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CONCLUSIONES
Las distintas cifras de pérdida de bosque nativo sustituido por plantaciones generan una incertidumbre respecto al real impacto que tuvo el establecimiento de plantaciones forestales sobre la superficie de bosque nativo y sobre su biodiversidad asociada. Esto a su vez, genera un foco de conflicto a la hora de discutir la extensión de un instrumento de fomento forestal, como fue el D.L. 701 por casi 40 años, o bien elaborar un nuevo instrumento de fomento.
Pese a que se cuenta con un instrumento de monitoreo desde el año 1997 y actualizaciones periódicas por regiones, no ha sido posible contar con una cifra oficial, que supere los obstáculos metodológicos que significa el utilizar actualizaciones regionales para distintos períodos según sea la actualización, además de la tentación de comunicar promedios anuales de sustitución de bosque sin considerar los cambios en la gestión forestal en el tiempo.
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Parece evidente, pese a los planteamientos recientes hechos por el Informe OCDE y del Informe Estado del Medio Ambiente de la Universidad de Chile, que la pérdida de bosque nativo está controlada y que la sustitución por plantaciones forestales es una práctica erradicada como parte de la gestión silvícola y, en los pocos casos que se documente, no cuenta con las autorizaciones del servicio forestal, por lo que deberían ser consignadas como talas ilegales de bosque nativo.
Se requiere contar con una cifra oficial de pérdida de bosque nativo debido a la sustitución de plantaciones y es la Corporación Nacional Forestal, la entidad más adecuada para llevar a cabo el estudio. La incógnita es hasta cuándo esperaremos por esa cifra.