democracia: “desde la princesa alƟva a la que pesca en ruin barca, ¡oh! ha recorrido mi amor toda la escala social”. Es decir, no hay discriminación: todas sirven para ganar la apuesta. No es un asunto menor: la figura de Don Juan es un ícono en culturas como la nuestra y aspiración proyectada en la cultura de masas. Curiosamente al personaje lo redime el amor de Doña Inés, quien es su mediadora celes al. Quizá por ello Da Ponte y Mozart, sin mácula de machismo iberoamericano, no perdonan a Don Giovani y lo mandan en línea directa al infierno. No obstante, en la historia que consumimos de este lado, una mujer salva a este implacable seductor. Si se piensa que sólo es un asunto de Iberoamérica, léase el relato magistral de Disney, es el himno de las mujeres cercanas a Mulán y no ene desperdicio: Miren este lindo retoño, querida he visto peor, hay que quitar lo feo serás un primor a lavar y a secar deslumbrante te voy a dejar esta fórmula no va a fallar nos vas a brindar honor ya verás por aquí los muchachos pelearán por ti con fortuna y un peinado así
nos vas a brindar honor a su familia gran honor la chica va a brindar si un buen partido es el que podría ganar debes ser especial, calmada, obediente, muy servicial gusto ϔino y ϔigura ideal nos vas a brindar honor servimos al imperio que a los hunos va a vencer con armas el varón, con hijos la mujer al ϔinal, triunfarás como ϔlor de loto lucirás la mejor oferta tu serás nos vas a brindar honor ¿ya estás lista?
Bien podría inscribirse esta canción en cualquier editorial de revista de modas y similares, o a la entrada de cualquier espacio de alquimia para la belleza: la mujer debe cuidar el parecer para brindar honor. Hay que prepararla y ofrecerla. He de reconocer que algo ha cambiado al respecto: hay fórmulas por todos lados para ser autodidacta en esto del embellecimiento, se puede prescindir de esté cas y clínicas, sin embargo, el fin es el mismo: agradar al otro, con maquillajes, ves dos, colores, perfumes, es decir, cosas externas y ajenas al ser, o bien, ar ficios para disfrazarlo. ¿Qué importan los pensamientos, las convicciones, las batallas co dianas? Si hago un esfuerzo de imaginación podría visualizar, incluso, un mensaje como el siguiente:
* Facultad de Estudios Profesionales, Acatlán, UNAM.
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“¿Quieres lucir fantásƟca en las próximas elecciones? Contesta este breve test y te diremos los mejores Ɵps para que te conviertas en la reina de las urnas” Es decir, mujer: objeto para mirarse, hombre: sujeto para mirar El asunto también es histórico. “El suspiro del Moro” resume otra oposición valor (hombre) // cobardía (mujer): “Bien haces, hijo, en llorar como una mujer, lo que no supiste defender como un hombre” Esto es, mujer: débil, hombre: fuerte. Bien se puede agregar el culto popular en este despropósito: “maricas”, “viejas”, “rajones” y otras florituras de un campo semánƟco para darle rienda suelta a lo que consideramos debilidades de especie. La música y la poesía mexicana enen un lugar aparte. Manuel Acuña envuelve en manto religioso la figura de la suegra (tan desacralizada, por otro lado, en la vena popular):
Que es lo único que tengo Usted es mi esperanza, mi última esperanza Comprenda de una vez Usted me desespera, Me mata, me enloquece Y hasta la vida diera por vencer el miedo De besarla a Usted
O sea: no la ha besado aún pero ya le puede facturar su muerte y locura. Nos quieran o no nos quieran, son culpables ¿De qué? De exis r, de coincidir, de estar cerca, de estar lejos. O en esta otra, presuntamente román ca cuyo autor, Antonio Machín (en el nombre lleva la fama), demanda el agravio y el dolor, envuelto en una solicitud amorosa: “No me cansaría de decirte siempre, Pero siempre, siempre, Que eres en mi vida Ansiedad, Angustia y Desesperación.”
En máscara de roman cismo (porque nos encanta la simulación), se ofrece un mar rologio eterno: reprocharles nuestro sufrimiento. Por otro lado, si se trata de ofensas directas, nos sobran odas en las que el des no implacable y fatal, puso una mujer en nuestro camino y todo
“¡Qué hermoso hubiera sido vivir bajo aquel techo, los dos unidos siempre y amándonos los dos; tú siempre enamorada, yo siempre satisfecho, los dos una sola alma, los dos un solo pecho, y en medio de nosotros mi madre como un Dios!”
No obstante ser mujer, la madre ha alcanzado el altar, justo por asumir tal rol de abnegación pero en un estadio superior. Nuestras compañeras de vida también pueden ser madres pero no son nuestras madres por ello no han alcanzado este estatus y entonces podemos seguir la violencia de hecho, de dicho y de sen do contra ellas. Esto queda mejor reflejado en la rockola sen mental de Armando Manzanero: Usted es la culpable De todas mis angustias y todos mis quebrantos Usted llenó mi vida De dulces inquietudes y amargos desencantos Su amor es como un grito Que llevo aquí en mi alma y aquí en mi corazón Y soy aunque no quiera, Esclavo de sus ojos, juguete de su amor No juegue con mis penas, ni con mis sentimientos Fotograma de Raúl Marơnez Solares
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Tienes en el ritmo de tu ser, todo el palpitar de una canción. Eres la razón de mi existir, mujer”
Y aunque una mujer pudiera salvarnos, sólo para llorar // sufrir también con ella, otra ya nos perjudicó, de acuerdo con Enrique Santos Discépolo, en “Uno”: Si yo tuviera el corazón, el mismo que perdí; si olvidara a la que ayer lo destrozó y pudiera amarte... Me abrazaría a tu ilusión para llorar tu amor...
Nótese como hay un des no trágico e implacable para el hombre, mediado en estas Evas co dianas y un significado en estas vías de la literatura y la música. Se puede objetar: “pero son sólo letras y canciones inofensivas y anacrónicas”. Infortunadamente, no. Representan las más duras co-dependencias sen mentales: según el cancionero, somos lo que somos y como somos por causa de una mujer. Las elevamos al altar o las condenamos, incluso con amor, pero no nos aproximamos. Ángeles o demonios pero rara vez seres humanos. Con histeria pero sin historia. Magas blancas, negras, brujas, Diosas. Tan cerca y tan lejos, tan nuestras y ajenas. Al final del disco queda como musa de mis debilidades una certeza: somos, sin dis ngo de género, la construcción o destrucción de nuestras iden dades, responsables del sen do y no víc mas del des no. Somos, pues, lo que nos dejamos ser: lo que escribimos o cantamos son sólo manifiestos subje vos de un ser fugaz y por ello permanente. El punto está en nuestro hacer y éste será más coherente tanto más se vincule a nuestro decir pues es sabido que una sociedad se corrompe o se libera en primera instancia por su capacidad expresiva: su nivel de alteridad, de convivencia y de aspiración por la comunidad.
Fotograİa de Nacho López
se arruinó, como sugiere en Mi desƟno fue quererte, Felipe Valdés Leal: “Ay qué suerte tan negra y tirana es la mía, al haberte encontrado, a mi paso una vez tan feliz y contento que sin ti vivía cuando yo ni siquiera en tu nombre soñé hasta que una mañana fatal de mi vida y el destino te enviara a mi suerte a cambiar… para qué me creí de tus besos de fuego para qué me creí de tus besos de amor si en tus labios me diste el veneno malevo yo maldigo la vida, maldigo tu amor.”
No obstante las joyas previas, la que da tulo a este ar culo resume el polo condenatorio a lo femenino, aún en medio del halago y la idolatría: “Mujer, mujer divina tienes el veneno que fascina en tu mirar. Mujer alabastrina, tienes vibración de sonatina pasional, tienes el perfume de un naranjo en ϔlor, el altivo porte de una majestad. Sabes de los ϔiltros que hay en el amor, tienes el hechizo de la liviandad, la divina magia de un atardecer, y la maravilla de la inspiración.
Somos, pues, lo que nos dejamos ser: lo que escribimos o cantamos son sólo maniϔiestos subjetivos de un ser fugaz y por ello permanente.
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“Detrás de un gran hombre, hay una gran mujer” y viceversa Olivia Barrera*
Lady Macbeth es uno de los personajes Shakesperianos favoritos de las actrices alrededor del mundo. Posiblemente esta atracción se deba a que es de las poquísimas mujeres dentro del repertorio isabelino que sufre una importante transformación, misma que, de acuerdo a las palabras del nuevo rey de Escocia, Malcolm, termina con su propia vida. La popularidad de Lady Macbeth sin embargo está ligada a una lectura desfavorable a su género, puesto que ha sido generalmente percibida como una mujer avariciosa y despiadada. En un amplio número de producciones y trabajos académicos, se le ha responsabilizado directamente del primer crimen de Macbeth, argumentando que él, a pesar de su deseo, se resuelve por no matar a Duncan (I.7.31-35)1. Más aún, si hoy en día Lady Macbeth resulta ser un personaje per nente para formar parte de una publicación que habla de polí ca y género, es justamente porque u liza su poder sexual para convencer a su marido de matar: “When you durst do it,
then you were a man; / And, to be more tan what you were, you would / Be so much more the man” (I.7.49-51). Este asesinato, ene consecuencias polí cas considerables ya que
se está matando a un rey a fin de usurpar su cargo, lo que convierte a Lady Macbeth en la soberana Escocesa. A pesar de esta innegable condición de reina usurpadora, el grado de perversidad que se suele asignar a Lady Macbeth, pareciera ser el resultado de percibirla de forma general, desatendiendo las su lezas con las que Shakespeare construyó al personaje. Cierto es que la única posibilidad de Lady Macbeth para conver rse en reina se daba gracias a su esposo, pero algunas producciones parecieran privilegiar ese deseo personal, y tomarlo como única guía para la construcción del personaje. Tal es el caso de la producción
1 El texto que aquí se u liza es Shakespeare, William, Macbeth, (Ed. Kenneth Muir), Arden, Methuen, 1987.
*Escuela Nacional Colegio de Ciencias y Humanidades, Plantel Naucalpan, UNAM.
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de la Royal Shakespeare Company (1970) donde Judi Dench más parece madre imposi va que esposa2. Lady Macbeth, sin embargo, dista mucho de ser una mujer que manipula sexualmente para su propio beneficio. Muy por el contrario, parece que su proceder está en directa relación con la proyección que hace de marido, es decir, con su deseo –perverso, desde luego– de ser esa mujer detrás del hombre que lo impulsa a llegar a lo que considera es su máximo potencial. En este sen do el texto revela tres momentos muy puntuales de su evidentes mo vaciones a par r de el otro, es decir Macbeth, y no de ella misma. Al enterarse por una carta de las predicciones que las Weird sisters han hecho a su marido, ella pide vehementemente adquirir el temple para actuar con decisión y coadyuvar de esta manera al avance de su esposo (I.V. 40-54). Esta solicitud, enunciada como conjuro, parece ser atendida por los espíritus de la oscuridad, dotándola temporalmente de una maldad sorprendente, misma que la lleva a facilitar el 2 3 4
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asesinato de su rey bajo su propio techo y actuar sagazmente para evitar que se les inculpe. Una vez proclamados reyes su entereza disminuye paulatinamente. Durante el acto tercero lucha contra la realidad de su nueva condición. Observa que Macbeth no es feliz, y aunque intenta mejorar el estado de ánimo de su esposo, ella misma pareciera comenzar a vivir su propia anagnórisis3: “Nought´s had, all´s spent, / Where our desire is got without content: / ´Tis safer to be that which we destroy, / Than by destruc on dwell in doub ul joy”. (III. 2. 4-7). Macbeth reconoce este decaimiento en su dearest parthner of greateness, al punto que decide ocultarle los siniestros planes que ene preparados. Sin el mismo éxito que la primera vez, esa misma noche, Lady Macbeth vuelve a salir al rescate de su esposo durante el banquete que celebra su coronación, ante la evidente alteración que éste sufre por la aparición del fantasma del recién asesinado Banquo. Sin embargo, una vez que han levantado las sospechas de los invitados y éstos se han re rado, Lady Macbeth confirma que su esposo se aleja a cada instante de la felicidad que ella deseaba para él. A par r de ese momento el personaje desaparece al em-
po que Macbeth se va transformando en una máquina de matar. No es sino hasta el acto quinto que ésta vuelve a escena sólo para mostrar el cambio de roles que se ha gestado entre ambos personajes. A diferencia de lo que ocurre en el acto segundo, ahora es ella la que no puede limpiar la sangre de sus manos (V.1.30-38) y él quien después de escuchar un grito de mujer, se recuerda de un pasado en el que pequeños ruidos le causaban terror, al empo que reconoce que ha perdido la capacidad de estremecerse (V.5.9-15). Es por eso que algunos crí cos han sugerido que los esposos protagonistas de este texto, funcionan como un demonio de dos cabezas. El conocimiento profundo que ene el uno del otro es evidente a lo largo del texto, la simbiosis de la que forman parte y la forma en que el estado anímico del otro los afecta. Respecto a la lectura de Lady Macbeth y su relación con el trono escocés, la lectura de Roman Polansky 4 resulta más afortunada, puesto que privilegia el amor del matrimonio como motor para la acción. Seguirá habiendo quienes estén en desacuerdo con esta forma de interpretar al personaje, sin embargo, es innegable que en el teatro, resulta mucho más atrac vo ver la lucha interior de personajes complejos, que a una mujer accionando solamente a par r de su deseo de poder.
Imagen tomada de: h p://sexualityinart.wordpress.com/2008/09/19/judi-dench-early-images-from-her-lifes-work-her-life me-of-work/ Término aplicado por Aristóteles al reconocimiento de la falla por parte del héroe trágico. (Ruiz Lugo, Marcela y Ariel Contreral, Glosario de términos del arte teatral, Trillas, México, 1979). Imagen tomada de h p://www.ew.com/ew/gallery/0,,20220391_20498154,00.html
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Periodistas, marimachas y locas: las mujeres de la prensa revolucionaria en el exilio Leticia Urbina Orduña* La dictadura porfirista generó un periodismo de oposición, cuyo representante más conocido es Ricardo Flores Magón con su periódico Regeneración. Pero con él y otros periodistas que debieron exiliarse en los Estados Unidos surgió un fenómeno hasta entonces inédito: el de las mujeres periodistas de filiación anarco-sindicalista, que a la lucha contra el régimen de Díaz añadieron la reivindicación de sus derechos de género. Si bien algunas mujeres se habían hecho periodistas durante el porfiriato, fueron tremendamente conservadoras y sus temas giraban en torno a la moral, su papel de madres y esposas, la religión o la familia.En cambio, desde la perspec va de las periodistas anarquistas, la mujer debía jugar un papel de compañera e igual de los hombres, pues sin su concurso era imposible llegar a un estadío superior de la humanidad. Su periodo de mayor fuerza fue la década de 1910 a finales de 1920 pero hay antecedentes decimonónicos en varios puntos de América La na. Una pionera fue la peruana Amalia Puga que produjo 23 ensayos entre 1890 y 1892. La española Emilia Pardo Bazán hizo cuatro escritos sobre los derechos de la mujer, publicados entre 1890 y 1892. Lola Rodríguez de Tió editó un periódico completo, El Americano y Josefina Silva de Cintrón fundó Artes y Letras en 1933. Su revista llegó a distribuirse durante varios años hasta Centroamérica, Sudamérica, el Caribe y las Islas Canarias (Kanellos, 2000, p. 70). Mucho más contestatarias fueron las periodistas simpa zantes o aliadas del Par do Liberal Mexicano (PLM) como Teresa Villarreal, fundadora de El Obrero en 1909,
Isidra T. de Cárdenas, directora y fundadora de La Voz de la Mujer de 1907, Blanca de Moncaleano con La Pluma Roja (1913-1915), Sara Estela Ramírez, editora de La Corregidora (1901) y Juana Belén Gu érrez de Mendoza, cuyo Vésper, Jus cia y Libertad (1900-1932) se inició en México y tuvo que exiliarse a Estados Unidos. Sara Estela Ramírez era una maestra de escuela que salió de México en 1898 para dar clases en Laredo, Texas. Poe sa y autora de discursos polí cos apasionados, se hizo de seguidores por su par cipación en manifestaciones obreras donde se exigían reformas sociales y laborales en México. Comenzó escribiendo en La Crónica y El Demócrata Fronterizo antes de fundar sus propias publicaciones. La primera de ellas fue La Corregidora en 1901, que se imprimió en la Ciudad de México, Laredo y San Antonio. Ramírez colaboró con Juana Belén Gu érrez para exigir mejores condiciones de vida para las indias y las proletarias y tener el mismo estatus social que los hombres, mediante la organización Regeneración y Concordia, ala feminista del PLM. En 1910 fundó una revista literaria, Aurora, pero Sara Estela murió ese mismo año (Kanellos, 2000, pp. 24-25). Teresa Villareal
*Facultad de Estudios Superiores Acatlán, UNAM.
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Juana Belén Gu érrez de bían bajo el pronombre persoEngolfados los hombres Mendoza, ac vista guanajuanal “nosotras”. en su supuesta tense, comenzó a publicar Pluma Roja fue fundado superioridad, fatuos por Vésper, Jus cia y Libertad en la por la anarquista colombiana su ignorancia, han creído Ciudad de México en 1900. Sus Blanca de Moncaleano en Los que sin la ayuda de la textos comba an a la dictadura Ángeles en 1913. Ella y su espoporfirista en un tono bastante so, Juan Francisco Moncaleano, mujer, pueden llegar a la agresivo (“es lo en pantalones” también periodista y revoluciometa de la emancipación decía ella), por lo que fue ennario, salieron de su país para humana carcelada en las galeras de Beapoyar la lucha de Ricardo Flo(De Moncaleano, 1915, p.1). lén –donde pasó tanto empo res Magón, pero fueron expulque decidió incorporar el nomsados de México en 1912 por el bre de esa cárcel al suyo– y acapresidente Francisco I. Madero. bó huyendo a Estados Unidos A diferencia de los otros perió(Ruiz Castañeda, 1987, p. 170). dicos hechos por mujeres, Pluma Roja planteaba Al Gral. Díaz le hemos preguntado ya qué ha que la liberación de la mujer era indispensable hecho de sus deberes como gobernante, á los para lograr cualquier cambio social. mexicanos vamos a preguntarles hoy que han El programa anarquista planteado por Blanca hecho de sus deberes como ciudadanos (…) El de Moncaleano a través de Pluma Roja llamaba a Gral. Díaz lo sacrifica todo a la ambición de reinar las mujeres a emanciparse de sus tres opresores: (…) El Presidente necesita pres gio en el extranel Estado, la religión y el capital, y señalaba a los gero (sic) y se lo procura como los fanfarrones de hombres que de no par cipar ambos géneros en barrio, derrochando en superficialidades lo que la reconstrucción de la sociedad sería imposible no enen para cubrir necesidades (Gu érrez de lograr sus obje vos: Mendoza, 1903, p.1). Engolfados los hombres en su supuesta supeVésper llegó a tener una circulación de ocho rioridad, fatuos por su ignorancia, han creído que mil ejemplares semanarios a decir de su fundasin la ayuda de la mujer, pueden llegar a la meta dora, quien además de pugnar por los ideales del de la emancipación humana (De Moncaleano, PLM incursionó en los asuntos de género en una 1915, p.1). época en que ni siquiera exis a este término. Finalizada la Revolución Mexicana, las exiEl semanario La Voz de la Mujer de Isidra T. liadas nunca dejaron de promover causas políde Cárdenas fue fundado en El Paso, Texas, en cas y sociales, pero tuvieron después un papel 1907 para exhortar a las mujeres a tomar un pamucho menos visible que sus antecesoras del pel ac vo en la esfera pública. Su lema era el de primer cuarto de siglo, y sus ac vidades se en“Defensor de los derechos del pueblo y enemifocaron más a la lucha sindical y al trabajo cogo de las ranías”, y contenía un cin llo donde munitario que al periodismo, que ejercían como expresaba que “la mujer forma parte integrante un arma más para lograr sus obje vos. Tal es el de la gran familia humana; luego ene el deber caso de la lideresa sindical guatemalteca Luisa y el derecho de exigir y luchar por la unificación Moreno y las ac vistas Ema Tenayuca, Josefina de la patria”. A decir de Kanellos (2000, p. 25)La Fierro, Linda Silva y Marta Casares en la década Voz de la Mujer fue un periódico innovador que de los 30 (Kanellos, 1997, pp. 143-144) y el sosrepresentó de modo consistente la voz colec va tenimiento de la huelga de la Sal de la Tierra por de las mujeres en la prensa. Los editoriales y colas esposas de los mineros, en 19501. mentarios no se firmaban y los textos se escri-
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Sobre esa huelga el cineasta estadounidense Herbert Bibberman filmó una película en 1953 denominada así, Sal de la Tierra, con los autén cos huelguistas como actores además de un reducido elenco de profesionales, entre quienes se encontraba la actriz mexicana Rosaura Revueltas, quien fue deportada a México por el FBI debido a su par cipación en la cinta, que muchos consideran como la primera película chicana.
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Teresa Urrea, precursora de la Revolución Mexicana Victor Hugo Pacheco Chávez* Teresa Urrea, la llamada Santa de Cabora, fue una de las principales impulsoras de algunas de las revueltas que asediaron al régimen porfirista de finales del siglo XIX. Si bien, ella negó varias veces una par cipación directa en los asaltos que en su nombre se dieron a las aduanas de Nogales o los levantamientos de los pueblos de indios temoches y mayos, cosa que ha llevado a varios historiadores a ver en su ac vidad una cues ón polí ca, lo cierto es que su par cipación fue clara en la organización de algunos de esos acontecimientos, pues no sólo bendecía sus propias imágenes o el armamento que llevaban los indios que se aventuraban a emprender un movimiento amado contra Díaz, sino que fue par cipe de las conspiraciones contra la dictadura porfirista, realizadas en los lugares que residió, en una primera época en México y durante la mayor parte de su vida en Estados Unidos. Desde el periódico El Independiente acusó y atacó el despo smo del General Díaz.
La Santa de Cabora, Teresa Urrea, representa no sólo un episodio que podríamos denominar de los “precursores” de las Revoluciones Mexicanas, sino que, específicamente, es la precursora de la Revolución magonista. Me atrevo a hacer esta afirmación en el sen do de que los magonistas aprovechan, casi una década después de firmado el Plan Restaurador de la Cons tución y Reformista, el amplio movimiento que la Santa de Cabora logró ar cular. Esto se debió sobre todo a que Lauro Aguirre entró en contacto con los magonistas desde 1905. Esto explica que los lugares
hacer una revaloración políca de su figura pues fue una mujer perseguida por las autoridades civiles y religiosas porque su prédica atentaba contra esos dos órdenes. Detengámonos en el análisis de dos textos que forman parte del contexto de las luchas en las que se le vio involucrada. PRIMER DOCUMENTO: Dentro del periódico El Independiente se publicaron varios ar culos firmados por Teresa Urrea, al parecer la autoría de todos ellos fue una mujer perseguida por las se puede atribuir a Lauro autoridades civiles y religiosas Aguirre; pero puede deporque su prédica atentaba cirse que el contenido de contra esos dos órdenes. los mismos fue de común acuerdo. En este sen do, de mayor influencia magonista fueron los estados fronterizos de Chihuahua y Sonora y el lugar de los movimientos armados impulsados por los magonistas en 1906 y 1908 que fueron derrotados. La importancia de Teresa Urrea para la historia de la revolución es algo que ha sido desechado, sólo se le reconoce en el ámbito milenarista; sin embargo, es momento de
* Facultad de Filosofía y Letras, UNAM.
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el hecho de que hayan sido redactados por el incansable Aguirre no impide tomarlos como un cuerpo de ideas que Teresa Urrea compar a. De los ar culos que salieron con su firma destaca uno tulado Mis ideas sobre las revoluciones, publicado el 21 de agosto de 1886, en dicho periódico. Este escrito sale a la luz después de un asalto a la aduana de Nogales, Sonora, acontecimiento del cual se deslinda; sin embargo, apunta que el descontento de los “movimientos revolucionarios en todo México obedecen a un profundo descontento público contra el despo smo del Gobierno y que lo racional, lo justo y lo lógico es suponer que lo de Nogales obedece a las mismas causas”1. Una cosa que llama la atención de este ar culo es el hecho de que las revoluciones aparte de estar insertas dentro de un plan divino, son impulsadas por unos sujetos que ella denomina “Encargados”. Evidentemente, estos encargados no son simplemente agentes revolucionarios sino que enen un vínculo divino. Esta es una forma de jus ficar su parcipación en movimientos polí cos de una manera velada e indirecta, pues nos dirá: “Dios dirigiendo permanentemente
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todo hacia lo mejor solamente se sirve de los hombres como sus colaboradores en Su Obra”2 . Las revoluciones son un mal necesario en la óp ca de la Santa de Cabora pero también son la úl ma opción que se debe tomar, una opción que en su momento se veía como inevitable. Nos dice: “así como no se recoge la semilla sino después de la siembra, de la misma manera no se debe ocurrir a la revolución hasta que todos los medios legales y pacíficos se agotaron para que los despo smos caigan, porque mientras haya un medio pacifico y legal que tocar para encaminar al déspota al deber ese medio se debe emplear”3.
SEGUNDO DOCUMENTO: Al ser apresado Lauro Aguirre, en el pueblo de Solomonsville del Estado de Arizona de la unión americana, en marzo de 1895, dentro de los papeles que se le confiscaron se encontraba El Plan Restaurador de la Cons tución y Reformista, documento que aparece firmado en Temochic el 5 de febrero de 18864, evidentemente fue elaborado en territorio estadounidense, quizá el hecho de que se mencione el pueblo de Temochic, Chihuahua, se debe a cierto interés por darse una legi midad polí ca, como se verá en planes polí cos posteriores como el Plan de San Luis Potosí de Francisco I. Madero. De los 23 firmantes del plan, ninguno corresponde al nombre de Teresa Urrea ni de Lauro Aguirre, ni de Manuel Flores Chapa, que fue apresado con Lauro al ser confiscado el documento; sin embargo, hay algunas pistas que permiten afirmar que el plan fue elaborado por la gente cercana a Teresa Urrea con vistas a insurreccionar el estado chihuahuense. Por ejemplo, Manuel González Rascón fue un individuo que par cipó en algunos movimientos que tenían la intención de derrocar a Díaz5. También aparecen las firmas de María S. de Avedaño, quien
1 AHSRE Topográfica 1-3-670 (I), f, 67. 2 Ibíd. 3 Ibíd. 4 AHSRE Topográfica 42-29-97. 5 Lilian Illades, “Teresa Urrea y Lauro Aguirre”, en Jesús Vargas Valdés, (Comp.), Temóchic: la revolución adelantada. Resistencia y lucha de un pueblo de Chihuahua contra el sistema porfirista (1891-1892), V. II, México, Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, 1994. p. 78.
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fue compañera y confidente de Teresa por muchos años y la firma de Tomás Esceverri que puede ser un seudónimo de Tomás Urrea, padre de la Santa, debido a que Esceverri era el apellido de su primera esposa6. El plan se compone de 25 considerandos y 18 ar culos. En él se denuncia que la sedición de Tuxtepec, es decir, el gobierno de Porfirio Díaz, ha traicionado los principios de la cons tución de 1857. Se pone énfasis en todos los levantamientos de indios que el gobierno ha reprimido de una manera atroz. Se denuncia también la situación de desigualdad que existe debido a la condición económica, de género, y debido al color de las personas. También se apunta que dentro del problema social debe resolverse la relación entre el capital y el trabajo, esto, nos dicen, se debe lograr por medio de una ley que de manera evolu va cambie esa relación “por la igualdad y la jus cia, y cese la explotación del hombre por el hombre, explotación que ha engendrado todos los males sociales desde la ranía del fraile y del militar hasta la ranía del rico y hasta las demagogias”8.
Dentro de las propuestas polí cas aparte de las inmediatas como la des tución de Porfirio Díaz, la res tución de la Cons tución de 1857 y la creación de un nuevo gobierno a través de un Congreso Constuyente, llaman la atención algunos puntos como el relavo a la creación de una ley electoral que tome medidas drás cas, pues se puede leer en el documento que el Jefe Supremo de la revolución “expedirá una ley electoral que, además de garan zar plenamente la emisión del voto público, cas gará con la perdida de los derecho civiles a todos los que no concurran a emi r su voto en las elecciones y con la pena de seis meses hasta dos años de prisión al que falsifique el voto público”.9 Con respecto a la par cipación polí ca de los sacerdotes se dice que sólo aquellos que reciban un sueldo por sus labores clericales son los que no gozaran de sus derechos polí cos. Y, finalmente, otro punto interesante es el rela vo a las mujeres pues el plan asienta que “ ene los mismos derechos del hombre y elegirá y será electa con ABSOLUTA igualdad al hombre y desempeñará todos los puestos pú-
blicos INCLUSO el de Presidente de la República”10. La personalidad de Teresa Urrea ha sido poco atendida dentro de los estudios de la historia de la mexicana, a pesar de exigir estudios que pueden ir en dis ntos sen dos: en el propio de la par cipación de las mujeres en asuntos polí cos, como el de la religiosidad popular, las demandas polí cas y sociales de las mujeres, las biogra as polí cas, entre otros.
Archivo Archivo Histórico de la Secretaria de Relaciones Exteriores (AHSRE) Topográficas: 1-3-670 (I), 42-29-97.
Fuentes Domecq, Brianda, “Teresa Urrea: La Santa de Cabra”, en Jesús Vargas Valdez (Comp.), Temóchic: la revolución adelantada. Resistencia y lucha de un pueblo de Chihuahua contra el sistema porfirista (1891-1892), V. II, México, Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, 1994. Illades, Lilián, “Teresa Urrea y Lauro Aguirre”, en Jesús Vargas Valdés, (Comp.), Temóchic: la revolución adelantada. Resistencia y lucha de un pueblo de Chihuahua contra el sistema porfirista (1891-1892), V. II, México, Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, 1994.
6 Brianda Domecq, “Teresa Urrea: La Santa de Cabra”, en Jesús Vargas Valdez (Comp.), Op. Cit., p. 3 7 En realidad son 17 ar culos debido a que el número 9 quizá por una errata no aparece. 8 AHSRE Topográfica 42-29-97. 9 Ibíd. 10
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Flora Tristán: el martillo y la rosa Por Andrea D’Atri*
Creciendo bajo la contradictoria influencia del roman cismo, Flora Tristán se inclinó por la lectura de Bernardino de Saint Pierre, Víctor Hugo, Lamar ne y convir ó su vida en digna de la de una heroína román ca: escenarios sórdidos y oscuros, aventuras extravagantes en paisajes exó cos. Y aunque sus ideas sobre la mujer y el socialismo, el feminismo y la clase obrera fueron realmente innovadoras, fue su singular vida la que más ha cau vado la atención de escritores e historiadores. Flore Celes ne Therèse Henrie e Tristán Moscoso nació el 7 de abril de 1803. Su padre fue un coronel criollo de la armada española en el virreinato del Perú y su madre, una francesa que, escapando de la Revolución de 1789, emigra a Bilbao. Allí, sus padres contraen matrimonio ante un sacerdote; trámite que no tendrá validez para las autoridades y las leyes francesas, lo que acarreará una crucial consecuencia en la vida de Flora. Sangre de santos españoles, papas italianos, militares criollos y emperadores incas corría por las venas de Flora. Su corta vida no impidió que conociera la comodidad en Vaugirard y las dificultades en Burdeos, el honor en París y el desprecio en Arequipa, la esclavitud en Praia y aquella otra moderna esclavitud asalariada en Londres. Y cada una de estas experiencias fue delineando su propio pensamiento, transformando a esta mujer autodidacta en la profeta pagana del socialismo y la emancipación femenina. La vida de Flora Tristán transcurrió en el em-
po que mediaba entre dos revoluciones: catorce años separan su nacimiento de la gran Revolución Francesa de 1789 y muere apenas cuatro años antes de la Primavera de los Pueblos de 1848, la rebelión que recorrió Europa pero que tuvo como epicentro a Francia y, como protagonista, al mismo proletariado al que le dedicó sus úl mos años de vida. En cierto modo, su existencia estuvo signada por estos acontecimientos: una revolución burguesa que ya no es, una revolución proletaria que todavía no puede llegar a ser. Contrapunto que, además, es una metáfora de la contradicción que la atravesaba personalmente: por un lado, el denodado esfuerzo por recuperar el lugar perdido en la aristocracia, después de la muerte de su padre; por otro, el afanoso anhelo de conquistar colec vamente la emancipación del proletariado, de aquellos parias de los cuales también se sen a parte. Por eso puede señalarse que Flora Tristán se sitúa a mitad de camino entre el socialismo utópico y el socialismo cien fico.
* Andrea D’Atri (Buenos Aires, 1967) especialista internacional en Estudios de la Mujer. Es dirigente del Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS) y fundadora de la agrupación de mujeres “Pan y Rosas”, con presencia en Argentina, México, Chile y Brasil.
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Ni francesa ni peruana; ni burguesa ni proletaria. ¿Cuál era su lugar de pertenencia? Su búsqueda de un lugar en el mundo la conduce al reconocimiento de que no tiene lugar en él.
Ni francesa ni peruana; ni burguesa ni proletaria. ¿Cuál era su lugar de pertenencia? Su búsqueda de un lugar en el mundo la conduce al reconocimiento de que no ene lugar en él. El desgarramiento que atraviesa su existencia se resuelve sólo a través del viaje a Perú, que es, en realidad, una travesía al interior de sí misma, su auto-reconocimiento como paria, pero también su conversión en una luchadora social, en una exquisita polemista, en una publicista innovadora. Hasta ese viaje ¿quién había sido Flora Tristán? Una mujer condenada por esta situación de ilegalidad del matrimonio parental, es gmazada como hija ilegí ma por las leyes francesas que le reservaban un des no de miseria, y cuya situación es resuelta con un matrimonio arreglado con el litógrafo André Chazal, que sólo sumó nuevas desgracias: ante la violencia de su marido, descubre que ni siquiera contaba con el derecho a divorciarse. Así y todo, se atreve a abandonarlo, con dos pequeños hijos a cuestas y pocos meses de un tercer embarazo, en cuya convalecencia descubre el feminismo a través de las páginas de Vindicación de los derechos de la mujer, de Mary Wollstonecra . Luego deja a sus hijos al cuidado de otras personas, pero ya no regresa al hogar conyugal y acepta un trabajo como ama de llaves de una familia inglesa, con quienes recorre Suiza, Ale-
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mania, Italia e Inglaterra, entre 1826 y 1828. Al poco empo, muere su primer hijo; sin embargo, como si la providencia no quisiera abandonarla completamente, conoce a un oficial de la marina mercante, Zacarías Chabrié, quien en sus viajes a Perú establece relación con el o de Flora: Don Pío de Tristán, de quien su padre le dijo en el lecho de muerte: “Hija mía, te queda Pío.” Ahora se presentaba la oportunidad única de enviarle una carta, a través del marino. Flora Tristán ya había entrado en contacto con los discípulos de Saint Simon, quienes habían cons tuido una asociación de fraternidad y vida en común. Sus ideas sobre el amor y la familia, la fidelidad y las mujeres eran enormemente revolucionarias; pero estaban bastante encontradas con la propia prác ca del grupo. Flora no comparte las opiniones de los discípulos de la escuela societaria, aunque sus ideas mesiánicas sobre la mujer predes nada a conver rse en profeta del mundo nuevo, la seduce enormemente. A diferencia de los discípulos de Saint Simon, los fourieristas se concentraban en los cambios económicos para el desarrollo de los “falansterios”, donde el trabajo –incluso el domés co- sería realizado por todos los miembros de la comunidad en igualdad. Charles Fourier había señalado que la situación de las mujeres era la medida del progreso social y esta idea encarna en Flora, que man ene distancia de los sansimonianos y se inclina más por éste. “Se observa que el nivel de civilización a que han llegado diversas sociedades humanas está en proporción a la independencia de que gozan las mujeres.”, escribirá Flora, parafraseando a Fourier, en las primeras páginas de Peregrinaciones de una Paria. El 7 de abril de 1833, Flora emprende su peregrinación a bordo del buque “El Mexicano”, comandado por el mismo oficial Zacarías Chabrié que había conocido unos años antes. Serán cua-
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“Nuestro propósito aquí no es crear también una brillante utopía, describiendo el mundo como debería ser sin señalar el camino que nos ha de llevar a cumplir el gran sueño de un Edén universal.”
tro meses y medio de travesía, en un barco tripulado por veinte hombres y una sola mujer: ella. Recién en enero de 1834 conoce a su o, Pío de Tristán. Nada consigue de lo que se había propuesto resolver en este largo viaje a través del océano. Su familia le concede una escasa pensión, pero no le reconoce el derecho a la herencia. Su travesía; sin embargo, la convierte en la Flora Tristán que trascendió en la historia de las ideas socialistas y feministas, la convir ó en aquella mujer que expresó sus memorias de ese i nerario en las célebres páginas de Peregrinaciones de una Paria.1 Lo que empieza a escribir durante su viaje de retorno a Europa es su primer ensayo De la necesidad de dar buena acogida a las mujeres extranjeras. Flora Tristán señala, en el inicio de éste, la necesidad de la unidad de las masas para luchar contra las viejas ins tuciones: “Por todas partes se oye resonar una voz unánime, que reclama ins tuciones nuevas que se adapten a las nuevas necesidades, una voz que pide asociarse, unirse para trabajar de común acuerdo en aliviar a las masas que sufren y languidecen sin poder reponerse, ya que, divididas, son débiles, incluso incapaces de poder luchar contra los úl mos esfuerzos de una civilización decrépita que se ex ngue.”2 Pero ya se advierte la diferencia que la distancia de los socialistas utópicos: Flora cues ona la división entre la teoría y la praxis de los fourieristas; señala que los “falansterios”, y otras formas de vida comunitaria ideadas por los utópicos, son meros sueños que no logran resolver los problemas de las masas, condenadas a la miseria. “Nuestro propósito aquí no es crear también una
brillante utopía, describiendo el mundo como debería ser sin señalar el camino que nos ha de llevar a cumplir el gran sueño de un Edén universal.” Ella no quiere ser confundida “con aquellos meta sicos que sueñan más de lo debido”. Ni tampoco “salvar” a unos pocos elegidos, predesnados a la vida comunitaria en un mar de penurias: “Los límites de nuestro amor no deben ser los zarzales que rodean nuestro jardín, los muros que cercan nuestra ciudad, las montañas o los mares que bordean nuestro país. Desde ahora, nuestra patria debe ser el universo.” Sus viajes le han servido para comprobar, en los hechos, que las parias viven bajo el yugo de la misma a opresión en todas partes. Más tarde, estas mismas conclusiones le servirán para forjar su idea central de la Unión Obrera, un esbozo de internacional proletaria concebida más de veinte años antes que se fundara la Asociación Internacional de los Trabajadores, más conocida como la Iº Internacional. Tres años tumultuosos le siguen a la publicación de su primer ensayo. Con André Chazal se suceden interminables peleas por la tenencia de su hija Aline –quien, más tarde, será la madre del pintor Paul Gauguin-. La pequeña es raptada por el padre y recuperada por su madre en un episodio que culmina con persecución policial y arresto. Nuevamente comparece ante los tribunales, que ordenan que Aline viva en una pensión y que ambos progenitores puedan visitarla. Pero Chazal no se de ene: su venganza contra Flora por el abandono, lo lleva nuevamente a raptar a Aline para impedirle el contacto con su madre. Pero esta vez, la niña escapa del hogar paterno y busca refugio en casa de Flora. La alegría dura poco: inmediatamente, Chazal envía a la policía a buscarla. Al poco empo, una carta de Aline estremece a su madre: la pequeña le escribe de su miedo al padre y deja entrever que éste ha intentado abusar de ella. Aline vuelve a escapar de la casa de André Chazal, contra el que Flora presenta una denuncia por intento de violación de la menor. Esta vez, los tribunales acudieron al socorro de la madre desesperada, condenando al acusado a sesenta días de prisión;
1 Flora Tristán, Peregrinaciones de una Paria, Terra Incognita, Barcelona, 2003. 2 Flora Tristán, De la necesidad de dar buna acogida a las mujeres extranjeras, mimeo.
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mientras, éste denuncia a Flora por adúltera e intrigante; sin embargo, tendrá que esperar hasta febrero de 1838 para que la jus cia se pronuncie sobre la separación de cuerpos del matrimonio. Envuelta en esta atmósfera de violencia conyugal e ingresando al círculo de los pensadores progresistas más reconocidos de la época, Flora envía a varios diputados liberales su Pe ción para el restablecimiento del divorcio. Allí, Flora avanza en sus invec vas contra el matrimonio, al que denomina una “ins tución contra natura”. Pero si esto es así, es porque se basa en la unión de dos seres que no gozan de los mismos derechos ni la misma igualdad social. Por eso, afirma que “es superfluo demostrar que la concordia entre esposos como en toda especie de asociación no puede resultar sino de relaciones de igualdad; que la unión repugnante del despo smo y de la servidumbre pervierte al amo y al esclavo y que tal es nuestra naturaleza, que no hay afección a la que la dependencia no destruya.”3 No hay posibilidad de matrimonio basado en el amor, mientras perdure la opresión de las mujeres bajo el yugo masculino. Si el matrimonio entre seres desiguales en derechos conlleva la desgracia, ésta se ve reforzada más aún con su indisolubilidad. Mientras tanto, publica Peregrinaciones de una Paria y sufre un atentado contra su vida: André Chazal, le dispara un ro por la espalda en plena calle y es detenido, mientras a Flora la internan gravemente herida; sin embargo, haciendo gala de un altruismo inigualable, apenas se recupera, eleva otro pedido a la Cámara de Diputados para la abolición de la pena de muerte. Muy pronto, se reedita Peregrinaciones de una Paria y aparece su “novela filosófica y social”, Mephis o el proletario. Por cuarta vez en Londres, asiste a la Cámara de los Comunes disfrazada de hombre y a las sesiones del movimiento car sta de los obreros ingleses. Sus impresiones de la cuna de la revolución industrial, aparecerán plasmadas en Paseos en Londres, que es muy bien recibido por la crí ca.
Flora inicia, entonces, la redacción de Unión Obrera, que será defini vamente publicado en junio de 1843. Profundamente impresionada por las experiencias londinenses, se propone colaborar en la organización del movimiento obrero francés. De ahí, Flora concluye que, para aunar esfuerzos y experiencias, para avanzar en la emancipación del proletariado, era necesario unirse internacionalmente; pero también, que era necesario contar con un representante parlamentario, como habían tenido los car stas ingleses, un Defensor del Pueblo que luche en los estrados por las medidas que benefician a la clase trabajadora: el derecho al trabajo y al salario y el derecho a la organización. Para la necesaria transformación social, el proletariado contaba con un instrumento, la Unión internacional de los obreros y las obreras, que pacíficamente, mediante la persuasión y la presión polí ca en las ins tuciones del régimen, podría comba r la desigualdad y la miseria. Eso es lo que pensó Flora Tristán y con este propósito redactó, en seis semanas, la Unión Obrera y planificó su tour por Francia, en el que aspiraba a llevar la buena nueva a los obreros galos. A diferencia de los sindicatos franceses, de la herencia del compagnonnage y los gremios por oficio, la Unión Obrera de Flora Tristán aspira a reunir en su seno al conjunto de la clase obrera, sin dis nción. Su unidad haría su fuerza y esta fuerza social es la que permi ría a su representante parlamentario imponer las demandas del proletariado a la burguesía. Los gremios y el compagnonnage permiten socorrer a los trabajadores ante la enfermedad o los períodos de desocupación, pero advierte que “aliviar la miseria no significa destruirla; suavizar el mal no es ex rparlo.”4 Y la única forma de atacar de raíz el problema es superando las asociaciones par culares en una unión universal que comprenda a toda la clase. El internacionalismo proletario que propone Flora Tristán es profundamente polí co y traza los lineamientos de una nueva praxis. Contra
3 Flora Tristán, PeƟción para el restablecimiento del divorcio, mimeo. 4 Flora Tristan, “Unión Obrera”, en Yolanda Marco, Feminismo y Utopía, Fontamara, México, 1993.
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toda construcción utópica Los obreros deben ser Flora Tristán describe un al margen de la sociedad, concientes de la situación cuadro de situación que contra toda forma de unide las mujeres, para luchar penetra en el corazón de la dad gremial, Flora Tristán por el cambio que las transclase, dejando al desnudo las está propugnando la unión formará en sus compañeras, consecuencias funestas que del proletariado para su inamantes, amigas. Porque cursión, por la vía pacífica, mientras las mujeres pertiene, para los miembros de la en la esfera polí ca. manezcan en un estado tal familia, que las mujeres sean Unión Obrera encierra, de embrutecimiento, serán “las proletarias del proletario”. además, el descubrimiento presas del conservadurisde una ligazón inédita que mo, contrarias a cualquier aún encuentra eco en las progreso, some das a las reflexiones de las feminisnecesidades más básicas y tas socialistas contemporáneas: Flora plantea mundanas, imposibilitadas de tener aspiraciones que la mujer es la proletaria del proletario y que mayores que las que impone la ru na de la vida no conseguirá su emancipación si no es de la co diana. mano de la clase trabajadora, pero los trabajaSin escrúpulos, Flora Tristán describe un cuadores mismos no podrán aspirar a su liberación dro de situación que penetra en el corazón de del yugo de la esclavitud asalariada si no es conla clase, dejando al desnudo las consecuencias vocando a las mujeres a luchar junto a ellos bajo funestas que ene, para los miembros de la fala consigna de su propia libertad y la lucha por milia, que las mujeres sean “las proletarias del sus derechos. proletario”. En el tercer capítulo de Unión Obrera, tulaLa doble alianza queda establecida de este do “Por qué menciono a las mujeres”, Flora desmodo: por un lado, no habrá emancipación para cribe la inequidad de las relaciones en el hogar, los obreros del yugo capitalista si no procuran entre el obrero y su esposa. La marginación de que las mujeres de la clase trabajadora se sumen las mujeres del progreso y las riquezas sociales la a esta lucha y, para eso, es necesario, ante todo, han condenado a ser tratada como una paria por que tengan acceso a la educación; por otro lado, “el sacerdote, el legislador, el filósofo”. Para ellas no habrá posibilidad de emancipación para las no ha llegado aún “su 89”, dice Flora, retomando mujeres si no abrazan la causa de la unión obrela analogía con la Revolución Francesa, que le es ra, porque las leyes de la burguesía están hechas tan preciada. a su medida y hay que transformar la sociedad Por eso es vital, para Flora, el derecho a la —tarea que le cabe a la clase más numerosa y educación. Aunque reconoce magistralmente, la única ú l— para que todas y todos los parias que la nega va a enviar a las mujeres a la escuealcancen la felicidad y la plenitud. la obedece a la ventaja de contar con el trabajo Los burgueses y los proletarios son dos clagratuito de éstas en el ámbito del hogar. También ses sociales diferenciables en el pensamiento advierte, nuevamente en una nota a pie de páde Flora, pero es aguda al señalar que mientras gina, que la construcción de las mujeres como las mujeres obreras sufren la explotación, tanto grupo social subordinado apareja una ventaja ellas como las mujeres de la burguesía están unipara los capitalistas que pueden pagarle hasta das por un sufrimiento común que es el de estar la mitad del salario de un obrero, por la misma esclavizadas por las leyes que las convierten en jornada de trabajo. Y, sin embargo, el rol central un objeto de propiedad de sus padres y maridos. de las mujeres en la cons tución de la familia Se an cipa en más de un siglo a las elaboraciones proletaria, hace de ellas un factor fundamental de la teoría de género de las feministas contemen la instrucción de los trabajadores y las nuevas poráneas. generaciones. Una contradicción insalvable que Unión Obrera, cuyas dos primeras ediciones Flora aspira a resolver mediante la persuasión de de 1843 y 1844 fueron pagadas por las suscriplos obreros a quienes se dirige. ciones de amigos y allegados a la autora, es ree-
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ditada en Lyon en 1845, con el adelanto provisto por grupos de obreros a través de suscripciones anónimas y colec vas. Un tes monio, quizás, de la adhesión que sus ideas iban ganando en su amado proletariado. Transcurrieron más de doscientos años desde su nacimiento; sin embargo, la obra de Flora Tristán no pierde vigencia: siguen siendo fuente de inspiración para las jóvenes generaciones de mujeres que hoy con núan la lucha por la liberación de todas las formas de opresión. Sos ene debates fundamentales del feminismo y del socialismo que, dos siglos más tarde, man enen todo su vigor en un recorrido henchido de controversias. Flora Tristán decía que tenía a los hombres y a los burgueses en su contra porque pedía la emancipación de las mujeres y del proletariado. Quizás, el mejor homenaje que pueda recibir, más de un siglo y medio después de su muerte, es saber que sus palabras aún guardan la vitalidad necesaria para provocar pasiones e iras en su contra, de todos aquellos que pretenden aún mantener sus privilegios obtenidos en base a la opresión y la explotación de la mayoría de la humanidad.
La rosa roja: Rosa Luxemburgo Rosalía Orta Pérez
Cuando se me encomendó la tarea de rescatar a “La rosa roja”, “la polaca sanguinaria” marxista, an militarista, economista y feminista y referente de la izquierda del siglo XX como parte de este número, me di a la tarea de leer los textos sugeridos por la editora. He de confesar que me fue aburrido y repe vo, sin algo que me enganchara con la gana de referir a la mujer que, indudablemente, es un personaje que abre compuertas al derecho de expresar y defender lo que las personas decidamos creer. Con el transcurso de las lecturas, las búsquedas, las preguntas, confirmé que contar la historia, biogra a, o bien, cronología de una mujer que vivió y murió por sus ideales y convicciones, resulta complejo, sobre todo si busco ponerme en sus zapatos y puedo imaginar que lo que en fechas se resume, ene una implicación de vivencia que sólo quien lo experimenta podría dar cuenta de ello. De forma breve y descrip va, a manera de una biogra a clásica, Rosa Luxemburgo nació en Rutenia, el 5 de marzo de 1871 y su trágico desenlace aconteció el 15 de enero de 1919. Fue la más joven de cinco hermanos, de familia judía polaca. En Varsovia logró ser aceptada en el Liceo ruso, destacándose por ser una estudiante aventajada al aprobar los exámenes de manera meritoria, lo cual se vio opacado, ya que se le negó el reconocimiento público de sus logros, por “su ac tud rebelde hacia las autoridades”, dado que se involucró ac vamente en la polí ca. Fue miembro del par do polaco izquierdista <Proletariat> en 1886 y 1889 par cipó en el sindicato recién creado “Federación de Trabajadores Polacos”. En 1889, tuvo que abandonar su país, refugiándose en Zurich, donde simultáneamente estudió Filoso a, Cien* Escuela Nacional Colegio de Ciencias y Humanidades, Plantel Naucalpan, UNAM
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par do socialista buscaron limitar su labor a lo que entonces se llamaba “la cues ón de la mujer”, Luxemburgo se negó a conver rse en una clasificación o e queta, porque, como mencioné líneas arriba, sus intereses y ocupación estaban centradas en el ser humano, en la humanidad en su conjunto. Por tanto, en ella podemos percibir el principio de equidad, en el sen do amplio de la palabra, su aportación al tema de hombres y mujeres como una unidad genérica. En un idealismo aparentemente inalcanzable, y reconociendo las posibilidades dentro del caos, en busca de un mundo mejor, expresa la siguiente frase que no dista de la actualidad que vivimos y palpamos en este empo: “Qué extraordinario es el empo que vivimos”, escribía en 1906, “extraordinario empo que propone problemas enormes y espolea el pensamiento, que suscita la crí ca, la ironía y la profundidad, que es mula las
pasiones y, ante todo, un empo fruc fero, preñado”. Y más allá, de ser un referente de izquierda, su voz muestra tantas cosas que en el fondo muchos de nosotros, en este 2012, no somos capaces de formular ni siquiera en idea, pues es algo que subyace al ser humano pensante, sensible, existente en este mundo, que se encierra en esta sentencia, sí, trillada, aunque vigente, “Otro mundo es posible”. Se puede concebir a Rosa Luxemburgo como un espíritu rebelde, revolucionario, comba vo, que se expresa en ideas y teorías que buscan romper las estructuras de poder. Considerarla también como la mujer y teórica marxista más importante del periodo revolucionario que va de 1880-1918. Como representante de un pensamiento crí co, más allá de su tendencia “feminista”, es importante rescatar a la mujer, a la persona pionera que hace de la historia una posibilidad de cambios y transformaciones, como legado de una conciencia que crea y se recrea a sí misma desde un modelo de acción para hacer de este mundo un mejor lugar. Ella es muestra de que en 48 años cabe un cúmulo de experiencias y legados que inspiran a creer y crear un mundo más justo. Rosa Luxemburgo
cias Naturales, Matemá cas, Historia, Polí ca y Economía. Aquí conoce a León Jogiches, su compañero por el resto de sus días, marxista, judío y polaco, como ella. Se doctora en Filoso a y Derecho por la Universidad de Zurich, en 1897. Independientemente de su relevancia histórica, desde muchos lugares, “La Rosa Roja” es un personaje que lega ejemplo de decisión, arrojo, valen a, como mujer, por principio de cuentas, y como ser humano, ya que su lucha y su filoso a muestra una visión incluyente, que se expresa con claridad en su frase “por un mundo donde seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres”, que encierra un universo de posibilidades en donde el ser humano sea concebido y respetado desde su esencia individual, en su calidad de ser social. Escribió, militó, estuvo presa, deba ó, se alió, se separó, promovió movimientos sociales, contribuyó a la educación, se casó con alguien por así “convenir a sus intereses”, y del mismo modo, vivió con alguien, quien fue su compañero de lucha y de ideales. A diferencia de Clara Zetkin, reconocida como fundadora de la liberación femenina, Rosa pretendió colaborar con los movimientos, sin embargo, en el momento en que los miembros del
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Diotima de Mantinea: erotismo y política o la imposibilidad de la existencia de una comunidad humana Daniel Piñón Cuenca*
Mucho se habla hoy en día acerca de la par cipación de las mujeres en la polí ca. En nuestros empos, en los que las barreras que obstaculizaban la igualdad entre los sexos se han ido derribando poco a poco, la referida a la par cipación de las mujeres en la polí ca parece un tema de suma importancia, dado que la polí ca es el ámbito en que se decide prác camente el rumbo de la vida humana en comunidad y, si hemos de creerle a los clásicos, sólo en comunidad es que el ser humano llega a ser humano plenamente. Sin embargo, soy de la opinión que la mayoría de los debates que surgen en torno al problema de la par cipación de las mujeres en la polí ca suelen darse a par r de supuestos demasiado superficiales, y no porque sean asuntos sin importancia dentro del desarrollo histórico de las sociedades actuales, sino más bien porque no abordan el problema desde los fundamentos de la vida humana, es decir, hacia las bases que sos enen la estructura de cualquier grupo humano, más allá de diferencias ideológicas, estrictamente culturales.
Cierto es que la par cipación polí ca de cualquier individuo se da en la concreción circunstancial de cada caso, de cada grupo social o polí co, ya se trate de naciones, ciudades, la comunidad global o al interior de todas ellas, cada uno con sus caracterís cas, cualidades y modos de ser y de comportarse tan diversos como grupos humanos hay; y que en la actualidad se suele par r del supuesto de que un punto de vista que no considere a estas peculiaridades antes de emi r un juicio al respecto es tendencioso y abstracto. Yo me permito aventurarme a ser tachado con cualquiera de esas calificaciones; qué más da. Pero
lo hago porque pretendo aquí abordar el tema desde un lugar desacostumbrado: desde las enseñanzas que, de acuerdo con el Symposio platónico, recibió Sócrates de parte de la sacerdo sa, Dio ma de Man nea. Lo curioso o extraño recae en que dichas enseñanzas fueron de un tema que no solemos entender hoy como vinculado con la polí ca: la iden dad del dios del amor y su influencia en los seres humanos, el ero smo. El discurso de Dio ma se nos presenta en una rememoración que hace Sócrates de sus encuentros con este personaje femenino, dado que se ve obligado por sus compañeros de celebración
* Escuela Nacional Colegio de Ciencias y Humanidades, Plantel Naucalpan, UNAM.
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El erotismo no es un conocimiento cientíϔico al que se pueda acceder desde la soledad de un estudio o un laboratorio, sino sólo en relación con alguien más. a intentar hacer un elogio sobre el amor después de que los otros asistentes al banquete hubieron hecho lo mismo desde sus propias ac vidades. Después del joven orador, del amante del celebrado, del médico, del comediógrafo y del poeta, cuyo triunfo en un concurso de oratoria es el mo vo de la celebración misma, es el turno del filósofo de hacer un encomio al dios del amor. Sócrates, a diferencia de sus compañeros, da su versión del origen, la iden dad y las cualidades del dios del amor, así como de las razones por las que su influencia en la vida humana son tan importantes y dignas de es ma, a par r de la principal ac vidad polí ca que existe: el diálogo. El resto de los oradores ofrecieron una versión par cular del origen del dios, pero todos estuvieron ajustados a las creencias más populares al respecto, apegándose a los discursos tradicionales y resaltando las cualidades más hermosas y solemnes que se le solían atribuir al dios del amor, con lo que todos los discursos resultan grandilocuentes al lector, que probablemente reconoce alguna experiencia amorosa propia en las palabras, así como lo fueron a los escuchas mismos, dadas las reacciones retratadas por Platón en el escrito. Sócrates es el único cuyo discurso se aleja de las tradiciones, que por sí mismas cons tuyen parte importante de la vida polí ca de todo grupo humano, para dar una versión diferente del amor, menos entusiasta al parecer, pero fruto del aprendizaje conjunto con una experta en ese po de asuntos: una mujer. ¿Qué nos dice eso? Una posible interpretación es que el asunto del que se ocupan Sócrates y Dio ma, el amor o el erosmo, no es algo de lo que se pueda hablar con propiedad desde la distancia de un conocimiento experto, ni desde el aislamiento inherente a las especializaciones teóricas o académicas en las
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diferentes áreas del conocimiento. Y es que no se da de esa manera tampoco. El ero smo no es un conocimiento cien fico al que se pueda acceder desde la soledad de un estudio o un laboratorio, sino sólo en relación con alguien más. Del amor sólo se puede hablar como resultado de las relaciones humanas: de la cercanía que supone la comunidad entre dos o más individuos en cualquier terreno del cual se puede hablar o no. Y lo que promueve de mejor manera la cercanía en las relaciones humanas es el ero smo, precisamente. ¿Y qué es la polí ca? El conjunto de relaciones humanas que se dan en la vida en comunidad, así como la constante ocupación de sus miembros sobre los asuntos determinantes para la mejor vida posible de la comunidad en su conjunto. La polí ca es ella misma un conjunto de relaciones humanas, y las relaciones humanas se dan cuando existen cosas en común entre sus miembros, lo que hace que ellos se dediquen a la mejora de las condiciones que propician la vida en común. Por lo tanto, si fuera cierto que el ero smo es lo que man ene y cohesiona a una comunidad polí ca, entonces actualmente esta comunidad es prác camente imposible. Por un lado, las magnitudes de las que se pretende sean comunidades (el número de ciudadanos o de pobladores de las ciudades) plantean un panorama poco esperanzador, pues las relaciones humanas en las mul tudes suelen estar cimentadas en la indiferencia de unos y otros; por otro lado, porque ya no entendemos ni al amor ni al ero smo más allá de una caricatura cursi de ingenuos adolescentes, o bien como un derroche hedonista de lascivia en el ámbito personal y privado. y, para agravar más esta situación, aparece con más urgencia el problema de incluir a las mujeres en la par cipación polí ca tal y como ésta se lleva a cabo, que el repensar o replantear el sen do
No contaré aquí lo que dice Sócrates que aprendió con Dio ma sobre el amor, ni en qué radican las diferencias de su discurrir con respecto a los demás personajes; para conocer esos detalles no hay nada mejor que acudir al texto platónico mismo. Lo que sí voy a hacer aquí es ensayar una breve interpretación del significado de las acciones que desembocaron en la comprensión socrá ca del amor.
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Fotograİa de Patricia Galán Lara
de una comunidad polí ca real y no abstracta, que no se restrinja al conjunto de supuestos u lizados habitualmente en los ámbitos polí cos, todos centrados u orientados hacia una comprensión de la polí ca como la constante lucha de unos pocos y otros pocos por el poder y por el dominio, en perjuicio de la libertad y la originalidad de la gran mayoría de los individuos. En fin, concluiré este escrito diciendo que ciertamente todos pensamos que en la polí ca es en donde se encuentran nuestras posibilidades de cambiar al mundo o de mejorar nuestras vidas y las de los demás. No pretendo negar que la polí ca cons tuye el terreno en el que se toman las decisiones que en mayor medida pueden impactar el rumbo del mundo y de los grupos humanos, ni que decisiones equivocadas de la hoy llamada clase polí ca han derivado en atrocidades inmensas sobre millones de individuos y lo hacen día con día; tampoco voy a negar que parece deseable que se vaya terminando poco a poco con la excesiva concentración del poder en
las manos de unos cuantos ni de un sólo sexo, por ejemplo. No. Lo que sí voy a hacer es afirmar que creo que, mientras mantengamos nuestra comprensión de la polí ca tal cual la tenemos, lo que incluye las posibles alterna vas al ejercicio del poder tal cual se da, es muy poco viable que las equivocaciones, injus cias, inequidades, excesos y atrocidades se vayan a terminar algún día. Lo más que puede suceder es que se trasladen esas equivocaciones, injus cias, inequidades, excesos y atrocidades de unos grupos humanos a otros. En ese sen do, las mujeres que propugnan por su par cipación en la polí ca deberían comenzar por no formarse en los términos en que ha sido establecida la comprensión de la vida polí ca, con lo que, quizás, terminarían por renunciar a esas ganas de par cipar en la polí ca, y mejor ocuparse de brindar enseñanzas más fundamentales para la vida como las de Dio ma con el ingenuo e inexperto Sócrates, y, así, cambiar el mundo de la única forma posible.
las mujeres que propugnan por su participación en la política deberían comenzar por no formarse en los términos en que ha sido establecida la comprensión de la vida política,
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Las cuales se originan en los mismos supuestos de la polí ca como algo exclusivo de las luchas por el poder y el dominio, sea de unos pocos o de muchos.
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La condición política de la sexualidad Mónica Guadalupe López Dorantes* La sexualidad es un producto de acuerdos sociales que se generan par r de procesos históricos, que orientan los discursos y prác cas en las sociedades. En la sexualidad están presentes relaciones de poder que marcan la dominación y desigualdad entre géneros, por ello lo polí co es fundamental. Es a par r del siglo XX, que los cambios polí cos trajeron consigo modificaciones al discurso y resistencia en los esquemas dominantes de la sexualidad. En las décadas de los 20 y 30, se puso de manifiesto la relación entre los valores sexuales y el poder polí co. En la década de los sesenta se presentan cues onamientos sobre la división y la diferenciación sexual entre géneros, la llamada polí ca sexual. Las feministas inician una revolución con el lema “Nuestro cuerpo nos pertenece”, cri can la relación del cuerpo femenino con la maternidad, que controla y elimina sus experiencias placenteras; la elección de cómo llevar su vida sexual y las decisiones sobre su propio cuerpo se convierten en una demanda social y polí ca. Decidir sobre nuestro cuerpo y cómo llevar nuestra sexualidad, es un derecho. Por ello, los movimientos de diversidad sexual, por la despenalización del aborto, las feministas, entre otros, luchan contra el acceso desigual a las elecciones sobre el propio cuerpo y sus placeres. Lo privado se vuele público, las condiciones sociales, económicas, culturales y polí cas enmarcan la forma de llevar la vida sexual. Las normas morales dominantes refuerzan criterios de subordinación y discriminación en aquellas personas que salen de esas reglamentaciones.
Fotograİa sin derechos de autor
Para Anthony Giddens (1998), la sexualidad está en el plano de lo privado, prescripta en el marco de la democracia. Se basa en la individua-
* Facultad de Estudios Profesionales, Acatlán, UNAM.
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lidad, en la idea de contar con un espacio fuera de lo público, fuera de las miradas de los demás y de las prescripciones sociales, ser realmente como se es en la in midad. El principio de autonomía es central; es la capacidad que enen los individuos de reflexionar por sí mismos y de autodeterminarse; deliberar, juzgar, elegir y actuar en diversos modos posibles de acción. El principio de autonomía sólo ene sen do si se piensa en la estructura polí ca de las sociedades. Las condiciones polí cas en las que se encuentren los actores estarán determinadas en gran medida por su condición de ciudadanos y ciudadanas. En este sen do, el Estado debe de proporcionar la condiciones para que los actores puedan ejercer su autonomía, darles voz “Ins tucionalizar el principio de autonomía implica especificar los derechos y obligaciones, que deben de ser sustan vos y no meramente formales. Los derechos especifican los privilegios que advierten la pertenencia a la poli é ca, pero también indican también los deberes de los individuos” (Giddens: 1998; 170). El reconocimiento y ejercicio de los derechos de la humanidad exige, para vivir de manera plena la sexualidad, juscia, igualdad y libertad. La sexualidad es parte de la cultura, no existe una sola forma de vivirla, es una caracterís ca de los seres humanos y de su individualidad, no es ajena al contexto, pues está atravesada por jerarquías sociales, ejes de desigualdad y de poder. Es empo de reconocer la diferencia y una humanidad mediada por las diferencias. (Szasz; 2008). Reflexionar en lo polí co, no desde una visión ins tucionalizada, un espacio donde todos tengan una par cipación ac va; pensada desde una lucha de poderes. Más bien, en relación con la cultura, como elemento fundamental para la cons tución del sen do de lo ín mo. Y, ver lo polí co como una prác ca transformadora tanto en lo individual como en lo colec vo. Es empoderarse con el fin de buscar una mejor vida, libre y feliz. Fuentes: Giddens, Anthony (2008), La transformación de la inƟmidad. Sexualidad, amor y eroƟsmo en las sociedades modernas, Madrid, Cátedra.
Me encanta Tina Fey Netzahualcóyotl Soria* El autor pide permiso al lector AUTOR: ¿Qué estrella de cine escribe para la muy pres giada revista The New Yorker? LECTOR: Woody Allen. AUTOR: Correcto. ¿Otra? LECTOR: Mhhh… AUTOR: ¿Te rindes? LECTOR: Ajá. AUTOR: ¡Tina Fey! LECTOR: Un momento, ésta es una revista seria. ¿Vas hablarnos de una comediante gringa sólo porque escribe en el New Yorker? Dios mío, qué diría Martha Lamas. AUTOR: Bueno, Tina Fey es en efecto una comediante gringa. Además es escritora. Y es muy inteligente. Y es guapa. Y es muy chistosa. LECTOR: ¿Es feminista? AUTOR: Mhhh, así como Martha Lamas o Denisse Dresser, no. Pero… Digamos que propone una visión crí ca de los roles masculino y femenino en un sitcom que ven millones. LECTOR: ¿Y luego? Live from New York, it´s saturday night! Tina Fey estudió teatro en la Universidad de Virginia y se mudó a Chicago para integrar-
Szasz, Ivonne (Coord.) (2008), Sexualidad, derechos y ciudadanía. Diálogos sobre un proyecto en construcción. COLMEX.
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* Escuela Nacional Colegio de Ciencias y Humanidades, Plantel Naucalpan, UNAM.
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se a Second City, la compañía teatral especializada en improvisación de comedia, mientras hacía stand up comedy, que consiste en un escenario formado por una pared y un micrófono en el que el comediante hace comentarios chistosos sobre la vida, como hacía Jerry Seinfeld y long, long me ago, Woody Allen. Supongo que esa doble formación, académica y de improvisación, le dieron resultados ex t ra o rd i n a r i o s . “En 1997 –cuenta ella- cumplí uno de los sueños de mi infancia (no ése en el que me perseguía Count Chocula). Volé a Nueva York de Chicago, donde trabajaba como actriz en Second City, para una entrevista por un puesto de escritora en Saturday Night Live”.1 Y aquí un paréntesis sobre Saturday Night Live (SNL en adelante) por si alguien no sabe de qué hablo. Es sin duda el mejor programa de comedia en el mundo: desde 1975 se transmite en vivo desde Nueva York cada sábado, y ene los sketches más memorables, que van desde las parodias de comerciales hasta las de los presidentes en turno. De ahí han salido, entre muchos otros, Chevy Chase, Dan Aykroyd, John Belushi, Bill Murray, Eddie Murphy, Jon Lovitz, Julia LouisDreyfus, Jim Carrey, Billy Crystal, Mike Myers, Dana Carvey, Chris Rock, Ben S ller, Will Ferrell, Adam Sandler, Al Franken (este úl mo no es un comediante, sino un escritor que de la comedia pasó a la polí ca: es senador por Minnesota). En cada ocasión un hay un actor y un músico invi-
tados, y son famosas algunas intervenciones. Hay un sketch memorable en el que los dos actores más invitados, Alec Baldwin y Steve Mar n, se pelean la supremacía, y aparece también el músico más invitado, Paul Simon, pero interpretado por Paul McCartney. De esa desastrosa entrevista con Lorne Michaels, el legendario productor del programa y uno de sus ídolos, Tina Fey fue conTina Fey tratada. Ahí trabajó dos años sólo como escritora (ganó su primer Emmy como guionista), y posteriormente se incorporó al elenco de actores, y se volvió la primera mujer en encabezar el equipo de escritores de SNL. Cuando empezó a aparecer en pantalla, principalmente en el segmento Weekend Update, que es un falso no ciario, se inventó su look caracterís co: los lentes de pasta negra, quizás en homenaje a Woody Allen. Digo que es un look porque los usa en 30 Rock y en todas sus películas. Hasta ahí, es una historia de triunfo: de los estudios de teatro en Virginia hasta ser la escritora jefa de uno de los programas de tele más populares de los Estados Unidos. Su personaje en SNL reflejaba eso: una mujer guapa, aser va, irónica, incluso bitchy. Sobre ese adje vo acusatorio con que los hombres se desquitan de los mujeres compe vas, Tina Fey se aventó con Tracy Morgan un chiste en SNL cuando Obama ganó la candidatura del Par do Demócrata. Ella simpa zaba
1 Tina Fey. “Lessons from Late Night”. En h p://archives.newyorker.com/?i=2011-03-14#folio=022.
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abiertamente con Hillary Clinton, y argumentaba que llamarla “perra” era equivalente a cuando se usaba “negro” en sen do discriminatorio. “Bitch es the new black”, dijo ella, a lo que Morgan respondió “but black is the new president”. Hasta aquí, una historia de triunfo, pero falta lo mejor.
30 Rock Como es tradición en SNL, el elenco cumple un ciclo y busca fortuna por su cuenta, muchas veces bajo el auspicio de Lorne Michaels. Así, Tina y Lorne crearon 30 Rock, apócope de 30 Rockefeller Plaza, domicilio de los estudios de NBC donde se produce SNL. 30 Rock es una ficcionalización paródica de la vida detrás de SNL. Fey interpreta a Liz Lemon, la escritora jefa de un programa de comedia que se transmite en vivo todos los sábados. Su mentor, el Lorne Michaels de ficción, se llama Jack Donaghy y es interpretado por Alec Baldwin. Aquí un paréntesis sobre Jack Donaghy. Este personaje no sólo revivió la carrera de Alec Baldwin, sino que probó que es un extraordinario comediante. El actor y el personaje se enlazaron tan bien, que se volvió un po, la encarnación de cierto empresario exitoso y cínico. “El rico de 50 es el nuevo clase media de 38”, afirma en un episodio. Tan ha creado un po, que el personaje que interpreta Baldwin en To Rome with Love de Woody Allen, es Jack Donaghy, aunque no se llame así ni sea productor de tele. Volviendo a 30 Rock, el motor de la trama principal es la oposición entre Liz Lemon y Jack Donaghy. Él es el ejecu vo rico, conservador (admira a Ronald Reagan), triunfador en el amor (una de las puntadas más locas del programa es su romance con Condoleeza Rice), cínico, pragmá co, seguro de sí mismo, mientras ella es la crea va, simpa zante de Hillary, con problemas de dinero, idealista (en el primer episodio mientras hace fila para comprar un hot dog, un maleducado se pone delante de la fila, entonces ella compra todos los hot dogs y les reparte a todos los que estaban formados), con una vida amorosa pésima (al primer novio que le conocemos le llama Dummy), insegura de sí misma, y neuró ca.
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Antes de la llegada de Donaghy, Lemon producía un programa femenino, The Girlie Show protagonizado por su amiga Jenna (Jane Krakovsky). Pero el ejecu vo ene órdenes de la NBC de hacer todo más rentable y le impone al cómico negro Tracy Jordan (interpretado por Tracy Morgan autoparodiándose, aunque en realidad es parodia de Mar n Lawrence). The Girlie Show debe transformarse en TGS with Tracy Jordan. Lemon se niega pero acaba cediendo; se vuelve la ar sta presionada por los ejecu vos de la gran corporación. Sin embargo, Donaghy también va cediendo. Se vuelve su mentor, y como en el caso de don Quijote y Sancho, los que vemos en la serie es que Liz se va quijo zando y Jack se va sanchificando. 30 Rock es como el “mundo bizarro” de Supermán (que conozco a través de Seinfeld): un universo paralelo en que todo es muy parecido, pero peor. TGS with Tracy Jordan, a diferencia de SNL, es una comedia de pedos y vómito. Tracy Jordan es un cómico malísimo, a diferencia de Tracy Morgan. Jack Donaghy odia la irreverencia liberal de Lorne Michaels. Y Tina Fey es una exitosa y guapa actriz, escritora y productora, ganadora de varios Emmys, casada y con hijos, a diferencia de la loser Liz Lemon. Lo interesante de 30 Rock es que Tina Fey no quiso hacer un programa autoadulatorio de su propio éxito. Liz Lemon es su parodia, a veces cruel (su obsesión por ser madre o su fobia a mostrar desnudos los pies, por ejemplo). 30 Rock es un programa sobre una mujer sola que triunfa en un mundo masculino y corpora vo, pero sus triunfos siempre son modestos. Si hubiera querido mostrarse como la triunfadora absoluta le hubiera negado toda gracia a la esencia cómica de su programa, y se hubiera vuelto una predicadora feminista insoportable. La comedia ene que ser cómica, y mostrar lo malo (más o menos dice eso Aristóteles en su Poé ca). Una Liz Lemon triunfadora, predicadora del poder femenino, habría hecho fracasar a Tina Fey como comediante, y aquí comediante implica actriz, escritora y productora. He aquí la falsa paradoja: una Tina Fey triunfadora implica una Liz Lemon perdedora (¿no les recuerda a Woody Allen?). Lo más interesante es que Liz Lemon va ganando de temporada en temporada: poco a poco
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es más segura, ene mejores novios, (como Carol Burne , interpretado por Ma Damon), recibe más dinero, y es más respetada por Jack Donaghy, quien a la vez se vuelve más considerado y empá co. El mensaje feminista o femenino (no lo sé) del programa es: “chicas, podemos, pero es di cil y lleva empo, tenemos nuestros problemas, pero los vamos resolviendo poco a poco”.
Nacha Guevara: en busca de una nueva ϐlor
La crítica feminista Muchos no han entendido la capacidad de Tina Fey de burlarse de sí misma. Algunas intelectuales querían que Tina mostrara el poder femenino y se sin eron decepcionadas en las úl mas temporadas. Linda Holmes, de NPR, con “The Incredible Shrinking Liz Lemon: From Woman To Li le Girl”2, Sam Adams en Slate con “Has Liz Lemon Become ‘Dumbass Homer’?”3, y Milly Parhurst en Persephone Magazine, con “Unfortunate Female Characters: Liz Lemon”4, se quejan de que Liz se vaya volviendo más tonta y no muestre las capacidades de la mujer. La crí ca de tele de The New Yorker Emily Nussbaum ha salido a la defensa de Liz Lemon. Ahora es menos paranoica, no más tonta. “La cosa es que las confrontaciones de Liz con sus peores cualidades de hecho la han fortalecido. Eso es lo raro de esta reacción violenta. Esta temporada Liz está más feliz que nunca (y por primera vez rechaza la influencia de Jack), y encuentra su propia alegría, aceptando su naturaleza excéntrica, yendo a las vacaciones a la Oprah que se le antojan”5. La crí ca feminista quizás se equivoque esta vez. Es un logro de una mujer hacer un programa exitoso (Emmy a la mejor serie de comedia 2007 y 2008), y es un logro que sea sobre una mujer que ene éxito. No arrasa con todo, pero a pesar de todos sus problemas, va apuntalándose en un mundo masculino, y lo mejor de todo, cada vez es más feliz.
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h p://www.npr.org/blogs/monkeysee/2012/02/09/146626983/theincredible-shrinking-liz-lemon-from-woman-to-li le-girl. http://www.slate.com/blogs/browbeat/2012/02/10/liz_lemon_ and_homer_simpson_is_30_rock_ge ng_stupider_.html. h p://persephonemagazine.com/2012/02/13/unfortunate-femalecharacters-liz-lemon/ Emily Nussbaum, “In Defense of Liz Lemon”. En h p://www.newyorker.com/online/blogs/culture/2012/02/in-defense-of-liz-lemon. html
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Claudio Borrás Escorza* La par cipación de la mujer frente a las dictaduras de finales del siglo XX en América La na fue decisiva en el proceso de democra zación, básicamente en los países en donde los estados autoritarios y militares se habían apoderado de la vida social reprimiendo cualquier po de manifestación rebelde o pacífica que denotara un cambio de paradigma ideológico. La ideología de la revolución cubana se convir ó en la década de los sesenta en el principal estandarte de los movimientos sociales estudian les y obreros, las figuras de Fidel Castro y el Ché Guevara fueron portavoces del socialismo en América La na y se convir eron en una fuente de inspiración, esperanza y crí ca constante hacia los gobiernos dictatoriales y el imperialismo estadounidense. A finales de los 60, en Argen na se levantaba una voz que desde su trinchera ha-
* Escuela Nacional Colegio de Ciencias y Humanidades, Plantel Naucalpan, UNAM.
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cía una crí ca aguda a través de la ironía y la sá ra a todo aquello que representaba a las ins tuciones y a la moral conservadora de la época; una voz que cuya dulzura y rudeza lo mismo le cantaba al amor en cualquiera de sus expresiones como al anhelo de paz y conciliación con el mundo. Ella, voz crí ca no sólo de la polí ca de estado, sino de la falsa moral de los medios de comunicación y de las costumbres machistas se convir ó en el escaparate de músicos y poetas que se vieron escuchados a través de su canto; “tú nombre verdadero, tu nombre y otros nombres”: Nacha Guevara. Clo lde Acosta, mejor conocida como Nacha Guevara —su nombre ar s co indudablemente parodiando al Ché Guevara— comenzó su carrera como actriz en la obra Locos de Verano de Gregorio de Laférrere. Pero es hasta la edad de 28 años, que junto con el músico Alberto Favero se estrena como cantante presentando los controversiales espectáculos Nacha de Noche (1968) y Anastasia Querida (1969); conciertos que dieran una vuelta de tuerca a la moral de la Argen na europeizada de los años sesenta. Anastasia Querida surgió como un espectáculo crí co ante la censura, (“Anastasia” era el nombre clave de la censura a los estudiantes en Francia de finales de los sesenta). Temas como “La pornográfica” cri caba a la mujer conservadora representada por las cantantes y actrices de la época, tales como Libertad
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LaMarque, ícono de la abnegación femenina. La mujer sufrida y agonizante por el maltrato del hombre pero que asumía esa dominación como un estado de femineidad y, la u lización de esta imagen por los medios discográficos y de comunicación en general, fueron fuente de crí ca de Nacha. Hubiera tenido una dicha inmensa y el apoyo de toda la prensa, cantando con delicadeza al amor y a la belleza, pero mi ángel dijo: no, está prohibido hablar de amor, salvo que cuentes de forma astuta las aventuras de alguna puta (…) Todas las tardes salgo al balcón a contemplar como muere el sol, y veo también un gran torrente, de gente y gente; más sobre esto no he de cantar si es que no quieren escuchar, que lo que veo de mis balcones, son boludones (Nacha Guevara “La pornográfica” de G. Brassens. Adap. Nacha Guevara. 1970). A principios de la década de los setenta, Nacha se convierte en la intérprete más reconocida de Mario Benede , las adaptaciones que junto con Alberto Favero realizara de los poemas del reconocido autor uruguayo, orilló a que el afamado poeta escribiera específicamente para el espectáculo del cual formara parte, poemas que después de ser música fueran parte de sus libros más reconocidos,
Nacha Guevara
basta recordar la sección del concierto Canciones de amor y desamor que consolidaran el famoso trabajo Poemas de amor y desamor. La mujer en estas canciones cobra una nueva fuerza, ve en el hombre la posibilidad de transformarse en un compañero, aquel que puede dejar ser el macho dominante para conver rse en un cómplice, la pareja que puede ser fuerza transformadora donde no haya lucha de géneros y sí una búsqueda común por un mejor lugar para vivir. Te quiero en mi paraíso, es decir que en mi país, la gente viva feliz, aunque no tenga permiso, si te quiero es porque sos, mi amor, mi cómplice y todo, y en la calle codo a codo, somos mucho más que dos (Nacha Guevara. “Te quiero” en Amor de Ciudad grande. Autor: Mario Benede , 1978). En 1975 realiza una nueva versión de Las mil y una Nachas en el complejo teatral Estrellas en Argen na, sufriendo un atentado durante los ensayos previos al estreno, donde
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muriera un trabajador operador de teatro y quedaran varios heridos. El atentado, perpetrado por la organización terrorista conservadora Triple A, también amenazó a otros vein séis ar stas. Tras el atentado, Nacha decide exiliarse con su familia y compañeros de trabajo en Perú, México y España donde su labor ar s ca cobrara más pres gio llevando su espectáculo junto con Mario Benede –quien coincidentemente también estuviera exiliado del Uruguay- a escenarios internacionales. Hacia 1984, con el fin de la dictadura de Viedas, Nacha regresa a Argen na; después de nueve años, vuelve a grabar un disco argen no Los pa tos feos el cual recupera su experiencia durante el exilio, convir éndose en una voz necesaria para la consolidación de la democracia en la Argen na contemporánea. La voz de la mujer en Argen na en la segunda mitad del siglo XX, se había converdo en una estructura bipolar; con la par cipación de Eva Perón en la vida pública del país, se hubiera pensado que la mujer argen na cobraría un papel protagónico en la polí ca, no obstante, Eva fue un engrane del peronismo que consolidó estructuras conservadoras y la enajenación sen mental hacia un fenómeno de masas. Cuando Nacha Guevara decide montar el tema “No llores por mí Argen na” de la obra de Andrew Lloyd Weber Evita, 1
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Hoy, con más de setenta años, Nacha Guevara se sigue presentando en suntuosas obras de teatro como Tita1, Una vida en empo de tango (2011) y su renombrado concierto Mucho más que dos (2012) junto a su inseparable compañero musical Alberto Favero. Figura crí ca y cri cada por su relación con el poder polí co en Argen na; Nacha Guevara sigue siendo una ar sta que busca conmover a través de su arte, su canto, aunque con menos potencia, sigue siendo un bello suspiro de reflexión que lleva al pensamiento profundo. El nuevo siglo sigue siendo un espacio de confrontación, Nacha así lo resuelve y se remonta a sus espectáculos más contestatarios para asumir la vigencia de su discurso, la búsqueda interminable de la paz y la libertad y la necesidad de que hombres y mujeres coadyuvemos en el anhelo más deseado, En busca de una nueva flor: Tendremos sueños que tejerle al mar, la mansa estrella de la libertad y aquella flor que hay que encontrar, más allá, donde el verso será la paz que crece. Si tus manos juegan con mis manos, mil gaviotas que al volar se reparten sol, amor y pan, seremos mil gaviotas más que vuelan sobre el mar. (Ncha Guevara. “En busca de una nueva flor” de Mike Porcel, 1978).
Figura crítica y criticada por su relación con el poder político en Argentina; Nacha Guevara sigue siendo una artista que busca conmover a través de su arte, su canto, aunque con menos potencia, sigue siendo un bello suspiro de reϔlexión se trataba de un reto para la dictadura que en su momento había prohibido la obra en aquella nación debido a la aparición de la figura del Ché Guevara en la misma y a la mificación de Eva Perón. Nacha se convierte en la intérprete defini va de la versión en español de esta canción por tratarse de una ar sta nacida en aquella nación. No obstante, a su regreso del exilio, y en una ac tud crí ca hacia la figura de Eva Perón, Nacha Guevara monta Eva, el gran musical, obra de teatro que ob ene un importante reconocimiento. Parece ser, que el fin del siglo XX marcó para muchos países de América La na “el fin de las ideologías”; muchos de los grandes representantes de la izquierda fueron convocados por las democracias para formar parte del Estado; la misma Nacha, fue nombrada en 2004 directora del Fondo Nacional de la Artes, cargo al que renunció sin haberlo asumido. En el 2002, a los sesenta y dos años de edad, presentó su libro y espectáculo Sesenta no es nada, redignificando el trabajo de la mujer en la tercera edad.
Tita Merello famosa actriz y cantante de Tango y milonga. Estelarizó la primera película sonora en Argen na ¡Tango! a lado de Libertad Lamarque.
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Fotograİa de José Ángel Vidal Mena
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“Uno no puede saber cómo es el funcionamiento de la vida, como la suerte o el destino juegan con las personas, excepto poniendo su historia por escrito”
Hannah Arendt
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La revista Mulier, del Colegio de Ciencias y Humanidades, Plantel Naucalpan, es un órgano de divulgación cuyo interés académico y de discusión gira en torno de problemas sociales, económicos, ambientales, educativos y políticos, desde una perspectiva de género. Temática de la quinta edición:
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Género y conocimiento: Carreras científicas y perfiles profesionales. Acceso a la educación. Mundo académico. Mujeres indígenas y conocimiento. Género y gestión de los recursos naturales. Estereotipos y prácticas persistentes.
Se recibirán escritos bajo las siguientes presentaciones: • Reporte de investigación. • Artículo de reflexión. • Artículo de revisión. • Reportes de caso. • Informes. • Reseñas. • Entrevistas. • Biografías. • Literatura. • Ponencias. • Revisión de tema. • Entre otros.
Requisitos: Mínimo 800 palabras, máximo: 1600; citación: Harvard-APA; cada documento debe adjuntar: nombre completo del autor y síntesis curricular (no mayor de cinco líneas). Los textos deberán ser enviados a muliercch@gmail.com Fecha límite de recepción de artículos: 18 de enero de 2013.