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Análisis Opinión

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EDITORIAL

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MUNDO FORESTAL

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ANIVERSARIO DE CONAF

Roberto Cornejo Espósito Presidente Nacional Colegio de Ingenieros Forestales de Chile

CONAF cumple 50 años desde que en 1970 se creara como Corporación de Reforestación y poco tiempo después, el año 1972, adoptara la denominación de Corporación Nacional Forestal. Es un aniversario relevante para todos quienes se desempeñan en esta institución, entre los que orgullosamente me incluyo, pero también es una efeméride importante para el país y para la historia de la conservación.

A la Corporación Nacional Forestal le ha tocado desempeñarse en un período excepcionalmente dinámico y desafiante. Los últimos cincuenta años han sido testigos de profundos cambios en la forma como entendemos la problemática ambiental y la gestión de los recursos naturales. Probablemente la interrogante de qué hacer con nuestros bosques representa una de las más difíciles discusiones de interés público, al tratar de conciliar objetivos de producción y conservación, igualmente válidos y que tienen ¿Qué debemos hacer con nuestros bosques? Es una pregunta histórica, pero también plenamente vigente. Como en pocos temas, todos están dispuestos a vestirse de expertos y responder esta interrogante. Habrá muchos que deseen utilizarlos sin restricciones, otros querrán protegerlos, conservarlos o manejarlos. Otros responderán con mucha seguridad que no debemos tocarlos, porque han sobrevivido millones de años sin intervención. Todas las posibilidades están sobre la mesa y sobre ese marco de posibilidades CONAF ha debido realizar una gestión pública que, para complejizar el escenario, siempre ha estado postergada por otras demandas. Los bosques nunca han sido una prioridad para los gobiernos.

apasionados defensores y detractores, en un marco de cambio climático acelerado, que nos desafía permanentemente. CONAF ha navegado estos cincuenta años siendo parte de este debate, con aciertos y desaciertos, pero con una historia que no puede ser desconocida.

El escenario que enfrenta CONAF en su cincuentenario es doblemente complejo. Por una parte, los bosques y la institucionalidad pública que los administra deben ser protagonistas de las estrategias de mitigación del cambio climático. Sin embargo, este desafío debe enfrentarse manteniendo la provisión de todos los bienes y servicios que los bosques actualmente generan. Esto no puede realizarse sin un servicio forestal de primer nivel, fortalecido en sus atribuciones y que se le entreguen todas las herramientas necesarias para el cumplimiento de estos desafíos.

Sin embargo, este fortalecimiento institucional no será una realidad mientras no se resuelva un tema que se viene arrastrando por diez años: la modificación de la institucionalidad ambiental y cómo se busca redefinir la relación entre esta institucionalidad y la gestión forestal pública. La intención de crear un Servicio de Biodiversidad y

CONAF ha debido realizar una gestión pública que siempre ha estado postergada por otras demandas a nivel país. Los bosques nunca han sido una prioridad para los gobiernos.

Áreas Protegidas que asuma parte importante de las actuales funciones de CONAF, ha generado por casi diez años un desgaste y un sentimiento de incertidumbre entre todos quienes se desempeñan en la conservación de la biodiversidad al alero del servicio forestal.

Esta situación no es exclusiva de Chile. En todos los países del mundo la relación entre la gestión ambiental y la gestión forestal es compleja. Esta complejidad se enfrenta mediante diversos arreglos institucionales para tratar de conciliar los objetivos económicos, ambientales, sociales y culturales de los ecosistemas forestales. No todos estos arreglos institucionales funcionan y los países realizan permanentes modificaciones para ir ajustando esta relación. Por supuesto, las realidades de otros países no son aplicables a nuestra realidad y debemos buscar nuestro

propio arreglo institucional. Sin embargo, vemos con preocupación que esta discusión no ha estado a la altura y existe por parte de quienes deben enfrentar esta reforma institucionalidad, un desconocimiento del rol actual e histórico de la Corporación Nacional Forestal. Reducir la labor de la institución al fomento productivo para apurar el traspaso de sus funciones de protección, como si los bosques estuvieran en peligro bajo su administración, es una forma poco honesta de argumentar.

No son tiempos fáciles para nuestra Corporación, por eso saludamos a CONAF en sus cincuenta años de vida, a sus trabajadores, ingenieros forestales, guardaparques, administrativos y a todos quienes han hecho en el pasado y continúan realizando en el presente una labor de enorme importancia para el país. Esperamos que su aporte y protagonismo en la gestión ambiental y de los recursos forestales se mantenga por muchos años más.

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